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1 Extranjeros, ciudad y campo en las novelas de Eugenio Cambaceres Graciela Villanueva Eugenio Cambaceres publicó sus cuatro novelas en un país donde el número de habitantes se cuadruplicó en el lapso de cincuenta años 1 ), en una ciudad donde de cada dos habitantes uno siempre fue extranjero durante casi medio siglo 2 ) y en una década en la que no solamente creció día a día el número de inmigrantes que llegaron al país, sino que las tasas de reemigración fueron bajísimas y las tasas de radicación proporcionalmente elevadas 3 ). De Pot-pourri (1882) a Música sentimental (París, 1884), de Música sentimental a Sin Rumbo (1885), de Sin Rumbo a En la sangre (1887), la presencia creciente del extranjero 4 ) es el correlato de la presencia creciente del inmigrante en la realidad argentina en general y en la realidad de Buenos Aires en particular. Del personaje del gallego Taniete en Pot-pourri (personaje presentado como "una bestia" y que, como tal, resulta fuente segura de innumerables situaciones humorísticas a causa de su torpeza o de su manera de hablar), pasamos a los "lotes de pueblo vasco" presentados como 1 ) Sánchez Albornoz muestra que el número de habitantes se multiplicó por cuatro en el lapso que va de 1850 a 1900, para aumentar luego en un 250% en las tres primeras décadas del siglo XX (Sánchez Albornoz,La población de América Latina. Madrid, Alianza Editorial, 1973, cap. V "Gobernar es poblar", cuadro n° 5.11, p. 183). 2 ) Bourde, Guy, Buenos Aires: urbanisation et immigration, sobre el porcentaje de extranjeros en Buenos Aires entre 1869 y 1914, Paris, 1974, tableau n° 3 "Groupes nationaux à Buenos Aires", pp. 190-1. 3 ) De un saldo inferior a 20.000 inmigrantes en 1881 se pasó a un saldo superior a 150.000 en 1889 (Sánchez Albornoz, op. cit., cap. V, cuadro n° 5.1 y gráfico n° 8). 4 ) Decimos "extranjero" y no sólo "inmigrante" ya que Genaro, por ejemplo, en En la sangre, no es inmigrante sino hijo de inmigrantes, pero es considerado tan extranjero como su padre, a punto tal que muchos críticos, refiriéndose a él, afirman que "el inmigrante es protagonista de la novela" (cf. García, Noemí y Panesi, Jorge, Introducción a la edición de En la sangre, Buenos Aires, Colihue, 1988, p. 24). La asimilación entre inmigrante e hijo de inmigrantes prueba que Cambaceres logra su propósito de demostrar que lo que se lleva "en la sangre" no se hurta. Genaro seguirá siendo siempre profundamente extranjero, a la Argentina y a todo país. Esto se ve claramente en el capítulo XXXVIII, donde se lo presenta como un ser sin patria, radicalmente incapaz de comprender esta noción, lo cual constituye una falta para la ideología expresada en la novela.

Cambaceres Ciudad y Campo

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Extranjeros, ciudad y campo en las novelas de Eugenio Cambaceres

Graciela Villanueva

Eugenio Cambaceres publicó sus cuatro novelas en un país

donde el número de habitantes se cuadruplicó en el lapso de

cincuenta años 1), en una ciudad donde de cada dos habitantes

uno siempre fue extranjero durante casi medio siglo 2) y en

una década en la que no solamente creció día a día el número

de inmigrantes que llegaron al país, sino que las tasas de

reemigración fueron bajísimas y las tasas de radicación

proporcionalmente elevadas 3).

De Pot-pourri (1882) a Música sentimental (París, 1884),

de Música sentimental a Sin Rumbo (1885), de Sin Rumbo a En

la sangre (1887), la presencia creciente del extranjero 4) es

el correlato de la presencia creciente del inmigrante en la

realidad argentina en general y en la realidad de Buenos

Aires en particular. Del personaje del gallego Taniete en

Pot-pourri (personaje presentado como "una bestia" y que,

como tal, resulta fuente segura de innumerables situaciones

humorísticas a causa de su torpeza o de su manera de hablar),

pasamos a los "lotes de pueblo vasco" presentados como

1) Sánchez Albornoz muestra que el número de habitantes se multiplicó por cuatro en el lapso que va de 1850 a 1900, para aumentar luego en un 250% en las tres primeras décadas del siglo XX (Sánchez Albornoz,La población de América Latina. Madrid, Alianza Editorial, 1973, cap. V "Gobernar es poblar", cuadro n° 5.11, p. 183). 2) Bourde, Guy, Buenos Aires: urbanisation et immigration, sobre el porcentaje de extranjeros en Buenos Aires entre 1869 y 1914, Paris, 1974, tableau n° 3 "Groupes nationaux à Buenos Aires", pp. 190-1. 3) De un saldo inferior a 20.000 inmigrantes en 1881 se pasó a un saldo superior a 150.000 en 1889 (Sánchez Albornoz, op. cit., cap. V, cuadro n° 5.1 y gráfico n° 8). 4) Decimos "extranjero" y no sólo "inmigrante" ya que Genaro, por ejemplo, en En la sangre, no es inmigrante sino hijo de inmigrantes, pero es considerado tan extranjero como su padre, a punto tal que muchos críticos, refiriéndose a él, afirman que "el inmigrante es protagonista de la novela" (cf. García, Noemí y Panesi, Jorge, Introducción a la edición de En la sangre, Buenos Aires, Colihue, 1988, p. 24). La asimilación entre inmigrante e hijo de inmigrantes prueba que Cambaceres logra su propósito de demostrar que lo que se lleva "en la sangre" no se hurta. Genaro seguirá siendo siempre profundamente extranjero, a la Argentina y a todo país. Esto se ve claramente en el capítulo XXXVIII, donde se lo presenta como un ser sin patria, radicalmente incapaz de comprender esta noción, lo cual constituye una falta para la ideología expresada en la novela.

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"hacienda cerril" en el incipit de Música sentimental

(personajes por cierto degradados, pero marginales en la

línea argumental de esta segunda novela). En Sin rumbo nos

encontramos con la turba invasora de la ciudad, que con su

"contacto infeccioso" la convierte en un "putrílago social",

ámbito donde se desarrolla buena parte de las acciones de la

trama novelesca. Y llegamos finalmente a En la sangre, donde

los personajes extranjeros se multiplican 5) y el hijo de un

inmigrante accede al lugar protagónico para demostrar, con su

ejemplo, que el extranjero amenaza la paz y el orden

establecido.

Como podemos observar en la simple evocación de estos

personajes, en la obra de Cambaceres la temática inmigratoria

no se agota en el testimonio, sino que se acompaña de un

juicio de valor que acaba en xenofobia militante: de la

degradación de un individuo en la primera novela pasamos a la

degradación de un grupo en la segunda, luego al peligro de

que el grupo degradado contagie a todos en la tercera y

llegamos, en la última, al contagio hereditario e instalado

en el corazón de la sociedad, tanto más peligroso cuanto que

el agente infeccioso ya no está marcado exteriormente, sino

que puede infiltrarse en todas partes sin ser visto 6).

5) Personajes extranjeros son el capataz tano en el cementerio donde entierran al padre de Genaro, el portero gallego en la universidad, las cómicas francesas en los teatros de Buenos Aires, el dueño bearnés del café donde acude Genaro y otros estudiantes, los choferes gringos de los coches alquilados por los pobres, el “gallego” a secas del que se burlan los estudiantes en el mercado poco antes de que el pescador se burle de Genaro y los cien mil inmigrantes que desembarcan por año en Buenos Aires, evocados en el capítulo XXXIX. 6 ) Sobre los factores constructivos de los que se vale Cambaceres para expresar esta mutación ideológica en sus novelas (la elección del punto de vista, la motivación de los nombres propios, la recurrencia de ciertas imágenes, el uso de la cita en lengua extranjera, la aparición del habla porteña, la utilización o el abandono del humor o la parodia, la representación del habla del extranjero y el empleo del “tú” o del “vos”), cf. Villanueva, María Graciela, “Mutaciones de la imagen del extranjero en las novelas de Eugenio Cambaceres”, Actas del Quinto Congreso Internacional del Celcirp (julio de 1996), París, 1996 (en prensa).

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Y si el agente infeccioso puede infiltrarse sin ser

visto, hay que estar alerta. Por eso Cambaceres llama la

atención, sobre todo en su última novela, sobre el peligro de

la mezcla que puede producirse cuando se borran las marcas.

Las situaciones que dan lugar a los hechos más graves -

situaciones en que la vigilancia criolla resulta

insuficiente- son esos momentos de confusión de las

identidades y las clases representados por las fiestas:

fiesta callejera en Belgrano, que Genaro aprovecha para

acercarse a Máxima y a su madre, y sobre todo fiesta de

carnaval, en el teatro Colón, que Genaro aprovecha para hacer

suya a Máxima 7).

Inseparables y complementarios de la degradación del

inmigrante son otros dos movimientos claves: la progresiva

degradación del medio urbano y su contracara, la progresiva

idealización del campo, dos procesos que la crítica

cambaceriana no ha dejado de señalar 8) y que pueden

rastrearse a lo largo de las cuatro novelas.

El campo argentino denostado en Pot pourri como un

"desierto", un "narcótico inaguantable" y una "tumba" donde

una persona sólo puede "soterrarse viva" (cap. XII) o alabado

burlonamente por el narrador cuando en París siente la

nostalgia de su tierra 9), aparece idealizado paródicamente

7) No olvidemos que la fiesta de carnaval también había sido ocasión para el adulterio de María en Pot-pourri y que existen antecedentes del carnaval asociado a las peores catástrofes en la literatura argentina, por ejemplo en La gran aldea, de Lucio V. López, donde madre criolla y sirvienta francesa abandonan su deber para asistir a una fiesta de carnaval, lo que da lugar al incendio que provocará la muerte del bebé y la locura del tío 7). 8) Cf. Cymerman, Claude, "Significación de la ciudad y el campo en la obra literaria de Eugenio Cambaceres" y el prólogo de Paul Verdevoye (en Cymerman, Claude, Diez estudios cambacerianos, Rouen, Publications de l'Université de Rouen, 1993) y García y Panesi, op. cit, p. 24. 9) "Poco a poco me fui dejando arrebatar por el fuego del amor a la tierra y al Château Y quem, hasta que concluí por afirmar con toda la seriedad del que no miente, que los montes salvajes que producen los duraznos

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en Música sentimental cuando Loulou, desde París, sueña con

instalarse a vivir con Pablo en medio de la pampa, lo que

provoca la burla mordaz de su interlocutor, el narrador del

relato 10). En Sin rumbo, el campo es objeto de una

idealización desprovista de todo rasgo paródico, una

idealización que lo transforma en el único ámbito posible

para la autenticidad y la verdad. Y finalmente, en En la

sangre, podemos hablar de una idealización indirecta, por

oposición a la degradación de la ciudad y de los valores que

en ella se encarnan. Exaltación explícita de los valores

criollos cuando Genaro está intentando acercarse a Máxima y

sueña un momento con "ser criollo", lo cual es sinónimo de

"generoso y desprendido, como los otros hijos de la tierra"

(cap. XX), pero en general exaltación implícita y a

contrario: en tanto Genaro es un personaje degradado, los

valores criollos resultarán exaltados si él los desprecia,

como es el caso cuando le niegan la entrada al Club del

Progreso (cap. XXIII) o cuando, en la estancia de su suegro,

Genaro piensa en cómo hacer para ahorrarse el dinero

dilapidado por la generosidad criolla en el campo (cap. XXV).

El modo en que la temática criolla está tratada en esta

última novela nos permite hablar de una idealización del

campo por sinécdoque. Se idealiza la parte por el todo: de la

entre nosotros como se producen las bellotas en Europa, se extienden por leguas de leguas sobre las islas del Paraná y que es tal la cantidad de frutas que cada árbol da, que se pisa sobre ella como sobre un empedrado. Hasta aquí, correcto y además muy recomendable bajo el punto de vista del patriotismo." Pot-pourri, cap. XXIV. 10) El narrador exclama: "-¡Pues, señor, esto sí que no había entrado en mis libros! Que te hubieras apeado con un disparate de marca mayor como, por ejemplo, querer pegarte un tiro o meterte en un convento, pase; en eso suele, a veces, parar la calentura. Pero tú, convertida en mensual de Pancho Piñeiro, dando vuelta la majada en un cuero de carnero sobre un maceta viejo, o haciendo un puchero de aujas con leña de bosta, en cuclillas, delante del fogún de la cocina, ¡hombre, hombre!, ¡no faltaba más!" (Música sentimental, cap. X, p. 252)

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idealización de los valores criollos desembocamos en la

idealización del ámbito en que esos valores nacen, es decir

la pampa.

Condena del inmigrante, idealización del campo y

degradación de la ciudad se afirman al compás de la

progresiva inscripción de la narrativa cambaceriana en los

cánones del naturalismo. Y a nuestro entender esto no es

casual, ya que creemos que para un escritor, la opción de

género obedece con igual necesidad a motivaciones estéticas y

a imperativos ideológicos: la realidad - dice Pavel Medvedev-

se ve "con los ojos del género" 11).

El género adoptado no es la novela a secas, sino la

novela naturalista. Es indudable que Cambaceres encuentra en

el determinismo 12) que es fundamento ideológico-científico

del naturalismo el instrumento que mejor se adapta a su

pensamiento (un pensamiento que la década del 80 con su

aluvión inmigratorio parece ir modelando poco a poco). Y si

perseveramos en este tipo de razonamiento, podemos afirmar

que el género que Cambaceres adopta de manera cada vez más

clara a lo largo de su obra no es la novela naturalista a

secas, sino la novela naturalista en su versión argentina,

una versión que David Viñas no vacila en llamar "moral" 13).

Porque el naturalismo argentino (y en este sentido las

últimas novelas de Cambaceres son ejemplares), a diferencia

11) Medvedev, Pavel (Bakhtine), The formal Method in Literary Scholarship. A Critical Introduction to Sociological Poetics, Baltimore and London, John Hopkins University Press, 1978, parte 3, cap. 7, punto 4. 12) El determinismo desemboca fácilmente en el racismo, sobre todo a fines del siglo XIX, momento de auge de las ideas de Darwin y Spencer en América Latina, a través de sus divulgadores franceses Arthur de Gobineau y Gustave Le Bon. 13) Viñas, David, "Biología, escepticismo y repliegue: Cambaceres y los naturalistas" (en su De Sarmiento a Cortázar, Buenos Aires, Siglo XX, 1973, pp. 35-39).

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del naturalismo francés de Emile Zola, no denuncia una

situación para que se opere un cambio en la sociedad, sino

ante todo para que la clase que ve sus privilegios en peligro

esté sobre aviso y pueda defenderse 14).

La xenofobia cambaceriana y sus movimientos

complementarios de exaltación del campo y de degradación de

la urbe moderna se integran en un proceso mucho más amplio

dentro de la literatura y de la cultura argentinas, un

proceso que desemboca en la exaltación del gaucho como

paradigma de la nacionalidad, que la generación del

Centenario llevará a cabo con figuras como Ricardo Rojas y

Leopoldo Lugones 15). Con su construcción simbólica de un

extranjero en que se condensa lo peor de la especie humana,

de una ciudad infectada e infecciosa y de una pampa dotada de

todas las virtudes, obras como la de Cambaceres preparan el

escenario en el que tendrá lugar la apoteosis del gaucho,

proceso iniciado por quienes sintieron la presencia creciente

del inmigrante como una amenaza frente a la cual era

necesario defender (era necesario constituir) una tradición

nacional. Para citar este trabajo: Villanueva, Graciela, « Extranjeros, ciudad y campo en las novelas de Eugenio Cambaceres », in : Después de tantas palabras Nº 1 (Revista del Instituto Superior del Profesorado “Joaquín V. González”), Buenos Aires : Otoño 1997, p. 77-79.

14) Cf. Cymerman, Claude, "La acogida del naturalismo en la Argentina; la polémica engendrada por la obra de Eugenio Cambaceres" (en su: op. cit. p. 139) y García y Panesi (op. cit. p. 33). 15) Cf. Verdevoye "Prólogo a Diez estudios cambacerianos" (en: Cymerman, op. cit., p. 8) y Gramuglio, María Teresa y Sarlo, Beatriz "El Centenario: exaltación de Martín Fierro como poema nacional" (en: Historia de la literatura argentina, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1980, volumen 2, p. 15).