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    El Pase y la Políticadel Psicoanálisis 

    La política del pase en la A.M.P. 

    Hernando Alberto Bernal Zuluaga 

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    “El Pase y la Política delPsicoanálisis” 

    Por: Hernando Alberto Bernal Z.

    Índice:

    Introducción.

    1. Planteamiento del problema.1.1. Campo.1.2. Estado de la cuestión.1.3. Problema.1.4. Hipótesis.1.5. Metodología: el «comentario de texto».2. Consideraciones generales sobre la política.2.1. Del concepto de política en el psicoanálisis.

    2.2. Política y goce.2.2.1. Política de la felicidad.2.2.2.Ética del deseo y política.2.3. Introducción a la política del psicoanálisis.2.3.1. Ciencia, política y psicoanálisis.2.3.2. Política freudiana.2.3.3. Política lacaniana.

    3. Pase y política en el psicoanálisis lacaniano.3.1. El dispositivo del pase: El lugar del pase en lapolítica lacaniana.3.2. Principios de política lacaniana.3.2.1. Introducción.3.2.2. El semblante y lo real.3.2.3. No ceder ante lo real.3.2.4. Un principio ético al principio.

    3.2.5. El acto está en el corazón del pase.3.2.6. La política lacaniana y sus principios.3.3. Función política del pase.3.3.1. Función del pase en la institución analítica.

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    3.3.2. Pase y política del Witz.4. A modo de conclusión.4.1. Efectos de los testimonios del pase en las

    políticas de la dirección de la cura y la instituciónanalítica.4.1.1. Introducción.4.1.2. Políticas efecto de los testimonios del pase.4.1.2.1. Del término «Principio».4.1.2.2. Políticas a nivel institucional.4.1.2.2.1. Instante de ver.4.1.2.2.2. Tiempo de comprender.

    4.1.2.3. Políticas a nivel del dispositivo del pase.4.1.2.3.1. Instante de ver.4.1.2.3.2. Tiempo de comprender.4.1.2.4. Políticas a nivel de la dirección de la cura.4.1.2.4.1. Instante de ver.4.1.2.4.2. Tiempo de comprender.4.2. Momento de concluir: Identificación de la política

    lacaniana.5. Bibliografía.

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    Introducción

    El tema general de este trabajo de investigación

    es la relación que existe entre el dispositivo del pasey la política del psicoanálisis; en este sentido, se tratade una investigación que tiene como campo abiertode objetos al psicoanálisis lacaniano, y en él, demanera muy particular, su política, la política delpsicoanálisis: y el dispositivo del pase.

    La investigación se propone dar respuesta a una

    pregunta que surge a partir de una hipótesis. Lahipótesis es la siguiente: «Los testimonios del paseorientan, en el campo lacaniano, las nuevas políticasde la dirección de la cura y de la institución analítica».La pregunta por lo tanto es: «¿qué efectos políticostienen los testimonios del pase sobre la dirección dela cura y la institución analítica?»

    Esta hipótesis y su pregunta, responden a una

    inquietud personal referida a dos acontecimientosabsolutamente contingentes, en el momento de darinicio a la MAE‘ stría en el año 1998. El primero deellos es la denominada «crisis de la AMP», que llegó asu culminación durante el primer gran encuentro demiembros de la Asociación Mundial de Psicoanálisis enBarcelona, y en la que el dispositivo del pase hizoparte importante del estallido de dicha crisis. Estacrisis afectó, de modo particular, a la comunidadpsicoanalítica establecida en la ciudad de Medellín,provocando una escisión, y posterior disolución, de laAsociación del Campo Freudiano de Colombia (ACFC)y del Colegio Colombiano de Psicoanálisis (CCP),instituciones a las que yo pertenecía. Se me hizo,entonces, necesario, poder dilucidar, de una manera

    lógica y transparente, la serie de acontecimientospolíticos que desencadenaron la crisis, tanto a nivelmundial como local, y que deterioraron algunosvínculos de amor y de trabajo que se habían

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    establecido con amigos y colegas con los que habíatrabajado por la causa analítica durante más de diezaños. El segundo de los acontecimientos tiene que ver

    con un íntimo interés en el tema del «momento delpase», momento dilucidado por Lacan en eltranscurso de un análisis cuando éste se estáacercando a su final. Hubo un tercer acontecimientoque, de cierta manera, vino a reforzar el interés queya tenía el autor de esta investigación sobre el temadel pase y la política del psicoanálisis. Se trata de lapublicación, en 1999, del seminario dictado por

    Jacques-Alain Miller durante el año lectivo francés1997-98 y titulado Política lacaniana. Este texto,dedicado a la dilucidación de unos «principios depolítica lacaniana», se convirtió en la columnavertebral de esta investigación, no solamente por lasluces que le da a la misma, sino por ser uno de lostextos fundamentales para establecer el estado de la

    cuestión.La política es un concepto que ha recibido untratamiento permanente en el psicoanálisis lacaniano;de cierta manera, es un concepto que hoy está muyde moda en él, si bien Lacan lo sitúa desde Ladirección de la cura y los principios de su poder   alnivel de la ética y de lo que está en juego al final deun análisis. Pero la política en el psicoanálisis no

    solamente se despliega al nivel de la dirección de lacura. Ella se hace operativa al nivel de las reflexionesque hace el psicoanálisis sobre el comunismo, lademocracia, el capitalismo y otros tópicos de lapolítica en general; al nivel de las reflexiones quehace el psicoanálisis sobre las institucionespsicoanalíticas y la posición del analista en ellas; al

    nivel de las políticas que adopta el psicoanálisis paraelevar su discurso a la dignidad de ciencia, y porúltimo, al nivel de las reflexiones que hace elpsicoanálisis sobre las políticas que la institución debe

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    adoptar para reconocer la autoridad del analista. Asípues, el concepto de política en el psicoanálisis tienevarios sentidos, que se pueden clasificar así: 1. La

    política de la cura, 2. La política de las institucionespsicoanalíticas, a dos niveles: políticas que las rigen ypolíticas para garantizar a los analistas, 3. La políticadel psicoanálisis para alcanzar su estatuto de ciencia,y 4. El examen que hace el psicoanálisis de la políticaen general.

    Los tres primeros puntos: la política de la cura,la política de las instituciones psicoanalíticas y la

    política del psicoanálisis para alcanzar su estatuto deciencia: convergen todos en uno de los temas másimportantes del psicoanálisis lacaniano de hoy: lateoría del pase. Esta es la razón para titular estetrabajo «El pase y la política del psicoanálisis». Asípues, es en la experiencia del pase donde se ponenen juego esos tres aspectos de la política del

    psicoanálisis: la posición ética del analista en la cura,la posición del analista en la institución, es decir, enla Escuela, y la cuestión del estatuto científico delpsicoanálisis.

    El subtítulo de este trabajo, «Función políticadel pase en la A.M.P.», tiene como objetivo señalar,de una manera aún más precisa, la orientación en laque se inscribe la investigación, es decir, dentro de

    los lineamientos clínico, epistemológico y político dela Asociación Mundial de Psicoanálisis y sus Escuelas.Y es justamente en la Asociación Mundial dePsicoanálisis donde, gracias a los recientestestimonios de pase, este dispositivo ha alcanzadouna enorme actualidad en cada una de las Escuelasdel Campo Freudiano. En ellas, el dispositivo está en

    marcha y poco a poco, a medida que salen a la luznuevos testimonios, se van perfilando los efectos deéstos sobre la política del psicoanálisis. Realmente seestá en un ámbito sin procedimientos totalmente

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    establecidos, es decir, abierto a la invención encuanto a las formas de su realización; un nuevocampo abierto de objetos: El de los testimonios del

    pase, a partir de los cuales está por establecerse suresponsabilidad institucional para el porvenir de lasEscuelas de la A.M.P. Es decir que gracias aldispositivo del pase, y gracias a los que consienten enhacer uso de dicho dispositivo y que cuentan cómofue su experiencia analítica, ―que se estápromoviendo una mutación fundamental, undesplazamiento en los hábitos y costumbres de laincorporación a un grupo analítico‖.1 Justamente estoes lo que justifica poder hacer una investigaciónsobre los nuevos efectos políticos de los testimoniosdel pase sobre la dirección de la cura y la instituciónanalítica.

    Digo ―nuevos‖ porque es un hecho que el pasetiene ya una función política para las Escuelas de

    orientación lacaniana, y a dos niveles: Unoinstitucional, y otro clínico. En el ámbito institucional,el pase, específicamente la Proposición del pase,hecha dentro de la Escuela tres años después del Actade fundación de 1964 de Jacques Lacan, seconstituyó en un momento de ruptura con loestablecido por Freud y en un momento desubversión dentro de la misma institución; el pase

    introdujo un desplazamiento de fuerzas, undeslizamiento de poder en la Escuela, ya que con élno se trata más de sostener los semblantes de jerarquía y de poder dentro de la Institución analítica:semblantes que ocultan lo real en juego en laformación de los analistas:, sino, apuntar a lo real, aese real ante el cual Lacan no estaba dispuesto a

    ceder. Anuncia así Lacan el primer principio de su1  NEPOMIACHI, Ricardo. La entrada por el pase. En: Elpsicoanalista y sus síntomas. Buenos Aires: EOL-Paidós.Colección orientación lacaniana, 1998. p. 88. 

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    política: «no ceder ante lo real en juego en laformación de los analistas». A nivel clínico, el paseintroduce una exigencia a todos aquellos que desean

    entrar a la Escuela, y es la de dar cuenta de que en elanálisis personal se ha llegado a un fin. Así pues, elcandidato a la Escuela es invitado a testimoniar deese paso que él da de analizante a analista, paraverificar si en ese acto, hay o no analista.

    La Proposición del pase testimoniaevidentemente de la preocupación política de Lacan,en conexión con la enseñanza, con la orientación.

    Pero fundamentalmente, si el pase tiene una funciónpolítica es porque sirve para el reclutamiento de losanalistas en la Escuela; es por medio de dichodispositivo que se accede a ella. Pero esta funciónpolítica del pase, tanto a nivel clínico comoinstitucional, no agota todo lo que se puede deciracerca de dicha función. Si bien con el pase se recluta

    a los analistas que a su vez han dado cuenta de supropio caso, queda por saber cuáles son lasconsecuencias políticas de sus testimonios, tanto anivel clínico como institucional. Por eso la hipótesis demi trabajo de investigación se orienta, no hacia lo yaestablecido en la teoría sobre la función política delpase, sino hacia lo nuevo en la teoría, y en estesentido este trabajo sería una contribución a la teoría

    del pase en la medida en que daría cuenta de lasnuevas políticas de la dirección de la cura y de lainstitución analítica a partir de los testimonios de lospasantes en el campo lacaniano.

    En términos generales, lo que se propone estainvestigación, es afrontar un problema abstracto, queha podido ser, o no, objeto de otras reflexiones y con

    la utilización de unos conceptos que abren un campode objetos dentro de un marco teórico específico.Para dar respuesta a la pregunta de

    investigación, la metodología que se propone consiste

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    fundamentalmente en la lectura rigurosa de textos,enmarcada dentro de la metodología para el análisisde textos que nos transmitió Jacques Lacan y que

    denominó el «comentario de texto»: sobre la teoríadel pase y de textos donde se exponen testimonios depase hechos por analistas que han consentido a estedispositivo. Igualmente, se realizaron tresentrevistas, una de ellas al Dr. Fronçoise Leguil,psicoanalista miembro de la Causa Freudiana enParís, y quien fuera el invitado internacional de laMAE‘ stría para dictar el seminario «Política del

    Psicoanálisis y Psicoanálisis de la Política»; él estuvoen Medellín entre el 30 de octubre y el 1° denoviembre de 1998, pero su entrevista fue hecha enla ciudad de Bogotá con motivo de.... Las otrasentrevistas fueron realizadas a dos AE‘ s de la Escuelade Orientación Lacaniana (EOL); al Dr. Aníbal Leserre,haciendo uso del correo electrónico; y a la Dra.

    Florencia Dassen, con motivo de su visita a la ciudadde Medellín para dictar el seminario «Actualidad en laClínica Psicoanalítica», con motivo del II EncuentroColombiano del Campo Freudiano, entre el 28 y el 30de abril de 2000.

    El «comentario de texto» es un método delectura que Lacan implementó desde el comienzo dela transmisión de su enseñanza, y que es

    consecuente con el descubrimiento freudiano delinconsciente. El gran aporte de Freud fue haberempezado a leer, en los síntomas de sus pacientes,en los sueños, en los lapsus y los olvidos, alinconsciente; en otras palabras, Freud descubre queel inconsciente puede ser objeto de una lectura. Lalectura del inconsciente funda en el psicoanálisis un

    método de investigación propio, un método que seadecua a su objeto. El propósito de dicho método esextraer los elementos de estructura, de organización,de un texto, aquellos sobre los cuales se puede

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    progresar en su exégesis. La aplica esta disciplina delcomentario a un texto para su elucidación, tienecomo objetivo hacerle responder las preguntas que

    plantea su lectura. En este trabajo de investigación,la disciplina del comentario de texto fue usada entodos los textos que se trabajaron para responder ala pregunta de investigación, y por esta razón, todo eltrabajo en su conjunto es un trabajo de investigaciónque tiene como método dicha disciplina.2 

    El recorrido trazado hasta ahora y su contenidose puede distribuir en los cuatros capítulos que

    abarcan la totalidad del trabajo de investigación, así:el primer capítulo trata sobre el planteamiento delproblema, es decir, el lugar del psicoanálisis en lainvestigación, la definición del campo abierto deobjetos, el estado de la cuestión, el problema y lahipótesis. En un segundo capítulo se hacen una seriede consideraciones generales sobre la política,

    incluyendo el tratamiento del concepto en Freud yLacan. Después viene un tercer capítulo dedicadoespecíficamente a la función política del pase en elpsicoanálisis, y por último, las conclusiones deltrabajo, las cuales abarcan: las nuevas vías del paseen la política lacaniana y los efectos de lostestimonios del pase en las políticas de la dirección dela cura y la institución analítica.

    Por último, queda agradecer a todas laspersonas que de una u otra manera, me hanapoyado, acompañado y asesorado en este trabajo,muy particularmente a Carlos Mario González, graninterlocutor, Mario Elkin Ramírez, quien me ha dadounas muy buenas sugerencias, Clara Cecilia Mesa, ungran apoyo para los momentos de angustia, Juan

    Fernando Pérez, mi asesor, guía y provocador de mitrabajo, Héctor Gallo, un gran amigo y aval en

    2 La metodología utilizada en esta investigación es justificada enel apartado 1.5. 

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    muchos sentidos, Antonella Curti, mi compañera, quesin su paciencia y cariño nada de esto hubiera sidoposible, Marcello Alessandro, mi hijo, esa personita

    que tanto sentido vino a darle mi vida, y porsupuesto, mis compañeros y amigos de la mAE‘ stría,aquellos con los que he podido establecer nuevoslazos de afecto, aquellos con quienes compartí lasideas de mi trabajo de investigación, todos con losque pase tan buenos momentos y de los que aprendímuchas más cosas que aquellas que se transmiten enla academia, personas todas a las que admiro y

    respeto y de las que espero conservar su amistad pormucho tiempo más.

    1. Planteamiento del problema.

    1.1. 

    Campo.

    El campo abierto de objetos es el psicoanálisislacaniano, y en él, muy particularmente, su política,la política del psicoanálisis y el dispositivo del pase.

    1.2. Estado de la cuestión.

    La política, como se dijo en la introducción, esun concepto de gran actualidad en el psicoanálisislacaniano contemporáneo. Lacan lo sitúa desde Ladirección de la cura y los principios de su poder   alnivel de la ética y de lo que está en juego en el fin deanálisis. [Véase, para el desarrollo de éste tema, losapartados 2.2. y 2.3.3.]. Pero la política en el

    psicoanálisis no solamente se despliega al nivel de ladirección de la cura. Ella se hace operativa al nivel deotros cuatro campos en el interior de su discurso:primero, las reflexiones que hace el psicoanálisis

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    sobre el comunismo, la democracia, el capitalismo yotros tópicos de la política en general. Segundo, lasreflexiones que hace el psicoanálisis sobre las

    instituciones psicoanalíticas y la posición del analistaen ellas. Tercero, las reflexiones que hace elpsicoanálisis sobre las políticas que adopta paraelevar su discurso a la dignidad de ciencia. Y cuarto,las reflexiones que hace el psicoanálisis sobre laspolíticas que la institución debe adoptar parareconocer la autoridad del analista. Por esta razón,cada vez que se hable de política en el psicoanálisis,

    hay que aclarar su sentido, ya que tiene varios. Lospodemos clasificar entonces así: 1.  La política de lacura; 2. La política de las instituciones psicoanalíticas a dos niveles: políticas que las rigen y políticas paragarantizar a los analistas; 3.  La política del psicoanálisis para alcanzar el estatuto de ciencia; y 4. El examen que hace el psicoanálisis de la política en

    general. [Para ampliar este punto, véase el apartado2.1].Los tres primeros puntos: la política de la cura,

    la política de las instituciones psicoanalíticas y lapolítica del psicoanálisis para alcanzar su estatuto deciencia: convergen todos en uno de los temas másimportantes del psicoanálisis lacaniano de hoy: lateoría del pase. Esto quiere decir que en la

    experiencia del pase están en juego esos tresaspectos de la «política del psicoanálisis»: la posiciónética del analista en la cura, la posición del analistaen la institución, es decir, en la Escuela, y la cuestióndel estatuto científico del psicoanálisis, al nivel de laverificación y la confiabilidad, aspectos éstos, másque importantes, a tener en cuenta en la

    investigación científica.Del pase se puede decir que es un dispositivocreado para elaborar una construcción lógica sobre laexperiencia analítica. Su práctica fue introducida por

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    Lacan en la Proposición del 9 de octubre de 1967 ,para resolver un problema institucional preciso dentrode la Escuela Freudiana de París: ¿cómo acceder al

    título de Analista de la Escuela (AE)? Dice Lacan allí: ―La terminación del psicoanálisis llamado en formaredundante didáctico es el pasaje del psicoanalizanteal psicoanalista‖. El pase es entonces la respuestaque da Lacan a la pregunta por la garantía, es decir,cómo garantizar que al final de un análisis, haya unanalista.

    Lo que se pone en juego en el pase es el

    problema del fin del análisis para un analizante quedesea pasar a ser analista. El pase le permite a aqueldar testimonio de cómo fue ese paso; el pase es elúnico dispositivo con el que cuenta el psicoanálisispara verificar si un analizante ha llegado a su fin deanálisis.

    Con la Proposición del ‘67 , Lacan vincula el

    problema de la existencia del analista con el problemade la institución analítica, es decir, cómo articular laEscuela con la clínica. Para Lacan, la tarea esencial dela institución es esclarecer el problema del fin de losanálisis, en la medida en que el producto de unanálisis es un analista. Lacan define el pase como elpasaje al «deseo del analista», pero ¿qué clase dedeseo es este? [Véase para esto, 2.2 y 2.3.1.].

    Lacan habló en su Proposición de la recolección,la acumulación y la comparación de los testimoniosde quienes pasan de analizantes a analistas paradeterminar qué deseo es ese que se denomina«deseo del analista», ya que dicho deseo es el ejealrededor del cual jira el análisis, así como el pase eslo que define, estructura y caracteriza a la Escuela.

    El testimonio de los analizantes es el núcleo dela enseñanza del psicoanálisis en tanto que él es elúnico que puede responder a la pregunta de saberqué es lo que puede transmitirse al público de una

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    experiencia que es esencialmente privada. Con base aese testimonio se busca responder a la pregunta«¿qué es un analista?» Pase es el nombre que Lacan

    le dio de en 1967 a dicho testimonio.El pase fracasó como experiencia en la EscuelaFreudiana de París. Desde el momento en que Lacanhace su Proposición  hubo oposición por parte de losmiembros de la Escuela. Son variadas lasexplicaciones que se dan para dar cuenta de dichofracaso desde que no se entendió lo que Lacanproponía, que las condiciones para su aplicación eran

    impracticables, hasta las dificultades que habían alinterior de la Escuela con la autoridad de Lacan y latransferencia que se le dirigía, ya que él conservó ladirección de la Escuela desde su comienzo (1964)hasta su final (1980). Todas esas explicaciones nodejan de tener un carácter político que habría queesclarecer. Lacan disuelve entonces la Escuela

    Freudiana de París y pasa a fundar la Escuela de laCausa Freudiana, con el propósito, entre otros, dehacer posible, de hacer existir, la experiencia delpase, es decir, de no dejar de tener como objetivo dela Escuela responder a la pregunta «¿qué es unanalista?»; en otras palabras, dilucidar los problemasde la formación, el deseo y el fin del análisis de losanalistas.

    El pase, ―Primeramente se propone como unprocedimiento original. No es de institución freudiana,en el sentido en que lo es el dispositivo analítico. Nolo consagra ninguna tradición. «Pase», «pasante»,«pasador», «jurado de confirmación», (son) otrostantos términos inventados por Lacan‖.3  Lacan, nosdice Miller, inventó este procedimiento sobre la base

    de haber descubierto el «momento del pase», cuando3  Miller, Jacques-Alain. Introducción a las paradojas del pase.En: Matemas II. 3ª edición. Argentina: Ediciones Manantial.1991. p. 108. 

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    los análisis se acercan a su fin. El momento del pasees un momento ―conclusivo y resolutorio de unpsicoanálisis‖ 4 que, si el sujeto consiente, lo somete a

    un examen. El pase no está prescrito para nadie, noes un deber, es sólo una proposición, un riesgo quetoma el analizante de dar cuenta de la adopción de laposición de psicoanalista. Es este paso de la posiciónde analizante a analista el que le interesa investigar aLacan para responder a la pregunta «¿hay analista?».

    Ahora bien, el procedimiento del pase, a pesarde haber sido introducido por Lacan en 1967, de

    haber sido el motivo, tras la disolución de la EFP, deque muchos de sus miembros se apartaran de él; apesar de haberse constituido en la forma de reclutar alos Analistas de la Escuela (A.E.) en 1974, de haberestado en el centro de la crisis de la Escuela de laCausa Freudiana en 1990, de haber sido objeto derenovaciones y relanzamientos dentro del Campo

    Freudiano, es un dispositivo que sigue siendo joven, ypor tal razón, sujeto a permanentes debates ycríticas.

    Del pase faltan por pulir sus mecanismos yesclarecer mejor sus resultados a tres niveles: clínico(el destino del síntoma y/o del goce al final de lacura), epistemológico (la enseñanza y la solución delos problemas cruciales del psicoanálisis) y político

    (que abarca desde la ética y la autoridad del analista,pasando por el problema de la verificación y lagarantía, hasta las relaciones del pase con el futurode la Escuela). El pase, pues, como se puede ver, esun terreno fértil para ser tomado como objeto deinvestigación.

    El pase, como dije hace sólo un momento, ha

    sido y sigue siendo un dispositivo fuente de un sinnúmero de debates dentro de las Escuelas del Campo

    4 Ibid. p. 109. 

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    Freudiano, de la Asociación Mundial de Psicoanálisis yen otros ámbitos distintos a la AMP. La puesta enmarcha y afinación del dispositivo del pase no ha sido

    nada fácil desde el momento mismo en que Lacan loinstituyó como una de las formas de entrada a suEscuela. No era de extrañar entonces que él jugara supapel, cuando no el principal, en la denominada«crisis de la AMP», durante el primer gran encuentrode miembros, en Barcelona ´98, crisis quedesencadenó la renuncia de algunos de sus miembrospor no estar de acuerdo, por lo menos con relación al

    pase, en los siguientes puntos 5:

    1.  La utilización de una serie de recursos que van encontra del espíritu del dispositivo, y una serie dedivergencias sobre las condiciones en las cuales esnecesario cultivar el dispositivo del pase.

    2.  La supuesta ritualización, que con ayuda de una

    serie de reglamentos, se ha hecho del dispositivodel pase.3.  Divergencias en los denominados «carteles del

    pase» con relación a lo que es un fin de análisis yel desencadenamiento, por tal motivo, de unasupuesta ―guerra‖ entre ellos. 

    4.  La supuesta intervención, de carácterexclusivamente político, que hizo el Delegado

    General de la AMP, en favor de un pasante que nofue nominado AE, por uno de los carteles del pase.

    5.  La supuesta existencia de pasantes que no podránser recibidos en la Escuela como A.E. y otros queno podrán más ser escuchados, debidoprecisamente a esa supuesta ―politización‖ delpase.

    5 Consúltese para esto la Carta Abierta de Colette Soler a J-A.Miller, Delegado General de la AMP, distribuida en Internet por lalista de discusión AMP-Varia y en castellano, el día viernes 26 de

     junio de 1998. 

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    6.  La aparente escisión entre los rasgos epistémicosy los rasgos políticos en los testimonios del pase.

    7.  La aparente utilización del pase para la

    legitimación de una jerarquía dentro de la AMP,asunto este contrario a los propósitos con queLacan fundó su Escuela.

    8.  La pérdida de la buena fe y la confianza en eldispositivo.

    9.  La prevalencia de la jerarquía y la gestión sobrelas finalidades del pase.

    10.  La sospecha de una centralización y control de la

    dirección política y doctrinal a nivel del dispositivodel pase - y de las instancias de gestión - en unasola persona, el Delegado General de la AMP.

    11.  Por último, la nominación por parte del DelegadoGeneral de los éxtimos del cartel del pase - lo quees una nueva estrategia dentro del dispositivopara el reconocimiento de los AE por las otras

    Escuelas de la AMP - es tomada como unaintervención política del Delegado General.

    Se ve pues, claramente, cómo el pase es unterreno fértil para ser tomado como objeto deinvestigación, sino también, y muy precisamente, surelación con la política del psicoanálisis. [Véase másadelante, y en estrecha relación con el estado de la

    cuestión, el apartado 3.2.1.].

    1.3. 

    Problema.

    Siendo el pase, actualmente, el centro dereflexión de un sin número de dificultades yproblemas, y hallando de mi interés el

    esclarecimiento de la política del psicoanálisis, me heformulado el siguiente problema de investigación:«¿Cuál es la función política del pase?»

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    1.4. Hipótesis.

    La hipótesis fundamental que me planteo es

    ésta: «Los testimonios del pase orientan, en el campolacaniano, las nuevas políticas de la dirección de lacura y de la institución analítica» [Véase, para la justificación de ésta hipótesis, el numeral 3.3.].

    1.5. Metodología: el «comentario detexto».

    En términos generales, esta investigación sepropone afrontar un problema abstracto que hapodido ser, o no, objeto de otras reflexiones, y con lautilización de unos conceptos que abren un campo deobjetos dentro de un marco teórico específico.

    Para dar respuesta a la pregunta de

    investigación, la metodología que se propone abarcafundamentalmente dos puntos. Primero, la lecturarigurosa de textos sobre la teoría del pase y de textosdonde se exponen testimonios de pase hechos poranalistas que han consentido a este dispositivo. Lalectura rigurosa está enmarcada dentro de lametodología para el análisis de textos que transmitióJacques Lacan y que denominó el «comentario de

    texto». Segundo, la selección de los textos a leer enacuerdo con el tutor responsable de la dirección deesta Investigación.

    La expresión «comentario de texto» quizáspueda sugerir a muchos la idea de una lectura nomuy rigurosa como aquella que precedería al«comentario» propiamente dicho. Ello en virtud a unacierta superficialidad que le es adscrita como propia altérmino «comentario». Sería necesario señalar que elpropósito de Lacan al elevar esta expresión al rangode verdadero método de investigación está lejos de

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    ello. Se trata, por el contrario, de subrayar lasexigencias que plantea una lectura que pretenda irmás allá de la información global acerca de lo que

    dice un texto y expresar simplemente una opiniónacerca del mismo. De lo que se trata es de establecersu lógica, los principios desde los cuales se construye,los propósitos del mismo, todo ello para someterlo aun examen crítico, producido tanto al interior deltexto mismo, de las relaciones internas que sostienensus enunciados, como de las relaciones de oposición,continuidad o discontinuidad que guardan éstos con

    otros enunciados procedentes del mismo autor, deotros autores o de la doctrina en la cual se inscribe.

    Sobre esta metodología dice Miller que ―En elcampo analítico, el comentario de texto es, enpalabras de Lacan, una disciplina. (...) Lacan comentólos textos de Freud porque consideró que el textofreudiano portaba una palabra. (...) La palabra, tal y

    como la entendía (Lacan) en esa época, la palabraverdadera, es una palabra que constituye unaemergencia nueva de la verdad .‖ 6 El «comentario detexto» es, pues, un método de lectura que Lacanimplementó desde el comienzo de la transmisión desu enseñanza -durante diez años el Seminario deLacan se llamó Seminario de textos-, y que esconsecuente con el descubrimiento freudiano del

    inconsciente. Este método se propone, primero quetodo, extraer los elementos de estructura, deorganización, de un texto, aquellos sobre los cualesse puede progresar en su exégesis, y segundo, ―hacerresponder al texto a las preguntas que él nos planteaa nosotros.‖ 7 El aporte de Freud, cuando él comenzó aestudiar los síntomas de sus pacientes, sus sueños,

    sus lapsus y olvidos, fue que el inconsciente puede6 Miller, Jacques Alain. Introducción a «Variantes de la cura-tipo.En: Umbrales del análisis. Buenos Aires: Manantial, 1986. p. 10.  7 Ibid. 

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    ser objeto de una lectura; de aquí la importancia quele da Freud al análisis lingüístico y que lo llevó aestablecer las leyes que rigen el inconsciente. Lo que

    hizo Lacan con el comentario que hace de los textosFreud, fue justificar el predominio que él otorgó a lasfunciones del significante. De otra manera, lo queFreud descubre es que la articulación significante esla que le otorga su verdadera estructura alinconsciente, lo que llevó a Lacan a establecer que«el inconsciente está estructurado como unlenguaje».8 

    El inconsciente es, pues, lo que se lee, y elsíntoma psicoanalizable, ya sea normal o patológico,está sostenido, por tal razón, por una estructura quees idéntica a la estructura del lenguaje. En el textoinconsciente Lacan descubre los efectos de lametáfora y de la metonimia, es decir, los mismosmecanismos descritos por Freud como los del

    inconsciente. ―Es bien evidente -dice Lacan- que en eldiscurso analítico no se trata de otra cosa, no se tratasino de lo que se lee, de lo que se lee más allá de loque se ha incitado al sujeto a decir, que no es tanto,como dije la última vez, decirlo todo, sino decircualquier cosa, sin vacilar ante las necedades que sepuedan decir‖.9 

    Ahora bien, es la lectura del inconsciente la que

    funda en el psicoanálisis un método de investigaciónpropio, un método que se adecua al objeto delpsicoanálisis, es decir, el inconsciente mismo. Perodicha metodología no se reduce únicamente al

    8  ―...el inconsciente— yo entiendo el inconsciente del cual hablaFreud— está estructurado como un lenguaje, lo que es visible al

    ojo desnudo, sin necesidad de mis lentes para verlo.‖ (Lacan,Jacques. De un otro al otro. Seminario 16. clase 14. del 12 demarzo de 1969. Inédito). 9 Lacan, Jacques. Aún. Seminario 20. Barcelona: Paidós., 1985.p. 38. 

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    dispositivo analítico, en el cual el analista está a laescucha de las formaciones del inconsciente, es decir,está atento a «leer» el discurso del analizante, en lo

    que dice de más o dice de menos. Dice Lacan: ―Sialgo puede introducirnos en la dimensión de lo escritocomo tal, es el percatarnos de que el significado notiene nada que ver con los oídos, sino sólo con lalectura, la lectura de lo que uno escucha designificante. El significado no es lo que se escucha. Loque se escucha es el significante. El significado es elefecto del significante‖.10 

    El «significante» es una dimensión que fueintroducida a partir de la lingüística. La lingüísticaintroduce en la palabra una disociación gracias a lacual se funda la distinción entre significante ysignificado. Ella, de cierta manera, divide lo que, sinembargo, parece ir de suyo: que cuando se habla esoconlleva el significado. Pero, ―Distinguir la dimensión

    del significante cobra relieve sólo si se postula que loque se oye no tiene ninguna relación con lo quesignifica. Este es un acto que sólo puede instituirsecon un discurso, el discurso científico‖.11 Es gracias aldiscurso de la ciencia, a su instauración en elpensamiento de los hombres, que el significante sepueda postular sin tener ninguna relación con elsignificado. Con el discurso de la ciencia se hace

    posible vaciar el contenido de un concepto, de unsignificante, para llenarlo de contenido, para hacerlosignificar otra cosa. Esto es lo que se espera que seproduzca en un análisis: ―En el discurso analítico, setrata siempre de lo siguiente: a lo que se enunciacomo significante se le da una lectura diferente de loque significa‖.12 Esta es la razón por la cual lo que los

    10 Ibid. p. 45. 11 Ibid. p. 40. 12 Ibid. p. 49. 

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    analistas leen es, por ejemplo, el lapsus, en la medidaen que es como lapsus que significa algo, es decir,que puede leerse de una infinidad de maneras

    distintas.

     ―Para hacerme entender voy a tomar unareferencia en lo que leen en el gran libro delmundo. Observen el vuelo de la abeja. Va deflor en flor, hace sus libaciones. Ustedes seenteran de que va a transportar en sus patas elpolen de una flor al pistilo de otra flor. Eso leen

    en el vuelo de la abeja. En un vuelo de pájarosque vuela bajo —se le llama un vuelo, pero enrealidad es un grupo a cierta altura—  leen quese acerca una tempestad. Pero ellos, ¿leenacaso?, ¿Lee la abeja que ella sirve para lareproducción de las plantas fanerógamas?, ¿Leeel pájaro el augurio de la fortuna, como se decía

    antes, o sea, de la tempestad?Ese es el asunto. Después de todo, no sepuede afirmar que la golondrina no lea latempestad, pero tampoco es seguro.

    En el discurso analítico ustedes suponenque el sujeto del inconsciente sabe leer. Y no esotra cosa, todo ese asunto del inconsciente. Nosólo suponen que sabe leer, suponen también

    que puede aprender a leer‖.13 

    Si la lectura del inconsciente funda el métodode investigación propio de la clínica psicoanalítica, elcomentario de texto, derivado de aquel, es el métodopropio de investigación en y con el psicoanálisis.Ahora bien, ¿se puede entonces leer un texto igual a

    cómo se lee el inconsciente? Precisamente, ladisciplina del «comentario de texto» está inspirada en

    13 Ibid. 

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    la lectura que se hace del inconsciente en laexperiencia analítica, es decir, que dicho método esconsecuente con la experiencia misma del

    psicoanálisis. Lo que hace Lacan, al leer los textosfreudianos, es someterlos al esquema operacional queel mismo psicoanálisis ha inventado. Si lo esencial delmétodo freudiano para abordar las formaciones delinconsciente, consiste en confiar en el relato delpaciente; lo esencial del método del comentario deltexto consiste en confiar en el texto escrito, es decir, ―considerar el texto como una palabra verdadera, es

    decir, con su valor de transferencia.‖ 14  Miller sepregunta, aquí, qué quiere decir esto, a lo cualresponde:

     ―En la disciplina analítica, el comentario,al mismo tiempo, -es demasiado decir, en dostiempos, ligados y vinculados- el texto

    pregunta, questionne, y el texto responde. Espor esta razón, si se trata así al texto, que elcomentario también tiene un valor detransferencia. (...).

     ―Al mismo tiempo, el texto se pone en ellugar del Otro, A, y las preguntas que podemospensar plantearle al texto, en realidad es eltexto mismo quien nos las propone a nosotros.

    Las respuestas, en la disciplina del comentario,no son nuestras  respuestas, sino las quebuscamos en el texto mismo. Obedeciendo aeste rigor, el efecto de transferencia se producede una manera implacable.‖ 15 

    ¿Y qué decir sobre la interpretación del texto?

    ¿Acaso este se interpreta igual a como se interpreta

    14 Miller, Op. Cit. p. 10. 15 Ibid. p. 10-11. 

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    el inconsciente? El trabajo de interpretación de untexto consiste en determinar el sentido que el textoasigna a cada uno de sus términos, sentido que es

    efecto de la relación que establece dicho término conlos demás términos del texto, es decir que cadanoción, cada idea, cada párrafo, se define por lasrelaciones que tiene con las demás nociones, ideas ypárrafos dentro del mismo texto. Esto esabsolutamente consecuente con la lógica misma delsignificante: ―un significante sólo vale en relación aotro significante‖ 16, de tal manera que un significante

    sólo adquiere sentido en su relación con otrosignificante, el significante es el que crea, por suspermutaciones, el significado. Interpretar un textoconsiste, entonces, en producir el sentido que elmismo texto impone por las relaciones que seestablecen entre sus términos; cada uno de lostérminos de un texto adquiere su sentido a la luz del

    conjunto de términos de la frase o el texto. En otraspalabras, es ―...permitirle a un texto decir lo que éstepretende decir.‖ 17  En esto cosiste el trabajo deinterpretación en el comentario de texto.

    Al comentario de texto también se le denomina«lectura analítica», la cual es una lectura en trestiempos y que vincula el acto de leer con lainvestigación. Los tres tiempos de la «lectura

    analítica» son: la lectura intratextual , la lecturaintertextual , y por último la lectura extratextual .

     ―La lectura intratextual es un primertiempo de lectura que aspira a investigar un

    16  Miller, Jacques-Alain. La lógica del significante. Matemas II.

    Buenos Aires: Manantial, 1991. p. 17. 17  Pérez, Juan Fernando. Elementos para una teoría de lalectura: lectura e interpretación. En: Revista Interamenricana deBibliotecología. Medellín, Vol. 20, Nº 1. Enero-Junio de 1997.p.24. 

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    texto, para intentar establecer, sólo desde eltexto mismo, lo que éste dice.

    La lectura intertextual, segundo tiempo de

    lectura, en el cual se pretende cotejar ysometer a discusión unidades de análisis(párrafos, conceptos, enunciados, etc.) de dos omás textos, de uno o varios autores.

    La lectura extratextual, tercer tiempo delectura, que pretende ubicar un enunciado, o unconjunto de enunciados, como camporeferencial explícito en el cual, se supone, debeinscribirse la lectura del texto de base.‖ 18 

    De estos tres tiempos, el que más peso tienecomo procedimiento de investigación, es el primero,ya que la lectura intratextual  le exige al lector tomar ―como único objeto de lectura el texto mismo, en sumayor integralidad y literalidad posible, es decir, que

    realice una lectura sólo a partir del conocimiento quedebe tener de los códigos lingüísticos allí utilizados.‖ 19 La lectura intratextual, en el comentario de texto,tiene dos propósitos: Primero, que en dicho acto, ―seejerza el pensar‖ 20, y segundo, ―evitar (...) laproliferación de sentidos propia del lenguaje.‖ 21  Loque se propone este tipo de lectura, es reducir almáximo el malentendido propio de la comunicación

    humana y que se halla presente tanto en la lecturacomo en los vínculos humanos. ―La cienciaproporciona una enseñanza en este sentido, alestablecer significados unívocos en su lenguaje, locual hace que los acuerdos básicos allí sean másfirmes. (...) Es la univocidad del lenguaje científico la

    18 Ibid. p. 8. 19 Ibid. p. 10. 20 Ibid. p.11. 21 Ibid. 

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    razón de la llamada objetividad de la ciencia, puntotan difícil de entender para el positivismo.‖ 22 

    De lo que se trata, entonces, es de emplear un

    método de investigación acorde con las exigencias dela investigación científica, de tal manera que, condicho tipo de lectura, se produzca ―...unainterpretación básica acerca de la cual se puedadisponer de un grado de certidumbre altamenterazonable. Esa certidumbre se funda en el hecho deque la interpretación en cuestión está construidaesencialmente a partir de lo que debía considerarse

    como la fuente básica de toda lectura, es decir eltexto mismo, y no desde tesis o decires importados almismo por el lector...‖ 23  Después de esta primeralectura intratextual, se podrá pasar a contrastar ydiscutir las interpretaciones, extraídas de ella, conotros textos -lectura intertextual- y, más allá,ubicarlas en un contexto o campo de referencias -

    lectura extratextual-, de tal manera que se concibe lalectura como una investigación que consideranecesario ―establecer lo que en efecto dice un escrito,en la forma más rigurosa posible.‖ 24 

    Así pues, si a un texto se le aplica estadisciplina del comentario para su exégesis, es con elpropósito de hacerle responder a las preguntas queplantea su lectura, en la medida en que él es vehículo

    de una palabra que puede constituirse en una nuevaemergencia de la verdad. En este trabajo deinvestigación, la disciplina del comentario de texto fueaplicada a todos los textos que se trabajaron pararesponder a la pregunta de investigación, y por estarazón, todo el trabajo en su conjunto es un trabajo deinvestigación que tiene como método dicha disciplina.

    22 Ibid. 23 Ibid. p. 13. 24 Ibid. p. 21. 

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    2. 

    Consideraciones generales sobre lapolítica.

    2.1. Del concepto de política en elpsicoanálisis.

    No deja de ser sorprendente que desde un textotan temprano como es el de La familia (1938), Lacanya alude a la política como tema de reflexión en supensamiento, en la medida en que, según la tesis

    expuesta allí, las catástrofes que se presentan en lapolítica son un efecto de ―la declinación de la imagopaterna‖.25  Pensar los problemas relacionados con lapolítica se corresponde bastante bien con el deberque le toca al psicoanálisis en el mundo, deber en elque Lacan lo comprometió desde su  Acto defundación de la Escuela Francesa de Psicoanálisis, el

    21 de junio de 1964. [Véase sobre este punto elnumeral 3.3.1.].

     ―Es mi intención que este título representeal organismo en el que debe cumplirse untrabajo que en el campo que Freud abrió,restaure el filo cortante de su verdad quevuelva a conducir a la praxis original que él

    instituyó con el nombre de psicoanálisis, aldeber que le toca en nuestro mundo, que,mediante una crítica asidua, denuncie susdesviaciones y sus compromisos queamortiguan su progreso al degradar suempleo‖.26 

    25  Lacan, Jacques. La familia. Argentina: Homo Sapiens, 1977.p. 112-13. 26  Lacan, Jacques. Acto de Fundación. En: Fascículos dePsicoanálisis: El cartel en el Campo freudiano. Argentina: Eolia.p. 5. 

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    Que los psicoanalistas se comprometan con losproblemas del mundo, con las cosas que suceden enél y sobretodo en la medida en que la sociedad

    padece de un malestar que le es inherente y que,además, se multiplica por el hecho de que lacivilización incluye en ella el discurso de la ciencia ysus efectos, es a lo que Lacan nos invita. ¿No suenaesto a una «plataforma política» del psicoanálisis?

    Entonces, ¿política del psicoanálisis opsicoanálisis de la política? Para poder responder aesta pregunta, es necesario tener claro cuál es el

    significado del sustantivo «política» en elpsicoanálisis. Para esto me apoyaré en un texto deJacques-Alain Miller titulado Política lacaniana.27 En él,Miller nos dice que hay tres maneras de entender elsustantivo «política» en el discurso de Lacan:

    Primero que todo, hay la política en general, esdecir, las opiniones y comentarios de Lacan acerca de

    la política. En sus textos se pueden pesquisar unaserie de explicaciones referentes a las democracias delos pueblos y el partido comunista. En el transcursode su enseñanza, Lacan no se negó la oportunidad deproducir doctrinas sobre el capitalismo y, segúnMiller, hasta ofreció una doctrina del poder fundadaen el psicoanálisis. Incluso las construcciones, los«matemas» de Lacan, conciernen y son del registro

    de la política en general, asunto este que si bienresulta enigmático, hace pensar en las políticas delpsicoanálisis para alcanzar el estatuto de ciencia, esdecir, para ser reconocido como un discurso a laaltura de la física y las matemáticas modernas. El«matema», esa serie de ―fórmulas matemáticas‖ queLacan introduce en el trascurso de su enseñanza, en

    la medida en que permite y facilita la transmisión del27 MILLER, Jacques-Alain. Política Lacaniana. Seminario dictadopor Jacques-Alain Miller. Colección Diva. Buenos Aires. 1999. P.105 (URL: http://www.amp-esp.org/FRAMSET/NAVI_CUR.HTM) 

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    discurso psicoanalítico de una manera más coherentey formal, tiene como propósito elevarlo a la dignidadde ciencia. Esto tiene, por consiguiente, un alcance

    político para el psicoanálisis.La segunda manera de entender el sustantivo«política» en el psicoanálisis, tiene que ver con laintroducción de la política dentro del discursopsicoanalítico, es decir, todo lo concerniente a laposición de Lacan, y de los analistas en general, enlas organizaciones psicoanalíticas; sobre todo laposición de los analistas en la organización

    internacional que derivó de Freud, y que se designaactualmente por la sigla IPA; también, por supuesto,la posición de los analistas dentro de la AsociaciónMundial de Psicoanálisis y sus Escuelas, y en general,dentro de toda institución de carácter psicoanalítico.Esta segunda manera de entender la política en elpsicoanálisis también abarca la relación de los

    analistas con sus colegas, los estudiantes, lospacientes y el público en general.La tercer manera de pensar la política en el

    psicoanálisis se refiere al tratamiento psicoanalítico[Véase el apartado 2.3.3.]. En su texto La Direcciónde la cura y los Principios de Su Poder , Lacan haceuso de la tripartición «táctica», «estrategia», y«política» dentro del marco de la dirección de la cura.

    Miller dice que el propósito de Lacan aquí es situar ala interpretación al nivel de una tácticaespecíficamente clínica, es decir, un procedimiento omaniobra de la dirección de la cura. Lacan tampocodudará en calificar como político el pensamiento y laargumentación acerca de las metas de la curaanalítica, es decir, todo lo relacionado con el fin de

    análisis y el procedimiento del pase. La política parala cura se puede decir que abarca y designa tanto losobjetivos de la formación de los analistas como laconclusión de la cura, por eso estos temas también se

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    incluyen dentro de esta tercera acepción de«política», es decir, la que se relaciona con eltratamiento psicoanalítico.

    De estos tres registros de la política en elpsicoanálisis, el segundo es el más apropiado paradesignar lo que Miller denomina «política lacaniana»,es decir, todo lo que se relaciona con la política delanalista dentro de sus instituciones. Si se repasa lahistoria del psicoanálisis, desde Freud hasta Lacan,con todos los acontecimientos que en ella han tenidolugar, se observará que se trata de una historia llena

    de accidentes. La sola carrera de Lacan en elpsicoanálisis contiene toda una serie de eventos enlos que el impacto de la política está muy presente,incluso es insistente. De todos estos eventos, que esnecesario entender, ordenar y organizar con elpropósito de intentar sacar sus consecuencias: Millernos dice que se podría extraer una «política

    lacaniana» que ayude a entender los futurosacontecimientos dentro de las institucionespsicoanalíticas.28  Ahora bien, lo interesante de todaesta historia tan tormentosa del psicoanálisislacaniano, son las preguntas que se hace Miller en sutexto Política lacaniana. Dice:

     ―Cuando hablo de política lacaniana, no se

    trata de narrar acontecimientos, aunque habría

    28  Para comprender la historia de Lacan en y con lasinstituciones psicoanalíticas, los remito al texto de Jacques-AlainMiller que lleva por título ―Escisión, excomunión, disolución: Tresmomentos en la vida de Jacques Lacan‖ (Manantial, BuenosAires, 1987), donde el autor establece los documentos y la

    cronología de las causas inmediatas que llevaron a la escisión dela Sociedad Psicoanalítica de París, que desembocó en lacreación de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, de laexcomunión de la que fue objeto Lacan, y de la disolución de laEscuela Freudiana de París en 1980. 

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    que conocerlos, ordenarlos, organizarlos, sinode extraer sus principios.

    Admito que se cuestione. ¿Existen

    principios de política que puedan ser extraídosválidamente de esta sucesión deacontecimientos? [Miller se refiere aquí a laescisión, la excomunión y la disolución]¿Existen, por ejemplo, prohibiciones que sepodrían también deducir? ¿Hay consejos,lecciones en la conducción de las cosas porvenir, en las cuales inspirarnos? Incluso más

    allá de los acontecimientos, de los principios,está esta pregunta que no podemos dejar deplantearnos. ¿Qué sostiene a la estructuramisma de la disciplina en esa sucesión deacontecimientos a los que se les puede dar, contoda reserva, el estatuto de una historia? ¿Porqué la presencia en el tiempo de esta disciplina

    toma la forma de una historia? ¿Acaso estaforma se puede referir a la disciplina como tal, asu estructura, incluso a un defecto de ella, si seconsidera que esta historia de todas manerasen su conjunto es "lamentable"? El punto devista que tomo esta noche me impide validareste adjetivo que me surgió. La idea que sería"lamentable" no es lo que me orienta. Entonces,

    ¿qué se puede eventualmente referir en estahistoria a la estructura de la disciplina?‖ 29.

    Todas estas preguntas son, indudablemente, degran actualidad, y lo más destacable de ellas es queapuntan a pensar, en última instancia, el real en juego en toda asociación de analistas, es decir, el real

    en juego en la estructura, los discursos y la formaciónde los analistas. Resumiendo: el psicoanálisis

    29 MILLER, Jacques-Alain. Política Lacaniana. Op. Cit. p. 12. 

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    requiere de una política a tres niveles: primero, parasituarse frente al malestar en la cultura, y entoncesaquí cabrían todas las reflexiones de Lacan acerca del

    discurso capitalista, el comunismo, las democracias,etc. Segundo, al nivel de la vida institucional y por lotanto todo lo relacionado con las políticas de lasinstituciones analíticas y la accidentada historia delpsicoanálisis; y tercero, al nivel de la clínica en susdiferentes aspectos: la dirección de la cura, lainterpretación, el final del análisis, el pase y lagarantía.

    2.2. Política y goce.

    Al margen de esos tres niveles se puede decirque si hay un rasgo que distingue la política en elpsicoanálisis con relación a la política en general, esque aquella tiene en cuenta lo real, es decir, el goce

    que circula en los vínculos humanos, el goce quehabita en todo discurso. [Véase sobre esto elapartado 3.2.3.]. La política corriente, en cambio, loque busca es regular las formas de goce del sujeto enel ámbito de lo colectivo. El tratamiento del goce seráentonces uno de los elementos que permitirádistinguir la política del psicoanálisis de la política engeneral, pero para hacerlo se tiene que hacer unrodeo por lo que se puede llamar, en principio, elreverso de la voluntad de goce: la demanda defelicidad.

    La promesa de felicidad es algo que se havuelto imprescindible en el mundo contemporáneo. Elejercicio mismo de la política se ha convertido en unamanera de gerenciar la felicidad. Pero la demanda de

    felicidad no sólo la hacen los gobernados a susgobernantes, sino también los analizantes alpsicoanalista. ¿Cómo se sitúa entonces él frente aesta demanda? ¿Y cómo el gobernante? Dice Lacan

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    en La ética del psicoanálisis: ―...¿el final del análisises lo que se nos demanda? Lo que se nos demandadebemos llamarlo con una palabra simple, es la

    felicidad. Nada nuevo les traigo aquí, una demandade felicidad, de happiness como escriben los autoresingleses en su lengua, efectivamente, de eso setrata‖.  Después agrega:  ―...la felicidad devino unfactor de la política. (...) No podría haber satisfacción para nadie fuera de la satisfacción de todos‖.  30 Esteimperativo define bastante bien lo que se puededenominar la «política de la felicidad» en la

    contemporaneidad. Es más, el éxito del discursopolítico se debe en gran medida a las promesas defelicidad que siempre adelanta y que se ven aparecenbajo las más variadas formas: bienestar para todos,mejores salarios, más servicios de salud, más y mejoreducación, incremento en la seguridad, etc. Alparecer, exactamente todo lo imposible de realizar es

    lo que promete el político, como si supiera muy bien adónde apuntan los anhelos de los gobernados, esdecir, exactamente al lugar opuesto a donde va eldeseo del sujeto. Así pues, la felicidad, transformadaen un factor de la política, se sitúa al nivel de lasatisfacción de las necesidades para todos loshombres. Más exactamente, la política que se derivadel discurso capitalista, hay que pensarla en función

    de la «satisfacción» de la demanda, bajo la promesade satisfacer el deseo.

    El problema de la satisfacción de la demandaintroduce necesariamente la dialéctica entre lademanda, la necesidad y el deseo, la cual esnecesario aclarar si quiere sacar algunasconsecuencias de las proposiciones expuestas y,

    posteriormente, entender la lógica de la demanda depase a la Escuela y la función política del pase en

    30 LACAN, Jacques. La ética del psicoanálisis (1959-60). Libro 7.Buenos Aires: Paidós. 1988. p. 348. 

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    relación con lo real en juego en la formación delanalista. En otras palabras, el problema de lademanda está estrechamente relacionado con la

    política de la dirección de la cura del analista [Véasesobre esto los apartados 2.1. y 2.3.3.].Miller, en Lógicas de la vida amorosa,31 dice que

    existen dos tipos de demanda: una que se sitúa alnivel de la necesidad y otra a nivel del amor. Lanecesidad tiene un carácter natural: alimento, calor,etc., pero el psicoanálisis constata que la necesidadno se conoce más que a través de una demanda, una

    demanda dirigida a un Otro que satisface esanecesidad originaria. Ese Otro es un Otro que tiene lonecesario para satisfacer la necesidad. Pero junto alOtro que «tiene» también hay Otro que «no tiene».Es a este Otro que no tiene al que se dirige la«demanda de amor». Entre estas dos demandas sesitúa el deseo.

    Entonces, hay una transformación de lanecesidad en demanda, y un resto que es el deseo.Ahora bien, lo que sucede es que la pulsión es ellamisma una demanda, es una forma de demanda. ―Ladistinguimos en tanto encontramos en la experienciaanalítica una demanda que no podemos interpretar;donde no hay que interpretar. Hablamos de deseocuando encontramos, al contrario, una demanda quepodemos interpretar‖.32 Esta demanda que «habla» sedistingue de otra que «no habla», una demandasilenciosa: ésta es la pulsión. Así pues, el deseo y lapulsión son dos momentos de la demanda.

    31  MILLER, Jacques-Alain. Lógicas de la vida amorosa. BuenosAires: Manantial, 1991.p. 140. 32 Ibid. p. 52. 

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    2.2.1. Política de la felicidad.

    Freud ubica a la pulsión como el reverso del

    deseo cuando dice que el deseo nombra un estado de«insatisfacción» fundamental en el sujeto, en cambiola pulsión nombra un estado de «satisfacción», esdecir, que la pulsión siempre logra satisfacerse. ―Asícomo podemos definir el deseo como algo siempreinsatisfecho, (el) concepto de pulsión es de algo quesiempre es satisfecho‖.33  Por esto Lacan, en

    Televisión, va a decir que ―El sujeto es siempre feliz‖.Esta idea es una subversión de la noción que se tienecorrientemente sobre la felicidad. Lo que Lacan diceaquí es que el sujeto es siempre feliz en el nivel de lapulsión en tanto que ésta es siempre satisfecha. La«satisfacción de la pulsión» es lo que Lacanformalizará como el objeto a en su versión de «plusde goce». Así pues, se puede definir a la pulsión

    como una demanda siempre satisfecha, que produceun «plus de goce», en la medida en que hay un éxitoconstante en la satisfacción de la pulsión. Entonceshay que distinguir entre dos tipos de querer, dos tiposde voluntad: el deseo y la pulsión. Pero lo que Lacanenseña es que el deseo designa siempre unainfelicidad, una insatisfacción. ―El deseo es articuladoa una falta, mientras que del lado de la pulsión hayfelicidad. Una felicidad que no se conoce a sí misma,pero que es una felicidad‖.34 

    Resumiendo: la pulsión es algo que en elhombre siempre se satisface positivamente, pero esamanera de satisfacerse le hace mal al sujeto. Elsujeto neurótico, por ejemplo, es aquel cuya pulsiónse satisface en los síntomas. Es en este contexto que

    33 Ibid. p. 53. 34  MILLER, Jacques-Alain. Seminario el deseo de Lacan. SanJosé: Atuel-Anafora, 1997. p. 32. 

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    el analista aparece como aquel que se ofrece a recibirla demanda de felicidad, pero el analista ya sabe quela demanda, como dice Lacan, ―está a la vez más allá

    y más acá de ella misma, articulándose con elsignificante, ella demanda siempre otra cosa, en todasatisfacción de la necesidad exige otra cosa...‖.35 Ahora bien, los pacientes llegan con la aspiración deser felices... ¡cuando ya lo son! Es una paradoja:Demandan felicidad cuando ya gozan de la felicidadque les brinda la satisfacción de la pulsión en elsíntoma. Por lo tanto, si algo sabe el analista, de lo

    poco que debe saber, es que responder a la demandano resuelve la aspiración del paciente.

     ―...la aspiración del paciente se quiebra enuna nostalgia irreductible en torno al hecho deque en modo alguno podría ser el falo y que,por no serlo, sólo podría tenerlo, en el caso de

    la mujer, con la condición de la Penisneid , y enel del hombre, de la castración. ―Esto es lo que conviene recordar en el

    momento en que el analista se encuentra enposición de responder a quien le demanda lafelicidad. La cuestión del Soberano Bien seplantea ancestralmente para el hombre, pero él,el analista, sabe que esta cuestión es una

    cuestión cerrada. No solamente lo que se ledemanda, el Soberano Bien, él no lo tiene, sinduda, sino que además sabe que no existe.Haber llevado a su término un análisis no esmás que haber encontrado ese límite en el quese plantea toda la problemática del deseo‖. 36 

    35 LACAN, Jacques. La ética del psicoanálisis. Op. Cit. p. 350-51. 36 Ibid. p. 357. 

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    No es necesario entonces ser psicoanalista paraadvertir que hay una falla entre el deseo del sujeto ysu demanda. Lo demuestra el hecho de que los

    sujetos desean mantener sus síntomas como sibuscaran algo diferente a estar mejor, es decir, ellosson felices con sus síntomas, se satisfacen con ellos.Esta es lo que se llama en el psicoanálisis la «reacciónterapéutica negativa». El Soberano Bien que el sujetoviene a buscar a un análisis, él ya lo tiene, sólo queno lo sabe. De todos modos, hay que prestarle muchaatención a la demanda, porque ella obliga a tomar

    muy en serio la relación del sujeto con el lenguaje.En el psicoanálisis la problemática del deseo es

    central, cómo lo es también para la política moderna.Y cuando se habla de la política moderna se hacereferencia a ese discurso que necesariamente hayque enmarcar dentro del discurso de la ciencia enunión con el mercado, es decir, el discurso capitalista.

    Es al nivel de lo económico donde se puede encontraraquello que promete la felicidad a los sujetos en lasociedad contemporánea. Existe una relación estrechaentre la ciencia y el mercado:

     ―El mercado explota una característicaprincipal del sujeto hablante: el deseo. Bajo suforma capitalista hace creer a los sujetos que si

    desean es porque les falta eso que esconveniente para su goce, que es lo que lespromete. En esta empresa enrola a la ciencia,que se encarga de inventar el objeto que élcoloca... en el mercado. El resultado esconocido: la fabricación de sujetoscorrelacionados a un más de goce, que se

    dirigen a él sin pasar por el compañero‖.37

    .

    37 SAURET, Marie-Jean. Psicología clínica y psicoanálisis. Trazos#1. Medellín: Bios Editores. 1997. p. 88. 

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    El mercado, entonces, promete el objeto dedeseo del sujeto, aquel que se cree que le hace faltapara ser feliz, lo cual genera a su vez un «plus de

    goce». De aquí surge ese consumismo alocado delproletario moderno, cuyo deseo es relanzado por elcapitalismo con la ayuda de cada nuevo objeto quesale al mercado. Lo relanza porque no hay el objetoque venga a satisfacer el deseo, pero el mercadohace creer al sujeto con su propaganda que debecomprar ese nuevo objeto que ha salido al mercadopara satisfacer su deseo y así ser feliz. ¿Acaso la

    política moderna no opera igual con el deseo delsujeto? Tal vez lo único que la separa del discurso dela ciencia es que el objeto prometido por éste loencuentra el sujeto en el mercado, en cambio, laspromesas del discurso político... no todas se llevan acabo.38 De todos modos, en ambos casos, ya sea quese satisfaga o no, el deseo es relanzado y la demanda

    se vuelve cada vez más imperiosa.En la historia del psicoanálisis ha habidoorientaciones que han puesto al analista en posiciónde responder a la demanda de felicidad del sujeto.Son orientaciones que han hecho girar todo el logrode la felicidad alrededor del acto genital. Pero si nisiquiera esto lo tiene el analista para dar, entonces¿qué da? Lo que tiene el analista para dar ―...no es

    más que su deseo, al igual que el analizado, haciendola salvedad de que es un deseo advertido.

     ―¿Qué puede ser un deseo tal, el deseo delanalista principalmente? A partir de ahora, podemosde todos modos decir lo que no puede ser. No puededesear lo imposible‖ 39 Así pues, si hay algo contrarioa la política de la cura, esto es el establecimiento de

    38 ¿Acaso aquí, la posición del político se parece a la del analista,en la medida en que no responde a la demanda de susgobernados una vez que está en el poder? 39 LACAN, J. La ética del psicoanálisis. Op. Cit. p. 358. 

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    una relación dual entre el analista y su analizante,relación que existiría en la medida en que seresponda a la demanda de felicidad. O como dice Eric

    Laurent en su texto La familia moderna: ―Es saberprecisamente, que el psicoanalista es ése cuyafunción política, es de recordar que el universal noarreglará jamás más cuestiones, que el goce en suparticularidad más abominable. Está ahí comoprotestación contra el ideal: mientras más querramoslos ideales, más fabricamos el mal, lo que Lacanllamó «representación exaltada del mal»‖ 40 

    Ahora bien, si los pacientes recurren alpsicoanálisis con la esperanza de acceder a laposibilidad de una felicidad sin sombras, y si bien elanálisis puede permitir al sujeto ubicarse en unaposición tal que las cosas le vayan bien, hay algocontra lo cual estos propósitos se revientan: lainstancia moral del hombre, esa que Freud denominó

    el superyó, y que es de una economía tal que ―cuantos más sacrificios se le hacen tanto másexigente deviene‖.41  Este desgarro del ser moral noestá permitido al analista olvidarlo en su práctica,puesto que dicho olvido puede llevarlo a,verdaderamente, prometer el ideal de la felicidad, yasí conducirse como un político corriente. Dice Lacan:

     ―...la dialéctica de la demanda, de lanecesidad y del deseo, ¿es acaso sosteniblereducir el éxito del análisis a una posición deconfort individual, vinculada a esa función contoda seguridad fundada y legítima que podemosllamar el servicio de los bienes? Bienesprivados, bienes de la familia, bienes de la casa,

    40  LAURENT, Eric. La familia moderna. Registros. Año 4. TomoAmarillo. p. 30. 41 LACAN, J. La ética del psicoanálisis. Op. Cit. p. 361. 

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    y también otros bienes que nos solicitan, bienesde la profesión, del oficio, de la ciudad.

     ―¿Podemos hoy en día cerrar tan

    fácilmente esa ciudad? Poco importa.Cualquiera sea la regularización que aportemosa la situación de quienes concretamenterecurren a nosotros en nuestra sociedad, esharto manifiesto que su aspiración a la felicidadimplicará siempre un lugar abierto a unapromesa, a un milagro, a un espejismo de geniooriginal o de excursión hacia la libertad,

    caricaturicemos, de posesión de todas lasmujeres por un hombre, del hombre ideal poruna mujer. Hacerse el garante de que el sujetopuede de algún modo encontrar su bien mismoen el análisis es una suerte de estafa.‖ 42 

    2.2.2. Ética del deseo y política.

    A partir de lo anterior se puede preguntar:¿está el discurso analítico al servicio del discursopolítico, imperante? Lacan responde que no: ―No hayninguna razón para que nos hagamos los garantes delensueño burgués‖.43 El ensueño burgués, tal y comolo entiende Lacan, consiste en promover, hasta susúltimas consecuencias, el ordenamiento universal delservicio de los bienes, movimiento en el que searrastra hoy en día a todo el mundo, dando muestrasclaras de cómo la exigencia de felicidad, al pasar alplano político, tiene consecuencias. Pero, ―Elordenamiento del servicio de los bienes en el planouniversal no resuelve sin embargo el problema de larelación actual de cada hombre en ese corto tiempo

    entre su nacimiento y su muerte, con su propio

    42 Ibid. 43 Ibid. p. 362. 

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    deseo...‖.44 Sólo existe el discurso psicoanalítico comoaquel que es capaz de ofrecer al hombre la posibilidadde resolver el problema de la relación con su propio

    deseo, de tal manera que lo enfrente con la realidadde la condición humana. Así pues, ―La ética delanálisis no es una especulación que recae sobre laordenanza, sobre la disposición, de lo que se llama elservicio de los bienes. Implica, hablandoestrictamente, la dimensión que se expresa en lo quese llama la experiencia trágica de la vida‖.45 

    Se puede, entonces, delimitar a partir de ahora,dos campos de acción de la ética; léase tambiénpolítica tradicional y la ética del psicoanálisis, la unaal servicio de los bienes, la otra al servicio del deseo,núcleo de la experiencia de la acción humana y sobreel cual es posible hacer un juicio ético: ―Ha ustedactuado en conformidad con el deseo que lohabita?‖ 46 Justamente es a este polo del deseo que se

    opone la ética tradicional, la ética de la políticamoderna, de la cual se puede decir que forcluye eldeseo. Es verdad que lo explota, lo usa para susfines, es a él al que dirige sus promesas, pero loforcluye porque de la estructura del deseo, nadaquiere saber; además, no le conviene, porqueentonces sería su fin. Por eso Lacan concluyediciendo, aludiendo a Alejandro llegando a Persépolis,

    al igual que Hitler llegando a París: ―La moral delpoder, del servicio de los bienes, es: En cuanto a losdeseos, pueden ustedes esperar sentados. Queesperen‖.47 

    Una parte del mundo se orienta, entonces,resueltamente en el servicio de los bienes - es a loque apunta la política de hoy, sierva del discurso

    44 Ibid. 45 Ibid. p. 372. 46 Ibid. p. 373. 47 Ibid. p. 375. 

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    capitalista - rechazando - se dijo hace un momento,forcluyendo - todo lo que concierne a la relación delhombre con el deseo. Es esta oposición entre el deseo

    y los servicios de los bienes, es decir, entre el deseo yla demanda, lo que le da un lugar al psicoanálisis, asu ética y a su política, en el mundo contemporáneo,en la medida en que sabe que la posición del hombreante los bienes es tal que su deseo no está en ellos.El polo del deseo es el polo donde se puede medir laincidencia política del psicoanálisis, en tanto que élestá hecho para operar la salida a los impasses que

    produce el discurso capitalista y el discurso de lapolítica, a nivel del deseo y las demandas de felicidaddel sujeto.

    El deseo del sujeto no es algo colectivizable.Mientras que el discurso político busca hacerfuncionar un «para todos», el discurso delpsicoanálisis apunta a la pura diferencia, a lo

    imposible de universalizar. Esto imposible deuniversalizar (lo real en juego en todo discurso) es loque para el político resulta insoportable en tanto quelo que quiere es gobernar, gobernarlo todo, es decir,él siempre apunta al «todo gobernable», lo cual hacede gobernar una de las profesiones imposibles, juntocon educar y psicoanalizar. Es en este sentido que sedice que la política también apunta a regular los

    modos de goce de los sujetos, poniéndolos a gozar atodos de la misma manera, lo cual es objetado por elmalestar social. El nombre de ese malestar en cadasujeto se denomina «síntoma». Por tanto, se podríadecir que el síntoma es la política del sujeto contra lapolítica colectivizable del discurso imperante. Lapolítica del psicoanálisis tiene entonces por vocación

    cambiar en algo la economía de goce que seestablece entre el sujeto, objetor del goceuniversalizado, y el discurso, administrador de dichogoce. Con una gran diferencia, el psicoanálisis no

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    busca gobernar el plus de goce, sino elucidarlo. Y enesa elucidación, separar al sujeto del malestarproducido por las demandas del discurso dominante,

    hasta producir ―la condición absoluta, el «eso y nadamás», el objeto que no tiene equivalente, que no escolectivizable, porque no vale para nadie más. Desdeese momento, el psicoanalista, en el sentido depsicoanalizado, es aquel que asume con conocimientode causa su imposible de universalizar. No sale delmundo por ello, pero es ahí por donde se separa delas prescripciones del discurso corriente y por lo quese hace una causa de esta separación‖.48 Es a partirde aquí, que se puede entonces empezar a pensar enla incidencia política del psicoanálisis, es decir, si elpsicoanálisis tiene o no una incidencia política, tantoal nivel de los discursos que imperan en lamodernidad - de lo cual esta investigación no seocupa -, como al nivel de la política institucional que

    rige en las instituciones psicoanalíticas.

    2.3. 

    Introducción a la política delpsicoanálisis.

    2.3.1. Ciencia, política y psicoanálisis.

    La política, entendida como la actividad o elconjunto de actividades que tienen como término dereferencia a la  polis, es decir, el Estado, incluido suordenamiento y dominio, tiene en general una muymala reputación. Inclusive es acertado decir que estamala reputación es un rasgo moderno de la políticacontemporánea. ―La palabra política connotaregularmente la maniobra, la magulla, la

    48  SOLER, Colette. Incidencia política del psicoanalista. En:Analecta Nº 4 (Noviembre de 1993). Caracas: Boletín de laBiblioteca ECFC. 

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    manipulación colectiva, la ausencia de claridad que sesupone requiere el campo de la ciencia, la impurezasubjetiva, la opacidad turbia‖.49 Entiendo con esto que

    mientras la ciencia es un campo claro, un discurso sinambages, que apunta al develamiento de una verdadcomo causa de los fenómenos naturales, la política esun campo opaco, más bien falso y mentiroso, quebusca el ocultamiento de la verdad.

    Cabe entonces preguntarse por las razones porlas que es introducida la política en el campo delpsicoanálisis, sobretodo porque ella no escapa a esta

    apreciación cuando es evocada en dicho campo, esdecir, que es sucia, mentirosa y corrupta. Si este esel sentido que ha adquirido la política en nuestrotiempo, ¿por qué entonces relacionarla con elpsicoanálisis, que es un campo cercano al de laciencia?

    El psicoanálisis, sin ser una ciencia a la manera

    de las ciencias llamadas «duras», está del lado deldiscurso de la ciencia, es decir, busca ser rigurosacomo lo es todo saber que se llame científico. Freudinventó el psicoanálisis en nombre de la ciencia y elpsicoanálisis mismo es una respuesta a los desafíosque ha planteado la ciencia desde el momento en quesu discurso apareció en nuestro mundo. Si bien, conrelación al rigor científico, el discurso del psicoanálisis

    parecería un discurso indigno, ¿basta esto paracolocarlo del lado del discurso político? ¿Acaso elpsicoanálisis, como la ciencia, deben estar exentos detoda política, para poder asegurar así su rigor y supureza? Con este argumento es que muchos analistasbuscan darle al psicoanálisis - y a su clínica - unvirtuosismo tal, que quede alejado de los problemas

    de la institución psicoanalítica, protegiéndolo así detoda incidencia política. Es en las instituciones donde

    49 KLOTZ, Jean-Pierre. Traits Politiques dans la Passe. La CauseFreudienne #38. Nouveax Symptomes. Pag. 122-24. 

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    se pone en juego la política, de allí que se quieraseparar al psicoanálisis y a su clínica de aquellas. ¿Esesto lo que nos propone el psicoanálisis de

    orientación lacaniana hoy?En Lacan la dimensión política es másmanifiesta que en Freud, sobretodo porque aprovechótoda la herencia epistemológica que recibió (Hegel,Saussure, Marx, etc.). Lacan, por ejemplo, frecuentóa Karl Marx y buscó en él uno de sus conceptosmayores, del que dice que es su único aporte originalal psicoanálisis, el objeto a, extraído del concepto de

    plusvalía de Marx.También en Lacan encontramos otra dimensión

    de su obra referida a un combate político al interiordel psicoanálisis, combate que recae sobre lahabilitación y el reconocimiento del psicoanalista, esdecir, todo lo que tiene que ver con responder a lapregunta «¿qué es un analista?». Lacan inicia un

    combate en nombre de los fines de la cura, y dehecho, todas las crisis que retornan dentro de lainstitución analítica lacaniana, crisis que Lacan vivió yprovocó, fueron siempre motivadas por la preguntade la formación del psicoanalista y la cuestión delfinal de la cura. Este es un punto crucial, el del fin dela cura, es decir, resolver en nombre de qué alguienpuede decir «tú eres psicoanalista porque has llevado

    tu cura hasta el punto que convenía». Pero, ¿cuál eseste punto que conviene? Otra manera de hacer estapregunta es ¿qué clase de analistas es la que sequiere en las Escuelas de orientación lacaniana? Es lapregunta que va a responder la experiencia del pase.

    El problema está en que un analista no obtienesu autoridad más que de sí mismo; la única cosa que

    da a un analista su autoridad es su deseo. El deseo eslo que autoriza a un analista a sostener unatransferencia, y es porque el analista se autoriza de símismo - y de algunos otros - por lo que se vuelve de

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    una importancia crucial la política – institucional - delpsicoanálisis.

    Si la autoridad el analista la obtiene de su

    deseo, deseo que a su vez es producto de su análisis,entonces la cuestión política consiste en responder ala pregunta ¿cómo hacer reconocer dicha autoridadpor la comunidad científica? ¿Cómo hacer reconocerla autenticidad de la autoridad analítica ante unacomunidad? De hecho, la extensión del psicoanálisis,y por lo tanto su reconocimiento por la autoridadcientífica, es el crecimiento de dicha autoridad. Ahora

    bien, ¿delante de quién se hace reconocer ese deseoque es el que funda la autoridad del analista? Es pormedio de una prueba que la autoridad se hacereconocer, y de lo que se trata es de hacer reconocerla autoridad analítica delante de quienes no sonanalistas, y esto constituye ya toda una política delpsicoanálisis, política que es responsabilidad del

    analista, uno por uno.50

     Freud identificó la extensión del psicoanálisis alo que llamó el entrecruzamiento de la autoridad delpsicoanalista, autoridad que no es otra cosa que elmanejo de la suposición de saber que le es hecha; laautoridad del psicoanalista reposa sobre lo que Lacandenominó el Sujeto-supuesto-Saber ; la política delpsicoanálisis tendrá entonces como uno de sus

    objetivos, poder reemplazar ese saber supuesto porun saber expuesto. Esto significa poner alpsicoanálisis todo, su práctica clínica y su teoría, en eltribunal de la razón.

    El esfuerzo de Lacan - y ahora el de cadaanalista en el dispositivo del pase -  ―es darle a lapráctica freudiana los medios para que pueda ser

     juzgada en el tribunal de la razón; esta es unaprimera toma de posición política del psicoanalista

    50 Esta es una de las razones por la que el psicoanálisis está enla universidad, para confrontarse con otros saberes. 

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    lacaniano. La política de Lacan fue y es finalmente,presentarse en el tribunal de la razón‖.51 Esto quieredecir, darle al psicoanálisis un estatuto científico; que

    su rigor sea puesto a prueba en su contacto con otrosdiscursos, es decir, hacer del psicoanálisis un discursoexotérico, un discurso común y accesible para todos,un discurso que para nada esté reservado a un grupoo a una elite - como sí lo son los discursos esotéricos- que lo preservaría de todo contacto y contaminacióncon otros saberes y lo transmitirían sólo a elegidos.

    Es, entonces, política del psicoanálisis,

    presentarse a cielo abierto y de cara a las exigenciasdel rigor de la ciencia. Esto es lo que distingue alpsicoanálisis de otro tipo de prácticas que tambiénrecurren a los poderes de la palabra para cambiar loreal más íntimo de un sujeto, es decir, que lo que lodistingue de dichas prácticas, es su trasfondocientífico.

    2.3.2. Política freudiana.

    El rechazo de la política en nombre de la clínicapsicoanalítica no parece ser para nada un asuntofreudiano, y menos aun lacaniano. En Freud seencuentran una serie de textos que se puedendenominar «los escritos políticos de Sigmund Freud»,que serían diferentes a los escritos técnicos, pero quehablan de una preocupación permanente en él sobretemas relacionados con la polis, la ciudad y lo social;no es para nada una preocupación moral la de Freud,

    51  LEGUIL, François. Seminario: Política del Psicoanálisis yPsicoanálisis de la Política. Organizado por el Departamento de

    Psicoanálisis de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas,Universidad de Antioquia, en el marco de la mAE‘ stría enPsicoanálisis, Cultura y Vínculo Social. Medellín, octubre 30 a 1°de noviembre de 1998. Auditorio del Colegio Jorge Robledo.Inédito. 

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    política y revolucionaria en Freud: él denunció laopresión sexual de la civilización, la represión que lacivilización impone a la pulsión sexual; él fue el

    primero en decir que una liberación sexual eradeseable para luchar por la cura del sufrimientohumano. Este combate él lo ganó, por eso hoy seobserva en todo el mundo una disminución de larepresión sobre la vida sexual.

    Asimismo - recuerda Leguil -, la denuncia deque la desgracia de los seres humanos viene de lascondiciones económicas, también es freudiana. Las

    concepciones materialistas de la historia no son otracosa que el resultado de la superestructura de lascondiciones económicas. La misma ideología es elresultado de unas condiciones económicas, y si bienel campo económico es un campo verdadero, no estoda la verdad. Hay otro campo, el campo delinconsciente, donde el peso del pasado es

    independiente de las condiciones económicas. Hayentonces una alienación económica, pero también hayotra alienación del sujeto a los ideales de su pasado.

    Por lo general, en el proceso de hominización,la influencia de los factores económicos essobrestimada y la de los factores sexualessubestimada. Es verdad que la base sobre la quereposa la humanidad es en última instancia de

    naturaleza económica: no se puede vivir sin trabajar;Freud mismo señaló cómo la pulsión sexual esvolcada en el trabajo y que así como el hambreregula al amor y el trabajo regula a la sexualidad, lacivilización rechaza a la pulsión. Pero el deseo deFreud, al denunciar todo esto, era que hubiese máslugar para el amor, para la sexualidad y para la

    pulsión en su relación con la vida.Mientras más avanza la civilización, hay mayorrepresión sexual por causas económicas, por tenerque trabajar para sobrevivir, pero Freud se opuso a

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    Existe pues, desde Freud, una asignaciónpolítica dada al psicoanalista en nombre de la razón,y es la de luchar contra los traumatismos infligidos a

    la pulsión y contra la ilusión provocada por la sed deautoridad. La autoridad es invocada precisamentepara ponerle un límite a la pulsión. Pero la nuevamisión que Freud le asigna a los psicoanalistas -misión de carácter político - es la de habituar a loshombres a vivir sin ilusiones. Por ejemplo, al nivel delos ideales de justicia social, Freud propone elabandono de dichos ideales. Si Freud asigna esto al

    psicoanálisis es para hacer de la justicia, no un ideal,sino una certeza, es decir, la causa de un deseo. Nose trata para nada de suprimir los ideales de lasociedad, sino hacer de esos ideales, no ideas, sinopuntos de real. Por eso al psicoanalista le inquieta elhecho de que los valores hum