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Boletín Cristiano
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EL AMOR DE DIOS
Porque de tal manera am Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unignito,
para que todo aquel que en l cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna. Juan
3:16
No existe un amor tan grande como el de
Dios por sus criaturas. Eso es lo que
quiere decir la primera parte del versculo
P o r q u e d e t a l m a n e r a . E s
inmensurable, pues no se puede medir la
anchura, la longitud, la profundidad y la
altura de ese amor. Es inefable, ya que
no se puede explicar con palabras. Es
incomprensible, porque escapa de
nuestro entendimiento.
Adems, dice que Dios am al mundo,
lo que nos habla de su cobertura; no hay
persona que quede fuera del alcance de
este amor perfecto, lleno de misericordia,
de paciencia, y de perdn. Llega hasta
donde nuestros ojos no ven, donde
nuestros odos no oyen y sobrepasa lo
que nuestra mente califica como bueno o
malo, justo e injusto.
Tambin es un amor que se ha
manifestado, porque dice que ha dado a
su Hijo unignito, santo y amado. Dios
no se conform con ser amor, sino que
desde el principio de los tiempos estuvo
en sus planes mostrarlo, en la persona
de su Hijo. Por eso Jess deca Yo y el
Padre uno somos, porque el amor del
cielo pudo verse aqu en la tierra.
Mas hubo un momento puntual, en la
historia de la humanidad, en que ese
amor lleg a su mxima expresin,
cuando Dios demand juicio por el
pecado. Hay pecado en el corazn del
hombre, sin lugar a dudas, por lo que un
justo deba morir en lugar del injusto.
Ese justo es Jesucristo, quien nunca hizo
maldad, ni hubo engao en su boca; los
injustos somos todos, buenos, malos,
b lancos , negros , occ iden ta les ,
orientales, grandes, pequeos, ricos,
pobres. Porque nuestra justicia no es
como la justicia de Dios; la nuestra es
corrupta, la suya perfecta, y la vara de
medida que utiliza es Su santidad. Por
eso Jesucristo muri en la cruz, para
ocupar el lugar que todos nosotros
merecemos como consecuencia del
pecado, lo que nos separa de Dios.
El ms grande acto de amor me hizo
cercano al Padre, la obediencia de su
Hijo satisfizo la justicia de Dios y trajo la
victoria, hacindome vendedor junto con
l. Por qu hablo en primera persona?
Porque yo soy todo aquel que en l
cree. Dios am a todos para que cada
uno crea en su Hijo y tenga fe.
Perderse es la consecuencia de no
creer; para continuar perdido solo
necesitas ignorar la salida que conduce a
la salvacin. Todo aquel que muere sin
haber credo en Dios y en su Hijo,
desaparece de la escena de esta vida
arrastrando ese ttulo perdido, lo que
implica sentencia de muerte eterna. Su
alma dar cuentas delante del Seor,
todo ser juzgado frente al Justo juez, ya
no para salvacin como en la cruz. Cristo
quiso pagar la deuda por el pecador, pero
si rechaza, le tocar pagarlo l, con
condena eterna, Y vi a los muertos,
grandes y pequeos, de pie ante Dios;...
y fueron juzgados los muertos por
las cosas que estaban escritas en los
libros, segn sus obras... Contina en la pgina siguiente
Salmo 119:24
N 2, Febrero 2015
Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros
HABLA,
TU SIERVO
OYE
Pg. 2
Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros
GRAN PRIVILEGIO
Continuacin de la pgina anterior
Y el que no se hall inscrito en el libro de
la vida fue lanzado al lago de fuego.
(Apocalipsis 20:12-15).
Pero el versculo termina con buenas
noticias, mas tenga vida eterna. Piensa
en todo lo que ganars creyendo este
mensaje, salvacin, reconciliacin con
Dios, deuda cancelada, cobertura del
amor de Dios, alto, inmenso, profundo;
todo son ganancias. Sopsalo con las
prdidas que trae no creer, para esta vida
y para la venidera. ALEXA CASTRO
El privilegio es un beneficio particular y
peculiar que goza alguien por concesin
de un superior o por determinada
circunstancia propia.
Pensando en esta palabra, record la
historia de un joven de la casa de Sal
llamado Mefi-boset, hijo de Jonatn, que
se encontraba lisiado de los pies. Esta
discapacidad fue como resultado de un
accidente mientras su nodriza hua con l
en brazos. Al enterarse de la muerte de
Jonatn, la mujer sali corriendo
apresuradamente y el nio, que tena
cinco aos, se le cay y qued cojo (2
Sam. 4:4).
Una vez puestos en situacin sobre la
condicin de este joven en el captulo
cuatro, ahora nos encontramos con otra
etapa de su vida, el rey David desea
hacer misericordia con la casa de Sal,
por amor de Jonatn, texto que
encontramos en el captulo nueve. El
amor que David senta haca su amigo le
llev a cumplir la promesa de cuidar y
proteger al que hubiese quedado vivo de
la casa de Sal. Ese amor le era ms
maravilloso que el amor de las mujeres
(2 Samuel 1:26), pues cada uno estaba
dispuestos a dar su vida por el otro; figura
del amor por excelencia que Cristo
mostr al morir por nosotros en la cruz,
dando su vida de forma voluntaria para
llevar sobre su cuerpo el castigo que
merecamos.
David mostr su amor devolvindole a
Mefi-boset todas las posesiones de su
padre y otorgndole el gran privilegio de
sentarse cada da a su mesa (2 Samuel
9:7). El joven no se consideraba digno de
tal gesto, pero acept conforme el
propsito del rey y ste le recibi en su
condicin, para rodearle de bienestar,
atenciones, cuidado, provisin.
Esta historia tan hermosa es solo un
pequeo destello de la realidad de la
misericordia de Dios, que nos hizo sentar
en los lugares celestiales con Cristo
Jess (Efesios 2:6) y tambin, la manera
cmo hemos sido restituidos de nuestra
condicin de pecado al recibir a
Jesucristo como Salvador, aceptando el
deseo de nuestro rey.
La humanidad est lisiada por el pecado,
ha perdido toda amistad con el soberano,
la distancia que le separa de Dios es
grande. Pero l desea acortarla,
acercarse, tener comunin; es lo que
dice en Apocalipsis 3:20, He aqu, yo
estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi
voz y abre la puerta, entrar a l, y cenar
con l, y l conmigo.
Dios quiere otorgarnos el enorme
privilegio de sentarnos a su mesa todos
los das de nuestra vida sobre la tierra y
en la eternidad, porque quiere cumplir su
plan de gracia y misericordia, quiere que
estemos cerca para bendecirnos, quiere
devolvernos la comunin que perdimos
por causa del pecado. No permitamos
que quede del lado afuera de la puerta.
Recbele! Deja al Salvador entrar.JOAB CERVINI
ESPERANZA VIVA
HABLA,
TU SIERVO
OYE
Pg. 3
Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros
Bendito el Dios y Padre de nuestro
Seor Jesucristo, que segn su grande
misericordia nos hizo renacer para una
esperanza viva, por la resurreccin de
Jesucristo de los muertos, para una
herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos
para vosotros,.. 1Pedro 1:3-4.
En qu tienes esperanza? en las
riquezas materiales? algn objeto? en
apuestas, sorteos? Si las obtienes, no
permanecern para siempre, Cuando
muere el hombre impo perece su
esperanza;.. (Pr 11:7). Tienes
garantas de poseer riquezas algn da?
tampoco te proporcionan la verdadera
felicidad y la paz que necesitas, por qu
entonces seguir confiando en aquello
que no es seguro y que no merece la
pena? Incluso las personas fallamos,
seguro que te has llevado decepciones,
eso es porque este mundo est en
pecado, necesitas conocer a Aquel que
es perfecto, Jess, que no te fallar
jams.
Hay un ejemplo en la Biblia de alguien
que despreci las promesas de parte
Dios, este fue Esa, el hijo mayor de
Isaac, a quien le corresponda toda
bendicin: Y guis Jacob un potaje; y
volviendo Esa del campo, cansado, dijo
a Jacob: te ruego que me des a comer de
ese guiso rojo, pues estoy muy
cansado Y Jacob respondi: Vndeme
en este da tu primogenitura. Entonces
dijo Esa: He aqu yo me voy a morir;
Para qu, pues, me servir la
primogenitura? Y le jur, y vendi a
Jacob su primogenitura (Gn.27). Esa
menospreci las bendiciones que como
hijo primero heredara, y lo hizo por un
plato de comida. Quiso satisfacer la
necesidad del momento, algo temporal a
cambio de las promesas eternas.
Porque ya sabis que aun despus,
deseando (Esa) heredar la bendicin,
fue desechado, y no hubo oportunidad
para el arrepentimiento, aunque la
procur con lgrimas (Heb.12:17).
Hoy todava tienes oportunidad de recibir
a Jesucristo en tu corazn, El que cree
en el Hijo tiene vida eterna; pero el que
rehsa creer en el Hijo no ver la vida,
sino que la ira de Dios est sobre l
(Jn.3:36).
Nuestra esperanza es viva porque la
base de nuestra salvacin es la
resurreccin de Jesucristo, as como
nuestro fundamento. l vive, por eso los
que creen en l no morirn eternamente
(Jn.11:26).
La misericordia de Dios es grandiosa,
pues estando muertos en pecados nos
dio vida juntamente con Cristo (Ef.2:5).
Como pecadores, participantes de la
naturaleza de Adn, no podamos aspirar
nada, ms all de la muerte; sin embargo
al confiar en Jesucristo somos
guardados por el poder de Dios para
alcanzar la salvacin que est preparada
para ser manifestada en el tiempo
postrero (1P.1:5). Porque si siendo
enemigos, fuimos reconciliados con Dios
por la muerte de su Hijo, mucho ms
estando reconciliados, seremos salvos
por su vida (Rom. 5:10).
Jesucristo es nuestra esperanza, a
quien amis sin haberle visto, en quien
creyendo, aunque ahora no lo veis, os
alegris con gozo inefable y glorioso;
obteniendo el fin de vuestra fe, que es la
salvacin de vuestras almas (1P.1:8,9).
El mundo pasa y sus deleites, pero la
esperanza que es en Cristo Jess trae
bendicin ahora y para la eternidad.
Concele y disfrutars de ella!DIANA ZAMBRANO
Uno de los motivos por los que el Seor
permite las pruebas es para mostrarse
ante nosotros, para que le conozcamos
en todo, para aadir ms atributos a Su
lista, infinitos todos ellos, innumerables,
incontables. Cmo puede actuar la
bondad de Dios si la maldad no se
presenta en nuestra vida? Cmo
podemos decir que oye nuestras
oraciones si no aparece la necesidad?
Cmo podemos afirmar que es
Consolador sin antes sufrir afliccin?
Quienes testifican de Cristo lo hacen por
haber vivido en l, experiencias en sus
propias carnes. Lo que sucede confirma
lo que se dice de l, y al revs. Es cierto
que no viviremos todas las tribulaciones
para entonces conocerle, sino las
necesarias. En su sabidura, permitir
pruebas que tambin podamos soportar.
Ya que sabemos el por qu de las
pruebas o los motivos, debemos tambin
conocer el para qu o los resultados,
Para que sometida a prueba nuestra fe,
mucho ms preciosa que el oro, el cual
aunque perecedero se prueba con fuego,
sea hallada en alabanza, gloria y honra
cuando sea manifestado Jesucristo,
en quien creyendo (y conociendo),
aunque ahora no le veis, os alegris con
gozo inefable y glorioso (1P.1:7,8). No
leemos nada acerca de angustia en la
tribulacin, desespero en medio del
apuro, desamparo en la persecucin,
destruccin en la cada. Lo que s habr
son pruebas duras, como si fueran fuego;
luego, alabanza, gloria, honra, alegra,
gozo inefable, esto quiere decir que no se
puede explicar con palabras. El resultado
es un testimonio legtimo y verdadero de
uno, que al pasar por el calor abrazador
de la llama, puede proclamar por s
mismo y ciertsimamente, cmo es Aquel
en quien ha credo.
Muchos creyentes que estn atribulados
en todo, tambin estn angustiados.
Viven las pruebas con tristeza, dolor,
pesar, lagrima, cansancio, queja. No hay
como su carga, nadie comprende su
pena, ningn familiar, creyente, ni
tampoco el Seor. Hacerlo de esta
manera es confirmar lo que el mundo
ensea, Dios nos hace sufrir, pero que
la Escritura, que es la verdad, y la
experiencia, niegan rotundamente. El
propsito de Dios es otro. l no quitar la
tribulacin en nuestras vidas, no lo hizo
as con su Hijo, menos har con
nosotros. Por qu? Para qu?
Cuando los discpulos agonizantes
despertaron al Seor Jess, que estaba
dormido en la barca en medio de la
tempestad, fue cuando conocieron que
tena poder para reprender al viento y al
mar. Maravillados, se preguntaron qu
hombre es este?, y obtuvieron
respuesta. Sin la tormenta, seguiran
ignorantes de quin era el que dorma
entre ellos (Mt.8). Cuando la multitud que
segua a Jess en el desierto tuvo
hambre, los discpulos le animaron a que
les despachara. Tenan como provisin
cinco panes y dos peces, lo cual
alcanzaba solo para unos pocos. En
medio de esa gran prueba, el Seor
satisfizo la necesidad de todos, y sobr.
Si les hubiese dejado ir, los discpulos no
habran conocido la provisin que Dios
tiene siempre para el hombre (Mt.14).
Los que acompaaban a la viuda de Nan
para el entierro de su hijo, no hubiesen
conocido el poder de Dios de levantar a
uno de entre los muertos, si aquel joven
no hubiese fallecido primero, causando
enorme tristeza en su madre. No solo fue
Su poder, sino Su compasin lo que se
extendi por toda Judea y alrededores
(Lc.7). Y as podra seguir.
CONOCIENDO A DIOS A TRAVS DE LAS PRUEBAS
Pg. 4
HABLA,
TU SIERVO
OYE
Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros
ANA RUIZ
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