70
Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de Educación Superior por tipo de Institución 1 Sebastián Donoso D. - Víctor Cancino C. 2 1. Introducción 3 . La reforma de la educación superior del año 1981 propició la generación de cambios de magnitud en este nivel de la enseñanza, tanto en materia legal como financiera, originando procesos importantes de transformación y expansión de la educación superior, sean de ajuste, rediseño e incorporación de nuevos actores institucionales al mercado, como igualmente en las consecuencias de estas decisiones, evidenciadas en la presencia masiva y creciente de estudiantes en este nivel de enseñanza. Los cambios en la orgánica del sistema significaron romper el rígido esquema de control ejercido por los actores institucionales de entonces, las ocho universidades del Consejo de Rectores, dando lugar a un sistema de educación superior segmentado en tres niveles 4 : Centros de Formación Técnica (CFT), Institutos Profesionales (IP) y Universidades; como a su vez, estructurando un sistema con actores de diversas dependencias, en lo fundamental en el nivel universitario, con Instituciones del Estado, otras privadas con aportes financieros del Estado, como a su vez Instituciones privadas sin aportes estatales de carácter permanente. En los hechos, el proceso iniciado en el año 1981 se centró en el fortalecimiento y generación de universidades. Los Institutos Profesionales y Academias Pedagógicas creadas el año 1981 fueron en el tiempo incorporados a las otras universidades estatales o bien dieron origen a nuevas universidades, proceso replicado más tarde, por las unidades regionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Lo cierto es que el cuarto de siglo que ha transcurrido bajo la nueva orgánica, ha significado para las instituciones con reconocimiento autónomo un incremento explosivo de la matricula de estudiantes de educación superior, especialmente a partir del año 1996 (Dooner, 2005: 222). Entre los años 1990 y 2004, la matrícula total creció un 238%, impulsada básicamente por la universitaria que se expandió en un 322%, de forma que las universidades pasaron de comprender el 53% de las matrícula de educación superior en el año 1990 al 71% en el año 2004 y, prácticamente, el 80% en el año 2006 (PNUD- Mideplan, 2005: 14 - CSE, Índices; 2006). El aumento en la cobertura de nivel de enseñanza ha sido también estimulado a su vez por una creciente demanda por educación superior, lo que significó un incremento del orden del 50% en los participantes de los procesos PAA- PSU de la década de los 90 (DEMRE, 2004) hasta el explosivo fenómeno expansivo correspondiente a la admisión del año 2007 y su controvertidos resultados 5 . De 1 Estudio financiado por el Consejo Superior de Educación de Chile. Sumamos nuestro agradecimiento a la Dirección de Relaciones Internacionales y al Departamento de Didáctica y Organización Escolar (Facultad de Filosofía y Educación) de la Universidad de Valencia, como también a la Universidad de Talca y a la OEI. 2 Instituto de Investigación y Desarrollo Educacional, Universidad de Talca, [email protected] – Consultor OEI Chile, [email protected] 3 Esta investigación utilizó información de la Encuesta de Caracterización Económica Nacional. Los autores agradecen al Ministerio de Planificación, propietario intelectual de la Encuesta, el acceso a la base de datos. Todos los resultados del estudio son de responsabilidad de los autores y en nada comprometen a dicho Ministerio. 4 Hasta el año 1980 en Chile educación superior y sistema universitario eran sinónimos. 5 Producto de las fuertes demandas estudiantiles expresadas en movimiento de mayo del año 2006, el Ministerio de Educación entregó masivamente becas de arancel de pago de la PUS. Los resultados evidencian que casi un 25% de los inscritos bajo esta modalidad no rindieron las pruebas, grupo que hasta ese momento históricamente equivalía al 5%. Detrás de este situación se esconden realidades complejas que van desde baja autoestima hasta problemas económicos. (Stevens, 2007)

Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

  • Upload
    others

  • View
    1

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de Educación Superior por tipo de Institución1

Sebastián Donoso D. - Víctor Cancino C.2

1. Introducción3.

La reforma de la educación superior del año 1981 propició la generación de cambios de magnitud en este nivel de la enseñanza, tanto en materia legal como financiera, originando procesos importantes de transformación y expansión de la educación superior, sean de ajuste, rediseño e incorporación de nuevos actores institucionales al mercado, como igualmente en las consecuencias de estas decisiones, evidenciadas en la presencia masiva y creciente de estudiantes en este nivel de enseñanza.

Los cambios en la orgánica del sistema significaron romper el rígido esquema de control ejercido por los actores institucionales de entonces, las ocho universidades del Consejo de Rectores, dando lugar a un sistema de educación superior segmentado en tres niveles4: Centros de Formación Técnica (CFT), Institutos Profesionales (IP) y Universidades; como a su vez, estructurando un sistema con actores de diversas dependencias, en lo fundamental en el nivel universitario, con Instituciones del Estado, otras privadas con aportes financieros del Estado, como a su vez Instituciones privadas sin aportes estatales de carácter permanente.

En los hechos, el proceso iniciado en el año 1981 se centró en el fortalecimiento y generación de universidades. Los Institutos Profesionales y Academias Pedagógicas creadas el año 1981 fueron en el tiempo incorporados a las otras universidades estatales o bien dieron origen a nuevas universidades, proceso replicado más tarde, por las unidades regionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Lo cierto es que el cuarto de siglo que ha transcurrido bajo la nueva orgánica, ha significado para las instituciones con reconocimiento autónomo un incremento explosivo de la matricula de estudiantes de educación superior, especialmente a partir del año 1996 (Dooner, 2005: 222). Entre los años 1990 y 2004, la matrícula total creció un 238%, impulsada básicamente por la universitaria que se expandió en un 322%, de forma que las universidades pasaron de comprender el 53% de las matrícula de educación superior en el año 1990 al 71% en el año 2004 y, prácticamente, el 80% en el año 2006 (PNUD- Mideplan, 2005: 14 - CSE, Índices; 2006).

El aumento en la cobertura de nivel de enseñanza ha sido también estimulado a su vez por una creciente demanda por educación superior, lo que significó un incremento del orden del 50% en los participantes de los procesos PAA- PSU de la década de los 90 (DEMRE, 2004) hasta el explosivo fenómeno expansivo correspondiente a la admisión del año 2007 y su controvertidos resultados5. De

1 Estudio financiado por el Consejo Superior de Educación de Chile. Sumamos nuestro agradecimiento a la Dirección de Relaciones Internacionales y al Departamento de Didáctica y Organización Escolar (Facultad de Filosofía y Educación) de la Universidad de Valencia, como también a la Universidad de Talca y a la OEI. 2 Instituto de Investigación y Desarrollo Educacional, Universidad de Talca, [email protected] – Consultor OEI Chile, [email protected] 3 Esta investigación utilizó información de la Encuesta de Caracterización Económica Nacional. Los autores agradecen al Ministerio de Planificación, propietario intelectual de la Encuesta, el acceso a la base de datos. Todos los resultados del estudio son de responsabilidad de los autores y en nada comprometen a dicho Ministerio. 4 Hasta el año 1980 en Chile educación superior y sistema universitario eran sinónimos. 5 Producto de las fuertes demandas estudiantiles expresadas en movimiento de mayo del año 2006, el Ministerio de Educación entregó masivamente becas de arancel de pago de la PUS. Los resultados evidencian que casi un 25% de los inscritos bajo esta modalidad no rindieron las pruebas, grupo que hasta ese momento históricamente equivalía al 5%. Detrás de este situación se esconden realidades complejas que van desde baja autoestima hasta problemas económicos. (Stevens, 2007)

Page 2: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

acuerdo con los datos de la encuesta Casen 2003, entre los años 1990 y 2003, la cobertura de la educación media se elevó del 81 al 93% de la población en edad escolar, presionando la demanda por educación superior de los grupos sociales más vulnerables, cuya respuesta ha resultado en un importante avance en la cobertura de la educación superior para los quintiles6 socioeconómicos II y III de la población (equivalente al 18%) los que habían tenido una participación menor en ese nivel de enseñanza (MIDEPLAN, 2003).

Este fenómeno se ha acelerado por la creciente incorporación de universidades que tienen reconocimiento de su autonomía (Dooner, 2005: 226), de forma que debería esperarse una expansión aún mayor de muchas instituciones en materia de matricula, programas y sedes para lo años que vienen (Brunner, 2005).

Atendiendo lo señalado, es razonable sostener que la importancia del tema en estudio reside en que no se puede seguir diseñando políticas para la educación superior del mismo modo que cuando sólo una elìte accedía a la universidad (Leiva, 2005: 42). Esa realidad ya no es tal, siendo imprescindible producir antecedentes sistemáticos para que el diseño de las políticas de educación superior en sus diversos aspectos (orientación de la formación, oferta de carreras, contextualización, soporte para el estudio, financiamiento, etc.) considere e integre a los nuevos actores masivos del sistema, a saber: los estudiantes de los primeros tres quintiles de la población, dado que representan un gran desafío para las políticas públicas en este ámbito pues, tradicionalmente, estos segmentos sociales no participan masivamente de la enseñanza universitaria (son primera generación en la educación superior) no conocen ni menos manejan los códigos culturales de funcionamiento del “mundo universitario”, como tampoco son conocidos cultural y socialmente para la mayor parte de estas instituciones.

En segundo lugar, el problema es de significación, por cuanto la expansión masiva del sistema de educación superior7 se ha hecho y seguirá haciéndose con creciente énfasis en la integración de estudiantes de los quintiles de menores ingresos económicos de la población, más que en el aumento de la cobertura de los quintiles más pudientes (IV y V).

Atendiendo a lo señalado, el artículo da cuenta de los principales rasgos socioeconómicos y algunos del ámbito cultural de los estudiantes de los estratos sociales más vulnerables de la población (quintiles I al III), según el tipo de institución a la que asisten (CFT, IP y Universidades), con la finalidad de que a partir de estos antecedentes, que corresponden a elementos centrales de su capital social, económico y cultural, las instituciones de educación superior pueden definir políticas para su mejor incorporación, incluyendo en este aspecto su retención en la institución.

Para cumplir esta meta, en primer lugar se caracteriza el grupo poblacional señalado y luego se especifican sus rasgos según tipo de institución a la que asisten: CFT, IP y Universidades, empleando para ello una serie de tiempo (2003, 2000 y 1998) a fin de determinar sus constantes y los cambios registrados. Finalmente, los principales hallazgos son analizados desde las variables que explican la retención o permanencia de los estudiantes en los centros superiores de enseñanza.

2. La Expansión del Sistema de Educación Superior y la Retención de los Estudiantes.

Un fenómeno de difícil resolución en todo proceso de reforma ha sido la armonización de las políticas pro-incremento de la cobertura de matrícula con aquellas orientadas a aumentar la

6 En el trabajo el concepto quintil se emplea siempre respecto de la dimensión socioeconómica. 7 Este fue uno de los principales considerandos que se tuvo para impulsar la nueva ley de apoyo financiero para los estudiantes universitarios sin distingos respecto de la universidad a la que pertenece, exigiéndose que haya alcanzado la autonomía.

Page 3: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

retención de los estudiantes y, simultáneamente, la calidad de los aprendizajes. Estas incongruencias han originado lo que se denomina las reformas educativas de primera y segunda generación8 cuya resolución –desgraciadamente- ha estado distante de las expectativas originales. Es por ello que en la educación superior se convive cotidianamente con el dilema: {cobertura – retención – calidad}; temática que demanda políticas orientadas a mitigar los déficit de capital social y cultural de los estudiantes9 y por esa vía, potenciar los procesos de retención y de calidad de los aprendizajes.

2.1. El desafío de la cobertura – retención - calidad.

El fuerte impulso a la demanda por educación superior ocurrida en este último cuarto de siglo se ha basado en el incremento de la escolaridad promedio de la población a un valor superior a los 10 años (INE, 2004), el cual debiera continuar su alza en las décadas que vienen- presionado además por la obligatoriedad de la escolaridad media para toda la población que rige desde hace un par de años, a lo que se suma el incremento de la eficiencia interna del sistema secundario, egresando por ello más estudiantes de ese nivel (MINEDUC, 2002). Estos factores provocarán un incremento del número de personas habilitadas para ingresar al nivel terciario de la educación. En la última década la Educación Superior ha crecido un 6% real cada año (CSE, 2006) y la tendencia muestra que podría continuar en esta cifra algunos años más.

La Tabla siguiente (Cfr. Nº 1) da cuenta de la ampliación de la cobertura por quintil de ingreso autónomo para los años 1990 a 2003 a partir de los datos de la Encuesta CASEN. Esta creció desde 16,0% a 37,5% (2,3 veces). Si bien los mayores incrementos de cobertura se producen –como era esperable- en los quintiles de mejores ingresos económicos de población, no es menos cierto que en el periodo analizado se triplica la cobertura de los jóvenes del 40% de los hogares de menores ingresos, pasando del 4,4% al 14,5%, en el caso del primer quintil, del 7,8% al 21,3% en el segundo quintil y del 12,4% al 32,8% del tercer quintil.

Tabla Nº 1. Cobertura educación superior por quintil de ingreso años 1990 al 2003 (en %) Quintiles de Ingreso 1990 1994 1998 2000 2003

I 4,4 8,0 8,7 9,4 14,5 II 7,8 10,4 13,3 16,2 21,3 III 12,4 17,2 23,1 28,9 32,8 IV 21,3 33,5 38,8 43,5 46,4 V 40,2 54,2 65,5 65,6 73,7

Cobertura Ed. superior 16 23,8 29,3 31,5 37,5 Fuente: PNUD- Mideplan, 2005:48.

Como señaláramos, la demanda por educación superior –en particular la universitaria- continuará incrementándose en los próximos años, estimándose que sólo después del año 2010 se estabilizará, entre otros factores por el estancamiento de la tasa de crecimiento de la población (CEPAL/ CELADE, 2000), la saturación de los mercados laborales, etc. alcanzando el sistema de educación superior chileno un total de estudiantes de pregrado que puede variar entre los 800 mil al millón de alumnos. Ciertamente lo señalado dependerá además de los sistemas de soporte financiero para los estudiantes de los primeros tres quintiles de ingresos económicos, y en cierta forma del IV quintil10, más que de aquellos provenientes del quintil superior, toda vez que éste se encuentran más próximos al punto de saturación.

8 Se identifica como reformas de primera generación las dirigidas a incrementos de cobertura, y las de segunda generación se orientan a la equidad y calidad (asumiendo que los objetivos de masificación están satisfactoriamente alcanzados. 9 Se señala “mitigar”, no como un elemento restrictivo de las políticas sino como un nivel que debe alcanzarse para proponer y asumir otros desafíos, pero igualmente se entiende que no ha sido logrado satisfactoriamente. 10 Es el caso de las familias ¡correspondientes al IV quintil de ingresos y que deben financiar la educación superior de varios de sus integrantes

Page 4: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Tabla Nº 2. Cobertura educación superior año 2003, según institución y quintil de ingreso. I II III IV V Total Universidades 6,2 10,7 17,0 26,1 39,9 100 • Ues. tradicionales 7 13,6 19,3 26,8 33,3 100 • Ues privadas 4,9 5,9 13,2 25,0 51,0 100 Institutos profesionales 6,3 12,8 22,4 30,4 28,2 100 CFT 16 22,5 26,9 17,1 17,5 100

Fuente: PNUD- Mideplan, 2005: 49.

Los antecedentes de la Tabla anterior muestran que la mayor semejanza en la participación proporcional de estudiantes según quintil se da entre las Universidades (Ues) y los Institutos Profesionales (IP), en especial entre el segmento de las Ues tradicionales con los IP. Esto se debe al apoyo crediticio del Fondo Solidario ligado a las Ues del Consejo de Rectores, situación que debiese virar en forma creciente en los próximos años debido al impacto de la nueva ley de financiamiento de los estudios superiores vigente a partir de la admisión 2006. De no mediar esta nueva ley, con características y cobertura muy diferente a la del fondo solidario, la expansión del sistema por sobre la fuerte tasa que ya venía creciendo se sustentaba básicamente en el aporte privado, lo que hacía pensar que prácticamente estaba muy próxima a su punto de saturación, al no existir otras condiciones de financiamiento como las contenidas en la nueva ley. Sin embargo, dada la condición de “co-deudor solidario” que asumen las instituciones como aval del crédito de sus estudiantes, ello puede implicar que no se incrementa del todo la admisión de estudiantes de los quintiles de menores ingresos, por su mayor riesgo para finalizar exitosamente su enseñanza, como también podría significar que las instituciones se interesaran más en la promoción del sujeto que en su aprendizaje. Sin embargo, son aspectos que deberán revisarse cuando el sistema esté en plena operación. Una fracción de este riesgo se minimiza cuando las instituciones desarrollan estrategias de apoyo estudiantil a partir del conocimiento de las variables claves de esta población y su vinculación con aquellas que son cruciales en su retención.

La Tabla Nº 3 marca la brecha de financiamiento requerido para cubrir la mensualidad de una carrera según valor promedio. Las cifras son claras, el quintil V es excedentario y el IV tiene dificultades cuando una familia debe enfrentar simultáneamente a más de un integrante a esta situación. Ello evidencia un fenómeno anexo que la educación superior debe observar: los costos directos y los costos agregados de los estudios universitarios son elevados, situándoles en valores internacionales. En razón de ello, de no mediar sistemas de apoyo financiero esta variable estaría saturándose, y la población y la sociedad deberían evaluar “el costo – eficiencia- beneficio” de la educación superior respecto de la generación de bienes privados y públicos y, en función de ello, decidir sus opciones más convenientes. Adicionalmente, un segmento importante del quintil de mayores ingresos (V) podría evaluar como más rentable enviar a sus hijos a Universidades de otros países, fortaleciendo por esta vía el hecho que las expectativas de mayor cobertura de la población de ese quintil se encuentran más cercanas al punto de saturación.

Tabla Nº 3. Ingreso necesario para pago de la mensualidad de la carrera11 Quintil de ingreso

Autónomo Ingreso para pago de mensualidad

I 5,2 veces II 2,2 veces III 1,4 veces IV 0,87 veces V 0,42 veces

Fuente: PNUD- Mideplan, 2005: 50.

11 Calculado según el ingreso per cápita por quintil de ingreso autónomo (Casen 2003).

Page 5: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Atendiendo al hecho cierto que la competencia entre las instituciones de educación superior es muy elevada, situación que debiera acrecentarse según todos los signos que se conocen12 más la incorporación -cada vez más masiva- de operadores internacionales, exige incrementar tanto a los responsables institucionales y nacionales, la producción de información pública relevante a fin de responder a las necesidades de los diversos tipos de usuarios y a las condiciones para operar en mercados más transparentes.

Un factor crucial en este sentido proviene del hecho que el incremento del capital humano requiere del recurso tiempo del estudiante destinado a las tareas de aprendizaje como variable insustituible y, además, no susceptible de ser compensada directamente por otra. En razón de ello, el tema no reside solamente en la generación de ofertas educativas, sino en que esas ofertas se ajusten a las características de la población demandante, para que sean una real inversión y que no terminen siendo una pérdida irrecuperable e irreversible –al menos del recurso tiempo invertido- del estudiante, con las consecuencias que se derivan para las personas, sus familias, la credibilidad del sistema de educación superior y la sustentabilidad de las políticas publicas de financiamiento de los estudios superiores.

Para sortear satisfactoriamente el incremento de la cobertura y simultáneamente el mejoramiento de los estándares de calidad de los aprendizajes en la educación superior, resulta relevante ampliar el grado de conocimiento sistematizado y la comprensión de las características fundamentales de la población de estudiantes más riesgosa, a saber: la que se incorpora con los mayores déficts de capital social, cultural y económico, representada en lo fundamental por quienes provienen de los primeros tres quintiles socioeconómicos de la población.

2.2. Desde la deserción a la retención de estudiantes.

Las temáticas de la deserción y repitencia de estudiantes fueron dominantes en los estudios sobre resultados educacionales impulsados hasta mediados de la década de los 70’. La deserción o el abandono anticipado de los estudios es, conceptualmente, “un caso desviado del objetivo”, el cual suele estar precedido -la mayoría de las veces- por la repitencia, variable identificada hace tiempo como pródromo de la deserción (Schiefelbein, 1975; Schiefelbein y Simmons, 1981; Schiefelbein y Farrel, 1982: Illanes, 1991). Los estudios en Chile sobre deserción y abandono referidos a la educación superior son escasos y se orientan esencialmente a la estimación cuantitativa del fenómeno (Himmel, 2002). Al respecto se considera que, en promedio, algo menos de la mitad de los alumnos que ingresan a la educación post secundaria abandona sus estudios antes de alcanzar un título profesional o grado académico. La mayor proporción de esta cifra corresponde a deserción durante el primer año y corresponde a los de menor dotación inicial de capital social, cultural y económico (Rodríguez, Donoso y Zunino, 1982; González y Uribe, 2002).

El análisis de la “retención de estudiantes en la educación universitaria” implica comprender que este fenómeno se origina en un sistema que tiene una importante tradición de procesos de selección de postulantes a las universidades públicas. Siendo éste un factor diferenciador del sistema universitario público chileno respecto de América latina, ha de sumarse que en el país no se ha aplicado “el libre acceso” al primer año de estudios. La instalación de un sistema de selección de estudiantes responde a la hipótesis que no todos los egresados de la enseñanza secundaria poseen las habilidades, capacidades etc. para proseguir exitosamente estudios universitarios. Debiendo someterse a un proceso selectivo cuya razón no se fundamenta en la provisión de más postulantes

12 El mercado de la educación superior es el que más se comporta como tal (mercado). Su competitividad da cuenta de procesos dinámicos que están ya derivando en la concentración de actores institucionales. Esto requiere de acciones destinadas a regularlo y a proveer de información significativa y adecuada para las decisiones de las personas, pues los años que un estudiante invierte en educación no pueden ser recuperados (alto costo oportunidad), por ende la inversión en capital humano no es equivalente a aquella en financiero.

Page 6: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

que vacantes, sino que en la certificación de un nivel mínimo de desempeño, para augurar buenos resultados en los estudios universitarios, es decir, aumentar la posibilidad de su retención. La segunda hipótesis es que producto del proceso de selección, los resultados en retención de estudiantes en las universidades más selectivas debieran ser mejores que las que no emplean este proceso. Desgraciadamente para el caso chileno no se poseen antecedentes masivos y consistentes en este aspecto que estén vinculados a niveles de aprendizaje alcanzados por los estudiantes13.

La incorporación de mayor población estudiantil es de importancia clave en el tema en estudio, dado que el sistema de selección de estudiantes generalizó la creencia que “la selección por mérito” era una materia asociada a la igualdad de oportunidades, ocultando que se trata de un fenómeno más complejo, estrechamente asociado a las variables socioeconómicas mediante las oportunidades educativas14 y éstas con la concepción de equidad social definida por el sistema (González, P. 2005). De esta manera, el sistema universitario se desprende de su cuota de responsabilidad sobre los resultados educativos del estudiante y “privatiza” el fracaso (repitencia y deserción) como una consecuencia del mismo estudiante y no como un proceso en el cual a la institución le corresponde la provisión de los recursos adecuados (docentes, infraestructura, equipamiento) para que el alumno alcance los aprendizajes esperados, algo que incluye también las políticas compensatorias.

A partir de los aportes de Cabrera, Castañeda y Nora (1992) Braxton, Johnson, y Shaw-Sullivan (1997), se clasifican los enfoques sobre deserción y retención, según el énfasis asignado a las variables explicativas fundamentales, a saber: personales, familiares o institucionales, se incorpora una visión complementaria sustentada por Cabrera et al (1999), como también por Robbins et al (2004)15.

La primera perspectiva de análisis, los enfoques psicológicos de la retención, se refiere a los rasgos de personalidad que diferencian (discriminan) a los alumnos que completan sus estudios frente a quienes no lo hacen. La decisión de desertar o continuar en una carrera está influida (i) por las conductas previas del estudiante, (ii) las actitudes sobre la deserción y/o persistencia, y (iii) las normas subjetivas de estas acciones, las que generan “una intención conductual”, que es un comportamiento definido (Fishbein y Ajzen; 1975), asumiendo los autores la deserción -voluntaria o no- como el debilitamiento de las intenciones iniciales y la retención como un fortalecimiento de las mismas. En esta perspectiva Atináis (1986), reafirma que la persistencia o la deserción son producto de una evaluación (i) de las percepciones y, (ii) del análisis que éstos hacen de su vida universitaria tras su incorporación.

Empíricamente se estableció que las aspiraciones tenían efecto directo sobre los valores, revelando que las expectativas de éxito estaban explicadas por el autoconcepto académico y la percepción de las dificultades de los estudios (Ethington, 1990). Tanto valores como expectativas influyen en la persistencia en la Universidad. De esta forma se validó la hipótesis que el rendimiento académico previo influye significativamente en el desempeño futuro del estudiante al actuar sobre su autoconcepto, su percepción de la dificultad de los estudios, sus metas, valores y expectativas de éxito.

Como se esperaba, los modelos psicológicos incorporan principalmente variables individuales, esto es, características y atributos del estudiante, que dan cuenta, con diferente grado de ajuste, de la deserción o la persistencia. Sin embargo, como señala Robbins et. al (2004: 263) estos modelos experimentan un cambio de significación, a partir de la década de los noventa, mediante la 13 Ello para evitar que la comparación sea incompleta, con las deformaciones que puede generar contrastar tasas de retención desprovistas de estándares comunes de aprendizaje. 14El problema se presenta cuando los aprendizajes, que son evaluados como mérito, se relacionan con el nivel socioeconómico. En teoría, asignando más recursos a los alumnos más vulnerables a fin de compensar lo que los desfavorece, el acceso a oportunidades educacionales y laborales de acuerdo al mérito, permitiría el ascenso social de al menos los niños y jóvenes pobres con más talento. 15 Los modelos desarrollados poseen diversos grados de sustentación empírica.

Page 7: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

integración de enfoques.

Paralelamente al estudio de la retención desde el enfoque psicológico, Spady (1970) lleva a cabo los primeros estudios desde la sociología, sosteniendo que la deserción/retención se asocia con la capacidad del estudiante de integración a una nueva situación social. En consecuencia señala la deserción como el resultado de la falta de integración de los estudiantes al entorno de la educación superior, asignando a la familia una fuente significativa de influencia sobre las expectativas y demandas de los estudiantes, incidiendo en su nivel de integración a la Universidad. El autor señala la gran probabilidad de abandono de los estudios, cuando las diversas fuentes de influencia van en un sentido negativo, lo que deriva en un rendimiento académico insatisfactorio, bajo nivel de integración social y, por ende, de satisfacción y compromiso institucional.

Por su parte, el análisis desde la teoría económica responde –principalmente- a la aplicación del enfoque costo-beneficio. Este sostiene que el racional de los beneficios no siempre opera en la forma esperada, esto es, cuando los beneficios sociales y económicos generados por los estudios universitarios son percibidos como inferiores a los derivados de actividades alternas, los sujetos optan por retirarse. Sin embargo ello no ocurre con la velocidad y rango esperado pues el estudiante no siempre sigue ese racional. Esto es, los beneficios no son tan evidentes, como también existe inercia y desfase entre la percepción que tiene el sujeto de un fenómeno y la realidad del mercado laboral. Un componente crucial en esta visión es la percepción del estudiante acerca de su capacidad/ incapacidad para solventar los costos asociados a los estudios universitarios. Sin embargo este factor esta mediatizado por otras variables, créditos, becas de matrícula, de alimentación, etc.

Los estudios que analizan los subsidios focalizados a los estudiantes, muestran que aumenta la retención, cuando se dirigen a los grupos que presentan limitaciones reales para permanecer en el sistema (costo de estudios, costo oportunidad de otras opciones, etc.). Estos mecanismos de subsidio buscan un impacto en la equidad (Cabrera, Nora y Castañeda, 1993). Este enfoque privilegia el impacto efectivo de los beneficios estudiantiles sobre retención (deserción), sin cuestionarse el ajuste entre los beneficios y los costos de los estudios16.

Desde la perspectiva organizacional, los modelos desarrollados enfocan la deserción a partir de las características de la institución universitaria, asumiendo un rol crucial las variables: “calidad de la docencia” y “la experiencia del estudiante en el aula”, a las que se suman –en oportunidades- los beneficios proporcionados por la organización a los estudiantiles en salud, deportes, cultura y apoyo académico y docente (recursos bibliográficos, laboratorios, y número de alumnos por docente). Estas variables pertenecen al ámbito operacional de las universidades y por ende es factible su intervención.

El modelo de Tinto (1986, 1987, 1975,1997) – que responde a esa perspectiva, es el de mayor influencia sobre el estudio de la retención. “Reconociendo el rol de las instituciones en la generación de resultados, Tinto desarrolla un refinado modelo para explicar las decisiones de los estudiantes por permanecer o cambiarse de las instituciones de educación superior (en los Estados Unidos). Este pasa por la integración social e intelectual de los estudiantes, aquellos que alcanzan esta condición tienen mayores posibilidades de permanecer en la institución.” (Peterson, 1993: 660). Según Tinto, los estudiantes emplean “la teoría del intercambio” en la construcción de su integración social y académica. De esta forma, si los beneficios de permanecer en la institución son percibidos como mayores que los costos personales (esfuerzo y dedicación, entre otros), entonces permanecerá estudiando en la institución. Alternativamente, si reconoce otras actividades como fuente de mayores recompensas, el estudiante tenderá a desertar (Véase diagrama Nº 1). Tinto

16 Las investigaciones en esta perspectiva si bien consideran variables demográficas y académicas, las incorporan para controlar fuentes de variación que pueden enmascarar los efectos directos de los subsidios y los costos de los estudios sobre la retención de estudiantes.

Page 8: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

acepta que la trayectoria de interacciones de la persona con los sistemas académico y social de la Universidad puede derivar en su alejamiento de la institución.

El modelo asume que a medida que el alumno transita por la educación superior, diversas variables contribuyen a reforzar su adaptación en la institución, ya que ingresa a ella con un conjunto de características que influyen sobre su experiencia en la educación post secundaria, las cuales comprenden antecedentes familiares (nivel socio económico y cultural de la familia, los valores que ésta sustenta), a la vez de atributos personales y de la experiencia académica preuniversitaria. Dichos rasgos se combinan para influir sobre el compromiso inicial con la institución, así como para alcanzar su meta (la graduación o titulación).

Tinto considera en la integración académica tanto el rendimiento en este campo como el desarrollo intelectual. Por su parte, la integración social abarca el desarrollo y la frecuencia de las interacciones positivas con pares y docentes (oportunidad de interactuar) y, también, la participación en actividades extracurriculares. Además, establece que la reevaluación del compromiso con la meta de graduarse se encuentra más fuertemente determinada por la integración académica. De igual forma, el compromiso institucional está fuertemente influido por la integración social, de manera que mientras más se consolide el compromiso del estudiante con su meta de graduación y con la institución, y de manera simultánea mejor sea su rendimiento académico e integración social, aumenta la probabilidad de permanecer en la institución.

Diagrama Nº 1. Modelo de Tinto

El autor identifica la correspondencia entre habilidad, persistencia y estatus socioeconómico, señalando que no debe sorprender que la persona con más habilidad y mayor nivel socioeconómico sea más propensa a terminar sus estudios (Tinto, 1987, 29-30). Al respecto –Tinto- detalla otros elementos: “Estudiar, aún en escuelas no selectivas, implica un esfuerzo. Las personas más persistentes van a lograr salir adelante en estos aspectos, sin embargo esta no es sólo una cualidad individual, es un reflejo también del contexto social y académico” (Tinto, 1987: 42), dando cuenta con ello de uno de los aspectos fundamentales de su propuesta: la organización educativa como sistema social y académico en el que se inserta el estudiante.

Page 9: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

La estabilidad de los resultados en términos del peso y el sentido de los factores postulados según diferentes tipos o modalidades institucionales son algunas de las principales dificultades que enfrenta el modelo de Tinto. Unas investigaciones confirman la capacidad predictiva directa de la integración social sobre la deserción, en las instituciones de educación más tradicionales (Pascarella y Terenzini, 1980), otras sostienen que esa dimensión se asocia inversamente con la persistencia en los estudios (Pascarella, Smart y Ethington, 1986).

En esta misma línea, Bean (1980, 1983,1985) asume que la intención de permanecer o retirarse se relaciona con las creencias y actitudes que participan en las intenciones conductuales. De igual manera sostiene que las creencias son influidas por los componentes de la institución universitaria (calidad de los cursos, programas, docentes y pares). Bean asume que los factores externos a la institución son de importancia ya que impactan tanto las actitudes como las decisiones del estudiante durante su estadía en ella. Con posterioridad establece que los factores no cognitivos, a saber: características personales (actitudes, aspiraciones, motivaciones, intereses), ambientales y organizacionales tienen un peso significativo en la deserción, en particular en la deserción voluntaria. De igual manera Robinns et al. (2004), como se mencionó anteriormente, atribuyen gran impacto a las variables socioeconómicas en este problema.

Diagrama Nº 2

Una comparación de las dos principales teorías basadas en la persistencia es provista por Robbins et al. (2004), ilustrando las perspectivas analizadas de Tinto, Bean y otros (véase tabla siguiente)

Page 10: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Tabla Nº 4. Constructos emergentes de los modelos de persistencia educativa y de la teoría de la perspectiva motivacional

Modelos de persistencia educacional Teorías motivacionales

Influencias contextuales • Soporte financiero • Tamaño de la institución • Selectividad institucional

Influencia social • Soporte social percibido

Contrato social • Contexto social (integración social,

pertenencia social) Contrato Académico

• Cometidos referidos al grado • Cometidos referidos a la instituciones

Motivos como direcciones • Motivación al rendimiento • Necesidad de pertenencia

Motivación como metas • Metas académicas • Metas de rendimiento y logro

Motivos como expectativas • Auto eficacia y expectativas de desempeño

Auto valor • Auto concepto

Tomado de Robbins et al. (2004: 263).

Por su parte, Pascarella (1985ª) desarrolla un modelo causal general con consideraciones explícitas respecto de las características institucionales como también de los ambientales (véase Diagrama Nº 3). El autor sostiene que el desarrollo y cambio de los estudiantes es función de cinco conjuntos de variables. Dos están relacionados con antecedentes y características personales a saber: aptitudes, rendimientos, personalidad, aspiraciones, etnicidad.

Diagrama Nº 3. Modelo de Pascarella y Terenzini

El segundo grupo lo conforman las características estructurales y organizacionales de la institución, admisión, estudiantes de la facultad, selectividad, porcentaje de residentes. Este grupo se relaciona con el tercer conjunto de variables: entorno institucional.

Estos tres grupos incluyen, en turnos, al cuarto grupo que implica al conjunto de variable asociadas a la frecuencia y contenido de las interacciones con los miembros de la facultad y los pares. El

Page 11: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

quinto grupo se refiere a la calidad del esfuerzo desplegado por el estudiante por aprender17

(Pascarella y Terenzini, 1991: 54-55).

Pace (1979; 1979a, 1984, 1987, 1992) ha explicado los incrementos de aprendizaje de los alumnos universitarios a partir de la forma cómo es comprendido, asumido y puesto en práctica el esfuerzo. Sus resultados afirman que cuando los estudiantes interiorizan y asumen que los aprendizajes y desarrollos alcanzados requieren de una inversión de tiempo y perseverancia de su parte, los logros van a ser superiores18.

Desde otra perspectiva, aunque complementaria, Weidman (1989) propone un modelo referido a la socialización de los estudiantes de pregrado que incluye factores sicológicos y socioestructurales en el desarrollo y cambio de estos. El modelo otorga particular atención a los cambios no-cognitivos, los que involucran elección de carrera, preferencias de estilos de vida, valores y aspiraciones. El modelo que sustenta se basa en su propia investigación. Al igual que Tinto y Pascarella, el autor asume que los estudiantes ingresan con un conjunto de variables dadas: nivel socioeconómico, aptitudes, intereses de estudio, aspiraciones, valores, etc. Como también presiones de los padres y de otros grupos de referencias a los cuales el estudiante se refiere (pares, colegas, etc.). Estas variables son predisposiciones que tienen peso y entran en conflicto con las fuerzas estructurales del establecimiento. Estas adquieren dimensiones formales e informales, como también, académicas y sociales con los docentes y con sus pares (citado por Pascarella y Terenzini, 1991: 56-57)

Es posible aventurar una síntesis de algunos de los aspectos más esenciales de los modelos y enfoques que buscan integrar las visiones ya expuestas, tomando como eje la persistencia en la educación superior, la cual se modela mediante un proceso que abarca tres etapas. La inicial, referida a las habilidades académicas previas y también a los factores socioeconómicos del participante que inciden en su disposición para continuar estudios universitarios, como también las percepciones acerca de sus posibilidades de cumplirlos. La segunda etapa se identifica como aquella en que el estudiante “estima” los costos y beneficios asociados de sus estudios, lo que implica que al ingresar tiene un compromiso inicial con la institución, el cual es revisado por éste en el transcurrir del tiempo19.

En la tercera etapa, cuando cursa plenamente sus estudios universitarios, factores como las experiencias académicas y sociales a las que se va exponiendo y su desempeño académico anterior va cobrando fuerza. De este modo, las experiencias sociales y académicas positivas y un desempeño académico adecuado reforzarían las percepciones acerca de los beneficios económicos y de otra naturaleza, que derivan como consecuencia de la culminación de los estudios. Por otra parte, los apoyos financieros y una adecuada integración académica influirían positivamente en la decisión de permanecer en la institución, al mantenerse de este modo el equilibrio entre el costo de cursar una carrera postsecundaria y el beneficio de obtener un título o grado académico. En cambio, las experiencias negativas, tales como las alzas en los valores de la matrícula o experiencias académicas insatisfactorias, producen un desequilibrio entre el costo y el beneficio, incrementando la probabilidad de la deserción estudiantil.

Finalmente en una visión analítica sicosocial Robbins, Lauver, Le, Davis y Langley (2004), señalan que “junto con reevaluar los constructor existentes, las teorías de la persistencia y motivacional deberían crearse modelos teoréticos causales, que puedan ser testeados prospectivamente para determinar las relaciones entre motivación, constructos sociales e institucionales en el contexto de 17Como lo indican los autores del modelo, éste es multipropósito, en consecuencia estos aspectos también se asimilan a un enfoque sobre aprendizaje. 18Se rechaza el azar como componente del éxito. El Tes. mide los grados de adaptación al esfuerzo y persistencia para alcanzar logros, garantizando su éxito a los estudiantes en la medida que no cambien esta condición 19 El apoyo financiero influye en la intención de ingresar a una determinada institución, esta fue una de los argumentos esgrimidos para cambiar el sistema de financiamiento de estudiantes de la educación superior en Chile a partir del año 2006, generando un sistema de crédito para estudiar en cualquier universidad acreditada y no sólo para las públicas.

Page 12: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

la preparación y del desempeño académico” (p. 277). Los principales constructos al que aluden los autores son presentados en este trabajo en la Tabla Nº 4, a saber: Motivación al rendimiento (logro), metas académicas, desempeño institucional, soporte social percibido, entorno social, auto- desempeño académico (eficacia), autoconcepto general, habilidades asociadas al desempeño académico, influencias del contexto, soporte financiero, tamaño de la institución y selectividad institucional .

3. Metodología. El estudio se realizó con los casos identificados en la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) considerando como base fundamental de análisis los participantes de la medición 2003 que se encontraban estudiando en la educación superior. Las relaciones más determinantes se referenciarán también en los años 2000 y 1998 con la finalidad de identificar la estabilidad del fenómeno.

La primera unidad de análisis la constituyen los estudiantes de educación superior pertenecientes a los primeros tres quintiles socioeconómicos de la población. Por efecto comparativo se emplea la clasificación de quintil autónomo nacional.

• Los ingresos autónomos son los que provienen de sueldos y salarios, ganancias provenientes del trabajo independiente, incluido al autosuministro y el valor del consumo de productos agrícolas producidas por el hogar más renta de propiedades, ingresos por interés, bonificaciones y gratificaciones, así como jubilaciones, pensiones, montepíos y transferencias entre privados

• Cada quintil corresponde al 20% de los hogares nacionales ordenados en forma ascendente de acuerdo al ingreso per cápita autónomo del hogar, el cual se define como el cuociente entre el ingreso autónomo del hogar y el número de personas que constituyen ese hogar, excluido el servicio doméstico puertas adentro.

La segunda unidad de análisis está configurada por el tipo de institución de educación superior: Centro de Formación Técnica CFT); Instituto Profesional (IP), y Universidad.

El estudio busca responder las siguientes interrogantes:

• ¿Que distribución por tipo de institución presenta la población según quintiles?

• ¿Cuáles son las principales características sociales, económicas, de hábitos culturales, etc. de cada uno de estos grupos según tipo de institución?

• ¿Qué diferencias pueden establecerse al interior de cada grupo institucional (variación intra) CFT, IP. Universidades?

Cada uno de las interrogantes señalada fue a su analizada considerando adicionalmente las siguientes preguntas:

• ¿Que rasgos comunes y diferencias presentan los que asisten a universidades públicas (CRUCH) o privadas?

• ¿Cómo varían los resultados según cada medición? ¿Qué constantes y tendencias se presentan?

Desde el punto de vista estadístico, las distintas familias de variables fueron sometidas a análisis de asociación para identificar el grado de autocorrelación que presentaban (multicolinealidad20) y de esta forma evita la distorsión que se produce por este efecto. De esta manera se seleccionaron solo

Page 13: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

aquellas que tenían tanto muy alta como muy baja correlación con la familia de variables consideradas.

En razón de ello, los grupos temáticos o familias de variables fueron. (i) Características generales (edad, género, condición de pobreza, núcleo familiar, distribución regional, adscripción a pueblos indígenas, acceso a becas, etc.); (ii) Variable relacionadas con la calidad de vida par el estudio, equipamiento de la vivienda, del hogar acceso a computador, Internet y uso de estas; (iii) Variables referidas a la salud de los estudiantes; (iv) Variables asociadas a empleo y trabajo, y (v) Variables relacionadas con la tenencia de la vivienda

4. Los Estudiantes de Educación Superior según Quintil Socioeconómico.

4.1. Caracterización General.

El objetivo de esta sección es caracterizar los estudiantes de educación superior por tipo de institución en la que estudia: Centro de Formación Técnica (CFT), Instituto Profesional (IP) o Universidad (UES), según el quintil de ingresos económicos autónomos al que pertenece (en adelante denominado Quintil). Esta variable se jerarquiza ordinalmente correspondiendo el valor uno (1) al de más bajos ingresos y valor el cinco (5) al superior.

Como se señaló al inicio del trabajo, la educación superior chilena ha experimentado un importante proceso de segmentación institucional que correlativamente ha implicado su segmentación social. Algunas instituciones han terminado atendiendo predominante a segmentos sociales diferentes a otras entidades de educación superior. Esta aseveración, asumida como hipótesis de trabajo, implica la generación de una división socioinstitucional en este nivel del sistema educativo chileno.

La revisión general de la información (Cfr. Tabla Nº 5) para la serie de tres mediciones consideradas en este estudio (CASEN 1998, 2000 y 2003) establece que el total de casos que estudiaban educación superior se incrementó significativamente en cada medición. De esta forma el número y participación relativa de quienes cursaban la educación superior se eleva en la tanto el referente de la medición es más próximo. De 3984 casos en el año 1998 se sube a 4808 en el 2000 (+20,6%) y a 6355 el año 2003, lo que implicó un 32% de aumento respecto de la cifra del año 2000 y más de un 50% respecto del año 1998.

Tabla Nº 5. Estudiantes en Educación superior según quintiles, por años. Quintil Año

1 2 3 4 5 Total

Casos 626 1006 1308 1608 1807 6355 2003 % del total 9,9% 15,8% 20,6% 25,3% 28,4% 100,0% Casos 532 777 1021 1274 1204 4808 2000 % of Total 11,1% 16,2% 21,2% 26,5% 25,0% 100,0% Casos 284 528 767 1092 1313 3984 1998 % of Total 7,1% 13,3% 19,3% 27,4% 33,0% 100,0%

De similar manera, la distribución por quintil expresa cambios consistentes con las cifras generales de incremento de la cobertura del sistema de educación superior en la población nacional.

Las diferencias que se establecen por institución de educación superior: CFT, IP y UES, expresan que los quintiles superiores (Q4 y Q5) poseen una participación importante, pero con un incremento algo menor que la registrada por los primeros tres quintiles, que corresponde aproximadamente a un 7% entre los años extremos de la serie para todos los niveles, Ello es tanto o más relevante ya que este fenómeno se presenta con un incremento cardinal del número absoluto de participantes, dando cuenta que la expansión implica simultáneamente crecimiento de la participación total de la población en edad de estudiar educación superior.

Page 14: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

4.2. Caracterización de los Estudiantes por Tipo de Institución de Educación Superior.

El análisis específico correspondiente a los Centros de Formación Técnica (CFT) es consistente la sección anterior. Como se registra en la tabla siguiente (Nº 6), las cifras confirman lo señalado para los quintiles extremos y con menor ímpetu para los restantes quintiles. En términos generales los cambios entre los años 2000 y 2003 son menores (+2,7%).

Tabla Nº 6. Estudiantes en Centros de Formación Técnica, según quintiles, por años. Quintil Total Años

1 2 3 4 5 2003 Casos 80 120 128 94 66 488 2000 Casos 76 118 125 100 56 475 1998 Casos 34 66 88 80 44 312

Este fenómeno tiende a ser menos marcado para el caso de los IP (Cfr. Tabla Nº 7). Esto es, el incremento en el número de casos va perdiendo significación en la medida que los participantes son de los quintiles superiores, sin embargo a diferencia de los CFT, en estas instituciones el alza del número de participantes es significativo entre las últimas dos mediciones (+8,6%).

Tabla Nº 7. Estudiantes en Institutos Profesionales según quintiles, por años Quintil Año

1 2 3 4 5 Total

2003 Casos 152 270 332 411 314 1479 2000 Casos 156 232 278 356 228 1250 1998 Casos 68 156 220 277 239 960

La situación descrita asume también un comportamiento similar para el caso de las instituciones universitarias (Cfr. Tabla Nº 8). En los años extremos de la serie, el incremento de los participantes pertenecientes a los primeros tres quintiles se aproximan al 100%, mientras que en los quintiles IV y V es entre el 60 y 40%. De todas formas el alza en la participación de este segmento es cuantiosa. De algo más del 12% entre los años 1998 a 2000, se sube a casi el 30% entre el 2000 y el 2003, ratificando con ello el peso que va registrando la matrícula universitaria en el total del sistema de educación superior del país.

Tabla Nº 8. Estudiantes en Universidades según quintiles, por años Quintil Tipo

1 2 3 4 5 Total

Año 2003 Casos 394 616 848 1103 1427 4388 Año 2000 Casos 300 427 618 818 920 3083 Año 1998 Casos 182 306 459 735 1030 2712

Los resultados confirman la fuerte expansión de la educación terciaria, expresando además una tasa de incorporación relevante de integrantes de los primeros tres quintiles. Sin embargo, ello no impide que la participación general de los quintiles IV y V en la educación superior sea mayor que la de los primeros quintiles.

Por otra parte, la revisión de la participación relativa por quintil en las diversas instituciones (Cfr. Tabla Nº 9) confirma lo expuesto. Para todos los quintiles la población dominante es la que asiste a las instituciones universitarias (véase % de las filas por quintil), donde los valores van del 61.2% en el caso del segundo quintil al 79% en el caso del último quintil. Segundo, en los IP la principal cobertura por quintil corresponde a los primeros cuatro, todos con valores próximos (24.3 a 26,8%). Respecto de los CFT la participación para todos los quintiles es menor, claramente las del nivel de

Page 15: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

mayores ingresos es exigua: 3,7% de ese quintil, equivaliendo al 1% del total. El valor relativo más alto respecto de la participación de cada quintil corresponde al primer (12,8%), y el relativo total al tercer quintil, con un 20% de los participantes.

En esta última línea de análisis, los participantes en los CFT de los tres primeros quintiles, corresponde en términos del total, al doble de los otros dos quintiles restantes (5,2 versus 2,5%). En el nivel de los IP la situación es de equivalencia: los primeros tres quintiles suman un 11,8% ante un 11,4% de los restantes quintiles. Finalmente en UES la relación se invierte respecto de los CFT: la participación de los primeros tres quintiles es 29,2%, valor menor que la de los dos superiores que suma 10 puntos más: 39,9%.

Tabla Nº 9. Estudiantes por tipo de institución según quintiles, año 2003 Quintil

1 2 3 4 5

Total % por quintil 12,8% 11,9% 9,8% 5,8% 3,7% CFT % Total 1,3% 1,9% 2,0% 1,5% 1,0% 7,7% % por quintil 24,3% 26,8% 25,4% 25,6% 17,4% IP % Total 2,4% 4,2% 5,2% 6,5% 4,9% 23,3% % por quintil 62,9% 61,2% 64,8% 68,6% 79,0% UES % Total 6,2% 9,7% 13,3% 17,4% 22,5% 69,0%

Total % Total 9,9% 15,8% 20,6% 25,3% 28,4% 100,0%

Desde la significación estadística, los análisis por tipo de institución según quintil son significativos por Ji2***21 (1/8 gl valor 177.955), Tratándose de una relación fuerte (coeficiente de contingencia –en adelante CC- de 1.65***). De esta manera las diferencias por quintil y tipo de institución tienen la particularidad que conforman una población de diversas características que no puede ser tratada como equivalente. Atendiendo lo expuesto, se dividió a los participantes según dependencia de las Universidades, agrupadas en aquellas que reciben subsidio permanente del Estado y que conforman el Consejo de Rectores (Cruch) y las que no son subsidiadas. Los resultados son relevantes (Cfr. Tabla Nº 10). El quintil de menores ingresos está fuertemente presente en las Universidades Cruch (48,3%), se cree debido al sistema de crédito solidario al que tienen acceso quienes estudiaban en esas instituciones, valores que van decreciendo levemente en la medida que se avanza en los quintiles, hasta llegar al 40,5% del último quintil.

Tabla Nº 10. Estudiantes según dependencia del establecimiento por quintil, 2003. Quintil UES

Cruch UES

Privadas IP CFT Total

Casos 302 91 152 80 626 % de quintil 48,2% 14,5% 24,3% 12,8% 100,0% % dependencia 10,6% 6,0% 10,3% 16,4% 9,9%

1

% del total 4,8% 1,4% 2,4% 1,3% 9,9% Casos 478 136 270 120 1006 % de quintil 47,5% 13,5% 26,8% 11,9% 100,0% % dependencia 16,7% 9,0% 18,3% 24,6% 15,8%

2

% del total 7,5% 2,1% 4,2% 1,9% 15,8% Casos 617 228 332 128 1308 % de quintil 47,2% 17,4% 25,4% 9,8% 100,0% % dependencia 21,6% 15,1% 22,4% 26,2% 20,6%

3

% del total 9,7% 3,6% 5,2% 2,0% 20,6% Casos 728 366 411 94 1608 % de quintil 45,3% 22,8% 25,6% 5,8% 100,0% % dependencia 25,5% 24,2% 27,8% 19,3% 25,3%

4

% del total 11,5% 5,8% 6,5% 1,5% 25,3%

21 Se emplea la identificación convencional para determinar los niveles de significación (*) al 5% (**) 1% y (***) 1 por mil.

Page 16: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Casos 731 692 314 66 1807 % de quintil 40,5% 38,3% 17,4% 3,7% 100,0% % dependencia 25,6% 45,7% 21,2% 13,5% 28,4%

5

% del total 11,5% 10,9% 4,9% 1,0% 28,4% Casos 2856 1513 1479 488 6355 Total % de quintil 44,9% 23,8% 23,3% 7,7% 100,0%

Por su parte, al analizarse el segmento de universidades privadas sin subsidio, la situación es diferente. La participación de los primeros dos quintiles equivale casi al 14% de cada segmento, elevándose a partir del tercer quintil al 17,4%, al cuarto en 22,8% y para el quinto al 38,3%, cifra también muy similar a la registrada por este quintil en las UES Cruch.

Una visión complementaria se obtiene al revisar los resultados por tipo de institución. En el caso de las UES Cruch, el 51% de sus estudiantes pertenecería a los quintiles IV y V. En el caso de las UES privadas este segmento representa el 70% de sus estudiantes. En el caso de los IP la situación analizada dicotómicamente es muy similar a la de las UES Públicas, 49% para los últimos dos quintiles, con la diferencia que en grupo de los primeros tres quintiles el tercer quintil ocupa un lugar algo más destacado.

Finalmente el análisis de los CFT expone una realidad diferente. Primero la participación de los dos quintiles superiores se reduce a un tercio del total (32,8%). Segundo, el 51% de los participantes corresponde a los quintiles dos y tres, y tercero, al sumársele el primer quintil este valor se eleva al 66,2%. En razón de ello, los primeros tres quintiles conforman el grupo mayoritario de población que asiste a estas instituciones. Las pruebas estadísticas entregaron valores de significación al 1/000.

Al analizar la distribución de la población por quintiles tomando como Universo solamente a quienes están estudiando en las UES (Cfr. Tabla Nº 11), los resultados ratifican lo señalado. Primero, los estudiantes de menores ingresos asisten masivamente a las UES Cruch: 81,5% del primer quintil, 80% del segundo, hasta llegar al 51,4% del quinto. En consecuencia, menos del 20% de los primeros dos quintiles está en las UES privadas, hasta llegar prácticamente al 48% de quienes participan del último quintil está en las UES Privadas.

Proporcionalmente, por cada alumno del primer quintil que está en una universidad privada hay 4,4 en una pública, situación que respecto del quintil II es de 1 a 3,9, en el quintil III de 1 a 3,1 estudiantes, en el cuatro de 1 a 2,1 y, finalmente en el último quintil es casi equivalente de 1 estudiante en universidad privada por 1,05 en una universidad pública.

Tabla Nº 11. Estudiantes en universidades públicas y privadas por Quintil. 2003. Quintil Dependencia

1 2 3 4 5 Total

Casos 321 491 639 747 734 2932 % de dependencia 10,9% 16,7% 21,8% 25,5% 25,0% 100,0% % de quintil 81,5% 79,7% 75,4% 67,7% 51,4% 66,8%

UES Públicas (Cruch)

% del total 7,3% 11,2% 14,6% 17,0% 16,7% 66,8% Casos 73 125 209 356 693 1456 % de dependencia 5,0% 8,6% 14,4% 24,5% 47,6% 100,0% % de quintil 18,5% 20,3% 24,6% 32,3% 48,6% 33,2%

UES Privadas

% del total 1,7% 2,8% 4,8% 8,1% 15,8% 33,2% Casos 394 616 848 1103 1427 4388 % de dependencia 9,0% 14,0% 19,3% 25,1% 32,5% 100,0%

Total

% de quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

A modo de síntesis el análisis establece dos aspectos centrales. El primero es la gran y paulatina concentración de participantes que sistemáticamente reúne el nivel universitario. El segundo aspecto tiene una doble faz: (i) la primera sigue la tendencia expuesta, cualquiera sea el quintil al

Page 17: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

que pertenecen los estudiantes, en su gran mayoría participan de la educación universitaria; (ii) sin embargo, en un análisis por tipo de institución hay tendencias relevantes: en los CFT predominan los participantes de los primeros quintiles, en los IP la situación tiende a ser más equilibrada, con mayor presencia de los quintiles intermedio, y en las UES l el escenario mayoritario corresponde a los quintiles IV y V, lo que en el caso de las UES privadas es más concentrado aún. Si bien lo señalado se refiere a tendencias, se trata de relaciones estadísticamente significativas con un crecimiento sostenido en el tiempo.

4.3. Caracterización de los Estudiantes por Género.

El análisis por género es uno de los aspectos claves a considerar atendido a que en las últimas décadas las mujeres han tenido mejores resultados en la educación escolar (MINEDUC, 2004), lo que se ha traducido en: (i) tasas de cobertura superiores, (ii) mejores calificaciones y, (iii) una creciente y sistemática incorporación de este género a la educación superior, representando en términos generales la mitad sino aún de la admisión anual del sistema de educación superior. Pese a estas cifras, en el proceso de admisión a las UES del Cruch, producto de los resultados en la PAA/ PSU, el grupo de las mujeres obtiene resultados más bajos que los hombres (Donoso, 2003: 165 -166).

En los resultados de la distribución general de casos de este estudio, no se presentan diferencia entre hombres y mujeres, repartiéndose en forma equivalente los participantes en ambos géneros. Sin embargo, el análisis por quintil indica una situación diferente e importante para efectos del estudio (Cfr. Tabla Nº 12). Los datos expresan que las mujeres configuran el grupo mayoritario de los primeros tres quintiles. Con mucha fuerza en el primero (59%), hasta un mayoría relativa en el tercero (52%). Por su parte los hombres, dominan en los dos quintiles superiores, con una diferencia de 8 puntos porcentuales. Esta situación es significativa, teórica, práctica y metodológicamente (Ji2, ¼ gl, 58.36***; CC ,095***).

Desde la perspectiva teórica los resultados indican que la composición de estudiantes de los primeros tres quintiles es mayoritariamente femenino. Esto es, la población de educación superior con mayores dificultades socioeconómicas son las mujeres. Adicionalmente puede implicar que los hombres pobres no llegan a la educación superior, sea por resultados educacionales más bajos o porque deben integrarse al mercado laboral. En consecuencia, en la medida que la situación se mantenga según la estructura de resultados presente (Cf. Tabla Nº 13), la incorporación de la población de los primeros tres quintiles significará incrementar de manera significativa la incorporación de mujeres a la educación superior, tal como es la tendencia que viene manifestándose desde el año 1998.

Tabla Nº 12. Estudiantes por género y quintil (2003). Quintil Género

1 2 3 4 5 Total

Nº Casos 256 445 630 870 976 3177 % por Sexo 8,1% 14,0% 19,8% 27,4% 30,7% 100,0% % por quintil 40,9% 44,2% 48,2% 54,1% 54,0% 50,0%

Hombre

% Total 4,0% 7,0% 9,9% 13,7% 15,4% 50,0% Nº Casos 370 561 678 738 831 3178 % por Sexo 11,6% 17,7% 21,3% 23,2% 26,1% 100,0% % por quintil 59,1% 55,8% 51,8% 45,9% 46,0% 50,0%

Mujer

% Total 5,8% 8,8% 10,7% 11,6% 13,1% 50,0% Nº Casos 626 1006 1308 1608 1807 6355 % por Sexo 9,9% 15,8% 20,6% 25,3% 28,4% 100,0%

Total

% por quintil. 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Page 18: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

En lo teórico, la consolidación de la participación de las mujeres del quintil V en el 46% es un elemento destacable cuyo origen está por conocerse.

En lo práctico, la incorporación de población de los primeros quintiles implica –correlativamente- incrementar la participación de las mujeres, demandando el soporte educacional y social para que esta situación se traduzca en resultados positivos: políticas de orientación sexual y de la natalidad, apoyo a la maternidad, etc. En materia de políticas educativas, se requiere analizar los estilos de aprendizaje y los sesgos de los resultados de la PSU según género, e identificar estrategias para fortalecer las áreas más débiles.

Tabla Nº 13. Tasa relativa de participación de las mujeres en la educación superior, por quintiles (años 1998 – 2003)

Quintiles Años 1 2 3 4 5

2003 59,1 55,8 51.8 45.9 46.0 2000 55.2 51.9 50.8 49.3 47.4 1998 47.0 55.2 49.7 48.8 45.9

En materia metodológica, son importantes las diferencias por género de los estudiantes, al menos en lo que respecta a los primeros tres quintiles, lo que implica que los análisis deben considerar esta condición.

En razón de lo expuesto, la Tabla siguiente (Cf. Nº 14) resume la distribución de los participantes según género y tipo de institución a la que asisten. Si bien hay una tendencia de mayor presencia de mujeres tanto en los CFT como en las UES (del orden del 51,5%), la diferencia de mayor magnitud corresponde a los IP, prácticamente con 10 punto porcentuales de distancia (45,3% de las mujeres ante 54,7% de los hombres), siendo estadísticamente significativa (Ji2 17,193***), respondiendo –probablemente- a la orientación de la estructura de programas académicos que ofrecen.

Tabla Nº 14. Participantes por género según tipo de institución (2003) Tipo Sexo

CFT IP UES Total

Nº Casos 239 809 2131 3179% Sexo 7,5% 25,4% 67,0% 100,0%% Tipo 48,6% 54,7% 48,5% 50,0%

Hombre

% of Total 3,8% 12,7% 33,5% 50,0% Nº Casos 253 670 2259 3182% Sexo 8,0% 21,1% 71,0% 100,0%% por Tipo 51,4% 45,3% 51,5% 50,0%

Mujer

% Total 4,0% 10,5% 35,5% 50,0% Nº Casos 492 1479 4390 6361Total % Sexo 7,7% 23,3% 69,0% 100,0%

La revisión de los antecedentes por género y quintil, según tipo de institución (Cf. Tabla Nº 15), confirma lo establecido, adicionando algunos elementos de relevancia:

• Primero, la participación relativa de los quintiles IV y V en los hombres representa el 58%, mientras que para las mujeres es del 49,3%. Proporcionalmente entonces, los hombres están más concentrados que las mujeres en los quintiles superiores. Esta diferencia prácticamente se explica por la participación del los primeros dos quintiles, que equivale al 22,1% de los hombres y al 29,3% de las mujeres.

• En segundo lugar, como tendencia cada vez más manifiesta, en la medida que se asciende en la estructura de quintiles la participación de las mujeres en las UES es de mayor peso relativo que en los hombres. De 0,7 a favor de las mujeres en el quintil I, se pasa a 4.9%

Page 19: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

para el quintil V. esto implica que, proporcionalmente las mujeres se concentran más que los hombres en la universidad y mientras mayor es el quintil de pertenencia, mayor su participación relativa. De esta manera, 62,5% los hombres del primer quintil están en la universidad y del quinto lo están el 76,7% (en los quintiles intermedios la progresión es variable, producto de la influencia de los que están en IP que también suben), En el caso de las mujeres la situación es: primer quintil 63,2%, quinto quintil, 81,6%.

• Tercero, en los IP, como ya se señaló, la presencia masculina es superior desde el segundo quintil en adelante, con una caída muy fuerte en el V quintil, la que es más aguda en las mujeres (posiblemente debido a su fuerte participación en el nivel universitario).

• En cuarto lugar, en los CFT hay un predominio relativo de las mujeres de los dos primeros quintiles, estableciéndose para los tres quintiles superiores una leve ventaja porcentual de los hombres.

Desde el punto de vista estadístico, estas relaciones presentaron asociaciones significativas por Ji2

(92.4*** en los hombres y 97,1*** en las mujeres con 1/8 gl), excluyendo el azar como componente que ha tenido participación en esta distribución.

Tabla Nº 15. Estudiantes por género y quintil, según tipo de institución Quintil Género Tipo

1 2 3 4 5 Total

Recuento 35 51 64 51 37 238 % de Tipo 14,7% 21,4% 26,9% 21,4% 15,5% 100,0% % de Quintil 13,7% 11,5% 10,2% 5,9% 3,8% 7,5%

CFT

% del total 1,1% 1,6% 2,0% 1,6% 1,2% 7,5% Recuento 61 126 176 256 190 809 % de Tipo 7,5% 15,6% 21,8% 31,6% 23,5% 100,0% % de Quintil 23,8% 28,3% 27,9% 29,4% 19,5% 25,5%

IP

% del total 1,9% 4,0% 5,5% 8,1% 6,0% 25,5% Recuento 160 268 390 563 749 2130 % de Tipo 7,5% 12,6% 18,3% 26,4% 35,2% 100,0% % de Quintil 62,5% 60,2% 61,9% 64,7% 76,7% 67,0%

UES

% del total 5,0% 8,4% 12,3% 17,7% 23,6% 67,0% Recuento 256 445 630 870 976 3177 % de Tipo 8,1% 14,0% 19,8% 27,4% 30,7% 100,0%

Hombre

Total

% de Quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% Recuento 45 69 64 43 29 250 % de Tipo 18,0% 27,6% 25,6% 17,2% 11,6% 100,0% % de Quintil 12,2% 12,3% 9,4% 5,8% 3,5% 7,9%

CFT

% del total 1,4% 2,2% 2,0% 1,4% ,9% 7,9% Recuento 91 144 156 155 124 670 % de Tipo 13,6% 21,5% 23,3% 23,1% 18,5% 100,0% % de Quintil 24,6% 25,7% 23,0% 21,0% 14,9% 21,1%

IP

% del total 2,9% 4,5% 4,9% 4,9% 3,9% 21,1% Recuento 234 348 458 540 678 2258 % de Tipo 10,4% 15,4% 20,3% 23,9% 30,0% 100,0% % de Quintil 63,2% 62,0% 67,6% 73,2% 81,6% 71,1%

UES

% del total 7,4% 11,0% 14,4% 17,0% 21,3% 71,1% Recuento 370 561 678 738 831 3178 % de Tipo 11,6% 17,7% 21,3% 23,2% 26,1% 100,0%

Mujer

Total

% de Quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Page 20: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Finalmente, la tabla siguiente (Cf. Tabla Nº 16), expone la información referida solamente a quienes están estudiando en la Universidad sea en las públicas (Cruch), o en las privadas.

Tabla Nº 16. Estudiantes según tipo de Universidad por quintil y género, año 2003. quintil Género Tipo

1 2 3 4 5 Total

% dependencia 9,0% 15,1% 21,5% 26,7% 27,7% 100,0% Públicas % quintil 81,3% 81,3% 79,2% 68,2% 53,3% 67,6% % dependencia 4,3% 7,2% 11,7% 25,9% 50,7% 100,0% Privadas % quintil 18,8% 18,7% 20,8% 31,8% 46,7% 32,4%

Hombres

Total % dependencia 7,5% 12,6% 18,3% 26,4% 35,2% 100,0% % dependencia 12,8% 18,3% 22,1% 24,3% 22,5% 100,0% Públicas % quintil 81,6% 78,4% 72,1% 67,2% 49,4% 66,1% % dependencia 5,6% 9,8% 16,7% 23,1% 44,8% 100,0% Privadas % quintil 18,4% 21,6% 27,9% 32,8% 50,6% 33,9%

Mujeres

Total % dependencia 10,4% 15,4% 20,3% 23,9% 30,0% 100,0%

Los datos de la distribución según tipo de universidades permiten señalar: (i) La participación relativa de ambos géneros en el total es muy similar; (ii) la participación de las mujeres en las UES públicas cae de manera más abrupta en la medida que se sube de quintil: de 81,6% del primer quintil a 49,4% en el V quintil; (iii) ciertamente lo opuesto se presenta en las UES privadas para ambos géneros, aunque es más marcado en las mujeres por cuanto se eleva desde el 18,4% del primer quintil de participación , al 50,6% del quinto

En razón de lo expuesto en esta sección, el análisis por género es importante para efectos del estudio. Las mujeres conforman el grupo más numeroso de los primeros tres quintiles, en los dos superiores la situación corresponde a los hombres. Sin embargo la participación relativa de las mujeres en el nivel universitario sigue el sentido de los quintiles, se incrementa en la medida que se sube en éstos. Esta situación no tiene el mismo sentido en los IP, mientras que para los CFT las mujeres son dominantes en los primeros quintiles y los hombres en los últimos.

4.4. Caracterización de los Estudiantes por Edad.

Para efectos de esta población, la variable edad es relevante en la medida que se asocia con el costo oportunidad de los estudios. En razón de ello, tanto más se progresa en edad se eleva el costo oportunidad de estudiar. Se asume que el costo oportunidad está relacionado con el quintil de pertenencia del estudiante: a menor quintil y mayor edad el costo oportunidad de estudiar es superior.

La revisión de los resultados de la Tabla Nº 17 es consistente con la hipótesis precedente. Comparativamente de acuerdo a la situación por quintil, los estudiantes del primer quintil son los más jóvenes (39,3% tiene hasta 20 años, valor que se va reduciendo en cuanto se asciendo en quintiles, hasta llegar al 26,7% correspondiente a Q5). Esta situación que se repite con menor amplitud de rango para el siguiente tramo de edad (21 y 22 años) con valores de 27,2 a 25, 2% de la población de estudiantes para los quintiles extremos.

El fenómeno descrito se equilibra en el tramo de edad siguiente (23 a 24 años) para iniciar su reversión hasta llegar a una situación claramente opuesta: en la población de estudiantes de más de 30 años (que equivale solamente al 7,1% del total considerado), un tercio pertenece al V quintil y casi otro tanto al IV. La que pertenece al primer quintil es casi 1/6 menos que la del V quintil, ratificando que el costo oportunidad de la población por edad incide en que los estudiantes de los primeros quintiles tenga menor edad, o bien, es significativamente menor la cantidad de estudiantes de mayor edad que pertenecen a los primeros quintiles (Ji2 de 89,17*** 1/16 gl).

Page 21: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Tabla Nº 17 Estudiantes por quintil y rangos de edad, 2003. Edad

Quintil hasta 20 años

21 a 22 23 a 24 25 a 30 31 y +

Total

Casos 246 170 104 79 27 626 % de quintil 39,3% 27,2% 16,6% 12,6% 4,3% 100,0% % de edad 12,6% 10,1% 9,2% 6,9% 6,0% 9,9%

1

% del total 3,9% 2,7% 1,6% 1,2% ,4% 9,9% Casos 367 274 172 147 46 1006 % de quintil 36,5% 27,2% 17,1% 14,6% 4,6% 100,0% % de edad 18,8% 16,3% 15,3% 12,8% 10,2% 15,8%

2

% del total 5,8% 4,3% 2,7% 2,3% ,7% 15,8% Casos 394 351 218 249 96 1308 % de quintil 30,1% 26,8% 16,7% 19,0% 7,3% 100,0% % de edad 20,2% 20,9% 19,4% 21,7% 21,2% 20,6%

3

% del total 6,2% 5,5% 3,4% 3,9% 1,5% 20,6% Casos 464 427 288 295 134 1608 % de quintil 28,9% 26,6% 17,9% 18,3% 8,3% 100,0% % de edad 23,7% 25,4% 25,6% 25,8% 29,6% 25,3%

4

% del total 7,3% 6,7% 4,5% 4,6% 2,1% 25,3% Casos 483 456 344 375 149 1807 % de quintil 26,7% 25,2% 19,0% 20,8% 8,2% 100,0% % de edad 24,7% 27,2% 30,6% 32,8% 33,0% 28,4%

5

% del total 7,6% 7,2% 5,4% 5,9% 2,3% 28,4% Casos 1954 1678 1126 1145 452 6355 % de quintil 30,7% 26,4% 17,7% 18,0% 7,1% 100,0%

Total

% de edad 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

La revisión de la información controlada por la variable género se presenta en la Tabla Nº 18a referida a los hombres y Nº 18b para mujeres. El análisis comparado de ambas distribuciones asume que son estadísticamente significativas (hombres Ji2 de 34,98** y medidas simétricas**; mujeres, Ji274,99*** y medidas simétricas con igual significación).

Tabla Nº 18a. Estudiantes Hombres por edad y quintil, año 2003. Quintil Edad

1 2 3 4 5 Total

Recuento 99 159 175 253 251 937 % de edad 10,6% 17,0% 18,7% 27,0% 26,8% 100,0% % Quintil 38,7% 35,7% 27,8% 29,1% 25,7% 29,5%

hasta 20 años

% del total 3,1% 5,0% 5,5% 8,0% 7,9% 29,5% Recuento 64 109 166 223 262 824 % de edad 7,8% 13,2% 20,1% 27,1% 31,8% 100,0% % Quintil 25,0% 24,5% 26,3% 25,6% 26,8% 25,9%

21 a 22

% del total 2,0% 3,4% 5,2% 7,0% 8,2% 25,9% Recuento 40 86 116 170 187 599 % de edad 6,7% 14,4% 19,4% 28,4% 31,2% 100,0% % Quintil 15,6% 19,3% 18,4% 19,5% 19,2% 18,9%

23 a 24

% del total 1,3% 2,7% 3,7% 5,4% 5,9% 18,9% Recuento 42 71 137 167 201 618 % de edad 6,8% 11,5% 22,2% 27,0% 32,5% 100,0% % Quintil 16,4% 16,0% 21,7% 19,2% 20,6% 19,5%

25 a 30

% del total 1,3% 2,2% 4,3% 5,3% 6,3% 19,5% 31 y + Recuento 11 20 36 57 75 199

Page 22: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

% de edad 5,5% 10,1% 18,1% 28,6% 37,7% 100,0% % Quintil 4,3% 4,5% 5,7% 6,6% 7,7% 6,3% % del total ,3% ,6% 1,1% 1,8% 2,4% 6,3% Recuento 256 445 630 870 976 3177 % de edad 8,1% 14,0% 19,8% 27,4% 30,7% 100,0%

Total

% Quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Los datos se inscriben en lo expuesto:

(i) los hombres de los primeros 3 quintiles son claramente más jóvenes que aquellos de los dos quintiles restantes, confirmando que el costo oportunidad de estudiar de esta población es superior y está asociado a edades más próximas al ciclo regular de la edad de estudiar.

(ii) Las mujeres de los primeros quintiles son relativamente más numerosas que los hombres del mismo quintil, siguiendo la declinación ya registrada en la medida que se asciende de quintil.

(iii) Los hombres de los quintiles IV y V son relativamente más que las mujeres de estos quintiles. Sin embargo se distribuyen de forma muy similar, teniendo claro que más del 55% de los estudiantes de todos de los tramos de edad pertenecen a los dos quintiles superiores, cifra que llega al 60% en las edades/quintiles superiores.

Tabla Nº 18b. Estudiantes Mujeres por edad y quintil, año 2003. Quintil Edad

1 2 3 4 5 Total

Recuento 147 208 219 211 232 1017 % de edad 14,5% 20,5% 21,5% 20,7% 22,8% 100,0% % Quintil 39,7% 37,1% 32,3% 28,6% 27,9% 32,0%

Hasta 20 años

% del total 4,6% 6,5% 6,9% 6,6% 7,3% 32,0% Recuento 106 165 185 204 194 854 % de edad 12,4% 19,3% 21,7% 23,9% 22,7% 100,0% % Quintil 28,6% 29,4% 27,3% 27,6% 23,3% 26,9%

21 a 22

% del total 3,3% 5,2% 5,8% 6,4% 6,1% 26,9% Recuento 64 86 102 118 157 527 % de edad 12,1% 16,3% 19,4% 22,4% 29,8% 100,0% % Quintil 17,3% 15,3% 15,0% 16,0% 18,9% 16,6%

23 a 24

% del total 2,0% 2,7% 3,2% 3,7% 4,9% 16,6% Recuento 37 76 112 128 174 527 % de edad 7,0% 14,4% 21,3% 24,3% 33,0% 100,0% % Quintil 10,0% 13,5% 16,5% 17,3% 20,9% 16,6%

25 a 30

% del total 1,2% 2,4% 3,5% 4,0% 5,5% 16,6% Recuento 16 26 60 77 74 253 % de edad 6,3% 10,3% 23,7% 30,4% 29,2% 100,0% % Quintil 4,3% 4,6% 8,8% 10,4% 8,9% 8,0%

31 y + Años

% del total ,5% ,8% 1,9% 2,4% 2,3% 8,0% Recuento 370 561 678 738 831 3178 % de edad 11,6% 17,7% 21,3% 23,2% 26,1% 100,0% % Quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Total

% del total 11,6% 17,7% 21,3% 23,2% 26,1% 100,0%

La revisión de la información referida a edad y tipo de institución (Cf. Tabla Nº 19) revalida el que proporcionalmente en los CFT está la gente más joven. Del grupo de hasta 20 años el 35,2% esta en esas instituciones frente al 32,5% en los IP y el 29,7% en las UES. Pese a ello debe recordarse que siempre para cualquier tramo de edad el grupo que está en la Universidad es significativamente el

Page 23: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

más numeroso. Como ha sido la tónica dominante, los resultados son significativos estadísticamente.

Sin embargo, paradójicamente en los CFT está el grupo de mayor edad relativo (31 años y más). Si bien sabemos que estos representan el 7,1% del total de participantes, en los CFT su peso sube al 8,9%, bajando en los IP al 5,7% y acercándose al promedio en las UES. Ello permitiría pensar que el racional de este grupo es diferente en cierto grado de los grupos de edad precedentes.

Tabla Nº 19. Estudiantes por tipo de institución y edad, año 2003. Tipo

CFT IP UES Total

Casos 173 480 1304 1957 % edad 8,8% 24,5% 66,6% 100,0% % Tipo 35,2% 32,5% 29,7% 30,8%

Hasta 20 años

% Total 2,7% 7,5% 20,5% 30,8% Casos 134 416 1128 1678 % edad 8,0% 24,8% 67,2% 100,0% % Tipo 27,2% 28,1% 25,7% 26,4%

21 a 22

% Total 2,1% 6,5% 17,7% 26,4% Casos 73 274 780 1127 % edad 6,5% 24,3% 69,2% 100,0% % Tipo 14,8% 18,5% 17,8% 17,7%

23 a 24

% Total 1,1% 4,3% 12,3% 17,7% Casos 68 225 854 1147 % edad 5,9% 19,6% 74,5% 100,0% % Tipo 13,8% 15,2% 19,5% 18,0%

25 a 30

% Total 1,1% 3,5% 13,4% 18,0% Casos 44 84 324 452 % edad 9,7% 18,6% 71,7% 100,0% % Tipo 8,9% 5,7% 7,4% 7,1%

31 y + años

% Total ,7% 1,3% 5,1% 7,1% Casos 492 1479 4390 6361 % edad 7,7% 23,3% 69,0% 100,0% % Tipo 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Total

% Total 7,7% 23,3% 69,0% 100,0%

Finalmente, en la Tabla siguiente (Cfr. Nº 20) se exponen los resultados para los estudiantes de las Universidades según tipo de centros: universidades públicas (Cruch) y en Universidades privadas. Varios de los aspectos que se derivan de esta tabla han sido mencionados en los análisis previos o bien confirman las tendencias expuestas, para evitar su reiteración se destacan aquellos aspectos que aportan nuevas perspectivas o complementan aspectos tratados.

En el grupo más joven llama la atención la fuerte presencia de estudiantes en UES Privadas pertenecientes a Q5 (44,6% de ese tramo de edad del sector privado). Si bien este fenómeno se repite en todos los quintiles, incluso con participaciones relativas superiores, se trataría de un aspecto que es transversal al sistema, siempre en referencia a Q5.

Respecto de Q4, la participación relativa comparada por tramo de edad y tipo de Universidad es muy similar, habiendo cambios menores.

Esa situación se invierte en Q3 ya con diferencias significativas hacia las UES públicas, lo que también se extiende a los participantes de Q2.

Es respecto de Q1 donde nuevamente surgen resultados algo diferente. Si bien el grupo más joven hay un claro predominio de estudiantes en UES públicas, en el tramo siguiente de edad 21 -22 años

Page 24: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

hay muy pocos estudiantes de este quintil en educación privada- 2,7% de su grupo etáreo, mientras que en las UES públicas es casi del 11%. Esta situación vuelve a sus diferencias convencionales en los tramos de edad siguiente.

Tabla Nº 20. Estudiantes en Universidades Públicas y Privadas por quintil y Edad, año 2003 Quintil

UES Cruch 1 2 3 4 5

Total Casos 122 156 171 199 182 830 % edad 14,7% 18,8% 20,6% 24,0% 21,9% 100,0% % quintil 38,0% 31,8% 26,8% 26,6% 24,8% 28,3%

Hasta 20 años

% Total 4,2% 5,3% 5,8% 6,8% 6,2% 28,3% Casos 82 127 161 193 189 752 % edad 10,9% 16,9% 21,4% 25,7% 25,1% 100,0% % quintil 25,5% 25,9% 25,2% 25,8% 25,7% 25,6%

21 a 22

% Total 2,8% 4,3% 5,5% 6,6% 6,4% 25,6% Casos 54 94 116 139 143 546 % edad 9,9% 17,2% 21,2% 25,5% 26,2% 100,0% % quintil 16,8% 19,1% 18,2% 18,6% 19,5% 18,6%

23 a 24

% Total 1,8% 3,2% 4,0% 4,7% 4,9% 18,6% Casos 48 88 140 144 154 574 % edad 8,4% 15,3% 24,4% 25,1% 26,8% 100,0% % quintil 15,0% 17,9% 21,9% 19,3% 21,0% 19,6%

25 a 30

% Total 1,6% 3,0% 4,8% 4,9% 5,3% 19,6% Casos 15 26 51 72 66 230 % edad 6,5% 11,3% 22,2% 31,3% 28,7% 100,0% % quintil 4,7% 5,3% 8,0% 9,6% 9,0% 7,8%

31 y más años

% Total ,5% ,9% 1,7% 2,5% 2,3% 7,8% Casos 321 491 639 747 734 2932 Total % edad 10,9% 16,7% 21,8% 25,5% 25,0% 100,0%

UES Privadas

Q1

Q2

Q3

Q4

Q5

Total

Casos 33 44 70 115 211 473 % edad 7,0% 9,3% 14,8% 24,3% 44,6% 100,0% % quintil 45,2% 35,2% 33,5% 32,3% 30,4% 32,5%

hasta 20 años

% Total 2,3% 3,0% 4,8% 7,9% 14,5% 32,5% Casos 10 41 51 92 182 376 % edad 2,7% 10,9% 13,6% 24,5% 48,4% 100,0% % quintil 13,7% 32,8% 24,4% 25,8% 26,3% 25,8%

21 a 22

% Total ,7% 2,8% 3,5% 6,3% 12,5% 25,8% Casos 20 19 33 48 114 234 % edad 8,5% 8,1% 14,1% 20,5% 48,7% 100,0% % quintil 27,4% 15,2% 15,8% 13,5% 16,5% 16,1%

23 a 24

% Total 1,4% 1,3% 2,3% 3,3% 7,8% 16,1% Casos 8 14 41 73 143 279 % edad 2,9% 5,0% 14,7% 26,2% 51,3% 100,0% % quintil 11,0% 11,2% 19,6% 20,5% 20,6% 19,2%

25 a 30

% Total ,5% 1,0% 2,8% 5,0% 9,8% 19,2% Casos 2 7 14 28 43 94 % edad 2,1% 7,4% 14,9% 29,8% 45,7% 100,0% % quintil 2,7% 5,6% 6,7% 7,9% 6,2% 6,5%

31 y más años

% Total ,1% ,5% 1,0% 1,9% 3,0% 6,5% Casos 73 125 209 356 693 1456 Total % edad 5,0% 8,6% 14,4% 24,5% 47,6% 100,0%

Total casos UES Públicas 321 491 639 747 734 2932 Total casos UES Privadas 73 125 209 356 693 1456 Total 394 616 848 1103 1427 4388

Page 25: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

En síntesis, la edad es un factor relevante en la caracterización de la población, entendiendo que en su gran mayoría se concentra en edades menores de 25 años. Los estudiantes de los primeros quintiles tienen menor edad, como también es cuantitativamente menor el grupo de estudiantes de mayor edad que pertenecen a los primeros quintiles. Ello ratifica que existe un costo/ oportunidad superior para los grupos menos favorecidos económicamente el que se incrementa con al edad.

El análisis por tipo de institución muestra que proporcionalmente en los CFT está la gente más joven, sin embargo paradójicamente en estas instituciones también están –en términos relativos los de mayor edad (probablemente asociado a que el tiempo de duración de estas carreras en claramente menor).

Finalmente destaca para el Quintil V su fuerte participación en las UES Privadas. Si bien no supera en términos absolutos al grupo que estudia en las públicas, proporcionalmente representa un grupo muy superior del conjunto de estudiantes en todas las edades.

5. Caracterización de los Estudiantes de los Centros de Formación Técnica (CFT).

Como se señalara en la sección anterior, los antecedentes básicos entre quienes estudian en los CFT presentan gran consistencia en la serie de tiempo, en razón de lo cual la caracterización específica de la población se realiza a partir de la medición del año 2003, en la que participa un total de 492 casos (la muestra de mayor tamaño en referencia a los años considerados en la serie), conservando la estructura de pertenencia por edad y género como variables criterio. Esto último debido a que estas instituciones reúnen a nivel tendencial, una mayor participación relativa de mujeres (51,5%), con un dominio –también relativo- de éstas en los dos primeros quintiles.

De igual forma respecto de la variable edad, proporcionalmente en los CFT está la gente más joven, correspondiendo al 35,2% del grupo de hasta 20 años, frente al 32,5% en los IP y el 29,7% en las UES. Sin embargo, como se anotara, también en los CFT está el grupo de mayor edad relativo (31 años y más). Aunque se sabe que estos representan el 7,1% del total de participantes en la educación superior, en los CFT su peso sube al 8,9%, otorgando con ello un rasgo diferencial respecto de las instituciones restantes.

5.1. Caracterización Básica.

La sección complementa algunas características básicas de los estudiantes de estas instituciones22. Ampliando la revisión de los antecedentes desde el punto de vista de la edad, se tienen que sumados todos los participantes hasta los 22 años, se reúne algo más del 62% de la población, y elevado este límite hasta los 24 se llega al 80%. La estructura promedio de carreras más cortas que tienen los CFT frente a los IP y las UES, contribuye a que el éxito oportuno como también el éxito total23 sean alcanzados con anticipación frente a procesos formativos más largos.

Complementariamente, los resultados que se exponen en la Tabla Nº 21, referidos a la relación edad y quintil de pertenencia, muestran que si bien este grupo es predominantemente joven y con una

22 Una de las dificultades para poder realizar un análisis más completo es la gran cantidad de respuestas en blanco (valores perdidos) que se registran en muchas de las preguntas más específicas, reduciendo con ello significativamente el tamaño del grupo participante y, además, la relevancia y posibilidad de generalización de la información. En razón de lo cual se considera aquella información que representa en mayor medida al grupo en su conjunto. 23 Se define éxito oportuno como la equivalencia de graduación en igual número de años de la carrera y el éxito total como el periodo promedio que suman los egresados tras un adicional de tiempo más 1 año en el caso de las carreras cortas.

Page 26: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

importante participación de estudiantes de los primeros quintiles (77,8% pertenece a los primeros tres), en la medida que la población va subiendo en edad, también la participación de los quintiles superiores va aumentando, situación que desde lo 23 años en adelante se aprecia, reduciéndose de manera considerable el grupo de los primeros dos quintiles. Aunque esta dimensión no alcanza plenamente valores de significación estadística, es una tendencia importante que al vincularse con la dimensión de género refuerza los expuesto que la población más joven perteneciente a los primeros dos quintiles es predominantemente femenina.

Este escenario requiere mayor estudio, sin embargo inicialmente podría contrastarse con las políticas de apoyo financiero a este grupo contenidas en la actual regulación sobre la materia, y su relación con la edad del participante y también el género (aunque no se haga explícita una discriminación al respecto), de manera que el costo/oportunidad no tenga un valor superior al que ya posee para quienes pertenecen a los primeros quintiles.

Tabla Nº 21. Edad según Quintil – CFT 2003. Quintil

Edad

1 2 3 4 5 Total

Casos 32 57 41 26 15 171 % Quintil 40,0% 47,5% 32,0% 27,7% 22,7% 35,0%

Hasta 20 Años

% Total 6,6% 11,7% 8,4% 5,3% 3,1% 35,0% Casos 29 28 37 26 14 134 % Quintil 36,3% 23,3% 28,9% 27,7% 21,2% 27,5%

21 a 22 Años

% Total 5,9% 5,7% 7,6% 5,3% 2,9% 27,5% Casos 9 18 12 17 16 72 % Quintil 11,3% 15,0% 9,4% 18,1% 24,2% 14,8%

23 a 24 Años

% Total 1,8% 3,7% 2,5% 3,5% 3,3% 14,8% Casos 6 12 22 15 12 67 % Quintil 7,5% 10,0% 17,2% 16,0% 18,2% 13,7%

25 a 30 Años

% Total 1,2% 2,5% 4,5% 3,1% 2,5% 13,7% Casos 4 5 16 10 9 44 % Quintil 5,0% 4,2% 12,5% 10,6% 13,6% 9,0%

31 y más años

% Total ,8% 1,0% 3,3% 2,0% 1,8% 9,0% Casos 80 120 128 94 66 488 % Quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Total

% Total 16,4% 24,6% 26,2% 19,3% 13,5% 100,0%

Una característica dominante de la población de educación superior chilena es que por las condiciones requeridas para estudiar se transforma fundamentalmente en “estudiantes de jornada completa o exclusivos”, aunque los CFT han explorado otras opciones se ratifica esta característica en varias formas. Primero en su gran mayoría los estudiantes son solteros (86%), correspondiendo los casados al 11,7% y el resto separados. Si bien los resultados se pueden atribuir al azar, los casados pertenecen básicamente a los últimos dos quintiles, mientras que en los solteros dominan los de los primeros dos quintiles. La presencia de estudiantes casados de los primeros dos quintiles es muy baja. En segundo lugar esta tendencia no tiene dominio por género.

Sin embargo, donde si hay diferencia relevantes es en el número de integrantes del núcleo familiar (Cfr. Tabla Nº 22). Primero, la mayor parte los estudiantes proviene de núcleos familiares que no superan las cuatro personas (89%). Segundo, las mujeres provienen -en términos significativos- de grupos familiares más extensos (más de 4 personas) que los hombres (Test de Fischer**). Esto implica que en esos hogares hay mayor competencia por los recursos económicos de toda índole y –por cierto- para estudiar, situación que en los primeros quintiles de la población es de mayor importancia aún, pues las mujeres conforman de preferencia este grupo en los CFT. Sin embargo, en el análisis por quintil no se produce este efecto de manera significativa (estadística), aunque son

Page 27: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

proporcionalmente bastante más las mujeres de los primeros quintiles las que participan de los grupos familiares más numerosos.

Tabla Nº 22. Tamaño del grupo familiar según género -CFT 2003. Género

Núcleo fam

Hombre Mujer Total

Casos 222 215 437 % núcleo fam 50,8% 49,2% 100,0% % Sexo 92,9% 85,0% 88,8%

Hasta 4

% Total 45,1% 43,7% 88,8% Casos 17 38 55 % núcleo fam 30,9% 69,1% 100,0% % Sexo 7,1% 15,0% 11,2%

Más de 4 Personas

% Total 3,5% 7,7% 11,2% Casos 239 253 492 % núcleo fam 48,6% 51,4% 100,0% % Sexo 100,0% 100,0% 100,0%

Total

% Total 48,6% 51,4% 100,0%

Desde el punto de vista de la clasificación socioeconómica del hogar, a parte de los criterios de Quintil se analizó la información respecto de los criterios de indigencia: pobre no indigente y, no pobre (empleados también por el Ministerio de Planificación de Chile). La situación es la siguiente: (i) menos del 2% de los casos son indigentes (todos del Q1) lo que se traduce en 8 casos (5 mujeres 3 hombres). Un 9,8% es pobre no indigente (48 casos) distribuidos casi en forma equivalente, y el 89% es no pobre. Ciertamente esta población esta sesgada socioeconómicamente como era de esperarse24, producto del proceso selectivo del sistema educacional básico y secundario, como también de la exclusión que se genera en este nivel al no existir sistemas masivos de becas de estudio y de apoyo (año 2003) para quienes cursan estos estudios.

Respecto de apoyo de becas, 26 participantes (5,3%) señalan tener la Beca Presidente de la República, 13 del primer quintil 5 del segundo 7 del tercero y 1 del cuarto. Otros 29 indican disponer de otras becas estatales, representando el 5,8% de la población (6 de Q1, 10 de Q2 y 8 de Q3). Se suman a éstas otros 25 participantes con Becas no estatales (equivalente al 5, 1%), distribuidos de a 7 casos en los primeros tres quintiles. De esta forma a lo menos el 82% declara no recibir ningún tipo de apoyo financiero directo e indirecto de entidades públicas o privadas para estudiar. Desde el punto de vista de género la distribución de las becas es homogénea.

La distribución espacial de la población también refleja la estructura de oportunidades del país. Si bien la relación quintil por región que habita, no permite una interpretación total de los casos por el bajo número que se genera en algunas regiones25, existe plena concordancia entre los estándares nacionales con los resultados registrados. A modo de ejemplo, para la Región dé Valparaíso, el 35% de los participantes pertenece a los primeros dos quintiles, lo que en la región del Bío – Bío sube al 50%, baja al 44% en la de Los lagos y, finalmente, en la Metropolitana se registra en el 32%. Este hecho también va acompañado de una variabilidad de los participantes del Quintil V. En Valparaíso es de 11%, en el Bío – Bío del 5,3%, del 15% en Los Lagos y del 18% en al Metropolitana. Dando cuenta con ello de la complejidad de esta relación mediatiza por oportunidades de Instituciones de Educación Superior muy diversas, recursos económicos, etc.

En materia de Género, la Región de Valparaíso es favorable a las mujeres (+ 10 puntos), en la Octava mantiene la tendencia (+ 8), en la Décima se mantiene la tónica con +12, pero en Metropolita favorece a los hombres con +6 puntos.

24 El sesgos es hacia los niveles económicamente más altos en referencia al país 25 Se trata de una limitación de la base de datos.

Page 28: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Finalmente, analizado grupo respecto a su pertenencia a un pueblo originario, el 6,4% manifestó su adscripción a alguno de ellos (31 casos), correspondiendo el 87% a los primeros tres quintiles (y el 36% al primero), aunque no marcan diferencia estadística como tampoco lo hacen en su análisis por género.

5.2. Caracterización de las Condiciones Asociadas a la Calidad de Vida de los Estudiantes.

La sección se refiere fundamentalmente al equipamiento básico de la vivienda en directa asociación con el soporte que éste genera para el adecuado aprovechamiento de los estudios y por ende con una calidad de vida mínima para desempeñar con cierto éxito la tarea de estudiar.

Consistente con las características socioeconómicas establecidas en la sección anterior, el equipamiento básico del hogar es cumplido en todos los casos en términos casi absolutos, acceso a agua caliente, refrigerador, televisor, etc. es prácticamente universal, como también en suma lo es disponer de servicios básicos. Algo de diferencia se registra en el tener un sistema de alcantarillado donde el 6% dice enfrentar condiciones no adecuadas, otro tanto menor se registra al señalar que su vivienda no es óptima.

Las diferencias de mayor significación respecto de la temática del estudio se vincula con la disponibilidad, acceso y uso de computador. Primero, si bien el 84% manifiesta tener acceso a esta herramienta, en las mujeres es un tema de mayor complejidad ya que en este grupo un 18% no dispone de esta opción. Ello también se expresa en materia de quintiles (Cfr. Tabla Nº 23). El valor relativo de los que no disponen computador de Q1 triplica a Q5.

Tabla Nº 23. Acceso a computador según Quintil - CFT 2003. Quintil

1 2 3 4 5 Total

Casos 62 95 106 87 61 411 % Quintil 77,5% 79,2% 82,8% 92,6% 92,4% 84,2%

% Casos Total 12,7% 19,5% 21,7% 17,8% 12,5% 84,2% Casos 17 25 22 7 5 76 % Quintil 21,3% 20,8% 17,2% 7,4% 7,6% 15,6%

No

% Casos Total 3,5% 5,1% 4,5% 1,4% 1,0% 15,6% Total 16,4% 24,6% 26,2% 19,3% 13,5% 100,0%

Por otra parte, inversamente a lo señalado se aprecia el diferencial socioeconómico y su impacto en la habilitación a la cultura digital. Prácticamente el 93% de los últimos dos quintiles tienen disponibilidad de computador. El Q3 alcanza 10 puntos menos y así desciende un punto en cada uno de los quintiles restantes. El análisis de esta relación por género vuelve a mostrar a las mujeres en una situación de desmedro: del total de personas que no tiene acceso (77) el 61% son mujeres, lo que significa que casi un 19% de las mismas mujeres no tiene acceso. Esta situación si bien no registra valores estadísticos significativos, asociada a otras como el mayor predominio de mujeres en los Quintiles I y II, va generando un cuadro de factores de desmedro sobre los que es conveniente poner atención.

Se suma a lo anterior el acceso a Internet: en Q1 tiene el menor valor con el 14% frente al 16% de Q5 y el 25% de Q3. El factor de fondo es que el 43% del grupo Q5 tienen acceso en el Hogar, ante el 4,5% de Q1 (Q4 tiene un 30% y así va descendiendo). Para los primeros tres quintiles, la principal fuente de acceso a Internet está en el estableciendo educacional. El uso de esta herramienta es, esencialmente y sin diferencias mayores por quintil ni por género, para obtener información.

Page 29: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

5.3. Caracterización de las Condiciones de Trabajo (empleo) de los Participantes.

Como mencionáramos, inherente a la estructura de funcionamiento de la educación superior se suscribe la idea que se trata de una actividad de dedicación tiempo completo, aún en este segmento de estudiantes de CFT la situación señalada tiene una cantidad de adeptos. En razón de ello no es tan extraño que un 27% señale que realizó alguna actividad laboral. (Cfr. Tabla Nº 24), ya que esa cifra puede que no sea baja si es comparada con las de los IP o UES, sino que su distribución puede dar cuenta de un fenómeno con raíces mas profundas.

Tabla Nº 24. ¿Trabajó la semana anterior? CFT 2003. Sexo

Hombre Mujer Total

Casos 76 58 134 % ¿Trabajó usted? 56,7% 43,3% 100,0% % Sexo 31,8% 22,9% 27,2%

% Total 15,4% 11,8% 27,2% Casos 163 195 358 % ¿Trabajó usted? 45,5% 54,5% 100,0% % Sexo 68,2% 77,1% 72,8%

No

% Total 33,1% 39,6% 72,8% Casos 239 253 492 % ¿Trabajó usted? 48,6% 51,4% 100,0%

Total

% Sexo 100,0% 100,0% 100,0%

Las cifras muestran con significación estadística (Test de Fisher**) que en los primeros dos quintiles el peso de los que no trabajan es muy superior al valor de la distribución total (+ 13 y 16 respectivamente). Son los participantes de Q3 los que obtienen mejores tasas de trabajo. Esta situación no se compadece con la idea que los sujetos de los primeros quintiles tienen mayores requerimientos de soporte financiero. Las explicaciones la respecto son variadas. Una provendría de la cobertura de becas, las que como ya se revisó (5.2), no siempre están debidamente focalizadas en los primeros quintiles. Otra explicación puede provenir de la estructura de salarios según el capital social y educacional que poseen los estudiantes. Ello avalaría el que los estudiantes de los primeros quintiles accedan a empleos de menor retribución económica, justificando la necesidad de estudiar precisamente para mejorar las posibilidades de acceder a un trabajo de mejor calidad. Sin embargo es un punto relevante a considerar.

Esta situación vuelve a ser relevante en el análisis por género. En los hombres es mayor y significativo el grupo que trabaja (+4%) mientras que en las mujeres es el que no trabaja (+4%). Al respecto se puede señalar nuevamente la situación compleja que esto representa ya que las mujeres conforman en mayor medida los primeros quintiles, confirmando lo señalado en el párrafo anterior.

El tipo de trabajo desempeñado está dominado esencialmente por quienes trabajan en forma dependiente en empresas (87%), correspondiendo la diferencia a quienes lo hacen y por cuenta propia (11%). En esta última categoría los hombres dominan en una relación 3 a 1 respecto de las mujeres.

La fragilidad del empleo no es un tema menor para quienes están en los CFT. De hecho del 27% que declaró tener algún tipo de ocupación, el 63% afirma que es de carácter permanente, con mayor tendencia hacia las mujeres (+4%), sin embargo los empleos temporales, a plazo o a prueba son mayoritariamente asumidos por hombres. Esta situación incide en dos aspectos directamente relacionados con los estudios. Primero, un trabajo eventual los convierte en sujetos más riesgosos en materia de devolución de aportes financieros, y segundo también los hace depender de factores externos más volátiles (trabajo eventual), aumentando el riesgo que ello conlleva para una mejor dedicación al estudio.

Page 30: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Confirmando lo expuesto, el 41% del total que trabaja tiene un contrato de carácter indefinido, el resto corresponde a plazo fijo (31%) y otros no definidos. De igual forma poseen seguro de desempleo el 13%, aunque un número elevado (80%) dice tener cotizaciones previsionales, ambas situaciones sin distingos relevantes por género.

En síntesis, predominan fuertemente los estudiantes “exclusivos” entre quienes se integran a los CFT. De hecho solamente uno de cada cuatro participantes de este segmento desempeña algún tipo de actividad laboral. La que no dice relación directa con la pertenencia a los quintiles de menores ingresos, sino por el contrario, es dominante en Q3 y en los hombres más que en las mujeres, dejando con ello algunas interrogantes abiertas: ¿Estará relacionado esto con el rol de proveedor material aún arraigado en los hábitos culturales de la población? ¿Puede corresponder también a un problema de la estructura del empleo, de las oportunidades y de los salarios? Lo cierto es que para este grupo de estudiantes, la fragilidad del empleo en más de la mitad de quienes declaran tener trabajo es un factor de fuerte presencia.

5.4. Caracterización de la Población Según las Variables de Atención en Salud.

Esta sección analiza la información sobre la temática de Salud desde dos perspectivas: primero identificando el acceso y uso de los sistemas de salud desde las características socioeconómicas de los estudiantes, y el segundo, referido a algunos hábitos asociados al género como también a la condición económica.

En lo formal, el 85% de los participantes tiene cobertura de salud (Cfr. Tabla Nº 25), sea mediante el sistema público (62,8%) en alguna de sus opciones, como por sistemas privados (Isapres o Cajas). Esta situación revalida que este grupo tiene un sesgo positivo frente a la situación común nacional. En segundo lugar da cuenta que son proporcionalmente más las mujeres que son beneficiarias del sistema público, en contrapartida lo son los hombres de las Isapre y del sistema privado26.

De todas formas cerca del un 15% de la población no tiene ningún sistema de seguro en esta materia lo que debe llevar a las instituciones vinculadas a esta actividad a estudiar un sistema de seguro básico que permita atender situaciones de emergencia y de cierta gravedad, a objeto que los estudiantes puedan retomar sus estudios y, por esta vía aumentar la retención de ellos en el sistema.

Tabla Nº 25. Sistema de Salud según género – CFT 2003. Sexo

Hombre Mujer Total

Casos 136 179 309 % Sistema Salud 56,9 70,8 62,8% % Sexo 44,0 56,0 100,0%

Sistema Público

% Total 27,6% 36,4% Casos 12 7 19 % Sistema Salud 5,1 2,8 3,9 % Sexo 63,1 36,9 100,0%

FF.AA. y De Orden

% Total 2,4% 1,4% Casos 44 28 72 % Sistema Salud 18,4% 11,7% 14,6% % Sexo 61,2 38,8 100,0%

ISAPRE

% Total 8,9% 5,7% Ninguno Casos 40 33 73

26 Esta situación es consistente con los quintiles predominantes de los estudiantes, también lo es por la condición de género. Recordemos que el sistema privado de salud suele encarecer los costos de los planes de salud de las mujeres en edad fértil, como es la situación dominante de esta población.

Page 31: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

% Sistema Salud 16,7 13,0 14,8 % % Sexo 54,8 45,2 100,0%

(particular)

% Total 8,1% 6,7% Casos 7 3 10 % Sistema Salud 2,9% 1,2% 2,0% % Sexo 70,0 20,0 100,0%

No sabe

% Total 1,4% 0,6 Casos 239 253 492 Total % Sistema Salud 48,6% 51,4% 100,0%

Atendiendo a las características etáreas de la población estudiantil, un 9% ha señalado haber tenido algún problema de salud en los últimos 30 días (mes), valor que se distribuye de manera indiferenciada por quintil y género.

Donde se registran diferencias relevantes es en términos de los centros de salud a los que han acudido en este período. Primero, gran parte de la población cuando ha debido asistir a los centros, va a los públicos. Segundo, la presencia en los centros privados de salud es dominante en los últimos dos quintiles y esta asociada siempre al pago por ella. Tercero, tanto en materias de consultas médicas, exámenes, atención dental y otras afines el pago también se asocia con la estructura de quintiles o el sistema de salud al que está adscrito. Cuarto, si bien este grupo de estudiantes no es un gran consumidor de atención de salud, lo cierto es que responde al orden socioeconómico de los quintiles, la estructura de pago y de orientación de la atención, como también, en quinto lugar, se registran diferencias atribuibles al azar en los comportamientos de hombres y mujeres.

Seguramente, es debido a lo anterior que la evaluación que recibe la atención de salud es de regular a buena, casi no hay casos con registros negativos y su distribuciones igualmente similar por quintil y género. Este hecho contrasta con los estudios de opinión nacional en esta materia, se cree que ello proviene del hecho que son usuarios poco frecuentes del sistema de salud y, en general, poseen una cobertura razonable (comprendida como disponer de algún tipo de apoyo al respecto) de salud, al menos la mayor parte de ellos.

Finalmente, atenderemos un fenómeno de género (Cfr. Tabla Nº 26). Reconociendo que se trata de una población joven, pero no de adolescentes, el 65% de ellas no se ha practicado el examen preventivo de cáncer cérvico –uterino (Papanicolau), lo que puede ser razonable, sin embargo un 9% (23 casos) dice no saber si se lo han practicado, lo que si es de cierta significación. De las 252 mujeres participantes en el segmento CFT, 162 de ellas (64%) ahonda en esta situación. El 60% de ese total dice “creer que no necesita”, por olvido o dejación un 21%, mostrando ello un tema de hábitos culturales y de oportunidades que debe atenderse con mayor detención.

Tabla Nº 26. Razones no práctica del examen de salud Papanicolau (Género Femenino) Quintil ¿Por qué no se lo ha hecho?

1 2 3 4 5

Total Casos 0 7 0 1 2 9 Le da miedo

o le disgusta % Total ,0% 4,3% ,0% ,6% 1,2% 5,6% Casos 7 11 9 4 3 34 Se le olvidó

o dejación % Total 4,3% 6,8% 5,6% 2,5% 1,9% 21,0% Casos 22 25 30 15 6 98 % Quintil 73,3% 48,1% 69,8% 68,2% 40,0% 60,5%

No cree que lo necesite % Total 13,6% 15,4% 18,5% 9,3% 3,7% 60,5%

Casos 1 6 4 1 2 14 No conoce este examen % Total ,0% 2,5% ,0% ,0% ,0% 2,5%

Casos 0 3 2 1 2 8 Otro motivo % Total ,0% 1,9% 1,2% ,6% 1,2% 4,9%

Page 32: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Casos 30 52 43 22 15 162 Total % ¿Por qué? 18,5% 32,1% 26,5% 13,6% 9,3% 100,0%

Del análisis de esta tabla se deriva una consideración adicional. Si bien se señaló que estudiar conlleva un costo/oportunidad, y que este se incrementa con referencia a la edad y a las oportunidades de manera correlativa con el quintil de pertenencia, el hecho que el 73% de las mujeres del primer quintil dice no necesitar este examen, no parece estar asociado con su edad solamente, como tampoco lo estaría el referido a los demás quintiles. Es este punto el que merece una atención y respuesta sistémica y no solamente por cada institución. No es lo preventivo solamente lo importante, sino también “los hábitos respecto de lo preventivo”, y éstos muestran algún tipo de sesgos socioeconómico que valdría tener en cuenta y estudiar con mayor detención27.

Como se aprecia en los resultados de esta sección, las materias de salud están estrechamente asociadas a la estructura de los quintiles de los estudiantes. Aunque la mayor parte de éstos tiene cobertura de salud por el sistema público o por seguros privados, al menos un 15% esta expuesto a una situación sin protección. Si bien, por la estructura de edades dominante este grupo no es de riesgo, es importante cautelar la inversión país que se esta realizando para que pueda ser aún más rentable y, de paso revisar las prácticas y hábitos de los estudiantes de manera de contribuir a corregir aquellos aspectos que requieren de mayor atención y soporte de la sociedad.

5.5. Caracterización de la Población Según las Variables asociadas a la Vivienda.

La situación referida a la vivienda es quizás una de las más complejas de dilucidar por las diversas variantes que tiene y que representan la heterogeneidad “resumida” en la estructura de quintiles que a veces deja fuera aspectos relevantes. Adicionalmente, ello se complica con la condición de edad de este grupo y por su situación de dependencia: son estudiantes jornada completa, en su gran mayoría solteros, penden económicamente de otros, de igual forma, abrumadoramente no realizan trabajo remunerado, en consecuencia son un grupo dependiente.

Lo expuesto se ratifica en el hecho que en proporción similar a la de su estado civil (85%) no son propietarios directos de sus viviendas. En la mayor parte de los casos lo es el jefe de hogar, representado por un familiar directo, frecuentemente alguno de sus padres. De igual manera en el grupo de los casados o conviviente, la condición de propiedad de la vivienda la comparten con su pareja alternadamente.

La información de mayor riqueza analítica proviene para este grupo, del análisis de la situación de la vivienda que actualmente ocupa (Cfr, Tabla Nº 27). Dado que los datos no registran variantes relevantes según la condición de género, se contempla solamente al grupo divido por su pertenencia a un quintil.

Tabla Nº 27. Situación de la vivienda según quintil – CFT 2003. Quintil

1 2 3 4 5

Total Casos 56 69 72 59 29 285 % Quintil 70,0% 57,5% 56,3% 62,8% 43,9% 58,4%

Propia Pagada

% Total 11,5% 14,1% 14,8% 12,1% 5,9% 58,4% Casos 7 16 28 9 9 69 % Quintil 8,8% 13,3% 21,9% 9,6% 13,6% 14,1%

Propia Pagándose

% Total 1,4% 3,3% 5,7% 1,8% 1,8% 14,1%

27 Los sistemas de financiamiento de la educación superior podrían incluir algún tipo de seguro que implicase una revisión sistemática de carácter preventivo de algunas dimensiones básicas de salud, más allá del seguro de desgravámen como forma cierta de generar hábitos adecuados en la población que puede próximamente encontrarse en riesgo y con ello incluso comprometer –en un plano economicista- la rentabilidad privada y social de la inversión realizada en esta materia.

Page 33: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Casos 0 8 3 14 16 41 % Quintil ,0% 6,7% 2,3% 14,9% 24,2% 8,4%

Arrendada con contrato

% Total ,0% 1,6% ,6% 2,9% 3,3% 8,4% Casos 4 6 6 2 1 19 % Quintil 5,0% 5,0% 4,7% 2,1% 1,5% 3,9%

Arrendada Sin contrato

% Total ,8% 1,2% 1,2% ,4% ,2% 3,9% Casos 1 3 10 2 6 22 % Quintil 1,3% 2,5% 7,8% 2,1% 9,1% 4,5%

Cedida por Servicios

% Total ,2% ,6% 2,0% ,4% 1,2% 4,5% Casos 12 16 9 7 5 49 % Quintil 15,0% 13,3% 7,0% 7,4% 7,6% 10,0%

Cedida por familiar u otro

% Total 2,5% 3,3% 1,8% 1,4% 1,0% 10,0% Casos 0 1 0 1 0 2 % Quintil ,0% ,8% ,0% 1,1% ,0% ,4%

Usufructo

% Total ,0% ,2% ,0% ,2% ,0% ,4% Casos 0 1 0 0 0 1 % Quintil ,0% ,8% ,0% ,0% ,0% ,2%

Ocupación Irregular

% Total ,0% ,2% ,0% ,0% ,0% ,2% Casos 80 120 128 94 66 488 Total % Situación 16,4% 24,6% 26,2% 19,3% 13,5% 100,0%

Los datos expuestos muestran que:

(i). Para los integrantes de Q1 proporcionalmente viven en mayor cantidad en una vivienda ya pagada (70%). La Mayor parte de las cuales ha sido cancelada mediante un préstamo hipotecario del SERVIU o de Bancos comerciales, posiblemente y un número relevante corresponda a algún tipo de viviendas sociales. Para este grupo el segundo nivel de importancia cuantitativa proviene de la cesión de vivienda derivada de otros familiares.

(ii). Respecto de los participantes pertenecientes a Q2 la situación de propiedad es importante (57%), pero significativamente menor que en el caso anterior. Luego con igual valor participan tanto quienes forman parte de grupos familiares que están pagando su vivienda, como quienes viven en viviendas cedidas por familiares u otras personas.

(i). Los estudiantes de Q3 tiene una estructura parecida al quintil anterior, aunque el grupo que está pagando su vivienda es significativamente mayor. Estos tres quintiles si se agregan los que han pagado o están pagando conforman un grupo muy similar. Difiere en la proporcionalidad de quienes tienen una vivienda cedida por servicios.

(iii). Respecto de los representativos de Q4 se presentan diferencias. Primero, un número elevado (más que Q2 y Q3) viven en vivienda de su propiedad. Segundo, el grupo que arrienda, sea con régimen formal o no, es superior, dando cuenta con ello de hábitos diferentes a los anteriores -asociados probablemente a mayor disponibilidad de ingresos y por ende a opciones diferentes-, de hecho en este grupo se presenta la existencia de una segunda vivienda de su propiedad que está pagándose también. Alternativa con respuestas muy exiguas en el caso de los tres quintiles iniciales.

(iv). Un comportamiento similar se presenta en los participantes de Q5. Primero, el grupo que ha pagado la vivienda no supera el 43%, aunque otro tanto la está pagando, la diferencia fundamental reside en quienes alquilan una vivienda, que es sustancialmente mayor su participación (+10%) respecto de Q4, como también lo es aquella vivienda que es cedida como parte de servicios, es decir integra la renta del grupo familiar.

Page 34: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Si bien el conjunto de las variables de vivienda (y de calidad de vida – habitabilidad) asociada a ésta no tienen rasgos estadísticamente significativos, es frecuente que los problemas de deterioro de piso, muros, techo etc. sean más recurrentes en los primeros que en los últimos quintiles. De igual forma, dada la conformación socioeconómica del grupo de estudiantes, los indigentes y pobres son una minoría. La condición de disponer de una vivienda básica con una calidad aceptable es inherente a las posibilidades de haber llegado hasta este nivel del sistema educativo, por ende las diferencias se expresan en los términos que se analizan y no en disponer o no de vivienda.

5.6. Debate de los antecedentes referidos a los CFT.

Quienes estudian en los CFT presentan rasgos estables en el tiempo en aquellas variables descriptoras fundamentales de la población (demografía, género, localización) y de sus principales características socioeconómicas (en las tres mediciones), debido fundamentalmente a que los cambios acaecidos son consustanciales al grupo de participantes y no provienen de nuevas condiciones externas imperantes28 (al menos hasta el año 2003).

En segundo lugar, en forma considerable se trata de un grupo de estudiantes “exclusivos”, comprendidos como con dedicación preferente a esta actividad (no tiene trabajo remunerado), ello es consistente con la estructura etárea del grupo (debido a que son más jóvenes que los otros niveles de la educación superior), pese a que un número importante de población (9%) tiene más de 31 años, en su mayoría casados que pertenecen básicamente a los últimos dos quintiles (tendencia que no tiene preferencia por género).

Por su parte, si bien la participación de estudiantes de los primeros tres quintiles es masiva y dominante, en la medida que la población va subiendo en edad, también la participación de los quintiles superiores va aumentando, ello se debe a la relación costo/oportunidad que tiene estudiar y su vínculo con la variable edad.

Es sintomático que una buena parte de los estudiantes provenga de núcleos familiares que no superan las cuatro personas (89%), sin embargo, en los grupos familiares de más integrantes son dominantes las mujeres. Esta situación puede deberse a que por sesgos culturales a los hombres se les brindan mayores oportunidades de estudio que a las mujeres; incluso con opciones también de mayor distanciamiento físico del hogar, de manera que esta condición estaría en la argumentación básica inicial del fenómeno que se analiza29. Ello se evidencia al confirmar que la distribución espacial de la población también refleja la estructura de oportunidades del país.

Analizado en forma detallada, el subgrupo de estudiantes que pertenecen a las categorías de indigentes y pobres, los resultados en aquellas variables cruciales no presentan diferencias importantes en aspectos como: acceso a computador, acceso a sistemas de salud público, uso de la vivienda e incluso la población indígena no es dominante en estos grupos. Es más, algunas diferencias marcan discriminación negativa. A modo de ejemplo, los indigentes casi no tienen acceso a las becas de apoyo, y a nivel de los pobres no indigentes tampoco lo es. Adicionalmente, las becas estatales de colegiatura son asignadas masivamente a los no pobres y sólo a algunos pobres, dando cuenta con ello que esta situación no es garantía de asignación de esos recursos, debe recordarse que el 82% de los participantes totales declara no recibir apoyo. Esta situación puede

28 A saber: cambios significativos en el sistema de admisión en la educación superior o en el acceso a soporte financiero para estudiar. 29 Estudios de participantes rezagados que rinden las pruebas de selección, muestran que en promedio los hombres rinden una vez más estas pruebas que las mujeres. Es decir poseen soporte familiar para mayores oportunidades de estudio (Donoso, 2003), también otros estudios referidos a esta población (Stevens, 2007) muestran que a las mujeres en la segunda oportunidad de postulación –en la mayor parte de los casos- se reducen sus opciones de estudiar a la oferta de la ciudad en que vive.

Page 35: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

deberse al sistema de asignación de estos beneficios, mientras se entreguen solamente por criterios de rendimiento académico es muy posible que la exclusión social este presente.

Una de las variables que registra mayores diferencias es la disponibilidad, acceso y uso de computador. Prácticamente el 93% de los últimos dos quintiles tienen disponibilidad de computador. Mientras que por género casi un 19% de las mujeres no tiene acceso. Esta situación se suma al acceso Intenet, donde el factor de fondo es que el 43% del grupo Q5 tienen acceso en el Hogar.

Los aspectos vinculados a equipamiento básico del hogar en cuanto a servicios no marcan diferencias de fondo, como tampoco el acceso a una vivienda digna, si bien se presentan variaciones sobre estos aspectos, el nivel básico parece estar alcanzado. Se entiende que por razones de edad y de condición laboral son una población dependiente. Si bien, el conjunto de las variables de vivienda (y de calidad de vida – habitabilidad) asociada a ésta no tienen rasgos estadísticamente significativos, es frecuente que los problemas de deterioro de piso, muros, techo etc., sean más recurrentes en los primeros que en los últimos quintiles.

En materia de empleo remunerado, el 27% señala que realizó alguna actividad laboral, sin embargo, en los primeros dos quintiles el peso de los que no trabajan es muy superior al valor de la distribución total. Esta situación se vuelve también relevante según género: en los hombres es mayor el grupo que trabaja.

Sin embargo, la fragilidad del empleo es un tema destacable, el 27% que declaró tener algún tipo de ocupación, el 63% afirma que es de carácter permanente, y no más del 41% tiene un contrato indefinido.

Por su parte, las materias de salud están asociadas a los quintiles de los estudiantes. Aunque la mayor parte de éstos tiene cobertura de salud por el sistema público o por seguros privados, al menos un 15% esta expuesto a desprotección. Si bien, por la estructura de edades dominante este grupo no es de riesgo, es importante salvaguardar la inversión del país en esta materia en educación de sus mujeres, ya que puede ser un bien público que rentabilice socialmente esta inversión y, como también lo es de hecho, aproveche este nivel de la educación superior para enmendar aquellas prácticas y hábitos de salud de los estudiantes de manera de corregir los aspectos que demandan mayor atención y soporte de la sociedad. 6. Caracterización de los Estudiantes de los Institutos Profesionales (IP).

El número de estudiantes registrados en la muestra del estudio es de 1.479, correspondientes a aquellos que estaban en algún Instituto Profesional del país en el año 2003. Cabe recordar que la figura legal de los de Institutos Profesionales –al igual que la de los Centros de Formación Técnica- fue generada desde el punto de vista de su masificación con la ley de educación superior del año 1981. Si bien en Chile hasta la década de los 70’ existía en Instituto Nacional de Capacitación Profesional INACAP30, de carácter estatal, no era considerado una entidad de educación superior en sentido actual.

La estructura de análisis del capítulo sigue la misma secuencia del anterior, a saber: (i) Caracterización Básica, (ii) Caracterización de las Condiciones Asociadas a la Calidad de Vida de los Estudiantes; (iii) Caracterización de las Condiciones de Trabajo (empleo) de los Participantes; (iv) Caracterización de la Población Según las Variables de Atención en Salud; (v) Caracterización

30 INACAP fue privatizado, de forma que el Estado chileno, en términos directos no es propietario de algún Instituto Profesional. Ello no implica que universidades públicas tengan este tipo de instituciones como parte de su estructura corporativa, la que de hecho es de naturaleza privada.

Page 36: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

de la Población Según las Variables asociadas a la Vivienda y, finalmente, (vi) Debate de los antecedentes referidos a los Institutos Profesionales

6.1 Caracterización Básica.

Es importante recordar que en sus características fundaméntales como población de estudiantes destacan (Cfr. Nº 28): (i) tienen edad similar a la de los estudiantes de CFT, aunque el grupo de edad superior es mucho menor; (ii) van descendiendo aproximadamente en 5 puntos su participación según tramos de edad, teniendo una relación más equilibrada que en el caso anterior, (iii) hay una mayor participación de los hombres en estas instituciones, con rasgos significativos estadísticos (Chi2 de 12,73***4/1 gl), evidenciando que no se trataría de una situación fortuita.

Tabla Nº 28. Distribución de los estudiantes de los IP por edad y género año 2003. Sexo

Edad

Hombre Mujer Total

Casos 251 229 480 Hasta 20 años % Sexo 31,0% 34,2% 32,5% Casos 207 209 416 21 a 22 % Sexo 25,6% 31,2% 28,1% Casos 166 108 274 23 a 24 % Sexo 20,5% 16,1% 18,5% Casos 137 88 225 25 a 30 % Sexo 16,9% 13,1% 15,2% Casos 48 36 84

31 y más años % Sexo 5,9% 5,4% 5,7% Casos 809 670 1479 % edad 54,7% 45,3% 100,0%

Total

% Sexo 100,0% 100,0% 100,0%

La segunda relación que hay que tener en cuenta es que mayor edad implica adscripción de los estudiantes a un quintil superior. En el caso de los participantes de los IP este fenómeno tiene significación estadística (Chi2 de 53,3*** 4/16 gl), lo que le otorga diferencia ante lo acontecido en los CFT. De esta manera un desplazamiento en la edad de los estudiantes da como resultado igual moviendo en la dependencia de su quintil socioeconómico.

Probablemente influenciado por la distribución que en el caso de los estudiantes de los IP adopta la variable género, el estado civil de los estudiantes (Cfr. Tabla Nº 29) muestra una tendencia definida: los hombres son esencialmente solteros; las mujeres de manera incontrarrestable pertenecen al grupo de las separadas, mientras que el grupo de casados o convivientes es compartido (Chi2 10,946 *** (2/1 gl).

Tabla Nº 29. Estado civil según género – IP 2003. Sexo

Estado civil

Hombre Mujer Total

Casos 77 68 145 % estado civil 53,1% 46,9% 100,0% % Sexo 9,5% 10,2% 9,8%

Casados/ Conviv.

% Total 5,2% 4,6% 9,8% Casos 3 15 18 % estado civil 16,7% 83,3% 100,0% % Sexo ,4% 2,2% 1,2%

Separado

% Total ,2% 1,0% 1,2%

Soltero Casos 729 586 1315

Page 37: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

% estado civil 55,4% 44,6% 100,0% % Sexo 90,1% 87,6% 89,0% % Total 49,3% 39,6% 89,0% Casos 809 669 1478 % estado civil 54,7% 45,3% 100,0%

Total

% Sexo 100,0% 100,0% 100,0%

Complementando el análisis según estado civil, su relación con la distribución por quintiles adquiere una tendencia relevante (aunque no significativa estadísticamente). Los casados pertenecen a los quintiles superiores, (Q3 a Q5), en particular al quintil más alto (componen el 30% del total de los casados ante el 8,3% en Q1). De igual carácter, significan el 14% del total de los participantes en los IP. Por su parte los solteros configuran el grupo relativo más fuerte de los primeros dos quintiles

Finalmente, la revisión de la situación de indigencia, pobreza y no pobreza (Tabla Nº 30) también da cuenta de diferencias importantes respecto de la población de los CFT. Primero, el grupo de indigentes mantiene su proporcionalidad (2%) respecto de los resultados de los CFT, aunque ciertamente incrementa el número de casos producto del tamaño de la muestra de participantes. En segundo lugar, el grupo de pobres no indigentes proporcionalmente se reduce prácticamente a la mitad de los que estudian en los CFT. La razón de ello podría estar en la proporción precio/duración de las carreras. Los antecedentes al respecto no permiten revisar estas variables con la suficiente cantidad de respuestas que habilite una conclusión de este tipo (muy pocos casos en ambas bases de datos con valores procesables). A partir de lo expuesto, es claro que el grupo de no pobres incrementa su peso relativo tanto como lo disminuye el de pobres, alcanzando al 93%.

Desde el punto de vista de la distribución por género la situación revela mayor complejidad (véase misma tabla), con el agregado que se trata de una asociación significativa estadísticamente (Chi2 cuadrado de 8.85*** de 2/1 gl). Las mujeres presentan la situación de mayor vulnerabilidad, son mayoría en los grupos de indigentes y pobres. En el caso de los hombres ambas categorías reúnen al 4,9% de los estudiantes, en las mujeres se eleva al 8,8%. Entonces, la probabilidad es muy alta de que cada tres pobres o indigentes se identifiquen, dos de ellos sean mujeres.

Tabla Nº 30. Situación de indigencia, pobreza y no pobreza estudiantes IP – 2003. Sexo Situación

Hombre Mujer

Total Casos 11 18 29 % Situación 37,9% 62,1% 100,0% % Sexo 1,4% 2,7% 2,0%

Indigente

% Total ,7% 1,2% 2,0% Casos 29 41 70 % Situación 41,4% 58,6% 100,0% % Sexo 3,6% 6,1% 4,7%

Pobre No Indigente

% Total 2,0% 2,8% 4,7% Casos 769 611 1380 % Situación 55,7% 44,3% 100,0% % Sexo 95,1% 91,2% 93,3%

No Pobre

% Total 52,0% 41,3% 93,3% Casos 809 670 1479 % Situación 54,7% 45,3% 100,0% % Sexo 100,0% 100,0% 100,0%

Total

% Total 54,7% 45,3% 100,0%

Los aspectos expuestos en esta sección muestran dimensiones que son importantes para la temática en estudio. En los IP predominan de manera significativa los estudiantes hombres, sea por

Page 38: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

orientación de sus carreras u otro factor. Se trata –como señaláramos en la sección 4- de una tendencia sostenida en el tiempo y estadísticamente significativa. De igual forma, se da una relación importante entre la edad de los participantes y su pertenencia a un quintil. En la medida que tienen mayor edad se desplazan a hacia los quintiles superiores. Esta relación confirma los análisis sobre la inversión/rentabilidad de la educación, pero junto a ello muestra cuán importante es proveer de las oportunidades educacionales en las edades (tiempos) adecuadas, en caso contrario la sobre-edad conlleva dificultades adicionales en materia de impacto en los estudios, en este caso ejemplificadas en las mujeres: conforman dominantemente el grupo de separadas, y adicionalmente también el de indigentes y pobres. Esto es, enfrentan los mayores obstáculos para estudiar y presentan más dificultades para permanecer (retención) en los Institutos Profesionales.

A partir de ello resulta casi evidente proponer una política (sin desmedro de que las instituciones ya la posean) de apoyo a las estudiantes mujeres que pertenezcan a los primeros tres quintiles y/o tengan más de 24 años, dadas las precarias condiciones comparativas en que se encuentran. De esta forma, aumentará notablemente la posibilidad de que persistan en sus estudios y los impactos que alcances serán de mayor magnitud.

6.2. Caracterización de las Condiciones Asociadas a la Calidad de Vida de los Estudiantes.

El análisis de las condiciones asociadas a la calidad de vida de los estudiantes, en términos de equipamiento del hogar como también del estado de conservación del mismo (pisos, muros y techos) no muestran diferencias de magnitud entre los participantes, sea analizados por su condición de género, pertenencia a un quintil o por su condición de pobreza. Conspira en contra de este proceso que las respuestas marcadas en estas variables se reducen aproximadamente al 20% del total de los participantes. En este grupo, en los aspectos considerados (disponibilidad de equipamiento en el hogar, calefón, lavadora automática, microondas, teléfono de red fija, telefonía móvil, etc.), las respuestas registradas no siguen ninguna tendencia estadísticamente significativa en su disgregación por género, quintil ni situación de pobreza. Aún cuando la disponibilidad de bienes del hogar destinados a la mejoría de las condiciones de vida está relativamente asociada con la estructura de quintiles o la condición de pobreza, lo cierto es que su distribución en los diversos valores de la variable es muy similar, dado que la gran mayoría de esta población es no pobre.

De esta manera resulta más importante llamar la atención que independiente de las condiciones socioeconómicas como de género, y distribuidos de manera bastante similar, hay un grupo de estudiantes de los IP que no tiene acceso a cierto equipamientos relevantes para mejorar su calidad de vida (Microondas, Calefón, y otros), mientras que otros como telefonía móvil son ampliamente difundidos, aunque muestren sesgos socioeconómicos. Esta situación trasunta una visión valórica que sería relevante estudiar más detenidamente.

Como se estableciera en el análisis de los estudiantes de CFT, las principales diferencias vinculadas con la calidad de vida se registran en el tema acceso a computador y a los servicios de Internet, las que tienen un impacto considerable sobre los resultados de sus estudios. De igual forma es importante comprender que el análisis por condición de pobreza no resulta significativo, por lo cual se ha mantenido la estructura analítica de la información desagregada por género y quintil de pertenencia de los estudiantes.

Tabla Nº 31. Disponibilidad de Computador por Género –IP 2003. Sexo

Computador

Hombre Mujer Total

Casos 44 14 58 % Computador 75,9% 24,1% 100,0%

Si

% Sexo 38,3% 15,2% 28,0%

Page 39: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

% Total 21,3% 6,8% 28,0% Casos 71 78 149 % Computador 48,3% 51,7% 100,0% % Sexo 61,7% 84,8% 72,0%

No

% Total 34,3% 36,7% 71,0% Casos 115 92 207 % Computador 55,6% 44,4% 100,0% % Sexo 100,0% 100,0% 100,0%

Total

% Total 55,6% 44,4% 100,0% Chi2 15,32**

Respecto de la disponibilidad de un computador, hay diferencias significativas tanto según género como quintil de pertenencia (aunque el grupo sea reducido). Ambos aspectos están vinculados (Cfr. Tabla Nº 31). Primero, el monto total de los participantes sin acceso a un computador –presumiblemente propio- es de 72%, de ser generalizable esta información, la situación demandaría un soporte de magnitud en esta materia por los IP para compensar esta carencia.

El segundo aspecto a considerar proviene del análisis de los resultados por género (misma Tabla Nº 31). La disponibilidad de computador equivale a una relación 3 a 1 favorable a los hombres, si bien respecto de la no disponibilidad el fenómeno es equivalente. Claramente, la condición de género limita esta posibilidad: la que debería referirse a la situación de mayores dificultades económicas de este grupo –las mujeres- aunque en los análisis por condición de pobreza, ello no se refleja de manera cierta, puede estar influido también por el número de casos. Pero aún tomando todo tipo de providencias al respecto, los datos ameritan que las instituciones revisen con mayor detenimiento esta situación, dada las implicancias que tiene para la retención de sus estudiantes.

El análisis por quintil ratifica que la disponibilidad se asocia con la mejor posición de un quintil, en particular si pertenece a Q5, algo similar a lo registrado para los estudiantes de los CFT.

Tabla Nº 32. Acceso a un computador por Quintil – IP 2003. Quintil

Acceso computador

1 2 3 4 5

Total Casos 123 222 288 387 302 1322 % Acceso computador 9,3% 16,8% 21,8% 29,3% 22,8% 100,0% % Quintil 80,9% 82,2% 86,7% 94,2% 96,2% 89,4%

% Total 8,3% 15,0% 19,5% 26,2% 20,4% 89,4% Casos 29 48 44 24 12 157 % Acceso computador 18,6% 30,1% 28,2% 15,4% 7,7% 100,0% % Quintil 19,1% 17,4% 13,3% 5,8% 3,8% 10,5%

No

% Total 2,0% 3,3% 3,0% 1,6% ,8% 10,6% Casos 152 270 332 411 314 1479 % Acceso computador 10,3% 18,3% 22,4% 27,8% 21,2% 100,0%

Total

% Quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Distinto es el tema de la disponibilidad de acceso a un computador, donde todos los casos manifiestan respuesta, siendo masivo el acceso (algo menos del 90%) y sin distingos por género, también el no acceso mantiene esa condición. De todas formas, como se mencionara con antelación, un 10% de los estudiantes es una cifra relevante con una herramienta indispensable para el desempeño como estudiante. La mayor relevancia de este fenómeno se expresa en el análisis por quintil (Cfr. Tabla Nº 32), evidenciado las restricciones que se producen en la media que la pertenencia del estudiante es a un quintil menor. Ello afecta al 19% de los del primer quintil, al 17% del segundo, y así sucesivamente declina en Q4 al 5,8% y al 3,8% de Q5.Se trata entonces de un problema fuertemente sesgado socioeconómicamente.

Page 40: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

El uso del computador sigue un patrón independiente de las consideraciones de género. Hay un fuerte predominio de su uso para el estudio (76%), y otro tanto para el trabajo (17%), restando un grupo reducido que lo emplea básicamente para entretención (7%). Respecto del uso según quintil se registran algunas relaciones interesantes, aunque no alcanzan significación estadística (Cfr. Tabla Nº 33).

Tabla Nº 33. Usa el computador según Quintil – IP 2003 Quintil

Usa para

1 2 3 4 5 Total

Casos 13 31 55 69 59 227 % Usa para 5,7% 13,7% 24,2% 30,4% 26,0% 100,0% % Quintil 10,6% 14,0% 19,1% 17,8% 19,5% 17,2%

Trabajo

% Total 1,0% 2,3% 4,2% 5,2% 4,5% 17,2% Casos 102 175 213 291 225 1006 % Usa para 10,1% 17,4% 21,2% 28,9% 22,4% 100,0% % Quintil 82,9% 78,8% 74,0% 75,2% 74,5% 76,1%

Estudio

% Total 7,7% 13,2% 16,1% 22,0% 17,0% 76,1% Casos 8 16 20 27 18 89 % Usa para 9,0% 18,0% 22,5% 30,3% 20,2% 100,0% % Quintil 6,5% 7,2% 6,9% 7,0% 6,0% 6,7%

Entretención

% Total ,6% 1,2% 1,5% 2,0% 1,4% 6,7% Casos 123 222 288 387 302 1322 % Usa para 9,3% 16,8% 21,8% 29,3% 22,8% 100,0%

Total

% Quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

El uso del computador para el estudio es superior en los primeros dos quintiles. Esta razón podría deberse a la situación de escasez del bien y por lo tanto la optimización de su uso, como asimismo al hecho que estos quintiles no tendrían compromisos laborales en la proporción que tienen los quintiles superiores. El uso referido a “entretención” es transversal a todos los quintiles.

El uso de Internet sigue –de igual forma- un patrón común. Es empleada de manera dominante para obtener información, sin distingos mayores por género, como también lo es para comunicarse o para trámites (Cfr. Tabla Nº 34).

Tabla Nº 34. Uso de Internet según Quintil – IP 2003 Quintil

usa Internet para

1 2 3 4 5 Total

Casos 85 167 200 293 226 971 % usa ara 8,8% 17,2% 20,6% 30,2% 23,3% 100,0% % Quintil 91,4% 92,3% 89,7% 87,5% 85,6% 88,6%

obtener Información

% Total 7,8% 15,2% 18,2% 26,7% 20,6% 88,6% Casos 6 11 16 30 27 90 % para 6,7% 12,2% 17,8% 33,3% 30,0% 100,0% % Quintil 6,5% 6,1% 7,2% 9,0% 10,2% 8,2%

Comunicación

% Total ,5% 1,0% 1,5% 2,7% 2,5% 8,2% Casos 2 3 7 12 11 35 % para 5,7% 8,6% 20,0% 34,3% 31,4% 100,0% % Quintil 2,2% 1,7% 3,1% 3,6% 4,2% 3,2%

Trámites

% Total ,2% ,3% ,6% 1,1% 1,0% 3,2% Casos 93 181 223 335 264 1096 % para 8,5% 16,5% 20,3% 30,6% 24,1% 100,0%

Total

% Quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

La situación por quintil tiene ribetes diferentes. Los primeros dos quintiles marcan entre 5 y 6 puntos porcentuales de uso para obtener información, situación que se invierte en materias de

Page 41: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

comunicación y de trámites. Estos diferenciales de uso, aunque no poseen la fuerza de una significación estadística, entregan orientación para dirigir políticas de acceso preferencial bajo diversas modalidades que permita a los estudiantes de los primeros quintiles, mejorar sus oportunidades. De esta manera, el uso del computador para estudiar y de Internet para la búsqueda de información muestran la declaración de optimización que está detrás de los estudiantes de los primeros quintiles, y el reconocimiento explícito del costo/ oportunidad que implica para ellos acceder a esta herramienta y emplearla para los fines señalados.

En síntesis, la calidad de vida medida en acceso y equipamiento del hogar no presenta mayores diferencias según su condición de género, pertenencia a un quintil y por condición de pobreza. Por eso ello, independiente de las condiciones socioeconómicas como de género, hay estudiantes de los IP que no tienen acceso a algunos equipamientos relevantes para mejorar su calidad de vida.

Las principales diferencias vinculadas con la calidad de vida se dan en el tener un computador como bien propio, materia en la cual hay diferencias favorables hacia los quintiles superiores

Un tema distinto es el posible acceso a un computador, donde algo menos del 90% da respuesta positiva a esta interrogante. En el análisis por quintil se expresan las restricciones que tienen los estudiantes de los primeros quintiles. Se trata de un problema sesgado socioeconómicamente que requiere una política de afirmación positiva. El uso del computador sigue un patrón independiente de las consideraciones de género. Hay un fuerte predominio de su uso para el estudio, las diferencias según quintiles se refieren a su empleo para “el estudio”, favoreciendo a los primeros dos quintiles. Internet es empleada siguiendo un patrón común al definido para el uso del computador. Los primeros insisten con fuerza en utilizarla para obtener información.

6.3. Caracterización de las Condiciones de Trabajo (empleo) de los Participantes

La situación de estudiantes “jornada completa” sigue siendo al parecer una característica indivisible del sistema de educación superior chileno. Pese a ello, en la identificación de quienes trabajaron la semana anterior en la encuesta Casen, se abre el primer aspecto diferenciador entre los estudiantes pertenecientes a los CFT y los de los IP (Cfr. Tabla Nº 35). Este último grupo está casi tres puntos porcentuales por debajo del grupo anterior en esta materia – aumentando entonces su dependencia al ser “estudiantes tiempo completo”- y, expresando una relación de carácter significativo por quintil. (Chi2 36,361***). La estructura de los que trabajan acusa el siguiente orden:

Tabla Nº 35. ¿Trabajó usted la semana pasada? Por Quintil – IP 2003 Quintil ¿Trabajó usted

la semana pasada? 1 2 3 4 5 Total

Casos 15 54 71 110 104 354 % Quintil 9,9% 20,0% 21,4% 26,8% 33,1% 23,9%

% Total 1,0% 3,7% 4,8% 7,4% 7,0% 23,9% Casos 137 216 261 301 210 1125 % Quintil 90,1% 80,0% 78,6% 73,2% 66,9% 76,1%

No

% Total 9,3% 14,6% 17,6% 20,4% 14,2% 76,1% Casos 152 270 332 411 314 1479 % ¿Trabajó? 10,3% 18,3% 22,4% 27,8% 21,2% 100,0%

Total

% Quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

(i) El primer quintil lo conforma el grupo que menos trabajo tiene, bajo el 10% de los participantes del quintil y no más del 1% del total de estudiantes de los IP.

(ii) Los quintiles 2 y 3 duplican la participación relativa del primero (20% y más) con una representación sobre el total de la población del 3,7 al 4,8%, dando cuenta de un bajo porcentaje aún.

Page 42: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

(iii) El tercer grupo lo integran estudiantes de los quintiles 4 y 5. Si bien en el primero de estos los que trabajan son el 26% del quintil y en el segundo el 33%, lo cierto es que su peso sobre el grupo total es muy similar del orden del 7%, tampoco es de gran significación.

(iv) En síntesis, claramente en la medida que nos referimos a sujetos de los quintiles superiores, de manera concomitante aumenta el porcentaje de los que desempeña trabajos remunerados, como igualmente aumenta su edad y por ende se supone que debería asociarse a la búsqueda del autosustento.

La pregunta final que podríamos formular es que dado que en ambos casos tipos de instituciones (CFT e IP) quienes pertenecen a los quintiles superiores tienen –proporcionalmente- más sujetos con trabajo remunerado, sería relevante identificar si se trata de una situación previa, simultánea (o posterior) a su incorporación a la institución. De ser una característica previa, su comportamiento estaría asociado a su decisión de estudiar (por ende es una condición asumida) e introduciría menos riesgos sobre el término exitoso de los estudios, que si se tratase de una característica que se incorpora cuando la persona ingresa a estudiar, sea por un requerimiento asociado a la financiación de sus estudios, como provenga por otra exigencia, el hecho que haya sido incorporado post –decisión de estudiar incrementa el riesgo de una menor retención.

El análisis de esta relación por género también con valores significativos, ratifica que seis de cada 10 de quienes trabajan son hombres, y que ninguno de los 29 estudiantes identificados como indigentes trabajó remuneradamente la semana anterior, como si lo hiciera el 13% de los que son identificados como pobres y el 25% de los no pobres. Del total de 354 estudiantes que declararon trabajar, el 92% pertenece al grupo de los no pobres.

¿Que ocurre en este ámbito? ¿Es un tema asociado al capital social o cultural? Resulta difícil dar una respuesta categórica en estos aspectos, sin embargo, algunas líneas se desprenden de las siguientes tablas. Como se ha señalado quienes trabajan son un grupo menor, (1/5) de los estudiantes, aunque no es para nada omitible. Si embargo, aquellos que han buscado trabajado remunerado en los últimos dos meses son, en efecto, un grupo exclusivo, aproximadamente un 3% del total de estudiantes. Analizados según quintil, el valor más alto lo registran en Q1 (5,8%), el más bajo es equivalente al 3,3% (Q2 y Q4). El valor superior de Q1 hay que ponderar por el 94% que no ha buscado trabajo (ajustándolo en menos 10% que tenían trabajo) muestra un grupo cuantioso de estudiantes jornada completa/dedicación exclusiva. Analizado por género, el fenómeno no poseen tendencias definidas; mientras que por situación de pobreza (Cfr. Tabla Nº 36), es consistente con la estructura de quintiles. En términos relativos los indigentes buscan más trabajo (son un grupo pequeño), que los pobres y no pobres, pero son pocos igualmente los que lo hacen (4,1% de los que no trabajan).

Tabla Nº 36¿Buscó trabajó remunerado en los últimos dos meses? Según situación de pobreza Situación de indigencia o pobreza

Indigente Pobre No Indigente

No Pobre Total

Casos 4 3 39 46 % ¿Buscó trabajó? 8,7% 6,5% 84,8% 100,0% % Situación de pobreza 13,8% 4,9% 3,8% 4,1%

% Total ,4% ,3% 3,5% 4,1% Casos 25 58 990 1073 % ¿Buscó trabajó? 2,3% 5,4% 92,3% 100,0% % Situación de pobreza 86,2% 95,1% 96,2% 95,9%

No

% Total 2,2% 5,2% 88,5% 95,9% Total Casos 29 61 1029 1119

Page 43: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

% ¿Buscó trabajó? 2,6% 5,5% 92,0% 100,0% % Situación de pobreza 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Hay entonces algún trasfondo que explica la falta de resultados de esa búsqueda y su eventual asociación con el capital social y cultural de su núcleo familiar. Otro tanto tiene que ver con las condiciones objetivas que enfrenta. Primero, cerca del 80% del total de participantes se define como “estudiante exclusivo”, de manera que si bien trabaja remuneradamente, en 1 de cada 5 de ellos. En los cuatro restantes pareciera estar internalizada la condición de que su trabajo es estudiar. Segundo, los indigentes no tienen trabajo y muchos de los pobres tampoco. De igual manera un grupo menor de ellos realmente ha buscado trabajo en el último tiempo, asumiéndose que es una realidad no tener trabajo, independiente de la estructura de necesidades (o bien la estructura de necesidades incide de manera diferente a lo estimado).

Dado que la cobertura de becas y ayudas no es alta, sino por el contrario más bien reducida, y que no siempre son asignadas a los estudiantes de los primeros quintiles, hay brechas de satisfacción de necesidades que seria interesante poder estudiar con mayor detenimiento.

Entre la razones por las que no han buscado trabajo destaca sesgadamente en las mujeres su dedicación a la elabores del hogar como también al cuidado de los hijos –lo que explica 14 casos (en los hombres con valor cero), la razón dominante en todo evento es asumir su condición de estudiante exclusivo. Los quehaceres del hogar y el cuidado de los hijos es transversal a los quintiles, también lo es la condición de estudiante exclusivo. De igual forma, el análisis por situación de pobreza no da más luces a lo expuesto.

La revisión del tipo de ocupación desempeña está dominada en un 75% por funciones de empleado u obrero en el sector privado, seguida por un 15% que se desempeña en el sector público en trabajos similares. Los empleos del sector privado tienen mayoría masculina (78%), los del público dominio femenino. Analizados por condición de pobreza, los indigentes no tiene trabajo, los pobres no registran una definición precisa del tipo de empleo, y los no pobres siguen la tendencia general: mayoritariamente sector privado y sector público el saldo restante.

Revisada el estado laboral, el 74% declara empleo permanente, factor claramente diferenciador del grupo de estudiantes de CFT. Esta situación no tiene una orientación definida por quintil, aunque por género esta realidad es lograda por un 11% más en los hombres que en las mujeres. El tema de afiliación a seguro de desempleo tiene baja respuesta: menos del 10% del total de los que trabajan. Complementariamente, la adscripción a los sistemas previsionales alcanza al 65% de los que trabajan, también con una fuerte tendencia hacia los hombres no pobres, que son los que –por lo general- dominaban los trabajos estables del sector más formal de la economía.

6.4. Caracterización de la Población Según las Variables de Atención en Salud

Las variables de salud, al igual que en el caso de los participantes de los CFT, siguen un orden de comportamiento próximo a la estructura de los quintiles a los que pertenecen los estudiantes. En el caso del acceso a un sistema de salud, si bien un valor cercano al 63% de los participantes tienen cobertura en el servicio público a través de sus diversas modalidades, un 22% tiene seguros privados de salud (ISAPRE) con una marcada tendencia hacia los quintiles superiores, destacando el 15% que señala no tener cobertura en esta materia. Según género la tendencia más fuerte se relaciona con las mujeres que tienen cobertura del sector público, mientras que de forma menos marcada los hombres la tienen en el sector privado.

La percepción general de los servicios de salud es positiva en el 83% de los casos. Las visiones críticas son dominantemente femeninas y, por lo general, referidas a los primeros dos quintiles.

Page 44: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

En el análisis detallado de las diversas prestaciones de salud, los resultados se inscriben en la tónica dominante de las diferencias por quintiles, con una clara tendencia sesgada según la estructura socioeconómica asociada a esa condición (Cfr. Tabla Nº 37). A ello se suma una tendencia por género, las mujeres solicitan mayor atención que los hombres en esta y otras materias (la preocupación por la salud y los comportamientos preventivos en este campo pueden ser un factor asociado a género y a hábitos traspasados generacionalmente como creencias).

Los resultados registrados en otras variables, a saber: Consulta de especialidad, consulta de urgencia, de exámenes de laboratorio, de rayos X o ecografías, siguen un patrón próximo. Primero, una diferenciación por quintil que implica sesgar los resultados cuando conllevan pago adicional a los quintiles IV y V. Segundo, tendencialmente existe mayor demanda de mujeres que hombres a las distintas prestaciones, salvo en las dentales que los hombres la inclinan a su favor. De todas formas las coberturas señaladas son bajas, esto es, posiblemente se producen cuando se trata de situaciones más severas, de manera que este es un campo abierto en materia de cobertura por las Instituciones.

Los problemas de salud registrados en la última medición son acusados por un 7% de los participantes (Cfr. Tabla Nº 38), siendo dominantemente las mujeres (Fisher, 5,424**) y un grupo importante de indigentes. Esta situación es relevante, más cuando señaláramos al comienzo de la sección que la población de los IP está sesgadamente orientada hacia los hombres. Algo ocurre al respecto que deriva en estos resultados.

Tabla Nº 37. Demanda de atención dental según quintil – IP 2003. Quintil

1 2 3 4 5 Total

Casos 4 4 13 22 12 55 % Quintil 2,6% 1,5% 3,9% 5,4% 3,8% 3,7%

Sí, de Urgencia

% Total ,3% ,3% ,9% 1,5% ,8% 3,7% Casos 4 12 21 43 55 135 % Quintil 2,6% 4,4% 6,3% 10,5% 17,5% 9,1%

Sí, control sin tratamiento

% Total ,3% ,8% 1,4% 2,9% 3,7% 9,1% Casos 8 27 40 60 48 183 % Quintil 5,3% 10,0% 12,0% 14,6% 15,3% 12,4%

Sí, tratamiento

% Total ,5% 1,8% 2,7% 4,1% 3,2% 12,4% Casos 2 6 2 7 0 17 % Quintil 1,3% 2,2% ,6% 1,7% ,0% 1,1%

No, solicitó atención y no se la dieron % Total ,1% ,4% ,1% ,5% ,0% 1,1%

Casos 18 31 37 37 28 151 % Quintil 11,8% 11,5% 11,1% 9,0% 8,9% 10,2%

No, necesitó atención pero no la solicito % Total 1,2% 2,1% 2,5% 2,5% 1,9% 10,2%

Casos 114 187 213 240 168 922 % Quintil 75,0% 69,3% 64,2% 58,4% 53,5% 62,3%

No necesitó Atención

% Total 7,7% 12,6% 14,4% 16,2% 11,4% 62,3% Casos 2 3 6 2 3 16 % Quintil 1,3% 1,1% 1,8% ,5% 1,0% 1,1%

No sabe

% Total ,1% ,2% ,4% ,1% ,2% 1,1% Casos 152 270 332 411 314 1479 % Quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Total

% Total 10,3% 18,3% 22,4% 27,8% 21,2% 100,0%

Tabla Nº 38. Problema de salud en los últimos 30 días según género – IP 2003. Sexo Total

Page 45: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Hombre Mujer Casos 44 57 101 % problema de salud 43,6% 56,4% 100,0% % Sexo 5,4% 8,5% 6,8%

% Total 3,0% 3,9% 6,8% Casos 765 613 1378 % problema de salud 55,5% 44,5% 100,0% % Sexo 94,6% 91,5% 93,2%

No

% Total 51,7% 41,4% 93,2% Casos 809 670 1479 % problema de salud 54,7% 45,3% 100,0% % Sexo 100,0% 100,0% 100,0%

Total

% Total 54,7% 45,3% 100,0%

Finalmente, para el caso específico de las mujeres, la información sobre el examen Papanicolau muestra que aproximadamente el 64% de las participantes no se ha practicado. La mayor parte de ellas del Q1, son las más jóvenes, pero presenta valores de contrastes muy fuertes respecto de los otros quintiles. La causa dominante es precisamente el creer que no lo necesita.

6.5. Caracterización de la Población Según las Variables asociadas a la Vivienda

Como se expusiera en el punto referido a los estudiantes de CFT, la vivienda es uno de los aspectos más complejos de informar cuando se trata de estudiantes exclusivos, como en este caso donde aumentan el grupo de dedicación exclusiva a estudiar y también a la par disminuyen los pobres. Lo que ratifica el hecho de su dependencia económica es que son propietarios de sus viviendas, la mayor parte de las veces es el jefe de hogar representado por un familiar directo, suele ocurrir que sea uno de sus padres. De igual manera en el grupo de los casados o conviviente, la condición de propiedad de la vivienda la comparten con su pareja.

Al igual que en el caso anterior, la información de mayor riqueza se genera para efectos de este estudio a partir de la situación de la vivienda que actualmente ocupa (Cfr, Tabla Nº 39). Antes, un breve comentario por género, los hombres arriendan en mayor medida que las mujeres, que son mayoritariamente propietarias.

Tabla Nº 39. Situación de la vivienda que ocupa por Quintil – IP 2003. Quintil

1 2 3 4 5

Total Casos 108 168 200 239 168 883 % Situación 12,2% 19,0% 22,7% 27,1% 19,0% 100,0% % Quintil 71,1% 62,2% 60,2% 58,2% 53,5% 59,7%

Propia Pagada

% Total 7,3% 11,4% 13,5% 16,2% 11,4% 59,7% Casos 10 44 55 41 60 210 % Situación 4,8% 21,0% 26,2% 19,5% 28,6% 100,0% % Quintil 6,6% 16,3% 16,6% 10,0% 19,1% 14,2%

Propia Pagándose

% Total ,7% 3,0% 3,7% 2,8% 4,1% 14,2% Casos 6 15 27 46 46 140 % Situación 4,3% 10,7% 19,3% 32,9% 32,9% 100,0% % Quintil 3,9% 5,6% 8,1% 11,2% 14,6% 9,5%

Arrendada con contrato

% Total ,4% 1,0% 1,8% 3,1% 3,1% 9,5% Casos 4 12 9 24 12 61 % Situación 6,6% 19,7% 14,8% 39,3% 19,7% 100,0% % Quintil 2,6% 4,4% 2,7% 5,8% 3,8% 4,1%

Arrendada Sin contrato

% Total ,3% ,8% ,6% 1,6% ,8% 4,1%

Page 46: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Casos 6 9 14 19 11 59 % Situación 10,2% 15,3% 23,7% 32,2% 18,6% 100,0% % Quintil 3,9% 3,3% 4,2% 4,6% 3,5% 4,0%

Cedida por Servicios

% Total ,4% ,6% ,9% 1,3% ,7% 4,0% Casos 18 18 22 40 16 114 % Situación 15,8% 15,8% 19,3% 35,1% 14,0% 100,0% % Quintil 11,8% 6,7% 6,6% 9,7% 5,1% 7,7%

Cedida por familiar u otro

% Total 1,2% 1,2% 1,5% 2,7% 1,1% 7,7% Casos 0 4 4 2 1 11 % Situación ,0% 33,3% 44,4% 22,2% ,0% 100,0% % Quintil ,0% 1,1% 1,2% ,5% ,0% ,6%

Usufructo

% Total ,0% ,2% ,3% ,1% ,0% ,6% Casos 152 270 332 411 314 1479 % Situación 10,3% 18,3% 22,4% 27,8% 21,2% 100,0%

Total

% Quintil 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Los datos evidencian que:

(i) Los integrantes de Q1 proporcionalmente viven en mayor cantidad en una vivienda ya pagada (+10%), en su mayoría mediante préstamos hipotecario del SERVIU o de Bancos comerciales. Un número importante son viviendas sociales. Es llamativo que para este quintil, -al igual que lo registrado para los estudiantes de CFT- el segundo nivel de importancia cuantitativa proviene de la cesión de vivienda derivada de otros familiares.

(ii) Adicionalmente los primeros dos quintiles, si se suman las vivienda pagadas y las que están pagándose registran el mismo porcentaje sobre cada grupo en cuestión.

(iii) Para los participantes de Q2 la situación de propiedad es importante y como se indicara sumadas ambas son casi equivalentes a Q1. Destaca que arriendan en una porción superior a Q1. También se presentan representaciones importantes en las otras opciones, algo similar a lo acontecido respeto de los estudiantes de CFT.

(iv) Es tan válido lo señalado para los estudiantes de los CFT en esta relación como lo es ahora para los de los IP. Los estudiantes de Q3 tiene una estructura similar al quintil anterior. Los primeros tres quintiles si se suman los que han pagado o están pagando se forma un grupo muy similar. Difiere en la proporcionalidad de quienes tienen una vivienda cedida por servicios

(v) Aun cuando se destacan en los puntos anteriores factores comunes de comportamiento ya establecidos con los estudiantes de CFT. Los representativos de Q4 presentan diferencias: (i) un número elevado (más que Q2 y Q3) viven en viviendas de su propiedad; (ii) el grupo que arrienda, sea con régimen formal o no, es mayor, evidenciando con ello hábitos diferentes a los anteriores -asociados probablemente a mayor disponibilidad de ingresos y a opciones diferentes-, de hecho en este grupo se presenta la existencia de una segunda vivienda de su propiedad que también está pagándose.

(vi) Finalmente, un comportamiento similar se presenta en los participantes de Q5: (i) el grupo que ha pagado la vivienda no supera el 53%, lo que marca una diferencia importante con los estudiantes de los CFT del mismo quintil que marcaban 10 puntos menos. También superior el grupo que está ahora pagando su vivienda (+6). La diferencia fundamental reside en quienes alquilan una vivienda son sustancialmente menos que en los CFT (- 10%), incluso son mucho menos que los equivalentes de Q4,

Page 47: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

lo que también marca una diferencia con respecto al comportamiento de Q4 en el grupo CFT.

6.6. Debate de los antecedentes referidos a los Institutos Profesionales.

El fortalecimiento de la masa de estudiantes “de dedicación exclusiva o de jornada completa” parece ser una característica indivisible del sistema de educación superior chileno que se acentúa en los Institutos Profesionales. El incremento del peso relativo de este grupo, provoca algunos cambios comparados con los estudiantes de CFT. El grupo de más de 31 años disminuye considerablemente en los IP. También se reduce prácticamente a la mitad la participación de los estudiantes pobres, no indigentes, aumentando los no pobres al 93% del total. De igual manera, los estudiantes que trabajan ven diminuido su peso un 3%, ratificando con ello el moviendo de este grupo hacia la dedicación exclusiva al estudio.

Un segundo grupo de diferencias se establece en la composición por género del estudiantado. Los alumnos de los IP son esencialmente hombres y además solteros. Las mujeres conforman un grupo significativamente más pequeño, predominando su condición de separadas según estado civil, presentando además una situación de mayor vulnerabilidad, al configurar mayoritariamente los grupos de indigentes y pobres.

En materia de semejanzas con los estudiantes de los CFT están los aspectos de equipamiento del hogar y del estado de conservación de la vivienda que no muestran diferencias de magnitud por género, quintil o condición de pobreza. Llama la atención que independiente de las condiciones socioeconómicas y de género hay estudiantes de IP que no tiene acceso a algunos equipamientos relevantes asociados a su calidad de vida (Microondas, Calefón, y otros), situación que amerita una revisión más detallada del tema.

De igual forma, el acceso a computador es un tema clave. Si bien la propiedad del mismo sigue siendo un tema reservado para pocos, el acceso es masivo (90%) aunque debiera ser universal, atendiendo los objetivos de formación que se busca alcanzar en los IP. Cerca de un 20% del primer quintil y 17% del segundo no tienen acceso, transformándose en un fuerte sesgo socioeconómico.

El uso del computador sigue un patrón independiente de las consideraciones de género. Su predominio es para estudio y otro tanto para trabajo. Aspectos compartidos con los estudiantes de CFT. También el de Internet sigue el racional de su empleo para la obtención de información, sin distingos por género.

En materia de trabajo remunerado, el primer quintil conforma el grupo que menos trabajo tiene (1% del total). Los quintiles 2 y 3 tienen una representación sobre el total de 3,7 y 4,8%. Los estudiantes de los quintiles 4 y 5 pesan del orden del 7% cada uno. El análisis de esta relación por género también con valores significativos, ratifica que seis de cada 10 de quienes trabajan son hombres, y que ninguno de los 29 estudiantes identificados indigentes trabajó remuneradamente la semana anterior, como lo hiciera el 13% de los que son identificados como pobres y el 25% de los no pobres. Del total de 354 estudiantes que declararon trabajar, el 92% pertenece al grupo de los no pobres.

Aquellos que han buscado trabajado remunerado en los últimos meses son aproximadamente un 3% del total de estudiantes. Por género el fenómeno no tiene tendencias definidas; mientras que por situación de pobreza es consistente con la estructura de quintiles. Hay entonces un fondo asociado al capital social y cultural de su núcleo familiar. Otro tanto tiene que ver con las condiciones objetivas que enfrenta: la gran mayoría son “estudiante exclusivo”, pareciera “natural” que su trabajo es estudiar.

Entre las razones por las que no buscan trabajo destaca en las mujeres su dedicación a las labores del hogar como también al cuidado de los hijos –lo que explica 14 casos (en los hombres con valor

Page 48: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

cero), la razón dominante en todo evento es asumir su condición de estudiante exclusivo. Los quehaceres del hogar y el cuidado de los hijos es transversal a los quintiles, también lo es la condición de estudiante. De igual forma, el análisis por situación de pobreza no da más luces a lo expuesto.

Un 75% cumple funciones de empleado u obrero en el sector privado, lo mismo (15%) en el sector público. Los empleos del sector privado son mayoría masculina (78%), los públicos con dominio femenino. Analizados por condición de pobreza, los indigentes no tiene trabajo, los pobres no registran una definición precisa de empleo, y los no pobres siguen la tendencia descrita al comienzo.

Su estado laboral les diferencia del grupo de CFT. El 74% tiene empleo permanente. Situación que no tiene una orientación por quintil; por género logra un 11% más en los hombres. La adscripción a sistemas previsionales alcanza al 65% de los que trabajan, con una fuerte tendencia a los hombres no pobres.

Las variables de salud, al igual que en el caso de los participantes de los CFT, siguen un orden de comportamiento próximo a la estructura de los quintiles a los que pertenecen los estudiantes. Es el caso del acceso a un sistema de salud. Si bien un valor cercano al 63% de los participantes tiene cobertura pública, un 22% tiene seguros privados de salud (ISAPRE) con una marcada tendencia hacia los quintiles superiores, destacando el 15% (igual proporción que en los CFT) que señala no tener cobertura en esta materia. Según género, la tendencia más fuerte se relaciona con las mujeres que tienen cobertura del sector público, mientras que de forma menos marcada los hombres la tienen en el sector privado. En el análisis detallado de las diversas prestaciones de salud, los resultados se inscriben en la tónica dominante de las diferencias por quintiles.

Como se expusiera en le punto referido a los estudiantes de CFT, la vivienda es uno de los aspectos más complejos de informar cuando se trata de estudiantes exclusivos, como en este caso donde aumentan el grupo de dedicación exclusiva y también a la par disminuyen los pobres. Lo que ratifica el hecho de su dependencia económica es que son propietarios de sus viviendas, la mayor parte de las veces es el jefe de hogar, representado por un familiar directo, suele ocurrir que sea uno de sus padres. De igual manera en el grupo de los casados o conviviente, la condición de propiedad de la vivienda la comparten con su pareja.

Al igual que en el caso anterior, los primeros dos quintiles, si se suman las vivienda pagadas y las que están pagándose registran el mismo porcentaje mayoritario. Los estudiantes de CFT e IP comparte el comportamiento de los primeros tres quintiles Sin embargo, es a partir de Q4 hay diferencias, son más los que viven en sus viviendas; en Q5 el grupo que ha pagado la vivienda no supera en +6 a los de CFT en igual condición. La diferencia fundamental reside en que quienes alquilan una vivienda son menos que en los CFT (- 10%), incluso son mucho menos que los equivalentes de Q4, lo que también marca una diferencia con respecto al comportamiento de Q4 en el grupo CFT. 7. Caracterización de los Estudiantes de las Universidades (UES).

La sección considera a los estudiantes participantes en las universidades agrupados según pertenencia al segmento de las instituciones públicas, también llamadas del Consejo de Rectores (Univ. Cruch), o bien no integran el Consejo de Rectores (Univ. Privadas). El primer grupo está compuesto por una muestra de 2.857 personas equivalentes al 65,4% del total. Los participantes de las Univ. Privadas registran 1.514 casos, representando el 34,6% de los estudiantes totales. Como ya fue señalado, el sistema universitario concentra el 85% de la matrícula total de estudiantes de educación superior.

Page 49: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Al igual que los dos segmentos analizados precedentemente, la secuencia de la exposición y análisis de la información es la siguiente: (i) Caracterización Básica, (ii) Caracterización de las Condiciones Asociadas a la Calidad de Vida de los Estudiantes; (iii) Caracterización de las Condiciones de Trabajo (empleo) de los Participantes; (iv) Caracterización de la Población Según las Variables de Atención en Salud; (v) Caracterización de la Población Según las Variables asociadas a la Vivienda y, finalmente, (vi) Debate de los antecedentes referidos a los estudiantes de las Universidades.

7.1. Caracterización Básica.

Ampliando la información expuesta en la cuarta sección de este trabajo, hay relación significativa entre la pertenencia a los tres primeros quintiles y la participación en las universidades públicas (Cruch). El 49% de los estudiantes corresponde a los tres primeros quintiles en esas UES (Cruch), mientras que el estudiantado equivalente en las universidades privadas representa el 30%. De esta forma los estudiantes de los primeros quintiles están agrupados – de manera significativa- en las universidades públicas. Esta situación se equilibra en Q4, mientras que el grupo de estudiantes de Q5, claramente está dominado por el grupo de las UES privadas que proporcionalmente supera al otro por 20 puntos. Se trata de una situación estadísticamente relevante (Chi2 210,801***)

Tabla Nº 40. Quintil según Dependencia de la Universidad - 2003 Dependencia U

Quintil

Univ. Cruch Univ. Priv.

Total Casos 302 91 393 % Quintil 76,8% 23,2% 100,0% % Dependencia U 10,6% 6,0% 9,0%

1

% Total 6,9% 2,1% 9,0% Casos 478 136 614 % Quintil 77,9% 22,1% 100,0% % Dependencia U 16,7% 9,0% 14,1%

2

% Total 10,9% 3,1% 14,1% Casos 617 228 845 % Quintil 73,0% 27,0% 100,0% % Dependencia U 21,6% 15,1% 19,3%

3

% Total 14,1% 5,2% 19,3% Casos 728 366 1094 % Quintil 66,5% 33,5% 100,0% % Dependencia U 25,5% 24,2% 25,0%

4

% Total 16,7% 8,4% 25,0% Casos 731 692 1423 % Quintil 51,4% 48,6% 100,0% % Dependencia U 25,6% 45,7% 32,6%

5

% Total 16,7% 15,8% 32,6% Casos 2856 1513 4369 % Quintil 65,4% 34,6% 100,0%

Total

% Dependencia U 100,0% 100,0% 100,0%

En correspondencia con lo expuesto, el análisis según condición de pobreza también muestra una relación consistente (como debía ser), con algunas diferencias menores, respecto de los dos segmentos institucionales anteriores. Primero, los indigentes se reducen del 2 al 1,3% del total de estudiantes, integrándose en una relación de 3,1 estudiantes en las universidades Cruch, a 1 en las privadas. Segundo, el grupo de alumnos pobres se incrementa respecto de los IP llegando al 5,6% del total. Ambos conjuntos sumados mantienen su peso total, aunque cambia su composición. Aumentan los pobres pero, en definitiva se mantiene el mismo registro proporcional de alumnos no

Page 50: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

pobres (93%) que constituyen la masa ampliamente dominante de estudiantes universitarios, la misma que se presenta en los IP, y semejante a la de años anteriores del nivel universitario. Los alumnos pobres también se inclinan por las UES Cruch en una relación 2 a 1 respecto de las UES privadas.

Tabla Nº 41. Género de los estudiantes por tipo de Universidad. Dependencia

Univ. Cruch Univ. Priv. Total

Casos 1436 685 2121 % Sexo 67,7% 32,3% 100,0% % Dependencia 50,3% 45,2% 48,5%

Hombre

% Total 32,9% 15,7% 48,5% Casos 1421 829 2250 % Sexo 63,2% 36,8% 100,0% % Dependencia 49,7% 54,8% 51,5%

Mujer

% Total 32,5% 19,0% 51,5% Casos 2857 1514 4371 % Sexo 65,4% 34,6% 100,0%

Total

% Dependencia 100,0% 100,0% 100,0%

De igual manera la participación por género posee una tendencia definida. Hay más hombres –comparativamente- en las universidad públicas, mientras que en las privadas la relación es inversa, las mujeres dominan (Chi2 9,977**).

La revisión por Estado Civil se mantiene en lo preestablecido. La mayor parte de los estudiantes son solteros (91%). El grupo de casados/convivientes es reducido (9%), asociado a los quintiles y edades superiores, sin destacar diferencias de significación. Los separados son una fracción menor a 0,5%. En el plano de tendencias, hay más mujeres casadas y separadas que hombres.

En materia de edad, en el análisis general los resultados tienden a asemejarse a los de los IP. Sin embargo, hay ciertas diferencias menores. Equitativamente hay más jóvenes en las UES privadas, pero no resulta relevante esta cifra para análisis posteriores.

Alternativamente reviste significación la localización geográfica de los estudiantes. Sólo en la Región Metropolitana los estudiantes de las universidades privadas son mayoría en términos absolutos (54%) y también relativos ante los de las públicas (46%). Proporcionalmente respeto de su segmento respetivo, los estudiantes de las UES Públicas de la RM son el 23,5% del total, mientras que los de las UES privadas duplican y más esa representación (52,2%). En razón de ello, la mitad de los alumnos de las UES privadas se localiza en la RM, mientras que en la públicas 1 de cada 4 alumnos esta en esa situación (Chi2 –corregido- 210, 80***).

Tabla Nº 42. Estudiantes pertenecientes a Etnias según dependencia. Dependencia U

Etnias

Univ. Cruch Univ. Priv. Total

Casos 2710 1471 4181 % Etnias 64,8% 35,2% 100,0% % Dependencia 94,9% 97,2% 95,7%

no

% Total 62,0% 33,7% 95,7% Casos 147 43 190 % Etnias 77,4% 22,6% 100,0% % Dependencia 5,1% 2,8% 4,3%

SI

% Total 3,4% 1,0% 4,3% Casos 2857 1514 4371 % Etnias 65,4% 34,6% 100,0%

Total

% Dependencia 100,0% 100,0% 100,0%

Page 51: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Desde otra perspectiva, un 4,3% de los estudiantes se clasifica como perteneciente a alguna de las etnias y/o pueblos indígenas. Este grupo se integra de manera dominante a las UES públicas (Chi2 12, 64***). Ello puede deberse a su condición socioeconómica – por lo general- considerados candidatos elegibles de becas o apoyo financiero. Sin embargo, no todos cumplen con esa condición. De hecho de los 147 estudiantes indígenas participantes en la muestra de UES públicas, algo más de un tercio (51 casos) son objeto de becas referidas a colegiatura. En las privadas la relación se deteriora: de los 43 estudiantes 9 reciben becas de este tipo (algo más del 20%). Al considerar a estos estudiantes según condición de indigencia o pobreza, de los 51 casos de las UES públicas 16 son estudiantes indígenas con beca y 5 en las UES privadas, el resto son no pobres.

Los estudiantes que obtienen beca de sustento tienen sesgo (positivo) hacia los primeros quintiles (Cfr. Tabla Nº 43), marcado con más fuerza en las UES públicas, como lo resume el Chi2 de 152.22*** (valor superior al correspondiente a las UES privadas Chi2 –aj- de 24,1***). De todas formas el grupo no es numeroso, y como se indicara previamente corresponden al 13,3% del total de estudiantes en las UES Cruch y al 2,1 en las privadas.

Tabla Nº 43. Becas sustento según Quintil y Dependencia Universidad Quintil

1 2 3 4 5

Total Casos 68 110 103 68 21 370 % Becas 18,4% 29,7% 27,8% 18,4% 5,7% 100,0%

Si

% Quintil 23,8% 23,8% 17,1% 9,6% 3,0% 13,3% Casos 218 353 501 643 687 2402 % Becas 9,1% 14,7% 20,9% 26,8% 28,6% 100,0%

Univ. Cruch

No

% Quintil 76,2% 76,2% 82,9% 90,4% 97,0% 86,7% Casos 286 463 604 711 708 2772

Total % Becas 10,3% 16,7% 21,8% 25,6% 25,5% 100,0% Casos 7 2 9 7 6 31 % Becas 22,6% 6,5% 29,0% 22,6% 19,4% 100,0%

Si

% Quintil 8,0% 1,5% 4,1% 1,9% ,9% 2,1% Casos 81 129 210 352 673 1445 % Becas 5,6% 8,9% 14,5% 24,4% 46,6% 100,0%

Univ. Priv.

No

% Quintil 92,0% 98,5% 95,9% 98,1% 99,1% 97,9% Casos 88 131 219 359 679 1476

Total % Becas 6,0% 8,9% 14,8% 24,3% 46,0% 100,0%

La situación de las becas de colegiatura es algo diferente. En ambos casos son más numerosas. En las UES públicas corresponden al 21,4%, donde algo más de la mitad son las becas Presidente de la República (PR), más otras becas estatales que dan cuenta del 75% del total de este tipo de becas. Las becas PR están asignadas de forma importante con una afirmación positiva en los estudiantes de los primeros tres quintiles. Las otras becas estatales siguen igualmente esa tendencia. Las becas no estatales están asignadas con mayor preeminencia en los quintiles 3 y 431.

En el caso de las UES privadas las becas PR siguen los lineamientos descritos, aunque con una cobertura total del 1,9% del estudiantado, siendo un total de 7,8% distribuido equivalentemente entre becas estatales y privadas. En el caso de las otras becas estatales (1,9%) hay una tendencia en igual sentido, aunque extraña que sea Q2 en principal beneficiario, duplicando el valor relativo registrado por Q1. En el caso de las becas no estatales hay una mayor concentración que en las UES públicas en los últimos dos quintiles (+2%) pero de todas formas en este tipo de becas las diferencias entre los primeros tres quintiles con los dos superiores se reducen significativamente.

31 Suele ocurrir que cuando las becas se asignan por calificaciones de los estudiantes en su rendimiento académico, sin controlar estos resultados por nivel socioeconómico, con lo cual terminen beneficiando a los quintiles superiores.

Page 52: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

El análisis del tipo de carrera de los estudiantes presenta también algunas orientaciones. Primero, si bien en ambos tipos de universidades los resultados comparados son semejantes, proporcionalmente son más quienes se integran a carreras de nivel técnico superior en las UES Privadas (8,7%) que en las públicas (8,3%). También en ambos casos prevalecen los estudiantes de los primeros cuatro quintiles con valores que al menos duplican – en el caso de las UES Cruch- y triplican - en las UES privadas- la participación relativa de Q5. De esta manera la concentración de estos estudiantes en los primeros quintiles es muy fuerte. Analizados por género los resultados difieren. En las UES Cruch el 60% de los alumnos de Carreras Técnicas es hombre, mientras que en la formación de licenciatura o título profesional no se presentan diferencias mayores. Es las UES Privadas la situación es inversa, el 57% de quienes estudian a nivel de técnico son mujeres, siendo también dominantes las mujeres a nivel de licenciatura o equivalente (55%).

Analizando el componente costo mensual de la carrera (pago mensualidad al centro universitario), la situación presenta algunas complejidades. Primero, la mayor parte de los alumnos se encuentra estudiando carreras de $ 120.000 mensuales y más (55% en las UES Cruch y 65% en las Privadas), de forma que el costo de la carrera siendo un dato importante no es el único que se asume para esta decisión. Por otra parte, hay un racional, más fuerte en los estudiantes de las UES públicas, ya que de Q1 a Q3 el 26% aproximado cursa carreras de menos $ 100 mil mensuales, cifra que desciende a 21% en Q4 y 17% en Q5. Ello acontece en forma parecida en las UES privadas32. Sin embargo, en estas últimas hay una fuerte concentración de los estudiantes en las carreras más costosas, ello acontece en todos los quintiles y con una diferencia muy superior (cuando ello ocurre) respecto de lo que se registra en las UES Cruch (Véase tabla siguiente).

Tabla Nº 44. Costo carrera mensual por Quintil y Dependencia Universitaria. Quintil Univ. Cruch

1 2 3 4 5 Total

Casos 34 48 62 34 16 194 hasta 80.000 % Quintil 16,1% 14,8% 17,4% 10,0% 8,6% 13,7% Casos 23 47 37 38 15 160 De 81 a 99 mil % Quintil 10,9% 14,5% 10,4% 11,2% 8,1% 11,3% Casos 43 64 66 66 26 265 De 100 a

119 mil % Quintil 20,4% 19,8% 18,5% 19,5% 14,0% 18,7% Casos 61 93 92 104 52 402 De 120 a

149 mil % Quintil 28,9% 28,7% 25,8% 30,7% 28,0% 28,4% Casos 50 72 100 97 77 396

150 mil y más % Quintil 23,7% 22,2% 28,0% 28,6% 41,4% 27,9%

Casos 211 324 357 339 186 1417 Total % costo 14,9% 22,9% 25,2% 23,9% 13,1% 100,0%

UES Privadas Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 Total Casos 4 5 7 13 10 39 hasta 80.000 % Quintil 22,2% 20,0% 18,4% 26,0% 13,0% 18,8% Casos 3 2 3 3 2 13 De 81 a 99 mil % Quintil 16,7% 8,0% 7,9% 6,0% 2,6% 6,3% Casos 1 3 4 6 6 20 De 100 a 119 mil % Quintil 5,6% 12,0% 10,5% 12,0% 7,8% 9,6% Casos 1 8 10 5 14 38 De 120 a 149 mil % Quintil 5,6% 32,0% 26,3% 10,0% 18,2% 18,3%

150 mil y más Casos 9 7 14 23 45 98

32 Podría ocurrir que los estudiantes de los primeros quintiles, como grupo, tengan resultados en la enseñanza secundaria más bajos y se inserten en carreras de menor precio, que son menos demandantes de puntajes de selección más elevados. Si bien sabemos que este proceso se encuentra predeterminado en grado importante por la educación de los padres, la que también tiene sesgos significativos hacia los estudiantes de los primeros quintiles (Donoso, 2003).

Page 53: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

% costo 9,2% 7,1% 14,3% 23,5% 45,9% 100,0% % Quintil 50,0% 28,0% 36,8% 46,0% 58,4% 47,1% % Total 4,3% 3,4% 6,7% 11,1% 21,6% 47,1% Casos 18 25 38 50 77 208 Total % costo 8,7% 12,0% 18,3% 24,0% 37,0% 100,0%

Si bien en las UES privadas el total de casos de los primeros quintiles no es muy elevado, afectando con ello el análisis, es llamativo que los quintiles extremos tengan al menos el 50% de sus estudiantes pagando los valores más elevados, mientras que en las UES Cruch esta relación es menos de la mitad en Q1 y de 17 puntos menos en Q5. Se trata de una relación que tiene significación estadística en el caso de las UES públicas pero no así en las privadas.

Analizados estos aspectos por el componente género la situación presenta la misma significación estadística que en el caso anterior, en las UES públicas los valores mas bajos predominan en las mujeres, siendo los dos más altos mayoría masculina. Esto se asocia al tipo de carrera cursada, en el entendido que las carreras técnicas poseen precios más bajos que las profesionales, ya que en las UES privadas se reproduce, pero en sentido inverso esta relación. Los primeros tres tramos son mayoría las mujeres y en los últimos los hombres. Sin embargo por haberse reducido el tamaño de los grupos, en especial en los participantes de las UES privadas, estas cifras hay que ponderarlas.

Pasando a otra materia, el racional asociado a crédito para pagar los estudios sigue un orden diferente. Los alumnos de los quintiles inferiores asumen mayor compromiso financiero por coberturas superiores. En la Tabla siguiente (Cfr. Tabla Nº 45), se aprecia que en los estudiantes de UES Cruch, el 28% de Q1 solicita crédito por hasta el 60% del precio, el 32% de Q2, el 41% de Q3, el 49% de Q4 y el 55% de Q5. Para el caso de las UES Privadas la situación es más marcada (siempre cautelando que el número de casos permite una aproximación muy general), en el primer tramo (hasta el 60%) va del 24% al 35% en Q5.

Alternativamente para los tramos superiores de crédito los valores se invierten. En las UES públicas registran un 90% de crédito y más, la concentración es mayor, en Q1 el 42% y en Q5 23%. En las UES privadas van de 65% en Q1 a 48% en Q5.

Tabla Nº 45. Porcentaje cubre crédito según Quintil y Dependencia Quintil Univ. Cruch

1 2 3 4 5

Total Casos 17 28 53 63 38 199 hasta el 30% % Quintil 8,5% 8,9% 15,4% 19,4% 21,8% 14,7% Casos 40 74 90 98 58 360 del 31 al 60% % Quintil 20,0% 23,6% 26,1% 30,2% 33,3% 26,5% Casos 58 101 98 87 38 382 del 61 al 89% % Quintil 29,0% 32,2% 28,4% 26,9% 21,8% 28,2% Casos 33 47 48 34 11 173 del 90 al 99% % Quintil 16,5% 15,0% 13,9% 10,5% 6,3% 12,7% Casos 52 64 56 42 29 243

100% % Quintil 26,0% 20,4% 16,2% 13,0% 16,7% 17,9% Casos 200 314 345 324 174 1357 Total % cubre 14,7% 23,1% 25,4% 23,9% 12,8% 100,0% Casos 1 7 9 7 12 36 Univ. Privadas

hasta el 30% % Quintil 5,9% 29,2% 27,3% 14,6% 17,4% 18,8% Casos 3 4 7 11 12 37 del 31 al 60% % Quintil 17,6% 16,7% 21,2% 22,9% 17,4% 19,4% Casos 2 4 7 6 12 31 del 61 al 89% % Quintil 11,8% 16,7% 21,2% 12,5% 17,4% 16,2%

del 90 al 99% Casos 1 0 1 2 0 4

Page 54: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

% Quintil 5,9% ,0% 3,0% 4,2% ,0% 2,1% Casos 10 9 9 22 33 83 100% % Quintil 58,8% 37,5% 27,3% 45,8% 47,8% 43,5% Casos 17 24 33 48 69 191 Total % cubre 8,9% 12,6% 17,3% 25,1% 36,1% 100,0%

En síntesis, la población difiere en algunos rasgos sustantivos en el acceso a los diversos tipos de institución. Entendiendo que el 93% de la población clasifica “como no pobres”, son las UES públicas las que reúne una mayor cantidad de estudiantes con más demandas de tipo socioeconómicas, lo que se traduce en becas de sustento y de escolaridad. Este tema es significativo pero no significa que su asignación sea totalmente ajustada a los quintiles más necesitados, si bien existe esa tendencia en forma bastante marcada.

La distribución por edad no sigue un patrón a típico, pero sin embargo la comparación por tipo de universidad si lo posee. Las UES privadas concentra la mitad de sus estudiantes en la región Metropolitana, mientras que en las UES públicas ello representa menos del 25%. También a nivel de tendencias marcadas hay mas hombres en las UES públicas que privadas y estos estudian carreras técnicas en mayor proporción que las mujeres cuando se trata de las UES públicas, como alternativamente, en las UES privadas son las mujeres que estudian estas carreras, comprendiendo que no superan en ningún caso el 10% de la matrícula.

El acceso a becas no sigue patrones de género, pero el de créditos si, y se asocia –como correspondería-, con el tipo de carreras cursadas.

7.2. Caracterización de las Condiciones Asociadas a la Calidad de Vida de los Estudiantes.

La caracterización de las condiciones de vida de los estudiantes sigue el patrón convencional ya establecido para los niveles institucionales anteriores, en lo que respecta a condiciones de habitabilidad de la vivienda, como también acerca de la disponibilidad de bienes. Es interesante que las semejanzas con el grupo IP sean elevadas, ello da cuenta de patrones de consumo de raigambre cultural que llevan a las familias a invertir en algunas cosas y dejar de invertir en otras. Ciertamente la educación es una inversión asumida por este grupo, cuyo costo –al parecer- en medida importante se traspasa a calidad de vida, al menos en algunos aspectos centrales.

Al igual que en las otras secciones, el análisis se establece respecto del acceso a computador e Internet. Sin mediar diferencias mayores, la propiedad de un equipo computacional es mucho más reducida que el acceso a esta herramienta. Respecto de esto último, disponer de Internet es una situación que tiene características masivas y con valores totales muy similares para ambos grupos de estudiantes de las UES (94%), estándar algo superior que en los dos segmentos anteriores (Cfr. Tabla Nº 46).

Tabla Nº 46. Acceso de los estudiantes a computador por Quintil y Dependencia Quintil Acceso a un computador

1 2 3 4 5 Total

Casos 272 441 566 699 717 2695 % Acceso 10,1% 16,4% 21,0% 25,9% 26,6% 100,0%

% Quintil 90,1% 92,3% 91,7% 96,0% 98,1% 94,4% Casos 30 36 51 29 14 160 % Acceso 18,8% 22,5% 31,9% 18,1% 8,8% 100,0%

Univ. Cruch

No

% Quintil 9,9% 7,5% 8,3% 4,0% 1,9% 5,6% Casos 302 478 617 728 731 2856 Total % Total 10,6% 16,7% 21,6% 25,5% 25,6% 100,0%

Univ. Priv. Sí Casos 75 115 206 348 673 1417

Page 55: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

% Acceso 5,3% 8,1% 14,5% 24,6% 47,5% 100,0% % Quintil 82,4% 84,6% 90,4% 95,1% 97,3% 93,7% Casos 16 21 22 18 19 96 % Acceso 16,7% 21,9% 22,9% 18,8% 19,8% 100,0%

No

% Quintil 17,6% 15,4% 9,6% 4,9% 2,7% 6,3% Casos 91 136 228 366 692 1513 Total % Total 6,0% 9,0% 15,1% 24,2% 45,7% 100,0%

Es decir, la disponibilidad de Internet en este nivel es más universal. Sin embargo, las principales diferencias se establecen en los primeros dos quintiles Claramente los estudiantes de las UES privadas de Q1 y Q2 tienen menos acceso (17 y 15% no lo disponen) que los de las UES Cruch, cuya población limitada a este factor es de 10 y 7,5% respectivamente para los mismos quintiles. Estos valores son significativos estadísticamente para ambos grupos, es decir dan cuentan que la pertenencia a un quintil menor reduce estas opciones, como en sentido inverso, a mejor quintil mayor opción de acceso a computador. Es interesante que en este nivel tenga una estructura de significación, mostrando con ello la importancia de que los centros universitarios implementaran una política de dotación de acceso a computadores con afirmación positiva.

En materia de uso de los computadores las criterios son similares: Más de 75% lo emplea fundamentalmente para el estudio, adicionando un 4% a esa cifra en el caso de las UES Cruch, correspondiendo el segundo uso, a una distancia muy grande (16 a 18%) para trabajo y completando en valores en torno al 7% para entretención. Se trata de una situación transversal a las instituciones, con cierta tendencia por género, pero sin relevancia y con un comportamiento algo similar por edad, entendiendo que los valores de trabajo se elevan en alguna medida con al edad, dado que los mayores proporcionalmente trabajan más. Sin embargo, ninguna de estas dimensiones escapa de la tendencia dominante.

A diferencia de lo señalado, el acceso a Internet aporta algunos datos de consideración (Cfr. Tabla Nº 47). En los dos grupos en términos totales la situación proporcionalmente es muy similar. Sin embargo, en el análisis desagregado por quintil hay discrepancias importantes. En las UES Cruch, los primeros dos quintiles tienen tasas de acceso superiores en casi 8 puntos porcentuales, en comparación con los mismos quintiles de las UES privadas. Ello se traduce en que la cobertura de Internet entre los alumnos de las UES públicas tiene una brecha menor, cuya diferencia es de 8 puntos entre Q1 y Q5 (90 a 98%). Esta misma relación, en el caso de las UES privadas casi se duplica llegando a una brecha de 15 puntos (82% de Q1 y 97% de Q5). Adicionalmente, también se trata de relaciones que tiene significación, esto es, existe un acceso diferencial de importancia según el quintil de pertenencia de los estudiantes.

Tabla Nº 47. Conexión a Internet según Quintil y Dependencia Quintil

1 2 3 4 5 Total

Casos 30 51 91 101 153 426% Quintil 11,0% 11,6% 16,1% 14,4% 21,3% 15,8%

Para trabajo

% Total 1,1% 1,9% 3,4% 3,7% 5,7% 15,8%Casos 232 370 446 551 530 2129% Quintil 85,3% 83,9% 78,8% 78,8% 73,9% 79,0%

Para estudio

% Total 8,6% 13,7% 16,5% 20,4% 19,7% 79,0%Casos 10 20 29 47 34 140% Quintil 3,7% 4,5% 5,1% 6,7% 4,7% 5,2%

Univ. Cruch

Para entretención

% Total ,4% ,7% 1,1% 1,7% 1,3% 5,2%Casos 272 441 566 699 717 2695Total % Uso Comp. 10,1% 16,4% 21,0% 25,9% 26,6% 100,0%Casos 11 22 27 63 138 261Univ.

Priv. Para trabajo

% Quintil 14,7% 19,1% 13,1% 18,1% 20,5% 18,4%

Page 56: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

% Total ,8% 1,6% 1,9% 4,4% 9,7% 18,4%Casos 63 85 166 256 490 1060% Quintil 84,0% 73,9% 80,6% 73,6% 72,8% 74,8%

Para estudio

% Total 4,4% 6,0% 11,7% 18,1% 34,6% 74,8%Casos 1 8 13 29 45 96% Quintil 1,3% 7,0% 6,3% 8,3% 6,7% 6,8%

Para entretención

% Total ,1% ,6% ,9% 2,0% 3,2% 6,8%Casos 75 115 206 348 673 1417Total % Uso Comp. 5,3% 8,1% 14,5% 24,6% 47,5% 100,0%

Finalmente en lo que respecta al uso de Internet, las diferencias son menores. Abrumadoramente se emplea para obtener información, llamando la atención en el caso de quienes pertenecen a Q1 que se planteen 10 porcentuales de diferencia, favorables a los estudiantes de las UES públicas en esta alternativa, existiendo la compensación de esta cifra en la alternativa para comunicación. Pese a ello la tendencia por género y edad se mantienen asociada a lo ya señalado para los segmentos institucionales anteriores, sin mayores deferencias.

En materia de calidad de vida, los principales aspectos se vinculan con la habitabilidad y disponibilidad de equipamiento del hogar, algo por si importante pero que en este segmento de la población no marca diferencias de fondo. Sigue siendo de especial relevancia el tema de acceso a computadores e Internet. Ambos aspectos muestran una tendencia negativa hacia los primeros quintiles de la población, en el caso de las UES privadas de manera más marcada, demandando sistemas de apoyo que discriminen positivamente a esta población para apoyar su acceso a la herramienta computacional y con mayor fuerza a Internet.

7.3. Caracterización de las Condiciones de Trabajo (empleo) de los Participantes.

Como ha sido la tónica dominante a lo largo del estudio, al revisar los antecedentes de los estudiantes universitarios se aprecia que se incrementa el peso de los “estudiantes exclusivos”, llegando a corresponder al 80% del total, con ciertas diferencias según el tipo de institución y quintil de pertenencia. Son los estudiantes de las universidades públicas los que más cumplen con la dedicación exclusiva al estudio, trabajando sólo un 18% de ellos, mientras que en las UES privadas la cifra corresponde al 23% de los estudiantes (Cfr. Tabla Nº 48).

Una explicación inicial de este fenómeno podría relacionarse con la cobertura de las becas de apoyo y de matrícula, que es superior en las UES públicas. Otro tanto podría corresponder a los precios de las carreras según los quintiles de pertenencia de los estudiantes, ya que en cuanto el tema crédito se observó que requerían mayor soporte en las UES privadas. Sin embargo, las diferencias son en todos los quintiles, siendo en Q1 la menor. En los restantes varían entre 5 y 7 puntos, valores no representan una diferencia estadísticamente significativa.

Tabla Nº 48. Estudiantes que trabajaron la semana anterior por Quintil y Dependencia. Quintil

1 2 3 4 5 Total

Casos 15 59 135 154 151 514 % Quintil 5,0% 12,3% 21,9% 21,2% 20,7% 18,0%

% Total ,5% 2,1% 4,7% 5,4% 5,3% 18,0% Casos 287 419 482 574 580 2342 % Quintil 95,0% 87,7% 78,1% 78,8% 79,3% 82,0%

Univ. Cruch

No

% Total 10,0% 14,7% 16,9% 20,1% 20,3% 82,0% Casos 302 478 617 728 731 2856

Total % trabajó 10,6% 16,7% 21,6% 25,5% 25,6% 100,0%

Page 57: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Casos 11 27 61 105 146 350 % Quintil 12,1% 19,9% 26,8% 28,7% 21,1% 23,1%

% Total ,7% 1,8% 4,0% 6,9% 9,6% 23,1% Casos 80 109 167 261 546 1163 % Quintil 87,9% 80,1% 73,2% 71,3% 78,9% 76,9%

Univ. Priv.

No

% Total 5,3% 7,2% 11,0% 17,3% 36,1% 76,9% Casos 91 136 228 366 692 1513

Total % trabajó 6,0% 9,0% 15,1% 24,2% 45,7% 100,0%

Los estudiantes que trabajan conforman un subgrupo sobre el cual sería revelador disponer de mayor información. La tendencia en este plano es que su incorporación al sistema de educación superior se masifique, no solamente producto de la saturación de la cobertura de las promociones del año, sino también de la implementación de estrategias orientadas a estos sectores, aquellos con sobre edad, dado que la cobertura en educación superior en los tiempos que le correspondía no era alta. Finalmente, el grupo de estudiantes que pertenece a Q4 son, proporcionalmente los que más trabajan. Ello podría explicarse porque comparativamente reciben menos beneficios (crédito y becas) que los primeros tres quintiles (en promedio un 64% de los alumnos tienen 60% o más de crédito universitario), mientras que reciben casi la misma cobertura que Q5 (poco más del 50% de los alumnos de Q4 y Q5 reciben sobre el 60% de crédito), correspondiendo obviamente a segmento de menores ingresos.

De igual forma el análisis de esta relación por género arroja resultados diversos. En las UES Cruch no se plantean diferencias al respecto, sin embargo en las UES privadas el número de hombres que trabaja es significativamente más que las mujeres (Fisher**). Ello es doblemente relevante cuando muestra a las mujeres con mayores demandas de crédito en ese mismo segmento, mientras por otro lado son los hombres los que en su mayoría siguen carreras profesionales, siendo quizás esa situación la que se asocie con la notoria dedicación al trabajo remunerado que presenta los hombres de las UES privadas.

En cuanto a la búsqueda de trabajo remunerado en el último tiempo, al igual que para los segmentos institucionales anteriores, los alumnos que responden esta opción son muy pocos y de ellos no más del 3,5% señalan haber buscado trabajo en los últimos dos meses. ¿A cuál quintil pertenecen? En todas las UES sin distingo corresponden a Q2 y Q3, tendencia que no es significativa, aunque la coincidencia debe tener un respaldo que requiera mayores respuestas. En el análisis por genero las mujeres destacan sobre los hombres, sin una mayor convicción en las diferencias numéricas, pese a que en el caso de los estudiantes de UES públicas esta tendencia es estadísticamente significativa, sin embargo lo reducido del numero de casos (82 casos para ese grupo en total) llama a la prudencia.

La razón para no buscar trabajo es en el 99% de las respuestas su función de estudiante, plena y absolutamente incorporada como una tarea de dedicación exclusiva. El resto corresponde a quienes estaban en la casa y debían cuidar a sus hijos o algún familiar.

El tema de la permanencia (estabilidad) del empleo es semejante a lo revisado previamente para los otros estudiantes. Un 67% de los alumnos de las UES públicas que trabaja dice que es un cargo permanente, cifra que sube en casi 10 puntos (75%) en el caso de los estudiantes de UES privadas. Las mayores diferencias entre ambos tipos de instituciones para esta categoría de trabajo se presentan en Q3 y Q4. Para las UES públicas un 64 y 66% de los estudiantes de esos quintiles que trabajan tiene cargo permanente, valor que sube a 85 y 73% respectivamente en las UES

El análisis de los antecedentes complementarios en estas materias ratifica que son pocos los estudiantes que tiene seguro de desempleo (15%), elevándose esa cifra al 18% en los de las UES privadas. En materia de cotización previsional, el 73% del total de participantes no lo esta. De los

Page 58: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

que trabajan la gran mayoría lo hace en las AFP, siendo mayor el grupo relativo de las UES privadas en este tipo de instituciones, como también por género, en las mujeres.

7.4. Caracterización de la Población Según las Variables de Atención en Salud

La población de estudiantes registra diferencias importantes en materia de pertenencia a las diversas instituciones del sistema de salud según el tipo de UES en las que estudian. De forma que quienes estudian en las UES Cruch se atienden preferentemente por el sistema público de salud (57%), fenómeno que se reduce al 46% cuando se trata de quienes estudian en las UES privadas. Alternativamente, quienes de las UES públicas se atienden en ISAPRES configuran el 28%, mientras que suben al 42% en las UES privadas (Cfr. Tabla Nº 49). En el primer caso, en las UES públicas ello está explicado por el aporte de los primeros tres quintiles. Complementariamente, la participación en ISAPRES es un atributo básicamente de Q5. En el caso de las UES privadas son nuevamente los primeros tres quintiles los que aportan la mayoría de los casos del sistema público, en su defecto y con más fuerza que en segmento anterior, los participantes de Q5 explican 2/3 de los casos.

Los que no tienen cobertura conforman un grupo bastante similar, entre el 12 y 14% del total. Ambas distribuciones de resultados tienen valores significativos (Chi2 546*** y 242*** respectivamente), en razón de ello las distribución no pueden atribuirse al azar y evidencia una relación diferente, coherente con los antecedentes de empleo y también de crédito revisados en esta misma sección.

La distribución de los casos por género sigue el racional expuesto a lo largo del trabajo. Las mujeres tienen mayor cobertura en el servicio público: 60% en las UES públicas y 58% en las Privadas. En ISAPRES la mayoría es masculina, aún en las UES privadas (+5%), como también en la atención directamente particular para ambos tipos de UES. Estas relaciones también poseen significado y confirman a lo largo de todo el sistema de educación superior que las estudiantes, con prescindencia relativa del quintil de pertenencia tiene cobertura en el sistema público, esta situación excede el plano directo de análisis y de lleva a preguntarse ¿Porqué el sistema de atención de la salud de las mujeres es dominantemente de soporte público? ¿Qué explica esta situación?

Tabla Nº 49. Sistema de salud por Quintil y Dependencia Quintil

1 2 3 4 5 Total

Casos 235 360 392 395 217 1599 Sist. Público % Quintil 78,9% 76,8% 64,8% 55,2% 30,3% 57,0%

Casos 13 33 107 214 412 779 Isapre % Quintil 4,4% 7,0% 17,7% 29,9% 57,5% 27,8% Casos 45 73 101 101 84 404 Particular

N/s % Quintil 15,1% 15,6% 16,7% 14,1% 11,7% 14,4% Casos 5 3 5 6 4 23

Univ. Cruch

Otros- No % Quintil 1,7% ,6% ,8% ,8% ,6% ,8% Casos 298 469 605 716 717 2805 Total % Total 10,6% 16,7% 21,6% 25,5% 25,6% 100,0% Casos 62 100 143 183 190 678 Sist.

Público % Quintil 70,5% 74,1% 63,8% 50,6% 27,9% 45,5% Casos 10 14 45 135 418 622 Isapre % Quintil 11,4% 10,4% 20,1% 37,3% 61,5% 41,8% Casos 16 21 36 44 70 187 Particular

N/s % Quintil 18,2% 15,6% 16,1% 12,2% 10,3% 12,6% Casos 0 0 0 0 2 2

Univ. Priv.

Otros- No % Quintil ,0% ,0% ,0% ,0% ,3% ,1%

Page 59: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Casos 88 135 224 362 680 1489 Total % Total 5,9% 9,1% 15,0% 24,3% 45,7% 100,0%

Las dificultades de salud que han debido enfrentar durante el último mes han incidido en términos totales a algo más del 7% de los estudiantes de cada segmento de UES. Sin embargo, la distribución respectiva por cada grupo de planteles ha sido diferente. En las UES públicas, Q4 es el más demandante, mientras que en las privadas lo es Q1. Este mismo grupo (Q1) en las UES Públicas es el que tiene menos registros de atención en ese periodo. De igual forma al analizar esta situación por género las mujeres –como en las secciones anteriores- demandan mayor atención en salud que los hombres.

La revisión del número de atenciones de salud, consultas dentales, rayos X, etc. reguladas por género, es dominante en las mujeres, correspondiendo al grupo de las UES Cruch los casos promedio más elevados de consultas y atenciones de salud en sus diversas expresiones.

En síntesis, en el sector salud se expresan con evidencia las constantes que se han venido identificando a lo largo del texto. Primero, un claro vínculo entre tipo de UES a la que asiste con sistema de salud dominante. Diferencias que implican que los estudiantes de UES públicas se atienden en el sistema de salud equivalente, mientras que los particulares prefieren las ISAPRES.

También ha sido señalado previamente, sólo que en este caso está establecido con fuerza, la relación entre el quintil de pertenencia y el sistema de atención de salud. A ello se suma –nuevamente- que las mujeres son dominantes en el sistema público, cualquiera sea la pertenencia institucional. Finalmente, aunque no fue detallado por ser una nueva constante, el tema del examen Papanicolau tiene el mismo comportamiento que en los niveles precedentes.

7.5. Caracterización de la Población Según las Variables asociadas a la Vivienda.

En general los resultados alcanzados en esta sección son muy similares a los descritos para los estudiantes de los otros niveles del sistema de educación superior chileno. Hay un predominio de quienes ocupan una vivienda que esta pagada o pagándose (ciertamente en la mayor parte de los casos por una familiar que es el jefe de hogar), lo que es dominante en todos los quintiles, siendo superior al 70% de los estudiantes y más. En Q4 se registra el valor más bajo para los estudiantes de las UES públicas, sin embargo, las coincidencias entre los estudiantes de ambos grupos de UES son muy altas.

Complementariamente en el descriptor “arriendo de viviendas” en los estudiantes UES Cruch es Q4 quien lleva la puntuación más elevada (16%), Las otras categorías (cedida) tiene una leve ventaja los estudiantes de los primeros tres quintiles –cuando se refiere a las UES públicas- y de los primeros dos en las privadas. En su distribución por género no hay cambios de relevancia que signifiquen una tendencia diferente a lo expuesto.

7.6. Debate de los antecedentes referidos a los estudiantes de Universidades.

La caracterización de los estudiantes de las Universidades concentra mayor interés, en lo fundamental, porque crecientemente este segmento del sistema de educación superior ha venido concentrando sin contrapeso la matrícula de estudiantes de educación superior, y pareciera que esta tendencia, al menos en el corto plazo no se revertirá. De igual forma, sobre este segmento del sistema descansan la mayor parte de los instrumentos de apoyo social y económico para dar soporte a los estudiantes que más lo necesitan.

Page 60: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Ciertamente, como ha sido señalado insistentemente, la tónica dominante del sistema universitario es la generación de un estudiante de “dedicación exclusiva”. Fenómeno que con salvedades ha sido común al sistema y con mayor énfasis en el universitario.

Aún con esta homogeneidad, hay algunas diferencias relevantes que es dable debatir. Primero, las UES Públicas acogen en mayor medida a los estudiantes de los primeros quintiles de la población. Correspondiendo casi a la mitad en las UES Cruch y algo menos de un tercio en las privadas (30%). Esta predisposición es significativa. Sin embargo ello no implica que éstos sean los más pobres del país. El 93% de los estudiantes universitarios son “no pobres”, si bien ello no es el recíproco de “adinerados”, al menos según la clasificación MIDEPLAN, la satisfacción de sus necesidades esenciales está garantizada. Completando la revisión de las tendencias del sistema universitario en este ámbito, los estudiantes pertenecientes a Q4 son proporcionalmente equivalente entre ambas agrupaciones de universidades, mientras que, las UES privadas, los integrantes de Q5 superan ampliamente a los de las UES públicas.

Esas características muestran que los estudiantes universitarios son más homogéneos de lo que se pueda inicialmente pensar, evidenciando con ello el proceso de selectividad social que genera el sistema educativo. Si bien encontramos más estudiantes hombres en las universidades públicas, también ello responde a una estructura de carreras diferente.

En esta materia, las carreras seguidas por los alumnos, aunque los datos son semejantes para ambos tipos de universidades, proporcionalmente son más los que se incorporan a carreras de nivel técnico superior en las UES Privadas (Si bien en ambos casos no superan el 9% de los participantes). También, en ambos tipos de UES estos estudiantes son preferentemente de los primeros 4 quintiles. Analizados por género, el 60% de los alumnos de Carreras Técnicas en las UES Cruch es hombre, en las privadas la situación es inversa, el 57% son mujeres, siendo también dominantes las mujeres.

Otros antecedentes complementarios muestran que la variable edad no tiene incidencia significativa, como si podría tener la localización geográfica de los estudiantes, ya que en el caso de las universidades privadas están concentrados en un 50% en la Región Metropolitana, lo que en el caso de las públicas representa el 23%.

En otra materia, un 4,3% de los alumnos señala pertenecer a alguna etnia o pueblos indígenas. Este grupo se integra de manera dominante a las UES públicas. Aunque inicialmente esta adscripción podría deberse a su condición socioeconómica, los datos no ratifican aquello. Un tercio de estos estudiantes son objeto de becas de colegiatura en las UES públicas, y 1/5 en las privadas, no cubriendo a todos los estudiantes de esta condición que corresponden a los segmentos de pobres e indigentes.

Los estudiantes que obtienen beca de sustento tienen sesgo (positivo) hacia los primeros quintiles marcado con más fuerza en las UES públicas (13,3% UES Cruch, 2,1% en las privadas). Siendo en ambos casos más numerosas las becas de colegiatura. En las UES públicas corresponden al 21,4%, (las becas estatales equivalen al 75% del total). Las becas Presidente de la República están asignadas de forma importante con una afirmación positiva en los estudiantes de los primeros tres quintiles. En las UES privadas las becas PR siguen los lineamientos descritos, aunque con una cobertura más reducida, el 1,9% del estudiantado. En el caso de las otras becas estatales (1,9%) hay una tendencia en igual sentido. En el caso de las becas no estatales hay una mayor concentración que en las UES públicas en los últimos dos quintiles (+2%) pero de todas formas en este tipo de becas las diferencias entre los primeros tres quintiles con los dos superiores se reducen significativamente.

El precio de las carreras es una materia de análisis. En las UES privada es destacado que los quintiles extremos tengan al menos el 50% de sus estudiantes pagando los valores más elevados, lo que en las UES Cruch corresponde a menos de la mitad en Q1 y de 17 puntos menos en Q5. Se trata de una relación que tiene significación estadística en el caso de las UES públicas pero no así en las

Page 61: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

privadas. Por género la situación presenta la misma significación estadística, en las UES públicas los valores mas bajos predominan en las mujeres, siendo los dos más altos mayoría masculina. Ello se relaciona con la carrera cursada. En materia de crédito, los alumnos de los quintiles inferiores asumen mayor compromiso financiero por coberturas mayores. Alternativamente para los tramos superiores de crédito los valores se invierten.

La identificación de las condiciones de vida de los estudiantes sigue el patrón convencional ya establecido para los segmentos institucionales anteriores, en lo que respecta a condiciones de habitabilidad de la vivienda, disponibilidad de bienes, etc. Es interesante que las semejanzas con el grupo IP sean elevadas, ello da cuenta de patrones de consumo de raigambre cultural que llevan a las familias a invertir en algunas cosas y dejar de invertir en otras. Ciertamente la educación es una inversión asumida por este grupo, cuyo costo –al parecer- en medida importante se estaría traspasando a calidad de vida del grupo familiar, al menos en algunos aspectos centrales.

En este campo, los principales aspectos se vinculan con la habitabilidad y disponibilidad de equipamiento del hogar, algo por si importante pero que en este segmento de la población no marca diferencias de fondo. Sigue siendo de especial relevancia el tema de acceso a computadores e Internet. Ambos aspectos muestran una tendencia negativa hacia los primeros quintiles de la población, en el caso de las UES privadas de manera más marcada, demandando sistemas de apoyo que discriminen positivamente a la población para apoyar su acceso a la herramienta computacional y con mayor fuerza a Internet.

El tema empleo laboral de los estudiantes universitarios confirma la tendencia de “exclusividad de estudios” que poseen estos estudiantes. Un 18% de los alumnos de las universidades públicas trabaja, lo que corresponde al 23% en las UES privadas. Posiblemente el mayor soporte socioeconómico hacia el estudiante existente en las UES públicas explique este hecho (becas de apoyo y de matrícula).

Los estudiantes que trabajan conforman un conjunto sobre el que debemos saber más, no solamente las instituciones de educación superior, sino el sistema educativo, los Ministerios sectoriales y cada país, de manera de preparar las condiciones para su adecuada inserción en un mundo que cada vez demanda mayor soporte personal para el estudio. Este tema analizado por género muestra que en las UES Cruch no hay diferencias, pero en las privadas el grupo de hombres que trabaja es significativamente más que las mujeres. Ello es consistente con mayores demandas de crédito formuladas por las mujeres en estas UES.

En cuanto a la búsqueda de trabajo remunerado en el último tiempo, al igual que para los segmentos institucionales anteriores, los estudiantes que responden esta opción son muy pocos y de ellos no más del 3,5% señalan haber buscado trabajo en los últimos dos meses.

En referencia las variables asociadas a salud, se confirman las constantes que se han venido identificando. Primero, un claro vínculo entre tipo de UES a la que asiste y sistema de salud dominante. Diferencias que implican que los estudiantes de UES públicas se atienden en el sistema de salud también público, mientras que los particulares prefieren las ISAPRES. Como también ha sido señalado previamente, sólo que en este caso está establecido con fuerza, la relación quintil sistema de atención es fuerte. A ello se suma –nuevamente- que las mujeres son dominantes en el sistema público, cualquiera sea la pertenencia institucional.

En materia de las variables de vivienda, los resultados son muy similares a los descritos para los estudiantes de los otros segmentos del sistema de educación superior chileno. Hay un predominio de quienes ocupan una vivienda que esta pagada o pagándose (ciertamente en la mayor parte de los casos por una familiar que es el jefe de hogar), lo que es dominante todos los quintiles, siendo superior al 70% de los estudiantes y más. En Q4 se registra el valor más bajo para los estudiantes de las UES públicas, sin embargo, las coincidencias entre los estudiantes de ambos grupos de UES son muy altas.

Page 62: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

8. Consideraciones Finales. Chile está viviendo una explosiva demanda por educación superior, expresada en la incorporación masiva de sectores sociales que tradicionalmente estaban fuera de esta posibilidad. Aunque el sistema de educación superior esta estructurado en tres segmentos, siendo el inicial los Centros de Formación Técnica (CFT), el segundo los Institutos Profesionales (IP), no es sino el tercer nivel, correspondiente a las Universidades, el que reúne en forma creciente la mayor demanda conteniendo en la actualidad cerca del 70% de los estudiantes de educación superior.

Los avances en cobertura de la población en edad de estudiar son importantes, y emplazan también a algunas respuestas sea de las autoridades institucionales ligadas a los diversos centros de educación superior, como también referidas al sistema en su conjunto. En el inicio del trabajo se señaló que la nueva realidad implica comprender que no se puede seguir diseñando políticas educacionales para un sistema que otrora atendía a una elite y ahora aspira a incorporar al menos al 40% de la población correspondiente, y sus lineamientos son seguir creciendo aún más. Ello genera una realidad muy diferente en todo plano, que no solo corresponde al tipo de estudiante, sino también se vincula con la organización educativa como sistema social. Esta ha de incorporar algunos aspectos y transformar otros para que no solamente sea una instancia de ingreso de los estudiantes sino a partir de ello, de permanencia y de éxito en sus estudios (retención).

Parte de este debate es el que se desarrolla en la sección final de este trabajo, atendiendo la información presentada, siguiendo al análisis de las materias compartidas, para luego revisar los aspectos más significativos de la población de estudiantes de cada segmento.

8.1. El Debate Común.

La revisión inicial de la serie de años de la Encuesta CASEN (1998, 2000, 2003) permite establecer dos consideraciones centrales que caracterizan a los estudiantes de este nivel y, en cierta forma también, al sistema de educación superior chileno. La primera es que se trata de sujetos con un conjunto relevante de aspectos comunes, que aunque se han ido generando en el tiempo procesos de incorporación de sectores sociales que otrora no participan de esta modalidad de enseñanza, el peso de un sistema escolar selectivo da lugar a que quienes se integran sean los más similares ante los que ya estaban. Este fenómeno se presenta en el sistema chileno, y su existencia se ve reforzada por una institucionalidad orientada a mercados formativos distintos. Es decir, la segmentación institucional implica también una gradualidad de la segmentación social, como lo señala parte de la información analizada en la cuarta sección.

El segundo aspecto se refiere a la condición de estudiante: Ser alumno de educación superior en Chile implica –salvo excepciones- dedicación exclusiva a la tarea de estudiar. Si bien esto no constituye un hecho en si “nuevo”, es trascendente toda vez que la dedicación exclusiva al estudio demanda un soporte financiero y de calidad de vida importante. El tema es que la masividad de la educación superior ha implicado que los estudiantes se adapten a esta realidad, “la dedicación exclusiva con carácter casi excluyente de otra actividad”, en vez de que sea el sistema el que se adapte a la realidad de los estudiantes. Esta condición es la que posiblemente ha incidido en que la semejanza socioeconómica del estudiantado sea más elevada de lo que inicialmente se pensaba. Cuando se analiza la relevancia de la incorporación de nueva población a la educación superior a partir de la categorización de los quintiles socioeconómicos, como si se tratase de categorías estanco, excluyentes de semejanzas y asentadas sobre diferencias absolutas, da la impresión dado los registros alcanzados, que por fin han llegado los más pobres a la educación superior, ya que todos los quintiles han duplicado su participación de estudiantes. .

Page 63: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Cuando en este trabajo se afirma que la población según tipo de institución responde a segmentos sociales diferentes, es que ciertamente, basados en la estructura de quintiles se sostiene que hay discrepancias destacables: no son todos estudiantes iguales en estas características según el tipo de institución a la que asisten. Los CFT reúnen proporcionalmente mayor población de los primeros tres quintiles que los IP y que las UES. En segunda instancia, también se afirma que los IP tiene una población más semejante socioeconómicamente con la que asiste a las UES públicas, no así a las UES privadas. Sin embargo, los estudiantes de IP están sesgados hacia los hombres, fenómeno que no se da con esa fuerza en los otros segmentos del sistema de educación superior. Finalmente, las diferencias por quintil entre las UES Públicas y Privadas dan como resultado que en estas últimas se integran en mayor medida (relativa) quienes pertenecen al quintil de más solvencia socioeconómica, respondiendo ello a fenómenos de orientación del mercado, precio de las carreras, exigencias de admisión, sistema de becas de sustento y de arancel instalados en la sociedad.

Es importante comprender que al sistema de educación superior chileno no llegan masivamente la población indigente (menos del 2% posee esta característica), y accede una fracción muy menor de pobres (6%), de manera que esencialmente está compuesta por estudiantes no pobres33 (92%). Si bien esta última consiste en una categorización muy amplia, se basa en parámetros menos relativos que la estructura de quintiles. Dando cuenta en este caso que la satisfacción de sus necesidades esenciales es en términos absolutos y no relativos como establece el análisis de quintiles.

Finalmente, en este debate inicial es destacable que la población más pobre del sistema de educación superior chileno sea significativamente femenina, cualquiera sea la categoría empleada para definir (condición de pobreza o quintil). Ello genera un conjunto de consecuencias importantes para las personas, sus familias, las instituciones y la sociedad que deberían atender con mayor ahínco si a la fecha no ha sido así.

La mujeres son las principales demandantes de salud y de prestaciones de servicios de salud del sector público, por ende las instituciones de educación superior han de comprender que la feminización de la educación superior, un hecho que ya tiene su data en Chile y que avanza cada vez más en ese sentido, amenazando con superar el 50% de los estudiantes de educación superior, implica la generación de oportunidades solventes. Esto es, con respaldo adecuado para emplearlas óptimamente ya que el costo/oportunidad de la formación de las mujeres es superior -sea por razones culturales o no (tiempo, responsabilidades, acceso a herramientas de estudio, familia, traslado, etc.) -, de forma que requiere que su ajuste a la edad correspondiente sea muy eficiente y que el soporte demandado para su desarrollo esté disponible.

8.2. Los Estudiantes de los Centro de Formación Técnica (CFT).

Los estudiantes de los CFT registran rasgos estables en el tiempo (en las tres mediciones), en aquellas variables de población (edad, género, estado civil, localización) y en sus principales características socioeconómicas, debido a que los cambios no provienen de nuevas condiciones externas imperantes (al menos hasta el año 2003). La creciente concentración de estudiantes en el nivel universitario genera el efecto colateral de pérdida de visibilidad del grupo de alumnos de los CFT. El sistema de financiamiento existente hasta el año 2005 es posible que haya postergado vocaciones de jóvenes que deseando incorporarse a estas instituciones, por la necesidad de contar con un soporte financiero más seguro, optando por integrarse a las universidades. Se entiende que la nueva ley de financiamiento, implementada el año 2006 debería ir corrigiendo este efecto negativo.

33 Empleando esta conceptualización, en la serie de años la concentración de la población ha sido más hacia los no pobres que hacia los otros grupos, dando cuenta de que las condiciones que impone el sistema de educación superior “excluye” a los más pobres.

Page 64: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Se integran a los CFT quienes tienen sus expectativas puestas en un horizonte más próximo o ven a los Institutos Profesionales o Universidades como una realidad distante, sea por factores económicos, por problemas de ingreso u otros. La población más joven del sistema de educación superior y, en cierta forma, el grupo de mayor edad es dominante y comparativamente diferente respecto de lo que acontece en los otros segmentos del sistema. Como fue señalado, una parte importante de estos estudiantes “son de dedicación preferente a estudiar”, ello es consistente con la estructura etárea del grupo (son más jóvenes que los otros niveles de la educación superior), aunque también se encuentra un número importante de población que tiene más de 31 años (9%), estos últimos son en su mayoría casados y que pertenecen de preferencia básicamente a los dos quintiles de mayor holgura socioeconómica.

En este grupo, si bien los estudiantes de los primeros tres quintiles son mayoría, en la medida que aumenta la edad de los alumnos también lo hace la participación de los quintiles superiores, ello se debe a la relación costo/oportunidad que tiene estudiar y su vínculo con la variable edad.

En términos socioeconómicos los estudiantes clasificados como indigentes y pobres, no presentan diferencias importantes en aspectos como acceso a computador, a sistemas de salud público, uso de la vivienda e incluso, la población indígena no es dominante en estos grupos. Es más, algunas diferencias marcan discriminación negativa hacia ellos. A modo de ejemplo, los indigentes casi no tienen acceso a las becas de apoyo, y a nivel de los pobres no indigentes tampoco. Adicionalmente, las becas estatales de colegiatura son asignadas masivamente a los no pobres y sólo a algunos pobres, dando cuenta con ello que esta situación no es garantía de asignación de esos recursos.

Los aspectos vinculados a equipamiento básico del hogar en cuanto a servicios básicos no muestran diferencias de fondo en estos estudiantes, como tampoco lo implica el acceso a una vivienda digna. Se entiende que por razones de edad y de condición laboral son una población dependiente. Si bien, el conjunto de las variables de vivienda (y de calidad de vida – habitabilidad) asociada a ésta no tienen rasgos estadísticamente significativos, es frecuente que los problemas de deterioro de piso, muros, techo etc., sean más recurrentes en los primeros que en los últimos quintiles.

En materia de empleo laboral –comparados con los estudiantes de IP y UES – son los que en mayor proporción trabaja (27%). Pese a que constituyen este grupo de estudiantes de manera importante aquellos que provienen de los primeros quintiles, sin embargo, en estos estudiantes (de los dos quintiles) el peso de los que no trabajan es muy superior al del grupo. Según género: los hombres son los que en mayor proporción trabaja. En este segmento institucional el tema de la fragilidad del empleo es destacable, no más del 41% tiene un contrato indefinido.

Por su parte, las materias de salud están asociadas a los quintiles de los estudiantes. Aunque la mayor parte de éstos tiene cobertura de salud por el sistema público o por seguros privados, al menos un 15% esta expuesto a desprotección. Si bien, por la estructura de edades dominante este grupo no es de riesgo, es importante salvaguardar la inversión del país en esta materia en educación de sus mujeres, ya que puede ser un bien público que rentabilice esta inversión privada y socialmente, como también lo es de hecho aprovechar este nivel de la educación superior para enmendar aquellas prácticas y hábitos de salud de los estudiantes de manera de corregir los aspectos que demandan mayor atención y soporte de la sociedad.

8.3. Los Estudiantes de los Institutos Profesionales (IP).

El incremento del número de estudiantes “de dedicación exclusiva o de jornada completa” se acentúa en los Institutos Profesionales. El aumento del peso relativo de este grupo, provoca cambios comparados con los estudiantes de CFT. En los IP el grupo de más de 31 años de edad disminuye considerablemente. También se reduce prácticamente a la mitad la participación de los estudiantes pobres, no indigentes, aumentando los no pobres al 93% del total. De igual manera, los estudiantes

Page 65: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

que trabajan ven diminuido su peso un 3%, ratificando con ello el moviendo de este grupo hacia la dedicación exclusiva al estudio.

También hay cambios en la estructura según género del estudiantado. En los IP los estudiantes son esencialmente hombres solteros. Las mujeres conforman un grupo pequeño, predominando las de estado civil “separada”, presentando además una situación de mayor vulnerabilidad, al configurar mayoritariamente los grupos de indigentes y pobres.

En materia de semejanzas con los estudiantes de los CFT están los aspectos de equipamiento del hogar y del estado de conservación de la vivienda que no registras diferencias importantes por género, quintil o condición de pobreza.

Es destacable que ajeno a las condiciones socioeconómicas y de género hay estudiantes de IP que no tiene acceso a equipamientos relevantes asociados a su calidad de vida en el hogar, situación que demanda un análisis más detallado del tema. De igual forma, el acceso a computador es en ellos un factor clave. Este factor esta sesgado negativamente hacia los primeros dos quintiles. El uso del computador sigue un patrón independiente de las consideraciones de género. Su predominio es para estudio y otro tanto para trabajo, lo que es compartido con los estudiantes de CFT y también con los de las UES, situación análoga se da respecto del uso de Internet: se emplea para la obtención de información, sin distingos por género.

En materia de trabajo, como señalamos al comienzo, se redujo el número de los que laboran remuneradamente. Al igual que en los CFT, el primer quintil es el con menos trabajo (1% total). El análisis por género indica que de cada 10 estudiantes que trabajan 6 son hombres. En la muestra de estudiantes de los IP, ninguno de los 29 indigentes tenía trabajó remunerado. Del total de estudiantes que declaró trabajar, el 92% pertenece al grupo de los no pobres. Aquellos que han buscado trabajado remunerado en los últimos meses son aproximadamente un 3% del total. No hay tendencias por género, mientras que por situación de pobreza es consistente con la estructura de quintiles.

Entre las razones por las cuales las mujeres no buscan trabajo destaca: su dedicación a las labores del hogar y al cuidado de los hijos y la familia, aspectos que son transversal a los quintiles. De igual forma, el análisis por situación de pobreza no da más luces a lo expuesto.

La mayor parte de quienes trabajan lo hacen como empleado u obrero del sector privado y en menor medida del público. Los empleos del sector privado son mayoría masculina, los del público femenino. Analizados por condición de pobreza, los indigentes no tiene trabajo, los pobres no registran una definición precisa de empleo y los no pobres siguen la tendencia descrita. Su estado laboral les diferencia del grupo de CFT. El 74% tiene empleo permanente, aunque no tiene una orientación por quintil; por género logra un 11% más en los hombres. La adscripción a sistemas previsionales alcanza al 65% de los que trabajan, con una fuerte tendencia a los hombres no pobres.

La temática de los estudiantes de educación superior que trabajan requiere de mayores antecedentes y de un estudio más acabado. Detrás de este fenómeno hay temas culturales asociados al hábito del trabajo, comportamientos de género, prácticas de responsabilidad personal, social, familiar; y ciertamente elementos asociados al capital social y cultural, etc. que abren interrogantes que se requiere responder para identificar líneas de acción que las instituciones de educación superior que buscan poseer una visión prospectiva, consideren en sus políticas de desarrollo de mediano y largo plazo.

Las variables de salud, al igual que en el caso de los participantes de los CFT, siguen un orden próximo a la estructura de los quintiles de los estudiantes. Es el caso del acceso a un sistema de salud, aunque cerca del 63% de los participantes tiene cobertura pública, un 22% tiene seguros privados de salud (ISAPRE) con una marcada tendencia hacia los quintiles superiores, destacando el 15% (igual a los CFT) que no tiene cobertura en esta materia. Según género, la tendencia más

Page 66: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

fuerte se relaciona con las mujeres que tienen cobertura del sector público, mientras que de forma menos marcada los hombres la tienen en el sector privado. En el análisis detallado de las diversas prestaciones de salud, los resultados se inscriben en la tónica dominante de las diferencias por quintiles.

Como se expusiera en el punto referido a los estudiantes de CFT, la vivienda es uno de los aspectos más complejos de informar cuando se trata de estudiantes exclusivos, como en este caso donde aumentan el grupo de dedicación exclusiva y también a la par disminuyen los pobres. Lo que ratifica el hecho de su dependencia económica es que son propietarios de sus viviendas, la mayor parte de las veces es el jefe de hogar, representado por un familiar directo, suele ocurrir que sea uno de sus padres. De igual manera en el grupo de los casados o conviviente, la condición de propiedad de la vivienda la comparten con su pareja.

8.4. Los Estudiantes de las Universidades Públicas y Privadas.

Los estudiantes del segmento universitario corresponden ampliamente a la gran mayoría de todos los alumnos del sistema de educación superior chileno, por ello el análisis de sus características genera un impacto agregado mucho mayor desde esta perspectiva. También se sabe –por los antecedentes analizados (sección 4)- que cualquiera sea el quintil de pertenencia, género, situación de pobreza y edad, cuantitativamente el mayor número de casos por todas estas categorías corresponde al sistema universitario. Complementariamente, la creciente concentración de la matrícula del sistema de educación superior en este segmento y la tendencia, al menos en el corto plazo, de mantener esa progresión, junto a la orientación que adquieren la mayor parte de los instrumentos de apoyo social y económico para dar soporte a los estudiantes, hacen del sistema universitario un componente estratégico insustituible de la educación superior y de las estrategias de desarrollo socioeconómico del país.

El sistema de educación universitaria homogeniza a sus estudiantes, pese a lo cual se evidencian algunas diferencias. Por una parte, en las UES Públicas participan en mayor medida estudiantes de los primeros quintiles de la población. Correspondiendo casi a la mitad en las UES Cruch y algo menos de un tercio en las privadas (30%). Esta tendencia es significativa. Sin embargo ello no implique que estos estudiantes sean los más pobres del país. Los más pobres no llegan a la educación superior. El 93% de los estudiantes universitarios son “no pobres”. Si bien no deben ser rotulados por ello como estudiantes con todas sus necesidades plenamente satisfechas, según la clasificación MIDEPLAN, la satisfacción de sus necesidades esenciales está garantizada. Los estudiantes pertenecientes al cuarto quintil se reparten homogéneamente en ambos tipos de planteles, mientras que proporcionalmente los de Q5 pertenecientes a UES privadas superan ampliamente a estudiantes de las públicas.

Esas características confirman que los estudiantes universitarios son más homogéneos de lo que se pueda inicialmente pensar, evidenciando con ello el proceso de selectividad social que genera el sistema educativo. Si bien encontramos más estudiantes hombres en las universidades públicas, también ello responde a una estructura de carreras diferente. Al respecto, aunque en ambos tipos de universidades los datos son semejantes, proporcionalmente son más en las UES Privadas los que se incorporan a carreras de nivel técnico superior (en ambos tipos de universidades no superan el 9% de los participantes). También estos estudiantes para todas las UES, son preferentemente de los primeros 4 quintiles. Por género, en las UES Cruch el 60% de los alumnos de Carreras Técnicas son hombres, en las privadas la situación es inversa, el 57% son mujeres, siendo también dominantes las mujeres.

La exposición de otros antecedentes requiere de mayores análisis y de información adicional, no identificable en la base de datos CASEN. Al momento hay algunas pistas que es necesario reconsiderar, dado que hay diferencias de distribución geográfica de los estudiantes (en el caso de

Page 67: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

las UES privadas 1 de cada 2 estudia en la RM, en las públicas es 1 de cada 4), ¿esto responde a una mayor oferta de carreras/vacantes? ¿Es por factor precio/demanda del mercado?

En otra materia, un 4,3% de los estudiantes señala pertenecer a alguna etnia o pueblos indígenas. Este grupo se integra de manera dominante a las UES públicas. Aunque inicialmente esta adscripción podría deberse a su condición socioeconómica, los datos no ratifican aquello. Un tercio de estos estudiantes son objeto de becas de colegiatura en las UES públicas, y 1/5 en las privadas, no cubriendo a todos los estudiantes de esta condición que corresponden a los segmentos de pobres e indigentes.

Si bien los estudiantes que obtienen beca de sustento tienen sesgo (positivo) hacia los primeros quintiles marcado con más fuerza en las UES públicas (13,3% UES Cruch, 2,1% en las privadas). Siendo las becas de colegiatura en ambos casos son más numerosas. En las públicas corresponden al 21,4%, (las becas estatales corresponden al 75% del total). Las becas Presidente de la República están asignadas de forma importante con una afirmación positiva en los estudiantes de los primeros tres quintiles. En las UES privadas las becas PR siguen los lineamientos descritos, aunque con una cobertura total del 1,9% del estudiantado. En el caso de las otras becas estatales (1,9%) hay una tendencia en igual sentido. En el caso de las becas no estatales hay una mayor concentración que en las UES públicas en los últimos dos quintiles (+2%) pero de todas formas en este tipo de becas las diferencias entre los primeros tres quintiles con los dos superiores se reducen significativamente.

También se sabe que el precio de las carreras es una materia de análisis. En las UES privada es destacado que los quintiles extremos tengan al menos el 50% de sus estudiantes pagando los valores más elevados, lo que en las UES Cruch corresponde a menos de la mitad en Q1 y de 17 puntos menos en Q5. Se trata de una relación que tiene significación estadística en el caso de las UES públicas pero no así en las privadas. Por género la situación presenta la misma significación estadística, en las UES públicas los valores mas bajos predominan en las mujeres, siendo los dos más altos mayoría masculina. Ello se relaciona con la carrera cursada. En materia de crédito, los alumnos de los quintiles inferiores asumen mayor compromiso financiero por coberturas mayores. Alternativamente para los tramos superiores de crédito los valores se invierten.

La caracterización de las condiciones de vida de los estudiantes sigue el patrón convencional ya establecido para los niveles institucionales anteriores, en lo que respecta a condiciones de habitabilidad de la vivienda, como también acerca de la disponibilidad de bienes. Sin embargo, cabe destacar la brecha digital existente entre los estudiantes según su quintil de pertenencia, mientras 88% de Q1 tiene computador, un 98% de Q5 tiene acceso a esta importante herramienta, existiendo diferencias entre la población estudiantil de UES públicas y privadas, mientras en las primeras existe una distancia de 8 puntos porcentuales, en las privadas aumenta a casi el doble (15 puntos), cifras que se corresponden con el uso de Internet.

En Chile el gasto privado en educación es muy alto, gasto que esencialmente hacen las familias. Esta situación trasunta que existe gran esperanza de las personas en lo que pueda hacer la educación por mejorar sus condiciones de vida. La postergación de una mejor calidad de vida presente por atender los requerimientos de financiamiento de la educación exige a las instituciones y al sistema, de manera recíproca, seriedad en sus propuestas y responsabilidad en sus acciones, en caso contrario se provocará una pérdida de confianza en la educación con impacto importante en las opciones de desarrollo integral del país.

Claramente los estudiantes del sistema universitario asumen su rol de “dedicación exclusiva”, aspecto que en este caso implica una reducción aún mayor de la participación relativa de los que tienen trabajo remunerado. El 18% de los alumnos de las universidades públicas trabaja, y un 23% de los de las UES privadas. Finalmente, el grupo de estudiantes que pertenece a Q4 son proporcionalmente los que más trabajan, lo que se podría explicar porque comparativamente reciben menos beneficios (crédito y becas) que los tres primeros quintiles (en promedio un 64% de

Page 68: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

los alumnos tienen 60% o más de crédito universitario), mientras que reciben casi la misma cobertura que Q5 (poco más del 50% de los alumnos de Q4 y Q5 reciben sobre el 60% de crédito), correspondiendo obviamente a un segmento de menores ingresos.

Como ha sido expuesto, los estudiantes que trabajan forman un conjunto del que debemos saber más, tanto las instituciones de educación superior, como las autoridades nacionales, de manera de preparar el sistema para su adecuada masificación en un escenario que demanda mayor soporte personal para el estudio. Este tema analizado por género muestra que en las UES Cruch no hay diferencias, pero en las privadas el grupo de hombres que trabaja es significativamente más que las mujeres. Ello es consistente con mayores demandas de crédito formuladas por las mujeres en estas UES.

En cuanto a la búsqueda de trabajo remunerado en el último tiempo, al igual que para los segmentos institucionales anteriores, los estudiantes que responden esta opción son muy pocos y de ellos no más del 3,5% señalan haber buscado trabajo en los últimos dos meses.

8.5. El Debate desde la Retención.

En lo antecedentes iniciales expuestos en la segunda sección de este trabajo, se da cuenta de diversas visones sobre el tema marco que comprende el fenómeno en análisis, las caracterización socioeconómica y de algunos hábitos culturales que tiene por finalidad insertarlos en la problemática de la retención de los estudiantes en el sistema de educación superior.

Se entiende que retener es un objetivo asociado al incremento de los aprendizajes, habilidades, capacidades o competencias de los estudiantes y no un mero acto administrativo de promoción de los alumnos a un nivel siguiente sin haber adquirido los estándares debidos para ello, en cuyo caso sería engañarse a si mismo.

Los resultados analizados muestran que en el proceso de retención hay factores comunes importantes asociados a calidad de vida y a las condiciones para poder desarrollar los estudios. En caso contrario, la heterogeneidad de los participantes sería más alta y estaría explicada por su dotación personal. Aunque no se puede negar que las diferencias personales intervienen, lo hacen a partir de una base de calidad de vida inicial adecuada y de prácticas de estudio que se pueden formar en la educación superior.

Esto implica que las instituciones pueden hacer mucho por incrementar la retención/calidad de sus estudiantes. Desde facilitar el proceso de comprensión de sus propios intereses, para que la persona determine la correspondencia entre lo que quiere y lo que le ofrece el proceso formativo y el eventual campo de desempeño, accediendo lo más pronto posible a la práctica de la profesión, hasta la generación de condiciones adecuadas para el estudio, soporte de equipamiento y acceso a bases e información, generación de grupos de pares para apoyar el estudio (y de impares para guiar).

También implica mejorar los sistemas de apoyo y soporte administrativo y financiero para hacerlos más consistentes con los requerimientos y necesidades de sus estudiantes.

Finalmente, un tercer punto en análisis proviene de la flexibilidad institucional para adaptarse en forma creciente a las condiciones de vida, trabajo y estudio de los alumnos. Esto no debe traducirse en bajar los niveles de exigencia, no es en ese plano, sino en generar sistemas que comprendan que el “estudiante exclusivo” no es la única alternativa para la educación superior chilena.

Page 69: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

Referencias

Bean, J. (1980) Dropouts and turnover. The synthesis of a test of causal models of student attrition. Research in Higher Education, 12, 155-187.

Bean, J. (1983), The application of model of turnover in work organizations to the student attrition process; Review of Higher Education, 6 (2), pp. 129-148.

Bean, J. (1985), Interaction effects based on class level in an explanatory model of college student dropout syndrome; American Educational Research Journal, 22 (1), pp. 35-64.

Bean, J. y Vesper, N. (1990) Quantitative Approaches to Grounding Theory in Data: Using LISREL to Develop a Local Model and Theory of Student Attrition. Annual Meeting AERA, Boston, EU.

Braxton, J.M. Sullivan, A, & Johnson, R.M. (1997) Appraising Tinto's theory of college student departure; J.C. Smart (Ed.), Higher Education Handbook of theory and research, Vol. 12, Agathon Press, NY, USA.

Brunner, J.J. (2005) Hacia una nueva política de educación superior. En Foco, Nº 45, Corporación Expansiva, Santiago de Chile.

Bruggink, Thomas & Vivek Gambhir (1996) Research in Higher Education, Vol. 37(2). 123 -134 Cabrera, A.F., Castañeda, M.B. Nora, A. & Hegnstler D. (1992) The convergece between two theories of

colleges persistence. Journal of Higher Education. 63,143- 164. Cabrera, A.F., Castañeda, M.B. & Nora A. (1992) The role of the finances in the persisting process: A

structural model. Research in Higher Education. 33, 571 - 593. Cabrera, A.F., Nora A. & Castañeda, M.B. (1993) College persistence: Structural equations modeling test of

and integrated models of student retention. Journal of Higher Education. 64: 123- 139. CSE (2006) Indices 2006. Consejo Superior de Educación, Chile. www.ces.cl (Consultado octubre 2006) Donoso, S. (2003) Éxito y fracaso de los participantes en las etapas del proceso de selección a las

universidades del Consejo de Rectores. Variables Asociadas. Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Santiago Chile.

Dooner, C. (2005) Expansión de las universidades e Institutos profesionales cuya autonomía ha sido certificada por el CSE. En: Calidad de la Educación. Nº 22, CSE., Julio; Pp. 175 -232.

Ethington, C. A. (1990), " A psychological model of student persistence"; en Research in Higher Education, 31 (3), pp. 266-269.

Fishbein, M., Ajzen, I. (1975), Belief, attitude, intention and behavior: An Introduction to theory and Research, Addison- Wesley, Reading, MA, EE.UU.

Gansemer-Tpf, A. J. Schuc (2006) Institucional selectivity and Institucional Expenditures: Examining organizational factors that contribuye to retention and graduation. Research in Higher Education, s 1162, 006-9009.

Gajardo, M (2005) América Latina: políticas educativas de acción afirmativa. Situación, tendencias y perspectivas. UNESCO, UNICEF. Políticas Educativas y Equidad. Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, Pp. 101 -118.

Gentili. P (1997) El consenso de Washington y la crisis de la educación en América latina. Archipiélago. Revista Cuadernos de Crítica de la Cultura Nº 29. Barcelona, 56- 65.

González, L.E. y D. Uribe (2002) Estimaciones sobre la repitencia y deserción en la educación superior Chilena. Consideraciones sobre sus implicancias. Calidad de la Educación, 2 º semestre Pp. 75 -90.

González, P. (2005) La igualdad educativa, el financiamiento vía subvenciones y la administración privada de la educación: elementos para un debate. García Huidobro, J. E. (Ed) Políticas Educativas y Equidad. Fundación Ford, UNESCO UNICEF, Santiago de Chile, Pp. 247 -270.

Himmel, E. (2002) Modelos de análisis para la deserción estudiantil en la educación superior. Calidad de la Educaciòn. 2 º semestre, Pp. 91 -107.

ILESALC/UNESCO (s/f) Términos de Referencia para estudios nacionales sobre deserción y repitencia en la Educación Superior en América Latina y el Caribe. Caracas, Venezuela.

Illanes, M. I. (1991) Ausente señorita: el niño chileno y la escuela para pobres y el auxilio 1890 -1990. JUNAEB, Santiago de Chile.

INE (2004) Estimaciones de la demanda por educación. Leiva, A (2005) Ejes para la elaboración de una política a la educación superior. En: Calidad de la

Educación. Nº 22, CSE., Julio; Pp. 37- 68. MIDEPLAN. Escuesta Casen, www.mideplan.cl/casen años 2003, 200, 1998.

Page 70: Caracterización Socioeconómica de los Estudiantes de

MINEDUC (1964) Algunos Antecedentes para el Planeamiento Integral de la Educación Chilena. Ministerio de Educación, Chile, Editorial Universitaria, Santiago.

MINEDUC (2002) Estadísticas anuales. Ministerio de Educación. Santiago de Chile. Nora, A. y Rendon, L. I. (1990), Determinants of predisposition to transfer among community college

students: A structural model; Research in Higher Education, 31 (3), pp. 235-255. Pascarella, E. T., Smart, J. C. y Ethington, C. A. (1986), Long-term persistence of two-year college students;

Research in Higher Education, 24 (1), pp. 47-71. Pascarella, E. y Terenzini, P. (1991) How college affects students. San Francisco Jossey- Bass. Pascarella, E. T. y Terenzini, P. T. (1980), Predicting freshmen persistence and voluntary dropouts decisions

from a theoretical model; Journal of Higher Education, 51 (1), pp. 60-75. Peterson, S. (1993). Career Decision-Making Self-Efficacy and Institutional Integration of Underprepared

Students. Research in Higher Education. Vol. 34, Nº 6, 659-686 PNUD, Mideplan (2005) Expansión de la Educación Superior en Chile. Hacia un Nuevo enfoque de la

Calidad y Equidad. Santiago de Chile. Robbins, S. ; Lauver, K; Le, H; Davis, D; Langley, R. (2004) Do psychological and study skill factors predict

college outcomes?. A Meta – Analysis. Psychological Bulletin, Vol. 130, N° 2, 261- 288. Rodríguez, C. Donoso G., Zunino, e (1982) Deserción y cambio de carrera en la Universidad de Chile.

División Estudios, Servicio de Selección y Registro de Estudiantes, Universidad de Chile, Monografía Nº 14, Santiago de Chile.

Schiefelbein, E. (1975) Repeating: an overlooked problem of Latin American Education. Comparative Education Review. (19) 468 -487.

Schiefelbein, E. (1976) Diagnóstico del sistema educacional chileno en 1970. Universidad de Chile, Departamento de Economía, Santiago.

Schiefelbein, E. y J. Simmons (1981) The determinants of school achievement. The review of the research for developing countries. IDRC, Ottawa.

Schiefelbein, E. y Farell, J. (1982) Eight years of their lives: Through schooling to the labour market in Chile. IDRC, Ottawa.

Sen, A. 1981. Poverty and Famines: An Essay on Entitlements and Deprivation. Oxford: Clarendon Press.

Sen, A. 1983. Poor, relatively speaking, Oxford Economic Papers, 35: 153-169. Sen, A. 1995. Inequality Reexamined. Cambridge, Mass: Harvard University Press. Sen, A. 2000. Social Exclusion: Concept, Application, and Scrutiny. Social Developments Papers N.1.

Manila: Asian Development Bank. Spady, W. G. (1970), Dropouts from higher education: An interdisciplinary review and synthesis";

Interchange, 1 (1), pp. 64-85. Stevens, G. (2007) Exclusión o autoexclusión: Caracterización de aquellos que se inscriben y no rinde la

PSU. Tesis para optar al Grado Académico de Magíster en Política y Gestión Educacional. Universidad de Talca,. Instituto de Investigación y Desarrollo Educacional. (Proyecto Fondecyt 1051015)

St. John, E. P., Cabrera, A. E., Nora, A. y Asker, E. H. (1996), Economic Influences on Persistence Reconsidered. Internet, www.soemadison. wisc.edu/edadmin/people/ faculty/ cabrera/

Tinto, Vincent (1975) Dropout from Higher Education: A theoretical synthesis of recent research. En: Review of Educational Research 45: 89 - 125.

Tinto, V. (1982) "Limits of theory and practice of student attrition"; en Journal of Higher Education, 53,6, pp. 687-700.

Tinto, Vincent (1986) Theories of student departure revisited. In D. Smart (ED.) Higher Education Handbook of Theory and Research (Vol. 2) New York, Agathon Prees.

Tinto, Vincent (1987) Leaving College. Chicago, The University of Chicago Press. Tinto, Vincent (1997) Classrooms as comunnities: Exploring the educational character of student experience.

Journal of Higher Education, 68(6), 599-623. Tinto, Vincent (1998) Colleges as communities: taking research on student persistence seriously. The

educational character of student experience. Review of Higher Education, 21(2), 167-177. Townsend, P. 1979. Poverty in the United Kingdom. Harmondsworth: Penguin. Weidman, j (1989) Undergraduate socializacion: a conceptual approach. En: J. Smart (ed.) Higher

education: Handbook of theory and research (Vol. 5) New York, Agathon