Upload
others
View
13
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
Una definición de lectura señala que “ leer es
un proceso de interacción entre el lector y el
texto, proceso mediante el cual el primero
intenta satisfacer los objetivos que guían su
lectura”. Analicemos, a continuación esta
definición:
Que la lectura sea un proceso quiere decir que se
trata de una actividad que implica una secuencia
de acciones más o menos regular. Leer es una
actividad que no se hace de golpe, sino que es
necesario avanzar desde la primera hasta la
última palabra del texto, desde aquello que el
lector sabe o cree antes de leer, hasta lo que el
texto le aporta.
Que este proceso sea interactivo quiere decir que la
acción de leer es recíproca: el lector actúa sobre el
texto y este, sobre el lector. Esta idea puede parecer
extraña, si se tiene en cuenta que muchas personas
consideran la lectura como un acto de recepción
pasiva. Sin embargo, tal como en cualquier otra
forma de comunicación, la recepción es una
operación activa, ya que implica importante esfuerzos
de voluntad del receptor.
El último rasgo distintivo de la definición apunta
a la finalidad del proceso de lectura. Esta puede
ser muy variada, ya que corresponde a la del
lector. No todos los procesos de lectura
persiguen los mismos fines; en cada caso
movilizan al lector diversas motivaciones. Estas
se denominan objetos de lectura.
Mediante la lectura pueden satisfacerse variados
propósitos; por ejemplo, puede leerse para encontrar
un dato específico, para seguir instrucciones,
aprender, corregir un escrito propio o ajeno, para dar
cuenta de que se ha aprendido o por placer. Sin
importar cuál sea el propósito que guía al lector, éste
siempre requiere de la comprensión parcial o global
de lo leído.
Puede definirse la comprensión lectora como un
proceso de lectura que se caracteriza por la
construcción de una interpretación del texto. En
otras palabras, una lectura comprensiva es
aquella a través de la cual el lector va otorgando
sentido a lo que lee, de modo coherente con el
texto y con sus conocimientos y experiencias.
Existen dos clases básicas de comprensión, una
global, que corresponde al sentido y al propósito del
texto completo, y una local, que corresponde al
sentido y la función de cualquiera de sus partes
( palabras, oraciones, párrafos, etc.) En general, estas
dos clases de comprensión son interdependientes, ya
que sólo la totalidad del texto permite asignar el
valor preciso de cada una de sus partes.
Con frecuencia se define el tema como
aquello de lo que se habla en un texto. Esto
es correcto, pero se necesita aclarar qué
implica y cómo puede reconocerse el tema de
un texto, para que esta definición pueda ser
usada en beneficio de la lectura.
Lo anterior implica que el tema puede ser una serie muy amplia
de cosas. Todo aquello de lo que pueda hablarse es susceptible
de ser el tema de un texto. Dada la función metalinguística del
lenguaje, un texto puede abordarse y comentarse a sí mismo; sin
embargo, lo más común es que los textos traten sobre algo
distinto de ellos mismos, sobre un determinado aspecto del
mundo. Por lo tanto, el tema puede caracterizarse como aquello
que el autor tiene la voluntad de abordar, representar o discutir
mediante el lenguaje.
El tema responde a la pregunta ¿ de qué se trata el texto?
Un texto puede tratarse de cualquier aspecto del mundo:
una persona, una cosa, una relación, una historia, otro
texto, un proceso, un hecho, una opinión, entre otros
muchos. De este modo, el tema corresponde a un
REFERENTE al que apuntan o aluden la mayoría de los
enunciados que componen el texto. Se trata de algo que
puede ser identificado.
El tema del texto puede formularse mediante una palabra o una frase
simple.
Puede decirse que determinar el tema consiste en encontrar las palabras
adecuadas para nombras o mencionar aquello a lo que el texto se
refiere. Las palabras o expresiones que se usen para dar cuenta del tema
de una obra no deben constituir una oración o proposición, es decir, NO
TIENEN QUE LLEVAR UN VERBO CONJUGADO. Deben limitarse a
identificar de manera completa aquello de lo que se habla, PERO NO
AGREGAR MÁS INFORMACIÓN.
Se puede decir que un texto trata sobre EL
COMERCIO DE CEBOLLAS; en cambio, una
expresión como el comercio de cebollas ha
bajado mucho en la última temporada, ya no
sólo identifica un aspecto del mundo, sino
que entrega información nueva sobre él.
Otra forma de expresar los temas es con frases nominales
como, por ejemplo, la baja del comercio de cebollas. En
este caso, la palabra que identifica el tema es baja, por lo
tanto, el tema no es el comercio de cebollas en general,
sino el descenso de esta actividad. A partir de dicho tema
se podría enunciar sus causas, pronosticar su
recuperación, entregar información detallada sobre él,
etc., pero estas operaciones ya no corresponden al tema,
sino a lo que se dice sobre el tema.
Para identificar correctamente el tema es
necesario acotar de forma precisa el grado de
generalidad con que se aborda. No es lo mismo
decir que un texto se trata sobre el amor, sobre
el amor en la obra de Juan Rulfo o sobre el amor
en la obra de Juan Rulfo como una forma de
realización vital imposible.
La idea principal “ informa del enunciado o
enunciados más importantes que el escritor
utiliza para explicar el tema”. Para dar cuenta
de ella o reconocerla entre varias
posibilidades, es necesario distinguir en el
texto lo esencial de lo accesorio.
Un buen lector debe ser capaz de determinar cuál
es la idea principal, tanto de un texto completo
como de una parte de él. Esta operación implica,
en principio, ser capaz de distinguirla del tema
del texto. Luego, es necesario determinar si la
idea principal se puede encontrar explícitamente
formulada en él o si es necesario “ reconstruirla”
a partir de la información textual.
Mientras el tema responde a la pregunta ¿ de qué se trata?, la ideal
principal responde a la pregunta ¿cuál es la idea más importante que el
autor explica acerca del tema?
Mientras el tema puede expresarse mediante una palabra o frase
sencilla, la idea principal requiere de una frase más compleja o de una
oración para ser formulada.
Mientras el tema presenta una información muy restringida acerca del
texto, la idea principal contiene mayor cantidad de información.
El tema informa acerca de qué aspecto del mundo es
abordado en un texto, es decir, se refiere a algo. Esto
puede ser cosa muy sencilla, como una anécdota
cotidiana o la descripción de una taza, o algo muy
complejo, como una época histórica o un problema
científico. Sea cual sea el tema, para dar cuenta de él
es necesario mencionarlo, referirlo o indicarlo, es
decir, aclarar de qué se habla, mostrarle al lector el
asunto.
Cuando se formula la idea principal, en cambio, ya no
basta con mostrar un aspecto del mundo, sino que es
necesario ponerlo en relación con la actitud del autor
hacia él y con la información que se usa para
abordarlo. En otras palabras, LA IDEA PRINCIPAL
IMPLICA AL TEMA. Para enunciar la idea principal hay
que predicar algo acerca del tema de manera fiel a
los dichos del emisor del texto; en otras palabras,
determinar qué se dice en el texto acerca del tema.
La idea principal corresponde, mucho más
que al tema, al concepto de contenido. Por
ejemplo, se puede informar acerca del tema
de un relato deportivo de la radio diciendo:
se trata de un partido de fútbol; pero sólo se
informará de la idea principal si se dice quién
ganó y de qué manera.
La idea principal resume el pensamiento más
importante de cada párrafo.
Produce unidad y coherencia en el texto.
Debe ser elaborada mentalmente por el lector en una
breve frase resumen.
Se extrae con la pregunta : ¿ De qué se habla?
Si eres capaz de parafrasear con tus propias palabras la
idea principal, quiere decir que entendiste el texto.
La idea principal de un texto nos conduce al título, es
decir, el título se encuentra directamente relacionado con
la idea principal.
Por lo tanto, también el título debe obtenerse con la
pregunta ¿ de qué se habla en el texto?
La pregunta por el título es una pregunta de síntesis que
requiere una lectura global del texto de principio a fin.
Un buen título debe:
A) corresponder a la idea principal del texto.
B) Ser lo más específico posible.
C) Debe evitar ideas secundarias o datos
irrelevantes.
Ejemplo:
La inspiración de la literatura, la fuente de la que bebe
y vive, su única razón de ser, es la propia vida. Y en la
vida de cada uno, un momento trascendental es aquel en
el que surge el amor. Nuestra existencia, tan llena de
injusticias, de dolor, del color gris de la mediocridad y de
la cruel herida del sin sentido, se ve iluminada, a veces,
por los colores del arco iris, por un paréntesis
resplandeciente que, súbitamente, le confiere sentido.
Ejemplo:
Ésta es la idea que, sospecho, condujo a Mario Bennedetti a
escribir La tregua. Ese paréntesis, esa tregua, la del amor,
constituye, seguramente, el tema más tratado en la literatura
occidental; porque condensa todo lo que realmente preocupa al
ser humano: lleva en sí el deseo y la felicidad de estar vivos, la
angustia del tiempo y el sueño de escapar a la muerte, el anhelo
de la libertad y la necesidad de compartir emociones,
experiencias y pensamientos, la necesidad de no estar solos y
comunicarnos con el otro.
Título:
Preguntarse de qué se habla en el fragmento leído.
Responder con la idea que actúa como eje temático: “ la literatura toma
como fuente de inspiración temas de la vida misma”
¿Qué se dice de la literatura como fuente de inspiración?: “ un tema de
inspiración de la literatura es el amor”.
Por lo tanto un buen título para el texto debería contener las palabras
clave: literatura, inspiración, amor. Por ejemplo, “ La literatura y su
principal fuente de inspiración: el amor”.