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Catequesis para preparar la visita del S.S. Benedicto XVI a México
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PRESENTACIÓN
La CEM encomendó a la Comisión Episcopal para la
Pastoral Profética la elaboración de un subsidio para la
ambientación y preparación de la Visita Apostólica de S. S.
Benedicto XVI a México.
Tengo el gusto de presentarles el folleto ―Benedicto
XVI. Mensajero de Esperanza. Viaje Apostólico 2012‖ con el
que hemos dado respuesta a la petición de la CEM. Han
participado en su elaboración los Señores Obispos de la
Dimensión para la Cultura, para la Animación Bíblica de la
Pastoral, para la Catequesis, para la Misión, la secretaría de la
Comisión y la Dimensión de Vida de la Comisión de Familia,
coordinados por el presidente de la Comisión para la Pastoral
Profética, y es el editor responsable.
No es un catecismo, sino un conjunto de temas que
presentan el sentido de la visita, el ministerio del Sumo
Pontífice, algunos señalamientos que ha hecho sobre nuestra
patria, una visión sobre la cultura contemporánea, sobre la
familia, la Sagrada Escritura, reafirmando que el Papa viene a
México para fortalecer a sus hermanos en la fe, como un
misionero de esperanza, al que habremos de recibir y escuchar
como al sucesor de S. Pedro, Vicario de Cristo entre nosotros.
Toca a cada diócesis elegir la forma más conveniente que se
adapte a las necesidades de su propia realidad para presentar
los temas.
Es nuestra esperanza que este folleto sea de utilidad,
para apoyar a nuestros hermanos, fieles cristianos laicos, que
con gran entusiasmo y alegría esperan la visita del Santo Padre,
de modo que podamos superar el nivel del solo sentimiento
para ayudar a desarrollar en ellos la fe sobre el ministerio
apostólico del Papa en comunión con todo el Colegio de los
Obispos, dentro de la realidad de la Iglesia.
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Que Cristo Rey y nuestra madre Santa María de
Guadalupe, nos sostengan en el cumplimiento de la
encomienda que hemos recibido.
+ J. Jesús Martínez Z.
I Obispo de Irapuato
Presidente de la Comisión Episcopal
para la Pastoral Profética
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I. BENEDICTO XVI, VICARIO DE CRISTO
El Papa fortalecido con el Espíritu
Santo, es Cristo que nos acompaña en
nuestro peregrinar hacia nuestro
Padre Dios.
Que el Papa es el Vicario de
Cristo significa que hace sus veces en
la tierra, que actúa en su lugar.
El único fundamento de la
Iglesia es Jesucristo. No hay otro Salvador sino Él, que merece
todo el poder y la gloria: ―Para que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble en los cielos y en la tierra y en los abismos, y
toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de
Dios Padre‖ (Flp 2,10-11). Sin embargo, Jesús como verdadero
hombre, sabía que su misión en la tierra estaba limitada por su
humanidad, aunque como verdadero Dios tenía el poder de
permanecer siempre entre nosotros. ―Y he aquí que yo estoy
con ustedes todos los días hasta el fin del mundo‖ (Mt 28,20).
Para estar con nosotros siempre como Él nos prometió
envió al Espíritu Santo, desde el seno del Padre. El Espíritu
Santo, es quien vivifica y hace presente a Jesucristo en medio
de los suyos hasta el fin del mundo, y así continúa guiando a
su Iglesia hasta la consumación de los tiempos. Este mismo
Espíritu habita en nosotros. La Iglesia es la comunidad del
Espíritu, pues en ella vive Jesucristo. ―Y yo rogaré al Padre y
les dará otro Consolador para que esté siempre con ustedes.‖.
(Jn 14,16)
En la Iglesia, enriquecida por el Espíritu, Jesús se hace
presente de manera especial en los pobres (Mt 25, 35-40), en
los niños (Mt 18,5), en cada persona (Mt 10,40) y en cada
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comunidad que invoque su nombre (Mt 18,20); todas estas
presencias nacen de la acción del Espíritu Santo.
Cuando Jesús habitó con nosotros, de entre sus
discípulos, eligió a doce apóstoles. A Pedro le dio el apelativo
de roca y su encomienda sería la de ser el sostén de la fe de
sus hermanos de la unidad de la comunidad. ―Tú eres Pedro, y
sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte
no podrá con ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo
que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates
en la tierra quedará desatado en el cielo‖ (Mt 16, 18-19.
Después los mismos apóstoles, por la imposición de sus
manos, gesto esencial de la transmisión de la autoridad
apostólica, concedieron este servicio a sus sucesores, los
obispos. De entre ellos, quien ha recibido la encomienda de ser
punto de unión y de fraternidad por excelencia, es el Papa,
obispo de Roma, sucesor del apóstol Pedro. ―Señor, tú lo sabes
todo: tú sabes que te quiero. Le dice Jesús: Apacienta mis
ovejas‖ (Jn 21,17)
Pedro fue a Roma para anunciar la buena nueva, murió
mártir, en el circo de Nerón y fue sepultado en la colina del
Vaticano. Desde entonces, a lo largo de los siglos en una
sucesión sin interrupción, el Obispo de Roma, el Papa, es
Pedro entre nosotros, el Vicario de Cristo.
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II- JUAN PABLO II - BENEDICTO XVI
Continuidad en el fondo, diversidad en la forma
Que las gentes guarden en sus corazones al Beato Juan
Pablo II, teniéndolo en sus vidas como un santo de nuestro
tiempo e intercesor nuestro ante Dios y que abran sus
corazones y conciencias al mensaje de nuestro Pastor S.S.
Benedicto XVI en su visita a nuestro país.
Al recibir la visita de las reliquias del Beato Juan Pablo
II a nuestro país nos hemos dado cuenta de grandes
manifestaciones de devoción que le tenemos. La figura y
herencia de Juan Pablo II ha sido recordada por la prensa y la
televisión, este acontecimiento se une a la primera visita de
S.S. Benedicto XVI a nuestro país y no han faltado las
comparaciones entre las personalidades y los "estilos" de
ambos pontífices. Juan Pablo II "tenía un enorme talento de
comunicador, Benedicto XVI es más un pensador, pero las
cosas que dicen son las mismas". Para algunos de nosotros –
quizás para muchos de nosotros- el Beato Juan Pablo II es el
único Papa que hemos conocido, ya que se trata del tercer
pontificado más largo en los poco más de dos mil años de
historia de la Iglesia. Recordemos juntos algunas de las
experiencias que vivimos con Juan Pablo II.
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¿Recuerdas algún mensaje del Beato Juan Pablo II en sus
visitas a México? ¿Cuál fue? ¿Qué pensamientos y
sentimientos te provocaron sus mensajes?
Juan Pablo II es el testigo de la esperanza que
transformó la crisis postconciliar con el sencillo mandato: "No
tengáis miedo". El Papa Benedicto XVI, que fue el más
estrecho colaborador de nuestro fallecido Papa, ha expresado
una experiencia similar: "Me parece ver sus ojos sonrientes y
escuchar sus palabras, dirigida especialmente a mí en aquel
momento: "No tengáis miedo". El fallecimiento del Santo
Padre Juan Pablo II y los días subsiguientes fueron un
momento extraordinario de gracia para la Iglesia y para el
mundo entero. El profundo dolor de su muerte y el vacío que
nos ha dejado a todos se ha mitigado por la acción de Cristo
Resucitado, que se manifestó durante los largos días en la ola
de fe, amor y solidaridad espiritual que culminó en su solemne
funeral.
Una vez muerto Juan Pablo II, se buscaba el perfil del
nuevo papa. Se quería tener un diseño casi en detalle, de la
figura del que pudiera ser elegido. Saltaron las opiniones y las
encuestas, las predicciones y los deseos. Al final, siempre el
Espíritu Santo es el que busca lo mejor para la Iglesia. De
nuevo Pedro ha puesto las manos de su sucesor en el timón de
la Iglesia. Ahora se llama Benedicto XVI. El nuevo papa
quiere ser la piedra en la que todos puedan apoyarse con
seguridad. ¿Un programa Pastoral para el pontificado? En
definitiva no es hacer mi voluntad ni seguir mis ideas, sino
escuchar a la Iglesia y dejar que sea Cristo quien la conduzca
(Benedicto XVI).
Para conocer mejor a estos dos Pontífices
reflexionemos juntos la biografía de cada uno de ellos.
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Biografía de El Beato Juan Pablo II
Karol Józef Wojtyla, nació en
Wadowice, Cracovia, el 18 de mayo de 1920.
Era el segundo de los dos hijos Su madre
falleció en 1929. A los 9 años hizo la Primera
Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación.
Terminados los estudios se matriculó en 1938
en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en
una escuela de teatro. Cuando las fuerzas de
ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol
tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química
(Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.
A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las
clases de formación del seminario clandestino de Cracovia. Tras
la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario
mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de
Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación
sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946. En 1948
volvió a Polonia y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia.
El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo Auxiliar
de Cracovia.
El 13 de enero de 1964 fue nombrado
Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le
hizo cardenal el 26 de junio de 1967. Fue
nombrado Papa en octubre de 1978. Ningún
otro Papa se ha encontrado con tantas
personas como Juan Pablo II: en cifras, más
de 16 millones de peregrinos han participado
en las más de 1000 Audiencias Generales que
se celebran los miércoles. Ese número no
incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas
[más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año
2000] y los millones de fieles que el Papa ha encontrado durante
las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo.
Hay que recordar también las numerosas personalidades de
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gobierno con las que se ha entrevistado durante las 38 visitas
oficiales y las 650 audiencias o encuentros con jefes de Estado y
212 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.
Biografía del Papa Benedicto XVI
Joseph Ratzinger nació el 16 de
abril de 1927. En 1939 entra al seminario
menor en Traunstein, dando el primer
paso en su carrera eclesiástica. En 1943,
él y todos sus compañeros de clase son
reclutados al Flak (escuadrón antiaéreo),
sin embargo, les es permitido asistir a
clases tres veces por semana. En septiembre de 1944, habiendo
alcanzado la edad militar, Ratzinger es relevado del Flak y
regresa a casa. En noviembre, tanto él como su hermano mayor
Georg, reingresan al seminario. En 1951, el 29 de junio, Joseph y
su hermano Georg son ordenados sacerdotes. En marzo de 1977,
es nombrado Arzobispo de Münich y Freising. En 1978 participó
en el cónclave del 25 al 26 de agosto, que eligió a Juan Pablo I; en
octubre de ese año, participa en el cónclave que elige a Juan
Pablo II. En 1980 Ratzinger es llamado por Juan Pablo II para
presidir el Sínodo especial para los laicos. En 1981, en
noviembre, acepta la invitación del Papa para asumir como
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Desde
1986 presidió la Comisión para la preparación del Catecismo de
la Iglesia Católica, que luego de 6 años de trabajo (1986-1992)
presentó el Nuevo Catecismo al Santo Padre.
Fue elegido Papa el 19 de abril de 2005,
convirtiéndose en el Pontífice número
265, sucesor de Juan Pablo II "El
Grande". Escogió el nombre de
Benedicto XVI.
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¿Qué cosas encuentras en común entre los dos Pontífices? ¿Qué
riqueza han aportado a la Iglesia? ¿Cómo te consideras al saberte
testigo visual de estos dos grandes Papas de la Iglesia?
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que
anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria,
que dice a Sión: "Tu Dios es rey!" Escucha: tus vigías gritan, cantan
a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped
a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su
pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la
vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la
victoria de nuestro Dios. Is 52,7 -10
¿A qué te invita la Palabra de Dios leída? ¿Cómo puedes
comprometerte tú, como cristiano o cristiana para que recibamos a
S. S. Benedicto XVI, con un corazón dispuesto y una mente abierta a
recibir su mensaje? ¿Qué despierta en nosotros como católicos esta
visita para nuestro compromiso cristiano?
Las características que distinguieron siempre al Pueblo
mexicano de otros países al recibir la visita del Papa fueron sus
porras y sus cantos.
Unámonos en oración pidiendo a Dios por que la visita
de S.S. Benedicto XVI traiga fruto abundante en los corazones
de los hombres.
Oración
Oh Dios, que para suceder al Apóstol San Pedro elegiste a tu siervo
Benedicto VXI como Pastor de tu grey, escucha la plegaria de tu pueblo y haz que nuestro Papa, Vicario de Cristo en la tierra, confirme en la fe
a todos los hermanos, y que toda la Iglesia se mantenga en comunión con él por el vínculo de la unidad, del amor y de la paz, para que todos
encuentren en Ti, Pastor de los hombres, la verdad y la vida eterna. Te
pedimos, por intercesión Santa María de Guadalupe y del Beato Juan Pablo II que la visita del Papa a nuestro país produzca frutos
abundantes de renovación cristiana, fortaleciéndonos a todos como
testigos de Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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III - ¿QUÉ ESPERAMOS DE SU VISITA?
¿QUÉ TANTO NOS CONOCE?
El Papa Benedicto XVI
estará en nuestro país del 23 al 26
de marzo de 2012. ¿A qué viene?
El mismo lo dijo el 12 de
diciembre de 2011, en la Basílica
de San Pedro: “Tengo la intención
de emprender un Viaje apostólico
antes de la santa Pascua a México
y Cuba, para proclamar allí la
Palabra de Cristo y se afiance la convicción de que éste es un
tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una
esperanza viva y una caridad ardiente”.
¿Qué esperamos de su visita? ¿Cuál ha sido su relación
con nosotros? ¿Qué tanto nos conoce? ¿Qué nos ha dicho?
Antes de ser llamado por Dios para el delicado servicio
de Sucesor de Pedro, estuvo en Guadalajara, en el año 1997,
cuando aún era Prefecto de la Congregación para la Doctrina
de la Fe. Vino a una reunión de obispos de toda América
Latina, a quienes convocó para dialogar sobre los principales
asuntos doctrinales que en ese momento eran de particular
interés. Desde entonces no se detuvo en la ciudad de México,
porque sus médicos no le permiten estar en lugares altos.
En el año 2005, recibió en Roma a todos los obispos de
México, distribuidos en cuatro grupos geográficos, con ocasión
de la Visita Ad limina, conforme a las provincias eclesiásticas
como estaban antes de su modificación actual. A cada grupo le
dirigió un importante discurso. En ese mismo año, al recibir las
cartas credenciales del nuevo Embajador de México ante la
Santa Sede, habló sobre la realidad del país, que conoce bien.
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Ofrecemos algunas de sus palabras, que hemos de
procurar reflexionar, para prepararnos espiritualmente a su
visita y sea provechosa.
Al primer grupo de obispos, procedentes de las
provincias de Chihuahua, Durango, Guadalajara y Hermosillo,
les dijo:
Un país pluricultural en transición
“La nación mexicana ha surgido como encuentro de
pueblos y culturas cuya fisonomía ha quedado marcada por la
presencia viva de Jesucristo y la mediación de María, «Madre
del Verdadero Dios por quien se vive». La riqueza del
«Acontecimiento Guadalupano» unió en una realidad nueva a
personas, historias y culturas diferentes, a través de las cuales
México ha ido madurando su identidad y su misión.
Hoy México vive un proceso de transición caracterizado
por la aparición de grupos que, a veces de manera más o
menos ordenada, buscan nuevos espacios de participación y
representación. Muchos de ellos propugnan con particular
fuerza la reivindicación en favor de los pobres y de los
excluidos del desarrollo, particularmente de los indígenas. Los
profundos anhelos de consolidar una cultura y unas
instituciones democráticas, económicas y sociales que
reconozcan los derechos humanos y los valores culturales del
pueblo, deben encontrar un eco y una respuesta iluminadora
en la acción pastoral de la Iglesia.
Formación, en especial para jóvenes y familias
Se requiere una formación integral, que ayude a cada
fiel a vivir el Evangelio en las diversas dimensiones de la vida.
Esta formación es particularmente necesaria para los jóvenes
que, al dejar de frecuentar la comunidad eclesial tras los
sacramentos de iniciación, se encuentran ante una sociedad
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marcada por un creciente pluralismo cultural y religioso.
Además, se enfrentan, a veces muy solos y como desorientados,
a corrientes de pensamiento según las cuales, sin necesidad de
Dios e incluso contra Dios, el hombre alcanza su plenitud a
través del poder tecnológico, político y económico. Por eso se
ve la necesidad de acompañar a los jóvenes y convocarlos con
entusiasmo para que, integrados de nuevo en la comunidad
eclesial, asuman el compromiso de transformar la sociedad
como exigencia fundamental del seguimiento de Cristo.
Asimismo, las familias requieren un acompañamiento
adecuado para poder descubrir y vivir su dimensión de
«iglesia doméstica». El padre y la madre necesitan recibir una
formación que les ayude a ser los „primeros evangelizadores‟
de sus hijos; sólo así podrán realizarse como la primera
escuela de la vida y de la fe. Pero el solo conocimiento de los
contenidos de la fe no suple jamás la experiencia del encuentro
personal con el Señor.
Coherencia y creatividad para
evangelizar
La sociedad actual cuestiona y
observa a la Iglesia, exigiendo
coherencia e intrepidez en la fe.
Signos visibles de credibilidad serán el
testimonio de vida, la unidad de los
creyentes, el servicio a los pobres y la
incansable promoción de su dignidad.
En la tarea evangelizadora hay que
ser creativos, siempre en fidelidad a la
Tradición de la Iglesia y de su magisterio. Poner el rostro de
Cristo en el ambiente mediático requiere un serio esfuerzo
formativo y apostólico que no puede postergarse, necesitando
también para ello la aportación de todos”.
15
Al segundo grupo de obispos, de las provincias de
Monterrey, Morelia y San Luis Potosí, les dijo:
Grave error: separar fe y vida
“México tiene ante sí el reto de transformar sus
estructuras sociales para que sean más acordes con la
dignidad de la persona y sus derechos fundamentales. A esta
tarea están llamados a colaborar los católicos, que constituyen
aún la mayor parte de su población, descubriendo su
compromiso de fe y el sentido unitario de su presencia en el
mundo. Pues, de lo contrario, la separación entre la fe que
profesan y la vida cotidiana de muchos debe ser considerada
como uno de los errores más graves de nuestro tiempo.
Muchos bautizados, influenciados por innumerables
propuestas de pensamiento y de costumbres, son indiferentes a
los valores del Evangelio e incluso se ven inducidos a
comportamientos contrarios a la visión cristiana de la vida, lo
que dificulta la pertenencia a una comunidad eclesial. Aun
confesándose católicos, viven de hecho alejados de la fe,
abandonando las prácticas religiosas y perdiendo
progresivamente la propia identidad de creyentes, con
consecuencias morales y espirituales de diversa índole.
Problemas y alternativas
Sigue siendo motivo de gran preocupación que en
algunos ambientes, por el afán de poder, se hayan deteriorado
las sanas formas de convivencia y la gestión de la cosa
pública, y se hayan incrementado además los fenómenos de la
corrupción, impunidad, infiltración del narcotráfico y del
crimen organizado. Todo esto lleva a diversas formas de
violencia, indiferencia y desprecio del valor inviolable de la
vida. También en México se vive frecuentemente en una
situación de pobreza.
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En muchos fieles se constata, sin embargo, una fe en
Dios, un sentido religioso acompañado de expresiones ricas en
humanidad, hospitalidad, hermandad y solidaridad. Estos
valores se ponen en peligro con la migración al extranjero,
donde muchos trabajan en condiciones precarias, en un estado
de indefensión y afrontando con dificultad un contexto cultural
distinto a su idiosincrasia social y religiosa. Donde los
emigrantes encuentran buena acogida en una comunidad
eclesial, que los acompaña en su inserción en la nueva
realidad, este fenómeno es en cierto modo positivo e incluso
favorece la evangelización de otras culturas.
Sectas, catequesis y renovación
pastoral
La actividad de las sectas y de
los nuevos grupos religiosos en
América, lejos de dejaros indiferentes,
ha de estimular a vuestras Iglesias
particulares a ofrecer a los fieles una
atención religiosa más personalizada,
consolidando las estructuras de
comunión y proponiendo una
religiosidad popular purificada, a fin de hacer más viva la fe
de todos los católicos.
La catequesis, junto con la enseñanza de la religión y
de la moral, ha de fundamentar cada vez mejor la experiencia
y el conocimiento de Jesucristo a través del testimonio vivo de
quienes lo han encontrado, con el fin de suscitar el anhelo de
seguirlo y servirlo con todo el corazón y toda el alma. Sin
embargo, es importante que lo que nos propongamos, con la
ayuda de Dios, esté fundado en la contemplación y en la
oración. El nuestro es un tiempo de continuo movimiento, que
a menudo desemboca en el activismo, con el riesgo fácil del
„hacer por hacer‟.
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Todo ello implica, en la práctica pastoral, la necesidad
de revisar nuestras mentalidades, actitudes y conductas, y
ampliar nuestros horizontes, comprometiéndonos a compartir
y trabajar con entusiasmo para responder a los grandes
interrogantes del hombre de hoy. Como Iglesia misionera,
todos estamos llamados a comprender los desafíos que la
cultura postmoderna plantea a la nueva evangelización del
Continente. El diálogo de la Iglesia con la cultura de nuestro
tiempo es vital para la Iglesia misma y para el mundo”.
Al tercer grupo de obispos, de las provincias de Jalapa,
México, Puebla y Tlalnepantla, les expresó:
Análisis de la realidad
“Tanto individualmente como de manera colegial
realizáis un análisis constante de la sociedad mexicana,
porque sois conscientes de que el ministerio episcopal os
impulsa a valorar las realidades temporales para iluminarlas
desde la fe. A este respecto, el Obispo contempla vigilante a
los fieles y a toda la sociedad desde la perspectiva del
Evangelio. Al escuchar "lo que el Espíritu dice a las Iglesias",
sentís el deber de hacer un sereno discernimiento sobre las
diversas circunstancias, las iniciativas o la pasividad, que
lamentablemente afecta a veces al pueblo de Dios, sin
descuidar tampoco los graves problemas y las aspiraciones
más profundas de la sociedad.
Pastoral Urbana
La vida urbana está marcada por la convivencia de
múltiples culturas y costumbres de sus habitantes. En las
grandes ciudades se encuentran importantes centros de la vida
económica, universitaria y cultural, así como las instituciones
políticas y legislativas, de donde irradian su influencia al resto
de la nación. Al mismo tiempo, en ellas la vida es compleja por
las diversas clases sociales a las que la pastoral diocesana
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debe atender sin discriminación, cuidando de manera
prioritaria a quienes se encuentran en situación de gran
pobreza, soledad o marginación. Todos estos grupos sociales
forjan el rostro urbano y constituyen un continuo desafío para
la tarea pastoral, cuya planificación debe atender también a
los hermanos que emigran, cada vez en mayor número, del
ambiente rural al urbano en busca de una vida más digna.
Sembrar esperanza
Os invito a proseguir sin
desaliento en la función de
enseñar y anunciar a los
hombres el Evangelio de Cristo.
El Obispo, al proponer la
Palabra de Dios para iluminar
la conciencia de los fieles, ha de hacerlo con un lenguaje y una
forma apropiada a nuestro tiempo, que dé una respuesta a las
dificultades y problemas que más oprimen y angustian a los
hombres. En la sociedad actual, que da muestras tan visibles
de secularismo, no debemos caer en el desánimo ni en la falta
de entusiasmo en los proyectos pastorales.
Ante un panorama cambiante y complejo como el
actual, la virtud de la esperanza está sometida a dura prueba
en la comunidad de los creyentes. Por eso mismo hemos de ser
apóstoles esperanzados, que confían con alegría en las
promesas de Dios. Él nunca abandona a su pueblo, sino que lo
llama a conversión para que su Reino se haga realidad.
Atención a los sacerdotes
Tenéis que dedicar los mejores desvelos y energías a
los sacerdotes. Por eso os aliento a estar siempre cerca de
cada uno, a mantener con ellos una relación de amistad
sacerdotal, al estilo del Buen Pastor. Ayudadles a ser hombres
de oración asidua, tanto en el silencio contemplativo que nos
19
aleja del ruido y de la dispersión de las múltiples actividades,
como en la celebración devota y diaria de la Eucaristía y de la
Liturgia de las Horas, que la Iglesia les ha encomendado para
bien de todo el Cuerpo de Cristo. La oración del sacerdote es
una exigencia de su ministerio pastoral, porque para la
comunidad es imprescindible el testimonio del sacerdote
orante, que proclama la trascendencia y se sumerge en el
misterio de Dios. Preocupaos por la situación particular de
cada sacerdote animándolo a proseguir con gozo y esperanza
por el camino de la santidad sacerdotal, ofreciéndole la ayuda
que necesite y fomentando también la fraternidad entre ellos.
Que a ninguno le falten los medios necesarios para vivir
dignamente su sublime vocación y ministerio. Cuidad también
con particular esmero la formación de los seminaristas y
promoved con entusiasmo la pastoral vocacional”.
Al cuarto grupo de obispos, de las provincias de
Veracruz, Oaxaca y Yucatán, les dijo:
Valores humanos y evangélicos
―La función episcopal de enseñar consiste en la
transmisión del Evangelio de Cristo, con sus valores morales y
religiosos, considerando las diversas realidades y aspiraciones
que surgen en la sociedad contemporánea, cuya situación
deben conocer bien los Pastores. Es importante hacer un gran
esfuerzo para explicar adecuadamente los motivos de las
posiciones de la Iglesia, subrayando sobre todo que no se trata
de imponer a los no creyentes una perspectiva de fe, sino de
interpretar y defender los valores radicados en la naturaleza
misma del ser humano.
Solicitud por los desprotegidos
Los pastores de la Iglesia en México han de prestar
una especial atención, como se hacía en los primeras
comunidades cristianas, a los grupos más desprotegidos y a
20
los pobres. Ellos siguen siendo un amplio sector de la
población nacional, víctimas a veces de estructuras
insuficientes e inaceptables. Desde el Evangelio, la respuesta
adecuada es promover la solidaridad y la paz, que hagan
realmente posible la justicia. Por eso la Iglesia trata de
colaborar eficazmente para erradicar cualquier forma de
marginación, orientando a los cristianos a practicar la justicia
y el amor. En este sentido, animad a quienes disponen de más
recursos a compartirlos, como nos exhorta el mismo Cristo,
con los hermanos más necesitados (cf Mt 25, 35-40). Es
necesario no sólo aliviar las necesidades más graves, sino que
se ha de ir a sus raíces, proponiendo medidas que den a las
estructuras sociales, políticas y económicas una configuración
más ecuánime y solidaria. Así la caridad estará al servicio de
la cultura, de la política, de la economía y de la familia,
convirtiéndose en cimiento de un auténtico desarrollo humano
y comunitario.
Hacia una fe sólida y madura
El pueblo mexicano, rico por
sus culturas, historia, tradiciones y
religiosidad, se caracteriza por su
alegría y un profundo sentido de la
fiesta. Esta es una de las muestras
del júbilo cristiano ya desde la
primera evangelización, que da gran
expresividad a las manifestaciones
de la religiosidad popular.
Corresponde a los Pastores orientar
esta peculiaridad tan común en los
fieles mexicanos hacia una fe sólida y madura, capaz de
modelar una conducta de vida coherente con lo que se profesa
con alegría. Ello avivará también el creciente impulso
misionero de los mexicanos, que responden al mandato del
Señor: «Id, pues, haced discípulos a todas las gentes».
21
Dignidad y misión de la mujer
En México, donde se manifiesta tantas veces el «genio»
de la mujer, que asegura una fina sensibilidad por el ser
humano en la familia, en las comunidades eclesiales, en la
asistencia social y en otros campos de la vida ciudadana, se da
a veces la paradoja de una exaltación teórica y una
depreciación práctica o discriminatoria de la misma. Por eso,
tomando ejemplo de la delicadeza y respeto que Jesús mostró
hacia ellas, sigue siendo un desafío de nuestro tiempo cambiar
de mentalidad, para que sean tratadas con plena dignidad en
todos los ambientes y se proteja también su insustituible
misión de ser madres primeras educadoras de los hijos.
Pastoral Juvenil
Además, hoy es una tarea importante la pastoral con
los jóvenes. Ellos, con sus preguntas e inquietudes y también
con la alegría de su fe, siguen siendo para nosotros un
estímulo en nuestro ministerio. En muchos de ellos existe el
falso concepto de que comprometerse o tomar decisiones
definitivas hace perder la libertad. Conviene recordarles, en
cambio, que el hombre se hace libre cuando se compromete
incondicionalmente con la verdad y el bien. Sólo así es posible
encontrar un sentido a la vida y construir algo grande y
duradero si tienen a Jesucristo como centro de su existencia”.
Al nuevo embajador de México ante la Santa Sede, le
expresó el 23 de septiembre de 2005:
22
Laicismo y libertad religiosa
“Un Estado democrático laico es aquel que protege la
práctica religiosa de sus ciudadanos, sin preferencias ni
rechazos. Por otra parte, la Iglesia considera que en las
sociedades modernas y democráticas puede y debe haber plena
libertad religiosa. En un Estado laico son los ciudadanos
quienes, en el ejercicio de su libertad, dan un determinado
sentido religioso a la vida social. Además, un Estado moderno
ha de servir y proteger la libertad de los ciudadanos y también
la práctica religiosa que ellos elijan, sin ningún tipo de
restricción o coacción. No se trata de un derecho de la Iglesia
como institución, se trata de un derecho humano de cada
persona, de cada pueblo y de cada nación.
Ante el creciente laicismo, que pretende reducir la vida
religiosa de los ciudadanos a la esfera privada, sin ninguna
manifestación social y pública, la Iglesia sabe muy bien que el
mensaje cristiano refuerza e ilumina los principios básicos de
toda convivencia, como el don sagrado de la vida, la dignidad
de la persona junto con la igualdad e inviolabilidad de sus
derechos, el valor irrenunciable del matrimonio y de la familia
que no se puede equiparar ni confundir con otras formas de
uniones humanas. La institución familiar necesita un apoyo
especial, porque en México, como en otros Países, va
mermando progresivamente su vitalidad y su papel
fundamental.
Narcotráfico
Una atención especial merece el problema del
narcotráfico, que causa un grave daño a la sociedad. A ese
respecto, hay que reconocer el esfuerzo continuo realizado
hasta ahora por el Estado y algunas organizaciones sociales
en la lucha contra esta terrible plaga que afecta a la seguridad
y a la salud pública. No debe olvidarse que una de las raíces
23
del problema es la gran desigualdad económica, que no
permite el justo desarrollo de una buena parte de la población,
llevando a muchos jóvenes a ser las primeras víctimas de las
adicciones, o bien atrayéndolos con la seducción del dinero
fácil procedente del narcotráfico y del crimen organizado. Por
ello, es urgente que todos aúnen esfuerzos para erradicar este
mal mediante la difusión de los auténticos valores humanos y
la construcción de una verdadera cultura de la vida. La Iglesia
ofrece toda su colaboración en este campo.
Pueblos originarios
Al considerar la
historia de México se
constata la vasta
pluralidad de sus
poblaciones indígenas,
que durante siglos se han
esforzado por conservar
sus valores y tradiciones ancestrales. Como expresó mi
querido predecesor el Papa Juan Pablo II en la canonización
del indio Juan Diego en la Basílica de Guadalupe, "¡México
necesita a sus indígenas y los indígenas necesitan a México!".
En efecto, es preciso favorecer, hoy más que nunca, su
integración respetando sus costumbres y las formas de
organización de sus comunidades, lo cual les permita el
desarrollo de su propia cultura y les haga capaces de abrirse,
sin renunciar a su identidad, a los desafíos del mundo
globalizado. Por ello, aliento a los responsables de las
instituciones públicas a favorecer, desde una efectiva igualdad
de derechos, la participación activa de los pueblos indígenas
en la marcha y el progreso del País. Es una justa e
irrenunciable aspiración, cuya realización fundamentará la
paz, que ha de ser fruto de la justicia.
24
Proceso electoral y política
Es de esperar que el proceso electoral contribuya a seguir
fortaleciendo el orden democrático, orientándolo
decididamente hacia el desarrollo de políticas inspiradas en el
bien común y en la promoción integral de todos los
ciudadanos, atendiendo especialmente a los más débiles y
desprotegidos. La actividad política en México ha de continuar
ejerciéndose como un servicio efectivo a la Nación, con el fin
de promover y garantizar las condiciones necesarias para que
los ciudadanos puedan desarrollar su vida en las mejores
condiciones posibles. Se ha de fomentar el respeto a la verdad,
la voluntad de favorecer el bien general, la defensa de la
libertad, la justicia y la convivencia, en el marco del Estado de
Derecho. Es largo el proceso a través del cual los pueblos se
ejercitan en la corresponsabilidad propia de la democracia”.
Esta es una selección de sus mensajes. Por ellos,
podemos deducir que está bien informado de nuestra realidad.
El Espíritu Santo le ilumina y sus asesores le ayudan para que
su palabra sea siempre oportuna. Dispongamos nuestro corazón
para escucharle ahora que nos visitará, sin distraernos en
detalles secundarios. Oremos por él, para que su presencia en
nuestro país sea una evangelización que nos lleve a “una fe
recia, una esperanza viva y una caridad ardiente”.
25
IV- BENEDICTO XVI: SUS ENSEÑANZAS
El Papa Benedicto XVI hará
una visita pastoral a México del 23 al
26 de marzo de 2012, para
“proclamar la Palabra de Cristo y
afianzar la convicción de que éste es
un tiempo precioso para evangelizar
con una fe recia, una esperanza viva
y una caridad ardiente”.
¿Quién es este Papa?, ¿Qué tanto lo conocemos?
¿Cuáles son los temas en que más ha insistido? ¿Qué piensa
sobre la situación cultural de nuestro tiempo?
Una buena preparación para su visita es conocer su
magisterio, analizar lo que nos ha dicho sobre diversos puntos
de actualidad. Ofrecemos aquí algunas de sus intervenciones
sobre la cultura, entendiendo ésta como "todo aquello con lo
que el hombre afina y desarrolla sus innumerables cualidades
espirituales y corporales, procura someter al mismo orbe
terrestre con su conocimiento y trabajo, hace más humana la
vida social, tanto en la familia como en toda la sociedad civil,
mediante el progreso de las costumbres e instituciones;
finalmente a través del tiempo formula, comunica y conserva
en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiraciones,
para que sirvan de provecho a muchos; más aún, a todo el
género humano" (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes 53).
En otras palabras, la cultura no es sólo acumulación de
conocimientos, sino la actitud ante la familia, ante los demás,
ante la naturaleza. Cultura es el estilo de vida de las personas y
de los pueblos. Cultura son las costumbres y las tradiciones.
Cultura son las leyes y las normas de comportamiento. Cultura
son los valores y los criterios que rigen una sociedad. Cultura
26
son las relaciones entre padres e hijos, entre hombres y
mujeres. Cultura es la forma de relacionarse con Dios, que
varía de un pueblo a otro. Cultura es la manera como se
afrontan la enfermedad y la muerte.
En el Documento de Puebla, elaborado después de la
primera visita del Papa Juan Pablo II a México, se dice que
“con la palabra „cultura‟ se indica el modo particular como,
en un pueblo, los hombres cultivan su relación con la
naturaleza, entre sí mismos y con Dios. Es el estilo de vida
común que caracteriza a los diversos pueblos. La cultura así
entendida, abarca la totalidad de la vida de un pueblo: el
conjunto de valores que lo animan y de desvalores que lo
debilitan: las costumbres, la lengua, las instituciones y
estructuras de convivencia social. Lo esencial de la cultura
está constituido por la actitud con que un pueblo afirma o
niega una vinculación religiosa con Dios” (DP 386-389).
¿Qué nos ha dicho el Papa Benedicto XVI sobre la cultura?
Desde el inicio de su Ministerio Petrino, ha denunciado
la que califica como dictadura del relativismo. Dice que se está
imponiendo una forma de vida y de pensamiento en que parece
que vale sólo lo que cada quien piensa, lo que quiere y decide
cada persona, sin referencia a Dios ni a los demás, sin normas
morales que valgan para todos. Cada quien se quiere hacer
como un dios, como dueño absoluto de sí mismo y de la
verdad, sin Dios, que es la Verdad.
¿Qué pensar de esta cultura relativista? ¿Cuál es la
misión de la Iglesia, y por tanto de todos los creyentes, ante
esta realidad?
El Papa ha hablado muchas veces de esto; ahora sólo
entresacamos algunas de sus intervenciones más recientes, para
prepararnos mejor a su próxima visita a nuestro país.
27
Una cultura sin Dios
Dice el Papa: “El momento histórico actual está
marcado por luces y sombras. Asistimos a comportamientos
complejos: encerramiento en sí mismo, narcisismo, deseo de
poseer y de consumir, sentimientos y afectos desliados de la
responsabilidad. Muchas son las causas de esta
desorientación, que se manifiesta en un profundo malestar
existencial, pero en el fondo de todo se puede entrever la
negación de la dimensión trascendente del hombre y de la
relación fundamental con Dios” (2-VII-2011).
“Donde Dios desaparece, el
hombre cae en la esclavitud de
idolatrías, como han mostrado, en
nuestro tiempo, los regímenes
totalitarios, y como muestran
también diversas ormas de
nihilismo, que hacen al hombre
dependiente de ídolos, de
idolatrías; lo esclavizan… La verdadera adoración de Dios no
destruye, sino que renueva, transforma. Ciertamente, el fuego
de Dios, el fuego del amor quema, transforma, purifica, pero
precisamente así no destruye, sino que crea la verdad de
nuestro ser, recrea nuestro corazón” (15-VI-2011).
“La técnica que domina al hombre lo priva de su
humanidad. El orgullo que genera ha hecho surgir en nuestras
sociedades un economicismo intratable y cierto hedonismo,
que determina los comportamientos de modo subjetivo y
egoísta. El debilitamiento del primado de lo humano conlleva
un desvarío existencial y una pérdida del sentido de la vida.
De hecho, la visión del hombre y de las cosas sin referencia a
la trascendencia desarraiga al hombre de la tierra y, más
fundamentalmente, empobrece su identidad misma” (9-VI-
2011).
28
“Una mentalidad se ha ido difundiendo en nuestro
tiempo, que, renunciando a cualquier referencia a lo
trascendente, se ha mostrado incapaz de comprender y
preservar lo humano. La difusión de esta mentalidad ha
generado la crisis que vivimos hoy, que es crisis de significado
y de valores, antes que crisis económica y social. El hombre
que busca vivir sólo de forma positivista, en lo calculable y en
lo mensurable, al final queda sofocado. En este marco, la
cuestión de Dios es, en cierto sentido, la cuestión de las
cuestiones. Pero el desafío de una mentalidad cerrada a lo
trascendente obliga también a los propios cristianos a volver
de modo más decidido a la centralidad de Dios. No es menos
urgente volver a proponer la cuestión de Dios también en el
mismo tejido eclesial. ¡Cuántas veces, a pesar de declararse
cristianos, de hecho Dios no es el punto de referencia central
en el modo de pensar y de actuar, en las opciones
fundamentales de la vida” (25-XI-2011).
“Quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples
esperanzas, en el fondo está sin esperanza, sin la gran
esperanza que sostiene toda la vida. La verdadera, la gran
esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las
desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y
que nos sigue amando «hasta el extremo», «hasta el total
cumplimiento». Quien ha sido tocado por el amor empieza a
intuir lo que sería propiamente «vida»” (Encíclica sobre la
esperanza, 27).
“Cuando las políticas no fomentan o promueven
valores objetivos, el resultado moral es el relativismo, que, en
lugar de conducir a una sociedad libre, justa y comprensiva,
tiende a producir frustración, desesperación, egoísmo y la
indiferencia por la vida y la libertad de los demás” (Al
Embajador de Inglaterra: 9-IX-2011).
29
Familia y cultura
“La familia es el valor más
querido de esas nobles tierras. Se
constata con dolor, sin embargo,
cómo los hogares sufren cada vez
más situaciones adversas
provocadas por los rápidos
cambios culturales, por la
inestabilidad social, por los flujos migratorios, por la pobreza,
por programas de educación que banalizan la sexualidad y por
falsas ideologías. No podemos quedar indiferentes ante estos
retos. En el Evangelio encontramos luz para responder a ellos
sin desanimarnos. Cristo con su gracia nos impulsa a trabajar
con diligencia y entusiasmo para acompañar a cada uno de los
miembros de las familias en el descubrimiento del proyecto de
amor que Dios tiene sobre la persona humana. Ningún
esfuerzo, por tanto, será inútil para fomentar cuanto
contribuya a que cada familia, fundada en la unión indisoluble
entre un hombre y una mujer, lleve a cabo su misión de ser
célula viva de la sociedad, semillero de virtudes, escuela de
convivencia constructiva y pacífica, instrumento de concordia
y ámbito privilegiado en el que, de forma gozosa y
responsable, la vida humana sea acogida y protegida desde su
inicio hasta su fin natural. Por este motivo, la pastoral
familiar tiene un puesto destacado en la acción evangelizadora
de cada una de las Iglesias particulares” (A las comisiones
episcopales de la familia y de la vida en América Latina: 28-
III-2011).
“La nueva evangelización depende en gran parte de la
Iglesia doméstica. En nuestro tiempo, como ya sucedió en
épocas pasadas, el eclipse de Dios, la difusión de ideologías
contrarias a la familia y la degradación de la ética sexual,
están vinculados entre sí. Y del mismo modo que están en
relación el eclipse de Dios y la crisis de la familia,
5
30
así la Nueva Evangelización es inseparable de la familia
cristiana (Al Consejo Pontificio para la familia: 1-XII-2011)
Jóvenes, cultura y Cristo
“Os invito a no tener
miedo de plantearos las
preguntas fundamentales
sobre el sentido y el valor de
la vida. No os quedéis en las
respuestas parciales, inmediatas, ciertamente más fáciles en
un primer momento y más cómodas, que pueden dar algunos
ratos de felicidad, de exaltación, de embriaguez, pero que no
os llevan a la verdadera alegría de vivir… Siempre existe el
peligro de quedar aprisionados en el mundo de la cosas, de lo
inmediato, de lo relativo, de lo útil, perdiendo la sensibilidad
por lo que se refiere a nuestra dimensión espiritual…
Aprended a reflexionar, a leer de modo no superficial, sino en
profundidad, vuestra experiencia humana: descubriréis, con
asombro y con alegría, que vuestro corazón es una ventana
abierta al infinito… Una de las falsas ilusiones producidas en
el curso de la historia ha sido la de pensar que el progreso
técnico-científico, de modo absoluto, podría dar respuestas y
soluciones a todos los problemas de la humanidad. Y vemos
que no es así… Cada uno de nosotros no está hecho sólo de
una dimensión horizontal, sino que comprende también la
dimensión vertical.
En Cristo, podéis encontrar las respuestas a los
interrogantes que acompañan vuestro camino, no de modo
superficial, fácil, sino caminando con Jesús, viviendo con
Jesús. El encuentro con Cristo no se limita a la adhesión a una
doctrina, a una filosofía, sino que lo que él os propone es
compartir su misma vida y así aprender a vivir, aprender lo
que es el hombre, lo que soy yo. Vuestra vida encuentra
significado en el misterio de Dios, que es Amor: un Amor
31
exigente, profundo, que va más allá de la superficialidad. ¡En
el Señor resucitado tenemos la certeza de nuestra esperanza”
(A los jóvenes en San Marino: 19-VI-2011).
“Habéis encontrado a Jesucristo. Os sentiréis yendo
contra corriente en medio de una sociedad donde impera la
cultura relativista que renuncia a buscar y a poseer la verdad.
Pero el Señor os ha enviado en este momento de la historia,
lleno de grandes desafíos y oportunidades, para que, gracias a
vuestra fe, siga resonando por toda la tierra la Buena Nueva
de Cristo.
Respondedle con generosidad y valentía, como
corresponde a un corazón joven como el vuestro. Decidle:
Jesús, yo sé que Tú eres el Hijo de Dios que has dado tu vida
por mí. Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu
palabra. Tú me conoces y me amas. Yo me fío de ti y pongo mi
vida entera en tus manos. Quiero que seas la fuerza que me
sostenga, la alegría que nunca me abandone.
De esta amistad con Jesús nacerá también el impulso
que lleva a dar testimonio de la fe en los más diversos
ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia. No se
puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás.
Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos.
Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe. El mundo
necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a
Dios. También a vosotros os incumbe la extraordinaria tarea
de ser discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y
países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más
grandes y, vislumbrando en sus corazones la posibilidad de
valores más auténticos, no se dejan seducir por las falsas
promesas de un estilo de vida sin Dios.
Cristo os pide hoy que estéis arraigados en Él y
construyáis con Él vuestra vida sobre la roca que es Él mismo.
Él os envía para que seáis testigos valientes y sin complejos,
32
auténticos y creíbles. No tengáis miedo de ser católicos, dando
siempre testimonio de ello a vuestro alrededor, con sencillez y
sinceridad. Que la Iglesia halle en vosotros y en vuestra
juventud a los misioneros gozosos de la Buena Noticia.
Ciertamente, son muchos en la actualidad los que se sienten
atraídos por la figura de Cristo y desean conocerlo mejor.
Perciben que Él es la respuesta a muchas de sus inquietudes
personales. Os invito a que deis un audaz testimonio de vida
cristiana ante los demás. Así seréis fermento de nuevos
cristianos y haréis que la Iglesia despunte con pujanza en el
corazón de muchos. Llevad el conocimiento y el amor de
Cristo por todo el mundo. Él quiere que seáis sus apóstoles en
el siglo veintiuno y los mensajeros de su alegría. ¡No lo
defraudéis!” ((A los jóvenes en la Jornada Mundial de la
Juventud: 21-VIII-2011).
Culturas Indígenas
“El papel histórico, espiritual, cultural y social que ha
desempeñado la Iglesia católica en América Latina sigue
siendo primario, también gracias a la feliz fusión entre la
antigua y rica sensibilidad de los pueblos indígenas con el
cristianismo y con la cultura moderna. Como sabemos,
algunos ambientes afirman un contraste entre la riqueza y
profundidad de las culturas precolombinas y la fe cristiana,
presentada como una imposición exterior o una alienación
para los pueblos de América Latina. En verdad, el encuentro
entre estas culturas y la fe en Cristo fue una respuesta
interiormente esperada por esas culturas. Por tanto, no hay
que renegar de ese encuentro, sino que se ha de profundizar:
ha creado la verdadera identidad de los pueblos de América
Latina” (A los Nuncios Apostólicos en América Latina: 17-II-
2007).
“La fe en Dios ha animado la vida y la cultura de estos
pueblos durante más de cinco siglos. Del encuentro de esa fe
33
con las etnias originarias ha nacido la rica cultura cristiana
de este Continente expresada en el arte, la música, la
literatura y, sobre todo, en las tradiciones religiosas y en la
idiosincrasia de sus gentes, unidas por una misma historia y
un mismo credo, y formando una gran sintonía en la
diversidad de culturas y de lenguas. En la actualidad, esa
misma fe ha de afrontar serios retos, pues están en juego el
desarrollo armónico de la sociedad y la identidad católica de
sus pueblos.
¿Qué ha significado la aceptación de la fe cristiana
para los pueblos de América Latina y del Caribe? Para ellos
ha significado conocer y acoger a Cristo, el Dios desconocido
que sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas
tradiciones religiosas. Cristo era el Salvador que anhelaban
silenciosamente. Ha significado también haber recibido, con
las aguas del bautismo, la vida divina que los hizo hijos de
Dios por adopción; haber recibido, además, el Espíritu Santo
que ha venido a fecundar sus culturas, purificándolas y
desarrollando los numerosos gérmenes y semillas que el Verbo
encarnado había puesto en ellas, orientándolas así por los
caminos del Evangelio.
El anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en
ningún momento, una alienación de las culturas
precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña.
Las auténticas culturas no están cerradas en sí mismas ni
petrificadas en un determinado punto de la historia, sino
que están abiertas, más aún, buscan el encuentro con otras
culturas, esperan alcanzar la universalidad en el encuentro y
el diálogo con otras formas de vida y con los elementos que
puedan llevar a una nueva síntesis en la que se respete siempre
la diversidad de las expresiones y de su realización cultural
concreta.
34
En última instancia, sólo la verdad unifica y su prueba
es el amor. Por eso Cristo, siendo realmente el Logos
encarnado, "el amor hasta el extremo", no es ajeno a cultura
alguna ni a ninguna persona; por el contrario, la respuesta
anhelada en el corazón de las culturas es lo que les da su
identidad última, uniendo a la humanidad y respetando a la
vez la riqueza de las diversidades, abriendo a todos al
crecimiento en la verdadera humanización, en el auténtico
progreso. El Verbo de Dios, haciéndose carne en Jesucristo, se
hizo también historia y cultura.
La sabiduría de los pueblos originarios les llevó
afortunadamente a formar una síntesis entre sus culturas y la
fe cristiana que los misioneros les ofrecían. De allí ha nacido
la rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el
alma de los pueblos latinoamericanos. Todo ello forma el gran
mosaico de la religiosidad popular que es el precioso tesoro de
la Iglesia católica en América Latina, y que ella debe proteger,
promover y, en lo que fuera necesario, también purificar”.
(Mensaje de Apertura de la V Conferencia del Episcopado
Latinoamericano, en Aparecida: 13-V-2007).
La Iglesia ante las culturas
“Para cumplir la misión salvífica que la Iglesia recibió
de Cristo, se trata de hacer que el Evangelio penetre en lo más
profundo de las culturas y las tradiciones de vuestro pueblo,
caracterizadas por la riqueza de sus valores humanos,
espirituales y morales, sin dejar de purificar estas culturas,
mediante una conversión necesaria, de lo que en ellas se
opone a la plenitud de verdad y de vida que se manifiesta en
Cristo Jesús. Esto también requiere anunciar y vivir la buena
nueva, entablando sin temor un diálogo crítico con las
culturas nuevas vinculadas a la aparición de la globalización,
para que la Iglesia les lleve un mensaje cada vez más
35
pertinente y creíble, permaneciendo fiel al mandato que
recibió de su Señor” (A los obispos de Camerún: 18-III-2006).
“El cristianismo está abierto a todo lo que hay de justo,
verdadero y puro en las culturas y en las civilizaciones; a lo
que alegra, consuela y fortalece nuestra existencia. San Pablo,
en la carta a los Filipenses, escribió: „Todo cuanto hay de
verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de
honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo
esto tenedlo en cuenta‟ (Flp 4,8). Por tanto, los discípulos de
Cristo reconocen y acogen de buen grado los auténticos
valores de la cultura de nuestro tiempo, como el conocimiento
científico y el desarrollo tecnológico, los derechos del hombre,
la libertad religiosa y la democracia. Sin embargo, no ignoran
y no subestiman la peligrosa fragilidad de la naturaleza
humana, que es una amenaza para el camino del hombre en
todo contexto histórico. En particular, no descuidan las
tensiones interiores y las contradicciones de nuestra época.
Por eso, la obra de evangelización nunca consiste sólo en
adaptarse a las culturas, sino que siempre es también una
purificación, un corte valiente, que se transforma en
maduración y saneamiento, una apertura que permite nacer a
la „nueva creatura‟ que es el fruto del Espíritu Santo” (A la
IV Asamblea Eclesial Nacional Italiana: 19-X-2006).
“El Señor Jesús, en el misterio de la Encarnación,
naciendo de mujer como hombre perfecto, no sólo está en
relación directa con las expectativas expresadas en el Antiguo
Testamento, sino también con las de todos los pueblos. Con
eso, Él ha manifestado que Dios quiere encontrarse con
nosotros en nuestro contexto vital. Por tanto, para una
participación más eficaz de los fieles en los santos Misterios,
es útil proseguir el proceso de inculturación en el ámbito de la
celebración eucarística, teniendo en cuenta las posibilidades
de adaptación. Para lograr este objetivo, recomiendo a las
Conferencias Episcopales que favorezcan el adecuado
36
equilibrio entre los criterios y normas ya publicadas y las
nuevas adaptaciones, siempre de acuerdo con la Sede
Apostólica” (Exhortación Sacramentum Caritatis, 54).
¿Qué hacer?
“La Iglesia, que participa de los gozos y esperanzas, de
las penas y alegrías de sus hijos, quiere caminar a su lado en
este período de tantos desafíos, para infundirles siempre
esperanza y consuelo. El discípulo sabe que sin Cristo no hay
luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro” (Discurso
Inaugural en Aparecida: 13-V- 2007).
“El encuentro de las culturas es una realidad
fundamental en nuestra época y para el futuro de la
humanidad y de la Iglesia. El hombre y la mujer no pueden
alcanzar un nivel de vida verdadera y plenamente humano si
no es precisamente mediante la cultura. Hoy, más que nunca,
la apertura recíproca entre las culturas es terreno privilegiado
para el diálogo entre quienes están comprometidos con la
búsqueda de un auténtico humanismo, para que crezca una
nueva generación capaz de diálogo y discernimiento,
comprometida a difundir el respeto y la colaboración con
vistas a la paz y al desarrollo” (A estudiantes internacionales:
2-XII-2011).
Ser testigos de Dios en la cultura
“A Dios se lo conoce a través de hombres y mujeres
que lo conocen: el camino hacia El pasa, de modo concreto, a
través de quien ya lo ha encontrado. Aquí es particularmente
importante vuestro papel de fieles laicos. Estáis llamados a
dar un testimonio transparente de la importancia de la
cuestión de Dios en todos los campos del pensamiento y de la
acción. En la familia, en el trabajo, así como en la política y
en la economía, el hombre contemporáneo necesita ver con sus
propios ojos y palpar con sus propias manos que con Dios o
37
sin Dios todo cambia” (Al Consejo Pontificio para los laicos:
25-XI-2011).
“Ha habido muchos conflictos provocados por la
ceguera del hombre, por sus ansias de poder y por intereses
político-económicos que ignoran la dignidad de la persona o
de la naturaleza. Hay demasiados escándalos e injusticias,
demasiada corrupción y codicia, demasiado desprecio y
mentira, excesiva violencia que lleva a la miseria y a la
muerte. La agresividad es una forma de relación bastante
arcaica, que se remite a instintos fáciles y poco nobles.
Utilizar las palabras reveladas, las Sagradas Escrituras o el
nombre de Dios para justificar nuestros intereses, nuestras
políticas tan fácilmente complacientes o nuestras violencias, es
un delito muy grave. No privéis a vuestros pueblos de la
esperanza; es necesario que seáis verdaderos servidores de la
esperanza. La Iglesia no ofrece soluciones técnicas ni impone
fórmulas políticas. Ella repite: ¡No tengáis miedo! La
humanidad no está sola ante los desafíos del mundo. Dios
está presente y este es un mensaje de esperanza, una
esperanza que genera energía, que estimula la inteligencia y
da a la voluntad todo su dinamismo. Esperar no es abandonar;
es redoblar la actividad. La desesperación es individualista.
La esperanza es comunión. Sed sembradores de esperanza.
Tener esperanza no es ser ingenuo, sino hacer un acto de fe en
Dios, Señor del tiempo y también Señor de nuestro futuro” (En
su viaje a África: 19-XI-2011).
Evangelización de la misma
Iglesia
“Se observa un desplome
preocupante de los fundamentos
intelectuales, culturales y
morales de la vida social, y un
creciente sentido de
3
38
desconcierto e inseguridad, especialmente entre los jóvenes,
frente a los grandes cambios sociales. Los obstáculos para la
fe y la práctica cristiana puestos por una cultura secularizada
influyen negativamente en la vida de los creyentes. Inmersos
en esta cultura, los creyentes a diario están turbados por las
objeciones. Por las cuestiones inquietantes y por el cinismo de
una sociedad que parece haber perdido sus raíces, por un
mundo en el que el amor a Dios se ha enfriado en numerosos
corazones. La evangelización, por consiguiente, se presenta no
sólo como una tarea que es preciso realizar hacia fuera de la
Iglesia. Nosotros mismos somos los primeros en necesitar
evangelización. La respuesta definitiva sólo puede brotar de
una autoevaluación rigurosa, crítica y constante, y de una
conversión a la luz de la verdad de Cristo” (A Obispos de
Estados Unidos: 26-XI-2011),
Reflexión
¿Qué nos dicen estas palabras del Papa? La cultura de
nuestra patria, su estilo de vida, sus costumbres y sus leyes,
¿reflejan a un pueblo católico, o es una cultura que denota una
crisis de identidad cristiana? ¿Qué hacer, para que nuestra
cultura, desde la familia, la escuela, los medios de
comunicación, los grupos eclesiales, la política, la economía,
sea más acorde con el plan de Dios? ¿Con qué actitud nos
preparamos a la próxima visita de Benedicto XVI?
Oración
Dios nuestro, que en tu providencia quisiste fundar tu Iglesia
sobre la roca de Pedro, el jefe de los Apóstoles,
mira con bondad a nuestro Santo Padre Benedicto XVI,
y ya que lo has constituido Sucesor de Pedro,
concédele que sea para tu pueblo
principio y fundamento visible
de la unidad en la fe y de la comunión en el amor.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
39
V- BENEDICTO XVI: LA FAMILIA
Frecuentemente Benedicto
XVI se refiere a la familia con
términos -que ya son parte del
magisterio de la Iglesia-, como ―la
estupenda novedad‖, ―santuario de la
vida‖ que la acoge y promueve desde
su concepción hasta su término
natural, ―patrimonio y bien común de
la humanidad‖, ―la célula vital y pilar
de la sociedad‖, ―íntima comunidad
de vida y amor‖, ―ámbito privilegiado donde cada persona
aprende a dar y recibir amor‖, ―iglesia doméstica‖.
Concepciones equivocadas
Señala las concepciones equívocas sobre Dios, sobre el
hombre, sobre la libertad y sobre el amor humano, las
―situaciones adversas provocadas por el secularismo y el
relativismo ético, por los diversos flujos migratorios internos y
externos, por la pobreza, por la inestabilidad social y por
legislaciones civiles contrarias al matrimonio que, al favorecer
los anticonceptivos y el aborto, amenazan el futuro de los
pueblos‖ (Discurso inaugural en Aparecida, 13 de mayo de
2007), todo lo cual incide gravemente en la familia, cuya
estabilidad está hoy en peligro. ―Vivimos en un mundo en el
que la familia, y también la vida misma, se ven constantemente
amenazadas y, a veces, destrozadas‖ (Jornada Mundial de la
Paz, 1º de enero de 2012). ―Las políticas que suponen un
ataque a la familia amenazan la dignidad humana y el porvenir
mismo de la humanidad‖ (Discurso al Cuerpo diplomático
acreditado ante la Santa Sede, 9 de enero de 2012). Por eso
reafirma con convicción: ―el futuro de la humanidad se fragua
en la familia‖ (Familiaris consortio, 86); ―la apertura a la vida
40
es signo de apertura al futuro‖ (Homilía en la santa Misa en
Zagreb, Croacia, 5 de junio de 2011; Discurso al Cuerpo
diplomático ante la Santa Sede, 9 de enero de 2012). Al indicar
en Aparecida (13 de mayo de 2007) algunos campos
prioritarios ―para llevar a cabo la renovación de la Iglesia‖,
señala en primer lugar a la familia, ―uno de los tesoros más
importantes de los pueblos latinoamericanos… escuela de fe,
palestra de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida
humana nace y se acoge generosa y responsablemente‖; por
eso nos convoca a ―una pastoral familiar intensa y vigorosa‖,
acompañada de ―políticas familiares auténticas que respondan
a los derechos de la familia como sujeto social
imprescindible‖.
Verdadera identidad de la familia
―El Sínodo [de los obispos sobre la Palabra de Dios] ha
sentido también la necesidad de subrayar la relación entre
Palabra de Dios, matrimonio y familia cristiana. En efecto,
‗con el anuncio de la Palabra de Dios, la Iglesia revela a la
familia cristiana su verdadera identidad, lo que es y debe ser
según el plan del Señor‘ (Familiaris consortio, 49). Por tanto,
nunca se pierda de vista que la Palabra de Dios está en el
origen del matrimonio (cf. Gn 2,24) y que Jesús mismo ha
querido incluir el matrimonio entre las instituciones de su
Reino (cf. Mt 19,4-8), elevando a sacramento lo que
originariamente está inscrito en la naturaleza humana… Por
eso, el Sínodo desea que cada casa tenga su Biblia y la
custodie de modo decoroso, de manera que se la pueda leer y
utilizar para la oración. Los sacerdotes, diáconos o laicos bien
preparados pueden proporcionar la ayuda necesaria para ello.
El Sínodo ha encomendado también la formación de pequeñas
comunidades de familias, en las que se cultive la oración y la
meditación en común de pasajes adecuados de la Escritura. Los
esposos han de recordar, además, que ‗la Palabra de Dios es
41
una ayuda valiosa también en las dificultades de la vida
conyugal y familiar‘‖ (Verbum Domini, 85).
Repetidas veces Benedicto XVI ha mencionado que la
familia está fundada sobre el matrimonio entre un hombre y
una mujer, cuyo ―sí‖ expresado mutuamente y ante Dios, se
prolongue en la aceptación de sus hijos; éstos, a su vez, den su
―sí‖ a quienes les han dado la vida (cf. Encuentro festivo y
testimonial en el V Encuentro Mundial de las Familias en
Valencia, España, 8 de julio de 2006). El Papa alienta ―a las
familias numerosas que, viviendo a veces en medio de
contrariedades e incomprensiones, dan un ejemplo de
generosidad y confianza en Dios‖ (Mensaje transmitido por
televisión en la Misa de clausura del VI Encuentro Mundial de
las Familias en México, 18 de enero de 2009). A su vez, que
las familias no estén solas, sino que se apoyen unas a otras, que
colaboren los padrinos y madrinas de los diversos sacramentos.
Es importante el acompañamiento de las parroquias, las
diversas asociaciones eclesiales, especialmente las dedicadas a
la pastoral familiar.
La trasmisión de la fe
―Transmitir la fe a los hijos, con
la ayuda de otras personas e instituciones
como la parroquia, la escuela o las
asociaciones católicas, es una
responsabilidad que los padres no
pueden olvidar, descuidar o delegar
totalmente. ‗La familia cristiana es
llamada iglesia doméstica, porque
manifiesta y realiza la naturaleza
comunitaria y familiar de la Iglesia en cuanto familia de Dios.
Cada miembro, según su propio papel, ejerce el sacerdocio
bautismal, contribuyendo a hacer de la familia una comunidad
de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y
42
cristianas y lugar del primer anuncio de la fe a los hijos‘
(Compendio del Catecismo de la Iglesia católica, 350). Y
además: ‗Los padres, partícipes de la paternidad divina, son los
primeros responsables de la educación de sus hijos y los
primeros anunciadores de la fe. Tienen el deber de amar y de
respetar a sus hijos como personas y como hijos de Dios... En
especial, tienen la misión de educarlos en la fe cristiana‘ (ib.,
460)…
―… Junto con la transmisión de la fe y del amor del
Señor, una de las tareas más grandes de la familia es la de
formar personas libres y responsables. Por ello los padres han
de ir devolviendo a sus hijos la libertad, de la cual durante
algún tiempo son tutores. Si estos ven que sus padres —y en
general los adultos que les rodean— viven la vida con alegría y
entusiasmo, incluso a pesar de las dificultades, crecerá en ellos
más fácilmente ese gozo profundo de vivir que les ayudará a
superar con acierto los posibles obstáculos y contrariedades
que conlleva la vida humana. Además, cuando la familia no se
cierra en sí misma, los hijos van aprendiendo que toda persona
es digna de ser amada, y que hay una fraternidad fundamental
universal entre todos los seres humanos.‖ (Encuentro festivo y
testimonial en Valencia, España, 8 de julio de 2006).
―En México, donde se manifiesta tantas veces el ‗genio‘
de la mujer, que asegura una fina sensibilidad por el ser
humano (cf. Mulieris dignitatem, 30) en la familia, en las
comunidades eclesiales, en la asistencia social y en otros
campos de la vida ciudadana, se da a veces la paradoja de una
exaltación teórica y una depreciación práctica o discriminatoria
de la misma. Por eso, tomando ejemplo de la delicadeza y
respeto que Jesús mostró hacia ellas, sigue siendo un desafío
de nuestro tiempo cambiar de mentalidad, para que sean
tratadas con plena dignidad en todos los ambientes y se proteja
también su insustituible misión de ser madres y primeras
educadoras de los hijos.‖ (Discurso al cuarto grupo de obispos
43
mexicanos en visita ad limina apostolorum, Roma, 29 de
septiembre de 2005).
La familia es la primera e
insustituible educadora de la paz
En nuestra patria, marcada gravemente
por la violencia, el crimen organizado y
la impunidad, anhelamos
fervientemente la paz. Recordemos lo
que Benedicto XVI ha dicho en el
Mensaje para la Jornada Mundial de la
Paz del 1º de enero de 2008: ―En una
vida familiar ‗sana‘ se experimentan algunos elementos
esenciales de la paz: la justicia y el amor entre hermanos y
hermanas, la función de la autoridad manifestada por los
padres, el servicio afectuoso a los miembros más débiles,
porque son pequeños, ancianos o están enfermos, la ayuda
mutua en las necesidades de la vida, la disponibilidad para
acoger al otro y, si fuera necesario, para perdonarlo. Por eso, la
familia es la primera e insustituible educadora de la paz. No
ha de sorprender, pues, que se considere particularmente
intolerable la violencia cometida dentro de la familia… La
familia es también fundamento de la sociedad porque permite
tener experiencias determinantes de paz. Por consiguiente, la
comunidad humana no puede prescindir del servicio que presta
la familia… El lenguaje familiar es un lenguaje de paz… En la
inflación de lenguajes, la sociedad no puede perder la
referencia a esa ‗gramática‘ que todo niño aprende de los
gestos y miradas de mamá y papá, antes incluso que de sus
palabras.
―… Quien obstaculiza la institución familiar, aunque
sea inconscientemente, hace que la paz de toda la comunidad,
nacional e internacional, sea frágil, porque debilita lo que, de
hecho, es la principal « agencia » de paz.
44
―… Para la paz familiar se necesita, por una parte, la
apertura a un patrimonio trascendente de valores, pero al
mismo tiempo no deja de tener su importancia un sabio
cuidado tanto de los bienes materiales como de las relaciones
personales...
―... Una familia vive en paz cuando todos sus miembros se
ajustan a una norma común: esto es lo que impide el
individualismo egoísta y lo que mantiene unidos a todos,
favoreciendo su coexistencia armoniosa y la laboriosidad
orgánica.‖ (Jornada Mundial de la Paz, 1º de enero de 2008).
―Exhorten con el ejemplo de su vida a los hijos a que pongan la
esperanza ante todo en Dios, el único del que mana justicia y
paz auténtica.‖ (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz
del 1º de enero de 2012).
45
VI- LA SAGRADA ESCRITURA PARA BENEDICTO XVI
La comunidad eclesial,
enseña el Papa, debe renovarse
siempre y rejuvenecer. La Palabra
de Dios, que no envejece ni se
agota, es el medio privilegiado para
conseguir este objetivo. De hecho,
la Palabra de Dios, a través del
Espíritu Santo, nos guía siempre de nuevo hacia la verdad
plena (Cfr. Jn 16, 13). ―La Iglesia no vive de sí misma sino del
Evangelio y encuentra siempre y de nuevo su orientación en él
para su camino. Es algo que tiene que tener en cuenta cada
cristiano y aplicarse a sí mismo, sólo quien escucha la Palabra
puede convertirse después en su anunciador. No debe enseñar
su propia sabiduría, sino la sabiduría de Dios, que con
frecuencia parece necedad a los ojos del mundo (Cfr. 1Cor 1,
23)‖1.
La verdadera lectura de la Sagrada Escritura, la
exégesis, no es solamente un fenómeno literario, no es sólo la
lectura de un texto. Es el movimiento de mi existencia. Es
moverse hacia la Palabra de Dios en las palabras humanas.
Sólo cuando nos conformamos al misterio de Dios, al Señor
que es la Palabra, podemos entrar en el interior de la Palabra,
podemos encontrar verdaderamente en palabras humanas la
Palabra de Dios. Recordemos las palabras de Jesús que sigue
esas palabras del Salmo: ‗Los cielos y la tierra pasarán, pero mi
palabra no pasará jamás‘. ―La Palabra de Dios es como una
1 - 1. El discurso que un viernes Benedicto XVI en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo a los de 400 participantes en el congreso internacional « La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia , entre ellos un centenar de obis - cilio Vaticano II en 1965.
46
escalera con la que podemos subir y, con Cristo, también bajar
a la profundidad de su amor. Es una escalera para llegar a la
Palabra en las palabras‖. 2.
En distintas ocasiones y foros le han preguntado lo que
significa, para él, la Palabra de Dios y cómo hay que adentrase
en el océano de las Escrituras. He aquí alguna de sus
respuestas:
En primer lugar, es preciso leer la Biblia no como un libro histórico
o literario cualquiera, por importantes, hermosos o relevantes que
sean sus contenidos y su autor. La Biblia hay que leerla como
Palabra de Dios, es decir, entablando una conversación con Dios,
que me habla y me llama a través de su Palabra. Hay que llamar a
esta puerta, como afirmaba San Agustín, "he llamado a la puerta de
la Palabra para encontrar finalmente lo que el Señor me quiere
decir‖, con alma orante, con espíritu humilde, con disposición del
corazón, con apertura de la mente.
En segundo lugar, la Sagrada Escritura nos introduce en la comunión
con la familia de Dios. Por ello, no se puede leer a ráfagas y a
ventoleras. No basta con una lectura individual, menos aún con una
búsqueda y sensibilidad fundamentalista. Hay que dejarse ayudar por
los grandes maestros de la Palabra de Dios que tienen experiencia de
la fe, que han penetrado en el sentido de la Sagrada Escritura, y por
los miembros de nuestras propias comunidades. Por supuesto, que es
precisa una lectura personal de la Biblia. Pero lectura personal no
significa hacerlo fuera de la comunión de la Iglesia.
La comunión eclesial es la tercera clave para una lectura y una
vivencia fecundas de la Palabra de Dios. La Sagrada Escritura tiene
dos sujetos: el sujeto divino -Dios que habla y quiere implicar al
hombre en su Palabra- y un sujeto permanente que es su Pueblo, su
Iglesia y que nos muestra y nos reparte esta Palabra de salvación a
través de la Liturgia y del Magisterio. Dios nos habla personalmente
con su Palabra y lo hace a través de su Iglesia.
2 , durante la celebración
de la hora tercia en el Aula Sinodal en el 2009. Cd. del Vaticano.
47
VII- BENEDICTO XVI: UN PEREGRINO MISIONERO
El Papa viene como un
misionero, que tiene la
responsabilidad de fortalecer a sus
hermanos en la fe. Sus palabras
nos marcarán porque vienen del
misterio encomendado por Cristo
para ser proclamado en su Iglesia.
Cuando se escucha con fe, al Sucesor de San Pedro, Vicario de
Cristo, uno siente que se atiende al mismo Cristo. Aún
resuenan las palabras que pronunció al inicio de su pontificado:
"¡No teman! ¡Abran, más todavía, abran de par en par las
puertas a Cristo!...quien deja entrar a Cristo no pierde nada,
nada -absolutamente nada- de lo que hace la vida libre, bella y
grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren las puertas de la
vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes
potencialidades de la condición humana. Sólo con esta
amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera...
¡No tengan miedo de Cristo! Él no quita nada y lo da todo.
Quien se da a Él, recibe el ciento por uno. Sí, abran, abran de
par en par las puertas a Cristo y encontrarán la verdadera
vida".
El evangelio no es una carga para nadie, y anunciarlo
no es colonialismo. Ya que Jesucristo es el único Salvador de
todos los hombres y no podemos guardarnos esta verdad. Por
el contrario hemos de anunciarla con alegría y respeto, sin
arrogancia y sin exclusiones, para que todos, de cualquier
cultura que sean, abran lo íntimo de su corazón y se encuentren
con Cristo.
Cuando se predica el evangelio, las personas sinceras lo
reciben como algo que ansiaban desde tiempo. No se hace
violencia a nadie ni se quebrantan culturas. Al contrario, el
48
evangelio enriquece lo bueno que hay en ellas y las purifica.
Cultura que no deja entrar el evangelio, es cultura que se
empobrece y poco a poco se aniquila.
El Santo Padre no busca su propia gloria ni calla por
respetos humanos. Fundamentado en la Palabra de Dios, tiene
la valentía de anunciar la Buena Nueva en medio de
sufrimientos e incomprensiones. A pesar de su avanzada edad
nos presenta a un Dios siempre nuevo, con la novedad de la
vida.
Al Papa Benedicto XVI se aplican muy bien las
palabras de Aparecida: "Aquí está el reto fundamental que
afrontamos: mostrar la capacidad de la Iglesia para promover
y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación
recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y
alegría, el don del encuentro con Jesucristo. No tenemos otro
tesoro que éste. No tenemos otra dicha ni otra prioridad que
ser instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para que
Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado,
anunciado y comunicado a todos, no obstante todas las
dificultades y resistencias”.
―Éste es el mejor servicio - ¡su servicio!- que la Iglesia
tiene que ofrecer a las personas y naciones" (No. 14).
"Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir
cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor
que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra
palabra y obras es nuestro gozo" (No. 29). "Conocer a
Jesucristo por la fe es nuestro gozo; seguirlo es una gracia, y
transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor,
al llamarnos y elegirnos, nos ha confiado" (No. 18).
¡Bienvenido Santo Padre! Su presencia nos confirma en la fe, alienta nuestra esperanza y
robustece nuestra caridad.
49
ÍNDICE
Presentación 3
I- Benedicto XVI, Vicario De Cristo 5
II- Juan Pablo II - Benedicto XVI
Continuidad en el Fondo, Diversidad en la Forma 7
III - ¿Qué esperamos de su Visita?,
¿Qué tanto nos conoce? 12
IV- Benedicto XVI: Sus Enseñanzas 25
V- Benedicto XVI: La Familia 39
VI- La Sagrada Escritura para Benedicto XVI 45
VII- Benedicto XVI: Un Peregrino Misionero 47
Índice 49
50
51
Oración a Nuestra Señora De Guadalupe compuesta por el Papa Benedicto XVI
Virgen María de Guadalupe,
Madre del verdadero Dios por quien se vive.
En San Juan Diego, el más pequeño de tus hijos,
tú dices hoy a los pueblos de América Latina:
“¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?
¿No estás bajo mi sombra?
¿No estás por ventura en mi regazo?”
Por eso nosotros, con profundo agradecimiento,
reconocemos a través de los siglos
todas las muestras de tu amor maternal,
tu constante auxilio, compasión y defensa
de los moradores de nuestras tierras,
de los pobres y sencillos de corazón.
Con esta certeza filial, acudimos a ti, para pedirte que,
así como ayer, vuelvas a darnos a tu Divino Hijo,
porque sólo en el encuentro con El
se renueva la existencia personal y se abre el camino
para la edificación de una sociedad justa y fraterna.
A ti, ―Misionera celeste del nuevo mundo‖,
que eres el rostro mestizo de América Latina
y luminosamente manifiestas
su identidad, unidad y originalidad,
confiamos el destino de nuestros pueblos.
A ti, Pedagoga del Evangelio de Cristo,
Estrella de la nueva evangelización,
consagramos la labor misionera del pueblo de Dios
peregrino en América Latina.
¡Oh Dulce Señora!, ¡Oh Madre nuestra!,
¡Oh siempre Virgen María!
¡Tu presencia nos hace hermanos!
Acoge con amor esta súplica de tus hijos
y bendice esta amada tierra tuya. Amén
52
con los dones de la reconciliación y la paz.