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Durero quiso hacer justicia al ideal erasmiano de la fortaleza cristiana, que reduce a los enemigos de la humanidad a la categoría de espectros y fantasmas.
Aprovechamos la coincidencia con el quinto centenario de la ejecución de esta estampa (1513), para significarla y reivindicar el valor de este tipo de disciplina artística, en la que se muestra en todo su esplendor el valor simbólico del mundo renacentista.
Localización en el museo: Sala E “Renacimiento y Barroco. Los Austrias”.
BibliografíaVV.AA., Durero. Obras maestras de la Albertina. Madrid. Ministerio de Cultura. Museo del Prado, 2005.Huidobro, C., Durero y la Edad de Oro del Grabado Alemán (s. XV-XVI). Guías artísticas Electra. Ministerio de Educación y Cultura. Biblioteca Nacional, 1997.Panofsky, E. Vida y arte de Alberto Durero. Alianza Editorial. Madrid, 1982.
Museo de Segovia. C/ Socorro 11. 40071 Segovia. Tfn.: 921 460613. Fax: 921 460580
e-mail: [email protected]
Museo de segoviaPIEZA DEL MES
MAYO 2013
EL CABALLERO, LA MUERTE Y EL DIABLO
EL CABALLERO, LA MUERTE Y EL DIABLO
Cronología: 1513.Grabado a buril.Medidas: 25 x 193 mm.Inscripciones en una tablita: s.1513 y monograma de Durero.Nº inv.: B-385.
EL AUTOR
Albrecht Dürer (1471-1528) es sin duda el artista más importante del Re-nacimiento alemán y el verdadero impulsor de la escuela de Núremberg.
Hijo de orfebre, a los doce años comienza a formarse en el taller de su padre, lo que le familiarizaría con el grabado en metal. Posteriormente pasaría a trabajar en el taller del más significativo pintor de Núremberg, Michael Wolgemut.
En Basilea se publicó su primera xilografía documentada, “Las epístolas de San Nicolás”, en 1492; mientras que su primer buril, “El violento”, lo realiza ya en su ciudad natal en 1495. Crea una numerosa producción de grabados, tanto en metal como en madera, casi siempre de gran tamaño de la que no se tiene la certeza de si él mismo grababa las planchas de madera o sólo realizaba los dibujos. Es posible que en una primera etapa realizara él ambos trabajos, ya que la calidad de las planchas era muy alta.Posteriormente se advierten diferencias de calidad y la probabilidad de que le ayudasen en la talla de las planchas.
LOS TRES GRABADOS MAGISTRALES
Entre 1513-1514 publica las llamadas obras maestras del buril: “El caba-llero, la muerte y el diablo”, “Melancolía I” y “San Jerónimo en su estudio”. Son tres obras excepcionales por el tamaño, por su excelente ejecución y por la complejidad de su iconografía y significado. Aunque con similar formato y ejecución temporalmente coincidente (el primero de 1513 y los otros de 1514), no mantienen entre sí una relación compositiva; sin embargo, se consideran una unidad al representar los tres modos de vida de la clasificación escolástica de las virtudes en morales, teologales e in-telectuales: “El caballero…” tipifica la vida del cristiano en el mundo de la decisión y de la acción; “San Jerónimo…”, la vida del santo en el mun-do espiritual de la contemplación; “La Melancolía”, la vida del genio en el mundo racional de la ciencia y el arte.
LA PIEZA
Un jinete monumental se sitúa ante un fondo de peñascos imponentes y árboles desnudos, con un punto de destino: “La fortaleza de la Virtud”, al fondo, al final de un empinado y tortuoso camino. De la penumbra emer-gen las figuras de la Muerte y el Demonio. La Muerte lleva corona real, monta un lánguido jamelgo y está representada como un cadáver en des-composición, con serpientes rodeando su cuello y tratando de atemorizar al jinete mostrando un reloj de arena a la mitad. El Demonio, con hocico de cerdo, se le acerca por detrás. Al jinete le acompaña un hermoso lebrel.
El caballero revestido de armadura se tomó de un estudio de vestimenta de 1498; mientras que el caballo parece inspirarse en alguno de los estu-dios de Leonardo para el monumento a Francesco Sforza.
La representación de este grupo ecuestre –con el Soldado Cristiano que se enfrenta a un mundo hostil con las “armas de Dios”, al que hay que unir la personificación de la Muerte y del Demonio, iconografía ligada a la del Peregrino Cristiano, en una selva fantásticamente habitada– es como
Vitrina de la Sala E donde se exhibe “El Caballero, la Muerte y el Diablo”, grabado a buril de Alberto Durero, junto a otros dos del mismo autor: “El Monstruo marino” y “Melancolía”; en la pared del fondo “Virgen con niño”, también de Durero.
