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_______________________________________________________________ _______________________________________________________________ Report Information from ProQuest November 29 2013 15:16 _______________________________________________________________ 29 November 2013 ProQuest

Catolisismo Social, En La Iglesia Mexicana

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el presente trabajo es una reflexión en torno al catolicismo social, a las acciones y formas de organización que adquirió el compromiso social y político de los católico en México a lo largo del siglo XX.

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  • Documento 1 de 1 El catolicismo social en la Iglesia mexicana Autor: Valdez, Hugo Armando Escontrilla. Informacin de publicacin: Poltica y Cultura 31 (Spring 2009): 139-159.Enlace de documentos de ProQuest Texto completo: Headnote Resumen El presente trabajo es una reflexin en torno al catolicismo social, a las acciones y formas de organizacin queadquiri el compromiso social y poltico de los catlicos en Mxico a lo largo del siglo XX. Uno de losrepresentantes de este catolicismo, y que destaca de manera singular, es el Secretariado Social Mexicano. Apartir de esta reflexin se intenta dar cuenta de uno de los actores y protagonistas de la construccin delMxico de hoy, y mostrar cmo este catolicismo despert en el imaginario social mexicano nuevas formas deacceso a lo social y lo poltico. Palabras clave: Iglesia catlica, social, laico, imaginario. Abstract This assigment is a reflexion about the social catholicism, the actions and forms of the organization which wereadquired the a social and political compromise of the catholic in Mexico during the XX century. One of the mostrepresentative person in the Secretariado Social Mexicano is a character and an actor in the MexicanDevelopment nowadays in Mexico and how the social imaginary sparked the new way of acces into the socialand political field. Key words: Church catholic, social, laic, imaginary. Artculo recibido el 12-01-09 Artculo aceptado el 07-05-09 INTRODUCCIN Tocar el tema del catolicismo social en Mxico nos introduce en una amplia variedad de temas. Desde loscrculos de obreros catlicos a principios del siglo XX, hasta la teologa de la liberacin en los aos recientes,1muchas actividades de los catlicos han sido catalogadas o reconocidas como catolicismo social.2 Para nosotros la importancia de este tema estriba en destacar el compromiso y la accin social de los catlicosen Mxico. En el interior del catolicismo existe un conjunto de prcticas y experiencias que provienen dediversos mbitos y diferentes reflexiones, como veremos ms adelante. Pero desde nuestra perspectiva, elconcepto o la idea de lo social es fundamental para entender la forma de actuar de la jerarqua eclesistica enMxico, y en buena medida para entender el proyecto utpico de muchas de estas organizacionesdependientes de la Iglesia, y en su mayora formadas por laicos. Recuperar la memoria de estas prcticas y experiencias, sistematizarlas y convertirlas en un todo coherente esuna tarea an pendiente de realizar. En el presente trabajo queremos mostrar a uno de los agentes principalesde estas prcticas: el Secretariado Social Mexicano (SSM),3 organismo que contribuy de manera fundamentala la democratizacin del pas. En este sentido es uno de los actores principales en la historia del Mxicomoderno, y dej una marca en el imaginario colectivo de un gran nmero de personas. PRCTICAS SOCIALES DE LA IGLESIA Comenzaremos nuestra reflexin con lo que llamaremos por ahora "prcticas sociales de la Iglesia". Por talesentendemos todas aquellas acciones que, inspiradas, motivadas, dirigidas, asesoradas o legitimadas por lajerarqua eclesistica, estn destinadas a mejorar, transformar o cambiar las condiciones sociales, materiales,culturales o econmicas de vida de los fieles catlicos.4 Desde ahora dejaremos en claro que nuestra reflexin no hace una distincin minuciosa de cada una de stas.

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  • Sabemos que muchas de ellas tienen principios tericos, teolgicos y filosficos distintos, muchas vecesantagnicos y otras veces muy cercanos entre s. Siempre existe en sus fundamentos una referencia muy claraa la palabra de Dios (la Biblia) y a las enseanzas de la jerarqua. Proporciona as un aval y les da legitimidadpor lo menos en sus inicios, aun cuando muchas veces este apoyo se pierde por muy diversas razones.Tambin hemos de sealar que en esta reflexin se han hecho a un lado, de momento, las races religiosas yespirituales5 del comportamiento social de los catlicos. Para poder aglutinar en un solo parmetro todas estas experiencias y denominarlas "prcticas sociales de laIglesia", hemos puesto el acento en que son acciones.6 En los movimientos que vamos a exponer acontinuacin lo que queremos destacar es esta posibilidad de hacer, en el mbito pblico, poltico, cultural osocial; independientemente de sus metas y objetivos que, como ya lo sealamos, pueden llegar a serantagnicos. Desde este momento hay que sealar que el SSM estuvo presente directa o indirectamente enmuchos de ellos, como veremos ms adelante. En el siglo XIX, y frente a las dos grandes corrientes econmicas y sociales -a saber, el capitalismo y elsocialismo, que en el siguiente siglo adquirieron gran importancia-, la Iglesia tom partido. En efecto, losplanteamientos marxistas que proponen la colectivizacin de los medios de produccin y de la propiedadprivada, la lucha de clases, la formacin de un Estado fuerte dirigido por el proletariado, adems de unmarcado y fuerte ateismo, dirigido en especial a la jerarqua eclesistica, hicieron que esta ltima reaccionarafuertemente y en contra de todo lo que hiciera referencia a socialismo, comunismo o marxismo. Ahora bien, si el socialismo como doctrina econmica resultaba atractivo fue debido, entre otras cosas, alestado social y econmico en que se encontraba gran parte de la poblacin. Los excesos del capitalismofueron vistos por la jerarqua eclesial, y condenados. Sin embargo, frente a los dos modelos econmicos, laIglesia acab por escoger, desde su ptica, al menos malo. No el ideal, de acuerdo a sus planteamientos, peros el que le ofreca mayor margen de actuacin en la vida social de las naciones. Adems la tarea de la Iglesiasera, en este caso, llamar la atencin sobre los excesos y llenar de humanismo cristiano las estructuraseconmicas y sociales. Es preciso recordar que la Iglesia haba padecido una serie de condenas, persecuciones y rechazos por partede una sociedad que trataba de definirse o de encontrar nuevas formas de convivencia social, lejos de la tutelareligiosa. La disolucin del matrimonio entre la Iglesia y el gobierno fue uno de los grandes eventos que tuvoque sortear la jerarqua eclesistica. La secularizacin o laicizacin de la vida social, cultural y cientfica de lasnaciones fue la gran batalla de los liberales de diverso cuo en todo el mundo. El abandono de lasexplicaciones religiosas y de la influencia eclesial fue una de las notas caractersticas de los siglos XVIII y XIX.Por ejemplo, en este ltimo se verific, en la mayora de los pases, la expulsin de la orden religiosa de losjesuitas, por considerar, entre otras cosas, que su injerencia en la vida social y poltica era un mbito que ya noles corresponda. Esta secularizacin de la vida social de las naciones recluy, en cierta medida, a la Iglesia. Desde el nuevodiscurso se obligaba a la Iglesia a dedicarse a lo suyo: lo espiritual. As, se proponan dos mbitos: el material yel espiritual. El Estado tena entre sus funciones la cosa pblica, el atender el bienestar material de los sujetos;y a la Iglesia le tocaba atender, cuidar, el alma o el espritu de sus fieles. El siglo XIX, y en buena medida tambin el XX, fueron testigos de una larga batalla por la definicin de estosespacios disputados por la Iglesia y el Estado. Para la Iglesia represent en muchas ocasiones la prdida deterritorios ideolgicos, de su patrimonio y, hasta cierto punto, de la autoridad moral en la vida de los sujetos.Ahora que la razn ilustrada y el pensamiento cientfico comenzaban a imperar, para el Estado signific ganarespacios y llenar territorios que en otros tiempos fueron propiedad del mbito religioso. Para los liberalesresultaba de gran trascendencia el dejar atrs la tutela eclesial tanto en lo cientfico como en lo econmico; esdecir, el gobierno tendra que estar caracterizado por el uso de la razn y por una idea de modernidad, lo cualtraera prosperidad a los pases. En este sentido la Iglesia era la representante del pasado, de ideas obsoletas

  • y oscuras. Como ejemplo de esta disputa por los espacios se encuentra el Syllabus de errores que public PoIX en 1864, en donde "denunci ochenta corrientes de pensamiento modernas, entre las que se encontraba elsocialismo, la francmasonera y el racionalismo".7 Exista tambin un ndice de libros prohibidos, en el que laIglesia "castigaba" la exposicin de ideas modernas y liberales que contradijeran la doctrina catlicaestablecida. En esta lucha por encontrar su lugar en un mundo que cambiaba a pasos acelerados, la Iglesia encontr dichoespacio, al parecer, hasta la realizacin del Concilio Vaticano II en la dcada de los sesenta del siglo XX. Perolas ideas expresadas en este Concilio suscitaron otros problemas asociados con el lugar que la Iglesia debaocupar en la sociedad. El problema de su funcin en la vida social y econmica de la sociedad an queda pordefinirse, o dicho de otro modo, an no queda claro. LOS OBREROS Y LA IGLESIA El papa Len XIII public en 1891 su famosa encclica Rerum Novarum o tambin llamada la "cuestin social".Para algunos autores8 y para la misma Iglesia,9 con este documento se inaugura lo que se ha llegado adenominar "doctrina social cristiana" o "doctrina social de la Iglesia", o muy recientemente "enseanza socialde la Iglesia". De esta enseanza papal o de este programa de accin social hay que sealar dos puntos importantes antesde adentrarnos en los efectos que tuvo en la catolicidad. Uno es resaltar su tono antisocialista, pero sobre estovolve remos ms adelante, por ahora basta con sealar que este antisocialismo fue una de las cruzadas msimportantes de la Iglesia a lo largo de todo el siglo XX. Los trabajadores, conscientes de su situacin dedesamparo y de injusticias permanentemente vividas, vean en el socialismo -y no en el cristianismo o elcatolicismo- la solucin a muchos de sus problemas, sin ver la "intrnseca maldad"10 de los planteamientosmarxistas. Contra esta mala influencia, la Iglesia tendra que hacer algo. El segundo punto es que haba que hacer algo, este "hacer" iba a tener muchos matices a lo largo de lahistoria. Desde ofrecer apoyos concretos en cuanto a alimentacin (despensas) y medicinas (y doctores), conuna ptica ms bien de tipo asistencial. Organizar a la gente para satisfacer ciertas necesidades: ahorro,consumo, abasto y autoabasto, en una perspectiva de tipo promocional. Otro matiz fue organizar para laparticipacin poltica (partidos confesionales o con referencias cristianas), en donde el objetivo era alcanzar elpoder en una democracia participativa, y desde ah transformar (cristianizar) las estructuras sociales,11creando organizaciones sindicales, independientes del control gubernamental y en defensa legitima de lostrabajadores. Y en su punto ms extremo, ms radical, est la organizacin revolucionaria, principalmente enmovimientos en donde estn presentes las Comunidades Eclesiales de Base (CEB's) y la teologa de laliberacin (TL). Es decir, la cuestin social tiene todos estos matices. Y muchas veces, como veremos en el caso delSecretariado Social Mexicano, lo asistencial condujo a lo promocional, y de ah se pas a la participacinpoltica. O como en el caso de las CEB's y la TL, se radicalizaron cuando sta no fue suficiente o se llen devicios. No est de ms recordar que antes de la legitimidad que Len XIII le dio a la cuestin social y a la participacinde los seglares o laicos en estas tareas, la participacin de los catlicos en esta rea se encontraba, si noprohibida, s limitada.12 El debate se ubic entre liberales y conservadores, y en el proyecto poltico de estosltimos la Iglesia no deba perder ni derechos ni privilegios. Pero la movilizacin de los catlicos, que se verificdespus de la encclica papal, fue contrastante con la etapa anterior a su publicacin. Aqu nos centraremos en las experiencias sociales habidas en Mxico, algunas de las cuales tuvieron carcterinternacional y lo sealaremos en su momento. Uno de los primeros efectos13 que tuvo la encclica papal enMxico fue la organizacin y formacin de los congresos catlicos14 y los congresos agrcolas,15 as como lasSemanas catlico-sociales.16 Los temas que se abordaron fueron en torno a mejorar las condiciones de vidade las masas desfavorecidas y hambrientas. Fue un llamado a los hacendados y gente de dinero para que

  • mejorasen el trato a sus trabajadores y sus salarios. El llamado en este sentido fue a mejorar la situacin devida de la gente. Como ya sealamos, cuando la Iglesia toma partido y escoge uno de estos dos sistemaseconmicos, elige al capitalismo. A partir de esta opcin se esforzar, y esto lo iremos viendo a lo largo delsiglo XX, en "mejorar", "humanizar", "reformar" las prcticas capitalistas. Los principios en los que se basadicho capitalismo no sern totalmente cuestionados sino tolerados, y buscando siempre imbuirlos de unespritu cristiano. En 1913 se cre la Confederacin Nacional de Crculos Catlicos de Obreros, que agrupaba los diversoscrculos distribuidos en el pas. A partir de estas organizaciones se introdujeron temas como el de lossindicatos profesionales y su reconocimiento jurdico. Otros de los temas tratados fueron el salario mnimo, lasprestaciones sociales de diverso tipo (seguro de enfermedad, vejez, accidentes), el trato diferenciado para lamujer, el descanso dominical y la participacin en las utilidades de la empresa. Si uno de los llamados del papa Len XIII en su encclica fue mejorar la situacin en que vivan los obreros, enla Iglesia mexicana se tomaron muy en serio esta misin. Lo social fue asociado fcilmente con el mundoobrero, y ste a su vez fue visto como "vctima" de "doctrinas subversivas". Por ejemplo, cuando el padrejesuita Bernardo Bergend funda la Unin Poltico-Social de los Catlicos Mexicanos seala muy claramentesu visin a futuro y sus tareas concretas: Pues bien, nuestra Unin, convencida de que la mayor ambicin de una Nacin cristiana debe ser fomentar lafraternidad entre sus hijos, quiere tener la gloria de iniciar en la Republica una poltica social que impida el pasoa las utopas, sueos y peligros del socialismo, y del colectivismo, y favorezca legalmente las reformaseconmicas que procuren al obrero la mayor suma de bienestar material y ponga a salvo todos susderechos.17 Uno de los primeros destinatarios de la accin social de la Iglesia fueron los obreros. Y uno de los primerosobjetivos era el promover reformas econmicas que aliviaran la situacin en que viva la mayora de lapoblacin, y de esta forma evitar la proliferacin del socialismo. El propio padre Bergend foment en 1911 la creacin del Partido Catlico Nacional, que entre susmotivaciones cita: Queremos emprender en toda forma una accin social de tal naturaleza que disminuya las causaspermanentes de miserias e injusticias que aquejan a nuestro pueblo, procurando para la familia, para el obrero,para el campesino tales condiciones de existencia y de organizacin que sean la salvaguardia de los derechosy de los intereses de todos; pero como la accin social poco podra sin una legislacin social, y la legislacin nose alcanza sin la accin poltica, nos lanzaremos sin miedo al campo de batalla poltico.18 Hasta aqu encontramos que la movilizacin de los catlicos tiene dos objetivos principales: uno el de larestauracin del orden social cristiano, va las reformas y acciones necesarias para llevar el bienestar a obrerosy campesinos; y otro detener el avance del socialismo por considerarlo una doctrina subversiva. CREACIN DEL SECRETARIADO SOCIAL MEXICANO En 1923, en la Pastoral Colectiva del Episcopado Mexicano sobre la Accin Catlica en Asuntos Sociales, losobispos crearon el Secretariado Social Mexicano (SSM). Para contar con un rgano especial y adecuado, el Episcopado cre en la reunin plenaria de octubre de 1920,el Secretariado Social Mexicano como una institucin nacional encargada de la direccin tcnica en el camposociolgico, de la coordinacin sistemtica y de la organizacin eficiente de las diversas fuerzas sociales de laRepblica [...] Como rgano del Episcopado debe ser no slo el guardin de la catolicidad de las obras, sinotambin el interprete de la doctrina social catlica en sus aplicaciones a la solucin del referido problema socialen las circunstancias especiales de nuestro pas, en todo lo cual proceder de oficio y en nuestro nombre, conaprobacin y acuerdo del Comit Episcopal.19 En sus inicios el SSM organiz cajas de ahorro, apoy el trabajo de organizaciones obreras y sindicales y crenuevos sindicatos. Asimismo, imparti formacin en accin social, cooperativismo, civismo y sindicalismo.

  • Adems, el Secretariado asesor a organizaciones como la Unin de Damas Catlicas, la Asociacin Catlicade la Juventud Mexicana (la famosa ACJM),20 la Confederacin Nacional Catlica del Trabajo; y coordin lasacciones de grupos como los Caballeros de Coln o los Operarios de Guadalupe. En realidad, uno de los objetivos del Secretariado en estos aos fue justo la coordinacin y reorganizacin,ponindose a la cabeza de todo aquel trabajo social surgido a principios de siglo. El control de los obispossobre dicho movimiento era necesario, debido al nuevo escenario al que se vea enfrentada. La Revolucinhaba terminado y el lugar que ocupaba la Iglesia en el nuevo Estado no era muy favorable. El trabajo del Secretariado en esta primera etapa dur hasta 1929, cuando se uni a la Accin Catlica, quesurgi en el contexto de la guerra cristera y como una estrategia para el accionar de los laicos en la "cuestinsocial". En 1926, y durante tres aos, la nacin se vio movilizada por la lucha de los cristeros. El contexto en el cualsurge este movimiento est marcado por dos eventos: por un lado se encuentra [...] el nuevo Estado, que ha nacido de un profundo y convulsionado movimiento de masas, slo ser admitidala existencia de una masa manejable, cuyos controles no escapen del Estado; tampoco podr surgir en ellaorganizacin alguna, si no es bajo las condiciones que el Estado seale, sugiera o disponga. [...] Clero e Iglesiason un peligro moral que, fundando sobre las creencias una tendencia poltica, pondra en situacin crtica almismo Estado.21 Por el otro lado se encontraba una muy creciente y prspera actividad de la Iglesia. A pesar de que lalegislacin del Constituyente de 1917 limitaba el accionar de la Iglesia (el nmero de sacerdotes, laexpropiacin de propiedades de la Iglesia, restricciones en su funcionamiento interno, en suma, se le negabapersonalidad jurdica), las tareas de evangelizacin continuaron, muchas veces de manera clandestina,imperceptible, pero muy eficaz: Evangelizar a adultos y jvenes, por tanto, no es tarea que se reduce a simple "informacin" o aprendizaje de"contenidos"; es un proceso a culminar en la formacin de un laicado organizado con claro acento hacia laaccin social catlica, es decir, de cara a un compromiso social-poltico.22 Este trabajo previo a la guerra cristera incluye las actividades del SSM, las Semanas Sociales y los CongresosAgrcolas. Toda esta actividad fue el terreno sobre el cual el gobierno revolucionario impuso las leyesantirreligiosas, o mejor dicho, antieclesiales. La inconformidad del clero ante las leyes de 1917 finalmente origin el conflicto en el periodo presidencial dePlutarco Elas Calles. Los nimos se caldearon y la Iglesia mexicana, apoyada por el Vaticano, emprendiacciones como la suspensin de cultos y aviv a la poblacin a defender sus derechos, con el fin de presionaral gobierno a cambiar las leyes. La libertad religiosa se convirti en bandera de muchos catlicos al grito deViva Cristo Rey!23 En el plano internacional la Revolucin Mexicana era considerada obra de los bolcheviques por sus leyesantieclesiales. Se resaltaba, en detrimento de otros aspectos, algunos de los planteamientos socialistas quedefenda la Revolucin, y entre ellos destacaba su declarada oposicin al clero y su injerencia en la vida socialdel pas. Esto era visto en el Vaticano, en particular por el cardenal Eugenio Pacelli, secretario de Estado yfuturo papa, como una muestra del avance del comunismo. Haba una preocupacin por el llamado "triangulorojo" (Rusia, Mxico, Espaa). A Roma le preocupaba ms la amenaza comunista que los regmenestotalitarios que se comenzaban a gestar en Italia y en Alemania.24 LA ACCIN CATLICA MEXICANA En 1929, y bajo la calma que produjeron los arreglos copulares entre obispos y autoridades, se estableci unrenovado modus vivendi. La Iglesia se reorganiz bajo el estandarte de la Accin Catlica. La fundacin de la ACM -cuyos estatutos fueron elaborados a fines de 1929 bajo la direccin del arzobispoPascual Daz- tuvo desde sus orgenes un exclusivo carcter espiritual-asistencial [El obispo] Garibi y Rivera,en su primera carta pastoral, dirigida a los jaliscienses, invitaba a incorporarse a sta, pero advirtiendo: "Que la

  • Accin Catlica no se salga de su terreno y no vaya por motivo alguno a mezclarse en actividades blicas opolticas".25 Un nuevo sesgo tomara la accin social de la Iglesia, como sealan Torres, Canto y Pastor, y Romero deSols: [...] estos ministros [Leopoldo Ruiz y Flores y Pascual Daz y Barreto] comprendieron mejor la nueva lnea delVaticano o el nuevo sesgo del catolicismo social, a travs de la Accin Catlica, y la necesidad de aguardar, deapostar en el largo plazo a la estabilidad de la Iglesia, a partir de la negociacin y no de la guerra abierta contrael gobierno.26 [...] la forma de organizacin que se seguir despus de los "arreglos" es la de la Accin Catlica, siguiendo elmodelo italiano de organizaciones genricas, no especializadas por sectores sociales como en el caso francs,y mucho ms dependientes de la jerarqua. Todo ello explica la mayor debilidad de las organizaciones socialeso polticas de carcter confesional.27 Lejos de una Iglesia polmica y combativa, a la manera que lo fue en la dcada de los veinte, la jerarquaeclesistica opta por otro modelo: una reconstruccin interna que lleve al control de las bases para no ser denuevo desbordado por el laicado, como haba sucedido en 1926.28 La Accin Catlica organiz a los laicos y control sus actividades, y el apostolado no involucr la participacinpoltica. Si algo se haba despertado y estallado, los cristeros fueron el analizador de este despertar. La Iglesiabusc de nuevo tomar las riendas, se recluy, y junto con ella se llev a los laicos. Sin embargo, la nuevaidentidad que haban encontrado, a partir de estas prcticas sociales, rebas la intencin de la jerarqua decontrolarlos. Este desbordarse de los laicos -y de los sacerdotes, de los religiosos, de los telogos, de losobispos- ser una de las notas caractersticas de la Iglesia del siglo XX. LA JUVENTUD OBRERA CATLICA Uno de los movimientos que ms relevancia tuvo en el trabajo social de la Iglesia, sobre todo en la segundamitad del siglo XX, fue la Juventud Obrera Catlica o Cristiana (JOC). Se le conoci como "Accin CatlicaEspecializada". Cuando la Iglesia reconoci que haba perdido a las clases trabajadoras europeas, elsacerdote Joseph Cardign organiz encuentros con jvenes trabajadores. Esto se hizo fuera de la parroquia,en grupos pequeos, y sin insistir en temas doctrinales, sino ms bien en los problemas reales de la gente,como el trato injusto del capataz, las luchas sindicales, o las necesidades concretas de los compaeros. Elmtodo se resuma en tres palabras: ver, juzgar, actuar. Una de sus caractersticas principales era que elsacerdote no diriga la discusin, sino que entrenaba a los lderes y actuaba como capelln y consejero. Con este mtodo de ver, juzgar y actuar, se revolucion la forma de hacer anlisis al interior de la Iglesia. Laradicalidad del movimiento le llev a enfrentamientos con la jerarqua. Lo que estaba de por medio eraconcientizar a los obreros y la expresin de sus demandas, que no siempre corran por los mismos rieles quelos de la jerarqua. Si los obispos pretendan controlar a los laicos con la Accin Catlica, el trabajo realizado por la JOC quebresta intencin e introdujo, de nuevo, cambios y movilizaciones de un sector de la Iglesia. Estos laicos trataronde incidir en la poltica social del pas, y exigieron cambios y reformas. De nuevo los laicos se desbordaban. Cuando en 1942 la Accin Catlica Mexicana y el Secretariado Social Mexicano se separaron, el Secretariadovolvi a retomar el camino de la enseanza de la doctrina social; cursos para trabajadores, escuelas deservicio social, centros sociales para trabajadoras y casas-hogar formaban parte de su oferta y atencin de lascuestiones sociales. Asimismo, mantuvo su relacin con la JOC -de hecho, su director, el padre PedroVelzquez, conoci este movimiento directamente con el padre Cardign en Francia. Ms adelante elSecretariado asesor las acciones de la JOC en todo el pas. En los aos posteriores a 1942 el SSM se enfoc a la promocin de diversas organizaciones de base einstituciones de desarrollo. Entre las que ms destacan por su participacin en la toma de conciencia social ypoltica, estn: la Unin Social de Empresarios Mexicano (USEM), el Centro Nacional de Comunicacin Social

  • (Cencos), la Escuela de Periodismo "Carlos Septin Garca", la Escuela de Trabajo Social "Vasco de Quiroga",la revista ISTMO, el Centro Operacional de Vivienda y Poblamiento (Copevi), la Confederacin Nacional deCajas Populares, el Frente Autentico del Trabajo (FAT), el Instituto Mexicano de Estudios Sociales A.C. (IMES),entre muchas otras. Del mismo modo, destaca el trabajo del Secretariado creando instancias diocesanas queimpulsaron y asesoraron este mismo trabajo social; as surgieron los Secretariados Sociales Diocesanos(SSD). La JOC era asesorada por el SSM en la persona del padre Rodolfo Escamilla. Las cooperativas y lascajas de ahorro encontraron un gran impulso con el SSM y fueron dos de sus grandes instrumentos paraapoyar y ayudar a grandes sectores de la poblacin. En el largo plazo, los efectos del trabajo del Secretariado Social Mexicano fueron muy importantes, de tal formaque se podra sealar, sin temor a exagerar, que el movimiento democrtico-cvico que hoy vivimos se debe enbuena parte al trabajo de esta organizacin eclesial, que tiene su propia historia de autonoma. En 1973 el SSM deja de ser tutelado por la jerarqua eclesistica y se constituye como una asociacin civil conlos mismos objetivos, pero sin la injerencia, el apoyo, el aval o la legitimacin de los obispos. A este punto selleg despus de una serie de enfrentamientos y desacuerdos con la jerarqua mexicana. Uno de estos desacuerdos se dio cuando el SSM apoy plenamente la Segunda Conferencia de Obispos enLatinoamrica (CELAM) de Medelln, Colombia, en 1968, que radicaliz posturas en relacin con la pobreza ylas condiciones de injusticia vividas en el continente. Experiencias como la teologa de la liberacin y lascomunidades eclesiales de base encontraron eco y voz en esta reunin. El Secretariado, en la persona de su director el padre Pedro Velzquez, apoy, asesor y secund la reuninde obispos y el documento surgido de ah. Otro punto de desacuerdo fue el compromiso social y poltico quemantena el SSM va las diversas organizaciones a las que asesoraba, compromiso que result incmodo parael gobierno mexicano, acostumbrado al manejo corporativo de la poltica. Despus de varias desavenencias,pero no antes de la creacin de la Comisin Episcopal de Pastoral Social en 1968, que asumi varias de lasfunciones que realizaba hasta entonces el SSM, ste se deslig de la tutela jerrquica. OTRAS EXPERIENCIAS DEL CATOLICISMO SOCIAL Otro ejemplo de cmo los laicos adquirieron autonoma sobre la accin social es la creacin de la UninNacional Sinarquista (UNS) en 1937. Fue un movimiento de masas formado bsicamente por campesinos queabanderaban la reforma agraria segn los planteamientos de Len XIII: [...] muchos que soaban en un Mxico "con orden" y queran proyectar su vocacin social y poltica osimplemente protestar se adhirieron. El sinarquismo, visceralmente contrarrevolucionario, antiyanqui,hispanfilo (franquista) y nacionalista a ultranza, aprovech la insatisfaccin popular denunciando cmomuchos postulados de la Revolucin iban siendo marginados o demorados [...] Ex combatientes cristerostrocaron en el sinarquismo su tctica de guerrillas por la lucha cvica; catlicos que no haban estadoconcordes con el recurso a las armas buscaron en este movimiento su insercin poltico-social.29 El objetivo de la UNS era la restauracin de un orden social cristiano de corte integrista. Como sealbamosms arriba, los tonos que adquiri la accin social de los catlicos fueron diversos. Lo que nos interesadestacar es la movilizacin y las acciones, la insistencia en cambiar algo que se consideraba estaba mal. En 1939, Manuel Gmez Morn, junto con Efran Gonzlez Luna, quien haba militado en el Partido CatlicoNacional y haba participado en reuniones y conferencias organizadas por la Confederacin Catlica delTrabajo, funda el Partido Accin Nacional (PAN), no obstante, [?] el propsito de Manuel Gmez Morn no era formar un partido confesional, sino organizar un partido deminoras excelentes que asumiera la direccin del cambio posrevolucionario; su objetivo no era defender losderechos de la Iglesia catlica ni de los catlicos como tales, sino llevar al poder a los universitarios queposean el conocimiento que exiga la modernizacin del pas. No pretenda formar un partido de catlicos,sino, en todo caso, un partido para catlicos.30 Gmez Morn y Gonzlez Luna compartan

  • [...] la creencia de que era necesario introducir reformas sociales que pusieran un dique al avance delsocialismo [...] fe en la fuerza de los valores de orden y autoridad, as como la creencia de que las normas de lamoral pblica deban estar en manos de la Iglesia [...] coincidan en que el liberalismo -al que consideraban lagran tragedia del siglo XX- era una propuesta esencialmente destructiva, y que era deseable y posible disearuna tercera va entre el capitalismo y el estatismo.31 El PAN estaba firmemente anclado en las enseanzas de la Rerum Novarum y comparta la tradicin de lasprcticas sociales de la Iglesia (el catolicismo social) hasta el momento de su fundacin. Pero su relacin conla Iglesia siempre conserv las distancias, y no aceptaron nunca la intervencin de la jerarqua en lasdecisiones del partido. No obstante, muchos de sus planteamientos doctrinales estn inspirados en la doctrinasocial de la Iglesia; conceptos como 'la persona humana', 'dignidad de la persona', 'Estado', 'solidaridad','subsidiaridad', 'el trabajo', 'el bien comn', 'la propiedad privada y su dimensin social', 'la autoridad' estntrabajados al interior del partido con una fuerte inspiracin catlica. En cuanto a su relacin con la Unin Nacional Sinarquista, hay diferencias muy claras entre estos dosproyectos que surgieron casi al mismo tiempo. De hecho existe la creencia de que el PAN naci de laorganizacin sinarquista. Soledad Loaeza32 aclara que fueron dos caminos distintos, que coincidieron enalgunos aspectos, pero nada ms. Mientras que en la UNS militaban los catlicos ms recalcitrantes, y elmovimiento era una respuesta del catolicismo ultraconservador a la Revolucin, situacin que lo obligaba, decierta forma, a ser una organizacin de masas, el PAN "aspiraba a ser un partido de cuadros".33 Antes de continuar y pasar a una etapa ms turbulenta como lo fue la dcada de 1960, habra que detenerse yhacer algunas precisiones de lo ya expuesto. Es evidente, y no es nuestra intencin equiparar o igualar estasprcticas sociales de la Iglesia que estamos reseando. Lo que queremos destacar son aquellos aspectos quenos parecen comunes en ellas. Una es la movilizacin que produjeron en buen nmero de catlicos: condiferentes objetivos y mtodos fueron capaces de organizarlos para demandar, de diversas maneras, reformasy cambios a una ley que les afectaba como miembros de la Iglesia. En este caso, el enemigo a vencer era ungobierno acusado de socialista y de ateo; el fantasma del socialismo rondaba siempre en las acciones de estecatolicismo social de la primera mitad del siglo XX. La causa anticomunista planteada por Len XIII, y por sus sucesores, fue uno de los temas -y an lo siguesiendo- ms abordados y movilizadores de esta poca y de estos movimientos. Desde las Semanas catlico-sociales hasta la formacin del PAN, ser antibolchevique era nota caracterstica de un catlico comprometido ypreparado. Sus objetivos, metas y mtodos podan discrepar, pero todos coincidan en querer incidir en lo social, que aveces era traducido por lo poltico, o simplemente sealado como una cuestin cvica. Aqu lo social, la accinsocial, el pensamiento social, no tiene fronteras muy claras y definidas. Los catlicos en esta poca tenanclaro que toda actividad que los involucrara ms all de las prcticas religiosas especficas era consideradauna accin social, y poda llamarse con propiedad catolicismo social. Otro aspecto que hay que considerar, es que este trabajo que la Iglesia realiz, siempre estuvo avalado,animado, legitimado por algn sector de la jerarqua eclesistica. Aun el PAN tiene, en el pensamiento de susfundadores, reminiscencias de esta preocupacin de la Iglesia por las cuestiones sociales. LA TEOLOGA DE LA LIBERACIN En la dcada de los sesenta varios acontecimientos eclesiales revolucionaron al mundo catlico: el ConcilioVaticano II con sus novedades y cambios, su reconocimiento del mundo moderno y su intento de dialogo conl. La Conferencia de Obispos Latinoamericanos en Medelln y su radicalidad en torno a la opcin preferencialpor los pobres, y su aceptacin gustosa de las comunidades eclesiales de base y la teologa de la liberacin.Estos acontecimientos fueron la plataforma de un trabajo social de profundas races y efectos transformadoresen la realidad no slo latinoamericana sino de todo el orbe catlico. Al mismo tiempo numerosos movimientos sociales y eclesiales demandaban una mayor participacin en las

  • decisiones, una colegialidad efectiva, cambios en las estructuras sociales y econmicas y un mayoracercamiento y apertura al socialismo. ste comenzaba a ser visto como un mtodo adecuado para mejorar lasituacin en la que se encontraban grandes sectores de la poblacin.34 Como resume Juan Jos Tamayo, [...] la situacin de pobreza estructural del continente, agudizada en los aos sesenta con la polticadesarrollista, la irrupcin del pobre en la historia, la aspiracin de los oprimidos a liberarse de sus cadenas, elnacimiento de los movimientos populares de liberacin, la presencia activa de los cristianos en los procesoshistricos de liberacin y el compromiso del conjunto de la Iglesia latinoamericana en la defensa de lasmayoras populares ejercieron una influencia decisiva en el cambio de discurso cristiano y en la gnesis de unanueva hermenutica de la fe, llamada teologa de la liberacin.35 Las comunidades eclesiales de base, herederas de los crculos bblicos y del mtodo jocista para hacer anlisisde la realidad (ver, juzgar, actuar), fueron verdaderas escrutadoras de los signos de los tiempos -aportefundamental del Vaticano II. La teologa de la liberacin que "aparece como teologa orgnica de esascomunidades. Sin ellas, la TL difcilmente hubiera tomado tierra y se movera en un horizonte eclesiolgicoabstracto".36 En una mutua interdependencia, como seala P. Richard, revolucionan al mundo catlico: La comunidad es la expresin terica, material y orgnica de esa fuerza espiritual y teolgica de los pobres yoprimidos. La teologa de la liberacin, si busca discernir, explicar y sistematizar este "potencial evangelizadorde los pobres", debe constituirse en la teologa orgnica de las comunidades eclesiales de base, en la teologaque crea el espacio terico que permite el surgimiento de las comunidades eclesiales de base y que, a su vez,mantiene viva y en continuo desarrollo la misma teologa de la liberacin.37 El mtodo y la novedad de la TL se centran en una idea muy sencilla que los obispos en la CELAM de 1968expresaron como uno de los signos de los tiempos: "los pobres, los marginados del sistema, los sin voz, los no-hombres, que vivan en su mayora, en el Tercer Mundo. Y [ahora] desde ese signo mira al mundo, relee lahistoria, juzga a los culpables, interpreta la realidad, reformula el mensaje cristiano y pretende transformar lavida".38 En Mxico la iniciacin y la entrada de esta teologa comenz con la organizacin del Primer CongresoNacional de Teologa en 1969, organizado por la Sociedad Teolgica Mexicana. Dos aos antes, en 1967, enla dicesis de Cuernavaca los trabajos de los padres Rolland y Genoel marcan el inicio de las comunidadeseclesiales de base. En sus inicios tambin participan los padres Rogelio Orozco y Jos Marins; este ltimo trajola experiencia de las comunidades brasileas a Mxico. A partir de su instauracin se inici un trabajo social y un compromiso poltico sin precedentes en la historia denuestro pas. A este trabajo tambin se le asoci con la doctrina social de la Iglesia, por lo que tambin fuellamado catolicismo social. LAS CRTICAS Una de las crticas ms agudas que se hacen de la teologa de la liberacin se encuentra en la voz de JosephFerraro. l dice que al formar parte de este cuerpo de doctrina llamado doctrina social, la teologa pierdetotalmente su esencia y se convierte en planteamientos reformistas del capitalismo. Seala: [...] ambas conferencias39 no dejaron dudas en cuanto a la inaceptabilidad por parte de la Iglesia de unasolucin marxista a los problemas sociales del rea, y propusieron como medio para resolver estas cuestionesla doctrina social de la Iglesia (CELAM, 1980: "Justicia", 6, 10, 3; 472, 475, 492). En tanto que los telogos dela liberacin en general aceptan los programas del Vaticano II, Medelln y Puebla, es decir, programasreformistas del capitalismo orientados a salvar el sistema durante una temporada de relativa crisis, debequedar claro que su teologa es una extensin de la ideologa burguesa.40 Por su parte, Ana Mara Ezcurra en su libro La doctrina social de la Iglesia. Un reformismo antisocial41 haceuna crtica de esta doctrina sealando que se propone como la solucin a los problemas de la sociedad, "laalternativa" a los modelos econmico-sociales ya propuestos: el capitalismo y el socialismo. La doctrina se haconvertido en un metadiscurso, que pretende resolver todos los problemas econmicos y sociales de la

  • humanidad desde una perspectiva que se ve a s misma por encima de cualquier otra, sea esta social,cientfica o de tipo religioso. Se propone por encima de cualquier otro discurso, y con pretensiones deinmutabilidad. Como ya hemos visto, desde sus inicios en 1891, con la encclica papal, esta enseanza notiene problema en mostrarse como enemiga y dique contra el socialismo, el comunismo o el colectivismo. Por ejemplo, los telogos de la liberacin nos remiten al pasado de esta teologa, y nos dicen que se encuentraen la tradicin de la doctrina o enseanza social cristiana; por otro lado, sta es criticada por su reformismo yantisocialismo o antimarxismo radical. De tal forma que a ninguna de las dos se les considera coherentes.Cmo conciliar tal oposicin? Consideramos que hay un elemento que resulta vital para entender estaconexin entre diversos movimientos y organizaciones de diverso cuo, y que hemos visto hasta ahora. Dicho elemento es, que toda incidencia de los laicos, sacerdotes y religiosos en un mbito fuera delpropiamente espiritual es considerada social. Son, como las hemos llamado aqu, prcticas sociales de loscatlicos. Ante esto nos surgen las preguntas: qu es lo social?, cules son sus lmites?, cul es el campoespecfico de lo social? Parece que lo social es: trabajar con y por los obreros y campesinos, en una palabra: los pobres. Es satisfacer,aunque sea parcialmente, sus necesidades (alimentarias, de ahorro, de trabajo, de vivienda, etctera). Esbuscar reformas participando en las estructuras gubernamentales o siendo parte del gobierno. O es organizarsindicatos, cooperativas y cajas de ahorro. Tambin es enfrentarse al gobierno y al Estado en busca desatisfacer demandas de justicia sentidas y profundas. Nos llama la atencin el abanico de posibilidades, parece que en un mismo costal cabe todo. Por ejemplo, enel libro que compila Roberto Blancarte titulado El pensamiento social de los catlicos mexicanos, cabenmovimientos tan opuestos como el Opus Dei y las comunidades eclesiales de base. Y los dos sonconsiderados catolicismo social, aun cuando sus proyectos son totalmente antagnicos. Hemos planteado que las prcticas sociales de los catlicos son acciones concretas, es una movilizacin quetiene objetivos mltiples y diversos. Una forma de caracterizar a estos movimientos es destacando algo quetienen en comn: una accin que tiene incidencia social. Por ejemplo, cuando los telogos de la liberacindeclaran que "su" teologa se inserta en la tradicin de la Iglesia, es probable que ms bien se refieran a lasprcticas sociales, a las acciones de centenas y centenas de laicos y clrigos que han optado por los quemenos tienen y han hecho algo, aun a costa de su prestigio, de su estabilidad y de su vida. Y no a la tradicinanticomunista o antisocialista, como tampoco a aquella que defiende a un Estado capitalista reformado,humanista y cristiano. Bajo el trmino social conviven diversos proyectos, con diversas finalidades, y deorgenes distintos. Si nos quedamos nicamente con la explicacin de los telogos, no podramos comprender de dnde saliesta gran fuerza creativa y radical de muchos de los movimientos que hemos reseado: los crculos obreros, elSSM, incluyendo a las mismas CEB's. De dnde surge su contestacin a la autoridad y la insubordinacin,sus rasgos de autonoma? Lo que est en juego es la iniciativa y el trabajo de muchas mujeres y hombres quese encuentran construyendo el Reino de Dios, la utopa. Y esto es vlido para todos estos movimientos yorganizaciones. Es decir, hay algo ms que las declaraciones oficiales de la jerarqua eclesistica -como lasCELAM o el Vaticano II-, aun habra que decir que hay algo ms que los planteamientos de los diferentestelogos e idelogos de la Iglesia, incluyendo a los de la liberacin. Existen prcticas sociales que corren paralelas a las teoras y los discursos. Lo que tratamos de sostener esque hay un conjunto de prcticas y acciones que son las que nutren este llamado "catolicismo social", y questas son, hasta cierto punto, independientes de cualquier teorizacin. Las acciones de los sujetos colectivosinvolucrados siempre se desbordan ms all de la institucin, son, en este sentido, verdaderamenteinstituyentes.42 Hemos puesto el acento en el catolicismo social y hemos tratado de ubicarlo en la historia del pas, justo comoun conjunto de ideas, de directrices -de rasgos multifacticos- que de una u otra manera han movilizado a los

  • catlicos. Una movilizacin que comienza de manera particular desde aquella famosa encclica de Len XIII, laRerum Novarum. Hemos mostrado al Secretariado Social Mexicano como uno de los grandes protagonistas dela historia de la Iglesia en Mxico, y de la historia social y poltica del pas; acompaando, asesorando,dirigiendo, creando, promoviendo diversas iniciativas, todas ellas de un tono social. Desde los aos veintehasta los aos setenta del siglo XX su presencia no es mnima, ni intrascendente. La movilizacin de todos estos catlicos mediante estas organizaciones, que hemos reseado brevemente,tiene su origen en este catolicismo social: los crculos obreros, los congresos agrcolas, las cooperativas, laAccin Catlica, la Juventud Obrera, los sinarquistas, el Partido Accin Nacional, la teologa de la liberacin,las comunidades eclesiales de base, el propio Secretariado Social. Su capacidad de autonoma, decontestacin, de no sometimiento, nos remiten a esa capacidad instituyente que contienen los grupos, y msan cuando en ellos subyace un proyecto, el cual se alimenta de diversas fuentes. Resulta indispensable ynecesario pensar en las dimensiones utpicas de este tipo de movimientos, para poder entender sufuncionamiento y su contribucin a la vida social y poltica del pas. Entender su capacidad de crear, deimaginar, de producir nuevas formas y modelos sociales, formas de relacionarse y de relacionarse con losotros, y de permanecer en el tiempo. Footnote 1 La teologa de la liberacin tiene sus orgenes en la dcada de 1960, y su presencia se mantiene inclusohasta la reciente dcada de 1990. 2 Diversos autores han realizado este trabajo. Cfr. Roberto Blancarte (comp.), El pensamiento social de loscatlicos mexicanos, Mxico, FCE, 1996; Miguel Concha Malo et al., La participacin de los cristianos en elproceso popular de liberacin en Mxico (1968-1983), Mxico, Siglo XXI Editores, 1986; Luis G. del Valle,"Conciencia cristiana y compromiso sociopoltico", en Martn de la Rosa y Charles A. Reilly (comps.), Religin ypoltica en Mxico, Mxico, Siglo XXI Editores, pp. 328-341. 3 Este artculo es una reflexin sobre el catolicismo social del cual el Secretariado Social Mexicano formaparte. En mi tesis de maestra titulada "El Secretariado Social Mexicano. Los orgenes de la autonoma 1965-1973", Mxico, Instituto de Investigaciones Dr. Jos Mara Luis Mora, 2000, he desarrollado en extenso lahistoria de este organismo de la Iglesia y sus efectos en la vida social y poltica del pas, as como el procesopor medio del cual logr distanciarse de la jerarqua eclesial. Footnote 4 Aqu es preciso sealar dos cosas: una es que sin ser acciones que sean excluyentes de otros credos oideologas, lo cierto es que estn pensadas para el beneficio, en primera instancias de los catlicos. Ensegundo lugar, en un pas como Mxico, y en buena medida a escala mundial, se ha estimado siempre unamayora catlica, que tal vez se ha visto mermada hacia el final del siglo XX. 5 Nos referimos a las motivaciones particulares de cada grupo u organizacin. Que puede ser el ideario de sufundador, su interpretacin particular del evangelio o el encargo recibido por el papa o los obispos, etctera. 6 De acuerdo con el diccionario, una accin es el efecto de hacer, es un hecho, un acto. Footnote 7 John Cornwell, El papa de Hitler. La verdadera historia de Po XII, traductor Juan Mara Madariaga, Espaa,Planeta, Biografas, 1999, p. 25. 8 Entre los principales se cuenta a Manuel Ceballos Ramrez, El catolicismo social: un tercero en discordia.Rerum Novarum, la "cuestin social" y la movilizacin de los catlicos mexicanos (1891-1911), Mxico, ElColegio de Mxico, Centro de Estudios Histricos, 1991; y Jorge Adame Goddard, El pensamiento poltico ysocial de los catlicos mexicanos, 1867-1914, Mxico, IMDOSOC/UNAM, 1991. 9 Cfr. Varios autores, Manual de doctrina social cristiana. Los grandes principios de la doctrina social cristiana,Mxico, IMDOSOC, 1989. Este origen se ha sealado tambin en varias de las encclicas papales posterioresa la de Len XIII, hasta llegar a Juan Pablo II.

  • Footnote 10 Esta idea es expresada en varios de los documentos papales. 11 Hasta cierto punto esta es la motivacin que tiene el Partido Accin Nacional (PAN) para buscar el accesoal poder, y que se concreta en 2000 con Vicente Fox. 12 En 1868 se cre en Mxico la Sociedad Catlica de la Nacin Mexicana, en cuyas filas muchosconservadores encontraron el medio para hacer algo por el pas, no obstante se abstuvieron de la poltica y secentraron en la educacin (Cfr. Jorge Adame Goddard, El pensamiento poltico y social..., op. cit. Footnote 13 Cfr. Manuel Ceballos, El catolicismo social..., op. cit., y Jorge Adame Goddard, El pensamiento poltico ysocial..., op. cit. 14 En 1903, 1904, 1906 y 1909. 15 En 1904, 1906 y 1907. 16 En 1908, 1910, 1911 y 1912. Footnote 17 Bernardo Bergend, citado en Andrs Barquin y Ruiz, Bernardo Bergend S.J., Mxico, Jus, 1968, p. 28.Los subrayados son mos. 18 Ibid., p. 20. Los subrayados son mos. Footnote 19 Pastoral colectiva del Episcopado Mexicano sobre la Accin Social en Asuntos Sociales, Mxico,septiembre 8 de 1923, fotocopias. El subrayado es mo. 20 Organizacin fundada por inspiracin del padre jesuita Bernardo Bergend. 21 Jos Miguel Romero de Sols, El aguijn del espritu: historia contempornea de la Iglesia en Mxico, 1892-1992, Mxico, IMDOSOC, 1994, pp. 232-233. Footnote 22 Ibid., p. 265. Los subrayados son mos. 23 El movimiento cristero ha sido bien documentado por Jean Meyer en su trabajo sobre La cristiada; yabordado tambin en un buen resumen por Jos Miguel Romero de Sols, El aguijn del espritu..., op. cit. 24 Cfr. John Cornwell, El papa de Hitler..., op. cit., pp. 132 y ss. Mientras que el Vaticano se pronunciclaramente en apoyo a los cristeros y a la jerarqua catlica mexicana, alentando la confrontacin, y con baseen la idea de que el nuevo gobierno nacido de la Revolucin era socialista. Al mismo tiempo no tuvo empachoen relacionarse con gobiernos totalitarios como los que hubo en Italia, en Alemania o en la Espaa franquista.Ni qu decir cuando en la dcada de 1970 mantuvo relaciones con las dictaduras militares en Chile, Argentinay Brasil. Es decir, el rechazo al socialismo es uno de los pilares sobre los cuales trabaja la Iglesia, a costa de loque sea. Footnote 25 Jos Miguel Romero de Sols, El aguijn del espritu..., op. cit., p. 364. 26 Martha Patricia Torres Meza, "El proyecto social y poltico de la Liga Nacional Defensora de la LibertadReligiosa, 1925-1929", Mxico, tesis de maestra, Instituto Mora, 1998, p. 102. Los parntesis y el subrayadoson mos. 27 Manuel Canto Chac y Raquel Pastor Escobar, Ha vuelto Dios a Mxico? La transformacin de lasrelaciones Iglesia Estado, Mxico, UAM-Xochimilco/CAM, 1997, p. 53. El subrayado es mo. Footnote 28 Jos Miguel Romero de Sols, El aguijn del espritu..., op. cit., p. 361. Los subrayados son mos. Footnote 29 Ibid., pp. 397-398. Footnote

  • 30 Soledad Loaeza, El Partido Accin Nacional: la larga marcha, 1939-1994. oposicin leal y partido deprotesta, Mxico, FCE, 1999, p. 107. El subrayado es de la autora. 31 Ibid., p. 116. El subrayado es mo. 32 Cfr. Soledad Loaeza, El Partido Accin Nacional..., op. cit. 33 Ibid., p. 160. Footnote 34 Rodolfo Soriano Nez explica que al hacer teologa, desde la nueva perspectiva que ofrece el Vaticano II,los telogos tienen ms margen de accin. Identifican una dualidad en la realidad: por un lado se encuentra lavoluntad de Dios y en el otro est una situacin de pecado, la reflexin teolgica llama a corregir lasincompatibilidades que existen entre ambos polos. Es un llamado a la conversin. Esta conversin, en el nuevomodo de hacer teologa, supera el mbito de lo individual o de lo comunitario y se instala en una nuevadimensin, la del orden social. Ahora bien, esta nueva reflexin ya no condena de antemano al marxismo, sinoque acepta participar en su reflexin, la promueve y la adapta. En sntesis, hay una disposicin al dilogo conotras corrientes de pensamiento que abordan lo social (cfr. En el nombre de Dios. Religin y democracia enMxico, Mxico, IMDOSOC/Instituto Mora, 1999). 35 Juan Jos Tamayo Acosta, Para comprender la teologa de la liberacin, Espaa, Verbo Divino, 1989, p. 53. 36 Ibid., p. 47. Footnote 37 Citado en ibid., p. 47, nota al pie nm. 16. 38 Ibid. p. 43 39 Se refiere a las Conferencias de Obispos (CELAM): Medelln 1968 y Puebla 1979. Footnote 40 Joseph Ferraro, "La teologa de la liberacin, una extensin de la ideologa burguesa?", en Joseph Ferraro(coord.), Debate actual sobre la teologa de la liberacin, Mxico, UAMIztapalapa, 2003, p. 237. 41 Cfr. Ana Mara Ezcurra, Doctrina Social de la Iglesia. Un reformismo antisocial, Mxico, Nuevomar/IIS-UNAM, 1968. Footnote 42 Cfr. Ren Lourau, El anlisis institucional, traductora: Noem Fiorito de Labrune, Buenos Aires, Amorrortu,1975; y Cornelius Castoriadis, "Institucin primera de la sociedad e Instituciones segundas", en CorneliusCastoriadis, Figuras de lo pensable (Las encrucijadas del laberinto VI), traductor: Jacques Algasi, BuenosAires, FCE, pp. 115-126. AuthorAffiliation Hugo Armando Escontrilla Valdez* AuthorAffiliation * Profesor-investigador en el Departamento de Educacin y Comunicacin, UAM-Xochimilco. Correoelectronico: [email protected]. Ttulo: El catolicismo social en la Iglesia mexicana Autor: Valdez, Hugo Armando Escontrilla Nmero: 31 Editorial: Universidad Autnoma Metropolitana Lugar de publicacin: Mxico, D.F. Pas de publicacin: Mexico

  • Pginas: 139-159 Ao de publicacin: 2009 Fecha de publicacin: Spring 2009 ISSN: 0188-7742 Materia de publicacin: Mathematics, Sociology, Political Science Tipo de fuente: Scholarly Journals Tipo de documento: Article Artculos evaluados por expertos: S Idioma: Espaol ID del documento de ProQuest: 748432582 URL del documento: http://search.proquest.com/docview/748432582?accountid=7273 Copyright: Copyright UAM, Unidad Xochimilco Spring 2009 Base de datos: PRISMA (Publicaciones y Revistas Sociales y Humansticas)

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    El catolicismo social en la Iglesia mexicana