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BERRICK Soul S. “Industrialización: el caso británico” y MATHIAS Peter. “La industrialización: ¿Única o no? en: La Industrialización Europea: estudios y tipos. Barcelona: Editorial Crítica, 1981. Rubens Vanderlan Oliveira Santos Después de la Segunda Guerra Mundial la industrialización se convirtió en una temática muy relevante en el plan de las discusiones de varias ciencias. El camino que los países subdesarrollados deberían seguir para llegar al estadio de la economía desarrollada pasó a ser uno de los principales objetivos de un gran grupo de expertos y, consecuentemente, la Revolución Industrial en Inglaterra fue para los historiadores de este período el punto central del debate. Esta temática, aunque llamó la atención de historiadores con posiciones teóricas distintas, fue un asunto atractivo principalmente para los historiadores marxistas y economistas, reflejo de una coyuntura política bipolar. Sin embargo, la diversidad teórica catalizada por el tema no fue el único punto sobre el cual los estudios acerca de la Revolución Industrial señalizaron su complejidad y su riqueza, sino también los meandros metodológicos plasmado en las diferentes interpretaciones, como puede ser verificado en trabajos como los de Edward Thompson, Eric Hobsbawm, Phyllis

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BERRICK Soul S. “Industrialización: el caso británico” y MATHIAS Peter. “La

industrialización: ¿Única o no? en: La Industrialización Europea: estudios y tipos.

Barcelona: Editorial Crítica, 1981.

Rubens Vanderlan Oliveira Santos

Después de la Segunda Guerra Mundial la industrialización se convirtió en una temática

muy relevante en el plan de las discusiones de varias ciencias. El camino que los países

subdesarrollados deberían seguir para llegar al estadio de la economía desarrollada pasó a

ser uno de los principales objetivos de un gran grupo de expertos y, consecuentemente, la

Revolución Industrial en Inglaterra fue para los historiadores de este período el punto

central del debate. Esta temática, aunque llamó la atención de historiadores con posiciones

teóricas distintas, fue un asunto atractivo principalmente para los historiadores marxistas y

economistas, reflejo de una coyuntura política bipolar. Sin embargo, la diversidad teórica

catalizada por el tema no fue el único punto sobre el cual los estudios acerca de la

Revolución Industrial señalizaron su complejidad y su riqueza, sino también los meandros

metodológicos plasmado en las diferentes interpretaciones, como puede ser verificado en

trabajos como los de Edward Thompson, Eric Hobsbawm, Phyllis Deane, Nicholas Crafts

y del economista y político estadunidense Walter Whitman Rostow.

Las divergencias interpretativas pueden ser evidentes si analizamos de cerca determinados

trabajos. En esta ocasión señalaré algunos elementos presentes en dos trabajos

confeccionados por historiadores de la economía, publicados en 1981 en el libro

L’Industrialisation en Europea au XIXº Siècle, en donde la índole metodológica distancia

los resultados obtenidos. Me refiero al artículo de Berrick y el trabajo del historiador

británico Peter Mathias.

Industrialización: el caso británico es un texto que a pesar de no agregar nada nuevo a las

discusiones sobre la Revolución Industrial británica se destaca por su capacidad de ubicar

al lector dentro del campo de debate. El objetivo del artículo de Berrick es señalar los

principales elementos que han sido trabajados en torno a la temática. Según el autor, a pesar

de la profusión de trabajos en las últimas décadas, la Revolución Industrial aún sigue

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siendo analizada por dos enfoques distintos: El modelo del crecimiento y cambio a lo largo

del siglo y el modelo de la discontinuidad del crecimiento. Para este historiador los actuales

avances metodológicos poco han contribuido a una teoría específica del crecimiento

económico.

Uno de los componentes principales del texto de Berrick es su revisión historiográfica y su

posicionamiento a favor del modelo de crecimiento descontinuo. Acerca de los principales

postulados del modelo de revolución industrial clásico, el autor demuestra la tendencia a

atribuir al equilibrio lentamente cambiante entre los parásitos y los seres humanos, el

aumento de salarios reales y los cambios en el comportamiento matrimonial como factores

determinantes en la disminución de la mortalidad y en el aumento de la fertilidad. Acerca

del principio básico de la explicación clásica, donde el aumento de la demanda es resultado

del crecimiento de la agricultura y del mercado exterior, Berrick señala que los resultados

de las investigaciones sugieren un modesto crecimiento de las exportaciones en la década

de 1780, lo que indica que el comercio exterior fortaleció la base de la economía, pero no

incidió en el crecimiento económico hasta el siglo XIX. Según él, se debe matizar la

relación entre el aumento de la producción y el aumento de la exportación, pues los

estudios indican que casi toda producción fue absorbida por el mercado interno, así como,

considerar las resistencias a la proletarización del campesinado, el Estado y sus carga de

impuestos como limitador del potencial de consumo en el mercado interno y la disposición

regional de absorber las nuevas tecnologías, para un mejor balance del proceso de

industrialización. En suma, el historiador concluye que las explicaciones clásicas que

buscaban en la Revolución Industrial uno de los mayores fenómenos de la historia ya no se

sostiene.

Si Berrick arguye que estamos muy lejos de saber cuáles fueron las causas del fenómeno de

la industrialización inglesa y su real impacto en el crecimiento económico, igual que usa

para su análisis los trabajos basados en estadísticas, Peter Mathias se posiciona en las

antípodas. En La industrialización británica: ¿Unica o no?, interesado en contestar cual es

el lugar que ocupa la industrialización británica en la historia, este autor, tomando la

industrialización como un hecho, rechaza la eficacia de la historia comparativa, su

metodología estadística y postula que todo desarrollo económico de un país es único, una

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secuencia con principio y fin. En este sentido la economía británica fue la primera en

desarrollar una estructura industrial de técnicas altamente productivas, siendo su

experiencia inigualable. Según Mathias este fenómeno se da en función de las

especificidades coyunturales en que se encontraba Inglaterra. Todos los países

noroccidentales de Europa también gozaban de condiciones favorables a la

industrialización, sin embargo en Inglaterra estas condiciones se articularon de forma

integrada en favor de la industria. Este fenómeno hizo de este país la primera economía

industrial de la historia y por lo tanto una experiencia única y el modelo a seguir por los

demás países. Acerca de esto, el autor explica que la difusión de las técnicas no fue

suficiente para una igualdad procesual en las demás economías, pues el pasaje de una

sociedad preindustrial a industrial usando criterios como carbón, hierro y tejidos baratos,

así como la construcción de maquinarias y de tecnología de la energía sólo pudo ser

concebido por Inglaterra. Al contrario de lo que pasó posteriormente en los demás países, la

industrialización inglesa fue un proceso largo y de flujo natural y eso caracteriza su

primacía y su especificidad.

A partir de lo que fue expuesto, por medio del texto de Berrick, es posible aseverar que un

conceso acerca del grado de crecimiento económico obtenido por la industrialización está

lejos de ser alcanzado. Sin embargo, las investigaciones realizadas por los economistas

parecen indicar un fenómeno fragmentado y compuesto por varios factores. Igualmente, el

artículo de Mathias, nos ayuda a percatarnos de la presencia de las particularidades

regionales y la diversidad de los procesos de crecimiento económico e industrial.