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CARLOS BERAMENDI EN ARAGÓN Y CATALUÑA (1792-1793). UN VIAJE EN EL FILO DE LA MODERNIDAD Alberto Andrés Aguirre

Carlos Beramendi en Aragón y Cataluña (1792-1793). Un ...rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/69699/1/tesis_alberto_andres... · en este caso con tipo de letra más pequeño (TNR 11),

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  • CARLOS BERAMENDI EN ARAGN Y CATALUA

    (1792-1793). UN VIAJE EN EL FILO DE LA MODERNIDAD

    Alberto Andrs Aguirre

    www.ua.eswww.eltallerdigital.com

  • DEPARTAMENTO DE HISTORIA MEDIEVAL, HISTORIA

    MODERNA Y CC. Y TT. HISTORIOGRFICAS

    FACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS

    CARLOS BERAMENDI EN ARAGN Y CATALUA

    (1792-1793). UN VIAJE EN EL FILO DE LA MODERNIDAD

    Tesis presentada para aspirar al grado de DOCTOR POR LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE

    por Alberto ANDRS AGUIRRE

    JUNIO DE 2016

    Programa E002 Filosofa y Letras Lnea de Historia Moderna

    Dirigida por el Dr. Cayetano MAS GALVA

  • 2

  • 3

    A mi padre in memoriam

  • 4

  • 5

    AGRADECIMIENTOS Innumerables personas han colaborado para realizar este trabajo de una u otra

    forma: ese es el verdadero sentido de que usemos en l -menos aqu- la primera persona

    del plural, ms que la costumbre o la falsa modestia. An a riesgo de olvidarme de

    alguna de ellas quisiera citarlas en estas lneas, sin que el orden signifique mayor o

    menor grado de gratitud, que eso queda entre nosotros.

    A todo mi clan familiar, sobrinos, hermanos, madres, de sangre y de ley, que me

    han comprendido, han disculpado mis ausencias y mis neuras y me han ayudado con

    palabras de aliento, cuidados, traducciones e ideas.

    A mis amigas y amigos, a quienes no he podido atender todo lo que hubiera

    querido, que me han escuchado pacientemente cuando descansaba sin descansar de lo

    que acuaron como beramendear, que han respetado mis tiempos y mis humores, e

    incluso me han espoleado para seguir en algunos momentos.

    A Magdalena, Beatriz y Elena, mis buenas amigas y compaeras de carrera que

    desde sus puestos claves en las instituciones archivsticas me han facilitado trmites,

    informaciones y documentos. A otros amigos que se han brindado a indagar por m en

    lugares ms o menos lejanos, como Jos Angel, Paloma o Xan. A Ana por sus

    traducciones del alemn y del francs; a Esperanza por las inglesas. A Mari Pau,

    Antonio, Emilio, Jaume, Joan, Jos Ignacio... que amablemente han ledo y han

    aportado sugerencias valiosas a este estudio.

    A los alumnos que he tenido y tendr todava, cuya curiosidad, necesidad e

    inocencia motivan mi labor, y a mis maestros actuales que le dan sentido: Miguel,

    Johan, Manuel, Juan, Ramn. A los maestros y profesores que ayudaron a formarme

    como persona, especialmente a don Octavio, don Carlos y don Jess, a Pascual,

    Enrique, Jos ngel(no con menos "don", pese a no querer llevarlo). A los que me

    inspiraron para ser historiador y docente, durante la licenciatura en la Universidad de

    Zaragoza, o en el doctorado, en la Universidad de Alicante, a los que he hecho mi

    pequeo homenaje leyendo o releyendo con placer sus escritos para este trabajo; entre

    ellos especialmente a Inma, que me sugiri el tema y me anim y a Emilio Soler, que

    me dirigi hasta su jubilacin y me sigue apoyando. A Cayetano, que con paciencia y

    humildad asumi el reto dar continuidad a la direccin de esta investigacin.

    A Juan Antonio Yebes, de la Fundacin Lzaro Galdiano, y al personal tcnico

    que amablemente me ha atendido en los diferentes archivos, como el Histrico

    Nacional, el de Simancas, la Biblioteca Nacional, la Biblioteca de Catalunya, la Real

  • 6

    Sociedad Aragonesa de Amigos del Pas, el Archivo de la Corona de Aragn, el

    Municipal de Zaragoza, el Histrico Militar de Segovia, el Histrico Provincial, de

    Soria, el Diocesano del Burgo de Osma, el Universitario de Zaragoza, el Histrico y el

    Municipal de Girona, el parroquial de San Sebastin de Madrid

    Quisiera tambin agradecer a la administracin educativa valenciana, que tanto

    habla de potenciar la carrera docente y dignificar la formacin del profesorado, pero no

    puedo hacerlo, sencillamente porque no he recibido por su parte ninguna facilidad, ya

    que su poltica de licencias por estudios ha sido inexistente en los ltimos veinte aos y

    muy escasa la colaboracin en los procesos de autoformacin y perfeccionamiento

    profesional, por lo que he tenido que reducir y hasta renunciar a mi horario laboral y a

    mi sueldo- para poder terminar esta empresa.

    Finalmente a Pilar, mi compaera de vida, mi soporte emocional y material, sin

    cuya comprensin y apoyo total no hubiera podido hacer nada.

  • 7

    NDICE GENERAL pg.

    CRITERIOS DE EDICIN Y TRANSCRIPCIN 11

    ABREVIATURAS UTILIZADAS 12

    INTRODUCCIN 13

    PARTE I

    1. BIOGRAFA 21

    1.1. Etapa de formacin. 1773-1792 21

    1.2. El joven funcionario prometedor. 1792-1800 35

    1.3. Los aos oscuros. 1800-1808 43

    1.4. El hroe de la independencia. 1808-1813 49

    1.5. Economista Liberal. 1810-1813 67

    1.6. Ostracismo entre Granada e Italia. 1813-1820 71

    1.7. Misiones diplomticas. 1817-1826 79

    1.8. Exilio entre Bruselas, Pars y Amsterdam. 1826-1832 85

    1.9. ltimo Acto. 1831-1832 95

    2. VIAJE DE ARAGN Y CATALUA (1792-93) 97

    2.1. El Reino de Aragn 101

    2.1.1. Zaragoza 101

    2.1.2. Gobierno y fiscalidad 126

    2.1.3. Economa del Reino 144

    2.2. Itinerario de Zaragoza a Catalua 165

    2.3. El Principado de Catalua 181

    2.3.1. Barcelona 181

    2.3.2. Gobierno y fiscalidad 207

    2.3.3. Produccin del Principado 221

    2.3.4. El comercio americano: el informe del Consulado 235

    2.4. Itinerarios en Catalua 257

    2.4.1. De Lleida a Barcelona 263

    2.4.2. Monserrat 271

    2.4.3. Viaje al Frente del Roselln 243

    2.4.4. De Barcelona al Reino de Valencia 281

    3. CONSIDERACIONES FINALES 291

  • 8

    pg.

    4. APNDICE DOCUMENTAL 307

    4.1. Orden del Ministro de Marina a consulados sobre toneladas (1788) 307

    4.2. Loas al Presidente de la RSEAdP de Granada (1807) 309

    4.3. Cancin La Queja 313 4.4. Cancin El Desquite 314 4.5. Himno Viva Fernando, viva Jorge III, vivan los dos (1808) 315 4.6. Informe sobre la capitulacin de Gerona (1810) 316

    4.7. Letrilla satrica Al duende de los cafes (1813) 319 4.8. Artculo Pensamientos relativos a arbitrios extraordinarios (1811) 320 4.9. Artculo Economa Poltica (1820) 323 4.10. Artculo Caminos (1820) 329 4.11. Crtica de Les Vendanges de Xrs. en Le Figaro(1831) 332 4.12. Crtica de Les Vendanges de Xrs. en la Revue Musicale (1831) 334

    5. FUENTES 337

    5.1. Fuentes documentales 337

    5.2. Fuentes impresas anteriores a 1900 341

    5.2.1. Libros 341

    5.2.2. Prensa Peridica 354

    5.2.3. Disposiciones normativas 355

    5.3. Bibliografa 359

    6. NDICE DE FIGURAS 415

  • 9

    PARTE II

    pg.

    1. CUESTIONES PREVIAS VII

    1.1. Criterios generales de citas, notas y transcripcin VII

    1.2. Las versiones del Viaje IX 1.3. Consideraciones previas a la edicin del manuscrito XII

    2. TRANSCRIPCIN DEL VIAJE POR ARAGN Y CATALUA 1

    Tomo 1: Zaragoza y Aragn 3

    Tomo 2: Aragn y Catalua 27

    Tomo 3: Catalua y el comercio libre de Amrica 113

    Tomo 4: Itinerarios en Catalua: Monserrat, Roselln, Tarragona-Tortosa 181

    3. NDICES 205

    3.1. Onomstico 205

    3.2. Toponmico 209

  • 10

  • 11

    CRITERIOS DE EDICIN Y TRANSCRIPCIN

    En cuanto a las citas, en general hemos seguido las propuestas de la Revista de

    Historia Moderna de la UA, basadas en la norma MLA. Las referencias bibliogrficas

    se ajustan al siguiente modelo:

    [artculo] AUTOR: Ttulo artculo, Revista, x, Ao, pp. xx-xx.

    [parte de obra colectiva] AUTOR: Ttulo parte, en Editores: Ttulo libro,

    Ciudad: Impresor, Ao.

    [libro] AUTOR: Ttulo libro, Ciudad: Impresor, Ao.

    Las citas de palabras o frases del autor se incluyen como el resto de las citas:

    siempre entre comillas, tanto si estn incorporadas en el texto (si es una frase corta),

    como cuando aparecen en las notas, o como si se incorporan en prrafo aparte, aunque

    en este caso con tipo de letra ms pequeo (TNR 11), sangrado y referencia anotada con

    la paginacin de esta edicin. Por ello, reiniciamos la numeracin en la parte II, donde

    se edita el manuscrito transcrito, para mayor facilidad de consulta.

    Respecto a las citas textuales empleadas, hemos respetado la ortografa original

    existente en los textos impresos que hemos citado en la parte introductoria, aunque en la

    transcripcin de manuscritos inditos, como el caso del manuscrito estudiado, se ha

    actualizado a la ortografa actual como explicamos en las cuestiones previas de la Parte

    II.

    Las notas van al pie de pgina, correlativas y con seriacin nica para cada parte,

    sin distincin, tanto si son referencias bibliogrficas, aclaraciones o de edicin y

    transcripcin.

  • 12

    ABREVIATURAS UTILIZADAS

    ABREVIATURAS DE LOS ARCHIVOS CITADOS ACA Archivo de la Corona de Aragn ACE Archivo de las Cortes Espaolas ADMa Archivo Diocesano de Madrid ADMu Archivo Diocesano Murcia AGMS Archivo General Militar de Segovia AGP Archivo General de Palacio AGS Archivo General de Simancas AHCB Arxiu Histric de la Ciutat de Barcelona AHN Archivo Histrico Nacional AHPM Archivo Histrico Provincial de Mlaga AHPG Arxiu Histric Provincial de Girona AHS Archivo Histrico de Simancas AMGi Arxiu Municipal de Girona AMI Arxiu Municipal de Igualada AML Arxiu Municipal de Lleida AMZ Archivo Municipal de Zaragoza APISS Archivo Parroquial de la Iglesia de San Sebastin APZ Archivo Provincial de Zaragoza ARSEAAP Archivo Real Sociedad Econmica Aragonesa de Amigos del Pas AUZ Archivo de la Universidad de Zaragoza BC Biblioteca de Catalunya BN Biblioteca Nacional BNM Biblioteca Nacional de Mxico BRAH Biblioteca de l Real Academia de la Historia FLG Fundacin Lzaro Galdiano

    OTRAS ABREVIATURAS FRECUENTES UTILIZADAS @ arrobas d. dineros da. dineros de ardites fan. fanegas l. libras mss. manuscrito mv. maravedes de velln mp. maravedes de plata ra. reales de ardites rf. reales fuertes rp. reales de plata rv. reales de velln s. sueldos S.M. Su Majestad V.S. Vuestra seora V.M. Vuestras Mercedes

  • 13

    INTRODUCCIN Est usted tocando todas las secciones del archivo me dijo, amablemente

    desconcertada, la jefe de sala del Archivo Histrico Nacional (AHN) cuando irrump en

    aquel bosque de datos, rastreando alguna pista que se le hubiera podido pasar por alto a

    Emilio Soler, mi hbil y curtido antecesor en esta indagacin. En efecto, cuando guiado

    por las amables indicaciones de los tcnicos comenc a situarme en la realidad de

    Carlos Beramendi a golpe de legajo, me di cuenta de su gran complejidad y de las

    razones de su relativo anonimato. Como un Guadiana, su figura aparece y se desvanece

    por las pginas de la Historia, dejando una huella que a veces se ha perdido y a veces

    parece haber sido borrada a conciencia. A menudo parece un fontanero

    imprescindible, cercano y eficaz para los grandes protagonistas con los que se relacion:

    Canga Argelles, Martn de Garay, Mariano de Urquijo, los generales Reding,

    Castaos, Blake, lvarez de Castro, Dupont, el conde de Toreno, el conde de Montijo,

    Wilhem von Humboldt, Manuel Jos Quintana A veces, tiene uno la sensacin de

    hallarse ante un escurridizo agente, interesadamente hbil en hacer desaparecer su

    rastro. Sin embargo, en otras ocasiones, da la impresin de querer hacerse notar con un

    alarde de propaganda desproporcionado. Las incgnitas siguen ah, el personaje da para

    ms.1

    El calvario administrativo de Mara Paz Galwey, su mujer, y luego de su hija

    Teresa para solicitar la pensin que les correspondiera, nos dan idea, tanto de las

    convulsas circunstancias en las que se desarroll su trayectoria personal, como de los

    avatares que le llevaron de un departamento a otro de la administracin. Su vida dio

    muchos giros, tocando el xito sin alcanzarlo nunca, remontando las numerosas

    contrariedades que le acontecieron. Al final, fue su condicin de Intendente del Ejrcito

    la que parece que prevaleci, el cargo del que l mismo ms alardeaba y del que al final

    sus familiares pudieron obtener algn subsidio, aunque realmente lo ejerci de forma

    fugaz, interina e intermitente. Por el camino, fue alto funcionario de Hacienda, experto

    economista, contador del ejrcito patriota con comportamientos de hroe de guerra,

    escritor romntico y periodista comprometido, controvertido conspirador constitucional, 1 Procuraremos seguir las indicaciones del profesor La Parra en el intento de encontrar la tensin dialctica entre el individuo y su sociedad que nos permitan entender mejor uno y otra. LA PARRA LPEZ, E.: "Iglesia y grupos polticos en el reinado de Carlos IV", Hispania Nova, 2, 2002 pp. 57-74. http://hispanianova.rediris.es/general/articulo/022/art022.htm [consultado: 02-05-2016]

    http://hispanianova.rediris.es/general/articulo/022/art022.htmhttp://hispanianova.rediris.es/general/articulo/022/art022.htm

  • 14

    encausado sin condenas, relevante pero escurridizo masn, diplomtico, empresario,

    compositor y productor musical

    Su huella, aparece pues, aunque dbilmente, por todas partes. Me he beneficiado

    del creciente proceso de digitalizacin y divulgacin que permite conocer

    inmediatamente referencias mnimas en cantidad de fuentes documentales y

    periodsticas dispersas por toda Europa, lo que hace unos pocos aos sera imposible a

    pesar de recorrer infinidad de archivos. As, he podido enterarme de la faceta artstica de

    nuestro protagonista y de otras informaciones que permiten alumbrar un poco mejor tan

    intensa existencia.

    Uno se apasiona cuando se interesa en profundidad por un personaje y su poca y

    todo le parece fundamental. Pero a veces, cogiendo un poco de perspectiva, reflexionas

    sobre si merece la pena, si no ser un vano empeo dedicar tanto tiempo y esfuerzo a

    reconstruir la trayectoria vital de una persona, analizar su obra, unos datos obsoletos,

    que en su da pudieron ser importantes aunque hoy apenas importen. Buscando, leo este

    fragmento del prlogo al primer nmero de Ocios de espaoles emigrados, que

    publicaron en Londres a partir de 1824 los hermanos Villanueva y Canga Argelles2, y

    encuentro de nuevo apoyo al sentido de lo que hacemos:

    A las verdades, cuyo conocimiento est al alcanze3 del hombre, pueden darseles condimentos diferentes; con lo cual es hoy tan variado el banquete de la sabidura, que podra apenas hallarse de quien se diga con razon que perece por falta de alimento.

    Ni solas las ciencias y las artes son ya el blanco de la investigacion de los que ahora viven; el espiritu humano, cansado de este penoso ejercicio, desconfiado de conseguir la gloria de Colon y de Cook, mudando de rumbo vuelve los ojos lo pasado, y en lo que ya dex de ser halla un nuevo estimulo de su erudita curiosidad. No condenamos esta ocupacion de los literatos: solo decimos lo que pasa. No solo se desentierran monumentos arruinados de arquitectura y escultura, con que se perfeccione la de nuestros dias, y se deletrean codices carcomidos para rectificar el texto de las obras clsicas; cosas sobre manera tiles y nunca bastantemente apreciadas. Extiendense aun estas investigaciones objetos de mucho menor inters, como por exemplo, si un poeta escribi bien mal, en que ao se imprimio un libro raro, quien fue el inventor de tal tal artefacto mquina. Pesquisas son estas, que no podemos dexar de aplaudir, y las cuales

    2 SOLER PASCUAL, E.: "Ocios de espaoles emigrados: una revista del exilio londinense", en Mestre A. y Gimnez E. (coords.): Disidencias y exilios en la Espaa Moderna: Actas de la IV Reunin Cientfica de la Asociacin Espaola de Historia Moderna Alicante, 27-30 de mayo de 1996, Alicante: CAM-UA-AEHM, 1997, pp. 833-848. 3 Como ya hemos advertido antes, respecto a las citas textuales empleadas, en principio, se ha actualizado la transcripcin del manuscrito estudiado a la ortografa actual pero hemos respetado la existente en las fuentes impresas. Para ms consideraciones, vid. tambin en PARTE II, 1.1 Criterios de citas, notas y transcripcin, p. vii.

  • 15

    tenemos tambien afcion, con tal que se contengan en la esfera de utilidad que de ellas puede resultar las artes y ciencias. Porque quien no se reir de los sectarios de aquel pedante ridiculizado por Marcial, que investigaba los quintos abuelos del caballo Hirpino? He aqui porque en nuestros ocios dimos lugar la investigacion de algunas cosas pasadas, y acaso con preferencia las presentes; como que en ellas hay menos riesgo de que se den por ofendidos afectos que pudieran incomodar. Esta es una de las grandes ventajas de la historia antigua.4

    Entiendo que en mis indagaciones no voy detrs de ningn Hirpino y busco la

    utilidad que de ellas pueda resultar, como dice la anterior cita: Para qu la

    investigacin sobre el viaje de un funcionario escurridizo de hace ms de doscientos

    aos? Para qu la Historia?

    Los docentes de la segunda enseanza somos en general productores,

    consumidores y difusores de sntesis; aunque solemos utilizar, con agrado del alumnado

    pero escasamente por falta de tiempo, una estrategia que es la investigacin a pequea

    escala de algunos aspectos concretos, para que se conozca cmo se construye la

    Historia. Disclpese pues aqu, tanto la tendencia a sintetizar como la inexperiencia en

    una investigacin seria en la que puede decirse que soy novel a pesar de mi edad. Ejerzo

    como profesor de Ciencias Sociales, Geografa e Historia en Secundaria desde hace casi

    treinta aos, y aunque estudi la especialidad de Medieval, decid hacer el doctorado,

    all por el ao 1995, en el curso de Sociedad y Estado en la Espaa Moderna, que

    organizaba el Departamento de Historia Medieval y Moderna de la Universidad de

    Alicante. La verdad es que como docente, apenas he podido usar de mi formacin como

    medievalista, pues es en el conocimiento del mundo contemporneo donde ms

    hincapi hacen los currculos oficiales existentes. Quise volver a la Universidad para

    actualizarme y formarme en profundidad, en un periodo y un tema que consideraba y

    considero imprescindibles para mi labor docente. La variedad de los asuntos que pude

    atender en aquellos cursos me llev hasta los albores de la contemporaneidad, al

    apasionante momento de cambio desde al Antiguo Rgimen a una nueva sociedad. Mis

    antecedentes como estudioso de la Edad Media me permiten apreciar las profundas

    races del Antiguo Rgimen que atraviesan la Edad Moderna y persisten a veces hasta

    nuestros das, pero mis carencias y mis lagunas en los periodos ms recientes slo me

    permitan una visin superficial de muchos aspectos. As que encuentro en esta tesis un

    complemento de formacin importante para mi actual ocupacin docente.

    4 Ocios de espaoles emigrados, Londres: Imp. de A. Macintosh, t. I, abril, 1824, pp. 2 y 3

  • 16

    Vivimos una poca convulsa desde la que miro otra que no lo fue menos; los

    problemas de la economa espaola se repiten: deuda, gasto pblico, ineficacia,

    despilfarro, clientelismo, corrupcin, falta de cohesin y an de entendimiento

    territorial... Algunos males son endmicos y uno ve y puede denunciar en su mirada al

    pasado lo que hoy nos acontece. Un sistema tributario desigual e injusto, una burocracia

    mastodntica e ineficiente, unas lites acaparadoras y celosas de sus privilegios, la

    riqueza nacional comprometida por los desequilibrios comerciales y monetarios,

    territoriales y fruto de la globalizacin Nuestro protagonista no es ajeno a las

    contradicciones: ilustrado reformista, pertenece a la jerarqua que mantena el sistema

    del Antiguo Rgimen y que se ve amenazada por las reformas que la razn trataba de

    imponer; liberal, incluso exaltado, parece obsesionado por conseguir una buena nmina

    del Estado. No fue fcil la poca: las lealtades polticas, patriticas y personales se

    entrecruzaban en un laberinto difcil de desentraar5. Los compaeros de viaje podan

    ser de lo ms contradictorio; las fidelidades de lo ms voltil; los compromisos de lo

    ms exacerbado. A veces hay que leer entre lneas para descubrir las claves de tal accin

    o cual consecuencia.

    Pretendo aqu continuar en la estela de lo iniciado por D. Emilio Soler Pascual en

    el caso valenciano con una doble tarea. Por un lado, recuperar la figura de un interesante

    y polifactico personaje, que desempe por circunstancias el papel de mero

    figurante, aunque bien pudo haber llegado a ser protagonista, en el crtico momento del

    cambio de Era en nuestro pas. Por otro, contribuir a la difusin de unos manuscritos

    plagados de informaciones de inters para los estudiosos de la historia econmica de

    finales del XVIII.

    El doctor Soler en su tesis6, se centr en la descripcin del itinerario valenciano y

    trat de reconstruir la biografa de nuestro autor a partir de los pequeos y fragmentados

    datos personales y profesionales, que el personaje nos fue dejando como rastros de una

    interesante y misteriosa existencia. En una tarea ardua y laboriosa, fue recomponiendo

    los antecedentes familiares, su encuadre dentro de los viajeros ilustrados, las funciones

    como intendente a partir de 1808 (especialmente su actuacin en Girona), los trabajos

    hacendsticos en Cdiz, su condicin de prominente masn, la huda a Italia, el regreso

    5 LA PARRA LPEZ, E.: La alianza de Godoy con los revolucionarios, Madrid: CSIC, 1992. 6 SOLER PASCUAL, E.: Viaje y accin poltica del intendente Beramendi, tesis doctoral, Universidad de Alicante, 1993. En http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/9985/1/Soler%20Pascual,%20Emilio.pdf [ltima consulta: 02-05-2016].

  • 17

    en el trienio y el nuevo y definitivo exilio, con las dificultades burocrticas para

    conseguir una pensin, tanto l cmo despus su viuda.

    Sera inabordable profundizar en los diferentes problemas histricos abiertos con

    los que me voy encontrando a cada paso y sobre los que slo puedo anotar el estado de

    la cuestin correspondiente. Por eso, junto a la edicin crtica del texto para difundirlo

    a los especialistas, hemos tratado aqu de desentraar un poco ms su trayectoria vital,

    buscando en los archivos, en la prensa de la poca, indagando especialmente en algunos

    momentos cruciales de los que no haba informacin: su nacimiento y periodo de

    formacin, los inicios como funcionario, el ostracismo de 1800, los claroscuros del

    hroe de guerra, el intendente que casi nunca ejerci como tal, su ubicuidad en la etapa

    constitucional, la labor diplomtica en Italia y Holanda o su sorprendente etapa final,

    empresarial y artstica, en el exilio. Intentaba terminar de recomponer su historia para

    descubrir su personalidad, su forma de pensar y entender mejor la perspectiva del

    viajero ilustrado, cuyo punto de vista sobre nuestro pas quera comprender mejor. Pero

    la curiosidad me fue conduciendo ms all del objetivo: me intrig el entramado de

    relaciones, primero clientelares y luego ideolgicas, que condicionaron (y puede que

    an lo hagan) la evolucin poltica y administrativa del pas. Siempre me impresion el

    respetable aunque en principio vano empeo del grupillo de soadores que

    pretendieron, primero desde los despachos ilustrados y luego desde Cdiz, ordenar el

    marasmo del Antiguo Rgimen en mitad de un caos casi apocalptico; me atrajo la

    profundidad de un personaje verstil e inclasificable, capaz de lo mejor y tal vez de lo

    contrario. Junto a las grandes sntesis y a los minuciosos estudios puntuales sobre un

    aspecto concreto, un estudio biogrfico como este intenta buscar el contrapunto de la

    conexin de la Historia y la vida. Al final, el recorrido personal de D. Carlos

    Beramendi, resulta ser un repaso completo a las fases y los temas ms importantes de

    este fundamental y fundacional periodo de nuestra historia reciente.

    Su recorrido territorial, en la parte que aqu vamos a estudiar, no es menos

    interesante para ello: de Aragn a Catalua, dos territorios no castellanos de lo que se

    llam las Espaas, con larga y rica historia diferenciada, de Castilla y entre s. Un

    momento crucial, el del alumbramiento ahora s y no en 1492 como nos han querido

    hacer creer durante tanto tiempo del Estado espaol, despus de un largo proceso

    paulatino de asimilacin y absorcin, a veces violento y acelerado, por la monarqua

    castellana, que no por Castilla que fue la primera vctima del proceso de liquidacin de

  • 18

    las estructuras regncolas. Beramendi retrata los restos del naufragio foral por los

    Decretos de Nueva Planta y a veces busca en aquellos soluciones para los problemas de

    siempre, otras refleja cmo la realidad se impona y la propia administracin borbnica

    rescataba instituciones o procedimientos de antigua raigambre. Tambin deja patente la

    gran diversidad que no escap a la mirada de ninguno de los viajeros que por estos dos

    pases pasaron: diferencias socioeconmicas, culturales, de mentalidad, de paisaje;

    incluso institucionales, pues los Borbones, a pesar de su intento uniformizador

    establecieron modelos diferentes, a veces como banco de pruebas, a veces con

    diferentes intenciones. Por ser, hasta el castigo a la rebelda austracista fue tambin

    diferente en Aragn que en Catalua.

    Desde la preocupacin que ahora mismo anima mi profesin como docente,

    interesado en visibilizar y valorar los aspectos constructivos y positivos de la Historia,

    en la construccin de una sociedad ms pacfica, armnica y justa, busco en este Viaje y

    en su protagonista unos conocimientos que apoyen esta tarea. No se trata de ocultar los

    momentos dramticos y negativos, al contrario, pues desconocerlos impide comprender

    de donde venimos, sino tal vez no darles el peso y el realce que habitualmente tienen.

    La peripecia viajera y vital de Beramendi me pareci enseguida una oportunidad para

    comprender y hacer entender una parte importante de nuestra historia y de nuestra

    cultura profunda. Su visin juvenil de la realidad de dos territorios vencidos casi cien

    aos antes esas Espaas vencidas que deca Ernest Lluch7, ayuda a entender la

    latencia de un conflicto que llega hasta nuestros das. El aprendizaje que de ello tom

    nuestro viajero, sin duda le sirvi para construir sus ideales sobre un pas nuevo. En lo

    que dice y a veces en lo que no dice intuimos prdidas, heridas, necesidades de una

    sociedad que se adapta, de diferente manera en Aragn que en Catalua, a una realidad

    que, aunque parece renovada, agoniza (el despotismo ilustrado centralizador8); mientras

    vislumbra otra novedosa y esperanzadora, pero incierta: el sistema liberal, que en

    nuestro caso, tardar casi dos siglos en abrirse paso hasta su consolidacin.

    No queremos terminar este prlogo sin pedir disculpas porque quiz la redaccin

    se ha podido ver contaminada del aire antiguo de tantas lecturas dieciochescas. 7 LLUCH, E.: Las Espaas vencidas del siglo XVIII: claroscuros de la Ilustracin, Barcelona: Crtica, 1999. 8 Una panormica de esta agona en LA PARRA LPEZ, E.: "Hacia el fin de la Monarqua del Antiguo Rgimen", en Gimeno Puyol, M.D.; Viamonte Lucientes, E. (coords.): Los viajes de la razn: estudios dieciochistas en homenaje a Mara-Dolores Albiac Blanco, Zaragoza: Institucin Fernando el Catlico, 2015, pp. 167-182.

  • 19

    PARTE I

    ESTUDIO INTRODUCTORIO

  • 20

  • 21

    1. BIOGRAFA 1.1. Etapa de formacin (1773-1792).

    De los orgenes familiares y primeros aos de Carlos Beramendi, conocemos de

    entrada lo que Soler ha relatado9. Su padre descenda de una familia de reputados

    plateros que se afinc en Madrid procedente de Navarra:

    Martn Jos y Manuel Beramendi, padre e hijo, trabajaron en la capital navarra durante la primera mitad del siglo XVIII. El padre nacido hacia 1685 se examin en 1707 y falleci en torno a 1758. Dej importantes obras en las viejas parroquias pamplonesas, unas conservadas y otras conocidas a travs de la documentacin. Su hijo Manuel naci hacia 1716, se examin en 1737, cas con Martina Ibiricu y Eleta con la que tuvo seis hijos y falleci a mediados del siglo, dejando por herederos a sus hijos Miguel Javier, den de la catedral de Valencia, Diego, comisario de guerra y Pantalen, oficial de la Secretara de Estado (Archivo General de Navarra. Protocolos Notariales. Pamplona. Antonio Martnez. 1787, nm. 56.)10

    En la partida de bautismo de Carlos, de 177211, aparece todava su abuelo paterno

    como padrino, aunque representado, probablemente por encontrarse en Pamplona,

    donde tena su prestigioso taller de platera.

    Al casero vasconavarro del que descenda su familia paterna, cerca del lugar de

    Beramendi del que procede su apellido, ni parece que lo visitara, ni lo menciona nunca:

    al fin y al cabo, perteneca ya a esa extendida especie de hidalgos afincados en la Corte

    que encontraron su amparo y su modus vivendi en las covachuelas de la administracin

    ilustrada. Aunque Pantalen naci en Pamplona, y se deca, como su padre, seor de la

    casa Arbilla en Arruitz (en el valle de Lerran12), enseguida hizo carrera en Madrid tras

    haber sido paje de bolsa13 de D. Miguel Mzquiz, que fue Secretario de Hacienda desde

    1765, y de Guerra desde 1780, tambin de origen navarro14. Ayudara a sus progresos

    9 Para hacer menos reiterativa la exposicin advertir que todo lo que se menciona en este trabajo sin anotar o detallar se entiende que est ya expuesto profusamente en las diversas publicaciones del Doctor Emilio Soler sobre Carlos Beramendi y su viaje por el Pas Valenciano. 10 FERNNDEZ GRACIA, R.: "Plateros-grabadores en Pamplona durante los siglos del Barroco", en Rivas Carmona, J. (coord.): Estudios de platera. San Eloy, Murcia: Universidad de Murcia, 2004, p. 165-182, p. 176 11 APISSM, Lib. Bautismos 45, f. 141v. 12 SNCHEZ CANTN, F.J.: Antonio Rafael Mengs 1728-1779: noticia de su vida y de sus obras con el catlogo de la exposicin celebrada en mayo de 1929, Madrid: Museo del Prado, 1929, p. 57. 13 SOLER PASCUAL, E.: Viaje y accin poltica ..., op cit., nota 316. 14 Sobre la influencia del clan navarro en la monarqua borbnica vid. GONZLEZ ENCISO, A. (ed.): Navarros en la Monarqua espaola en el siglo XVIII, Pamplona: EUNSA, 2007; AQUERRETA

  • 22

    sin duda ser sobrino de Joaqun de Eleta15, el que fuera influyente confesor del rey

    desde 1761; ello podra explicar que prefiriera en vez del Ibiricu que le corresponda por

    su madre, el apellido Eleta, que llevaban sus dos abuelas, para ser ms reconocido en la

    corte. Tras el matrimonio con doa Cecilia Freire y Brun en marzo de 1772, se

    afincaron en la calle del Lobo de la capital. Carlos naci en Madrid el cinco de

    noviembre de 1772 y fue bautizado en la parroquia de San Sebastin al da siguiente:

    En la Iglesia Parroquial de S. Sebastin de esta villa de Madrid en cinco de noviembre de mil setecientos setenta y dos aos, Yo, el Dr. D. Blas Ramoneda, theniente mayor de esta dicha iglesia baptiz solemnemente a Carlos Manuel Pasqual Pedro de Alcntara Antonio, que naci el quatro de dicho mes y ao, hijo de D. Pantalen de Veramendi y Eleta, natural de la ciudad y obispado de Pamplona y de Da. Cecilia Freyre y Bruen su muger, natural de Alicante, obispado de Orihuela. Viven en la calle del Lobo de esta feligresa. Fue su padrino D. Manuel Beramendi Eleta, su abuelo y en su nombre D. Alphonso Bernardino de Zerbantes y Da. Pasquala Bruin Melgarejo, que viven en dicha calle y les advert del parentesco espiritual y la obligacin de ensearle la doctrina christiana y lo firm. Dr. D. Blas Ramoneda.16.

    Doa Cecilia Freire de Brun, teniendo en brazos a un nio de alrededor de dos

    aos, que bien podra ser nuestro protagonista, nos aparece gratamente por sorpresa en

    un polmico y bello retrato: cuando se atribuy a Mengs al ser expuesto en 1929 en el

    Museo del Prado17, el nio no podra ser sino Carlos, pues el pintor abandon Espaa en

    1776 para fallecer en Roma en 177918; pero recientemente, en un catlogo de la galera

    Caylus19 la imagen lnguida de su madre con el que identifican como su hermano

    Antonio, ha sido atribuida a Joaqun Inza. No he encontrado razones tcnicas ni

    documentales para tal cambio, que parece obedecer simplemente a una apreciacin

    sobre el estilo: incluso los expertos reconocen que es un tanto inusual en el estilo de

    Inza y tal vez el de mayor calidad de cuantos pint. En cualquier caso, el cuadro es una

    muestra de la situacin acomodada de la familia, pero an lo hubiera sido ms si hubiera

    sido Mengs el autor, que ya haba hecho un magnfico retrato del to Joaqun Eleta.

    GONZLEZ, S.: "La lite financiera de origen navarro en el Madrid del siglo XVIII", en VI Congreso Cultura Europea, Octubre, 2000, Pamplona: Centro de Estudios Europeos-Universidad de Navarra, 2002. Ambas en la lnea abierta previamente por CARO BAROJA, J.: La hora navarra del siglo XVIII, Pamplona: Institucin Prncipe de Viana, 1969. 15 SOLER PASCUAL, E.: "Perfil biogrfico de Miguel Xavier de Beramendi y Eleta, den de la catedral de Valencia (1782-1833)", en Surez, V. J. (coord.): III Reunin Cientfica de Historia Moderna Asociacin Espaola de Historia Moderna: Iglesia y sociedad en el Antiguo Rgimen, vol. 1, 1995, pp. 197-204. 16 APISSM, Lib. Bautismos 45, f. 141 v. 17 SNCHEZ CANTN, op.cit., n 102, lm. LI. 18 Antonio de Beramendi y Freire naci el 21 de octubre de 1777 en Madrid. 19 RODRGUEZ RUIZ, D.: "Pintura espaola e italiana en el Siglo de Caylus", en Catlogo El Siglo de Caylus, Madrid: Galera Caylus, junio-julio, 2007, ficha n 20.

  • 23

    Retrato de Cecilia Freire (1774). Rafael Mengs/Joaqun Inza20

    En 1782, Carlos III recrudeci las medidas contra el juego y la inmoralidad

    porque, a pesar de las sucesivas prohibiciones reales de 1756 y 1764, no se respetaban y

    corran rumores de que la casa de don Pantalen, posiblemente ya en la calle Carretas,

    era uno de los muchos lugares de juego en la Villa y Corte: 20 Ibid.

  • 24

    La delegacin de la sala de alcaldes en uno solo de ellos, D. Manuel Sisternes21 y Felu, ya para la averiguacin de las casas, ya para la de las personas de clase y condecoradas que, la vez que contravenan las reales disposiciones, se entregaban tales desacatos con sus manejos ocultos, fu el principio del descubrimiento de todo [...]. Sisternes denunci que se jugaba en las casas de la Duquesa-Condesa viuda de Benavente, de los duques de Berwck y de Osuna, de los marqueses de Santiago, Palacios, Villa-Lpez y Vega de Santa Mara, del conde de Clavijo, y entre otras personas de ms inferior categora en las de la viuda del general D. Antonio Manso, del oficial de guardias, D. Francisco Velasco, de D. Pantalen Beramendi, de D. Diego Petroches, de D. Juan Jos de Salazar, de D. Juan Pedro de la Plaza y de otros que ejercan altos cargos en los concejos y oficinas superiores del Estado, la vez que presentaba una lista interminable de nombres de los que estas casas concurran en la que figuraban grandes y nobles de ambos sexos, ministros y diplomticos extranjeros, generales y jefes militares, frailes, consejeros, covachuelistas y casi toda la juventud florida del ttulo y del blasn.22

    A pesar de estos deslices, que las autoridades reprendan con desigual dureza en

    nobles y en plebeyos23, la familia progres en la Corte. Carlos no pretendera ms

    honores nobiliarios, como s hizo su abuelo que consigui la hidalgua en 1771, y ms

    concretamente su padre (1789), su to Miguel (1791) y su hermano (1806) como

    caballeros de la Real24 Orden de Carlos III. Tal vez cuando lo hubiera podido pretender

    cay en desgracia. Sin embargo, en diferentes referencias de sus aos finales el

    ciudadano Beramendi, como gusta llamarse en poca constitucional, es citado como

    chevalier25, lo que me dio pie a indagar ms. En efecto, al final de sus das y casi

    despojado de honores y pensiones, se agarr a la condicin de caballero de San

    Fernando26, que se le concedi por mritos contrados en diferentes acciones que luego

    veremos.

    Bajo la proteccin de su to Miguel Beramendi y Eleta27, den, afincado en

    Valencia desde 1782, se desplaz a esa ciudad para estudiar, con su hermano, en el

    21 Sistemes en el texto citado. 22 PREZ DE GUZMN, J.: "Reparaciones a la vida e historia de Carlos IV y Mara Luisa", Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Ao VIII, Abril, 4, 1904, p. 252. 23Real Orden de 11 de julio de 1782: sin perjuicio ni derogacin de las facultades del mismo superintendente, se hagan prevenciones advertencias reservadas y prudentes las personas de clase y condecoradas, en cuyas casas se tuviera noticia que se han tenido juegos prohividos, para que no solo eviten la reincidencia, sino que tengan entendido que en caso de verificarse, usar S,M. de la severidad que est obligado para que no cundan o se propaguen en las demas clases del Estado las conseqencias de su mal exemplo (COLN DE LARRIATEGUI, F.: Juzgados militares de Espaa y sus Indias, t. I, Madrid: viuda de Ivarra, 1788, pp.62-63). 24 Utilizamos la mayscula para lo relativo a rey en el estudio para evitar confusiones con el adjetivo homnimo. 25Aunque a veces aparece tambin como conde por interpretacin errnea de la inicial en las publicaciones francesas, holandesas o belgas de su poca final. 26 AGMS, San Fernando, legs. 1737/8 y 1737/18. 27 SOLER PASCUAL, E.: Perfil biogrfico de Miguel...", op. cit.

  • 25

    colegio Andresiano28 de los Escolapios. Merece la pena que nos detengamos en su

    estancia en este seminario de las Escuelas Pas. Conservamos afortunadamente el

    programa de los Egercicios Literarios29 de junio de 1785, donde aparece su hermano

    Antonio en la clase primera con siete aos y Carlos en la nmina de las clases tercera y

    cuarta. Es un documento que, adems de permitirnos situar fsica y cronolgicamente a

    los hermanos Beramendi, nos da una idea del tipo de formacin que recibieron30. Se

    trata del programa de los ejercicios finales, mediante los cuales, los escolapios, a

    semejanza de los jesuitas aunque sin su teatralidad, mostraban el nivel alcanzado por sus

    mejores alumnos31. El panfleto est dividido en tres partes, segn los tipos de alumnos

    que all estudiaban: los caballeros colegiales, los discpulos de Escuelas Pas y los

    discpulos de la clase de escribir; los primeros divididos en cuatro clases (supongo que

    por edad) y los ltimos en dos aulas.

    Tanto el tratamiento que se les daba como el programa que reciban era claramente

    diferenciado: a los caballeros se les menciona con los dos apellidos y a veces con el

    ttulo o la filiacin, pues hay algunos nobles de alcurnia; al segundo grupo por los dos

    apellidos pero no hay ningn ttulo entre ellos; a los dems slo por el primer apellido.

    A estos, los de la clase de escribir, se les ensea con textos de doctrina cristiana e

    historia sagrada, ortografa y algo de instruccin cvica y poltica, un programa de

    adoctrinamiento catlico para erradicar la ignorancia, raz de la incredulidad y de la

    corrupcin de las costumbres. Los discpulos de clase intermedia reciban formacin en

    28 El Colegio Andresiano de las Escuelas Pas de Valencia recibe su nombre por ser unafundacin de D. Andrs Mayoral, arzobispo de Valencia. 29 ESCOLAPIOS: Egercicios de piedad i letras que presentan al publico i consagran al Excmo. e Ilmo.Seor D. Francisco Fabin y Fuero arzobispo de Valencia, Caballero gran Cruz de la distinguida Orden de Carlos III, los PP. de las Escuelas Pas. y Egercicios literarios que ofrecen al publico los caballeros colegiales del colegio andresiano bajo la direccin de los padres de las Escuelas Pas, Valencia: imprenta de Benito Monfort, 1785. http://bivaldi.gva.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd ?path=1005140 [consultado: 02-05-2016] Es uno de los tres apartados de la recopilacin de Egercicios que se conservan en la Biblioteca Valenciana, Coleccin: BV Fondo antiguo, Ubicacin: BV Bas Carbonell, sign.: XVIII/F-383 y se refiere a la funcion de 25 de junio de 1785 en Valencia. 30 Un estudio sobre la enseanza literaria en el Seminario donde se puede comparar el mismo aspecto en los Egercicios de la Academia de 1764 y 1767 apud HERNNDEZ SEMPERE, T.: "Enseanza de latinidad y humanidades en la renovacin pedaggica del Seminario Andresiano de nobles (1763-1785)", Estudis: Revista d'Histria Moderna, 23, 1997, pp. 269-296. 31 Sobre los certmenes, ejercicios o manifestaciones religiosas, especialmente los realizados por la institucin en 1771, 1775 y este de 1785, est dedicado el 5 captulo del estudio realizado sobre la lucha por el control de la educacin en la Valencia del siglo XVIII apud LEN NAVARRO, V.: Lluita pel control de l educaci valenciana al segle XVIII: jesutes, escolapis i illustrats, Ganda: Centro de Estudios e Investigaciones Comarcales Alfonso el Viejo, 2010.; sobre el mismo asunto vid GIMNEZ LPEZ, E.: "La enseanza en el seminario de nobles educandos tras la expulsin de los jesuitas. Un captulo de la lucha por el control de la enseanza en Valencia", Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, 20, 2002, pp. 5-44.

  • 26

    religin, latinidad y retrica, poesa y mitologa, lengua griega, lengua espaola, historia

    antigua y geografa (compendiado como Religin y Bellas Letras).

    El propsito para los caballeros colegiales es ambicioso y merece ser recogido

    aqu para darnos cuenta de la predisposicin con la que algunos miembros de las lites

    se afanaban en formarse, eligiendo centros como ste, considerado como uno de los

    mejores del siglo XVIII32, y de la propaganda que estos se hacan para atraerles:

    Grande es sin duda alguna el ministerio de la enseanza i como tal lo consideramos. Esta reflexin nos empea a cooperar de nuestra parte para desempearlo con el mayor acierto. Pero como hai en la Repblica miembros de diferente graduacion, es preciso interesarse ms en el a proporcin de los sujetos sobre quines recae. Ello es cierto que los profesores de las Escuelas Pas somos deudores al pblico por nuestra profesion: pero lo somos sin duda mas los que tenemos a nuestro cargo la educacin de la Noble Juventud en los seminarios en donde deben instruirse los jvenes con relacin a las nobles funciones, que por su estado deben generalmente exercitar o de Ministros de los Altares, o de defensores de la patria. Esta idea havemos tenido siempre por delante en la Educacin de nuestros Caballeros Seminaristas, no contentandonos con instruirlos como cristianos i como hombres sino tambin como miembros del Estado, que son los tres respetos bajo los quales debe considerarse qualquiera sugeto de alguna graduacion. A este fin los havemos instruido primeramente en las obligaciones para con Dios por medio de la religin; en segundo lugar en las obligaciones para con los dems hombres por el estudio de la Moral; y ultimamente en las que tienen a la Repblica, por el estudio de las Ciencias.33 Los escolapios intentaron llenar el espacio dejado por los jesuitas34 que haban

    mantenido el monopolio de la formacin superior de la nobleza hasta su expulsin y

    aqu realizaron la difcil tarea de compaginar su habitual empeo de la educacin

    gratuita para el pueblo con un seminario exclusivo35. Otro centro de lite, tambin

    regentado en principio por la orden expulsa dentro del Colegio Imperial fue el

    Seminario de Nobles de Madrid36 de los Reales Estudios de San Isidro; en aquella

    coyuntura y bajo la direccin desde 1770 del famoso marino y cientfico Jorge Juan37,

    32 HERNNDEZ SEMPERE, op.cit. , p. 269. 33 ESCOLAPIOS, op.cit. 34 GIMNEZ LPEZ, E.: La enseanza..., op. cit., p.17. 35 HERNNDEZ SEMPERE, op.cit. , p. 274; AGUILAR PIAL, F.: "Los Reales Seminarios de Nobles en la poltica ilustrada espaola", Cuadernos Hispanoamericanos, 356, febrero, 1980, pp. 329-349. 36 SIMN DAZ, J.: Historia del Colegio Imperial de Madrid (Del Estudio de la Villa al Instituto de San Isidro: aos 1346-1955), Madrid: Instituto de Estudios Madrileos, 1992 (2 ed. actualizada); PESET, J. L.: "Ciencia, Nobleza y Ejrcito en el Real Seminario de Nobles de Madrid (1770-1788)", en Mayans y la Ilustracin, Valencia: Ayuntamiento de Oliva, 1981, pp. 519-535; CHAPARRO SINZ, A., ARTOLA RENEDO, A.: "El entorno de los alumnos del Real Seminario de Nobles de Madrid (1727-1808). Elementos para una prosopografa relacional", en Chaparro Sinz, A. y Imzcoz Beunza J.M.: Educacin, redes y produccin de lites en el siglo XVIII, Madrid: Silex, 2013, pp.177-200. 37 DIE MACULET, R. y ALBEROLA ROM, A.: "Jorge Juan Santacilia, sntesis de una vida al servicio del Estado", Revista general de Marina, vol. 265, 2, 2013, pp. 229-250.

    https://dialnet.unirioja.es/ejemplar/341687

  • 27

    evolucion hacia una militarizacin que le llev a convertirse en una autntica academia

    castrense38; adems, a medida que iban ingresando los miembros de la burguesa, se

    iban retirando los nobles de alcurnia. Tal vez por eso, Pantalen de Beramendi envi a

    sus hijos a Valencia, donde la supervisin de su hermano y la fama del Andresiano

    prometan una preparacin adecuada para sus ambiciones.

    Aos ms tarde, en 1833, un compaero del Seminario como as se presenta l

    mismo Pascual Genaro Rdenas y Cuc certificar que Beramendi slo tena los

    cuatro hijos reconocidos, a peticin de la viuda de Carlos para la solicitud de su pensin

    y por el antiguo conocimiento y trato que tena con dicha familia. Los cargos con los

    que encabeza el certificado nos dan idea del rango alcanzable y alcanzado por sus

    compaeros de colegio39 en contraste con lo que l consigui, pero tambin nos

    muestran el nivel de contactos que debi de tener en las altas esferas por las relaciones

    establecidas entonces.

    En el periplo valenciano describe, por cierto, el lugar de sus estudios aunque sin

    mencionar esa circunstancia:

    la Escuela Pa [] es tambin fundacin del ilustrsimo seor don Andrs Mayoral y es bastante grande [] hay una porcin considerable de Colegiales a los que se les ensea a leer y escribir y gramtica, acompandolos luego a la universidad todos los das para los dems estudios de Filosofa, Teologa, etc. Se ensea tambin en este colegio la Cronologa, Dibujo, Francs, algo de Griego, para la mejor inteligencia de las voces latinas y de los autores que tomaron su imitacin de aquel idioma, Matemticas, y la Lengua Espaola. Sus maestros cuidan con esmero del mayor aprovechamiento de sus discpulos, haciendo patentes sus mritos de tiempo en tiempo al pblico en certmenes generales, los cuidados que ponen en su mejor educacin; las horas de estudio y su arreglo estn sabiamente dispuestas y adems de los colegiales instruyen gratuitamente cumpliendo con su instituto a ms de 2000 nios en sus escuelas pblicas.40 El plan de estudios de los caballeros era de ms materias y mayor nivel que el de

    los otros dos grupos41. En el programa aparecen las asignaturas y los autores y obras a

    38 ANDJAR CASTILLO, F.: "El Seminario de Nobles de Madrid en el siglo XVIII. Un estudio social", Cuadernos de Historia Moderna, Anejos, III, 2004, pp. 201-225. 39 "Don Pascual Genaro Rdenas del Consejo de S.M., su Secretario con ejercicio en decretos, comendador pensionado de la real orden de Isabel la Catlica, Acadmico supernumerario de la Real de la Historia, Intendente honorario del Ejrcito y efectivo de esta provincia (Mlaga), Subdelegado de todas las rentas reales, de los propios y arbitrios de ella y Subinspector del cuerpo de carabineros de costas y fronteras por S.M." (AGMS, Sec. 1, Div. 3, leg. 1432/459). 40 SOLER PASCUAL, E.: El pas Valenciano a fines del siglo XVIII, Alicante: Instituto de Cultura Juan Gil Albert, 1994, p. 123. 41 An as, comprese el programa con las indicaciones que da la Ley de Carlos III sobre Establecimiento de las escuelas pblicas de la corte, de 22 de diciembre de 1780 (Novsima recopilacin de las leyes de Espaa, Madrid: Imprenta de Sancha, 1805, tomo IV, pp. 3-5).

  • 28

    usar en cada una de ellas, o al menos de aquello de lo que iban a hacer demostracin de

    sabidura los estudiantes en esa actuacin de final de curso.

    En Religin, adems del Catecismo de la dicesis42, el Tratado de los

    Sacramentos del Catecismo Histrico del seor Fleuri43, la Selecta Sacris

    Scriptoribus Historiae44, Odas de los Monumentos sagrados de Benito Arias

    Montano45, la Historia del Antiguo y Nuevo Testamento y La vida de San Jos de

    Calasanz.46

    Respecto a la Moral, se haca a travs del anlisis y la comprensin de la geografa

    con la Explicacion Geographica del mapa de Espaa47 y de la historia con La Vida de

    los generales de Grecia48 y el Compendio de la Historia de Espaa del Padre Isla49, del

    que pueden verse reminiscencias en sus poemas picos posteriores, La Gerundea50 y el

    42El catecismo del Padre Vives es el aprobado para la dicesis valenciana y es editado en diferentes imprentas de la ciudad (TIANA FERRER, A.: El libro escolar, reflejo de intenciones polticas e influencias pedaggicas, Madrid: UNED, 2000, p. 390); en toda la zona valenciana el catecismo casi exclusivo desde 1740 (1 edicin) hasta 1930 fue el de fray Pedro Vives OFM, dice Jimnez Duque citado por ANDRS GALLEGO, J. (ed.): Historia general de Espaa y Amrica, t. XVI, Madrid: RIALP, 1982, pp. 318-319. Suponemos que entonces el catecismo diocesano de Valencia debi de ser el del franciscano alicantino Pedro Vives (1688-1743), como lo fue tambin en otras dicesis y en un amplio periodo, aunque sin terminar de desplazar a los de Ripalda y Astete. Vid. AGULL PASCUAL, J. B.: "La enseanza catequtica y el catecismo del P. Pedro Vives", en Crnica de la XVII Asamblea de Cronistas Oficiales del Reino de Valencia, Valencia-Torrevieja (octubre 1988), 1990, p. 305-310. 43 Vid. FLEURY, C.: Catecismo histrico; que contiene en compendio la Historia Sagrada y la Doctrina Christiana (2 vols.) (trad. por Fr. J. Interian de Ayala), Valencia: Imp. Josef Garca, 1728. Gran parte de la obra del abad Fleury fue introducida en el ndice de libros prohibidos de Roma por filojansenista. Quizs por eso slo se menciona la parte de los sacramentos de su Catecismo histrico. 44 Era una antologa de textos latinos que se sigui publicando en el XIX. 45 ARIAS MONTANO, B.: Monumentos sagrados de la salud del hombre desde la caida de Adan hasta el juicio final en verso latino, canto en LXXII odas (trad. por De San Pedro, B.F.), Valencia: Oficina de Benito Monfort, 1774. Se publicaron por primera vez en 1571. 46 Sacerdote aragons (1556-1648), fundador de la orden de los escolapios (1622), especficamente dedicada a la educacin gratuita de toda la poblacin. 47 Por la argumentacin que da sobre la Geografa, podra tratarse de la Clave geogrfica apud FLREZ, E.: Espaa Sagrada, t. I, Madrid: Antonio Marn, 1754. 48 Se trata de una traduccin de la obra De vitis excellentium imperatorum de Cornelio Nepote. Un traductor posterior aclara en la introduccin: Entre nosotros hizo lo primero con bastante acierto el P. Francisco Javier Idiquez de la Compaia de Jess quien prefij un resumen cada captulo en la edicion hecha en Villagarcia el ao de 1758, la que he tenido la vista. Suprimironse estos sumarios de cuya utilidad me har cargo despues en las varias reimpresiones que con lijeras mudanzas se repitieron en Valencia en otras ciudades de Espaa tanto en la presente centuria como en la anterior (CORNELIO NEPOTE: Vidas de los ms famosos generales griegos cartagineses y de algunos otros ilustres varones (trad. V. Salv), Paris: Garnier Hermanos, 1857). 49 El jesuita Jos Francisco de Isla (1703-1781) tradujo la Historia de Espaa que otro jesuita francs, Jean Bautiste Duchesne (1682-1755), preceptor de los prncipes de Espaa, escribi para ellos en 1742. Hay un estudio sobre esta traduccin y lo que supuso para el mundo editorial de la poca (GARCA CUADRADO, A.: "La edicin espaola del Compendio de la Historia de Espaa de Duchesne: Una traduccin del Padre Isla", Revista General de Informacin y Documentacin, vol. 10, 2, 2000, pp. 105-134). Sobre el contexto y las repercusiones vid BONO GUARDIOLA, M.J.: "La Historia de Espaa de Jean Bautiste Duchesne segn la traduccin del padre Isla", en Gimnez, E. (ed.): Aspectos de la poltica religiosa en el siglo XVIII: estudios en homenaje a Isidoro Pinedo Iparraguirre, Alicante: UASP, 2010. 50 Publicada una parte en el Diario de Gerona durante el sitio.

  • 29

    Triunfo de Espaa51. La antologa de textos Selecta e Prophanis scriptoribus y las

    fbulas con moraleja de autores como Fedro o los contemporneos Iriarte52 y

    Samaniego53 completaban el conjunto de materiales de formacin moral.

    Tlmaque de Fenelon (1694) 54 Ejercicios del Andresiano (1785)

    En cuanto a las Lenguas, para la Espaola, pocas del Romance Castellano55 y

    Arengas de Sols56 y del padre Mariana57 ; para Lengua Latina, las Cartas de Cicern

    De senectute y Amicitiae y Pomponio Mela58; para la Lengua Francesa, Telmaco59 y

    51 Hubo tres ediciones: dos en 1815 y una en 1820. 52 IRIARTE, T.: Fbulas literarias, Madrid: Imprenta Real, 1782. 53 En 1758, Samaniego public Fbulas en verso castellano para el uso del Real Seminario Vascongado. 54 De Augustin de Saint-Aubin - INHA, Dominio pblico, consultado el 02-05-16 en https://commons .wikimedia.org/w/index.php?curid=26109155 55 Se trata del captulo IV del Arte del romance castellano, recopilado para la enseanza del castellano en las EEPP por el padre Benito de San Pedro (1769). 56 Dentro de la Historia de la conquista, poblacin y progresos de la Amrica septentrional conocida con el nombre de Nueva Espaa, continuacin de la de Antonio de Herrera de 1554, el Padre Antonio Sols (1610-1686) redact discursos muy elocuentes del gusto y retrica de la poca. 57 El jesuita espaol Juan de Mariana (1536.1624) recre en su Historia de Espaa (1601) muchos discursos histricos que sern los utilizados aqu en el aprendizaje de la oratoria. 58 Gegrafo romano del siglo I, autor del compendio De Chorographia. 59 Las aventuras de Telmaco (1699), del telogo y eclesistico Franois Fnelon de Salignac de la Mothe, (1651-1715), una novela crtica con la poltica de guerra y despilfarro de Luis XIV. Tuvo una primera edicin editada en H. Cornelio de Amberes en castellano en 1712 y posteriormente en 1723, 1733, 1780, 1788, 1799(FNELON, F. de SAULIGNAC de la MOTTE: Las aventuras de Telmaco, Amberes: H. Cornelio, 1712). Sobre la influencia de esta lectura en los ilustrados espaoles vid. GARCA BASCUANA, J.F.: "Lecturas espaolas del Telmaco de Fnelon en los siglos XVIII y XIX", en

  • 30

    fbulas de Lafontaine y el citado catecismo de Fleury que originalmente estaba en ese

    idioma; y para la Griega, el Evangelio de San Juan y las Fbulas de Esopo. Ms

    adelante veremos la aficin que tuvo a este gnero.

    En Elocuencia y Poesa, multitud de autores: Cicern, Fuentiduea60, el Politi61,

    Paulino62, Salustio, Livio, Tcito, Curcio, Marcelo, Virgilio, Horacio, Ovidio, Sneca,

    Plauto, Marcial, Catulo...

    Para acabar, Historia griega y romana y la mitologa, que completaban Pomponio

    Mela y la Geografa, con el estudio de los globos celeste y terrqueo.

    El centro, como hemos podido apreciar tena un plan de estudios muy completo y

    realmente actualizado a los nuevos tiempos y en la lnea marcada desde la corte. Si

    pudiramos hablar de una corriente jansenista en Espaa63, diramos que tuvo ciertas

    inclinaciones filojansenistas64 que se aprecian en algunos autores referenciados, como el

    uso reiterado de la obra del abad Claude de Fleury, cuyo Discurso sobre la Historia

    eclesistica fue incluido por Benedicto XIV en el ndice por el edicto de 21 de

    noviembre de 175765.Tambin su Catecismo histrico66 tuvo que ser retocado por

    indicacin de un edicto de 1785. Lo que es cierto es que Fleury era reconocido como

    jansenista, alabado por Voltaire en su tiempo y ledo con admiracin por ilustrados

    como Jovellanos67 o Melndez Valds, que en una carta escrita precisamente a aquel en

    julio de 1778 le refiere su predileccin por los Discursos del abad68.

    Gimeno Puyol, M.D.y Viamonte Lucientes, E. (coords.): Los viajes de la razn: estudios dieciochistas en homenaje a Mara-Dolores Albiac Blanco, Zaragoza: Institucin Fernando el Catlico, 2015, pp. 275-290. 60 Alfonso de Fuentiduea, autor del Ttulo Virginal de Nuestra Seora (1499). 61 Posiblemente se refiere a Giovanni Politi, eclesistico italiano, cannigo y profesor en el seminario de Oporto, autor de Joannes Politi Orationes ad instauranda juris ecclesiastici studia habitae (1781), apud MOSCHINI, G.: Della Literatura veneziana del sculo XVIII fino a nostri giorni, Venecia: Stamperia Palese, 1806, p. 167. 62 Seguramente se refiere a Paulino de Nola (355-431), autor de Carmina (MORERI, L.: El gran diccionario histrico, Paris: Hnos. Detournes, 1753, tomo7, pp. 122-123). 63 Y si se hace, entre comillas y con sentido ms poltico que religioso como indica SAUGNIEUX, J.: Le jansenisme espagnol du XVIIIe sicle. Ses composantes et ses sources, Oviedo: Ctedra Feijoo, 1976; Id., Un prlat clair: Don Antonio Tavira y Almazn (1737-1807). Contribution ltude du jansnisme espagnol, Toulouse: Universidad de Toulouse, 1970, p. 10, nota 1. 64 HERNNDEZ SEMPERE, op. cit, p. 272. 65 MARCHETI, J.: Crtica de la historia eclesistica y de los discursos del seor Abad Claudio Fleury, Madrid: Imprenta de la Administracin del Real Arbitrio de Beneficencia, 1801; CARBONERO Y SOL, L.: Indice de los libros prohibidos por el Santo oficio de la Inquisicion espaola desde su primer decreto hasta el ltimo, que espidio en 29 de mayo de 1819 y por los reverendos obispos espaoles hasta fin de diciembre de 1872, Madrid: Imp. Perez Dubruli, 1873. 66 FLEURY, op. cit. 67 En su biblioteca tena varios ejemplares de su obra (CLMENT, J.P.: Las lecturas de Jovellanos: ensayo de reconstitucin de su biblioteca, Oviedo: Ed. La Cruz, 1980). 68 CORONAS GONZLEZ, S. M.: Jovellanos y la Universidad, Gijn: U. de Oviedo, 2008.

  • 31

    Fleury tambin fue profusamente ledo por revolucionarios como el mejicano

    Hidalgo, en cuyo proceso sale a relucir como inspirador ideolgico:

    Por lo que corresponde a la historia intelectual de los precursores de la independencia (de Mjico), ambos denunciantes (del cura Hidalgo) sealaron que el abate Fleury fue uno de los autores franceses que ms influencia ejerci en la Amrica espaola. Con un gran contenido galicano, este autor catlico influy no tanto por su Tratado de la eleccin y mtodos de los estudios, como por sus libros de historia: Histoire de lglise y sus Discours sur lHistoire Ecclsiastique que gozaron de un poder considerable tanto en Europa como en Amrica.[...] las concepciones de la Historia Eclesistica y de los Discursos, moldearon de manera importante las ideas histricas generales [...]. Para Fleury la labor histrica crtica y de rigorismo moral de los eclesisticos eruditos de su poca en Francia significaba una continuacin de la reforma tridentina y abra la posibilidad de un regreso a la disciplina moral de la Iglesia primitiva. Frente al barroquismo en el culto de los santos Fleury planteaba el criterio de la pureza de las costumbres en sntesis las ideas de Fleury ofrecan al ambiente intelectual del siglo XVIII una bocanada de aire fresco para el pensamiento catlico y un apoyo histrico para la renovacin eclesistica que alcanz gran difusin en Amrica [...] por lo que respecta a Ramn Prez, comisario de la Inquisicin y quien haba sealado que Hidalgo lea libros prohibidos, en la precisin de su informe seala que Fleury es un libro psimo que engendra en los lectores inflacin y orgullo, desprecio de los Santos, de los papas y su autoridad, de las reliquias y devociones, por lo cual Benedicto XIV lo prohibi69

    El caso es que se consideraba que su obra bordeaba la ortodoxia y gener una

    controversia entre los propios eclesisticos que se refleja en el Discurso de Marchetti70:

    No citar mas que las palabras del celebradsimo seor Guarnacci, que en su carta de 7 de Enero del ao pasado de 1783 me escribi entre otras cosas: 'Era demasiado necesaria alguna vigorosa respuesta a este libro que ha inundado todo el mundo; y quizs es ya muy tarde para oponer un dique a este torrente. Me acuerdo que en tiempo mo y de Benedicto XIV se haba tratado (y aun con el mismo pontfice) de no callar sobre este punto.

    Tampoco son inocentes las obras de Mariana71, acusado de justificar el tiranicidio

    y encarcelado por denunciar la corrupcin de la corte, o Franois Fnelon, crtico con el

    lujo y los excesos del Rey Sol. Quizs en este ambiente fue donde Beramendi tom su

    primer contacto con pensamientos e ideas que le convertiran ms tarde en un elemento

    sospechoso y crtico para con el sistema. Por otro lado, la amplia formacin en lenguas

    y humanidades despert en nuestro protagonista habilidades literarias que desarrollara

    a lo largo de toda su vida, con mayor o menor acierto. El aprendizaje de la historia y de 69 IBARRA PALAFOX, F.: Libertad y tradicin: el juicio inquisitorial y la causa militar contra Miguel Hidalgo, Mxico DF: UNAM, 2003, pp.14-16. 70 Giovanni Marchetti fue un combativo y prolfico escritor y polemista en contra de las ideas galicanas y jansenistas. 71La Historia general de Espaa, tuvo varias ediciones en castellano: Toledo, 1601; Madrid, 1608; Madrid, 1617; Madrid, 1623; Madrid, 1650; Antwerpen, 1751; Madrid, 1780-82; ed. Benito Monfort, Valencia, 1783; Madrid, 1794.

  • 32

    la geografa le serviran especialmente para desarrollar la capacidad de anlisis

    mostrada en el Viaje,

    Como sabemos, su hermano Antonio continuara estudios en Alcal de Henares

    hasta graduarse y doctorarse en Letras y Leyes en 179972, y luego inici una larga

    carrera diplomtica en Italia y Marruecos73. Sin embargo, de Carlos no hay datos ni en

    la universidad de Valencia, donde pudo haber ido siguiendo la estela de su to Miguel

    que se gradu en cnones all, ni en la de Zaragoza, ni tampoco en la Complutense,

    aunque se le cita como letrado ms adelante74. El que s consta en el Archivo Histrico

    Universitario que estudi leyes en la Universidad de Zaragoza fue Canga Argelles

    entre 1785 y 178975. Sospechamos que Beramendi debi de estudiar

    complementariamente en alguna de las Escuelas promovidas por la Real Sociedad

    Econmica Aragonesa. As al menos lo afirma Lpez Castellano, cuando lo incluye

    entre los compaeros de promocin de Jos Canga Argelles, junto a Juan Polo y

    Catalina y Tadeo Calomarde76. Lo que es cierto es que los alumnos citados, as como

    profesores de la Aragonesa como Lorenzo Normante o Martn de Garay tuvieron una

    presencia constante en su entorno, adems del monopolio de la direccin econmica del

    pas en este periodo crucial. Tal vez de este contacto juvenil, concretamente con el que

    fue, por mritos reconocidos, en varias ocasiones responsable de la Hacienda pblica

    espaola77, data la relacin y aprecio que a lo largo del tiempo, como veremos,

    mantienen Canga y Beramendi.

    Si nuestro personaje estudi all, presenciara de lleno la polmica entre el

    prestigioso economista Lorenzo Normante, profesor de la ctedra de Economa, y los

    predicadores Gernimo Jos de Cabra y Fray Diego Jos de Cdiz, que acabaron

    perdiendo el pulso por intervencin directa de la Corona, a travs de una Junta especial

    72 AHN Universidades, leg. 411, ff. 119, 121 y 145. 73 SOLER PASCUAL, E.: "Antonio Beramendi y Freire. Un diplomtico del siglo XIX", Revista de Historia Moderna, 14, 1994. 74 Diario de las discusiones y actas de las Cortes, t. VII, p. 405. http://ibdigital.uib.cat/greenstone/cgi-bin/library.cgi?site=localhost&a=p&p=about&c=diarioCortesCadiz&l=ca&w=utf-8 [consultado: 02-05-2016]; Roca Vernet lo cita como letrado entre los personajes catalanes, quizs por su condicin de Intendente interino en el Principado, que participaron de alguna forma en el proceso de Cdiz apud ROCA VERNET, J.: Violncia, religi i la ciutat: els significats de la poltica liberal dels anys vint i trenta del segle, University of Warwick [on line], 2012. http://www.recercat.cat/bitstream/handl/2072 /212206/2009%20BP_A%2000132.pdf?sequence=1 [consultado: 02-05-2016] 75 AUZ, Libro de Aprobaciones 1785-89, ff. 82v, 87, 91v, 95. 76 LPEZ CASTELLANO, F.: "Economa poltica, Administracin y Hacienda Pblica en Canga Argelles", Revista Asturiana de Economa, 32, 2005, p.163. 77 GARCA MONERRIS, C.: La Corona contra la historia: Jos Canga Argelles y la reforma del Real Patrimonio valenciano, Valencia: PUV, 2005.

    http://www.recercat.cat/bitstream/handle/2072/212206/2009%20BP_A%2000132.pdf?sequence=1http://www.recercat.cat/bitstream/handle/2072/212206/2009%20BP_A%2000132.pdf?sequence=1

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    nombrada por el Consejo de Castilla en 178878, que desautoriz a los incendiarios

    religiosos79. Normante, pionero de la introduccin del liberalismo econmico en nuestro

    pas, en sus Proposiciones de Economa Civil y Comercio80, apoyaba el consumo en

    bienes de lujo como un medio de generar empleo y de mejorar la economa del Estado.

    Pero

    [...] este episodio, muy bien conocido, tena un trasfondo poltico indudable: al margen de la heterodoxia religiosa de los contenidos denunciados, supona un ataque frontal a la estrategia de renovacin educativa de la Sociedad Aragonesa y a sus planteamientos de reforma social y poltica81

    La ctedra de Normante fue una de las primeras introductoras en nuestro pas de

    las ideas econmicas ms avanzadas, dndose a conocer en ella

    [...] obras de Th. Mun, E. B. de Condillac G. Filangieri, el Marqus de Casaux, J.F. Melon, G. R. Carli o A. Genovesi. Y si a ello aadimos el hecho de que tambin fueron empleados asiduamente con fines educativos los textos de algunos de los economistas espaoles ms importantes de esa centuria, como G. Uztriz, B. Ward, J. Danvila, G. M. Jovellanos, N. Arriqubar, V. de Foronda o T. V. Argumosa, se ha de concluir que la Ctedra de Economa dio inicio a su trabajo en un contexto dominado por la actualidad y la pluralidad, tanto nacional como doctrinal, de las fuentes empleadas. [...] Durante la dcada de los aos noventa, las Lezioni de Genovesi comenzaron a ser apreciadas como inadecuadas para las enseanzas, al ser calificadas como algo obtusas y excesivamente extensas por los responsables de la Ctedra. En esas fechas, sta comenz a virar bsicamente hacia las obras, primero, de A. Smtih82 y, despus, de J.B. Say. 83

    Aunque lo ms importante eran sus objetivos educativos:

    En todo caso, la renovacin liberal de los estudios econmicos de la Ctedra zaragozana se hizo compatible con la orientacin segn la cual lo que all se enseaba no fue un conjunto de tcnicas comerciales y contables, sino un modo innovador de entender la sociedad y sus problemas. Por ello, se trat de una concepcin, dirigida, principalmente, a juristas y futuros funcionarios y gobernantes, que hablaba de los fines sociales que haban de orientar la accin del Estado. Al tiempo, conforme a los principios liberales en alza, en dicha enseanza

    78 Expediente formado en el Consejo sobre los sermones de fray Diego Jos de Cdiz en 1800 (AHN, Inquisicin, leg. 4.449, expte. 1, ff. 22-23). 79 CANGA ARGELLES, J: Rpida ojeada sobre el estudio de la economa civil entre los espaoles hasta el reynado del S.M. D. Carlos IV, en Ocios ... op. cit., 1, abril, 1824, pp. 26-27. 80 NORMANTE Y CARCAVILLA, L.: Proposiciones de Economa Civil y Comercio; Discurso sobre la utilidad de los conocimientos Econmico-Polticos, y la necesidad de su estudio metdico; Espritu del Seor Meln en su Ensayo poltico sobre el Comercio [1785] (ed. de A. Peir Arroyo), Zaragoza: Institucin Fernando el Catlico, 1984. 81 ASTIGARRAGA, J. y USOZ, J.: "El pensamiento poltico y econmico ilustrado y las ctedras de la sociedad econmica aragonesa", Anuario de Historia del Derecho Espaol, 78-79, 2008-2009, p. 426. 82La primera traduccin de The Wealth of Nations de Smith se hace en Valladolid en 1794 por Jos Lzaro Ortiz. Le haban precedido los resmenes de Martnez de Irujo y luego vendrn los comentarios de Lzaro de Dou, Jovellanos, Foronda, Alcal Galiano Y tambin inspirada en l, CAMPOS, R: La economa reducida a principios exactos, claros y sencillos, Madrid: B. Cano, 1797. 83 ASTIGARRAGA, J. y USOZ, J.: Ibid., p. 433.

    https://es.wikipedia.org/wiki/Consumismohttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/ocios-de-espanoles-emigrados-periodico-mensual--15/html/0282b8a2-82b2-11df-acc7-002185ce6064_25.htmlhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/ocios-de-espanoles-emigrados-periodico-mensual--15/html/0282b8a2-82b2-11df-acc7-002185ce6064_25.html

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    los valores individuales jugaban un papel fundamental, constituyendo el ncleo de la llamada felicidad pblica. En definitiva, era una formacin que iba ms all de la actividad econmica y que comprenda a la sociedad en su conjunto84

    Y prueba de que se consigui el objetivo fue la nmina de personajes relacionados

    con esa ctedra como hemos mencionado antes, alumnos o profesores, de los que gran

    parte llegaron a ser altos funcionarios hacendsticos.

    84 ASTIGARRAGA, J. y USOZ, J.: Ibid., p. 442.

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    1.2. El joven funcionario prometedor (1792-1800). La historia personal de D. Carlos Beramendi se teje sobre una dialctica de

    prometedoras posibilidades y reveses vitales, entre sus mritos particulares y las

    tortuosas relaciones familiares, polticas y personales. A la sombra de la influencia de su

    padre, alto funcionario de la Secretara de Hacienda, entra en el departamento y parece

    tener un brillante porvenir bajo su proteccin. Don Pantalen de Beramendi y Eleta

    aparece como oficial supernumerario de la Secretara del Despacho de Espaa al menos

    desde 178585. Ms tarde, se le adscribe al partido godoyista:

    En efecto, el ncleo de lo que podramos llamar el partido godoyista estaba constituido por familiares del propio Prncipe de la Paz; sus hermanos Lus (Capitn General de Extremadura) y Diego (duque de Almodvar del Campo) o sus tos Juan Manuel lvarez de Faria (que fue ministro de la Guerra) y Jos lvarez de Faria, aparte de otros parientes y deudos. Pero por numeroso que fuera el clan Godoy se hacia necesario contar con la colaboracin de muchos ms hombres que, en determinados casos, deban disponer de una formacin tcnica imprescindible.

    Estos tecncratas ocupaban, en un primer nivel, destacados puestos en las principales instancias de la monarqua. As en relacin con el Consejo de Hacienda figuraban Manuel Sixto Espinosa; Antonio Alarcn Lozano; Jos Prez Caballero; Pantalen Beramendi; Ramn Jos de Arce y, sobre todo, Miguel Cayetano Soler. En el de Gracia y Justicia aparecan Acua de Malvar y Caballero. En el Consejo de Castilla estaban J. Acedo Rico (conde de la Caada); Domingo Codina; Francisco de Zamora; Jos Marquina y durante algn tiempo Juan Pablo Forner. 86

    Ser oficial de una de las Secretaras era para muchos el final de una larga y tediosa

    carrera de mritos, a no ser que se gozase de alguna ayuda interna, en cuyo caso, era

    casi el primer peldao de una carrera brillante:

    [...] acceder a una plaza de oficial en alguna de las Secretaras de Estado y del Despacho existentes en nuestro siglo XVIII fue un objetivo apetecido por muchos. Se puede pensar, por tanto, que las personas que lo conseguan deban poseer grandes mritos profesionales o por contra contar con apoyos suficientes como para lograrlo por otros medios, lo ms usual, recurriendo a los servicios prestados por parte de sus familiares o amigos, a la Corona. Bien es verdad, que en el Antiguo Rgimen ambos factores eran valorados prcticamente de la misma forma. Los mritos familiares se convertan en personales y la experiencia profesional o conocimientos del solicitante de poco servan si alguien, suficientemente integrado en el sistema, no avalaba su capacidad. La mezcolanza entre mritos personales y profesionales, algo que hoy puede sorprender, pareca en la poca natural y digno de reconocimiento por lo que, en muchas ocasiones,

    85AHN, FC, M Hacienda, leg 1245, expte. 89.ES.28079/2.3.1.8.2.1// 86 DE DIEGO, E.: "La monarqua espaola en la encrucijada (1805-1808)", Cuadernos Monogrficos Instituto de Historia y Cultura Naval, 51, Marzo, 2006, p. 21.

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    resulta muy difcil poder establecer con cierta seguridad cules fueron los criterios que ms pesaron en la eleccin de los nombrados. 87

    Nuestro personaje pareca abocado a ese destino, pues entr como supernumerario

    el 18 de enero de 179288, con menos de veinte aos. Su padre, que haba entrado casi

    con cuarenta, era, desde haca una semana, Oficial Mayor de la Secretara de Estado y

    del Despacho de Hacienda, en nica Contribucin, con plaza de Ministro

    Supernumerario de Capa y Espada del Consejo de Hacienda, con 60.000 reales velln89.

    Efectivamente, el acceso en esas condiciones era cada vez ms frecuente, combinndose

    sin reparos las influencias familiares o personales y las cualidades para el cargo. El viaje

    que analizaremos demuestra una temprana pero intensa preparacin previa, pero el

    puesto que a Cayetano Soler o a su padre, por ejemplo, les costara 15 aos de

    experiencia, l lo alcanz muy prematuramente. Como ha demostrado Margarita Gmez

    con un estudio prosopogrfico en otra de las Secretaras, la de Indias, tanto la edad para

    acceder a la oficiala como los mritos requeridos eran mayores que los que presentaba

    nuestro protagonista:

    Como conclusin, se puede decir que los oficiales de la Secretara del Despacho de Indias accedieron al cargo en edades intermedias, entre los 30 y 40 aos de edad. No necesitaban formacin acadmica previa, valorndose ms la experiencia en cargos, sobre todo burocrticos, pero tambin del ejrcito, la marina o la abogaca. Era un empleo ejercido por personas que, preferentemente, haban demostrado sus buenos y leales servicios durante 10 o 15 aos y se hallaban en plenas facultades para continuar desarrollando su empleo con eficacia. No fue, por tanto, un oficio de trmino en la carrera de los agraciados, sino ms bien de impulso hacia otros cargos mejor retribuidos o considerados por la sociedad.

    Estas son las caractersticas y las lneas comunes que rodearon los nombramientos de oficiales a lo largo de la centuria, datos medios que muestran una evolucin en la que pudieron influir tanto factores generales, que quizs afectaron a otras instituciones de la poca, como circunstancias particulares o personales, especficas de la Secretara del Despacho de Indias. En este sentido cabe plantearse la influencia que los secretarios del Despacho tuvieron en la eleccin y nombramiento de los oficiales, y hasta qu punto sus preferencias personales y subjetivas pudieron alterar lo que hasta su llegada se haba considerado normal en la institucin. Este es un terreno mucho ms resbaladizo que el de la cifra y la serie, no siempre perceptible, pero igualmente importante para el conocimiento interno de la oficina. El poder del secretario del Despacho era en este sentido muy importante, consciente o inconscientemente, su formacin

    87 GMEZ GMEZ, M.: Actores del documento. Oficiales, archiveros y escribientes de la S de Estado y del Despacho Universal de Indias durante el siglo XVIII, Madrid: Centro de Estudios Polticos y Constitucionales, 2003, pp.78-79. 88 AGMS, Sec. 1, Div. 3, leg. 1432/459, Expediente de las pensiones de viudedad y orfandad solicitadas y concedidas al fin por el M de la Guerra; AGP, Personal, caja 16619, expte. 13. Su expediente en el M de Hacienda se ha perdido, aunque figura con la signatura AHN, Estado, leg. 3416/6. 89 AHN Estado, leg. 6400/2, f. 138.

  • 37

    previa, su crculo de amistades, incluso su lugar de nacimiento, podan influir en el perfil de los nombrados. 90

    En todo caso, Beramendi accedi como oficial supernumerario, es decir, aparte de

    los oficiales con plaza o de nmero y a la espera de que alguno de ellos ascendiera o se

    jubilara. As que lo que para muchos era el remate de una carrera profesional fue para

    Carlos un inicio fulgurante bajo el paraguas protector de su padre.

    El itinerario por Espaa de Carlos Beramendi tuvo una doble funcin: por un lado

    fue una especie de viaje inicitico y formativo91 en el que, mediante la experiencia

    adquiri conocimientos directos sobre la economa y la fiscalidad de los diferentes

    territorios espaoles, que le iban a resultar muy tiles en su carrera como oficial del

    despacho de Hacienda y luego como experto economista de la etapa constitucional. Por

    otro, parece responder a una estrategia usual de recogida de informacin, previa a las

    polticas de fomento del desarrollo econmico del pas por los gobiernos ilustrados. Es

    posible que en ese sentido se beneficiara de las subvenciones y premios del gobierno

    para la recogida de informacin fidedigna, aunque no hemos conseguido encontrar

    ninguna prueba. Si creemos a Humboldt92 y al propio Canga93, fue comisionado por

    Hacienda para hacerlo (cumpliendo con la voluntad de S.M. dice en la advertencia del

    tomo II de la BN a la que nos referimos en la nota anterior del viaje formativo). Se

    enmarcara en el empeo de los renovadores de la administracin espaola que

    pretendan obtener la mayor y mejor informacin sobre los datos del reino para poder

    tomar las medidas adecuadas:

    [...] se promovieron los progresos de las artes y del comercio con premios, [...] con viajes interesantes hechos en la Pennsula, con el fin de conocer el estado de las manufacturas [...].El viaje del Sr. Don Carlos Beramendi, las Memorias del

    90 GMEZ GMEZ, op. cit., pp. 69. 91 Soler reproduce en su tesis el fragmento semitachado que inicia la relacin del segundo tomo, el de Aragn, de los manuscritos de la BN, en el que claramente menciona esta funcin formativa: Cuando emprend estos viajes cumpliendo con la voluntad de S.M. debe suponerse que ignoraba mucho, pues que su objeto fue el de instruirme, y as el primero no est escrito con tanta solidez como el segundo, ni el segundo como el tercero, y sucesivamente: bien podra con las pocas luces que he ido adquiriendo en estas materias, haberlos rectificado y corregido, antes de que los viese persona alguna, pero no lo he juzgado a propsito pues no sera prudente el querer persuadir (por ejemplo) que un corto de vista distingue los objetos con la claridad que el que la tiene prespicaz: Adems que esto mismo es una sincera prueba que vindica mi conducta pues manifiesta que he procurado adquirir nuevos conocimientos (BN Mss. 22177, ff. 1r-2r). 92 Est empleado en el Departamento de Finanzas y por indicacin del gobierno, aunque no a su costa, ha hecho un viaje econmico y poltico por toda Espaa (HUMBOLDT, W.von: Diario de viaje a Espaa 1799-1800 [ed.y trad. de M.A. Vega], Madrid: Ctedra, 1998, p.131). 93 Es casi segura la autora de Canga de los artculos econmicos de la revista Ocios segn SOLER PASCUAL, "Ocios...", op. cit., pp. 833-848.

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    sabio e incansable Larruga94, el Semanario Erudito de Valladares95, las ctedras de Hergens[sic]96, Proust97 y Garca Fernandez98 fueron otras tantas pruebas de la proteccin que el gobierno dispensaba los conocimientos econmicos y del ardor con que promobia la prosperidad de los manantiales de la riqueza pblica99

    A lo largo del siglo, mltiples instrumentos van a cambiar la situacin: los

    diferentes recuentos estadsticos como el censo de Floridablanca de 1787, considerado

    modlico100 y vanguardista en su poca, o el de Polo y Catalina-Godoy101 que tuvo

    bastantes detractores por su falta de rigor, van a permitir a los gobernantes, no slo

    conocer los datos de nuestro pas para decidir lo ms necesario sino con ellos comprobar

    los efectos de la poltica seguida. Aunque esa informacin tardar en estar disponible a

    la nacin102, ya que en la segunda entrega de la historia econmica de Espaa titulada

    Rpida ojeada sobre el estudio de la economa civil entre los espaoles. Seccin 2,

    desde el reynado del S. D. Carlos IV hasta el ao 1824 se comenta el secretismo con el

    que se manejaban los datos econmicos:

    En las cortes de Espaa, inclusas las celebradas en la ultima epoca de la dinasta austriaca, presentaban los reyes la situacion del tesoro, expresando el importe de las contribuciones, el de los desembolsos, y pidiendoles que suplieran el deficit con nuevas imposiciones; en lo cual reconocian que por las leyes

    94 LARRUGA Y BONETA, E.: Memorias polticas y econmicas sobre los frutos, comercio, fbricas y minas de Espaa con inclusin de los Reales Decretos, rdenes, Cdulas, Aranceles y Ordenanzas expedidas para su gobierno y fomento (45 vols.), Madrid: Benito Cano, 1787-1800. 95 VALLADARES DE SOTOMAYOR, A.: Semanario erudito, que comprehende varias obras inditas, crticas, morales, instructivas, polticas, histricas, satricas, y jocosas mejores autores antiguos, y modernos (34 vols.), Madrid: Don Blas Romn, 1787-1791; BALDAQU ESCANDELL, R.: El regalismo en el Semanario Erudito de Valladares. Revista de Historia Moderna, 4, 1984, pp. 339-386. 96 Christian Herrgen, Louis Proust y Garca Fernndez, junto a Cavanilles editaron entre 1799 y 1804 la revista Anales de Ciencias Naturales. Herrgen fue, desde 1791, profesor de la Real Escuela de Mineraloga, refundada en 1798 como Real Estudio de Mineraloga. (CASANOVA HONRUBIA, J.M.: La minera y mineraloga del Reino de Valencia a finales del perodo ilustrado (1746- 1808), tesis doctoral, Universitat de Valncia, 2009, pp. 550-553). 97 Louis Proust trabaj para la Sociedad Bascongada de Amigos del Pas y luego fue profesor de Qumica de la Academia de Artillera de Segovia (GAGO BOHRQUEZ, R.: "Luis Proust y la Ctedra de Qumica de la Academia de Artillera de Segovia", en Proust, L.: Anales del Real Laboratorio de Qumica de Segovia (ed. facsmil), Segovia: Academia de Artillera, 1990). 98 El qumico Domingo Garca Fernndez continu la obra de Proust y desde su puesto en la Junta de Comercio y Moneda elabor un proyecto de Academia de Ciencias, que no prosper por razones ideolgicas, y la creacin de una escuela de qumica en Madrid y una ctedra de qumica aplicada a las artes. GARCA BELMAR, A. y BERTOMEU SNCHEZ, J. R.: "Viajes a Francia para el estudio de la qumica, 1770 y 1833", Asclepio, vol. LIII-1, 2001, pp. 95-139. 99 CANGA ARGELLES, J: Rpida ojeada...", op. cit., t. I, 1, abril, pp. 22-23. 100 PREZ MOREDA,V.: "La estadstica demogrfica en el gobierno de la Espaa ilustrada: recuerdo y elogio del Censo de Floridablanca", Revista ndice, 43, noviembre, 2010, pp. 8-18. 101 Se public finalmente en 1803, con datos de 1799. 102 Desde principios del siglo XVIII. hasta el ao 1811, el conocimiento del valor de las rentas de Espaa y del importe de sus gastos, cubierto con el velo de un secreto impenetrable para los profanos, slo se revelaba los sacerdotes del poder ministerial (CANGA ARGELLES, J: "Rpida ojeada sobre el estudio de la economa civil entre los espaoles Desde el reynado del Senor Don Carlos IV hasta el ao 1823", Ocios de espaoles emigrados, t. I, 2, mayo, 1824, p.113).

    http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/ocios-de-espanoles-emigrados-periodico-mensual--15/html/0282b8a2-82b2-11df-acc7-002185ce6064_25.htmlhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/ocios-de-espanoles-emigrados-periodico-mensual--15/html/0282b8a2-82b2-11df-acc7-002185ce6064_25.htmlhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/ocios-de-espanoles-emigrados-periodico-mensual--15/html/0282b8a2-82b2-11df-acc7-002185ce6064_25.htmlhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/ocios-de-espanoles-emigrados-periodico-mensual--15/html/0282b8a2-82b2-11df-acc7-002185ce6064_25.htmlhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/ocios-de-espanoles-emigrados-periodico-mensual--15/html/0282b8a2-82b2-11df-acc7-002185ce6064_25.html

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    fundamentales de Espaa, era exclusiva facultad del congreso nacional el establecimiento de tributos.

    Hasta el ao de 1801, no hubo en la Secretaria del Despacho de Hacienda, un cuerpo completo de estados de los productos de las rentas y contribuciones, y de los gastos publicos. Entonces se formaron; y era tal el misterio con que se miraban en el gabinete, que se mandaron inutilizar los borradores, conservandose la copia en limpio en poder del rey.103

    El formato del texto del viaje de la BN, con correcciones en forma epistolar podra

    indicar que la volcaba hacia algn alto responsable de la Hacienda Pblica, tal vez el

    propio Jos Canga Argelles, de donde pudo nacer la alta consideracin en la que

    siempre pareci tener a nuestro personaje104. La advertencia antes mencionada del

    segundo tomo de la BN, justifica las imperfecciones por la inexperiencia inicial que

    muestran segn el propio autor los primeros tomos.

    Pero el viaje le proporcionar tambin beneficios personales. Todo el bagaje de

    informacin econmica y geogrfica que pudo aportar a las diferentes memorias que

    redact, conocimientos que le fueron prcticos despus, como la sericultura que

    aprendi en Valencia y Murcia o toda la fiscalidad y el funcionamiento del comercio

    ultramarino que conoci en Catalua. Adems, es posible que durante el recorrido

    andaluz conociera a la que sera su esposa.

    Efectivamente, despus del recorrido, ya aparentemente asentado en Madrid,

    contrae matrimonio en 1796 con Mara de la Paz Galwey Quilty en Mlaga, a la que W.

    von Humboldt (1998) en su encuentro en 1799 describe as:

    Su mujer es de Mlaga, de familia inglesa. Me result notable por su altura y fortaleza y sus bien configurados rasgos, aunque no era precisamente bella105.

    Mara de la Paz era hija de Juan Galwey, poderoso comerciante irlands de

    destilados, afincado en Mlaga desde mediados de siglo, que haba alcanzado la gran

    Cruz de la Orden de Carlos III en 1789 y la hidalgua en 1796 (poco antes de morir y

    poco antes de la boda), y de doa Margarita Quilty y Valois, hija del no menos

    importante comerciante tambin irlands Toms Quilty, propietario de plantaciones e

    ingenios de azcar en la costa granadina106. Ambas familias se fueron cruzando en

    103 Id., p. 108.