Calvagno - Semanario CGT, Sección Cinematografía

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  • Vol. 7, No.3, Spring 2010, 38-81

    www.ncsu.edu/project/acontracorriente

    El primer cine industrial y las masas en Argentina: la

    seccin Cinematografa del semanario CGT

    (1934-1943)*

    Joaqun Calvagno

    Universidad de Buenos Aires/CONICET

    1. Los comienzos del sonoro: las masas y lo popular

    Entre 1933 y 1945 Argentina se convirti en el principal centro de

    produccin y distribucin de films en espaol, con casi dos decenas de

    productoras y estudios, un funcionamiento sistemtico y distribucin

    estable. Con el atractivo adicional de las producciones nacionales, el

    cinematgrafo, que ya desde la dcada anterior atraa una concurrencia

    mayor que el teatro, confirm su supremaca en el gusto del pblico.1

    * El autor quisiera agradecer a Mnica Szurmuk por sus comentarios sobre este trabajo.

    1 Durante la crisis, muchas salas de barrio se convirtieron en cine-teatros que ofrecan funciones cinematogrficas a precios econmicos.

  • Calvagno

    39

    En 1940 haba 174 salas de cine en Buenos Aires, contra apenas 34

    establecimientos dedicados al teatro. A diferencia de las salas teatrales, que

    estaban concentradas en el rea cntrica, los cinematgrafos se hallaban

    distribuidos de manera ms uniforme en toda la capital, incluyendo los

    nuevos barrios populares del oeste y el noroeste y los distritos del sur, ms

    antiguos pero igualmente populares. Diversas fue ntes coinciden en que el

    pblico obrero y popular que concurra a las salas de barrio, as como el

    pblico modesto de las localidades del interior, prefera las pelculas en

    castellano, y las argentinas, antes que las mexicanas o espaolas.2 Por el

    contrario, en las salas de primer orden ubicadas en la zona cntrica se

    exhiban nicamente films extranjeros, mayormente norteamericanos (La

    Pelcula, 10 dic. 1938: 1; Heraldo, 31 mayo 1939, 65; Heraldo, 8 jul. 1942).

    El precio de la butaca de cine se mantuvo en una media de 75 centavos en

    los diez aos que van entre 1933 y 1943, un valor considerablemente

    inferior al de las localidades teatrales. En los cines de barrio se ofrecan

    funciones de tres, cuatro y hasta cinco pelculas por un valor accesible a un

    presupuesto modesto, ofreciendo un esparcimiento dominical3 para los

    trabajadores de ambos sexos, ocupados durante la semana, y para familias,

    nios y nias, cuya asistencia se vea favorecida porque la entrada para

    2 Las pelculas habladas en otros idiomas solan ser subtituladas, lo que

    supona un impedimento para pblicos populares en los que destacaban inmigrantes, nios y, especialmente en el interior, analfabetos. El doblaje no haba prosperado, aparentemente debido a que las voces no eran argentinas. Adems, el sistema tena problemas tcnicos. (Heraldo, 8 jul. 1942: 108)

    3 Las salas de barrio slo se llenaban durante el fin de semana (La Pelcula, 4 ago. 1938: 1+)

    0%

    10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90%

    100%

    1927 1930 1931 1932 1933 1934 1935 1936 1937 1938 1939 1940 1941 1942 1943 1944

    Fuente:

    Revista de Estadstica Municipal (1927-1944)

    Concurrentes (porcentaje)

    Cine-teatros Cines Teatros

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    40

    menores era de un valor mdico. El cine, junto con la radio, proporcion a

    las gentes de las diversas ciudades y provincias una primera vivencia

    cotidiana de la nacin, que se transmutaba as de mera idea poltica en

    Precio por localidad (promedio anual y tendencia)

    Teatros

    Cines

    $ 0,00

    $ 0,50

    $ 1,00

    $ 1,50

    $ 2,00

    $ 2,50

    1927 1930 1931 1932 1933 1934 1935 1936 1937 1938 1939 1940 1941 1942 1943 1944

    Fuente:

    Revista de Estadstica Municipal (1927-1944)

  • Calvagno

    41

    vivencia, sentimiento y cotidianidad (Maranghello El cine). No fue

    extrao que para un pblico conformado por trabajadores, empleadas y

    amas de casa se produjeran films en los que ellos y ellas eran tambin

    protagonistas. Una corriente realista, social y urbana aprovech los

    formatos de consumo de las masasel sainete, la revista, la comedia

    sentimental, el musical, el tango, el ftbolpara narrar sus experiencias,

    signadas por los procesos de urbanizacin, la inmigracin europea, las

    migraciones internas, la dicotoma centro/suburbio, la conformacin y

    derrotero de diferentes sectores sociales, la desocupacin y la renovacin

    de las costumbres (Lusnich El drama 31+).

    Gino Germani seal este proceso de modernizacin acelerada

    como la clave explicativa del fenmeno peronista. Como resultado del

    mismo, se conform un ncleo popular sin experiencia poltica y sindical,

    esencialmente distinto del sector obrero ya establecido, que pudo ser

    manipulado por una lite militar sobre la base de una forma de

    tradicionalismo ideolgico. No se ha reparado suficientemente en que,

    adems de esta dinmica de cambio ecolgico, la tesis de Germani sobre los

    orgenes del peronismo descansaba en una percepcin de los problemas

    polticos contemporneos que tena una deuda fundamental con la Escuela

    de Frankfurt (Blanco 107 115+). En ltima instancia, la clave explicativa del

    fenmeno totalitario resida en el diagnstico frankfurtiano de una crisis en

    la cultura, que anclaba en el nacimiento de una sociedad de masas y la

    consiguiente separacin entre lites y masas; en el ejercicio potencial de la

    manipulacin merced a los modernos medios de comunicacin y

    propaganda, y en la gestacin de un tipo psicosocial pasible de ser

    manipulado. Germani sostuvo que la irracionalidad de las masas en los

    orgenes del totalitarismo result de su impermeabilidad a la experiencia,

    de su incapacidad para actuar conforme a sus verdaderos intereses, an

    cuando en el caso peronista esto estuviera matizado por las condiciones de

    poltica oligrquica y represin, y el dficit de individuacin emanaba de la

    persistencia de una cultura poltica tradicional, de tipo paternalista. De

    acuerdo a la tesis germaniana, en el perodo anterior al peronismo las

    direcciones sindicales, celosas de su autonoma, de orientacin izquierdista

    e internacionalista, deberan haberse mostrado indiferentes o refractarias

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    42

    la construccin de una identidad nacional y a la masificacin de la cultura,

    aducido origen de la heteronoma de las masas. En este trabajo

    pretendemos abordar, inspirados por esta problemtica, una experiencia de

    intervencin en la cultura cinematogrfica en una publicacin sindical.

    A partir de 1938 CGT, semanario de la Confederacin General del

    Trabajo (CGT),4 comenz a editar la seccin Cinematografa, que

    consista en una crnica de las pelculas en cartel, noticias del mundo del

    teatro y la cinematografa, entrevistas a representantes del espectculo y

    comentarios de opinin. Se seal como uno de sus objetivos el darle al

    peridico sindical la agilidad necesaria para hacerlo ms asequible a todos

    los sectores de opinin (27 abr. 1938: 12).5 Era propuesto tambin como

    un espacio donde saldar cuentas con aquellos que no merecen contar con

    el aplauso de la masa laboriosa, que es, a fin de cuentas, la que labra las

    reputaciones de muchos de los que despus gozan burlndose de nuestras

    ms caras aspiraciones (27 mayo 1938: 12). Supona tambin conformarse

    a un formato grfico generalizado, que haca ya tiempo haban adoptado las

    publicaciones que competan con la de la CGT. Esto representaba una

    adaptacin a esa realidad en la que el cine, el ftbol, la radio o el mundo de

    las estrellas eran parte actuante de la vida diaria de las personas. Pero

    supona una revisin parcial, aunque significativa, de formulaciones

    anteriores con respecto a las formas de la moderna cultura de masas.

    Sin duda no era unilateral el camino para conjugar las finalidades

    de la organizacin obrera con su voluntad de penetrar en el tiempo de ocio

    de los trabajadores y sus familias, donde se encontraban con la

    competencia de otros tantos espacios de sociabilidad y con diversas

    alternativas para decodificar los mensajes flmicos. Era una transaccin

    sutil con las innovaciones de una sociedad modernizada. Entonces, a fines

    de la dcada de 1930, consumado el avance de la industria de masas sobre

    4 Establecida la CGT en septiembre de 1930, desde 1934 emprendi la

    publicacin de CGT con una tirada semanal. En diciembre de 1935 fue desplazado el grupo sindicalista revolucionario que permaneca al frente de la direccin de la Confederacin desde el momento de su creacin. Gracias al apoyo del poderoso sindicato ferroviario y de gremialistas socialistas y comunistas, la CGT ubicada en Independencia 2880 retuvo el mayor nmero de organizaciones y afiliados. Este trabajo se refiere al peridico de esta central.

    5 A menos que se indique lo contrario, todas las referencias a publicaciones peridicas corresponden a CGT.

  • Calvagno

    43

    la cultura popular, un par de colaboradores de la central obrera se propuso

    influir por medio de la censura o el aplauso, sobre la produccin y el

    consumo del arte, de manera de acercarlo a las orientaciones sindicales. La

    prensa obrera semanal se convirti as en un espacio de enunciacin dentro

    del campo de la cinematografa, una institucin de consagracin similar a

    las muchas tribunas que ya existan, en la forma de publicaciones

    especializadas, suplementos, pginas, columnas y audiciones dedicados a la

    pantalla (Bourdieu 142).6

    A pesar de la clsica admonicin de Foucault contra toda tentacin

    de asumir la coherencia del autor y de la obra como fundamento de una

    hermenutica, nos detendremos en la trayectoria de quienes asumieron la

    tarea de la crtica desde las pginas de CGT. Entre ellos sobresali Manuel

    F. Fernndez. Aunque desarroll una labor profesional como secretario de

    redaccin en un diario local de Berazategui (una pequea localidad cercana

    a Buenos Aires), Fernndez estuvo ligado a la Unin Ferroviaria y a su

    peridico, El Obrero Ferroviario, por lo menos desde mediados de los aos

    veinte. En CGT se desenvolvi como redactor, cronista, ocasional poeta y

    crtico cinematogrfico. Al principio, Fernndez comparti la tarea de la

    redaccin con ngel Boffa, un actor teatral y cinematogrfico, destacado

    militante del Sindicato Argentino de Actores (Klein 39+). Al poco tiempo

    ste abandon esa responsabilidad, que quedara en lo sucesivo a cargo de

    Fernndez exclusivamente.

    6 En el Buenos Aires de principios de los cuarenta podan verse o

    escucharse comentarios y crticas cinematogrficas en los diarios Accin Argentina, Argentinisches Tagenblatt, Buenos Aires Herald, Crtica, El Diario, El Mundo, El Nacional, El Pueblo, La Nacin, La Prensa, La Razn, La Vanguardia, Libre Palabra, Noticias Grficas y The Standard, en las radios El Mundo, Excelsior, Belgrano, Portea, Argentina, Mitre, Municipal, Callao y Prieto, as como en las revistas El Hogar, Estampa, Vosotras, Aqu Est, Radiolandia, Antena, Mundo Argentino, Sintona y Para Ti, lo mismo que, por supuesto, en las numerosas publicaciones dedicadas a la crtica cinematogrfica: Cine Prensa, La Pelcula, El Heraldo, Cine, Film, El Imparcial, Cine Argentino y La revista del exhibidor. Incluso varios de los modestos peridicos barriales tenan una pgina dedicada a las novedades de la cinematografa (Heraldo, 2 ene. 1942: 8; Heraldo, 13 ene. 1943: 1)

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    44

    2. Las tradiciones en el sindicalismo: arte social, pedagoga y reforma

    popular

    El primer amago de una propuesta novedosa en relacin con los

    medios de comunicacin de masas apareci en 1936, cuando la CGT

    anunci el proyecto de hacer frente a la influencia de los poderosos medios

    de difusin de que dispone la clase dominante, mediante el uso racional de

    los modernos medios de propagandala prensa, la radiotelefona y el

    cinematgrafo. Alentaba la exhibicin de pelculas de carcter social y

    educativas, especialmente confeccionadas [...] para poder congregar a

    grandes masas de obreros, sus mujeres y nios, que ahora difcilmente

    acuden a una conferencia, por atrayente que sea el tema (3 ene. 1936: 2).

    Esta propuesta vena a sintetizar prcticas ya vigentes: haca varios aos, la

    Unin de Obreros Municipales haba rodado el documental Qu hacen y

    qu pueden hacer las instituciones gremiales, exhibida en numerosas

    ocasiones para difundir la obra sindical (La Vanguardia, 28 jul. 1934: 4; La

    Razn, 8 ene. 1939: 6). Por otra parte, en las veladas sindicales se

    proyectaban films de diversa ndoledocumentales, ficciones de

    trascendencia social o poltica, films de simple entretenimientocon

    propsitos que variaban desde amenizar un ciclo de conferencias, cultivar

    al pblico o inducir en l la simpata por determinada causa.

    Sin embargo, entre los intelectuales ligados al gremialismo no

    exista una posicin homognea al respecto. En 1936 Fernndez razonaba,

    sintetizando un parecer consolidado desde tiempo atrs, que a travs del

    control de todos los medios de propaganda: la prensa, la radio, el

    telgrafo, la burguesa daba importancia extraordinaria a las

    manifestaciones deportivas [...], creando dolos y fanatismos estpidos y

    explotando los ms bajos sentimientos del populacho. En una imagen que

    abusaba del efecto argumentativo de la moralidad sexual, condenaba la

    cultura que se prostituye noche a noche en las salas infectas de los cabarets

    y las boites de moda, a los pies de las bailarinas famosas [...] la que irradia

    de los grandes films de Hollywood con la aparatosidad de estrellas []

    ascendidas a la cumbre del arte no por lo que valen sino por lo que han

    sabido dar a tiempo a los tiburones del cine (31 ene. 1936: 1). Fernndez

    pona en paridad la propalacin radial de venenos alcohlicos y de los

  • Calvagno

    45

    resultados de las carreraslacras combatidas desde antiguo por los

    dirigentes obreroscon el nuevo opio de las pueblos: las audiciones

    radiofnicas que fomentaban la idolatra por las luminarias de la pantalla

    (25 oct. 1935: 4). Frente a esta moderna industria del espectculo de masas,

    Fernndez delineaba idealmente una cultura obrera bien inmunizada

    contra toda influencia corruptora. Claro que, como sola ocurrir, en

    determinado punto encareca a los trabajadores para que se abstuvieran de

    cualquier contacto con el monstruo de la industria de masas, lo que

    revelaba que la postulacin de una cultura proletaria militante, slida e

    intangible, no pasaba de ser la expresin de un ideal. Estas denuncias

    recuerdan en mucho a las formulaciones de Adorno y Horkheimer en

    contra de la masificacin de la cultura, transformada en un sistema de

    diversin industrializada que embotaba el juicio. Evocan, asimismo, a los

    intelectuales reaccionarios que perciban en la masificacin en avance, una

    decadencia de las formas de relacin asociativa que localizaban en la

    comunidad tradicional, y que Fernndez hallaba en la vitalidad de la accin

    obrera y sindical (Swingewood).

    La moderna cinematografa plante un desafo a la izquierda y el

    sindicalismo. Desde el momento que abordaba a su auditorio a partir de un

    medio ajeno al contacto directo y a la palabra escrita, comprometa toda la

    primaca de enunciacin que los medios obreros reclamaban para s como

    guas de la mentalidad obrera. La atraccin del cinematgrafo amenazaba

    con sustraer a los trabajadores y a sus familias de otras tramas de

    vinculacin, incluyendo a las organizaciones de clase. Sin embargo, el cine

    nacional haba dado muestras de una autntica preocupacin ante las

    cuestiones sociales, que hallaba respuesta en un pblico que lo segua con

    entusiasmo; y Fernndez y Boffa tenan un conocimiento bastante

    pormenorizado del medio local, lo que facilit la posibilidad de un

    entendimiento. La tentativa de dar al arte cinematogrfico una funcin

    pedaggica y poltica era una estrategia para orientar el desafo que esta

    nueva industria representaba, en un sentido congruente con el papel que

    los dirigentes pretendan arrogarse como tutores legtimos de los

    trabajadores. Como ningn otro medio, el cine tena la ms vasta influencia

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    46

    en el pblico popular sobre el que aspiraba a influir el sindicalismo.7 Esta

    estrategia era heredera de las experiencias que anteriormente vincularon a

    sindicatos y vanguardias, como la de los Artistas del Pueblo (Frank), y se

    alimentaba de la conviccin crecientemente admitida por las izquierdas, de

    que artistas e intelectuales deban asumir un compromiso con su tiempo. El

    propio Fernndezcomo se revela en el obituario de Jos Santos Chocano

    aparecido con su firma en 1934 (28 dic.: 4)particip de este parecer,

    aunque se abstuvo de ceir al arte a disposiciones polticas o estticas

    rgidas.

    3. La industria cinematogrfica y el star system

    Un rango de las apelaciones de Fernndez se diriga a quienes eran

    los verdaderos artfices de esta industria: distribuidores, exhibidores,

    productores y, sobre todo, directores cinematogrficos, instndolos a

    comprometerse con la causa de los trabajadores. Esta propuesta remita a

    las caractersticas del campo de la cinematografa local: dinmico y

    permeable, y a la orientacin de varios argumentistas y directores. Las

    culpas por las penurias del arte flmico nacional solan recaer sobre

    estudios y productores. Se les endilgaba su falta de visin y su vocacin

    mercantil. La subordinacin a esos platudos que por tener dinero se

    creen con derecho a fijar las lneas de un arte futurista, impeda el triunfo

    de una concepcin flmica ms fiel a la sensibilidad autctona (15 ago.

    1941: 8).8 Desde una posicin de izquierda, Fernndez volva a impugnar la

    masificacin de la cultura y pona en cuestin los mecanismos de

    funcionamiento de una industria que avasallaba al arte, que se est

    midiendo por la cantidad de pesos que produce un dramn radical o una

    desesperante pesadilla cinematogrfica (18 jul. 1941: 7). La crtica se

    extenda hasta el entero sistema de promocin y lanzamiento de las

    estrellas, hechas entre bastidores y en concilibulos misteriosos de puertas

    7 CGT sostena que El 90 % de la clientela de la produccin de pelculas

    nacionales est entre nuestros lectores. / Millones de obreros prefieren el cine criollo como su espectculo favorito. (24 jun. 1938: 11) En 1942, dos cadenas de distribucin, la Metro y Geralcine hicieron publicidad en el semanario CGT adhiriendo a la celebracin del da del trabajador.

    8 Un juicio muy distinto merecieron las experiencias alternativas del teatro o el proyecto de Artistas Argentinos Asociados, que pretenda eludir la subordinacin a los tiburones de la cinematografa (10 oct. 1941: 7).

  • Calvagno

    47

    adentro, (18 jul. 1941: 7) y de divos que desprestigian a la repblica,

    feminizacin que marcaba al varn que se degradaba en objeto de las masas

    y del placer escpico (Huyssen 101; Mulvey 835+). Esto lo lograban,

    denunciaba, mediante trucos de publicidad, elevando a figuras endebles de

    los crculos artsticos, cuya fama se debe no a sus mritos ni a su capacidad,

    ni a su cultura (1 ago. 1941: 7), y gracias a la existencia de clubs de miles

    de mujeres lo bastante neurticas como para sentirse atradas por dos o

    tres muecas sin arte ni mrito (20 nov. 1942: 7). La identificacin

    femenina que habit en el primer cine industrial latinoamericano era en

    parte lo que provocaba esta reaccin de los crticos varones (Lpez).

    Fernndez arremeta contra los mtodos de produccin de la industria del

    espectculo, en la que cumplan la parte principal los figurones de

    publicidad cinematogrfica y periodstica (6 nov. 1942: 7). Este sistema

    vena a abrir un cortocircuito en las lneas de consagracin del mrito

    individual, introduciendo subrepticiamente, una personalidad que no

    existe, palabras que traslucen el estupor de Fernndez ante el despliegue

    de un mundo fantasmagrico. El encumbramiento de las estrellas no

    responda a la lgica puritana del trabajo, de acuerdo con la cual el

    sacrificio trasluca los mritos adquiridos a travs de la actuacin

    consciente y de un acreditar constante de capacidad y de talento, sino a los

    dispositivos delusorios de la industria del entretenimiento, que introducan

    una distincin escandalosa en la ponderacin de unos y de otros.

    Avanzando en una formulacin terica, se dira que los

    procedimientos de consagracin de las estrellas se verificaban, en primer

    lugar, en trminos de su valor de uso, en tanto que la corporalidad humana

    se transmutaba en astros consumidos a medida que su imagen etrea se

    plasmaba en la tela o la revista. Se instalaba as una relacin fetichista entre

    las masas y las figuras del celuloide, en las que se proyectaban los deseos y

    frustraciones de aqullas. Esta relacin era anloga a la que se estableca

    entre dirigentes y dirigidospudiendo ensayarse los saltos o el trnsito del

    arte a la poltica9en la nueva era de comunicacin de masas que entonces

    9 Durante la democracia radical fue creado el partido de la Gente de Teatro,

    que en su primera y nica presentacin electoral alcanz un margen considerable de los sufragios. En los aos treinta, actores y actrices utilizaron su fama para amplificar la proyeccin pblica de varias demandas gremiales e incidir en la

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    48

    estaba despuntando y cuyas consecuencias no podan entreverse del todo

    en un pas gobernado por el fraude. (Es significativo que quien intentara

    ulteriormente personificar al pueblo-nacin, asocindose con la

    incorporacin poltica de las masas y las mujeres, fuera actriz, poltica y

    mujer.) En particular, el registro de la presentacin pblica de las estrellas

    adelantaba ya a un gnero de fabricacin del carisma que diverga del tipo

    clsico destacado por Max Weber, basado en la metodicidad y el sacrificio,

    que era justamente el que primaba en los planteles militantes de un

    sindicalismo pre-burocrtico y tena una familiaridad congnita con el

    trabajo capitalista. Por el contrario, la estetizacin de las figuras pblicas

    asociadas entonces con el espectculo, descansaba sobre una nocin del

    genio, del individuo irrepetible, que representaba una reformulacin del

    carisma (Falasca Zamponi).

    Pero el problema no se vinculaba slo con este cortocircuito en las

    identidades de las masas, que amenazaba con suspender lealtades de otra

    ndole e instalar pasiones consideradas artificiales. La fabricacin de las

    estrellas repercuta a su vez sobre su valor de cambio, que no guardaba

    proporcin con el de los trabajadores del ramosujetos a horarios

    arbitrarios y a una explotacin desenfrenaday frente al cual figuras ya

    consagradas en las tablas o en los estudios corran el riesgo de verse

    desvalorizadas. Redondeando su ataque al star system, Fernndez

    recuperaba un leit motiv de los estudios y productoresla denuncia de los

    contratos escandalosamente elevados de las principales estrellas, que

    repercuta directamente sobre sus bolsillospara reivindicar el trabajo de

    todos los que intervenan en la produccin cinematogrfica. Comenzaba

    por poner en juicio el funcionamiento injusto y arbitrario de la industria

    flmica y de sus artificiosas jerarquas, para continuar en una denuncia de

    las condiciones laborales y salariales de actores, extras, obreros y tcnicos

    de la industria.

    El encumbramiento artificial de estas figuras, hecho por estos

    medios, produca serias anomalas en el arte cinematogrfico. Su

    consecuencia ms funesta marchaba en desmedro de la calidad de una

    negociacin poltica (De Privitellio; Klein). Tambin desde CGT se ensayara una estrategia de este tipo.

  • Calvagno

    49

    obra, y en primer lugar de su narrativa, pues los argumentos hay que

    escribirlos para el seor o la seora que ha de ser figura primersima, y si el

    argumento se niega a someterse a esa tirana que lo parta un rayo! (15

    ago. 1941: 8). No eran pocas las realizaciones nacionales que podan gustar

    al sector del pblico encariado con las gracias teatrales del protagonista.

    Pero en la que intilmente se buscan valores tcnicos ni interpretativos (13

    feb. 1942: 7). Fernndez lament en reiteradas ocasiones el rumbo que

    parecan tomar las producciones locales. Destacaba con tono puritano los

    psimos ejemplos que ellas brindaban a los espectadores, abogando por

    mantener bien alta la reputacin del argentino frente a propios y ajenos.

    Sorprendentemente, este tipo de opiniones, que continuaban las sostenidas

    tradicionalmente por el sindicalismo y eran compartidas por un socialismo

    inclinado a reprimir muchos aspectos de la cultura popular, no se

    distinguan en mucho de las de Carlos Alberto Pessano, joven director de la

    revista Cinegraf y asiduo colaborador del diario catlico y reaccionario El

    Pueblo.10 Los films de los estudios Lumitn y de su director estrella,

    Manuel Romero, eran las vctimas favoritas de Pessano y de Tato, como

    tambin las de Fernndez (Spinsanti y Spadaccini). Pessano coincida en

    que si la pantalla representaba al pas en la imagen de malevos, guitarristas

    y tangos, era porque los productores, mercachifles del celuloide, slo

    miraban la faz comercial de la industria. (Maranghello Cine y Estado

    24+) Extraamente cercanos, izquierda y derecha abrevaban en una

    corriente de rasgos elitistas y moralistas que ponderaba el potencial

    pedaggico de la cinematografa y reivindicaban al arte por sobre la

    degeneracin que le impona su produccin mercantil. Fernndez

    condenaba un arte industrializado que se agotaba en la exterioridad de la

    forma y del estilo y se mantena alejado de la vida. Lejos de la fascinacin

    por la tcnica (Sarlo Una modernidad), se haca eco de la contraposicin

    europea, de corte aristocrtico, entre Zivilitation y Kultur, y de una visin

    10 Pessano se preocup por la potencialidad educativa de la cinematografa,

    condenando cualquier atisbo de inmoralidad, en lnea con las disposiciones papales. Inquieto por aventar cualquier interpretacin que atentara contra la reputacin del pas en el exterior, se mostr particularmente sensible por la calidad de las cintas que se exportaban. Pretenda que el cine argentino difundiera las bellezas naturales, los hitos de la historia y los textos folklricos, a fin de alimentar el espritu nacional. (Kriger 191-201)

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    50

    crtica y pesimista de la cultura contempornea, similar a la que sostena

    entonces el influyente Ortega y Gasset. Mucha tcnica, pero hueca No se

    pone, como debiera hacerse, al servicio del arte y de la civilizacin (21 jul.

    1939: 8).

    Resulta llamativa la recurrencia con que las mujeres eran vctimas

    de las invectivas de Fernndez. La pesada monotona de los films

    fabricados para uso exclusivo de figuras intrascendentes, saturados de

    romanticismos neurticos y enfermizos era atribuida a las posibilidades de

    consumo que hallaban en las disposiciones irracionales de su pblico

    femenino, incapaz de adquirir una distincin superior en sus gustos (4 jun.

    1943: 7). En tanto los gneros del primer cine, el melodrama lacrimgeno y

    la comedia sentimental, fueron emblemticamente femeninosaunque los

    varones no estuvieron en modo alguno excluidos de sus pblicos

    Fernndez, lo mismo que Jorge Luis Borges o Ulyses Petit de Murat,

    exaltaban, por contraposicin al sentimentalismo, la reciedumbre de un

    dramatismo despojado (Sarlo El imperio; Maranghello El modelo). Si

    esto lo colocaba en la corriente modernista que haba proclamado la

    supremaca de la tragedia, tambin obedeca a la confianza, acaso ingenua,

    del realismo social en formas discursivas que provocaran la identificacin

    del pblico (Adorno y Horkheimer 198; Trastoy 485). Fernndez eluda

    referirse a las producciones que le interesaban en lo que haca a sus tramas

    romnticas, que solan ser el atractivo principal para el pblico popular,

    juvenil o femenino que las consuma con avidez (aunque otorg un distingo

    a films cuya economa diegtica descansaba, en parte, en su protagonista

    femenino11). Destacaba su espesor tcnico y artstico, su significacin en lo

    que tena que ver con la identidad nacional, sus alcances sociales, etc.,

    tpicos que identificaba implcitamente con posiciones emblemticamente

    masculinas: la esttica, la poltica, el sindicalismo. Cuanto mucho,

    comentaba que unidos a los aspectos que l consideraba ponderables, una

    pelcula tena los pasajes sentimentales que podan interesar al espectador

    medio. Como otros varones dedicados a la crtica cinematogrfica o

    11 En Bruma en el Riachuelo, por ejemplo, exaltaba la reciedumbre de su

    protagonista, abandonada por un hombre con quien haba tenido un hijo y sin embargo llena de bondad, pero tambin de energa para defender a los suyos (15 mayo 1942, 7).

  • Calvagno

    51

    literaria, Fernndez trazaba as su distincin con respecto al gusto de las

    masas populares, femeninas a la vez que feminizadas: un rasgo elitista y

    misgino compartido por muchos defensores del alto arte (Huyssen 89+).

    Heredero, quizs sin advertirlo, de los temores manacos frente al avance

    de las masas y las mujeres, Fernndez conden la mercantilizacin de la

    cultura mediante la alegora de la prostitucin femenina. Aunque era

    hombre de ideas progresistasdestac el film Yo soy su marido como una

    stira bien dirigida contra la tendencia industrial a no permitir que las

    mujeres casadas retengan sus puestos de trabajo (11 jul. 1941: 7)no

    dejaba de mostrar cierta suspicacia frente al desempeo de la mujer en una

    labor que retribua mrgenes de independencia y publicidad que

    sospechaba riesgosos. La forma en que ellas solan aparecer con mayor

    frecuencia en sus reseas crticas o en sus expresivos manifiestos

    verdaderos metadiscursos del gran texto cinematogrficoera como

    objetos de representacin del deseo y la dominacin masculinos. En su

    forma ms baja, como imaginarias cocottes fulgurando en la tela

    compaeras de juergas [de los potentados de las empresas] en los

    cabarets o en las boiteso, bajado el teln, como figuras cuyo camino a la

    consagracin estaba envuelto en sospechados negocios sexuales (31 ene.

    1936: 1). Ambas actividades, contrapuestas a los roles femeninos de madre,

    amante, novia, hermana, hija, amorosa compaera del obrero, significaban

    la resignacin de una pureza que, a consideracin de Fernndez, era lo ms

    digno de su ser. Para las mujeres que erraran por el difcil camino hacia el

    estrellato, el resultado no era nada seguro. Fernndez no pudo evitar la

    tentacin de utilizar sus veleidades literarias para hacer una ilustracin

    moral de esas desventuradas explotando un registro tanguero y

    folletinesco. As surgi la historia de la muchachita que cantaba en un

    obscuro cafetn de barrio, ante el ncleo de admiradores compuesto por los

    muchachos de la barra de la esquina. Lanzada de un da para el otro al

    estrellato, esos mismos muchachos pudieron verla protagonizando un

    comercial en la pantalla del cinematgrafo. Pero tan rpido como ascendi,

    as de vertiginosa fue tambin la cada: Lleg anoche de vuelta y no ha

    parao de llorar (11 sep. 1942: 7).

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    52

    As, frente al avance de la cultura cinematogrfica la fascinacin

    alternaba con la vena crtica y un tono frecuentemente pesimista. Sin

    embargo, a la vez, CGT desarroll una obra en pro del acercamiento

    entre artistas y trabajadores que comprendi una serie de reportajes a los

    artistas argentinos a travs de todo un ao, procurando mostrar que en

    cada uno de ellos haba un camarada sincero, que conoce los problemas

    del trabajo y apoya y comparte todas nuestras inquietudes (1 jul. 1938:

    11).12 Se trataba de personalidades ligadas al teatro, varias de las cuales

    destacaban en los elencos cinematogrficos y radiofnicos, que exhiban

    una genuina simpata con la causa de los trabajadores (aunque en

    ocasiones esto era, sin ms, una muestra de cortesa, sino un subrepticio

    autobombo) o apoyaban activamente las causas patrocinadas por el

    sindicalismo, como la defensa de la Repblica espaola o la lucha contra el

    fascismo mundial.13 Utilizando los tpicos planos fotogrficos y los

    comentarios de rigor del mundo estelar (al estilo de [ngel Magaa,] el

    destacado galn, joven y firme valor de la cinematografa argentina),

    Fernndez aprovechaba as a su manera la atraccin de las figuras del

    estrellato para hacer una obra educadora que reconoca el nuevo lugar que

    los artistas y el mundo artstico tenan en tramas identitarias atravesadas

    por la industria de masas.

    4. Visiones de Hollywood la fascinacin y la sospecha

    Aunque en sus primeras reflexiones Fernndez conden a

    Hollywood como sincdoque de la mercantilizacin de la cultura, lo que

    tendi a primar fue la admiracin. Primeramente, como ocurra con otros

    latinoamericanos de izquierda (Borge 43), Fernndez pudo valorar la

    cinematografa norteamericana por el simple hecho de que trajera un

    soplo de renovacin y de futurismo artstico, como era el caso de Fantasa

    de Walt Disney (6 feb. 1942: 7), o una composicin extraordinaria, como en

    12 Este intercambio era fruto de una estrategia de la Asociacin de Actores,

    que pretenda avanzar en la sindicalizacin. Con ese fin, ngel Boffa se encarg de preparar la columna La voz del actor, dedicada a las reivindicaciones de los artistas de cine, radio y teatro.

    13 Es evidente que esta bsqueda de apoyos en el mundo del estrellato no haca ms que reproducir las infructuosas tentativas del sindicalismo por alcanzar el favor de los hombres en el poder.

  • Calvagno

    53

    las obras de Alfred Hitchcock y Orson Welles. En segundo trmino, las

    producciones norteamericanas haban podido incorporar en sucesivas

    ocasiones aspectos nacionales propios de los pases sudamericanos, que

    constituan uno de sus principales mercados de consumo. Fernndez

    alababa Saludos de Disney, un verdadero caleidoscopio de colores,

    msica, detalles y cosas nuestras, que convierten a esta produccin [...] en

    algo que, realmente, merece ser visto y valorado por los pueblos de Sud

    Amrica. Luego de alegrarse por ver a los personajes de Disney hacer un

    safari por el subcontinente y entremezclarse con sus paisajes y sus

    personajes tpicos (Hay que ver a Bucfalo transplantado con sus

    implementos de cow boy del far west del norte al far west del sur y vestido

    de gaucho!) Fernndez conclua que las impresiones recogidas por l se

    ajustan a la ms estricta realidad (9 oct. 1942: 7). Lejos de una visin

    crtica de cmo la cinematografa estadounidense estigmatizaba la realidad

    nacional y latinoamericana, consideraba, por el contrario, que vena a

    reflejarla con respeto y fidelidad. Sin duda, la poltica del Buen Vecino y la

    batalla universal contra el nazifascismo haban amenguado la veta

    antiimperialista de aos anteriores,14 en una evolucin paralela a la de

    muchos liderazgos sindicales y polticos. En el fondo, la imitaciny

    emulacinde Hollywood por parte de la cinematografa argentina, la

    promisoria acogida de sta en los pblicos hispanoparlantes y el

    entusiasmo de Fernndez con estos progresos, facilitaban el acercamiento

    con la metrpoli del cine.15

    Otro motivo de esta correspondencia era que, como sostiene

    Borge, Hollywood supo dar cauce a una serie de preocupaciones universales

    en una coyuntura atravesada por eventos de impacto mundial: la crisis del

    14 Si la repugnancia por el fascismo haba llevado a Fernndez en 1935 a

    vitorear la rebelin de Etiopa, menos de un ao despus sostendra que ningn derecho haba en el reclamo de independencia de los rabes de Palestina con respecto a ingleses y judos so pretexto de la guerra de razas (6 jun. 1936: 4). El eje principal que articulaba la percepcin poltica de Fernndez estaba ya entonces en la oposicin fascismo-democracia; no en el par imperialismo-liberacin.

    15 Las diferencias entre Fernndez y el responsable de la columna cinematogrfica del peridico anarquista La Protesta (poseedor de una cultura artstica y literaria superior y ms inclinado al esteticismo, fue un amante del cine arte europeo), explican en parte por qu Fernndez estuvo en condiciones de sintonizar mejor con el cine popular de Hollywood, as como con su remedo local (La Protesta mayo 1943: 11).

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    54

    capitalismo y la justicia social; la guerra, el fascismo y la libertad (19).

    Fernndez apreci especialmente los films norteamericanos que dejaban

    traslucir una crtica al rgimen social imperante, como era el caso de El

    ciudadano, de Welles, o Cun Verde era mi valle, de John Ford. El

    antifascismo result ser otra de las vas de comunicacin entre el cine

    norteamericano y la poltica de izquierda. Aunque no poda dejar de

    observar con cierto fastidio que los argumentos de espionaje y de guerra

    eran el tema del da, que los norteamericanos sirven hasta en la sopa (13

    nov. 1942: 7), Fernndez celebr las producciones blicas, dramticas y de

    espionaje, producidas con reconocidos fines de propaganda. A un punto tal

    que el requerimiento de que los trabajadores se alistaran en el ejrcito y

    relegaran sus demandas en pos de la unin sagrada, tena primaca sobre

    observaciones estticas y sobre cualesquiera motivos sociales. Aunque

    Fernndez reconociera que una trama era endeble, estaba convencido de

    que el pblico sabra ver ms all y advertir en el incesante ajetreo del

    mecanismo de la produccin de guerra [] una cua puesta en el andamio

    que abatir al fascismo (11 sep. 1942: 7). Aunque se lamentaba cuando se

    pona al desnudo la esencia repetitiva de la propaganda industrializada,

    Fernndez comparta plenamente sus propsitos y tambin, en el fondo,

    sus medios pedaggicos. Su novela Senderos de luz, publicada en 1943, no

    era otra cosa que una melodramtica historia de espionaje ambientada en

    la Europa de Hitler. Interrumpida por largos parlamentos que

    reivindicaban a la humanidad, era llamativamente similar a ms de un

    argumento hollywoodense. A tal punto estaba Fernndez empapado en los

    formatos del consumo de masas (12 feb. 1943: 3).

    Pese a su orientacin internacionalista y su fascinacin con la

    capacidad tcnica y creativa de la industria norteamericana, con frecuencia

    Fernndez no se abstuvo de posar una mirada crtica sobre Hollywood. En

    parte, reaparecan as sus reticencias frente a la cultura de masas; pero

    tambinespecialmente despus de 1941, cuando ya se tema por el futuro

    de la cinematografa argentinase trasluca una sensibilidad ms

    acendrada frente a las consecuencias nacionales de la hegemona de

    Hollywood. Fernndez objet espordicamente las convenciones de los

    gneros, las consecuencias de la industrializacin del arte y la

  • Calvagno

    55

    instrumentacin poltica de la cinematografa. Observ que muchas de sus

    producciones eran poco ms que un burdo pretexto para la propaganda

    anticomunista, adems de hacer ostentacin de un mundo feliz e irreal en

    el que no haba pobres ni desdichados y los ricos se distraan en

    extravagancias. La crtica a los elementos estructurales del gnero recay

    especialmente sobre el folletn. El romance inevitable y casi siempre

    forzado y la moraleja del bien triunfando siempre sobre el mal alimentaban

    una tranquilizacin paralizante.16 A los argumentos de Hollywood sola

    faltarles lgica y consistencia, refugindose en soluciones catastrficas, de

    manera que cuando en un tringulo sobra una punta la eliminan, aunque

    sea a tiros (23 abr. 1943: 7). Las filmaciones en estudios reflejaban mal los

    espacios en los que discurra la narracin, puesto que se utilizaban

    escenarios de pega made in Hollywood, transformndose esta crtica en

    un reclamo por la filmacin en exteriores como el mtodo que mejor

    convena para revelar la especificidad de lo local. Lo mismo poda objetarse

    en relacin al idioma: Fernndez criticaba a los musicales norteamericanos

    porque, para el pblico de habla espaola [...] todas las canciones resultan

    terriblemente similares y montonas (21 nov. 1941: 7). Adems de una

    demanda de verosimilitud haba aqu un reclamo de adecuacin a la

    realidad nacional, que Hollywood no poda realizar. El tono suba cuando

    se vea afectada la idiosincrasia nacional. As, las incoherencias de El

    quijote de las pampas[u]na de esas producciones en las cuales no se

    sabe si el protagonista es argentino, mejicano o guatemalteco [] Es

    gaucho cow-boy, tenor, llanero; todo lo que se quiera (19 feb. 1943: 7)

    causaban un escozor en el sentido comn y en el orgullo nacional de

    Fernndez, apenas s atemperado por su simpata con Norteamrica. En los

    medios desafectos al bando aliado, ste se transformaba, por contraste, en

    violenta descarga de un sentimiento nacional herido. Argentine Nights

    (traducida como Burlones burlados), pelcula norteamericana en la que el

    do cmico de los hermanos Ritz traa a la Argentina una orquesta de

    seoritas, fue quitada de cartel despus de que un grupito de elementos

    16 Similar menosprecio le vala el western, construido a partir de

    situaciones arbitrarias, de revlveres que se disparan sin cargarse nunca, y de desarrollos inverosmiles, con [l]a batalla final en la que; claro est; triunfa el hroe que vuelve contra las pruebas contra el consabido e infaltable villano. (4 jul. 1941: 7; 1 mayo. 1942: 27; 11 jul. 1941: 7)

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    56

    seudo nacionalistas organizaron el escndalo con la intencin de lograr su

    prohibicin (Heraldo, 7 mayo 1941, 63).

    5. Modelo para armar: una cinematografa nacional

    El destinatario principal de las exhortaciones de la seccin

    Cinematografa eran los trabajadores y trabajadoras que constituan una

    parte sustancial del pblico cinematogrfico y eran los lectores del

    semanario obrero. El propsito de las mismas era regular las posibilidades

    de significacin del texto cinematogrfico, el que por su propia ndole

    estaba abierto a un margen incontrolable de interpretaciones. Al lado de los

    films extranjeros, a travs de crnicas, entrevistas y artculos de opinin

    fueron destacadas las producciones nacionales. stas llegaron a ocupar el

    63 % de los comentarios entre fines de 1938 y principios de 1939,

    en tanto la produccin nacional alcanz apenas un promedio anual del 8 %

    de los estrenos del perodo 1937-1944. Se pretenda que el cine

  • Calvagno

    57

    nacional alcanzara varias metas. Una, esttica a la vez que educativa: lograr

    una intensificacin de la cultura artstica del pueblo. La segunda, el

    conquistar para el cine nacional el puesto al que tiene derecho ante todos

    los pueblos del mundo (1 ago. 1941: 7). Ciertamente, estas intenciones eran

    ampliamente compartidas. (No ocurra lo mismo con la tercera, que

    trataremos en el prximo apartado.)

    CGT lanz su mirada aprobatoria sobre el progreso de nuestra

    industria cinematogrfica, aportando [] su pequeo granito de arena,

    proletario, por as decir, puesto que supona la expansin del mercado de

    trabajo (28 oct. 1938: 12). En una formulacin nacionalista de sesgo

    vitalista y espiritual, considerando que nuestro cine ha menester ser

    insuflado de un fuerte espritu argentinista, para que refleje nuestra vida y

    sea real y verdaderamente nuestro (12 dic. 1941: 7), Fernndez ensalz las

    particularidades idiomticas, las obras cannicas de la literatura, la msica

    autctona, los paisajes y la historia del pas. Sus exhortaciones ponan de

    relieve el protagonismo de la cinematografa en la construccin de una

    identidad nacional que a fines de los aos treinta alcanzaba contornos

    definidos.17

    Igual que otros crticos que observaban con buenos ojos el progreso

    de la cinematografa nacional, Fernndez lamentaba que ms de una

    produccin local estuviera firmemente calcada de cualquiera de las

    norteamericanas. En una demanda abiertamente proteccionista, conclua

    17 Varios de estos propsitos eran ampliamente compartidos y fueron acreditados en el sistema de premios a la cinematografa nacional diseado por el concejal socialista Miguel Navas.

    Estrenos segn su origen (porcentaje)

    Argentinas

    Extranjeras

    0%

    20%

    40%

    60%

    80%

    100%

    1937

    1938

    1939

    1941

    1942

    1943

    1944

    Fuente:

    Heraldo

    ; La Pelcula

    |

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    58

    que incluso cuando se trataba de un remedo de una norteamericana, que

    [n]ada original ni novedoso agrega [] al acervo del cine argentino, es

    preferible destacar lo nuestro y no traer mercadera del extranjero (18 sep.

    1942: 7). Si muchas veces Frnandez amonest a un director que

    habitualmente era Romero por adaptar una produccin del ejemplo

    extranjero, en otras ocasiones alab el hecho de que se hicieran

    adaptaciones al gusto local. Por otra parte, una corriente norteamericana

    con preocupaciones sociales ofreci muchas producciones, algunas de las

    cuales fueron adaptadas a los gustos locales, tarea en la que descoll

    justamente Romero. As, el hecho de que su Mujeres que trabajan

    estuviera basada en el ejemplo de las norteamericanas Entre bastidores y

    En la ciudad de acero no ofreci reparos para ngel Boffa. De un modo

    similar, Fernndez celebraba que una obra de origen extranjero, cuyo argot

    madrileo hubiera resultado algo extrao para nosotros, hubiese sido

    aclimatada en una transcripcin cinematogrfica que es ms nuestra,

    indudablemente (20 mar. 1942: 7).

    Adems del idioma y una idiosincrasia propios, la realidad

    fisonmica y vital del interior empezaba a ocupar un lugar central en el

    imaginario de lo nacional. En lnea con las tendencias a buscar la

    realizacin en exteriores pero tambin como una pedagoga de lo nacional,

    Fernndez sostena que el cine argentino tiene que salir de las paredes de

    utilera para ir a nuestros maravillosos escenarios de llanura o de montaa

    a buscar la belleza panormica que estamos obligados a ensear al pueblo

    argentino, ausente, en su inmensa mayora de esas regiones (16 oct. 1942:

    7). Adems de las zonas serranas que comenzaban a abrirse al turismo, en

    esta verdadera pedagoga patritica del territorio haca entrada la

    Patagonia, lo que se conjugaba con una sensibilidad ms acentuada con

    respecto al problema de la soberana nacional que era compartida por la

    direccin de la CGT, enrolada en el antifascismo. Pero lejos de la virtud, los

    escenarios del interior podan encarnar la barbarie, tal como apareca

    retratado en Los Afincaos, drama que Lenidas Barletta llev de las tablas

    del Teatro del Pueblo a la pantalla grande. La pelcula se sostena sobre el

    enfrentamiento entre dos hacendados norteos por una joven maestra

    rural e introduca una mirada decididamente negativa sobre la Argentina

  • Calvagno

    59

    profunda, lo que, a considerable distancia de la bienvenida que le

    proporcion Fernndez, le vali la censura de la Comisin de Contralor

    Cinematogrfico. El cronista de CGT observ plasmados all elementos

    regresivos del interior rural, constitutivos del imaginario de la izquierda: el

    arraigo pernicioso de instintos atvicos, el analfabetismo y la supersticin

    religiosa; la postergacin en que vivan campesinos e indgenas, ltimas

    figuras de otrora poderosa raza; la opresin de los terratenientes dueos

    de vidas y haciendas, y la acuciante cuestin de la tierra (26 sep. 1941: 7).

    Asimismo, Fernndez exalt el criollismo, que a travs del cine se

    haba perfeccionado como un signo privilegiado para la constitucin de una

    identidad nacional. En varias de las pelculas centradas en conflictos

    sociales y en las de intriga sentimental, el relato apareca sistemticamente

    intercalado por secuencias, a veces de duracin considerable, que

    representan el entorno, los hbitos y el estilo de vida rural (Lusnich El

    drama 117+). En films como El matreroun romance en que el gaucho

    malo, amansado por el amor de una mujer, terminaba siendo asesinado

    Fernndez apreciaba la meloda musical nativa, sus escenas buclicas y la

    figura misma del gaucho reconciliado con la ley y la civilizacin. Sin duda,

    la tradicin de la gauchesca, ahora en los planos de una intriga romntica,

    continuaba siendo un vehculo extraordinariamente popular en la

    mediacin de la identidad nacional, como lo prueban tanto los anuncios de

    la pelculaque todo argentino debe estar orgulloso de vercomo las

    consideraciones del Heraldo, que juzgaba que a pesar de una factura

    defectuosa, por su tema a El matrero le esperaba una buena acogida del

    pblico (19 jul. 1939: 102). Estas estampas populares, elevadas a una

    categora mitolgica, continuaban unidas a la imagen identitaria de la

    Argentina en momentos en que se producan transformaciones de fondo en

    la existencia material de sus poblaciones rurales. En ms de una nota de

    CGT y en algunas de las firmadas por el propio Fernndez, se haba

    retratado a los trabajadores y a los militantes del interior del pas como

    criollos de vieja ralea, hombres de estirpe gaucha,18 y se haba atestiguado

    18 En la glosa de un trabajador y militante ferroviario del interior cordobs,

    Fernndez se remita a elementos de la enseanza escolar y una articulacin decididamente positiva del legado criollista. Veterano de las heroicas huelgas ferroviarias de 1917 y 1918, este valiente soldado era pintado como un [c]riollo

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    60

    la trgica declinacin de los trabajadores rurales y el xodo de las familias

    de arrendatarios, que eran los semblantes en los que mejor podan

    reconocerse las figuras criollas que irradiaban en films como El matrero. El

    cronista de CGT celebraba que en esta pelcula hubieran quedado

    plasmadas figuras populares, escenas laboriosas y personajes procedentes

    de un mundo popular (21 jul. 1939: 8).

    Aunque en el Centenario haba cristalizado un modelo hegemnico

    del criollismo (Prieto 98+, 145+), las interpretaciones continuaron abiertas.

    Sucesivamente, dramaturgos, anarquistas, escritores de la vanguardia,

    argumentistas de teatro, radio y cine, lo mismo que sus diversos pblicos,

    trabajaron y reflexionaron sobre estos materiales con propsitos y maneras

    divergentes. Fernndez tambin sostuvo una intervencin sobre el

    criollismo. En un artculo de 1936, a travs de un juego entre el campo y la

    ciudad, entre naturaleza y artificio, entre lo verdadero y lo trivial,

    redescubra la patria verdadera en la virtud del trabajo campesino,

    desvinculada de la retrica huera de los burcratas y los galardonados de

    la ciudad (24 jul. 1936: 4). Al mes siguiente dedicaba unas estrofas a los

    reseros de las pampas, con sus andanzas heroicas, estos pastores

    argentinos [] recios, indomables, insensibles al latigazo implacable de la

    lluvia. En ellos Fernndez delineaba una figura de lo popular que

    conjugaba el orgullo del trabajador artfice de su propia existencia y el

    temple indomable del criollo; una identidad histrica nacional (son el

    recuerdo viviente de los gauchos de Gemes), y un cmulo de tpicos de

    carcter positivo que remataban el ideal masculino de la gauchesca: lealtad,

    firmeza, valor. Fernndez ofreca esta figura como un ejemplo para

    trabajadores y militantes: mrate en el espejo de esos hombres en cada uno

    de los cuales se perpeta la figura recia de Don Segundo Sombra (23 ago.

    1936: 4).19 La gauchesca provea un arquetipo masculino de solidez

    indudable, en funcin de compensar los excesos sentimentales que solan

    hibridarse en los gneros de masas: era este, precisamente, el caso de El

    matrero. A travs de esta gloga rural lo que Fernndez glorificaba en la lindo, anciano de frrea estirpe gaucha con toda la pinta brava de un guerrillero de Lamadrid. (17 abr. 1936: 4)

    19 En oportunidad de la muerte del pen de campo en que Giraldes se haba inspirado para componer su legendario personaje, Fernndez le dedic un honroso epitafio.

  • Calvagno

    61

    estampa del gaucho no era ya la rebelin frente a la injusticia y el rechazo

    de una sociedad inicua, como queran los anarquistas.20 No era tampoco la

    lealtad como signo de subordinacin jerrquica en un orden de deferencias

    bien establecidas, como quisiera Ricardo Giraldes (Montaldo; Sarlo Una

    modernidad); sino la valoracin del trabajo como fundamento de la

    existencia social, la inclusin de trabajadores e inmigrantes en una

    colectividad humana y una identidad obrera y masculina, cimentada en el

    trabajo y la tradicin.

    Esta hermenutica ajustada de las tradiciones de la gauchesca, nos

    ofrece una clave para aproximarnos a la visin de Fernndez de la

    cinematografa rural-folklrica. A la postre, en 1939 algunos dirigentes de

    la CGT llegaron a ver y a sentir el criollismo como un vehculo de

    comunidad e integracin, asociado con una serie de valores decididamente

    positivos. Entonces, Fernndez poda destacar al criollo de aquella vieja

    guardia como una personificacin de virtudes legendarias que, en la

    forma, brotaban de la mdula tradicionalista, pero cuya sustancia

    implicaba una crtica del mundo contemporneo quea diferencia del

    contraataque del nacionalismo de derechano era de carcter reaccionario

    (Buchrucker 31+, 273+). El purismo nativo en todas sus actuaciones

    encarnaba una negacin de los intereses creados, del egosmo, de las

    influencias forneas, de la frivolidad de quienes, aventados sus valores [...]

    asignan ms valor a un paso de fox que a los problemas de la parte ms

    extensa de la poblacin (13 oct. 1939). El criollismo representaba la

    exaltacin de un temple distinto: de la solidaridad y el compaerismo, de la

    vivencia de lo popular y la respetabilidad de lo vernculo.

    Algo similar vala para las variantes musicales de estos gneros tan

    populares. Fernndez no poda aceptar que la autntica msica argentina

    fuera el tango, gnero urbano de orgenes cercanos y oscuras asociaciones.

    En contraste, el folklore brotaba de un hondo pasado desde el interior del

    pas. A distancia de los poetas marginales que ensalzaron un mundo

    cosmopolita y patibulario; a distancia tambin del imaginario tanguero que

    insuflaba muchas narraciones literarias, teatrales y cinematogrficas, e

    20 Era tal, no obstante, la devocin de Fernndez por el criollismo, que en

    varias ocasiones elogi las reposiciones teatrales de Juan Moreira, obra que inmortalizaba al gaucho alzado.

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    62

    idealizaba escenarios nocturnos o suburbiales (Sarlo, Una modernidad),

    Fernndez, quien no poda lisonjearse de visiones de lo popular que

    conceptuaba poco edificantes, entrevi en la gauchesca una versin

    alternativa de lo popular-nacional.

    Igualmente decidido fue su apoyo a las cintas de trama histrica. A

    propsito de Nuestra tierra de paz, que evocaba la figura del glorioso

    general San Martn, subray su orientacin patritica y la colaboracin

    del ejrcito durante la filmacin (26 mayo 1939, 7). Desde algunos aos

    atrs el sindicalismo confederado haba abrazado a las figuras de la historia

    nacional, participando con fervor del homenaje a Domingo F. Sarmiento en

    ocasin del cincuentenario de su muerte. Fernndez haba compuesto unas

    glosas histricas que ofrecan un retrato de los prceres como figuras de

    talla legendaria e inaccesible, sobre la base de elementos que replicaban los

    saberes aprendidos en la escuela. En ambos aspectos vena a coincidir con

    Nuestra tierra de paz, que se cea con discrecin a los episodios

    convencionales de la vida del prcer, sacrificando un mayor efecto

    emocional (Heraldo, 12 jul. 1939: 38). En el mismo momento en que las

    fuerzas armadas pretendan hacer de San Martn una figura

    fundamentalmente militar, en funcin de la consolidacin de su prestigio y

    de su implantacin como la mdula de la nacin argentina, otros sectores

    se aprestaron a disputar la instrumentacin de la figura del gran capitn.

    Entonces el sindicalismo coincidi con los sectores que reivindicaron a San

    Martn como una figura liberal y progresista, artfice de la libertad

    americana. Aos antes, sin embargo, Fernndez observaba que la misin de

    los ejrcitos en los pases capitalistas era una Misin guerrera. Misin de

    muerte y exterminio (7 jun. 1935: 4). Conteste con ello, en 1939 haba

    criticado acerbamente Alas de mi patria, ficcin dirigida por Carlos

    Bocosque, que registraba la breve historia de la aviacin argentina. Pero

    este rechazo no naca slo de una disposicin antiguerrera. Fernndez

    impugnaba una pelcula que dejaba la impresin de que el patriotismo est

    en las alas y los motores de la aviacin (21 jul. 1939: 8), cuando l abrigaba

    una nocin de la patria que, lejos de las conquistas de la tcnica, hunda sus

    races en la historia, el territorio y la identidad criolla.

  • Calvagno

    63

    Junto con los films nacionales de ambientacin histrica,

    Fernndez destac aquellas obras literarias asociadas con lo mejor de las

    tradiciones nacionales. A veces simplemente, como en Locos de verano,

    porque expresaban una idiosincracia tpicamente nuestra, que viva en

    1900 y sigue viviendo an (27 feb. 1942: 7). Otras veces aprovechaba para

    politizar el signo del canon nacional. As, resalt que la adaptacin

    cinematogrfica de Juvenilia haba acertado al conservar la esencia

    fundamental de las enseanzas impartidas por aquellos profesores y [el]

    respeto que a los mismos merecan las instituciones de la Repblica, que

    hoy manosea cualquier aventurero sin escrpulos aunque reciba sueldo del

    Estado (4 jun. 1943: 7). El viejo Hucha, primera produccin de Artistas

    Argentinos Asociados, haba sido apreciada por toda la crtica como una

    moraleja de que la pasin del dinero, lejos de lograr la felicidad, frustraba

    cualquier intento de acercarse a ella. Dirigida por Demare, El viejo Hucha

    narraba la historia de un inmigrante cuya nica preocupacin era amasar

    una fortuna para sus hijos, pero slo lograba que ellos lo despreciaran.

    Llegado al final de la vida, a su lado slo quedaba su infeliz mujer. En

    sintona con otros crticos, Fernndez reiteraba aqu tpicos histrico-

    morales cercanos al ensayo sobre el ser nacional: Este ciclo de padres ricos

    y tacaos, hijos derrochadores y nietos pobres [] ha sido sealado como

    fenmeno social caracterstico de la vida argentina (3 abr. 1942: 7).

    Fernndez dio destaque tambin a la serie de films centrados en las

    luchas por la independencia y la guerra contra el poder espaol, la lucha

    entre unitarios y federales, la conquista del desierto y la organizacin

    nacional. La guerra gaucha fue saludada por Fernndez como un noble

    esfuerzo por hacer cine de marcado acento argentinista, reviviendo en la

    pantalla uno de los momentos ms dramticos de nuestra historia: los

    tiempos de las guerras de independencia en que enfrentaron a godos y

    criollos (7 ago. 1942: 7). Adems de su contenido histrico y nacional,

    Fernndez destacaba su significacin poltica inequvoca: se trataba de una

    protesta contra la dominacin totalitaria que entonces escarneca al

    mundo. A propsito de Frontera sur, pelcula evocativa e histrica de

    episodios de la conquista militar del desierto, no obstante lo folletinesco

    de su argumento (Heraldo, 27 ene. 1943: 7-8), Fernndez subray el

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    64

    elevado concepto del patriotismo en la accin de los soldados que marchan

    a luchar contra el indmito aborigen (22 ene. 1943: 7). Tanto en La guerra

    gaucha como en Frontera sur, la epopeya militar pona a hroes annimos,

    figuras humanizadas de los prceres de la historia escolar, ante la

    responsabilidad de tomar las armas al servicio de la patria, en la defensa de

    la frontera o de la lucha por la independencia. El gaucho malo y errante

    apareca neutralizado por su contribucin a la gesta libertadora o por su

    conversin en disciplinado soldado (Lusnich El drama 30+, 126+).

    Significativamente, el sindicalismo argentino ya vena sirvindose, para

    acreditar sus aspiraciones, de las figuras del soldado annimo y del gaucho

    al servicio de los ejrcitos patrios, trazando una lnea genealgica entre

    ellas y las masas trabajadoras.21 Los sentidos potenciales investidos en este

    gnero de epopeyas patriticas y ciudadanas y el entusiasmo que

    despertaban en Fernndez, echan serias dudas sobre la hiptesis de que el

    primer cine industrial en blanco y negro quisiera o pudiera servir

    inequvocamente a los fines de alcanzar la subordinacin de las masas al

    poder omnmodo del Estado-nacin. La complejidad de las mediaciones

    hegemnicas que se han puesto de manifiesto aqu sugieren que la

    construccin de lo nacional-popular consisti histricamente en un

    escenario agrisado de disputas.

    6. Un cine para los trabajadores?

    Aunque la demanda de que el cine argentino deba asumir un

    carcter propio era ampliamente compartida, la cuestin de cules eran los

    elementos a los que ste deba dar cauce aliment uno de los debates ms

    importantes de aquella poca. Por ejemplo, dando voz a los intereses de la

    industria cinematogrfica argentina en el exterior, el corresponsal

    sudamericano de la revista Variety deca que el pblico extranjero esperaba

    que las pelculas argentinas fueran cada vez ms argentinas, para dar aire a

    la msica, las escenas y los personajes convencionales de la ciudad portea

    (Heraldo, 8 jul. 1942). Desde el punto de vista de Fernndezhe aqu

    21 El primer programa de la audicin La voz etrea de la Unin Ferroviaria consisti en un romance en honor a la existencia legendaria del general Martn Gemes a cargo de la compaa radioteatral de la estacin (4 dic. 1942: 7).

  • Calvagno

    65

    finalmente la tercera de sus metasel cine argentino slo podra encontrar

    una idiosincrasia propia cuando se decidiese a encarnar una definicin de

    lo nacional en la que los problemas sociales tuvieran primaca, un arte

    cinematogrfico provisto de mdula, que deje una enseanza (15 sep.

    1939: 8). De este modo, Fernndez reconfiguraba los propsitos del clsico

    realismo social en un sentido espiritual y nacionalista. Una razn que sola

    ser esgrimida para abogar por un arte cinematogrfico de contornos

    realistas y sociales era el hecho por todos aceptado de que el pblico que

    sostiene nuestro cine era de extraccin obrera y popular; estimndose que,

    por contraste, [l]a petit aristocracia y sus lacayos prefieren lo ajeno

    porque es ms chic (9 oct. 1942: 7). En este punto los argumentos

    comenzaban a alejarse de la observacin positiva para encaramarse en

    dudosas especulaciones sociolgicas sobre los gustos del sector obrero.

    Mientras [e]sas comedias de salndeca Fernndez, esas falsas

    exhibiciones de un lujo insolente [...] pueden gustar a la aristocracia

    vacuna, la mdula del pueblo argentino est ansiosa de empaparse del

    dolor, de la miseria, en que el vasto universo del trabajo desenvuelve su

    vida (21 jul. 1939, 8). Lo mismo que otros intelectuales cercanos al

    sindicalismo y a las izquierdas, Fernndez y Boffa pretendan que el cine

    oficiara como un instrumento de pedagoga poltica y un dispositivo de

    reforma de la cultura popular.22 Continuaban el proyecto de la izquierda

    humanista, exigiendo un arte que encarnara no slo un bello espectculo,

    sino tambin, [] verdad social (10 jun. 1938: 11). Lejos de la ortodoxia

    comunista, no se supeditaban a la disyuntiva perentoria de reforma o

    revolucin, ni a la depreciacin del arte, condenado por su carcter

    ideolgico. Estaban prestos a aplaudir cualquier iniciativa esttica que

    obrara en un sentido congruente con sus propsitos. De cualquier manera,

    su sociologa dualista del arte se aferraba a la articulacin convencional

    burguesa/proletariado y a la idealizacin de un hipottico gusto obrero,

    dos rasgos tpicos de la ortodoxia marxista de los treinta (Martn-Barbero

    30). A pesar de que impugnaba la mediocridad artstica, Fernndez no la

    atribua a las masasa las que exculpaba al atribuirles criterios estticos

    22 En esta caracterizacin tan sospechosamente tajante CGT coincida

    otra vez con Conducta, la revista del Teatro del Pueblo (Sasegata).

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    66

    antitticossino a un sistema de produccin cultural que no les entregaba

    aquello que reclamaban. Este vnculo problemtico con el discernimiento

    del pblico popular, adquira especial visibilidad en el tratamiento de las

    pelculas en que Romero se aproximaba a algunas de las cuestiones que

    eran reclamadas desde la seccin Cinematografa.

    As, en su comentario de Mujeres que trabajan, Boffa consideraba

    que Romero haba acertado al poner la mira en uno de los problemas

    sociales, que es hora se traten, desechando de una buena vez el gastado y

    pernicioso filn del hampa o la exaltacin de la humana bajeza. Claro que

    esta obra popularsima con filones de protesta social no dejaba de ser una

    comedia costumbrista con toques de folletn, que explotaba a la perfeccin

    los ambientes urbanos y sus personajes femeninos. Boffa se refera a ello

    explcitamente diciendo que la pelcula no defina un gnero determinado

    (8 jul. 1938: 11). Como en otros films de Romero, a pesar de la difana

    dicotoma moral y social que defina personajes ntidos y afilados dilogos,

    el desarrollo de la narracin ratificaba la conciliacin de clases y la

    solidaridad que emanaba de la familia y los amigos, transformada aqu en

    sororidad de pensin. An as, dejaba enseanzas con las cuales el actor se

    deca satisfecho. Es significativo que por sobre la cuestin de la explotacin

    econmica, Boffa resaltara el peligro de que las mujeres fueran abusadas

    sexualmente por sus patrones o superiores varonesuna subversin en las

    prioridades de asignacin del uso sexual de sus cuerpos, consagradas por el

    derecho patriarcal, que era uno de los argumentos tradicionalmente

    utilizados para impugnar el desempeo laboral de las mujeres fuera del

    hogar y compona uno de los tpicos neurlgicos dentro las

    representaciones sociales y las ficciones narrativas referentes a la cada

    moral de las mujeres (Sarlo El imperio). Das despus, observando gustoso

    el xito arrasador que la pelcula haba tenido, Boffa reiteraba su ferviente

    anhelo de que las dems productoras siguiendo el ejemplo de Lumitn y de

    Romero, adquieran argumentos que reflejen algunos de los tantos

    problemas argentinos de corte econmico-social, cumpliendo su misin

    instructiva de la masa laboriosa (15 jul. 1938: 11). El cine de Romero

    pareca adecuarse a su aspiracin: por su comprobada efectividad a la hora

    de llegar a los gustos del pblico masivo; por la maniquea pero efectiva

  • Calvagno

    67

    construccin moral de sus personajes, unos, arquetipos del malmujeres

    pero sobre todo hombres de clase alta, noctmbulos e hipcritas, canallas

    corrompidos entregados a una vida muelle y amoralotros, portadores de

    una tica, hombres y especialmente mujeres que se reafirmaban en su

    identidad y en su entorno vincular (Tarruella). Sin embargo, como hemos

    visto, los crticos de CGT no podan digerir las populares producciones de

    Lumitn y de Romero.

    En paralelo a la corriente realista urbana en que descoll Romero,

    se desarroll otra vertiente del film dramtico. A considerable distancia de

    la condena institucional de renegados y caudillos, el drama social-realista

    de ambientacin rural y folklrica reinventaba las tradicionales figuras

    transgresoras de la gauchesca, asocindolas con la inmigracin y las

    ideologas obreras. Sus directores y argumentistas pretendan hacer un cine

    de crtica social, con una intencin didctica, que encontr un ambiente

    propicio en el breve renacimiento democrtico que sign la breve

    presidencia de Roberto M. Ortiz entre 1938 y 1940. En los dramas

    testimoniales de Mario Soffici, Fernndez pudo encontrar los tpicos que

    demandaba para la cinematografa argentina,23 y es muy posible que ellas le

    ayudaran a precisar sus ideales: una definida preocupacin social, un

    dramatismo potico y despojado, protagonistas incorruptibles, la presencia

    prominente del paisaje, los elementos tnicos y los cancioneros regionales

    (Lusnich, Relaciones arte/poder 302+, Lusnich, El drama 71 122+,

    Grinberg 39+).

    Prisioneros de la tierra obedeca a la pauta de argumentos tan

    largamente esperada por nosotros, [...] grandes y diversos problemas de

    orden econmico-social. Ambientada en la selva misionera en el pasaje

    entre los siglos XIX y XX, esta pelcula de Soffici expona la explotacin y

    sumisin de los peones mens de los yerbatales, haciendo hincapi en la

    imposicin de una naturaleza hostil as como el anhelo de liberacin. CGT

    destacaba su carcter testimonial, ...su noble intencin de enjuiciar la

    barbarie perpetrada por mandones en plena selva misionera. Fernndez

    destacaba que en ella adquiran relieve potico, adems, la imagen de la

    23 En cambio, Fernndez fue implacable con las comedias, ms ligeras, que

    Soffici film por imposicin del negocio cinematogrfico.

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    68

    afanosa colmena, del trabajo fecundo, al lado de la representacin de la

    liberacin (25 ago. 1939: 7). La imagen de un interior relegado y salvaje

    convena perfectamente con las imgenes que CGT haba hechos suyas.

    Un entorno histrico alejado y vistoso brindaba cierto distanciamiento para

    retratar alegricamente problemas que podan ser interpretados como

    propios por los trabajadores de entonces. Es muy posible que para

    Prisioneros valiera una interpretacin anloga a la que Boffa haba hecho

    en su resea de la obra teatral Oprimidos acerca de tpicos tales como el

    sentido poltico del realismo, el gnero dramtico y heroico y la elucidacin

    que el pblico obrero poda hacer de ellos.

    No juzgamos ahora la calidad artstica de la pieza []; nos interesa destacar que ella contiene un hondo problema social que muestra cmo todava se escarnece a los trabajadores nativos []. En toda la obra campea un furor de protesta, que el pblico capta rpidamente estallando en prolongados aplausos. A cada frase del personaje heroico salvador de los oprimidos y vejados trabajadores se manifiesta en los espectadores una sensacin de alivio; es que el pblico une a su condicin de espectador la de masa oprimida, aun cuando acte en un centro civilizado como nuestra capital federal. [](10 jun. 1938: 11)

    Este testimonio ratificaba la compenetracin poco menos que absoluta que

    un pblico urbano y ampliamente popular estableca entre sus

    circunstancias existenciales y el drama social-rural. Aunque Boffa

    reconociera a rengln seguido que una obra le bastaba tener esa gracia

    amable y sencilla, que gusta generalmente al pblico popular, y con ello se

    justifica[ba] su aceptacin (13 ene. 1939: 11). Ms all de esta hiptesis

    sobre la inteleccin del drama social por parte del pblico obrero y popular

    (y la indulgencia ante una hibridacin del gnero considerada quiz

    inevitable), se abre un interrogante acerca del modo en que este pblico

    pudo haber procesado esta pelcula en particular. Tres aos antes del

    estreno de Prisioneros de la tierra, un importante conflicto en los

    yerbatales haba llegado a su fin abruptamente cuando las fuerzas oficiales

    y las bandas de la Legin Cvica desbarataron a las organizaciones de

    trabajadores y campesinos de Misiones, sin que la opinin nacional se viera

    conmovida ms all del estrecho mbito de los crculos obreros. Entonces,

    Marcos Kaner, militante comunista y destacado dirigente de la Federacin

    Obrera Posadea, atribuy esa indiferencia a la distorsionada visin que los

  • Calvagno

    69

    habitantes de las grandes ciudades del pas tenan de la campaa

    misionera. Ellosostuvoera consecuencia de la difusin en la prensa y en

    la literatura de una pastoral en el que un mundo de leyenda viva

    imperturbable. Pero la sindicalizacin en las regiones agrcolas del norte

    continu su avance, an con grandes dificultades, y la denuncia de las

    formas del trabajo en el interior ocup un lugar cada vez ms importante en

    las preocupaciones de legisladores, sindicalistas y periodistas. En

    Prisioneros reaparecan los tpicos de la gravitacin del territorio y la

    discontinuidad temporal, pero ambos elementos servan a un propsito de

    denuncia que estaba muy lejos de la buclica tranquilidad de la que se

    haba lamentado Kaner. La promisoria recepcin de Prisioneros por parte

    del pblico y la crtica quiz indicaba que algo estaba empezando a cambiar

    en la valoracin de la cuestin social y campesina.

    A diferencia del dramatismo de Prisioneros, Kilmetro 111,

    tambin dirigida por Soffici y estrenada un ao antes, mereci un juicio

    muy distinto. En este caso, se impugn la mixtura de una problemtica

    social que hubiera merecido una consideracin ms seria, con el ligero tono

    tragicmico en el que la efectividad de Pepe Arias estaba consagrada. Sin

    duda alguna, a la vez que Fernndez depositaba su confianza en la

    efectividad emocional del gnero dramtico, desconfiaba de una

    performance satirizante que poda desviar el ojo popular de aquello que l

    consideraba relevante. Puede descartarse que Fernndez, an cuando

    estuviera ligado a la Unin Ferroviaria, haya visto con incomodidad el

    alegato final de la pelcula en favor del transporte automotor como una va

    para liberar a los agricultores del monopolio explotador del ferrocarril. Por

    una parte, la influencia del ideologema del imperialismo haba soplado en

    todos los cuadrantes polticos, insuflando inspiracin al propio

    Fernndez.24 Por otra parte, el difcil pleito que sostenan desde 1931 los

    sindicatos del riel con los ferrocarriles de propiedad inglesa haba alentado

    la difusin de posiciones nacionalistas entre los ferroviarios, que

    24 Fernndez expuso esta contradiccin de manera rotunda: todos los

    beneficios del capital extranjero se asentaban sobre la ruina del trabajador argentino. El carcter nacional en que se fundaba esta oposicin era recuperado doblemente: a travs de un recorrido por el pas y sus provincias ms pobres, y por medio de una reivindicacin del trabajador nativo en los trminos canonizados por la gauchesca (20 ago. 1937: 4).

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    70

    abandonaron las proclamas contra el avance del automotor. Por eso quiz,

    al fin, la impresin que haba causado Kilmetro 111 poda ser positiva:

    tiempo despus se volvera a comentar que el esfuerzo de sus argumentistas

    constitua un ejemplo a seguir.

    Con El viejo doctor, Soficci pudo responder cabalmente al gnero

    argumental querido por CGT. De entrada, porque enfrentaba un

    problema como es el de la medicina y su alto valor social, sealando con

    valenta los excesos del mercantilismo en el ejercicio de la medicina (20

    ene. 1939: 11). La crtica coincidi ampliamente en que ah resida lo

    sustancial de la enseanza moral del film (Heraldo, 25 ene. 1939: 250; La

    Pelcula, 20 ene. 1939: 6). Pero, en lnea con el purismo moral de la

    izquierda, CGT tambin celebr que la pelcula hubiera ido ms all,

    abordando el problema del vicio del juego tan arraigado entre nosotros y la

    fina stira poltica contra los caudillos reaccionarios, que en poca

    preelectoral instalan garitos disfrazados de bibliotecas, lo que el Heraldo,

    en cambio, impugn como una desviacin innecesaria en el desarrollo

    narrativo.

    Lucas Demare, a quien Fernndez tuvo en gran estima, abord el

    tema de la liberacin y el progreso de las poblaciones rurales en El cura

    gaucho. Evocaba all la lucha del cura Brochero contra la apata de los

    modestos pobladores de traslasierra y el poder omnmodo del

    terrateniente. El padre Brochero se esforzaba en lograr la unin de los

    olvidados serranos, llevndoles el progreso, la instruccin y la fe,

    ayudndolos a vencer a la peste e instndolos a unirse para alcanzar la

    liberacin econmica. Matizando el dramatismo de la narracin con la

    comicidad de sus personajes y tomas de paisajes naturales, El cura gaucho

    conjug la calidad con las apetencias del pblico popular, contndose entre

    las tres producciones ms destacadas del ao en el juicio del Heraldo y en

    los votos de la crtica, siendo la favorita de periodistas ligados a la

    izquierda, tales como Ulyses Petit de Murat, Roberto Tlice, de la revista

    Cine Argentino, y David Tiempo, histrico animador de Claridad y

    entonces crtico de radio Mitre (Heraldo, 2 ene. 1942: 8). El extremismo

    con que era pintada la accin de un cura catlico evidenciaba una

    coincidencia de miras entre el director, los argumentistas y un sector del

  • Calvagno

    71

    periodismo (incluyendo la modesta seccin de CGT) que dudosamente

    pudiera ser compartida por muchos sectores oficiales del catolicismo. En

    todo caso, la auspiciosa mirada de crticos y argumentistas identificados

    con la izquierda indicaba la magnitud de los cambios ideolgicos que

    hacan mella en la claridad de los supuestos y las demarcaciones en que

    haban confiado hasta entonces. El propio Fernndezque aos antes

    lamentaba la sinrazn de doctrinas religiosas y de virtudes teologales cuya

    nica finalidad ha sido y continuar siendo [] la de embaucar a la

    humanidad y contribuir a la perpetuacin del despotismo y del sistema de

    explotacin (26 jul. 1935: 4)se dedicaba entonces a aleccionar sobre los

    deberes de un autntico cura cristiano, que consistiran en defender a

    sus feligreses contra la injusticia y el atropello de los poderosos, combatir

    contra el despotismo y servir siempre como un vigoroso defensor de los

    desvalidos y olvidados (4 jul. 1941: 7).

    Un film de ndole distinta fue La maestrita de los obreros, dirigida

    por Alberto de Zavala. Refera la historia de una joven maestra recin

    graduada a la que sus alumnos de una escuela nocturna se complacan en

    atemorizar. Uno de ellos, un joven ladronzuelo, enamorado de la maestra,

    encontraba su redencin luego de morir para salvarla de un accidente que

    l mismo haba provocado. La maestra terminaba finalmente por

    encariarse con sus alumnos. Lejos de las crticas que afirmaban, y no sin

    acierto, que la narracin abusaba de recursos melodramticos y las escenas

    del taller carecan de realismo, (Heraldo, 11 mar. 1942: 36; Cine Argentino,

    12 mar. 1942: 16-17). Fernndez encomiaba como una pelcula nobilsima

    a este film que estaba ambientado entre la fbrica y la escuela, cuyos hroes

    eran hombres rudos pero nobles, porque son trabajadores, y una maestra

    que, a pesar de todas las dificultades, se queda con ellos para ayudarlos a

    encontrar la luz (6 mar. 1942: 7). CGT haba llamado la atencin sobre el

    problema de la juventud y la niez desde varios ngulos: la regulacin del

    trabajo de los menores y la perfeccin del rgimen de aprendizaje; la

    difusin de la educacin pblica y de la formacin profesional; la influencia

    perniciosa de la mala vidacon sus secuelas de vagancia y criminalidad

    y de las diversiones modernas, desde el fanatismo de los deportes hasta el

    vicio del juego. El problema de la educacin profesional y moral de la

  • El primer cine industrial y las masas en Argentina

    72

    juventud era invocado tanto por los industriales como por los

    representantes sindicales, subrayando el valor formativo del trabajo para la

    juventud y los peligros que para ella representaban el ocio y la calle.

    Fernndez advirti seguramente que La maestrita de los obreros pona

    sobre el tapete varias de las demandas sostenidas ltimamente por los

    sindicatos.

    En las crticas de Fernndez correspondientes a los aos 1942 y

    1943, sin desaparecer, la demanda por un arte socialmente comprometido

    perda terreno. En parte esto era consecuencia de que a partir de entonces

    la propia cinematografa argentina se orient cada vez menos hacia

    producciones de ndole popular, desarrollando con preferencia dramas

    psicolgicos con miras a los gustos de la burguesa de la capital y las

    ciudades del interior. Varias circunstancias concurran a ello: el

    desplazamiento del cine argentino de los mercados populares de

    Latinoamrica, la diversificacin de los pblicos dentro del pas, una crtica

    ms intelectual y exigente, argumentos ms elaborados y directores y

    productores que haban ganado en experiencia y especialmente las graves

    dificultades de los estudios (Maranghello El modelo 57; La censura

    49+). Es posible tambin que fueran disuadidos por las repercusiones del

    importante ciclo huelgustico de 1942 (Manzano), la indefinicin en la

    situacin internacional y la atmsfera poltica enrarecida de los aos de

    Castillo en el ejercicio de la presidencia, quien gobern apoyndose en el

    fraude y el estado de sitio. Pero an cuando la referencia al trabajo y los

    trabajadores se volvi menos directa y frecuente, Fernndez distingui

    aquellas pelculas que reflejaban genuinos problemas sociales, adems de

    elogiar otras que caan dentro del registro de lo nacional, segn ya hemos

    visto.

    En una coyuntura signada por la militancia antifascista y las

    conclusiones de la investigacin de las actividades antiargentinas,

    Fernndez elogi la pelcula Ceniza al viento, un alegato defensivo de

    nuestros principios y de nuestra moral democrtica (9 oct. 1942: 7).25

    25 Deba referirse a dos historias de este multiepisdico de Luis Saslavsky.

    En un episodio, un director de un diario descubra que su hijo, instigado por unos extorsionistas, publicaba artculos antidemocrticos; arrepentido, el muchacho decida entregarse a la polica para que el diario continuara su publicacin. En

  • Calvagno

    73

    Parecida estimacin le mereci Cruza, dirigida por Moglia Barth, un film de

    fervoroso patriotismo que trataba, de acuerdo al Heraldo, un problema

    netamente argentino [] que ha de despertar eco favorable entre el pblico

    grueso (9 sep. 1942: 160). Una joven heredera llegaba a la Patagonia con la

    intencin de defender su patrimonio de los intereses de dos extranjeros,

    uno ingls, otro alemn. All reciba la ayuda de un abnegado maestro y de

    un baqueano criollo de personalidad insondable. Aunque ste pareca

    trabajar para el bando enemigo era en realidad un espa del ejrcito

    nacional que investigaba las actividades antiargentinas y lograba

    comprobar la culpabilidad del alemn. Fernndez resaltaba que Cruza,

    adems de poner en la picota a la confabulacin nazi, presentaba al pblico

    el menoscabo que las empresas forneas hacan del Estado nacional y de las

    leyes que protegan a los trabajadores, denunciando el abandono en que

    las autoridades tienen a una regin ubrrima y promisoria como la

    Patagonia, expuesta a que cualquier consorcio sin escrpulos haga de ella

    su lugar de explotacin del trabajo humano y de desprecio por todos los

    derechos de los argentinos (4 sep. 1942: 7).

    Volviendo a la cuestin de los trabajadores, conden con dureza la

    simplicidad de Elvira Fernndez, vendedora de tienda, con la que Romero