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Boletín Enero 2015

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Boletín Enero 2015

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  • 5Por Altagracia PaulinoDirectora Ejecutiva de Pro Consumidor

    La Repblica Dominicana se encamina hacia la denicin de la Poltica Nacio-nal de Calidad bajo los lineamientos de la Ley nmero 166-12 que crea el Siste-ma Nacional de la Calidad-SIDOCAL- compuesto por varias instituciones de la administracin pblica.

    Con la cooperacin internacional se ha logrado la denicin de los ejes estratgi-cos y los planes de accin para lo que ser la poltica de calidad, la cual signica un valor agregado para que el pas se pueda enrolar en el concierto de naciones que estn vinculadas por el comercio.

    La poltica nacional de calidad implica que el sector pblico asuma su funcin reguladora, con la responsabilidad y el compromiso que debe denir el perl de los servidores pblicos, actuar apegado a la tica, la ley y las normas, como forma de lograr el respeto que debe generar la representacin del Estado en asuntos de regulacin.

    La complicidad no conduce a nada edi-cante, y tradicionalmente es la causante de que los ciudadanos duden de los fun-cionarios llamados a regular y de las ofer-tas que muchos proveedores nacionales les brindan al mercado. Vivimos una crisis

    de credibilidad que debe ser resuelta para beneciar la relacin entre proveedor y ciudadanos.

    El sector privado deber asumir una po-ltica de autorregulacin transparente, de tal manera que genere conanza, la cual deber comenzar por el cumplimiento de las reglas que le impone el ente regulador: el Estado a travs de normas y leyes llama-das a proteger el inters general.

    En nuestro pas hemos vivido en la cul-tura del engao, la que se maniesta cada da en los diferentes actos que realizamos, los cuales van desde burlar el descuido de alguien para ltrarse y no hacer las, hasta llegar a arropar con la percepcin que tie-ne la poblacin de la corrupcin en senti-do general.

    En el mercado de ofertas y demanda tene-mos como base el hecho de las piedras y los imanes para sustraerle algunas onzas a los consumidores de bienes, sobre todo alimenticios, esa forma de engao se ha acomodado a los nuevos tiempos, y nos pasan productos vencidos hasta con un ao, sin ningn remordimiento y esto im-plica tambin a medicamentos, lo cual es criminal.

    Tambin se reeja en quienes solo preten-den sacar ventajas particulares, obviando el inters pblico.

    La opacidad en muchas de las actividades que se realizan en el pas, donde existe la asimetra de la informacin que debe llegar a los ciudadanos de manera trans-parente, es un obstculo para el ejercicio del derecho a saber que tienen los ciuda-danos.

    Al sector pblico se le exige transparen-cia-como debe ser- pero nadie controla ni audita si el sector privado cumple con las normas de idoneidad que deben normar el quehacer de las instituciones privadas. El Estado debe cumplir normas y reglas, sobre todo en la parte de oferta de servi-cios y en el aspecto regulatorio.

    La transparencia deber ser una obliga-cin para todos, es la nica forma de co-menzar a erradicar la cultura del engao, en la que todos vivimos desconados porque el que menos una se imagina urde una trama para a travs del engao sacar ventajas en detrimento de la construc-cin de una sociedad que debe cambiar al menos la percepcin de que es el lugar donde todo se puede. As no se construye un Estado de derechos.

    La transparencia versus cultura del engao