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156 enero-marzo 2010 ISSN 0417-8106 Monografía Modelo de consumo, modelo de sociedad. Panorámica y tendencias. Grupo de Investigación «El consumidor y su entorno». Universidad Pontificia Comillas Aproximaciones conceptuales y teóricas al consumo. Dulce Eloísa Saldaña Larrondo Un sistema alimentario y un consumo insostenibles. Josep Maria Antentas y Esther Vivas Bases morales, políticas y espirituales para un consumo transformador. Carlos Ballesteros Comercio justo: visiones y debates abiertos. Ignacio Hurtado Puerta El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo: opciones y perfiles de humanidad que ensanchan las condiciones de sostenibilidad. Franco Llobera El consumo asumible. Nuria del Río Bibliografía Tribuna Abierta Historias de vulnerabilidad: la inestabilidad en el día a día. Gorka Moreno Márquez Dinámicas y estrategias familiares de protección de la dependencia de la población mayor. Iosune Goñi Urrutia La Inversión Extranjera Directa (IED) española en América Latina, Asia y África. Enrique Lluch Frechina y Luisa Alamá Sabater Ciudadanía del consumo: hacia un consumo más responsable

Ciudadanía del consumo: hacia un consumo más responsable · 2018-07-09 · análisis combinado del IDH y el concepto de huella ecológica, que aborda la necesidad de crear y desarrollar

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Ciu

dadanía

del consu

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enero-marzo 2010

156

ISSN

041

7-81

06

MonografíaModelo de consumo, modelo de sociedad. Panorámica y tendencias.Grupo de Investigación «El consumidor y su entorno». Universidad Pontificia ComillasAproximaciones conceptuales y teóricas al consumo.Dulce Eloísa Saldaña LarrondoUn sistema alimentario y un consumo insostenibles.Josep Maria Antentas y Esther VivasBases morales, políticas y espirituales para un consumo transformador.Carlos BallesterosComercio justo: visiones y debates abiertos.Ignacio Hurtado PuertaEl modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida,ecoeficiencia y/o ecocapitalismo: opciones y perfiles de humanidad queensanchan las condiciones de sostenibilidad.Franco LloberaEl consumo asumible.Nuria del RíoBibliografía

Tribuna AbiertaHistorias de vulnerabilidad: la inestabilidad en el día a día.Gorka Moreno MárquezDinámicas y estrategias familiares de protección de la dependencia de lapoblación mayor.Iosune Goñi UrrutiaLa Inversión Extranjera Directa (IED) española en América Latina, Asia y África.Enrique Lluch Frechina y Luisa Alamá Sabater

Ciudadanía del consumo:hacia un consumo

más responsable

El consumo se ha convertido en una variable fundamental en eldesarrollo de los países, de las economías y en la creación de

riqueza. Los rasgos que caracterizan a nuestra sociedad son el individualismo y el dinero. Somos ciudadanos en tanto que

consumidores, y perdemos cada vez más otras características quenos definen y nos explican. Existimos en tanto en cuanto consumimos y

somos consumidos.

El aumento de la producción de bienes en un menor periodo de tiempo, unido a losavances en investigación permite unas posibilidades aparentemente infinitas deconsumo, a su vez cargado de consecuencias negativas, en especial para elmedio ambiente, debido a la creciente generación de residuos o el gasto

excesivo de recursos. Esto lleva a poner en duda el sistema económicoactual y a plantearse nuevas formas de consumo.

Este número de Documentación Social hace una aportación a lareflexión existente sobre el consumo responsable donde se mezclala visión académica con las experiencias prácticas; la denuncia con la

propuesta; el activismo con la construcción de elementos teóricos y parala reflexión.

Para ello se hace un recorrido teórico sobre las diferentes explicaciones que sehan dado a cómo y porqué consumimos; se elabora un análisis de las bases morales,

políticas y espirituales de un consumo comprometido; se presentan los principales postulados de partida del modelo actual de consumo; se hace un repaso al actual

modelo agrícola y alimentario y su apuesta por un sistema de distribución injustoy nada respetuoso con el medio (ambiente y social); continuando con un

análisis combinado del IDH y el concepto de huella ecológica, que aborda lanecesidad de crear y desarrollar un Índice de Sostenibilidad Humana; para

finalizar se presenta un extenso repaso al comercio justo y a los debates abiertos en nuestro país, para concluir con una serie de aportaciones

muy prácticas sobre cómo llevar a la vida cotidiana los planteamientos de un consumo responsable.

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Últimos títulos publicados

Euros .

N.º 128 La calidad como imperativo en la Acción Social ............................................................................. 10,76

N.º 129 Trabajo en Red ....................................................................................................................................................................................... 10,76

N.º 130 Los procesos de inclusión y exclusión social de las personas con discapa-cidad ....................................................................................................................................................................................................................... 11,00

N.º 131 Violencia y sociedad ..................................................................................................................................................................... 11,00

N.º 132 Migración: Hacia un modelo de integración social ..................................................................... 11,00

N.º 133 Desarrollo local. Desarrollo social .......................................................................................................................... 11,00

N.º 134 Construcción y Constitución europea ............................................................................................................... 11,00

N.º 135 Intervenciones ante la exclusión social ........................................................................................................... 11,00

N.º 136 Los Objetivos de Desarrollo del Milenio .................................................................................................... 11,00

N.º 137 La Europa de los Gitanos ...................................................................................................................................................... 11,35

N.º 138 Vivienda y alojamiento ............................................................................................................................................................ 11,35

N.º 139 Ciudadanía ................................................................................................................................................................................................... 11,35

N.º 140 Comunicación y sociedad civil ..................................................................................................................................... 11,40

N.º 141 La protección social de la dependencia en España ....................................................................... 11,40

N.º 142 La cooperación al desarrollo y la construcción de la paz .................................................... 11,40

N.º 143 Empleo e inclusión .......................................................................................................................................................................... 11,40

N.º 144 La prostitución, una realidad compleja ............................................................................................................ 11,75

N.º 145 Re-pensar la intervención social .................................................................................................................................. 11,75

N.º 146 Responsabilidad Social de la Empresa .............................................................................................................. 11,75

N.º 147 Migraciones y desarrollo .......................................................................................................................................................... 11,75

N.º 148 La mediación: caja de herramientas ante el conflicto social ............................................ 12,20

N.º 149-150 50 Aniversario de Documentación Social: análisis, acción, desarrollo ... 16,00

N.º 151 Identidad y procesos de cambio ................................................................................................................................... 12,20

N.º 152 Sociedad civil y nuevos movimientos sociales ..................................................................................... 12,20

N.º 153 Acciones para un futuro sostenible ......................................................................................................................... 12,70

N.º 154 Dilemas de la Política Social ............................................................................................................................................. 12,70

N.º 155 Crisis del medio rural: procesos sustentables y participativos ........................................ 12,70

Próximo título

N.º 157 Nueva estrategia Europea: ¿Hacia qué modelo social? ............................................................ 12,80

156REVISTA DE ESTUDIOS SOCIALES Y DE SOCIOLOGÍA APLICADA

Director: Sebastián Mora

Directora Técnica: Ana Abril Fernández

Edición: Cáritas Española. EditoresSan Bernardo, 99 bis.28015 MadridTel. 914 441 000 – Fax 915 934 [email protected]

Suscripciones: Distribución:

Servicio de Publicaciones En libreríasSan Bernardo, 99 bis. Distrifer Libros28015 Madrid Valle de Tobalina, 32, naves 5 y 6Tel. 914 441 037 – Fax 915 934 882 Tel. 917 962 709 – Fax 917 962 677E-mail: [email protected] 28021 Madrid

Condiciones de suscripción y venta:

España: Suscripción a cuatro números: 31,30 euros.Precio de este número: 12,80 euros.

Extranjero: Suscripción Europa: 42,00 euros.Número suelto Europa: 39,80 euros + gastos de envío.Suscripción América: 71 dólaresNúmero suelto a América: 51,74 dólares + gastos de envío.

(IVA incluido)

enero-marzo, 2010

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Ciudadanía del consumo:hacia un consumo más

responsable

Coordinación del número:

CARLOS BALLESTEROS

00 Primeras 156:00_Primeras 23/3/10 10:54 Página 1

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156Director: Sebastián Mora. Servicios Generales de Cáritas Española

Director Técnico: Francisco Lorenzo. Fundación FOESSA

Consejo de Redacción: Jaime Atienza. Intermón Oxfam. José Antonio Alonso. Instituto Complutense de EstudiosInternacionales (TCEI). Director Universidad Complutense de Madrid. Pedro José Cabrera Cabrera.Dpto. de Sociología y Trabajo Social. Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Antonio Elizalde.Universidad Bolivariana de Chile. Germán Jaraíz Arroyo. Universidad Pablo Olavide. Miguel LaparraNavarro. Dpto. Trabajo Social. Universidad Pública de Navarra. Manuela Mesa Peinado. Presidenta dela Asociación Española de Investigaciones para la Paz. Teresa Montagut Antoli. Dpto. Teoría Sociológica.Universidad de Barcelona. Víctor Renes. Servicios Generales de Cáritas Española. Enrique del RíoMartín. Director PROEMPLEO Sociedad Cooperativa. Imanol Zubero. Dpto. de Sociología. Universidaddel País Vasco. José Manuel López Rodrigo. Fundación Pluralismo y Convivencia

Consejo Asesor: Julio Alguacil Gómez. UC3M. Rafael Aliena. UV. Ana Arriba. UAH. Olga Cantó Sánchez. Univ.Vigo. María Antonia Carbonero. Univ. Illes Balears. Concha Carrasco. UAH. Pedro Castón Boyer.UGR. Pedro Chaves Giraldo. UC3M. Delia Dávila Quintana. Univ. las Palmas de Gran Canaria. Coraldel Río. Univ. Vigo. Carlos García Serrano. UAH. Jordi Garreta Bochaca. UDL. Emilio GómezCiriano. UCLM. Jorge Guardiola. UGR. Jordi Guiu. UPF. Enrique Lluch Frechina. Univ. CEUCardenal Herrera. Miguel Ángel Malo. USAL. Vicente Marbán. UAH. Pau Mari-Klose. UB. FlavioMarsiglia. School of Social Work – S1RC Director. Fausto Miguelez. UAB. Francisco Javier MorenoFuentes. CSIC. Antonio Moreno Mejías. Centro de Recursos para Asociaciones de Cádiz y la Bahía.Rosalía Mota López. UPCO. Ricardo Pagán Rodríguez. UMA. Jesús Pérez. UNEX. Begoña PérezEransus. Univ. Pública de Navarra. Jorge Rodríguez Guerra. ULL. José Juan Romero. ETEA. EstebanRuiz Ballesteros. UPO. María Rosario Sánchez Morales. UNED. Sebastián Sarasa. UPF. ConstanzaTobío Soler. UC3M. Teresa Torns. UAB. Fernando Vidal. UPCO. Cristina Villalba Quesada. UPO.Juan José Villalón Ogáyar. UNED. Ángel Zurdo. UAH

Redacción de la Revista: San Bernardo, 99 bis Tel. 91 444 13 35 – Fax 91 593 48 8228015 Madrid E-mail: [email protected]

DOCUMENTACIÓN SOCIAL no se identifica necesariamente con los juicios expresados en los trabajos firmados. Los artículos publicados en esta revista no pueden ser reproducidos total y parcialmente sin citar la procedencia.

© Cáritas Española. Editores

ISSN: 0417-8106 ISBN: 978-84-8440-450-7 Depósito Legal: M. 4.389-1971

Preimpresión e impresión: Artegraf, S. A. • 28026 Madrid

DOCUMENTACIÓN SOCIAL es una revista de ciencias sociales y de sociología aplicada. Desde suinicio en 1957 aborda las cuestiones referidas al desarrollo social combinando el análisis y el diagnósticoriguroso con la formulación de propuestas para su aplicación.

Este objetivo se concreta en tres ejes temáticos. El primero es el análisis de la estructura social yla desigualdad, en el que se abordan los temas relacionadas con la pobreza y la exclusión, los proce-sos de desigualdad social y los colectivos desfavorecidos. Como segundo, los actores sociales, eltercer sector y su papel, así como sus políticas y sus propuestas referidas a los ámbitos del desarrollosocial, en especial a las estructuras sociales y a la desigualdad. Y el tercero, las estructuras interna-cionales y sus efectos en el desarrollo y en la pobreza en el mundo, así corno la cooperacióninternacional y el papel de los organismos multilaterales para el desarrollo.

Todos los artículos publicados son evaluados de forma anónima.

DOCUMENTACIÓN SOCIAL está incluida en los catálogos de LATINDEX, SOCIOLOGICAL ABSTRAC,RAS, DIALNET y en el listado de Revistas Fuente en Sociología (IN~RECS)

objetivos

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Modelo de consumo, modelo de sociedad.Panorámica y tendencias.Grupo de Investigación «El consumidor y su entorno».Universidad Pontificia Comillas .................................................................................... 15

Aproximaciones conceptuales y teóricasal consumo.Dulce Eloísa Saldaña Larrondo ...................................................................................... 27

Un sistema alimentario y un consumoinsostenibles.Josep Maria Antentas y Esther Vivas ........................................................................ 51

Bases morales, políticas y espirituales paraun consumo transformador.

Carlos Ballesteros ........................................................................................................................... 65

Comercio justo: visiones y debates abiertos.Ignacio Hurtado Puerta .......................................................................................................... 97

1

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3

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3Documentación Social 156

Sumario

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Monografía

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Historias de vulnerabilidad: la inestabilidaden el día a día.Gorka Moreno Márquez ........................................................................................................... 171

Dinámicas y estrategias familiares de protecciónde la dependencia de la población mayor.Iosune Goñi Urrutia ..................................................................................................................... 193

La Inversión Extranjera Directa (IED) españolaen América Latina, Asia y África.Enrique Lluch Frechina y Luisa Alamá Sabater............................................... 209

3

2

1

El modelo actual de consumo no es sostenible:sencillez de vida, ecoeficiencia y/oecocapitalismo: opciones y perfiles dehumanidad que ensanchan las condicionesde sostenibilidad.Franco Llobera ................................................................................................................................. 117

El consumo asumible.Nuria del Río ......................................................................................................................................... 145

Bibliografía ...................................................................................................................................... 161

6

8

7

Sumario

4 Documentación Social 156

Tribuna Abierta

Cinco documentos sobre el consumo responsable.Inmaculada Cubillo y Mª Jesús Pérez de la Romana.................................... 235

1

Documentación

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Sumario

5Documentación Social 156

Ni ilegales ni invisibles.UNICEF .................................................................................................................................................. 259

Inmigración y políticas sociales.Lorenzo Cachón y Miguel Laparra (Eds.) .............................................................. 261

Financiación del desarrollo. Viejos recursos,nuevas propuestas.

José Antonio Alonso (dir.) ...................................................................................................... 265

3

2

1

Reseñas bibliográficas

El caso del capítulo 5 del segundo informe FOESSA.Demetrio Casado.............................................................................................................................. 249

1

Documentación Histórica

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7Documentación Social 156

En economía, el consumidor siempre ha sido tratado con respeto y cariñopues no en vano él es la razón de ser del mercado, la causa por la que se produ-cen bienes y servicios (para satisfacer sus necesidades) y el oscuro objeto de deseode marcas y anuncios que compiten por su voluntad, su fidelidad y su bolsillo.El consumo se convierte así en una variable, si no la única, fundamental en el de-sarrollo de los países y de las economías y en la creación de riqueza. «El reinadodel dinero y el individualismo posesivo son los rasgos que mejor caracterizan aesta civilización» escribe Rafael Díaz-Salazar. Somos ciudadanos en tanto queconsumidores, perdiendo cada vez más otras características que nos definen ynos explican. Existimos en tanto en cuanto consumimos y somos consumidos.

Los cambios a lo largo de la historia solamente han afectado en la manera yen el grado de elaboración de los productos, cada vez más alejados del propioindividuo a lo largo del proceso de industrialización. La posibilidad de produ-cir muchos más bienes en menos tiempo, unido a los avances en investigación,abre unas posibilidades aparentemente infinitas de consumo. Las consecuen-cias negativas, como pueden ser la contaminación del medio ambiente por laproducción y los residuos generados en el proceso, o el gasto excesivo de recur-sos, han llevado a poner cada vez más en duda si esto es el fin y el objetivo delsistema económico de hoy. A lo mejor es necesario «algo más» (o mejor dichoalgo menos) para vivir bien en este Planeta.

Cuando uno busca en los manuales y diccionarios económicos la definiciónde soberanía del consumidor, suelen aparecer términos tales como «característica

Presentación

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de un sistema de libre mercado donde los consumidores, a través de la deman-da que generan, orientan la producción y las inversiones de las empresas»;«Idea según la cual los consumidores deciden en última instancia lo que sedeberá producir (o no), mediante el acto mismo de escoger lo que habrá decomprarse (y lo que no)»; «Determinación por parte de los consumidores de lostipos y las cantidades de bienes y servicios que producirán con los recursosescasos de la economía», etc. En definitiva parece que se está hablando de unempoderamiento del consumidor que se convertiría así en el indiscutible ges-tor del mercado, ya que decide lo que se produce, cuánto y, a nuestro entender,también debería tomar parte del cómo se produce.

Sin embargo esta omnipotente característica de un soberano que con suspreferencias guía la economía no es del todo cierta, ni defendible en muchas desus manifestaciones. Primero, porque en un mundo competitivo, atomizado,globalizado y basado en el consumo desaforado el truco es hacer creer al con-sumidor que es libre de elegir lo que quiera, siempre que quiera lo que se leofrece. Haciendo un pequeño juego de palabras en paralelo con el DespotismoIlustrado del siglo XVIII en el cual los monarcas absolutos usaban su autoridadpara introducir reformas en la estructura política y social de sus países, parece-mos estar asistiendo actualmente a un Capitalismo Ilustrado: «todo para elconsumidor pero sin el consumidor».

En segundo lugar no es cierta ni defendible porque ese consumidor, quesupuestamente es sujeto de derechos y deberes, no puede (a veces ni quiere) ejer-cerlos. La estrategia comunitaria en materia de política de los consumidores2007-2013 se ha fijado como objetivo que para el 2013 cada ciudadano sea libre decomprar en cualquier rincón de Europa. En términos legales la cobertura es per-fecta: teóricamente, cualquier ciudadano europeo tiene el derecho a comprar sólolo que quiera verdaderamente comprar. En la práctica esto no es así. Los derechosdel consumidor son mayoritariamente desconocidos y lejanos para el ciudadanoy están redactados en su totalidad pensando en el consumidor individual. Prote-ger su seguridad, su salud y sus intereses económicos; promover la informacióny la educación de consumidores y usuarios para que elijan con libertad plena(pero que no se olviden de elegir), etc. En cuanto a deberes la cosa es más senci-lla: el único deber del consumidor parece ser ir a la compra, pagar. En muy pocasocasiones se hace referencia al deber de todo consumidor de estar informado decómo se ha producido lo que está comprando, bajo qué condiciones sociales ymedioambientales. Anecdóticamente se plantea el deber de reducir el consumoque tenemos los habitantes del Norte para respetar al Planeta y su sostenibilidad.

Precisamente es a esta primacía del consumidor individual dueño y señordel mercado a lo que se contrapondría un nuevo concepto: la Soberanía Con-

Presentación

Presentación�

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Page 11: Ciudadanía del consumo: hacia un consumo más responsable · 2018-07-09 · análisis combinado del IDH y el concepto de huella ecológica, que aborda la necesidad de crear y desarrollar

sumidora. Si la Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos a controlarsus políticas agrícolas y alimentarias; el derecho a decidir qué cultivar, quécomer y cómo comercializar; a producir localmente respetando el territorio; atener en nuestras manos el control de los recursos naturales: el agua, las semi-llas, la tierra, etc., la Soberanía Consumidora debería entenderse como elderecho de los pueblos y las personas a decidir colectiva y responsablementequé quieren consumir, porqué y para qué. El mecanismo de mercado deberíaentonces funcionar como una nueva forma de participación política, en la quelos consumidores pasemos de aceptar la racionalidad y el utilitarismo como cri-terios de comportamiento fundamentales en la toma de decisiones, a criteriosde transformación global, que pongan a las personas, sus tierras y sus relacio-nes en el centro de la decisión.

Este número monográfico de la revista Documentación Social viene, preci-samente, a aportar algunas pistas y reflexiones a este debate. Está estructuradoen tres partes.

Una primera, de carácter conceptual, en la queDulce Saldaña, profesora enel Instituto Tecnológico de Monterrey (México) y miembro del Grupo de Inves-tigación «El consumidor y su entorno», hace un recorrido teórico sobre lasdiferentes explicaciones que se han dado a cómo y porqué consumimos, desdemúltiples e interdisciplinares puntos de vista (económico, antropológico, socio-lógico) tratando de responder a la pregunta sobre si ha evolucionado elconcepto de consumidor. Carlos Ballesteros, profesor de la Universidad Ponti-ficia Comillas y miembro del mismo Grupo de Investigación, expone a su vezen su artículo las bases morales (del yo), políticas (del nosotros) y espiritualesde un consumo comprometido.

En la segunda parte otros dos artículos presentan los principales postuladosde partida del modelo actual de consumo. No es justo y no es sostenible. JosepMaria Antentas de la Universidad de Barcelona y Esther Vivas del Centre d’es-tudis Sobre Moviments Socials repasan en su artículo el actual modelo agrícolay alimentario y su apuesta por un sistema de distribución injusto y nada res-petuoso con el medio (ambiente y social). Franco Llobera, consultormedioambiental, plantea por su parte, desde el análisis combinado del IDH(Índice de Desarrollo Humano) y el concepto de huella ecológica, la necesidadde crear y desarrollar un ISH (Índice de Sostenibilidad Humana) y al combinarestos conceptos con indicadores macroeconómicos un PSB o Producto Sosteni-ble Bruto.

Ignacio Hurtado, profesor en la UNED e histórico del comercio justo enEspaña, abre la tercera y última parte con un extenso repaso al comercio justoy a los debates abiertos en nuestro país, entre la postura más comercial (venta

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en grandes superficies, sello FLO) y el modelo más de corte sensibilizador oeducativo.Nuria del Rio, consultora en economía social, cierra este bloque y elnúmero con sus aportaciones muy prácticas, sencillas sobre cómo llevar a lavida cotidiana los planteamientos de un consumo responsable.

En definitiva se ha tratado de hacer un número que mezclara la visión aca-démica con las experiencias prácticas; la denuncia con la propuesta; elactivismo con la construcción de elementos teóricos y para la reflexión.

Se hace imprescindible y urgente un cambio sustancial del comportamien-to económico de la gran mayoría de los ciudadanos del Norte, para que nosigamos destruyendo sino que se restauren los ecosistemas y que se permita,por justicia y solidaridad, un bienestar básico suficiente para todas las personasdel planeta. En un mundo globalizado en el cual la producción se descentrali-za y se mundializa, los consumidores debemos tratar de seguir el rastro de loque compramos y garantizar que no se están apoyando prácticas como laexplotación laboral infantil, la destrucción del medioambiente, la remuneracióninjusta al productor, etc. Los ahorradores debemos ser conscientes de qué es loque pasa con nuestro dinero cuando lo invertimos en tal o cual fondo de inver-sión… La reorientación de las prioridades de la sociedad hacia una mejora delbienestar de las personas en vez de la mera acumulación de bienes, supondríala transformación del consumo en una herramienta para mejorar la calidad devida de todos los habitantes del planeta.

En este número la sección Tribuna Abierta nos ofrece un primer artículo deGorka Moreno, «Historias de vulnerabilidad: la inestabilidad en el día a día»,que intenta profundizar en la idea de la vulnerabilidad dando voz a los colecti-vos que viven dicha situación, de cara a conocer su opinión y las circunstanciasque inciden en su estado. El objetivo del autor es dar contenido real a las apor-taciones teóricas sobre la vulnerabilidad social y conocer de primera manocómo se vive en estas condiciones, en las que la inestabilidad es norma. En«Dinámicas y estrategias familiares de protección de la dependencia de lapoblación mayor», Iosune Goñi nos presenta algunos resultados de un trabajode investigación en el que se identifican las estrategias que las familias ponenen marcha para lograr el bienestar de sus mayores, maximizar su adaptación alentorno dinámico de la dependencia, así como conseguir el equilibrio u home-ostasis entre intereses, necesidades y expectativas individuales y familiares. Porúltimo, la Tribuna Abierta de este número cierra con un artículo de EnriqueLluch y Luisa Alamá, «La Inversión Extrajera Directa española y las economíasde los países pobres». Este artículo analiza la IED española en América Latina,Asia y África para conocer si esta es, a priori, la que puede beneficiar más a lospaíses menos ricos.

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Para finalizar este número, la sección Documentación nos presenta un textode Inmaculada Cubillo y Mª Jesús Pérez, donde proponen cinco referencias dediferente naturaleza (referencias bibliográficas, informes, materiales didácticos,etc.) que han considerado que pueden proporcionar una serie de instrumentosque explican el consumo responsable desde diferentes perspectivas. Los traba-jos a los que se hace referencia en esta documentación son: «La apuesta por eldecrecimiento, ¿cómo salir del imaginario dominante?»; «Cómo vivir sin aca-bar con el planeta, manual para jóvenes inquietos y adultos preocupados»;«Guía para el consumo responsable: el papel de los y las consumidoras en laresponsabilidad social de la empresa»; «Reflexión para educar mejor desde elconsumo responsable»; y por último, «Consumo, luego existo: poder, consumoy publicidad».

Como novedad, este número de Documentación Social incorpora una sec-ción llamada Documentación Histórica. Aquí presentamos un texto deDemetrio Casado donde nos narra cuál fue la fortuna del capítulo 5 del II Infor-me sociológico sobre la situación en España 1970 (II Informe de la FundaciónFOESSA). Dicho capítulo finalmente no fue publicado debido a la censura.

Carlos Ballesteros

* * *Desde Documentación Social queremos agradecer a Ana Abril Fernández el

excelente trabajo realizado como Directora Técnica a lo largo de los últimoscinco años. En nombre del Consejo de Redacción y de todas las personas vin-culadas a la revista, le damos las gracias por poner toda su ilusión y sucompromiso al servicio de la misma. Muchas gracias.

Presentación

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11Documentación Social 156

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Modelo de consumo, modelo de sociedad.Panorámica y tendencias.Grupo de Investigación «El consumidor y su entorno».Universidad Pontificia Comillas ................................................................................... 15

Aproximaciones conceptuales y teóricasal consumo.Dulce Eloísa Saldaña Larrondo ..................................................................................... 27

Un sistema alimentario y un consumoinsostenibles.Josep Maria Antentas y Esther Vivas ....................................................................... 51

Bases morales, políticas y espirituales paraun consumo transformador.Carlos Ballesteros .......................................................................................................................... 65

Comercio justo: visiones y debates abiertos.Ignacio Hurtado Puerta ......................................................................................................... 97

El modelo actual de consumo no es sostenible:sencillez de vida, ecoeficiencia y/oecocapitalismo: opciones y perfiles dehumanidad que ensanchan las condicionesde sostenibilidad.Franco Llobera ............................................................................................................................... 117

El consumo asumible.Nuria del Río .................................................................................................................................... 145

Bibliografía. .................................................................................................................................... 1618

7

2

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6

3

Monografía

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RESUMEN

El consumo es un buen indicador de los valores de una persona ya que es un buen reflejo delestilo de vida. De acuerdo a un triple esquema, que considera al mercado como la suma de per-sonas (factor demográfico), con dinero (factor económico), y deseos de comprar (factorpsicosociológico) se presenta una panorámica de las tendencias mayoritarias de nuestra socie-dad que reflejan cuáles son estos valores de las personas y demuestran, a través de laconstrucción del Paradigma del Consumismo Ilustrado (en clara alusión y paralelismo alDespotismo Ilustrado del s. XVIII), la necesidad de cambiar el modelo imperante y tratar deejercer cada vez más un consumo responsable y consciente.

Palabras clave:

Sociedad de consumo, sistema de valores, estilos de vida, postmodernismo.

Grupo de Investigación «El consumidor y su entorno».Universidad Pontificia de Comillas

Sumario

1. Contexto. 2. Bibliografía.

Modelo de consumo, modelo desociedad. Panorámica y tendencias

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ABSTRACT

Consumption is a good indicator of the value system of people, as is a real concretion of theirlifestyle. According to a three point scheme, that considers the market as the addition of people,money and desires (demographics, economics and psychological factors) this article presents anoverview of the mainstream trends in our consumption society, trying to show, through the Il-lustrated Consumer Paradigm (remembering the XVIII Century Illustrated Despotism) theurgent necessity for a model change towards a more conscientious and responsible one.

Key words:

Consumption Society, Value system, Lifestyles, Postmodernism.

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1 CONTEXTO

Entre las grandes transformaciones que están teniendo lugar en nuestro pla-neta resulta posible identificar un número de tendencias básicas, nodirectamente relacionadas entre sí, que en muchos casos se tratan de presentarcomo un conjunto coherente llamado globalización: el aumento y la mundializa-ción de los intercambios económicos, y el crecimiento de las redes financierasinternacionales; el proceso de desregulación del mercado laboral y el cuestiona-miento de la viabilidad económica del estado del bienestar en las sociedadesoccidentales; la rápida formación de una sociedad de la información; la hegemo-nía política, militar y cultural de los EE.UU., paradigma del modelo neoliberalfrente al cual, se nos dice, no existe alternativa; la degradación medioambiental,en muchos casos con consecuencias irreparables para grandes áreas del planeta,debido al desarrollo indiscriminado; la emergencia de una conciencia bien pen-sante en las sociedades occidentales avanzadas y su asimilación por el mercado(la economía de la compasión y del voluntariado, la solidaridad como un bieneconómico); la irrupción de la tecnología en todos los ámbitos de nuestra vida; elcambio de la estructura de la familia que ha favorecido además que se modifi-quen los roles familiares; la preocupación por la salud y la imagen que proyectael cuerpo, etcétera. Es precisamente en el marco de este contexto donde cobra ac-tualidad e importancia plantear alternativas al modelo de consumo imperante yhegemónico, opresor y medioambientalmente dañino y destructor.

En este sentido ha parecido conveniente hacer una breve referencia a algu-nos de estos cambios y circunstancias de acuerdo a un triple esquema queconsideraría al mercado como la suma de personas (factor demográfico) condinero (factor económico) y deseos de comprar (factor psicosociológico).

1.1. Algunos cambios demográficos

Una de las variables que quizás más haya cambiado en España (y en Euro-pa) en los últimos años es la demografía. No solamente se ha incrementado ennúmeros absolutos la población española, sino que ha cambiado su composi-ción por edades, por regiones, etc. En general hay más personas mayores entérminos absolutos, por un lado, y en términos relativos por otro. En términosabsolutos porque ha habido un incremento generalizado de la población yporque la esperanza de vida, tanto de hombres como de mujeres es más alta.

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En términos relativos porque el porcentaje de personas mayores sobre el totalde la población se ha incrementado ya que ha descendido el índice de natali-dad y además las mujeres tienen los hijos más tarde. Efectivamente en España,en el año 2007, casi un 17 % de la población(1) tenía mas de 65 años. Este 17%de la población tiene valores y necesidades diferentes de los de la gente másjoven: muchos de ellos tienen rentas considerables, buena salud, interés pordisfrutar de la cultura y el ocio… Su estructura de consumo es diferente de lade personas más jóvenes ya que no tienen hijos que mantener, ni tienen hipo-tecas pendientes y su vivienda está completamente equipada. Además delcrecimiento en el número de personas mayores, es importante destacar el acu-sado descenso de los índices de natalidad de los últimos años. Otro de losfenómenos dignos de destacar respecto al factor demográfico es el del creci-miento de la inmigración. Aunque no es fácil tener datos fiables de dichofenómeno(2), sí se sabe que desde el año 1992 hasta el año 2000, aproximada-mente, el crecimiento de la inmigración ha sido moderadamente continuo,pero desde el año 2000 hasta la actualidad se podría decir que ha sido expo-nencial.

El tercero de los aspectos al que, dentro del estudio del factor demográfico,es necesario referirse es la composición y el tamaño del hogar familiar, asícomo el cambio en la concepción de la familia.

También en este ámbito los cambios han sido muy importantes en los últi-mos años tanto en el número de hogares, como en su composición. Se hamodificado al alza el número de hogares en España, pues ha crecido un 10%en los últimos años, hasta una cifra cercana a los 14,300.000.

Son varias las razones que podrían explicar este aumento del número dehogares. En primer lugar se podría pensar que la diferencia de crecimiento po-dría deberse, como en algunos países europeos, a que los jóvenes seindependizan de sus familias. Sin embargo esto no ocurre en España pues lascifras muestran cómo a la edad de 30 años siguen viviendo en el domicilio fa-miliar un 40% de las mujeres solteras, y casi un 60% de los hombres solteros.De hecho, España es uno de los países de la Unión Europea con menor por-centaje de jóvenes en situación de independencia económica(3): de los casi 7

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(1) www.ine.es/inebase, (21 de abril de 2008).(2) En principio las fuentes a las que se puede acudir son varias: el Anuario Estadístico de Extranjería del Ministerio del Interior, elCenso de Población y Viviendas del Instituto Nacional de Estadística y el Padrón Municipal. Las fuentes del Ministerio del Interior sonquizás las que menos recogen la realidad ya que solamente incluyen aquella población inmigrante que tiene permiso de residencia. Elproblema de los Censos es su periodicidad decenal. Por último, más fiables parecen los datos correspondientes al Padrón Municipal yaque no se exige tener la tarjeta de residencia y da derechos a algunos servicios públicos de salud o educación. De todas formas es pro-bable que, aun así, falten muchos inmigrantes sin contabilizar.(3) Comisión Europea, Les jeunes europeenns en 2001. Eurobarometre 55.1 Comisión Europea.

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millones de jóvenes (de entre 25 y 34 años) que vivían en España según el cen-so de 2001, casi 2.600.000 siguen viviendo con sus padres. Supone un aumentoconsiderable, pasar del 28,7% de jóvenes independizados del año 91, al 37,7%del mismo grupo en el año 2001(4). En segundo lugar, se cree que una de lascausas fundamentales del crecimiento del número de hogares está en que hadisminuido el número de miembros que componen la unidad familiar. En losúltimos 30 años se ha pasado de una media de alrededor de cuatro miembrospor hogar a estar por debajo de los tres(5).

Varias razones pueden explicar porqué el hogar familiar está constituidoactualmente por menos componentes.

• En primer lugar porque las personas mayores de 65 años, sobre todo lasviudas que disponen de una pensión y casa en propiedad, no necesitan vi-vir con sus hijos como ocurría antiguamente. De hecho, la mitad de todoslos hogares unipersonales está constituido por ese casi millón cuatrocien-tos mil mayores de 65 años que viven solos(6). Curiosamente, un millónlargo está constituido por mujeres de 65 años o más que viven solas(7).

• Otra de las razones que se apuntan para explicar la disminución deltamaño del hogar es la del aumento de las separaciones matrimonia-les. En los casos de separaciones, cada hogar se divide en dos y,consecuentemente, cada uno de ellos se queda con menos componen-tes. Las sentencias judiciales por rupturas matrimoniales fueron145.919 en el año 2006(8), y se calcula que, mientras que en el deceniocomprendido entre los años 1991 hasta 2000 habían habido casi600.000 separaciones y divorcios, entre 2001 y 2006, en apenas 5 años,la cifra llega a 760.000(9).

Por otra parte, hace tan sólo veinte años la inmensa mayoría de familias enEspaña seguía un único modelo: un padre, que realizaba un trabajo remunera-do fuera del hogar para obtener los recursos económicos necesarios; y unamadre, que se dedicaba a la atención del hogar y de los miembros de la fami-lia: educación y cuidado de los hijos, atención a los mayores y dedicación al

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(4) Instituto Nacional de Estadística, ¿Cuántos somos en casa?, Cifras INE, 6, 2004; www.ine.es, consultado en Marzo de 2006.(5) Instituto Nacional de Estadística, Los cambios sociales de los últimos diez años. Censos de población y viviendas 2001, Cifras INE,2, 2003; www.ine.es, Julio 2003.(6) Concretamente, la cifra publicada por el INE con datos de 2001 era de 1,368.297 de personas mayores de 65 años que viven solas.(7) El dato de mujeres mayores que viven solas (1,043.471) está sacado de Instituto Nacional de Estadística, ¿Cuántos somos encasa?, Cifras INE, 6, 2004; www.ine.es, consultado en Marzo de 2006.(8) Datos INE, www.ine.es.inebase, Indicadores sociales de España, Datos judiciales de separaciones y divorcios, correspondientes alaño 2006, consulta 27 de abril 2008.(9) Datos INE, www.ine.es.inebase, Indicadores sociales de España, Datos judiciales de separaciones y divorcios, correspondientes avarios años, consulta 27 de abril 2008.

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marido. Sin embargo la evolución social ha propiciado, de manera acelerada,una reestructuración de los roles de familia tradicional.

• En las familias que mantienen el modelo clásico la mujer no puede se-guir desempeñando las mismas funciones que venía realizando yademás, trabajar fuera del hogar. Esto supone (o debería suponer) un re-planteamiento de los roles. Una segunda consecuencia es el menortiempo dedicado a los hijos, dados los horarios laborales.

• Existe un creciente modelo de familia multicultural debido al incremen-to de adopciones internacionales.

• Existe un modelo familiar monoparental, debido a la ruptura del víncu-lo matrimonial. La mujer, en la gran mayoría de los casos, es quienconvive y obtiene la custodia con los hijos, estableciéndose un sistemade visitas y decisiones compartidas (con mayor o menor nivel de con-flicto) por parte del otro miembro de la pareja.

• Evolución de lo anterior es el modelo reconstruido, en el que padre omadre rehacen su vida con otra persona, que pasa a interactuar e inclu-so convivir con los hijos del primer matrimonio. Un paso más adelantees cuando este nuevo matrimonio decide tener hijos propios. El papel depadre/madre biológico, educador, proveedor, afectivo… antes reunidosen una sola persona, cada vez es más compartido y fragmentado.

• Existen modelos de familia (sin entrar aquí en la discusión conceptual)formadas por personas del mismo sexo. La Ley del Matrimonio Homo-sexual ha permitido aflorar y hacer visibles y oficiales modelos deconvivencia diferentes, que antes estaban ocultos.

• Existen múltiples formas de convivir: parejas de hecho que no han for-malizado ante ninguna instancia (eclesial o civil) su convivencia; LATs(en inglés Living Apart Together) que son el otro extremo: parejas que síhan formalizado su relación, pero que viven en hogares diferentes ymantienen su independencia; DINKYS (Double income No Kids Yet) pare-jas, habitualmente jóvenes con doble ingreso (normalmente altos) quehan decidido no tener hijos «aún»; etcétera.

1.2. Factor económico

Entre 1996 y 2006 España ha atravesado una coyuntura económica positi-va: esto ha supuesto el crecimiento de la renta nacional disponible (en un 62%)que, si se analiza de acuerdo al crecimiento de la población supone que, enmedia, las personas son un 39% más ricas en 2006 que en 1996. Sin embargo

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este dato es engañoso, pues no tiene en cuenta la desigualdad de reparto deesta riqueza. Mientras que la riqueza proveniente de la propiedad inmobiliariay empresarial ha crecido mucho, las rentas procedentes de salarios y pensionesno lo han hecho. Esto significa que la gran mayoría de hogares españoles, quedependen para su supervivencia del salario que reciben por su trabajo no ha-yan experimentado este crecimiento de la riqueza. Las facilidades paraendeudarse (créditos a bajos tipos de interés y plazos ampliados) agrava aúnmas esta situación. Entre 1994 y 2006 la deuda de las familias ha crecido seisveces más deprisa que su riqueza.

De 2006 a 2009 la coyuntura de crisis económica y financiera hace que es-tos niveles de bienestar hayan disminuido. Tasas de paro cercanas al 20%,caída del consumo familiar, descenso continuado del PIB (en el primer trimes-tre del 2009 sufrió el mayor retroceso desde que el INE comenzó a calcularlo:—2,8% frente al mismo periodo de 2008— suponiendo además el tercer tri-mestre consecutivo de descenso económico).

1.3. Factores psicosociológicos

Si eres joven si eres rico… si eres guapa y estás sana.

La cultura actual parece negar sistemáticamente el esfuerzo y el sacrificio.Parece que nada debe tener un coste en términos de dedicación personal. Elsistema educativo y la familia nos han acostumbrado a pensar que tenemosderecho a todo, y que conseguirlo no exige nada por nuestra parte. Muy alcontrario, parece que padres y profesores son los únicos que deben esforzarse.Esta inversión radical de papeles permite entender muchos comportamientosnuevos, como la fuerte actitud hedonista que también detectan las encuestas,o los problemas de indisciplina y violencia que se viven en los colegios e ins-titutos. Sugiere también una explicación a la frivolización de la escala devalores.

Estos valores, entre los que se podrían mencionar la preocupación por labelleza y la salud, por la juventud, o por lo natural, se ven reflejados en laspautas de consumo al buscar un cierto hedonismo y un sentirse bien consigomismo, tanto en lo físico como en lo más intelectual o espiritual. Un estudiorealizado por AECOC en 1998 concluía que «el consumidor del 2005 será unconsumidor condicionado por el tiempo, la conveniencia, la salud y el valorpor el dinero, además de por la búsqueda de productos acordes con el con-cepto “estar en forma”, que aporten placer y un cierto componente ético»(10).

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(10) Asociación Española de Codificación Comercial- AECOC, El consumidor al filo del siglo XXI, AECOC, 1998.

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Esta preocupación es a veces incluso causa de enfermedades y trastornos dela alimentación, como pueden ser la anorexia o la bulimia. Incluso han apareci-do nuevas enfermedades de este tipo, entre las que estaría la vigorexia, queafecta a los adictos a la musculación obsesionados por alcanzar un cuerpo cadavez más fornido y musculado, o la ortorexia que supone una excesiva preocupa-ción por comer sano. Todas ellas, en definitiva, no son sino consecuenciaspatológicas de una obsesión por el cuerpo. El barómetro del CIS de enero-marzode 2000 así parece apuntarlo cuando, al tratar estos temas, refleja como un 50%de los españoles piensa que la principal causa de estos desarreglos es el «culto alaspecto físico» y un 31% opina que se deben a problemas de tipo afectivo(11).

Por lo tanto, la composición, no tanto cuantitativa como cualitativa del gas-to en alimentación, en belleza, cosmética y deporte o en un ocio evidencianesta búsqueda de evasión, de placer, que reflejan en gran medida la escala devalores de un consumidor. Se demuestra, de alguna manera, cómo para los in-dividuos el consumo llega a ser lo que da el sentido final a su actividad, puesde él depende la posibilidad de cumplir el proyecto de vida que tienen.

Es necesario reflexionar aquí brevemente cómo no solamente han crecidolas cantidades dedicadas a la alimentación sino que dichas cantidades se hanrepartido de forma muy diferente ya que ha sido distinta la evolución de losconsumos de determinados productos. Así, del consumo masivo de «pan y pa-tatas» de la época de la posguerra se pasó en un primer momento a unaumento notable del consumo de carne, pescado y bebidas, disminuyendo elconsumo de cereales y huevos. En los veinte años que van desde 1976 a 1996,se ha incrementado sobre todo el consumo de aquellos productos que permi-ten ahorrar tiempo en la preparación de las comidas, entre los que se puedenincluir los platos preparados (76,9%), las frutas y hortalizas transformadas(59%) o los derivados lácteos (85,3%), entre otros(12).

De acuerdo con los datos de la Encuesta Continua de Presupuestos Familia-res, el conjunto de alimentos compuesto por la carne, la leche, el queso y loshuevos, las frutas y verduras, el pan y los cereales, y el pescado representan el75,2% del consumo. Sin embargo es interesante atender a la composición cualita-tiva de este gasto para observar que el consumidor español es bastante sofisticadoen lo que a esta partida se refiere. Así se puede observar como la preocupaciónpor la salud ha podido influir en el descenso del consumo de huevos, que ha dis-minuido un 26% desde el año 1987 hasta el año 1999, quizás explicado entre otrosmotivos por la fama que tiene este producto de aumentar el colesterol.

(11) CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS-CIS-, Boletín nº 23, enero-marzo 2000, http://www.cis.es/boletin/23/cuerpo.html.(12) Un análisis detallado de la evolución del consumo de determinados alimentos, se puede encontrar en REBOLLO ARÉVALO, Alfon-so, La estructura del consumo en España, ed. INC, Madrid 2001, esp. pp. 119 y ss.

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Actualmente, y mientras que, por ejemplo, la cantidad consumida de carne(que es uno de los artículos que mejor ejemplifica el incremento del nivel devida) muestra pequeñas variaciones, pues como se ha comentado más arribaese salto cualitativo en la cesta se dió en los años 70, las grandes variaciones seencuentran en:

• El descenso significativo de los azúcares, las grasas, las legumbres, laspatatas, los frutos secos, el arroz, los huevos y las bebidas alcohólicas(sobre todo vino).

• El aumento del consumo en platos preparados y frutas y hortalizastransformadas, también llamadas de cuarta gama, derivados lácteos ybebidas no alcohólicas.

• La preocupación por la salud lleva a una sofisticación a la vez que, pa-radójicamente, a la simplificación en los alimentos. En este sentido esimportante destacar cómo de un tiempo a esta parte han crecido las ca-tegorías con (con bífidus, con vitaminas, enriquecidos) y sin (sin cafeína,sin colesterol, sin alcohol, sin conservantes ni colorantes.) Según este ins-tituto el 70% de los hogares piensa que los alimentos sin conservantesni/aditivos son más seguros. Y existe un 52% que están dispuestos a pa-gar más por ellos(13). La aparición, según el Instituto de investigaciónTaylor Nelson Sofres(14) de una nueva categoría de alimentos, denomina-da nutraceúticos, mezcla de nutritivo y farmacéutico. Para el 60% de loshogares, los productos naturales saben mejor. El 40% también pagaríamás por productos con ingredientes de limpieza naturales.

• Existen dos grandes ejes en el consumo de alimentación, según ACNielsen(15). El primero recogería productos que prometen «salud y be-lleza», como podrían ser los cereales para el desayuno para adultos(16% de crecimiento)(16), las aguas embotelladas (14%) o los alimentosdietéticos (32%). El segundo englobaría productos que ofrecen «funcio-nalidad», entendida como comodidad y rapidez, como las pastasfrescas o las salsas para cocinar.

Con respecto a este culto al cuerpo y a la imagen, y muy unido a los temasalimenticios, se encuentran las partidas correspondientes al vestido y calzadoy al cuidado exterior del cuerpo (cosmética y deporte). Para el consumidor tie-

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(13) TAYLOR NELSON SOFRES, Desayunos con el consumidor 2002, presentación realizada el 17 de octubre de 2002, Madrid.(14) Ibídem.(15) AC NIELSEN, jornadas 2002, 1-2 octubre.(16) TAM, Tasa anual Movil, agosto 2001-agosto 2002. Todos los porcentajes se refieren a incremento en volumen sobre el periodo an-terior.

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nen un cierto carácter de bienes de lujo pues ante caídas de ingresos resultanunos gastos prescindibles (aunque siempre existe un cierto componente nece-sario). La sociedad de consumo actual es una sociedad basada entre otrascosas en el culto al cuerpo. Esto se ve reflejado en la idea de que todos queremosllegar a viejos pero sin ser ancianos. Se intenta vivir jóvenes (o parecerlo) mástiempo a través de dieta, ejercicio y deporte, píldoras vitamínicas, antioxidan-tes, con encimas y hormonas o a través de la cirugía estética. Un estudio de laconsultora Nielsen refleja como en el periodo agosto 2001-agosto 2002 el totaldel mercado denominado «productos farmacia» suponía 5.066 millones de eu-ros y había experimentado un crecimiento en volumen de un 7,3%. De todoeste mercado destaca que un 28% de las ventas se hace en productos de para-farmacia, cosmética e higiene(17). Otra forma de cuidar la forma física es através de gimnasios, yoga, natación, masajes; la forma psíquica mediante ta-lleres de relajación, antiestrés, de autorrealización; y se da mucha importanciaa la higiene y el cuidado personal: geles, mascarillas, regeneradores, tanto parahombres como para mujeres.

El tercer aspecto que mejor pueda reflejar la búsqueda del hedonismo através del consumo quizás sea el consumo de ocio. En este sentido, y siempresegún la ECPF, los españoles dedicaban alrededor de un 7,6 % de su presu-puesto a esparcimiento, enseñanza y cultura, sin apreciarse variacionessignificativas en esta partida, desde principios de los años 90. Un estudio rea-lizado por el centro de dirección turística de ESADE(18), expone cómo lasactividades más gratificantes para los españoles serían (por orden): verse conlos amigos, cuidar del cuerpo y la salud, comer bien, actividades de tipo cul-tural o ir a la playa. Los españoles, siempre según este estudio, consideranimprescindible que la actividad a realizar sea entretenida, que les permita re-lacionarse con otras personas y que sea creativa.

En este sentido es de destacar cómo, por ejemplo, los parques recreativoshan crecido espectacularmente en España en los últimos tiempos. De los tradi-cionales (y escasos) parques de atracciones o zoológicos se ha pasado enEspaña a tener 66 parques de ocio que se basan en espectaculares atraccionescon una cuidada puesta en escena, algunos de los cuales nacen impulsadospor grandes compañías cinematográficas. En definitiva se trata de ofrecer«macrociudades de la diversión» que proporcionen al visitante el máximo deposibilidades de evasión y, eso sí, un ocio basado en el consumo. Otros ejem-plos de esta tendencia hacia un ocio fácil y hedónico, más basado en lasemociones que en experiencias culturales o de cultivo personal podrían en-

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(17) AC NIELSEN, jornadas 2002, 1-2 octubre.(18) Recogido en CUCALA, S., ¿A que dedica el tiempo libre?, El MUNDO, www.el-mundo.es/motor/2001/MV191/MV191-15.html

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contrarse en la proliferación de los llamados deportes de aventura (rafting,puenting, descenso de cañones, etc.) o en las grandes macroproducciones cine-matográficas, que suelen ser un éxito de taquilla por la masiva utilización deefectos especiales y recursos impactantes. Un ejemplo extremo de esto puedeser la aparición de agencias de viaje que, a elevados precios eso sí, ofrecen ensu catálogo viajes y experiencias antes reservadas a experimentados viajeros yaventureros profesionales, como subir el Everest o viajar a través de un desiertoen condiciones más o menos extremas.

Lo cierto es que cada vez más el consumo llega a explicar los valores deuna persona ya que es un buen reflejo del estilo de vida.

Se ha tratado en estas páginas de exponer de manera muy breve y resumi-da, algunas de las tendencias mayoritarias de nuestra sociedad, que se basanen cómo los valores de las personas se expresan a través del consumo y quedemuestran la necesidad de cambiar el modelo imperante y tratar de ejercercada vez más un consumo responsable y consciente.

2 BIBLIOGRAFÍA

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CODIFICACIÓN COMERCIAL (AECOC). El consumi-dor al filo del siglo XXI. Madrid: AECOC, 1998.

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RESUMEN

Mucho se ha escrito en el ámbito académico y también en el de la empresa, acerca del consumo.A lo largo de este artículo será posible observar como el consumo tiene un amplio alcance y estápresente en muy distintos aspectos de la vida de las personas. Precisamente, el consumo resultaser uno de los principales factores de vertebración social, configuración cultural y condicionan-te del devenir del sistema económico. Por lo anterior, resulta de interés realizar un recorrido através de su historia, así como un análisis de las diferentes disciplinas que han contribuido conun conocimiento más profundo del consumo. Asimismo, se exponen algunas otras perspectivasdesde las cuáles también se pueden interpretar los actuales patrones de consumo de las socieda-des, tales como la visión de analizar el consumo desde la familia y el hogar, así como a través dela cultura y la publicidad. Se incluyen también algunos matices de actuales corrientes de inves-tigación que buscan precisamente continuar contribuyendo con el conocimiento del qué, cómo,cuándo, dónde, porqué y para qué consumen los individuos y las familias.

Palabras clave:

Consumo, comportamiento del consumidor, multidisciplinar, publicidad, inmigración, cultura,aculturación del consumidor, Consumer Culture Theory.

Dulce Eloísa Saldaña Larrondo

Profesor propio del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro, México.Miembro del grupo de Investigación «El consumidor y su entorno»[email protected]

Sumario

1. Introducción. 2. Antecedentes. 3. El consumo, una visión multidisciplinar.4. Otras perspectivas de análisis del consumo. 5. Bibliografía.

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ABSTRACT

There is a sizeable body of literature in both academic and business spheres in relation to con-sumer spending. This paper will show how far-reaching consumption is, and how it is presentin very different aspects of people’s lives. Consumption is precisely one of the main factors ofsocial structuring and cultural configuration and shapes the future of the economic system.Consequently, it is worth overviewing its history, and conducting an analysis of the variousdisciplines which have contributed to furthering knowledge of consumer spending. The paperwill also discuss some other standpoints from which it is possible to interpret the current pat-terns of consumer spending in societies, such as the approach of analysing consumption fromthe family and household perspective, as well as through culture and advertising. It also looksat some nuances from current lines of research which seek precisely to contribute further withknowledge of what, how, when, where, why and for what purpose individuals and families con-sume.

Key words:

Consumer, consumer behavior, advertising, immigration, culture, consumer acculturation,Culture Consumer Theory.

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1 INTRODUCCIÓN

Mucho se ha escrito en el ámbito académico y también en el de la empre-sa, acerca del consumo. Al respecto, desde el punto de vista global, Ballesteros(2008) lo resume en la idea de consumir, comprar bienes y servicios como unafunción esencial de los agentes económicos(1) en los países desarrollados. Elconsumo desde el punto de vista económico es una variable fundamental yelemental en el desarrollo de los países, de las economías y en la creación deriqueza. Y desde otro punto de vista Cortina lo aterriza como aquella formade relacionarse entre los seres humanos que intercambian regalos, van juntosal cine o a un concierto. Es una forma de comunicarse con los demás y consi-go mismo para decir que se ha triunfado en la vida, por eso compro «talmarca», por eso uso este coche(2). De alguna manera podríamos aunar las con-ceptualizaciones anteriores para poder decir que el número de individuos deuna sociedad que accede a los bienes producidos por ésta es una de las formasde legitimación de esa sociedad, al tiempo que el volumen de bienes de con-sumo recibidos por los individuos de una sociedad determinan el éxito de lamisma(3). A lo largo de este artículo será posible observar cómo el consumo tie-ne un amplio alcance sobre muy distintos aspectos de la sociedad, ademásresulta ser uno de los principales factores de vertebración social, configuracióncultural y condicionante del devenir del sistema económico, lo cual es posibleconstatar con la crisis financiera mundial que el mundo atraviesa hoy día.

2 ANTECEDENTES

Durante los últimos dos siglos, el consumo ha sido analizado desde postu-ras muy distintas y que contribuyen al entendimiento, ya sea de maneradirecta o indirecta. Por ejemplo, a finales del siglo XVIII, algunos filósofos yotros economistas criticaban los excesos derivados del lujo, Martín Cerdeño(4)

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(1) BALLESTEROS, C. De la responsabilidad al activismo a través del consumo. Tu compra es tu voto. 955, Madrid: Fundación Castro-verde, Julio-Agosto de 2008, Crítica, págs. 37-41. 1131-6497.(2) CORTINA, A. Por una ética del consumo. Madrid: Taurus, 2002. 84-306-0485-5(3) REBOLLO, A. La estructura del consumo en España. Segunda edición. Madrid: Instituto Nacional de Consumo, 2001. 84-86816-84-X.(4) Martín Cerdeño hace un interesante análisis a través del tiempo sobre el consumo, va narrando, a lo largo del tiempo, diferentesenfoques, ideas, teorías y corrientes. Al respecto, haré alusión a diferentes pasajes del siguiente artículo aquí referido: véase a MARTÍN

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cita del Diccionario Filosófico de Voltaire (1985, p 377) que ofrece una imagensobre lo que en ese momento se pensaba:

(…) cuando se inventaron las tijeras (…) ¿Qué no se dijo contra los primeros que secortaban las uñas y la porción de los cabellos que se les caía sobre la nariz? No hayduda de que se les trató de petimetres, de pródigos, que compraban a un alto precio uninstrumento de vanidad, para echar a perder la obra del Creador. ¡Qué enorme pecadorecortar la sustancia córnea que Dios hace nacer en la punta de nuestros dedos!

Asimismo, al pasar los años, la corriente que más aportaciones realizaba parala construcción de las teorías sobre el consumo era la microeconomía, en este sen-tido los autores Alonso y Callejo (1994) hablan de la figura del homo oeconomicusa quien describe como un padre de familia con cierta autonomía y renta disponi-ble, para consumir en familia sólo aquellos bienes necesarios orientado,principalmente, por los principios de la maximización del ahorro, de la utilidady del lucro(5). Y comomenciona Martín (2003) para el consumidor el principal mo-tivo de su comportamiento radica en la maximización de la utilidad.

Más adelante surgen otras aportaciones que no están muy de acuerdo conesta teoría neoclásica de fines del S. XIX, ya que se consideraba que la visióndel mercado era simplista y se fundamentaba en la objetividad, funcionalidad,racionalidad y limitación de las necesidades. Así en este mismo siglo, concre-tamente en 1899, surgen las aportaciones de Thorstein Veblen(6) que, a travésde su obra La Teoría de la Clase Ociosa, explica el comportamiento de la socie-dad ante el fenómeno de la masificación proveniente de la era de laindustrialización. Este autor consideraba que la causa del consumismo de lasmasas es el miedo a la falta de estima social, lo que les lleva a emular a la cla-se alta. Sin embargo lo que vemos en la actualidad, no dista mucho de lo queahora se hace, aunque si existe diferencia en la brecha entre la riqueza de lasnaciones, en el siglo XXI resulta evidentemente mayor.

Más adelante, en el siglo XX, en 1960, Galbraith (1994) retoma las ideas deT. Veblen sobre el consumo ostentoso y plantea que: a medida que una sociedadse vuelve cada vez más opulenta, las necesidades van siendo creadas cada vez más porel proceso productivo que las satisface y así la producción crea mayores necesidades yla necesidad de una producción mayor.

Otra forma de observar esta situación es la que plantea José Castillo (1987),quien menciona que en las sociedades avanzadas, tales como la estadouniden-

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CERDEÑO, J., «El Consumidor español: factores que determinan su comportamiento», Distribución y Consumo, nº 70, Julio-Agosto 2003,pp. 11-29.(5) ALONSO, L y CALLEJO, J. Consumo e individualismo metodológico. Una perspectiva crítica. 16, s.l.: Política y Sociedad, 1994.(6) VEBLEN, THORSTEIN. La Teoría de la Clase Ociosa. [trad.] Vicente Herrero. Segunda edición. México: Fondo de Cultura Económica,1974. Primera edición en inglés de 1899. 968-16-3846-8.

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se, se observa un desarrollo integral en el ámbito político, educativo, social,económico, cultural, entre otros; lo que ha permitido que los niveles de la po-blación se eleven, que su tecnología se manifieste en la empresa, traduciendoasí mejoras en la eficiencia productiva y en la calidad de los productos, que laeducación eleve los niveles de calidad e incremente su alcance a toda la po-blación, y que las redes de comunicación se amplíen y democraticen llegandoa los actuales medios de información con los que se cuenta(7). Asimismo, Casti-llo menciona que el consumidor es libre de elegir lo que desee de toda la gamade posibilidades que tiene y que manifiesta a través de su soberanía, la que esproporcionada a todo individuo que participa en las economías de mercadoactuales.

Precisamente, como menciona Casares, en las sociedades avanzadas, lasnecesidades se van presentando desde la óptica de su valor simbólico. En losmercados actuales en muy pocas ocasiones se presentan necesidades realespero sí muchos deseos; en tanto que algo es deseado como objeto del consu-mo, éste ya no se desenvuelve tan sólo en el ámbito de las cosas, sino en elmundo de las ideaciones y de los valores simbólicos que son inherentes a cual-quier objetivo. El consumo en estas sociedades avanzadas está propiamenteimbricado en nuevos hábitos, acompañado de relevantes cambios mentales ysociales producidos por las innovaciones en la tecnología de compra y por elpoder del consumidor desde la perspectiva de los grupos de presión(8).

En la misma línea, Bocock (1993) plantea que otra de las características delas sociedades modernas es el consumismo, un fenómeno que aparece inde-pendientemente de que el individuo esté alienado o no(9). El significado quepuede dar el consumismo a los individuos tiene que ver con el dar sentido ala vida a través de adquirir productos y de vivir experiencias que sólo se danen las sociedades cuyo sistema económico es el capitalismo moderno. Un con-sumidor moderno por tanto, actúa bajo la influencia de símbolos querepresentan un significado para esas sociedades capitalistas, léase ropa, músi-ca, automóviles o el menaje del hogar. En cuanto el consumidor compra estosartículos o algún servicio; por ejemplo un viaje de placer, está comprando el

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(7) CASTILLO, J. Sociedad de consumo a la española. Madrid: Eudema, 1987.(8) CASARES, J. Una aproximación socioeconómica a la rebelión de las masas. Madrid: Dykinson, 1995. 84-8155-103-1.(9) Al respecto, el periodista y sociólogo Georges Hourdin dice que el hombre ha estado alienado durante toda su existencia, pero enla actualidad, aunque es un hombre con posesiones materiales gracias al producto de su trabajo, no es un hombre que pueda elegir li-bremente, ya que se encuentra bajo la influencia de los medios de comunicación, que le dicen qué debe pensar, hacer o comprar. Es unhombre que se encuentra atado por los sistemas productivos para trabajar y obedecer con el fin de mantener su situación. Además estáinmerso en un sistema en donde es manejado por la publicidad, la venta a plazos, la información, los sindicatos, e incluso por los par-tidos políticos. Estas son las razones por las cuales se dice que el hombre no tiene ninguna posibilidad de ejercer su libertad dedecisión, ya que está sumergido en un individualismo totalmente material. HOURDIN, G. Proceso de la sociedad de consumo. Barcelo-na: Dopesa, 1970.

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significado que le representa al consumidor y lo que pretende con la compraes hacer evidente que es un ser distinto o «igual» en ese momento. Es decir,que los bienes de consumo establecen un sentido de identidad a través de lossímbolos establecidos en sus patrones de consumo(10).

En la década de los sesenta, desde el punto de vista académico se inicia laconsolidación de la disciplina del Comportamiento del Consumidor, la cualno podría avanzar sin las anteriores aportaciones de las cuáles se ha habladoanteriormente. Las disciplinas que más contribuciones han hecho son la Teo-ría Económica, la Psicología, la Sociología, incluso la Antropología y laMedicina, sin olvidar aquellos instrumentos de investigación tanto cuantitati-vos como cualitativos, así como la informática, de los cuáles se hablará másadelante.

3 EL CONSUMO, UNA VISIÓN MULTIDISCIPLINAR

Para comprender qué y cómo consume una sociedad es necesario e indis-pensable comprender cuáles son sus creencias básicas, cuáles son sus estilosde vida, cuáles son sus motivaciones, sus intereses, lo que va más allá de con-tar los productos o servicios que consume. Por ello hay una gran diversidadde disciplinas que buscan descubrir precisamente cómo consumen los indivi-duos, las familias y las sociedades y aunque resulta de vital importancia parael marketing y la empresa, es indispensable realizarlo desde una perspectivainnovadora y multidisciplinar, ya lo menciona Alonso «el consumo, y consi-guientemente el acto de compra (mutatis mutandis), admite nuevos camposde desenvolvimiento, porosos como la Sociología, la Psicología, la Cultura (ensu sentido más amplio), etc.»(11).

Un buen ejemplo, que apoya la importancia de la multidisciplinariedad enel conocimiento del consumo es el trabajo desarrollado por Vela y Ballesteros(2003). Ellos desarrollan una propuesta para el estudio del consumidor, preci-samente destacan la necesidad de migrar hacia un enfoque integrador ymultidisciplinar y que al mismo tiempo parta de la concepción del consumi-dor como un todo y que estudie de forma subjetiva y completa a la persona.En un primer momento parten de un modelo tradicional que tiene dos enfo-ques desde los cuales se analiza la forma en la que consume un individuo queva desde una visión individual (comportamiento micro del consumidor) hastaun enfoque social (comportamiento macro del consumidor). En una segunda

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(10) BOCOCK, R. El consumo. Madrid: Talasa, 1993.(11) ALONSO, J. Comportamiento del consumidor. Cuarta edición. Madrid: ESIC, 2001. 84-7356-289-5.

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fase se propone otro enfoque para analizar el comportamiento del consumidor,que se centra en el consumidor y en donde todas las disciplinas convergen ha-cia él(12).

En la ilustración 1(13) puede observarse este primer punto de partida, lasdistintas aportaciones de las diferentes disciplinas que van desde la visión másindividual como la Psicología Clínica hasta la Antropología Cultural con unacontribución más social que se sitúa en la base. A continuación se explica enprimera instancia el enfoque individualista y posteriormente el enfoque social.

Enfoque individual

La ilustración 1 recoge las diferentes disciplinas que aportan conocimientosobre el comportamiento del consumidor. Si se inicia con la visión más indivi-dualista, la Psicología es una de las disciplinas que más ha contribuido alconocimiento de la conducta de un individuo frente al consumo, ha aportadoenfoques teóricos, métodos y técnicas de investigación(14) para estudiar y pro-

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(12) VELA, C. y BALLESTEROS, C. El consumidor y su entorno: Un nuevo enfoque en el estudio del consumidor. 60, Madrid: Universi-dad Pontificia Comillas Madrid, Septiembre-Diciembre de 2003, Revista de las Facultades de Derecho y Ciencias Económicas yEmpresariales, págs. 87-124. 02 12-7377.(13) Ibídem.(14) MORO, M.A. SOLÉ, L. Los consumidores del siglo XXI. Madrid: ESIC, 1999. 84-7356-199-6.

Ilustración 1. Enfoques en el estudio del Comportamiento del Consumidor (2)

Comportamiento micro del consumidor (enfoque individual)

Psicología Clínica

Microeconomía

Psicología Social

Sociología

Macroeconomía

Demografía

Antropología Cultural

Comportamiento macro del consumidor (enfoque social)

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fundizar en aquellos aspectos de la mente y de la conducta de los humanosque influyen en el consumo; pueden ser las percepciones, las motivaciones, lamemoria, el aprendizaje, entre otros. Asimismo, es indispensable comprenderlas diversas necesidades de consumo de los individuos, sus acciones y reac-ciones que responden a distintos productos, a los mensajes y la forma en cómosu personalidad y las experiencias anteriores afectan los procesos de consumoy la elección de un bien y/o servicio(15). Precisamente el Marketing, se apoya dela Psicología Clínica ya que permite la investigación de las personas de mane-ra individualizada buscando penetrar en sus mentes para conocer suspatrones de comportamiento, de aprendizaje, percepción, entre otros procesos.

Así, la Microeconomía también se vincula con el consumo desde el puntode vista económico de aquellos agentes individuales de una sociedad comoson las empresas, los consumidores, entre otros, y que considera el análisis delos bienes, los precios y los mercados para que el agente tome su mejor deci-sión para alcanzar sus propios objetivos. Asimismo, se toman en cuenta losniveles de salarios, la renta disponible, los patrones de ahorro, la elasticidadde la demanda, las curvas de indiferencia, entre otros, que ofrecen informaciónimportante para interpretar el consumo de los individuos.

Enfoque social

Y si se da continuidad en la misma ilustración 1, ya desde una visión mássocial, la perspectiva de la disciplina de la Psicología Social, analiza al indivi-duo pero en otro contexto, es decir, dentro de un grupo de personas, ya que elcomportamiento de un individuo y propiamente sus conductas de consumoestán influenciadas en gran medida por aquellos grupos de referencia, quebien pueden ser amigos, familia, líderes de opinión, entre otros(16).

Contribuyendo con el conocimiento del consumo, la Sociología analiza loscomportamientos de los grupos y las interacciones humanas que en éstos seproducen. Es indispensable esta visión, ya que es muy diferente el comporta-miento individual que aquel que se lleva a cabo dentro de un grupo social ofamiliar, por lo tanto las decisiones de consumo pueden variar. Así, el análisisde las sociedades y del fenómeno del consumo puede ayudar a explicar elcomplejo mundo de relaciones sociales en las sociedades desarrolladas, llama-das también sociedades de consumo(17).

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(15) SOLOMON, M. Comportamiento del Consumidor. Comprar, tener y ser. Tercera edición. México: Prentice-Hall, 1997.(16) VELA, C. y BALLESTEROS, C. El consumidor y su entorno: Un nuevo enfoque en el estudio del consumidor. 60, Madrid: Universi-dad Pontificia Comillas Madrid, Septiembre-Diciembre de 2003, Revista de las Facultades de Derecho y Ciencias Económicas yEmpresariales, págs. 87-124. 02 12-7377.(17) MORO, M.A. SOLÉ, L. Los consumidores del siglo XXI. Madrid: ESIC, 1999. 84-7356-199-6.

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Desde la óptica de la Macroeconomía el consumo es una de las variablesque ayuda al logro de los objetivos de la política económica, ya que precisa-mente se enfoca en el consumo de todos los habitantes de un país, llamadoconsumo privado, así como del consumo público. Este es el aspecto más glo-bal y que sin duda tiene una importancia fundamental sobre el crecimientoeconómico, y por ende de la producción y el volumen de empleo en el merca-do laboral.

La Demografía va de la mano del tema del consumo, a través de esta dis-ciplina es posible tener una radiografía del país con datos tan importantescomo el tamaño de la población; a partir de aquí se pueden obtener estimacio-nes de crecimiento, ya que un aumento en el número de personas en un paísderiva en un incremento en las necesidades de consumo. Asimismo es posibletener datos del número de nacimientos, de la mortandad, de la población poredades, también es posible conocer las tasas de matrimonios, divorcios, e in-cluso de movimientos migratorios. Lo anterior ofrece información sobre lacomposición de los hogares, por mencionar algún ejemplo, se pueden destacarel crecimiento de los hogares unifamiliares que tienen un estilo de vida y pa-trones de consumo distintos a aquellas familias tradicionales.

Otro ejemplo puede verse reflejado en el análisis de los datos sobre mor-tandad, en España. El Eurostat, a fecha del 2005, publica que la esperanza devida, en este país, es de 82 años para las mujeres y es de 76 años para los va-rones, y cabe anotar que es una de las más altas de Europa(18). Al respectopodría pensarse que entre más se amplíe el periodo de vida de las personas,también se extienden en el tiempo sus necesidades y por ende su consumo debienes y servicios.

La Antropología Cultural es una rama de la Antropología que busca cono-cer al individuo a partir de sus costumbres, sus relaciones familiares, políticas,económicas, patrones alimenticios, patrones de consumo, así como el análisisde sus creencias y valores, y la influencia que tiene sobre él la cultura y las dis-tintas subculturas(19), por lo tanto es posible decir que explica el consumo deuna civilización a través de sus raíces histórico-culturales.

Es posible observar que desde esta perspectiva los esfuerzos están aislados,por ello se realiza una propuesta que mira hacia un enfoque integrador, don-de las diferentes disciplinas (sociales e individuales) confluyen hacia elconsumidor, como puede verse en la ilustración 2.

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(18) La fuente de la información es EUROSTAT y fue obtenida a partir de la siguiente referencia: INE, Esperanza de vida al nacimien-to por países, periodo y sexo. Indicadores demográficos básicos 2005, http://www.ine.es/, Julio 2009.(19) SOLOMON, M. Comportamiento del Consumidor. Comprar, tener y ser. Tercera edición. México: Prentice-Hall, 1997.

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Así desde los extremos, ya sea desde la Psicología Clínica al trabar los po-sibles desajustes de un consumidor, o desde los fundamentos antropológicosque explican las formas de consumo de una sociedad, se buscaría explicar por-qué el consumidor actual es como es y se comporta como se comporta. Para locual sería necesario conocer los aspectos demográficos, sociales económicosque influyen, condicionan y definen al consumidor-individuo(21).

Es aquí en donde elMarketing juega un papel fundamental dotando de unaestructura teórica global a esta disciplina. Fundamentalmente, en los inicios dela década de 1960 el Comportamiento del Consumidor comienza a ser estu-diado en sí mismo(22). En esta década aparecen propuestas teóricas sobre elconsumidor, solo por mencionar algunas podrían citarse las contribuciones deHoward (1963) y Kuehn (1962) relacionadas con el aprendizaje de los consu-midores, también aparecen las propuestas de Kassarjian (1965) en temas depersonalidad, Day (1969) analiza los grupos referenciales, Wells (1966) contri-

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(20) VELA, C. y BALLESTEROS, C. El consumidor y su entorno: Un nuevo enfoque en el estudio del consumidor. 60, Madrid: Universi-dad Pontificia Comillas Madrid, Septiembre-Diciembre de 2003, Revista de las Facultades de Derecho y Ciencias Económicas yEmpresariales, págs. 87-124. 02 12-7377.(21) CASARES, J. El nuevo paisaje del consumo. 70, julio-agosto de 2003, Distribución y Consumo, págs. 5-9.(22) ALONSO, J. Comportamiento del consumidor. Cuarta edición. Madrid: ESIC, 2001. 84-7356-289-5.

Ilustración 2. Nueva propuesta de enfoque en el estudio del Comportamientodel Consumidor(20)

Comportamiento micro del consumidor (enfoque individual)

Comportamiento macro del consumidor (enfoque social)

CONSUMIDOR

Psicología Clínica

Microeconomía

Psicología Social

Sociología

MacroeconomíaDemografía

Antropología Cultural

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buye con las primeras aportaciones sobre estilos de vida(23), a inicios de los se-tenta aparecen algunas aportaciones hacia el tema de la comunicación en lafamilia (Davis 1970), Hempel (1974) ahonda en el área de toma de decisionesen el entorno familiar(24).

En la actualidad, cabe reconocer que la realidad norteamericana es la quemás contribuciones ha realizado en el ámbito del Comportamiento del Consu-midor, desde el ámbito empresarial y académico, lo cual ha el sido resultado dela conformación de asociaciones como la Association for Consumer Research(25)

como la más importante a nivel mundial en el estudio del comportamiento delconsumidor, así como otros medios tales como el Journal of Consumer Research(26),revista que tiene un alto nivel y de profundización en este ámbito. Algunos delos temas tratados por los investigadores en el ámbito internacional, en generalse centran en la identificación de criterios o atributos determinantes para el po-sicionamiento, las relaciones consumidor-detallista, el análisis de la percepcióny estudios de imagen.

En el ámbito español los esfuerzos de los investigadores se han centrado enanalizar los cambios experimentados por el consumo español debido a las con-sideraciones demográficas y económicas, así como en analizar los principaleshábitos de compra de la sociedad española en diferentes contextos geográfi-cos, y en analizar la evolución de los hábitos de consumo y sus relaciones conlas diferentes estructuras de la distribución(27). Asimismo, y como bien mencio-na el autor Javier Alonso (2001), otros temas empiezan a ser impulsadostímidamente, entre los cuáles podemos destacar la preocupación por conocerlos hábitos de consumo de los diferentes grupos de inmigrantes(28) que vivenen España(29), que según el INE al 1 de enero de 2009 el porcentaje de extranje-ros que viven en este país alcanza ya el 8,3%. Asimismo, existen otros trabajosque buscan conocer y explicar la forma en la que las familias conformadas con

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(23) Ibídem.(24) SALDAÑA, D. Tesis. La aculturación a través del consumo. El caso de las familias biculturales mexicano-españolas de la Comu-nidad de Madrid. Universidad Pontificia Comillas Madrid, España: s.n., Julio de 2008.(25) Para mayor información puede verse el siguiente enlace: http://www.acrwebsite.org/ (fecha de acceso, julio 2009).(26) Para mayor información puede verse el siguiente enlace: http://www.journals.uchicago.edu/toc/jcr/current (fecha de acceso julio2009),(27) ALONSO, J. Comportamiento del consumidor. Cuarta edición. Madrid: ESIC, 2001. 84-7356-289-5.(28) Uno de los primeros esfuerzos en conocer los patrones de consumo del colectivo inmigrante bajo el título de los Hábitos Alimen-tarios de los Inmigrantes en España. Este es un estudio realizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en colaboracióncon la agencia de investigación de mercados Ac Nielsen. Los resultados del primer estudio fueron publicados por primera vez en 2004.En el año 2007 se llevó a cabo la actualización del estudio, los datos fueron publicados en el año 2008. En la página web del MAPApueden consultarse los resultados de estos estudios. http://www.mapa.es/es/alimentacion/pags/consumo/comercializacion/estudios/ in-migrantes/inmigrantes.htm(29) Según los datos provisionales del Avance del Padrón a 1 de enero de 2009. La población total es de 46,661.950 de los cuales5,598.691 son extranjeros. INE, Población por país de nacimiento, edad y sexo. http://www.ine.es/inebase, Julio 2009.

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algún cónyuge extranjero viven el proceso de aculturación(30) en España, con-cretamente en la Comunidad de Madrid(31).

4 OTRAS PERSPECTIVAS DE ANÁLISIS DEL CONSUMO

El hogar y la familia

A pesar de que el análisis habitual del consumo se ha considerado desdeun punto de vista individual, no es menos cierto que existe una concepciónmás colectiva del mismo, que observan al hogar y a la familia como colectivosimportantes de consumo. Precisamente, debido a esto en ocasiones pareceusarse como sinónimo. En un primer acercamiento a las diferentes fuentes se-cundarias españolas parece que no existe diferencia entre los dos términos. Alrespecto, el trabajo de Vela, Ballesteros y Sierra (2006) revisa los conceptos dehogar y familia. Ambos conceptos son diferentes pero están muy relacionados.El hogar se define habitualmente como aquel grupo de personas que convive,mientras que a la familia se le identifica por aquel grupo de personas relacio-nadas por lazos de sangre que comparte un hogar independientemente de larelación que mantengan entre ellos; de si comparten o no espacios comunes enla vivienda o de si comparten o no un mismo presupuesto. Y desafortunada-mente en las exhaustivas revisiones en las diferentes fuentes analizadas noexiste una definición comparable. Uno de los problemas detectados es al tratarde conceptualizar a aquellas personas que viven solas, porque desde el puntode vista estadístico, una familia está conformada por al menos dos personas,mientras que el hogar sí puede ser individual según las estadísticas, aunqueconceptualmente requiere convivencia, entonces ¿con quién convive la perso-na que forma parte del hogar llamado unipersonal? Al respecto, los autoresafirman que existe una paradoja al utilizar el término de hogar unipersonal apesar de que todas las estadísticas se refieran a éste. En una familia todos de-ben ser parientes aunque no vivan juntos mientras que el requisito de vidacomún si se contempla para el hogar(32).

Después de haber destacado que el uso de ambos términos es en ocasionesindiferente, y habiendo puntualizado en la diferencia de los mismos, se retoma

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(30) El concepto de aculturación se refiere a aquel cambio cultural iniciado por la conjunción de dos o más sistemas culturales autó-nomos… esto puede ser consecuencia de una trasmisión cultural directa; y puede ser retrasado por algunos ajustes internos siguiendola aceptación de patrones y rasgos extranjeros o puede ser una adaptación de un tradicional modo de vida. PEÑALOZA, L., «Immigra-tion Consumer Acculturation», Advances in Consumer Research, 16, 1989.(31) Este trabajo se refiere a la Tesis Doctoral de SALDAÑA, D. La aculturación a través del consumo. El caso de las familias bicultu-rales mexicano-españolas de la Comunidad de Madrid. Universidad Pontificia Comillas Madrid, España: Julio de 2008.(32) VELA, C., BALLESTEROS, C. y SIERRA, L. 68, Madrid: ICADE, Mayo-Agosto de 2006, Revista cuatrimestral de las Facultades de De-recho y Ciencias Económicas y Empresariales, págs. 7-30. 02 12-7377.

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la idea de que el análisis del consumo está más orientado al aspecto individual,aunque también ha habido avances sobre la concepción del consumo desde unavisión más amplia referida al entorno familiar, debido a la trascendencia econó-mica y al papel que juega en el proceso de toma de decisiones de consumo.Algunas justificaciones de la importancia de estudiar a la familia como unidadde consumo, es que es vista y concebida por algunos autores como «unidad eco-nómica de convivencia»(33). Asimismo, otros destacan que dentro de una familia«los individuos obtienen el bienestar material y la satisfacción moral que le re-portan sus actividades»(34) reiterando así la idea de una unidad económica.

En la misma línea, se destaca que la familia como unidad económica tieneun papel que influye directamente en el proceso de consumo, donde todos ycada uno de los miembros de la familia participan de un rol. Tan es así que sedestaca el crucial papel que tiene en la socialización de los miembros de la fa-milia, en especial los niños(35). De la misma forma se resalta la importancia dela transmisión de los valores culturales y subculturales así como de hábitos deconducta que van de generación en generación, y son los hábitos de compra yconsumo los que más influyen en la unidad familiar(36).

La familia es la unidad social referencial más importante y desarrolla un pa-pel de suma relevancia en relación a las conductas de consumo(37), a pesar deque, como apunta Alonso, sigue siendo mucho más importante el análisis que serealiza a partir del consumo individual. Ante esta perspectiva hay trabajos en elárea delMarketing y del Comportamiento del Consumidor que pretenden desta-car la importancia de conocer las raíces de la familia sólo como genealogía delComportamiento del Consumidor, para comprender quiénes son y cómo son lasfamilias actuales, así como para entender la situación actual de la misma(38).

La cultura

Es indudable que la cultura es uno de los grandes determinantes del com-portamiento humano, ya que subyace en la toma de decisiones humanas, ensus comportamientos, e influye en la forma de vida de cualquier sociedad(39) ypor tanto de cualquier familia.

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(33) ALBERDI, I. La nueva familia española. Madrid: Taurus, 1999.(34) REBOLLO, A. La estructura del consumo en España. Segunda edición. Madrid: Instituto Nacional de Consumo, 2001.(35) SCHIFFMAN, L. y KANUK, L. Comportamiento del Consumidor. Octava edición. México: Pearson Education, 2005.(36) HAWKINS, DEL, BEST, R. y CONEY, K. Comportamiento del consumidor. Construyendo estrategias de Marketing. Novena edición.México: McGraw Hill Interamericana, 2004.(37) ALONSO, J. Comportamiento del consumidor. Cuarta edición. Madrid: ESIC, 2001. 84-7356-289-5.(38) Revisting de familia tree: historical and futures consumer behavior research. EKSTRÖM, K. 1, 2003, Academy of Marketing Scien-ce Review, págs. 1-31.(39) ALONSO, J. Comportamiento del consumidor. Cuarta edición. Madrid: ESIC, 2001. 84-7356-289-5.

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Tal es su relevancia que las empresas deben tener en cuenta que los consu-midores responden a patrones culturales para así desarrollar estrategias deMarketing que les resulten efectivas. Asimismo, de cara a comprender la in-fluencia de la cultura dentro de un contexto familiar y cómo esta variablepuede intervenir en la dinámica de los hogares, se procede a analizar dichoconcepto como punto de partida.

El concepto de cultura es definido por algunos autores como «el conjuntototal de creencias, valores y costumbres aprendidos, que sirve para dirigir elcomportamiento como consumidores de los miembros de una sociedad espe-cífica»(40). Otro autor destaca la aceptación por parte de la sociedad de una seriede valores adquiridos, y a su vez, que dichos valores son transmitidos a susmiembros a través del lenguaje y los símbolos(41). Por otro lado, otro conceptodestaca aquellas creencias, valores y símbolos que ayudan a los individuos acomunicarse, interpretar y evaluar como miembros de una sociedad(42). Desdeuna óptica más trascendental se podría destacar que la cultura es creada por elhombre mismo para dirigir su propio comportamiento, así como los procedi-mientos para transmitirla de generación en generación(43).

Además de este panorama conceptual sobre cultura hay que comprendersu naturaleza, para lo cual serán desarrolladas las diferentes funciones y ca-racterísticas que algunos autores consideran importantes e inherentes a dichoconcepto. Lo anterior permitirá reflexionar sobre la importancia de la culturade cara al comportamiento del consumidor.

Dentro de las funciones culturales más importantes a destacar se encuen-tran: el marco de referencia, el carácter de satisfacer las necesidades, laideología y la identidad. El primero implica una normativa dentro de la cualse mueve la sociedad. La cultura suministra normas escritas y no escritas quedirigen el comportamiento de los individuos y que influyen de alguna formaen las conductas de compra, esto es considerado por algunos autores comoaquello que permite conformar una estructura social(44). El carácter normativodel marco de referencia permite que los ritos y costumbres culturales evolu-cionen y con ello los estilos de vida tanto individuales como familiares de lasociedad(45).

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(40) SCHIFFMAN, L. y KANUK, L. Comportamiento del Consumidor. Octava edición. México: Pearson Education, 2005, 408.(41) ASSAEL, HENRY. Comportamiento del Consumidor. México: International Thompson, 1999.(42) BLACKWELL, R., MINIARD, P. y ENGEL, J. Comportamiento del consumidor. Novena edición. México: Thompson, 2002, 314.(43) ALONSO, J. y GRANDE, E. Comportamiento del Consumidor. Quinta edición. Madrid: ESIC, 2004.(44) SOLOMON, M. Comportamiento del Consumidor. Comprar, tener y ser. Tercera edición. México: Prentice-Hall, 1997.(45) HAWKINS, DEL, BEST, R. y CONEY, K. Comportamiento del consumidor. Construyendo estrategias de Marketing. Novena edición.México: McGraw Hill Interamericana, 2004, 40.

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Es posible también considerar como función cultural el carácter satisfac-tor de necesidades de las personas en un contexto social. De alguna manerala cultura, a través de su normativa, permite satisfacer las necesidadesfisiológicas, personales y sociales. Cuando dichas necesidades no sean satis-fechas, la misma sociedad actuarán en consecuencia. Por lo tanto, lascreencias, valores y costumbres serán respetados siempre y cuando produz-can satisfacción a la sociedad. De la misma manera su sentimiento decomodidad y seguridad serán reforzados incrementando el grado de con-fianza, lo cual permitirá generar hábitos de comportamiento y hábitos deconsumo(46).

Otra de las funciones importantes de la cultura es la ideología, que paraSchiffman y Kanuk (2005) representa la personalidad de la sociedad. La ideo-logía engloba las características mentales de una población y el modo en quese relaciona con el medioambiente y entre sus mismos grupos sociales. Podríadecirse que bajo esta premisa existe en la sociedad global una perspectiva co-mún, ya que comparten ciertos principios de orden, moral, estético y dejusticia que deberían regir a la sociedad(47).

En último lugar, y no por ello menos importante, cabe decir que la culturada un sentido de identidad(48), que permite a las persona sentirse confortadas yseguras. Los individuos necesitan ciertos principios y cimientos que les posi-biliten vivir de acuerdo a sus metas. Asimismo, la identidad cultural permiteestablecer las diferencias con respecto a otras sociedades, precisamente esta di-similitud radica en que la identidad está construida por las definicionesexternas y las realizadas de forma interna por la propia persona. Sin embargodentro de una misma sociedad, son los símbolos, los ritos, las fiestas los quefacilitan y mantienen ese sentido de participación y de pertenencia, lo que dauna homogeneidad y uniformidad creada por la misma sociedad, y que al fi-nal se entiende como una identidad(49).

La cultura como variable externa posee ciertas características que le danese carácter de complejidad. Las propiedades más destacadas por algunos au-tores son: exhaustiva, adquirida, transparente, dinámica y adaptativa,además de ser un fenómeno social. Se dice que la cultura es exhaustiva por-que influye en los procesos de pensamiento y comportamiento de unindividuo. Cada persona, según su contexto cultural, decidirá cómo satisfacer

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(46) ALONSO, JAVIER Y GRANDE, ESTEBAN. Comportamiento del Consumidor. Quinta edición. Madrid: ESIC, 2004.(47) SOLOMON, M. Consumer Behavior. U.S.A.: Allyn and Bacon, 1994, 540.(48) BLACKWELL, R., MINIARD, P. y ENGEL, J. Comportamiento del consumidor. Novena edición. México: Thompson, 2002, 315.(49) LABRADOR, J. Identidad e inmigración. Un estudio cualitativo con inmigrantes peruanos en Madrid. España: Universidad Ponti-ficia Comillas de Madrid, 2001, 53-57.

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sus necesidades(50). También la cultura se adquiere en la interacción con el en-torno a través de un proceso conocido como socialización(51).

Otro de los elementos relacionados con la cultura desde la perspectiva delComportamiento del Consumidor es el aprendizaje, identificado como una delas propiedades que adquiere gran relevancia, ya que el conocer y comprenderlos mecanismos a través de los cuales los individuos adquieren las competen-cias para desenvolverse en otra cultura, permitirá a las empresas generarestrategias comerciales de acuerdo a las necesidades del mercado.

El aprendizaje de la cultura es tan natural y transparente que su influenciasobre el comportamiento y las conductas se consideran automáticas. Tanto esasí que en ocasiones no hay respuesta para algunas conductas sociales tan na-turalmente vistas por la sociedad(52). Por ejemplo, mientras que en los paíseslatinos es muy natural saludar a través de un abrazo, sin embargo es un gestono muy tolerado por las sociedades nórdicas(53).

Asimismo, la cultura evoluciona constantemente con la finalidad de satis-facer las necesidades de la sociedad. Es decir, que pasa por un procesoadaptativo para acomodar las nuevas situaciones adoptando enfoques nuevosy respetando siempre los valores fundamentales. De cara al comportamientodel consumidor es importante comprender la evolución de la cultura para en-tender precisamente el comportamiento del individuo. Finalmente, la culturaes vista como un fenómeno social, ya que ha sido generada a través de la inter-acción de las personas. Dicho carácter social establece las diferencias culturalesentre sociedades, y de manera individual puede afectar las decisiones y com-portamientos de acuerdo con el contexto cultural(54).

Como se ha mencionado las culturas son diferentes de acuerdo a su con-texto. Por lo tanto, cada contexto posee elementos que permiten diferenciarseunos de otros. Dichos componentes diferenciadores son divididos en dos:bienes inmateriales o intangibles y bienes materiales o tangibles. Entre los pri-meros, Alonso (2001) destaca el lenguaje, los valores, las ideas, los símbolos,las costumbres y las imágenes. Blackwell, Miniard y Engel (2002) destacantambién las actitudes, los tipos de personalidad, incluso la religión y política.Entre los bienes intangibles se pueden destacar los libros, la tecnología, herra-mientas, edificios y otros productos específicos. Este tipo de bienes también

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(50) HAWKINS, DEL, BEST, R. y CONEY, K. Comportamiento del consumidor. Construyendo estrategias de Marketing. Novena edición.México: McGraw Hill Interamericana, 2004, 40.(51) ALONSO, J. Comportamiento del consumidor. Cuarta edición. Madrid: ESIC, 2001. 84-7356-289-5.(52) SCHIFFMAN, L. y KANUK, L. Comportamiento del Consumidor. Octava edición. México: Pearson Education, 2005, 408.(53) GRANDE, I. Marketing Crosscultural. Primera edición. Madrid: ESIC, 2004,25.(54) ALONSO, J. Comportamiento del consumidor. Cuarta edición. Madrid: ESIC, 2001. 84-7356-289-5.

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son conocidos como «instrumentos culturales». Estas diferencias, que en Psi-cología se conocen como «distancia cultural»(55), son lo que puede hacer queuna persona se adapte más o menos a una cultura distinta.

Sin duda alguna, el creciente flujo migratorio contribuye con una pobla-ción étnicamente heterogénea, integrada por latinoamericanos, africanos,personas que provienen de Europa del Este, del norte de Europa Occidental, oasiáticos, entre otros. Cada grupo es culturalmente diferente, con marcadas ac-titudes, valores y comportamientos. En consecuencia los empresarios estánreconsiderando sus estrategias de aproximación y segmentación de mercados.Por lo tanto, de cara a estas inquietudes es por lo que resulta de gran impor-tancia conocer esas posibles influencias culturales en las familias biculturales,así como contribuir con el estudio de una subcultura no analizada con ante-rioridad. Las palabras de Alonso son contundentes en cuanto a estasdiferencias: «en definitiva, la cultura marca las diferencias entre sociedades, eindividualmente condiciona nuestras decisiones y comportamientos en ordena su ajuste y concordancia con el propio ambiente cultural»(56).

Los procesos de aprendizaje de la cultura, resultado de la intersección deéstas, residen precisamente en esta última idea. Como se ha visto anterior-mente, una de las características de la cultura es que se aprende: por tanto unindividuo aprende la cultura correspondiente al lugar geográfico y sociedadde su nacimiento a través de un proceso denominado «socialización» o bien«culturización».

Al respecto, merece la pena destacar que existe un proceso de aprendizajede una nueva cultura, llamado «aculturación». Es en este proceso donde todoaquello que era natural y transparente en la cultura de origen cobra un senti-do distinto en una cultura de acogida. En la nueva cultura se buscanrespuestas para muchas conductas y comportamientos diferentes a los apren-didos. La cultura interiorizada a lo largo de la vida del individuo tomaprotagonismo contrastándose con la nueva cultura. El proceso de aculturaciónconcluye en el momento en que los valores han sido incorporados por el indi-viduo. Sin embargo, estos elementos y valores vuelven a ser visibles para lapersona en el momento en que se enfrenta a una nueva cultura. Peñaloza diceque el conocimiento de la cultura de origen se da a través de los agentesde aculturación(57) los cuales adquieren la función de fuentes de información de

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(55) Integración socio-cultural y adaptación psicológica de los inmigrantes extranjeros en el País Vasco. ZLOBINA, A., BASABE, N. yPÉREZ, D. 15, Vitoria-Gasteiz: Gobierno Vasco, 2004, Cuadernos sociológicos, 119.(56) ALONSO, J. Comportamiento del consumidor. Cuarta edición. Madrid: ESIC, 2001. 84-7356-289-5, 142.(57) PEÑALOZA, L. Immigrant consumer acculturation. 16, s.l.: Advances in consumer research, 1989, págs. 110-118. Asimismo, hasido consultado también el siguiente artículo: Atravesando fronteras/Broder crossings: A critical ethnographic explotation fo the consu-mer acculturation of mexican inmmigrants, 21, s.l.: Journal of consumer research, 1994, Vol. 14, págs. 32-55.

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consumo, que funcionan también como modelos de comportamientos de con-sumo.

Cabe destacar que este concepto es un complejo entramado psico-socio-cultural en el que un individuo que se enfrenta a una nueva cultura es capaz deexperimentar cambios a diferentes niveles. Estos cambios son observables a tra-vés, entre otras variables, de su comportamiento individual, de su concepciónde identidad, de la percepción propia de sus valores así como de actitudes. Asi-mismo dichos cambios son capaces de trascender más allá del individuo através del contacto entre las personas influyendo en la estructura social, inclu-so en la base económica y la organización política(58) del país de acogida.Así pues es posible advertir la magnitud del proceso de aculturación que sedesenvuelve de forma multivariable, multidimensional(59), multidisciplinar y di-námicamente.

En párrafos anteriores se relaciona el término, aculturación, con el consu-mo, esto precisamente está relacionado con un proceso llamado aculturacióndel consumidor, éste nace dentro de la disciplina del comportamiento del con-sumidor. Este término proviene de la traducción del inglés consumeracculturation. El concepto se aplica a aquellas personas que experimentan suvida en una cultura diferente a la de origen y pretende conocer los procesos através de los cuales se adquieren habilidades y conocimientos relevantes des-de el punto de vista del comportamiento del consumidor. Cabe mencionarque, así como en el proceso de socialización el nuevo consumidor aprende acomprar y a consumir bienes, aprende además aquellos significados que losconsumidores locales atribuyen a ciertos bienes, incluyendo a ellos mismos(60).

La aculturación del consumidor es vista como un sub-apartado o sub-grupo de la aculturación y se refiere a las bases culturales sobre el comporta-miento y el proceso de aprendizaje hacia el consumo, y cómo la interacción dedos o más culturas afectan este proceso.

Concretamente, se busca describir un proceso de aprendizaje y un desplie-gue cultural selectivo de habilidades, conocimientos y comportamientos deconsumo(61). Es evidente que este proceso es un complejo multidimensionalque afecta al individuo (a diferentes niveles) así como a su entorno más próxi-

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(58) JUN, S. et al. Hispanic acculturation processes. 5, s.l.: Asian pacific advances in consumer research, 1994, págs. 80-86.(59) Acculturation rating scale for mexican americans-II: A revision of the original ARSMA scale. CUELLAR, I., ARNOLD, B. y MALDO-NADO, R. 3, s.l.: Hispanic Journal of Behavioral Sciences, 1995, Vol. 17, págs. 275-304.(60) Consumer socialization: A theoretical and empirical analysis. MOSCHIS, G. y CHURCHILL, G. 6, s.l.: Journal of Marketing Research,1978, págs. 599-609.(61) Immigrant consumer acculturation. PEÑALOZA, L. 16, s.l.: Advances in consumer research, 1989, págs. 110-118. Así como: Ex-ploring the impact of culture an acculturation on consumer purchase decisions: Toward a microcultural perspective. OGDEN, DENISE,OGDEN, J. y SCHAU, H. s.l.: Academy of Marketing Science Review, 2004, Vol. 3, págs. 1-26

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mo, incluyendo la sociedad de acogida. Una de las líneas de investigación dePeñaloza se centra en conocer los procesos de aculturación de los consumido-res mexicanos que residen en EEUU.

Consumer Culture Theory (CCT):

Precisamente, también directamente relacionada con la cultura desde laperspectiva del comportamiento del consumidor, los autores Arnould yThompson (2005) hacen una exhaustiva revisión de los últimos veinte años deinvestigación (principalmente de las publicaciones del Journal of Consumer Re-search) y como resultado se propone un marco teórico central llamadoConsumer Culture Theory(62), también conocido por sus siglas en inglés CCT. LaCCT se construye a partir de la visión del comportamiento del consumidordesde la perspectiva sociocultural, empírica, simbólica y aspectos ideológicosdel consumo. Busca fundamentalmente analizar la relación que existe entre losactos de consumo, los mercados y la cultura y generar fundamentos empíricose innovaciones teóricas relevantes para las ciencias sociales, así como para elámbito público y el sector empresarial(63).

Los planteamientos de la CCT se dividen en cuatro programas de investi-gación. El primero de ellos busca contribuir con el conocimiento de labúsqueda de la «identidad del consumidor», éste parte de la premisa de que elmercado es una fuente de mitos y recursos simbólicos a través de los cuales losconsumidores constituyen su identidad. Un segundo programa plantea la«cultura de mercado» a través de la cual se observa al consumidor como crea-dor o productor de la misma. Básicamente se pretende mostrar cómo a partirdel desgaste del sentimiento de pertenencia a una sociedad producida por laglobalización (entre otros fenómenos sociales) se derivan algunas otras identi-ficaciones colectivas de índole efímero. También surgen otros hábitos deconsumo, modos de vida, formas de diversión, etcétera. El patrón socio-histó-rico de consumo es el tercer programa de investigación planteado por la CCT.Lo que se pretende es conocer qué es una sociedad de consumo y cómo estáconstituida y sustentada. Se sabe que los consumidores son concebidos a tra-vés de clases, de comunidades, del género o de la etnicidad y que dichasestructuras sociales influyen en el consumo. Asimismo, se examinan las rela-ciones entre las experiencias de los consumidores, su sistema de creencias ysus prácticas que subyacen a las estructuras sociales e institucionales. El cuar-to programa llamado «Ideologías de los medios en el mercado y estrategias

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(62) La traducción al castellano se aproximaría a «La teoría de la cultura del consumidor».(63) Consumer Culture Theory (CCT): Twenty years of research. ARNOULD, E. y THOMPSON, C. 31, s.l.: Journal of Consumer Research,2005, págs. 868-882.

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interpretativas de los consumidores» plantea que el consumidor es un agenteinterpretativo que asimila los mensajes y da respuestas críticas. Sin embargo,también el consumidor puede estar sistemáticamente predispuesto a la infor-mación recibida a través de los mensajes del marketing o la industria de lamoda(64).

Como se ha podido observar la CCT promueve un completo programa deinvestigación que busca profundizar en diversos aspectos relacionados con elconsumidor y el complejo entorno en el que se encuentra inmerso.

La publicidad

Otro aspecto relacionado directamente con el consumo del cual merece lapena hablar, es el impacto de los medios de comunicación en las decisiones deconsumo. La publicidad tradicional, o también llamada Above the line o por sussiglas en inglés ATL, léase televisión, radio y prensa, buscan captar la atenciónde los individuos para despertar deseos y necesidades e impulsarlos a comprar.La publicidad satura los medios de comunicación, según datos de Zenith Mediaun consumidor recibe un promedio de 3.000 impactos en un día. Precisamentepor lo anterior las agencias publicitarias están adoptando nuevas formas de lle-gar al consumidor. Lo que antes tenía éxito hoy en día está obsoleto.

Actualmente existen otras herramientas publicitarias, una de ellas es aque-lla llamada Below the line o por sus siglas en inglés BTL y también llamadapublicidad no convencional. Esta ha cobrado mayor fuerza a partir de la últi-ma década del siglo XX. El objetivo es dirigir las estrategias a los segmentosmás específicos del mercado, a través de un acercamiento más personal einteractuando directamente con el consumidor de una manera creíble e inno-vadora(65). Una de sus principales ventajas es el acercamiento que se tiene conel consumidor creando una relación emocional que surge entre el público ob-jetivo y la marca. Un buen ejemplo de ello son las acciones que IKEA estállevando a cabo, en algunas paradas de autobuses de la ciudad de Zaragoza,ha colocado sus muebles creando espacios acogedores, así de esta forma llegaa los consumidores a su vida cotidiana buscando un acercamiento y probable-mente generando una experiencia positiva y de esta forma crear vínculos conellos.

De igual manera, IKEA hace lo mismo en los vagones del metro en Japón,en las paradas de autobuses de Nueva York, Turquía, o Australia, entre otros.

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(64) Consumer Culture Theory (CCT): Twenty years of research. ARNOULD, E. y THOMPSON, C. 31, s.l.: Journal of Consumer Research,2005, págs. 868-882.(65) Algunos ejemplos de estas estrategias no convencionales pueden consultarse en el blog MÁS QUE BTL: http://masquebtl.espa-cioblog.com/ (fecha de consulta julio 2009).

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Esta empresa lleva hasta el consumidor sus artículos para hacerlos vivir la ex-periencia de su uso. Como anteriormente se mencionó, son estrategiascreativas que buscan impactar al consumidor de una manera directa para ga-nar un espacio en su mente.

Asimismo, está evolucionando con gran rapidez el Marketing Digital y elMarketing Móvil. Estas son estrategias que van de la mano de la evoluciónde las tecnologías, lo cual promueve cambios en los patrones de consumo yen los comportamientos de los consumidores. Según datos del año 2007(66)

hay en el mundo 1.600 millones de usuarios de internet, de los cuales102 millones son usuarios de habla hispana, hay 56 millones de blogs y hay1,2 millones de mensajes al día. Por lo anterior, es lógico pensar que losconsumidores tienen un mayor acceso directo a la información, es evidenteque cada vez más personas están conectadas a las redes sociales y que ma-nejan una gran diversidad de dispositivos electrónicos, mencionando elteléfono móvil y otros dispositivos de imagen, sonido e internet incluidos.Es una nueva generación de individuos llamados usuarios 2.0 o consumi-dores 2.0 y también conocidos como «nativos digitales», son ellos quienescontrolan su experiencia mediática. Ellos pasaron de recibir mensajes de co-rreo electrónico a escribir en sus propios blogs donde comparten susopiniones, donde son los creadores de los contenidos (prosumers)(67) y ya nomeros espectadores, son participativos y también difunden sus experienciascon las marcas.

Por todo lo anterior es evidente que las agencias publicitarias continuaránexplorando y evolucionando nuevos horizontes a fin de mantener presenciaen la mente de los consumidores. De la misma manera los consumidores tam-bién seguirán evolucionando y transformando sus estilos de vida y suspatrones de consumo.

5 BIBLIOGRAFÍA

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(66) Internet World Stats (2007) http://www.internetworldstats.com/stats.htm (fecha de consulta julio 2009).(67) Es un término que se crea a partir de dos palabras CONSUMIDOR Y PRODUCTOR, por tanto el consumidor actual es un PROSU-MER, es decir, es él quien produce sus propios contenidos.

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RESUMEN

La cadena del sistema agroalimentario mundial está controlada en cada uno de sus tramos porun pequeño número de empresas transnacionales que priman sus intereses privados a las nece-sidades y a los bienes públicos y comunes. La agricultura y la alimentación dominanteapuestan por un modelo industrial, sin campesinos, intensivo y kilométrico. El ascenso de lagran distribución y las grandes superficies conlleva el hundimiento del comercio local, la pér-dida y la precarización de los puestos de trabajo y el auge de un modelo de consumoinsostenible. Frente a este modelo, aparece como alternativa global la estrategia de la soberaníaalimentaria, impulsada por La Vía Campesina, que pone a aquellos que trabajan la tierra, pro-ducen y consumen en el corazón de los sistemas y las políticas alimentarias, por encima de lasexigencias de los mercados y de las empresas. Conseguir cambios importantes en el modelo deproducción, distribución y consumo de alimentos requiere de alianzas entre productores, con-sumidores y trabajadores a escala local, regional, nacional e internacional.

Palabras clave:

Cadenas de distribución alimentaria, modelo agrícola, soberanía alimentaria, circuitos locales.

Josep Maria Antentas

Profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).Miembro del Centre d’Estudis Sociològics sobre la Vida Quotidiana i el Treball (QUIT)[email protected]

Esther Vivas

Miembro del Centre d’Estudis sobre Moviments Socials (CEMS) de la Universitat Pompeu Fabra (UPF)[email protected]

Sumario

1. Monopolio y concentración de origen a fin. 2. Alimentos kilométricos y agricultura mercantilizada.3. Ascenso de la gran distribución y adiós al comercio local.

4. Soberanía alimentaria frente al agribusiness. 5. Nosotras podemos. 6. Bibliografía.

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ABSTRACT

The entire global agro-food chain is controlled by a handful of multinational companies whoseown private needs are put before the needs of the public and the common good. The prevailingpowers in agriculture and food focus on an industrial model; one that does not involve peasantfarmers; one that is intensive and vast. The rise of major retailers and department stores has ledto the downfall of local traders, job losses and precariousness and an unsustainable model ofconsumption. A global alternative to this model is the strategy of food sovereignty, promoted byinternational peasant movement La Vía Campesina, which places those people who work theland, produce and consume at the heart of food systems and policies, above the demands of mar-kets and corporations. To achieve significant changes in the model of food production,distribution and consumption requires alliances between producers, consumers and workers atlocal, regional, national and international level.

Key words:

Food chains, agribusiness, Food Sovereign, Local chains.

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La crisis alimentaria que estalló durante los años 2007 y 2008 puso al des-cubierto de forma flagrante las carencias del sistema alimentario mundial. Ésteno responde a las necesidades de las personas ni a la producción sostenible ba-sada en el respeto al medio ambiente, sino que se basa en una lógicacapitalista: de búsqueda del máximo beneficio, de optimización de costes y deexplotación de la mano de obra en cada uno de sus tramos productivos. Losgobiernos y las instituciones internacionales se han plegado a los designios deestas corporaciones y se han convertido en cómplices y promotores de un sis-tema alimentario productivista, insostenible y privatizado. En este artículoharemos un breve análisis general de los entresijos del sistema alimentariomundial y sus impactos socioambientales, así como de las principales alterna-tivas al mismo.

1 MONOPOLIO Y CONCENTRACIÓN DE ORIGEN A FIN

El actual modelo de producción, distribución y consumo ejerce un fuerteimpacto negativo en los actores que participan a lo largo de la cadena alimen-taria: campesinos/as, proveedores, consumidores/as, trabajadores/as, etc.(Montagut y Vivas, 2007).

El sistema agroindustrial moderno ha supuesto la progresiva desvincula-ción entre producción de alimentos y consumo. Como señala Desmarais(2007), el sistema alimentario puede entenderse como una larga cadena hori-zontal que se ha ido alargando cada vez más, alejando producción y consumo,y favoreciendo la apropiación de las distintas etapas de la producción por lasempresas agroindustriales y la pérdida de autonomía de los campesinos fren-te a éstas.

La cadena agroalimentaria está sometida en cada uno de sus tramos (semi-llas, fertilizantes, transformación, distribución, etc.) a una alta concentraciónempresarial por parte de corporaciones transnacionales que consiguengrandes beneficios gracias a un modelo agroindustrial liberalizado y desregu-larizado. Para describir la estructura del modelo suele recurrirse a la metáforadel reloj de arena (Patel, 2008) o de la teoría del embudo: millones de consu-midores por un lado y miles de campesinos por el otro y, en medio, un cuellode botella formado por unas pocas empresas que controlan la cadena de dis-tribución de alimentos.

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Si empezamos por el primero de los tramos de la cadena, las semillas, ob-servamos como diez de las mayores compañías a nivel mundial (comoMonsanto, Dupont, Syngenta o Bayer) controlan la mitad de sus ventas. Se tra-ta de un mercado con un valor aproximado de 21 mil millones de dólaresanuales, un sector relativamente pequeño si lo comparamos con el de los pes-ticidas o el farmacéutico (ETC Group, 2005), pero debemos de tener en cuentaque se trata del primer eslabón de la cadena agroalimentaria y, en consecuen-cia, de los riesgos que su control entraña para la seguridad alimentaria de laspersonas. Las leyes de propiedad intelectual, que dan a las compañías dere-chos exclusivos sobre las semillas, han estimulado aún más la concentraciónempresarial del sector y han erosionado de base el derecho campesino al man-tenimiento de las semillas autóctonas y a la biodiversidad.

La industria de las semillas está íntimamente ligada a la de los plaguicidas.Las mayores compañías semilleras dominan también el sector de los plaguici-das y, frecuentemente, el desarrollo y comercialización de ambos productos serealizan juntos. Pero en la industria de los plaguicidas el monopolio es aún su-perior y las diez mayores firmas controlan el 84% del mercado global. Estamisma dinámica se observa también en el sector de la distribución de alimen-tos y en el del procesamiento de bebida y comida (ETC Group, 2005). Se tratade una estrategia que va en aumento. Las fusiones y las adquisiciones por par-te de las compañías acaban siendo una práctica de «supervivencia» con elobjetivo de conseguir la economía de escala óptima para competir en el mer-cado mundial.

La gran distribución, al igual que otros sectores, cuenta con una alta con-centración empresarial. En Europa, entre los años 1987 y 2005, la cuota demercado de las diez mayores multinacionales de la distribución significaba un45% del total y se pronosticaba que ésta podría llegar a un 75% en los próxi-mos 10-15 años (IDEAS, 2006). En países como Suecia, tres cadenas desupermercados controlan alrededor del 95,1% de la cuota de mercado; y en pa-íses como Dinamarca, Bélgica, Estado español, Francia, Holanda, Gran Bretañay Argentina, unas pocas empresas dominan entre el 60% y el 45% del total(1)

(García y Rivera, 2007). Las megafusiones son la dinámica habitual. Las gran-des corporaciones, con su matriz en los países occidentales, absorben acadenas más pequeñas en todo el planeta asegurándose su expansión a nivelinternacional y, especialmente, en los países del Sur global.

Este monopolio y concentración permite un fuerte control a la hora de de-terminar qué consumimos, a qué precio, de quién procede, cómo ha sidoelaborado, etc. En el año 2007, la empresa más grande del mundo en volumen

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(1) Algunas de estas cifras han sufrido cambios desde el año 2000.

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de ventas, según la lista mundial de Fortune Global 500, fue la multinacionalde venta al detalle Wal-Mart (con el número uno de la lista), por delante de gi-gantes del petróleo y de la industria automovilística como Exxon Mobile,Shell, British Petroleum o Toyota. Amayor distancia, se encontraban Carrefour(número 33), Tesco (número 51), Kroger (número 87), Royal Ahold (número137) y Grupo Alcampo (número 139), entre otras.

La situación de monopolio permite a la distribución moderna establecerunas reglas comerciales que asfixian a sus suministradores, quienes a su vez seven obligados a autoexplotarse o a explotar a sus trabajadores, siempre enbusca de la maximización de los beneficios, en una cadena de explotación demayor a menor.

2 ALIMENTOS KILOMÉTRICOS Y AGRICULTURA MERCANTILIZADA

En el actual modelo agroalimentario prima una agricultura sin campesi-nos, donde las producciones familiares no tienen cabida, y promueven unaagricultura industrial, intensiva e insostenible. En el conjunto del planeta lacrisis del mundo rural es un hecho, marcada por una caída del nivel de vidadel campesinado, la emigración en masa hacia la ciudad y el cierre de peque-ñas explotaciones. Por ejemplo, en los diez últimos años en el Estado españolhan desaparecido casi diez explotaciones agrarias al día y la población campe-sina activa se ha reducido al 5,6% del total. Con estas cifras, en los próximosquince años, el Estado español tendrá que importar el 80% de los alimentosnecesarios para alimentar a su población (Fundació Terra, 2006). Pero aquí noterminan las consecuencias para el campesinado. En el año 2005 el Índice dePrecios al Consumo (IPC) de la alimentación subió un 4,2% sin embargo losprecios de venta de los productos agrícolas disminuyeron. Esto provocó undescenso de la renta agraria en un 12%, y se llegó a situar en un 65% de la ren-ta general (García, 2007).

El monopolio en la distribución comercial ha llevado a que el agricultorcada vez cobre menos por su producto y el consumidor pague más, siendo lagran distribución quien se lleva la diferencia. De este modo, los precios en ori-gen de los productos agrícolas han llegado a multiplicarse hasta por once endestino, existiendo una diferencia media de 390% entre el precio en origen y elprecio en destino (COAG, 2007). Se calcula que más del 60% del beneficio finaldel precio del producto se concentra en la distribución moderna.

La mercantilización de la agricultura conduce también a una «deslocaliza-ción alimentaria» sin precedentes con alimentos que recorren miles dekilómetros antes de llegar a nuestras mesas y que conlleva graves consecuen-

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cias medioambientales. Se calcula que en la actualidad la mayor parte de losalimentos viajan entre 2.500 y 4.000 kilómetros antes de ser consumidos, un25% más que en 1980. Nos encontramos antes una situación totalmente insos-tenible donde, por ejemplo, la energía utilizada para mandar unas lechugas deAlmería a Holanda es tres veces superior a la utilizada para cultivarlas (Fun-dació Terra, 2006).

Nuestra alimentación se basa en el consumo de alimentos cada vez más le-janos con la consiguiente pérdida de información sobre el origen y el modo deproducción de los mismos. Según el estudio británico Eating oil: food suply in achanging climate (Jones, 2001) una comida dominical típica británica realizadacon fresas de California, brócoli de Guatemala, arándanos de Nueva Zelanda,ternera de Australia, patatas de Italia, habichuelas de Tailandia y zanahoriasde Sudáfrica genera 650 veces más emisiones de carbono, debido al transpor-te, que si la misma comida hubiese sido realizada con alimentos cultivadoslocalmente. Una práctica irracional, ya que muchos de los alimentos importa-dos se producen localmente. Gran Bretaña importa grandes cantidades deleche, cerdo, cordero y otros productos básicos, a pesar de que exporta canti-dades similares de los mismos (Halweil, 2003).

Pero los alimentos viajeros no sólo conllevan una contaminaciónmedioambiental creciente, sino que inducen a la uniformización y estandari-zación productiva. Por poner un ejemplo, si hasta hace pocos años endeterminadas regiones de Europa existían hasta centenares de variedades dis-tintas de manzanas, hoy en día en un supermercado tan solo se podránencontrar como mucho diez variedades en todo el año. Esto ha conducido alabandono del cultivo de variedades autóctonas en favor de aquellas que tie-nen una mayor demanda por parte de la gran distribución, por suscaracterísticas de color, tamaño, resistencia, etc. Una situación que se podríaaplicar a muchos otros alimentos como el maíz, el tomate, la patata… dondeel criterio mercantil y productivo ha primado por encima del ecológico y sos-tenible.

3 ASCENSO DE LA GRAN DISTRIBUCIÓN Y ADIÓS AL COMERCIO LOCAL

Desde los años 80, el comercio tradicional de alimentos ha sufrido una ero-sión constante e imparable llegando a ser a día de hoy casi residual. Ladestrucción del comercio local ante el ascenso de las grandes superficies es unfenómeno global, tanto en los países del norte como en los del sur (Patel,2008). Si en el año 1998 existían en el Estado español 95 mil tiendas, en el 2004esta cifra se había reducido a 25 mil (García y G. Rivera, 2007).

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Algunos estudios han investigado el impacto de la distribución modernaen el ámbito local. Uno de los casos más analizados, por ejemplo, es el de Wal-Mart en los EEUU (Antentas, 2007). En 1997, la Iowa State University hizopúblico un informe donde evidenciaba el impacto de este gigante de la distri-bución en la región. En un periodo de doce años, habían cerrado el 50% de lastiendas de venta al detalle (50% tiendas de ropa, 42% de variedades y 30% deinformática). En la misma línea, un estudio de Neumark, et al (2007) concluíaque por cada puesto de trabajo creado por Wal-Mart en un municipio se des-truían 1,5 puestos de trabajo en los negocios preexistentes.

Hay que tener en cuenta que el pequeño comercio forma parte de la eco-nomía y de la comunidad local y contribuye a reforzarla. En este sentido, untrabajo realizado por Friends of the Earth (La Trobe, 2002) afirmaba queun 50% de las ganancias de estos establecimientos retornaban a la comunidad,normalmente a través de la compra de productos locales, salarios de los traba-jadores y dinero gastado en otros negocios, mientras que los supermercadosretornaban tan solo un escuálido 5%.

Otro de los impactos de la gran distribución en las comunidades tieneque ver con la accesibilidad. La creciente desaparición del pequeño comercioha generado problemas de acceso a los alimentos por parte de aquellos sec-tores con menores recursos económicos, gente mayor y quienes no tienencoche. La generalización de grandes centros comerciales en las afueras de lasciudades y el consiguiente cierre de comercios locales (especialmente eviden-te en los países anglosajones) ha hecho que aquellos que no teníandisponibilidad de transporte privado o con dificultades de movilidad hayanquedado al margen del sistema de distribución de alimentos. Un estudio deFriends of the Earth (2005) sobre los hábitos de compra en Gran Bretañaseñalaba que había una mayor inclinación a la compra de alimentosen pequeños establecimientos en zonas urbanas con menores ingresos econó-micos. En consecuencia, cuando éstos cerraban eran, precisamente, laspoblaciones más desfavorecidas quienes se quedaban sin medios para acce-der a los alimentos.

Así, por ejemplo, en los EEUU, se han extendido los llamados «desiertosalimentarios», es decir, zonas urbanas con crecientes dificultades para accedera alimentos frescos y saludables, especialmente en áreas urbanas empobreci-das, donde la desaparición del pequeño comercio local ha dejado sinabastecimiento a las poblaciones locales. Según señalaba el periódico británicoThe Observer (26/08/2007), cuatro millones de personas en Gran Bretaña, es-pecialmente entre las familias más pobres, no pueden acceder a una dietasaludable.

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El ascenso de la gran distribución también tiene consecuencias graves enel terreno medioambiental por varios motivos. Según el gobierno británico(The Observer, 26/08/2007), uno de cada diez viajes en coche en el Reino Uni-do son realizados para ir a comprar comida con el consiguiente coste enemisiones de dióxido de carbono, problemas de tráfico, ruidos, accidentes yembotellamientos.

Además, hay que tener en cuenta el excesivo uso del packaging por partedel modelo dominante de distribución de alimentos. Los envases y embalajesconstituyen una cuarta parte de la basura doméstica y un 70% de los mismosestá relacionado con el embalaje de los alimentos (INCPEN, 2001). Las políti-cas de envasado impuestas por los supermercados son responsables de estasituación con unas normativas inflexibles que apuestan por el uso sistemáticodel empaquetado. Un estudio realizado en Austria permitió observar que loscompradores que acudían a cooperativas y grupos de consumo generaban un75% menos de residuos que quienes compraban en supermercados.

4 SOBERANÍA ALIMENTARIA FRENTE AL AGRIBUSINESS

Frente al modelo de producción, distribución y consumo actual basado enuna lógica capitalista, privatizadora e insolidaria es necesario abogar por la so-beranía alimentaria, los bienes comunes y las necesidades colectivas.

La soberanía alimentaria, concepto introducido por La Vía Campesina enla cumbre de la Alimentación de la FAO en Roma en 1994, y que desde enton-ces ha sido reelaborado y enriquecido progresivamente, ofrece una estrategiaalternativa global de oposición al actual modelo. En la Declaración del Foropor al Soberanía Alimentaria de Nyéléni en 2007, la soberanía alimentaria sedefine como:

El derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente ade-cuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derechoa decidir su propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a aquellosque producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los siste-mas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados yde las empresas. Defiende los intereses de, e incluye a, las futuras generacio-nes. Nos ofrece una estrategia para resistir y desmantelar el comercio libre ycorporativo y el régimen alimentario actual, y para encauzar los sistemasalimentarios, agrícolas, pastoriles y de pesca para que pasen a estar gestio-nados por los productores y productoras locales. (…) promueve el comerciotransparente, que garantiza ingresos dignos para todos los pueblos, y los de-rechos de los consumidores para controlar su propia alimentación y

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nutrición. Garantiza que los derechos de acceso y gestión de nuestra tierra,nuestros territorios, nuestras aguas, nuestras semillas, nuestro ganado y labiodiversidad estén en manos de aquellos que producimos los alimentos.La soberanía alimentaría supone nuevas relaciones sociales libres de opre-sión y desigualdades entre los hombres y las mujeres, pueblos, gruposraciales, clases sociales y generaciones.

El objetivo de la soberanía alimentaria no implica un retorno romántico alpasado ni a las formas ancestrales de producción, sino que se trata de recupe-rar el conocimiento y las prácticas tradicionales y combinarlas con las nuevastecnologías y los nuevos saberes (Desmarais, 2007).

No consiste tampoco, como señala McMichael (2006), en un planteamientolocalista sino en repensar el sistema alimentario mundial para favorecer for-mas democráticas de producción y distribución de alimentos. El apoyo a laproducción a pequeña escala y sostenible no debe hacerse por una mistifica-ción de lo «pequeño», sino porque ésta permitirá regenerar los suelos, ahorrarcombustibles, reducir el calentamiento global y ser soberanos en lo que res-pecta a nuestra alimentación. En la actualidad, somos dependientes delmercado internacional y de los intereses de la agroindustria, y la crisis alimen-taria es resultado de ello.

Como exponía el coordinador general de La Vía Campesina, Henry Sara-gih(2), es necesario que los gobiernos nacionales den «prioridad absoluta a laproducción doméstica alimentaria para disminuir la dependencia del comerciointernacional. Los pequeños campesinos tendrían que ser apoyados con mejo-res precios para sus productos y con mercados más estables para produciralimentos para ellos mismos y para sus comunidades, lo cual significaría unincremento de la inversión en la producción de alimentos de origen campesi-no para la comercialización local». Las políticas públicas tienen que promoveruna agricultura autóctona, sostenible, orgánica, libre de pesticidas, químicos ytransgénicos y para aquellos productos que no se cultiven en el ámbito localutilizar instrumentos de comercio justo a escala internacional. Es necesarioproteger los agroecosistemas y la biodiversidad, gravemente amenazados porel modelo de agricultura actual.

Frente a las políticas neoliberales hay que generar mecanismos de inter-vención y de regulación que permitan estabilizar los precios del mercado,controlar las importaciones, establecer cuotas, prohibir el dumping y en mo-mentos de sobre producción crear reservas específicas para cuando estosalimentos escaseen. A nivel nacional, los países tienen que ser soberanos a la

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(2) Carta abierta dirigida al secretario general de la FAO Jacques Diouf, al primer ministro de Japón,Yasuo Fukuda, y al presidente delG77 John W. Ashe en motivo de la cumbre del G8 en Hokkaido (Japón).

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hora de decidir su grado de autosuficiencia productiva y priorizar la produc-ción de comida para el consumo doméstico, sin intervencionismos externos.

Frente al monopolio en la producción, la transformación y la distribuciónde alimentos debemos de exigir regulación y transparencia a lo largo de la ca-dena de comercialización de un producto. El complejo agroindustrial tieneefectos muy negativos en todos los actores que participan en la cadena ali-mentaria: campesinos, proveedores, trabajadores, comerciantes consumidores.Hay que exigir políticas públicas que apoyen al pequeño campesinado, la agri-cultura ecológica, el comercio de barrio, que defiendan el derecho de las y lostrabajadores… y mientras tanto apostar por un consumo «alternativo» en elmercado local, las cooperativas de consumo agroecológico, los circuitos cortosde comercialización con un impacto positivo en el territorio y una relación di-recta con quienes trabajan la tierra.

Los métodos de producción y distribución de alimentos sustentables yequitativos ya existen, sólo hace falta voluntad política para aplicarlos (Vivas,2008). La transformación del actual modelo basado en la agro-industria per-mitiría garantizar el acceso universal a los alimentos. Así lo constatan losresultados de una exhaustiva consulta internacional que duró cuatro años e in-volucró a más de 400 científicos, realizada por la Evaluación Internacional delPapel del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola(IAASTD en sus siglas en inglés), un sistema de evaluación impulsado ni másni menos que por el Banco Mundial en partenariado con la FAO, la UNDP, laUNESCO, representantes de gobiernos, instituciones privadas, científicas, so-ciales, etc. Es interesante observar cómo, a pesar de que el informe tenía detrása estas instituciones, concluía que la producción agroecológica proveía de in-gresos alimentarios y monetarios a los más pobres, a la vez que generabaexcedentes para el mercado, siendo mejor garante de la seguridad alimentariaque la producción transgénica. En la misma línea se posicionaba un estudio dela Universidad de Míchigan que concluía que las granjas agroecológicas sonaltamente productivas y capaces de garantizar la seguridad alimentaria entodo el planeta, contrariamente a la producción agrícola industrializada y el li-bre comercio (Holt-Giménez, 2008).

5 NOSOTRAS PODEMOS

La crítica y las alternativas al sistema alimentario dominante deben en-marcarse en un cuestionamiento del modelo general de globalizacióncapitalista, al servicio de los intereses de las grandes empresas multinaciona-les. Para conseguir cambios significativos en el modelo de alimentación y

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consumo se requiere organización y acción colectiva, así como la articulaciónde amplias alianzas entre productores, consumidores y trabajadores.

Movimientos como La Vía Campesina son un una referencia internacionaly un ejemplo de quienes desde el campo resisten al actual modelo de globali-zación capitalista. La Vía Campesina, y el campesinado, ha sido un actor deprimera fila en la crítica a la globalización emergida en los años noventa y hatenido un protagonismo importante en el seno del movimiento altermundia-lista. Su existencia es la expresión de la resistencia al hundimiento del mundorural, provocado por las políticas neoliberales en las últimas tres décadas, ysus orígenes se remontan a la oposición a la Ronda Uruguay del GATT de me-diados de la década de 1980 (Desmarais, 2007).

En lo que respecta al movimiento de consumidores, sobretodo en los paí-ses del norte, son múltiples las iniciativas y ejemplos a potenciar en favor deun consumo responsable y por otro modelo agroalimentario. Un buen ejemploson la proliferación de cooperativas de consumo agroecológico que a partir deun trabajo autogestionado establecen relaciones de compra directas con loscampesinos y productores de su entorno con el objetivo de llevar a cabo unconsumo ecológico, solidario y de apoyo al campesinado local. La perspectivade la soberanía alimentaria debe de ponerse en relación con una estrategiafavorable al consumo responsable opuesto al consumismo excesivo, antiecoló-gico, innecesario, superfluo e injusto promovido por el mismo sistemacapitalista que fomenta la creación de necesidades artificiales y la insatisfac-ción permanente (Sempere, 2009; Ballesteros, 2007).

Conviene aun y así desmontar el mito, bastante extendido en algunos ám-bitos del movimiento ecologista y por un consumo responsable, de quenuestras acciones individuales por sí mismas generarán cambios estructurales.Si bien la acción individual tiene un valor demostrativo importante y aportacoherencia a nuestra práctica cotidiana, la acción colectiva es también en el te-rreno del consumo la palanca necesaria para la transformación (Recio, 2006).

Más allá de la alianza con campesinos y productores, el movimiento porun consumo responsable debe de buscar alianzas con las y los trabajadores ysindicatos de las grandes empresas de distribución de alimentos, muchas deellas conocidas por sus prácticas laborales anti-sindicales y la fuerte explota-ción de la mano de obra (Antentas, 2007; Barranco, 2007).

Combatir el actual modelo agroalimentario requiere, finalmente, actuar envarios niveles, local, regional, nacional e internacional. Contrariamente a algu-nas visiones localistas, la resistencia social a la globalización y al modeloalimentario y de consumo dominante debe de concebirse en diferentes niveles

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espaciales-geográficos interconectados entre sí (local, regional, nacional, esta-tal e internacional), cuya relación debe ser comprendida en términosdialécticos (Löwy, 2004). Se trata, en definitiva, de articular una escala móvilde los espacios (Bensaïd, 2008) y establecer una dialéctica de la política que semueva de la microescala a la macroescala y viceversa (Harvey, 2003), para irtejiendo alianzas entre aquellas fuerzas sociales que combaten un modelo ali-mentario y de consumo contrario a los intereses de la mayor parte de lahumanidad.

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RESUMEN

El consumo se considera inherente y fundamental para la supervivencia humana. Sin embargoexisten consumidores preocupados por lo que comen, lo que visten o lo que gastan y que bus-can de alguna manera salir de la rueda consumista hacia comportamientos más sanos yrespetuosos con el medioambiente y con los demás. Por otra parte, para algunos consumidores,su comportamiento se percibe como un medio para hacer una declaración pública personal desus valores y creencias y/o como un medio de influir en la formulación de políticas. Y por sifuera poco, hay algunas personas preocupadas porque su consumo refleje su escala de valores ycreencias más profundas. Por todo ello este artículo va a tratar de establecer algunas bases mo-rales (del yo), políticas (del nosotros) y espirituales para un consumo transformador. Lapersona con un comportamiento responsable de consumo pone su acento, fundamentalmente,en su bienestar moral. El consumo sería la expresión más acabada de la democracia económicay de la autonomía personal ya que el consumidor vota con cada compra. Es necesario conside-rar el consumo como una expresión colectiva y organizada para generar un cambio en lospatrones de consumo, ya sean de carácter positivo o negativo.

Carlos Ballesteros

Profesor de la Universidad Pontificia Comillas.Coordinador del grupo de Investigación «El consumidor y su entorno»[email protected]

Sumario

1. Introducción. 2. El capitalismo maduro supone la necesidad de adquirir valores emocionales.3. El consumidor moderno cada vez está más preocupado por el compromiso ecológico y social.

4. Los canales de distribución y las empresas fabricantes no son ajenas a estas demandas.Responsabilidad y solidaridad en la cesta de la compra. 5. ¿Es suficiente? Es necesario un compromisomilitante para un consumo transformador. 6. El consumidor político. Militancia activa por un cambio de

hábitos de consumo. 7. Propuestas para un consumo democrático y reformador. 8. Bibliografía.

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Palabras clave:

Consumo responsable, consumo consciente, consumo político, creencias y valores, transforma-ción de los hábitos de consumo.

ABSTRACT

Consumption is a basic human activity that implies a wide range of consequences - economi-cal, psychological, environmental, social, etc. Although it is true that consumption is one of theprincipal and most necessary engines for modern economies, there are important ecological andsocial costs. Some people are aware of what they eat, wear or spend and try to get off this mer-ry-go-round towards healthier and environmental friendly behaviours. For some individualsconsumer behaviour is also perceived as a means of making a public statement of personal val-ues and beliefs, and/or as a means of influencing policy-making. Others even think thatconsumption is a way to express their deeper beliefs (religious). These are the reasons why thispaper tries to establish some moral (from the ego), political (from the collective) and moral ba-sis for transformative consumption. Consumption is the most advanced expression fordemocracy, as every purchase act is a vote. It is important to consider consumption as a collec-tive expression moving towards a change in their patterns and behaviours either positive ornegatives.

Key words:

Responsible consumption, conscientious consumption, political consumerism, values and be-liefs, consumption behavior change.

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1 INTRODUCCIÓN

El consumo es, evidentemente, inevitable en la sociedad actual. Desdesiempre las personas han tenido que consumir bienes: el consumo se tiene queconsiderar como algo inherente y fundamentalmente necesario para la super-vivencia humana. Existen una serie de necesidades que al parecer no sepueden satisfacer sin entrar en un circuito comercial, que lleva existiendo des-de hace mucho tiempo, y que básicamente consiste en la adquisición de bienesy servicios a cambio de un dinero que permite a estas transacciones hacerse demanera estandarizada. Incluso ni siquiera una vida de subsistencia, basada enel autoconsumo de lo que una familia produce, estaría libre de un cierto nivelde dependencia del marco comercial. Lo malo es que este sistema comercial,principalmente en la llamada sociedad capitalista occidental (que, por cierto,es casi universal), se encuentra en una fase de desarrollo vertiginoso y se con-vierte, a menudo, en una obsesión por vender y consumir, en muchos casoscon brutal competencia entre empresas por conseguir un nuevo cliente.

Sin embargo existen consumidores preocupados por lo que comen, lo quevisten o lo que gastan y que buscan de alguna manera sino salir de esa rueda, almenos hacerla menos agresiva. Wenzel, et al (2008) usan, para referirse a este tipode consumidores, el término inglés LOHAS (Lifestyle of Health and Sustainability)que les define como consumidores con un estilo de vida de salud y sostenibili-dad. Se trata de unos consumidores que van a buscar características muyespecíficas en los productos que compran como la calidad o la autenticidad.

Por otra parte, como varios autores han observado, para algunos consumido-res su comportamiento se percibe como un medio para hacer una declaraciónpública personal de sus valores y creencias y/o como un medio de influir enla formulación de políticas. (Andersen y Tobiasen, 2001; Barnett, et al, 2005; Fo-llesdal, 2006; Micheletti, 2003) Algunos han llamado a este movimientoconsumerismo ético (Shaw y Shiu, 2003; Shaw, et al, 2006), activismo de los con-sumidores (Barnett, et al, 2005; Smith, 2005) o consumo político (Micheletti, 2003).

Y por si fuera poco, hay algunas personas preocupadas porque su consu-mo refleje su escala de valores y creencias más profundas. Así, como bien hanexpresado Minkler y Gosgler (2004), las elecciones de consumo ayudarían asolucionar el problema de cómo transmitir y reconocer identidades religiosas:los individuos con ciertas creencias religiosas escogen artículos que no sólo in-

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tensifican sus creencias sino que también les pueden ayudar a expresar la in-tensidad de sus compromisos con estas creencias.

Micheletti (2003) pensaba que había dos formas de compromiso político: labasada en la virtud pública y en la privada. En la tradición de virtud privada(del yo), los consumidores orientados a sí mismos eligen productos que puedenresolver sus problemas privados. Estos consumidores que buscan satisfacer susobjetivos individuales han sido llamados objetores de conciencia del consumo(Bryan y Hooghe, 2006: 281) si actúan dentro del mercado, o downshifters si in-tentan desvincularse de él (Shaw y Newholm, 2002: 170). La tradición de lavirtud pública, por el contario, supone que las acciones impulsadas por objeti-vos de interés general deben tener consecuencias en la formulación de políticas.Bryan y Hooghe (2006) introducen además un tercer criterio para distinguir en-tre objetivos morales y políticos, la regularidad: el consumidor debe adoptar lasdecisiones de forma regular y no aisladamente para considerar que tiene unaincidencia política. Un cuarto criterio debería ser el colectivisimo: no es políticoaquello que no se se hace de forma colectiva.

Por todo ello este artículo va tratar de establecer algunas bases morales (delyo), políticas (del nosotros) y espirituales para un consumo transformador. Lapersona con un comportamiento responsable de consumo pone su acento, fun-damentalmente, en su bienestar moral. Se trata de solucionar situaciones muyclaras de disonancia entre lo que se espera de una persona y lo que realmentele apetece. Quizás esto pueda explicarse, una vez más, a través de la coheren-cia entre lo que uno piensa y cómo actúa. No es sino desde los valores ycreencias firmemente asentados en un individuo, desde donde se pueden plan-tear modelos de consumo y estilos de vida acorde con sus ideas que no leprovoquen infelicidad. Así el consumo sería la expresión más acabada de la de-mocracia económica y de la autonomía personal, ya que el consumidor votacon cada compra. Sin embargo esta democracia del consumidor no es justa por-que no es universalizable, no alcanza a todos por existir grupos que no tienencapacidad adquisitiva y quienes sí la tienen, carecen de información suficientepara realizar «votaciones» realmente libres. Es, pues, necesario considerar elconsumo como una expresión colectiva y organizada para generar un cambioen los patrones de consumo, ya sean de carácter positivo o negativo.

2 EL CAPITALISMO MADURO SUPONE LA NECESIDAD DE ADQUIRIRVALORES EMOCIONALES

Parece lógico e incluso obvio pensar que cuando un comprador opta poradquirir un bien o un servicio, optará siempre por aquel objeto que le apor-

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te mayor valor. La satisfacción de una necesidad entendida como aquelloque cubre el hueco existente entre un estado que se presenta como ideal y unestado actual que nos mantiene infelices, no sólo es el punto de partida detoda actuación en marketing, sino que está en el fondo de todo mensaje pu-blicitario. En efecto, cualquier eslogan, cualquier creación publicitaria puedetraducirse por una frase del tipo Soy la mejor solución a tu problema. Problemaeso sí causado, de alguna manera, por el propio aparato del marketing:primero te convenzo de que eres feo para luego proponerte soluciones de be-lleza.

Esta creación de valor, de solución al problema, pasa a menudo no tantopor las características esenciales del producto, sino por los componentes delllamado «producto ampliado» (Kotler y Armstrong, 1999). Los productoscompiten no tanto por sus características técnicas sino por la imagen demarca que ofrecen, el servicio post-venta o por tener un envase más útil oatractivo. Esto puede observarse en un sector tan competitivo como el delautomóvil, en el cual muchas veces la decisión final de comprar una marcau otra se toma en función de la red de asistencia técnica o por las condicio-nes de financiación más que por las prestaciones intrínsecas del producto.La figura 1 representa los distintos niveles que, según el propio Kotler pue-de tener un producto. Sin embargo se le ha añadido un último estado, querecoge todas aquellas sensaciones, vivencias y sentimientos que el productoprovoca en el consumidor: tranquilidad, orgullo, simpatía por la marca, etc.En opinión de algunos, en este mundo de capitalismo maduro en el que yase tiene de todo, lo importante no es poseer sino sentir (Davis, 2003). Lasnecesidades físicas hace tiempo que dejaron de formar parte de nuestrasprioridades, pues ahora lo que se busca es la felicidad mental. Los produc-tos se eligen de acuerdo, pues, a cómo incrementan esa felicidad espiritual.Un reciente libro de Miller (2009) plantea incluso que al adquirir ciertosobjetos actuamos, simplemente, como primates sociales, al tratar de impre-sionar al sexo contrario a través de las reacciones de rechazo-atracción queprovocan los objetos que llevamos puestos y/o mostramos a los demás. Vol-viendo al ejemplo de los coches, este consumo experiencial sería lotransmitido por ese famoso anuncio de una prestigiosa marca alemana en elque solamente se ve una mano por fuera de la ventanilla de un vehículo, ju-gando con el viento, mientras suena una agradable música y el eslogan final«¿Te gusta conducir?».

En ese sentido, en este último círculo se encontraría aquello que pareceaportar el consumo responsable: la sensación de estar contribuyendo a crearun mundo mejor mediante la adquisición del producto.

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Comprar productos con ciertas características sociales aporta, aparte delvalor intrínseco del producto, una sensación placentera de estar contribuyen-do a mejorar el mundo. Las personas que no tienen tiempo o no estándispuestas a aportar otra forma de solidaridad (voluntariado, etc.) puedencontribuir así, desde su cesta de la compra cotidiana, a solucionar los proble-mas del mundo. A eso es a lo que se podría llamar producto emocional.

3 EL CONSUMIDOR MODERNO CADA VEZ ESTÁ MÁS PREOCUPADOPOR EL COMPROMISO ECOLÓGICO Y SOCIAL

Cada día, pues, tienen mas importancia los valores sociales, y la implica-ción de las personas con diferentes causas. Según el informe «Las tendenciasdel consumo y del consumidor en el siglo XXI», el consumidor español serácada vez más escéptico y desleal, es decir, cada vez será más difícil conven-cerle de las ventajas de una oferta (INC, 2001). Las empresas, como parteintegrante de esta sociedad, no pueden por lo tanto quedarse al margen ydejar de atender estos cambios producidos en las expectativas y exigenciasde los consumidores En este marco, la búsqueda de valor añadido a travésde nuevos valores acordes con los del propio consumidor, y la búsqueda deatributos éticos a los productos dará una ventaja competitiva a aquellas em-presas que realicen un posicionamiento basado en los valores de laspersonas.

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Figura 1.

Producto Real

BeneficioBásico

Marca, Envase yEmbalaje, EstiloCalidad.

Sentimientos,emociones,percepeciones, vivencias

Entrega y financiación,Garantía, Post-ventainstalación.

Elaboración propia a partir de (Kotler y Armstrong, 1999).

ProductoAumentado

ProductoEmocional

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Según el Banco Cetelem, en un estudio titulado «El observatorio de la dis-tribución» (2004) el consumidor de hoy día es mucho más exigente sobre losproductos que compra. Se preocupa cada vez más por la calidad y la seguri-dad de los productos que adquiere. Esto contrasta con la situación del año1998, en el que «compraba más al día y sobre todo productos de primera ne-cesidad» (Cetelem, 2004). Este cambio se explica por diferentes razones entrelas que se destaca la incorporación de la mujer al mundo laboral, que permitióaumentar la renta familiar y por consecuencia el aumento de compra de pro-ductos que les permitan acceder a más comodidad. Al mismo tiempo, con eldesarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación, el consumidor estácada día más y mejor informado sobre los productos que adquiere. Se ve asíque los consumidores están más preocupados por el medio ambiente, la eco-logía y las acciones solidarias. Según los datos de este mismo estudio, lasprincipales preocupaciones de los españoles serían la preservación del medioambiente (82%), las desigualdades sociales (72%), la financiación de las pen-siones (60%) y el coste de los servicios sanitarios (59%). Una afirmaciónimpactante, por lo que de revolucionaria tiene para los no inciados en el mun-do del comercio justo es que para algunos consumidores «la calidad estátambién relacionada con la procedencia del producto» (Cetelem, 2004).

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Figura 2.

Otros móviles de la conducta consumista (A. Cortina)

Junto al afán de emulación expuesto por Thorstein Veblen, en su libro La teoría de la claseociosa surgen como móviles del consumo:

• El deseo de comodidad.• El deseo de ahorrar energías.• El afán de atraer.• El afán de emulación: la clase ejemplar ha sido sustituida por los grupos de referencia,que se han diversificado dando lugar a «estilos de vida», que requieren formas de con-sumo diferentes; los estilos de vida que revelan éxito económico a través de la posesiónde bienes de consumo costosos son los más envidiados por el deseo de superar a otrosen rango social.

• La necesidad de identidad: se busca la identidad social a través de estilos de vida deconsumo.

• El afán de seguridad: por perplejidad ante una oferta de productos superabundante, opor falta de capital cultural o de habilidades de compra, o por temer ser mal recibidosen sociedad.

• El afán de recompensar un sentimiento de inferioridad o un fracaso o un esfuerzo.• El afán de cambio por abrirse a una cierta novedad, o por el deseo de disfrutar de ex-periencias nuevas a través del consumo, ligado a la capacidad de crear nuevos deseos.

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Por su parte la empresa Cap Gemini Ernst and Young realizó una investi-gación durante tres años sobre 6.000 consumidores en nueve países europeos(Finlandia, Francia, Holanda, Noruega, España, Suecia y el Reino Unido). Enella destaca la creciente importancia de los valores humanos como la honesti-dad, el respeto, la fiabilidad y la justicia en el ámbito de las transacciones. Enlo que se refiere al precio, el consumidor da importancia a que no sea obliga-toriamente más bajo sino que sea honesto y competitivo. «Para tres cuartaspartes de los españoles, la honestidad en el precio era extremadamente impor-tante.(1)» En lo que se refiere a la experiencia, el consumidor tiene la voluntadde ser tratado como un ser humano. El respeto, la dignidad y la confianza sonvalores imprescindibles para establecer una relación a largo plazo con una en-seña. El consumidor por lo tanto parece haber evolucionado, y el acto decompra ya no representa exclusivamente la adquisición de un producto en sí,es decir de sus atributos físicofuncionales, sino que intervienen también losvalores humanos que reflejan las empresas que los venden.

Otra encuesta que pone de relieve el cambio de mentalidades de la socie-dad, en este caso sólo referido a la española, es el estudio realizado por laFundación Empresa y Sociedad en diciembre de 2002. En ella destaca la im-portancia que atribuyen los ciudadanos a que las empresas dediquen parte desus recursos a acciones de acción social, de medioambiente o de investigación.Eso sí el 88% de los españoles piensan que podrían dedicar aún más recursosa estos compromisos. En segundo lugar, se pone de relieve que la realizaciónde esas acciones influye en la opinión que los consumidores tienen de las em-presas: un 42% tiende a formarse una buena opinión si la empresa realiza unacción social.

Pese a lo reflejado hasta ahora en este apartado, no existen excesivos datossobre este tipo de comportamientos en su conjunto, debido, en gran medida, obien a que son compras realizadas en canales alternativos, autoconsumo, etc.,o bien a que pertenecen al ámbito de las decisiones más íntimas de los consu-midores y por lo tanto no es fácil diferenciar en qué medida un compradoradquiere café o tomates ecológicos sólo por su militancia y compromiso, y nopor otros determinados atributos del producto, como su sabor, su precio, lamarca, etc. El estudio de algunos aspectos del barómetro del consumidor 2003realizado por la fundación Eroski, puede ser un buen punto de partida enton-ces para evaluar el conocimiento y el comportamiento de los consumidoresespañoles para con el comercio justo y extrapolarlo así a otras formas de con-sumo responsable. Es además —a excepción de un par de preguntas en el

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(1) «Los consumidores españoles son exigentes. Un estudio sobre las tendencias de consumo en Europa», MK Marketing + ventas,Nº179 p49 - Abril de 2003

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Barómetro de Mayo de 2001 realizado por Centro de Investigaciones Socioló-gicas, CIS— de los pocos estudios con cierto grado de fiabilidad a que sepuede atender en cuanto a los motivos de compra, eso sí, limitado sólo al co-mercio justo.

Así, según el CIS(2) la mayoría de los ciudadanos (63,6 %) no saben en quéconsiste el comercio justo. Entre quienes conocen qué es el comercio justo casiel 50% reconoce haber comprado productos de este tipo, e incluso un porcen-taje muy elevado (54,3 %) señala que, si tuviera que elegir entre dos productosde la misma calidad, siendo uno de ellos de comercio justo, adquiriría éste úl-timo. Pero a la hora de comprar sólo el 31% se interesa por averiguar en quépaís y en qué condiciones se ha fabricado, e incluso cerca del 29% no se lo hacuestionado nunca. Para casi la mitad de los entrevistados el comercio justopasará a ser «un comportamiento más del consumidor» entre la gran ofertaque le brinda el mercado.

Los resultados obtenidos ponen de relieve que la mayoría de los españolesno conocen al comercio justo o tienen una definición errónea del tema. Sólo un20% saben que se trata de algo relacionado con la mejora de las condiciones devida de los habitantes del Sur. Es curioso cómo está arraigada la relación entreel concepto «precio justo» en relación a «ajustado» y no al de justicia. Un 44%de los encuestados hace referencia a este ajuste.

Los ciudadanos españoles parecen pues conocer muy poco el tema y enqué consiste exactamente. Sin embargo, sí parece existir un cierto potencial dedesarrollo: según un estudio de la ONG Solidaridad Internacional (2001), el88% de los encuestados están dispuestos a pagar un precio más alto para ad-quirir productos de comercio justo. Este dato se matizaría a la baja con el yacitado barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (2001) y que ci-fraba en un 54,3% el total de españoles que ante dos productos de mismacalidad, siendo uno de comercio justo, compraría este último.

Una última e interesante reflexión acerca de los motivos que las personastienen para adquirir productos con componente solidario es la reflejada en lafigura 3, que compara la importancia que se le da en diferentes países a deter-minados motivos de compra(3). En el lado positivo se recogen aquellos motivosque llevarían a cambiar de marca o a comprar un determinado producto siem-pre que se garanticen esos motivos. En el lado negativo están las motivacionespara no comprar (llegando incluso al boicot). Así, mientras que en España y

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(2) Se trata de una encuesta telefónica realizada a 2.493 personas mayores de 18 años entre los días 22 y 28 de mayo de 2001www.CIS.es (junio 2001)(3) Tomado de Auger, P., Burke, P., Devinney, T. & Louviere, J. (2004). «Consumer reaction to social issues: A six country study». Pro-ceedings of the 33rd European Marketing Academy Conference, University of Murcia, Spain. EMAC

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Alemania, los aspectos relacionados con la promoción de los derechos huma-nos es fundamental, sobre todo en lo que respecta al trabajo infantil, para loscompradores turcos o estadounidenses este último motivo no tiene tanta im-portancia. Los compradores de la India están muy concienciados por losaspectos de respeto a la cultura religiosa, mientras que los coreanos, por ejem-plo, no comprarían productos que no garanticen el respeto a los derechos delos animales. En definitiva, en este gráfico puede observarse cómo los motivosde compra (o no compra) de los consumidores responsables difieren en granmedida de aquellos motivos genéricos que otros consumidores tienen y queen la mayoría de los manuales de comportamiento del consumidor se resumenen afecto, moda, seguridad, orgullo, etc.

4 LOS CANALES DE DISTRIBUCIÓN Y LAS EMPRESAS FABRICANTES NOSON AJENAS A ESTAS DEMANDAS. RESPONSABILIDAD Y SOLIDARIDADEN LA CESTA DE LA COMPRA

Actualmente, no es raro encontrar en los supermercados marcas que sevinculan a proyectos de índole social, mediante campañas basadas, en su ma-

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Figura 3. Una comparación de diversos motivos de compra (y no compra)

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yoría, en la promoción de ventas. Las charity promotions o campañas de promo-ción de ventas con «pretexto social» no son, sin embargo, nuevas(4), pero pareceque ahora se han puesto de moda. Marketing con causa, marketing social corpo-rativo, acción social de la empresa, responsabilidad social corporativa, etc., sontérminos y conceptos muy al uso en la literatura académica más actual. Las cam-pañas solidarias, de ayuda humanitaria y asistencia social, son los ejes sobre losque gira la acción social de las empresas de bienes de consumo.

Por razones de espacio y metodológicas se ha decidido hacer referencia eneste apartado sólo a las iniciativas de algunas cadenas de distribución de estetipo de productos, pues es materialmente imposible referir en unas páginas lacantidad de actividades realizadas por las empresas fabricantes(5). Se ha opta-do por hacerlo así dado que se cree que hacer referencia a las tiendas es unbuen ejemplo y resumen de cómo la oferta responde a la demanda de un con-sumo más solidario. Al fin y al cabo, el que está en contacto directo con elcomprador son los distribuidores. Con esto y aunque parezca reiterativo, no sequiere menospreciar los esfuerzos de los fabricantes, sino sólo ofrecer unasbreves pinceladas acerca del estado de la cuestión.

Hipermercados y supermercados parecen haber tomado conciencia de laimportancia que tienen este tipo de iniciativas y han intensificado sus activi-dades en esta línea. Así Alcampo destinó más de 1,1 millones de euros el año2003 a acción social(6), lo que supone un incremento del 15% sobre los fondosdel 2002. Eroski acaba de publicar la primera Memoria de Sostenibilidad delsector, y Carrefour, a través de su fundación, tiene un presupuesto de 600.000euros para desarrollar un programa de colaboración y apoyo a sectores desfa-vorecidos. Este compromiso de las cadenas se materializa, básicamente, en doslíneas de actuación. Por una parte, en la colaboración con la sociedad delentorno cercano (acuerdos con asociaciones locales, apoyo a colectivos desfa-vorecidos, información y formación sobre la ética del consumo) y, por otraparte, fomentando la implicación del consumidor en programas solidarios ode cooperación internacional a través de iniciativas que pone en marcha lapropia compañía en asociación con una ONG. A continuación se van a expo-ner algunos casos concretos de cómo estas empresas de productos de consumohan tomado iniciativas de este tipo.

• Alcampo, por ejemplo, ha emprendido acciones junto a las fundacionesSave the Children, Intervida, IUVE y Crecer Jugando dentro de su polí-

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(4) En un seminario impartido sobre animación de ventas, impartido en el ICADE en 1975, el profesor José Tomás Moliner ya utilizó es-tos términos. MOLINER, J. T: «Seminario sobre nuevas técnicas para activación de ventas y desarrollo de acciones promocionales»,fotocopiado, ICADE, Madrid, noviembre 1975, pp. 23-24(5) Véase la web de Fundación Empresa y Sociedad www.empresaysociedad.org(6) www.alcampo.es, noticia del 24/02/03, consultada el 10/03/04

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tica dirigida a la mejora de las condiciones de vida y desarrollo de los ni-ños, dando prioridad a aquellas organizaciones sin ánimo de lucro quetienen como objeto social la protección y desarrollo de la infancia.

• La Fundación Solidaridad Carrefour tiene acuerdos con varias organiza-ciones, entre ellas Cruz Roja, con quien ha establecido un dispositivo deemergencia para distribuir alimentos de forma gratuita a la poblaciónafectada en caso de catástrofes.

• Eroski ha firmado convenios con Intermon-Oxfam, Médicos sin Fronteras,Unicef y Entreculturas, además de financiar diferentes proyectos de coope-ración internacional: un fondo de microcréditos en la India junto a laFundación Vicente Ferrer, la formación de campesinas en Chile con la ONGIntered, un boletín sobre comercio justo con la organización Setem y el apo-yo a la creación de cooperativas en Kenia junto a Cruz Roja, entre otras.

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Figura 4.

Productos de comercio justo en el Hipermercado

18/6/2004 EUROPA PRESSLa cadena de distribución francesa Alcampo está comercializando en sus centros de Barcelonaproductos de Intermón Oxfam. En concreto está promocionando el café «Equita», que procedede una plantación sostenible y garantiza las condiciones dignas y salarios justos para los tra-bajadores que están empleados en ella. Además los clientes interesados podrán recibirinformación de este tipo de productos de comercio justo, sus objetivos, el funcionamiento y losbeneficios para los productores pequeños de los países en desarrollo, a través de los represen-tantes de la organización no gubernamental que se encontrarán dentro del hipermercado.Alcampo colabora con Intermón Oxfam desde 2002 a través de la oferta en todas sus instala-ciones de una gama de productos de comercio justo, en especial chocolates, cacao y café. Se tratadel segundo año consecutivo que se organiza esta promoción en los centros comerciales de Bar-celona. Durante hoy y mañana se está llevando a cabo en los centros Alcampo de Mataró, SantBoi y Diagonal Mar.

01/04/2004 EXPANSIÓNFundación Grupo Eroski e Intermón Oxfam están desarrollando la III campaña nacional paradar a conocer el comercio justo en los establecimientos del grupo de distribución, que cuentancon puntos informativos en los que se pueden adquirir productos con los que trabaja la ONG.La campaña de este año incluye la venta de camisetas que unen el compromiso con los paísesmás desfavorecidos y el apoyo a las mujeres víctimas de la violencia de género en España y quese pueden adquirir a un precio de tres euros. El comercio justo movió 3,17 millones de euros enEspaña en 2003, un 34,4% más que el año anterior. En los centros de Eroski, las ventas de es-tos productos crecieron un 50%, hasta 180.303 euros en 2003, con la colaboración de 21.500consumidores.

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Estas acciones, que podrían parecer a priori meras campañas de marketingpromocional, están sin embargo cambiando algo de la forma de ser y hacer deestas grandes empresas de distribución, pues hay constatación de que algunosde los compromisos adquiridos lo son al menos a medio plazo y no simplesacciones puntuales.

Así, en el año 2002 Carrefour decidió por ejemplo publicar un informe parainformar de su compromiso con el desarrollo sostenible mediante acciones quehabía llevado a cabo en el año 2001. Este desarrollo sostenible se define como«hacer coincidir la rentabilidad económica, la equidad social y el respeto delmedio ambiente». Los compromisos sociales de esta empresa se pueden resu-mir en tres ejes:

• Un eje económico, definido por la democratización de las relaciones y labúsqueda de la calidad, la garantía del equilibrio en los intercambios co-merciales, el establecimiento de colaboraciones locales duraderas y elfavorecimiento de intercambios internacionales justos.

• Un eje social basado en el respeto y en hacer respetar los derechos hu-manos y del niño, la participación en el desarrollo de la actividad local,el aseguramiento de la salud y de la seguridad del consumidor, y la con-tribución en los intercambios de conocimiento.

• Un eje medio ambiental establecido en preservar la calidad del medioambiente, la biodiversidad y los recursos y en el tratamiento sosteniblede los residuos.

El grupo Carrefour ofrece además entre su surtido algunos productos concomponente solidario como los camarones de Madagascar, la quínoa CarrefourBío y un numero creciente de productos de comercio justo.

Por su parte, el grupo Eroski dedica un 10% de sus recursos a la defensa delos derechos e intereses de los consumidores y a la promoción de acciones so-ciales. En 2001 se creó la Fundación Grupo Eroski con el propósito de llevar acabo estos objetivos prioritarios de responsabilidad social. Sus compromisostambién se articulan sobre tres ejes:

• La información al consumidor con la publicación de la revista Consumeren soporte papel y on-line www.consumer.es.

• La innovación y las iniciativas sociales con la instauración de un labora-torio de análisis de productos, la promoción de becas y ayudas a lainvestigación en bioética, biotecnología y seguridad alimentaria, la en-trega de donativos a ONG, las campañas de comercio justo.

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• La promoción del desarrollo sostenible con el fomento de acciones eco-lógicas en los puntos de venta, o proyectos de desarrollo sostenible enlos países en desarrollo.

Comentario aparte merece la empresa Hipercor/El Corte Inglés ya que,aunque públicamente expone que tiene compromisos con el medioambiente,con los clientes, con los empleados y con la sociedad en general(7), sólo parecedesarrollar el contenido de sus actividades medioambientales. Estas accionesconsisten en el cumplimiento de la normativa medioambiental, la informacióny formación de sus empleados sobre el tema, la dotación de instalacioneshumanas y técnicas para prevenir la contaminación —en el año 2002 se empe-zaron trabajos de implantación de un Sistema de Gestión Medioambiental— yla puesta en marcha de acciones encaminadas a la protección del medioambiente como la prevención de los residuos o el consumo energético respon-sable.

En este apartado se ha hecho referencia a una modalidad de consumo queparece, a priori, una forma muy cómoda de introducir la responsabilidad en lacesta habitual de la compra. Si se acepta que «el mecanismo de compra es unproceso que consiste en cambiar la potencialidad abstracta del dinero por laconcreción de satisfacciones que ofrece el producto o servicio» (Vela y Bocigas,1997) la satisfacción que estarían ofreciendo podría concretarse en el sentirse agusto con uno mismo al estar aportando a la sociedad un bien, una solucióna problemas graves como los que estas causas apoyan.(8)

5 ¿ES SUFICIENTE? ES NECESARIO UN COMPROMISO MILITANTEPARA UN CONSUMO TRANSFORMADOR

A la hora de acercarse a un fenómeno como el que se está describiendo enestas páginas se pueden encontrar al menos cuatro posturas: la Liberal, queplantea que en la sociedad de consumo no hay nada erróneo y los plantea-mientos de una educación para el consumo deben ir enfocados hacia cómorazonar y elegir racionalmente; la Reformista según la cual ciertas costum-bres serían erróneas y habría que cambiarlas pero sin poner en tela de juicioel sistema global; la Responsable para la que el consumo sería parte de untodo mucho más complejo con consecuencias sociales positivas y negativas.Plantearía la necesidad de reflexionar acerca de los complejos vínculos exis-tentes entre la sociedad de consumo y el desarrollo humano, pues pueden

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(7) www.elcorteingles.es (10/03/2004)(8) Un análisis detallado de cómo los productos de marketing con «causa» ofrecen valor al consumidor puede encontrarse en Balles-teros, C., (2001) Marketing con causa. Marketing sin efecto. El Marketing con causa y la educación para el desarrollo, UPCO, Madrid.

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tener no sólo efectos positivos (a medida que los niveles de consumo au-mentan, mayor porcentaje de la población tiene acceso a la alimentación, a lasalud, a la educación, a la información…), sino también negativos ya que lasdecisiones de consumo que se toman por parte de los habitantes de los paí-ses del Norte tienen importantes repercusiones sobre los recursos naturalesdel planeta, sobre la producción de materias primas, sobre la contaminacióno sobre las condiciones de vida de los habitantes de los países del Sur. Por úl-timo, la Radical según la cual el consumismo es tomado como el síntoma detodos los males que afectan al mundo. La sociedad de consumo es, por supropia naturaleza perversa y debe ser abolida. El planteamiento educativopartiría entonces del conocimiento y análisis de las causas profundas de es-tos males para plantear una reforma radical desde un planteamiento de tipopolítico.

Obviamente las dos primeras posturas, representadas en el marketing concausa, no tienen cabida en estas páginas, salvo por lo reflejado en el apartadoanterior, al alejarse del trasfondo y el sentido que se está queriendo exponer.Sin embargo merece la pena profundizar algo en las otras dos.

El consumidor que se podría llamar responsable es una persona cons-ciente que detrás de cada acto de consumo que realiza pone en marcha unamaquinaria compleja y que, precisamente con ese consumo puede estar fa-voreciendo o bien ahondando más en determinadas desigualdades. Elconsumidor responsable es alguien que ante una determinada elección decompra se plantea una serie de criterios éticos o principios de actuación quele hacen inclinar su elección. Es aquella persona que ante dos aerosoles ad-quirirá aquel que dañe menos al medio ambiente por no contener CFC’s; esaquel que ante la compra de una lavadora elige aquella que menos energíaconsume (o agua); es aquel que a la hora de comprar una zapatilla de de-porte se informa de dónde fue hecha y porqué manos. Es una persona quese preocupa no por buscar el producto más barato, más original o más atrac-tivo sino que antepone lo que hay detrás, el valor social de lo que compra.Sin embargo, otros entran simplemente porque el escaparate era atractivo,los productos bonitos o les gusta el sabor del chocolate que se vende en esatienda.

Ambos comportamientos, si bien reportan ingresos a estas organizaciones,no son igual de responsables y lo que se pretende es convertir este segundo tipode comprador en un comprador informado y consciente de lo que compra. Sino fuera así, mañana podría gustarle más el escaparate de enfrente, los pro-ductos de la competencia o el chocolate de una gran multinacional, que noofrecerá a priori garantías sociales.

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El consumidor responsable es, ante todo, un comprador consciente, y consus actuaciones de consumo se pretende llegar a un estado en el cual se estémejor que ahora pero no a nivel individual sino para toda la sociedad. Se tra-ta de que la satisfacción de una necesidad y el paso de un estado a otro noperjudique a nadie y a la vez se haga de forma consciente. En cierto sentido se-ría pasar del ya que no puedo poseer todo aquello que deseo, me conformaré con lo quetengo al puedo vivir mejor si aprendo que la felicidad no viene de la mano de las pose-siones, el consumo y el dinero (Arrizabalaga y Wagman, 1997). Si se entiende quedel consumo depende la posibilidad de cumplir con un proyecto de vida (Re-bollo, 2001), parece que el análisis de lo que una persona necesita para vivir es,precisamente, un magnífico punto de partida para la construcción de este pro-yecto.

Hay dos casos en los que el consumidor prefiere pensar antes que elegir.El primero es cuando teme que su consumo le perjudique. En la mayoría delos países desarrollados los productos deben llevar una etiqueta con la des-cripción del producto y sus posibles efectos secundarios.(de ahí lasinscripciones en el tabaco sobre los efectos perjudiciales, etc.). El segundo escuando se sospecha que determinadas prácticas empresariales no cumplencriterios éticos y por lo tanto se decide boicotear el consumo de esos pro-ductos (productos que provenían de Sudáfrica en la época del Apartheid;productos de la Shell cuando pretendió hundir una plataforma petrolífera enel Mar del Norte, etc.).

El consumidor, en cualquiera de los dos casos, antepone su responsabili-dad a su capricho. Sin embargo es posible profundizar aún más y proponeruna tipología de consumidores como la que se refleja en el siguiente cuadro se-gún la cual se podría decir que existen al menos tres tipos de actitudes básicashacia el consumo responsable:M

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1. El tradicional, que no reconoce ni siquiera el problema y que por tantono está dispuesto a realizar ningún esfuerzo adicional por mantener uncomportamiento mínimamente responsable. No se puede hablar decomportamiento ni de actitud hacia este tipo de compra y solamente enaquellos casos en los que se favorezca la compra por impulso (mercadi-llos, etc.) puede que llegue a adquirir algún producto de comercio justo,porque le parezca atractivo o exótico.

2. El cómodo mezcla de «negociador» y ecologista de «boquilla» sabe quehay problemas pero sólo se comporta de manera responsable si eso nole hace cambiar de hábitos y costumbres.

3. El militante, verdadero consumidor responsable que no circunscribe elámbito de su comportamiento al de la compra sino que tiene interiori-zado un estilo de vida y unos valores que le hacen tratar de transformarel mundo a través de su conducta.

No puede haber verdadero consumo responsable sin cambio de hábitos ysin un compromiso militante. Por eso, ejercer un consumo responsable pasa

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Actitudes frente al consumo responsable

Tradicional Cómodo Comprometido

Grado deconcienciación

Nivel decompromiso

Estado de compra

Lugar de compra

Productos

Medio-bajo

Ninguno

Nulo (ocasional porimpulso)

En todo caso por impulsoen ferias y mercadilloscon cierto componente de“exotismo”

Habituales en la cesta yen todo caso productosde comercio justo que leparecen exóticos

Alto

Adhesión simbólica.No hace nada que lesuponga un esfuerzoadicional

Bajo

Sólo si lo encuentra en suestablecimiento habitualy a un precio adecuado.Ocasionalmente entiendas de comerciojusto

Productos de la cestahabitual pero con elreclamo «verde» oproductos de marketingcon causa.Ocasionalmentecomercio justo

Grado deconcienciación

Militancia activa (no sóloen consumo sino en otrosmovimientos sociales)

Alto

Tiendas especializadasde comercio justo,cooperativas de consu-mo, etc.

Consumo ecológico ybiológico, productosde comercio justo,productos de canales al-ternativos

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primero por el ejercicio de un consumo consciente, cosa que, a priori y con lossistemas modernos de distribución comercial, no parece que se facilite pues lasherramientas de merchandising, animación del punto de venta y técnicas demarketing de la distribución en general, lo que tratan es, precisamente, fomen-tar la compra por impulso, poco pensada, poco consciente. De ahí que lamayoría de los productos con componente solidario que se venden en estos es-tablecimientos utilicen un fuerte reclamo emocional e inmediato que provocanreacciones afectivas en el comprador.

Con todo ello es loable que iniciativas como las descritas en los apartadosanteriores tengan lugar, pues suponen un importante paso adelante, pero in-suficiente si se tiene en cuenta la urgencia y la necesidad de cambio. Esnecesario encontrar y consolidar otras alternativas como las ofrecidas por elcomercio justo y la economía solidaria, que si bien tienen un gran componen-te alternativo, utópico e incluso elitista en el sentido de que es para unosgrupos determinados de población, muy ideologizados y conscientes de lasconsecuencias de sus planteamientos de consumo, son las que realmentetransforman algo el injusto y degradado mundo.

6 EL CONSUMIDOR POLÍTICO. MILITANCIA ACTIVA POR UN CAMBIODE HÁBITOS DE CONSUMO

Tradicionalmente el consumidor había sido considerado únicamente en elpapel de actor (a menudo secundario) en el mercado, mientras que el ciuda-dano trataba de ser actor principal en el sistema político. De ahí que,consecuentemente, el estudio del consumidor se dejaba a los economistas (o alos psicólogos en el caso de explicar su comportamiento) mientras que elestudio del ciudadano era tarea de sociólogos y politólogos. Sólo excepcional-mente se mezclaban ambos mundos. Sin embargo, la evolución de la sociedadlleva cada vez más a la politización de la vida privada, lo cual implica que laconducta del consumidor tenga objetivos y metas antes no pensadas.

Algunos autores como Andersen y Tobiasen (2001), Micheletti (2001) o Jen-sen (2003) han demostrado recientemente que el mecanismo de mercadofunciona, en determinadas ocasiones, como una nueva forma de participaciónpolítica acuñando incluso el término —de difícil traducción—(9) «political con-sumer» y llegando incluso a plantear que el mecanismo de mercado es más

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(9) Literalmente «consumidor político» pero parece que este término se referiría en castellano más al consumidor de política comoproducto y no a un tema de actitud-acción que en la expresión en inglés parece quedar mejor explicitado. En todo caso el concepto essimilar al de ciudadanía económica y nosotros vamos a llamarlo aquí indistintamente consumo transformador, militante o consumocomprometido.

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eficiente para la acción política que los propios canales de participación. Estasacciones políticas pueden darse en dos perspectivas: individual o colectiva, ya su vez pueden ser positivas o negativas:

1. Acciones individuales no organizadas, positivas como por ejemplo elconsumo de productos ecológicos.

2. Acciones individuales, no organizadas, negativas como por ejemplo evi-tar consumir productos que provengan de la explotación de los recursosnaturales o sociales.

3. Acciones colectivas y organizadas, positivas como por ejemplo las cam-pañas de comercio justo que periódicamente organizan algunas ONG yorganizaciones.

4. Acciones colectivas y organizadas, negativas como por ejemplo las cam-pañas de boicots.

Mientras que en el caso de las acciones colectivas y organizadas no parecehaber dudas e incluso hay más autores que defienden esta visión, como Fried-man (1999), las acciones individuales y espontáneas son consideradas por estosautores «políticas» si, y solo si, su intención manifiesta es la transformación deuna realidad juzgada injusta por los propios consumidores (Andersen y Tobia-sen, 2001). Esto es: las acciones de tipo negativo son más políticas que laspositivas que se acercan más al consumo responsable, pues ya sean colectivas ono, no parecen plantear en sus actuaciones una propuesta de cambio y trans-formación del mundo, de nuevas formas de relación y de un nuevo sistemaeconómico y social, sino tan sólo aportar soluciones a determinados problemas,alguno de ellos muy graves, pero sin poner en duda el sistema ni pretendercambiarlo. Es pues necesaria e imprescindible que la conducta de consumo estémotivada por objetivos de transformación consciente. El consumo de productosecológicos sólo será político cuando persiga un cambio del modelo agrícola,una defensa de unos modos y formas de relacionarse con la tierra y sus ciclos,un cambio en los circuitos de distribución… y será simplemente consumo ver-de cuando su principal motivación sea la salud del consumidor. Las opcionescolectivas, esencialmente, serán opciones políticas en tanto que son eso, colecti-vas, pero se les puede aplicar el mismo razonamiento.

Así pues el activismo de los consumidores se considera un nuevo movi-miento social (Hollenbeck y Zinkham, 2006, Kozinets y Handelman, 2004), yse puede hacer una distinción entre dos tipos de consumidores responsables:los reformadores y los revolucionarios, en el sentido de las clasificaciones denuevos movimientos sociales realizados por Held y McGrew (2002), Kiely(2000) y Starr (2000). La diferencia entre estos dos tipos se entiende mejor me-

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diante el análisis de sus objetivos y la forma de poder que ejercen. La princi-pal diferencia entre los consumidores reformistas y los consumidoresrevolucionarios radica en sus objetivos: los primeros buscan cambios en elmercado, sin impugnar el paradigma actual, eligiendo a los mejores y casti-gando a los peores; boicoteando marcas poco éticas y reforzando a losfabricantes «mejores en su clase». Por lo tanto, sus objetivos son ejemplos con-cretos de decisión entre buenas practicas (por ejemplo, el comercio justo,alimentos orgánicos) y las peores formas de producción (por ejemplo, empre-sas no éticas). Sin embargo, para los consumidores revolucionarios enmarcaruna decisión como una opción entre marca A o marca B no es sino limitar ladecisión a la menor de dos males.

Los consumidores revolucionarios piensan primero en las necesidades,evaluando si son imperativas o no y sólo entonces pueden decidir si su satis-facion puede realizarse sin participar en una transacción económica. Elloscreen que muchas de las decisiones no son individuales, racionales o sobera-nas. Por el contrario, las decisiones de compra son influenciadas por fuerzassociales y situacionales (por ejemplo, mensajes publicitarios) y por fuerzas es-tructurales, que se hacen preesentes para aumentar o mantener los niveles deconsumo (Conca, et al, 2001). Sus objetivos son poder dar forma a opcionesde consumo que ataquen las raíces estructurales de los problemas sociales,económicos y políticos.

A través de la acción política en el mercado, los consumidores tratan de ejer-cer poder, como lo conceptualizó Lukes (1974) en tres dimensiones. En suprimera dimensión (A tiene poder sobre B en la medida en que puede obtenerdisposición de B para hacer algo que B no haría) se trata de hacer presión sobrelas marcas, a través de boicots o buycotts, para conseguir convertir las prácticasde algunas empresas en algo más responsable. En su segunda dimensión(A puede limitar el alcance del proceso político a considerar cuestiones que soninocuas al (y posiblemente contra) interés de B). Por ejemplo la introducción denuevas cuestiones en las agendas corporativas, tales como la defensa de dere-chos laborales en la gestión de la cadena de suministro, de problemas de saludo de los derechos humanos. En su tercera dimensión (A ejercita poder sobre Bcuando afecta a B de manera contraria a sus intereses) sería lo que hacen, porejemplo, los defensores del decrecimiento y el no-consumo.

Insistir sobre el consumo como una vía para la acción política tiene, no obs-tante, dos inconvenientes: en primer lugar, refuerza el paradigma actual demercantilización de la vida pública (marketinización), que se ve como la raíz delproblema. Se acepta que estamos regidos por el consumo y que las decisionespolíticas sólo pueden ser tomadas a través de él.

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El segundo inconveniente es que el fomento de esta forma de acción po-lítica propone soluciones muy alejadas del núcleo central del problema. Através de las compras sólo se consiguen mejoras marginales e impercepti-bles en el sistema actual. Para lograr un cambio de paradigma se tiene querealizar una verdadera revolución: reducir el consumo al máximo, salirse deesta sociedad y encontrar formas no económicas de resolver nuestras nece-sidades.

Un segundo aspecto importante, que no ha sido suficientemente abordado(aunque ha sido implícitamente sugerido por Bryan y Hooghe, 2006) es el pro-blema de los factores conativos. La mayoría de los autores acepta que si bienla compra de productos de comercio justo es una expresión del consumo polí-tico, sin embargo no está claro si lo es cuando se ejerce una opción de consumoinconscientemente. Por ejemplo comprar un plátano de comercio justo sin si-quiera saber que es de comercio justo. ¿Se está ejerciendo en este caso unaopción política? Siguiendo a Bryan y Hooghe (2006), sólo se podría hablar deconsumo político si una decisión del consumidor está deliberadamente orien-tada hacia el logro de un objetivo político.

No todos los consumidores buscan estos objetivos transformadores. Otrosautores han distinguido entre motivaciones egoístas y altruistas. Entre los ob-jetivos egoístas o individuales estarían la maximización del control sobre lapropia vida (Bekin et al, 2006),el desarrollo de un crecimiento hacia adentro ollevar una vida más auténtica (Etzioni, 2004), lograr un mejor equilibrio entretrabajo y vida (Craig-lees. y Hill, 2002), tener una vida menos estresante(McDonald et al, 2006). Como ya se mencionó anteriormente, los LOHAS (Li-festyle of Health and Sustainability) consumidores preocupados por la salud delo que comen o visten estarían aquí reflejados.

El Yo

En este primer enfoque, la persona con un comportamiento responsable deconsumo pone su acento, fundamentalmente, en su bienestar, físico y/o emo-cional. Se trata de solucionar situaciones muy claras de disonancia entre lo quese espera de una persona y lo que realmente le apetece. Quizás esto pueda ex-plicarse, una vez más, a través de la coherencia entre lo que uno piensa ycomo actúa. No es sino desde los valores y creencias firmemente asentados enun individuo desde donde puede plantear modelos de consumo y estilos devida acorde con sus ideas que no le provoquen infelicidad.

Estas teorías consideran que el consumo es la expresión más acabada de lademocracia económica y de la autonomía personal ya que el consumidor vota

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con su compra. Estos nuevos movimientos en defensa del consumo, aunque sebasen en estas últimas teorías, no la aceptan completamente y consideran algu-nos puntos criticables como que esta democracia del consumidor no es justaporque no es universalizable, no alcanza a todos por existir grupos que no tienencapacidad adquisitiva y quienes sí la tienen, carecen de información suficientepara realizar «votaciones» realmente libres. Efectivamente, tomar la opción decomprar en mercados locales en vez de en grandes superficies significa unaapuesta por relaciones personalizadas, por apoyar el empleo y el autoempleo,por el contacto personal entre vendedores y compradores, por la compra de pro-ductos sin envasar, etcétera. La aceptación de la racionalidad y el utilitarismocomo criterios de comportamiento fundamentales en la toma de decisiones en laeconomía cotidiana, suponen una pérdida de conciencia de la responsabilidaddel comportamiento del homo economicus —o como lo llama Adela Cortina (2002)homo consumens— en el que parece haberse convertido el ser humano.

No obstante, según la propia Cortina, consumir no es esencial sólo al serhumano, sino que es un rasgo común a todos los seres vivos, que necesitan delconsumo para la supervivencia. Consumir de forma humana sí es el síntomade la libertad, lo que constituye la esencia de los seres humanos. Las accionesde consumo pertenecen al tipo de acciones que pueden ser «libremente elegi-das», que merecen alabanza o reproche porque pueden orientarse en unsentido u otro. Consumir es elegible: la acción de consumir es un acto de li-bertad, y en las formas de consumir se muestra si las personas tienencapacidad de elegir lo que consumen. Cuando además se cuenta con la capa-cidad adquisitiva necesaria, se comprueba si las personas son capaces deejercer su libertad o se dejan influir hasta tal punto por el marketing que pre-fieren hacer dejación de ella. Además, en el ejercicio de esta libertad y en elsentido que anteriormente se comentó que decía el profesor Rebollo, se expo-nen y muestran los valores que orientan la vida.

El motivo principal para un consumo basado en valores es el ya expuestopor Rebollo: consumo para cumplir un proyecto vital que se apetece como de-seable, para alcanzar una felicidad que no es plena si no es responsable. Es, encierta medida, un consumo basado en la moral. La ética invidual ha sido refe-rida por ejemplo a los deseos y necesidades del consumidor (Belk, Ger yAskegaard, 2003) o al consumo de productos que causan daño social (Hyokjin,Zinkhan y French, 2001).La compra cotidiana basada en aspectos éticos hasido introducida por Holbrook (1994) aunque referida únicamente a los pro-blemas de eliminación de los residuos que generan los productos comprados.

El conflicto entre satisfacer los deseos y necesidades frente a lo que lascreencias morales y valores de los individuos propondrían ha sido estudiado

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en varias ocasiones, aunque siempre desde un enfoque del conflicto en la elec-ción, desde una simplicidad de planteamientos entre «lo bueno y lo malo». AsíMarks y Mayo (1991) planteaban el dilema moral entre satisfacer el deseo deadquirir un coche de importación frente a lo que supone apoyar el empleo na-cional en el sector automovilístico estadounidense. O también, por ejemplo,los estudios de Hyokjin, et al (2001) acerca de comportamientos impulsivos ycompulsivos del consumidor. Todos ellos concluyen que la disyuntiva entrelos deseos consumistas y «lo que debería ser» provoca insatisfacción y senti-mientos de frustración (Lucena, 1998). En algunos casos eso sí, se admite quelas preferencias de los consumidores a corto plazo (el consumo inmediato) y alargo plazo (la sostenibilidad) son a menudo inconsistentes (Hoch y Lowens-tein, 1991).

Sin embargo, estas actuaciones no son completamente aceptables pues al-gunos puntos pueden considerarse criticables, como que esta democracia delconsumidor no es justa porque no es universalizable, no alcanza a todos, porexistir grupos que no tienen capacidad adquisitiva y quienes sí la tienen, care-cen de información suficiente para realizar «votaciones» realmente libres. Porotra parte no parece que, al menos en España, y según datos de la EncuestaSocial Europea (ESE), que es una encuesta que se realiza desde el año 2002 enmás de veinte países de Europa, y que plantea preguntas sobre la realizaciónde acciones de participación de consumo (tanto boicot como compra de pro-ductos por motivaciones políticas), este tipo de compromiso tenga un altoimpacto como propuesta de cambio. Así mientras que en Suecia, por ejemplo,un 55% de los entrevistados afirma comprar productos por razones políticas yun 32% haber realizado actividades de boicot, en España los porcentajes sonde un 12% y 8% respectivamente.

Los otros. Lo colectivo

El segundo enfoque del consumo político es considerarlo una expresión co-lectiva y organizada para generar un cambio en los patrones de consumo, yasean de carácter positivo, o negativo, como en los casos de boicot, como cuan-do Greenpeace propuso no consumir productos de la empresa petrolífera Shellen el año 1995, dado que quería hundir una plataforma petrolífera de supropiedad en desuso, en el Mar del Norte, con el consecuente impacto me-dioambiental negativo. Más recientemente en España se han producidocampañas en contra del consumo de productos transgénicos o de empresasque apoyaban la guerra en Irak o, desde una perspectiva ideológica diferente,el boicot a productos catalanes promovido por el entorno de la derecha espa-ñola cuando la reforma del Estatuto de autonomía catalán.

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Este tipo de reflexiones, llevadas quizás a un extremo radical son las quedeterminados grupos y colectivos realizan, en el sentido ya planteado al iniciode este apartado por Arrizabalaga y Wagman (1997) sobre la felicidad que pro-porciona la austeridad, o la tradicional reflexión sobre las nuevas formas deproducción y consumo que desde el último tercio del siglo XX han ido con-centrando cada vez más poder en las marcas de las multinacionales a lo largode un mundo perfectamente organizado para ello (Klein, 2001). El libro de estaautora No logo se ha convertido en todo un manifiesto de los movimientos an-ticonsumo y por otra globalización. Las campañas de boicot a determinadosproductos por motivos ideológicos son asimismo un exponente de estos plan-teamientos. Productos de empresas petrolíferas, famosos refrescos de cola,productos alimenticios transgénicos, etc.

Un buen ejemplo de este tipo de iniciativas puede ser la Campaña RopaLimpia. Se trata de una campaña a nivel europeo que pretende sensibilizara los consumidores y a la opinión pública sobre el origen y las condicionesde trabajo que los productores emplean en sector textil, así como promoverun comercio más justo y equitativo con el Sur y un consumo más responsa-ble en el Norte. La campaña pone énfasis en la denuncia y la presión aempresas multinacionales para que cambien prácticas que perjudican a lospaíses y poblaciones más desfavorecidas del Sur y del Norte. También plan-tea alternativas concretas y viables a estas formas de trabajo. En este sentidopropuso a principios del 2000 una acción para que los consumidores devol-vieran a los fabricantes correspondientes determinadas zapatillas dedeporte de tres marcas muy conocidas por tener un defecto social de fabri-cación.

Otro buen ejemplo es la guía elaborada por la organización ecologistaGreenpeace para «comprar sin tóxicos» en función de si los productos contie-nen o no sustancias calificadas por el Convenio OSPAR como especialmentepreocupantes. Con este fin, ha analizado los productos que incluye la guía o hamantenido contactos con las empresas para pedirles garantías de que no utili-zan esos productos químicos peligrosos para la salud. Como si de un semáforose tratara ha elaborado una lista verde, otra de marcas ámbar, que es la de losproductos que, si bien contienen químicos perjudiciales para la salud, han ini-ciado una política de eliminación de tóxicos y fijado fechas tope pararealizarlas. La lista roja la componen productos que «siguen contribuyendo ala exposición diaria a tóxicos peligrosos sin querer asumir la responsabilidadque tienen con la salud pública»(10).

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(10) http://archivo.greenpeace.org/toxicos/html/home.html (8/07/03)

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También existen proyectos como el que sostiene la página webwww.consumehastamorir.com en el que tratan de hacer una reflexión crítica eirónica sobre esta sociedad del hiperconsumismo utilizando el lenguaje publi-citario con el fin de «llamar la atención de los ciudadanos, en la medida denuestras posibilidades, para que con un comportamiento adecuado en el día adía se consolide en nuestra sociedad una cultura de consumo responsable, crí-tico y justo de manera que, salvaguardando los valores humanos, sociales ymedioambientales, consigamos entre todos un mundo más justo, un mayorrespeto por la naturaleza y la vida, un reparto de bienes solidario y un modode vida basado en los valores que de verdad son los que nos proporcionansentido a la misma»(11).

Existe incluso un día mundial dedicado a no comprar nada. El viernes pos-terior al día de Acción de Gracias, en noviembre de cada año se celebra entodo el mundo celebran jornada mundial contra el consumismo. El Buy No-thing Day se lanzó por primera vez en 1992 en Canadá por Ted Dave. Enun manifiesto titulado «Basta: Campaña AntiConsumo». Su lema dentro deun código de barras es: «La vida es mucho más que consumir».

Algunos otros ejemplos son los propuestos por Adbusters, que es una revis-ta contrapublicitaria canadiense; Subvertise, almacén de imágenes chistes ygráficos críticos con el consumo y las marcas; Yomango; el Mal, MovimientoAnticonsumista de Liberación; Lisergia.net; La web de espiral; el BLF (Billboard Libe-ration Front) frente de liberación de vallas publicitarias, que es uno de loscolectivos contrapublicitarios más antiguos de EEUU; Cars-suck.org, colectivode Nueva York que lucha contra la cada vez más depredadora dependencia delos coches; El Reverendo Billy y la Iglesia del Stop Shopping; ®TMark Empresariosdel desorden que es una curiosa organización que se autodefine como «máqui-

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(11) www.consumehastamorir.com (12/07/04)

Figura 5.

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na de mejorar la cultura y la vida de sus accionistas (a menudo en detrimentode las opulencias de los ricos)»; L’association Résistance à l’Agression Publicitaire(RAP) en Francia, que es la asociación contrapublicitaria más antigua de Fran-cia, etcétera.

7 PROPUESTAS PARA UN CONSUMO DEMOCRÁTICO Y REFORMADOR

Cambiar la cultura de consumo implica una verdadera revolución en mu-chos ámbitos: social, económico, político, moral, cultural, intelectual oespiritual, que no admita más la existencia de desigualdades sociales y partade la organización de otra forma de economía y consumo. La Alianza para unMundo Responsable, Plural y Solidario, iniciativa de la fundación Charles Léo-pold Mayer, propuso para ello un decálogo, construido a través de lapropuesta y discusión entre expertos en el tema y que de alguna forma recoge,resume y concreta el espíritu de lo que se ha querido decir en este artículo:

Para ello es necesario, como de hecho se está haciendo, abrir y traer a laagenda pública el debate sobre las consecuencias ecológicas y humanas de losestándares de consumo actuales, estimulando la toma de conciencia sobre laurgencia del cambio.

1. Promover el paradigma del consumo responsable y consciente. Esti-mular el debate sobre las consecuencias ecológicas y humanas de losestándares de consumo, al nivel local, nacional y global, en el sentido deconstruir estándares individuales y colectivos que no sean perjudicialespara el ambiente colectivo, para las generaciones futuras ni para la aten-ción democrática de las necesidades humanas. O sea, que fortalezcan laequidad, la sustentabilidad y la calidad de vida.

2. Estimular la ruptura con el paradigma que asocia consumismo y reali-zación humana. Valorar formas de satisfacer las necesidades para un«buen vivir» que no sean adquiridas de forma mercantil, sino por laconvivencia social, el intercambio afectivo y la identidad cultural. Cues-tionar el consumismo en su carácter de una necesidad del sistemaproductivo en la era del capitalismo de masas, y no un instrumentopara la realización humana. Romper la ecuación consumo=felicidad va-lorando y proponiendo otras formas de satisfacer las necesidades noadquiridas en los circuitos habituales, sino mediante la convivencia, elintercambio afectivo y el trueque.

3. Promover el control democrático sobre la industria de la publicidad.Crear organismos de regulación del mensaje publicitario, con fuerte re-

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presentación de la sociedad civil organizada, que cohíban la mentira, lamanipulación de datos y la fabricación artificial de necesidades. Denun-ciar los sutiles mecanismos psicológicos utilizados por la industria de lapublicidad para moldear deseos y carencias en función de los interesesdel capital. Denunciar los sutiles mecanismos utilizados por el marketingy la publicidad para moldear deseos y carencias y presentarse como «lamejor solución», especialmente cuando usan y abusan de los sentimien-tos solidarios y generosos de las personas para conseguir sus fines.

4. Aumentar la transparencia y la honestidad de las informaciones alconsumidor. Crear centros de debate e información, ampliamente abier-tos para la opinión pública, que suministren indicadores y datos sobrela calidad de los productos y los impactos ecológicos y sociales de suproducción. Democratizar los procesos de elaboración de precios y cos-tos de los productos y servicios, que permitan la intervención delconsumidor en la construcción de precios justos.

5. Fortalecer la acción del poder público en la promoción del consumo sus-tentable. Estimular la acción de gobiernos democráticos para que seanimportantes aliados, sin centralizar las decisiones, en la regulación del sec-tor privado y en la atención de las necesidades básicas de la población.Estimular la implementación y el cumplimento de leyes que garanticenlos derechos de los consumidores y adopten el principio de precaución enla liberación de productos y servicios potencialmente perjudiciales al bien-estar colectivo. Establecer políticas fiscales / tributarias que estimulen laeconomía solidaria e impongan tributos a los sistemas de producción quefavorezcan el desperdicio, la contaminación o la separación social.

6. Fortalecer el consumo ético en la producción de la infraestructurasocial. Sensibilizar e informar legisladores, políticos y funcionarios pú-blicos en general sobre las prácticas de consumo ético, reduciendo elconsumo de agua, papel, energía, modificando las leyes de licitaciónpara privilegiar criterios sociales y ecológicos, planeando e implemen-tando formas alternativas de transporte y energía utilizando tecnologíassustentables.

7. Fortalecer la acción social contra bienes de consumo que promuevanla injusticia y la insustentabilidad. Crear una red de informaciones yun movimiento efectivo para promover campañas y acciones públicasdenunciando empresas que explotan a los trabajadores o perjudican elmedio ambiente, desarrollando y fortaleciendo redes internacionales deconsumidores solidarios destinadas a acompañar y colaborar en la arti-culación de los movimientos nacionales y locales por el consumo ético.

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Organizar el boicot colectivo a productos generados en relaciones de ex-plotación del ser humano, de los animales y de la naturaleza, y tambiéna productos y servicios de países que fomenten guerras o donde hayafalta de respeto por el ser humano y por el medio ambiente, aunqueesos productos sean más baratos.

8. Fortalecer la acción social a favor de bienes de consumo beneficiosos ysustentables. Difundir los beneficios de la opción individual y colectivapor productos ecológicamente correctos (con tecnologías no contaminan-tes, envases mínimos y reciclables, consumo mínimo de energía, etc.) ysocialmente justos (productos que sean generados por iniciativas de pro-ducción locales fundadas en la autonomía, en la cooperación, en lacorrecta distribución de la renta y en la promoción de una vida dignapara los trabajadores).

9. Promover la atención cada vez mayor de las necesidades sociales deconsumo a través de la economía solidaria. Sistematizar y difundir in-formaciones actualizadas sobre las iniciativas solidarias existentes, en elsentido de potenciar opciones éticas, facilitar cambios y reestructurar deforma complementaria y solidaria las cadenas productivas a partir delconsumo. Crear puntos de venta minoristas y canales de distribuciónque maximicen la relación directa entre productor y consumidor, auxi-liando el establecimiento de ricas relaciones culturales y sociales quevan más allá del mero intercambio mercantil. Establecer políticas fisca-les que favorezcan las iniciativas de la economía solidaria y quepenalicen los sistemas de producción que favorezcan el desperdicio, lacontaminación o la separación social.

10. Estimular una cultura del consumo ético. Movilizar y sensibilizar sobreel consumo ético a través de la educación (para estimular la formaciónde mentalidades críticas y para la defensa de una ética que respete yasuma responsabilidad delante del otro) y de la información (para per-mitir la opción, la elección, el poder del consumidor, descubriendo lasrelaciones de explotación inherentes a las mercancías en venta) para dis-cutir la articulación entre las relaciones que establecemos en nuestrotrabajo y nuestras vidas, y las relaciones de explotación que rigen losproductos que consumimos. Insertar en los currículos del sistema edu-cativo formal, en los cursos de formación de profesores y en los cursosde capacitación profesional, una reflexión crítica sobre la economía, lapropaganda y el consumo.

11. Estimular la formación de actores sociales comprometidos con elconsumo ético. Insertar el consumo ético como orden del día en reu-

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niones de sindicatos y movimientos sociales, puesto que son tambiénconsumidores, estimulando la formación, actuación, fortalecimiento yampliación de asociaciones de consumidores, trabajadores y redes decolaboración solidaria. Valorar la familia y especialmente la mujercomo importante agente en la formación de ciudadanos que practi-quen un consumo social y ecológicamente responsable. Movilizar ysensibilizar sobre el consumo a través de una apuesta decidida por laeducación para el consumo transformador

Con esta propuesta de alguna forma se pretende marcar toda una línea detrabajo, tanto individual como social para tratar de hacer del consumo res-ponsable no sólo una práctica de comportamiento de compra, sino todo unestilo de vida, donde se recogen aspectos políticos, educativos, de participa-ción ciudadana, etc. a la vez que se intentan dar pautas para las conductascotidianas.

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RESUMEN

Las cifras demuestran que el comercio justo está calando poco a poco en la población y que, almenos por cifra de ventas, el sector tiene futuro. Sin embargo, después de más de 40 años deandadura, el movimiento debe reflexionar hacia dónde camina.Frente a los modelos tradicionales, que abogan por enfocar todos los esfuerzos a incrementar lasventas de productos de CJ —haciendo hincapié únicamente en el concepto «justicia» de laproducción— y para ello abrir el abanico de distribuidores a las grandes superficies y super-mercados, la corriente alternativa tiene una visión más integral, poniendo el acento en toda lacadena comercial y no sólo en la producción; por ello se opone a la entrada del CJ en las gran-des superficies y en la industria agroalimentaria y muestra una postura muy crítica con el selloFLO, principal valedor del CJ centrado exclusivamente en la producción en origen.La pregunta es muy simple: ¿Luchamos por vender más y más productos con la etiqueta de CJo por transformar un sistema económico y comercial injusto que nos está llevando al desastremedioambiental…?

Palabras clave:

Comercio justo, Sello FLO, modelo comercial, modelos educativos.

Ignacio Hurtado Puerta

Economista. Miembro de OCSI (Organización de Cooperación y Solidaridad Internacional) desde 1990.Voluntario cooperante en la diócesis de Tehuantepec, Oax. México, junto con su familia entre los años1995 y 2000 donde coordinó el área de medio ambiente de la pastoral [email protected]

Sumario

1. Introducción. 2. El movimiento de comercio justo en España. 3. El comercio justo en Europa.4. El sello de comercio justo. 5. Modelos comerciales frente a modelos educativos. ¿Qué está en juego?

6. Reflexiones finales. 7. Bibliografía.

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ABSTRACT

The figures show that Fair Trade is gradually having an impact and that, at least in terms ofsales, the sector has a bright future. However, after more than 40 years since its launch, themovement must reflect upon what direction it will take.In contrast with traditional models that advocate focusing all efforts on the sale of Fair Tradeproducts (underlining solely the concept of “fairness” in production, and therefore opening therange of distributors to include department stores and supermarkets), the alternative line takesa more integrated approach, laying emphasis on the entire commercial chain and not just pro-duction, and it is therefore opposed to including supermarket chains and the agro-food industryin Fair Trade initiatives and it is highly critical of FLO certification (FLO being the main FairTrade certification body focusing solely on production at source).The question is quite simple: do we fight for selling more and more Fair Trade Labelled prod-ucts or to change an unfair economic and trade system that is carrying us to an environmentaldisater…?

Key words:

Fair trade, FLO label, Commercial models, Educative models.

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En este mundono se consigue nunca lo posiblesi no se intenta lo imposibleuna y otra vez.

(Atilio Borón)

1 INTRODUCCIÓN

En la raíz de las grandes desigualdades entre el Sur y el Norte están las rela-ciones comerciales. Hablar de comercio justo nos lleva implícitamente a admitirque existe un comercio injusto — lamentablemente el más generalizado, basadoen negociaciones completamente asimétricas que producen explotados y explo-tadores. Esto es especialmente lacerante en las relaciones Norte - Sur, perotambién lo podemos encontrar en las relaciones entre nuestro Norte «desnorta-do». Supone admitir que vivimos inmersos en un sistema económico y comercialprofundamente injusto, que directa o indirectamente aboca a buena parte de lapoblación mundial a vivir por debajo de los umbrales de la pobreza material, yque va ampliando la brecha entre pueblos enriquecidos y empobrecidos.

El movimiento de comercio justo nació, hace más de 40 años, como una pe-queña luz que iluminara la profunda oscuridad en la que estaba sumido elcomercio mundial. Pretendía denunciar las causas y los efectos que la injusti-cia, en el terreno comercial, tenía —y tiene— en la vida de miles de millonesde personas a diario, y alumbrar poco a poco alternativas más globales quepudieran llevar al conjunto de la humanidad a vivir con mayor dignidad; aunos con bastante menos, a otros, la gran mayoría, con un poco más y siempredesde el equilibrio con nuestro entorno natural, casa común, que nos permitela vida.

No debemos olvidar el aspecto medioambiental ligado a la actividad co-mercial. El comercio determina el consumo, pero bien podría ser al revés y—apoyados en un consumo responsable, consciente, que primara el comerciode proximidad— hacer depender el comercio de este consumo «justo». Cuan-do acudimos al mercado consumimos por lo general en exceso; demasiadosproductos que no son necesarios para nuestra vida. En muchas ocasiones pa-gamos precios muy baratos que no cubren en términos reales lo que cuesta

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producirlos (además de los salarios de miseria, las jornadas laborales abusivas,la mano de obra infantil, la discriminación de la mujer, las condiciones de tra-bajo insalubres, la esclavitud… en el precio de los productos no se incluye elcoste medioambiental). Finalmente desechamos gran cantidad de los produc-tos sin haberles dado el uso para el que estaban destinados, generando seriosproblemas al medio ambiente. Tal vez pensemos que con estos intercambiosbaratos, aunque pierdan los trabajadores y los países del Sur, ganamos nos-otros… Además de ser una reflexión egoísta e irresponsable, está lejos de larealidad; perdemos todos. Este modelo de producción y consumo irracional,anclado sobre todo en el Norte económico, está llevando a cambios globales enel planeta de consecuencias impredecibles.

El sistema impone un tipo de comercio al servicio de un tipo de consumo;ambos son insostenibles; ambos generarán con el tiempo más y más conflictosy serán responsables de que las diferencias entre los privilegiados y los olvi-dados del sistema sigan creciendo.

Por todo ello, no podemos hablar de comercio justo (CJ en adelante), desdeuna perspectiva integral, si no tenemos en cuenta cuatro conceptos fundamen-tales e irrenunciables, a la hora de construir propuestas transformadoras:

a) Consumo responsable: El CJ debe estar sometido a este concepto pri-mario; no se trata de consumir por encima de las necesidadesracionales, aunque sean productos que cumplen los criterios de este tipode comercio.

b) Defensa del derecho a la soberanía alimentaría: Se trata de no produ-cir para exportar, para el mercado, aunque éste sea justo, antes de tenerresuelta la alimentación propia.

c) Comercio justo universal: El CJ y sus criterios, no sólo deberían estarpresentes en los intercambios Norte - Sur, sino también en los intercam-bios Sur - Norte, Norte - Norte y Sur - Sur.

d) Racionalidad en el comercio: Supone luchar por el comercio de proxi-midad, primando aquellos circuitos comerciales que sean más cortos(por ejemplo; no tiene sentido consumir mermelada de ciruela de Ecua-dor si se produce en España con los mismos criterios de justicia).

2 EL MOVIMIENTO DE COMERCIO JUSTO EN ESPAÑA

Hay un acuerdo generalizado para fijar el año 1989 como fecha de naci-miento del CJ en España, pero los hitos más significativos de la formación de

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este movimiento fueron, la celebración del I Encuentro Estatal de Economía Al-ternativa, Justa y Solidaria, en Córdoba en mayo de 1993 y la creación de laCoordinadora Estatal de Organizaciones de Comercio Justo en 1996. Sin embargo,bastante antes de estas fechas, unas cuantas asociaciones colaboraban con con-trapartes del Sur, distribuyendo sus productos —artesanías principalmente—a través de mercadillos solidarios, sin una organización muy estructurada nien pedidos, ni en cantidades, ni en precios…

Podemos afirmar que la década de los 90 del siglo XX es un tiempo deasentamiento del concepto «comercio justo»; un tiempo donde se consolidanlas primeras tiendas, desde donde se hace una importante labor de sensibili-zación, y comienzan a operar importadoras de una manera organizada yconsistente. Hacia finales de los 90 la coordinadora aglutinaba a la mayoría deorganizaciones —asociaciones, importadoras y tiendas—, sin embargo ya co-menzaban a aparecer los primeros síntomas de que al movimiento de CJ lecostaría caminar con unidad, debido a las diferentes visiones e intereses que seacunaban en su seno.

Desde el año 2000 se dispone de datos, más o menos ajustados a la reali-dad, gracias a los esfuerzos de recopilación y síntesis que la organizaciónSetem ha venido realizando, a través de sus informes anuales.

Del informe 2008 se desprende que entre los años 2000 y 2007, las ventasglobales de las principales organizaciones españolas de CJ no han parado decrecer, lográndose un 14,2% de crecimiento anual medio, a pesar de la irregu-laridad en el crecimiento que demuestra la serie y a pesar de la desaceleraciónque se observa en los dos últimos años. De esta forma, en apenas ocho años,las ventas de estos productos han pasado de los 7 millones de euros del año en2000 hasta los 17 millones de 2007.

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Tabla I. Ventas totales 2000-2007. Fuente. Informe El Comercio Justo en España2008. Icaria Editorial

AÑO VENTAS TOTALES EN MILES DE € TASA DE CRECIMIENTO %

2000 6.9652001 7.221 3,72002 8.976 24,32003 10.662 18,82004 11.670 9,52005 14.985 28,42006 16.576 10,62007 17.246 4,0

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Además, según se desprende del análisis de la agencia TNS Worldpanel(1)

elaborado con motivo del día del comercio justo del año 2008, el consumidorético está en alza: un 26,9% dice estar comprometido con los derechos de lospaíses productores y afirma comprar productos de comercio justo «siempreque los encuentra».

Como vemos, a tenor de las cifras de ventas y de posibles consumidores,hay un futuro halagüeño para el CJ en España; sin embargo la irregularidaddel crecimiento nos pone sobre aviso acerca de lo errática que puede llegar aser la demanda de este sector. Así, el informe de Setem señala que en el perio-do 2000 - 2005 la tasa de crecimiento promedio se situó en el 16,9%, frente al7,3% del bienio 2006 - 2007. Este frenazo del crecimiento de las ventas ha he-cho que el importe total quede por debajo del peor escenario previsto en 2006,para el periodo 2007 - 2010, que ya asumía una posible desaceleración que, almenos en el primer año, se ha visto superada (este escenario preveía unas ven-tas totales de algo más de 18 millones de euros y la cifra final, apenas hasuperado los 17 millones).

Es curioso que la desaceleración en las ventas de productos de CJ declara-das por las importadoras, coincida con la introducción en 2005 del sello FLO(Explicado ampliamente en el punto 4). Este hecho puede ser una proyección delfuturo para el consumo de productos de CJ, como ha ocurrido en los mercadoseuropeos maduros; es decir, incremento y concentración de ventas a través delas grandes superficies, que venden productos con el sello de CJ, con un cadavez menor peso relativo de las organizaciones de CJ en la distribución de losmismos…

Sin embargo en el análisis de los canales de distribución de las ventas en2007 los datos arrojan que las tiendas especializadas en CJ realizaron todavía

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Tabla II. Distribución de las cuotas de venta, según canales de distribución2005-2007. Fuente. Informe El Comercio Justo en España 2008. Icaria Editorial

CANAL DISTRIBUCIÓN AÑO 2005 % AÑO 2007 %

MINORISTAS 62,1 76,9SUPERMERCADOS 6,8 10,9OTROS (restauración, vending, internet, etc.) 22 4,2OTRAS DISTRIBUIDORAS 1,5 2,1MAYORISTAS (EXTRANJERO) 6 5,8DETALLE (EXTRANJERO) 1,7 0,1

(1) Análisis TNS Worldpanel. (9 de mayo de 2008). http://www.tns-global.es/docs_prensa/nota_prensa_158.html

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más de las tres cuartas partes de las ventas finales (de hecho, en estos dos úl-timos años han crecido incluso más que en la etapa precedente, con un 20,7%de media anual entre 2006 y 2007, frente al 15,1% de los años 2000-2005, cap-tando buena parte de la pérdida experimentada por las ventas realizadas através de bares y restaurantes, máquinas de vending, regalos de empresas ocooperativas de consumidores; a continuación, con el 10% de las ventas se si-túan las grandes superficies, que como comentábamos anteriormente, pasande mostrar un crecimiento muy bajo (del 3,6% anual entre 2000 y 2005) a unextraordinario crecimiento del 37,9% anual entre 2006 y 2007, que parece mar-car la tendencia en adelante.

Además de la introducción, desde 2005, de los productos certificados conel sello FLO, en este crecimiento de las ventas a través de las grandes superfi-cies ha influido de manera significativa las colaboraciones, cada vez másfrecuentes, entre éstas y un determinado grupo de organizaciones de CJ—como la quincena de CJ que, desde el año 2002, en el mes de noviembre, or-ganiza Alcampo junto a Intermón Oxfam (www.alcampo.es) o los acuerdos decolaboración de esta misma organización con 10 grandes superficies entre lasque se encontrarían Alcampo, Carrefour, Caprabo, Eroski o Consum (Periódi-co Cinco Días de 22 de enero de 2007)—, que según afirman, están llamados acubrir la demanda de un tipo de consumidores que, deseando adquirir estetipo de productos, alegaban no poder encontrarlos en espacios de compra ha-bitual, como los supermercados, etc.

El esfuerzo del consumidor: importe medio anual por 1.000 habitantes

Los españoles destinaron en 2007, a la compra de productos de CJ, en pro-medio y por cada 1.000 ciudadanos, unos 361 euros. Esto supone que, demedia, cada ciudadano español empleó 0,36 euros (56 pesetas, por si algunotodavía transforma) en comprar productos de CJ. En 2004 esta cifra importaba268 euros, con un incremento absoluto de 93 euros por cada 1.000 habitantes,equivalente a un incremento relativo de algo más del 35% en tan solo 3 años.

Es este un dato muy interesante que marca, por un lado, el aspecto emi-nentemente testimonial de este mercado en la actualidad y por otro, lapotencialidad real de desarrollo del sector ligado a una labor divulgativa y decomunicación que ayude a crear una conciencia social más extendida.

Sin embargo, tampoco podemos considerar los datos de una manera ho-mogénea para toda España; así, entre las Comunidades Autónomas,ciertamente hay una gran dispersión, destacando Cataluña, Baleares, Ma-drid, Navarra, el País Vasco y Aragón como las regiones que más recursos

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por cada 1.000 habitantes emplean en productos de CJ (cerca de 600 euros demedia); todas ellas superan la media nacional (361 euros), situándose en losúltimos lugares Murcia, Extremadura, Canarias, Castilla-La Mancha, Canta-bria y Andalucía con una media que no alcanza los 170 euros. En general laconcentración de personas facilita el aumento de esta ratio, así como el nivelde renta, aunque evidentemente el trabajo de sensibilización de las organiza-ciones de CJ, junto con la apertura de puntos de venta es probablemente elaspecto más determinante.

Ventas de Comercio Justo por productos

En 2007 llama la atención la recuperación de las ventas de artesanía en de-trimento de los productos de alimentación. Los más de 9 millones de euros aque ascienden las ventas de alimentos suponen poco más del 55% de las ven-tas finales (frente al casi 63% de 2005). Mientras que, los más de 6 millones deventas de productos artesanales permiten que su participación relativa sobreel total aumente hasta casi el 40% (frente al 30% de 2005).

Es significativa la caída de ventas del producto estrella del CJ, el café, queen los dos últimos años sufre una caída anual del 11%, lo que arrastra al des-censo general de los productos de alimentación.

Una vez más podemos observar como la introducción del sello de CJ, queha comenzado a comercializar productos de alimentación (básicamente café,cacao, azúcar y te) desde el año 2005, coincide en el tiempo, casi perfectamen-te, con estos descensos relativos declarados por las importadoras. De hecho,los descensos declarados en el año 2007 en el conjunto del café de CJ contras-tan con las ventas de café certificado por FLO, que aumentaron un 80% eseaño respecto a 2006, siendo Intermón Oxfam la que lidera las ventas y la quetiene mayor presencia en supermercados y grandes superficies.

Después de casi 20 años, se puede estar produciendo una cierta pasividaddel consumidor responsable, que le lleve a la desmovilización, alimentadotodo ello por las diferentes visiones al interior del movimiento de CJ al res-pecto del sello de certificación de los productos. Es decir, en este corto periodo,el crecimiento de consumidores que acceden al CJ a través de supermercadosy grandes superficies (argumento esgrimido por las organizaciones queapoyan el sello) no habría podido compensar la fuga de consumidores res-ponsables, en desacuerdo con estas prácticas o simplemente confundidos…

La evolución del consumo de café, debería servir para analizar la posibletendencia de otros productos.

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3 EL COMERCIO JUSTO EN EUROPA

Para analizar este aspecto se pueden obtener datos de las tiendas especializa-das de CJ, de las importadoras de productos y de las asociaciones certificadorasde productos de CJ. En general, estos datos no se pueden sumar pues, posible-mente, se estarían duplicando una serie de productos. Sin embargo, según lascertificadoras (los sellos FLO bajo las diferentes denominaciones nacionales), lasventas en Europa podrían haber ascendido en 2007 a 1.500 millones de euros,que es más de 3 veces el dato global declarado por las importadoras y el que Se-tem utiliza para elaborar su estudio.

Tal y como se observa en la tabla III, para el año 2007 las ventas canaliza-das en Europa a través de las importadoras de los denominados «mercadosmaduros» (mercados con tradición y un largo camino en el desarrollo del CJ)rondarían los 425 millones de euros. Habría que añadir los 500.000 euros a queascienden las ventas que, por el mismo canal, se han registrado, en conjunto,en los denominados «mercados jóvenes» (Eslovenia, Malta, Portugal y la Re-pública Checa). Del conjunto destacan por su volumen de ventas tres países(Reino Unido, Holanda y Alemania) cuya venta agregada supone el 60% deltotal de las ventas europeas de ese año (cerca de 250 millones de euros). Trasellos se encuentran Italia y Francia, cuyas ventas conjuntas se acercarían tam-

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Tabla III. (Datos 2007 procedentes del informe de Setem El Comercio Justo en España2008 . Icaria Editorial)

PAÍS GASTO EN € POR 1.000 VENTAS TOTALES PESOHABITANTES. MILES € RELATIVO (%)

REINO UNIDO 1.610 98.211 23,1HOLANDA 4.872 80.389 18,9ALEMANIA 796 65.686 15,5ITALIA 856 50.404 11,9FRANCIA 744 46.067 10,8BÉLGICA 2.486 26.099 6,1SUIZA 2.764 20.729 4,9AUSTRIA 1.873 15.737 3,7SUECIA 264 2.430 0,6IRLANDA 287 1.262 0,3FINLANDIA 57 300 0,1NORUEGA 53 249 0,1ESPAÑA 384 17.246 4,1

MEDIA / TOTAL 1.131 424.809 100

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bién a los 100 millones de euros, explicando casi otro 25% del total. Es decir,estos cinco países suponen prácticamente el 85 % del CJ en Europa.

Por detrás, a considerable distancia pero todavía con cifras significativas,se sitúan Bélgica y Suiza, que unidas, superarían los 45 millones de euros (unpoco más de la décima parte del valor finalmente registrado). Rondando los 17millones se encontraría ya España quien, según estos datos, habría logrado yaigualar o incluso superar las ventas de Austria. El resto de países consideradosen el informe —Noruega, Finlandia, Irlanda y Suecia—, por su parte, se mo-verían en cifras mucho menores (entre los 250.000 y los 2,500.000 euros), lo querelegaría su importancia relativa sobre el total vendido a participaciones infe-riores al 1%.

Sin embargo, y como sucedía con las comunidades autónomas para el es-tudio del caso español, la información anterior puede estar sesgada por eltamaño absoluto que tengan las poblaciones y las economías de los distintospaíses europeos. Cabe analizar, por tanto, el grado en que el movimiento hapenetrado en su ciudadanía, medido ahora a través del gasto per cápita quese destina anualmente al consumo de este tipo de productos. Así, y tal ycomo se observa en la tabla III, países como Francia, Alemania e Italia, quese sitúan entre los cinco de cabeza por volumen absoluto de ventas, regis-tran, sin embargo, gastos promedio por cada 1.000 ciudadanos superiores a750 euros, pero inferiores a la media correspondiente a los mercados madu-ros europeos (unos 1.100 euros en 2007). Por debajo de esta cifra se sitúaEspaña (384 euros) y en la cola, con niveles de gasto inferiores, se encuentranIrlanda, Suecia, Finlandia y Noruega, coincidiendo con las últimas posicio-nes por ventas absolutas.

Por el contrario, el CJ ha penetrado fuertemente en países como Reino Uni-do, Austria, Bélgica y Suiza, donde se destinan entre 1.600 euros y 2.750 eurospor cada 1.000 habitantes. En otra dimensión, como líder, se encuentra Holan-da, que fue la pionera en la implantación de este tipo de comercio y que para2007 roza los 5.000 euros por cada 1.000 habitantes.

4 EL SELLO DE COMERCIO JUSTO

A finales de los 80, con el incremento de importadoras y tiendas solidariasen los países pioneros europeos, se puso en evidencia que la presión de losconsumidores, a través de las compras de este tipo de productos, podía pre-sionar a las grandes compañías de distribución para incluir productos de CJ ensu oferta.

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Con el objetivo de ampliar las ventas de estos productos, a través de ca-nales diferentes a las tiendas de CJ, surgen diferentes iniciativas deetiquetado —los denominados Sellos de Garantía— que aseguran a los con-sumidores el cumplimiento de los criterios de CJ en la producción de losmismos. A partir de aquí, las grandes empresas multinacionales de la dis-tribución pasan a ser potenciales compradoras directas de los productos delas organizaciones productoras, registradas por las asociaciones de etique-tado.

La primera iniciativa de sello de CJ nace en Holanda en 1988, bajo el nom-bre de Max Havelaar; con posterioridad nace TransFair, en Alemania (1993), encoordinación con la Asociación Europea de organizaciones de comercio justo(EFTA) y finalmente, en 1994, Fair Trade Mark, específicamente para el merca-do británico.

En 1997 los diferentes sellos de doce países europeos, Canadá, EEUU y Ja-pón, comenzaron un proceso de fusión encaminado a lograr un único sello degarantía que cuajó ese mismo año bajo el nombre de FLO Internacional (Fair-trade Labelling Organizations / Organizaciones de etiquetado de CJ). A partirde aquí, cada uno de los países han ido desarrollando sus propias iniciativasnacionales, teniendo como paraguas a FLO internacional quien, según mani-fiesta en su web (www.fairtrade.net), establece los criterios internacionales de CJFairtrade y apoya a los productores. FLO cuenta con un organismo de homo-logación que comprueba todas las etapas del proceso de producción paragarantizar que el producto es conforme con los principios del comercio justo,y que fija también las condiciones que debe reunir un producto para poder os-tentar la etiqueta de CJ.

Existen diecinueve Iniciativas del Sello que cubren un total de veintitréspaíses en todo el mundo, que producen y promocionan los productos que lle-van el Sello FLO de CJ; además son los responsables de la toma de decisionesen su seno.

Desde su introducción en los diferentes países, el sello FLO viene intentan-do convertirse en el principal (o acaso único) garante de las condiciones deproducción en origen, desplazando de esta labor a las tiendas de comercio jus-to, que hasta ahora habían sido las encargadas de velar por la equidad delproducto en su conjunto.

El proceso de certificación lo lleva a cabo la Unidad Autónoma, FLO-CertLtd., cuyo objetivo es promover y mejorar las condiciones socioeconómicas delos productores, mediante la certificación. Para la financiación de sus activida-des, FLO-Cert recibe importantes aportes que realizan las Iniciativas

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Nacionales además de las cuotas de certificación que pagan las organizacionesde productores y los comerciantes.

Los productores e importadores que reciben el certificado de respeto de loscriterios de CJ se inscriben en registros internacionales previstos para ello. Es-tos derechos de registro y los cánones que pagan, respectivamente, losimportadores y los comerciantes y —que están en función del volumen de ne-gocios y las ventas—, son los que financian los programas de etiquetado decomercio justo.

Conviene recordar que la certificación sólo es válida por un cierto periodode tiempo, que una vez vencido, habrá que renovar.

En el año 2005 el sello FLO fue introducido en España bajo el nombre deAsociación del Sello de Comercio Justo con sede en la C/ Gaztambide nº 50. 28015Madrid, después de ser aprobado en su asamblea anual por la CoordinadoraEstatal de Comercio Justo, no sin la oposición frontal de un buen número deorganizaciones que no estuvieron de acuerdo con la necesidad de un sello queregulara únicamente a productores e importadores, sin tener en cuenta el res-to del proceso que incluiría a transportistas, transformadores, intermediarios ydistribuidores finales.

Desde el momento en que el sello FLO es incorporado a algunos pro-ductos de CJ, cualquier gran superficie está legitimada para vender dichosproductos; ya nadie puede impedir que El Corte Inglés o Carrefour, porejemplo, tengan en sus anaqueles productos de CJ, o que empresas agroali-mentarias de probada trayectoria antisocial como Kraft, Nestlé (desde 2005se comercializa en el Reino Unido un café avalado con el sello Fairtrade bajoel nombre de Nescafé Partners Blend), Chiquita o Dole (se pueden encon-trar plátanos certificados como CJ de estas dos multinacionales ensupermercados de EEUU y el Reino Unido) puedan promover sus propiasmarcas de CJ.

En este sentido hay un buen número de personas, entre las que me en-cuentro, que opinamos que la certificación de FLO legitima opciones de ventay producción que deberían ser objeto de denuncias contundentes. La vincula-ción de estas empresas al CJ gracias a uno de sus productos está produciendouna irreparable pérdida de credibilidad y de claridad del mensaje, que ningu-na ampliación prevista del mercado del CJ podrá compensar.

Al ser los primeros años de comercialización de productos con el sello deCJ en España, todavía no se dispone de estadísticas con una cierta perspectivasobre las ventas en nuestro país, pero sí sabemos que las ventas a nivel mun-dial de productos con los sellos de FLO no dejan de aumentar. De hecho,

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según su web, www.sellocomerciojusto.org su objetivo es la promoción del sellode garantía Fairtrade para productos de comercio justo y aumentar la presencia yconsumo de productos con dicho distintivo entre los consumidores y consumido-ras del Estado español.

El sello FLO ha enfocado el CJ hacia la cuestión comercial, reduciendo lacomplejidad del mismo exclusivamente al producto, como estrategia para am-pliar el mercado de distribución y venta. En paralelo, intenta imponer qué esy qué no es comercio justo. A partir de aquí, como mencionábamos con ante-rioridad, la tienda de CJ, nacida como un espacio alternativo de distribucióndesde la sensibilización, y que venía garantizando la mayor justicia posible delproducto en todo su recorrido, se hace prescindible, puesto que los «productosjustos» (exclusivamente en origen) se pueden adquirir con mayor comodidadpara el consumidor final en las grandes superficies. Sin embargo, no podemosolvidar que estamos hablando de CJ y en este sentido, las grandes superficiesson el paradigma de la injusticia comercial.

5 MODELOS COMERCIALES FRENTE A MODELOS EDUCATIVOS.¿QUÉ ESTÁ EN JUEGO?

Después de diez años de camino conjunto, el debate al interior de la Co-ordinadora Estatal de CJ en torno a la introducción del sello FLO enEspaña, y su aprobación, con tan solo el 50% de los votos presentes, muyalejado del consenso habitual, hizo saltar la unidad en 2005, con la creaciónpor parte de dieciocho organizaciones y colectivos del Espacio por un Co-mercio Justo.

Tal vez el sello FLO fue la gota que colmaba el vaso de dos visionesdiferentes —y en demasiadas ocasiones antagónicas— que venían manifestán-dose al interior de la Coordinadora.

Por un lado estaba la visión más tradicional, apoyada por las importado-ras fuertes, con impacto mediático, que proponían centrar los criterios del CJen la producción en origen, fijando una serie de prácticas exigidas tanto a laorganización productora, —organización democrática, políticas de género, res-peto al medio ambiente…— como a la compradora —básicamente el pago deun salario digno—, pero dejando de lado al resto de eslabones de la cadena co-mercial. Proponen transformar el sistema «desde dentro», sin llegar acuestionarlo en su totalidad. En esta visión de CJ cuadra a las mil maravillasel concepto de sello FLO que hemos explicado antes y que permite a las gran-des superficies entrar de su mano en el mundo del CJ.

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Frente a las tiendas de CJ, que nunca hasta ahora habían necesitadoningún sello para garantizar la calidad ética de los productos que comerciali-zaban, basando sus relaciones en la confianza y en la información a losconsumidores, las multinacionales de la distribución —manchadas por prác-ticas antisociales como la deslocalización de la producción, la destrucción dela actividad económica local y el comercio de barrio, la creación de empleosprecarios, con limitaciones de los derechos laborales, o la participación en laespeculación inmobiliaria— sí que necesitan algún tipo de certificación parajustificar la «justicia» de los productos que venden, dentro de la injusticia quelos envuelve….

Así, algunas multinacionales, a través de sus departamentos de RSC (Res-ponsabilidad Social Corporativa) están transmitiendo a la sociedad mensajesequívocos de compromiso con el CJ, con el medio ambiente o con los derechosde los trabajadores productores del Sur, en clara contradicción con sus prácti-cas habituales, pero que están consiguiendo que su imagen de cara a lasociedad mejore y sus ventas se disparen, introduciendo al CJ en la dinámicaneoliberal global.

El último anuncio, ampliamente publicitado, lo hacía a principios de octu-bre de 2009 la compañía Starbucks(2): «Starbucks España venderá café decomercio justo certificado a partir del próximo año». En palabras del directorde marketing de Starbucks España y Portugal, Gonzalo Echavarría: «esteanuncio forma parte de nuestra política de responsabilidad corporativa, y con-tribuye a reforzar la política basada en el abastecimiento de café de un modoético y en el apoyo a los pequeños agricultores de café y a sus comunidades».– Esta compañía comercializa en sus establecimientos en España los productos«Starbucks de Comercio Justo» certificados en EEUU bajo la marca Shared Pla-net TM; es una compañía con una agresiva política de implantación en lasgrandes ciudades a costa de la expulsión de las cafeterías tradicionales que nopueden aguantar la competencia con una multinacional que exhibe una pode-rosa imagen comercial y que forma parte de las empresas que ayudan auniformizar las ciudades de todo el mundo además de tener numerosas de-nuncias laborales por prácticas antisindicales en su haber.

En el otro lado, la visión global y alternativa de las organizaciones que enel año 2005 alumbraron el Espacio por un comercio justo (www.espaciocomerciojus-to.org), más políticas, reivindicativas y combativas, contra las prácticas delsistema económico imperante en su totalidad, que desde una intensa labor desensibilización y un trabajo de movilización social aspira a cambiar el modelo

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(2) NOTICIA DE PRENSA: MADRID, 7 Oct. 2009 (EUROPA PRESS).

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económico y a participar en la construcción de alternativas. La sensibilizacióncrítica, se orienta hacia un cambio de valores. El consumidor debe entender queel CJ no es un hecho aislado, sino que se enmarca dentro de una lucha de trans-formación social y que él debe ser parte activa de ese cambio a través de laparticipación en los distintos movimientos sociales. De cualquier forma, el ejer-cicio de la ciudadanía no se debe limitar sólo al acto del consumo; es necesariauna actitud coherente de vida en los ámbitos político, social y ecológico.

Plantean un concepto de CJ que tiene en cuenta toda la cadena comercial,donde tan importante es la producción como la transformación, el transporteo la distribución y cuyo objetivo es «crear actores críticos en toda la cadenaeconómica y, desarrollar espacios de prácticas alternativas que se articulen enredes locales y globales facilitando las condiciones para amplias movilizacio-nes sociales» (manifiesto Creando Espacio para un Comercio Justo). El crecimientocuantitativo debería estar siempre supeditado a un cambio global en los ámbi-tos de la producción, el comercio y el consumo.

Por esta razón se opone frontalmente al uso que la industria agroalimenta-ria y la gran distribución hacen del CJ, ya que valoran que es un meroinstrumento de marketing empresarial. Si estamos de acuerdo en la necesariasensibilización y denuncia para cambiar este modelo económico y comercial,¿cómo pensamos que los grandes grupos de la distribución mundial van a lle-var a cabo esta tarea si son ellos los principales beneficiarios de la globalizacióncapitalista? Como reza el dicho «nadie escupe en el plato que come».

Sin querer entrar a profundizar en el tema, todos estaremos de acuerdo queel modelo de las grandes superficies se contrapone en su esencia con el CJ; sinembargo a raíz de la implantación del sello FLO en España, hay un buen nú-mero de establecimientos —al menos once cadenas comerciales con más demil supermercados y puntos de venta— que están distribuyendo productoscertificados de CJ e incluso promoviendo marcas propias. ¿Por qué tanta bon-dad y tanto altruismo repentino? Por pura estrategia de marketing: la imagenvende y una empresa no puede permitirse una imagen negativa; por eso, aligual que la ropa sucia se lava para limpiarla, también la imagen se lava, sóloque en este caso, el detergente es el CJ. Sin embargo, detrás de este maquilla-je, nada cambia y las prácticas antisociales se mantienen…

El informe «El CJ y la gran distribución en Cataluña» (2006) del grupo deInvestigación en Comunicación Empresarial, Institucional y Sociedad de laAgencia Catalana del Consumo lo expone con claridad cuando afirma: «Elcomponente social es un atributo importante para la marca y aporta valor yprestigio a las entidades que son más sensibles. Aportar productos de CJ en loslineales de las grandes superficies de distribución muestra esta sensibilidad y

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actitud de complicidad… Es en estos detalles donde la empresa incrementa elvalor de aquello intangible, hasta el doble del valor de mercado y contable».

Un CJ coherente debe vincularse ineludiblemente a la defensa del derecho a lasoberanía alimentaria y a la promoción de los ciclos cortos y el comercio de pro-ximidad, porque lo que se persigue es la autosostenibilidad de todo el proceso yno sólo de la producción; desde esta visión se trabaja con organizaciones que fun-cionan siguiendo principios agroecológicos que respetan el medioambiente y quepreservan su cultura alimentaria. Organizaciones que priman el fortalecimientodel desarrollo local y en las que su prioridad son los mercados locales antes quelos de exportación, por muy de CJ que sean. Como afirma Federica Carraro de laorganización SODePAZ: «Las grandes cadenas de distribución promueven unaagricultura y una producción deslocalizada para conseguir productos tan baratoscomo sea posible, elaborados en países del Sur vulnerando los derechos ambien-tales y laborales, para luego venderlos tan caros como puedan. Éstos son losresponsables de un consumo de alimentos «viajeros» que recorren miles de kiló-metros antes de llegar a nuestras mesas: uvas de Chile, peras de Sudáfrica, ternerade Argentina… son productos habituales en los estantes de los supermercados.Éstos no defienden la soberanía alimentaría sino el libre comercio y a través desus prácticas acaban con la producción y el comercio de proximidad».

Por eso el cambio experimentado en el CJ no puede justificarse por un in-cremento de las ventas; la esencia del CJ no es tanto la venta en sí —que seríaun medio—, como el cambio de las injustas estructuras comerciales a través dela lucha conjunta, Sur y Norte, por un sistema económico y comercial diferen-te, que permita la vida digna de todos los pueblos y de nuestro entorno. El finno debería justificar los medios; de lo contrario, el incremento de las ventas deproductos con la etiqueta de CJ, acabará con la visión alternativa de este mo-vimiento, acomodándolo dentro del sistema que trata de combatir, reducido auna serie de referencias, más o menos numerosas, en las estanterías de lasgrandes cadenas de distribución.

En juego está, algo tan sencillo y tan entrañable como la utopía; esa amigaque nos ayuda a soñar y a caminar, luchando día a día, en pos del sueño…

6 REFLEXIONES FINALES

Cuando el dinero habla la verdad calla. (Proverbio chino).

En el CJ, como en cualquier desafío que nos planteemos en la vida, tene-mos que tener dos ó tres principios claros e irrenunciables, sobre los que

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construir toda una propuesta. Uno de ellos sería, sin duda, mantener la inde-pendencia del proyecto, al margen de pactos y acuerdos con aquellos a los queestamos combatiendo —el modelo de las grandes superficies es claramenteopuesto a los principios del CJ— evitando la apropiación de una reputación yun trabajo de muchos años y tirar por tierra la credibilidad del movimiento.

Sin embargo, en los últimos tiempos da la impresión de que el desarrollode la propuesta, apoyada por una serie de organizaciones reformistas, con dis-cursos legitimadores y convertidas en grupos de interés al servicio de ellosmismos y su relevancia social, se ha comido estos pocos principios en aras delincremento de ventas y la obtención de mayores recursos para los productores.

Sin atreverme a juzgar la necesidad de los productores, el abandono de losprincipios, que no es sino el abandono de la utopía de un mundo más justocon una visión global, es el principio del fin del movimiento.

Es el eterno problema de las iniciativas que nacen para transformar y aca-ban siendo transformadas —en el momento que adquieren una dimensióneconómica interesante— por el propio sistema al que iba dirigida su trans-formación. Es difícil e ingrato remar siempre a contracorriente, un día, unaño, una vida…; no se ven resultados o éstos llegan con cuentagotas y esodesgasta. Mi corazón pide una victoria, proclamaba Darcy Ribeiro en un artícu-lo de la Agenda Latinoamericana de 1998. Estoy de acuerdo; los luchadoressociales estamos expuestos a caer en la desesperación y ser tentados por elcamino más corto… Pero no podemos perder de vista el bosque detrás de unárbol.

Con el CJ ha sucedido algo parecido; lo que comenzó siendo un movi-miento de transformación del mercado y sus prácticas injustas ha devenido enla cara amable de este sistema económico y comercial, con una función cosmé-tica de sus perversos efectos.

El CJ es un comercio simbólico, en la doble acepción del término: es un co-mercio escaso, con muy poco peso en cuanto a su cantidad, respecto a lasventas totales pero con un gran valor de utópica reivindicación de un cambiode estructuras que pueda permitir un comercio con justicia para todos.

Con la introducción del CJ en grandes superficies y en la industria agroali-mentaria hemos caído en la trampa de meter al enemigo en casa. ¿Quién ycómo informará al consumidor? En gran medida, el mensaje revolucionariodel CJ llegará tamizado por estas grandes superficies, que lo irán explotandoadecuadamente para sus intereses, publicitando la excepción de su manera deactuar (CJ) para esconder sus inconfesables modos de actuación cotidiana.

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Y siempre dispuestas a vender solidaridad (porque la solidaridad tambiénse compra y se vende desde esta visión) a buen precio y con poco esfuerzo; in-vitando a solucionar los problemas comerciales del mundo con pequeñasacciones, coronando nuestra compra, plagada de productos producidos consangre, sudor y miseria, con un producto acallaconciencia, de CJ que nos dejatranquilos mientras descansamos, después de realizar la compra de la semana,delante de una Coca-Cola y un Big Mac, y antes de buscar a los niños en laguardería de la gran superficie donde ya les habrán dado la primera lecciónpara evadirse de la realidad entre princesas, magos y estrellas de rock, al sonde Disney Channel.

El CJ, que nació del humanismo y la solidaridad de movimientos cristianos,con fuerte raíz caritativa, derivó hacia enfoques políticos de oposición al sistemacapitalista. Se volvió «alternativo». Hasta que el propio sistema, viendo el peli-gro de esta deriva, engulló esas alternativas de cambio, sin eliminar el concepto,utilizándolo para sus propios intereses; haciéndolo girar hacia un movimientosumiso y despolitizado, que acepta los postulados neoliberales e intenta mejorarel sistema desde dentro. ¡Se acabó la revolución!, ¡Viva la reforma!

El sacerdote obrero holandés, Franz Van der Hoff, que durante muchosaños ha estado impulsando el trabajo de UCIRI (Unión de Comunidades Indí-genas de la región del Istmo), organización indígena de pequeños productoresde café en la región del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, México y fue co-fundador en el año 1988 de la marca certificadora Max Havelaar en Holandaafirmaba: «Nosotros éramos y seguimos siendo anticapitalistas, contrarios alas transnacionales. A partir de 1990, empezamos a preocuparnos por el giroque estaba tomando el movimiento (Max Havelaar) en otros países. Su dimen-sión política se fue edulcorando poco a poco, hasta desaparecer»(3).

A pesar de estas afirmaciones, el sello FLO internacional, impulsado porMax Havelaar y el P. Franz, ha venido a dar carta blanca a las grandes cadenasde la distribución y a las multinacionales de la alimentación para aparecer antela opinión pública como los nuevos mesías que ayudarán a una más ampliadifusión del CJ hasta hacerlo cotidiano, y de paso para arrasar, cuando pormotivos de lavado de imagen e incluso comercialmente les ha podido intere-sar, con el trabajo de sensibilización, denuncia y comercialización a pequeñaescala de un gran número de organizaciones y colectivos que habían logradoelevar el CJ a la dimensión que tiene. La actitud de estas empresas se parece ala magnanimidad de Jack «el destripador» que decidiera abrir tiendas solida-rias de prótesis para sus víctimas.

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(3) JACQUIAU, C. Max Havelaar o las ambigüedades del comercio equitativo. Le monde diplomatic. nº 99. Septiembre 2007.

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Veinte años después de la creación de Max Havelaar, el padre Franz, —alque conocí personalmente cuando ambos vivíamos en el sureste mexicano, ydel que me consta su compromiso y espíritu de lucha política— analiza la si-tuación actual y constata con una cierta amargura: «En lo económico, estamosun poco mejor que en 1988. Pero nuestra situación sigue siendo muy precaria.Nuestros productores de café (equitativo) ganan un promedio de 2,18 eurospor día, menos que el mínimo legal de 3,28 euros en México, que ya de por síes muy bajo»(4).

Vender más a través de las grandes superficies nunca nos permitirá trans-formar las reglas injustas del comercio, ya que éstas son las primerasinteresadas en mantener un modelo comercial que les reporta importantes be-neficios económicos

El hecho de que el café u otros productos de CJ se comercialicen en los es-tablecimientos de McDonald´s, Starbucks, Wal-Mart, Carrefour, Alcampo,Eroski o El Corte Inglés y que compañías como Nestlé, Procter & Gamble,Kraft General Foods, Chiquita o Dole, cuyos negocios se han hecho y siguenbasándose en la compra al productor a precios de miseria, tengan o puedanllegar a tener marcas propias certificadas de CJ, supone desvirtuar irremedia-blemente la esencia del movimiento. ¿Dónde quedaría la lucha por latransformación del sistema y por acabar con sus injusticias y desigualdades?¿Dónde están las condiciones de vida dignas en el Sur y en el Norte, el respe-to al medioambiente, la denuncia de las estructuras comerciales y socialesinjustas, la lucha por la soberanía alimentaria de los pueblos? ¿Dónde está laeducación para un consumo responsable?

A pesar de todas las manipulaciones sufridas en el seno del CJ no debería-mos dejar de soñar con que algún día el comercio y toda la economía,estuvieran al servicio del desarrollo humano y no al servicio del capital. A to-dos nos falta compromiso en el día a día; hacemos muchas cosas que noquerríamos hacer por convicción. Es la incoherencia con la que vivimos y quetenemos que tratar de minimizar.

En palabras del gran Benedetti «Uno no siempre hace lo que quiere, perotiene todo el derecho —y el deber, añado yo— de no hacer lo que no quiere».Las cartas están sobre la mesa, no deberíamos mirar hacia otro lado para evi-tar nuestra responsabilidad. Los consumidores del Norte y del Sur votamosdiariamente por un tipo de producción y consumo que sea respetuoso con lavida, en su más amplio sentido de la palabra, o por un modelo deshumaniza-do, injusto y contaminante. En esta lucha no estamos solos; ya hay datos que

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(4) JACQUIAU, C. Max Havelaar o las ambigüedades del comercio equitativo. Le monde diplomatic. nº 99. Septiembre 2007.

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hablan de entre un 15% y un 25% de la población dispuesta a consumir de otramanera. Ahora es nuestra decisión.

7 BIBLIOGRAFIA

CARRARO, F. El reto de navegar en la contradicción. PUEBLOS. nº 37. Junio 2009. pp.46-47.

JACQUIAU, C. Max Havelaar o las ambigüedades del comercio equitativo. Le mondediplomatic. nº 99. Septiembre 2007.

MONTAGUT, X.; VIVAS, E. (coord). Supermercados, no gracias. Barcelona: Icaria serieAntrazyt. nº 251. pp. 113-125.

SETEM. El comercio justo en España 2008: Canales de importación y distribución. Barcelo-na: Icaria, 2009.

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RESUMEN

Se han ensayado una serie de perfiles sociológicos o posiciones antropológicas respecto al reto dela sostenibilidad. El perfil 4 presenta un mayor y más integral compromiso, se han analizadosus opciones de vida y valores, caracterizándose por opciones de «sencillez de vida» y «ecoefi-ciencia». Hemos diferenciado este perfil en dos niveles: ecoausteridad y ecoascetismo. Elartículo propone la generación de criterios e indicadores que permitan hacer un seguimiento de-moscópico a este fenómeno social creciente. La sostenibilidad camina desde hace décadas haciaun mayor compromiso, a pesar de la instrumentalización que hacen la industria y el mercado,y las nuevas formas burocráticas que interpretan los Estados. La sostenibilidad que avanza enla juventud el perfil 4, lejos de ser uno de los fruto de la postmodernidad, marca el inicio de unperiodo tardomoderno en el que emerge de modo global una alternativa no sólo política, socialo cultural sino cosmológica, epistemológica y gnoseológica con caracteres y convergencias reli-giosas. El perfil 4, siendo diverso en creencias, presenta una tendencia al neoanimismoneosapiencial, que se enmarca dentro de lo que Panikkar denominó ecosofía.Exponemos y justificamos la hipótesis de que la huella ecológica pueda ser en unos años el másadecuado indicador de sostenibilidad, superando (que no eliminando) los conceptos parciales de

Franco Llobera

Consultor y profesor en materias de desarrollo regional, rural y sector [email protected]

Sumario

1. Una aproximación psicosocial: conceptos y perfiles de humanidad y sostenibilidad.2. La Huella ecológica; el referente necesario de la nueva generación de objetivos de sostenibilidad.

3. Huella ecológica y desarrollo humano.4. Ensayando nuevos indicadores de sostenibilidad. Del PIB al Producto Sostenible Bruto, y del IDH al

Indicador de Sostenibilidad Humana. 5. Tres niveles de ecoeficiencia. Los horizontes técnicos.6. Profundizando en la definición conductual y cognitiva del perfil 4. 7. Bibliografía.

El modelo actual de consumono es sostenible: sencillez de vida,ecoeficiencia y/o ecocapitalismo:opciones y perfiles de humanidad queensanchan las condiciones de sostenibilidad

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huella de carbono y los mercados de emisiones. Proponemos que la huella ecológica actúe comofactor de corrección para indicar la ruta del desarrollo sostenible, y en este sentido formulamoscomo hipótesis un Indicador de Sostenibilidad Humana (ponderado el IDH con la huella ecoló-gica), y un Producto Sostenible bruto per capita (ponderando el PIB per capita con la huellaecológica).

Palabras clave:

Ecoeficiencia, eco-capitalismo, sostenibilidad, ecosofia, sencillez de vida, ciudades en transición.

ABSTRACT

A series of sociological profiles and anthropological positions has been described face to the chal-lenge of sustainability. Profile 4 presents and display a major and more integral commitment,with options of life and values, that will be characterizing like “simplicity of life” joint to “eco-eficiency”. We have differentiated this profile in two levels: eco-asceticism and eco-austerity.The article proposed the generation of criteria and indicators that allow to pursuit this increas-ing social phenomenon. The sustainability walks for decades towards a greater commitment, inspite of the instrumentalisation that make the industry and the market, and the new bureau-cracies forms from States. The sustainability that advances in youth profile 4, far from beingone of the fruit of postmodernity, marks the beginning of a tardo-modern period in whichemerges a global political, social or cultural, cosmological, epistemologic and gnoseologica way.Profile 4 being diverse in beliefs, but displays a common tendency to a neo-sapiencial animism,that is framed within what Panikkar denominated ecosofy.

We justified the hypothesis that the ecological footprint, even a increasing criteria for profile 4,can be in some years, the most adapted indicator of sustainability, surpassing (but not elimi-nating) the partial concepts of carbon footprint and the emissions market. We propose that theecological footprint will be useful to improve the route of the sustainable development, and inthis sense has been formulated in this paper an Indicator of Human Sustainability (average theHDI with the ecological footprint), and a Gross Sustainable Product GSP per capita (weighingthe per capita Gross Domestic Product GDP with the ecological footprint).

Key words:

Ecoefficiency, ecocapitalism, sustainability, ecosophy, downshifting, simple life, transitiontowns.

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1 UNA APROXIMACIÓN PSICOSOCIAL: CONCEPTOS Y PERFILESDE HUMANIDAD Y SOSTENIBILIDAD

La sostenibilidad es un lugar común, por no decir vulgar. El concepto ha evo-lucionado en apenas veinte años del comprometido ecodesarrollo formulado enel Congreso de Estocolmo de 1975, al que no se dió apenas credibilidad salvodesde los gobiernos del ámbito germánico (centro y norte europeo), a convertir-se a partir de 2009, y tras la caída del gobierno Bush, en consigna y consensouniversal. De forma implícita la sociedad globalizada parece entender: 1) demodo casi unánime, que el mundo no es sostenible tal y como se está desarro-llando, así como que; 2) las medidas legalmente adoptadas por los gobiernos opor las grandes compañías deben ser continuamente mejoradas, porque; 3) noson, ni serán previsiblemente, suficientes para garantizar el objetivo del mante-nimiento de las condiciones de vida del planeta en un próximo futuro.

Bajo este presunto consenso respecto a la gravedad del reto, las medidaspara comprender y aplicarse en la búsqueda de un modelo de sostenibilidadson tan amplias, que el término exige ser perfilado mejor para poder diferen-ciar y valorar los conceptos y propuestas que de ello se derivan. El conceptode sostenibilidad en el discurso de Ecologistas en Acción en poco se parece alque esgrime en su publicidad el holding Acciona, o a la práctica de los campe-sinos del tercer mundo. Sólo un lenguaje preciso permite identificar y actuaren consecuencia. El término «sostenibilidad» tiene un espectro semántico de-masiado amplio, actúa a modo de comodín cultural, y corre por ello el riesgode quedar vacío de contenido efectivo. La sostenibilidad es un anhelo trans-cultural, universal, pero se manifiesta en modos y compromisos diferentes quedesembocan en construcciones y prácticas culturales diferenciables. Su ampliouso confirma un hecho propio de nuestro tiempo de civilización globalizada:la unidad en la diversidad. Detrás de cada uno de los conceptos de lo sosteni-ble hay diferentes valores y modelos de humanidad, lo que incluye sentidosdiferentes de la vida y seguramente de la muerte. Como veremos, las diferen-cias en la comprensión y en la aplicación de la idea de la sostenibilidad sonprofundas, casi ideológicas, como las escuelas, escisiones o iglesias que inte-gran una nueva religión; se generan antropologías muy diferentes que marcannuevas formas de diversificación étnica transversales a las lenguas y en partea las propias creencias religiosas tradicionales. La sostenibilidad es un empeñoy un anhelo transversal a diferentes pueblos, ideologías y sujetos, y su modo

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concreto de desplegarse como «comportamientos» sirve para poner de mani-fiesto y hacer una taxonomía de formas psicoculturales.

Los diversos medios y anhelos, las prácticas y compromisos que unos yotros adquieren, nos permite clasificar cuatro grandes perfiles de nuevahumanidad: sistemas de valores y cognitivos que de modo claramente dife-renciado marcan los confines de este empeño y reto universal de construir una«Civilización de la Sostenibilidad».

Perfil 1) El perfil mayoritario en términos poblacionales es aquél quepresenta una preocupación mínima por los retos socioambientales. Suele corre-lacionar con las clases medias-bajas emergentes. Gentes centradas en mejorarsu posición socioeconómica y/o a avanzar en las opciones de consumo queaporta el soñado recorrido de la modernidad. Implícitamente entienden que novale la pena cambiar nada personalmente, ni por la vía cívica ni por la vía po-lítica, sino mejorar posiciones en el escalafón socioeconómico. Este primerperfil comporta fundamentalmente indiferencia ecológica, apenas matizadopor el barniz ambientalista que exudan los medios. Engloba a la gran mayoríade la población con rentas medias, y podemos estimarlo entorno a 1.500 millo-nes de personas en el planeta. Para este perfil la ecología es una pose y unapreocupación política.

Perfil 2) Integra a población, en general, de renta media o alta y con capa-cidad de consumo; son conscientes desde hace poco tiempo —biográfico— delos retos de la sostenibilidad, y consideran que el mercado globalizado es elmecanismo más adecuado para seleccionar los productos y servicios más sos-tenibles: «El mercado internalizará los costes ambientales o ecológicos y sefavorecerán los productos y servicios de menor impacto o huella». Las norma-tivas ambientales mínimas, la responsabilidad social corporativa y lascertificaciones ambientales son los mecanismos más efectivos en la correcciónde los desajustes sociecológicos del sistema planetario. Este esquema cogniti-vo y valorativo es lo que podemos denominar pensamientos, políticas ymedidas de la «sustentabilidad».

El sujeto tipo de este perfil reconoce como principal riesgo planetario losriesgos derivados del cambio climático (miedo al cambio), cree en la necesidadde generalizar el uso de biocombustibles o de la energía nuclear. Para este per-fil la ecología es simultáneamente una pose política, y una necesidad de losmercados. El consumidor tiene responsabilidad en su diálogo, a través de ladistribución, con los productores.

Perfil 3) Población igualmente de clase media y media-alta con alto poderadquisitivo, vinculada a la economía de servicios y al sector público, que con-

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sidera que son necesarias posiciones políticas restrictivas y directivas paraconducirse hacia la sostenibilidad. Se puede asimilar a un ecologismo social-demócrata en el que la responsabilidad del Estado es fundamental para forzara incorporar en el mercado los criterios más plausibles del «ecologismo inte-lectual». Esta cultura de la ecología política considera que se deben legislarcondiciones productivas o sistemas de incentivos/desincentivos. Para esteperfil la ecología es una necesidad política que debe imponerse a los merca-dos.

La condición de consumidor adquiere para este perfil una relevancia polí-tica, y es el espacio propio del discurso del consumo responsable.

Perfil 4) En posiciones más radicales —fundamentales— se encuentra unperfil ecologista, generalmente jóvenes, de rentas medias e incluso media-baja,que buscan una armonía con el ecosistema y procuran desplegar una forma devida ecológica. Formulan la necesidad teórica de reducir el modo de produc-ción y por ello el PIB, y vivir de un modo más sencillo y pleno. De acuerdo conello se renuncia a renta personal, y se antepone el hecho de «vivir con armo-nía» a «vivir con renta». Más allá de «consumir responsablemente», gananmenos y consumen en circuitos locales con frecuencia al margen de certifica-ciones o mercados formales. Asume internamente la necesidad de reducir elconsumo de energía (incluso de la renovable), pero, sobre todo, los bienes in-dustriales con altos insumos, el uso del transporte privado y el volumen decomercio mundial. La reducción de todos estos factores fundamentales en elconcepto de riqueza (PIB) se justifica en la idea de que una mayor sencillez devida es mejor no sólo para la sostenibilidad del planeta, sino también para lafelicidad y armonía personal. Esta es la opción implícita en la economía políti-ca ecológica o del decrecimiento. Para este perfil la ecología es una necesidadde armonía personal, hay un horizonte de ecosofía como referente espiritual.

En la gradación que representan estos cuatro perfiles se puede situar lamayoría de posiciones psicosociales e ideológicas respecto al reto global ytranscultural de la sostenibilidad. Con frecuencia varios de estos perfiles con-viven o combaten moralmente en el interior de un mismo grupo primario oincluso de una misma persona. Y son precisamente esta complejidad y dina-mismo psicosocial los que dejan abierta la puerta a un trasvase ascendentedesde los primeros a los más avanzados perfiles. El principal campo de bata-lla de la sostenibilidad es el mundo interior, los valores y anhelos, los avancesy retrocesos que unas y otras posturas generan en el íntimo territorio interiorde los individuos. Las tendencias de la demanda política y de mercado mues-tran una transferencia lenta y constante de masa social hacia los valores yhábitos que consideramos más avanzados en su compromiso con la sostenibi-

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lidad. Hay un desplazamiento ascendente bajo la brisa universal de la sosteni-bilidad. Y esta brisa es precisamente una de las características que diferencianuna tardomodernidad neoanimista de la postmodernidad nihilista. La ecolo-gía y la «nueva era» dan palos de ciego en el camino de la trascendencia, peroson clara y universalmente neoespirituales. Con frecuencia creciente el itinera-rio tardomoderno de la ecología converge con el apego a alguna tradiciónreligiosa, con un fondo común de reanimación y redivinización de la naturale-za, y el horizonte de una relación armónica.

Una pregunta clave es: ¿qué modelo de valores y de opciones de vida re-sulta más satisfactorio existencialmente, atendiendo al reto de la realizaciónpersonal, en este determinado contexto histórico? ¿Puede converger una másplena realización personal con el camino de formas de vida más sostenibles?La respuesta parece ser crecientemente positiva.

Como veremos, cada uno de estos perfiles socioculturales emplea vocablosy tiene prioridades existenciales, de trabajo, ocio y consumo sensiblemente di-ferentes. Así por ejemplo el reto de la soberanía alimentaría de los pueblos espara los perfiles 1 y 2 algo poco significativo: en caso de hambruna se debe re-currir a proveer ayuda de emergencia, se considera, de acuerdo a la consignaeconómica neoclásica, que los países deben especializarse en producir aquellopara lo que tienen ventajas competitivas, e intercambiar el resto de sus de-mandas por la vía del mercado con terceros países. Estos perfiles priman untipo de alimentación con estrictas condiciones higiénico sanitarias que «garan-tiza la gran industria, y al menor precio posible», y sólo en tercer lugar concalidad de sabor o cualidades organolépticas. En el perfil 3 se está incorporan-do rápidamente la idea de aumentar la capacidad de producir alimentos decalidad territorial, y aumentar la capacidad de producción energética para elautoconsumo de una nación; y se valoran especialmente las certificaciones te-rritoriales o ecológicas. En el perfil 4 los alimentos son sagrados y base de lasalud personal y territorial, y este enfoque es el que consideran que debe serprioritario en cualquier política agraria: que el transporte de los productos ali-mentarios sea el menor posible para que se reduzcan las dependencias, seminimice el transporte y sus costes y para que se maximicen las posibilidadesagroecológicas, ecoculturales y espirituales. Este es uno de los ejemplos deprogresión en la escala cognitiva y de valores a lo largo de esta sucesiónde perfiles ontológicos respecto a la cuestión clave, universal, de la sostenibili-dad asociada a la armonía y la realización personal.

El primer perfil es irrelevante a la hora de entender la hondura del reto dela sostenibilidad, pero sin duda es el perfil más cuantioso socialmente y el mássensible a digerir e incorporar los valores que generan los medios, constitu-

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yendo unos y otros una «gran retaguardia planetaria». El segundo perfil es elque en la práctica da el visto bueno a las políticas que asumen el Estado y elmercado, avanzando a medida que la comunidad del «sacerdocio tecnocientí-fico» refrenda o matiza las tesis de vanguardia que avanza el ecologismo. Eltercer perfil es el que enfoca, despliega y arriesga políticas y mercados en lavanguardia de la sostenibilidad, con innovación y audacia social. El cuartoperfil está fuera de «la realidad política y social», es una vanguardia que hacelas veces de avanzadilla histórica; con frecuencia actúan de modo intransigen-te, como aquellos monjes circunciliones que mataban por la verdad en losprimeros siglos del cristianismo imperial.

De lo que no cabe duda es del dinamismo y la movilidad de valores ecoló-gicos de modo descendente hacia los perfiles más numerosos y poderosos, entérminos tanto políticos y económicos como demoscópicos. En las últimas dé-cadas se han incorporado a los valores y discursos del perfil 2 y 3 elementosoriginariamente propios del perfil 4, al tiempo que del perfil 2 y 3 permean alperfil 1. Los retos de la sostenibilidad, que era un asunto insignificante haceveinte años para los sujetos que hoy son de perfil 2, eran aún motivo de burlahace diez años. Se confirma un desplazamiento de posturas, de modo que elperfil 1 está asumiendo posturas del perfil 2. Este, por su parte, es permeableal cabo de los años a las medidas del perfil 3, y los sujetos de perfil 3 tiendena incorporar valores y hábitos del perfil 4. Este es el sentido de una «permea-bilidad por contigüidad», y que responde a una particular «ecología depoblaciones» implícita en todos los cambios culturales y de pautas de civiliza-ción. Se confirma una evolución desde el tempus psíquico de perfil 1, en el queel medio ambiente se descubre como el escenario natural de la vida humanaque es preciso conservar, a un enfoque más propiamente ecológico del perfil 4en el que el ser humano es parte física y metafísica de una unidad que tiene unsentido ulterior. Hay una creciente dimensión espiritual, fundamentalmenteinmanente, animista y deísta en este itinerario cognitivo.

El despliegue del ecologismo y de la cultura de la sostenibilidad guardanmuchas analogías con el modo y el motivo por el que surgen las reformas o re-voluciones religiosas. En este sentido comparado el ecologismo es una religiónsapiencial, y no profética. La ecología es una religión en la medida en queplantea y anhela responder moral, ética y espiritualmente a los retos de una ci-vilización propiamente moderna, que se muestra ineficaz y frente a la cualplantea una radical revolución física y metafísica. Son muchas las similitudesentre el despliegue del ecologismo con la estructura ética y política que apor-tó el confucionismo en la china del siglo V. La vulgata de la sostenibilidad esel modo en que esta ecología espiritual permea lentamente y en mayor o me-nor medida todo el tejido socioeconómico, de modo cuantitativamente

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insuficiente, pero cualitativamente muy extenso. El análisis del discurso de lacalle, de los políticos o los empresarios muestra el profundo arraigo oral de losvalores de la sostenibilidad, más conductual que cognitivo: el miedo al infier-no climático, al conflicto y al colapso, el apocalipsis y final de la era laten confuerza en el inconsciente colectivo, que manifiestan las artes audiovisuales. Lasostenibilidad es una vulgata religiosa porque aspira a religarse al medio, yporque ansía un conocimiento (sapiencial del ambientalismo) y una armoníaparejas a una creciente responsabilidad individual. Es parte de una moral de«nueva era» sin referente profético, y por ello dispersa, plural, las más de lasveces caótica. A pesar de que las diferencias con el cristianismo son muchas, eldespliegue psicosocial guarda muchas similitudes con el modo en que se des-plegó el cristianismo a la caída del Imperio Romano en el s II d.C. La fugamundi hacia opciones de vida sencilla y neorrural, el comunitarismo ritual(proliferación de grupúsculos de «nueva era»), la extensión de una lenguafranca (inglesa), el radicalismo de algunos monjes del altermundismo, la crea-ción de una estructura sacerdotal de técnicos y académicos del evangelismoambiental…

Con el confucionismo comparte la construcción de una ética común, y unreferente de Estado y de gobierno, bajo el cual cada familia o grupo sigue consus hábitos devocionales y su panteón particular. En este sentido el ecologis-mo parece asemejarse al confucionismo: un ritual y una moral común, quetolere y ayude a reinterpretar las diferentes religiones y cosmologías premo-dernas y modernas. El ecologismo —en su horizonte máximo ecosófico— y lastradiciones religiosas comparten el enemigo común de la cosmología materia-lista y desespiritualizadora implícita y sin matices, que es la modernidad. Elriesgo cierto en este proceso es el de un ecologismo que aprenda, herede y asu-ma lo peor del sistema que quiere sustituir: burocracia, materialismo,desigualdad, e injusticia… esto es precisamente lo que el perfil 4 critica a lossacerdotes de las instituciones ambientalistas del estado (sacerdotes del perfil3, catedráticos, técnicos) y del mercado (sacerdotes del perfil 2, consultores,certificadores). La sensibilidad y compromiso con la sostenibilidad es algo quepermite al Estado resacralizarse construyendo y reactualizando nuevas formasde sacerdocio y de rituales burocráticos.

Como religión, la ecología, y su vulgata la sostenibilidad, tiene en la armo-nía personal, y respecto al medio sacralizado, su último horizonte. Se queja deque el materialismo moderno y postmoderno han vaciado de sentido al mun-do, y al cabo al propio sujeto. Y la salida a este yermo del alma tiene para lossujetos dos caminos fundamentalmente: el camino hacia adelante parece ser laresacralizacion del mundo y el anhelo de vivir en armonía en él. El otro, queimplica también a cientos de miles de ciudadanos de todos los continentes cul-

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turales, es abandonar el barco de la modernidad para trasladarse a una de lasnaves de la amplia diversidad de tradiciones religiosas.

Pasemos a la práctica moral y a los fundamentos rituales de este ecologis-mo religioso —ecosofía dirá Raimon Panikkar— que se expande bajo elaspecto de una civilización de la sostenibilidad. Entre las claves del empeñode la ecología por recuperar la armonía con el mundo, y gracias a ello la ar-monía personal, merece ser analizada como principal estrategia moral elllamado principio de las «tres erres». En esta formulación se encierra el itine-rario de creciente complejidad evolutiva y cognitiva que caracteriza a losperfiles de ciudadanos y consumidores que hemos avanzado. La más sencillade la pautas es el reciclado que se consigue con un simple adiestramiento delusuario, para separar y recircular los residuos como parte de un rito industrialsancionado y sacralizado por el Estado respecto a la separación, tratamiento yreciclado. Esta primera práctica es un lugar común del rito de la sostenibilidadal menos para los perfiles 2, 3 y 4. En segundo lugar, por su mayor compleji-dad cognitiva, se encuentra la reutilización, que requiere pensar y gestionar,por parte de productores y consumidores, una logística de recogida para lareutilización; este segundo principio filosófico está insuficientemente explora-do, la tardomodernidad parece resistirse a hacerle frente. Ante la ausencia deuna industria que reutilice el hecho de participar en la reutilización es campode satisfacción personal socialmente sancionada, pero la reutilización sólo esun anhelo común para el perfil 4, que el perfil 3 utiliza con esnobismo y os-tentación moral. La última, más compleja y positiva, y por ello la másavanzadamente humana de las medidas es la de adquirir conciencia e incor-porar la necesidad de reducir el consumo, y buscar reducir la huella ecológicao de carbono de los bienes o servicios adquiridos, así como el impacto social.Está última reflexión es propia y exclusiva del perfil 4, comporta una comple-jidad que difícilmente puede trasladarse a un moderno sistema decertificaciones, ni puede pretender transmitirse exclusivamente mediante laeducación escolar o mediática. Queda en el ámbito de una formulación íntima,de mayor anhelo espiritual, fruto de una reflexión ética y estratégica —etitégi-ca— sobre el uso y consumo de recursos, bienes y servicios que son lamanifestación, la fenomenología, de una vida en armonía con el mundo y con-sigo mismo.

Como toda nueva religión surge de una crítica al modo y modelo de ar-monía previa (la modernidad laica), y tiende al tiempo a ser el corazón de unanueva civilización. Como toda religión tiene capas sucesivas de comprensióny de compromiso. El objetivo de una nueva civilización es integrar al sujeto enun mundo crecientemente complejo desde una posición que sea simultánea-mente sencilla y armónica, en este caso para atenuar la intrínseca complicación

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y simpleza de la vida postmoderna… La salida a la complicada postmoderni-dad exige una opción de vida que combine profundidad, sencillez yresponsabilidad. Dando una respuesta a los desajustes y desarmonías de la so-ciedad tardomoderna global, y al tiempo un itinerario psicoespiritual paraorientar los retos internos y externos de los sujetos.

El cristianismo y el budismo surgieron como sustitutos fraternos y univer-salizadores a la religiones previas de corte étnico o político, y a su dogmatismoritual. El dogmatismo ritual suele ser tanto el principio de la expansión comola causa del fin en la hegemonía de una religión. El islam en el siglo VII o lamodernidad en el siglo XVI surgen como respuesta y ajuste al anquilosamien-to cultural y las desarmonías que comportaba el cristianismo. La novedad dela modernidad es que fue una respuesta laica o atea que abrió horizontes paraexplicar y comprender el sentido de la vida desde el empeño, y las herramien-tas de una humanidad crecientemente individualizada, racional y pragmáticaque se proyectaba como nunca antes a un más efectivo y desacralizador domi-nio del mundo, centrado en el hombre mismo.

A diferencia del cristianismo que vincula los ritos a un sacerdocio profe-sional, o al islam, que pauta e interioriza con más rigor los tiempos del ritualreligioso, las religiones sapienciales hacen de la vida misma un rito continuo.Y así el consumo es un rito continuo, un permanente comulgar con una u otraforma de producir, de ser, de valorar y de concebir la vida y al cabo tambiénla muerte. El consumo responsable y en general el ecologismo se puede enten-der pues como la manifestación de un nuevo ensayo y un nuevo ritual paraabordar los retos universales del homo sacer.

La pátina superflua y ritual aceptada por los perfiles 1 y 2 actúan como va-lor común de una punta a otra del planeta. El ecologismo o ecosofía, a travésde la vulgata de la sostenibilidad, se convierten en un horizonte transculturalfrente a los retos globales.

Los credos y los ritos tradicionalmente religiosos, varían de un país o etniaa otro. Los de la religión de la sostenibilidad implican otros anhelos, fondos yformas, pero tiene igualmente discurso, proselitismo, sacerdocio y cruzadaglobal. El modo de enfocar la «evangelización moral de la sostenibilidad» tam-bién ayudará a diferenciar la hondura de la vivencia: unos lo enfocan conproselitismo intransigente, otros como mero testimonio o desde la íntima sa-tisfacción de lo bien hecho: estos últimos son los imprescindibles.

Desde este punto de vista sociológico tiene especial interés prospectar loque pudiera ser el futuro del concepto de desarrollo sostenible. Y parece lógi-co hacerlo a partir de las tendencias de esta peculiar vanguardia que en

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materia de sostenibilidad corresponde a lo que hemos llamado el perfil 4,siendo, como hemos justificado, que la retaguardia de este proceso evolutivocorresponde a los perfiles 1 y 2. La hipótesis de este ensayo prospectivo esque en el futuro veremos posiciones gubernamentales (propias de los perfiles2 y 3) que en la actualidad son más propiamente del perfil 4. Conceptos casiiniciáticos en el ecologismo como emancipación, ecomimesis o ecosofía, ¿seadaptarán y asumirán a la vulgata de la sostenibilidad? ¿Hasta donde podrála sostenibilidad asimilar y adaptar conceptos del ecologismo ascético e ini-ciático?

¿Cuáles son los conceptos técnicos y éticos que subyacen actualmente enlas vanguardias de la forma mentis del perfil 4? Vamos a exponer algunos de losconceptos y tendencias implícitas en este perfil psicocultural, que a modo deprospectiva avanzan algunos de los escenarios que podríamos ver incorporar-se al lenguaje de los sacerdotes de la sostenibilidad en unos años.

Hoy día el lugar común, definido por el concepto y el ritual de sostenibili-dad de los perfiles 1 y 2, es sancionado y difundido por los mercados, por losmedios y por la agenda política. Estos son los focos de generación de la auto-ridad sacerdotal, frente a la del perfil 4 que es la autoridad ascética y monacal,de la que no obstante se hace fecunda cantera de sacerdotes en la universidady la administración. Este lugar común del perfil 3 sacerdotizado entiende quelos retos fundamentales son los relacionados con las emisiones de gases deefecto invernadero y la huella de carbono. El apocalipsis climático confirmadopor el sanedrín tecnocientífico actúa como acicate.

Para los sujetos de perfil 4 las medidas aportadas por la «agenda de la sus-tentabilidad» son insuficientes, y sobre todo desafectadas, faltas de devoción.Medidas que no implican a los sujetos sino sólo a los mercados y a las institu-ciones. Medidas rituales y superfluas: iconódulos. La comodidad y laseguridad priman como valores cívicos de la modernidad, intrínsecos al con-servadurismo en el modo de pensar y vivir que late en los perfiles 1, 2 y 3.Unos y otros, unos por la vía del mercado y otros por la vía del Estado, insis-ten en reducir la responsabilidad del ciudadano. Sin embargo, la persona tienepara este ecologismo, de nivel 4, un proyecto y proyección transpersonal, queexige opciones y valores de vida más comprometidos. La modernidad, garan-te de los valores de seguridad y comodidad, es insuficiente como horizonte devida para estas vanguardias. Muchos jóvenes reniegan del barniz ambiental desus padres y de las instituciones, es preciso un giro de tuerca…

El siguiente paso, allende la presente generación de gobernantes y empre-sarios del «cambio climático» y la «reducción de emisiones», precisa elreconocimiento generalizado de otros problemas asociados a la modernidad.

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Problemas como la bioacumulación de productos de síntesis (cuya eliminaciónes el núcleo gordiano de la agricultura y el consumo ecológico), o la mejora enla eficiencia energética. Y es en este sentido en el que la huella ecológica es elconcepto más complejo y completo, y será previsiblemente el indicador quelos Estados y los mercados se verán avocados a reconocer como indicadoresmorales y legales de la sostenibilidad en un futuro muy próximo.

Los tres conceptos clave, que resumen y permiten entender el previsiblesentido de cambio de la «sustentabilidad del carbono» a las ulteriores gene-raciones de la «ética de la sostenibilidad» son: la huella ecológica y laposibilidad que ofrecen de repensar otros indicadores de desarrollo con el PIBo el IDH, así como los conceptos de ecoeficiencia, y de sencillez de vida quepasamos a presentar y analizar como conceptos y prácticas diferenciales delperfil 4.

2 LA HUELLA ECOLÓGICA; EL REFERENTE NECESARIO DE LA NUEVAGENERACIÓN DE OBJETIVOS DE SOSTENIBILIDAD

La huella ecológica es el concepto y el indicador objetivo de cuya generali-zación más cambios se pueden esperar. El concepto de huella ecológica serefiere a la superficie de territorio necesario para obtener los recursos que pre-cisamos para vivir. Incluye tanto superficies agrícolas, de pastos, forestales ymarinas que proveen el alimento y materias primas, como también sumiderosdel CO2 que nuestras opciones de vida y consumo generan. La huella de car-bono (asociada al concepto de la sustentabilidad de emisiones) supone sóloaproximadamente la mitad de la huella ecológica. El resto depende deaspectos más comprometidos: cómo vivimos, qué comemos, cuánto nos trans-portamos, qué ocio practicamos. En general, estos sistemas de cálculo —deconciencia— descomponen el impacto de nuestros hábitos de transporte, vi-vienda, alimentación, servicios y bienes.

La huella ecológica abrirá una puerta más integral y diáfana para cuantifi-car y trasladar no sólo a los mercados y a los Estados sus responsabilidades,sino sobre todo a los ciudadanos el referente y examen de conciencia para pro-fundizar en este itinerario de introspección ética y planetaria que es laecosofía. La huella ecológica permite comprender y asumir las responsabilida-des personales en la sobrecarga inviable del planeta. La evaluación de lahuella ecológica puede llegar a ser parte central del «nuevo examen de con-ciencia», y las medidas para reducirla serán parte del ritual cotidiano,doméstico, consciente y devocional de una religión planetaria.

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La huella ecológica —HE— apunta al impacto individualmente; la responsa-bilidad ya no se cuantifica de modo impersonal; abre una molesta y precisaradiografía del impacto de nuestras formas de vida. Hace medias de Estado,pero permite adentrarse y analizar, en la intimidad, el caso particular. Hay va-rias webs y sistemas para calcular la huella ecológica personal. La página máscompleta se encuentra sólo en inglés(1) y calcula la huella para EEUU, Canadá yAustralia, pero hay otras en castellano(2). Se puede ofrecer la HE como el núme-ro de planetas que una persona o país necesitaría para una determinada mediade consumo si ésta fuera común a todo el mundo. La otra medida es el númerode hectáreas de huella ecológica o hectáreas globales (gha). Según el informe2008 del WWF y Footprintnetwork, la media de terreno disponible por persona(con 6.500 millones de habitantes) es de 2 ha/persona para el conjunto del pla-neta, siendo no obstante la huella media mundial de 2,7 ha/persona en 2008,pero muy desigualmente repartida: España y el resto de países de la UE tienenentorno a 5 ha/persona, EEUU 10 ha/persona, América Latina 2 ha/persona.Los países más pobres entorno a 1 ha/persona. El Ministerio de Medio Am-biente Rural y Marino ha publicado en agosto de 2008 un primer informenacional (tras el analisis preliminar de 2007) en el que ofrece una media de 6,3gha(3) confirmando un aumento del 19% de la huella entre 1995 y 2005.

En lo relativo al número de planetas necesarios, el índice es de 1,2 planetaspara el foot-print-network y de 1,5 planetas para my-footprint. La previsión esque alcancemos un umbral de huella de 2,2 planetas para sostener la pobla-ción mundial en 2050. Y ello incluso dando cumplimiento a los actualescompromisos de reducción de emisiones.

La diversidad de métodos y criterios de medición es uno de los problemaspara extender el uso de la huella ecológica como indicador universal de soste-nibilidad. La ausencia de unanimidad en la medición, y el hecho de que sedesarrolle en paralelo y en concurrencia entre varias organizaciones es el prin-cipal problema para generalizar este concepto. El concepto de huella ecológicaes valorado de modo muy diferente por los diferentes perfiles: los intelectua-les del perfil 2 lo consideran un «concepto irrelevante y complicado», para losportavoces del perfil 3 se trata de un concepto complejo y discutible para uti-lizarlo como indicador. Para el perfil 4 es el indicador sobre el que construirlos objetivos y retos personales de la sostenibilidad: un itinerario inevitable demayor austeridad…

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(1) www.footprintnetwork.org y http://www.ecologicalfootprint.com/ estan sólo en inglés y remite al impacto en el Reino Unido, peroeste es similar al español.(2) Está disponible en castellano en www.myfootprint.org pero ofrece unidades muy diferentes a la anterior. Una pagina sencilla es-pañola para el cálculo de Huella de Carbono en http://www.terra.org/calc/(3) Análisis de la Huella Ecologica de España 2008. MARM. Agosto 2009.

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La huella ecológica es más compleja, más sistémica, comprometida y com-prometedora que el cálculo de emisiones de CO2 o huella de carbono. Todavíano está sancionada como indicador por los sanedrines del nivel 2 y el nivel 3.Pero la historia es tozuda y previsible: los sacerdotes del perfil 2 negaron laerosión de la capa de ozono en los años 80, y la aceptaron en los 90. Luego ne-garon el cambio climático en los 90 y lo aceptaron en 2000… Todo pareceindicar que no tardarán en sumarse a la vanguardia que rastrea el conceptomás integral de huella ecológica.

3 HUELLA ECOLÓGICA Y DESARROLLO HUMANO

Un aspecto muy interesante al respecto es la relación que existe entre el creci-miento del Índice de Desarrollo Humano y de la huella ecológica(4). Hay unarelación casi lineal entre el incremento de la huella ecológica y el crecimiento delIDH. Esto significa que incluso los objetivos del milenio, que desde el punto devista político, económico y social son altamente deseables, son discutibles desdeel punto de vista de los principios de la sostenibilidad más avanzada.

En el siguiente cuadro, realizado por el Global Footprint Network en 2006para PNUD se muestra la relación entre el IDH y la huella ecológica. El creci-miento del IDH comporta una creciente insostenibilidad. A partir de laposición 40 en el ranking del IDH se produce una progresión exponencial ha-cia la insostenibilidad.

En este cuadro que relaciona huella ecológica e IDH podemos distinguirtres tramos de pendiente. En el primer tramo de pendiente la huella ecológicacrece poco en relación a la mejora del IDH. Es el caso de la progresión de Áfri-ca, Asia Oriental, América Latina, o Próximo Oriente. En el segundo tramo sesitúan los países del este de Europa con huellas ecológicas en el entorno de las4 gha por persona. Es al final del mismo donde se sitúan los países de laantigua UE 15 con entorno a 5 gha por persona, y donde se produce un creci-miento lineal entre la mejora del IDH y el incremento de la huella ecológica.Finalmente, en el tercer tramo, el incremento de la huella es exponencial, sinproducirse mejoras significativas en el IDH.

Este cuadro es elocuente para mostrar que el IDH sólo es un referente vá-lido de desarrollo sostenible para los países más pobres, y destaca la necesidadde seguir integrando índices (el IDH ya es de hecho una integración con otrosindicadores de esperanza de vida y educación). La contradicción entre los ob-

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(4) Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Huella_ecologica, es más completa la página inglesa.

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jetivos e indicador del IDH y los de la sostenibilidad más avanzada muestrahasta qué punto es precisa una revisión profunda, y casi continua, de lo que essostenible más allá de lo que los medios trasmiten de las cumbres de cambioclimático y de los acuerdos y tratados sobre emisiones de CO2. Una de estaspropuestas fue el índice IBES Indicador de Bienestar Económico Sosteniblepropuesto en los informes del Club de Roma(5).

4 ENSAYANDO NUEVOS INDICADORES DE SOSTENIBILIDAD.DEL PIB AL PRODUCTO SOSTENIBLE BRUTO, Y DEL IDHAL INDICADOR DE SOSTENIBILIDAD HUMANA

Para resaltar el valor de referencia de la huella ecológica vamos a ensayardos nuevos indicadores que permitan un cuadro más ajustado al itinerario deun desarrollo sostenible. Así, consideraremos en abscisas el concepto de Pro-ducto Interior Sostenible per cápita (eco) que se obtiene a partir del PIB per

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(5) Ulrich von Weizsäcker, E., Hunter Lovins, L. y B. Lovins. A. Factor 4: duplicar el bienestar con la mitad de recursos. Círculo de lec-tores/Galaxia Gutenberg 1997.

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cápita dividido por la huella ecológica global de determinado país(6). Este va-lor permite mitigar el valor de la riqueza generada en términos de PIB alequilibrarla en función del número de hectáreas globales (aunque matemática-mente es la renta generada por hectárea impactada). En ordenadas,representamos lo que proponemos denominar el Indicador de SostenibilidadHumana ISH, determinado a partir de la división del IDH por la huella ecoló-gica, ofreciéndose los valores entre 1 (mínima huella y máximo IDH) y 10(máxima huella y mínimo IDH).

Gracias al efecto gráfico de estas ponderaciones podemos observar que tan-to los países de renta más bajas (en el ejemplo Bangla Desh o Mozambique)como los de rentas más altas y mayor huella ecológica (ejemplo EEUU) se alejanpor igual de las posiciones de mayor sostenibilidad (con mayor ISH y mayorPSB), y países ricos como España y EEUU están más cerca de Bangla Desh enProducto Interior Bruto Sostenible que de Holanda, y muy por debajo de Ar-gentina que sería uno de los que presentarían mejor balance.

En las mejores posiciones que se han podido identificar se encuentran las lla-madas ecoaldeas, comunidades rurales con avanzadas opciones de vidasostenible, que se confirman como la vanguardia de las opciones de ecodesarro-llo. Las ecoaldeas tienen una huella ecológica global entre 2,4 y 3 ha, y se sitúanen el gráfico en la misma vertical de ISH que los países más pobres.

Este modelo de representación permite vislumbrar el camino que quedapor recorrer en favor de la sostenibilidad. El objetivo se sitúa en el extremo su-perior derecho y lo representamos como objetivo 2050, esto es, una forma devida con una huella ecológica de 1 gha y un IDH de 1. Este indicador matricialponderando el PIB y el IDH con el concepto de huella ecológica consigue acla-rar gráficamente el objetivo ético y político de una nueva generación de lo«sostenible».

Para los países con alto ISostH y bajo PsostB (EEUU y España) es urgenteuna reducción de la huella ecológica, algo que necesariamente comportará unareducción de la riqueza: el PIB se construyó con una mayor huella, la huella sereducirá sólo con un menor PIB… Esta es la reflexión típica de la ética de per-fil 4 que enmarca lo que se denomina ecología del decrecimiento y lasopciones de sencillez de vida que veremos posteriormente. Los escenarios másfavorables en este cuadro se sitúan en las llamadas ecoaldeas que con Produc-to Sostenible Bruto de unos 6.000€ tienen un Índice de SostenibilidadHumana entorno a 2,6 gha.

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(6) Para la Huella ecológica global utilizamos la determinada por el «global footprint network» y está disponible en los informes anua-les del WWF.

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Otra vía apuntada y diferenciada en el cuadro es la de los países que aúnpueden y deben crecer en renta asociando este crecimiento del PIB a un mo-delo de ecoeficiencia, e incrementando el nivel educativo de la población quese delata en el denominado Índice Sintético de Capital Humano (ISCH).

La sencillez de vida y la ecoeficiencia son las medidas, necesariamentecomplementarias, para avanzar en el sentido que apunta este mapa del tesorode la sostenibilidad. Sencillez y ecoeficiencia deben simultanearse, y represen-tan el corazón de la dialéctica ideológica que constituyen la vanguardia delreto de la sostenibilidad.

5 TRES NIVELES DE ECOEFICIENCIA. LOS HORIZONTES TÉCNICOS

Dentro de este enfoque de ecoeficiencia podemos distinguir tres nivelesque en gran medida marcan la evolución de los perfiles psicoculturales queantes apuntamos:

Perfil 1) - no tiene ninguna receptividad al concepto de ecoeficiencia: nocomputa.

Perfil 2) - Ecoeficiencia y ecocapitalismo. El término ecoeficiencia se originóen los círculos empresariales del World Bussiness Council for Sustainable Deve-

El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo...

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Producto Sostenible (ecológico) Bruto

Indice de sostenibilidad (ecoeficiencia) humana

USA4456/9'8

Mz 1380/2'3

Es4766/6

Fr6200/5'1

Hol8100/4'1

Ar5700/2'8Hu

5100/4

Ecoaldea8000/2'6

10 9 8 7 6 5 4 3 2 1ISH = IDH/gha

PSB = PIB per capita/gha

15.000 s

10.000 s

5000 s

0 s

Objetivo 2050

Pais PIB per apita

Huella ecologica enhectareas globales gha

IDH Indice Sostenibilidad Humana = gha/IDH

Producto Sostenible Bruto = PIB per Capita/gha

Ecoaldea 20.000 2,5 0'953 2'6 8.000

Holanda 32.684 4 0'953 4'1 8.171

Francia 30.386 4'9 0'952 5'1 6.201

USA 41.890 9'4 0'951 9'8 4.456

Hungria 17.887 3'5 0'874 4'0 5.110

Argentina 14.280 2'5 0'869 2'8 5.700

Mozambique 1.242 0,9 0'384 2'3 1.380

Bangladesh 2.053 0,6 0'547 1'1 3.421

España 27.169 5'7 0'949 6 4.766

B 3421/1'1

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lopment(7) surgido en el contexto de la Cumbre de Río de 1992, actualmenteagrupa a varios centenares de grandes empresas multinacionales. En Españason socias de este consejo Acciona y Repsol-YPF. Tienen un sentido claramentevinculado a la rentabilidad empresarial y al aumento del PIB. Entienden la efi-ciencia como el gasto mínimo de energía y otros insumos para obtener el mayorresultado y rentabilidad económica. El concepto implícito de ecoeficiencia paraeste perfil es maximizar los beneficios al menor coste energético-ambiental.

Perfil 3) Ecoefectividad y ecodesarrollo. El concepto de ecoefectividad seformula en el libro Cradle to Cradle (De la cuna a la cuna) con la intención dedistanciarse tanto del concepto empresarial de la ecoeficiencia, como del con-cepto ecologista que justifica la necesidad de decrecimiento económico. Setrata de un trabajo de reconceptualización que pretende superar la regla de«reducir, reutilizar y reciclar». Postula que la ecoefectividad no defiende la re-ducción (en esto se distancia manifiestamente del perfil 4), sino el producircon el mayor ingenio de recursos, buscando la cogeneración. Renuncia a lasencillez planteando una esperanza en las posibilidades de la innovación tec-nológica. Es por ello un concepto optimista y compatible con el crecimiento«económico sostenido», pero que busca diferenciarse y posicionarse frente alenfoque mucho más convencional de ecoeficiencia que plantea la WBCSD. Elejemplo clave de ecoefectividad que se formula es un edificio que no sólo re-duzca insumos, o que reutilice o recicle materiales, sino que sobre todo seacapaz de producir un balance energético y económico positivo. El conceptode «la basura es alimento» (opuesto al alimento basura) se enmarca dentro delo que se ha denominado de modo amplio la ecología industrial.

Perfil 4) Ecoeficiencia y decrecimiento. Es el enfoque más propiamente eco-eficiente, y fue formulado como factor 4(8) y factor 10 por un informe del Clubde Roma. Su objetivo es producir el doble, pero hacerlo reduciendo antes a lamitad los insumos. Confluyen en este enfoque múltiples escuelas o corrientesdel ecologismo. Dentro de este epígrafe genérico de la ecoeficiencia podemosincluir la permacultura y otras formas de ecointensificación agraria que plan-tean diversificar al máximo las producciones agroganaderas buscandosinergias entre los diferentes cultivos y otras producciones de bienes y servi-cios. Este enfoque prima la reducción del consumo y el aumento de laautoproducción y el autoabastecimiento. Para, efectivamente, poder mejorarla eficiencia de los ingresos es preciso reducir y sinergizar los egresos. Se tratade un enfoque que afecta necesariamente de modo negativo a la circulaciónmonetaria y al crecimiento del PIB. Es un concepto vinculado al de satisfacto-

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(7) www.wbcsd.org dispone del informe en español sobre ecoeficiencia empresarial.(8) Op. cit. Factor 4. Informe del Club de Roma 1997.

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res sinérgicos que formuló Manfred Max-Neuf, en el sentido de satisfacer va-rias necesidades con una misma actividad.

Las diferencias de estos tres perfiles de ecoeficiencia son muy significati-vas. El concepto de ecoeficiencia es más tecnológico y menos ético que lasencillez de vida. La ecoeficiencia está más volcado en las oportunidades dela innovación tecnocientífica, y adquirir bienes o servicios atendiendo a la eco-eficiencia de los mismos es parte esencial de la renovación y profundizaciónen la llamada ética del consumo. ¿Cuándo se podrá identificar (medir y ho-mologar) la eficiencia ecológica de los productos? Esta estimación de laeficiencia social y ecológica es precisamente el principal componente para po-der normalizar el ritual del consumo responsable.

El objetivo de reducir el consumo, y por lo tanto la renta personal y el PIBcolectivo como condición previa, es la opción del decrecimiento y la sencillezde vida. La esperanza en la mejora de la ecoeficiencia por vía tecnológica sinnecesidad de reducción del consumo es el modelo del ecocapitalismo. Cierta-mente se pueden complementar las opciones de sencillez de vida con elconsumo ecoeficiente y en función de la combinación podemos prospectarel mapa de las posiciones ideológicas en las próximas décadas.

El equilibrio entre la sencillez de vida, la ecoeficiencia o el ecocapitalismo(en diferente proporción o peso) se verá acompañado de dos medidas que aúntardarán en ser fruto de un consenso político. Estas son las principales medi-das políticas que implícitamente se derivan de las opciones de vida sencilla ydel decrecimiento.

• Aplicación de un sistema de ecotasas (gestionado por Naciones Unidaspara las superiores a 1.000 Km) en el que se tribute en función de la hue-lla ecológica, y especialmente la huella de transporte de los bienes yservicios, destinando los ingresos obtenidos a financiar ecoincentivosy ecodesarrollo. Un sistema eficiente territorialmente es aquel que gene-ra localmente al menos un 60% de la energía que precisa, sea en formade alimentos o de kwh.

• No activar el crecimiento del PIB por la vía del abaratamiento del preciodel dinero, evitando insuflar ficticiamente liquidez a los sistemas econó-micos. Reconduciéndose a un menor, más sostenido y solvente modelode crecimiento económico.

El margen de debate ideológico sobre estos aspectos debería ser cuestiónde grado, no de cualidad. ¿Qué porcentaje de ecotasas? ¿Quién las recauda ygestiona para cada radio de movilidad? ¿Qué porcentaje ideal de autoabaste-cimiento local o regional o nacional, energético y alimentario? ¿Cómo

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establecer de modo sostenible el precio del dinero? Podemos concluir que el«decrecimiento» es una opción personal, pero evitar el sobrecalentamientoproductivo y monetario es una responsabilidad de los gobiernos. ¿Es viable elcrecimiento cero que planteara el informe «Meadow» al Club de Roma en ladécada de 1980?

6 PROFUNDIZANDO EN LA DEFINICIÓN CONDUCTUAL Y COGNITIVADEL PERFIL 4

6.1. Teoría y práctica económicas

El concepto de decrecimiento es parte diferencial del ecologismo políticode perfil 4, y tiene mucha relación con la sencillez de vida. El decrecimientosurge a partir de los años 70 con los trabajos de Georgescu-Roegen que utilizala termodinámica como el referente para comprender el funcionamiento de lossistemas económicos. Plantea que la entropía y la pérdida constante de valor(energético) del universo es inevitable, y que es especialmente entrópico (yacelerado) el proceso de disipación-contaminación-impacto en las formas devida industriales. Según Georgescu, como parte de un discutible pesimismoontológico, considera que la economía conduce al mundo a una natural disi-pación y decrecimiento energético. Se formula así una bioeconomía en la quelos intercambios económicos —de un modo terriblemente simplista— se remi-ten al proceso de disipación de la energía. Todo camina hacia el desorden. Esteenfoque de la bioeconomía es profundamente reduccionista y postmoderno.Es precisamente gracias al aprovechamiento y disipación de la energía emitidapor el sol, que existe la vida y que se produce la biodiversidad. La vida no ha-bría comenzado si hubiera tenido que evitar como un «pecado cósmicooriginal» la disipación de la energía. Denominar bioeconómica a un modeloque restringe el funcionamiento supuestamente entrópico de la energía cósmi-ca, es no entender el sentido mismo de la vida. La economía neoclásica es unaciencia ciertamente limitada, pero la bioeconomía de Georgescu no es el mássólido referente para refundamentarla. Que el universo pueda tender a unpunto de energía cero es incluso discutible, pero lo es aún más pretender quelos seres vivos no respiren para evitar generar entropía.

Al margen de esta consideración biofísica, en materia económica los parti-darios del decrecimiento valoran unánimemente la necesidad de tener encuenta a la tierra (los ciclos de vida de los recursos naturales) como un factorde mayor importancia que el capital y su «instinto indomable» de reproduc-ción. Para el decrecimiento, el respeto y aprovechamiento de los ciclosnaturales son más importantes que el factor trabajo o el tecnológico.

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Los filósofos británicos que dieron pie a la economía clásica considerabanque el crecimiento de las oportunidades de la producción y el comercio se de-tendrían sensiblemente al llegar a equipararse las producciones, necesidades ycostes entre países. Este sería un factor esencial que desincentivaría el comer-cio a larga escala. En lo que coinciden Smith y Georgescu es en lainevitabilidad de reducir los intercambios de largo recorrido que han caracte-rizado el florecimiento de la modernidad. Ambos compartían pesimismo, unodesde el impulso individualista del ánimo de lucro y el otro desde el comuni-tarismo. A diferencia de estas dos posturas, el emergente perfil 4 es optimistaontológico, pero comparte con ambas el pesimismo económico.

Las instituciones internacionales todavía promueven la especializaciónproductiva y el mayor volumen posible de intercambios a las mayores distan-cias concebibles. Cada cual debe producir sólo lo que pueda hacer encondiciones de ventaja competitiva global, y este planteamiento garantiza teó-ricamente que siempre habrá comercio. Esto es lo que precisamente elmovimiento de decrecimiento cuestiona como modelo de desarrollo: la sobe-ranía energética y alimentaria de los pueblos es previa a los interesescomerciales o al ingente PIB derivado de las grandes transacciones. Una polí-tica de desarrollo económico, social y ecológico inteligente, promoverá unacierta especialización en los bienes de exportación, pero al tiempo y previa-mente es preciso un mayor margen de soberanía-consumo interno. Loseconomistas del decrecimiento plantean que la desconexión relativa favorece-rá, a medio plazo, más a los más empobrecidos, y perjudicará más a los ricos.El efecto inducido será al cabo: menos riqueza pero mejor repartida, menosmiseria y menos huella ecológica. No podemos dejar de tener presente en estebalance la idea de que hay una forma de miseria humana adscrita a la rique-za, y una forma de riqueza espiritual intrínseca en la pobreza material—sencillez voluntaria—.

En un mundo más sostenible las importaciones no deberían implicar másallá del 20-30% del consumo de un país o un hogar, es decir el ecodesarrolloprecisa garantizar un alto grado de soberanía alimentaría y energética, lo quesupone una autosuficiencia próxima a un horizonte del 80%. Este es probable-mente el punto de equilibrio al que contribuirá el llamado movimiento dedecrecimiento: aumentar el volumen de las transacciones locales y regionales,monetarias y por lo tanto contable desde el punto de vista del PIB, pero tam-bién informales y/o no cuantificables. Se denomina bioregionalismoprecisamente a una política económica de sostenibilidad avanzada fundamen-tada en el incremento de los flujos comerciales internos a determinada regiónecocultural. Son varios los términos aptos en castellano: las «agrorregiones» olas «autosuficiencias conectadas» son territorios ecoeficientes e inteligentes

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que asumen el objetivo de una cierta y necesaria desconexión a corto plazo,con una reducción de las transacciones de largo recorrido gestionadas por lasgrandes corporaciones. Una reducción de las «interdependencias» significa ne-cesariamente una reducción del PIB afectado por la capacidad de cómputo delas estadísticas nacionales. Pero una reducción del PIB en ningún caso signifi-ca una reducción de la riqueza, si no el reto de una nueva forma de concebirla,promoverla y medirla. ¿Es el PIB medidor de la riqueza generada, o sobretodo de la riqueza concentrada en los grandes flujos de capital? En el perfil 4se considera que el decrecimiento del PIB será el mejor síntoma del crecimien-to de nuevos y más sólidos conceptos de riqueza.

Este decrecimiento se relaciona con el movimiento al que De Sousa Santosdenomina emancipatorio, como una búsqueda de independencia respecto atodos los procesos en los que el mercado o el Estado construyen su dialécticahegemónica. Hay síntomas psicosociales claros de este giro hacia el decreci-miento emancipatorio en una parte de la población, pero es difícil decuantificar precisamente porque constituyen un mundo en paralelo (en otradimensión ética y cultural al Estado y al mercado). En USA se estima que elmovimiento de sencillez de vida puede implicar ya a cerca del 20% de la po-blación.

Aunque en la práctica la apuesta por el decrecimiento se asocia a la deci-sión voluntaria y personal de austeridad y sencillez de vida tiene directas eimplícitas repercusiones políticas. El decrecimiento es la manifestación políticade una nueva teoría económica, por su parte la sencillez de vida es su mani-festación y compromiso personal. Al cabo la «objeción al crecimiento y alconsumo» son su credo común. Todo ello confluye en el término inglés downs-hifting que puede traducirse tanto en el sentido de desacelerar como en el desimplificar.

La opción personal de la sencillez de vida, y como consecuencia del decre-cimiento del PIB, es imposible que sea parte de una decisión o una política deEstado (perfil 3) o del mercado (perfil 2). El perfil 4 mantiene la creencia enque ni el Estado ni el mercado pueden asumir por propia decisión el principiode decrecimiento, ya que, volviendo a un ejemplo anterior, sería como esperarque un ser vivo dejara de respirar. Dentro de este perfil 4, unos individuos sonbeligerantes y entran en la arena política. Otros optan por una fuga mundi des-de las urbes al medio rural, emulando opciones de vida que ya enmarcaronla caída del Imperio Romano y del mundo clásico: pretendiendo construir al-ternativas emancipatorias. El mundo tardoromano y el tardormoderno seasemejan en más de un punto.

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6.2. Antropología de la alimentación

La alimentación supone casi la mitad de la huella ecológica, y en este sen-tido hay varias pautas propias de la reflexión y la práctica del nivel 4 quereducen la huella ecológica de la alimentación de modo muy sensible.

i) Porcentaje de carne y pescado en la dieta. Los hábitos de alimentaciónson una parte importante de la huella. Así un consumo vegetariano, estimanen myfootprint.org, que comporta entorno a 0,18 gha, mientras un carnívorotiene una huella global de 0,85 ha. La mayor parte de la carne y el pescado em-plean piensos para la alimentación, lo que reduce sensiblemente la eficienciaenergética de las materias primas. Un kilo de carne de vacuno precisa entornoa 10 Kg de cereal para ser producido. La reducción de la ingesta de carne y engeneral de proteínas animales es de hecho una pauta común al ascetismoen diferentes tradiciones religiosas.

ii) Producir o transformar alimentos, autoproducción y autoconsumo, re-cuperando el trabajo de la horticultura-jardinería, huertos urbanos, y/o lacocina tradicional comprando productos no transformados. Una de las formasimplícitas de sacralidad en varias culturas tradicionales es producir y elaborarlos alimentos que uno mismo, o una comunidad consume.

Una variante de esta tendencia a autoproducir y autoconsumir implícita enla sencillez de vida es el hecho de privilegiar la compra y consumo de pro-ductos (alimentos u otros bienes) generados en el entorno local-regional: sedenominan localivoros. Hay un creciente movimiento de consumo local en unradio de 100 millas (hundreed milles) especialmente arraigado en Canadá, Rei-no Unida, Argentina y Uruguay. En España existen en todas las comunidadesautónomas grupos de consumo que actúan como centrales no comerciales deproducción y distribución de alimentos.

La distancia de producción y logística, y por lo tanto la huella de transpor-te de la alimentación es un aspecto importante a tener en cuenta en lasdecisiones de ecoconsumo.

Dedicar tiempo a producir o a organizar el consumo de modo colectivo yecológico, con venta directa o corta (desplazarse a comprar al productor, y/ocomprar colectivamente) y la reducción en el consumo de carne y pescado, sonlas medidas más aconsejables de consumo responsable en relación a la huellaecológica de la alimentación. ¿No recuerda a la forma de vida de los monaste-rios medievales? ¿Es la ecología política o es religión? La razón ecológica y larazón religiosa son diferentes pero convergen…

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El fomento de la producción para autoconsumo regional de alimentos ode energía es un camino avanzado, una vanguardia de diversificación y dedesarrollo sostenible en un contexto de dependencias que aun siendo ineficien-tes, activan el consumo y la evolución de los indicadores macroeconómicos.

6.3. Sencillez voluntaria

La sencillez voluntaria, también llamada «simpleza voluntaria» (según latraducción literal de simple life)(9), se caracteriza por comportar una renunciaética y estratégica —etitégica— a la renta y/o al consumo, lo que generalmen-te se asocia a opciones laborales alternativas o no convencionales, en las que elsujeto reduce su participación en la creación de la riqueza (medida en térmi-nos de PIB) y en consecuencia la renta disponible. El reto de la sencillezconsiste en necesitar menos, y «aprender a vivir mejor con menos»; es una for-ma de austeridad o de ascesis que está creciendo de forma significativa. Estemovimiento cultural plantea reducir el consumo de bienes y servicios, aumen-tando los flujos locales que son menos dependientes de insumos energéticos yde los grandes mercados. Las producción y consumo agrario locales, la auto-producción energética o alimentaria, los servicios prestados en régimen deintercambio (como en los bancos del tiempo) o con sistemas de trueque omoneda complementaria, son algunas de las medidas que reducen la depen-dencia de la renta pecuniaria, sin reducir los intercambios locales yaumentando la dimensión comunitaria (subjetiva) del hecho (objetivo) de lavecindad.

A medida que crece el movimiento de la sencillez de vida se confirma queno es el fruto de una decisión deliberada de austeridad, en la mayoría no ha-bía una opción previa de renuncia. Esta es en gran medida fruto de lacombinación entre la precariedad laboral, y el frustrado estímulo de consumo.Muchos de los jóvenes que se pueden englobar en el perfil 4, esperaban ha-berse incorporado a las clases del perfil 3 o incluso al perfil 2. Su incorporaciónal proletariado sociocultural del perfil 2 es pasiva, y genera como reacción elgiro hacia un ecologismo proactivo. Hay una alienación combinada entre lapresión de una renta decreciente que se experimenta por la vía de las relacio-nes laborales, con una creciente presión al consumo y a la industrias del ocioque se reciben de los media y de sus propios grupos de edad.

Frente a este efectivo estrés del modelo de relaciones de trabajo y de consu-mo, surge la necesidad de una defensa y una crítica cultural que encuentra en elecologismo un referente sólido pero no el único. El fenómeno presenta una am-

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(9) http://humanismoyconectividad.wordpress.com/2008/05/29/simplicidad-voluntaria/

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plia diversidad de manifestaciones y una ausencia de un maestro de orquesta.Comparten los sujetos de este perfil 4 una tendencia a la reducción del tiempode trabajo, o de la jornada laboral retribuída, el autoempleo, y un aumento deltrabajo doméstico o comunitario. Este trabajo comunitario se consideraría con-vencionalmente como ocio porque no se trata de un trabajo retribuido, ni detrabajo doméstico propiamente dicho. El uso del tiempo no laboral no se puedeenmarcar en lo que la ortodoxia denomina industrias del ocio.

La vanguardia de este modelo se sitúa en los silenciosos intersticios delhegemónico american way of life. El concepto de simple life se despliega intelec-tualmente (modernamente) a partir de finales del siglo XIX (con la influyentenovela Walden), pero se había mantenido latente en los movimientos comuni-tarios cristianos desde la propia ocupación del continente, es el caso decuáqueros o menonitas. A partir de los años 70 del siglo XX surgen de este mis-mo contexto los primeros ecologistas (nacimiento de Greenpeace). La sencillezde vida es una opción paralela al ecologismo político desde su mismo origen.Se estima que en EEUU son ya cerca de 20 millones las personas que han re-nunciado a los empleos o formas de vida convencionales y procuran unaforma de vida más plena reduciendo el trabajo, y en paralelo su capacidad deconsumo, potenciando al tiempo de modo consciente y deliberado el objetivodel desarrollo personal con el de la sostenibilidad. El movimiento freegan(10) queimplica a varios millares de neoyorquinos es una de las manifestaciones sub-culturales de simplicidad voluntaria —simple life— y cuyas experiencias yvivencias comparten en la red y en reuniones semanales.

El perfil 4 tiende a crecer en términos demoscópicos, y no es una opciónviable o compatible con ningún principio ideológico moderno o postmoderno.El ecodesarrollo implica una suerte de ecología espiritual o ecosofía como mo-delo de sabiduría y horizonte de vida, se vincula a principios metafísicos (másallá del poder de lo físico), y en esta característica radica su radical rupturacon la modernidad.

El perfil 4, se trate del activista político o de la vía emancipatoria de la «fugamundi», contiene una opción política de desarrollo local, participativo y deli-berativo pero con una proyección planetaria, que potencia la diversidad, lapluralidad, desorganizada en apariencia (la tardomodernidad se confunde eneste punto con la postmodernidad) pero al tiempo orgánica (metamoderna…más allá de…). Las opciones de consumo local y de sencillez de vida contribu-yen al «decrecimiento» del PIB pero al crecimiento de otro concepto cultural yreligioso de la riqueza. Estos aspectos constituyen la pasta de lo que los gnósti-

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(10) http://freegan.info

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cos del siglo II y III denominaban «otro eon». Esta tendencia es intemporal, co-mún a todos los movimientos ascéticos y espirituales.

6.4. Modalidades de ecocomunitarismo

Lo cierto es que este perfil 4 manifiesta dedicar con decisión y alegría unaparte importante del tiempo a trabajos no remunerados o mal remunerados (ala comunidad local, o a colectivos específicos) y/o trabajo de autoproduccióny autoconsumo de bienes o alimentos de modo artesanal.

Dentro de las opciones de vida sencilla otra diferencia de grado vieneasociada a la componente comunitaria. En este sentido es preciso diferenciar«por el tipo de hábitat», entre las ecoaldeas y ecoviviendas. Unas y otras pro-curan combinar las soluciones tecnológicas de máxima ecoeficiencia (menorinversión para reducir el impacto y producir insumos) y soluciones de bio-construcción y bioclimatismo, pero las ecoviviendas son más intensivas encapital. Las ecoaldeas por su parte son más «comunitarias», compartiendoservicios y bienes (lavadora, vehículos, cocina, salas, etc.) y generalmente lle-van asociadas actividades productivas compartidas entre los miembros de lamisma.

6.5. Ecoausteridad y ecoascetismo

Decíamos que el movimiento de sencillez de vida presenta dos modalida-des, una de militancia más proactiva políticamente, y otra, mayoritaria, deretirada o «fuga mundi» con formas de vida de bajo consumo. En muchos ca-sos la tendencia a la sencillez de la vida es una respuesta a la precariedadlaboral. Combinando la componente comunitaria (en servicios y en lo laboral),la intensificación en el factor capital, podemos diferenciar entre un grano deecoausteridad (perfil 4.1) y uno más profundo de ecoascetismo (4.2). A modode prueba podemos determinar el ingreso per capita de las opciones de eco-austeridad en el entorno del 50% de la media de ingresos en un determinadopaís, y el ecoascetismo en el umbral de la pobreza. Suponiendo unos ingresosmedios de 30.000 euros en Dinamarca, Austria, Reino Unido o Holanda, ob-tendríamos un umbral medio entorno a 15.000 euros de ingresos per cápitapara la ecoausteridad y 12.000 euros para el ecoascetismo.

En el caso de España el umbral de pobreza se sitúa según la última En-cuesta de Condiciones de Vida (ECV) del INE de 2008(11), por debajo de 17.620

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(11) Instituto Nacional de Estadística. Informe 2008. www.ine.es. Encuesta de presupuestos familiares EPF y encuesta de condicionesde vida ECV.

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euros/año hogar con una media 2,7 personas/hogar; esto es 6.525 euros percápita. Así pues en España podríamos hablar de ecoascetismo por debajo deeste umbral de ingresos, pero siempre que se manifieste como una opción li-bre y personal, con renuncia asumida, en favor de una vida sencilla en elmarco de valores del denominado perfil 4. El umbral de ecoausteridad en Es-paña se podría situar entonces en el entorno de los 8.000 euros/año.Recalcamos que la diferencia con respecto a la pobreza objetiva es que se ma-nifiesta como fruto de una decisión propia y que constituye, implícitamente,en su ideología, una forma de «riqueza en el decrecimiento». Esta forma devida es una provocación frontal al mundo de valores laborales, de ocio y con-sumo al moderno sentido común. ¿Cuánta gente, especialmente menores de30 años, viven en la ecoausteridad o incluso el ecoascetismo? ¿Es sólo un mo-mento en la ontogenia de las nuevas generaciones mientras consiguen unbuen empleo? ¿Es una decisión y una elección sin retorno? ¿Es este ecomo-nacato (sean individual, anacorético o comunitario) un camino de iniciación?¿A dónde conduce?

Las «ecoaldeas» podrían asimilarse a opciones de ecoascetismo y las «eco-viviendas» más próximas a las condiciones de ecoausteridad. Ambos casosconstituyen los referentes de sencillez de vida en el entorno de los países ricos;pero al tiempo son los referentes realmente sostenibles de riqueza y calidad devida para los países pobres. Una suerte de término medio entre la riqueza (al-tas rentas) y la pobreza (bajas rentas). Recuerda al término medio queplanteaba el budismo entre los extremos de la opulencia de la casta sacerdotalde los brahmanes y la renuncia absoluta de los yoguis.

El ecologismo, como fruto tardomoderno, y las tradiciones agroecológicasy espirituales propiamente premodernas convergen y se integran como alter-nativa tanto a la modernidad como a la postmodernidad. Estos valores delperfil 4 se están introduciendo de modo silencioso y constante a través de unaparte significativa y creciente de la juventud más cultivada. Es claro que elarraigo cultural de estos valores es mayor entre los estudiantes universitariosque entre los jóvenes que no han terminado los estudios básicos. Son valoresde las nuevas «cúspides socioculturales» y por ello mismo es previsible que si-gan permeando sus valores y objetivos vitales a los otros perfiles en laspróximas décadas y generaciones. El proceso está generando un nuevo esce-nario en el que la ecología (en diferente grado y doctrina) es asunto deconsenso mundial. Todo parece apuntar hacia una refundación cultural pro-funda, una suerte de unidad planetaria desde una profunda diversidad. Estoes la tardomodernidad: la transición silenciosa, testimonial y constante a unnuevo «eon» en el que una ecosofía que está desplegando sus alas, se perfilacomo el máximo común múltiplo de humanidad.

El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo...

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RESUMEN

¿Qué modelo industrial y qué modelo de consumo podrían ayudar a un cambio estructural? Enlas economías occidentales, donde está mal visto planificar el proceso económico productivo, esprecisamente donde es más necesaria una cierta planificación de qué se debe consumir, porquéy por quién. Desde la vivienda, pasando por la agricultura, el ahorro, la ropa… este artículotrata de pensar el consumo desde sus consecuencias sociales y ambientales para a la vez que lasplantea, dar alternativas reales de transformación, a través de casos y experiencias, y propor-cionando las necesarias claves para la reflexión individual y colectiva.

Palabras clave:

Modelo de Consumo, alternativas de ahorro, vivienda compartida, modelo agrícola imperante,moda.

Nuria del Río

Consultora en economía [email protected]

Sumario

1. El concepto del Ahorro General. 2. Bibliografía.

El consumo asumible

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ABSTRACT

Which industrial and consumption model will help to change the system? It is in Westerneconomies (traditionally respectful of planning) where is more needed to think on what type ofthings are needed to consume, why and for who. From housing to saving, agricultural, cloth-ing… this article tries to think on consumption from its consequences, both environmental andsocial, aiming to give solutions through real case studies and also arising the necessary cluesfor an individual and societal levels of reflection.

Key words:

Consumption model, saving alternatives, shared housing, mainstream agricultural model, fash-ion.

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El consumo asumible

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1 EL CONCEPTO DEL AHORRO GENERAL

¿Cómo sería una sociedad donde el consumo no fuese un problema? Nosería necesariamente una sociedad sin mercado ni consumo, sino donde estosestén pensados desde sus consecuencias, no sólo desde los ingresos y el motorde la economía que representan. La crisis de 2008 puso en evidencia que el re-traimiento del consumo, sea por miedo, sea por ahorro, o sea por disminuciónde renta disponible, está íntimamente ligado, con el decrecimiento económicoa corto plazo, y que puede generar en el largo plazo, decrecimiento estructu-ral. Esto no es nuevo y no tiene nada de sorprendente, pero sí de grave, puesen una sociedad que está bien preparada para auto sostenerse económicamen-te, incluso en tiempos de crisis, la inversión tendría que tener un poco más depeso dinamizador.

¿A qué nos referimos con pensar el consumo desde sus consecuencias? Porun lado al impacto medioambiental, que exige que de todo lo que se produce,se sepa, antes de llegar al consumidor, cómo se recicla, recupera o reutiliza yquién se ocupa de gestionar, vigilar, sancionar o simplemente llevar a términoese «destino final» planificado y asumible de cada uno de los objetos. Dicho enuna frase negativa y popular «¡de aquí no sale nada a la venta que no se sepadónde y cómo va a tratarse cuando se termine su vida útil!». Ese sería un pri-mer aspecto, en el que no nos detendremos en esta ocasión.

En paralelo a esta mirada sobre el producto y su ciclo de vida, está el pro-ceso de producción en sí. Es urgente que nos hagamos una composición delugar retrospectiva y prospectiva, sobre el tipo de economía al que nos conde-na, invertir, legislar, privilegiar un tipo de industria o un sector económico,sobre otros.

En las economías occidentales, al menos sobre el papel, está mal visto pla-nificar el proceso económico productivo. Está mal vista la intervención delEstado en general, aunque a la hora de la verdad los que más promulgan man-tener alejado al Estado del mercado, son los que más rápido corren aintervenir en caso de que el mercado se vea en dificultades. (Véase EEUU alrescate de su sector financiero)

Y sin embargo, sólo con un cierto nivel de planificación, podemos introdu-cir las correcciones necesarias para impedir que las crisis sean cada vez másrecurrentes. La crisis, de hecho, en el sistema capitalista es estructural, pues es

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una de las estrategias más eficientes de autoregulación y autodepuración, di-señadas por este modelo económico. Nos confunde el hecho de que, junto a lamayoría de la población, se vean afectados también algunos empresarios im-portantes, bancos y los gobiernos de algunos países, —la mayoría pocosospechosos de ser anticapitalistas—, pero el sistema capitalista no va a morirde una crisis. Primero tendría que morir en el imaginario y en los hábitos desus consumidores más fieles, el 80% de la población mundial. Especialmenteen estos segundos, los hábitos de compra, pues son los que sostienen al siste-ma en su dinámica de huida hacia adelante, buscando nuevas formas deacumulación de lo que anteriormente se hallaba más distribuido. En el proce-so de creación de una economía mundial, como sostiene el economista chilenoOrlando Caputo, muchos gobiernos han cedido la soberanía sobre parte o latotalidad de sus recursos naturales, en su afán por atraer la inversión extranje-ra, condenando su economía a depender de decisiones de terceros sobreprecios y estrategias, en su propio país.

¿Qué modelo industrial y qué modelo de consumo podrían ayudar a uncambio estructural?

Para empezar, en ambos casos se trataría de identificar dónde están nues-tras dependencias, como ciudadanos, como países, como mercados locales yregionales. No para volvernos independientes, como si eso estuviera en nues-tra mano, sino para identificar claramente a quién estamos sirviendo connuestros modelos actuales y tratar de desmontar poco a poco esa servidumbre.

¿A quién le sirve que desarrollemos un turismo depredador en nuestrascostas más apacibles y soleadas? ¿A quién le sirve que se queden las multina-cionales de automoción en nuestro territorio en condiciones draconianas? Enteoría le sirve a la tasa de empleo, detrás de la que hay miles de personas, al-gunas con familias e hipotecas que pagar. No es imposible pensar en generarempleo para esas mismas personas de otra manera que no condicione tantonuestro futuro, que no nos cueste tanto dinero a las arcas públicas en el casode la automoción y la pérdida de un patrimonio natural casi irrecuperable, enel caso del turismo. Simplemente es una cuestión cultural. Estas decisiones na-cen de una cultura económica errónea o terriblemente sesgada, peroampliamente tolerada. Se nos «olvida» pensar en las consecuencias. Se nos «ol-vida» mirar el cuadro completo. Se nos «olvida» a los ciudadanos de a pie, y aquienes no sabemos si se les «olvida» o no, sabemos a ciencia cierta que lo queno olvidan es el margen de ganancia que queda en sus bolsillos o el rédito po-lítico que queda después de «salvar» unos centenares de empleos.Continuemos. ¿A quién le sirve que las tarifas de los servicios básicos sean tanelevadas? ¿A quién le sirve que se haya generalizado y normalizado la así lla-

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mada Fast Food? Aparentemente nos sirve a todos los ciudadanos. En el primercaso, estamos pagando el coste de la inversión para mejorar las infraestructu-ras y por tanto el servicio, pero en el caso español, los escándalos de fallos enel suministro por deficiencias derivadas de la falta de inversión o manteni-miento, muestran que no hay necesariamente una relación directa entreaumento de la tarifa y mejora del servicio. Tal vez deberíamos preguntarnos siel pujante negocio —por citar sólo un ejemplo— del aire acondicionado, esefrío polar artificial que nuestros abuelos con casas encaladas y adaptadas almedio nunca conocieron, no tendrá algo que ver con que en algunas poblacio-nes, la red se encuentre subdimensionada frente a la creciente demanda.

En el caso de la comida rápida, se trata de obtener como beneficio por elhecho de comer rápido, con altos índices de colesterol, en lugares atestados yruidosos o en la calle, una pequeña porción de tiempo que podemos emple-ar en ir más rápido a alguna parte, por ejemplo al cardiólogo o al dietista.Obtenemos también un pequeño ahorro en nuestro presupuesto, que pode-mos gastar por ejemplo, en un producto milagroso que nos ayude aadelgazar, en un spa, para quitarnos el estrés o en una buena venganza en for-ma de brownie de chocolate con helado, banana split o cualquier otrarecompensa por haber comido rápido y barato toda la semana. Lo curioso esque hacer las cosas con calma, cocinar pasteles, o llevarse comida de casa,es mucho más difícil, requiere mucha planificación y más tiempo —ese bientan escaso—, pero es infinitamente más barato. En una contabilidad somerapodría parecer incluso que no, que así, no ayudamos a generar empleo. Estoes cierto en algunas circunstancias, pero observemos la calidad del empleoque se genera en los negocios de comida rápida y los bajos costes salariales,consecuencia del bajo precio —el modelo de ganancia está basado en los vo-lúmenes de venta, en la baja calidad de los ingredientes y/o en negociossecundarios que se manejan gracias al circulante que se ingresa diariamenteen contraste con la periodicidad de pagos a proveedores y empleados—. Ob-servemos ahora la calidad de vida que obtenemos con el hábito de comerrápido en la calle. Pareciera que la economía no consiste sólo el ahorro inme-diato, sino en el ahorro global.

Ese es uno de los conceptos clave. No importa cuan elevada sea la inver-sión en un proyecto o plan de producción, si a cambio obtenemos un ahorroglobal sostenible. La palabra sostenible la añadimos para garantizar que le po-nemos un filtro a una máxima que se hace cierta también, demasiadas veces,al servicio del mismo sistema económico del que estamos tratando de averi-guar, cómo desmontar desde dentro. Demos por bueno, con esa aclaración, elfiltro, y volvamos al ahorro global.

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Muchas veces no somos conscientes de que nuestro ahorro individual onuestra ganancia particular, dinamita, atenta, contra el ahorro y la ganancia dela generalidad, entendiendo generalidad en este caso, no como una abstrac-ción, sino como sinónimo de una determinada comunidad humana dereferencia.

En el caso de la comida rápida, por ahorrarse un poco cada persona encada comida, se van sustituyendo establecimientos tradicionales de comidacocinada con un tiempo de cocción razonable, ingredientes del mercado máscercano, y un trato más agradable —aunque esto no es garantizable sólo por elhecho de ser un establecimiento tradicional— y empleos estables, por un mo-delo de empresa donde los salarios y las condiciones de trabajo son precarios,la calidad de los productos es igual de baja, o inferior al rango de precios, larotación es altísima y el estrés es compartido y transmitido a través del am-biente, entre clientes y empleados.

En los países con altos niveles de renta, nos resulta tan cotidiano, comertres veces al día, que a menudo olvidamos, que no es el peso ni la cantidad delos alimentos de dónde extraemos la energía para la actividad diaria, ni los in-gredientes para mantener funcionando en salud la maquinaria del cuerpo. Lafunción de la alimentación no es la misma que la de la gastronomía. Consumiralimentos sanos, que conserven intactas todas sus propiedades, es la base deun modelo de salud preventiva. ¿Qué consecuencias tiene entonces cualquieralteración de la composición química de los alimentos, si sus propiedades másbeneficiosas se dan por la intervención del sol, el riego adecuado, la simiente,tierra no contaminada y la sabiduría del humano que la trabaja?

Nuestro desarrollo occidental ha alcanzado un punto en el que cada vezcomemos más, al tiempo que cada vez más gente no tiene nada para comer.Los unos y los otros estamos cada vez más enfermos, porque lo que comemos,y lo que enviamos como ayuda «humanitaria» apenas contiene el tipo de ele-mentos que nuestro cuerpo necesita para hacer sus funciones químicas. Unosenfermamos de sobreabundancia y otros de escasez. De nuevo, esto tiene im-plicaciones económicas. Frente a los negocios que ponen la cantidad y laapariencia por delante de la composición de los alimentos, una alternativamuy deseable, es la agricultura ecológica. Basada en los métodos tradicionales,trata de aunar los avances tecnológicos, con el respeto absoluto por el conteni-do alimenticio de lo que se produce, garantizando no sólo el cuidado de latierra y el entorno en el que se cultiva, sino también que lo que comemos nosaporta la dosis esperada de vitaminas, minerales y otros oligoelementos.

Iniciativas como la agricultura y ganadería ecológica, que nos devuelven alprecepto hipocrático de «que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina

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sea tu alimento», no pueden sobrevivir, si los propios consumidores no privi-legian a la hora de consumir, su salud y el contacto con la naturaleza, porencima de la cantidad, la apariencia y el precio. Los agricultores y ganaderosque se acogen a esta modalidad no lo hacen sólo por dinero, pues las dificul-tades de distribución y comercialización son muchas y los costes deproducción a corto plazo son mayores. Pero sin dinero, sin el apoyo económi-co de los consumidores, corren el riesgo de fracasar y desaparecer.

Cuestiones como la alimentación, lo atraviesan todo. Frente a la inversiónen agricultura ecológica, hay cientos de otras posibilidades que desde un pun-to de vista financiero, resultarían más rentables. Y como en muchos otrostemas, hay que ir hasta el fondo, el objetivo último del dinero no es «rentar»como nos han hecho creer en los últimos tiempos, su objetivo principal es «po-sibilitar».

Saltemos del plato a la sala, de la huerta a la cocina, porque el caso más no-torio es el de la vivienda, donde cada vez que alguien entra en el juego paraganar un poco —en realidad todo lo que se pueda—, sin saberlo o a sabiendas,está perjudicando a todos los demás jugadores. A todos, menos, valga el para-lelismo con las salas de juego y los juegos de mesa, la banca. ¡La banca siempregana! Si nos volvemos a hacer la pregunta de a quién servimos, cada vez quecompramos y vendemos una casa, sujeta a una hipoteca, estamos sirviendo so-bre todo al banco cuyo membrete está en el contrato hipotecario, por más quelo hagamos guiados exclusivamente por la necesidad de cambiar de domicilioo por cualquier otro motivo razonable y no especulativo a priori. Gracias a lacrisis de 2008 se han escrito ríos de tinta sobre cómo funciona este mecanismo,así que no nos detendremos en ese análisis, sino en la siguiente pregunta.¿Qué papel tenemos los ciudadanos, las ciudadanas y el Estado en revertiresta situación? Por un lado está el problema del suelo. El suelo debería darnossustento, pero no debería ser un bien de mercado, pues no es una materia pri-ma sino un bien infraestructural y ha de estar disponible para dar servicio a lasnecesidades comunes. Entre otras cosas porque es un bien finito y no inter-cambiable en todas las circunstancias —en muchos procesos de reformaagraria se ha jugado con la permuta de tierras de cultivo, pero en general, lasituación de un terreno y la composición del suelo, lo caracterizan, por lo queno da lo mismo una hectárea aquí que la misma hectárea en otro lugar de con-diciones diferentes, aunque el tamaño sea idéntico—. El suelo nos puede darsustento en forma de alimento o en forma de soporte fiable para anclar casasy edificios comunes. El suelo lo gestionan los ayuntamientos y estos tienenque dar los principales servicios de proximidad a los ciudadanos, pues estostienen la característica de vivir siempre en un lugar concreto, en un ayunta-miento concreto, no hay ciudadanos cuyo administrador inmediato directo sea

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la administración del Estado, salvo alguna excepción no contemplada en estetexto, pues no viene a colación. Luego, parece razonable, que la mayor pro-porción del presupuesto nacional fuese gestionada por el conjunto de losmunicipios, o como mínimo la mitad, teniendo en cuenta los procesos de inte-gración regional en los que estamos y las obligaciones que estos nos conllevan.Puesto que esto no es así ni remotamente, los consistorios se ven «obligados»a vender suelo para financiarse. Suelo que venden, por lo general, a promoto-res privados que pretenden obtenerlo al mejor precio posible, para despuésedificar y obtener la máxima ganancia posible, en algunos casos bajo precio ta-sado (VPO) y en otros, con viviendas de lujo. Sin importarles, necesariamente,qué sistema de financiación tenga que utilizar quien compra la casa, o inclusoofreciéndoles la financiación en el lote.

Si una vivienda es un bien de primera necesidad para quien no dispone deun lugar donde vivir —o donde independizarse del ambiente familiar—, na-die va a dejar de hacer todo lo que esté en su mano, para poder financiarla. Sise le ofrece una oportunidad de financiación, en un 90% de los casos podemosestar seguros de que la aceptará, aunque eso suponga que la vivienda incre-mente artificialmente su valor en 150 o 200% como mínimo, en los siguientes30 años. Así que el ayuntamiento, sin saberlo o a sabiendas, con su política definanciación municipal, y creyendo contribuir con el parque de viviendas dis-ponible en su municipio, está poniendo su roquita de arena, en un sistemamuy similar al que acaba de estallar en EEUU, afectando finalmente a escalamundial.

Este efecto podría ser parcialmente paliado, si en vez de recibir la hipotecade un banco comercial, los ciudadanos se organizaran y las familias que sabenque en algún momento lejano o cercano van a necesitar una vivienda, ponensus ahorros y animan a otros a que los pongan para generar un fondo de pre-financiación, gestionado por una banca cooperativa, basada en unos principioséticos. Con un fondo de prefinanciación no se resuelven todos los problemas,pero en manos de una promotora también cooperativa y que a ojos del Comi-té de Ética de la iniciativa financiera antes mencionada, cumpla con loscriterios éticos que esperan tanto ahorradores como futuros moradores, podríaconvertirse en un arma de abaratamiento del proceso de construcción. Estoestá ligado con el principio de ahorro general mencionado anteriormente.

El proceso de ahorro general, se vería optimizado si no fuesen sólo los quenecesitan casa los que ponen sus ahorros a disposición de estos procesos deabaratamiento que se dan gracias a que los ahorros sirven para paliar situa-ciones como tirones de liquidez, costes de oportunidad o generación deeconomías de escala. Aún se vería más favorecido si los ayuntamientos hicie-

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sen el enorme esfuerzo de convocar ese tipo de fondos, y otros de igual trans-parencia y con un fin lucrativo igualmente discreto o inexistente, —eso no essinónimo de ganancia cero, pero si de ganancia moderada— para emprenderesas mismas construcciones en régimen de alquiler y recibir una renta razona-ble durante toda la vida útil de las casas y locales. Con algunas variantes, estaidea ya ha sido puesta en marcha, con poco éxito en Madrid —al final el entemunicipal que las promovió decidió venderlas a un precio módico a sus adju-dicatarios— y con más éxito en Barcelona —residencias de estudiantes—. Sinembargo, no podemos decir que es algo generalizado, ni que los experimentosrealizados han sido diseñados en todos los casos bajo una mirada global —aho-rro general, fuente de financiación diferida para el Ayuntamiento, satisfacciónde una necesidad global y otras—.

Todo este proceso, que conduce al «ahorro general», o al menos a frenar ladistorsión económico-financiera a través de los «precios con vicios ocultos», severía fortalecida si entrase en la ecuación el Estado, abogando por una redis-tribución de los presupuestos públicos más favorables a las unidades másdescentralizadas de gestión, los ayuntamientos, que a su vez deberían reaccio-nar enajenando menos suelo y poniéndolo al servicio de dotaciones colectivas.

Decíamos que el problema del suelo es central, pero no menos central es lacuestión política ligada al tema de la vivienda. Pues al aspecto financiador delsuelo, y a la necesidad imperiosa de vivienda, podemos oponer soluciones al-ternativas, ligadas a otras fuentes de financiación o dicho de otra forma,podemos oponer tecnologías financieras sociales o con enfoque central en lasociedad y sus necesidades. A la dinámica de las urnas, es difícil oponerse.Una solución como la de poner el terreno y recibir una compensación en for-ma de alquiler durante toda la vida útil del bien inmueble, requiere de muchavoluntad política, de mucho compromiso con la sociedad o de una certeza ab-soluta de permanencia en el mismo consistorio. De otro modo, la mayoría delas fuerzas políticas, optarán por una solución cortoplacista, que consiste envender el terreno y garantizar la disposición de los recursos dentro del perio-do de legislatura, mientras se está seguro de gobernar. En algunos casos, sehace así porque se duda de que los proyectos que no se hayan culminado enese periodo vayan a ver la luz si se descontinúa el mandato, en otros casos,por puro clientelismo político.

No menos central es la cuestión de los «consumidores de vivienda». Comoya señalamos, todos y todas nos creemos con derecho a aprovechar a nuestrofavor la subida artificial de precios que se produjo por la incesante demandade casas. Esta incesante demanda se explica por razones coyunturales —elpaso de la peseta al euro que hizo emerger todos los capitales «no oficiales» y

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refugiarse en la compra, reforma y venta de inmuebles, la llegada de muchosextranjeros con poder adquisitivo suficiente— y también por razones igual-mente especulativas, pero más enraizadas, como el «barbecho inmobiliario».Hay miles de casas vacías en toda España, esperando subir de precio o sim-plemente pendientes de una buena oferta o esperando un uso futuro que sedecide con toda la parsimonia, de espaldas al problema social del acceso a lavivienda. ¿La existencia de propiedad privada es el problema? Tal y como segestiona esta sociedad actualmente en cuestiones económicas y viendo los há-bitos y la cultura de consumo reinante, no tenemos ninguna garantía de que sise aboliese la propiedad privada —en un mundo imaginario, donde la resis-tencia a tal decisión fuese menor—, quedaría resuelto como por encanto, elproblema de la vivienda. De lo que si se trata, es de voluntad política para gra-var fuertemente a los propietarios que poseyendo una bien inmueble, lomantengan vacío por más de un año o por más de seis meses. Tal vez ese gra-vamen podría ir a mejorar el porcentaje de financiación para su gestión quereciben los ayuntamientos.

Las casas donde vivimos tienen una función básica, la de protegernos delas inclemencias del tiempo y ofrecernos un espacio personal en torno al cualorganizar nuestras actividades cotidianas. Pero un conjunto de casas, indepen-dientemente de su precio y de si han sido construidas como parte de un grannegocio o artesanalmente por sus habitantes, tiene también una función social:favorecer la vecindad, las relaciones, la convivencia, la creación de comunida-des. No todas las casas están pensadas así. Muchas casas tienen verjas ypinchos y cámaras de circuito cerrado. Muchas personas en el mundo duer-men con pistolas cerca de su cama o de la puerta de su casa. Otras no tienenespacios verdes o simplemente espacios donde encontrarse, en el espacio in-termedio entre sus casas.

En otros casos, el único punto de encuentro es una gran superficie comer-cial, donde toda la iniciativa ha sido tomada de antemano y sólo nos queda laopción de construir relaciones en torno al consumo, mediante el pago de di-nero. En otros casos, la miseria es tan grande que no se puede pensar más queen sobrevivir y aun existiendo solidaridad, nunca hay el tiempo suficiente, o lasalud suficiente para dedicarse a construir «la comunidad». En otros, nisiquiera hay casas desde las que relacionarse, sino puentes, edificios abando-nados, tiendas de campaña…

Vivir en un mundo a escala humana significa, habitar las casas que se co-rresponden con los valores que queremos promover. No se trata de ser todosidénticos, en casas idénticas, sino de recordar que la auténtica seguridad rela-cionada con la vivienda, no está ligada al precio, ni a las puertas blindadas y

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las ventanas con rejas. Nos la da la calidez y la calidad de los materiales, y lafortaleza de las relaciones que seamos capaces de establecer en nuestro hábitatmás inmediato. Saber que somos una comunidad y que contamos los unos conlos otros, en caso de necesidad o peligro.

Y por último está la cuestión de la tecnología, ligada al urbanismo. ¿Sonnuestras casas de más calidad que las de nuestros abuelos? Todavía no he-mos visto nada construido en el siglo XX que haya durado más de 110 añosy sin embargo, hay muchas casas anteriores a tantos adelantos científicos quese mantienen firmes desde hace siglos. Inclusive, este fin de siglo, pasará alos anales de la construcción marcado por los edificios enfermos, que enfer-man a sus habitantes, y por los accidentes en la construcción. Cuandopensamos en cómo deberían ser las viviendas del futuro, nos reencontramosparcialmente con el pasado. Junto a la domótica que nos permite regular laluz, programar su encendido y apagado, programas de ahorro de calefacción,ciclos de lavado, riego, etc., están las opciones tradicionales de los materialesadaptados al medio, edificios que respiran, que son frescos en verano y cáli-dos en invierno, que se orientan al ciclo de luz solar, a la convivencia vecinal,al ahorro energético basado en el sentido común predesarrollo tecnológico, alaprovechamiento de la orografía del terreno, entre otros elementos.

Este aspecto de cruce entre tecnología punta y tecnología tradicional, no esexclusivo de la cuestión inmobiliaria, es un característica común a muchos sec-tores económicos y de organización social. Usar el vapor de agua para generarenergía fue una de las claves del proceso de revolución industrial y ahora pro-tagoniza una nueva revolución tecnológica, de la mano de la energía solarconcentrada o CSP por sus siglas en inglés, que va ser utilizada en el proyectoDesertec(1). La intención inicial de los padres de la idea(2) era convertir undesierto en un bosque capaz de producir agua fresca, alimentos y electricidaden grandes cantidades, preocupados por la creciente reducción de agua dulceque afecta a nuestro planeta y que amenaza con ser uno de los principales pro-blemas que los gobiernos de todo el mundo, que tendrán que afrontar en estesiglo, y la cuestión de la generación de energía era casi una externalidad posi-tiva. El proyecto actual pretende generar para el año 2050, el 15% de la energíatotal que necesita el continente europeo, en campos solares del Norte de Áfri-ca y Medio Oriente (región MENA por sus siglas en inglés). Los responsablesde la Fundación y la corporación que se ha creado a tal efecto, afirman que«cuando los países del Sur de Europa comiencen a importar energía de la re-gión MENA se producirá un efecto en los otros países de Europa, que ya no

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(1) www.desertec.org Ver especialmente http://www.desertec.org/downloads/summary_es.pdf(2) El arquitecto Michael Pawlin, el ingeniero Bill Watts y el inventor Charlie Paton.

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estarán forzados a producir tanta energía para esos países. Esto provocaríauna menor presión para la construcción de nuevas plantas convencionales ypermitiría un mayor plazo para ampliar la introducción de las energías reno-vables»(3). Habrá que hacer un seguimiento de este proyecto que podría ser elprincipio de una manera diferente de hacer las cosas, combinando tecnología,potencialidad, necesidad y voluntad política, aunque en función de cuánto ter-mine dependiendo de la inversión privada, especialmente del crédito privado,el espíritu inicial del proyecto, se puede ver muy distorsionado. En cualquiercaso, en los términos en los que está planteado actualmente, lo importante essi hay un impacto ambiental colateral o no —la duda razonable nace del hechode que la energía tiene que viajar de un continente a otro, y dentro de ambos,y por el hecho de que este tipo de energía solar concentrada está concebidapara instalaciones muy intensivas, y extensivas en territorio—.

Esperemos que este proyecto que se lleva la energía del Sur para el Norte,no permita que sigan las paupérrimas condiciones de los habitantes deldesierto, especialmente de los habitantes forzados de los campos de refugia-dos saharauis, donde la electricidad es un recurso escaso, y un grifo del quesalga agua, aunque no sea potable, es un lujo.

Actualmente existen millones de personas que no tienen acceso al agua po-table. ¿Falta de tecnología? ¿Viven todos en desiertos? El agua no sólo esnecesaria para la supervivencia de las personas individualmente, también loes para el desarrollo de una comunidad humana, de su actividad social y pro-ductiva.

Cuando un determinado asentamiento humano no tiene acceso al agua mí-nima para desarrollarse, hay que preguntarse si alguien sale ganando algo conesta carencia. ¿Tal vez no haya agua para todos en el planeta? Seguramente losbiólogos, ecologistas y otros expertos, negarían esta afirmación. De hecho,Charlie Paton(4), dice explícitamente: «afortunadamente, nuestro planeta noM

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(3) http://www.desertec.org/downloads/summary_es.pdf(4) Charlie Patton es el máximo responsable de Seawater Greenhouses —invernaderos de agua marina—, una alternativa más ba-rata y sostenible a los tradicionales invernaderos. Con precedentes en Tenerife y los Emiratos Árabes, su funcionamiento imita el ciclohidrológico natural: el agua del mar se evapora a partir de una serie de rejillas instaladas en el exterior de la instalación, y crea lascondiciones de humedad fría necesarias para el crecimiento de los cultivos en el interior del invernadero. Posteriormente, se condensaen la parte trasera como agua destilada, que carece tanto de cloro como de elementos nocivos.«La gran ventaja sobre los invernaderos tradicionales es la posibilidad de obtener agua fresca a partir del agua del mar y crear mejo-res condiciones de frío y humedad para el crecimiento de los cultivos. Además, el consumo de energía se reduce notablemente encomparación con los invernaderos ya conocidos o las grandes plantas desalinizadoras, ya que el trabajo de enfriamiento y destilaciónes llevado a cabo por la acción del sol y el viento», asegura Charlie Paton. «Bajo mi punto de vista, ésta es la mejor solución a largoplazo para crear nuevas zonas de vegetación al tiempo que se obtienen grandes cantidades de energía, y habría sido la herramientamás adecuada en el caso de Almería, que cuenta con más de 20.000 hectáreas de invernaderos que consumen cinco veces más aguade la que la región obtiene en forma de lluvia». NÚÑEZ, J.D. Energía solar para un parque verde en el Sáhara. Periódico La Razón 23Noviembre 2008 (Edición Digital)

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está falto de agua, sencillamente está en el lugar equivocado. Dos tercios denuestro planeta están cubiertos por océanos. Convertir el agua del mar enagua fresca en los lugares apropiados puede ser la solución».

Es interesante pensar que si en algunas partes del mundo hay que aunaringenio, tecnología, inversión, planificación, capacidad de negociación y con-senso, y voluntad política, para tener agua, sería casi un imperativo moral quedonde es más fácil tener acceso a ella no se derroche y por el otro se haga unuso lo más limpio posible. ¿A qué nos referimos con un uso limpio? Volvemosal concepto del Ahorro Global. Es probable que una parte de la población aúnobtenga el agua de fuentes puras directas como manantiales o aguas subterrá-neas, pero lo más probable es que provenga de un proceso de depuración yfiltrado artificial, diseñado para dar servicio a una determinada población. Siconseguimos un circuito cerrado y prevenimos la evaporación, hay algo que sevuelve mucho más importante que evitar el despilfarro: la calidad del agua re-sultante. Es decir si conseguimos usar productos tanto en nuestra vidacotidiana, como en nuestros ciclos productivos, que no contaminen tanto alagua y no exijan de un proceso de filtrado tan largo, tan exhaustivo y que tie-ne que enfrentarse a tantísimos tipos diferentes de contaminación química,estaremos produciendo en el sistema, un ahorro global.

Frente a esta posibilidad, no resulta tan caro usar champús, geles, deter-gentes para la ropa, productos de limpieza para el hogar que no agredan elmedio ambiente, especialmente el agua en el que van a viajar una vez quesalgan de nuestros hogares y plantas de producción. Poco acento se ha pues-to en este aspecto en comparación con el ahorro del uso del caudal. En elúltimo caso, hay menos intereses privados en juego, pues todavía hay mu-chísimos países en el mundo donde afortunadamente el agua corriente es degestión pública. En el caso de los productos de higiene personal, belleza ylimpieza del hogar, sin embargo, hay innumerables empresas, algunas muypoderosas y con implantación mundial, que verían afectados sus interesescomerciales si se generalizase la atención sobre la agresión química de susproductos sobre el agua vista, ya no como un gasto, sino como un bien esca-so, valiosísimo, y de propiedad común, más allá de quien gestione los cobrospor canalización.

El agua, un líquido inodoro, incoloro e insípido (en su estado ideal) no tie-ne ningún poder por sí misma, pero cuando se recibe en exceso (como en losdesastres recientes en múltiples países del mundo), o no se recibe en absoluto,puede ser mortal.

Lo mismo ocurre con el papel moneda, aunque tiene color, sabor y olor, unpequeño papel con una cifra y un sello, no tiene ningún poder, pero no tener

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acceso a esos papelitos, puede ser mortal para un grupo humano que intentesobrevivir y desarrollarse en el siglo XXI.

Usemos el ejemplo de un sistema de salud. Como seres racionales buscamosque nuestro ahorro sea «colocado» por el banco en el lugar dónde nos resultemás beneficioso, donde nos den más en el menor tiempo y con el menor riesgo.Con ese dinero extra, que le sacamos a nuestro dinero, esperamos poder asegu-rarnos nuestro futuro. Por ejemplo un buen plan de pensiones, o mucho máscercano, un buen sistema complementario de salud. Esta es a menudo la lógicade un ahorrador de clase media. ¿Pero que pasaría si renunciáramos parcial-mente a que nuestro dinero se multiplique en el banco y lo pusiéramos alservicio de la producción de alimentos de calidad? También se cumpliría la má-xima de que nuestro dinero nos dé más, con el mínimo de riesgo. Sólo que eneste caso lo que correría menos riesgo y necesitaría estar menos asegurada (sal-vo emergencias y accidentes) sería nuestra salud. Si hubiese suficientes personascon esos hábitos, las empresas de alimentación ecológica serían más sostenibles(de hecho la mayoría de las que consiguen existir lo son) y terminarían dandouna pequeña rentabilidad a nuestro dinero, o al menos una fuerte garantía.

Este es un ejemplo tremendamente simplificado, pero a menudo, cuandopensamos en qué necesitamos y ponemos directamente nuestro dinero y nues-tro esfuerzo ahí, conseguimos mayores resultados y más duraderos, quecuando primero acumulamos mucho dinero para luego cubrir todas las nece-sidades presentes y futuras.

Una y otra vez, volvemos al concepto del Ahorro General en torno al cualestamos organizando estas breves palabras.

En el caso de la moda, la reflexión es profunda y difícil. Si hablamos devestimenta, de uniforme de trabajo, de abrigo o protección, nos entendemosmás fácilmente. El genérico moda, sin embargo apela a algo que sólo es su-perficial en apariencia y en sus manifestaciones más banalizadas. Comonuestros gestos y nuestro carácter, nuestra ropa habla a gritos a quienes nosobservan. Les narra sin ninguna discreción, cuanta importancia concedemos apasar desapercibidos, a la calidad de los tejidos, a la plástica de los colores,a la practicidad y funcionalidad de las prendas o cuanta importancia no le da-mos o no estamos en condiciones de darle. Todos necesitamos un poco de todoeso, si bien no para todos es igual de grave no tenerlo, ni estamos dispuestosa sacrificar en la misma medida, otras cosas para satisfacer la necesidad subje-tiva de ir ataviados según nuestra sensibilidad.

En el capítulo de la moda, como nos afecta emocionalmente, necesitamosuna reflexión tanto personal como comunitaria, profunda y exenta de prejui-

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cios, que nos permita identificar los puntos clave y las posibles alternativas.Después habría que ver el modo de convertir las observaciones y decisiones enun redireccionamiento de nuestros recursos como consumidores, si no, no hayimpacto en el modelo de producción.

¿Cuál podría entonces ser una respuesta alternativa a un negocio que mue-ve millones, y que trata de confundir mujeres con muñecas, tendencias conexcesos, y posibilidades con un frenesí insostenible, incluso para quien no tie-ne nada más que hacer en la vida, más que seguir la moda?

Hay dos necesidades claras. Una es la de vestirse, que no merece mayor ex-plicación. La segunda es más compleja y subjetiva, y tiene que ver con laconstrucción de nuestra identidad. Si bien la identidad es algo interno, —po-dríamos decir que incluso tiene componentes atávicos—, en la era de lacomunicación, en la que todo comunica, nuestra vestimenta no puede negar elhecho de que forma parte de nuestra identidad. Incluso cuando nuestra ima-gen pretende ser la de alguien que no se define por la vestimenta.

Si aceptamos, además, complementariamente, la necesidad de expresarse através de todos los canales posibles, que muchas personas, especialmente los jó-venes reclaman, cabe plantearse, que sin duda, por caro que resulte, una partede nuestro atuendo podría estar constituido por piezas únicas, artesanales, rea-lizadas por artistas del vestir, cuyos precios, sin llegar a los de los diseñadoresdel imperio de la moda tal y como lo entendemos hoy en día, sí pudieran ver re-conocido en el precio el trabajo artesano, la elección y combinación de telas ycolores —la parte artística u originalidad— o la combinación de funcionalidady expresividad, así como la calidad de los materiales. Para que esta propuestasea realmente sostenible y para no faltar al principio del ahorro general, habríaque complementarla con una industria de prendas «genéricas» baratas, resisten-tes y de calidad, donde se obviara la cuestión de la expresividad y que en todocaso, resultasen «personalizadas» por los seres humanos que las portan.

El círculo virtuoso de tratar de conseguir ropa de diseño exclusivo o demarcas caras, en las rebajas, reproduce un esquema absurdo en el que aparen-temente «ahorramos» mucho dinero, pero o antes los precios estabanhinchados y estábamos pagando sólo por «el prestigio», o bien estamoshaciendo perder dinero a alguien con nuestra ávida búsqueda —que ya se haconvertido en una perversa tradición— de «chollos» rebajados.

Conviene recordar que casi siempre que obtenemos una ganancia de «du-dosa» legitimidad desde el punto de vista económico, es probable que estemossiendo cómplices de una pérdida, de ilegitimidad cierta y comprobable, enotro lugar del mundo, o al menos, lejos de nuestras limitadas miradas.

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Dicen que Goethe en su lecho de muerte, reclamaba «más luz, más luz»,pero en realidad dijo «¡abran los postigos!» —de las ventanas, se entiende—.Alguno de sus críticos, que lo conoció personalmente, explica que no estabapidiendo más luz, sino que los ojos se animasen a mirar, más allá de la estan-cia donde se hallaban.

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Historias de vulnerabilidad: la inestabilidaden el día a día.Gorka Moreno Márquez ........................................................................................................ 171

Dinámicas y estrategias familiares de protecciónde la dependencia de la población mayor.Iosune Goñi Urrutia .................................................................................................................. 193

La Inversión Extranjera Directa (IED) españolaen América Latina, Asia y África.Enrique Lluch Frechina y Luisa Alamá Sabater ........................................... 209

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Gorka Moreno Márquez

Profesor en la E.U. de Trabajo Social de la Universidad del País [email protected]

Fecha de recepción: 02/01/2008Fecha de aprobación: 10/07/2009

Historias de vulnerabilidad:la inestabilidad en el día a día

Sumario

1. Introducción: La vulnerabilidad social. Un concepto cada vez más relevante.2. La Juventud. Un colectivo con un futuro incierto. 3. Personas receptoras de rentas mínimas

(Renta Básica). 4. La Tercera Edad. 5. Conclusión: rasgos comunes de la vulnerabilidady crisis de la ciudadanía. 6. Bibliografía.

RESUMEN

A través de este artículo se intenta profundizar en la idea de la vulnerabilidad, pero no tantodesde una perspectiva teórica, que ya ha sido y es tratada de forma frecuente en la literatura es-pecializada. En este caso se ha optado por dar voz a algunos de los colectivos que viven dichasituación de vulnerabilidad social, para así conocer su opinión y las circunstancias que incidenen su estado. Para ello, se han realizado una serie de entrevistas que han intentado profundizaren el día a día de estas personas: en sus necesidades, sus anhelos, sus perspectivas de futuro,etc. En definitiva, el objetivo principal de este artículo es dar contenido real a las aportacionesteóricas sobre la vulnerabilidad social, y conocer de primera mano como se vive en estas condi-ciones, en las que la inestabilidad es norma.

Palabras clave:

Vulnerabilidad social, exclusión social, becas de investigación, rentas mínimas, pensiones deviudedad, crisis de la ciudadanía.

Fecha de recepción: 04/12/2008Fecha de aprobación: 12/11/2009

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ABSTRACT

This paper aims to examine the notion of vulnerability in some depth, but not so much from atheoretical standpoint, as it has often been approached in specialist literature. In this case, wehave opted to listen to some of the groups experiencing social vulnerability, to hear their opin-ions and learn of the circumstances that impact on their situation. For this purpose, a series ofinterviews were conducted in order to gain a more detailed picture of these people’s day-to-daylives: their needs, desires, outlook, etc. In short, the main purpose of this work is to afford realcontent to the theoretical contributions regarding social vulnerability and to learn first-handhow people in these circumstances live, against a backdrop of extreme instability.

Key words:

Social vulnerability, social exclusion, research fellowship, minimum incomes, widow´s benefits,crisis of citizenship.

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1 INTRODUCCIÓN: LA VULNERABILIDAD SOCIAL.UN CONCEPTO CADA VEZ MÁS RELEVANTE

El concepto de vulnerabilidad social está tomando en estos últimos añosuna relevancia cada vez mayor, ya que, entre otras cosas, atiende bien a las di-námicas que están surgiendo en las sociedades más avanzadas en estosúltimos años (Sáez, Pinazo y Sánchez, 2008). La vulnerabilidad puede enten-derse como el proceso por el que cada vez más personas que estánrelativamente integradas sufren situaciones de inestabilidad e inseguridad so-ciales que hacen que no puedan llevar, en la mayoría de los casos, una vidamás o menos plena. Bajo estas premisas se sitúan las aportaciones realizadaspor el sociólogo francés Robert Castel. Este autor distingue tres zonas dentrode la sociedad: la de la integración, la de la vulnerabilidad y la de la exclusión(Castel, 1990, 1992, 1997, 2004). La clasificación realizada por Castel ha tenidogran repercusión e influencia en trabajos posteriores (Garcia-Serrano y Malo,1996; Arriba, 2002; VV.AA, 2003).

Descendiendo a una definición más sencilla pero quizás también más ilus-trativa, los vulnerables podrían ser aquellas personas que no pueden comprarun filete y tienen que conformarse con legumbres, personas que no pueden te-ner calefacción en casa o que tienen que hacer la cuadratura del círculo parapoder pagar el alquiler del piso o las facturas a fin de mes. Como señala PeterGlotz «a esta gente aún se la puede encontrar en los supermercados, y la ma-yor parte de ellos todavía no se distingue visiblemente de la mayoría, pues nose puede saber si alguien, que solamente tiene margarina, pan y yogur en elcarrito que lleva a la caja, está a régimen para no engordar demasiado o si nole alcanza el dinero para comprar lo suficiente» (Glotz, 1992: 179). Es, por lotanto, un fenómeno que toma relevancia en las últimas décadas caracterizadopor la inseguridad, la fragilidad y la pérdida de calidad de vida.

Dejando a un lado el encuadre normativo y pasando a analizar la mediciónempírica de la vulnerabilidad y la exclusión social, cabe destacar que este ám-bito está tomando cada vez más fuerza en los últimos años, tanto a nivelinternacional (Paugam, 2007) como nacional (Foessa, 2008; Caixa Catalunya,2008). Al respecto, es interesante subrayar que el debate en torno a la medición

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de este fenómeno está en la actualidad en plena ebullición (Kaztman, 2000;Saéz, Pinazo y Sánchez, 2008) y son varios los métodos que pueden destacar-se en este aspecto. Desde análisis más estáticos que se centran en la mediciónde un momento concreto, como por ejemplo la Encuesta de Hogares (GarcíaSerrano, Malo y Rodríguez Cabrero, 2000) o la Encuesta de Pobreza y Des-igualdades Sociales —EPDS— que se realiza en el País Vasco (Gobierno Vasco,2009), hasta otros de tipo longitudinal que analizan la pobreza y la vulnerabi-lidad social a lo largo del tiempo de forma dinámica, para así, por ejemplo,poder saber las entradas y salidas que se dan dentro de este fenómeno (Ra-mos, 2008). En esta línea de trabajo se sitúa, por ejemplo, el Panel deDesigualdades de Cataluña, una encuesta de carácter longitudinal, en la quehan participado alrededor de 2.000 familias en las siete oleadas que se han he-cho hasta ahora (Fundació Jaume Bofill, 2008). Asimismo, es tambiénresaltable, la labor que se está realizando en la elaboración de indicadores quesirvan para la medición de la pobreza y la exclusión social (Laparra y otros,2007) y que luego están siendo utilizados en estudios como el Informe Foessa(2008).

Esta categoría de análisis toma si cabe más relevancia en un contexto comoel actual en el que la crisis económica está haciendo que el riesgo de padecer lavulnerabilidad o la exclusión social aumente y hace que ciertos colectivos em-peoren todavía más en su situación (Cruz Roja, 2009), sobre todo comoconsecuencia del auge del desempleo y el consiguiente incremento de personasy familias que no reciben rentas del trabajo. La puesta en marcha de una medi-da como la ayuda de 420 euros para aquellas personas que han agotado elsubsidio de desempleo es un ejemplo de esta realidad. De igual forma, esta ayu-da pone de manifiesto las debilidades que muestran la mayoría de losprogramas de rentas mínimas autonómicas. De hecho, en Comunidades Autó-nomas en las que estos programas de garantía de ingresos están másdesarrollados la incidencia real de la ayuda temporal para personas desemplea-das va a ser limitada si no se reconoce la compatibilidad de ambas prestaciones.

Aunque sea difícil valorar el impacto de la crisis sobre la vulnerabilidad, ylos datos disponibles han sido recabados previamente a la misma, estos sí quepueden dar un cierta imagen del fenómeno. Así, según los estudios más re-cientes se estima que la tasa de pobreza moderada se sitúa a nivel estatal entorno al 20% de la población (Caixa Catalunya, 2008; Foessa, 2008; Cruz Roja,2009), siendo una de las más altas de la UE 15, empatada con Italia y tan sólopor debajo de Grecia, que tiene un 21% (Caixa Catalunya, 2008: 31). Además,es destacable que el prolongado ciclo de bonanza económica no ha sido apro-vechado para hacer descender esta cifra, que se mantiene relativamenteestable desde hace 25 años (Foessa, 2008; Laparra y Ayala, 2009).

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Dejando a un lado los aspectos más teóricos o estadísticos de este fenóme-no y entrando de lleno en el contenido y los objetivos de este artículo, a travésdel mismo se quiere profundizar en los discursos de las personas que se en-cuentran en situación de vulnerabilidad social. De hecho, no puede olvidarseque la situación de vulnerabilidad afecta e influye en las narrativas de estaspersonas y en la autopercepción y los sentimientos que su situación producen(Alber, Fahey y Saraceno, 2008). Por ello, este trabajo quiere centrarse en estoselementos y en la introducción de variables de corte cualitativo para así poderobtener una mejor comprensión del fenómeno, que no se limite a datos y aná-lisis cuantitativos. De este modo, se va a poner especial atención en aspectoscomo las relaciones sociales, los proyectos de estas personas y sus perspectivasde futuro o su propio estado anímico. Esto no quiere decir que los datos o in-dicadores cuantitativos no sean necesarios y pertinentes, pero sí que es verdadque no pueden convertirse, tal y como apunta Paugam, en un obstáculo paraprofundizar en un mayor conocimiento del fenómeno (Paugam, 2007).

Dicho de otro modo, y tal y como subraya Fernando Vidal, se trata de «en-contrar las categorías analíticas sobre la exclusión social que estén a escala de laspersonas concretas que la sufren» (Vidal, 2009: 10). Este enfoque integrado vatomando cada vez más fuerza dentro del estudio de la vulnerabilidad o la ex-clusión social. Así lo atestiguan informes como el realizado en el año 2006 porCruz Roja y en el que junto a una parte dedicada al análisis y presentación dedatos cuantitativos había otra parte en la que se primaba el enfoque cualitativoa través de relatos de vida (Malgesini, 2007) o el propio Informe Foessa sobre«Exclusión y Desarrollo Social en España», que hace mención expresa de la ne-cesidad de incorporar la opinión de las personas afectadas (Foessa, 2008). Endefinitiva, el artículo va a centrarse en las experiencias subjetivas del fenómeno,intentando dar voz a las personas afectadas para de este modo obtener su pro-pia percepción de la situación y también poder detectar comportamientos otrayectorias que pueden incidir en el desarrollo de la vulnerabilidad social.

Tomando como punto de partida este acercamiento, a lo largo de este ar-tículo se ha intentado profundizar en los principales aspectos que configuranla vulnerabilidad social. Para ello, se han realizado una serie de entrevistasen profundidad —ocho en total— a algunos de los colectivos y personas queviven esta situación. Las entrevistas se han clasificado con base en tres tipo-logías, que se presentan a modo de ejemplo. El primer grupo es el de lajuventud, en el que se han entrevistado a tres personas que son becarias deinvestigación (Entrevistas 1, 2 y 3) y otra que percibe la Renta Básica(1) (E 4).El segundo grupo analizado es el de las personas receptoras de Renta Básica.

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(1) La Renta Básica vasca ha pasado a denominarse, tras la reforma legislativa de diciembre de 2008, Renta de Garantía de Ingresos.

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En este caso se ha entrevistado a una persona joven (E 4), una persona adul-ta (E 5) y una persona de la tercera edad (E 6), las tres reciben la Renta Básica.El último grupo ha sido el de las personas pensionistas, en el que se ha he-cho especial hincapié en las personas mayores de 65 años, y másconcretamente en la situación de las mujeres viudas, como colectivo paradig-mático de vulnerabilidad social dentro de este segmento de edad. En estaúltima categoría se ha entrevistado a una viuda (E 7), a una señora que reci-be una pensión de orfandad (E 8) y a un señor que junto a una pensión nocontributiva recibe la Renta Básica (E 6).

Como puede observarse, se ha optado por una tipología basada sobre todo enlos ciclos vitales, ya que como viene comprobándose en los diferentes estudiosque miden la vulnerabilidad o la exclusión social la incidencia de la vulnerabili-dad social es mayor en colectivos como la infancia, la juventud o la tercera edad.De igual modo, en las transiciones de un ciclo a otro el riesgo de caer en la vul-nerabilidad aumenta (Caixa Catalunya, 2008). En este artículo, en concreto, se haoptado por analizar a dos colectivos como el de la juventud y el de la terceraedad. A cada persona se le ha dado un nombre ficticio, aunque, claro está, esto noes óbice para que los testimonios que aquí aparecen sean más que reales…

2 LA JUVENTUD: UN COLECTIVO CON UN FUTURO INCIERTO

En este apartado dedicado a la juventud van a trabajarse tres aspectos ge-nerales: por un lado, algunas de las características de las becas de formación,como una de las principales prestaciones que suelen dirigirse al colectivo men-cionado, o por lo menos, a ciertos sectores de este colectivo; por otro lado,también se va a estudiar la relación que se da actualmente entre juventud y vi-vienda; y finalmente y, unido a los dos factores anteriores, la insuficiencia deingresos y la precariedad vital que padecen una gran parte de las personas quese sitúan en la franja comprendida entre la adolescencia y la vida adulta.

2.1. El caso de las becas formativas

Para empezar a comentar los principales rasgos de este colectivo —el de lajuventud—, un primer aspecto a destacar es que todas las personas entrevista-das poseen una importante formación y preparación, todas son universitariasy junto a la carrera se han realizado otro tipo de cursos de especialización yformación complementaria. Pese a que todas las personas muestran una altacualificación, esto no deviene directamente en la obtención de un empleo decalidad y bien remunerado, como podía ocurrir hace unas décadas.

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Ahora cobro una beca mensual de 600 euros, a partir de ahora será una subven-ción, para dedicación casi total a la realización de la tesis doctoral (tan sólo permitíatrabajo de seis horas lectivas como profesora. No permite extras de material, dietas oviajes). (E 3: Aitziber).

La beca es de 1000 euros mensuales y el periodo de concesión es del 1 de eneroal 31 de diciembre. Anteriormente tuve una beca de seis meses del mismo estilo.(E 1: Jon).

…Estaba en la BBK, más o menos de ocho a tres, dependiendo de la carga de tra-bajo y esas cosas, y percibía 500 euros al mes… (E 2: Koldo).

Estas afirmaciones muestran que una alta formación no es sinónimo de es-tabilidad laboral. Al respecto, la juventud suele obtener una serie de contratoslaborales —cuando los tiene— precarios y generalmente temporales y/o atiempo parcial, aunque el empleo exija una alta cualificación. Este fenómeno,que sobre todo es «patrimonio» de la juventud, está haciendo que cada veztome más fuerza el término «mileurista», para designar a aquellas personasque aun teniendo una alta cualificación poseen empleos precarios y normal-mente sueldos que rondan los mil euros, y en muchos casos menos también. Elcaso de las becas es un buen ejemplo. Se estima que actualmente, a nivel esta-tal, existen unos 23.000 becarios de investigación (El País, 21/05/2006), a losque habría que sumar todos aquellos otros becarios de prácticas o formaciónque trabajan en el sector privado. Como puede imaginarse, estas condicionesson denunciadas y criticadas a lo largo de las diferentes entrevistas realizadas,destacando aspectos como la falta de derechos laborales, la inexistencia de be-cas o el hecho de que la investigación académica no sea considerada como unempleo, y por lo tanto, no tenga los derechos que éste segundo posee.

2.2. Juventud y vivienda

A lo largo de este punto van a comentarse algunos aspectos sobre la rela-ción entre la juventud y la vivienda. En estas tres entrevistas aparecen deforma palpable las tres «posibilidades convivenciales» que más comúnmentepueden encontrarse dentro de la juventud: 1- Vivir en casa de los padres, 2- vi-vir en un piso compartido o 3- vivir con la pareja. Una cuarta opción que seríala de independizarse en solitario, se convierte casi por principio —un princi-pio matemático-hipotecario para más señas—, en algo difícil de realizar, a no serque la ayuda familiar o de otro tipo sea grande.

En todos los casos en los que se ha optado por la independización del ho-gar familiar, la vivienda suele mostrar diferentes deficiencias y problemas,como pueden ser la calefacción, la falta de ascensor, el mal estado de ciertos

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equipamientos, etc. Y es que viendo la escasa cuantía de los ingresos y la ines-tabilidad en la duración de los mismos, es prácticamente imposible para lajuventud acceder a una vivienda que sea nueva o que haya sido construida re-cientemente, ya que sus precios son totalmente prohibitivos. Según el Consejode la Juventud de España, una persona joven debe utilizar el 85,9% de sus in-gresos para pagar una vivienda y una unidad convivencial compuesta porjóvenes un 53,9% (Consejo de la Juventud, 2009: 14).

Es una vivienda de cien años con necesidad de obra (tejado, patio, ascensor,fachada, portal, etc.), no tiene camarote ni garaje y las ventanas son muy viejas(E 3: Aitziber).

En los últimos 8-9 años he vivido en multitud de pisos de alquiler compartidoscon estudiantes (más de diez pisos). La mayoría tenían alquileres caros —250-300euros por persona— y los que no, presentaban grandes carencias: falta de calefac-ción, pisos muy viejos y en malas condiciones, etc. (E 1: Jon).

2.3. Carencia de recursos y precariedad vital

Como ha podido verse a lo largo de los dos apartados anteriores, tanto laprecariedad laboral como el asunto de la vivienda suelen llevar a gran partede la juventud a una situación de vulnerabilidad social. Esta dinámica pareceindicar que la vulnerabilidad dentro de la juventud se extiende cada vez mása sectores de la misma, incluso a los «hijos de las clases medias», que anterior-mente solían quedar al margen de estas realidades (Malgesini, 2007). Tal ycomo apunta Alain Touraine, por primera vez en la modernidad puede que loshijos vayan a vivir en peores condiciones que sus padres (Touraine, 2009).

La temporalidad es un buen ejemplo de esta tendencia. Actualmente, el48,9% de las personas jóvenes tiene un contrato de carácter temporal (Consejode la Juventud, 2008), una cifra que en el año 2004 era del 52% para los meno-res de 25 años (Trevilla, 2006). Estas cifras son sensiblemente superiores a latasa de temporalidad general, que en los últimos años se ha situado en tornoal 30%. Los últimos datos disponibles apuntan a un descenso de esta tasa, queen el primer trimestre del año 2009 se situaba en el 25,4%, una cifra similar ala tasa de temporalidad de 1998 (CES, 2009: 289). En todo caso, puede pensar-se que este descenso no se debe a una mejora de las condiciones laborales, sinoa una mayor incidencia de la destrucción del empleo en el periodo de crisis so-bre los puestos de trabajo de carácter más eventual y temporal. Así, en el año2007, tan sólo el 5,4% de los contratos firmados en el País Vasco eran indefini-dos. Entre el resto destacaban ciertas modalidades que entre la juventudtienen especial relevancia, como por ejemplo el contrato temporal a tiempo

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parcial con un 28%, el eventual por circunstancia de producción (27,1%) o elcontrato fin de obra (22,7%) (CES, 2008: 313).

En un contexto tal, las opciones pueden ser las de recurrir a los servicios so-ciales o, y mucho más común, recurrir a la ayuda económica familiar, que paramuchos jóvenes es la única opción para poder llevar a cabo un vida más o me-nos digna. A través de esta situación se consiguen evitar carencias que puedensurgir en aspectos como el ocio, la alimentación o el vestuario, pero la depen-dencia económica es total y un hecho que antes era algo excepcional, apareceahora con más frecuencia que en épocas pasadas. Relacionado con ésto, y segúndatos del Injuve, un 53,5% de la juventud es dependiente o semidependiente yrecurre a la ayuda económica, generalmente de sus familiares más directos (In-juve, 2008: 21), incluso aunque se haya dado ya la emancipación. Entre laspropias personas entrevistadas se da un caso que ilustra esta última idea.

¿Dónde sueles comprar la ropa, por qué? Pues en Arrasate, porque me acompa-ña mi madre, quien me paga casi toda la ropa… (E 3: Aitziber).

Debido a estas carencias económicas son varias y frecuentes las autolimita-ciones que deben darse en temas como la alimentación, el vestuario, el ocio.En muchos casos incluso, situaciones como quedar con los amigos, que es unelemento importante en la socialización y el desarrollo personal de gran partede la juventud, son difíciles de llevar a cabo de forma normalizada y usual.

No puedo permitirme lujos como salir a cenar una vez a la semana, o por ejem-plo, hace meses que no me compro nada de ropa… (E 1: Jon).

Si tuviera mayor poder adquisitivo acudiría a un gimnasio, viajaría, saldría decopas, de cenas, conciertos, de compras… (E 3: Aitziber).

Y en concreto, con respecto al ocio y las celebraciones, hay un apartado con-creto que relacionado con los ciclos vitales influye con mayor incidencia en elcolectivo de la juventud que en otros, y es el de las bodas. Las alternativas quese presentan en situaciones tales van desde la aceptación de la invitación y tenerque restringir los gastos en otros ámbitos durante meses para cuadrar las cuen-tas mensuales, hasta rechazar la invitación o tener que poner alguna excusa máso menos cierta, con lo que ello puede suponer en el campo de las amistades y lasrelaciones sociales. Además, este rechazo suele ser un mal trago que hay que pa-sar (Moreno, 2008). Curiosamente dos de las personas entrevistadas utilizan lamisma palabra para definir la ceremonia de las bodas: una sangría…

Pero por ejemplo lo que empiezo a notar ahora son las bodas, son una putada. Esalgo que en mi vida había ido a una boda y ahora he empezado, no a muchas, peroempieza a haber una y otra y es la ostia, es una sangría… (E 4: Juan).

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¿Las bodas? Si no se hubieran inventado las bodas… Pero bueno a mis colegasles ha dado últimamente por casarse, y sí es una sangría, pero bueno… (E 2: Koldo).

La última boda fue hace año y medio, pero no supuso gasto alguno, la comida lapagaron quienes se casaron, no les hice regalo, la ropa me la regalaron. Hace dos añostuve boda de una amiga y no fui por no tener dinero. (E 3: Aitziber).

En una situación tal, las posibilidades de plantearse y construir un futuroson realmente complicadas y, el futuro es visto como algo inestable, incierto, yhasta cierto punto, como un tiempo inquietante que produce intranquilidad,rasgos éstos que entroncan de lleno con algunas de las características que de-finen la vulnerabilidad.

¿El futuro? Incierto. (E 3: Aitziber).

Pues no suelo mirar mucho al futuro. Yo creo que en nuestra generación se mirapoco al futuro, porque si miras ya sabes lo que vas a ver, lo ves muy negro. (E 2: Koldo).

En este contexto, en el que el presente no ofrece un gran basamento parapoder erigir el futuro, no es de extrañar que muchas de las respuestas actua-les de la juventud se basen en vivir el día a día, sin perspectivas de futuro, yen una especie de carpe diem, que puede desembocar en dos posibles estrate-gias: una, la de supervivencia y respuesta a la situación que se vive,intentando progresar y hacer frente a las adversidades y otra que podría serconsiderada como de huida, que olvida las soluciones, o mejor dicho pres-cinde de ellas, y que apuesta por una cierta alienación al estilo Historias delKronen.

3 PERSONAS RECEPTORAS DE RENTAS MÍNIMAS (RENTA BÁSICA)

3.1. Situación de vulnerabilidad

Un primer aspecto que puede ser destacado a la hora de analizar la situa-ción de las personas receptoras de Renta Básica es que viven en una situaciónde precariedad social que queda reflejada en muchas de las actividades coti-dianas de la vida, algo por cierto, que se repite recurrentemente a la hora deestudiar las vivencias de los diversos colectivos.

En el caso de la vivienda las deficiencias que se dan son altas, tanto si la vi-vienda es en propiedad (E 5) como si es en alquiler (E 4 y E 6). En todos loscasos son viviendas viejas y con importantes carencias en aspectos como la ca-lefacción o la línea telefónica. Relacionado a este último aspecto hay quedestacar que en más de una ocasión se opta por un teléfono móvil, que no

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tiene tantos gastos fijos como uno tradicional. Además, el tema de las hume-dades aparece también de forma tremenda y palpable. Más aun teniendo encuenta que en una de las casas viven tres niños de corta edad y en otra de ellasuna persona de 74 años y su nieto de tres años.

¿Tienen calefacción? No, una estufa. ¿Teléfono? Tenía, pero se cortó. (…) Hu-medad mucha, porque la parte de aquí de la fachada está muy mal y tenemos quehacer una reunión con los vecinos y arreglar porque esta humedad a mí y a otros ve-cinos… nos entra mucha humedad. (E 5: José).

La humedad, humedad, tenemos un problema. A la señora de arriba se le rom-pió la lavadora, y a mediodía regó de agua toda la habitación y desde entoncesno tenemos luz en la habitación, la vinieron a arreglar pero quedaron secuelas.(E 6: Emilio).

En muchos casos y como la Renta Básica no es suficiente para hacer frentea necesidades básicas como por ejemplo, la alimentación o la ropa, se recurrea Cáritas, una organización que tradicionalmente se ha situado en los camposde la caridad y la pobreza más severa, pero que cada vez trabaja más con co-lectivos que se sitúan en la vulnerabilidad.

Emilio no quería ir a pedir ayuda (habla la mujer), le costó mucho porque noquería. Yo veía que solamente arroz, arroz. Yo no, a mí no me da pena, los sudame-ricanos no tenemos tanta pena. Él decía «lo último que haremos es eso», pero yo ledecía «yo que hago, yo no puedo seguir así». Y un día, estando con el niño, me deci-dí… (comienza a llorar). (E 6: mujer de Emilio).

Temas tan básicos como la alimentación, el vestuario o el ocio se convier-ten en verdaderos retos a los que hacer frente, siendo éste otro de los rasgosque una y otra vez aparecen a la hora de investigar cuáles son las principalescaracterísticas de la vulnerabilidad y la exclusión social. En un contexto comoéste, el ahorro para estas personas resulta muy complicado.

Claro que me restrinjo, pero de siempre, desde que me fui de casa. Por ejemplo,yo lo noto en la alimentación. Intento llevar una buena alimentación y de calidad ytal. Pero la verdad es que te gustaría muchas veces más que… por ejemplo, ahora vasa la frutería y ves los tomates de label y ves que valen cuatro o cinco euros y me loscomería porque los otros no tienen sabor, y son ecológicos y tal y cual, pero me ten-go que comprar los de dos. (E 4: Juan).

Nosotros no podemos entrar a un bar y comernos unas croquetas, tomarnos unvino, tomarnos algo. No vamos a alternar a ningún sitio, no vamos al cine, no va-mos. Porque si nosotros gastamos seis euros o diez euros, no podemos hacer nada. Nopodemos hacer nada ni ir a ninguna parte. (…) Llevamos casi dos, llevamos año ymedio que no compramos ni un calcetín, ni un pañuelo. (E 6: Emilio).

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Esta situación de carencias constantes y en diferentes campos y de depen-dencia con respecto a las ayudas desemboca frecuentemente en situaciones dedesánimo y de baja autoestima. En este contexto no es de extrañar que se in-tente esconder esta realidad de puertas hacia dentro, que no se quiera hablarmucho del tema y que aparezcan a lo largo de las entrevistas palabras comohumillación o sufrimiento. En una de las entrevistas, por ejemplo, se repite eltérmino limosna hasta cinco veces.

A veces estás a la defensiva… Y alguna vez también he evitado decirlo. (E 4:Juan).

Y ahora me veo en la obligación de que me den una limosna y eso no hay dere-cho. (E 6: Emilio).

3.2. Una realidad plural y compleja

Un importante dato que cada vez se viene resaltando más cuando se ha-cen estudios sobre el perfil de las personas receptoras de Renta Básica es lapluralidad de casos que pueden observarse dentro de ésta. En estas mismasentrevistas, puede verse esta pluralidad: las personas entrevistadas que reci-ben la Renta Básica tienen 29, 73 y 34 años. Es decir, que la necesidadeconómica se da tanto en la juventud, como en la edad adulta y en la terceraedad. Este es un dato llamativo, más aún cuando las rentas mínimas de in-serción se pusieron en marcha con el objetivo de dar una cobertura aaquellas personas desempleadas que no tenían derecho a recibir una presta-ción o subsidio por desempleo. Pero paulatinamente se han ido extendiendotambién a otros colectivos que también sufren importantes carencias en estecampo.

Así, aunque la gran mayoría de los perceptores de la Renta Básica en elPaís Vasco se sitúan en la franja de edad de 30 a 49 años (51%), puede desta-carse también que el 16% del total tiene entre 16 y 29 años y que el 13% másde 65 años. En el caso de la tercera edad más que el peso de este grupo dentrode los perceptores de la Renta Básica, resulta más interesante apuntar que deltotal de la población mayor de 65 años en el País Vasco casi un 6% percibe laRenta Básica, lo que muestra una incidencia sensiblemente mayor que en otrasfranjas de edad (Gobierno Vasco, 2008: 9). De hecho, en los estudios sobre losperceptores de rentas mínimas de inserción cada vez se subraya más el pesode las mujeres de más de 70 años que componen hogares monoparentales (Ra-mos, 2008) y que en gran parte coinciden con el perfil de mujer receptora deuna pensión de viudedad tan baja que tiene que recurrir a la Renta Básica o acualquier otra renta mínima de inserción.

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Igualmente, la pluralidad no se da tan sólo en un aspecto como el de laedad. El tipo de relación con respecto al mercado laboral y el posible acceso almismo, que se ha convertido en estos últimos años en el eje de las políticas derentas mínimas, es un elemento fundamental y con base en el mismo puedenobservarse diferentes grupos o segmentos dentro del colectivo de las personasreceptoras de Renta Básica. En las entrevistas realizadas pueden verse clara-mente estos diferentes perfiles. De esta forma, Juan (E 4) es un joven conformación, con una integración laboral casi plena, que actualmente recibe in-centivos al empleo y está a punto de dejar de cobrar la Renta Básica. Es unapersona que no tiene deficiencias de integración social y que tan sólo necesitay de forma transitoria la garantía de rentas que durante un periodo no tienegarantizado. José, en cambio, es una persona de etnia gitana, que no ha tenidoprácticamente ninguna relación con el mercado laboral, más allá de un cursoformativo de mecánica y que viene recibiendo la Renta Básica desde hace mu-chos años. Viene de un contexto de exclusión social severo, ha vivido hastahace siete años en una chabola y es analfabeto. En este caso, puede observarsecomo el déficit de empleabilidad es muy alto, y como junto a una garantía derentas, parece también indicado realizar una intensiva labor de acompaña-miento social, para así mejorar su situación. En tercer lugar, Emilio, es unapersona que ha tenido un empleo normalizado y un buen sueldo hasta que hallegado la jubilación. Como consecuencia de no haber cotizado el mínimolegal, se encuentra actualmente en la necesidad de que su pensión no contri-butiva sea complementada con la Renta Básica. En este caso, lógicamente, lamayor necesidad de esta persona es la de una garantía de rentas, para podercorregir los problemas de integración social que pueda tener. Como puedepensarse, las necesidades y la intervención con estas personas exige de recur-sos y servicios diferenciados.

4 LA TERCERA EDAD

4.1. El Paso a la tercera edad como transición de riesgo

La tercera edad, junto a otros sectores concretos de la sociedad, se ha con-vertido en estos últimos años en uno de los colectivos con más riesgo de caeren situaciones de exclusión o vulnerabilidad social. Y en este caso se utiliza elverbo «caer», porque generalmente se pasa de escenarios de normalidad y deintegración social a otros de carencias y debilidades. Entre otros factores, comoconsecuencia de una transición desde la edad adulta a la jubilación, dificulto-sa y accidentada, o a causa de un cambio vital importante, como puede ser lapérdida del cónyuge.

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Yo cuando mi marido vivía, vivía muy bien, no me ha faltado de nada. (…) Puesvivíamos muy bien. Él ganaba bien, lo único, que no nos dio para ahorrar porqueíbamos mucho a comer, a cenar, de vacaciones. Y vivíamos… yo vivía estupenda-mente… (E 7: Felisa).

De esta forma, según la Encuesta de Condiciones de Vida del año 2007, laspersonas de más de 65 años son las que muestran una mayor tasa de riesgo depobreza tras haber realizado las correspondientes transferencias, con un28,5%. Igualmente, dentro de este colectivo dicha tasa es mayor entre las mu-jeres (30,2%) que entre los hombres (26,1%) (INE, 2008).

Por un lado, pueden encontrarse situaciones en las que al no llegar a la co-tización mínima exigida se reciben unas pensiones de baja cuantía. Este es elcaso de Emilio (E 6) —que ya ha sido comentado— y de Mercedes (E 8), unaseñora de 73 años que a lo largo de su vida ha tenido trabajos esporádicos porlos que ha cotizado tan sólo 11 años, ahora recibe una pensión de orfandad.

Estuve… yo tenía que haber cumplido más de 15 años, pero no sé qué trastadame hicieron, alguna vaina me hicieron allí seguro. Yo mandé unos documentos di-ciendo que a ver cuántos años tenía de seguro. (…) y me dijeron que menos de losque me habían dicho. Y como hace años atrás me dijeron que después de 10 años detrabajo teníamos asegurado el seguro, cotizando diez años el seguro, pero parece queno hay tal. (E 6: Emilio).

Yo he trabajado, pero lo que pasa es que ha sido alternando y sin ponerme en laSeguridad Social. (…) Pues no he cotizado, porque cuando realmente coticé, que fue-ron 11 años, pues pusieron luego 15 y ya no fue porque coticé en todo el tiempo quetrabajé, 11 años. Y se cierra la empresa, una panadería, y entonces dije con 11 años,pero luego pusieron 15, entonces no he acumulado nada… (E 8: Mercedes).

Por otro lado, tendríamos el caso de las personas viudas, y más concreta-mente el de las mujeres viudas, que generalmente no han cotizado a laseguridad social y dependen en gran parte de la pensión de viudedad deriva-da de la cotización de sus maridos. De hecho, es patente que en la actualidadel colectivo de las viudas es uno de los que sufren más penurias económicas anivel estatal.

Algunos datos sobre la situación general de las viudas pueden servir paracontextualizar esta realidad social. En el Estado hay 2.243.411 pensiones deviudedad —datos de mayo de 2008—, que suponen el 26,8 del total de las pen-siones contributivas. La cuantía media de este tipo de pensiones se sitúa en529 euros (IMSERSO, 2009: 159). Ahondando en la relación entre pobreza y ve-jez, según el Informe Foessa o el último Informe de la «Inclusión social enEspaña», en torno a un tercio de las personas mayores de 65 años se encuen-

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tran en situación de pobreza (Fundación Foesssa, 2008: 109; Caixa Catalunya,2008: 100). Dentro de este colectivo con dificultades es destacable la situaciónde las mujeres viudas, que tras el fallecimiento del marido suelen ver cómosus ingresos descienden sensiblemente. Esta cuestión suele suscitar una lógicapregunta entre todas las mujeres afectadas por esta disminución:

¿Por qué a las viudas cuando se muere el marido se quedan con la mitad de lapensión? Si se mueren ellas queda toda la pensión a los maridos. Si se muere él tequeda la mitad de la pensión. No hay derecho. Una comida menos, pero la luz la tie-nes que pagar lo mismo, el agua, el teléfono, lo tienes que pagar lo mismo. Eso es loque veo muy mal. (E 7: Felisa).

4.2. Carencias estructurales: vivienda y necesidades básicas

Como ya se ha mencionado anteriormente, el hecho de venir de una situa-ción de integración social y además unido al hecho de que el tema de lavivienda todavía no se había desbocado cuando estas personas accedieron almercado inmobiliario, hace que generalmente la vivienda en la que se residesea en propiedad.

Mi casa tiene 79 metros cuadrados. En propiedad, es mía, la compramos mi ma-rido y yo. Al principio vivíamos en estas nuevas de donde Iñaki. Y luego cuandohicieron esos pisos de la carretera fuimos a esos y es nuestro, lo pagó mi marido. (E7: Felisa).

De todos modos, las deficiencias o las carencias también se aprecian, y que-dan palpables en aspectos como la calefacción o el estado de ciertas instalacionesdel hogar. Este hecho resulta mucho más grave en casas en las que viven, comoson estos casos, gente de avanzada edad: Felisa 76 años, Mercedes 73.

No tengo calefacción y claro no la puedo poner porque me cuesta no sé si son600 euros y de dónde los saco, de dónde… (E 7: Felisa).

Pero las carencias no se dan únicamente en el campo de la vivienda, en lasnecesidades básicas de manutención y subsistencia también se aprecian seriasdificultades. A riesgo de parecer repetitivos, en este caso también aparecen ca-rencias en campos como la alimentación, la ropa, el ocio o incluso lasrelaciones sociales.

¿Y en algún momento habéis echado en falta el no ir de vacaciones o no salir acomer un día a un restaurante? Pues sí, esas cosas sí que las echas en falta y diceses que estamos como mis abuelos. Pero bueno, no hemos tenido aspiraciones, perocómo no vas a echar en falta, ves a la gente que… pero tú esa vida no la puedes lle-var por la situación económica. La situación económica que es justa. (E 8: Mercedes).

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4.3. Dependencia económica como norma

En este contexto, el ahorro es una palabra desconocida e inalcanzable. Aho-rrar, por ejemplo, para hacer frente a un gasto extraordinario es imposible ycuando se da alguno de éstos la situación empeora a marchas forzadas. Paraestos casos, cuando es posible, las pagas extras suelen ser la tabla de salvación.Y claro está, en estos casos las pagas extras no se utilizan para financiar lujoscomo un nuevo coche o unas vacaciones, sino para tapar los agujeros económi-cos o hacer frente a gastos de necesidades básicas, ya sean extraordinarios uordinarios.

Y por otro lado, la ayuda económica que estas personas reciben por partede sus familiares es en muchas ocasiones un elemento fundamental. En estecaso se da una curiosa coincidencia con el colectivo de la juventud, ya que enambos la dependencia económica es fehaciente. En el caso de la juventud, yaha sido comentado dicho fenómeno que normalmente va unido a una depen-dencia con respecto a los padres. Pero en este caso concreto la dependenciaeconómica se da con respecto a los hijos sobre todo y en un menor grado a al-gún otro familiar, como por ejemplo los hermanos. De esta forma, se apreciacomo en el caso de la juventud la solidaridad familiar suele ser de carácter as-cendente, mientras que en el caso de la tercera edad ésta es descendiente, esdecir, en direcciones opuestas.

Mis hijas me compran la ropa en mi cumpleaños, en navidades, me compranellas la ropa y punto, y ya está. (…) …cuando se me rompa la nevera que está al caerpues eso sí que tengo que pedir ayuda a los hijos porque sin nevera hoy no puedes es-tar. Porque aunque vivo sola y no tengo mucha comida pero fíjate tú, ahí sí quetendría que pedirles ayuda, ahí sí. Y también me han puesto las ventanas de la casaporque estaban estropeadas. Ahí sí que tengo que pedir ayuda, porque sino no sé dedónde lo saco. (E 7: Felisa).

5 CONCLUSIÓN: RASGOS COMUNES DE LA VULNERABILIDADY CRISIS DE LA CIUDADANÍA

En este último apartado, y a modo de resumen y conclusión, va a hacerseuna síntesis de los principales rasgos comunes que han ido apareciendo a lolargo de las entrevistas y colectivos trabajados para realizar este artículo. Deeste modo, un primer apunte que se repite a lo largo de las entrevistas es quetanto la vulnerabilidad como la exclusión social están mucho más cerca denosotros de lo que uno puede pensar a simple vista. En nuestra propia ciudad,barrio, calle o incluso bloque se pueden llegar a dar una infinidad de situacio-

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nes en las que llegar a fin de mes se convierte en una tarea difícil. Son realida-des que por desconocidas no dejan de ser menos graves y que muchas vecesse dan de puertas hacia dentro. Para el barrio o para los vecinos pueden serpersonas normales e integradas, personas que aparentemente no tienen dificul-tades, pero cuando se cierra la puerta de su casa tienen que pensar dos vecessi pueden encender la calefacción o si esa semana podrán comer alguno de losdías pescado o carne.

Todo esto lleva invariablemente a la constitución de un colectivo variado ynumeroso, en el que la vulnerabilidad social y la precariedad vital se convier-ten en señas de identidad comunes. Ya sea por la precariedad laboral, lainestabilidad de las becas, la escasa cuantía de prestaciones como la Renta Bá-sica, las pensiones de viudedad o las no contributivas. Todas estas personas seencuentran ante carencias vitales que hacen imposible llevar una vida más omenos normalizada y entre ellas es una constante la fragilidad y la inseguri-dad vital.

Asimismo, en todos los colectivos estudiados aparecen unos síntomas ge-nerales que describen y definen la situación de vulnerabilidad social. La faltade ahorro es, por ejemplo, una de ellas. Para una persona vulnerable la únicaperspectiva de futuro que aparece es la de llegar a fin de mes. Vivir al día seconvierte en una rutina y en una normalidad. En este sentido, resulta curiosoque el futuro, para grupos de edad tan alejados como la juventud o la terceraedad se rija por la incertidumbre y la fragilidad. Es más, si en las dos citas quevienen a continuación no se hubiera concretado en cada una a qué franja deedad corresponde, sería prácticamente imposible descubrir quién las ha dicho.

(…) No tenemos absolutamente nada asegurado, por lo que el futuro es unagran interrogante. (E 1: Jon. Joven).

Sí, sí, cierta incertidumbre eso es evidente, eso sí que tengo. Pero luego me lasarreglaré. (E 8: Mercedes. Tercera edad).

Siguiendo con todos estos aspectos que se repiten de manera generalizadaen los diversos colectivos trabajados, las necesidades básicas se cubren, perode forma manifiestamente deficiente. La vivienda es, al respecto, uno de losproblemas más acuciantes para estas personas. En algunos casos acceder a unaes casi una quimera o cuanto menos un esfuerzo hercúleo (juventud). En otros,las deficiencias en la vivienda son palpables, en aspectos como la humedad,por ejemplo (Renta Básica). Y en otros, el pagar las facturas y los gastos de co-munidad suponen un gran reto (tercera edad). De igual manera, aparecendificultades a la hora de proveerse de elementos tan primordiales como la ali-mentación, el vestuario o el ocio. Con respecto a este último aspecto, por

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ejemplo, según la EPDS vasca, entre un 20 y un 30% de la población tiene di-ficultades para acceder normalizadamente al ocio y el tiempo libre (GobiernoVasco, 2009: 139). Una investigación realizada por Cruz Roja sobre sus perso-nas usuarias también incide en este aspecto, ya que un 93% de éstas acudenpoco o nada a cines, restaurantes o conciertos (Cruz Roja, 2009: 19).

De esta forma, en todos los casos hay que mirar dos veces el precio de ali-mentos como la fruta, la verdura, el pescado o la carne o hay que esperar a loscumpleaños o las navidades para comprarse algo de ropa. La tabla que a con-tinuación se presenta muestra en datos algunas de estas cuestiones.

En conclusión, fruto de la vulnerabilidad y de la precariedad social soncada vez más las personas que no disfrutan de una ciudadanía plena. Son per-sonas que poseen los derechos formales de ciudadanía, pero que en la realidadtienen una ciudadanía de segunda categoría, o por llamarlo de alguna mane-ra, una subciudadanía (Moreno, 2008). Y esta es precisamente, una de lastendencias sociales que de forma más palmaria se está viendo reflejada enlas sociedades más desarrolladas. Cada vez más personas y colectivos se sitú-an en espacios intermedios entre la integración y la exclusión social. De estemodo, no son ni personas excluidas ni personas integradas y conforman el co-lectivo de los vulnerables. En realidad, es una zona en la que no se pasahambre, pero tampoco se come lo que se quiere, una realidad en la que tam-poco una persona se va a morir de frío, pero no va a tener una calefacción ensu hogar o la va a poner en marcha en contadas ocasiones.

Como puede pensarse, la vivencia de esta situación de vulnerabilidad en-tre las personas afectadas deriva en diferentes respuestas y puntos de vista.Sin embargo, es generalizado el sentimiento de frustración, de humillación, debaja autoestima… Y la sensación de injusticia que la sociedad en su conjuntohace recaer en la persona sufridora. Perspectiva esta última alejada, por otro

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Tabla 1. Carencias y dificultades en ciertos elementos que posibilitan la integraciónsocial

Algunos indicadores sobre pobreza y exclusión social %

Mantener la vivienda con una temperatura adecuada en los meses de invierno 8,9

Unas vacaciones pagadas fuera de casa, al menos una semana al año 38,4

Una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días 3,8

Llegar a fin de mes con mucha dificultad 11

Problemas de goteras, humedades o podredumbre 17,4

Fuente: VI. Informe Foessa (2008: 157).

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lado, de postulados como los de Margalit, que defiende que una sociedad de-cente es aquella que no humilla a sus ciudadanos (Margalit, 1997). En estesentido, hay una frase de una de las personas entrevistadas que refleja estaidea y esta sensación de ser humillado por parte de la sociedad: «Lo mío yapasó a la historia, yo ya estoy fuera de la historia». Una frase que de forma es-quemática y concisa concentra estas emociones que se han apuntado en estemismo párrafo, que han querido subrayarse a lo largo de todo el artículo y quellaman a una reflexión sobre cuál es la situación de las personas que se en-cuentran en la zona de vulnerabilidad social de nuestras sociedades.

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Iosune Goñi Urrutia

Profesora de la Universidad Pública de Navarra.Diplomada en Trabajo Social y Doctora en Sociología por la Universidad Pública de [email protected] de recepción: 02/01/2008Fecha de aprobación: 10/07/2009

Dinámicas y estrategias familiaresde protección de la dependenciade la población mayor1

Sumario

1. Introducción. 2. La acción protectora familiar: entre la devoción y la obligación.3. Aplicación del concepto de estrategias familiares a la protección de la dependencia.

4. La protección familiar de la dependencia y su objeto en un contexto de recursos limitados.5. Estrategias familiares de protección de la dependencia. 6. Conclusiones. 7. Bibliografía.

RESUMEN

Partiendo de una perspectiva integradora y realista de la solidaridad familiar, hemos tratado deidentificar las estrategias que desarrolla la familia alrededor de la dependencia de sus mayoresfrágiles. La utilización de entrevistas en profundidad nos ha permitido conocer las prácticas ydinámicas concretas en las que toman forma, su operatividad y sostenibilidad, así como apre-hender el sentido que los actores implicados en ellas otorgan a sus cursos de acción. En esteartículo presentamos algunos resultados de un trabajo de investigación en el que hemos identi-ficado las estrategias que las familias ponen en marcha para lograr el bienestar de sus mayores,maximizar su adaptación al entorno dinámico de la dependencia, así como conseguir el equili-brio u homeostasis entre intereses, necesidades y expectativas individuales y familiares. Hemosclasificado las estrategias familiares en tres tipos-ideales: gero-céntricas o estrategias de “in-mersión”, oiko-céntricas o estrategias de “articulación” y ego-céntricas o estrategias de“omisión”.

Fecha de recepción: 24/02/2009Fecha de aprobación: 22/01/2010

(1) Entendemos por población mayor en situación de dependencia, aquellas personas de 65 y más años que presentan un grado va-riable, pero significativo, de dificultad para la realización de las actividades de la vida cotidiana y que, como consecuencia de ello,precisan de la ayuda de familiares o profesionales.

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Palabras clave:

Dependencia, estrategias protectoras familiares, ambivalencia.

ABSTRACT

Based on a comprehensive and realistic perspective of family solidarity, we have identified thestrategies developed by families to deal with the dependence of the fragile older persons. Usingin-depth interviews gave us more insight into the particular practices and dynamics whichshape these strategies, their operational potential and sustainability, in addition to graspingwhat these courses of action mean to the people involved. In this article we are presenting someresults from a research project where we have analysed behaviour strategies used by families toensure their elders’ wellbeing, maximizing their adaptation to the dynamic dependency envi-ronment, and achieving a balance between individual and family interests, needs andexpectations. We have classified family strategies into three ideal-types: gero-centred or “totalimmersion” strategies, oiko-centred or “articulation” strategies and ego-centred or “omis-sion” strategies.

Key words:

Dependency, protective family strategies, ambivalence.

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1 INTRODUCCIÓN

A pesar de la gran cantidad de datos disponibles y de la constante presen-cia del «tema dependencia» en foros y debates académicos, profesionales ypolíticos, en nuestro país las dinámicas protectoras, que las familias desarrollanen su mayor parte de «puertas adentro», precisaban hacerse más visibles y re-clamaban un análisis e interpretación en profundidad. Mediante el presentetrabajo de investigación hemos pretendido contribuir al conocimiento de esteespacio social(2), tratando de completar, también, el enfoque funcional de lasinstituciones sociales y sanitarias, centrado en tipos de necesidad de atencióny cantidad de cuidados necesarios, con una perspectiva que integra los aspec-tos funcionales con los relacionales, los afectivos, los normativos, y el conflictoy la ambivalencia con la solidaridad familiar, como elementos inexorablemen-te asociados a ella.

La acción protectora familiar no se reduce a la realización de actividadesbásicas: aseo personal, tareas domésticas, compras, etc., sino que comprendeotras muchas actuaciones de estimulación en el domicilio, organización, ges-tión, movilización y articulación de recursos, configuración y mantenimientode una red protectora y un largo etcétera más, que no aparecen en los docu-mentos oficiales, pero que constituyen una parte primordial de las funcionesbenefactoras que ejerce la familia en nuestra sociedad. La familia utiliza fór-mulas de la más diversa índole para dar respuesta a las necesidades de susmayores frágiles, razón por la que hemos incluido también los aspectos estra-tégicos en nuestra perspectiva de análisis.

La utilización de técnicas cualitativas de «recogida de discursos» nos hapermitido acceder a ese microcosmos, al «mundo de la vida de la protecciónfamiliar», que raramente trasciende más allá del espacio privado en el que re-siden sus protagonistas. De este modo, las prácticas cotidianas de protección

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(2) El contenido del artículo se basa en el proyecto de investigación «Protección Familiar de la dependencia de personas mayores en Na-varra. Estrategias y trayectorias» (Goñi Urrutia, 2007). Se han realizado 21 entrevistas en profundidad a mayores y miembros de sus redesfamiliares protectoras, así como 18 entrevistas a profesionales del trabajo social, la medicina familiar y la psicología, expertos en temasde dependencia. Hemos utilizado como población diana a personas mayores de 72 años, edad media a la que se produce la dependenciaen España (IMSERSO, 2001), con un grado moderado o severo de dependencia funcional. En lugar de entrevistas a tándems formados por«persona mayor-cuidador/a principal», hemos optado por contar con la perspectiva del mayor y de diferentes integrantes de su familia conobjeto de conocer «posiciones estratégicas» diversas: líderes, papeles secundarios, roles y funciones particulares, procesos de negocia-ción, etc. Esta opción metodológica ha dado lugar a verdaderos «casos familiares», que han enriquecido de manera notable elconocimiento de las dinámicas y estrategias benefactoras que desarrolla la familia para atender a sus mayores dependientes.

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familiar de la dependencia han cobrado existencia social a través del discursode los actores que las desarrollan y de las palabras que las nombran.

La dependencia es una de las transiciones más importantes que acontecena lo largo del ciclo vital personal(3) y familiar. Aunque no la única, representa lade mayor trascendencia en las etapas avanzadas de la vida, por su impacto in-dividual, por el impacto familiar que ocasiona e igualmente por su impactosocial.

Para las personas mayores supone el paso de una vida independiente y go-bernada por sí mismas a una vida sin capacidad de autovalimiento, con lanecesidad del apoyo de terceros para el desarrollo de la vida diaria y con unamerma considerable de la facultad de decisión sobre la propia existencia.

En las sociedades mediterráneas los individuos somos seres esencialmentefamiliares. Con frecuencia se puede observar que cuando un miembro de launidad familiar enferma, toda la familia enferma, de una manera u otra. Deigual modo, la pérdida de capacidad funcional de los individuos tiene una re-percusión familiar inmediata, sobre todo a nivel afectivo, relacional y entérminos de provisión de bienestar.

La dependencia tiene también un influjo y unas consecuencias a nivel so-cial, por lo que enfrenta a las instituciones sociales al desafío de su atención.Como consecuencia de ello, la protección de la dependencia se ha convertidoen una cuestión prioritaria en nuestro país. La Ley Estatal de Promoción de laAutonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia ha ace-lerado el lento proceso de socialización que está experimentando la atención ala dependencia, pasando a ser un derecho subjetivo de la ciudadanía y un ries-go social protegible bajo la égida del Estado. La adecuada articulación delbinomio Estado-familia es una de las principales responsabilidades a las quetienen que hacer frente los poderes públicos a la hora de dar respuesta a lascrecientes demandas asistenciales de la población mayor española.

2 LA ACCIÓN PROTECTORA FAMILIAR: ENTRE LA DEVOCIÓNY LA OBLIGACIÓN

La protección familiar de la dependencia constituye un complejo entrama-do de recursos, interacciones, sentimientos, etc. El afecto representa la basepara el engranaje de todos estos factores y al mismo tiempo supone el motorfundamental de todo el proceso protector. El afecto es tan esencial en las rela-

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(3) Tan importante como la jubilación o la viudedad.

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ciones protectoras que algunos profesionales las describen como una transfe-rencia afectiva.

La afinidad afectiva es probablemente el componente con mayor presenciae incidencia en el ámbito que nos ocupa, pero el deber cuenta también congran poder movilizador. Las prácticas protectoras familiares son en parte el re-sultado de la influencia de la estructura social e institucional, que ejerce suinflujo a través de la concepción familista adoptada por las instituciones (Wal-ker, 1993). Ésta se refleja en el principio de subsidiariedad que rige lasprestaciones asistenciales y en los requisitos de las mismas, que tradicional-mente han excluido a los solicitantes con soporte familiar. Es decir, se canalizamediante la estrategia familiar del Estado.

Pero las normas a nivel macrosocial no atraviesan directamente las porosasfronteras familiares ni son adoptadas directamente, sino que las familias pose-en su propio sistema de autorregulación normativa; un conjunto singular dereglas que gobierna las relaciones internas de las familias; un código de nor-mas no escrito poseedor de un carácter tan vinculante y coercitivo como el delas propias normas legales (Durán, 2004, Goñi, 2007). De este modo, se confi-gura una jerarquía normativa intrafamiliar que toma forma y se combina demanera particular en cada caso. El conjunto normativo que opera a nivel ma-cro y meso entra en ocasiones en colisión con expectativas de promociónindividuales, de modo que la atribución del rol protector desde fuera produceun intenso debate interno entre exigencias normativas y expectativas de pro-moción individual, lo que genera profundos niveles de ambivalencia.

A pesar de que las relaciones de protección familiar de la dependencia secaracterizan por la intervención de varios elementos impulsores y por la com-binación en diferentes proporciones de voluntariedad y obligatoriedad, eldeber protector mantiene una presencia todavía central en la protección fami-liar de la dependencia.

3 APLICACIÓN DEL CONCEPTO DE ESTRATEGIAS FAMILIARESA LA PROTECCIÓN DE LA DEPENDENCIA

El concepto de estrategia familiar ha ido cosechando en las últimas déca-das un relativo éxito con la extensión de su uso en las diferentesespecialidades académicas relacionadas con el estudio de la familia. ElizabethBott, con su obra seminal Familia y red social, Louise Tilly, Martine Segalen, Mi-chael Anderson o Gary Becker, entre otros autores, han hecho importantescontribuciones a esta perspectiva de análisis.

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Las estrategias familiares son «aquellas asignaciones de recursos humanosy materiales a actividades relacionadas entre sí por parentesco (consanguíneoo afín) con el objeto de maximizar su aptitud para adaptarse a entornos mate-riales y sociales» (Garrido y Gil, 1997:15).

El término «estrategias de protección familiar de la dependencia» nopermite una adopción simple, sino que exige algunas precisiones que dencuenta de su especificidad. En esta modalidad de estrategias familiares losobjetivos son difíciles de plantear, puesto que el carácter inestable y sujeto amodificación de la propia dependencia y de la demanda que genera lo im-piden. La premura con la que se producen muchas veces los procesos depérdida de la capacidad de autovalimiento dificultan el establecimientode objetivos que no sean solucionar las dificultades conforme van produ-ciéndose, por lo que estos se marcan más bien a corto plazo, tanto en losaspectos urgentes (afrontamiento de crisis u hospitalizaciones) como enlos cotidianos.

El margen de acción constituye el núcleo esencial de la actividad estratégi-ca. Son numerosas las aportaciones realizadas desde la economía, laantropología, la sociología de la familia, la gerontología o la perspectiva delgénero sobre las constricciones de naturaleza estructural (material o social)que afectan a los miembros de las unidades familiares a la hora de optar porestrategias diversas. El tamaño del presente artículo impide una presentaciónexhaustiva del estado de la cuestión, que puede consultarse en Boudon (1979),Olson (1971), Anderson (1988), Wrigley (1987) o Garrido y Gil (1997).

En lo relativo a las estrategias de protección, en general, el margen de ma-niobra hace referencia a cuántos hijos se tienen o se dejan de tener, cómo secuida o descuida su alimentación, qué libertades se les confiere, etc.

En este sentido, las estrategias familiares de protección son un tipo de es-trategias familiares sui géneris, que cuenta con una gama particular deposibilidades. En primer lugar, no se elige tener personas mayores dependien-tes que cuidar ni su número. Los tiempos de cuidado, frente a otros tiempos enla biografía de las familias, tampoco pueden ser previstos. El nacimiento de losdescendientes o la intermitencia en el mercado laboral para la crianza no tienencomparación con los periodos consagrados a la atención de personas mayores,que se presentan al margen de la voluntad y del cálculo racional de la familia.Sin embargo, son estrategias en el sentido de que se cuenta con posibilidadesde actuación. Las familias tienen un margen de maniobra, de acción u omisión,y pueden optar por unas alternativas u otras; en primer lugar, por actuar o noactuar. La omisión constituye también una estrategia, una «estrategia de noprotección». De ahí que quienes eligen no intervenir ya estarían llevando a

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cabo una actuación de carácter estratégico. El análisis en profundidad de las es-trategias que desarrolla la familia con ocasión de la dependencia de susmiembros de más edad nos ha permitido identificar y desentrañar diferentespatrones relacionados con las prácticas y dinámicas concretas en las que tomanforma, su operatividad y sostenibilidad.

4 LA PROTECCIÓN FAMILIAR DE LA DEPENDENCIA Y SU OBJETOEN UN CONTEXTO DE RECURSOS LIMITADOS

Tal y como hemos señalado, las condiciones en las que se presenta y des-arrolla la dependencia hacen del establecimiento de propósitos concretos unatarea complicada. Sin embargo, existen unos fines que suelen encontrase siem-pre presentes en los comportamientos estratégicos de las familias. Estos finesson: procurar el bienestar de la persona mayor, preservar su autonomía residencial ymaximizar la adaptación al entorno, tratando de lograr un equilibrio general u home-ostasis entre intereses y necesidades individuales y familiares. Para su consecución,las familias poseen un margen de maniobra que tiene que ver con los recursosendógenos y los recursos exógenos que se encuentran a su disposición. La es-casez de recursos sociales, característica de los estados de bienestarmediterráneos, hace que las familias tengan que depender en buena medidade sus propios medios y posibilidades.

En este contexto, la solidaridad que ejerce la familia respecto a las genera-ciones mayores con dificultades para llevar a cabo las actividades cotidianas seconvierte en una «solidaridad modificada» (Daatland y Herlofson, 2003 yGoñi, 2009). Se trata de una solidaridad no debilitada sino adaptada a las ac-tuales circunstancias y posibilidades de las familias, generadora deambivalencia y de conflictos.

4.1. Vivir, envejecer y morir en casa

La familia se revela como el recurso clave para la solución de las necesidadesasistenciales de los mayores y, en muchas ocasiones, se configura como la condi-ción de autonomía residencial de estos. Con ello, la familia cumple su principaldeseo: continuar integrados en sus redes naturales y sociales, que coincide, a suvez, con el objetivo máximo de las políticas sociales dirigidas a la vejez. Esto con-vierte al mantenimiento en el domicilio en el denominador común de la mayorparte de las estrategias protectoras que desarrollan las familias.

Si la dependencia representa una transición entre la senectud y la decrepi-tud, la frontera definitiva de la dependencia se encuentra en la pérdida de la

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autonomía residencial. Del mismo modo, si el bienestar de los mayores se basaen su autonomía, esta, a su vez, descansa en buena medida en la autonomíaresidencial. Vivir en el propio domicilio es probablemente el indicador mássustancial de la independencia en las edades avanzadas. Además, la viviendaposee un gran valor simbólico para la población mayor, representa el produc-to de toda una vida de trabajo y esfuerzo, donde muchos han nacido y/odonde han pasado la mayor parte de su existencia, el lugar donde quieren se-guir viviendo y donde quisieran también morir. «Morir en casa» es unahermosa expresión que designa este deseo supremo.

5 ESTRATEGIAS FAMILIARES DE PROTECCIÓN DE LA DEPENDENCIA

Tratando de lograr estos fines y con las posibilidades de actuación señala-das, las familias ponen en marcha diversas estrategias que hemos clasificadoen tres tipos ideales. El siguiente cuadro resume los principales caracteres decada uno de ellos(4).

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(4) El tamaño reducido de este artículo impide la explicación de todos los elementos presentes en el cuadro, que representan una sín-tesis de los principales resultados del proyecto de investigación en su conjunto. Para conocer más detalles, ver Goñi, 2007.

Cuadro 1. Estrategias protectoras que desarrolla la familia respecto a sus mayoresdependientes

Estrategias familiaresgero-céntricas

Estrategias familiaresoiko-céntricas

Estrategias familiaresego-céntricas

Eje central delcomportamiento estratégico

Persona/s mayor/esfrágil/es

Conjunto familiar Persona/s queprotege/n

Balance autonomíaindividual/solidaridadfamiliar

Primacía del ejercicio dela solidaridad familiar

(Compleja) búsquedadel equilibrio entreautonomía y solidaridad

Predominio de laautonomía personal

Característica fundamental «Inmersión» en laactividad protectora

«Articulación» deintereses, necesidades yresponsabilidades

«Omisión» o noparticipación en laactividad protectora

Perfil arquetípico «Cuidadora total» «Superwomanmediterránea»

No perfil

Criterio de orientaciónestratégica

Afrontamiento basado enemociones

Resolución deproblemasCriterio práctico

Evitación

Titularidad del cuidado Titularidad exclusivaTitularidad compartidacon otro familiar en casosde grandes dependencias

Co-titularidad otitularidad con apoyosfamiliares

No titularidad

Modalidad de protección Atención directa (careproviding)

Gestión (care managing)sin abandonar laatención directa

No protección

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5.1. Estrategias gerocéntricas o estrategias de «inmersión» en la actividadprotectora

En las estrategias gerocéntricas el eje central del entramado protector se en-cuentra en la persona mayor. En ellas la pertenencia al grupo familiar y el

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Cuadro 1. (Continuación)

Utilización de recursos AutogestiónNula/escasa utilizaciónde recursos exógenos

Combinación derecursos endógenos yexógenos

No utilización derecursos

Modalidad típica deconvivencia

«Convivencia sinintimidad»

«Intimidad a distancia» No convivencia

Relación con el mercadolaboral

No actividad laboral.Trabajo protector atiempo completo

Actividad laboralProtección a tiempoparcial

Actividad laboral,aunque nonecesariamente

Nivel de conflicto Bajo.Conflicto a nivel latente

Moderado.Conflicto a nivel latenteAlto riesgo de conflictoa nivel manifiesto

Probabilidad alta deconflicto a nivelmanifiestoRuptura de lazosfamiliares

Nivel de ambivalencia Bajo o moderado.Ambivalencia tendente ala convergencia y a lapreservación del consenso.No generadora decambio

Elevado.Ambivalencia tendentea la convergencia y a lareproducción o a lainnovación. Potenciadoradel cambio

Elevado.Ambivalenciatendente a ladivergencia y a laseparación conflictiva

Capacidad de adaptación alentorno

Limitada (logradamediante el incrementode la inversión de tiempoy recursos personales)

Elevada (configurada enbuena medida por lanecesidad de articularresponsabilidades y porel escaso apoyo social)

Escasa/nula

Nivel de bienestar Exclusión relacional.Precariedad/riesgo deexclusión de la salud.Elevado estrés protector

Riesgo de precariedadrelacional.Riesgo de precariedaden la salud.Moderado-elevadoestrés protector

Disminución/rupturadel vínculo familiar.Posibilidad de estrésderivado de la noprotección

Presencia en el ámbito dela protección familiar de ladependencia

Predominio contendencia a ladisminución

Presencia nomayoritaria contendencia al aumento

Presencia limitadacomo estrategiafamiliar de la unidadfamiliar.Presencia mayor comoestrategia familiarindividual

Utilidad y sostenibilidadcomo modelo estable deprotección

Utilidad para periodoscortos de crisis.Inoperancia comomodelo estable protector

Modalidad estratégicaoperativa, aunquecompleja en laactualidad y sosteniblecon apoyo institucional

No modelo deprotección

FUENTE: Elaboración propia a partir de los datos del proyecto de investigación «Protección familiar de ladependencia de personas mayores en Navarra: Estrategias y trayectorias» (Goñi, 2007).

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ejercicio de la solidaridad se muestran mucho más poderosos que el deseo depreservar la autonomía personal.

Las estrategias gerocéntricas son estrategias de «inmersión» en las que laprotección impregna toda la vida de las personas que protegen sin dejar espa-cio para el desarrollo de otras dimensiones de su existencia. Estas «cuidadorastotales», en buena parte mujeres, a menudo ejercen la protección exclusiva-mente (sólo cuidan) y en exclusividad (sólo ellas cuidan). El cuidadorepresenta la continuación del trabajo doméstico que siempre han ejercido, yaque en su mayoría no han llegado a insertarse en el mercado laboral, han sidoamas de casa, o ya no tienen edad para trabajar. La «inmersión» conlleva unagran dificultad para obtener un distanciamiento físico y emocional respecto ala actividad de cuidado que ejercen. Esta modalidad de protección informal seencuentra propiciada por las grandes dependencias y la cantidad de necesidadde atención que generan.

Otros factores asociados a ella son el grado de parentesco o la convivencia.La convivencia en el mismo hogar es una forma de solidaridad, solidaridad re-sidencial, tradicionalmente ejercida por las familias. La convivencia sinembargo representa un gran obstáculo para poner límites a la actividad pro-tectora. En estos casos no hay espacios ni tiempos definidos de cuidadodiferenciados de tiempos y espacios de «no cuidado». Las pautas residencialesrelacionadas con las estrategias gero-céntricas dan lugar a la convivencia sinintimidad característica de la «inmersión».

Las cuidadoras «totales» son trabajadoras no remuneradas, que ejercen laprotección a tiempo completo, sin salario(5) y sin condiciones laborales adecua-das. La protección familiar, a diferencia de la social, no está reguladalegalmente, puesto que no tiene reconocido el estatus de empleo. Estas perso-nas cuidadoras adoptan estrategias de afrontamiento basadas en emociones.Las cuidadoras «totales» cuidan, pero se descuidan a sí mismas, renuncian alocio, al tiempo libre… En los casos más extremos, la inmersión supone la pri-vación cuasi-absoluta de una vida propia.

Se trata de estrategias protectoras autogestionarias, en las que se empleancasi exclusivamente recursos endógenos, es decir, atención directa. Las cuida-doras «totales» se resisten a externalizar y protegen con frecuencia por encimade sus posibilidades reales. Cuidar en estas condiciones refleja la inoperanciade la estrategia adoptada y su escasa capacidad para adaptarse y readaptarsecon éxito a la naturaleza cambiante de las situaciones de dependencia.

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(5) Las prestaciones aprobadas tras la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de Depen-dencia permiten a la familia cuidadora percibir la ayuda económica que recibe el mayor a cambio de la atención prestada.

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Son estrategias acompañadas de bajos o moderados niveles de ambivalen-cia. No existen grandes dudas o contradicciones en este sector de trabajadorasde la dependencia, aunque empieza a haberlas, sobre todo, entre las de menoredad como consecuencia de lo que perciben en su entorno y del escaso apoyoinstitucional del que son objeto.

La «inmersión» es una práctica familiar benefactora factible durante espa-cios cortos de tiempo: hospitalizaciones o momentos de crisis, pero resultainoperante como estrategia estable de protección y generadora de gran riesgode aislamiento social y precarización o exclusión de la salud para quien laadopta. La «inmersión» representa una modalidad protectora tradicional que seencuentra todavía muy extendida. La «inmersión» choca frontalmente con elmantenimiento de la calidad de vida del conjunto de la ciudadanía y resulta,por tanto, difícilmente sostenible en una sociedad desarrollada como la nuestra.

5.2. Estrategias oikocéntricas. Articulación de la protección familiarcon los intereses y aspiraciones personales

Las estrategias de «articulación» son prácticas familiares que persiguen eldifícil equilibrio entre la autonomía individual y la solidaridad familiar. Enesta modalidad estratégica el eje descansa en la familia como unidad, no en elmayor ni en quien protege únicamente.

Las estrategias oikocéntricas se encuentran orientadas a la resolución de pro-blemas. La acción estratégica está guiada en esta ocasión por un criterio prácticoy resolutivo más que emocional, a pesar de la presencia de sentimientos de granintensidad. La maximización de recursos es una exigencia de las propias cir-cunstancias que rodean a estas personas y familias, de la necesidad de articularámbitos diversos y de compatibilizar diferentes responsabilidades.

Las «superwomen mediterráneas» (Moreno, 2002) representan el perfil ar-quetípico de quienes ponen en funcionamiento este tipo de mecanismos. Soncuidadoras plurifuncionales que protegen a tiempo parcial y combinan su pa-pel protector con su rol como trabajadoras asalariadas. Su capacidadprotectora, medida en términos de tiempo disponible, es limitada. Esto haceque definan y midan sus posibilidades con más realismo que las «cuidadorastotales» y las obliga a estructurar más eficaz y eficientemente la atención quedesarrollan. En lugar de zambullirse en los cuidados tratan de integrar la pro-tección en su vida como un ámbito entre otros (objetivo que no es fácil). Sonmás reivindicativas a la hora de preservar espacios personales propios y tratande gestionar su tiempo como un bien escaso. Son personas con mayor margende acción y menos determinadas por las normas sociales que las «cuidadoras

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Page 206: Ciudadanía del consumo: hacia un consumo más responsable · 2018-07-09 · análisis combinado del IDH y el concepto de huella ecológica, que aborda la necesidad de crear y desarrollar

totales», aunque sí por el contexto de limitación de recursos disponibles, queconstriñe su capacidad de maniobra. Más dadas a la delegación y a la externa-lización, combinan la utilización de recursos sociales o del mercado con elapoyo directo. La externalización representa un punto de inflexión importanteen las estrategias, ya que supone salir fuera de las fronteras familiares paracompartir responsabilidades con el entorno exterior. Externalizar no suponedesentenderse del trabajo protector. Representa una reducción de las tareas di-rectas que se ve, sin embargo, acompañada de la aparición de nuevasactividades de organización del trabajo a realizar, supervisión, selección yformación de candidatos, etc. En el seno de estas familias se opera una trans-formación del care providing al care managing, aunque sin abandonarcompletamente el cuidado directo. La familia articuladora es en buen modo unafamilia gestora de recursos endógenos y exógenos.

Frente a la convivencia sin intimidad, estas personas cuidadoras prefierenla «intimidad a distancia» («intimacy at a distance») (Rosenmayr y Köeckeis,1963) tratando de mantener al mayor en su domicilio y conservar, simultánea-mente, su independencia residencial. Tratan de integrar el autocuidado y lasnecesidades propias en la relación protectora, aunque esta circunstancia repre-senta un auténtico reto para ellas.

La compleja cuestión de conciliar la vida laboral con la familiar en el ámbitodel cuidado de las personas mayores con dificultades de autovalimiento, tomauna forma específica: la de compatibilizar el trabajo asalariado con el trabajo do-méstico protector. La paradoja de la conciliación del empleo y la protecciónconsiste en que trabajar fuera del hogar supone una menor disponibilidad detiempo y, por tanto, una merma en la capacidad de cuidado, pero simultánea-mente posibilita la obtención de una distancia respecto a la labor protectora,permite desarrollar otras actividades paralelas, así como el mantenimiento derelaciones sociales; de modo que facilita el manejo emocional de la situación.

Por otra parte, una buena porción del esfuerzo empleado por este tipo defamilia benefactora se encuentra dirigido a la creación, consolidación y funcio-namiento de una unidad familiar productora de bienestar. La familia puedeactuar como grupo más o menos articulado, pero cada miembro no deja de serun ente individual que percibe y asume la situación y la responsabilidad sobreella a su manera, con un ritmo y una capacidad para afrontarlas diferente. Contodas las piezas hay que formar un todo. Este objetivo requiere de unas com-petencias comunicativas, gestoras y organizativas específicas para llegar aacuerdos, lograr la colaboración, etc.

Las estrategias de «articulación» se caracterizan por la fuerte presencia decontradicciones, dilemas, ambivalencia y un alto riesgo de conflicto. El desigual

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reparto de tareas, característico de la mayor parte de familias, hace que tarde otemprano surjan desequilibrios en las comúnmente inestables configuracionesprotectoras. La armonía entre diferentes fuerzas es complicada y, a menudo,precaria. Sin embargo, este tipo de ambivalencia, junto con la necesidad de ar-ticular diferentes espacios, tiempos y roles, convierte a estas estrategias y a losactores involucrados en ellas en el núcleo fundamental generador de cambiosocial en materia de protección familiar de la dependencia.

5.3. Estrategias egocéntricas de no protección.La «omisión» en las estrategias

En el continuum entre «estrategias totales» y estrategias de «no-protección»,éstas ocupan el segundo extremo. Las estrategias de «omisión» individualespueden ser compatibles con estrategias de «inmersión» o estrategias de «articu-lación» familiares, por tanto, la atención de la persona mayor estaría asegurada.Sin embargo, la «omisión» puede ser también una estrategia de la red familiar ydejar al mayor desprovisto de apoyo.

Como estrategia individual puede representar un punto de partida tras unitinerario relacional negativo o un balance en el ciclo de reciprocidad entre ge-neraciones deficitario. Sin embargo, también puede ser el resultado de unintento protector fallido, de una experiencia de atención en la que las exigen-cias familiares sobrepasan las posibilidades de quien cuida y entran encolisión con sus expectativas individuales. El precio del cuidado en estos casosresulta demasiado alto y el equilibrio entre intereses individuales y familiaresse rompe para dar paso al predominio de los primeros en la relación de pro-tección.

Las estrategias de «omisión» no dejan de ser estrategias, pero evidente-mente no se traducen en un comportamiento protector que podamos analizar.No obstante, resulta pertinente investigar acerca de la «no protección» fami-liar, la antítesis de esta tesis. El grueso de los núcleos familiares continúaatendiendo a las personas mayores frágiles, pero es frecuente encontrar fami-lias en las que alguno de sus integrantes se inhibe de esas tareas. Desde elpunto de vista del conocimiento de la realidad social, el interés sobre estos ca-sos radica en porqué y en qué circunstancias determinados individuos ofamilias eligen no procurar cuidados a sus mayores. Desde la perspectiva de lapolítica social, la cuestión central consiste en averiguar si se puede hacer algopara evitarlo y por mejorar la atención de estos sectores de la población.

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6 CONCLUSIONES

El aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento progresivo de lapoblación han hecho de la pérdida de capacidad de autovalimiento de las per-sonas mayores un fenómeno de gran magnitud con notables repercusiones enlos individuos, las familias y la sociedad. La todavía reciente Ley de Promociónde la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de Dependencia hadado respuesta normativa a la necesidad de socialización de la responsabili-dad sobre este riesgo, convirtiéndolo en el cuarto pilar del estado de bienestarespañol.

Las estrategias protectoras adoptadas por las familias son mecanismos pro-visionales y sometidos a un continuo proceso de ajuste y reajuste. El ejercicio dela protección familiar se enfrenta a la compleja empresa de lograr un equilibrioentre fuerzas que obran a menudo en sentido opuesto. Este elemento otorga a lafamilia uno de sus principales caracteres: la magnífica capacidad adaptativa yde inversión de medios que exhibe, en muchos casos, para armonizar situacio-nes caracterizadas por la imprevisión, la eventualidad y el dinamismo. Ladependencia pone continuamente a prueba la facultad del núcleo protector fa-miliar para acomodarse a la intensidad, a la exigencia constante de dedicación ya la prolongación en el tiempo a los que está asociada. Igualmente, enfrenta a lafamilia a la necesidad de maximizar los limitados recursos disponibles.

Las estrategias que hemos denominado egocéntricas se sustentan en modelosfamiliares, en los que persiste la división por género de roles en la actividad pro-ductiva de trabajo y bienestar, así como en un comportamiento orientado algrupo de parentesco frente al individuo. Reflejan pautas tradicionales en el senode una sociedad postmoderna, lo que propicia ligeras contradicciones, pero sinperspectivas de cambio sustanciales. El modo de proceder de la familia oikocén-trica, por su parte, se aproxima más a la negociabilidad en las relacionesintergeneracionales propia de la «familia negociadora» que se desenvuelve den-tro de una cultura de la conciliación de intereses y de puntos de vista (Meil,2006). Este hecho no impide que participe simultáneamente de normas de obli-gación y valores predominantes en épocas pretéritas. La potencialidad de cambiosocial de estas dinámicas protectoras es mayor como consecuencia de la necesi-dad de lograr modelos protectores sostenibles. En las estrategias egocéntricas laprimacía de las aspiraciones individuales sobre las familiares podrían ser reflejodel proceso de individualización que está experimentando la sociedad (Flaquer,2003). Pero las estrategias de «omisión» podrían ser también un indicador de ladificultad de las familias para hacer frente a la responsabilidad atribuida social-mente a sus miembros sobre la atención de las personas mayores.

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Las transformaciones en las estructuras familiares, en el tamaño de los ho-gares, la incorporación progresiva de la mujer al mercado laboral, su mayornivel educativo, junto con la necesidad de organizar los cuidados, parecenpropiciar una tendencia hacia la convergencia de estrategias. Los recursos in-formales con frecuencia se contraponen a los formales por su flexibilidad yadaptabilidad y se consideran más adecuados a las condiciones en las que sepresenta y evoluciona la dependencia, pero paradójicamente, desde el puntode vista de la gestión, la atención llevada a cabo por las redes de parentesco esmás productiva y tiene menores efectos perversos cuanto más se asemeja alcuidado profesional, lo que incluye el diseño de tareas concretas, horarios, re-levos, tiempos de descanso, etc.

Sin embargo, es preciso el apoyo de las instituciones públicas para quela confluencia hacia la «articulación» y hacia la introducción de criterios ra-cionales en una actividad, tradicionalmente gobernada por criteriosemocionales y sentimientos, sea realidad en un futuro próximo. Una socie-dad desarrollada como la nuestra tiene que perseguir el bienestar de todossus ciudadanos y ciudadanas. La cohesión entre las generaciones, tanto anivel formal (distribución de recursos sociales) como a nivel informal, es ungran reto al que tenemos que hacer frente. La elección de un modelo uni-versal de atención a la dependencia (con copago) supone un indudableavance, pero lo realmente crucial en el futuro próximo va a ser el desarrolloy la consolidación del nuevo sistema de protección social. En este sentido,cabe destacar la necesidad de prestar especial atención al efecto de la remu-neración que establece la ley para la figura del cuidador familiar, sobre laacción benefactora que ejerce la familia.

Finalmente, es preciso hacer notar que las estrategias protectoras de las fa-milias navarras no tienen por qué ser enteramente extrapolables al conjunto delas familias españolas. Tampoco parece probable que existan grandes diferen-cias entre ellas dado el contexto institucional similar en el que se desarrollan.No obstante, sólo podríamos afirmar este extremo con rigor disponiendo dedatos empíricos sólidos que lo fundamentaran.

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Enrique Lluch FrechinaProfesor de economía de la Universidad CEU Cardenal Herrera (Valencia).http://sites.google.com/site/enriquelluchfrechina/ - http://enriquelluchfrechina.wordpress.com/

Luisa Alamá SabaterPofesora de economía de la Universidad Jaume I (Castellón)

La Inversión Extranjera Directa (IED)española en América Latina, Asiay África

Sumario

1. La Inversión Extranjera Directa (IED): Marco teórico.2. La IED en los países más pobres ¿Qué condiciones deben darse para que estos salgan beneficiados?

3. ¿Cómo es la IED española? 4. Políticas de ayuda a la IED. 5. A modo de conclusión.6. Bibliografía.

RESUMEN

La influencia de la Inversión Extranjera Directa (IED) en el desarrollo de los países más pobresdepende no sólo de las condiciones de estos países, sino también de la clase de IED que reciben.El presente artículo analiza la IED española en América Latina, Asia y África para conocer siesta es, a priori, la que puede beneficiar más a los países menos ricos. Con ello se deducen cuá-les deberían ser los cambios que habría que realizar en la legislación de apoyo a la IED españolapara que esta favoreciese de una manera más efectiva el desarrollo de los países que la reciben.

Palabras clave:

Desarrollo Económico, Inversión Extranjera Directa, países más pobres, cooperación interna-cional.

Fecha de recepción: 18/11/2009Fecha de aprobación: 26/01/2010

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ABSTRACT

The influence of Foreign Direct Investment (FDI) in the development of the poorest countriesdepends not only on the conditions in the latter, but on the kind of FDI they receive. This pa-per looks at Spanish FDI in Latin America, Asia and Africa to ascertain whether it is, inprinciple, the kind that can best benefit the least wealthy countries. This will help to establishwhich changes should be introduced in legislation to support Spanish FDI to ensure that it ismore effective in boosting the development of countries that receive it.

Key words:

Economic development, Foreign Direct Investment, poorer countries, international coopera-tion.

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La Inversión Extranjera Directa (IED) que reciben los países más pobrespuede tener unas consecuencias directas sobre su desarrollo y, bien enfocada,podría servir como factor de progreso y avance económico. Sin embargo, aun-que se han realizado investigaciones que abordaban sus consecuencias sobrela economía española (Durán; Hoyo; Cendejas; Llorente; Monjas y Úbeda,2007) los estudios realizados sobre la IED española no analizan sus conse-cuencias reales sobre las economías de los países pobres. Esta labor tiene grandificultad, ya que estas no dependen únicamente de la inversión realizada,sino también de las condiciones del país receptor. No obstante, la teoría sobrela IED nos muestra cuáles son las modalidades de inversión que han demos-trado empíricamente tener más repercusiones positivas sobre el país receptory cuáles menos. El presente artículo describe las líneas generales de la IED es-pañola en esta clase de países, para mostrar si las modalidades más utilizadasson o no las que la teoría considera más beneficiosas para los países recepto-res.

El artículo comienza realizando una descripción del marco teórico, gene-ralmente aceptado sobre lo que es la IED y sus posibles consecuencias sobrelos países que la reciben. En el segundo apartado se indica cuáles son las con-diciones para que una IED tenga efectos positivos sobre un país más pobre,diferenciando aquellas que dependen de la empresa inversora y la manera enla que lleva a cabo la IED, y aquellas que dependen de las condiciones del paísreceptor y su entorno económico y empresarial (que no son analizadas aquí).El tercer apartado describe las características de la IED española y en especialla que se dirige a los países más pobres. A partir de estos datos establece unasconclusiones generales sobre si las modalidades de esta inversión son o no, apriori, las más beneficiosas para el grupo de naciones más desfavorecidas. Porúltimo describe las ayudas públicas a la IED en nuestro país y la manera en laque estas pueden estar favoreciendo una clase de inversiones u otra.

1 LA INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA (IED): MARCO TEÓRICO

Cuando hablamos de IED nos referimos a aquellos flujos internacionalesde capital en los que una empresa de un país crea o adquiere parte o la totali-dad de la propiedad de una compañía de otra nación, con el objeto decontrolarla realizando una actividad económica que le reporte beneficios. Dos

La Inversión Extranjera Directa (IED) española en América Latina, Asia y África

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son, pues, las características esenciales que debemos tener en cuenta a la horade analizar este fenómeno: la primera es que los agentes que realizan la IEDson empresas privadas que la llevan a cabo con un evidente afán de lucro; lasegunda es que la inversión se hace con ánimo de control y de desarrollo deuna actividad económica. El afán de lucro nos muestra que, aunque esta clasede inversión pueda tener unos efectos positivos sobre el país que la recibe, estano suele ser la intención inicial de la empresa que la realiza. Esta va a observardetenidamente la remuneración que va a conseguir de su inversión pero, apriori, poca o ninguna atención va a prestar a los posibles efectos beneficiososque sobre el desarrollo del país en el que invierte se deriven de su actividad.

La segunda característica diferencia esta clase de inversión de las que sedenomina «en cartera». Esta última se da cuando se adquieren unos activoscon el objeto de aprovechar la hipotética revalorización de los mismos paravenderlos y lograr así unas plusvalías. Sin embargo, la IED va más allá y el in-versor se involucra en la gestión de una actividad económica que es la que leva a proporcionar sus ganancias. Es por ello que el país que recibe la inver-sión, no solamente va a recibir el dinero necesario para realizarla, sino quepuede ser también receptor de nuevas tecnologías, modelos de gestión dife-rentes y otros conocimientos acumulados por la empresa matriz en su lugar deorigen. Además, la inversión puede generar nuevos puestos de trabajo y nue-vas actividades económicas que repercutan positivamente en el crecimientodel área. De hecho, la capacidad que tenga esta IED para transmitir al conjun-to de la economía los conocimientos acumulados por el inversor, para crearnuevos puestos de trabajo o para generar efectos multiplicadores en el interiordel país, va a ser la que determine las repercusiones de esta IED sobre eldesarrollo de la nación receptora.

Las teorías que hablan sobre las consecuencias generales de la IED en lospaíses que reciben la inversión pueden clasificarse en dos grandes grupos(Blomström; Kokko, 1997). El primero se enclava en los denominados modelosde equilibrio general que analizan las consecuencias de esta inversión en losdatos macroeconómicos del país receptor. En ellos se considera que la IED serápositiva para un país en la medida que el crecimiento de la renta real que sederive de esta, sea superior al incremento de ingresos que percibe el inversorgracias a su inversión (Meier, 1995). Sólo en este caso podrá considerarse la na-ción receptora como beneficiada. Si la extracción de beneficios por parte de laempresa inversora es superior al crecimiento de la renta real del país que aco-ge la inversión, este sale perdiendo claramente, ya que estas ganancias acabansaliendo del país. A la hora de concretar cómo puede lograrse este objetivo, losteóricos consideran que se alcanza a través de una mejora general de la pro-ductividad de su capital, de un incremento del empleo en el sector más

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moderno de la economía, de un aumento de la recaudación de impuestos porparte del Estado, de un aprovechamiento mayor de las economías a escala quepuede traer esta inversión y de una mejora para los consumidores a través delacceso a unos productos de mejor calidad. Además, las externalidades positi-vas derivadas de estas inversiones también pueden beneficiar a los paísesreceptores, especialmente gracias a los conocimientos que pueden adquirir lasfirmas domésticas, o a las mejoras de la eficiencia que estas deben realizarpara poder competir contra las empresas que llegan de fuera.

El segundo enfoque se centra en las características de las empresas querealizan la IED y en el entorno empresarial en el que invierten. La considera-ción inicial que se hace es que para invertir fuera del propio país e intentarproducir allí lo mismo que se hace en él, el entorno económico debe tenerunas restricciones al libre mercado (barreras al libre comercio, diferencias enlos precios de los factores de producción, dificultades de transporte…) quehace que las empresas encuentren conveniente dejar su lugar habitual y po-nerse a trabajar en otras naciones. En este caso, no todas las compañías van atomar la decisión de ir a otros países a producir, solamente lo harán aquellasque tengan unos activos (como pueden ser patentes, sistemas de trabajo pro-pios, marcas apreciadas internacionalmente…) que puedan ser usadossatisfactoriamente más allá de sus fronteras. La principal consecuencia de estoes que, al tratarse de empresas que han alcanzado un buen grado de eficien-cia, las repercusiones que tiene su IED son diferentes si el receptor es un paísrico que tiene otras empresas que pueden competir con ellas en igualdad decondiciones, o si se trata de países pobres con un tejido empresarial menosdesarrollado. De este modo, y como vamos a ver más adelante, una inversiónque puede ser muy beneficiosa para un país desarrollado, podría ser desas-trosa para la economía de una nación más pobre. Este enfoque no esincompatible con el anterior, sino que podemos considerar a ambos comocomplementarios.

La consecuencia directa de esta última manera de analizar la IED es queesta no solamente trae efectos positivos sobre aquellos que la reciben sinoque también puede tenerlos negativos. Por un lado, en algunos casos los go-biernos realizan un ímprobo esfuerzo para intentar atraer la IED facilitando alas empresas extranjeras exenciones fiscales, construcción extraordinaria de in-fraestructuras, ayuda financiera, etc. Esto supone que tiene que distraerrecursos de otros objetivos para utilizarlos en este fin, anulando así la ventajaque puede suponer la inversión extranjera para las arcas de la nación que la re-cibe. El problema puede agravarse si estas facilidades se ofrecen encompetencia con países vecinos, ya que se puede caer en una situación de laque la única ganadora será la compañía que realiza la inversión.

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Por otro lado, la IED puede perjudicar la formación de capital nacional enel país que la acoge. Los motivos que provocan que esto suceda así son: quemuchos de los beneficios que logran estas empresas en el país no se reinvier-ten en el mismo, sino que se vuelven al lugar de origen de los propietarios;que en algunos casos estas empresas prefieren importar sus bienes interme-dios antes que utilizar suministradores locales, lo que constriñe la expansiónde las compañías nacionales e impide inversiones en ellas debido a sus pocasperspectivas de negocios; y que la IED puede provocar una redistribución delos ingresos en favor de colectivos que tienen unas tasas de ahorro menoresque las medias del lugar, lo que incrementa el consumo pero perjudica las po-sibilidades de inversión locales, al reducir el porcentaje total de ahorro de lasociedad. Por otro lado, los efectos para la balanza de pagos del país que reci-be la inversión no tienen porqué ser positivos. Aunque las exportaciones seincrementen, también lo hacen las importaciones (de bienes intermedios espe-cialmente), por lo que los resultados sobre la balanza de pagos son ambiguos.Por último, las salidas de beneficios a otros países, los intereses por la finan-ciación internacional recibida, los pagos a las empresas matrices, ya sea porlicencias o por otros conceptos, también afectan negativamente a los resulta-dos exteriores del país que acoge esta inversión.

Existen otros factores que pueden afectar negativamente al país que recibela IED. Los esperados efectos externos positivos pueden no llegar a darse nun-ca si la empresa que ha realizado la inversión trabaja de una manera aisladadel resto de la economía nacional. Esta circunstancia se produce en algunasocasiones de modo que se crea una especie de isla, una zona especial en la queuna o varias empresas de propiedad internacional trabajan de una manera casiautónoma del mercado en el que se encuentran físicamente ubicados, y man-tienen escasas o nulas relaciones con el resto del tejido empresarial nacional.Esto impide que los conocimientos que están utilizando puedan pasar a otrasempresas o que exista un incentivo a la competencia que beneficie al conjunto.

También puede suceder que las ventajas comparativas que tienen las em-presas que llegan puedan romper la competencia en el país y perjudicar altejido empresarial existente. Las empresas nacionales pueden ver cómo se li-mita su crecimiento o cómo son adquiridas o eliminadas por aquellas queentran. De hecho, existen evidencias de que esta posibilidad es mayor en lospaíses menos desarrollados que cuando la IED se dirige a países más ricos(Blomström; Kokko, 1997). Además, mientras que en algunos casos la IEDatrae inversiones hacia el país que la recibe, en otros casos sucede lo contrario.La evidencia empírica demuestra que en Asia la IED ha favorecido el creci-miento de la inversión doméstica, mientras que en América Latina hasucedido lo contrario (Agosin; Mayer, 2000)

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Como se puede observar, en el marco teórico no podemos afirmar que laIED sea siempre positiva para los países receptores, pero tampoco podemosafirmar lo contrario. Los dos marcos teóricos que analizan la cuestión soncomplementarios y, mientras uno nos muestra todos los elementos positivosque lleva consigo una IED y cuándo estos van a beneficiar realmente a la na-ción receptora, el segundo nos enseña cómo la situación de esta y de su tejidoempresarial puede no sólo anular estos efectos benignos, sino también perju-dicar a su desarrollo.

2 LA IED EN LOS PAÍSES MÁS POBRES ¿QUÉ CONDICIONESDEBEN DARSE PARA QUE ESTOS SALGAN BENEFICIADOS?

Como se acaba de ver, los efectos de la IED en el país de acogida son am-biguos, pueden ser positivos, pero también pueden no serlo. Es necesariopreguntarse acerca de cuáles son las condiciones que determinan que IED seabeneficiosa para el país menos desarrollado y cuáles serían aquellas que con-llevarían efectos negativos para él. Estos condicionantes podrían dividirse endos grandes grupos, aquellos que dependen de las condiciones del país recep-tor y de su tejido empresarial, y aquellos que dependen de la estructura de laempresa inversora y de la manera en la que realiza la inversión.

En primer lugar cabe preguntarse qué es necesario para que la IED poten-cie realmente la inversión nacional, y produzca unos efectos positivos encuanto a la formación de los trabajadores locales y a la transferencia de tecno-logía que se realiza a estas empresas. La evidencia nos dice que estos efectospositivos dependen en gran medida de las condiciones previas en las que seencuentra el país que recibe la inversión (Saggi, 2000). Si la formación de lostrabajadores en este país es deficiente, difícilmente van a poder aprovechar laexperiencia y las enseñanzas que obtengan trabajando para la empresa extran-jera, y utilizarlas posteriormente en el sector nacional. La capacidad previa delcapital humano en el país es, pues, determinante para que los efectos positivosde la IED se dejen sentir en la economía nacional. Lo mismo sucede con las po-sibles externalidades positivas que pudiese generar la transferencia detecnología hacia estos países. Solamente aquellos que tengan una mínima es-tructura previa de investigación y desarrollo van a ser capaces de absorber losavances que puedan aportar las empresas extranjeras que se instalen allí y asítrasladarlos al sector económico local incrementando la productividad y lacompetitividad de este.

Para que las repercusiones de la IED sean positivas también para el Estadoproporcionando a este una nueva y buena fuente de ingresos, es necesario que

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exista un sistema fiscal lo suficientemente desarrollado para atraer a nuevosinversores e incrementar la recaudación gracias a esas nuevas actividades em-presariales. Además, la estructura del gasto público debería estar enfocada aldesarrollo del país de modo que los beneficios logrados gracias al incrementode la recaudación tuviesen unas repercusiones positivas sobre este.

En segundo lugar hay que describir cómo las repercusiones sobre el país re-ceptor son diferentes dependiendo de la clase de inversión realizada. Lall andNarula (2004) diferencian dos grandes categorías de inversión, la primera inclu-ye aquella que se realiza para explotar nuevos recursos, incrementar losingresos introduciéndose en mercados nuevos o reestructurar una producciónen el extranjero ya existente. La segunda es la que pretende encontrar nuevosactivos estratégicos que refuercen los ya existentes. Mientras que estos autoresafirman que esta última categoría es la que más beneficiosa resulta para el paísque la recibe debido a los potenciales efectos externos que puede producir, lospaíses en vías de desarrollo reciben sobre todo IDE de la primera categoría, queno tiene tantas potencialidades positivas. Las industrias extractivas suelen sercapital intensivas, esto es, utilizan mucha inversión en maquinaria y otros bie-nes de capital pero crean poco empleo, lo que les lleva a tener pocos efectospositivos en la sociedad que las recibe. Las delegaciones comerciales producenempleo, pero sus repercusiones positivas sobre la sociedad en la que se asientanestán limitadas a este objetivo. La compra de empresas ya existentes, puede me-jorar la productividad y la calidad de sus productos, pero no crea nuevo empleoy gran parte de los beneficios que antes se quedaban en el país ahora acaban enla nación de origen de la IED. Aquellas que realmente pueden potenciar la efi-ciencia de los países receptores, suelen llegar únicamente a aquellas nacionesque tienen una capacidad de absorción y una situación previa que sea conve-niente para las empresas que se asientan allí. Cuando esto es así, se desarrollanactividades nuevas (para el país receptor) de modo más rentable que en cual-quier otro lugar ya que se están aprovechando sus activos estratégicos. Sinembargo, la evidencia empírica demuestra que esto no sucede muy a menudoen los países pobres que no suelen recibir esta clase de inversión.

Por otro lado, para que la IED produzca realmente unos efectos positivossobre el empleo en el país en el que se ha realizado la inversión, deben darsevarias condiciones: que la IED no sea intensiva en capital, que no haya sidouna fusión o una absorción, que existan vínculos entre las empresas de capitalextranjero y las de capital nacional para que se creen empleos indirectos, y quela IED no desplace a la inversión nacional. Sin estas condiciones, puede darseo una creación de empleo muy pequeña, o un desplazamiento del empleodesde empresas nacionales a otras extranjeras sin que ello repercuta positiva-mente en la creación global de nuevos puestos de trabajo.

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3 ¿CÓMO ES LA IED ESPAÑOLA?

3.a. La IED española en su conjunto

España se ha posicionado durante la última década como inversor neto enel exterior ocupando el octavo puesto en cuanto a inversores mundiales y el no-veno como receptor de IED(1). Nuestras inversiones en el extranjero alcanzaronlos 94.946 millones de euros en 2007 (mientras que nuestra Ayuda Oficial alDesarrollo en este mismo año fue de 3,747 millones de euros) —cuadro 1—.Esto nos sitúa en un lugar relevante a escala mundial y resalta la importanciaque pueden jugar nuestras inversiones en el apoyo al desarrollo. Aunque nopodamos estudiar aquí las condiciones de los países receptores para saber siestas son favorables para que nuestra IED repercuta positivamente en sudesarrollo, sí podemos analizar, a la luz de los datos que tenemos sobre la es-tructura de nuestra IED, hasta qué punto esta utiliza los sistemas que son másbeneficiosos para el país receptor, o si usa las modalidades que menos efectospositivos tienen sobre su desarrollo.

Las inversiones españolas en el exterior las realizan, sobre todo, dos clasesde empresas: grandes compañías de servicios concentradas en los sectoresde las telecomunicaciones, la energía y las finanzas, y un elevado número dePYMEs más modestas que trabajan en diversos sectores económicos. La mane-ra en la que se internacionalizan la mayoría de las empresas españolas es através de una implantación gradual (cuadro 2). Tres cuartas partes de las com-pañías han comenzado con una relación comercial con el país en el quefinalmente han invertido, seguida por la fijación de alguna oficina comercial ymás tarde la implantación de alguna unidad productiva. Solamente en el sec-

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Cuadro 1. IED y Ayuda Oficial al Desarrollo española en 2007 (mill. €)

IED AOD

TOTAL 94.946 3.737

ÁFRICA 386 1.499

AMÉRICA 7.007 1.311

ASIA Y OCEANÍA 1.709 487

Elaboración propia a partir de Datainvex 2009 e Intermón Oxfam 2008.

(1) Los datos esenciales de la IED española se extraen del Informe del «Perfil de la Empresa Española en Etapas Avanzadas del Pro-ceso de Internacionalización», estudio realizado por el ICEX y resumido en Buisán, Espinosa, 2007.

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tor servicios (que no tiene la capacidad exportadora del industrial) podemosencontrar un porcentaje mayor de casos en los que las decisiones de inversiónen el exterior no han seguido este proceso, sino que han sido fruto de decisio-nes que han roto la línea de actuación anterior (una compra de una empresa,la consecución de una concesión administrativa, la presentación a un concursopúblico…).

Dentro de estas pautas generales podemos encontrar diferencias segúnsea la clase de empresas que emprende la aventura de su internacionaliza-ción (cuadro 3). En el primer lugar se encuentran las empresas con mayornúmero de trabajadores (en especial las grandes compañías de servicios)que buscan la creación y consolidación de grandes empresas globales. Porello, su estrategia de internacionalización suele pasar por la adquisición deempresas que ya funcionan en el extranjero y su distribución geográfica sue-le estar bastante diversificada, ya que intentan situarse en varios mercadosal mismo tiempo. El hecho de que su actividad se enclave en el sector servi-cios y estos sean los más difíciles de exportar, nos hace ver que estaexpansión suele corresponderse con una búsqueda de nuevos mercados enlos que situarse, para lograr una mejora de resultados y seguir una opciónestratégica que permita una ampliación del tamaño de la compañía. En se-gundo lugar, las medianas empresas (que provienen principalmente de otrossectores económicos: textil, hostelería, alimentación y bebidas, comercio ma-yorista) suelen establecerse en un número más reducido de países (menosde media docena) y su proceso de internacionalización ha sido gradual y ba-sado, sobre todo, en la creación de filiales o sucursales que suelen tener unaestrategia prioritaria de comercialización. Por último, las pequeñas empre-sas suelen situarse únicamente en uno o dos mercados que suelen estarcerca ya sea geográficamente o culturalmente a los que acceden normal-mente y suelen internacionalizarse a través oficinas de representación oestrategias similares.

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Cuadro 2. Porcentaje de IED española por tipo de implantación en el país

Porcentaje

Filial comercial, oficina de representación y otras fórmulas comerciales 47,00%

Implantación exclusivamente productiva 10,40%

Combinación comercial y productiva 24,80%

Otras fórmulas como cooperación o franquicia 17,80%

Fuente: Buisán y Espinosa (2007).

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En cuanto a la clase de operaciones que permite a las empresas españolasasentarse en el exterior ha habido una cambio que se ha dado a medida que lainternacionalización iba siendo mayor entre nuestras empresas (cuadro 4).Mientras que durante finales de los años ochenta y principios de los noventadel siglo XX la creación de empresas conjuntas (joint ventures) fue una de lasopciones preferidas, este sistema ha ido decayendo de modo que en el primerlustro de este siglo su peso sobre el total es muy reducido. En el extremoopuesto se encuentra la opción de adquirir la totalidad de una empresa ex-tranjera que ha ido incrementando su peso a medida que ha pasado el tiempo.Otras posibilidades utilizadas por los empresarios españoles han sido las de lacompra parcial, la alianza (aunque esta también ha ido perdiendo importan-cia) y la concesión administrativa. Todo esto denota que la empresa españolaque se internacionaliza, cada vez lo hace más en solitario, mientras que cuan-do comenzó este proceso utilizaba más las alianzas con compañías del país enel que invertía. Por último, en la mayoría de los casos estas operaciones inter-nacionales han tenido objetivos de distribución o de producción. Los casos enlos que se han realizado en busca de suministros, o con el objetivo de transfe-rir tecnología, son claramente minoritarios.

En cuanto a los destinos de nuestra inversión, la IED española está muyconcentrada geográficamente (cuadro 5). Durante el periodo comprendido en-tre 1993 y 2006, más de la mitad de nuestra IED se dirigió a la ComunidadEuropea, casi una cuarta parte a Latinoamérica y aproximadamente un 12% aEstados Unidos. Los destinos que se encuentran fuera de este abanico, fueronresiduales a pesar de que regiones como la asiática reciben año tras año unacuarta parte de la IED mundial. Tres cuartas partes de la IED, por tanto, se di-rigen a países de la OCDE, mientras que el porcentaje que se invierte en paísesmás pobres, es pequeño.

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Cuadro 3. Método de inversión según la clase de empresa

Clase de empresa

Grandes multinacionales deconstrucción, finanzas, energía...

Gran y mediana empresa familiaren alimentación, bebidas, textil...

Pequeñas empresas

Países en los que invierte

12 países de media

3 o 4 países en Europa o Latinoa-mérica

1 o 2 países en Europa o Latinoa-mérica

Método de inversión

Adquisiciones en los mercadosobjetivos

Implantación gradual a través defiliales o sucursales

Implantación gradual por oficinade representación o comercial

Fuente: Buisán y Espinosa (2007).

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Cuadro 4. Distribución de las operaciones internacionales por añoy tipo de operación, 1986-2006 (en %)

AñoAdquisición Adquisición Adquisición Creación Joint Concurso Concesión

Alianzatotal parcial compartida de filial venture licitación administrativa

1986 …… 0,0 3,4 0,0 0,0 55,2 0,0 20,7 20,7

1987 …… 0,0 21,1 0,0 15,8 18,4 2,6 15,8 26,3

1988 …… 5,1 11,1 1,0 5,1 22,2 0,0 11,1 44,4

1989 …… 7,5 21,6 3,5 4,5 20,6 1,5 4,5 36,2

1990 …… 8,3 12,8 6,7 5,6 24,4 5,6 11,1 25,6

1991 …… 6,5 11,6 2,5 9,5 20,6 4,0 19,1 26,1

1992 …… 3,4 16,6 4,2 10,6 17,7 8,7 9,4 29,4

1993 …… 8,9 17,8 3,9 8,3 19,4 2,2 14,4 25,0

1994 …… 4,0 9,5 2,5 18,0 22,5 9,5 11,0 23,0

1995 …… 4,9 14,4 3,9 14,2 20,8 2,0 21,5 18,3

1996 …… 6,3 11,8 5,6 12,5 21,3 3,8 17,1 21,6

1997 …… 8,1 11,7 5,0 10,7 17,0 1,8 21,9 23,8

1998 …… 9,4 20,7 3,9 8,3 13,5 2,8 21,8 19,3

1999 …… 15,9 27,8 2,5 12,2 11,3 1,7 16,1 12,5

2000 …… 11,7 17,4 1,4 11,2 12,9 1,7 24,8 18,8

2001 …… 14,1 12,6 2,7 21,4 16,0 0,8 11,8 20,6

2002 …… 8,4 14,7 1,3 19,2 16,8 1,5 14,3 23,8

2003 …… 13,6 18,5 2,3 13,2 9,9 0,7 22,8 18,9

2004 …… 16,6 14,7 2,2 18,5 11,8 1,4 19,2 15,6

2005 …… 17,1 18,8 2,6 13,6 8,3 1,3 20,8 17,5

2006 …… 23,6 21,5 2,9 10,1 7,2 1,3 16,4 17,0

Fuente: Guillén y García (2007).

Cuadro 5. Zonas geográficas a las que se destina la IED española (1993-2006)

%

África 0,98

Latinoamérica 27,90

OCDE 73,53

Europa 62,20

América del Norte 5,99

Asia y Oceanía 1,72

Fuente: Datainvex (2007).

Tomando la Base Sistemática de Datos sobre las Operaciones Internaciona-les de las Empresas Españolas entre 1986 y 2006 que se ha creado bajo los

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auspicios del ICEX(2),, podemos observar que las principales empresas españo-las por número de operaciones en el exterior son: Telefónica, Santander,Iberdrola, Repsol, BBVA, Dragados, Unión Fenosa y Endesa; que la mayoríade las operaciones se sitúan en el sector servicios (un 60%) mientras que el in-dustrial solamente concentra una cuarta parte, la construcción un 10% y lasactividades en sectores primarios entre el 3 y el 4% (cuadro 6). En este sentido,los sectores que tienen un mayor número de operaciones son (de mayor a me-nor) los servicios financieros, la construcción, el agua, la electricidad y el gas,el comercio, los servicios a las empresas, la alimentación y las telecomunica-ciones. Si atendemos a los sectores industriales, las actividades mástradicionales (textil, cuero, madera y mueble, etc.) no tienen un gran pesocuantitativo, mientras que la actividad inversora es más dinámica en sectoresmás intensivos en capital y en componentes tecnológicos, como pueden ser elquímico, el metálico, el de maquinaria y la maquinaria eléctrica.

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Cuadro 6. Principales sectores de la IED española

Sector Porcentaje de operaciones

Servicios financieros 12Construcción 11,7Agua, electricidad y gas 9,7Comercio 9,4Servicios a las empresas 9,3Alimentación y tabaco 5,3Telecomunicaciones 5,1Transporte 4,9Otros servicios 4,7Hostelería 3,4Material de transporte 3,1Metales 2,7Electrónica 2,7Químico 2,4Extractivo 2Maquinaria 2Papel y artes gráficas 1,9Arcilla, piedra, vidrio 1,9Madera y mueble 1,3Textil y confección 1,1Instrumentos 1Otras manufacturas 0,8Agricultura 0,6Petróleo 0,5Plásticos 0,4Cuero 0,2

(2) El resumen de estos datos se encuentra en Guillén y García (2007).

Fuente: Guillén y García (2007).

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Según afirma Pastors Pérez, 2007, nuestras empresas han buscado en sumayoría el crecimiento y su diversificación por mercados, aprovechando lasventajas comparativas que ya tienen en su mercado interno. Para hacerlo, unagran parte de ellas ha optado por una implantación progresiva que parte dela comercialización de los productos, para seguir luego con la implantaciónde la empresa en el mercado. Este objetivo de internacionalización ha tenidocomo consecuencia que se hayan buscado, sobre todo, lugares en los que selograsen mayores retornos de su inversión y mercados en los que se aprove-chasen mejor estos conocimientos y destrezas ya acumulados. Esto es másfácil de lograr cuando se invierte en los países ricos y explica el alto porcen-taje que tiene la IED en países de la OCDE. Las empresas españolas noparecen, en general, estar interesadas en encontrar nuevos activos estratégi-cos en otros países y asentarse en ellos con el objeto de reforzar así los que yatienen en España, sino más bien al contrario. Ya hemos descrito cómo esta op-ción es una de las menos beneficiosas para el país receptor (Lall and Narula,2004).

3.b. La IED española en los países menos desarrollados(3)

A la hora de estudiar cómo son las características de la inversión españolaen los países en vías de desarrollo, lo primero que tenemos que hacer es anali-zar las principales cifras que la describen. Para comenzar habría que decir quela IED española agregada en esta clase de países supuso entre los años 1992 y2003 un 36% del total (UNCTAD, 2005). Aunque aparentemente este porcenta-je es significativo (durante estos años la IED mundial en estos mismos paísesfue de tan solo un 27%) cuando profundizamos un poco más en estos datospodemos observar que la realidad que reflejan es distinta. Si dejamos a unlado la inversión española en países del Este de Europa (que supone un pocomás del 20% de esta inversión en países en vías de desarrollo) y nos centramosen África, Asia, Oceanía y Latinoamérica, se puede apreciar que la distribuciónfue muy desigual ya que más del 90% de esta inversión fue a parar a los paí-ses latinoamericanos.

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(3) Salvo que se indique lo contrario, los datos que se han utilizado para realizar este capítulo provienen de DataInvex, las estadísti-cas de inversión española en el exterior de la Secretaría de Estado de Turismo y Comercio, del Ministerio de Industria, Turismo yComercio.

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África

La inversión en el continente africano supone tan solo un 4% del total de laIED española. De este porcentaje tan reducido, Marruecos abarcó más de la mi-tad y Egipto y Sudáfrica un poco más de un 13% cada una. Esto supone quemás de tres cuartas partes de la IED española en África se situó en estos tres pa-íses que están clasificados como de renta media (World Bank, 2007). Los paísesmás pobres quedan, pues, relegados a posiciones muy residuales.

Si analizamos los destinos de esta IED podemos observar que esta tienealgunas diferencias con respecto a los de la inversión extranjera general. Porun lado se observa cómo en el periodo estudiado (desde 1993 a 2006) más deuna tercera parte de la IED española en África (un 36% en concreto) se llevóa cabo en la industria del tabaco (cuadro 7). Sin embargo, esta inversión secentró en un único país, Marruecos y en dos años concretos, 2003 y 2006 y esdebida a la compra de Régie des Tabacs du Maroc por parte de Altadis (un80% en 2003 y el restante 20% en 2006)(4). La fabricación de bienes con pro-ductos minerales no metalúrgicos supuso un 20% de la inversión en estazona, mientras que el sector de la distribución eléctrica no tuvo ninguna im-

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(4) Esta empresa tiene concedido el monopolio del Estado marroquí para la importación y distribución mayorista de tabaco manufac-turado hasta 2010. (www.elEconomista.es 1/08/2006).

Cuadro 7. IED española total en el periodo comprendido entre 1993-2006en distintas zonas (medido en %) (las cifras entre paréntesis son porcentajescon respecto al total de la IED española)

TOTAL Latinoamérica África Asia/Oceanía

PESCA Y ACUICULTURA 0,13 0,16 4,36 (32,36) 0

EXTRACCIÓN CRUDOS PETRÓLEO 3,93 13 (92,25) 4,70 0,20Y GAS NATURAL

INDUSTRIA DEL TABACO 1,10 0,60 35,60 (31,91) 0,01

INDUSTRIA QUÍMICA 5,4 3,48 2,02 1,83

FABRICACIÓN OTROS PRODUCTOS 4,64 2,01 20,03 13,48MINERALES NO METÁLICOS

PRODUCCIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE 8,25 10,42 1,09 4,99ENERGÍA ELÉCTRICA, GAS

COMERCIO MAYOR E INTERMEDIO 6,06 1,93 1,05 3,33COMERCIO

TELECOMUNICACIONES 17,6 22,69 6,09 1,26

BANCA Y OTROS INTERMEDIARIOSFINANCIEROS 20,59 19,97 0,48 17,25

Fuente: Datainvex (2007).

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portancia y superó escasamente el 1% de las inversiones. El sector de las tele-comunicaciones también tuvo una importancia reducida (al menos si locomparamos con la quinta parte que supone de la IED española global) queademás se centra en su totalidad en un único país (Marruecos) y la banca es-pañola prácticamente no ha invertido en este continente y más de las cuatroquintas partes de sus inversiones han sido realizadas en Marruecos. Este paístiene, además, la práctica totalidad de las inversiones realizadas en otros sec-tores, como la de extracción de minerales no metalúrgicos, la industria depapel o el transporte terrestre.

Por último, es importante reseñar cómo a pesar de que África solamente re-cibe un 2% de la IED española, en la pesca y la acuicultura las inversiones eneste continente suponen una tercera parte del total, lo que supone un porcen-taje muy elevado con respecto a la media de las inversiones en otros lugares.Más de un 80% de esta clase de inversión se realiza en un solo país, Namibiay otro diez por cien se reparte entre Angola y Mozambique. Otras actividadesextractivas también tienen una importancia relativa en los países más pobresdel continente a los que llega la IED española. Esto supone que estas nacionesreciben, sobre todo, inversión que pretende explotar sus recursos mineros, sil-vícolas o pesqueros.

Latinoamérica

Latinoamérica recibe (como ya hemos dicho) más del 90% de la IED en pa-íses en vías de desarrollo y esta se concentra en cuatro naciones: Brasil (32%),Argentina (28%), México (16%) y Chile (10%), de modo que ellas acapararon el86% de la IED directa de España en esta zona del mundo durante el periodocomprendido entre 1993 y 2007. Estas cuatro naciones son consideradas comopaíses de renta media alta (World Bank 2007) por lo que sucede aquí como enÁfrica, las inversiones se dirigen sobre todo a países que tienen una renta percápita superior.

En este área la estructura de la IED se corresponde casi paralelamente a laque podemos observar en términos generales ya que viene marcada, sobretodo, por las grandes empresas transnacionales españolas. De hecho, de lasnueve principales filiales de empresas nacionales en los sectores de la indus-tria, los servicios y las finanzas, siete están en Latinoamérica: Repsol YPF enArgentina, Telefónica de España y Santander Central Hispano en Brasil, Ener-sis y Endesa en Chile y Santander Central Hispano y BBV-Provursa en México.

Si analizamos por sectores económicos (cuadro 7), la extracción de petróleosupone un 13% de la inversión total en la región y concentra en este subconti-

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nente más del 90% de la IED española en este sector. Además, el 87% de estainversión en extracción de crudos se ha realizado en un solo país, Argentina.En cuanto a la producción y distribución eléctrica, esta supone un 10% del to-tal. Brasil, México y Chile concentran las tres cuartas partes de esta inversión,destacando Chile que, a pesar de recibir tan solo una décima parte de la IEDespañola en la zona, concentra más de una tercera parte de esta clase de in-versión. Las telecomunicaciones y la banca tienen unos porcentajes querondan el 20 y el 25% del total, muy cercano al que se da en las cifras totalesde la inversión extranjera española. Ahora bien, esta inversión también se con-centra en algunos de los países ya reseñados. Brasil tiene más de la mitad dela inversión en telecomunicaciones y casi dos quintas partes de la realizada enbanca. México tiene una tercera parte de la inversión bancaria, lo que sumadoal porcentaje brasileño alcanza entre los dos países más de las dos terceras par-tes del total. Como se puede observar de lo indicado, las grandes cifras de laIED española en estas áreas vienen determinadas por la presencia de las filia-les de las grandes empresas transnacionales españolas.

Cabe añadir a estas cifras cómo este área geográfica concentra la prácticatotalidad de la IED española en las ramas de selvicultura y explotación fores-tal, en la extracción de minerales metálicos y en la extracción de crudos ypetróleos. En los dos primeros, Argentina recibe alrededor de las dos terceraspartes de esta inversión total y en el último, ya hemos indicado como casi al-canza el 90%. También absorbe este área unas tres cuartas partes de la IEDespañola en las industrias textiles, de cuero, calzado, marroquinería y detransporte aéreo (la totalidad del cual se encuentra en Argentina). Por último,concentra más de la mitad de la inversión española en sectores como capta-ción, depuración y distribución de agua (sector que invierte dos terceras partesdel total latinoamericano en Chile), agricultura, ganadería y caza, madera, cor-cho y cestería, refino de petróleo y transporte marítimo.

Asia y Oceanía

Asia y Oceanía reciben un 4% de la inversión extranjera española. De esteporcentaje, menos de la mitad va dirigido a las naciones más pobres de estosdos continentes (lo que supone entre un 1 y un 2%), mientras que la inversióndurante el mismo periodo (1996-2003) en estas naciones supuso un 16% del to-tal mundial. Esto presenta una anomalía con respecto a lo que está sucediendocon el resto de los principales inversores mundiales, que tienen especial aten-ción en estos países y que aprovechan las posibilidades productivas que allíencuentran. Con respecto al total de la IED española en la zona, un solo país,China obtuvo casi la cuarta parte de la inversión en el área.

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En cuanto a la distribución por sectores difiere de la media española (cua-dro 7). Mientras que la banca mantiene un porcentaje de IED cercano al 20%,el sector de las telecomunicaciones prácticamente no ha invertido en esta zonadel mundo. La fabricación de vehículos de motor supone una quinta parte dela inversión en este área y tal como pasaba en África, la fabricación de pro-ductos minerales no metálicos también supone un porcentaje por encima deldiez por cien. Por último, casi la mitad de la IED española en extracción decarbón se concentra en esta región y supone más de un 10% de la inversión to-tal que recibe.

Ideas clave

Estas cifras nos permiten alcanzar una segunda conclusión: aunque el por-centaje de inversiones en países menos desarrollados parece alto, cuando lascifras se estudian con mayor detenimiento se puede observar cómo realmentela IED española se centra en unos pocos países y cómo a pesar de que el nú-mero de empresas que han emprendido la internacionalización no ha dejadode crecer, son unas pocas las que acaparan las grandes cifras de esta inversión(algunas de ellas han logrado obtener la mitad de sus beneficios en esta región(Santiso Guimaras, 2007). Los principales receptores son o bien los países másgrandes, o bien los que mayores niveles de desarrollo tienen, por lo que elmercado es más parecido al español y se pueden aprovechar mejor las venta-jas competitivas que se tienen en nuestro país para ampliar mercados eincrementar los ingresos.

Los países más necesitados de inversiones para su desarrollo son precisa-mente aquellos en los que las empresas españolas menos han invertido. En loscasos en los que se ha hecho esto (como en algunas zonas de África o en algu-nos países pobres de Asia) tienen importancia sectores cuyo peso relativo en laIED española es reducido (como la pesca o la explotación minera). No sóloeso, sino que otras actividades extractivas (como la silvicultura o el petróleo)realizan la práctica totalidad de su IED en países de estas características.

Las dos modalidades de inversión que se dan en esta clase de países (lasbúsqueda de nuevos mercados y de la ampliación del negocio y las extractivas)son las que los teóricos clasifican como que menos consecuencias positivas vana tener sobre el desarrollo de los mismos. Sin embargo, podemos profundizar unpoco más en el primer caso. La mayoría de estas inversiones (como se ha nom-brado en algún caso) fueron realizadas por grandes empresas nacionales que obien compraron compañías ya existentes o bien lograron concesiones adminis-trativas. Tanto un camino como el otro son, a priori, los que menos beneficiosreportan al país receptor según los estudios empíricos realizados.

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4 POLÍTICAS DE AYUDA A LA IED

Las grandes cifras de la IED española en el exterior, y en especial en los pa-íses más pobres, vienen marcadas sobre todo por la inversión que realizan lasempresas transnacionales españolas. Sin embargo existen multitud de peque-ñas y medianas empresas que están internacionalizándose, no sólo a través delincremento de sus exportaciones, sino también realizando inversiones en el ex-terior con unos objetivos similares a los de las grandes empresas. Estastambién están colaborando en que el fenómeno de la internacionalización dela actividad sea cada día más habitual en la empresa española. De hecho, secalcula que el número de empresas españolas con inversiones en el exteriorse acerca a las 2.000, y la mayoría de ellas son PYMEs. Para ellas existen unaserie de instrumentos que, ofrecidos por diversas entidades públicas, intentanfacilitar y promocionar esta clase de inversiones. La tipología de este tipo deayudas es variada y mostramos aquí una muestra representativa (aunque noexhaustiva) de las posibilidades más importantes y utilizadas para ayudar alas PYMEs que quieran expandirse en el exterior.

1. Ayudas que pretenden únicamente promocionar la exportación (en es-pecial el Fondo de Ayuda al Desarrollo, FAD).

2. Programas que intentan promocionar la inversión en otros países.Suelen colaborar en las fases preliminares o de desarrollo de los pro-yectos. La mayoría no realizan ninguna distinción según el país en elque se va a realizar la inversión aunque en algún caso existen paísespreferentes (los contenidos en el Plan Integral de Desarrollo de Merca-dos (PIDM): Argelia, Brasil, China, Corea, EEUU, India, Japón,Marruecos, México, Rusia y Turquía, en un caso y los países ACP enotro). Los programas de esta índole que tiene el ICEX son: el Programade Apoyo a Proyectos de Inversión (PAPI), el de Prospección de Inver-siones en el Exterior (PROSPINVER) del ICEX y las actividades en elmarco del acuerdo ICEX-CDE. COFIDES tiene unos Fondos para el Fo-mento de la Inversión en España que colaboran en la inversión de lasempresas españolas a través de participaciones en capital o de présta-mos a medio o a largo plazo. La mayoría de ellos van destinados apaíses en vías de desarrollo centrándose algunos en zonas geográficascomo los países ALA (Asia y Latinoamérica) o los ACP (África, Caribe,Pacífico) (estos programas de financiación se llevan a cabo en colabo-ración con instituciones comunitarias), mientras que otros seespecializan en sectores determinados como el turismo o el medioam-biental.

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3. Ayudas para favorecer la consecución de contratos en concursos ylicitaciones internacionales. (Fondo de Ayuda Integral a Proyectos—FAIP— Programa de Acceso a Mercados Multilaterales —PAMU—).

4. Programas que potencian la implantación comercial de empresas espa-ñolas en el exterior a través de la creación de filiales o sucursales. ElPlan de Implantación en el Exterior (PIE) financia mayores porcentajesde la acción cuando se realiza esta en países del PIDM, y un porcentajesuperior cuando son países del África Occidental (Benin, Burkina Faso,Cabo Verde, Camerún, Costa de Marfil, Chad, Gabón, Gambia, Ghana,Guinea, Guinea Ecuatorial, Guinea Bisau, Liberia, Malí, Mauritania, Ní-ger, Nigeria, República del Congo, Senegal, Sierra Leona, Togo).

5. Financiación para la promoción tecnológica internacional concedidaspor el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial. Dentro de estafinanciación existe una línea específica para América Latina que se de-nomina Iberoeka en la que participan diecinueve países de AméricaLatina, junto con España y Portugal. La Unión Europea también tiene elprograma PRO-INVEST que tiene la misma finalidad.

6. Por último, la Compañía Española de Seguros de Créditos a la Exporta-ción (CESCE) asegura los impagos que se puedan producir porexportaciones y el riesgo de perder lo invertido en el exterior por pro-blemas de inseguridad política en los países de destino.

Si hubiese que resumir las características generales que tienen estas ayudaspodríamos afirmar que, salvo excepciones arriba señaladas, la no distinciónsobre los países destinatarios en cuanto a renta per cápita de los mismos, pue-de llevar a que estas ayudas tiendan a favorecer las inversiones en los paísesde renta media alta, en los que ya se invierte mucho en la actualidad (de he-cho algunos favorecen la inversión en los denominados países PIDM en losque están incluidos los principales receptores de la IED española dentro delgrupo de naciones menos desarrolladas).

Otra de las características es que estas ayudas no aparecen ligadas en nin-gún caso a las consecuencias que pueda tener la inversión sobre el país que larecibe. Al ser su objetivo general el apoyo a la internacionalización de la em-presa española (o europea si se trata de ayudas de la Unión Europea) esteaspecto no se tiene en cuenta. De hecho, muchas de ellas están destinadas aetapas de la internacionalización que se encuentran (como vimos en el segun-do apartado del artículo) entre las que no tienen porqué beneficiar aldesarrollo del país receptor (comercialización o consecución de concursos,concesiones administrativas, contratas o licitaciones).

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Si queremos seguir una línea que marque una coherencia de las políticaseconómica para el desarrollo (Olivié; Sarraza: 2006), la promoción de la IEDespañola en los países más pobres debería servir, no sólo para la mejora denuestras empresas, sino también para apoyar al desarrollo de estas naciones.Para ello habría que revisar las líneas ofrecidas de modo que estas apoyasenotra clase de inversiones en el exterior en las que nuestras empresas aprove-chasen y potenciasen las ventajas que les ofrecen otras naciones y, al mismotiempo, habría que potenciar la IED en los países que menos dinero recibendejando a un lado aquellos que ya atraen esta inversión.

5 A MODO DE CONCLUSIÓN

En resumen, la IED española en los países en desarrollo se hace a través delas modalidades que la teoría muestra como menos beneficiosas para las na-ciones receptoras. El objetivo de las mismas se centra sobre todo en laextensión de mercados y en la explotación de recursos, realizándose poca in-versión que aproveche o potencie los activos estratégicos de las nacionesreceptoras. Gran parte de ella se ha hecho a través de la compra de empresasya existentes, la creación de oficinas comerciales o filiales para la comerciali-zación o la consecución de concesiones administrativas. Los destinosprincipales son los países más ricos de entre los pobres y cuando se dirige ha-cia las naciones más desfavorecidas, suele ser sobre todo extractiva. Siqueremos que nuestra IED sea también un factor de desarrollo para aquellosque la reciben, deberíamos modificar algunas de nuestras ayudas públicas in-clinando estas hacia el apoyo de inversiones que apoyen los factoresestratégicos de los países receptores y que vayan destinadas preferentemente alas naciones más pobres y desfavorecidas.

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Documentación

Cinco documentos sobre el consumo responsableInmaculada Cubillo y Mª Jesús Pérez de la Romana ............................... 235

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El consumo responsable o informado propone dar al consumidor toda lainformación necesaria para que se enfrente al mercado con mejores criterios,de modo que pueda ejercer su voluntad más que dejarse llevar por el impul-so consumista y el reclamo de la publicidad —engañosa o no—. Con unaaproximación adecuada, el consumidor puede situarse con ética ante la eco-nomía, también ante la propia. Es una ética que solemos aplicar a la mayoríade decisiones que tomamos, pero que parece no tener cabida cuando se tratade comprar.

En este número de Documentación Social proponemos cinco referencias dediferente naturaleza (referencias bibliográficas, informes, materiales didácti-cos…) que hemos considerado que pueden proporcionar una serie deinstrumentos que concilien este divorcio. Son materiales que —entre otros mu-chos existentes— explican el consumo responsable desde cinco perspectivas:la primera, desde la nueva Teoría del Decrecimiento La apuesta por el decre-cimiento, ¿cómo salir del imaginario dominante? donde básicamente seapuesta por la austeridad material y el desarrollo de la persona en todos sus

Inmaculada CubilloMª Jesús Pérez de la Romana

Cáritas Española

Sumario1. La apuesta por el decrecimiento. ¿Cómo salir del imaginario dominante?.

2. Cómo vivir sin acabar con el planeta: manual para jóvenes inquietos y adultos preocupados. 3. Guía para un consumo responsable: el papel de los y las consumidoras responsables.

4. Reflexiones para educarnos mejor desde el consumo. 5. Consumo, luego existo: poder, mercado y publicidad.

Cinco documentos sobre el consumo responsable

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ámbitos internos. En el decrecimiento priman las relaciones humanas sobre laseconómicas. La segunda, Cómo vivir sin acabar con el planeta, manual parajóvenes inquietos y adultos preocupados, es un material pedagógico para ex-plicar a los jóvenes, invitarles a la acción y responder a las dudas de losadultos, seguramente más acostumbrados al sistema de consumo y por tanto,cuestionando menos la posibilidad de modelos de consumo alternativos. Latercera, un informe de la Confederación Española de Cooperativas de Consu-midores y Usuarios e HISCOOP, Guía para el consumo responsable: el papelde los y las consumidoras en la responsabilidad social de la empresa, queofrece propuestas concretas para crear —o trasformar— las empresas social ymedioambientalmente responsables. La cuarta, una propuesta de Reflexiónpara educar mejor desde el consumo responsable, acercándola al entorno fa-miliar, desde donde se conciben, seguramente, los modos de organizar elconsumo, y por tanto, el hábito de ser consumidores mas responsables.

La quinta, entre los materiales de la campaña «Consume hasta morir», sepropone la lectura de Consumo, luego existo: poder, consumo y publicidad,que analiza con una dialéctica crítica y entretenida, el papel —y el coste paracada ciudadano— de la publicidad en las decisiones personales y colectivassobre el consumo.

El valor añadido de todas las referencias indicadas es que incorporan losenlaces a otros documentos y fuentes de información que amplían estas apa-sionantes propuestas.

1 «LA APUESTA POR EL DECRECIMIENTO. ¿CÓMO SALIR DELIMAGINARIO DOMINANTE?» LATOUCHE, SERGE. ICARIA,COLECCIÓN ANTRAZYT, 2008.

La Teoría del Decrecimiento no es nueva. El economista rumano NicholasGeorgescu-Roegen ya habló de la necesidad de decrecer en la década de 1970.Serge Latouche retoma dicha teoría y la hace actual, ofertándola como solu-ción posible a los problemas globales que el crecimiento económico, tal comolo vivimos ahora, está produciendo.

El decrecimiento tiene como meta, sobre todo, insistir fuertemente en abandonarel objetivo del crecimiento por el crecimiento, objetivo cuyo motor no es otro que labúsqueda de beneficio por los poseedores del capital y cuyas consecuencias son de-sastrosas para el medio ambiente (p.16).

El punto de partida es mostrar el absurdo que supone pretender un creci-miento ilimitado en un planeta que es finito. El crecimiento se ha convertido

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en una finalidad en sí misma. Y esto no es sostenible. Por tanto, la sociedad decrecimiento no es deseable.

En la página 49, Ivan Illich dice: «la buena noticia es que no hace falta, enprimer lugar, renunciar a nuestro modo de vida para poder evitar los efectossecundarios negativos de algo que podría ser bueno en sí mismo —como si tu-viéramos que arbitrar entre el placer de un manjar exquisito y los riesgos quecomporta—, al contrario; lo que pasa es que el manjar es intrínsecamentemalo, y que seríamos mucho más felices evitándolo. Vivir de otra manera,para vivir mejor».

Latouche entiende que la sociedad de crecimiento no es deseable, al me-nos, por tres razones:

1. Engendra una buena cantidad de desigualdades e injusticias.

2. Crea un bienestar considerablemente ilusorio.

3. El crecimiento no suscita ni para los propios «pudientes» una sociedadconvivencial, sino una «antisociedad» enferma de su riqueza.

«El decrecimiento no es recesión» (p. 88). Implica la apuesta, no ya por unmodelo económico, sino por un modelo de vida, que supone caer en la cuentade lo innecesarias que son tantas cosas para que las personas seamos felices. Eldecrecimiento es una apuesta por la austeridad material y el desarrollo de lapersona en todos sus ámbitos internos. Implica cuidar el planeta porque es lacasa común y no hay otro lugar al que ir si lo destruimos. En el decrecimientopriman las relaciones humanas sobre las económicas.

Si la primera parte del libro se ha planteado ¿Por qué el decrecimiento?; lasegunda presenta su aplicación práctica ¿Cómo llevar a cabo el decrecimiento?Así, lo primero que se debe tener en cuenta son los ocho principios (las 8 R)que enmarcan su acción y que son los siguientes: Reevaluar, Reconceptualizar,Reestructurar, Redistribuir, Relocalizar, Reducir, Reutilizar y Reciclar.

Por último, Latouche se plantea si tendrá el Sur derecho al decrecimiento.La respuesta es afirmativa desde ese concepto positivo de la teoría. «La ruptu-ra de la dependencia (del Sur respecto del Norte) es, fundamentalmente máscultural que económica» (p. 228). «Es esencial denunciar la impostura del cre-cimiento para el Sur, porque ésta es sinónimo, tal como lo es para el Norte, deuna guerra económica (con sus vencedores, y peor aún, sus vencidos), asícomo de un pillaje sin límites de la naturaleza, de la occidentalización delmundo y de la uniformización mundial, y por último, del genocidio, o por lomenos del etnocidio de todas las minorías indígenas». (p. 229).

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En esa relación Norte - Sur, los principios son:

– Para el Norte (respecto del Sur): Reducir, Redistribuir y Restituir.

– Para el Sur (respecto de del Norte y para sí mismo): Ruptura (con el Norteen cuanto al sistema económico dominante), Renovar, Reencontrar, Reintro-ducir, Recuperar, Reevaluar, Reconceptualizar, Reestructurar y Relocalizar.

El decrecimiento invita a un replanteamiento de la vida tal y como la en-tendemos para buscar caminos nuevos en todos los ámbitos (relacionescomerciales, recursos energéticos, consumo, relaciones laborales, ejercicio de lademocracia, participación popular, relaciones personales, educación, etc.) demanera que vivir sea un regalo para todos, no sólo para unos pocos.

2 CÓMO VIVR SIN ACABAR CON EL PLANETA: MANUALPARA JÓVENES INQUIETOS Y ADULTOS PREOCUPADOS. SETEM(1)

• Déjate sorprender por el poder que tienes en tu vida diaria. Esta Guía pretendeayudarte a descubrirlo.

• ¿Te gusta navegar? Te sugerimos webs donde podrás buscar más información einiciativas para pasar a la acción.

• ¿Qué tal si propones actividades en tu centro educativo? Te damos algunaspistas.

• Y puedes compartir tus descubrimientos con tu familia, con tu grupo… ¡aní-males a ser parte de la solución!

Con esta introducción, el manual de SETEM «Servicio al tercer mundo»ofrece de modo muy pedagógico explicaciones y consejos cotidianos para unconsumo responsable en todas las facetas cotidianas. Advierte de los cambiosque se están dando en el planeta, tales como tomar el sol, por el adelgaza-miento de la capa de ozono y la subida de las temperaturas, los incendios y ladeforestación de la Amazonia, la proliferación de enfermedades respirato-rias… Todo ello muestra cómo se maltratan los recursos naturales: la basura –se generan 500 kilos por persona cada año y va en aumento; la energía —nospregunta— ¿Serías capaz de decir cuántas veces al día consigues, con un sólodedo, encender la luz, poner en marcha el ordenador, la tele, el vídeo, el DVD,el equipo de música, la videoconsola…?; el agua— con el agua que se utilizaen un campo de golf, se podría abastecer una ciudad de 12.000 habitantes, el

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(1) http://madrid.setem.org/descargasweb/ComoVivirsinAcabarconelPlaneta-SETEMMadrid.pdf

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comercio justo— con la información de la procedencia de los productos queconsumimos y las consecuencias para el mercado mundial y los derechos la-borales—, el uso del papel — una tonelada de papel reciclado ahorra unos quinceárboles. Y además, ahorra agua y energía, contamina menos y genera menos residuos.-la compra de ropa —presentando especialmente la Campaña «Ropa Lim-pia»— y el transporte, apostando por el transporte colectivo y por los paseosurbanos.

Cómo vivir sin acabar con el planeta forma parte del programa «Norte-Sur:un viaje de ida y vuelta», organizado por tres ONG: FERE-CECAMadrid, Inte-Red y SETEM Madrid, con el apoyo de la Comunidad de Madrid. El programagira en torno al comercio justo y el consumo responsable, la interculturalidad yla equidad de género. Se dirige prioritariamente al alumnado, al profesoradoy a los padres y madres de los centros escolares de la Comunidad de Madrid,pero se extiende a la sociedad madrileña en su conjunto y ofrece materiales di-dácticos, formación del profesorado y actividades de sensibilización.

El manual advierte de la facilidad de ser un consumidor «irresponsable»porque la publicidad nos vende que se llega «¡A la felicidad por el consumo!Se cuela en tu vida desde la pantalla del televisor, del cine o del ordenador, tepersigue en cuanto sales de casa, desde cada rincón de la ciudad, está al bor-de de la carretera, en la parada del autobús y en el metro, llena el buzón de tucasa y hasta te llama por teléfono… Te ofrece un cuerpo perfecto, lo último enmoda, un coche con el que ligarás, llegarás a los confines de la tierra y serás fe-liz… Es la publicidad, ¡imposible evadirse de ella!».

A través de claras explicaciones y prácticos ejemplos, intenta dar una vuel-ta a los argumentos de consumo tradicional, cuestionando el uso y la compraconvencional de los bienes de consumo e invita al cambio de actitudes para no«terminar con el planeta».

3 GUÍA PARA UN CONSUMO RESPONSABLE:EL PAPEL DE LOS Y LAS CONSUMIDORAS RESPONSABLES(2)

Está editada por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa eHispacoop. El observatorio está promovido por varias organizaciones no gu-bernamentales, sindicatos y organizaciones de consumidores, mientras queHispacoop es la plataforma que representa a confederaciones de consumidoresy usuarios ante foros nacionales e internacionales.

(2) http://www.intermonoxfam.org/cms/HTML/espanol/2721/Guia_Hipacoop_castellano.pdf

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Dedica sus páginas al análisis y propuestas para el consumidor en la Res-ponsabilidad Social de la Empresa: la Responsabilidad Social Corporativa(RSC) o de las Empresas (RSE) como concepto de gestión empresarial social ymedioambientalmente responsable, está omnipresente en las esferas políticasy económicas, las agendas de las organizaciones no gubernamentales (ONG),organizaciones de consumidores y sindicatos.

Cuando se habla de RSC, se apunta en primer lugar a las empresas como losactores principales en el desarrollo e implementación de este concepto y en laconsecución de un desarrollo sostenible. Este enfoque refleja el nuevo papel dela empresa en el siglo XXI, que se traduce en enormes cotas de poder tanto enel ámbito económico —52 de las 100 mayores economías del mundo están enmanos de empresas multinacionales— como en el político, y que en muchasocasiones escapan al control del Estado.

También lleva el debate —y las propuestas— a las Administraciones Públi-cas, tanto desde su posición de órgano regulador y de fomento del conceptode RSC, como por su potencial incentivador a generar cambios en los compor-tamientos empresariales a través de su papel como consumidor, dado elimportante volumen de compras y contrataciones públicas.

A pesar de repartir estas responsabilidades, la Guía pretende acercarse a laRSC desde el papel que puede desarrollar el consumidor particular, quizá elactor más importante y con mayor potencial en el fomento de la RSC. Lo defi-ne como a una persona informada y consciente de sus hábitos de consumo,que además de conocer y exigir sus derechos como consumidor, entiende quenuestros hábitos de consumo deben ser sostenibles y responsables, que nues-tro consumo debe guiarse por ciertos criterios sociales y medioambientalespara garantizar un entorno saludable y justo para toda la humanidad, no sola-mente en la actualidad, sino también para las generaciones venideras.

Explica las muchas razones por las que deberíamos ser consumidores RES(responsables en la sociedad).

– Contribuir activamente a que sean efectivos los derechos de informa-ción, elección y reclamación de los consumidores y usuarios parafomentar la RSE.

– Solidaridad y respeto hacia todas las personas implicadas en los proce-sos de producción de los productos, o la prestación de servicios quedisfrutamos.

– Esta solidaridad se basa en la consciencia de vivir en una comunidadglobal. No solamente nos debemos preguntar: qué efecto tiene mi con-sumo en mí, sino también en los demás.

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– Proteger el medio ambiente y dejar a las generaciones venideras un en-torno saludable. Conscientes del impacto medioambiental y los residuosque provoca nuestro consumo, no solamente pensamos en el momentoen el que disfrutamos del producto o servicio, sino también en el antes yel después

«Un consumo responsable, no es sólo un deber moral, sino también comoun derecho». Como consumidores tenemos ciertos derechos que, si se cumpleny aprovechan, pueden guiar y apoyarnos en un consumo responsable. Tenemosel derecho de elegir, tanto individual como colectivamente; el derecho a una in-formación completa y veraz sobre los bienes y servicios que se nos ofrecen; y elderecho a organizarnos y actuar a través de asociaciones de consumidores. Ypodemos incidir en el entorno social y empresarial que nos rodea.

Para ello, se acerca a temas como la energía limpia, el consumo del papel,los productos químicos, los desechos y las basuras, y muy especialmente, lasfinanzas éticas, como una alternativa a la banca tradicional. Da opciones, ofre-ce el marco jurídico y legislativo en Europa y enlaza con otras buenasdirecciones para profundizar y proponer estrategias y acciones de consumoempresarial responsable.

4 REFLEXIONES PARA EDUCARNOS MEJOR DESDE EL CONSUMO(3).EIDES (ESCOLA IGNASIANA D ‘ESPIRITUALITAT).VARIOS COLABORADORES.

Al fundar EIDES, desde la editorial ignaciana, explican que no querían li-mitarse al estudio de los escritos de San Ignacio, sino que pretendían estudiary exponer el legado ignaciano como medio para profundizar en la espirituali-dad, entendida como una vida cristiana consciente y profunda. De acuerdocon este propósito, por un lado contribuyen al estudio de los textos ignacianosa través de seminarios y cursos. Por otro, también mediante cursos y semina-rios, potencian el conocimiento de la espiritualidad cristiana inspirándonos enel carisma ignaciano, «una excelente pedagogía para una vida cristiana cons-ciente, creativa y profunda en medio de la sociedad».

Estos cuadernos de la colección AYUDAR, pretenden facilitar a los padreselementos que favorezcan y dinamicen el diálogo entre ellos y con otros pa-dres sobre cuestiones educativas, de manera que pueda ayudarles en elcamino de crecimiento de sus hijos.

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(3) http://www.pmaria-santacruz.org/Textos/escuela%20padres/Reflexionemos%20para%20educar%20mejor.pdf

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Además, la metodología que ha motivado estos trabajos guarda un profun-do parecido con la pedagogía ignaciana, expresada en los Ejercicios Espiritualesy confirmada por la tradición ignaciana: experiencia-reflexión-acción.

En estas reflexiones se apuesta por un enfoque positivo y crítico paraaprender a consumir bien, manteniendo criterios propios, ya que la visión ne-gativa del consumo está bastante generalizada. Faltan experiencias positivasdel hecho de «consumir»; en este aspecto, la dimensión educativa de la fami-lia es muy importante. «… se puede hablar de una relación positiva con losobjetos, de un auténtico placer de consumir, en tanto que seamos capaces dedisfrutar de las cualidades de las cosas, de la satisfacción de estrenarlas, utili-zarlas y aprovecharlas. Son auténticos valores positivos para un consumocreativo en la vida diaria».

Propone debatir en el entorno familia que hay un consumo ordinario y unconsumo extraordinario, unas necesidades más básicas y otras más super-fluas… y que no todo es posible porque «existe una cierta idea entre nuestrosniños y adolescentes de que es posible hacerlo todo y, por lo tanto, tambiéntodo se puede comprar, todo se puede consumir. No obstante, hay que discer-nir continuamente y aprender dónde están los límites».

Y no todo es igual ni igualmente necesario: «un aspecto negativo del fenó-meno socializador de los medios de comunicación es la uniformidad en lo quese refiere a los productos de consumo: todo parece tener el mismo valor (co-ches, viviendas, perfumes, productos de alimentación, juguetes…).» Propone,entonces, en el entorno familiar recuperar, en cuanto al consumo, la dimensiónde lo extraordinario. Existen diferencias entre los objetos, existen diferentesvalores en las cosas y hay que reivindicarlo.

Asimismo, en relación con los espacios televisivos como grandes difusoresde necesidades para el consumo entre pequeños y mayores, parece convenienteentrar en diálogo con los hijos, tal vez mirando juntos algunos programas y pre-sentar, activamente si es necesario, una línea de valores. Recomienda, porejemplo, hablar con los niños sobre la publicidad de productos dirigidos a ellos.

Ya que las primeras actitudes frente al consumo se viven en la familia, cadavez es más importante un testimonio positivo desde la familia, y una educa-ción que ofrezca recursos críticos, enseñando a discernir en la compra yvaloración de los objetos.

Una buena educación del consumo ha de ofrecer recursos para hacer fren-te a los estímulos que incitan a consumir sin criterio.

Los padres pueden revisar su propia actitud como padres ante el consumopropio porque se consume en función de un modelo implícito de gastos que se

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tiene: qué se hace en casa, cómo se gasta, cómo se compra… la previsión de losgastos domésticos puede ser, de algún modo, organizada entre todos y todas.Se trata de fomentar un cierto sentido común administrador. «Por ello enten-demos un espacio en la relación familiar en el que se puedan verbalizar lasactitudes de consumo familiar y en donde los hijos puedan elaborar los moti-vos de sus respuestas o decisiones.»

Estas y otras pistas sobre las orientaciones de consumo en la economía fa-miliar facilitan a los miembros de la familia la visión de que el consumo no essólo una actitud personal, sino que tiene una dimensión social, añadiendo ladimensión de solidaridad para quien tiene menos capacidad adquisitiva y, sinembargo, el mismo derecho a disfrutar de los bienes de la tierra.

5 «CONSUMO, LUEGO EXISTO: PODER, MERCADO Y PUBLICIDAD»,DE TORRES, JOAN. ICÀRIA, 2005. CAMPAÑA CONSUME HASTA MORIR,DE ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.

Alguien dijo: No hay riesgo en dejar que todo el mundo haga lo que quiera cuan-do se está seguro de conseguir que se quiera aquello que uno pretende que se haga.

Con esta introducción, el libro explica el poder de la publicidad y arreme-te, página tras página, contra esta maquinaria de sueños consumistas, de unmodo desenfadado pero muy documentado. Explica con una dialéctica inte-resante y creativa cómo la publicidad mueve nuestras conciencias y lasidentifica con nuestros bolsillos: marcas comerciales. «Promesa y discurso quese nos revela como el lenguaje básico de una civilización organizada por ypara la mercancía. Hoy quizás ya no sea muy exagerado afirmar que vivimossumergidos en un gran anuncio.»

Esta es la tesis central del presente trabajo: aquí y ahora el complejo co-mercial- publicitario (CC-P) es la máquina privilegiada mediante la cual lalógica de la expansión y concentración de lo material organiza su influencia ydominio sobre la conciencia de «lo real», Influencia y dominio como resultadode un intercambio o retroalimentación, de un flujo comunicativo.

¿En qué consiste este intercambio?

1. Una vez cubiertas las necesidades elementales de comida, cobijo y abrigo, los hu-manos tendemos a las satisfacciones imaginarias de emociones, sensaciones e ilusiones.

2. El actual nivel de desarrollo tecnológico y científico-técnico otorga un potencialprácticamente ilimitado para detectar, procesar, configurar y satisfacer nuestros sueños.La lógica del mercado y la mercancía, a través del CC-P, organiza y dirige este poder.

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3. El CC-P se nos revela como una maquinaria social privilegiada y especializadaen el procesamiento y modelación de nuestros deseos y ensueños elementales.

… Estamos hablando de un campo perceptivo en el que el individuo sólo puede re-conocer el propio deseo como verdadero y legítimo sí y sólo sí éste es reflejado en unamercancía. Así se crean las necesidades de poder y posesión de lo material, el consu-mismo —que no el consumo— que hace que nuestra vida gire en torno a lo quepodemos materialmente tener a través de la compra.

No vivimos en la sociedad de la comunicación, ni tan sólo de la información, vivi-mos en la civilización de la alucinación publicitaria como coherente reflejo en locultural de un mundo en el que todo está subordinado y al servicio de la mercancía yel mercado.

Y contabiliza cúanto le cuesta a cada consumidor la publicidad que recibe,irremediablemente desde los medios de comunicación para abocarle al consumo:

«Según el censo del año 2001 la población española estaba cifrada en 40,9millones de habitantes, por tanto podemos calcular que estadísticamente cadaespañol (a partir de las 24 horas de vida) pagó entorno a 23,5 euros / mes(3.910 pesetas) en concepto de impuesto publicitario. Un hogar medio com-puesto por 4 personas pagó 94 euros / mes (15.600 pesetas). Teniendo encuenta que el gasto en alimentación de los hogares españoles estaba cifrado en44.530 millones euros (7´4 billones de pesetas), podemos concluir que con elgasto publicitario podríamos liquidar todas las facturas de alimentación de to-dos los hogares españoles durante prácticamente un trimestre.»

Continúa analizando la manipulación subjetiva de los consumidores —nocompran el producto sino la imagen que sugiere, por ejemplo un perfume yla seducción—, explicando muy detalladamente cómo lo consiguen los publi-cistas, vendiéndonos una marca, ante las necesidades de representaciónindividual y social de los consumidores.

No sólo los productos materiales han sido sublimados a calificativospersonales: atractivo, deseable, elegante, exclusivo. También comenta el mer-cantilismo de la solidaridad que transforma a los consumidores de mercancíasy productos en consumidores de marcas y emociones. La solidaridad no ten-drá nada que ver con los conflictos y las necesidades reales de los supuestosdestinatarios y será inyectada como simple valor emocional añadido de lamarca. «Estamos hablando de una solidaridad de consumo que está para sa-tisfacer las necesidades emocionales e imaginarias de los consumidores y quetan sólo puede ser entendida y vivida en un contexto espectacular y como sa-tisfacción de las necesidades emocionales de los espectadores a través de losmecanismos psicológicos de la identificación, proyección y transferencia.»

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De este modo, la producción de bienes se aleja progresivamente de unaproducción dirigida a la satisfacción de las necesidades sociales e individuales,poniendo con ello en cuestión la supervivencia del propio planeta Tierra.

Implacable, el autor comenta que «el buenísimo consigue un inesperado yperverso efecto ideológico y político: estamos hablando de la privatización de lasolidaridad en el imaginario colectivo. El discurso mediático de la solidaridad deconsumo transforma la justicia social en un problema de voluntad individual.»

Además, esta relación con el consumo altera las relaciones humanas: la fa-milia se ciñe a ser proveedora, la relación de los padres y madres con sus hijose hijas se reduce en algunos casos a qué pueden comprar, cómo mantener elcírculo de amigos – y hábitos de desatado consumismo de sus hijos.

El autor ironiza también sobre la teología del consumo: Así pues, por loque respecta al consumismo, el CC-P ejerce una función estratégica funda-mental: él es el principal agente evangelizador de esta nueva religión yheraldo de la última revelación: (Consumo, luego existo).

Avanzando, en el último capítulo provee una serie de posibilidades paraenfrentarse con publicidad que tanto nos manipula: la reflexión crítica a tra-vés del diálogo a partir de les diferentes propuestas publicitarias y elaprendizaje de los mecanismos emotivos e inconscientes desde donde éstasactúan, —pensar los sentimientos y sentir los pensamientos—; reconvertir yreutilizar la publicidad como pretexto de un renovado diálogo y expresiónde conflictos políticos, económicos, ideológicos y éticos. Conocerla, enten-derla, criticarla y utilizarla en un discurso político a contra corriente….Ayuda a formar el espíritu crítico, pero el autor reclama medidas adminis-trativas que regulen su «invasión» en nuestras vidas, tales como:

a) Fijar un telón de acero ético, social, cultural, económico y jurídico quesepare radicalmente los soportes y contenidos comunicativos y culturales delos soportes y contenidos publicitarios.

b) Aplicar un impuesto especial a todas las actividades e inversiones pu-blicitarias. Estos recursos económicos tendrían que destinarse a financiar tantolas iniciativas públicas de comunicación como a co-financiar las privadas.Como criterio general, las iniciativas comunicativas y culturales con afán delucro quedarían excluidas de la co-financiación pública.

c) Las iniciativas sociales de información y comunicación han de poder fi-nanciarse mediante las aportaciones de los usuarios y/o fórmulas definanciación social en función de unas prioridades pública y políticamenteconsensuadas y objetivamente definidas.

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Además de este complejo análisis, se proponen enlaces a páginas web rela-tivas a esta discusión, y dos anexos con narraciones más popularizadas sobreel complejo análisis del tema.

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DocumentaciónHistórica

El caso del capítulo 5 del segundo informe FOESSADemetrio Casado .......................................................................................................................... 249

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El Informe sociológico sobre la situación social de España 1970, segundo de laserie general de la Fundación FOESSA,(1) se publicó sin su capítulo 5(2). En el ín-dice de la obra publicada figura el mismo, cuyo tema era «Vida política yasociativa». Y puede verse allí su espacio en el libro: desde la página 371 has-ta la 432 —en la siguiente comienza el capítulo 6. Pero tales páginas faltan dellibro. En situaciones de censura es frecuente la publicación de periódicos dia-rios con menguas de su contenido visibles mediante la sustitución de lostextos prohibidos por espacios en blanco o en luto. Pero los libros no suelen es-tar sometidos a urgencias de impresión y distribución que obliguen a poner enevidencia los cortes decididos por la autoridad…

1 RELATOS PUBLICADOS

La primera información escrita sobre el omitido capítulo 5 del segundo in-forme FOESSA que conozco se debe a la pluma de Jesús de Miguel —que

Demetrio Casado

Sumario1. Relatos publicados. 2. Mis pesquisas y conjeturas.

3. Una iniciativa valiente y una aportación metodológica. 4. La aportación sobre vida asociativa.

El caso del capítulo 5 del segundoinforme FOESSA

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(1) Fundación Foessa (director del trabajo: Amando de Miguel), Informe sociológico sobre la situación social de España 1970, Edito-rial Euramérica, Madrid, 1970.(2) Texto completo disponible en la sección «Documentos» de la web: www.foessa.es

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entaciónhistórica

El caso del capítulo 5 del segundo informe FOESSA1

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colaboró en el segundo informe FOESSA—: «Tenía que incluir» —el informe—«un capítulo sobre “Vida política y asociativa” —el famoso capítulo 5—, perola censura franquista lo arranca literalmente del voluminoso informe, sin si-quiera repaginar.»(3)

El propio director del citado informe, Amando de Miguel, relató reciente-mente las vicisitudes de la pieza censurada en un libro de memorias y la publicócomo anexo.(4) «El manuscrito final del informe se ofreció al Ministerio de Infor-mación para “consulta voluntaria”. Pasó el trámite con todas las de la ley. Creorecordar que sólo hubo que retocar algunas correcciones de poca monta» (p. 157).Pero pronto el director-autor fue informado por fuente gubernamental de quehabía «un capítulo intolerable para las alturas» —el 5— (p. 157) por «los comen-tarios sobre el ejército y las citas de Dionisio Ridruejo» (p. 158). Se abrió unanegociación, que no tuvo éxito, y la entidad editora hubo de aceptar esta fórmu-la gubernativa: mediante un contrato con la editorial, «El Estado adquiría, aprecio de coste, 5.000 ejemplares del capítulo 5» (p. 159). «De acuerdo con lo esti-pulado (a la fuerza ahorcan), el ya famoso capítulo 5 fue arrancado de todos losejemplares del libro, que se volvió a encuadernar con ese hueco. En el contrato nofiguraba la página del índice donde se describían con detalle los apartados delcapítulo. De esta forma, quedaba patente el latrocinio legal.» (p. 160).

Alejandro Muñoz-Alonso publicó un comentario sobre el citado libro deAmando de Miguel en el que aporta el testimonio de su participación en el asun-to del capítulo 5, por su cargo de subdirector deAcción Cultural y del Libro: «Fueen esa condición como supe que el informe FOESSA de 1970 había sido someti-do al trámite llamado de “consulta voluntaria”. El informe había recibido lasobligadas “bendiciones burocráticas”, un resultado al que no fui ajeno, y eso que-ría decir que, por lo tanto, podía salir a la calle sin problemas. Pero eso era lateoría. En la práctica estábamos muy lejos del Estado de Derecho y, a pesar dela ley, pronto me enteré de que el voluminoso libro del informe estaba vetado.Como responsable de aquella Subdirección General sobre mí caía la culpa de nohaber parado a tiempo la aparición de un informe cuyo capítulo 5, dedicado a la“Vida política y asociativa”, se consideraba inaceptable no tanto por los máximosdirectivos del Ministerio como por los sectores más radicales del franquismo… ElMinistro Sánchez Bella me hacía de alguna manera responsable y me dio ordende arreglarlo como fuera con el autor del informe, Amando de Miguel. La ideaera muy clara: puede salir todo menos el dichoso capítulo.»(5)

(3) Jesús M. de Miguel, “Cien años de investigación sociológica en España”, en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, nº87, 1999, p. 195.(4) Amando de Miguel, El final del franquismo: testimonio personal, Marcial Pons Historia, Madrid, 2003, pp., 151 a 166 y 303 a 361.(5) Alejandro Muñoz Alonso, comentario bibliográfico de la obra de Amando de Miguel El final del franquismo. Testimonio personal, enRevista Española de Investigaciones Sociológicas, nº 107, 2004.

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El libro Por qué dejé de ser de izquierdas(6) dedica uno de sus capítulos aAmando de Miguel, y reseña en el mismo el episodio objeto de esta nota.

Recientemente se ha publicado esta noticia: «De especial trascendencia fue-ron también asuntos como el Plan CCB (Comunicación Cristiana de Bienes) oel I —sic— informe FOESSA, uno de cuyos capítulos fue retirado de máquinaspor la censura y posteriormente vendido en el mercado negro.»(7)

2 MIS PESQUISAS Y CONJETURAS

Recibí en fecha ya lejana una copia hecha mediante papel carbón del origi-nal mecanográfico del «cap. 5. Vida política y asociativa» del segundo informeFOESSA, bien que sin su anexo de tablas estadísticas. Ocupa dicho cuerpo 116páginas, además de la del índice; véase éste en la tabla que aparece más ade-lante. El texto publicado por Amando de Miguel coincide en el título e índicecon el original mecanográfico en mi poder, y lleva un anexo con 67 tablas.

En el ejemplar del segundo informe FOESSA (1970) publicado, su índiceanuncia el capítulo en cuestión con el mismo título citado. Pero dicho índice va-ría respecto al original en que omite el apartado «El poder disuasor», que serefiere en el texto original a las Fuerzas Armadas y a las de Seguridad. Y sobretodo, según lo dicho, falta el texto del capítulo.

Por gracia reciente de Encarnación Morante, que prestó servicios profesio-nales en FOESSA durante su primera etapa —incluido el tiempo en el que sepublicó el segundo informe—, dispongo de los pliegos de imprenta del capí-tulo 5. El título de esta pieza es «Vida política», de modo que excluye lamención del hecho asociativo; pero ocurre que la hoja en la que aparece ese tí-tulo no forma parte de los pliegos, de modo que tal vez fuera impresa sólopara identificar el documento y se incurriera sin intención en la omisión indi-cada. Su contenido incluye el apartado correspondiente al hecho asociativo,como el original mecanografiado. Por el contrario, al igual que el índice del li-bro publicado, omite el apartado sobre «El poder disuasor». Su anexo sólocontiene 54 tablas. Las omitidas se refieren: cuatro, a la evolución cuantitativade los mandos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad; dos, a la procedenciasocial y geográfica de los alumnos de las academias militares; y siete, a lo quele dirían los entrevistados a Franco si tuvieran ocasión de hablar con él. La pie-za en mi poder tiene la misma extensión que la prevista en el índice del libropublicado: de la página 371 a la 432. Otra cosa: los citados pliegos no tienen

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(6) Javier Somalo y Mario Naya, Por qué dejé de ser de izquierdas, Ciudadela Libros, Madrid, 2008.(7) Cáritas, enero de 2009, p. 62.

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huellas de cosido ni de encolado, y no están guillotinados; es decir, mi ejem-plar del capítulo 5 impreso no fue «arrancado» del libro.

Salvo fallo de mi memoria, resumo seguidamente lo que oí contar a Fran-cisco Guijarro, presidente de la Fundación FOESSA, sobre el caso. Por surelación personal con el ministro Sánchez Bella, tuvo la posibilidad de celebraruna entrevista con él a propósito del capítulo 5. En la ocasión, pudo compro-bar que el libro sería retirado si se publicaba íntegro. En vista de ello, decidióomitir el texto del capítulo pero mantener su mención en el índice. El ministromanifestó después su enfado a Guijarro por esa maniobra que ponía en evi-dencia la censura fáctica llevada a cabo.

Alejandro Muñoz-Alonso me indica que: 1) en el Ministerio fue presentadoel informe encuadernado; 2) el capítulo 5 tenía el contenido publicado porAmando de Miguel.

He remitido (27 de mayo de 2009) para consulta el borrador de esta nota aAmando de Miguel, pero no tuve contestación, por el momento.

Por el tiempo en el que se elaboró y publicó el segundo informe FOESSA,Juan Antonio Masip era patrono de la misma y miembro del Consejo de Admi-

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Títulos, índices y contenidos del capítulo 5 del segundo informe Foessa

TEXTOS 1) MECANOGRAFIADO VARIACIONESY 2) PUBLICADO PORDE MIGUEL ÍNDICE DEL LIBRO TEXTO IMPRESO INÉDITO

PUBLICADO POR FOESSA

5.0 Introducción5.1 La vida asociativa5.2 Los que mandan en España5.2.1 El poder decisor5.2.2 El poder administrador5.2.3 El poder resonador5.2.4 El poder disuasor Omitido Omitido5.2.5 El poder mantenedor 5.2.4 5.2.45.2.6 El poder intelectualizador 5.2.5 5.2.55.2 7 El poder trasmisor 5.2.6 5.2.65.3 Incidencia política5.4 Actitudes políticas5.5 Preferencia políticas5.6 La incómoda relación entreel desarrollo económico y lamodernización política

ANEXO. El 2 lleva 67 tablas Incluye 54 tablas

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nistración de Euramérica, editora a la sazón de los trabajos de FOESSA. Trasleer lo expuesto me dice lo que sigue. El segundo informe fue presentado por laeditorial a consulta mediante entrega sucesiva de los capítulos a medida queaquella los recibía de FOESSA. Cree recordar que «el capítulo 5 se retiró antesde encuadernar el libro». Sobre su distribución, no tiene constancia de que elmismo se vendiera en el mercado negro y atestigua: «Es cierto que el capítuloadquirió mucha notoriedad y se proporcionó a quien lo solicitó sin mediar pagoalguno.» «En el acta de la reunión del Patronato de FOESSA que se celebró el 1de julio de 1976, presidida por Francisco Guijarro y a la que asistí se dice: “eneste punto el señor Masip recuerda que durante el Ministerio del Sr. Cabanillasse recibió autorización para publicar el capítulo 5 del II informe, pero no seaprovechó la oportunidad y dado que consta la autorización para publicarlo,podría tomarse ahora alguna iniciativa al respecto”. En ese momento quedó asíla cuestión…» Por otra parte, he mostrado a Juan Antonio Masip mi ejemplardel segundo informe FOESSA y, tras su examen experto, afirma con seguridadque no observa en el mismo huellas de arrancamiento de hojas.

Demos por establecidos aquellos hechos sobre los no se han dado versio-nes encontradas y vamos a los problemáticos:

• Sobre la forma material de presentación del informe al Ministerio, cabela posibilidad de que a la consulta voluntaria se presentara por capítulosy que, posteriormente, se manejara algún ejemplar encuadernado.

• Sobre la contradicción entre las afirmaciones de que el capítulo 5 fue«arrancado» de los volúmenes encuadernados y la versión de que se re-tiró antes de la encuadernación: el hecho de que se dispusiera de algúnejemplar encuadernado del informe íntegro en un segundo momento derelación con el Ministerio no implica que la editorial encuadernara a lasazón la totalidad de la tirada. El ejemplar intacto en mi poder es prue-ba de que se hizo una tirada sin el capítulo 5.

• Sobre las dos versiones del capitulo 5 (con y sin el especialmente proble-mático apartado de «El poder disuasor»): es posible que se compusiera eimprimiera la versión aligerada del capítulo 5 pensando que podría pu-blicarse —lo que no se hizo—, así como que se adaptara el índice a esaversión corregida.

3 UNA INICIATIVA VALIENTE Y UNA APORTACIÓN METODOLÓGICA

En 1965, para la elaboración del que sería su primer informe sobre la si-tuación social de España, la Fundación FOESSA convocó un concurso, que

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fue ganado por Amando de Miguel, Manuel Gómez-Reino y Carnota y Fran-cisco Andrés Orizo. En su presentación, la entidad anuncia el proyecto en elque se inscribía el mismo: «un sistema de indicadores sociales y series histó-ricas de datos tanto de estructura social como de la problemática social delpaís que completen, desde una perspectiva específicamente “sociológica”, lavisión predominantemente “económica” que en este momento poseemos denuestra situación y de nuestros problemas.»(8) Dicho trabajo cubrió el conjun-to y los componentes específicamente sociales de su objeto explícito, y sólotocó levemente la cuestión política en su apartado sobre «El sentimiento departicipación social.»(9)

Seguidamente y con miras a las deseadas series históricas de datos, laFundación convocó otro concurso para la elaboración de un «Sistema de In-dicadores Sociales». El estudio ganador, de Amando de Miguel, entre los«Aspectos generales», incluye el de la «Vida política y asociativa».(10) El con-curso para la realización del segundo informe fue ganado de nuevo por unproyecto encabezado por Amando de Miguel, el cual dio entrada en el mismoal capítulo sobre «Vida política y asociativa». Fue ésta una decisión valienteque generó una aportación valiosa; ello pese a —o con la ayuda— de la cen-sura.

Por otra parte, cabría ver el conflicto reseñado como una aportación meto-dológica innovadora mediante la cooperación de los gestores del conocimientocon la producción del mismo: los autores proponen y desarrollan en su textola tesis del carácter autoritario del régimen franquista; la Fundación y la edi-torial proveen a la confirmación de la misma mediante el trámite de «censuravoluntaria».

4 LA APORTACIÓN SOBRE VIDA ASOCIATIVA

El primer informe incluyó un par de tablas estadísticas con datos sobre lapertenencia a asociaciones voluntarias de la población entrevistada dentro dela encuesta realizada para aquel(11); por cierto, en la clasificación de aquellasutilizada en la misma, no se incluyen explícitamente las hoy consideradas de«acción social» (tabla 9.12). El apartado sobre «La vida asociativa» previstopara el segundo informe, sólo ocupa dos páginas y media de las 75 por las que

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(8) Junta Rectora de FOESSA, “Presentación”, en Fundación FOESSA (dirección de Amando de Miguel, Manuel Gómez-Reino y Carnotay Francisco Andrés Orizo), Informe sociológico sobre la situación social de España, Madrid, Euramérica, 1966, p. 9.(9) Op. cit., pp. 294 a 298.(10) Op. cit., pp. 81 a 88.(11) Fundación FOESSA (dirección de Amando de Miguel, Manuel Gómez-Reino y Carnota y Francisco Andrés Orizo), op. cit, p. 298.

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se extiende el cuerpo del capítulo 5, correspondiente al segundo informe en laedición de Amando de Miguel. La proporción es parecida en el anexo de ta-blas estadísticas.

La descripción de la estructura institucional y organizativa de las asocia-ciones es muy limitada. Cabe señalar en esta faceta que se incluye una tablacon las tasas por 100.000 habitantes y regiones de las asociaciones registradasen la Dirección General de Política Interior en 1960. Tanto en el cuerpo delcapítulo como en el anexo estadístico se aportan datos de participación asocia-tiva de la población entrevistada, en el marco de la encuesta realizada para elinforme, ampliando la aportación de 1966.

30 de junio de 2009

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Ni ilegales ni invisibles.UNICEF .................................................................................................................................................. 259

Inmigración y políticas sociales.Lorenzo Cachón y Miguel Laparra (Eds.) .............................................................. 261

Financiación del Desarrollo. Viejos recursos,nuevas propuestasJosé Antonio Alonso (dir.) ...................................................................................................... 265

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NI ILEGALES NI INVISIBLES.

Realidad jurídica y social de los MenoresExtranjeros en España. Informe 2009

UNICEF, 2009

El contenido principal de este informe, Ni ilegales,ni invisibles. Realidad jurídica y social de los MenoresExtranjeros en España (Informe 2009), es analizar la pro-blemática jurídica del colectivo de los menoresinmigrantes en España.

Esta investigación ha sido elaborada por UNICEF,por el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE) y por la Fundación Cultu-ral Banesto. En palabras de los propios autores «han querido elaborar este informecontando además con todos los que, desde diferentes ámbitos, podrían aportarideas, experiencias, sugerencias».

Este estudio analiza la situación de los niños y niñas que se han visto afec-tados por los procesos migratorios en España, y como ellos destacan, «algunosde esos niños son hijos de inmigrantes, mientras que otros han dejado sus hoga-res atrás para emigrar a España. En ambos casos, forman parte de una realidadcreciente frente a la que no se puede mirar a otro lado».

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El informe cuenta con tres partes diferenciadas. La primera de ellas estáconstituida por la presentación, la introducción y la contextualización del fenó-meno a tratar. Es aquí donde se definen los conceptos clave y donde se realizauna descripción del contexto migratorio de los menores, sus perfiles y motiva-ciones a la emigración.

La segunda parte se centra en el marco legal, donde nos explica el marco jurí-dico y la realidad jurídica existente (tanto en la Unión Europea como en España).

En el último apartado, se nos muestran las conclusiones y recomendaciones.

Volviendo a la primera parte cabe destacar el hecho de que los autores nosmuestren una serie de conceptos relevantes, que nos ayudan a comprender estacuestión y a centrarnos en este fenómeno, y entender así, de forma sencilla,de qué se está hablando. La conceptualización se hace tanto desde el punto devista jurídico como desde un punto de vista social.

Al mismo tiempo, en esta primera parte se estudia también el contextomigratorio, donde se contextualiza su situación, se hace un perfil de los meno-res que más emigran y el porqué de su emigración.

La segunda parte, se centra en el marco y la realidad jurídica de estos meno-res. Los investigadores analizan el marco jurídico, de este colectivo, teniendo encuenta la normativa internacional, europea, española y autonómica. Igualmen-te «repasan los Convenios Internacionales; el incipiente derecho migratorioeuropeo en materia de menores y por último las fuentes normativas internas:estatales y autonómicas».

Del mismo modo intentan comprender la problemática jurídica actual a laque se ven sometidos, analizan este hecho teniendo en cuenta su situación, tantomenores extranjeros no acompañados como acompañados. Hacen un «análisisexhaustivo del itinerario socio jurídico y de las posibles vías de normalización.Destacando el proceso de retorno o repatriación al que se ven sometidos».

El informe finaliza con una serie de conclusiones y recomendaciones, de losautores, donde se establece unas propuestas «orientadas a modificar la legisla-ción actual».

En definitiva, con esta publicación se nos acerca una realidad que día a díaes más evidente y creciente. Donde se destaca que cada vez más los niños, tam-bién, se ven afectados por el proceso migratorio (llegan con distintos perfiles yde lugares muy diversos). Con la intención de hacernos llegar la realidad deestas personas, donde no siempre alcanzan sus derechos plenamente.

DAVID MOSQUEDAARRIBAS

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INMIGRACIÓN Y POLÍTICAS SOCIALES

LORENZO CACHÓN Y MIGUEL LAPARRA (EDS.)Barcelona: Bellaterra, 2009.

El creciente flujo de inmigrantes en España coincideen el tiempo con el auge de la implantación de políticasneoliberales y, por tanto, con un debilitamiento delEstado de Bienestar. Este hecho dificulta la creación deun modelo español de integración social de los inmi-grantes, más aun teniendo en cuenta que en nuestropaís nunca se alcanzaron cotas de bienestar social equi-parables a las de ciertos países europeos y que la distribución de losinmigrantes por Comunidades Autónomas es muy heterogénea.

«Las políticas sociales pueden ser un instrumento clave en los procesos deintegración social de los inmigrantes o generar procesos importantes de seg-mentación y diferenciación social». Esta es la disyuntiva que analiza el libroInmigración y políticas sociales; obra que recopila una interesante muestra de lasponencias presentadas en el foro internacional «Migraciones y Políticas Socia-les en Europa» celebrado en junio de 2006 en la Universidad Pública deNavarra, donde se analizaron los profundos cambios en la sociedad europea,debidos a los movimientos migratorios y los retos que afrontan las políticassociales en Europa. Los doce trabajos seleccionados por Cachón y Laparra secentran en el caso español, teniendo como marco de referencia otros paíseseuropeos.

La obra pone de manifiesto las múltiples interrelaciones existentes entre laspolíticas sociales y el sistema migratorio; en especial, en los países que, comoEspaña, han realizado tardíamente su transición migratoria. Constituye uninteresante material, teórico y empírico, que fomenta el debate sobre las posi-bles opciones en política social en relación con el fenómeno migratorio: destacalas opiniones de los ciudadanos frente a la inmigración y a las políticas socialesdirigidas a inmigrantes; analiza los procesos de discriminación étnica y las polí-ticas existentes para afrontarlas; dedica una atención preferente a la educación,como sistema en el que confluyen elementos simbólicos y materiales de la inte-gración; defiende la necesidad de incorporar la perspectiva de género en eldiseño de políticas de acción social; y, también, apuesta por coordinar los diver-sos niveles institucionales de actuación.

El libro comienza con el capítulo realizado por Lorenzo Cachón y MiguelLaparra, donde se analiza la experiencia española dentro del marco europeo,

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evidenciando las diferencias entre los modelos de integración del norte-centrode Europa, más asentados, aunque en revisión, y los nuevos modelos del sur deEuropa, como el de España. Los autores examinan las distintas estrategiasadoptadas en el ámbito europeo en la articulación de la política social y lasmigraciones, así como su repercusión en la configuración de los diferentes Esta-dos del Bienestar.

En el segundo capítulo Antidio Martínez de Lizarrondo revisa la heterogé-nea situación de los planes regionales de integración social, las escasassinergias producidas con la Administración Estatal en la mayoría de los casos;aunque aún no se pueda hablar de verdaderos modelos autonómicos de inte-gración.

El tercer capítulo, realizado por Rafael Durán, resume los resultados de unestudio realizado en Andalucía sobre la opinión de la población autóctona conrespecto a los inmigrantes. Además de ofrecer las principales variables quedeterminan actitudes positivas o negativas ante la llegada de inmigrantes, semuestra la relación existente entre la actitud ante la inmigración y el posicio-namiento político.

En esta misma línea, el texto de Xavier Aierdi y Saioa Bilbao, capitulo cua-tro, recoge los resultados obtenidos a partir del Barómetro de Ikuspegui (2007)y la encuesta realizada a las trece nacionalidades extranjeras más importantesde la Comunidad Autónoma del País Vasco (2006-2007); analizando en quémedida los inmigrantes extranjeros han disfrutado de determinadas ayudassociales y cuál es la opinión de la población vasca al respecto.

Tres son los capítulos dedicados al sistema educativo, aunque desde distintosenfoques. El capítulo cinco, de Carmen Pérez yMarta Rahona, ofrece la evolucióndel alumnado extranjero en la educación no universitaria en España de 2002 a2007. Del análisis de estos datos se desprende, no sólo el importante aumento delalumnado extranjero, sino también el desigual reparto por Comunidades Autó-nomas, entre centros públicos y privados; así cómo la heterogeneidad de estealumnado y las distintas necesidades formativas según el país de origen o lasituación de los padres, entre otras.

Trinidad Vicente, en el sexto capítulo, realiza un acercamiento a las res-puestas que desde el ámbito educativo se están dando en el País Vasco ante lanecesidad de una escuela inclusiva e intercultural. Con este fin, revisa la evo-lución del alumnado extranjero y también el modelo de integración definidopor el marco político-normativo del País Vasco. Además, la autora recoge laopinión y actitudes del profesorado sobre la forma en que se está produciendola integración del alumnado inmigrante.

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El capítulo siete también ahonda en la importancia de la educación en laintegración de los inmigrantes. En este caso, Adriana Villalón destaca las pecu-liaridades de las sociedades que poseen movimientos nacionalistas de baseétnico lingüística, como el País Vasco, a la hora de gestionar la diversidad cul-tural derivada de la inmigración. La autora evidencia las dificultades ytensiones que puede suponer el solapamiento de distintos proyectos de nacio-nalidad, unido a los diferentes niveles administrativos de actuación.

Belén Agrela subraya, en el capítulo ocho, la importancia de incorporar laperspectiva de género en los aspectos relacionados con las migraciones y laspolíticas sociales. Además de aportar algunas reflexiones sobre cómo, desde elámbito social, se construye a las mujeres inmigrantes en un nuevo colectivo deexclusión; la autora ofrece una serie de propuestas para el diseño de políticasde acción social que fomenten la integración de los inmigrantes sin discrimina-ción de género.

En el capítulo nueve, Raquel Martínez analiza la relación existente entreenvejecimiento demográfico e inmigración femenina, situando a las mujeresextranjeras como principales cuidadoras de las personas mayores en los paísesdel sur de Europa. La autora señala el importante papel de las migraciones enlos países donde el Estado de Bienestar aún no ha liberado del todo a la mujerde su tradicional rol de cuidadora.

Izaskun Anduela, en el capítulo diez, aborda el tema de la intervenciónpública dirigida a luchar contra la discriminación racial hacia la población inmi-grante. El texto recoge las medidas más significativas existentes al respecto,tanto en España como en la Unión Europea, finalizando con unas propuestasque tiendan hacia una protección, no sólo legal, sino real, de la población inmi-grante.

El capítulo once, firmado por Jesús Hernández, defiende claramente lainterculturalidad como modelo de integración de los inmigrantes en España,sin embargo, tampoco oculta las dificultades y conflictos sociales que puedeconllevar la convivencia inter-étnica. Por ello, el autor apuesta por políticas deintegración que impulsen la construcción de nuevos espacios sociales quefomenten experiencias comunes e intercambios culturales.

Por último, en el capítulo doce, Miguel Laparra examina cómo se estánconstruyendo los procesos de integración en determinados territorios de Espa-ña, caracterizados por su dinamismo económico, como es el caso de Navarra.El autor establece una correlación entre los procesos de integración social de losinmigrantes y el impacto positivo en la sociedad que los acoge. Asimismo, des-taca que esta vinculación puede verse truncada en momentos de crisis, como el

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actual, en el que las políticas sociales y de empleo van a tener un papel deter-minante sobre el modelo de integración que se desee instaurar.

Sin duda esta obra colectiva sobrepasa los márgenes de unas actas congre-suales, ya que los trabajos originales han sido revisados y actualizados paraesta publicación, aportando documentación inédita, a la vez que se ofrece unavisión amplia y crítica sobre los retos que deben afrontar algunos países enmateria de migraciones y política social. Interesante binomio, sobre el cual sedebe reflexionar en Europa y, especialmente en España, si se desea un modelode integración de los inmigrantes que avance hacia una ciudadanía inclusiva.Aunque no se agotan todos los posibles prismas de análisis entre política socialy migración, sí se recoge una importante selección que permite avanzar en ladefinición del modelo de integración de los inmigrantes en España.

El resultado es doblemente afortunado. Por un lado, se transfiere a la socie-dad, a los gestores públicos y a los agentes cívicos, un conocimiento quedestaca por su validez científica y su aplicación a la vida cotidiana. Por otro, susreflexiones invitan a adoptar medidas concretas que conecten las migracionescon la política social, en el seno de los planes regionales y nacionales de inte-gración ciudadana, relacionadas con el empleo, la educación o la igualdadétnica y de género.

MANUEL HERNÁNDEZ PEDREÑODepartamento de Sociología y Política Social

Universidad de Murcia

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FINANCIACIÓN DEL DESARROLLO. VIEJOSRECURSOS, NUEVAS PROPUESTAS

JOSÉ ANTONIO ALONSO (Director)Madrid: Siglo XXI, 2009.

El libro Financiación del Desarrollo, viejos recursos nue-vas propuestas propone al lector una reflexión, de notableactualidad y trascendencia, acerca de las dinámicas deldesarrollo, la importancia de las interdependencias quegenera la globalización, la responsabilidad de la comuni-dad internacional en la preservación de los bienes públicos globales y lanecesidad de generar marcos normativos que promuevan una mejor gobernan-za global.

La presente obra se estructura en torno a una de las problemáticas determi-nantes en las interrelaciones entre globalización y desarrollo: «(…) ¿cómoampliar las posibilidades de financiación internacional para el desarrollo a tra-vés de un sistema confiable, justo y eficaz? Un sistema que estimule (nosustituya) los esfuerzos de los países en la promoción de su propio desarrollo,pero que, al mismo tiempo, les permita acceder a oportunidades de transforma-ción económica y social que de otra manera la estarían vedadas» (Pág. 373). Apartir de esta interrogante, los autores exponen un análisis riguroso y exhaus-tivo sobre las diferentes fuentes de financiación internacional (algunas de ellasmuy novedosas) y sus posibles incidencias en el progreso de los países del sur.

Esta investigación ha sido concebida para informar acerca de la posiciónespañola en la Conferencia Internacional de Seguimiento sobre Financiacióndel Desarrollo, celebrada en 2008 en Doha. Para ello, bajo la dirección de JoséAntonio Alonso(1), se constituyó un equipo de investigadores que analizarondiferentes instrumentos del sistema de financiación internacional y sus poten-cialidades para el progreso de los países en desarrollo.

A pesar de que los flujos internacionales dirigidos a los países en desarrollose han incrementado considerablemente en la última década, los Objetivos deDesarrollo del Milenio (ODM), acordados en el año 2000 por la ComunidadInternacional, continúan constituyéndose como un importante desafío parabuena parte del mundo en desarrollo. Asimismo, la crisis económica internacio-nal ha tenido un impacto recesivo sobre el conjunto de la economía mundial

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(1) Director del Instituto Complutense de Estudios Internacionales, doctor en Ciencias Económicas, catedrático de Economía Aplicada,y miembro del Committee for Development Policy del ECOSOC de Naciones Unidas y del Consejo de Cooperación para el Desarrollo.

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cional ha tenido un impacto recesivo sobre el conjunto de la economía mundialintroduciendo nuevos factores de riesgo para el desarrollo de los países del sur.De ahí que los autores aborden el análisis de las distintas fuentes de financia-miento, debido a que, como se expresa a lo largo de esta obra, si bien un sistemasólido de financiación no garantiza, por sí mismo, el progreso de los países masdesfavorecidos, parece claro que sin la disposición adecuada de estos recursosdifícilmente se pueda estimular el desarrollo y el crecimiento necesario, tantopara alcanzar los ODM en 2015 como para garantizar el ejercicio de los dere-chos ciudadanos de los pueblos del sur.

El libro se estructura en diez capítulos donde se reflexiona acerca de lascaracterísticas, complejidades y oportunidades, que suponen las distintasfuentes de financiación del desarrollo. En primera instancia, se analiza elahorro interno, los posibles beneficios derivados del comercio internacional,los flujos de Inversión Extranjera Directa, el acceso al crédito internacionaly la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), las que podrían ser catalogadas comomodalidades tradicionales de financiamiento (tanto a escala domésticacomo internacional).

Los siguientes apartados realizan un interesante recorrido sobre algunosesfuerzos de la comunidad internacional por desarrollar mecanismos alter-nativos de financiación del desarrollo. En vista de las limitaciones políticas yeconómicas para aumentar la AOD así como del limitado avance hacia laconsecución de los ODM, se han propuesto nuevos instrumentos que preten-den generar recursos adicionales para la promoción del desarrollo. El libroexamina especialmente la Tasa Tobin (impuesto a las transacciones cambia-rias) los impuestos sobre billetes aéreos, el impuesto global sobre el carbonoy la Facilidad Financiera Internacional (plataforma de financiación queemplearía garantías de futuras ayudas para destinar fondos a los países endesarrollo).

Los dos últimos capítulos profundizan sobre la incidencia de las remesas enla disminución de los niveles de pobreza y su impacto en la inversión privadade las familias, así como el potencial de la actuación privada en la implantaciónde programas de desarrollo analizándose, en concreto, un instrumento relati-vamente novedoso como son las Alianzas Público- Privadas.

Finalmente, el libro presenta, a modo de conclusión, «seis ideas fuerza» quese han constituido como los ejes centrales de la investigación realizada. En pri-mer lugar, la financiación no es el elemento central del desarrollo dado que éstees un proceso que abarca múltiples dimensiones. Asimismo se considera quedeben ser los recursos domésticos de los países el principal elemento dinami-zador de su economía. Esto no significa, sin embargo, que el acceso en

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condiciones adecuadas a la financiación internacional no sea un elemento car-dinal en las dinámicas de cambio institucional fundamentales para el progresode las sociedades.

El tercer concepto central alude a la importancia de priorizar mecanismosde financiación que procedan de fuentes eficientes y equitativas. La AOD, enprincipio, cumpliría con estos requisitos no sólo porque descansa sobre la basetributaria de los países donantes (sistemas fiscales que cumplen aceptablemen-te con los principios de equidad y eficiencia) sino porque el sistema decooperación internacional ha manifestado un expreso compromiso por mejorarla eficacia de las intervenciones en los países socios. No obstante, teniendo encuenta la discrecionalidad, unilateralidad y falta de predictibilidad que tradi-cionalmente han caracterizado a los flujos de AOD, seria necesario recurrir afuentes complementarias de financiamiento externo que carezcan de la discre-cionalidad propia de los programas de ayuda.

Las tres últimas aportaciones se focalizan en el sistema de gobernanza inter-nacional. En primer lugar, el potencial recaudatorio y redistributivo de lasfiguras impositivas de carácter global no debe ser el único argumento sobre elcual se asiente la implantación de estos mecanismos. Los impuestos globalesposeen un potencial importante para la corrección de los males públicos globa-les y este objetivo debe estar plenamente contemplado en el diseño de losmismos. En segundo término, el sistema de financiación internacional deberíaintegrar la capacidad financiera de los actores privados a través de mecanismosnovedosos y creativos. Por último, se ha de avanzar en el fortalecimiento demarcos normativos que regulen el sistema internacional para mejorar su impac-to en el desarrollo y su capacidad para proveer bienes públicos globales. Parael logro de este propósito es fundamental promover cambios en la gobernanzade las instituciones internacionales.

El modo en que las relaciones entre los países y las condiciones de vidade su ciudadanía están siendo modificadas por el fenómeno de la globali-zación se ha convertido en uno de los debates más fundamentales denuestra era. La presente investigación contribuye, de manera sustantiva aldebate académico, al reflexionar sobre propuestas concretas para ampliarlas oportunidades de progreso de los países menos desarrollados. En talsentido, se trata de un análisis exhaustivo y estimulante —en tono divulga-tivo— sobre las dinámicas del proceso de desarrollo y las posiblescontribuciones del orden internacional a la generación de un sistema quegarantice el ejercicio de los derechos fundamentales de todas las personasdel planeta. Se trata de un desafío ineludible que todos —políticos, acadé-micos, investigadores y ciudadanos— deberíamos asumir como propio,

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dado que, la realidad de pobreza y marginalidad en la que se encuentranmillones de personas, no puede seguir siendo ignorada por la actual socie-dad globalizada.

NATALIA MILLÁN ACEVEDO

Instituto Complutense de Estudios Internacionales

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Las referencias bibliográficas de los artículos seguirán las Normas ISO 690/1987.

Libro: CARBONERO GAMUNDI, María Antonia. Estrategias laborales de las familias en España.Madrid: CES, 1997.

Contribución: URIBARRI, Ignacio. Cooperativas de vivienda. En: Primeras Jornadas de Coope-rativas de Euskadi. Vitoria: Gobierno Vasco, 1982, pp. 129-137.

Artículo de revista: NAREDO, José Manuel. Ciudades y crisis de civilización. Documentaciónsocial, abril-junio 2000, n.º 119, pp. 13-37.

5.º Los artículos deberán ser enviados en formato electrónico a la redacción de la revista ([email protected]. Teléfono 91 444 13 35).

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Últimos títulos publicados

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N.º 128 La calidad como imperativo en la Acción Social ............................................................................. 10,76

N.º 129 Trabajo en Red ....................................................................................................................................................................................... 10,76

N.º 130 Los procesos de inclusión y exclusión social de las personas con discapa-cidad ....................................................................................................................................................................................................................... 11,00

N.º 131 Violencia y sociedad ..................................................................................................................................................................... 11,00

N.º 132 Migración: Hacia un modelo de integración social ..................................................................... 11,00

N.º 133 Desarrollo local. Desarrollo social .......................................................................................................................... 11,00

N.º 134 Construcción y Constitución europea ............................................................................................................... 11,00

N.º 135 Intervenciones ante la exclusión social ........................................................................................................... 11,00

N.º 136 Los Objetivos de Desarrollo del Milenio .................................................................................................... 11,00

N.º 137 La Europa de los Gitanos ...................................................................................................................................................... 11,35

N.º 138 Vivienda y alojamiento ............................................................................................................................................................ 11,35

N.º 139 Ciudadanía ................................................................................................................................................................................................... 11,35

N.º 140 Comunicación y sociedad civil ..................................................................................................................................... 11,40

N.º 141 La protección social de la dependencia en España ....................................................................... 11,40

N.º 142 La cooperación al desarrollo y la construcción de la paz .................................................... 11,40

N.º 143 Empleo e inclusión .......................................................................................................................................................................... 11,40

N.º 144 La prostitución, una realidad compleja ............................................................................................................ 11,75

N.º 145 Re-pensar la intervención social .................................................................................................................................. 11,75

N.º 146 Responsabilidad Social de la Empresa .............................................................................................................. 11,75

N.º 147 Migraciones y desarrollo .......................................................................................................................................................... 11,75

N.º 148 La mediación: caja de herramientas ante el conflicto social ............................................ 12,20

N.º 149-150 50 Aniversario de Documentación Social: análisis, acción, desarrollo ... 16,00

N.º 151 Identidad y procesos de cambio ................................................................................................................................... 12,20

N.º 152 Sociedad civil y nuevos movimientos sociales ..................................................................................... 12,20

N.º 153 Acciones para un futuro sostenible ......................................................................................................................... 12,70

N.º 154 Dilemas de la Política Social ............................................................................................................................................. 12,70

N.º 155 Crisis del medio rural: procesos sustentables y participativos ........................................ 12,70

Próximo título

N.º 157 Nueva estrategia Europea: ¿Hacia qué modelo social? ............................................................ 12,80

156REVISTA DE ESTUDIOS SOCIALES Y DE SOCIOLOGÍA APLICADA

Director: Sebastián Mora

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Edición: Cáritas Española. EditoresSan Bernardo, 99 bis.28015 MadridTel. 914 441 000 – Fax 915 934 [email protected]

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enero-marzo, 2010

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enero-marzo 2010

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ISSN

041

7-81

06

MonografíaModelo de consumo, modelo de sociedad. Panorámica y tendencias.Grupo de Investigación «El consumidor y su entorno». Universidad Pontificia ComillasAproximaciones conceptuales y teóricas al consumo.Dulce Eloísa Saldaña LarrondoUn sistema alimentario y un consumo insostenibles.Josep Maria Antentas y Esther VivasBases morales, políticas y espirituales para un consumo transformador.Carlos BallesterosComercio justo: visiones y debates abiertos.Ignacio Hurtado PuertaEl modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida,ecoeficiencia y/o ecocapitalismo: opciones y perfiles de humanidad queensanchan las condiciones de sostenibilidad.Franco LloberaEl consumo asumible.Nuria del RíoBibliografía

Tribuna AbiertaHistorias de vulnerabilidad: la inestabilidad en el día a día.Gorka Moreno MárquezDinámicas y estrategias familiares de protección de la dependencia de lapoblación mayor.Iosune Goñi UrrutiaLa Inversión Extranjera Directa (IED) española en América Latina, Asia y África.Enrique Lluch Frechina y Luisa Alamá Sabater

Ciudadanía del consumo:hacia un consumo

más responsable

El consumo se ha convertido en una variable fundamental en eldesarrollo de los países, de las economías y en la creación de

riqueza. Los rasgos que caracterizan a nuestra sociedad son el individualismo y el dinero. Somos ciudadanos en tanto que

consumidores, y perdemos cada vez más otras características quenos definen y nos explican. Existimos en tanto en cuanto consumimos y

somos consumidos.

El aumento de la producción de bienes en un menor periodo de tiempo, unido a losavances en investigación permite unas posibilidades aparentemente infinitas deconsumo, a su vez cargado de consecuencias negativas, en especial para elmedio ambiente, debido a la creciente generación de residuos o el gasto

excesivo de recursos. Esto lleva a poner en duda el sistema económicoactual y a plantearse nuevas formas de consumo.

Este número de Documentación Social hace una aportación a lareflexión existente sobre el consumo responsable donde se mezclala visión académica con las experiencias prácticas; la denuncia con la

propuesta; el activismo con la construcción de elementos teóricos y parala reflexión.

Para ello se hace un recorrido teórico sobre las diferentes explicaciones que sehan dado a cómo y porqué consumimos; se elabora un análisis de las bases morales,

políticas y espirituales de un consumo comprometido; se presentan los principales postulados de partida del modelo actual de consumo; se hace un repaso al actual

modelo agrícola y alimentario y su apuesta por un sistema de distribución injustoy nada respetuoso con el medio (ambiente y social); continuando con un

análisis combinado del IDH y el concepto de huella ecológica, que aborda lanecesidad de crear y desarrollar un Índice de Sostenibilidad Humana; para

finalizar se presenta un extenso repaso al comercio justo y a los debates abiertos en nuestro país, para concluir con una serie de aportaciones

muy prácticas sobre cómo llevar a la vida cotidiana los planteamientos de un consumo responsable.