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CHINA

1. La cultura china tiene un origen semejante al que tuvieron las de Egipto y Mesopotamia: naci a lo largo de un gran ro, el Hoang-ho, y fue extendindose desde sus frtiles comarcas en todas las direcciones, hasta abarcar un imponente espacio y una poblacin ingente. Los comienzos aparecen tambin envueltos en el mito. La regin se dividi en una serie de principados que fueron unificados polticamente en un vasto imperio bajo la dinasta de los Chu (1050-246 a. de J. C). La decadencia de esta dinasta dio lugar a un proceso de disgregacin, sustrayndose ms o menos los seores locales a la tutela imperial. Surgi as un feudalismo caracterizado por guerras v desrdenes, desgobierno y malestar social, al que puso fin Chuang-ti (221 a. de J. C.). Ese perodo feudal, llamado tambin perodo de los reinos combatientes, es precisamente el del florecimiento de las escuelas filosficas clsicas de China.Se caracteriza el genio chino por un sentido prctico y terrenal muy acusado. El chino es amante de lo concreto y lo mundanal. No es que le falte profundidad especulativa; pero sta dista mucho de la que, por ejemplo, empuja al hind hacia lo metamundano y trascendente. La sabidura china ha sido siempre eminentemente prctica, colocndose en todo momento al servicio de la vida. De ah que su tema principal sea la moral y la poltica. Una moral y una poltica que no se desarrollan de manera sistemtica, sino en forma de mximas y aforismos extrados de una aprehensin intuitiva, directa, de la realidad social, apoyada en ejemplos histricos que, como escribe Hans O. H. Stange, hacen aqu las veces de la argumentacin lgica entre los griegos.Tal vez dbanse estos rasgos al fondo matriarcal que, segn no pocos autores, informa toda la cultura china, oculto bajo atavos patriarcales. De acuerdo con este ethos fundamental, es de sealar asimismo la atmsfera pacifista y democrtica, propia de la cultura china desde los tiempos ms remotos. Ya en el viejo Libro de los anales (Chu-king) aparece una versin china del aforismo latino vox populi, vox Dei: el Ciclo ve, pero ve por los ojos del pueblo; el Ciclo oye, pero oye por los odos del pueblo. La misma explicacin puede darse sin duda del naturalismo que constituye un ingrediente esencial de la concepcin china del mundo. Una de las nociones primarias del mundo de ideas chinas es la nocin de ritmo, surgida de la observacin del curso de las estaciones y de la sucesin de las labores agrcolas por parte de campesinos sedentarios. Esta nocin centr la expresin filosfica en el concepto del Tao, uno de los ms profundos y ricos de sentido del pensamiento chino. El postulado esencial de la actitud china ante las cosas ser el de insertarse en el orden rtmico de la naturaleza. Tambin en la religin pblica se manifiesta tal naturalismo. Sus dioses principales son el Ciclo y la Tierra, sometidos a su vez a la legalidad viviente del Tao. Estas representaciones fundamentales del patrimonio espiritual primitivo y genuino de China hallaron su formulacin ms antigua en el Libro de las metamorfosis o Yi-king.El naturalismo tradicional de China ofrece especial inters en sus consecuencias poltico-sociales, desarrolladas por la escuela llamada del yin y del yang, entre otras. La comunidad humana debe ser reflejo del orden del universo. Y el punto de contacto entre el orden del universo y la comunidad humana es el emperador. El emperador es Hijo del Cielo. El es quien pone en movimiento el ciclo de las estaciones y asegura la concordia entre el Imperio y el Cielo. Este dio origen a una serie de ritos (li) de una significacin peculiar no slo en el mbito familiar, sino tambin en la vida pblica, y cuya observacin era la condicin de un existencia recta. Las calamidades que caan sobre la colectividad eran consecuencia de una falta del emperador, el cual perda entonces la calidad de Hijo del Cielo y deba ser apartado del gobierno por quien ms eficazmente probaba que la posea.Otra consecuencia era que, por definicin, slo cabe un Hijo del cielo, cuyo dominio se extiende a todo lo que existe debajo del Cielo.

De ah un imperialismo pacifista peculiar. Que el Imperio no abarque realmente todas las tierras y todos los hombres no invalida la idea de su seoro unversal de derecho. Precisamente la circunstancia de vivir fuera del Imperio; relega a los pueblos sustrados la jurisdiccin del Hijo del Cielo a la categora de brbaros. El confucianismoLa escuela filosfica ms importante de China llamada a convertirse algunos siglos ms tarde casi en la filosofa china, es la que fundara Kung-fu-tse, el venerado Maestro Kung, conocido en Occidente por Confucio (551-479 a. de J. C). Pero tuvo una rival poderosa en el taosmo, que representa el otro polo de la espiritualidad china. Si el confucianismo encarna el sentido chino de lo real y concreto, el taosmo dar cauce a tendencias msticas no menos presentes, aunque reprimidas.Era Confucio natural del Estado de Lu (actual Chantung), hijo de funcionario, de estirpe noble, aunque de posicin modesta. Estudi los libros antiguos, y gracias a su prestigio ocup un alto cargo en el gobierno de su pas; pero renunci a el ante la conducta del prncipe, y emigr, yendo de corte en corte para ofrecer sus servicios y consejos, hasta que regres a su patria, poco antes de su muerte. Del propio Confucio dimanan tan slo la correccin del viejo Libro de las canciones o Chi-king, y al parecer tambin de los otros libros, tradicionales.Su doctrina nos es conocida principalmente por tres delos llamados Cuatro libros, compuestos y transmitidos por los discpulos inmediatos: el Gran Estudio o Ta-hio, por Cheng-tse; De la invariabilidad del justo medio o Chung-yung, por su nieto Tse-sse; y los Coloquios filosficos o Luen-yu, serie de aforismos del Maestro. El cuarto de estos libros es el de Mencio, que implica ya un desarrollo de la doctrina confuciana, por lo que ha de exponerse aparte. La filosofa de Confucio es ante todo un tradicionalismo cultural. Sus enseanzas no pretenden ser otra cosa que la quintaesencia de la antigua sabidura y un intento de restaurarla. De ah la importancia que atribuye a la escrupulosa observancia de los ritos ancestrales (li). A este carcter restaurador de su obra se debe tambin su valoracin de la autoridad como fuente de la filosofa, lo que trae consigo que sus aportaciones personales se diluyan en cierta manera en un cuerpo impersonal de doctrina recibida y transmitida como tal, y destinada a transformarse en ortodoxia rgida.Hay en el confucianismo menos vuelos especulativos que en el taosmo, y en cambio un mayor inters prctico. Confucio es casi exclusivamente un moralista, y conscientemente se desentiende de toda preocupacin trascendente. En este sentido cabe hablar de un positivismo confuciano. Ello no significa, sin embargo, que falte en Confucio toda inquietud metafsica. Certeramente se ha dicho de l que fue metafsico, en tanto que aspiraba a una verdad objetiva, irrefragable, fundada en el ser; pero preferentemente vivi en realidad bajo el aspecto social. Las relaciones esenciales de las cosas entre s darn la pauta de la moral y el derecho; pero estas relaciones las deduce Confucio de la experiencia de la vida humana. As puede contraponerse, el sociocentrismo confuciano, de intenciones positivas, al naturismo taosta de fondo mgico-mstico.Por ello fue intento predilecto de Confucio determinar las relaciones esenciales en la sociedad. Estas relaciones son cinco: las que se dan entre el prncipe y sus ministros, el padre y sus hijos, el marido y la mujer, los hermanos mayores y los menores y los amigos entre s, o tambin (segn otras versiones) los ancianos y los jvenes. As surgen cinco crculos de deberes fundamentales. La rectitud de los actos humanos depender de su congruencia con la funcin de cada individuo en la urdimbre de estas relaciones, expresada por el nombre respectivo de soberano, ministro, padre, hijo, marido, mujer, etc. Cuando el individuo no obra con arreglo a lo que implica su ttulo social, ste no se le puede seguir aplicando; con lo cual, la aplicacin o no aplicacin del nombre de la funcin se convierte en elogio y censura, significando el incumplimiento de deberes sociales. En devolver as a los nombres su sentido genuino, consisti la famosa rectificacin de nombres instituida porConfucio.Cinco son tambin para Confucio las virtudes capitales, que en nuestra terminologa podramos asimilar ms o menos a la sabidura o prudencia, la benevolencia o humanidad, la fidelidad, La veneracin o respeto y la fortaleza o valor. Pero la primera es la benevolencia (jen), que guarda cierta analoga con la amistad aristotlica, y preludia, con sta, a la caridad cristiana. De ah que pudiera resumir Confucio su doctrina en la frmula: tener rectitud de corazn y amar al prjimo como a uno mismo.Esta moral de la benevolencia se funda en una concepcin optimista del hombre. En principio todos pueden alcanzar la condicin de sabio; pero de hecho la mayora de los hombres no se elevan hasta ella; y aunlos que logran tan alta meta no consiguen la perfeccin absoluta. Hay en Confucio una humildad que no siempre se encontrar en los taostas. A ellose debe que el sabio no se aisle de la multitud y que su doctrina adquiera un sentido social ms positivo que la de sus adversarios.Por lo que atae a la poltica, mantuvo Confucio con rigor la antigua idea china del papel del emperador como enlace entre la comunidad de los hombres y el universo. El emperador asegura la armona entre el cielo y la tierra. A el se debe la concordancia o la discordancia entre la naturaleza y la sociedad. Su ejemplo es, adems, decisivo para los sbditos. Por eso la formacin del emperador es la finalidad prctica ms inmediata de las enseanzas de Confucio. Abrig la esperanza de encontrar pronto o tarde sabios coronados que le estuchasen. Tambin para l fue la desilusin el premio; mas ello le fortaleci en su propsito de fijar literariamente la tradicin y sus propias ideas y confiar a la accin de sus discpulos la difusin de las mismas. La poltica de Confucio viene a ser esencialmente, por esta razn, un espejo de prncipes de gran estilo. Sus postulados fundamentales son dos: la vuelta a las prcticas antiguas de gobierno y el recelo ante las novedades. El principio de la igualdad esencial de los hombres se compagina en Confucio con una concepcin aristocrtica del gobierno: el pueblo no debe intervenir activamente en el gobierno, ya que de hecho slo un pequeo nmero de hombres llega a la condicin de sabio. Esta minora esclarecida es la que est llamada a asesorar al prncipe.Mencio (h. 372 - h. 289 a. de J. C.), El principal discpulo de Confucio fue Mencio. Refiere la tradicin que fue educado por el nico nieto del Maestro. El libro que lleva su nombre, al parecer compuesto en su vejez, con la cooperacin de un discpulo, es el cuarto de los que integran el Corpus confuciano clsico. Como el libro de los Coloquios de Confucio, el de Mencio relata una serie de conversaciones con discpulos, reyes, magnates y otros personajes.Con mayor exclusivismo an que Confucio, limita Mencio su preocupacin a los problemas de la vida social. Su principal aportacin radica en el campo de la filosofa poltica, en el cual explica y desenvuelve los principios confucianos, imprimindoles un sello personal. En primer lugar, da expresin tajante al optimismo antropolgico del Maestro. Su afirmacin de la bondad natural del nombre es de una rotundidad pocas veces alcanzada en la historia del pensamiento. La naturaleza humana sigue lo bueno, as como el agua busca el nivel ms bajo. No hay hombre que nosea naturalmente bueno, as como no hay agua que no corra naturalmente haca abajo. En segundo lugar, acenta Mencio la tendencia igualitarialatente en la tradicin confuciana, trasladndola decididamente a la esfera poltica y social. En algn pasaje se trasluce la idea de que el poder delemperador baja del Cielo a travs del asentimiento del pueblo. Por esta razn, el pueblo podr deponer al emperador indigno, el cual, por su indignidad, no puede llamarse ya emperador. Con ello da Mencio un paso ms all de Confucio, el cual confera tal misin nicamente aun noble cuyos xitos diesen fe de que actuaba con arreglo al Tao. La tirana, que solo tiene en cuenta el bien del monarca y desprecia el de los sbditos, trae consigo la ruina del propio tirano, por la reaccin popular que provoca. Este pathos democrtico se manifiesta reiteradamente en la obra de Mencio, adems, por la crtica fuerte y directa que hace de la opresin econmica y los males sociales de su tiempo, surgiendo bajo su pluma encendidas invectivas que recuerdan las de un Toms Moro, contra la desalojos en masa de campesinos en la Inglaterra de la industrializacin incipiente. No hay diferencia para Mencio entre matar con armas o mediante un mal gobierno.La tendencia democrtica de Mencio no se limita, pues, a lo poltico; abarca tambin lo social, y plasma en frmulas de una modernidad tanto ms notable cuanto que no se presentan como novedad, sino como tradicionalmente admitidas. Este es el caso, por ejemplo, del principio de que la inteligencia es el nico factor legtimo de desigualdad. Finalmente merece subrayarse, en este orden de ideas, un fino sentido de la importancia del factor econmico en la poltica. El prncipe debe preocuparse de que el pueblo tenga lo necesario para su sustento; slo entonces podr pedirle que siga el camino de la virtud.

Mencio dio cima a su poltica con una aplicacin de sus postulados a las relaciones entre los pueblos. El resultado no poda ser otro que unpacifismo riguroso. Las evocaciones de los desastres de la guerra son tan crudas como las de la miseria social a que hemos aludido. Las ventajasque con la guerra se consiguen son a precio de la sangre de los hombres. Por ello reclama Menci las penas ms graves para quienes perpetran guerras de agresin. Menci somete de esta suerte la guerra a la valoracin moral, anticipndose, como harn tambin los taostas, a la teora de la guerra justa, que slo admite la licitud del recurso a las armas entre los pueblos para deshacer un entuerto grave.

El taosmoLa segunda de las grandes escuelas del perodo clsico de la filosofa china es la que tiene por presunto fundador a Lao-tse, o sea el Viejo Maestro, el archivero del Imperio, Li Po-Yang, oriundo de la actual provincia de Honan, en el sur de China. A Lao~tse atribuye la tradicin el famoso Tao-te-king o Libro del Tao y su eficacia. No faltan quienes dudan de la existencia de Lao-tse, y en todo caso la leyenda envuelve su figura. La tradicin habla de una visita del joven Confuci a Lao-tse, anciano, lo que obligara a situar su vida en los siglos vi-v a. de J. C. Muchos historiadores recientes del pensamiento chino se han inclinado por fechas posteriores (siglo IV, aprox. 395-305 n. de J. C.), sin haber logrado superar las objeciones de los que se atienen a su mayor antigedad. Corri en el caso de Pitgoras, el cuerpo de doctrina asociado a su nombre se presenta ante todo como cristalizado en escuela. En general, el taosmo fue cultivado por sabios inclinados a la soledad y la contemplacin, para los cuales la filosofa era, ms que un saber, un modo de vida. Ello explica los contactos que ulteriormente se produciran entre el taosmo y el budismo procedente de la India.Con Lao-tse, el nombre ms considerable del taosmo es Chuang-tse (h. 369 - h. 286!a. de J. C.), nacido tambin en el Sur, y acaso el pensador chino ms personal.El concepto central de la escuela es el concepto del Tao (camino va, sentido) cmo expresin del ritmo csmico, del principio secreto de la vida universal, el cual implica la combinacin de dos principios primarios uno femenino y masculino el otro, llamados yin y yang, respectivamente. En el yin y el yang se resume toda polaridad: lo pasivo y lo activo, la sombra y la luz, etc. De ambos surge la armona del universo, que se expresa en el Tao. El Tao evoca, pues, hasta cierto punto, el Logos helnico, y sirve efectivamente en las Biblias chinas para traducir este trmino del Evangelio de San Juan, el Verbum latino.El Tao no es conocido por va intelectual, sino por la contemplacin intuitiva, fruto de una vivencia inmediata del sabio: es, en efecto, inexpresable e incomunicable. As queda fundamentada una actitud espiritual mstica, cuya meta es el desprendimiento y la purificacin interior. Sin salir de la puerta, se conoce el mundo; sin mirar por la ventana, se ve el sentido del Cielo. La sabidura consiste en vivir con arreglo al Tao.La tica y la poltica no sern sino la aplicacin de la aprehensin de la naturaleza regida por el Tao a la conducta humara y a la vida en sociedad. La ley fundamental del orden natural es que cuando algo ha llegado a su extremo vuelva nuevamente hacia atrs. El regreso es el movimiento del Tao. Cada cosa tiene su dimensin y su tiempo: la tormenta no dura una maana, ni una lluvia torrencial cae todo el da. De ah un naturalismo tico-social radical y consecuente. Un optimismo antropolgico lleva a los taostas a la conviccin de que la naturaleza nos impulsa de suyo hacia el bien, y que el mal resulta del menosprecio de sus exigencias. Tambin los grupos humanos tienden a un equilibrio espontneo, por lo cual es funesta toda intervencin artificial en ellos. Es la clebre doctrina de la inaccin o no interferencia (wu wci), que en realidad significa no tanto la ausencia total de actividad cuanto actividad mnima y sobre todo carente de artificio. La inhibicin que respeta el curso natural de las cosas es el postulado fundamental de la poltica taosta, que se anticipa de esta suerte al laissez faire, laissez passer del liberalismo occidental. Cuando mejor funciona el aparato estatal es cuando pasa desapercibido. Si reina uno muy grande, apenas advertir el pueblo que est reinando. Insiste en ello, con el Maestro, el ya citado Chuang-tse: si alguien se ve en la ineludible obligacin de hacerse cargo del gobierno de un imperio, no hay nada mejor que la inaccin; slo por medio de la inaccin puede conseguirse que la gente viva el curso natural de sus vidas. Se hace patente, por tanto, en el taosmo una contraposicin entre naturaleza y convencin, autenticidad y artificio, que conduce a un anticulturalismo semejante al que ms tarde defenderan los cnicos y Rousseau. Pero el quietismo taosta no se limita a la esfera de cada comunidad particular; se extiende al conjunto de la humanidad, concebida como una gran familia que abarca a todos los pueblos. El resultado es un pacifismo que rechaza todo recurso agresivo a las armas, toda dominacin violenta de unos pueblos sobre otros. La violencia es tan contraproducente entre las comunidades humanas como lo es en el seno de ellas, y en definitiva se vuelve contra sus promotores. Sus efectos son negativos. Donde acamparon ejrcitos crecen atrojes y espinas; siguen a los combates aos de hambre. Por su parte, Chuang-tse denunciar con burlona irona la contradiccin en que incurre el juicio comn cuando castiga al qu roba una bolsa y convierte en prncipe al que roba un pas. El ideal social del taosmo conduce finalmente a la utopa idlica de una multitud de reinos pequeos, de vida sencilla y sin ambiciones. Otras filosofas clsicas y postclsicasSera un error creer que el confucianismo y el taosmo se dividen; de manera exclusiva los espritus de la China antigua. Slo mucho ms tarde alcanzaron estas dos escuelas su posicin preeminente: el confucianismo, al ser erigido en doctrina oficial por el emperador Han, Wu-ti, en el siglo II a. de J. C.; el taosmo, al difundirse en China el budismo, del que tom ciertos elementos. Por lo que toca al perodo clsico que estamos considerando, presenta una variedad y riqueza de direcciones insospechada. Desgraciadamente, aquel caudal espiritual ha llegado hasta nosotros de manera muy fragmentaria. Por diversas circunstancias, entre las que descuellan las destrucciones (algunas voluntarias, como la gran quema de libros ordenada por Ch'uang-ti) y los exclusivismos de escuela, la desaparicin irreparable de fuentes literarias antiguas ha podido ser calificada de Colosal.En una relacin ms o menos directa con el confucianismo y el taosmo, respectivamente, cabe mencionar a Mei-ti (llamado tambin Mo-to Mo-tse) y a Yang-ch'u como representantes de tendencias poltico-sociales opuestas: el primero propende a un socialismo tico fundado en elprincipio de reciprocidad; el segundo, a un individualismo pesimista y nihilista que sugiere la comparacin con Epicuro.Mei-ti es un pensador relevante que recientemente ha sido objeto de especial consideracin por parte de los historiadores de la filosofa china.

Se sabe muy poco acerca de su vida, que debi de transcurrir en el siglo IV (h. 479 - h. 381) a. de J. C. Fund una escuela organizada jerrquicamente y animada de un espritu proselitista que alarmara profundamente a Mencio. Su libro, redactado en tercera persona, procede del crculo de sus discpulos. Mei-ti es el profeta del amor universal como principio informador de la sociedad. El amor recproco y la consiguiente ayuda mutua responde n a la voluntad del Cielo y constituyen el nico fundamento firme del orden social. Con ello ensancha Mei-ti el mbito de la benevolencia confuciana; sta, a su juicio, es insuficiente, por cuanto no rebasa los lmites de la familia y de la propia estirpe, llegando a ser antisocial si tenemos en cuenta la sociedad humana en su conjunto. Esta amplitud del amor que Mei-ti postula es precisamente lo que, no su ve, le reprochara con acritud el confucianismo ortodoxo posterior, por boca de Mencio: el amor universal de Mei-ti le resultar indiferenciado y abstracto, al despreocuparsede los vnculos familiares. Tambin se distingue Mei-ti por ser el nico pensador chino que haga descansar su moral sobre una sancin divina,aunque el alcance de sta no sea fcil de precisar. En materia poltica sostiene un conservadurismo autoritario de signo pesimista. En lo social, son clebres sus invectivas contra el lujo y los gastos excesivos en los funerales, as como la duracin del luto, que merman las energas del pueblo.Con nfasis acaso mayor todava que los autores antes estudiado se extiende Mei-ti sus postulados ticos a las relaciones entre los pueblos, formulando un ideal pacifista y universalista de convivencia humana. Todoslos reinos del mundo, grandes o pequeos, son ciudades del Ciclo, y todos los hombres, jvenes o viejos, pudientes o humildes, igualmente sbditosdel Cielo. En la enumeracin de las calamidades que el Cielo abomina, ocupa el primer lugar el ataque de unos Estados contra otros. Se reafirma a quien sus consecuencias ltimas el mbito omnicomprensivo del amor mutuo, cuyo imperativo exige que cada cual considere los Estados de los dems como el suyo propio, las casas de los dems como la propia,las personas de los dems como la propia persona. La conclusin es una severa condena de las guerras de agresin, que, como en el caso de Mencio y de los taostas, equivale a una teora incipiente de la guerra justa. Los mismos que se indignan ante los latrocinios y asesinatos cometidos por particulares en su pas, aplauden y llaman justo a ese latrocinio y asesinato en gran escala que es el ataque de unos Estados a otros. Mei~ti, sin embargo, admita el recurso a la fuerza para repeler una agresin.Yang-chu (aprox. 450-380 a. de J. C.) dio un sesgo racionalista y materialista al taosmo. De la vigencia social de sus doctrinas hubo tambin de alarmarse Mencio, que le tuvo por uno de sus mayores adversarios. Con energa censuraba el discpulo de Confucio el que Yang-chu no quisiera sacrificar ni un pelo para favorecer al mundo. Se condensa en esa actitud de Yang-chu el egosmo radical que constituye el rasgo caracterstico de su doctrina. Yang-chu exagera el naturalismo individualista de Lao-tse, simplificndolo y empequeecindolo a la vez. Le falta, segn feliz observacin de R. Wilhelm, la bondad y la amplitud del maestro, y eso da a su obra algo as como el gusto amargo que permanece en el vaso una vez apurado el brebaje. El anticulturalsmo taosta adquiere aqu un acento de frivolidad que une a un relativismo moral absoluto un fatalismo pesimista y un desprecio altanero de todo vnculo social y poltico. El parangn con Epicuro se impone con mayor fuerza an si tenemos en cuenta la negacin de toda teleologa en el pensamiento de Yang-chu. Epicurea es tambin su actitud frente a la muerte, cuyo temor no debe impedirnos ser dichosos. Pero, a diferencia de Epicuro, Yang-chu no admite el suicidio.Pero ha de advertirse que la tradicin pierde en Siun-tse su aureola sagrada, pues slo se justifica por cuanto se ha revelado eficiente: tiene carcter puramente convencional. Ms an se aleja Siun-tse del confucianismo ortodoxo, y en general de la antigua communis pinio china, al negar todo nexo causal entre la maldad del emperador y las calamidades naturales, toda relacin de correspondencia entre el oficio de soberano y el Cielo. En abierta oposicin al confucianismo, en cambio, aparece poco despus la llamada escuela de los legistas o de las leyes, o tambinescuela del mtodo, que en sus principios se remonta a Kuan Chungo Kuan-tse (siglo vii a. de J. C.), y cuyos representantes ms conspicuosson Chang Yang (h. 380 - 338 a. de j. C.) y Han Fe-tse (muerto en 233 a. de J. C).Como ya se desprende de los nombres dados a esta escuela, su novedad estriba en afirmar la necesidad de leyes pblicas y para todos notorias, en lugar del imperio exclusivo de los ritos, y esperar ms el buen gobierno de un mtodo impersonal que de las cualidades personales del prncipe. Como Siun-tse, parten estos autores de una concepcin pesimista del hombre; pero llegan a consecuencias distintas, por cuanto juzgan insuficiente la tradicin recogida por los sabios para remediar el egosmo humano. No niegan la justificacin de los ritos en otras pocas, de vida colectiva ms sencilla, pero entienden que no estn a la altura de las nuevas circunstancias sociales y polticas. Su conviccin es que medidas adecuadas, debidamente promulgadas y provistas de sancin eficaz, son la mejor barrera contra la anarqua. Como las leyes son expresin de la voluntad del prncipe, los legistas llegan a una apologa del absolutismo poltico, que por medio de la ley se despersonaliza y objetiva, hacindose ms apto para disciplinar Estados grandes inclinados a una poltica de poder, y economas de complejidad creciente. De hecho, estos autores, que por regla general intervinieron en la poltica activa de su tiempo, favorecieron la constitucin de un poder fuerte en el Estado de los Tsin o Chin. Ahora bien, aunque la objetivacin de la voluntad del prncipe en la ley favorezca el absolutismo, no implica necesariamente arbitrariedad, porque el monarca queda sometido a la ley. Con toda claridad subraya Kuan-tse este punto (en el capitule de su libro titulado Gobierno por la ley), afirmando que nunca debe alterarse una ley para complacer al prncipe, pues la ley, una vez establecida, le vincula tambin a l "Hay asimismo en los legistas chinos un cambio de actitud en lo que toca a la guerra. Desde su perspectiva la guerra es un simple instrumento de la poltica, lo que equivale a decir que queda sometida a pautas de prudencia y no de tica (principalmente en Chang Yang). A la concepcin esttica de la historia y la idealizacin del pasado, propias de las escuelas anteriores, oponen finalmente los legistas una concepcin dinmica orientada hacia un futuro que en lo esencial est en manos del hombre.Por el especial relieve de su pensamiento, merece consideracin aparte, entre los autores de este grupo, Han Fei-tse. Une Han Fei-tse las tesis fundamentales de la escuela a principios taostas convenientemente modificados. Ejemplo de tal actitud es su interpretacin de la teora taosta de la inaccin. Han Feli-lse aconseja tambin al prncipe la inaccin, pero es para mayor comodidad y seguridad suya. Colocado el prncipe ms all de la esfera de la gestin directa de los asuntos pblicos, y encomendada sta a funcionarios, se beneficiar de los xitos sin verse alcanzado por los fracasos. Un inexorable mecanismo de premios y castigos constituye, segn Han Fei-tse, el necesario complemento de la inaccin del monarca.Pero tambin este mecanismo de premios y castigos refuerza la irresponsabilidad del prncipe, que Han Fei-tse quiere ante todo lograr: el premioy el castigo no aparecen como actos personales del monarca, sino como reacciones impersonales de un sistema objetivo que, por as decir, funciona solo. Por lo que antecede se advierte que la doctrina de Han Fei-tse equivale esencialmente a una tcnica de conservacin del poder. De ah que el legista chino haya sido comparado con Maquiavelo. Tambin se asemeja Han Fei-tse al gran florentino por un pragmatismo poltico que valora a los hombres y sus sentimientos como simples medios al servicio de los objetivos del prncipe.

Si en un principio el gobierno por las leyes se contrapuso al gobierno por los ritos, el tiempo fue estableciendo con ambas concepciones una sntesis en virtud de un proceso que un reciente estudio de K. Bnger ha descrito de una manera muy inteligible para el observador occidental. El orden de los ritos y el de las leyes coexistieron en la cultura china como han coexistido en Occidente el derecho natural y l positivo. El orden de los ritos constitua en efecto el principio regulativo, permanente e inagotable, de la legislacin y en general de la poltica. Aun que en caso de conflicto los ritos no se sobreponan a las leyes en la prctica judicial y administrativa, se hallaban sin embargo en un plano superior, por tanto eran tenidos en cuenta.

Pero los ritos son, a su vez, unasunto de la legalidad universal, producto del Tao . De ah la concepcin 1 de un orden tico del mundo en tres estratos superpuestos que evoca, a nuestro juicio, de un modo llamativo, la teora cristiana de la ley eterna, la ley natural y la ley positiva humana. Constituye el primer estrato de la moralidad el orden general del universo (Tao), que abarca no slo la sociedad humana, sino tambin la naturaleza y el ms all y viene a ser, con arreglo a los conceptos occidentales, un orden religioso. El segundo es el de los ritos, que tiene en comn con el orden universal (Tao) los principios ticos, pero los desarrolla en los detalles y explcita en reglas prcticas de comportamiento moral dirigidas a todos. Sigue finalmente el derecho positivo, establecido por el emperador como soberano que gobierna a los hombres con responsabilidad religiosa y ha de atenerse: fundamentalmente a las normas ticas en toda su actuacin.Esta convergencia doctrinal del principio del gobierno por los ritos con el del gobierno por las leyes es comparable, a nuestro modo de ver con la que en Occidente tuvo lugar entre la filosofa estoica y la jurisprudencia romana, y despus de su recepcin por el pensamiento cristiano dio lugar al iusnaturalismo que, ya en su versin religiosa, ya en su direccin secularizada, ha sido el suelo nutricio de la jurisprudencia europea. A dicha convergencia debi sin duda el derecho chino su irradiacin y significacin histrica, rplica en el Oriente lejano de la que para Europa ha tenido el derecho de Roma. Despus del perodo clsico el pensamiento chino se caracteriza por la rivalidad milenaria entre el taosmo y el confucianismo, y luego por la de ambos con el budismo procedente de la India, que se difundea partir del siglo I de nuestra era.De los pensadores postclsicos, slo dos van a retener brevemente nuestra atencin, por su significacin poltico-social e histrica. El primero es Uang An-che (1021-1086), que fue ministro y pretendi establecer un socialismo de Estado. Con motivo de calamidades fsicas y dificultades econmicas acaecidas en 1069, neg que pusieran en causa la responsabilidad del emperador, con lo cual negaba (despus de Siun-tse) la conexin entre el orden social y el orden natural, tal como la imaginara el pasado. El segundo nombre que-cabe destacar es el de Chu-si o Chu-hi (1130-1200), fundador del neoconfucianismo. Su papel ha sido comparado con el de Santo Tmas de Aquino en el Occidente cristiano. Pero a diferencia del aquinatense, Chu-si no pas de ser un compilador y comentarista de la tradicin. Desde entonces fue Confucio objeto de un culto, de una veneracin religiosa. Su influencia ha seguido siendo preponderante hasta nuestros das. Con razn ha podido un autor chino contemporneo (Cheng Tien-hsi) resumir este hecho bajo la frmula: China, creacin de Confucio.