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Expiación por la verdad 29 Mayo 1993 Cuba es la Jerusalén personal de Guillermo Cabrera Infante. No cada año ni hacia el oriente, como los judíos de todas las épocas, sino cada día su mirada literaria apunta hacia el occidente de la isla en la que vive y donde recuerda a esa otra isla que dejó hace casi 30 años. Mea Cuba es el itinerario intelectual de una Diáspora equiparable, en su dolor y sus frutos, a la de Kundera, Milosz, Kolakowski y Solzhenitsyn. Con una particularidad: ante la caída del orden soviético, Cabrera Infante es ahora quizá, junto con algunos escritores chinos, el disidente literario más ilustre del mundo comunista. Vuelta ha sido su revista desde los tiempos de Plural , desde el principio de los años setenta, cuando a raíz del Caso Padilla y del apoyo de Castro a la invasión soviética a Checoslovaquia, la Revolución Cubana terminaba por perder la inmensa legitimidad histórica y moral de que gozó en su origen. A partir de entonces, Cabrera Infante publicó varios artículos y ensayos memorables, todos reunidos en Mea Cuba y entre los que quizá destacan: "Vidas para leerlas" (sobre los calvarios paralelos de Virgilio Piñera y José Lezama Lima); "Entre la historia y la nada" (esa teoría atroz, pero atrozmente exacta, sobre el suicidio visto como la vocación ideológica de Cuba); y "Vidas de un héroe" (sobre Gustavo Arcos, sobreviviente del Asalto al Cuartel Moncada y, desde hace muchos años, el mayor disidente activo dentro de la isla). Con estos antecedentes, la publicación del libro en Vuelta era previsible: un caso de justicia literaria y editorial. Se trata de un libro -como todos los suyos- de múltiples registros y de una textura verbal en la que cada frase y a veces cada palabra esconden un alucinante caleidoscopio de significaciones. Su trama es la memoria personal del ascenso,

Cabrera Infante: Expiación Por La Verdad

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Texto de Enrique Krau

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  • Expiacin por la verdad

    29 Mayo 1993

    Cuba es la Jerusaln personal de Guillermo Cabrera Infante. No cada ao nihacia el oriente, como los judos de todas las pocas, sino cada da su miradaliteraria apunta hacia el occidente de la isla en la que vive y donde recuerda a esaotra isla que dej hace casi 30 aos. Mea Cuba es el itinerario intelectual de unaDispora equiparable, en su dolor y sus frutos, a la de Kundera, Milosz,Kolakowski y Solzhenitsyn. Con una particularidad: ante la cada del ordensovitico, Cabrera Infante es ahora quiz, junto con algunos escritores chinos, eldisidente literario ms ilustre del mundo comunista.

    Vuelta ha sido su revista desde los tiempos de Plural, desde el principio de losaos setenta, cuando a raz del Caso Padilla y del apoyo de Castro a la invasinsovitica a Checoslovaquia, la Revolucin Cubana terminaba por perder lainmensa legitimidad histrica y moral de que goz en su origen. A partir deentonces, Cabrera Infante public varios artculos y ensayos memorables, todosreunidos en Mea Cuba y entre los que quiz destacan: "Vidas para leerlas" (sobrelos calvarios paralelos de Virgilio Piera y Jos Lezama Lima); "Entre la historiay la nada" (esa teora atroz, pero atrozmente exacta, sobre el suicidio visto comola vocacin ideolgica de Cuba); y "Vidas de un hroe" (sobre Gustavo Arcos,sobreviviente del Asalto al Cuartel Moncada y, desde hace muchos aos, elmayor disidente activo dentro de la isla). Con estos antecedentes, la publicacindel libro en Vuelta era previsible: un caso de justicia literaria y editorial.

    Se trata de un libro -como todos los suyos- de mltiples registros y de unatextura verbal en la que cada frase y a veces cada palabra esconden un alucinantecaleidoscopio de significaciones. Su trama es la memoria personal del ascenso,

  • esplendor y cada de la cultura cubana en este siglo, una cultura marcada por esesuicidio geogrfico que es el exilio. Las imgenes de los grandes exiliadosexternos o internos de Cuba (Lezama, Piera, Lydia Cabrera, Padilla, Franqui,Arenas, Sarduy y, desde luego, el propio Cabrera Infante, entre otros) semezclan con textos sobre escritores mayores (Carpentier, Guilln) y menores(todos los dems) afines o dciles a Fidel Castro; con vietas inolvidables sobreextranjeros enamorados de Cuba (Lorca, Casey, Evans, Hemingway), conautores emblemticos del siglo XIX y con reflejos permanentes de eseparadigma de Cuba que "no debi de morir": el escritor, el defensor de lalibertad, el exiliado, el suicida Jos Mart.

    Obra cuya fibra moral hace pensar en los ensayos y las fbulas de Orwell, MeaCuba es, ante todo, un recordatorio implacable de lo que Cuba perdi cuando"lleg el Comandante y mand a parar"... a parar la libertad de expresin, depensamiento, de creencia, de lectura, de asociacin, de sindicalizacin, deeleccin, de iniciativa, de movimiento, de relacin sexual. En la asfixiada yasfixiante atmsfera de ese "stalinismo con sol", polticos como el Che, CamiloCienfuegos, Yey Santamara, Oswaldo Dortics y varios otros salieron por lapuerta de ese exilio histrico que es el suicidio. En cambio Fidel Castro, quealguna vez convoc el apoyo de todo un continente, no se exilia ni se suicida:slo exilia e induce el suicidio de su pueblo. Estos son los personajes de esepequeo pero inmenso y entraable territorio de la culpa que es Cuba.

    Mea Cuba propone la expiacin por la verdad. En muchos de nuestros mbitosintelectuales, acadmicos o periodsticos el libro ser recibido con toda la gamadel ninguneo (odio, rechazo, desdn, desprecio, descalificacin, silencio) yanatematizado con los adjetivos habituales (reaccionario, resentido,conservador, neoliberal, anticubano, antipopular, gusano). Es la mentalidadescolstica e inquisitorial que no muere: si la realidad contradice a la teora, elproblema es de la realidad; si el heterodoxo desafa la doctrina, no hay quediscutir con l, hay que quemarlo vivo.

    Para obstruir a la verdad, la mentira adopta mil atuendos: olvida los hechos olos hace olvidar, los ignora o pretende ignorarlos, los distorsiona, relativiza,atena o, ms activamente, introduce el poderoso filtro de la ideologa, esaabstraccin irrefutable acompaada de buena conciencia y disfrazada de teoracientfica, que lo justifica todo, empezando por el crimen.

    A pesar de los hechos palmarios, a estas alturas del siglo no faltan quienessiguen repitiendo el rosario de la ideologa; en Cuba el pueblo est en el poder,el poder est en el gobierno de Castro, luego Castro es Cuba y Cuba es Castro."Con Castro todo, contra Castro nada". Los slogans se han vueltointercambiables: Patria o Muerte, Revolucin o Muerte, Castro o muerte. Ytodos desembocan -como demuestra Cabrera Infante- en una exclamacinnica: "Muerte o muerte: Pereceremos!". A los celosos guardianes de esa fe

  • suicida el libro los dejar, en efecto, anticipadamente fros. Pero para muchosjvenes la lectura de Mea Cuba ser reveladora.

    Encontrarn en l hechos que deshacen muchos mitos: milagros de salud queconducen a enfermedades y epidemias nunca vistas, parasos educativos dondeslo se lee lo que el Comandante ordena, edenes de igualitarismo racial dondelos jerarcas son exclusivamente blancos, bloqueos que no impiden laexportacin de 300 mil soldados a Africa y Latinoamrica, prodigios deautonoma logrados con 4 mil millones de dlares anuales de subsidio sovitico,leyendas sobre un sistema justo, equitativo y fraternal, malogrado slo por laonmmoda presencia de Estados Unidos. Claro que los norteamericanos tienenuna inmensa responsabilidad histrica en el trgico destino de Cuba, pero eshora ya de deshacer el mito de que esa responsabilidad es no slo la mayor sinola nica: Rumania, Albania o Bulgaria no vivieron embargos comerciales y sudesastre econmico ha sido idntico.

    Cabrera Infante insiste, a mi juicio con razn, en la manipulacin ideolgicadetrs de la palabra "bloqueo". Lo que Estados Unidos ejerce es un "embargo"que Cuba -a pesar de la lamentable Ley Torricelli- podra revertir eficazmente situviera productos o divisas con qu comerciar. No los tiene porque aboli elmercado, porque at su destino al de la URSS y por una razn estructural queadmiten ahora todos los pases de Europa del Este, la mayora de los votantesen Rusia, y aun los gobiernos totalitarios de China y Vietnam: el fracasoeconmico del comunismo.

    Estas verdades razonadas por Cabrera Infante conmovern seguramente allector sensible y atento, pero lo impresionar an ms el cotejo de la situacincubana con la defensa de Castro que suelen hacer muchos acadmicos,periodistas y escritores mexicanos que se presentan como adalides de la libertady la democracia. Cmo concilian la persecucin de homosexuales -tradicionalen la Cuba de Castro-, con su propia militancia por los derechos sexuales enMxico? La cacera de gays -o maricas, como se les dice en la isla- esreprobable en Chiapas pero tolerable en Cuba? Cmo concilian su fervordemocrtico en Mxico -en particular, su defensa de las libertades polticas yobreras- con la ausencia total de democracia y libertad en Cuba? O creern,como ha dicho un antiguo socilogo mexicano -hoy telogo pstumo delposmarxismo- que "Cuba es la sociedad ms democrtica del mundo"? Estacomplicidad con la mentira recuerda las palabras de Orwell: "el enemigo msserio del espritu de la veracidad y libertad de pensamiento no est en losburcratas, los magnates, los polticos sino en los propios intelectuales enquienes se ha debilitado el deseo de libertad y la creencia en las verdadesobjetivas... Todo escritor que adopta el enfoque totalitario, que encuentraexcusas para la persecucin y la falsificacin de la realidad, se destruye a smismo".

  • Esa confiscacin, esa compra, esa adulteracin general de la libertad depensamiento es quiz la falta histrica mayor de Fidel Castro, la que convierte ala situacin cubana en un secuestro colectivo que no osa decir su nombreporque muchos cubanos no tienen siquiera los elementos de juicio para verlocomo tal. Pero si algo demuestra la historia del siglo XX es que la libertad no esconfiscable: pertenece al orden natural.

    En ese orden se inscribe, a l sirve, Guillermo Cabrera Infante. Es un enemigopblico nmero uno justamente porque no se ha destruido a s mismo:representa la libertad de pensamiento y la fe en la verdad. Mea Cuba se leersubrepticiamente en La Habana, pero dentro de algn tiempo, como la propiaCuba, exiliada de su exilio, saldr a la luz.

    El Norte

    Cabrera Infante, Guillermo Cuba

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