CELEBREMOS NUESTRA FE Haciendo la señal de la cruz en nuestra frente, con el agua bendita (o sin ella) recordemos que desde el día de nuestro bautismo, fuimos incorporados al cuerpo de Cristo. Mientras cada uno hace la súplica en voz alta:

Por sus santas llagas gloriosas, nos proteja y nos guarde

Jesucristo nuestro Señor. Amén. Teminemos diciendo juntos la Secuencia de Pascua:

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanzas a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado, que a las ovejas salva,

a Dios y a los cupables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la vida, triunfante se levanta.

“¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?”

“A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,

los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;

allí veréis los suyos la gloria de la Pascua”.

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiadate de la miseria humana

y da a tus fieles parte en tu victoria santa.

PARROQUIA DE SAN LUCAS 2800 Rockwell Dr.

Brownsville, TX. 78521

CELEBRANDO EL TRIDUO PASCUAL

EN NUESTROS HOGARES

NUESTRA FAMILIA IGLESIA DOMÉSTICA

NUESTRA CASA CASA DE ORACIÓN

Abril 2020.

EL TRIDUO PASCUAL El Papa Francisco nos recordaba: «Los días del Triduo Pascual constituyen la memoria celebrativa del único y gran misterio de la muerte y resurreccion de Cristo y marcan las etapas fundamentales de nuestra fe y de nuestra vocación en el mundo. Estos tres días nos recuerdan los grandes eventos de la salvación realizados por Cristo y nos proyectan a nuestro destino futuro reforzando nuestro compromiso y testimonio en la historia. El anuncio de alegría y de esperanza que culmina el triduo nos recuerda que las cosas viejas han pasado y todo ha sido renovado en Cristo muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra glorificación. Este anuncio es también una llamada a la responsabilidad en la misión pues renueva en todos los bautizados el sentido de nuestra nueva condición y nos invita a despojarnos de hombre viejo para vivir como hombres resucitados que hacen del mundo un espacio nuevo donde ser, gracias a Cristo y con él, instrumentos de consuelo y esperanza para aquellos que sufren todavia hoy la humillacion y la soledad».

RECOMENDACIONES GENERALES PARA LA ORACIÓN EN FAMILIA DURANTE EL TRIDUO PASCUAL

Reunirse en un lugar donde pueda estar la familia reunida para la oración evitando las distracciones, en la medida de lo posible, para compartir nuestras experiencias de fe, creando momentos que perduren en nuestra mente y corazón.

El acontecimiento de la resurrección, es el acontecimiento más importante de la existencia de Jesús, pero no es el único. Jesús es buena noticia para nosotros por toda su existencia; la cercanía de Dios se percibe no sólo en la resurrección, sino en toda la vida de Jesús: su encarnación, su predicación, sus milagros, su pasión, su muerte, su ascensión. Nosotros podemos esperar y participar de la resurrección, si nuestra vida se encuentra comprometida como la de Jesús, en el trabajo y la lucha por un mundo más justo y más humano, en la búsqueda del Reino de Dios que se hará pleno al fin de los tiempos. Caminos para cambiar… ¿A qué necesito morir para con Cristo resucitar? ¿En qué soy pasivo y necesito participar activamente para construir el Reino de Dios? ¿Qué pasos estoy dispuesto a dar para dar testimonio de que Cristo está vivo? Ante la imposibilidad de participar en le Memorial de la Pasion, Muerte y Resurrección de Jesucristo: ¿Qué medios tengo para santificarme y santificar a mi familia? ¿Cómo los utilizo en libertad y amor? ¿Qué más podemos hacer para “guardar” el día del Señor?

que se había metido en el mar para seguir a Israel. Ni uno solo se salvó. Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar. Las aguas les hacían muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios, muertos en la orilla del mar. Israel vio la mano fuerte del Señor sobre los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.

V: Palabra de Dios. R: Te alabamos, Señor.

Clarifiquemos. Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. “Nosotros creemos que si Jesus no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe”. Porque si Jesus no hubiera vencido a la muerte, el Reino de Dios, no podría comenzar jamás en nuestro mundo. La fe en la resurrección de Jesús es el centro de nuestra fe cristiana. Esa certeza es la razón última de nuestra esperanza y es la respuesta final de Dios, a la mentira, la injusticia y a la muerte impuesta a Jesús, su Hijo amado. La fe cristiana es fe en la resurrección de Cristo, fe en nuestra propia resurrección y fe en que el mundo puede ser transformado en un cielo nuevo y una tierra nueva. Esta es la fe que estamos llamados a proclamar y testimoniar. Jesus está vivo; se encuentra presente en nuestra historia, de una manera nueva. Jesús resucitado es la garantía de que es posible un mundo nuevo, Dios lo ha comenzado ya con el mismo Jesús.

Agradecido por las ventajas que nos da la tecnología; los dispositivos electrónicos, las redes y plataformas, la interconectividad. Consciente que por ellas, a pesar del confinamiento, continuamos las actividades del trabajo, la escuela, el entretenimiento y claro la posibilidad de acceder a la Misa Dominical o el Triduo Pascual en trasnsmisión directa. Mi sugerencia es aprovechar los beneficios de la tecnología sin quedar atrapados en ella. Mi humilde propuesta es salir de la “pasividad de mirar”, despegarnos por un momento de las pantallas y disponernos a tener una interacción viva con nuestra familia, Iglesia doméstica y en ella celebrar la presencia de Dios en nuestras vidas, buscando la íntima relación con Él. La celebración está preparada para que alguien dirija la reunión, pero es muy importante la participación de todos los miembros de la familia, en las capacidades de cada uno; preparando el lugar, dirigiendo los momentos de oración, haciendo las lecturas, compartiendo las respuestas a las preguntas sugeridas, dirigiendo las peticiones, o el rito celebrativo, cantando el salmo, el himno o un canto que les ayude a la meditacion del tema y/o recogerse en oración. Estoy consciente que la persona que cree reza y sabe cómo hacerlo. Este folleto es sólo una invitación; por si hay alguien para el que sea útil; para quien no lo necesite, de antemano pido una disculpa por la intromisión y atrevimiento al sugerirlo. Pidiendo a Dios les bendiga y les guarde, hoy y siempre.

Pax et Bonum.

Fr. Fernando González Ortega.

JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR

La Eucaristía vespertina del Jueves, que ocupa la hora de las primeras vísperas del Triduo Pascual, es la introducción al Triduo Sacro en el que la Iglesia celebra solemnemente los misterios más grandes de nuestra redención, con celebraciones especiales, haciendo memoria de su Señor crucificado, sepultado y resucitado.

AMBIENTACIÓN En el lugar destinado para la reunion familiar, preparar: una mesa-altar adornada, sobre ella pan y uvas (suficiente para todos), una imágen, si es posible de la última cena. Hora sugerida: 7:00 p.m.

ORACIÓN INICIAL Digamos juntos el antiguo himno: “Ubi caritas est”. Donde hay caridad y amor, allí está Dios. Nos congregó y unió el amor de Cristo. Regocijémonos y alegrémonos en él. Temamos y amemos al Dios vivo. Y amémonos con corazón sincero. Pues estamos en un cuerpo congregados. Cuidemos que no se divida nuestro afecto. Cesen las contiendas malignas, cesen los litigios. Y en medio de nosotros esté Cristo Dios. Veamos juntamente con los santos tu glorioso rostro, ¡oh Cristo Dios! Éste será gozo inmenso y puro. Por los siglos de de los siglos infinitos. Amén.

marcha. Y tú, alza tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en el mar sin mojarse. Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a expensas del faraón y de todo su ejército, de sus carros y jinetes. Los egipcios sabrán que yo soy el Señor”. El ángel del Señor, que iba al frente de las huestes de Israel, se colocó tras ellas. Y la columna de nubes que iba delante, también se desplazó y se puso a sus espaldas, entre el campamento de los israelitas y el campamento de los egipcios. La nube era tiniebla para unos y claridad para otros, y así los ejércitos no trabaron contacto durante toda la noche. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y dividió las aguas. Los israelitas entraron en el mar y no se mojaban, mientras que las aguas formaban una muralla a su derecha y a su izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y toda la caballería del faraón sus carros y jinetes, entraron tras ellos en el mar. Hacia el amanecer, el Señor miró desde la columna de fuego y humo al ejército de los egipcios y sembró entre ellos el pánico. Trabó las ruedas de sus carros, de suerte que no avanzaban sino pesadamente. Dijeron entonces los egipcios: “Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto.” Entonces el Señor le dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes”. Y extendió Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer las aguas volvieron a su sitio, de suerte que al huir, los egipcios se encontraron con ellas, y el Señor los derribó en medio del mar. Volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del faraón,

Dios nuestro, que por medio de tu Hijo comunicaste a tus fieles el fuego de tu luz, concédenos que al celebrar estas fiestas pascuales, se encienda en nosotros el deseo de las cosas celestiales, para que podamos llegar con un espíritu renovado a las fiestas de la eternal claridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Todos responden: Amén.

DIOS NOS HABLA 1ra Lectura: Gn 1,26-31 Salmo 103: Bendice al Señor, alma mía. 2da Lectura: Gn 22,1-2.9-13.15-18 Salmo 15: Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. 3ra Lectura: Ex 14,15-15,1 Salmo Exodo 15: Alabemos al Señor por su victoria. 4ta Lectura: Is 54,5-14 Salmo 29: Te alabaré, Señor, eternamente. 5ta Lectura: Is 55,1-11 Salmo Isaias 12: El Señor es mi Dios y salvador. 6ta Lectura: Ba 3,9-15.32-4,4 Salmo 18: Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna. 7ma Lectura: Ez 36,16-28 Salmo 41 y 42: Estoy sediento del Dios que da la vida. Epístola: Rm 6,3-11 Salmo 117: Aleluya, Aleluya. Evangelio: Mt 28,1-10 La Palabra de Dios nos Ilumina: + Del libro del Éxodo En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “¿Por qué sigues clamando a mí? Diles a los israelitas que se pongan en

DIOS NOS HABLA 1ra Lectura: Ex 12,1-8.11-14 Salmo 115: Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava. 2da Lectura: 1Cor 11,23-26 Evangelio: Jn 13,1-15 La Palabra de Dios nos Ilumina: + De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios. Hermanos: yo recibí del Señor lo mismo que les he trasmitido: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan este en memoria mía siempre que beban de él”. Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.

V: Palabra de Dios. R: Te alabamos, Señor.

Clarifiquemos. El Jueves Santo recordamos la última cena de Jesús con sus discípulos. En esa cena celebraron la Pascua, es decir que recordaron la salida de Egipto cuando los israelitas fueron liberados de la esclavitud para ser un pueblo libre que viviera con justicia y verdad. También ese día, Jesús lavó los pies a sus discípulos, gesto común de la época, con el que expresaban dar la bienvenida; pero que era una tarea que desempeñaban los esclavos de la casa.

Con esto Jesús enseña a sus discípulos que lo más importante en un cristiano será la voluntad de servicio y el amor a sus hermanos. También a nosotros, Jesús nos recuerda el mandamiento principal de la fe cristiana es el amor entre los hermanos, y la disposición a servir con alegría es requerido para realmente ser llamados cristianos. Pero seguir a Jesús, no es un asunto individual, que se ejerce en solitario, es asunto de ser y construir comunidad. Esto no es una tarea fácil, pidamos a Dios su gracia que nos ayude, rogémosle que nos comparta de su sabiduría para descubrir y agradecer nuestras cualidades y pidamos acreciente el amor y nos dé el valor para poder ponerlos a disposición de los demás, especialmente de los más necesitados. Caminos para cambiar… ¿Saludo con afecto y respeto a mis familiares? ¿Les muestro cariño, tal vez con gestos pequeños pero constantes? ¿Doy gracias? ¿Sirvo con alegría? ¿Qué “servicio” me comprometo a hacer en casa estos días santos?

CELEBREMOS NUESTRA FE Terminada la meditación, Papá y/o Mamá bendicirá el pan y las uvas, con la siguiente oración. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo humano, que recibimos de tu generosidad.

DOMINGO DE PASCUA

Es el tercer día del Triduo Pascual y el comienzo de la cincuentena pascual que se prolonga hasta el día de Pentecostés.

VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA La Vigilia Pascual, la noche santa de la Resurrección del Señor, se considera como “la madre de todas las santas Vigilias”, durante ella, la Iglesia espera velando la resurrección de Cristo y la celebra en los sacramentos.

AMBIENTACIÓN En el lugar destinado para la reunión familiar, preparar una mesa-altar adornada alegremente, sobre ella, al centro un crucifijo acompañado de un cirio (vela) y agua bendita. Hora sugerida: 9:00 p.m.

ORACIÓN INICIAL Con las luces apagadas, iniciar la reunión, con estas o algunas palabras parecidas: Querida Familia: En esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia nos invita a velar en oración. Conmemoremos, pues, la Pascua del Señor, con la esperanza de participar también en su triunfo sobre la muerte y de vivir con él para siempre en Dios. Mientras alguien enciende el cirio (vela), quien dirige dice la siguiente oración:

SÁBADO SANTO

Es el segundo día del Triduo Pascual. La Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte y se abstiene del sacrificio de la Misa hasta que, después de la Vigilia solemne de la resurrección, se inaguren los gozos de la Pascua.

AMBIENTACIÓN En el lugar destinado para la reunión familiar, preparar: una mesa-altar, sobre ella una imagen, si es posible, de la Virgen María en cualquiera de sus advocaciones. Hora sugerida: 9:00 a.m.

ORACIÓN Pedimos a la Virgen Madre inteceda por nosotros y cubra con su manto a nuestra familia: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! V: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, R: para que seamos dignos de alcanzar las promesas y divinas gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

La familia puede aclamar: Bendito seas por siempre, Señor. Papá y/o Mamá: Bendito seas, Señor, Dios del universo, por estas uvas, fruto de la vid y del trabajo humano, que recibimos de tu generosidad. La familia puede aclamar: Bendito seas por siempre, Señor. Mientras se come el pan y las uvas prepararse a la Comunión Espiritual, diciendo juntos:

Señor Jesús, yo creo firmemente que estás presente

en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas

y mi alma desea recibirte, más como no puedo hacerlo sacramentalmente

en este momento, ven espiritualmente a mi corazón.

Te recibo con amor sincero. Concédeme tu santo amor y perseverancia

hasta el final de mi vida, y nunca dejes que me aparte de ti. Amén.

VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

Es el primer día del Triduo Pascual. La comunidad cristiana proclama la Pasión del Señor y adora su Cruz como el primer acto de este Misterio. Aunque este día está centrado en la Cruz del Señor, no es correcto quedarse sólo en el aspecto de la muerte, si no está acompañado de la esperanza cierta de la resurrección.

AMBIENTACIÓN En el lugar destinado para la reunión familiar, preparar una mesa-altar sencillamente dispuesta. Sobre ella un crucifijo. Si fuera posible que cada miembro de la familia construyera su propia cruz, estas se colocarían al rededor. Hora sugerida: 3:00 p.m.

ORACIÓN INICIAL Haciendo la señal de la cruz sobre nosotros: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Digamos juntos la oración que San Francisco de Asís, dirigió al Cristo de la Iglesia de San Damián:

Sumo, glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón

y dame fe recta, esperanza cierta

y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor,

para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento. Amén

Mirando el costado, oramos diciendo: Cuerpo llagado de amores, yo te adoro y yo te sigo; yo, Señor de los señores, quiero partir tus dolores subiendo a la cruz contigo. Mirando los pies, oramos diciendo: Quiero en la vida seguirte y por tus caminos irte alabando y bendiciendo, y bendecirte sufriendo y muriendo bendecirte. Mirando la cabeza, oramos diciendo: Que no ame la poquedad de cosas que van y vienen; que adore la austeridad de estos sentires que tienen sabores de eternidad. Mirando el rostro, oramos diciendo: Que sienta una dulce herida de ansia de amor desmedida; que ame tu ciencia y tu luz; que vaya, en fin, por la vida como tú estás en la cruz: de sangre los pies cubiertos, llagadas de amor las manos, los ojos al mundo muertos y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos. Amén. Tomamos la cruz que hayamos construido y en señal de amor a la redención realizada, la adoramos dandole un beso y nos retiramos en silencio.

Oremos también por los que no conocen a Dios, para que, buscando con sinceridad lo que es recto, merezcan llegar hasta él. Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Señor guíe sus mente y corazones, segun su voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos. Oremos, a Dios Padre todopoderoso, para que libre al mundo de todos sus errores, aleje las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un buen retorno a los que se hallan lejos del hogar, la salud a los enfermos y la salvación a los moribundos. Oremos también por todos los que sufren las consecuencias de la pandemia actual: para que Dios Padre conceda la salud a los enfermos, fortaleza al personal sanitario, consuelo a las familias y la salvación a todas las víctimas que han muerto. Entreguemos nuestras peticiones con la Oración que el Señor nos enseñó:

Padre nuestro… Terminado el Padre nuestro, de rodillas y mirando cada parte del crucifijo, mientras decimos la parte el himno litúrgico del día; meditemos el misterio de amor incondicional expresado en la entrega de Jesús en la cruz para nuestra salvación. Mirando las manos, oramos diciendo: Brazos rígidos y yertos, por dos garfios traspasados, que aquí están, por mis pecados, para recibirme abiertos, para esperarme clavados.

DIOS NOS HABLA 1ra Lectura: Is 52,13-53,12 Salmo 30: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. 2da Lectura: Heb 4,14-16; 5,7-9 Pasión: Jn 18,1-19,42 La Palabra de Dios nos Ilumina: + Del Salmo 30 V: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. R: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado. En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás. Se burlan de mí mis enemigos, mis vecinos y parientes de mí se espantan, los que me ven pasar huyen de mí. Estoy en el olvido, como un muerto, como un objeto tirado a la basura. Pero yo, Señor, en ti confío. Tu eres mi Dios, y en tus manos está mi destino. Líbrame de los enemigos que me persiguen. Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia. Sean fuertes y valientes de corazón, ustedes, los que esperan en el Señor.

Clarifiquemos. En este salmo se combinan la súplica confiada y un canto de acción de gracias. En primer lugar, un hombre acusado y perseguido injustamente es quien se pone en las manos de Dios y le ruega que lo salve. Luego el mismo salmista expresa su reconocimiento al Señor por haber experimentado la protección divina y verse libre de peligro. El comienzo es la súplica de un acusado inocente, de un enfermo, de un moribundo expuesto a la persecución; es un maldito, excluido de la comunidad, y que produce miedo incluso a sus amigos. ¿Será su mal contagioso? A pesar de las acusaciones injustas continúa cantando la felicidad de su vida de intimidad con Dios. Jesús pone en sus labios este salmo, el motivo de la condenación era una burla de desprecio, escrita en tres idiomas: Jesus Nazareno Rey de los judios. Habiendo Jesus puesto las palabras de este salmo es sus labios, pidamosle que lo ponga tambien en nuestros labios, hay tantos enfermos, perseguidos, personas despreciadas y tenidas por cosas, tanta gente abandonada. Pero vayamos tambien hasta el fin del salmo y repitamos tambien la accion de gracias. Caminos para cambiar… Ante las situaciones difíciles

¿soy capaz de descansar y sonreir? ¿Me preocupo en exceso?

¿Qué es lo que más me preocupa actualmente? ¿Conozco las preocupaciones de los demás? ¿Qué es lo que le preocupa a mi familia? ¿Cómo me “ocupo” para no “preocuparme”? ¿En qué momentos no he proclamado con confianza: “Pero yo, Señor, en ti confío. Tú eres mi Dios, y en tus manos está mi destino?

CELEBREMOS NUESTRA FE De pie realicemos la Oración Universal. En este tiempo de la sagrada pasión, en que Cristo presentó al Padre súplicas y oraciones con ardientes lágrimas, roguemos a Dios que por amor a su Hijo se digne también escuchar benignamente nuestras plegarias. A cada petición, digamos con gran confianza:

Santo Dios. Santo fuerte.

Santo inmortal, ten piedad de nosotros. Oremos, por la Iglesia santa de Dios, para que nuestro Dios y Señor le conceda la paz, la mantenga en la unidad, se digne protegerla en toda la tierra y nos conceda glorificarlo, como Dios Padre omnipotente, con una vida pacífica y serena. Oremos también por nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los obispos, lo conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que pueda gobernar al pueblo santo de Dios. Oremos tambie ́n por nuestro obispo Daniel E. Flores, su obispo auxiliar Mario A. Avilés, por todos los obispos, presbíteros y diáconos, y por todo el pueblo santo de Dios.