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Ciencia y experiencia para una siembra
directa sustentable en los ambientes frágiles
del S y SO Bonaerense
Los trabajos presentados en esta publicación reflejan parte de los resultados obtenidos
en el proyecto ―Dinámica de las fracciones orgánicas y cambios en la disponibilidad
de N, P y agua en suelos bajo siembra directa‖.
Este proyecto se lleva adelante en forma conjunta entre los integrantes de la regional
Bahía Blanca de AAPRESID y profesionales de la Comisión de Investigaciones
Científicas (CIC, Pcia. BA) y del CONICET, docentes y estudiantes de la Universidad
Nacional del Sur (UNS), además de contar con el apoyo del CERZOS (UNS-
CONICET), del Departamento de Agronomía-UNS y de Profertil S.A.
Ciencia y experiencia para una siembra directa sustentable en
los ambientes frágiles del S y SO Bonaerense
Año 2013
Editor:
Juan A. Galantini
Índice de trabajos
Prólogo .......................................................................................................................... 4
PROYECTO: Dinámica de las fracciones orgánicas y cambios en la disponibilidad de
N, P y agua en suelos bajo siembra directa ................................................................... 5
Efectos de largo plazo de la siembra directa en el SO Bonaerense: Producción de los
cultivos y balance de nutrientes .................................................................................. 10
Efectos de largo plazo de la siembra directa en el SO Bonaerense: Respuesta a la
aplicación de N y su eficiencia de uso ........................................................................ 17
Efectos de largo plazo de la siembra directa en el SO Bonaerense: Dinámica y
balance de carbono ...................................................................................................... 27
Eficiencia del uso del nitrógeno y del agua para trigo en suelos del Sudoeste
Bonaerense .................................................................................................................. 35
Predicción del rendimiento en trigo mediante el índice de verdor.............................. 44
Estrategias de fertilización con nitrógeno en trigo en la región pampeana ................. 50
Fertilización con N y S en trigo. Rendimiento y calidad del grano ............................ 58
Importancia del equilibrio de las formas de fósforo edáfico ....................................... 67
Fertilización con P y N en trigo bajo siembra directa en el sudoeste bonaerense ...... 74
Fertilización fosfatada en trigo en la zona semiárida: Su influencia sobre el
rendimiento y la eficiencia en el uso del N y del agua................................................ 79
Fracciones orgánicas como indicadores de calidad de suelos bajo siembra directa ... 87
Compactación del suelo por transito repetido de un conjunto tractor tolva sobre
rastrojo de trigo. .......................................................................................................... 97
Análisis del rendimiento y el NDVI en cereales de invierno en el Sudoeste
Bonaerense ................................................................................................................ 104
Análisis económico y valuación de efectos ambientales de los sistemas de labranza.
Estudio de caso en el SO Bonaerense* ..................................................................... 111
4
Prólogo
Proyecto de Investigación “Dinámica de las fracciones orgánicas y cambios en la
disponibilidad de N, P y agua en Suelos bajo Siembra Directa” Dr Juan Galantini
et al.
En octubre de 2007, se editaba la Revista Técnica Especial ―Sistemas Productivos del
Sur y Sudoeste Bonaerense‖ que tenía como eje el estudio de las fracciones orgánicas
del suelo y su relación con otros componentes. Esta revista se transformó en la
evidencia de la eficacia de la relación técnica y humana entre el Grupo Galantini (UNS-
Cerzos) y la Regional Bahía Blanca de AAPRESID.
En el prólogo de entonces decíamos: ―finalmente nos pusimos de acuerdo en reconocer
que en nuestro semiárido sudoeste bonaerense, la escasez de agua y la erraticidad de las
lluvias que generan frecuentes sequías estacionales, nos obligaba a buscar una
agricultura basada más en el conocimiento que en los insumos, ya que sabíamos de los
también erráticos retornos al gasto efectuado, especialmente en fertilizantes‖. Este
pensamiento disparador de entonces mantiene su vigencia y se ha convertido en una
doctrina que nos empuja a querer saber más acerca del comportamiento de los cultivos
en nuestros campos (y a través de la divulgación en muchos más) con la mira puesta en
la sustentabilidad productiva basada en la salud de los suelos.
Es por ello que acompañamos nuevamente las inquietudes del Dr Galantini en el cierre
anterior, al compartir el aprendizaje de que debíamos profundizar lo investigado
buscando tener respuestas más certeras a través del estudio de la dinámica de las
fracciones orgánicas. Visto desde fuera parecía casi una sutileza de enfoque, pero esta
aparente sutileza parecía acompañar mejor a la experiencia de las observaciones a
campo de parte de los propios miembros de la Regional.
Por otro lado ya habíamos aprendido que buscar saber genera la inquietud cuando no la
necesidad de nuevos saberes para avanzar, ya que al conocer más se toma conciencia de
que se desconoce más.
En la CONFIANZA profunda alcanzada entre las personas de uno y otro equipo – que
hemos cultivado y cuidado como un tesoro – encontramos la alineación moral necesaria
para acompañar el nuevo reto de investigación propuesto.
En esta oportunidad encontramos en PROFERTIL la adhesión traducida en soporte
financiero y en AAPRESID que hizo suyo el Proyecto como ―Chacra en formación‖ al
punto de asumir además la edición de los trabajos en esta Revista.
Vaya entonces nuestro agradecimiento profundo al Dr. Galantini y su formidable equipo
de estudio y trabajo así como el agradecimiento a PROFERTIL y AAPRESID sin cuyo
apoyo no se habría podido hacer este Proyecto, un verdadero ejemplo de integración
profesional.
Ricardo Ochoa, Carlos Rodríguez, María Marta Casali y Javier Irastorza
Regional Bahía Blanca de AAPRESID
5
PROYECTO: Dinámica de las fracciones orgánicas y cambios en la
disponibilidad de N, P y agua en suelos bajo siembra directa
Juan Alberto Galantini
Comisión de Investigaciones Científicas (CIC, Pcia. Bs. As.)
CERZOS-Dpto. Agronomía (UNS-CONICET),
San Andrés 800, Bahía Blanca; [email protected] y [email protected]
A partir del año 2003 un grupo de docentes, investigadores y estudiantes
comenzamos a trabajar junto con la Regional Bahía Blanca de AAPRESID.
Durante la primera etapa se plantearon diferentes estudios destinados a analizar
el estado orgánico de los suelos y detectar algunas limitantes de la producción.
Parte de los resultados se presentaron en una Revista de AAPRESID. Durante la
segunda etapa del proyecto (2010-2014) se enfocaron los problemas detectamos
como los más relevantes y se están realizando experiencias para mejorar el
conocimiento y generar opciones de manejo. Se describen los antecedentes del
proyecto, los objetivos y algunos aspectos metodológicos y prácticos.
Antecedentes
El aumento constante de la población mundial, con cada vez más necesidades, generan
mayor presión sobre el ambiente y obliga a la búsqueda de la sustentabilidad. Un
sistema sustentable debe satisfacer las necesidades en el tiempo, mantener la producción
o aumentarla al ritmo de las necesidades (sean alimentos, fibras, combustibles, nuevos
productos), sin degradar el recurso ni el ambiente. Es decir, se debe conocer el potencial
productivo actual de cada agroecosistema, maximizar la eficiencia en el uso de los
recursos y minimizar los efectos ambientales.
En este sentido, la materia orgánica (MO) del suelo es un elemento clave, ya que está
fuertemente ligada tanto a la productividad como a la calidad ambiental. Esto ha sido
reconocido durante mucho tiempo, aunque en la práctica ha sido difícil utilizarla como
un indicador universal. Esto es porque la MO es una mezcla de compuestos orgánicos,
los que tienen características, composición y funciones diferentes. Sin diferenciar las
fracciones orgánicas ni saber cuál es su función en el suelo, difícilmente podamos
conocer los mecanismos que están regulando la productividad de los cultivos. En este
sentido, podemos diferenciar dos fracciones orgánicas muy contrastantes, una asociada
a la fracción mineral del suelo (MOM) y la joven o particulada (MOP). La primera de
ellas más estable y asociada con la estabilidad del suelo, representada por el humus,
mientras que la última es más dinámica, representada por los residuos de cultivos semi-
descompuestos y relaciona directamente con la disponibilidad de nutrientes para el
cultivo (Galantini, Rosell, 1997; Galantini, 2005).
Las fracciones orgánicas y la productividad
En uno de los primeros estudios realizados para evaluar el efecto de las fracciones
orgánicas en secuencias de cultivos contrastantes, se encontró que el contenido de MO
total del suelo era semejantes entre sistemas de producción, diferencias alrededor del
6
2%, sin embargo, fueron importantes las diferencias en la cantidad de MOP, diferencias
alrededor del 23% (Galantini et al., 1992).
Más aún, era importante la cantidad estimada de MOP descompuesta (mineralizada)
durante el ciclo del cultivo siguiente y el N liberado (diferencias alrededor del 37%). En
este sentido, la mayor parte del N que se midió en el cultivo siguiente (cerca del 88%)
provenía de la mineralización de la MOP y sólo una pequeña fracción de la
mineralización de la MO más humificada.
Las fracciones orgánicas en suelos de la Regional Bahía Blanca de AAPRESID
Durante el período 2003-2008 se analizaron más de 120 suelos de una amplia red de
ensayos de fertilización del trigo en lotes de productores de la Regional Bahía Blanca de
AAPRESID. Se determinó que el contenido de MOP promedio para los 115 suelos
analizados fue 8,0 Mg ha-1
, variando entre 2,2 y 23,9 Mg ha-1
(Galantini et al., 2007a).
Teniendo en cuenta el cultivo antecesor, se los pudo agrupar en antecesor pastura, trigo
y girasol los que mostraron contenidos promedios diferentes de MOP (16,5, 6,5 y 8,7
Mg de MOP ha-1
, respectivamente).
El contenido medio de N, P, K y S en la MOP fue 320, 7,7, 47,7 y 25,5 kg ha-1
,
respectivamente, representando una importante reserva de nutrientes. Es decir, que en
los suelos estudiados cada tonelada de MOP almacenada equivale, en promedio, a una
reserva de 40 kg de N, 1 kg de P, 6 kg de K y 3 kg S por hectárea. Finalmente, sabemos
que la MOP es:
una fracción sensible al efecto de las diferentes practicas de manejo, en especial
la rotación de cultivos;
es dinámica, con cambios importantes en el corto y mediano plazo, dependiendo
de su calidad, del ambiente y del manejo;
es una reserva potencial de todos los nutrientes que necesitan los cultivos y
cantidades importantes.
Falta conocer cuál es la dinámica en el corto y mediano plazo, cuales son los factores
que regulan la descomposición y en qué medida lo hacen, así como el efecto de estos
cambios sobre el balance de carbono y la disponibilidad de nutrientes para los cultivos.
La carencia de información sobre estos aspectos es más importante en los ambientes
semiáridos y subhúmedos, donde la dinámica del agua, la disponibilidad de N y de P
pueden acentuar la incertidumbre de las diferentes prácticas agronómicas
comprometiendo la sustentabilidad de los sistemas.
Una nueva etapa del proyecto
La experiencia obtenida y los numerosos interrogantes surgidos durante el trabajo
conjunto, llevo a formular nuevos desafíos.
Se planteó como hipótesis general del nuevo proyecto que para conocer el exacto aporte
de la MO a la nutrición de los cultivos se debe conocer la dinámica de las fracciones
lábiles, tanto como el cambio en la velocidad de descomposición frente a condiciones
variables de humedad, disponibilidad de nutrientes (N, P y S), suelo, clima y diferentes
prácticas de manejo. Esta hipótesis implica conocer el efecto de cada una de las
7
variables más importantes que condicionan tanto el rendimiento, la eficiencia de uso de
los insumos clave, el beneficio económico como la relación con el medioambiente.
En base a la experiencia previa del trabajo realizado junto con la Regional Bahía Blanca
de AAPRESID, a las conclusiones que surgieron en las reuniones de trabajo y a la
complejidad de la región, se plantearon los principales problemas de los sistemas
productivos actuales y se desarrollaron ―Módulos de trabajo‖ con objetivos específicos.
La propuesta no intenta resolver por sí sola todos los interrogantes de los sistemas
productivos, sino aportar información para comprender mejor que ocurre en el suelo y
en su relación con la planta, para tratar de hacer un ajuste más eficiente de la nutrición
de cada cultivo en diferentes ambientes.
Eficiencia en el uso del agua y del nitrógeno
Problema:
El agua es la principal limitante de la región, debido a las limitadas y erráticas
precipitaciones, por lo que se debe maximizar la eficiencia de su uso. Esto se logrará
conociendo el impacto que tienen los factores naturales y las prácticas de manejo sobre
la transformación del agua caída en grano, permitiendo adoptar las mejores prácticas de
manejo en cada caso y optimizar el uso de insumos clave como el nitrógeno.
Objetivos:
Evaluar la eficiencia en el uso del agua (EUA) y del nitrógeno (EUN) en diferentes sistemas de producción para caracterizar la variabilidad espacial,
temporal y debida a las prácticas de manejo.
Detectar los principales factores que modifican la eficiencia en el uso de los recursos más limitantes y como repercute sobre los componentes del
rendimiento.
Buscar la relación entre la productividad y la disponibilidad de agua y nitrógeno.
Determinar el efecto de la profundidad del suelo sobre la capacidad de almacenar agua y su uso por el cultivo, buscando las mejores alternativas de
manejo para cada ambiente, determinando la profundidad efectiva y la capacidad
de retener agua en suelos limitados por ―tosca‖, así como interacción suelo-
tosca-agua-cultivo.
Nitrógeno - Estrategias de fertilización y diagnóstico de requerimientos
Problema:
En la región semiárida la irregularidad e incertidumbre de las precipitaciones es una
característica que impacta sobre la respuesta a la aplicación de fertilizantes. Una baja
eficiencia en el uso del fertilizante implica un doble perjuicio, para la economía del
sistema y para el ambiente. Para optimizar el uso de los fertilizantes se necesita conocer
las mejores estrategias de aplicación (dosis, momento, fuente, etc.), las mejores
herramientas de diagnóstico de los requerimientos, evaluaciones adecuadas del
potencial de producción y una estimación lo más acertada del aporte de nutrientes de las
fracciones lábiles de la materia orgánica.
8
Objetivos:
Generar una base de datos de ensayos de fertilización con N, a los efectos de evaluar los factores más importantes que influyen sobre la respuesta y aplicar
modelos matemáticos de simulación.
Analizar la aplicación del medidor de clorofila Minolta SPAD como herramienta de diagnóstico de deficiencia de N durante el ciclo del cultivo de trigo.
Determinar unidades SPAD, en plantas de trigo sometidas a diferentes condiciones nutricionales.
Establecer la relación entre los valores de lectura de SPAD y el índice de sufi-ciencia de N en distintos momentos del ciclo del mismo con el rendimiento.
Evaluar críticamente la precisión de la metodología DRIS para detectar posibles respuestas a la fertilización, utilizando normas internacionales y otras normas
obtenidas en la región semiárida pampeana.
Relacionar la respuesta a la fertilización con la factibilidad económica de su aplicación.
Fósforo en el suelo: Reservas, formas, distribución y relación con la disponibilidad
Problema:
Los resultados previos sobre la dinámica del P en diferentes sistemas de labranza
pusieron de relieve la importancia de la fracción orgánica del fósforo, de las reservas del
suelo y de los equilibrios entre las diferentes fracciones. Estos resultados llevan a
profundizar en este tema, tratando de responder a las siguientes preguntas: ¿cuál es la
reserva en los diferentes suelos?, ¿cuáles son los cambios en el corto plazo de las
fracciones lábiles del P (incluidas aquellas orgánicas relacionadas con la MOP)?, ¿cuál
es la disponibilidad de las fracciones orgánicas y cuál es la capacidad del cultivo para
tomar las diferentes formas presentes en el suelo?
Objetivos:
Cuantificar el contenido de las diferentes formas de P en los suelos de la región y evaluar la dinámica de las formas lábiles (disponible y orgánico), así como su
relación con la absorción y rendimiento del cultivo.
Determinar el contenido de P disponible optimo par las diferentes disponibilidad de N, que permitan alcanzar la máxima producción del cultivo
Contenido, calidad y dinámica de las fracciones orgánicas del suelo
Problema:
Las diferentes fracciones orgánicas tienen funciones importantes para el normal
funcionamiento del sistema, por ello, es importante conocer el equilibrio entre ellas y
cuales es su dinámica en el tiempo.
Cuantificar el contenido de las diferentes fracciones orgánicas en los suelos de la región y evaluar la dinámica de las formas lábiles, así como su relación con la
disponibilidad de nutrientes y rendimiento del cultivo.
9
Evaluar los cambios en la cantidad de residuos de los cultivos y cuantificar el efecto sobre la dinámica del agua, la cobertura del suelo y la transformación de
las fracciones orgánicas.
Consideraciones finales
Como balance de la última etapa del proyecto (2010-2012) se puede resumir:
Se realizaron más de 40 ensayos de fertilización con N, P y/o S.
Se realizó el seguimiento desde presiembra a cosecha de 160 lotes de producción con
trigo y cebada.
Se evaluaron diferentes rotaciones de cultivos en diferentes ambientes.
Se realizaron decenas de viajes al campo para tomar cientos de muestras de suelo y de
planta, sobre las cuales se realizaron miles de análisis de diferente tipo.
En suma, miles de horas de trabajo destinadas a maximizar los resultados del proyecto.
Todo esto fue gracias a la participación de jóvenes que tomaron parte del proyecto como
trabajo de grado (Fernando López, Daiana Huespe; Leandro Pelegrini, Simón Lorenzo,
Maria Leticia Coronato) o como actividad para conocer aspectos prácticos (Veronica
Misller, Cecilia Costantino, Cristian Zajac, Corina Cerda).
A la participación con tesis de posgrado (Juan Manuel Martínez, Matías Duval,
Fernando López, Mariano Menghini)
A la participación dentro del proyecto como parte de su trabajo de investigación
(María Rosa Landriscini, Liliana Suñer, Julio Iglesias, Gabriela Minoldo, Silvia Canelo,
Adrian Vallejos, Fabiana Limbozzi)
A la participación desde otras áreas, como el Departamento de Administración de a
UNS, liderado y coordinado por Regina Duran y Liliana Scoponi, quienes aportaron una
visión diferente al estudio, como los Profesionales de INTA, Juan I. Vanzolini, Eduardo
de Sa Pereira, Hugo Kruger, y los Investigadores de otras Universidades, Luis Wall y su
grupo (UN de Quilmes).
También gracias a los integrantes de la regional Bahía Blanca de AAPRESID, quienes
no solo permitieron la realización de las experiencias, si no que apoyaron permanente
todas las actividades realizadas y aportaron toda su experiencia e inquietudes.
No menos importante fue el ámbito de intercambio que se genero en las periódicas
reuniones de discusión de los resultados.
Desde lo personal, el más sincero agradecimiento a todos.
Bibliografía
Galantini J.A., Rosell R.A., Andriulo A.E., Miglierina A.M., Iglesias J.O. 1992. Humification
and N mineralization of crop residues in semi-arid Argentina. The Science of the Total
Environment (Holanda), 117/118: 263-270.
Galantini J.A., Rosell R.A. 1997. Organic fractions, N, P, and S changes in a semiarid
Haplustoll of Argentine under different crop sequences. Soil Tillage Research 42: 221-228;
Galantini J.A., Landriscini M., Hevia C. 2007. Contenido y calidad de la materia orgánica
particulada del suelo. En ―La siembra directa en los sistemas productivos del S y SO
Bonaerense‖, Revista Técnica Especial AAPRESID 36-40.
10
Efectos de largo plazo de la siembra directa en el SO Bonaerense:
Producción de los cultivos y balance de nutrientes
Juan A. Galantini1, Cristian Keine
2
1 Investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC, Bs.As.), CERZOS- Departamento de
Agronomía (UNS); 2 Ing. Agr. – Establecimiento Hogar Funke
San Andrés 800 (8000) Bahía Blanca (BA) - Argentina
La siembra directa se ha expandido en forma acelerada en Argentina, pasando de
pocas hectáreas a más del 78% de la superficie agrícola en tres décadas. Esto
hace difícil encontrar situaciones en donde evaluar los efectos de largo plazo.
Por este motivo, la experiencia llevada adelante en el establecimiento ―Hogar
Funke‖ durante más de 25 años es un importante ejemplo para ser analizado en
detalle.
Introducción
Estimaciones recientes dan cuenta que un total de 27 millones de hectáreas se
encuentran bajo siembra directa (SD) en Argentina, lo que representa la mayor parte de
la superficie agrícola del país (AAPRESID, 2012). El crecimiento del área en SD fue
muy rápido, desde unas pocas hectáreas en los años ´80 hasta el 78,5% de la superficie
agrícola actualmente.
Fue a partir de la década del 90 cuando se comenzó a difundir un paquete tecnológico
donde se incorporaba la soja resistente a herbicida, con amplias ventajas.
Esta aparición impulsó el reemplazo del viejo paradigma del laboreo del suelo agrícola,
base de la producción durante miles de años, por una agricultura sin remoción del suelo.
El cambio es muy importante, porque significa modificar muchos de los aspectos
productivos. El uso de labranza favorece una mayor porosidad artificial, muy dinámica,
mientras que la SD predominan los poros biológicos. La cobertura en SD modifica la
temperatura, la dinámica y la conservación del agua en el suelo, así como el desarrollo
de plagas, malezas y enfermedades. Estas diferencias, entre otras, generan un nuevo
ambiente en el que el cultivo se implanta, crece y tiene que producir.
Este cambio implica comenzar a generar nueva información sobre un sistema de
producción con características totalmente diferentes y donde los resultados de largo
plazo aun no se conocen.
Esta falta de información de los cambios que se producen en la planta y en el suelo a lo
largo del tiempo es más evidente en aquellas áreas marginales en las que la soja no llegó
para acompañar la expansión de la SD. El SO Bonaerense es uno de esos casos.
El establecimiento Hogar Funke, ubicado en proximidad de la localidad Tornquist (BA),
perteneciente a la Regional Bahía Blanca de AAPRESID, ha mantenido parte de un lote
con dos manejos diferentes desde el año el año 1986. Como se mencionó, contar con
una experiencia de más de 25 años con diferentes labranzas permite conocer en detalle
los nuevos equilibrios que se alcanzan en el suelo frente a un cambio tan drástico como
significó suprimir las labranzas.
11
El objetivo del presente trabajo fue analizar los cambios en la producción de cultivos en
el largo plazo utilizando dos sistemas de labranza diferentes.
Aspectos metodológicos
El suelo es un Argiudol típico, profundo, de textura franca en el horizonte A y franco-
arcillosa en el B2, del establecimiento Hogar Funke del partido de Tornquist (B.A.).
La temperatura media anual es de 15ºC y la precipitación media anual fue 735 mm en el
período 1887-212, y 799 mm durante la experiencia (1986-2012).
El terreno fue sistematizado con curvas de nivel sin gradiente en 1975, estimándose
pérdidas de suelo en los años previos de escasa consideración.
Sobre dos parcelas de 8 has cada una se aplicaron dos sistemas de labranza: siembra
directa (SD) y labranza convencional (LC), desde el año 1986. El detalles del sitio,
manejo y propiedades químicas del suelo fueron descriptos por Galantini et al. 2006,
2007.
La LC fue llevada adelante utilizando cincel y rastra de discos.
La secuencia de cultivos realizada durante el período en estudio (1986-2011) incluyó
maíz (Zea mais), trigo (Triticum aestivum), girasol (Elianthus annus), cebada (Hordeum
vulgare) y sorgo (Sorghum bicolor), en una secuencia y rendimientos que se presenta en
la Tabla 1.
Los estudios se llevaron adelante durante los años 2003, 2009, 2010 y 2011, en los que
se sembró trigo
El diseño fue de 3 bloques al azar a lo largo de las franjas con SD y con LC, en cada
uno de ellos se tomaron 3 muestras compuestas de suelo y planta.
Resultados obtenidos
El rendimiento en grano de los diferentes cultivos de la secuencia fue muy variable a lo
largo de la experiencia (Tabla 1). El promedio (1986-2012) fue menor en LC (1906 kg
ha-1
) que en SD (2370 kg ha-1
). La variabilidad fue alta, ligeramente mayor en LC
(CV=64%) que en SD (CV=54%), reflejo de la influencia de las características
climáticas de la región, donde predominan la irregularidad en las precipitaciones y
periódicas heladas tardías.
Por otro lado, cuando se analizan solo los cultivos de invierno (trigo y cebada) la
variabilidad de los rendimiento en LC fue mucho mayor (CV=64%) que en SD
(CV=46%).
La diferencia del mejor barbecho parecería no ser tan significativa al analizar los
cultivos de verano, donde el efecto del agua acumulada durante el barbecho es menor y
existiría una dependencia mayor de la precipitación durante el ciclo.
Siendo la disponibilidad de agua una de las limitantes de estos sistemas productivos, la
SD mejoraría su conservación y uso. Sin embargo, analizando la secuencia completa de
cultivos, la diferencia en el rendimiento a favor de la SD no estuvo significativamente
relacionada con la precipitación anual.
Se encontró una tendencia a que, cuando la precipitación fue mayor durante el
barbecho, mayores fueron las diferencias a favor de la SD, mientras que cuando fueron
12
mayores durante el cultivo las diferencias entre sistemas de labranza tendieron a
reducirse. Es decir, esta tendencia haría suponer que inicialmente la mayor eficiencia en
la acumulación de agua en SD estaría asociada con la protección del escurrimiento más
que con la protección de la evaporación. Mientras que después de la siembra, la
diferencia estaría asociada a la protección de la evaporación.
Durante los años 2011 y 2012 se comparó la cantidad de agua acumulada durante el
barbecho en ambos sistemas de labranza (Figura 1). Al momento de la siembra del trigo
en el 2011, en LC habían acumulados 27 mm contra los 160 mm en SD. Diferencias de
semejante magnitud fueron encontradas luego del barbecho posterior al cultivo de trigo
y previa implantación de sorgo. En ese momento habían acumulados 55 mm en LC y
166 mm en SD. Los perfiles de la distribución de humedad muestran claramente como
las diferencias se encuentran en profundidad, y en concordancia a lo anteriormente
mencionado, principalmente vinculado a la baja captación de LC.
En los años en los que se realizaron muestreos de suelo y planta durante el ciclo del
trigo (2003, 2009, 2010 y 2011) se pudo observar con más detalle las características de
las diferencias (Tabla 2). Se encontraron diferencias estadísticamente significativas
entre años (P
13
La cobertura promedio en SD fue un 83% de la superficie, con 2725 kg ha-1
de materia
seca, mientras que la cobertura en LC fue menor al 14% y el peso del material
despreciable (Figura 2).
El período de madurez de los cultivos tiende a atrasarse en SD, posiblemente por la
mayor disponibilidad de humedad. Esto reviste mucha importancia en la zona en
estudio, ya que en base a la evolución de las temperaturas máximas y mínimas se puede
concluir que la probabilidad de heladas menores a -3ºC en los últimos 10 días de
Octubre es igual al 70%, mientras que en los primeros 10 días de Noviembre es de un
30% (Ing. Graciela Magrin, INTA Castelar, comunicación personal).
Consideraciones finales
La siembra directa permitió obtener una productividad promedio mayor que el sistema
con labranza. Esto implica mayor reciclado y exportación de nutrientes con efectos
positivos (la disponibilidad potencial se va incrementando) y negativos (el balance de
nutrientes se hace más deficitario requiriendo más fertilización).
La diferencia en la productividad podría estar asociada a mayor captación y más
eficiente almacenamiento del agua de las precipitaciones, en particular en los cultivos
de invierno.
Agradecimientos
A los miembros de la Regional Bahía Blanca de AAPRESID, por el continuo aliento
para que la experiencia siga adelante y los aportes realizados durante las visitas a las
parcelas. A los integrantes de Hogar Funke por mantener las parcelas durante tanto
tiempo.
Bibliografía
AAPRESID. 2012. Evolución de la superficie en Siembra Directa en Argentina.
http://www.aapresid.org.ar
Galantini J.A., J.O. Iglesias, C. Maneiro, L. Santiago, C. Kleine. 2006. Sistemas de labranza en el
sudoeste bonaerense. Efectos de largo plazo sobre las fracciones orgánicas y el espacio poroso
del suelo. Revista de Investigaciones Agropecuarias (RIA – INTA) 35: 15-30.
Galantini J.A., L. Suñer, J.O. Iglesias. 2007. Sistemas de labranza en el sudoeste bonaerense: efectos de
largo plazo sobre las formas de fósforo en el suelo. Revista Investigaciones Agropecuarias
(RIA – INTA) 36 (1): 63-81.
http://www.aapresid.org.ar/
14
Tabla 1: Rendimiento en grano de los cultivos a lo largo del período en estudio
Grano (kg ha-1
)
Ciclo Cultivos LC SD
1986/87 Maíz 3280 3580
1987/88 Trigo 4390 4280
1988/89 Girasol 890 1080
1989/90 Trigo 4370 4170
1990/91 Girasol 1400 280
1991/92 Trigo 3260 3050
1992/93 Sorgo Gr 1510 1550
1993/94 Cebada 3070 5000
1994/95 Maíz 2550 3280
1995/96 Cebada 1600 1540
1996/97 Maíz 1560 3620
1997/98 Trigo 600 1600
1998/99 Maíz - -a
1999/00 Trigo 1710 2640
2000/01 Cebada 2884 3000
2001/02 Girasol 1350 1850
2002/03 Trigo 1090 1530 s 2003/04 Trigo 1769 2765
2004/05 Girasol 2550 2110
2005/06 Cebada 1380 1838
2006/07 Girasol 264 214
2007/08 Trigo 1667 2057
2008/09 Maíz - -a
s 2009/10 Trigo 61 460
s 2010/11 Trigo 1492 2538
s 2011/12 Trigo 1049 2587
Promedio 1906 2370
Desv. Est. 1158 1287
CV 61 54 a, pastoreado;
s, año de estudio, con muestreo de suelo (a la siembra y cosecha) y planta (cosecha).
15
Tabla 2: Producción de materia seca total (MS), grano y paja (kg ha-1
), índice de cosecha (IC) y
cantidad de espigas m-2
en labranza convencional (LC) y siembra directa (SD) en
cada año de muestreo
2003 2009 2010 2011 Media
LC SD LC SD LC SD LC SD LC SD
MS 5285 7920**
800 2750**
5041 8382**
2963 7272**
3522 6581 **
Grano 1769 2765**
61 460**
1492 2538**
1049 2587**
1093 2088 **
Paja 2509 5155**
739 2290**
3549 5844**
1914 4685**
2178 4494 **
IC 0.29 0.35ns
0.08 0.17**
0.30 0.30ns
0.35 0.36ns
0,26 0,30
Esp m-2
180 385**
64 121**
322 423* 270 329
** 209 315
**
**, *, ns, indican diferencias al 0,01, 0,05 o no significativas entre sistemas de labranza para cada
parámetro analizado dentro de cada año
Tabla 3: Cantidad de nutrientes exportados, reciclados y balance (kg ha
-1) en 25 años de
producción con labranza convencional (LC) y en siembra directa (SD)
C N P K Ca Mg S
LC
Exportado 18.163 866 183 199 20 96 82
Reciclado 47.806 468 65 737 182 119 128
Balance -386 43 -199 -20 -96 -82
SD
Exportado 22.220 1.035 210 237 19 113 97
Reciclado 59.597 540 66 863 160 117 158
Balance -411 29 -237 -19 -113 -97
16
Figura 1: Contenido de agua útil hasta los 2 metros de profundidad previo a la siembra
de a) trigo (junio 2011) y b) sorgo (septiembre 2012) en labranza
convencional (LC) y siembra directa (SD)
LC SD
Figura 2: Cobertura del suelo al momento de la siembra en labranza convencional (LC)
y siembra directa (SD)
0 10 20 30 40
0-20
20-40
40-60
60-80
80-100
100-120
120-140
140-160
160-180
180-200
Agua útil
0 10 20 30 40
(mm)
17
Efectos de largo plazo de la siembra directa en el SO Bonaerense: Respuesta
a la aplicación de N y su eficiencia de uso
Juan A. Galantini1, María Rosa Landriscini
2, Julio Iglesias
1 Investigador Científico – Comisión de Investigaciones Científicas (CIC, Bs.As.), CERZOS-
Departamento de Agronomía (UNS); 2
San Andrés 800 (8000) Bahía Blanca (BA) – Argentina.
Correo electrónico [email protected] y sitio www.labspa.blogspot.com.ar
La disponibilidad de agua y nitrógeno son dos de las limitantes de la
productividad en los sistemas agropecuarios del S y SO Bonaerense. La
incertidumbre que generan tanto la variabilidad de las lluvias como del contexto
económico obligan a buscar maximizar la eficiencia en el uso de los recursos.
Introducción
La reducción de la intensidad de labranza ha sido reconocida como una práctica para
disminuir las pérdidas de matera orgánica del suelo (Galantini y Rosell, 1997;
Halvorson et al., 2002; McConkey et al., 2003; Alvaro-Fuentes et al., 2008).
El laboreo mezcla los residuos con el suelo, generando condiciones más adecuadas para
la rápida descomposición de los materiales orgánicos lábiles (Reicosky et al., 1995).
Por el contrario, la siembra directa (SD) mantiene los residuos en superficie
disminuyendo el contacto con el suelo retardando su descomposición, no rompe los
agregados por lo que mantiene la protección física de los materiales orgánicos del suelo,
mantiene el suelo más húmedo y sin temperaturas extremas contribuyendo a una mayor
actividad biológica. Cada uno de estos aspectos modifica sustancialmente la dinámica
de las fracciones orgánicas del suelo. En las regiones semiáridas y subhúmedas, el
último punto cobra gran importancia, pudiendo llegar a influir notablemente sobre el
estado orgánico (equilibrio entre las diferentes fracciones orgánicas) final del suelo.
Las fracciones orgánicas lábiles representan una importante reserva de nutrientes
disponibles para el cultivo en el corto y mediano plazo (Galantini et al., 2007a)
En este sentido, conocer el balance y la dinámica de estas fracciones es indispensable
para mejorar la eficiencia en el uso de los nutrientes del suelo y realizar un adecuado
ajuste de las dosis de fertilizantes necesarias de aplicar (Galantini et al., 2007b)
Cuando las lluvias son escasas y erráticas, como sucede en el área de influencia de la
Regional Bahía Blanca de AAPRESID, la disponibilidad de agua es un factor limitante
de la productividad. En este sentido, uno de los objetivos más importantes es maximizar
la cantidad producida de grano por cada milímetro de agua, es decir aumentar la
eficiencia en el uso del agua (EUA).
Numerosos trabajos indican que el N permite mejorar la EUA, a través de un mejor
desarrollo del cultivo y una mejor exploración del suelo (Brueck, 2008). Sin embargo,
con el aumento de la disponibilidad de N, si bien mejora la EUA, disminuye la
eficiencia en el uso del N (EUN).
mailto:[email protected]://www.labspa.blogspot.com.ar/
18
Es aquí en donde el conocimiento de la respuesta del cultivo frente a diferentes
escenarios permitirá un ajuste más adecuado de la fertilización desde el punto de vista
productivo, económico y ambiental.
Los objetivos del presente trabajo fueron conocer la respuesta del trigo a diferente
disponibilidad de N bajo dos sistemas de labranza y calcular la eficiencia con que se
usan el N y el agua.
Aspectos metodológicos
La experiencia se llevo adelante en el Establecimiento Hogar Funke, sobre parcelas que
se mantienen los sistemas de labranza convencional (LC) y directa (SD) desde 1986,
conocidas como ―Monumento Histórico‖ (Galantini y Kleine, en esta publicación).
Muestreo de suelos
Durante la siembra y la cosecha del trigo del año 2003, un año con adecuadas
precipitaciones para lograr altos rendimientos, se tomaron muestras compuestas a las
profundidades 0-20 y 20-60 cm, en cada sistema de labranza y bloque (3).
Las muestras se mantuvieron húmedas y refrigeradas hasta ser analizadas lo más pronto
posible.
En estas muestras se evaluaron las propiedades más dinámicas, humedad y N de
nitratos.
Se determinó el carbono orgánico total (CO) por combustión seca (1500°C, LECO C
Analyser)
Se realizó un fraccionamiento por tamaño de partícula mediante tamizado en húmedo,
previa dispersión por agitado con bolitas de vidrio, utilizando los tamices de 50 y 100
µm. Se obtuvieron la fracción fina (0-50 µm), intermedia (50-100 µm) y gruesa (100-
2000 µm) en las que se determinó el CO asociado a la fracción mineral (COM),
particulado fino (COPf) y particulado grueso (COPg), respectivamente.
Como la fracción fina incluye arcilla, limo y MOM, se calculó la fracción fina
inorgánica (FFi) como la diferencia entre la fracción fina menos la MOM, calculada en
base a la cantidad de COM determinada y el contenido de CO en la MOM promedio
para estos suelos (Galantini et al., 1994).
N de nitratos en el suelo (Ns)
N total en suelos y plantas
N potencialmente mineralizable (Nan)
Carbohidratos totales (CHt).
Muestreo de plantas
A madurez fisiológica se tomaron muestras de 1 m2 de la materia seca total aérea
producida en cada tratamiento y bloque.
Las muestras se secaron, se determinó la cantidad de materia seca total aérea y grano, la
cantidad de espigas m-2
, granos espiga-1
y peso de los granos.
Se determinó el contenido de N en grano y paja. Los resultados fueron expresados en kg
de N ha-1
.
19
Se calculó el índice de cosecha (IC) como la relación entre la cantidad de grano y la
materia seca total aérea producida al momento de la cosecha.
Cálculos de eficiencia
Para evaluar la EUN se ha sugerido dos componentes primarios (Moll et al., 1982), por
un lado la eficiencia de absorción, la relación entre el N en planta (Npl) y el N
disponible (Ndisp), y por otro la eficiencia con que el N absorbido (Npl) es llevado al
grano (Ng). Sin embargo, debido a que las pérdidas de N en las diferentes etapas del
cultivo pueden ser considerables es conveniente evaluar la EUN en las diferentes etapas
(López-Bellido et al., 2005). Teniendo en cuenta esto y utilizando definiciones de
diferentes autores (Raun, Jonson, 1999; Fageria, Baligar, 2005) se definieron las
siguientes etapas:
Eficiencia de fertilización, donde se consideró la cantidad de N aplicada con el
fertilizante:
La eficiencia agronómica en el uso del fertilizante aplicado (EUF) para la producción de
grano (g) o materia seca (MS),
EUFg = (Granof – Grano0) / Nf
EUFMS = (MSf – MS0) / Nf
La recuperación aparente del fertilizante aplicado (RAN)
RAN = (N-MSf – N-MS0) / Nf
Eficiencia del uso del N disponible, en la que se consideró: la eficiencia en la absorción
del N disponible (EANd) en parcelas testigo o fertilizadas (x),
EANd = N-MSx / Nd
La eficiencia en el uso del N disponible (EUN) para la producción de grano y MS
EUNg = Granox / Nd
EUNMS = MSx / Nd
La eficiencia en la transformación del N absorbido (ETN) en grano
ETN = Granox / Na
La eficiencia en la traslocación del N absorbido o índice de cosecha de N (ICN)
ICN = N-Granox / N-MSx
N, nitrógeno (kg ha-1
); Grano, rendimiento en grano (kg ha-1
); MS, producción de
materia seca total a cosecha (grano y paja en kg ha-1
); N-Grano y N-MS, contenido de N
en el grano y en la MS (kg ha-1
); x, tratamientos; 0, testigo; f, fertilizados con N, Nd, Nf
y Na, N disponible, aplicado con el fertilizante y absorbido, respectivamente (kg ha-1
).
Resultados obtenidos
Fertilización con N en SD y LC
En el año 2003, donde se realizó un ensayo de fertilización con dosis crecientes de N en
trigo, las precipitaciones durante el corto barbecho (antecesor girasol) fueron escasas,
tan solo 99 mm, y durante el cultivo fueron adecuadas, 388,5 mm y bien distribuidos
como para permitir buenos rendimientos.
http://www.sciencedirect.com/science?_ob=ArticleURL&_udi=B7CSX-4HGSH43-4&_user=1678366&_coverDate=12%2F31%2F2005&_alid=361574611&_rdoc=1&_fmt=summary&_orig=search&_cdi=18034&_sort=d&_st=4&_docanchor=&_acct=C000054147&_version=1&_urlVersion=0&_userid=1678366&md5=d7a85b53098245899ba7cacfa6e08f10#aff0002#aff0002
20
Algunas de las características químicas y físicas del suelo en los 20 cm superficiales se
presentan en la Tabla 1. Se observaron algunas diferencias entre los sistemas de
labranza, pero principalmente una estratificación diferencial entre sistemas de labranza.
En el momento de la siembra la cantidad de agua útil y N disponible (en la profundidad
0-60 cm) fueron 56,4 y 34,8 mm y 57,4 y 73,9 kg N ha-1
, para SD y LC,
respectivamente. Es decir, SD fue más eficiente para conservar la escasa cantidad de
precipitaciones ocurridas (57% de eficiencia del barbecho) que LC (solo el 35%),
mientras que LC fue más eficiente en poner N disponible para el cultivo (casi un 30%
más N que SD).
La diferencia en el agua acumulada se localizó en los primeros 20 cm superficiales,
poniendo en evidencia la importancia de la cobertura de residuos en el mantenimiento
de la humedad del suelo, en particular en años donde las lluvias son de escasa magnitud.
Por otro lado, si bien el N disponible al momento de la siembra del trigo fue mayor en
LC que en SD, representa un momento donde la demanda del cultivo es mínima. Esto se
reflejó en el mayor rendimiento en SD que en LC, tanto para grano como para materia
seca total aérea.
Es posible que en años con precipitaciones por encima de la normal puedan existir
pérdidas importantes del N que se encuentra como nitratos en el suelo (Galantini,
Landriscini, 2007)
La respuesta a la aplicación de dosis crecientes de N, tanto en la producción de MS total
aérea como en el rendimiento de grano, fue diferente para los dos sistemas de labranza
(Figuras 3).
La curva correspondiente a la producción de MS del trigo en SD fue casi paralela y
desplazada hacia arriba en relación a la correspondiente en LC. De los resultados se
desprende que con 60 kg ha-1
de N disponible se produjo casi 4000 kg ha-1
de MS total
aérea LC y casi 9000 en SD. Mientras que cuando la disponibilidad fue mayor, por
ejemplo 150 kg ha-1
de N, en LC produjo casi 9500 kg MS ha-1
y SD superó los 12000
kg ha-1
.
Algo semejante se observó con la respuesta en grano, donde con 60 kg de N disponible
LC produjo casi 1300 kg de grano ha-1
, mientras que SD casi 3000. Sin embargo,
cuando la disponibilidad de N fue mayor los rendimientos en grano tendieron a ser
semejante entre sistemas labranza.
En otros estudios en la misma región semiárida, se ha visto que el aumento en la
disponibilidad de nitrógeno estimula la producción temprana de materia seca,
aumentando los requerimientos de agua. La mayor demanda de agua generada por el
aumento de la materia seca producida, puede acentuar el efecto adverso de los déficits
hídricos que se producen durante el llenado del grano.
21
Contenido de N en MS y en grano
Las relaciones encontradas entre la disponibilidad de N y el N total (N-MS) tomado por
el cultivo o el presente en el grano (N-grano) fueron semejantes a las ya comentadas
(Figura 4).
Para una misma disponibilidad de N, la SD tomó entre 20 y 35 kg ha-1
más de N que el
cultivo en LC, de los cuales la mayor parte (20-25 kg ha-1
de N) se localizaron en el
grano.
Esto podría estar asociado a que una parte importante del N disponible en LC proviene
de la mineralización de la materia orgánica del suelo durante el barbecho. Cuando está
susceptible a mayores pérdidas, mientras que en SD estaría disponible durante el
cultivo, cuando puede ser utilizado cuando es necesitado. Esto coincide con el mayor N
potencialmente mineralizable que se observó en SD durante la siembra.
Eficiencia en el uso del agua y del N
En la agricultura, la eficiencia es la relación entre un producto y un insumo, calculado
como la relación (producto / insumo) o como la pendiente de la relación funcional
(Δproducto / Δinsumo).
La eficiencia en el uso del agua (EUA) se puede definir como la producción de un
cultivo producido por unidad de agua utilizada. Esta definición puede ser demasiado
amplia, ya que abarca la EUA obtenida en diversas escalas de tiempo y de proceso. La
producción de un cultivo se puede expresar como la biomasa total, rendimiento en grano
o cualquier componente del cultivo (aceite, proteína, etc.); mientras que el uso de agua
puede ser expresado como la transpiración, la evapotranspiración o de entrada total de
agua al ecosistema; y, finalmente, la escala de tiempo puede ser instantánea, diaria o
estacional (Sinclair et al., 1984). La EUA obtenida en las diferentes escalas temporales
y de proceso no se debe utilizar de manera intercambiable (Sinclair et al. 1984).
La EUA se define como rendimiento del producto de cultivo (kg de MS o granos) por
unidad de agua disponible para el cultivo (mm de agua en el suelo a la siembra +
precipitación durante el ciclo del cultivo - agua en el suelo en el momento de la
cosecha).
Si bien el agua útil a la siembra fue significativamente mayor en SD, la disponibilidad
de agua para el cultivo (agua a la siembra + lluvias - agua a la cosecha; en SD:
56,4+388,5-12,2=432,7 mm; en LC: 34,8+388,5-11,2=412,1 mm) fue ligeramente
mayor que en LC pero la diferencia no fue significativa.
Se encontraron diferencias significativas en la EUA por efecto de la aplicación de N y
por el sistema de labranza (Tabla 2).
En LC la EUA fue aumentando con la disponibilidad de N, tanto para la producción de
grano como de MS, pero sin diferencias significativas entre las dos dosis más altas.
En SD, si bien se nota una tendencia a EUA crecientes, solo el tratamiento N0 presentó
el valor significativamente menor.
Al comparar los sistemas de labranza entre sí, la diferencia fue mayor cuando la
disponibilidad de N fue más baja, llegando a una diferencia estadísticamente no
significativa entre ellos con la aplicación de 100 kg ha-1
de N.
22
En este sentido, la fertilización con 100 kg ha-1
de N aumentó la EUA alrededor de 83%
(tanto EUAg como EUAms), mientras que el pasaje de LC a SD sin fertilizar aumentó 49
y 43% (EUAg y EUAms, respectivamente) y con 100 kg ha-1
de N aumentó 15 y 22%
(EUAg y EUAms, respectivamente).
Es decir, la LC tiene una EUA menor y por ello la fertilización tiene un efecto más
importante, con alta disponibilidad de N las diferencias entre sistemas de labranza
desaparecen. Seguramente esto estaría asociado a una mayor cantidad de N proveniente
de la MO del suelo en SD, aspecto que se analizará posteriormente, y el bajo potencial
de rendimiento de la región en estudio.
El análisis de las relaciones entre el N disponible y el rendimiento del cultivo también
mostró diferencias entre dosis de N y sistema de labranza en la EUN, tanto para la
producción de grano como de MS.
En términos generales, cuando la dosis de N aumenta la eficiencia en su uso baja. En el
caso de LC no sucedió así para las dosis más bajas, poniendo en evidencia un marcado
déficit de este nutriente que habría influido para que se utilizara el N con la misma
eficiencia en el testigo que con las dosis de 25 y 50 kg de N ha-1
.
La EUN en SD siempre fue mayor que en LC, aunque la magnitud varió
considerablemente, desde casi el doble en el testigo hasta un 35-40% mayor con la dosis
máxima de N.
Es decir, la SD y el aumento de la dosis de N aumentaron la cantidad de grano y MS
producida por cada kg de N disponible. Esto estaría ligado a una mayor eficiencia en el
uso del agua, anteriormente comentado, y un mayor aporte de N por mineralización de
la MO durante el ciclo del cultivo.
Consideraciones finales
Es importante recalcar la importancia de la evaluación conjunta de la eficiencia en que
se usan los dos factores más importantes para el rendimiento del cultivo en esta región.
Al aumentar la dosis de N se observan dos tendencias opuestas, mientras que la EUA
aumentó la EUN disminuyó. En este sentido, el óptimo balance entre ellas va a
depender de consideraciones económicas y ambientales.
Agradecimientos
A los miembros de la Regional Bahía Blanca de AAPRESID, por el continuo aliento
para que la experiencia siga adelante y los aportes realizados durante las visitas a las
parcelas. A los integrantes de Hogar Funke por mantener las parcelas durante tanto
tiempo.
23
Bibliografía
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24
Tabla 1: Popiedades edáficas en siembra directa (SD) y labranza convencional (LC)
SD MOT COP CHt Nt Nan DA pH
0-5 4.24 0.29
490 0.202
101.7 1.26 6.2
5-10 3.01 0.07
304 0.142
55.5 1.44 6.3
10-20 2.53 0.04
258 0.126
50.9 1.43 6.7
0-20 3.08 0.11
328 0.149
64.8 1.39 6.5
LC
0-5 3.22 0.21
317 0.146
71.4 1.11 6.6
5-10 3.14 0.17
304 0.138
55.5 1.35 6.7
10-20 2.55 0.04
271 0.127
36.4 1.36 6.7
0-20 2.87 0.12
291 0.135
49.9 1.30 6.7
Tabla 2: Eficiencia en el uso del agua (EUA) y del nitrógeno (EUN) para la producción
de grano (g) y materia seca (ms) en siembra directa (SD) y labranza
convencional (LC)
Dosis de fertilizante (kg N ha-1
)
0 25 50 100
LC kg mm-1
EUA g 4,3 c 5,8
bc 6,9
ab 7,9
a
EUA ms 12,8 c 17,3
b 20,8
ab 23,4
a
SD
EUA g 6,4 b **
7,8 a **
8,5 a *
9,1 a ns
EUA ms 18,3 b **
24,2 a **
24,6 a *
28,5 a ns
LC kg kg-1
de N disponible
EUN g 23,9 a 24,2
a 23,1
a 18,8
b
EUN ms 71,5 a 72,2
a 69,3
a 55,4
b
SD
EUN g 48,1 a **
41,0 ab **
34,3 b **
25,0 c *
EUN ms 137,9 a **
127,0 a **
99,1 b **
78,2 c *
En cada línea, letras diferentes indican diferencias significativas entre dosis de N;
**, *, ns, indican diferencias al 0.01, 0.05 o no significativas entre sistemas de labranza para la EUN o
EUA tanto para producir grano (g) o materia seca (ms)
25
Figura 1: Respuesta en la producción de material seca total aérea y grano de trigo a
dosis crecientes de N en siembra directa (SD) y labranza convencional (LC).
y = -0,365x2 + 116,1x + 3020,
R² = 0,934
y = -0,439x2 + 153,6x - 3784,
R² = 0,999
0
4000
8000
12000
0 50 100 150 200
Ma
teria
Seca
to
tal
Aerea
, k
g h
a-1
N Disponible (suelo+fertilizante), kg ha-1
SD
LC
y = -0,142x2 + 40,82x + 1016,
R² = 0,996
y = -0,133x2 + 48,85x - 1168,
R² = 0,993
0
1000
2000
3000
4000
0 50 100 150 200
Gra
no
, k
g h
a-1
N Disponible (suelo+fertilizante), kg ha-1
SD
LC
26
Figura 2: Contenido de nitrógeno en la biomasa total aérea y en el grano de trigo a dosis
crecientes de N en siembra directa (SD) y labranza convencional (LC).
y = -0,003x2 + 1,042x + 13,78
R² = 0,998
y = -0,003x2 + 1,094x - 21,74
R² = 0,985
0
20
40
60
80
100
120
0 50 100 150 200
N e
n M
Sta
, k
g h
a-1
N Disponible (suelo+fertilizante), kg ha -1
SD
LC
y = -0,002x2 + 0,795x + 10,05
R² = 0,991
y = -0,002x2 + 0,876x - 18,80
R² = 0,979
0
10
20
30
40
50
60
70
80
0 50 100 150 200
N e
n G
ra
no
, k
g h
a-1
N Disponible (suelo+fertilizante), kg ha -1
SD
LC
27
Efectos de largo plazo de la siembra directa en el SO Bonaerense: Dinámica
y balance de carbono
Juan A. Galantini1; Matías Duval
2, Julio Iglesias
3 y Juan M. Martinez
2,3
1 Investigador Científico – Comisión de Investigaciones Científicas (CIC, Bs.As.), CERZOS-
Departamento de Agronomía (UNS) 2 Becario CONICET, CERZOS y Departamento de Agronomía (UNS).
3 Docente, Departamento de Agronomía (UNS).
San Andrés 800 (8000) Bahía Blanca (BA) – Argentina.
Correo electrónico [email protected] y sitio www.labspa.blogspot.com.ar
Las labranzas alteran la cantidad y la distribución del carbono orgánico (CO) del
suelo y la magnitud del cambio puede ser muy variable, dependiendo de las
características climáticas, de suelo, de manejo y el tiempo transcurrido. El
objetivo del presente trabajo fue analizar la dinámica de las fracciones orgánicas
en el tiempo y el balance final en una experiencia de 25 años en la localidad de
Tres Picos (BA). Se tomaron muestras de suelo (0-5, 5-10, 10-20 cm) en el año
2012 en las que se determinó el CO total el asociado a la fracción mineral
(COM, 0-53 µm) y el particulado fino (COPf, 53-105 µm) y grueso (COPg, 105-
200 µm), además del N en esas fracciones. Las pérdidas relativas de CO se
localizaron en los primeros 10 cm del suelo y en las fracciones COM y COPf. En
los 25 años con diferente labranza, la LC produjo una pérdida relativa anual de
328 y 34,2 kg ha-1
de COT y Nt, respectivamente. Además, en el horizonte A la
pérdida anual de masa de suelo fue de 11,5 Mg ha-1
por erosión, la principal
fuente de pérdida de COT.
Introducción
Las labranzas modifican la localización de la MO a diferentes escalas, tanto a nivel de
profundidad como a nivel de unidades estructurales (agregados) del suelo (Balesdent et
al., 2000). También favorece la reducción del contenido de materia orgánica (MO)
como consecuencia del aumento de la mineralización, disrupción de los agregados del
suelo y de la mayor aireación (Sainju et al., 2006), lo que estimula descomposición
materiales orgánicos previamente protegidos (Reicosky, 1997; Álvarez, 2001).
Por el contrario, la siembra directa (SD) aumenta el contenido de MO en la capa
superficial (Six et al., 2006; Sainju et al., 2006; Melero et al., 2009; López Bellido et
al., 2010), aumenta la agregación del suelo (Coulombe et al., 1996) y preserva mejor los
nutrientes que las practicas con laboreo (Six et al., 1998). Sin embargo, el potencial de
la SD aumentar la MO o capturar el CO2 del aire es muy variable. Por ejemplo, en la
región Pampeana se encontraron aumentos desde el 6 al 15% del CO del suelo (Díaz
Zorita y Buschiazzo, 2006; Steinbach y Álvarez, 2006; Galantini y Rosell, 2006;
Galantini et al., 2006). Analizando resultados obtenidos en 40 ensayos comparativos
realizados en 20 localidades de la región Pampeana se vio que en promedio la SD
aumentó el 14% la concentración y 17% la cantidad de CO del suelo (Galantini y
Iglesias, 2008).
Es evidente que existen muchos factores que aportan variabilidad a los resultados, por
ello los estudios de largo plazo pueden ayudar a entender la dinámica en el tiempo.
mailto:[email protected]://www.labspa.blogspot.com.ar/
28
El objetivo del presente trabajo fue analizar los cambios en el contenido de las
fracciones orgánicas en un Arguidol del SO Bonaerense después de 25 años con
diferente labranza.
Aspectos metodológicos
Se utilizó un suelo Argiudol típico, profundo, de textura franca en el horizonte A y
franco-arcillosa en el B2, del establecimiento Hogar Funke del partido de Tornquist
(B.A.).
La temperatura media anual es de 15ºC, mientras que la precipitación media anual
histórica fue 735 mm (1887-2012) y en los 25 años con diferente labranza (1986-2011)
fue 799 mm.
Sobre dos parcelas de 8 has cada una desde el año 1986 se aplicaron dos sistemas de
labranza: SD y labranza convencional (LC, con cincel y rastra de disco). El detalles del
sitio, manejo y propiedades químicas del suelo fueron descriptos por Galantini et al.,
2006, 2007.
La secuencia de cultivos realizada durante el período en estudio (1986-2011) incluyó
maíz (Zea mais), trigo (Triticum aestivum), girasol (Elianthus annus), cebada (Hordeum
vulgare) y sorgo (Sorghum bicolor). El rendimiento promedio de grano (1986-2011) y
el coeficiente de variación fueron 2370 kg ha-1
y 54% en SD y 1906 kg ha-1
y 61% en
LC, respectivamente.
El estudio se llevó adelante durante el año 2011, luego de la siembra del trigo.
El diseño fue de 3 bloques al azar a lo largo de las franjas con SD y con LC, en cada
uno de ellos se tomaron 3 muestras compuestas de suelo y planta.
Muestreo de suelos
Para el análisis de las propiedades químicas se tomaron muestras de suelo a inicios del
macollaje, se tomaron 3 muestras compuestas a las profundidades 0-5, 5-10, 10-20 cm.
El suelo se secó al aire, se homogeneizó y se tamizó por 2 mm.
Paralelamente, se tomaron muestras no disturbadas a 0-5, 5-10, 10-15 y 15-20 cm de
profundidad (3 repeticiones por tratamiento, bloque y profundidad), utilizando cilindros
de acero (98,2 cm3) para determinar la densidad aparente (Blake y Hartge, 1986).
Determinaciones
Se determinó el carbono orgánico total (CO) por combustión seca (1500°C, LECO C
Analyser)
Se realizó un fraccionamiento por tamaño de partícula mediante tamizado en húmedo,
previa dispersión por agitado con bolitas de vidrio, utilizando los tamices de 53 y 105
µm. Se obtuvieron la fracción fina (0-53 µm), intermedia (53-105 µm) y gruesa (105-
2000 µm) en las que se determinó el CO asociado a la fracción mineral (COM),
particulado fino (COPf) y particulado grueso (COPg), respectivamente (Galantini y
Suñer, 2008).
Como la fracción fina incluye arcilla, limo y MOM, se calculó la fracción fina
inorgánica (FFi) como la diferencia entre la fracción fina menos la MOM, calculada en
29
base a la cantidad de COM determinada y el contenido de CO en la MOM promedio
para estos suelos (Galantini et al., 1994).
Se determinó el N total (Nt) en las muestras de suelo por el método de Kjeldahl,
Bremner (1996) y el potencialmente mineralizable por incubación anaeróbica (Nmin)
durante de 7 días a 40°C de temperatura (Waring y Bremner, 1964), determinando el
nitrógeno como amonio liberado por micro destilación por arrastre con vapor.
El análisis estadístico de los datos se realizó con el software Infostat (Di Rienzo et al.,
2010).
Resultados obtenidos
Fracciones orgánicas en el 2011
En el año 2011, a los 25 años de iniciada la experiencia, se encontraron diferencias
significativas en el contenido de las fracciones orgánicas y su distribución (Tabla 1). El
CO total en los 0-20 cm fue significativamente mayor en SD, como consecuencia de
una acumulación mayor en los 0-5 cm del suelo con SD.
El análisis de las diferentes profundidades y fracciones orgánicas puso en evidencia con
más detalle los cambios producidos por el sistema de labranza.
El COPf fue significativamente mayor en SD que en LC en todas las profundidades,
mientras que en el COPg no se encontraron diferencias en 0-20 cm pero si una
distribución diferente. En 0-5 y en 10-20 cm el contenido semejante, en cambio en 5-10
fue mayor en LC, consecuencia de la incorporación por laboreo. Esta fracción es más
dependiente de la incorporación de residuos y dependiente de las características
meteorológicas (Galantini et al., 2002)
El COM fue significativamente superior en todas las profundidades del suelo en SD,
con mayor significancia estadística en superficie (0-5 cm) que en el resto de las
profundidades (5-10 y 10-20 cm). Los cambios en el largo plazo de esta fracción estable
posiblemente se deban al efecto acumulado de los mayores aportes de carbono
consecuencia de la mayor productividad en SD, las mejores condiciones para la
mineralización de los materiales orgánicos y/o las mayores pérdidas por erosión en LC
(Galantini et al., 2006).
El Nt en la profundidad 0-20 cm fue mayor en SD que en LC, efecto que se observó que
se observó en todas las profundidades.
El N en la MO más lábil, tanto la MOPf como la MOPg, siguió una tendencia semejante
al carbono, con una acumulación significativamente mayor en 0-5 cm y no observada en
5-10 ni 10-20 cm. Las diferencias fueron mayores que las observadas en el C, aspecto
que puede modificar la dinámica de la descomposición del material orgánico.
El residuo incorporado con el laboreo aumentó tanto el C como el N en la MOPg de la
capa 5-10 cm.
El Nmin fue significativamente mayor en la profundidad 0-20 cm de SD (50% más que
en LC). Gran parte del mismo (43%) se localizó en la capa 0-5 cm, por lo que resulta
importante el mantenimiento de la cobertura del suelo para mantener la humedad
necesaria.
30
Perdidas diferenciales entre sistemas de labranza
Las mediciones realizadas indicaron que la profundidad del horizonte A del suelo en
ambos sistemas de labranza fue de 22 cm.
Realizando un balance de las diferencias obtenidas a nivel de horizonte luego de 25
años con distinto sistema de labranza, se pudo observar que (Tabla 2):
- La masa de suelo fue diferente, poniendo en evidencia una perdida diferencial de suelo en LC respecto de SD, que en promedio fue de 11,5 Mg de suelo ha
-1 año
-
1. Este valor fue concordante con estudios previos y con valores reportados de
pérdidas de suelo por erosión por otros autores que han trabajado en la región
(Galantini et al., 2005).
- La diferencia de COT entre sistemas pusieron en evidencia una pérdida diferencial en LC, que resultó ser de 328 kg de COT ha
-1 año
-1. La mayor parte
de la pérdida correspondió a la fracción más estable de la MO, el COM con
aproximadamente 2/3 del total, en menor medida el COPf que representó el
tercio restante. En contenido de COPg fue ligeramente mayor en LC. Estas
diferencias marcan la sensibilidad de cada una de las fracciones a los cambios
debidos al manejo y a las condiciones ambientales, ya que en el caso del COPg la
diferencia a favor de la LC se debieron a diferentes condiciones durante el año
de evaluación y no a una constante a los largo del tiempo.
- La diferencia de Nt en ambos suelos indica que existió una pérdida diferencial en LC de 34,2 kg ha
-1 año
-1 de N, del cual la mayor parte correspondió al N
contenido en la MOM, en menor medida el N de la MOPf y prácticamente sin
diferencias en el N de la MOPg.
Estos resultados estarían indicando que el COPg no es un buen indicador de los efectos
de largo plazo, ya que es más dependiente de las variaciones meteorológicas, tanto
aquellas que influyen sobre la cantidad de aportes como las que influyen sobre la
velocidad de descomposición. Por ello, el COPg estará asociado más a la dinámica de
corto plazo y a la fertilidad del suelo que a su calidad.
La concentración de CO para el horizonte A fue 1,61 y 1,71% en LC y SD,
respectivamente. Si se asume un valor promedio de los 25 años en el tratamiento LC
intermedio entre ambos sistemas ((1,61+1,75)/2) su concentración media de COT sería
1,68%.
De esta forma, en base a la cantidad de suelo perdido anualmente por procesos erosivos
(11,5 Mg ha-1
año-1
) y la concentración media de COT de ese suelo (1,68%), se podría
estimar que la pérdida de COT por erosión fue en promedio alrededor de 193 kg ha-1
año-1
. Es decir, del total de la pérdida relativa anual de COT (328 kg ha-1
año-1
) entre
sistemas, la mayor parte (aproximadamente el 60%) corresponde a pérdida por erosión y
la menor parte por la oxidación generada por las labranzas (135 kg ha-1
año-1
de COT).
En esta estimación tiene supuestos con errores que pueden influir en el resultado
obtenido. Por un lado, si ambos sistemas de labranza produjeron pérdidas de COT
durante los 25 años, el contenido de COT medio podría ser más alto y la pérdida por
erosión podría ser mayor.
Por otro lado, el suelo más susceptible a erosionarse fue la capa superficial, donde la
concentración de CO es más alta. Si calculamos la perdida por erosión de COT
31
utilizando la concentración de la capa superficial (sea 0-5 o 0-10 cm) la pérdida por
erosión supera los 200 kg ha-1
año-1
.
En ambos casos, reforzarían la conclusión de que la mayor parte de la diferencia en
COT que se observó en favor de la SD se debe a menor perdida por erosión y solo una
pequeña parte a la menor oxidación de los materiales orgánicos del suelo al ser
expuestos por la labranza, tal como se postula en muchos trabajos.
Una práctica común en la región en estudio, y en muchas regiones semiáridas y
subhúmedas del mundo, es realizar un barbecho largo para acumular el agua de las
escasas e irregulares precipitaciones y así pueda estar disponible para el cultivo
siguiente.
La SD es eficiente en captar y mantener más húmedo el suelo, condiciones ideales para
una actividad biológica mayor. Ante esta situación, se genera un balance mucho más
negativo para el CO del suelo durante el periodo con barbecho en SD que en LC, donde
los materiales orgánicos lábiles están más expuestos pero la disponibilidad de humedad
limita la actividad biológica que los va a descomponer.
Consideraciones finales
La siembra directa conserva los recursos naturales, ya que evita los procesos erosivos,
aumenta la producción, lo que genera mayor reciclaje y exportación de nutrientes,
mantiene el suelo cubierto, lo que mantiene la humedad del suelo y favorece la
actividad biológica generando mayor consumo de carbono.
Es importante conocer en diferentes situaciones edafoclimáticas la importancia y la
dirección de cada uno de estos aspectos para lograr maximizar los beneficios
ambientales de la siembra directa.
Agradecimientos
Los autores agradecen al Establecimiento Hogar Funke por posibilitar este estudio al llevar adelante esta
valiosa experiencia de largo plazo y en particular al Ing. Agr. Cristian Kleine por toda la información
brindada. Trabajo realizado en el marco del Programa de áreas estratégicas (PAE) del Ministerio de
Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT) “Biología del Suelo y Producción Agraria
Sustentable (BIOSPAS, Nº 36976)‖ y del Proyecto ―Dinámica de las fracciones orgánicas y cambios en la
disponibilidad de N, P y agua en suelos bajo siembra directa‖ Regional Bahía Blanca de AAPRESID,
CIC-CERZOS-UNS y Profertil SA.
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33
Tabla 1: Contenido de carbono orgánico total (COT) y en sus fracciones fina (COPf),
gruesa (COPg) y complejos órgano-minerales (COM) en el año 2011
Prof. SD LC
(cm) Fracciones orgánicas (Mg ha-1
)
COT COPf COPg COM COT COPf COPg COM
0-5 11,98 1,85 1,13 9,01 9,48 * 1,07
** 0,99
ns 7,42
*
5-10 12,44 1,89 0,28 10,28 9,79 **
1,08 **
0,94 **
7,78 **
10-20 23,60 3,34 0,39 19,88 21,12 ns
1,93 **
0,30 ns
18,91 *
0-20 47,68 7,00 1,78 38,91 40,03 **
4,16 **
2,35 ns
33,52 **
Formas de nitrógeno
(kg ha-1
)
N NMOPf NMOPg Nmin N NMOPf NMOPg Nmin
0-5 952 141 68 44,8 715 **
100 **
67 ns
29,5 **
5-10 1066 156 24 25,7 824 **
105 **
46 ns
24,5 ns
10-15 1935 400 30 32,9 1620 **
187 **
27 ns
15,0 **
0-20 3953 697 122 103,4 3159 **
393 **
140 ns
68,9 **
SD, siembra directa; LC, labranza convencional; COT, carbono orgánico total; COPf, COPg y COM;
carbono orgánico en las fracciones 0,05-0,10, 0,10-20 y 0-05 mm, respectivamente. Para cada fracción de
CO, N y profundidad, **, * y ns indican diferencias al 0,01, 0,05 o no significativas entre sistemas de
labranza, respectivamente.
34
Tabla 2: Contenidos de diferentes fracciones de carbono y nitrógeno en el horizonte A
en siembra directa (SD) y labranza convencional (LC) durante 25 años,
diferencia y cambio relativo anual
Masa COT COPf COPg COM Nt N-MOPf N-MOPg N-MOM
Mg ha-1 kg ha-1
SD 3112 52,66 7,79 1,58 43,30 4339 783 128 3428
LC 2825 44,45 4,46 2,29 37,70 3483 428 145 2910
Dif 286,7 8,2 3,3 -0,7 5,6 855,8 355,1 -17,3 518,0
Anual 11,5 0,33 0,13 -0,03 0,22 34,2 14,20 -0,69 20,72
CO, carbono orgánico; MO, materia orgánica; COT, CO total, COPf, CO particulado fino; COPg, CO
particulado grueso; MOC, CO asociado a la fracción mineral; N, nitrógeno; Nt, N total; N-MOPf, N-
MOPg y N-MOM, N en la MO particulada fina y gruesa y en la MO asociada a la fracción mineral.
35
Eficiencia del uso del nitrógeno y del agua para trigo en suelos del Sudoeste
Bonaerense
Juan Manuel Martinez1,*
; María Rosa Landriscini1; Juan Alberto Galantini
2
1 CONICET- CERZOS;
2 Comisión de Investigaciones Científicas (CIC)-CERZOS. Dpto. de Agronomía-
Universidad Nacional del Sur. * Autor de contacto: [email protected]; San Andrés 800-Bahía Blanca, Buenos Aires, 0291-4595102.
Cuando el agua es un factor limitante de la producción, el nitrógeno es un
elemento clave para aumentar la eficiencia con que se usa. Si bien al aumentar la
disponibilidad de nitrógeno aumenta la eficiencia con que se usa el agua,
paralelamente disminuye la eficiencia con que se usa el nitrógeno. El balance
adecuado entre ambas eficiencias tiene importancia tanto económica como
ambiental.
Introducción
La Argentina posee un régimen pluviométrico y un balance hídrico que, en rasgos muy
generales, determina que solo alrededor del 25% de su territorio continental (70
millones de ha) puede considerarse húmedo. El 75% restante (más de 200 millones de
ha) sufre, en alguna medida, deficiencias hídricas para la producción agropecuaria
dependiente de la lluvia (Tuya et al., 2011).
En estas regiones, semiáridas y subhúmedas, la optimización de la aplicación de
fertilizantes es difícil, debido a la errática disponibilidad de agua de las precipitaciones.
En estos casos, se deberían adecuar las aplicaciones a las condiciones de fertilidad
particulares y al potencial de rendimiento esperado.
El nitrógeno (N) es un elemento indispensable para maximizar el rendimiento y la
calidad de los cultivos. Por su dinámica, susceptibilidad a las pérdidas y altos
requerimientos de las plantas, es uno de los nutrientes deficientes en forma
generalizada. El cultivo de trigo es la base de los sistemas productivos en una amplia
región del SO bonaerense. Sus rendimientos son influenciados por las condiciones
climáticas y las propiedades edáficas, obligando a un uso eficiente del agua y del
nitrógeno (Galantini et al., 2004).
Las mejores prácticas de manejo en la nutrición de cultivos y de los fertilizantes
contribuyen a aumentar la producción y la eficiencia. Si bien la eficiencia en el uso de
un nutriente se ha definido de maneras diferentes, en general trata de calificar la
habilidad de un sistema para transformar un insumo en un producto (Fageria y Baligar;
2005). Estimaciones de la eficiencia en el uso del N (EUN) a nivel mundial (Raun y
Johnson, 1999) como a nivel de parcelas (Davis et al., 2003; Fageria y Baligar, 2005)
concuerdan en valores entre el 30 y 50%. Es decir, se utiliza una pequeña parte del N
que se aplica, con un gran costo económico y ambiental. Para mejorar la eficiencia se
debe conocer cómo los diferentes factores ligados a la producción la modifican y de esta
forma plantear estrategias tendientes a maximizarla. La EUN, expresa los kg de grano o
kg de MS por kg N disponible. Este valor resulta de la eficiencia fisiológica del híbrido
o cultivar, y el coeficiente de utilización de N (Novoa y Loomis, 1981, Echeverría y
Videla, 1998).
mailto:[email protected]://www.sciencedirect.com/science?_ob=ArticleURL&_udi=B7CSX-4HGSH43-4&_user=1678366&_coverDate=12%2F31%2F2005&_alid=361574611&_rdoc=1&_fmt=summary&_orig=search&_cdi=18034&_sort=d&_st=4&_docanchor=&_acct=C000054147&_version=1&_urlVersion=0&_userid=1678366&md5=d7a85b53098245899ba7cacfa6e08f10#aff0002#aff0002http://www.sciencedirect.com/science?_ob=ArticleURL&_udi=B7CSX-4HGSH43-4&_user=1678366&_coverDate=12%2F31%2F2005&_alid=361574611&_rdoc=1&_fmt=summary&_orig=search&_cdi=18034&_sort=d&_st=4&_docanchor=&_acct=C000054147&_version=1&_urlVersion=0&_userid=1678366&md5=d7a85b53098245899ba7cacfa6e08f10#aff0002#aff0002
36
La aplicación de N en la región semiárida tiene una baja eficiencia por las pérdidas que
se producen en los años lluviosos, donde el cultivo puede expresar su máximo potencial,
y por el déficit que se genera en los años secos, en los que hay una demanda extra de
agua que no puede ser satisfecha.
El agua disponible es, generalmente, el principal factor que limita el crecimiento y
rendimiento de los cultivos en condiciones de secano (Andrade et al, 1996). Por lo
tanto, el factor clave para alcanzar mejores resultados en la agricultura de secano es
tratar de maximizar el uso del agua por parte de los cultivos (Fraschina et al., 2003;
Galantini et al., 2006).
La eficiencia de uso del agua (EUA) de un cultivo puede ser definida en distintas
escalas. De manera general, en condiciones de secano, se la define como el rendimiento
o producción de biomasa por unidad de agua consumida (Micucci, 2002). En general, la
adecuada nutrición del cultivo presenta un impacto positivo en la EUA atribuido a una
mejora en el crecimiento y en el rendimiento del cultivo. Caviglia y Sadras (2001)
atribuyeron el aumento de la eficiencia de uso del agua debido a la fertilización
nitrogenada a un incremento en la eficiencia de uso de la radiación por incremento de la
concentración de N en las plantas que incrementa a su vez la capacidad fotosintética del
cultivo de trigo.
La SD junto con otras prácticas de manejo de suelo como rotaciones, barbecho y
fertilización, y de cultivo como fecha de siembra, cultivares y control de malezas
producen un impacto positivo en la EUA e incrementan los rendimientos. Este impacto
positivo resulta muy beneficioso en zonas de producción en secano y con balance
hídrico negativo (como lo son las zonas áridas y semiár