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+++++++++++++++++++++++++ Circular #14 +++++++++++++++++++++ +++++ «En el principio era la Palabra, y Aquél que es la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios». (Juan 1,1) A todas las familias. Me complace nuevamente escribirles unas cuantas líneas especialmente en lo que aún queda de este mes. En efecto, para la Iglesia el mes de septiembre está dedicado a la Biblia debido a que al final del mismo celebramos la memoria de san Jerónimo, uno de los más grandes comentadores, analistas y traductores del Texto Sagrado. Pues bien, en esta circular me gustaría dibujar muy sencillamente algunos aspectos que bien podríamos llamar La Revolución Bíblica, es decir, qué es lo que la aparición de la Sagrada Escritura ha provocado en el mundo y en toda época. Sobra decir que este es sin lugar a dudas el libro más leído del mundo; aunque claro, es el más incomprendido de todos. Se le puede leer de cualquier forma e intentar sacar de él cualquier cosa; pero de eso a llegar al corazón de su mensaje es otra cosa: no todos han llegado. En esta ocasión no expresaré lo que la Biblia significa para mí; de forma breve ya lo plasmé en la circular #11. En realidad se trata ahora de ver más allá de la experiencia personal con tal de encontrar un enorme tesoro que estaba esperando ser hallado por nosotros. Bueno pues, comencemos nuestro viaje. Aunque pido disculpas de antemano por algunas expresiones mías. No soy ningún experto en redacción ni mucho menos en el discurso políticamente correcto así que espero poder darme a entender lo más claro posible. El rugido de la montaña. El primer impacto al universo, y sobre todo a la razón misma, es desde luego el maravilloso acontecimiento de que el pensamiento de Dios haya sido traducido al lenguaje humano. Es decir, ¡la pretensión de la fe católica es sostener que posee en sus manos la Palabra de Dios! Y no sólo eso. Pretende también que esa Palabra no es una doctrina, y ni siquiera una religión sino que se trata de una Persona. La Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros (Juan 1,14). Y a ello agregamos que la fe 1

Circular 14 Revolucion Biblica

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breve reflexión sobre el impacto de la Sagrada Escritura en el mundo

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+++++++++++++++++++++++++ Circular #14 ++++++++++++++++++++++++++

«En el principio era la Palabra,y Aquél que es la Palabra estaba junto a Dios,

y la Palabra era Dios».(Juan 1,1)

A todas las familias.

Me complace nuevamente escribirles unas cuantas líneas especialmente en lo que aún queda de este mes. En efecto, para la Iglesia el mes de septiembre está dedicado a la Biblia debido a que al final del mismo celebramos la memoria de san Jerónimo, uno de los más grandes comentadores, analistas y traductores del Texto Sagrado.

Pues bien, en esta circular me gustaría dibujar muy sencillamente algunos aspectos que bien podríamos llamar La Revolución Bíblica, es decir, qué es lo que la aparición de la Sagrada Escritura ha provocado en el mundo y en toda época. Sobra decir que este es sin lugar a dudas el libro más leído del mundo; aunque claro, es el más incomprendido de todos. Se le puede leer de cualquier forma e intentar sacar de él cualquier cosa; pero de eso a llegar al corazón de su mensaje es otra cosa: no todos han llegado.

En esta ocasión no expresaré lo que la Biblia significa para mí; de forma breve ya lo plasmé en la circular #11. En realidad se trata ahora de ver más allá de la experiencia personal con tal de encontrar un enorme tesoro que estaba esperando ser hallado por nosotros. Bueno pues, comencemos nuestro viaje. Aunque pido disculpas de antemano por algunas expresiones mías. No soy ningún experto en redacción ni mucho menos en el discurso políticamente correcto así que espero poder darme a entender lo más claro posible.

El rugido de la montaña.

El primer impacto al universo, y sobre todo a la razón misma, es desde luego el maravilloso acontecimiento de que el pensamiento de Dios haya sido traducido al lenguaje humano . Es decir, ¡la pretensión de la fe católica es sostener que posee en sus manos la Palabra de Dios! Y no sólo eso. Pretende también que esa Palabra no es una doctrina, y ni siquiera una religión sino que se trata de una Persona. La Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros (Juan 1,14). Y a ello agregamos que la fe católica pretende que el Espíritu con que fue escrita esa Palabra, ha sido derramado sobre todos nosotros. Es aquí entonces, donde hay un claro distanciamiento con el resto de las religiones del mundo. No son iguales. Aunque tengan elementos buenos, bellos y verdaderos, la Revelación de la Palabra marcará siempre la diferencia: la Palabra ya se encarnó.

¿Quién es Dios? ¿Cómo es? ¿Sabe de nosotros? ¿Qué piensa? ¿Tendrá algún interés en nosotros? ¿Cómo saber lo que desea? ¿Cómo ve al mundo? ¿Cómo nos ve a nosotros? Estas y otras preguntas quedan sin respuesta para las religiones del mundo; sin embargo, para la fe cristiana no sólo se saben las respuestas: es Dios mismo quien las responde. Es en la persona de Cristo donde finalmente la comunicación entre Dios y el hombre se da de forma plena. Ya no hay que ir primero al cielo para saber de Dios: Cristo nos lo trajo.

A esta voz, esta revelación y autocomunicación de Dios comparémosla con el rugido de la montaña. Es un estruendo gigantesco que proviene de lo alto con una fuerza tal que no hay rincón donde no sea escuchada. Asusta, estremece, fascina, impone, asombra. Parecería que no hay quien se acerque a la cima.

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Pero basta un arriesgado explorador que se aventure a escalarla para llegar a descubrir de dónde proviene tal estruendo. Efectivamente ese era el secreto: el rugido no era para alejarme, sino que me estaba atrayendo. Cuando pongamos más atención en la Palabra de Dios descubriremos una llamada tan íntima y profunda con una poderosa fuerza de atracción que ni siquiera con la muerte podría separarnos de ella.

Pues bien, en este caso la revolución bíblica consistiría sin más en que Dios habla en modo humano y de manera tal que todo y cuanto ocurre en torno al hombre, su cultura, lenguaje, historia, todo puede ser visto e interpretado según lo que Dios ha dicho y hecho . Si esto lo traducimos a la vida de cada uno de nosotros, quizás podamos encontrar las huellas de su presencia y nos daremos cuenta de que nunca estuvo callado. De no hacerlo lo más probable es que lo que presumimos por madurez es en realidad nuestra forma de esconder la sordera y ceguera que llevamos encima. Ni siquiera los niños hacen eso.

Sin embargo, parte de esta revolución bíblica fue curiosamente la negación total de Dios . En efecto, el ateísmo no pudo haber surgido ni del budismo, ni del chamanismo, o del hinduismo, ni de los cultos a los tótems. El ateísmo fue uno de los frutos de la fe bíblica. Fue tan alta la dignidad del hombre ahí plasmada, imagen y semejanza con Dios, incluso hijo adoptivo de Dios, regenerado por el Bautismo, templo vivo del Espíritu, señor de la creación entera, con voluntad, libertad e inteligencia aparentemente sin límites. En los primeros dos capítulos del Génesis y en el Salmo 8 es muy clara esta mentalidad. El ser humano es el rey de la creación, y el único que puede descubrir a Dios. Pero esta capacidad lo lleva también a querer igualarse a Dios por sí mismo. Tan alta dignidad estaba plasmada en el pensamiento bíblico, tanto judío como cristiano, que sólo había que dar un pequeño paso para soltarse de la mano de Dios negándolo decididamente. Seguramente han escuchado estas voces: Si somos tan grandes y dignos de gloria, ¿de qué serviría seguir obedeciendo al Creador si podemos realizarnos y ser felices sin Él? Ahora que somos adultos llegó el momento de abandonar del hogar seguro de Dios para abrir las alas de la libertad humana y buscar lo nuestro. Esto será posible si hacemos morir a Dios de una vez por todas. ¡Matémoslo de una vez! Esta forma de pensar está muy de moda en estos días.

Si el ateísmo surgió del pensamiento cristiano bíblico maduro, sólo desde el redescubrimiento de la esencia de nuestra fe encontraremos el antídoto a este mal muy común. Así que una nueva revolución bíblica será capaz de ponernos los pies en la tierra para darnos cuenta del error en el ateísmo.

Realidad y fantasía: ¿Cuál de los dos?

Un segundo fruto de esta revolución bíblica es el realismo bíblico, entendido como el amor y pasión por la realidad. En efecto, la Sagrada Escritura ha irrumpido en nuestras vidas con un mensaje cargado de gigantescas realidades. Nos habla de la realidad de nuestra salvación; también del real y verdadero Dios Trinidad; de la real presencia del Espíritu Santo que conduce a la fe en Jesucristo; de la realidad del pecado como desobediencia y falta a la verdad y a la razón; igualmente nos habla de la realidad de la restauración de la relación con Dios por medio de la filiación divina.

Ciertamente los personajes bíblicos se nos muestran en toda su crudeza, con virtudes y pecados; con fortalezas y debilidades. El Salmo 78 es un ejemplo clarísimo de la pasión judía por la fidelidad a lo real. También el capítulo 25 del evangelio de san Mateo enfatiza la realidad del bien que hagas en esta vida y de la real trascendentalidad de estas obras para marcar tu destino eterno: de hacer el bien o el mal dependerá cuál sea tu suerte perpetua.

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La Biblia nos muestra pues, que la realidad nos mira directo a la cara; entonces no hay por qué escondernos de ella. Si amamos de verdad la Palabra de Dios, entonces necesariamente debemos amar la realidad, ¡así que basta ya de construirse castillitos de falsedades y mentiras! ¡Basta ya de querer ocultar lo que somos, lo que creemos! ¡Basta ya de gritarnos a la cara que Dios no existe! ¡Maldición! ¡Por qué diablos no se dan cuenta que lo real es mucho más amplio que lo que solo pueden ver! No son los ojos los que determinan lo real; es sólo obra del Señor. Así que espero que ya no salgan algunos brutos que repitan como pericos que si no lo ven, no es real. No olvidemos aquella sentencia lapidaria de san Pablo que si la tomamos en serio, hace mucho tiempo atrás que ya habríamos superado muchos miserables miedos: La realidad es Cristo (Colosenses 2,17). Así que toda la realidad es Cristo, todita entera. No hay espacio, ni época ni nada que no esté marcado por la presencia del Resucitado. ¡Alabado sea Jesucristo!

Universo transformado.

Ahora bien, el mundo entero ya no volvió a ser el mismo tras la explosión bíblica; basta recordar lo que aconteció con aquella traducción del Antiguo Testamento originalmente escrito en hebreo, al idioma por entonces hablado por todo el mundo. Se trató de uno de los diálogos más exitosos con el más alto tipo de conocimiento de aquel entonces. Esto es porque aquellos filósofos griegos que buscaban el fundamento de lo real, al toparse con la sabiduría judía en su propio idioma, descubrieron todo un mundo de posibilidades nuevas: aquel principio y fundamento de la realidad se les presentaba como una Persona viva y activa en la historia de su pueblo. Y por lo mismo, su reacción ante la Sagrada Escritura versión Septuaginta, o era de total aceptación o de rechazo unánime ante el escándalo a la filosofía. Hoy también deberíamos optar por una o por otra de estas reacciones; pero a medias, nada.

Una segunda transformación vendría dada gracias a san Jerónimo, otro traductor quien al pasar el Texto Sagrado al latín provocaría una revolución inesperada: el pueblo tendría acceso a la Palabra de Dios. Y es que en una época como la suya donde abundaban las opiniones que buscaban explicar y al mismo tiempo reducir el misterio de Cristo, era necesario recurrir a las fuentes para ver lo que realmente la Biblia afirmaba sobre el Señor. No en vano Jerónimo sentenció que desconocer las Escrituras era desconocer a Cristo. Así que si surgían las herejías, la responsabilidad no era del Texto Sagrado sino de aquella persona que en realidad no lo había leído bien, o no lo entendió correctamente. Entonces, para que el pueblo católico no fuera engañado por embaucadores, la solución fue ponerle al alcance la Biblia a fin de que en ella encontrara el alimento ideal para su fe. Para entonces estábamos en el siglo V d. C.

De forma similar a Jerónimo y casi en el mismo siglo, entre los pueblos por aquél entonces considerados bárbaros, surgiría Woulfila quien también traduciría la Sagrada Escritura al idioma bárbaro godo con resultados igual de inesperados. Hablaba por ejemplo del Espíritu Santo como un bosque sagrado en cuyas profundidades residía la fuente de vida. Aunque no era del todo católico, Woulfila contribuyó a que la mayoría de pueblos bárbaros crecieran cristianos, lo que en el futuro facilitaría la evangelización de Europa.

Más tarde, en el siglo IX d. C., en la región eslava los hermanos Cirilo y Metodio demostrarían que el lenguaje no es un obstáculo para que la Sagrada Escritura llegue al mundo, al mismo tiempo que pondrían en evidencia la posibilidad de innovar el modo de vivir el cristianismo. Estos dos santos, que junto a san Benito serían considerados los padres de Europa, evangelizaron la región eslava, en torno a lo que hoy es Ucrania y el oeste de Rusia, por medio de la traducción de la Biblia y la Liturgia al idioma eslavo.

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De hecho, estos hermanos sentaron las bases para la conformación de lo que en el futuro sería el lenguaje ruso. Junto a ello, Cirilo y Metodio demostraron que se podía ser católico de forma distinta al modelo latino-romano. Lograron inculturar el Evangelio en aquella zona, es decir, utilizaron a la cultura del lugar como canal para la transmisión y vivencia del Evangelio.

Siglos más adelante, un joven presumido, pedante y soberbio militar español experimentaría un cambio violentamente drástico que lo llevaría a la conversión y a la fundación de una de las mayores órdenes religiosas misioneras. En efecto, qué le quedaba a Ignacio de Loyola después de confrontarse con Marcos 8,36: ¡De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida! Si tan sólo esto estuviera claro para esos imbéciles de la Tuta, el Gil, la Barbie, y el mismo Chapo . ¿Acaso creen esos babosos que su estilo de vida es mejor que la fe cristiana? ¿Acaso nos creen demasiado tontos como para habernos engañado?

A lo anterior sumémosle el problema del protestantismo cuyos representantes Valdo, Lutero, Calvino y Zwinglio vendrían a recordarnos algo fundamental sobre la Sagrada Escritura. Si hay algún problema en la Iglesia, hay que buscar la solución inspirándose en la Palabra de Dios; sus estructuras hay que diseñarlas según el pensamiento bíblico; y sobre todo, los laicos tienen el derecho de acceder a este tesoro para que tenga una vida de fe. Claro está que el romper con la Iglesia es una conclusión equivocada y que no refleja el sentir de Dios, pero al menos lo esencial que es beber de la fuente de sabiduría divina, eso es lo que el protestantismo hasta la fecha está cuestionándonos.

Pastores alemanes muy bravos y papás a la francesa.

Por pastores alemanes bravos evidentemente no me refiero a unos perros. Estoy hablando de Karl Rahner y Joseph Ratzinger, quienes profundizarían tanto en la Sagrada Escritura que en su participación en el Concilio Vaticano II serían de gran influencia para la redacción de la Constitución dogmática sobre la Divina Revelación, uno de los documentos más importantes para la Iglesia. Y por papás, y no papas, me refiero a los franceses Henri de Lubac y Jean Daniélou, quienes con su obra Fuentes Cristianas se dedicaron a difundir el pensamiento de los Padres de la Iglesia que son sin duda los primeros y mejores comentadores de la Sagrada Escritura; también sus aportes estuvieron muy presentes en el Vaticano II. Estos cuatro tipazos demostraron la enorme actualidad y fuerza de la Palabra de Dios, capaz de revitalizar a la Iglesia y al mundo.

Conclusión.

¡Qué más puedo decirles en desorden como lo he hecho hasta ahora! La aparición de la Sagrada Escritura sobre el mundo fue sin duda uno de los mayores acontecimientos de la historia, pero que hoy goza de un enorme olvido y hasta desprecio. Si en verdad queremos renovar nuestra vida en la Iglesia, es hora de dejarnos cuestionar por la Palabra de Dios y jugárnosla toda por sus criterios. En la próxima circular expondré un poco más la necesidad de esta renovación, pero por ahora es suficiente con lo que hemos visto.

¡Ánimo! No se queden al margen de un nuevo mundo que espera ser descubierto y vivido , que si lo dejamos soltarse en nuestra realidad, todo el universo se verá transformado. Nos vemos hasta la próxima.

Con cariño y afecto.Héctor Joel Arenas Blanco.

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Ixtapaluca, Edo. Méx., a 30 de septiembre de 2015. Memoria de san Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia.

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