18
JOSÉ MANUEL MATO ORTEGA Licenciado en Historia Universidad de Cádiz Artículo publicado en la Revista de Historia UBI SUNT?, Nº13. Año VI, Julio 2003. Páginas 14-22. CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao En el verano de 1850, los “Adoradores de Dios”, seguidores de Hung Hsiu- chüan, maestro de aldea de la etnia hakka e iluminado, fueron reclamados para que opusieran sus armas a las del ejército imperial chino, alertado por el rápido crecimiento que esta sociedad secreta y secta religiosa estaba experimentado desde tres años antes, con la consecución de miles de discípulo mediante el proselitismo o mediante la absorción por rendición y asimilación de bandas antimanchúes de su mismo entorno: la sureña provincia de Kwangsi. Poco podía imaginar el representante de la dinastía Ch´ing, abrumado por las presiones de las potencias extranjeras, las cuales a través de la fuerza le habían arrancado importantes concesiones económicas y territoriales, que en el mismo centro de su Imperio, surgiría un poder revolucionario paralelo que mantendría en jaque a sus ejércitos durante más de diez años. China, a mediados del sXIX ya no tenía de sí misma la visión de núcleo 1 . A base de cañonazos había despertado de un sueño milenario en el que su modelo civilizador era el único viable. Heredera sin duda del genio chino, ahora estancado, Europa se ponía en la vanguardia de la técnica, y la empleaba para doblegar a otros pueblos y Estados e imponerles sus intereses políticos y económicos. La dinastía manchú de los Ch´ing, que tomó el poder en 1644, revitalizó el poder militar chino proyectándolo hacia el interior del continente; pero este impulso, que duró alrededor de dos centurias, terminó por verse frenado al no haberse atrevido los nuevos gobernantes a trastocar la tradicional estructura confuciana, tremendamente represiva y conservadora, que topó de frente a comienzos del sXIX con un Imperio emergente, el británico. La primera Guerra del Opio fue causada por el rechazo chino a la intrusión económica europea y a lo que esta acarreaba: el opio. Abierto el solo puerto de Cantón a las Compañías Comerciales europeas desde fines del sXVII, la inicial exportación de seda, porcelana y otros productos, se vio pronto emborronada por el tráfico que con opio realizaban los británicos, que por otro lado buscaban (vía diplomática o mediante acciones puntuales de fuerza 2 ), una mayor apertura del 1 Para los chinos, su país era el Zhongguo, el Imperio del Centro en torno al cual se extendían las tierras habitadas por el hombre. Dentro reinaba un orden natural producto de una civilización milenaria, mientras en el exterior reinaba la barbarie. La concepción que tenían de sí mismos, no era pues diferente a la de la mayor parte de los imperios, como los griegos, los romanos, los propios británicos, o los estadounidenses en la actualidad. 2 En 1808, para abrir el mercado chino, una flota británica bombardeó el fuerte de Jumen, próximo a Cantón. 1

CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

  • Upload
    others

  • View
    8

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

JOSÉ MANUEL MATO ORTEGA Licenciado en Historia Universidad de Cádiz

Artículo publicado en la Revista de Historia UBI SUNT?, Nº13. Año VI, Julio 2003. Páginas 14-22. CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao En el verano de 1850, los “Adoradores de Dios”, seguidores de Hung Hsiu-chüan, maestro de aldea de la etnia hakka e iluminado, fueron reclamados para que opusieran sus armas a las del ejército imperial chino, alertado por el rápido crecimiento que esta sociedad secreta y secta religiosa estaba experimentado desde tres años antes, con la consecución de miles de discípulo mediante el proselitismo o mediante la absorción por rendición y asimilación de bandas antimanchúes de su mismo entorno: la sureña provincia de Kwangsi. Poco podía imaginar el representante de la dinastía Ch´ing, abrumado por las presiones de las potencias extranjeras, las cuales a través de la fuerza le habían arrancado importantes concesiones económicas y territoriales, que en el mismo centro de su Imperio, surgiría un poder revolucionario paralelo que mantendría en jaque a sus ejércitos durante más de diez años.

China, a mediados del sXIX ya no tenía de sí misma la visión de núcleo1. A base de cañonazos había despertado de un sueño milenario en el que su modelo civilizador era el único viable. Heredera sin duda del genio chino, ahora estancado, Europa se ponía en la vanguardia de la técnica, y la empleaba para doblegar a otros pueblos y Estados e imponerles sus intereses políticos y económicos. La dinastía manchú de los Ch´ing, que tomó el poder en 1644, revitalizó el poder militar chino proyectándolo hacia el interior del continente; pero este impulso, que duró alrededor de dos centurias, terminó por verse frenado al no haberse atrevido los nuevos gobernantes a trastocar la tradicional estructura confuciana, tremendamente represiva y conservadora, que topó de frente a comienzos del sXIX con un Imperio emergente, el británico. La primera Guerra del Opio fue causada por el rechazo chino a la intrusión económica europea y a lo que esta acarreaba: el opio. Abierto el solo puerto de Cantón a las Compañías Comerciales europeas desde fines del sXVII, la inicial exportación de seda, porcelana y otros productos, se vio pronto emborronada por el tráfico que con opio realizaban los británicos, que por otro lado buscaban (vía diplomática o mediante acciones puntuales de fuerza2), una mayor apertura del 1 Para los chinos, su país era el Zhongguo, el Imperio del Centro en torno al cual se extendían las tierras habitadas por el hombre. Dentro reinaba un orden natural producto de una civilización milenaria, mientras en el exterior reinaba la barbarie. La concepción que tenían de sí mismos, no era pues diferente a la de la mayor parte de los imperios, como los griegos, los romanos, los propios británicos, o los estadounidenses en la actualidad. 2 En 1808, para abrir el mercado chino, una flota británica bombardeó el fuerte de Jumen, próximo a Cantón.

1

Page 2: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

comercio chino, salida ideal para los productos de su Imperio en la India. El opio fue un desahogo para los británicos, pero toda una maldición para los chinos, que conocedores desde tiempo inmemorial de los valores medicinales de la adormidera, se vieron de pronto inmersos en la adicción promovida desde Europa3. Desde 1796 los Ch´ing dictaron sucesivos decretos prohibiendo el consumo y tráfico y exigieron formalmente a la reina Victoria el cese de esta actividad. Sin embargo el tráfico reportaba demasiados beneficios a los ingleses, al cohong4 , y al os funcionarios corruptos encargados, precisamente, de la represión de este comercio ilícito. Las economías populares(además de la salud) se vieron afectadas por la salida del país de la plata con que se pagaba, y por la subida de impuestos que la crisis económica provocó. Sólo un golpe de fuerza parecía poder resolver la situación. En Enero de 1840, el gobierno chino, tras requisar y quemar el opio británico, cerró el puerto cantones. En dos años, China fue derrotada. El resultado de la Primera Guerra del Opio fue el agravamiento de la situación: se abrieron cuatro puertos más, al libre comercio, sin el cohong como intermediario; Pekín pagaría una enorme indemnización y se rebajaban las tasas aduaneras. La crisis económica se desencadenó: sistema fiscal cada vez más aplastante; depreciación de la moneda; abandono de las obras de riego(lo que provocó sequías e inundaciones con la ruptura de diques, y las consiguientes pérdidas de cosechas); el ocaso del proteccionismo asfixió a las incipientes industrias textil y metalúrgica; y el fin del papel de intermediario del cohong arruinó a muchos comerciantes y anquilosó la estructura económica china, acentuando su papel de semicolonia. La derrota dejó al ejército, principal valedor manchú, sin Norte, mostrando las debilidades del régimen e incrementando el nunca perdido sentimiento nacionalista antimanchú. Como consecuencia de las hambrunas surgieron grupos de bandidos que, con el ejército hundido, tuvieron que ser hechos frente por milicias locales(de potentados en las provincias costeras y populares en el interior). i

Al tiempo, el descontento se manifestó también en revueltas populares,

pero estas no son exclusivas de esta coyuntura, sino que respondían también a problemas estructurales. Uno de estos, ya mencionado, era el de la dinastía manchú, sustentada por una frágil alianza entre la gentry china y la casta dominante foránea, pactada en torno al mantenimiento del confucionismo y cimentada en la expansión militar. Políticamente autoritario, socialmente conservador e inmovilista, económicamente apoyado en los terratenientes e intransigente en religión, el confucionismo mantenía una rígida administración 3 El estudioso de las drogas Antonio Escohotado rebate esta afirmación argumentando que el opio era conocido y usado por los chinos desde antiguo. Así mismo apunta los problemas que provocó el opio británico: la prohibición de las autoridades chinas que favoreció la eclosión de las mafias, y la introducción, por misioneros cristianos, de opiáceos derivados como la morfina que contenían alcaloides puros que provocaban mayor adicción. Escohotado,A Historia general de las drogas, Madrid, 1999(Cit. en El Estado y la Mafia, “Amor y Rabia” n°64,Valladolid, Feb-May 2002). 4 Gremio de comerciantes cantonés. Era el encargado de distribuir la droga en el interior del país.

2

Page 3: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

cuya base era el yamen: residencia del mandarín, centro administrativo del distrito, sala de justicia, estación de policía, oficina de recaudación, cárcel y granero público. Era, junto a sus funcionarios, miembros de una entretejida burocracia, la representación del poder y la esencia del Estado para los campesinos, con mucho, el principal grupo poblacional del Imperio.

Las causas profundas

El confucionismo, originado en la tercera etapa de los Chou (1050-255 a.

C.), llamada “de los reinos combatientes”(484-221)en un intento por conferir un tono de unicidad a los distintos estados chinos remontándose a los ritos y tradiciones que tuvieron lugar en el esplendor de esta dinastía, se convirtió por ello, y en tanto que ideología uniformizadora y completa (en el sentido de que engloba todos los campos: gobierno, administración, educación, religión, sociedad economía...) al servicio del Estado, en una ideología “totalizadora” e inamovible que no admitía cambio5. Engranaje perfecto, la falta o modificación de una pieza derrumbaría el edificio, y este no era otro que el Estado.

Evidentemente, una de las características del sistema que se perpetuaba, era la desigualdad político-económica. 5 El pensamiento político chino se caracteriza por dos rasgos: ningún orden de la realidad (tampoco el religioso) le es ajeno, y nunca, interesado siempre por la eficiencia, ideó otro principio que el monárquico. La única disyuntiva que conoce pues, es el “orden” o el “desorden”. Para Confucio (551-479 a. C), el orden es el respeto a las costumbres antiguas. En medio de las guerras por el poder, afirma que sólo cesarán las usurpaciones cuando se aprenda a respetar la jerarquía, lo que le conduce al ideal de la tautología: que el príncipe sea príncipe y el vasallo sea vasallo. Cada uno a sus deberes y de la reciprocidad nacerá la armonía. Pero no todo es tan reaccionario como parece en el pensamiento confuciano: de la virtud de “humanidad” deduce un desarrollo personal infinito a través de la solidaridad de los seres, y, si bien ha de ser jerárquica, la relación social no debe ser de coerción sino de adhesión. No teoriza sobre el buen gobierno, pues considera que éste, como la política, es asunto de compromiso personal, silencioso y discreto. Es por tanto paternalista. Mas no es la obra de Confucio todo lo que hay tras el confucionismo. El Estado victorioso en la época de “los reinos combatientes”, no fue el Chou, sino el Ch´in, quien no se basó para ello en la obra del sabio, sino en la de los legistas, cuya reflexión se resume en el objetivo de asegurar al príncipe el principio de autoridad. Con este fin, formulan el mantenimiento del pueblo en el miedo y la ignorancia, reduciéndolo a su base, la de los campesinos-soldados: guerra y agricultura, una crea y otra destruye, manteniendo al pueblo atrasado y dócil en su alternancia. A diferencia de los confucianos, el soberano legista no debe caer en la confianza o el amor en relación con su pueblo. Un antagonismo estricto: ni benevolencia ni piedad. El buen orden que defienden no es sólo autoritario, es totalitario. Ch´in Shih Huangti, tras su triunfo, impulsado por los legistas quemó los libros confucianos en 213 a. C, pero esta actitud pronto cambió, y ya Hsiao-Wen (179-157 a. C) declaró el confucionismo doctrina oficial. Pero obviamente, tras haber demostrado el legismo ser más práctico para las tareas de gobierno, este confucionismo, ya de por sí retrógrado, estaba contaminado por las nuevas teorías. De la fusión de ambas surgió el confucionismo que conocemos, el que imperaba en época manchú.

3

Page 4: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

La misma naturaleza “total” del confucionismo, exigía que las fuerzas opositoras manifestasen a sí mismo una alternativa que abarcase varios o la totalidad de los aspectos social y políticamente coartados por la ideología dominante. De este modo, no es extraño encontrar la concomitancia en la revuelta de elementos políticos y religiosos y socioeconómicos. Tal como en la Europa medieval, donde política y religión( de hecho, una misma cosa con un mismo discurso) sustentaban el régimen económico y social, la respuesta popular al orden establecido se vertebraba en torno a una apuesta herética, en la China, la i-tuan (literalmente “orientación que desvía”) se convirtió en el vehículo principal para la agitación política, incluyendo, a partir del sXVIII, el rechazo al régimen manchú mediante la aspiración a un retorno de los Ming, dinastía ésta quizá recordada como personificadora de una idílica edad de oro.

Así, el autoritarismo del gobierno y la corrupción administrativa (mal, por otro lado endémico) provocaba la acción popular, que a su vez era causa principal de la reacción. La continua conjunción protesta de lo político con lo religioso, provocó según CK Yang, una asociación mental persistente entre los chinos, quienes llegaron a considerar políticamente peligrosa toda organización religiosa heterodoxa; así se explica este autor, que aun a altura de 1956, el régimen comunista lanzara persecuciones contra sectas, posiblemente, temeroso de la aparición de un nuevo iluminado.

No andaban muy despistadas las autoridades comunistas, pues “cambiar el cielo”, parecía ser uno de los objetivos de esos grupúsculos. Al menos, demostraron menos ceguera política que los Ch´ing en 1813, los cuales, tras suprimir la rebelión de los Ocho Diagramas6, declararon que: <<No existe ninguna llamada religión, y fuera de los principios de la Naturaleza y las leyes del soberano, no puede buscarse la felicidad. La felicidad procede de cumplir con la ortodoxia y la desventura de creer en la herejía>>7. Ceguera porque esta rebelión, como tantas otras, perseguía una “gran empresa”, el tashih, un “cambio de cielo”, la fundación de una nueva dinastía, de un nuevo régimen.

Max Weber ya señalaba el papel revolucionario de la religión no institucionalizada (mientras que la que sí lo está, convertida en fuerza conservadora, tiende a proteger el statu quo), y en palabras de Yang <<el rechazo y la persecución de la herejía indican una clara amenaza al poder político reinante, hecha por la religión en sus formas heterodoxas8.>> La Naturaleza del Imperio Chino, tradicionalmente autoritario, temeroso de cualquier forma de religión, por cuanto éstas podían socavar su autoridad al afectar a una de las piezas del todo ideológico confuciano, no las legalizaba(excepciones hechas del budismo y el taoísmo, que no obstante, sobrevivieron durante un periplo de varios siglos como alternativas heterodoxas), obligándolas a permanecer en la clandestinidad y a 6 Los Ocho Diagramas es una de tantas sociedades místico-nacionalistas que abundaron en la época. Una de las últimas, ya en el s. XX, fue la de la “Sociedad de un Solo Corazón de la Sacra Religión del Principio Celestial del Dragón-Flor”, cuyo líder se entronizó como emperador en Shantung hasta ser aplastado por un señor de la guerra en 1930. 7 Yang CK Religión in Chinese Society, Los Angeles,1961. Artículo recogido en Schurmann, F y Schell, O China Imperial, México DF,1971(pp213-226) pág225 8 Ibid.. pág213

4

Page 5: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

tomar forma como sociedades secretas, lo que pronto les marcaba el carácter conspiracionista. Confirmación de la Naturaleza de esta espiral, de esta “pescadilla autofágica”, fue que sólo con la supresión del decreto de 1724 contra la heterodoxia, durante la República, en los años 20 del siglo pasado, la actividad de las sociedades secretas de carácter religioso, aun sin desaparecer, remitió enteros.

Así pues, vemos como, con el trasfondo religioso, a veces causa primera, a veces excusa, pero siempre presente, la Historia China está jalonada de revueltas; sobre todo a partir de mediados del sXVIII, cuando a la crisis del sistema confucionista se unió el rechazo a la dinastía manchú.

No todos los movimientos tenían como objetivo derrocar al régimen, como es lógico, pero sí que puede observarse un rechazo al mismo atendiendo a la tipología clásica de la insurrección, la cual se basaba en el asalto al yemen: asesinato del magistrado local, incendio de los edificios del gobierno y liberación de los prisioneros de la cárcel del condado.

Los funcionarios eran objetivo predilecto de estas acciones por su carácter corrupto, pues se excedían en el cobro de impuestos. La calma posterior a la represión incrementaba las iras populares puesto que sus sustitutos aumentaban aun más la extorsión con la excusa de la lucha contra los bandidos, así:<<...el detener o no a una persona sólo dependía de que se mostrara o no dispuesta a pagar, y no de una verdadera participación en un culto sectario9.>>

Vemos así cómo la economía tenía también un importante papel en las revueltas(los latifundistas solían ser también objetivo de las mismas), hasta el punto de que <<ningún levantamiento político-religioso en la Historia China, careció de alguna forma de extensa crisis agrícola como fondo10.>>

Podemos observar pues, dos motivos esenciales en las revueltas: las instituciones, inadecuadas para satisfacer las necesidades del pueblo. Y las dificultades económicas, que podrían entenderse como un problema coyuntural (así lo hace Yang), o bien como un mal estructural puesto que, salvo en sus más extremas manifestaciones(pérdidas de cosechas) o las que sí respondían a coyunturas específicas (las que se derivaron de la irrupción europea, por ejemplo), el edificio económico bebía del institucional y de la ideología del sistema: el confucionismo teórico y práctico. Así, la referencia que sigue a la rebelión de los Ocho Diagramas: <<En tiempos normales, la Sociedad se dedicaba a la diaria adoración del Sol y a leer las escrituras (...) y, en tiempos de hambre o de desórdenes conspiraban en pro de la “gran empresa”11>>, puede derivar en esta cuestión: ¿hacía falta una sociedad secreta para adorar el Sol o esta ya llevaba 9 Decreto del Emperador Tao Kuang. Ibid, pág224 10 Ibid, pág 222. A colación de esto, apuntar la opinión que le merece a Hobsbawm la relación entre carestía y revuelta(en su caso, aplicándolo al caso de los anarquistas andaluces): <<...el hambre solía tener su resultado habitual de inhibir antes que estimular los movimientos sociales cuando llegaba ella, aunque los hubiese excitado al aproximarse. Cuando se tiene verdadera hambre se está demasiado ocupado en buscar comida (...) las condiciones económicas determinaban de forma natural el momento y la periodicidad de los brotes revolucionarios.>> Hobsbawm,E Rebeldes primitivos, Barcelona,1974, pág 125. 11 Decreto Imperial de 1813. Ibid, pág215

5

Page 6: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

impresa la semilla de la revuelta, aunque fuera inconscientemente, esperando, eso sí, la coyuntura concreta para desatarla?

Sea como fuere, lo cierto es que en las revueltas populares chinas, el factor

económico estaba presente, así, en los distritos de las colinas de la provincia de Hunán (limítrofe con la de Kwangsi), una serie de grupos rebeldes se levantaron en 1851 para incorporarse a la rebelión Taiping; sus nombres eran tan gráficos como trenzadores de paja, porteadores de hierba y recogedores de leña, haciendo alusión a algunas de las ocupaciones más pobres del Imperio.

Revolución: proceso y programa. Desde Kwangsi, donde proclamaron el propio 1851 el “Reino Celestial de la

Gran Paz”(Tai-ping tien-kuo, de ahí el nombre por el que es conocido este movimiento), los rebeldes se lanzaron a la conquista de Pekín, convencidos de que podrían reemplazar a la dinastía reinante. Para ello, remontaron el Yangtzé en dirección a Nanking, ciudad imperial, que capituló tras un sitio de once días (1853). Tras esto, lanzaron un ataque sobre la capital, de donde huyó el gobierno, mientras otro ejército fue enviado hacia el Oeste, conquistando extensas zonas de las provincias de Anhuei, Kiangsi, Hupei y Hunán, donde un líder local, Tseng kuo-fan les frenó (1856), mostrándose como un obstáculo insalvable, y a la postre decisivo. El ejército enviado hacia Pekín, por el contrario, se quedó a las puertas de Tientsin, distante sólo unos pocos kilómetros de la misma, pues adoleció de falta de preparación y de la imprescindible buena comunicación entre líneas de frente y retaguardia, y fue derrotado por la caballería mongola (Octubre de 1853). Dos años de acosó acabaron con la extinción de esta expedición. En 1857, por tanto, los ejércitos Taiping pasaron a la defensiva. Perdidas grandes zonas de las provincias conquistadas, el desarrollo de la II Guerra del Opio, les permitió una recuperación, esta vez, con una expansión hacia el Este sobre las provincias costeras de Chekiang y Fukien (1858-1860). Sin embargo, el fin de la II Guerra del Opio, significó también el del “Reino Celestial”, pues libre el gobierno imperial del importante frente exterior, pudo fijar su atención en el interior a la par que se veía reforzado por el auxilio de sus enemigos de ayer(europeos y norteamericanos) que hasta entonces se habían mantenido neutrales en el asunto Taiping, o incluso habían visto con simpatía a éste. Tseng kuo-fan y su discípulo Li Hung-Chang, por el Oeste, y las tropas imperiales y el Ejército Siempre Victorioso formado por mercenarios chinos, europeos y norteamericanos y nominalmente a las órdenes de Li, acabaron con el gobierno de Nanking en 1864. Los últimos taiping, unidos tras la debacle a la revuelta Nien de las provincias del Norte, fueron aniquilados junto con estos en 186812.

12 Algunos taiping se refugiaron en Formosa y en Tonkín(Vietnam)en donde se constituyeron a partir de 1867 en cuerpos de milicia encargados de luchar en querellas internas y contra el bandidismo. Conocidos con el nombre de Pabellones (o Banderas) Negros, participaron activamente en la resistencia contra la invasión francesa.

6

Page 7: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

Pero ¿cuáles fueron las causas de la victoria inicial de los taiping y de las sucesivas derrotas que infringieron a los ejércitos imperiales, teniendo en cuenta que iban mal armados y estaban pobremente equipados?

El vacío de poder, por cuánto éste se mostró débil y precario, tras la I Guerra del Opio y la desmoralización general del ejército mencionada al comienzo del artículo, fue sin duda aprovechada por las tropas Taiping, más no fue ésta la única razón. El ejército imperial, compuesto en gran medida por mercenarios, se vio enfrentado a unidades armadas en las que compartían destino campesinos(en su mayoría de las etnias no chinas hakka, miao y yao), carboneros, mineros, desertores, expiratas e incluso hombres de negocios venidos a menos, culíes y campesinos medianamente ricos y educados; pero todos ellos unidos por un fervor revolucionario común.

En efecto, una diferencia crucial distanciaba a los taiping de otros movimientos de la época. Mientras otros reclamaban y luchaban en pos de la transformación de parcelas del sistema, los taiping ofrecían una respuesta global, a veces no muy coherente en sus diversos aspectos, al confucionismo y la estructura que este cimentaba; así, supo vertebrar las aspiraciones que en otros movimientos aparecían por separado en una doctrina unitaria que conjuntaba el problema político nacionalista (sentido antimanchú), socioeconómico (rebelión de campesinos sin tierras ni bienes) y religioso (mediante una herejía impregnada de ideales pseudocristianos13).

Se puede hablar de un verdadero programa revolucionario que tiene como ejes más destacados la igualdad entre los sexos y la abolición de la propiedad privada.

Bajo el régimen Taiping, allí donde se pudieron poner en práctica sus principios (en las zonas en las que se mantuvo sin interrupción desde 1853 a 1864), se llegó a una suerte de comunismo primitivo (sin que el epíteto tenga un sentido despectivo), que inspirado parcialmente en el taoísmo14 y en el 13 Convendría ahora realizar un breve relato de la cristianización de Hung Hsiu-chüan, por cuanto nos puede decir de su personalidad, a veces tildada de esquizofrénica: tras repetidos fracasos en sus intentos de aprobar los exámenes que conferían el acceso al funcionariado manchú, llegó a sus manos un panfleto protestante al que no hizo demasiado caso. Unas fiebres altas le produjeron alucinaciones en las que vio a un viejo que decía ser su padre acompañado de un joven, hijo de aquél. Releyó el libelo y llegó a la conclusión de que ésas apariciones eran Dios y Jesucristo. Infirió de aquí, que él era el Hermano Menor de Cristo. Evidentemente, Hung estaba loco, y se dice que el poder lo volvió más loco aún. Sobre su muerte, algunos autores afirman que se suicidó, y otros que cayó preso de una terrible enfermedad. Quiero hacer notar, sin embargo, que bajo mi opinión, esto no resta valía al movimiento revolucionario que originó, todavía hoy recordado con añoranza por los campesinos chinos. 14 El taoísmo, siglo VI o IV aC, tiene mucho de comunitarismo primitivo. Sin eliminar la figura del príncipe, considera buen gobernante a aquel del que sólo se sabe su existencia: cuantos más interdictos y prohibiciones, más pobre el país, cuantas más leyes, más bandidos. Confía en el transcurso natural de las cosas como garantía del buen orden. Lie-Tseu, discípulo de Lao-Tsé “creador” del taoísmo, describe un sueño:<<En este país no hay ningún jefe, todo marcha espontáneamente, el pueblo no tiene deseos ni ambiciones, ya que

7

Page 8: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

cristianismo, obtuvo su plasmación real mediante la publicación de una serie de reglamentaciones entre las que destaca la ley de la tierra.

Sobre la tendencia a la propiedad común hay que decir que ya se encuentra en la misma eclosión del movimiento. Cuando los “Adoradores de Dios” fueron llamados a fines de 1850, a fin de crear un lazo de unión entre seguidores y jefes, estos optaron por incendiar sus casas mientras declaraban comunales sus bienes muebles. El programa contemplaba la abolición de la propiedad privada y su sustitución por un banco y granero comunes del que se harían asignaciones según las necesidades, al tiempo que por la “Ley de la Tierra”de 1853, ésta se distribuiría igualitariamente en usufructo entre la población, correspondiendo un trozo equitativo a cada individuo adulto (sin distinción entre sexos) y la mitad para los menores de dieciséis años. De la cosecha cada cual tomaría lo que necesitase, y el sobrante iría a parar al granero común. El mismo principio se aplicó a la artesanía. Implantado en su totalidad o no, lo cierto es que el programa Taiping es mucho más avanzado que el maoísta, impuesto casi un siglo después.

Otra medida que afectó al campesinado fue la disminución de la carga fiscal allí donde el anterior punto no pudo aplicarse (ya que donde sí se llevó a cabo, los impuestos dejaron de ser necesarios) como las provincias de Chekiang y Kiangsu. Durante la contrarrevolución, el gobierno imperial trató de mantener bajos los impuestos en el frente del Yangtzé, como medida para ganarse a la población.

Ante la total subordinación de la mujer al hombre preconizada por la tradición china, se llevó a cabo un acto revolucionario sin precedente. Las mujeres fueron elevadas a pie de igualdad con respecto a los hombres: en adelante podrían presentarse a los exámenes del Estado y ocupar puestos civiles y militares (en el ejército Taiping hubo contingentes femeninos). Quedaron prohibidas la costumbre de atarse los pies y la prostitución, por otra parte innecesaria ya que la participación de la mujer en la economía se equiparó a la del hombre en el marco de la igualdad y la propiedad común. Se castigó con la muerte la violación y el tráfico de blancas y se instauró la obligatoriedad de la monogamia. Se pedía a las mujeres que se casasen pero eliminando todo rastro de matrimonio por interés (ya no más acuerdos financieros entre familias) y sustituyéndolo por el basado en el amor de los contrayentes. Con relación al matrimonio: se introdujo una ceremonia de corte occidental-cristiana, y, como sombra, algunas parejas fueron casadas contra su voluntad por los funcionarios.

Como en todo gobierno revolucionario, los asuntos de salud pública fueron tenidos muy en cuenta, y se acometió la prohibición del opio, el tabaco y el alcohol.

Embebidos de un espíritu místico, derivaron hacia posturas iconoclastas. El ligero barniz cristiano estaba más cerca del Antiguo que del Nuevo Testamento. Aun con rasgos propios de las tradicionales religiones chinas (taoísmo, budismo, e incluso confucionismo), fueron intolerantes con éstas y con las confesiones

está inspirado sólo por su deseo natural (...) cada uno vive a su manera. Nada de amistades ni de odios. Nada de ganancias ni de pérdidas.>> Hu-Tchem-King Cap.2A, (Cit. en Ferrua,P El desarrollo de las ideas anarquistas en la China Antigua (II), “ORTO” n°81, Barcelona Nov-Dic 1993, pág 6.

8

Page 9: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

cristianas no protestantes15. Su iconoclasia fue hábilmente esgrimida por los contrarrevolucionarios.

Esta intolerancia religiosa afectó incluso a los predicadores cristianos. Hostiles a los católicos, mostraron mejor talante para con los protestantes, aunque sin permitirles predicar, pues los taiping afirmaban poseer la verdadera doctrina. Frente al gobierno imperial, que había concedido la extraterritorialidad a los extranjeros residentes, el “Reino Celestial” exigía a estos que se sujetasen a las leyes del país. Esto muestra el ideario nacionalista taiping, que como en otras muchas rebeliones comenzó, por antimanchú, proming. Así, cuando Hong proclamó en Enero de 1851 el “Reino Celestial”, fue proclamado “Rey Celeste” Hong Daquan16, representante de los Ming. Por otro lado, los taiping se rebelaron contra las leyes suntuarias Ch´ing: adoptaron la vestimenta y peinado premanchú, cortándose la coleta y dejándose crecer el pelo sobre la frente según la antigua costumbre Ming.

Este inicial apoyo a los Ming, se rompió meses después, proclamándose “Rey Celeste17” así mismo, el propio Hung Hsiu-chüan, a fin de cuentas, líder de la revolución. A sus primeros cinco discípulos los nombró wang (reyes), y ocuparon los cargos principales de la administración y el ejército del nuevo tashih.

La actitud nacionalista Taiping no implicaba superioridad, no era un regreso al Zhongguo, sino que considerando a toda la comunidad humana como igual, pedían la paridad internacional, negándose a ceder los derechos nacionales chinos ni aun por la fuerza, como sí lo hiciera el gobierno manchú humillado. Como constatación de ello, todos aquellos que les visitaron comentan la amistosa confianza con que fueron recibidos(en contraste con la desconfianza que mostraban los funcionarios imperiales) bajo el saludo “hermanos extranjeros”18.

Otros asuntos sobre los que se legisló, fueron el calendario, la literatura e incluso la lengua. Al dar mayor libertad al estilo literario, hasta entonces 15 Aún así, nos queda, entre otros, el testimonio del padre Clavelin, misionero católico elogiando la vida fraternal Taiping en Nanking: <<...No puede negarse que hay algo en estas relaciones mutuas que justifica el nombre de hermanos que las gentes de Kwanksi se dan entre sí. (...) fuimos alimentados con mucha sencillez, es verdad, pero abundantemente y como huéspedes a los que se desea honrar... >> Chesneaux, J y Bastid, M China. De las Guerras del Opio a la guerra franco china 1840-1885, Barcelona, 1972, págs 143 y ss. 16 Para este nombre, que sólo he encontrado citado en dos fuentes, utilizo la romanización pinyin. Para el resto de nombres propios y topónimos, la romanización Wade-Giles. 17 Estas denominaciones eran típicas. El emperador era conocido como el “Hijo del Cielo”. 18 Pese a lo expuesto, dudo mucho de las cualidades revolucionarias del nacionalismo, el cual se me antoja similar en su naturaleza a las religiones heterodoxas antes mencionadas: cuando se institucionalizan o llegan al poder, por muy “revolucionarios” que fuesen al principio, se tornan doctrinas reaccionarias, y de la vieja hermandad de los pueblos se pasa a la superioridad sobre el otro. Como ejemplo de ello, un movimiento renovador como el del partido Kuomintang, abiertamente nacionalista, aunque a tenor de la verdad hay que decir que nunca fue revolucionario, terminó dando un dictador como Chiang Kai-shek, organizador del cuerpo fascista de los Camisas Azules en 1932. De todas formas, no se puede analizar el nacionalismo chino atendiendo a los mismos parámetros bajo los que se entiende el concepto nacional europeo de origen burgués y decimonónico.

9

Page 10: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

encorsetado por la tradición, y hacerlo más cercano al lenguaje hablado, resultaron ser los pioneros de la posterior reforma literaria.

El programa revolucionario, su impulso, con el importante añadido del

descrédito y debilitamiento del Imperio, fue, pues, la razón principal del éxito Taiping. Hecho éste, que se verifica analizando los porqués de los iniciales triunfos militares. Frente a la masa de mercenarios sin ningún ideal común y desmoralizada por las recientes derrotas ante los ejércitos bárbaros19, surgió un grupo ardientemente cohesionado por una idea religioso-político-social clara, renovadora y unificada, que además consiguió en poco tiempo una soberbia organización basada en los valores revolucionarios: alta moral, valor de grupo (las mujeres y los niños seguían, por separado, al ejército, impidiendo la ruptura de las familias y asegurando la lealtad de los soldados), excelente disciplina y solidaridad y cooperación entre los jefes, quienes al luchar por la revolución, y no por la obtención personal de prebendas, no competían entre sí. Por contra, W Franke20 describe a las tropas gubernamentales, como indisciplinadas y degeneradas, propiciatorias de incendios, saqueos, asesinatos y violaciones, al tiempo que sus jefes desconfiaban entre sí por el favor del emperador y a causa de envidias y rencillas personales. ii

Además, el “Reino Celestial”contó con grandes estrategas, particularmente los wang Shi Ta–kai, procedente de una familia de campesinos ricos (y uno de los propios propietarios que continúo con los revolucionarios una vez abolida la propiedad privada), y Yang Hsiu-ching, carbonero. En épocas más tardías, mientras se libraba la II Guerra del Opio, destacó también Li Hsiu. Solían golpear al enemigo en sus puntos débiles, evitando las posiciones fuertes. Los comunistas del s. XX, los admiraron y emularon.

A pesar de todo, el reflujo de la revolución comenzó pronto, en 1853, con la

toma de Nanking y la instalación en esta ciudad de la Corte Celestial.

Freno y Caída. Uno de los mayores errores políticos que se achaca a los taiping, fue el de

no haber querido o no haber sabido, según los casos, atraerse a otras fuerzas rebeldes, numerosas antes, durante y después de su actuación. En este sentido, se señalan principalmente no haberse apoderado de Shangai, donde la “Sociedad 19 Decía Marx en el “New York Daily Tribune” (14-07-1853) que los ingleses con el retumbar de sus cañones en la guerra del opio, habían dado la señal para el estallido de la revolución. Antes, el 31-01-1850, había escrito: <<podemos regocijarnos de que el imperio más antiguo y estable (...) esté en vísperas de un cambio social que, ocurra lo que ocurra, deberá producir resultados sumamente importantes para la civilización.>> (Cit. En Schurmann,F y Schell,O China Imperial, México DF,1971, pág227) 20En Schurmann,F y Schell,O China Imperial, también se encuentra recogida la obra de Wolfgang Franke Das Jahrhundert der Chinesischen Revolution 1851-1949, Munich,1958 (pp 229-243)

10

Page 11: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

de la Pequeña Espada” tomó el poder (Septiembre de 1853-1855), y sobre todo, no haber conseguido la unión de fuerzas con la Liga Nien, aunque a partir de 1856 se mantuvieron algunos lazos de conexión. Esto, sin embargo, no siempre fue así. Ya vimos como en 1850, consiguieron absolver las revueltas del “Trío” y del “Cielo y Tierra”, así como a las minorías étnicas miao y yao. De hecho, llama la atención, cómo, tras su marcha al Norte vía Yangtzé, abandonando su provincia natal de Kwangsi, los taiping dejaron atrás en la vecina Kweichou, una activa y duradera rebelión de los miao (1854-1873), con la cual les fue más tarde imposible conectar por la oposición que en el frente del Oeste les presentaba Tsen Kuo-fan.

Esto, más allá de la torpeza política que se les imputa a los taiping, puede ser explicado aludiendo a las diferencias regionales chinas, pues cada zona del vasto imperio se movía a un ritmo diferente: poco tenían que ver las tierras occidentales musulmanas (gran parte de ellas, además, recientemente conquistadas y que también mantuvieron levantamientos en estas fechas), con el Norte Nien o el Sur Taiping21. Posible corroboración de esta interpretación se halla en la limitación territorial que vivió la revuelta bóxer (1900-1902), también enclavada en el Norte, como la Nien, y sin extenderse apenas por el resto del territorio.

Otro dato de interés para entender la postrera derrota Taiping, fue la

postura tomada por los países occidentales. Inicialmente favorables a la revuelta, por la simpatía que el barniz cristiano de la misma les despertaba, y por los frutos que podrían recoger tras un mayor debilitamiento del imperio contra el cual acababan de enfrentarse (en la I Guerra del Opio), cambiaron su actitud a partir de 1860.

Mientras duraron el fervor religioso y revolucionario, que dotaron al “Reino Celestial” de un orden interior del que carecían otras zonas de China, los occidentales disfrutaron de un desarrollo del comercio en las zonas costeras dominadas por los taiping. Sin embargo, el nacionalismo revolucionario propio de los taiping, que negaba concesiones territoriales y de otro tipo a cualquier país por considerarlos a todos iguales bajo un mismo cielo, y el triunfo anglo-francés sobre los Ch´ing en la II Guerra del Opio (1856-1858) que aseguraba a la coalición grandes concesiones por parte de los derrotados, hicieron ver a los occidentales que les era más favorable mantener al postrado gobierno manchú antes que arriesgarse a depender de un posible entendimiento con los revolucionarios.

De hecho, fue una constante en las directrices políticas de los gobiernos occidentales con respecto a China (y extensible a las que mantienen hoy sobre los países del Tercer Mundo), apoyar a las fuerzas conservadoras del interior del país frente a las renovadoras. Quizá, la consecuencia más importante de esta política, 21 En el campo económico, por ejemplo, el Sur era arrendatario, con un suelo productivo gracias a la abundancia de agua y al calor, mientras que el Norte se caracterizaba por los labradores propietarios. Los diferentes tipos de economías, también tuvieron su importancia en la adscripción o no de las poblaciones bajo el palio del “Reino Celestial” a sus principios: en la segunda etapa (1859-1864), en la que tuvieron que desplazarse hacia el Este, se encontraron los taiping con una población más urbana a la que no interesaba en demasía su programa agrario.

11

Page 12: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

haya sido el consiguiente favoritismo hacia el Japón, que supo atribuirse el papel de gendarme en los asuntos extremorientales. Es éste un hecho clave para entender la evolución y el modelo de occidentalización (tomando sólo lo que consideró necesario) de este país respecto a otros de su mismo entorno y zona de influencia.

La reacción imperial se vio favorecida, pues, por este cambio de actitud

materializado en el fin de la neutralidad mediante la formación del Ejército Siempre Victorioso. Pero la contrarrevolución no comenzó aquí ni fue éste el hecho decisivo para su triunfo. Este papel le correspondió a Tsen Kuo-fan (1811-1872). Burócrata de la provincia de Hunán, erudito chino (no manchú), representaba los intereses de la oligarquía terrateniente. Escrupuloso confuciano, defendía la ortodoxia religiosa frente al “cristianismo extranjero iconoclasta”, y las tradiciones chinas frente a la revolución. Caudillo de las mesnadas aristocráticas, las preparó según la tradición militar confuciana, y desligado de la corrompida corte manchú y de los ejércitos de ésta, supo darle unicidad a sus tropas, chinas, en torno a su persona.

Buen estratega, entrenó a los suyos enfrentándolos con revueltas menores antes de lanzarlos contra el pez más gordo, los taiping. Supo colaborar, como los revolucionarios, y en contra de lo que hacían los jefes de las tropas imperiales, con otros caudillos de la contrarrevolución como Li Hung-chang y Tso Tsung-tang, ambos, como él, chinos y no manchúes.

La clase superior china fue su financiadora a través del tributo líkin, recaudado localmente del comercio que realizaban los chinos. También mediante la introducción del papel moneda.

Tseng y Li, estaban profundamente convencidos del espíritu confuciano. Incluso se afirma que con ellos el confucionismo alcanzó su último gran triunfo, su canto de cisne, por así decirlo. Por tanto, ellos representan mejor que nadie la naturaleza esencial de la contrarrevolución, y por ende, de la lucha que se estaba llevando a cabo.

Pero sin duda, la verdadera y principal razón de la derrota Taiping, fue la

contrarrevolución surgida en su propio seno, producto de la relajación, disipación y corrupción que acompañó a su toma del poder en Nanking.

La conquista de Nanking, y la creación de la Corte, derivó en una disipación de los preceptos revolucionarios entre los miembros de la misma: pronto, seducidos por el poder y los lujos que este dispone, rompieron con su prédica y abundaron los excesos y las concubinas. La corrupción de la élite Taiping, percibida por los militantes de a pie, repercutió grave y negativamente en el impulso revolucionario y en el devenir de la revuelta. Tanto como las desavenencias entre los gerifaltes y las inevitables intrigas palaciegas. Así, en 1856, en lugar de aprovechar el inicio de la II Guerra del Opio para recuperar la iniciativa perdida contra el imperio, la Corte Celestial se lanzó a una querella interna que se tradujo en una sangría. Ese año, el wang oriental, Yang Hsiu-ching, revolucionario convencido, aplastó a las tropas imperiales cerca de Nanking. Esto le remuneró un gran crédito, convirtiéndolo en aspirante a “Rey Celestial”, y haciéndole ganar la animadversión de un sector de la Corte. Wei, ex hombre de

12

Page 13: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

negocios y wang septentrional, del sector cortesano más próximo a Hung Hsiu-chüan, le asesinó con el visto bueno del “Rey Celestial”, quien a continuación le hizo eliminar a manos de Shi Ta-kai. Éste, sintiéndose amenazado, marchó hacia el Oeste con más de 100.000 soldados para combatir por su cuenta a los manchúes, hasta que fue derrotado y su hueste exterminada en 1863. La anterior colaboración entre los jefes militares dejó de existir, y los generales más válidos, como hemos visto, murieron o se auto exiliaron.

Una camarilla de comerciantes y funcionarios que se hizo hueco en la Corte y rechazaba el rigor moral y el igualitarismo, cobraba fuerza. Entre el campesinado, el prestigio del “Reino Celestial” disminuía, a la par que el impulso revolucionario. Primer paso hacia el fracaso. El movimiento comenzó a estancarse y su caída sólo era cuestión de tiempo.

Apuntar por último, como razón de su fracaso, que W Franke aduce que las

ideas Taiping se adelantaron a su tiempo.

La China post-Taiping.

Las consecuencias de la revolución fueron variadas y diferentes según su alcance. Consecuencia inmediata, la pérdida de millones de vidas humanas22 como resultado de las guerras y de la inestabilidad económica, hambrunas y carestía que las acompañan. Hay que tener en cuenta, además, que el Taiping fue sólo uno de los conflictos, eso sí, el más importante, que tuvieron lugar en China entre 1850 y 1870 (las guerras del opio entre ellos). Además de los Nien, la rebelión de los miao y la de los musulmanes del Oeste del imperio, por ejemplo, que fueron producto de la coyuntura desatada por los taiping.

Íntimamente relacionado con esto, los destrozos. Muchas ciudades y tierras cambiaron de manos varias veces como resultado del devenir de las batallas.

Políticamente, además de favorecer de forma indirecta a las potencias

occidentales23 y con ellas al Japón, que ya aparece en 1875 anexionándose las 22 Las cifras de muertos varían según los autores; la mayoría los sitúa en torno a 20-30 millones, atendiendo en parte a la información oficial. John King Fairbank, analizando la toma de Anking (capital de Anhui, en el Yangtzé) por Tsen Kuo-ch´an (hermano de Tsen Kuo-fan), en la que supone que en un día murieron unos 7500 taiping, eleva bastante el número. Afirma que se pasó de 410 millones de chinos en 1850 a 350 millones en 1873. Hay que tener en cuenta todos los conflictos y sus consecuencias, no sólo la revolución Taiping. 23 La segunda guerra del opio se saldó con un resultado catastrófico para China. Iniciada con la excusa de la captura del buque contrabandista Arrow (aunque la causa principal era el deseo de los europeos de mejorar los acuerdos de Nankín, tras la I Guerra del Opio, y conseguir la legalización del alcaloide), concluyó con los humillantes acuerdos de Tientsin (1858) y Pekín (1860). Once puertos más abiertos al comercio, una enorme indemnización de guerra a pagar a Francia e Inglaterra; apertura de legaciones diplomáticas en Pekín, libre tránsito de extranjeros por el país, como mercaderes, religiosos y turistas; autorización a los

13

Page 14: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

islas RyuKyu, se llegó, en el interior, a una nueva formulación de la alianza chino-manchú, fruto del “dejar hacer” de la administración central a las oligarquías locales y regionales, encarnadas en Tsen Kuo-fan, con el objetivo de ganar la guerra. Esta reformulación otorgó una pírrica victoria a la burocracia confuciana, pronto sustituida como detentadora del poder de facto, por los herederos del modelo creado por Tseng y Li Hung-chang: los “señores de la guerra”, que dominarían gran parte del país, hasta el triunfo comunista, basándose en ejércitos de base regional que les suministraban una autoridad independiente de hecho.

Obviamente, de entre los poderosos, quien peor parada salía de esta reordenación, era la dinastía Ch´ing, que no consiguió convencer con sus intentos de reforma apoyados en los notables rurales. Intentaron imitar la actitud nipona de adopción interesada de “lo occidental”, pero sin renunciar al confucionismo y a sus estructuras tradicionales. No se percataron de que la revolución Meijí llevó a las islas nuevos aires, precisamente por la ruptura que significó para con la economía y la estructura social feudal nipona. La reforma Ch´ing, por su apego al confucionismo, se quedó a medias, y no fructificó en nada que no fuera la caída de la dinastía.

Debido al cariz pseudocristiano de la revuelta, el cristianismo también se vio afectado, y se convirtió en religión non grata.

Ya en la República (a partir de 1912), el Kuomingtang, partido gobernante, como más tarde los comunistas, verían en la revolución Taiping el prototipo del nacionalismo antimanchú y de la reforma social.

Mientras Tsen Kuo-fan, servirá de referente al dictador Chiang Kai-shek, el Partido Comunista Chino tendrá muy presente la labor de los revolucionarios decimonónicos, estudiando su trayectoria y los factores que explican su éxito inicial y su posterior fracaso, para imitar los unos al tiempo que intentaban evitar los otros.

Mao pondría en boca de Hung Hsiu-chüan que “una sola chispa puede

prender fuego en una pradera”. No se sabe a ciencia cierta si éste pronunció o no la frase, porque la contrarrevolución se encargó de destruir la mayor parte de los escritos Taiping, conservándose sólo aquellos que, durante muchos años, reposaron en colecciones privadas, principalmente británicas. Uno de estos documentos refleja un poema nacido del puño de Hung:

<<Empuñar la espada de tres chi, conquistar montañas y ríos imponentes; En los cuatro mares, por doquier el hogar; brindemos por la felicidad y la

alegría comunes. comerciantes occidentales para reclutar culíes en contratos de semiesclavitud; legalización del comercio del opio; aduanas bajo doble administración chino-occidental; concesión a los británicos de la isla de Kowloon frente a HongKong (cedida por el tratado de Nankín en 1842). Aún más, en 1861, Rusia pasó factura por su mediación diplomática reclamando los territorios al Norte del río Amur (de ahí el origen del enclave de Vladivostock). Esto explica por sí solo el viraje de la política europea respecto a los Taiping: por mucho que estos facilitaran el comercio con los extranjeros, lo hacían en pie de igualdad, mientras que al gobierno imperial lo tenían los occidentales en sus manos.

14

Page 15: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

Capturaremos todos los monstruos y demonios y los arrojaremos al Infierno;

Apresados en los cepos del Cielo, traidores y sanguijuelas serán eliminados.

Nuestra tierra, Este, Oeste, Norte y Sur, firmemente consolidada, El sol, la luna y las estrellas, todos cantan a coro triunfal. Los tigres rugen, los dragones gruñen; que destellen cielo y tierra. Donde domina la paz, reinará la felicidad infinita24.>> Es la mística Taiping, una parte indivisible de la revolución. W Franke

afirma, refiriéndose a la reacción protagonizada por Tsen Kuo-fan que<< había surgido una pugna entre dos ideologías: la tradicional confuciana china, contra la extranjera pseudocristiana25>>. Y que <<su lucha contra los Taiping fue en defensa de la tradicional cultura china, y constituyó una pugna del confucionismo contra el extranjero cristianismo importado de occidente26>>. Ambas citas son ejemplo de su visión al respecto, común, por cierto, a la de la mayoría de los autores consultados.

Sin embargo, se me antoja interpretación simplista del sentido de la contrarrevolución. Sobre todo, por que, con intención o sin ella, minimiza necesariamente el significado del movimiento oponente y lo vacía de su sentido revolucionario al reducir el problema a una mera cuestión religiosa. Tsen Kuo-fan no se oponía solamente al extranjero cristianismo Taiping por la sencilla razón de que Taiping no era tan sólo cristianismo extranjero.

No obstante, mantengo un acuerdo con el primer factor de sus aseveraciones: por un lado encontramos a los defensores, con diferentes matices según fueran chinos o manchúes, de la tradicional cultura china. Difiero, empero, de la definición que se extrapola de las afirmaciones de W Franke, sobre su contrincante.

Taiping representó, en la medida en que triunfó, el anticonfucionismo, es

decir, el antisistema. Del mismo modo, fue confucionista en su fracaso. Confucionista por que buscó la regeneración política a través de la búsqueda del tashih y no supo renunciar a la erótica del poder. No fue una ruptura completa. Y ello se observa en la adopción del “Ritual de Chou”27para organizar su administración o en la necesidad de una religión, que de haber triunfado el movimiento, como todas, se habría vuelto reaccionaria sustituyendo un sistema de dominación por otro. Este grado de continuismo, que no desmerece su obra revolucionaria, les impidió crear un tejido social que pudiera enfrentarse a la 24Gil Pecharromán, Julio Las Guerras del Opio, Historia16 n°104, Madrid, 1985(selección de textos, pág VIII) 25 Schurmann,F y Schell,O China Imperial, México DF,1971, pág234. 26 Ibid, pág234. 27 Obra del sIII o IV aC, en la que se describe la organización del Estado de la dinastía Chou. Un ejemplo de su uso, es la forma de división de la tierra en cuadrículas y en grupos humanos de un número concreto, mediante un sistema que venía determinado por las tradiciones administrativas.

15

Page 16: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

superioridad técnica del enemigo. Era el sXIX, y fue sólo un ensayo. La clave del problema, el poder, el líder, y la necesidad de su supresión, es una de las lecciones históricas que no supieron o no quisieron comprender ni superar sus más directos reivindicadores, estudiosos y continuadores: los comunistas de Mao Tse Tung.

BIBLIOGRAFÍA:

Artículos: --El Estado y la Mafia, “Amor y Rabia” n°64,Valladolid, Feb-May 2002 --Ferrua, P El desarrollo de las ideas anarquistas en la China Antigua(II), “ORTO” n°81, Barcelona Nov-Dic 1993

Libros: --Chesneaux, J Asia Orientalen los ss. XIX-XX, Barcelona,19 --Chesneaux, J y Bastid, M China. De las Guerras del Opio a la guerra franco china 1840-1885, Barcelona, 1972 --Fairbank, JK Historia de China ss. XIX y XX, Madrid, 1990 -- Franke, H y Trauzettel, R Ha Universal s. XXI El Imperio Chino, Madrid, 1980 --Gernet, J El Mundo Chino Barcelona,1999 --Gil Pecharromán, Julio Las Guerras del Opio, Historia16 n°104, Madrid, 1985 --Haywood, J Atlas Histórico Universal, Barcelona, 1999 -- Hobsbawm, E Rebeldes primitivos, Barcelona,1974 --Montenegro, A La China de Confucio Historia16 n°229, Madrid, 1985 --Raynaud, P y Rials, S (eds) Diccionario Akal de Filosofía Política, Madrid,2001 --Schurmann, F y Schell, O China Imperial, México DF,1971

16

Page 17: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

i China en el siglo XVIII.

17

Page 18: CHINA. Taiping: una Revolución antes de Mao

ii

18