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LA ECONOMIA DESCALZA Colección Pensamiento Descalzo - 1 Coedición de CEPAUR-Centro de Alternativas de Desarrollo y NORDAN -Comunidad, bajo la responsabilidad de Man fred Max -Neef y Ruben G. Prieto. Señales desde el Mundo Invisible

Colección Pensamiento Descalzo - 1 - Manfred Max-Neef · Señal es d esd e el Mundo Invisi ble. Edición original en inglés: From theOutside Looking In: ... entender la inmensa

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LA ECONOMIA DESCALZA

Colección Pensamiento Descalzo - 1Coedición de CEPAUR-Centro de Alternativas de Desarrolloy NOR DAN-C omunidad, bajo l a responsabi li dad deManfred Max-Neef y Ruben G. Prieto.

S eñal es d esd e el Mundo Invi s i bl e

Edición original en inglés:From theOutside Looking In:

Experiences in 'Barefoot Economics'Dag Hammarskjöld Foundation, 1982

Edición en sueco:Fran andra sidan

Förlaget Nordan-Comunidad,1984

©Manfred Max-NeefEditorial Nordan, 1986

Estocolmo, Buenos Aires, MontevideoDiseño de tapa: Ruben G.Prieto

ISBN 91 7702 142 8

nordanc o m u n i d a d

E C O N O M Í AD E S C A L Z A

Señales desde el Mundo Invisible

Trad u cc ión d e Es t el a Lo rca

P ról o go d e L eop o ld K oh r

MANFRED MAX-NEEF

A Matías Felipe, mi primer nieto,que nació junto con este libro.

Mi anhelo es que él y todos los de su generaciónpuedan gozar de un mundo más justo

que el que describo aquí.

Prólogo a la edición castellana

Este libro nació en Suecia , escrito en inglés por unchileno que m uch as co sas las pien sa en alemán. ¿Por quéno h ice yo m ismo la v er sión castellan a? Me lo hanpreguntado v arias v eces. La respuesta es simple. Comoautor no soy capaz de traducirm e a mi mismo. Si lo intento,acabo escribien do otr a co sa. Es un poco la magia y elm isterio de lo s idiomas. Cam biar de idioma es comocam biar de m un do, y en cada m un do vemo s y sentimos losmismos sentimientos con ritmos, texturas y tonalidadesdist int as. No po demo s p erm an ecer n eutrales. En cadam un do no s comprom etemo s de m anera difer ente co n larealidad o co n la fantasía. De allí que agradezco m uy dev eras a Estela Lorca, mi traductora, por haber realizado esteesfuerzo.

Agradezco tam bién a mis amigo s de Nordan-Com unidad por el cariño libertario con que han producido estaedición.

He decidido agregar un Po st ludio que no está en lasediciones in glesa y sueca. Se trata de un a ref lex ión escr itacuatro año s desp ués de haber term inado la ver sión or igin alde este libro. Pien so que v iene al caso para tratar deentender la inmen sa crisis en que se debate nuestro mundoactual.

Santiago, Invierno de 1985

Prólogo

Es una mera coincidencia que me encuentre precisamenteen Liechtenstein escribiendo este prólogo para el libro deManfred Max-Neef sobre el desarrollo de algunas regionespobres de América Latina. Pero tal vez no esté totalmente vacíode sentido el que haya vuelto finalmente a tomar la pluma eneste principado encantador que se descuelga como una tapiceríamedioeval desde las montañas majestuo sas que cruzan sus160 kms.2 de territorio, y que se extiende a lo largo del Rhin,cerca del Lago Constanza, entre los límites de Austria y deSuiza.

Digo que puede no estar desprovisto de sentido, por variasrazones. En primer lugar, Liechtenstein es una de lascomunidades soberanas más pequeñas del mundo. Esto deberíaser especialmente atractivo para Manfred Max-Neef para quienlo pequeño no es sólo un slogan hermoso sino como en el casode Fritz Schumacher, una filosofía que impregna todo supensamiento. Su dimensión es la ideal para un estado tal comolo definiera Aristóteles, es decir la que p uede abarcar se deuna sola mirada. Su población es de 25.220 habitantes, de loscuales 15.974 son ciudadanos y 9.246, extranjeros. La densidadde la población es de 157,6 por km.2. Sus habitantes viven en 10aldeas, armoniosamente distribuidas en conglomerados que vandesde 280 personas a 4.552, que rodean la capital con 4.614habitantes. Esta se cobija al pie de la montaña del castillo delPríncipe, curador de la Galería Liechtenstein, una de lascolecciones de pintura de mayor prestigio mundial. Hay unautomóvil por cada dos habitantes, la tasa de desempleo varía

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en un punto increíblemente fraccional por sobre cero y la pobrezano existe.

Hay problemas. por cierto. Todavía mueren diez de cada diezpersonas: las inundaciones y torrentes producen dolores de cabezatodos los años; y demasiados extranjeros son atraídos por sufloreciente economía. Pero no hay nada que quede fuera delcontrol de los mortales corrientes. Tal como me lo dijeraAlexander Fr ick, un ex-Primer Ministro: «Para cuando unagran potencia se entera de algún desastre, ya estamos a mediocamino en la reparación del daño».

Hay muchos que consideran que esta situación de bienestarsocial y personal se debe a factores externos, tales como elapetito insaciable de los filatélicos del mundo por los hermosossellos postales, constantemente renovados, que el principado emi-te al tenor de 50 millones de francos suizos al año; a los turistasque se detienen brevemente en su paso del Este al Oeste, o delNorte al Sur en sus viajes trans-europeos; o, sobre todo, a losconsorcios transnacionales, a los grandes «holdings» que hanescogido a Liechtenstein como refugio tributario, en tal número,que la población «corporativa» del estado ha llegado a ser tangrande como la física. Es así como, mientras otros países tienenhoteles y moteles. Liechtenstein tiene además «Bureau-tels queofrecen a los presidentes de las compañías visitantes no sóloalbergue, sino servicios secretariales y de teletipo.

No es sorprendente entonces que muchos expertos en eco-nomía atribuyan la prosperidad de Liechtenstein a estas influen-cias foráneas. Sin embargo, la verdad se encuentra en direcciónopuesta. Parodiando un famoso dicho de David Ricardo: «Liech-tenstein no es rico porque tantas empresas se encuentran ahí;las empresas están ahí porque Liechtenstein es tan rico». Estosignifica que no hay peligro de que nadie —gobierno, naciona-listas, obreros, campesinos, reformadores— se interese enexpropiarlos. Y esto ha sido lo que ha atraído a las corporacionesinternacionales. No han venido en busca de beneficios tributa-rios, sino por la seguridad y estabilidad que da una poblaciónque en sí misma es lo suficientemente rica como para noenvidiar

envidiar a los que son aún más ricos... y que, al mismo tiempo no estan rica como para condenarse a la holgazanería que es una causade perturbación social aún más grave que la pobreza.

Pero si ni los sellos postales ni las corporaciones extranjeras sonresponsables de la prosperidad intrínsecamente autónoma deLiechtenstein... ¿qué lo es? Y es aquí donde entra a jugar lopequeño. Porque así como las olas toman su dimensión delvolumen de agua que atraviesan, así los problemas sociales, yasean de agitación, retardo económico, desempleo, inflación, crimen,terrorismo o guerra, tienen una escala que se ajusta a la dimensiónde la sociedad que afligen. Es así como incluso los problemas másgraves son tan reducidos en una sociedad pequeña, que aquelloque en una sociedad grande no puede ser resuelto ni por un genio,puede ser manejado en la primera por todos y cada uno de los quetengan una medida normal de sentido común. Porque en latransparencia de sus estrechos límites nada puede quedar oculto ala visión natural. No existen los «invisibles», como llama ManfredMax-Neef a los anónimos actores de la Historia, a las masas, sobrecuyos hombros construyen los economistas, sociólogos ehistoriadores sus preciosas abstracciones que se desvanecenmucho antes de tocar tierra y que sólo sirven para impresionar alos expertos en vez de mejorar las condiciones de aquellos queestán llamados a ayudar.

Pero aún hay otra razón que imparte un significado especial alhecho de que Liechtenstein me ha impulsado a escribir esteprólogo dentro de sus fronteras. A unos 800 mts. en las montañas,más arriba de mi pequeña hostería, vive Josef Haid, viejocondiscípulo mío de mis tiempos de Salzburgo. Su carrera fue la deun consultor de negocios de gran prestigio que logró cambiar lasfortunas de muchas empresas que iban cuesta abajo, para llevarlasa las alturas del éxito. Sin embargo, lo que él considera como laverdadera obra de su vida, es un pequeño volumen depensamientos que ha titulado «On the Side of Life». Cuando susecretaria lo escribió a máquina, le rogó insistentemente que nopermitiera que sus clientes sospecharan que él era su autor. «Van acreer que Ud. es un excéntrico» le dijo.

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Ahora bien, las ideas de Josef Haid son simples,económicas, eficientes y revolucionarias. Pero lo que lo capacitópara inducir a sus clientes a aceptar sus ideas revolucionariaspara reestructurar sus empresas, su producción, su filosofía decomercialización y sus relaciones con la sociedad, el Estado, lostrabajadores, los clientes e incluso las artes, fue una idea básica:«si algo anda mal en cualquier aspecto: si una persona en pos deléxito, fracasa; si otra que busca la salud se enferma; si el quepersigue la felicidad es desgraciado y el que anhela paz,atormentado, la causa es siempre la misma: de alguna forma, enalguna parte, dicha persona está violando el orden de lanaturaleza. Está actuando 'lebenswidrig'; su comportamiento escontrario a los designios de la vida. De ahí que lo úniconecesario para mejorar su condición sea descubrir qué leyuniversal está quebrantando y llevarlo a actuar 'lebenrichtig', esdecir, en armonía con el orden de la vida».

El único problema es que esto no es tan simple comoparece: exige un estudio en profundidad y una penetración de lasrelaciones ocultas de la existencia. Cuando esto se realiza, sepuede conducir a las revelaciones más inesperadas y a laspercepciones filosóficas más hondas que podrían parecer pocorealistas, fantásticas y misteriosas a una persona que sólo vagarapor la superficie, así como las formas de la vida submarinaaparecen ante el buzo que se desliza entre bancos de coral ydescubre que la vida al fondo del océano sobrepasa en variedadtodo lo que pudieran imaginar nuestros novelistas de la eraespacial. Sin embargo, si sigue bajando más aún, observará quelas formas de vida se hacen nuevamente simples, revelando launidad subyacente de todas las cosas e indicando en su análisisfinal que todo principio que se aplica en un campo podrá seraplicado «mutatis mutandi» en millares de otros campos. Lo quetiene sentido en cualquier parte, es sentido común en todaspartes. Y no hay principio con mayor sentido o más fundamentalpara el esquema de las cosas que lo pequeño.

Por lo tanto, la persona capaz de ayudar en un problemaaparentemente tan materialista como el desarrollo económico,wewe

es el filósofo, más que el mero especialista técnico; aquel que esguiado por el concepto de 'lebensrichtig' más que por la solaconveniencia económica, aunque se le considere como un ro-mántico o un excéntrico. Fue por esto que Schumacher tituló suúltimo libro «Guía para los Perplejos», t ítulo más significativoque el que diera a su primer libro: «A Guide to IntermediateTechnology», que no habr ía tenido mayor eco si suinspirado editor no hubiera intervenido para acentuar sudimensión filosófica más que práctica, llamándolo: «Small isBeautiful».

Pero ¿qué relación tiene todo esto con el concepto de desa-rrollo de Max-Neef? Muchísima.Porque su libro no sólo sirve devalioso guía, capaz de conducir a expertos y legos, a gobiernos ypueblos, a economistas e historiadores y a los «visibles» queestán arriba así como a los «invisibles» que están abajo, haciauna nueva comprensión del proceso de desarrollo y del papelvital desempeñado por lo pequeño, no por el hecho de quefuncione bien en Liechtenstein, sino porque es «lebensrichtig» yque, en ese sentido funciona en todas partes. Revela también aesos escasos autores que, como Josef Haid en su labor deconsultor, muestra el camino del éxito introduciendo al lector-cliente a una comprensión general, no tanto de las leyes de laeconomía sino de las leyes más profundas de la naturaleza. Max-Neef es un meta-economista en el verdadero sentido de laexpresión: el que ilumina su materia con un discernimiento quealcanza a llegar más allá de la materia misma. Se ha liberado delas amarras académicas de los especialistas del desarrollo, que nosabrían qué hacer con sus conocimientos en las llanuras de Brasilo con las tribus de Ecuador, dándonos un ejemplo de lo que hoydía se está conociendo en términos tan dudosos como el«enfoque de abajo hacia arriba» (bottom-up approach), diez añosantes de que los expertos lo vislumbraran. Experimentando losproblemas que le habían llamado a resolver como economista,con un celo que a veces ha debido acercarse al de los mártires yque nos hace recordar la crónica ecuatoriana de Moritz Thomsencuando miembro del Cuerpo de Paz, «Living Poor». Bien puedoim agin ar que un a co m un idad agra decida co m o la

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de los artesanos de Tiradentes, queriendo emular la PlazaTrafalgar de Londres, bautizara alguna capilla del camino conel nombre de «San Manfred de los Campos» (St. Manfred inthe Fields).

Pero la parte más valiosa del libro de Max-Neef, así como desu estudio anterior sobre «Trabajo, Tamaño Urbano y Calidadde Vida» bien podría no ser la lección práctica que podemosextraer de él. Su verdadera realización está más bien en lo quepareciera dar a entender al margen, como cuando se aboca a unanálisis filosófico profundo y riguroso de las relacionestiempo-espacio, que, tal como muchos de sus comentariosmarginales, sólo puede ser absorbido si se lee a ritmo lento.Pero una vez captada su esencia, uno siente el impulso dereleerlo una y otra vez y, no sólo para el propio deleite. sinotambién —como lo he hecho yo— para leerlos en voz alta enbeneficio de otras personas. Es evidente que no se trata demeras digresiones. Como en el caso de «On the Side of Life»de Josef Haid, conforman la base filosófica de la que extrae susteorías del desarrollo. No me cabe duda de que si ManfredMax-Neef hubiera vivido hace 50 años o si Heilbronnerhubiera escrito 50 años más tarde, éste lo habría incluido en suobra «Wordly Philosophers», destinada a destacar el hecho deque los logros más significativos en economía han sidoinvariablemente aportados por los filósofos más que por lospracticantes de la materia. Manfred Max-Neef tiene ladistinción de ser ambas cosas.

Pero hay otras razones que hacen que este libro sea tanatractivo como lleno de enseñanzas. En sus conmovedorasconfesiones de decepción y fracaso, tiene algo del encanto ysinceridad de Rousseau y San Agustín. Las personas conquienes trabaja están descriptas con rasgos muy nítidos, comocuando los niños que estudia le confían que su idea de la«buena vida» es poder comer sardinas, y su noción de lo maloque podría sucederles es que una nave espacial se desintegrarasobre su pueblo. Algunos de sus paisajes están impregnados depoesía. Su descripción de sí mismo como un gigante rubio, deojos azules, una especie de vikingo en Tiradentes, recorriendo

a zancadas la región que ha venido a ayudar, indica que por lomenos uno de los factores del éxito de una misión es la figuracarismática de un líder que inspira confianza, por razonesajenas al papeleo y a la burocracia.

Leopold KohrLiechtenstein, septiembre de 1982

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Preludio

Las historias tras del libroSi Ud. es un viajero en Llao-Llao —idílica ciudad de

la Patagonia argentina— y trepa desde el pequeño puertopor el cerro, se verá rodeado por todas partes demontañas y lagos, antes de penetrar en un bosque nativode antiguos coigües. Al dar la curva, se encontrarárepentinamente frente a una hermosa mansión de troncos,que hoy día es la sede de uno de los mejores institutos deinvestigación de su género en América Latina: LaFundación Bariloche, donde tuve el privilegio de trabajarun par de años como investigador. Al acercarse, tendrá lasensación de que los elementos naturales y los de lafabricación humana parecen integrarse en una armoníacasi perfecta.

Se entra a la mansión después de pasar bajo un arcoformado por dos gigantescos maxilares de ballena azul,experiencia especialmente sorprendente en ese lugarsituado a unos 500 km. de las costas atlánticas. La historiade la mansión es casi tan extraña como su pórtico.

Hace varias décadas —exactamente cuántas no sé—fue construida por un ballenero retirado, llamadoRangvald Nielsen que llegara al lugar desde su nativaEscandinavia. Mi imaginación se encendió al enterarmedel origen de la casa y traté de evocar al hombre y a suscircunstancias, hasta que fragmentos de una posiblerealidad empezaron a tomar cuerpo en mi mente.Desilusionado por la horrible devastación producida por

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la Guerra Europea, este moderno vikingo salió en pos deun lugar donde establecerse. Incapaz de despojarse de suidentidad, el hombre que había perdido un mundo, seconvirtió en el hombre en busca de un paisaje. Y fue aquídonde encontró de nuevo sus montañas y sus lagosnórdicos. Aquí se instaló, construyó, soñó y murió.

Fue en este mágico lugar donde conocí en octubre de 1980 aSven Hamrell, otro escandinavo que había cubierto lasdistancias desde Uppsala para participar en un seminarioorganizado en la mansión por la Fundación Bariloche. Noscomunicamos bien desde el primer momento. Descubrí queestaba realmente interesado en mis experiencias de terreno enAmérica Latina y disfrutamos de largas conversaciones por lasnoches, después de las sesiones del Seminario. Era muy hábil ysus preguntas calaban hondo en mis experiencias, motivaciones,anhelos y creencias. De hecho, me extrajo tanta información,que llegué a tener la sensación de estar sometido a un análisisintrospectivo en manos de un psico-terapeuta de capacidad pococomún. Cuando durante nuestro último encuentro me preguntósi me gustaría escribir un libro sobre mis experiencias y mifilosofía del desarro llo que incluyera la per spectiva hum anade mis vivencias en Brasil y en Ecuador, le respondí que ésehabía sido mi deseo desde hace mucho tiempo, pero que,careciendo de fondos para sostener a mi familia y a mí mismodurante el tiempo que lleva escribir un libro, había renunciado ahacerlo. Había recibido anteriormente comisiones yfinanciamientos para escribir libros técnicos y ensayos, pero meparecía muy poco probable encontrar apoyo financiero para unlibro como el que estábamos discutiendo. Mi sorpresa fuegratísima cuando Sven Hamrell me extendió en el acto unainvitación para pasar seis meses en Uppsala y escribir mi libro,bajo los auspicios de la Fundación Dag Hammarskjöld. El librosería una contribución al seminario por etapas que la Fundaciónestaba realizando sobre el tema «Desde la Aldea hasta elOrden Glo bal». Conforme el plan, llegué a Uppsala sietemeses más tarde.

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Si Ud. es un viajero en Uppsala que va caminando porel parque de la Universidad, desde el edificio principal,

hasta enfrentar el antiguo y venerable edificio Gustavia-num, encontrará nueve piedras rúnicas vikingas a lo

largo del camino.Todas, menos una, talladas enmemoria de los muertos: padres, hijas, hijos, hermanos oamigos. La excepción es la primera de estas piedras quellama la atención durante el paseo. Si logra encontrar aalguien capaz de leer e interpretar las runas, descubrirá

que dicen lo siguiente: «Vikmundr hizo tallar esta piedraen memoria de sí mismo, el más diestro de todos los

hombres. Dios guarde el alma del capitán Vikmundr.»Mi imaginación se encendió al conocer el sentido de la

inscripción y traté de imaginar al hombre y suscircunstancias, hasta que fragmentos de una posible

realidad empezaron a tomar cuerpo en mi mente.Queriendo ampliar su horizonte, e incomprendido tal vez

por los demás, este vikingo se había visto reducido asustentar sus acciones en su propia capacidad de

auto-dependencia. Ansioso de proyectar su identidad, elhombre que renunció a un paisaje se convirtió en el

hombre en busca de un mundo. Siendo la curiosidad másfuerte que la nostalgia, alzó las velas y absorbió todo lo

que se cruzó en su camino. No se instaló en ningún lugary murió en un rincón desconocido para nosotros. Nos

dejó, sin embargo, un mensaje de fe y auto-dependenciaque es tan inspirador y válido hoy día como lo fuera hace

novecientos años.

En mayo de 1981, al llegar a Upp sala, Sv en Hamrellme presentó a los demás miembros de la Fundación DagHammarskjöld: 01 1e Nordberg, Lotta Elfström, Gerd Ericson,Kerstin Kvist y Daniel von Sydow. Habiendo sido desde hacíamucho tiempo admirador de la filosofía del desarrollo de laFundación y, conocedor del bien ganado prestigio de que goza-ba en el Tercer Mundo, me pareció increíble que todo eso fuera

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producto del trabajo conjunto de seis personas solamente. Fuepara mí la confirmación de la eficiencia que puede lograrse pormedio de la «pequeñez» organizada. La ausencia de burocracia,combinada con un trabajo frenético, plazos apremiantes y unaatmósfera frecuente de caos creativo, conformaban el entornohumano más estimulante que me había tocado conocer.Además, la casa de la institución que tanto había hecho porpromover la autodependencia, se encontraba a escasa distanciade la piedra de Vikmundr, el hombre que creía en ella y que lapracticaba novecientos años antes. Esto me daba una gratasensación de coherencia intemporal. Como ambiente para escribirun libro, cuyo «leitmotiv» era lo «pequeño» y la autodependencia,éste era —así lo pensé— el lugar más perfecto. El toque supre-mo de calidad fue que me otorgaron el privilegio de usar, paraescribir mi libro, el escritorio que fuera de Dag Hammarskjöld.Va mi sincera gratitud para esos seis seres humanos excepcio-nales que tanto me enseñaron y que me honraron con su esti-mulante e inolvidable compañía. Pero hay otras dos personas aquienes debo gratitud: Olivia Bennet, la editora más acuciosaque he conocido y Gabriela, mi compañera de vida, a cuyo jui-cio crítico sometía todas las noches mis escritos del día.

Toda historia tiene su conclusión. En este caso se trata de unlibro y, además, de un enigma. El libro es una realidad materialen manos del lector. En cuanto al enigma... el hecho de quetuviera que ser un hilo conductor escandinavo, tendido desde elBáltico a la Patagonia el que me permitiera desentrañar, eincluso comprender, dos historias latinoamericanas quepertenecen, como diría Pablo Neruda, «a lo más genital de loterrestre», es un misterio que nunca quisiera dilucidar.

El libro tras las historias

Este es un libro sobre economía «descalza». Tal como podríahaberlo dicho Fritz Schumacher: «de economía como si la genteimportara». En cierto sentido surgió de mi crisis personal como

economista. Hace unos quince años me di cuenta de que loseconomistas se estaban convirtiendo en gente peligrosa, algo de loque debí haberme percatado mucho antes. Su disciplina, a pesarde las advertencias de Lord Keynes de que no se deberíasobreestimar la importancia de los problemas económicos endesmedro de materias más importantes y de significado máspermanente que resultan sacrificadas en aras de sus supuestasnecesidades, dicha disciplina se transformó de golpe en laciencia mágica, en la única capaz de dar respuesta a losproblemas más agudos que aquejan a la sociedad. Sus expertosse vieron repentinamente investidos del poder de ejercer suinfluencia sobre empresas, grupos de interés y gobiernos, papelque se apresuraron a asumir con gran orgullo, convirtiéndose asíen los nuevos hechiceros poderosos e inaccesibles. Laeconomía, que originalmente se derivó de la filosofía moral,perdió de pronto gran parte de su dimensión humana que fuereemplazada por teorías caprichosas y trivialidades técnicas,incomprensibles para la mayoría e inútiles para todos, exceptotal vez para sus autores que suelen ganar premios por haberlaselaborado.

Después de muchos años de trabajar como economista endiversos organismos internacionales, mi entusiasmo yoptimismo de los primeros tiempos empezaron a ceder el paso auna creciente desazón. Seguir siendo testigo o participantedirecto en esfuerzos por diagnosticar la pobreza, por medirla ydiseñar indicadores que permitan establecer el umbralestadístico o conceptual más allá del cual se define el porcentajede los clasificados como extremadamente pobres; participardespués en costosos seminarios y conferencias aún más costosaspara comunicar los resultados, interpretar el sentido de loshallazgos (¡Dios mío!); criticar las metodologías tras loshallazgos; expresar profunda inquietud (a menudo durante elcocktail), por lo que dichos hallazgos indican y, finalmente,emitir recomendaciones para solicitar más fondos destinados aproseguir con las investigaciones y discutirlas en una próximareunión, todo eso se me apareció de pronto como un ritual untanto obsceno en el cual yo estaba participando alegremente.

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No todo fue negativo, por cierto, en mi experiencia defuncionario internacional. Me beneficié considerablemente delos ejemplos de abnegación y sabiduría que me dieran algunoscolegas y superiores. También conocí o participé en algunosprogramas bien concebidos e inspiradores, en la medida en quecontribuían realmente a mejorar las condiciones de vida de lagente para la cual habían sido diseñados. A pesar de estasexperiencias positivas guardo la impresión de que en la mayoríade los organismos internacionales, estos casos son la excepciónmás que la regla. De ahí que no lograran tranquilizar mi menteni postergar la erupción de mi inminente crisis personal.

Me parecía que algo tenía que andar mal en un sistema que,siendo capaz de reunir un enorme caudal de información yconocimientos se demuestra tan impotente y ambiguo cuandotiene que responder con acciones vigorosas y adecuadas a larealidad derivada de dicho conocimiento e información. Mipropia interpretación de las razones subyacentes en lasperturbadoras contradicciones del sistema se discuten másadelante.

En todo caso, mi conciencia de estas contradicciones, juntocon el hecho de vivir en un mundo donde, a pesar de lasconferencias trascendentales, la información y el conocimientoacumulados, los grandes planes sociales y económicos y las«décadas de desarrollo», la pobreza creciente. en términosabsolutos y relativos, es una tendencia estadística indiscutible,(algo que puede comprobar cualquiera que esté dispuesto aobservar y a ver) me indujeron a reevaluar mi papel deeconomista. En resumen, este ejercicio crítico me llevó aidentificar cuatro áreas de inquietud personal: nuestra admiraciónilimitada por el «gigantismo» y las grandes soluciones; nuestraobsesión con las mediciones y cuantificaciones; nuestro enfoquemecanicista para la solución de los problemas económicos; ynuestra tendencia a simplificar en exceso, reflejada en lapreferencia por una «objetividad técnica» a costas de la pérdidade una «visión moral», un sentido de la Historia y una inquietudpor la complejidad social.

Es justo reconocer que algunos economistas no se vieronafectados por esta enfermedad y mi contacto con ellos resultó

decisivo, en la medida en que las incursiones críticas en las queme aventuré bajo su influencia, bastaron para cambiar el cursode mi vida, no sólo como profesional sino también como serhumano. Corté mis lazos con las tendencias impuestas por el«establishment» económico, me liberé de las «objetivasabstracciones» y decidí entrar al barro «con los pies descalzos».El mundo rico e insospechado que descubrí después de dar esepaso, es el tema de este libro. De ahí que su objetivo no sea elde proponer una teoría general ni de hacer una contribuciónacadémica, sino el de describir episodios de la vida en que loshechos y sentimientos humanos —míos y de otros—reemplazaron a las estadísticas abstractas. Sin embargo me hepermitido teorizar un poco («mea culpa») en algunos interludiosincluidos en el texto. Que lo haya hecho porque era realmentenecesario o porque aún no estoy lo suficientemente madurocomo para liberarme totalmente de ese hábito, es algo para locual no tengo una respuesta satisfactoria. En todo caso, entregoal lector esos pensamientos para que juzgue el valor quepudieran tener.

He escogido dos historias para mi relato. La primera serefiere a las privaciones de los campesinos indios y negros dela Sierra y de la selva costera del Ecuador. La segunda, hablade la pobreza de los artesanos y artífices de una pequeña regiónde Brasil. En cierto sentido, la primera es la historia de un éxitoque fracasó, y la segunda la de un fracaso que alcanzó el éxito.Ambas son una lección de economía a escala humana.

Dejemos que las historias hablen por sí mismas.Uppsala, verano de1981

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I Parte

«El Proyecto ECU-28»Comunicación horizontal para la

partic ipac ión y auto- dependenc iade los campesinos

1 Int roducció n

La crea ció n d e un nuevo frente

Dieciseis años antes de mi llegada a Quito en enero de 1971,la Organización Internacional del Trabajo (OIT), había fundadola «Misión Andina del Ecuador» con el propósito de mejorar lascondiciones de vida en las comunidades indígenas. Esta acciónera parte de un programa regional más ambicioso, llamadoAcción Andina, que, bajo la sensata dirección de hombres talescomo Jef Rens y Carlos D'Ugard, había emprendido yestimulado empresas similares en otros países de la regiónandina. Cuando me incorporé a la escena, la Misión Andina delEcuador (MAE) ya había dejado de ser una agencia de la OIT yse había convertido en institución nacional, dependiente delMinisterio del Trabajo y Bienestar Social, encargada de llevar acabo el Plan Nacional de Desarrollo Rural. Incluso después desu nacionalización la MAE mantuvo un Grupo consultor deexpertos internacionales.

Al cabo de una década y media la MAE tenía a su habermuchos logros. La experiencia acumulada comprendía, eviden-temente, tanto éxitos como fracasos. Por 1969 se estimó queuna etapa fundamental se había completado y que había llegadoel momento propicio para una nueva orientación, con nuevasestrategias. Dos años de análisis y diálogo entre el gobiernoecuatoriano, el Programa de las Naciones Unidas para el Desa-rrollo y la OIT desembocaron en un Plan de Operaciones lla-mado «Planificación de Programas Zonales para la Moderniza-ción de la Vida Rural en los Andes» popularizado después porsu sigla ECU-28. Fui contratado por la OIT como Director del

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Proyecto y se me encomendó la responsabilidad de iniciar estanueva fase. Aunque la agencia ejecutiva era la OIT, otras agenciastales como la FAO, UNESCO y OPS/OMS nombraron expertos,para llenar los cargos indicados en el Plan de Operaciones.

El Proyecto ECU-28, de acuerdo a la filosofía de la AcciónAndina, debía integrarse dentro de un esquema más amplio. Enrealidad debía ser uno de tres proyectos nacionales (los otros dosen Perú y Bolivia) bajo la coordinación general de un ProgramaRegional único. Lamentablemente el esquema nunca se completo,y los únicos esfuerzos que salieron adelante fueron ECU-28 y elPrograma Regional aunque sin participación de los otros dospaíses. Después de nueve años, aún pienso con tristeza en estaempresa frustrada. Me inclino a creer que si la idea hubieracristalizado, podría haberse transformado en una impresionantemovilización de las bases campesinas para lograr una mayorparticipación, a través de un proceso no violento. A pesar de locual, también es posible que hubiera fracasado. Si consideramoslos juegos de poder obscurantistas y a menudo siniestros que sedan en tantos países del Tercer Mundo, el éxito de semejantemovilización habría bastado tal vez para que un gobiernoreaccionario la destruyera. En cierto sentido, esto fue lo queocurrió con ECU-28, pero no nos adelantemos, ya que el relato noslos irá diciendo.

ECU-28 representaba un nuevo frente, una nueva forma deencarar el problema de la pobreza rural. El Gobierno estabasolicitando la cooperación para eliminar los obstáculos queimpedían un proceso más acelerado de desarrollo rural en laSierra. El objetivo debía ser alcanzado por medio de:

la selección de una zona rural prioritaria, al nivel regional, parala cual habría que formular un programa de desarrollo integraly multi-sectorial como modelo y demostración para otras áreas;el establecimiento de métodos perfeccionados para la ejecuciónde programas de desarrollo rural y el diseño de estructuras yprocedimientos administrativos más eficientes para realizar estatarea;

la formulación de programas para asistir al gobierno en laasignación de recursos para acelerar el desarrollo de lossectores rurales de la Sierra y para mejorar su capacidad paraabsorber créditos bilaterales y multilaterales;

el diseño de proyectos específicos que podrían ser posterior-mente financiados por el Fondo Especial del Programa de lasNaciones Unidas para el Desarrollo (P.N.U.D.).Para evitar que estos requisitos fueran satisfechos de manera

tecnocrática, el Plan de Operaciones establecía disposiciones enel sentido de que «era necesario promover medidas paraasegurar una participación más activa de la población rural ypara facilitar la mejor utilización de los recursos reales ypotenciales». Otro párrafo insistía en que era necesario «revisarlos métodos aplicados en la actualidad para asegurar laparticipación popular en el proceso de desarrollo y paraexaminar las posibilidades de introducir nuevos métodos yorganizaciones con objeto de garantizar dicha participación». Elmensaje resultaba sumamente claro. Todas las acciones porrealizar debían originarse al nivel de las bases. Yo fui inclusomás lejos e interpreté estos conceptos como un mandato paramovilizar a los campesinos del área seleccionada, dándoles laoportunidad de diseñar su propio plan de desarrollo.

El Plan de Operaciones fue firmado formalmente el 1° defebrero de 1971 por representantes de las tres partes interesadasy dos semanas más tarde, declarado oficialmente operacional.

Se inicia la organización

El papel de un Director de Proyecto es extraño en muchosaspectos. Una vez que el proyecto está organizado y en marcha,él se encuentra en situación poderosa. T iene libertad de accióny de criterio. Está respaldado por el apoyo eficiente de la sede ysus decisiones son generalmente aceptadas y respetadas. Sin

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embargo, no tiene injerencia alguna en el diseño del Plan deOperaciones. Este documento es producido por personas queno van a estar en el terreno y que, probablemente, nunca hanestado ahí. Es esencialmente un documento político. Suredacción no puede ser cuestionada y, según sean los objetivosdel Proyecto, contiene conceptos y expresiones considerados«progresistas» en el momento en que fue escrito. Después detodo, la palabra escrita tiende a ser permanente y es aconsejabledejar una buena impresión para la posteridad. La expresión oralno goza de igual inmortalidad y, lo que es más, siempre puedeser negada. Cualesquiera que sean sus antecedentes, el Plan deOperaciones se entrega al Director del Proyecto como unmandato. A mi entender, nadie le dice al Director delProyecto que lo que el documento exige que se haga no esnecesariamente lo que debe hacerse. Mi experiencia al respectofue muy dura, como se verá más adelante. Si el Director delProyecto se ve en problemas por no haber cumplido con la letradel Plan de Operaciones, el texto puede ser usado en su contra.Si sus problemas se derivan precisamente de haber hechoexactamente lo que estaba estipulado en el Plan, el respaldooficial que pueda obtener será escaso o nulo, e incluso esposible que lo abandonen en la solitaria lucha emprendida, si esque le permiten seguir luchando, lo que también es pocoprobable. El principio reinante es el mismo que en una tienda:«el cliente siempre tiene la razón», y conviene recordar que eneste caso, el cliente es el gobierno y no la gente para quienesfue concebido el proyecto.

La influencia del Director del Proyecto en la selección de losexpertos que van a trabajar bajo su mando es también muyrestringida. En primer lugar, los representantes del gobiernobeneficiario tienen injerencia en la materia, lo que estimoabsolutamente correcto. En segundo lugar, consideracionessubjetivas, además de la calidad y el mérito, influyen en esteproceso de selección. Cualquiera que sea la situación, elDirector del Proyecto recibe la carga de un Plan deOperaciones que puede ser una espada de doble filo y de ungrupo de expertos cuya calidad conjunta depende, en ciertamedida, de la suerte.

En lo que se refiere a los expertos internacionales, he detectadotres tipos: En primer lugar, los que están sinceramentemotivados, creen en lo que hacen y lo realizan con la máximadedicación. En segundo lugar vienen aquellos que se interesanprimordialmente en sus propios privilegios e inmunidades ytienden a adoptar una actitud de arrogancia y superioridad,especialmente en su trato con los técnicos o contrapartes locales.En tercer lugar vienen los cínicos que declaran abiertamente sufalta de fe en el valor de lo que están realizan do, pero que lohacen para mantener un buen empleo. Por este último grupotengo un cierto respeto, porque por lo menos son honestos y, siestán bien dirigidos, pueden llegar a realizar una buena tarea. Lasegun da categoría me parece totalmente repugnante. Sea cualsea la combinación de estos tipos en la formación del personaldel proyecto, el azar juega un papel importante. Mi proyectoincluía el espectro total.

ECU-28 tenía que designar a nueve expertos fuera del Directordel Proyecto. Sus disciplinas eran: desarrollo agrícola, desarrollocomunitario, comercialización, artesanías y pequeñas industrias,cooperativas, comunicación, educación rural, salud pública yadministración pública. Se había realizado ya una parteconsiderable deltrabajo cuando fue designado el último experto.

Percepción del entorno formal

Las oficinas centrales de la MAE eran modestas y un tantoestrechas. Parece ser una regla del Tercer Mundo que lasinstituciones encargadas de mejorar las condiciones de lospobres sean ellas mismas notoriamente pobres. Pero la pobrezamaterial de la MAE estaba ampliamente compensada por elcaudal de motivación y abnegación de sus trabajadores, tantoprofesionales como administrativos. Esto me causó una profundaimpresión, impresión positiva que se vio reforzada cuandoconocí a muchos de los que trabajaban en el terreno. La calidadde su espíritu misionero, en el mejor sentido del concepto,

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era muy conmovedora. Tenían gran cariño por su trabajo, pormal pagado que fuera, y se identificaban claramente con loscampesinos indígenas. Este sentimiento era con frecuenciarecíproco y se podía observar el afecto con el que muchos deellos eran acogidos en las comunidades indígenas. Estorepresentó un alivio para mí ya que indicaba que las futurasactividades en el terreno podrían realizarse en un entornopositivo. Más aún, podía contar con excelentes colaboradores ycontrapartes para cada uno de los expertos del Proyecto.

Los contactos a nivel ministerial también eran alentadores yse me aseguró que tendría todo el respaldo necesario. Sostuvemuchas entrevistas con los jefes de las instituciones guberna-mentales así como con técnicos de la MAE, para llegar acomprender sus ideas, métodos y expectativas. Tuve laimpresión de que sus esperanzas estaban más allá de susposibilidades y de que pensaban que ECU-28 iba a representarel final de sus penurias. Fue un tanto duro para mí el tenerque desilusionarlos al respecto. No obstante, pudepersuadirlos más adelante, de que el desafío real consistía endiseñar, en conjunto, estrategias y tácticas sólo con los recursosdisponibles. Experiencias de terreno anteriores me habíanconvencido de que con frecuencia la imaginación puede lograrmás cosas que el dinero. Por otra parte, la falta de recursosrepresenta la naturaleza misma de todo el juego deldesarrollo. Una vez discutidos y comprendidos estos puntos,nos consideramos listos para empezar.

Una nota sobre participación

Como ya lo describí, el Plan de Operaciones del ProyectoECU-28 insistía en la participación activa de la población ruralen el proceso de desarrollo. La participación se estabaconvirtiendo poco a poco en un concepto importante dentro delcontexto de las discusiones sobre desarrollo, especialmente enrelación con la pobreza rural.

En esa época eran escasos los estudios sistemáticos sobre lapobreza. Algunos estudios aislados habían abordado el problema,como los de Oscar Lewis en México y Gunnar Myrdal en Asia, entreotros. Los organismos internacionales concedieron prioridad a estetema a partir de la década de lo s setenta. La OIT creó su Ramade Políticas de Empleo Rural en 1975, la que se ha dedicado desdeentonces a lograr una mejor comprensión de estas materias. ElBanco Mundial y la CEPAL, también concentraron en ellas losesfuerzos de importantes investigaciones. Sin embargo, a principiosde 1971 no existía mucho material comparativo para la organizaciónmetodológica del Proyecto. Teníamos que atenernos principalmente anuestras experiencias personales, a estudios históricos yantropológicos, generalmente muy localizados, y a la intuición.

Muchas de las reuniones que tuve con los expertos nacionales dela MAE me indicaron que ellos interpretaban su papelprincipalmente como uno de concientización de las comunidadescampesinas. Ellos consideraban que la concientización tenía quepreceder a todo esfuerzo de participación en y para el desarrollo.Aunque este concepto estaba muy de moda en esa época —yo ya lohabía detectado en experiencias de terreno anteriores en Guatemala,México y Perú— sentía un rechazo instintivo por él. Me parecía quecontenía el supuesto implícito —y con frecuencia explícito— deque los pobres del área rural eran tan ignorantes que no teníanconciencia de sus verdaderos problemas. Siempre he rechazado estesupuesto. A pesar de que la pasividad de los campesinos se cita confrecuencia para apoyar este concepto, creo que hay aquí un error defondo. En otras palabras, un síntoma se interpreta como la causa.Consideraba yo que la pasividad en sus diversas manifestaciones noera la causa del «status quo» rural, sino más bien el resultado deciertas interrelaciones estructurales tradicionales entre el trabajo ylos propietarios de los medios de producción. Pensaba, por lo tanto,que cualquier acción coherente debería orientarse hacia ladisolución de algunas de estas interrelaciones, suponiendo a la vez,que, contrariamente a la opinión de muchos, los pobres del campo

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estaban perfectamente conscientes de sus verdaderosproblemas. El trastocar creencias muy arraigadas no es tareafácil, aunque más no fuera porque es muy frustrante pensar quese ha recorrido un dificultoso camino, en dirección errada.

No costó mucho llegar al consenso de que la participaciónes función de un proceso de cambio previo. Que este cambioestuviera relacionado con la torna de conciencia de loscampesinos o con interrelaciones estruct urales era materiaque estaba por verse, opinaba la mayoría. Pero en cambio,todos estaban claramente de acuerdo en que este cambio,cualquier que fuera su fuente, era necesar io. Resultabaevidente también que este cambio hacia la participación nose da espontáneamente y que debe ser «provocado» y en estepunto se centraron de nuevo las discusiones sobre el papel quedebían desempeñar los agentes externos. Puesto que el agente,siendo un extraño, podría percibir las cosas de manerasignificativamente diferente de aquella de los interesados, elcurso de cualquier cambio provocado por su presencia einfluencia, tenía que ser impredecible. El problemafundamental podía plantearse en los siguientes términos: si losagentes externos de «alteración» son necesarios para que seproduzca el cambio ¿quiénes deben ser y cómo debencomportarse estos agentes para superar el peligro implícito enestas diferencias de percepción?

No parecía haber una solución satisfactoria para esteproblema. Tal vez la única respuesta viable era la de unacapacitación adecuada de estos agentes, lo que aparecía comouna solución bastante pobre. Después de todo, y a pesar decualquier esfuerzo, el agente seguía siendo un extraño entérminos culturales. Finalmente propuse un enfoqueradicalmente distinto. Sugerí que el «efecto de alteración»viniera de los propios campesinos, a través de un procesohorizontal de «confrontación y toma de conciencia». Portradición las comunidades campesinas dependían deeslabones verticales de comunicación. Es decir que cadacomunidad planteaba sus problemas ante las autoridades

gubernamentales superiores y trataba de obtener ayuda desdearriba hacia abajo. Sus líneas de comunicación eran como lasvarillas de un paraguas invertido: todos convergían hacia unavara central. La comunicación horizontal era inexistente.Resultaba plausible, por lo tanto, que al establecersecomunicaciones horizontales y al analizar, interpretar ycomparar recíprocamente los problemas, el «efecto alternador»se produjera sin riesgos de distorsión en la percepción. En cadacaso, el agente de alteración vendría de fuera, pero actuaríadentro de un marco cultural común.

No todos los expertos estuvieron de acuerdo con esteenfoque. Algunos insistieron en que era necesaria laconcientización previa para llevar a cabo el esquema, lo quesignificaba volver a plantearlo todo desde el principio. Huboalgunos que estimaron que valía la pena ponerlo a prueba.Finalmente prevaleció esta última actitud y, según se verá en loscapítulos siguientes, la totalidad del proyecto y su metodologíase organizaron y realizaron de acuerdo a lo propuesto.

* * *

Mi variada experiencia de economista, especialmente entrelos pobres del sector rural, me indica que la ciencia económica,tal como se ha aplicado tradicionalmente, es demasiado«mecanicista» como para ser valiosa en la evaluación einterpretación de los problemas que afectan a las comunidadescampesinas que en su mayoría viven a nivel de subsistencia. Laciencia económica se ha convertido en una disciplina selectiva quedeja al margen de su quehacer muchos elementos y procesos queinfluyen directamente en el cambio y en el desarrollo. LaHistoria y algunas ideologías también adolecen de este mal y seven limitadas por rigideces similares. De ahí que para lograr unamejor comprensión de la historia que voy a relatar, dedicaré lospróximos dos capítulos a describir mi propia interpretación delproblema.

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2 Interludio teórico (I)

H isto ria , eco no m ía y a lguna s invis ib ilid a d es

La Historia es hecha por los historiadores y ningúnacontecimiento se convierte en acontecimiento histórico a menosque un historiador lo declare como tal. El famoso historiadoringlés E.H. Carr escribió en su ensayo «¿Qué es la Historia?»:«Se solía decir que los hecho s hablan por sí mismos, lo quepor cierto es falso. Los hechos sólo hablan cuando el historiadorlos hace presentes: es él quien decide a cuáles va a darles tribuna,y en qué orden y contexto.»1 Citando una declaración de VilhelmMoberg respecto a Suecia, podemos decir que la Historia serefiere «sólo a un grupo de individuos: aquellos que toman lasdecisiones y que, a nombre del pueblo, deciden las condicionesbajo las cuales éste tiene que vivir».2

Aunque cierta investigación histórica moderna está adoptan-do una mentalidad más sociológica, por tradición la voz de lasmasas no ha sido escuchada ni su presencia sentida. Podemosafirmar, junto con Moberg, que en nuestras lecturas de Historiafaltaron aquellos «que sembraron y cosecharon los campos, de-rribaron bosques, abrieron caminos, construyeron palacios, cas-tillos, fortalezas, ciudades y casas. De todos los que pagaronimpuestos, mantuvieron a clérigos, ediles y funcionarios sólohemos tenido visiones fugaces, aquí y allá. De todos aquellosejércitos caídos por la Madre Patria en tierra extranjera nos

1. Ver Moberg, Vilhelm,«A History of the Swedish People»,P .A. Nordstedt &Söners Förlag, Stockholm, 1970, vol. 1, pág. 2.

2. Ibid., pág. 2.

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faltan los soldados rasos, sus esposas que los esperaban en elhogar, toda la clase de los servidores, hombres y mujeres... losvagabundos desposeídos, los 'indefensos' que no tenían ni tierrani hogar».1 Esta gente que integra las filas de aquellos«invisibles» a los ojo s de la Historia es, paradojalmente, lamisma gente que ha hecho posible la Historia «visible».

La economía es diseñada por los economistas. Ningúnacontecimiento se convierte en acontecimiento económico amenos que calce con ciertas reglas establecidas por eleconomista. Como disciplina, la economía se ha convertidorepentinamente en una de las materias más importantes de laactualidad. No habría nada de malo en ello si la importanciadada a la ciencia económica correspondiera realmente a sucapacidad de interpretar y resolver los problemas que afectan ala Humanidad. Este no es el caso. Sus grandes abstracciones,tales como el P.N.B. (Producto Nacional Bruto), sistemas deprecios, tasas de crecimiento, razón capital producto, movilidadde factores, acumulación de capital y otras, aunquereconocidas como importantes, son selectivas ydiscriminatorias cuando se refieren a la masa de los sereshumanos.

A través de estas abstracciones la ciencia económica, en vezde convertirse en «disciplina abierta», se convierte en unaespecie de «club exclusivo». En realidad, el análisis económicosólo cubre a aquellos cuyas acciones y comportamiento estánajustados a lo que sus cuantificadores (tales como losmencionados) pueden medir. Tomando como ejemplo elP.N.B. lo que pueden medir son actividades que se generan através del mercado, sin considerar si dichas actividades sonproductivas, improductivas o destructivas. El resultado de estaslimitaciones es que las teorías económicas dominantes noasignan valor a las tareas realizadas a nivel doméstico o desubsistencia. En otras palabras, estas teorías son incapaces deincluir a los sectores más pobres del mundo o a la mayoría delas mujeres. Esto significa que casi la mitad de la poblaciónmundial —y más de la mitad de los habitantes del Tercer Mun-

1. Ibid., pág. 2.

do— resultan ser, en términos económicos, estadísticamente«invisibles».

Los sectores «invisibles» para la Historia son prácticamentelos mismos que resultan «invisibles» para la Economía. Estos«invisibles» son de la mayor importancia y el hecho de quehayan permanecido como tales por tanto tiempo no es casual.Las razones descansan en nuestras tradiciones y evolucióncultural, es decir, en la evolución de la rama culturalOccidental, Judeo-Cristiana. Trataré de demostrar este criterioen las siguientes páginas. Sólo quisiera agregar a estas alturasque estos sectores invisibles de la humanidad se han convertidoen el principal interés de mi quehacer, no sólo desde un puntode vista teórico, sino también como una experiencia concretade vida. Es por este motivo que, después de haber trabajadocierto número de años como «economista puro», decidítransformarme en «economista descalzo» y vivir y compartir larealidad invisible. Los próximos pasajes y el capítulo siguienteestán destinados a describir e interpretar el pensamiento de lossectores «visibles» de la Histor ia y de la Econom ía, asícomo las aterr adoras consecuencias que han acarreado parala Humanidad en su conjunto y para los sectores «invisibles» enparticular.

Antropocentrismo y el mito original

Para que exista la tecnología se requiere tanto de los sereshumanos como de la naturaleza. Es concebible que los huma-nos puedan abstraerse en gran medida de la tecnología paravivir, pero en cambio, no pueden desentenderse de la naturale-za. Por su parte la naturaleza no necesita ni de una ni de otrospara cumplir con su programa evolutivo. No se debe quebrantaresta jerarquía orgánica si es que la evolución ha de progresar encondiciones de equilibrio dinámico. Se requiere una forma deintegración en la que las reglas de interdependencia primensobre las de la competencia. Lamentablemente, el esquema noha operado de esta manera y, aunque es cierto que el mundo ha

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resistido los embates del comportamiento antropocéntrico porlargo tiempo, permaneciendo aparentemente incólume, susefectos se están empezando a sentir de forma clara en cuanto ala posibilidad muy real de una cr isis que afecte no sólo almundo sino a toda la biósfera.

Cuando hablo de «largo tiempo», sólo lo hago en términosrelativos. Si nos imaginamos una línea de dos metros de largocomo representación del tiempo transcurrido desde el nacimien-to del planeta hasta hoy. la existencia total de la humanidadest aría sólo incluida en el ú ltimo milímetro . Dentro deest a perspectiva es imposible negar la eficacia de los sereshumanos para alterar tan rápida y dramáticamente, unprograma que data de más de mil millones de años. Resulta aúnmás sorprendente cuando uno se percata de que los esfuerzosmás intensivos para arrastrarnos a una crisis total sólo hanocurrido en un diez milésimo de milímetro dentro de esta líneaimaginaria. También ha sido dentro de este segmentoinfinitesimal en que la humanidad se ha dividido en lo que hellamado los sectores «visibles» e «invisibles». Si agregamos aesto que los seres humanos fueron los últimos entre las criaturassuperiores en emerger a la faz de la tierra, resulta sin dudainquietante preguntarse por qué un sistema tan antiguo hahecho surgir un componente nuevo (podríamos decir extraño)dotado de una capacidad tan sorprendente para destruir elsistema, así como para destruirse a sí mismo. Está más allá demi alcance el descubrir una respuesta a este enigma y sólo loplanteo porque con frecuencia golpea mi imaginación.

Estoy convencido de que la crisis total que nos amenaza anosotros, a nuestro mundo e incluso a nuestra biósfera, no tienesu causa final (causa finalis*) en errores de planificación, ni enel alcance limitado de las teorías sociales, políticas y económi-

* En el sentido aristotélico « causa finalis» es la relación entre la meta u objetivo(ya sea que se le suponga existente en el futuro como entidad de naturalezaespecial, fuera de las series de tiempo, o simplemente como una idea delproponente) y la tarea realizada para lograrlo. En este sentido el concepto esteleológico porque explica el presente y el pasado en términos del futuro.

cas, ni tampoco en las limitaciones de una u otra ideología.Todos estos elementos, aunque no exentos de responsabilidad,sólo son «causas eficientes» (causa efficiens*) de la situación.La realidad cala mucho más hondo. Estimo que la «causafinalis» fluye de la esencia misma de nuestra cultura o de loque, en otras palabras, podríamos llamar el «mito original»sobre el cual ha sido construida.

Conforme a la Biblia el hombre y la mujer fueron creados alsexto día. El «mito original» adquiere el rol de ente normativoy, por lo tanto generador de cultura, según el relato delacontecimiento en el Libro del Génesis. Después de completarsu tarea de ese día: «... Dios los bendijo diciendo: Creced ymultiplicao s, llenad la tierr a y dominadla» 1. Yo creo queeste mandato otorgó sanción divina, por lo menos dentro de lacultura Judeo-Cristiana-Musulmana, a lo que habría deconvertirse en aspiraciones ilimitadas de expansión yconquista, que inevitablemente desembocaron en dominio,explotación y en el establecimiento de jerarquías de clase**.

El hecho indiscutible es que los seres humanos,especialmente los hombres, como también lo indica el relatodel Génesis, fueron puestos por encima de la naturaleza que seextendía a su alrededor con el propósito exclusivo de servirlos.El mandato no era de integrarse, lo que habr ía po didogenerar una cierta actitud de humildad; el mandato era desometer a la naturaleza, y como tal sólo podía estimularacciones y emociones de arrogancia y desdén para con elentorno, así como para aquellos seres humanos más débiles omenos inclinados a involucrarse en juegos de poder y dominio.

La inquietud actual respecto a una crisis total se está pro-

1. Génesis, Capítulo 1 versículo 28. (Las frases en cursiva son mías).* « Causa efficiens» , es también en el sentido aristotélico la relación entre lafuerza motriz y el resultado desu acción. En este sentido el concepto es meca-nicista en la medida en que explica el futuro, en términos del presente o delpasado.

** Estoy dispuesto a aceptar que el mandato haya sido mal interpretado. Noobstante, parece lo suficientemente simple y directo como para que las malasinterpretaciones hayan sido poco probables.

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fundizando y hay quienes buscan y proponen soluciones. Sinembargo, es necesario detenerse, analizar y comprender lascausas que nos están llevando, con impulso creciente, hacia unasituación que a veces nos parece desconcertante y otrasaterradora. El llegar a una comprensión de este panoramadesastroso supone descifrar una dialéctica que oscila entre eldrama de las contradicciones y la comedia del absurdo (unasuerte de dialéctica de la dialéctica). Supone interpretar no sólolos conflictos, sino la estupidez. No s obliga a catalogar nosólo los errores, sino la irresponsabilidad. En resumen, exige unesfuerzo «holístico» que al exceder generosamente el alcance decualquier enfoque o análisis mecanicista, restablece elpensamiento filosófico, y tal vez metafísico en un lugarpreponderante. Y es dentro de este ámbito (y no dentro del dela técnica) don de deben ocurrir en el futuro cercano lasrevoluciones más trascendentales, suponiendo siempre que latécnica no nos haya hecho estallar antes.

No resulta difícil predecir que nada permanecerá igual, perodeberíamos agregar que nada puede permanecer igual. Laproblemática total desplegada ante nosotros, como un abanicoque al abrirse revela más y más, sorpresas debido a lasnovedades que encierra, no es sólo una crisis como tal, sino unarealidad que exige una reformulación igualmente integral. La«crisis de los fundamentos» que a principios de siglo derribógran parte de la matemática y mecánica clásicas, se aboca a finesde este siglo a derribar teorías económicas, filosóficas, políticasy sociales.

Por lo tanto ha llegado el momento de revisar las materias ylas causas a partir de sus orígenes, sin considerar «a priori» quehay cosa alguna lo suficientemente sagrada como para que nose pueda cuestionar su validez. Nuestra actitud debe ser resu-mida —por lo menos en cuanto a miembros de los sectores «vi-sibles» que deben ser culpados por la crisis en primer lugar— enla frase del poeta argentino Juan Gelman: «¡Hurra! ¡Por fin yanadie es inocente!». Trataré, por lo tanto de dar una visión rá-pida, que para algunos puede parecer iconoclástica o irreverente,

del período que culmina en la situación actual que tanto nosinquieta, y proponer algunas bases para la filosofía del futuro a laque adhiero y que he tratado de poner en práctica como«economista descalzo».

La importancia que otorgo a lo dicho en párrafos anterioresno se funda en una supuesta validez histórica, algo de que careceel relato bíblico, porque es un mito. Se basa más bien en el hechode que un «mito original», debido al programa teleológico queimplica, es un generador de cultura; incluso de una cultura —yesto deber enfatizarse— que, siendo capaz de dar vida y fuerza auna racionalidad adversa al mito, paradójicamente llega a suaparente madurez cuando el comportamiento humano se hacecongruente con el «mito original», por mucho que éste haya sidoolvidado, invalidado o abolido por una nueva racionalidad que,de hecho, nunca es nueva sino siempre antigua.

Las ideologías, especialmente las que se consideran a símismas como científicas, surgen inevitablemente como oposiciónal mito. No obstante, incluso al negarlo no logran eliminar suinfluencia (tal vez podríamos decir su «hechizo»), por la sencillarazón de que sus armas y argumentos racionales son parteintrínseca del ente cultural que el mito ha generado. La pruebano es difícil de encontrar. Las ideologías se han expandido por elmundo estableciendo fronteras dentro de las cuales puedenconsolidar su eficiencia o por lo menos sus ventajas. Han creadoy establecido sistemas supuestamente opuestos entre sí. Hanobligado a la gente a tomar posiciones que van desde lasbarricadas hasta el curul parlamentario. Todo esto a nombre de lalegítima confrontación entre alternativas parcial o radicalmentediferentes. Así se ha trazado el curso de nuestra historia. Losconflictos han sido percibidos como específicos e inevitables.Sin embargo, resulta curioso que en relación con las inquietudesecológicas o ambientales, ninguna ideología haya desacreditadola potencia del «mito original»: Continúan actuando enconcordancia con él. Todas contribuyen a un escalamientopersistente del espíritu antropocéntrico sobre el que pesa lamayor responsabilidad de la situación que afecta al mundo.

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Durante el período en que el Occidente (la rama culturalJudeo-Cristiana-Musulmana) estaba dominadofundamentalmente por el «mito original», el efecto delantropocentrismo no fue más allá de expresarse en términos deuna mezcla de superstición e indiferencia. La naturaleza estabaahí, para entregar sus frutos a los seres humanos o para actuarcomo un simple telón de fondo. Esto se hace evidente, inclusoen la literatura o la pintura, hasta muy entrado el siglodieciocho, donde el único papel que representaba la naturalezaera el de llenar los vacíos alrededor del tema central: ladivinidad o el ser humano. Este largo período de indiferenciafue lentamente cediendo el paso a ataques conscientes en contrade la naturaleza, fenómeno que coincide con el inicio de lo quequisiera identificar como el periodo de las ideologías. Estimoque este último período se estableció, en el sentido moderno,con el pensamiento de Thomas Hobbes (1588-1679) y seconsolidó con el de John Locke (1632- 1704), creadores ambosdel liberalismo.

En esta nueva época, la Razón es adorada como en ningunaera anterior, desde la de los filósofos griegos. Es importanterecordar que éste es el período de Spinoza (1632-1677),Descartes (1596-1650), Newton (1642-1727) y Leibnitz (1646-1716), entre muchos otros. El mito aún no ha sido rechazado,pero tampoco se le acepta sin cuestionamiento.

Con la cautela que domina a estos primeros ideólogos, sebusca un apoyo racionalista para el mito. El mito aún no hamuerto, pero ha comenzado el principio de su fin. Los golpesfinales vendrán de los pensadores del siglo diecinueve, enmedio de la Revolución Industrial.

Un tema central del pensamiento político de Locke es el delcrecimiento; tema que no sólo será central en la filosofía delestado liberal, sino también en otras filosofías que han de surgiren el curso de los doscientos años posteriores a la muerte delfilósofo. Este énfasis en el crecimiento económico, o en la ri-queza de las naciones (para usar el lenguaje de los tiempos),acarreó —como bien se sabe— modalidades concertadas y va-riadas de explotación. Los ideólogos respondían sólo a una de

estas formas de explotación: la del hombre por el hombre. Porsupuesto, sólo unos pocos la reconocían como explotación: parala mayoría era simplemente la relación «natural» entre el poder ylos subordinados. En todo caso, la lucha por el poder entre losseres humanos obscurecía todo reconocimiento de los ataques encontra de la naturaleza, que, tal como lo hemos descubierto enperjuicio nuestro, son igualmente importantes.

John Stuart Mill (1806-1873) poco más de un siglo después dela muerte de Locke, expresó su inquietud por el daño hecho porel hombre a la naturaleza, y se demostró escéptico respecto a lassupuestas ventajas del crecimiento indefinido de la producción yde la población, tal como eran postulados por el liberalismo. Susargumentos no tuvieron mayor eco.

El liberalismo, así como el conservantismo y socialismo, sur-gieron como alternativas para la sociedad humana. Sus diferen-cias frente a varios problemas fundamentales son bien conocidas,pero —dentro de este contexto específico— resulta máspertinente destacar los aspectos que tienen en común. En primerlugar, todos aceptan el crecimiento como indispensable, aunquedifieren en cuanto a las formas y mecanismos más adecuadospara la distribución de sus frutos. En segundo lugar, todoslimitan sus inquietudes filosófico-políticas primarias a lasrelaciones de poder entre los hombres, a la vez que ignoran elpoder directo que, tanto la naturaleza como la tecnología alnivel existencial, son capaces de ejercer en el destino de la hu-manidad. De hecho esto significa «ignorar dos de los tres factoresbásicos en el drama de la historia humana»1. En tercer lugar,todas cultivan una admiración ilimitada por la tecnología encuanto instrumento para resolver problemas. Finalmente están deacuerdo en que uno de los medios inevitables para lograr undestino humano superior reside en el control y dominio de lanaturaleza, para lo cual la tecnología representa de n uevo elarma principal. De esta manera, los mitos de Génesis y Prometeose han fundido en una ecuación única.

1. Ver Ferkiss, Victor,« The FutureofTechnological Civilization» ,GeorgeBrazillcr, Ncw York, 1974, pág. 7.

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El pensamiento de Marx (1818-1883) refleja la creencia enlas posibilidades de un crecimiento ilimitado y en la victoria dela humanidad sobre la naturaleza, ayudada e influenciada poruna tecnología cabalmente desarrollada. Para Trotsky (1879-1940) la tecnología, entre otras cosas, hará posible que elhombre socialista se convierta en «superhombre», capaz demover montañas y modificar a su antojo todo cuanto lerodea. «En vano se busca en Marx, a pesar de sus alusiones a laarmonía proyectada del hombre con la naturaleza bajo elsocialismo, algún sentimiento para con la naturaleza al nivelexistencial concreto. El hombre es un hacedor, un realizador, unconquistador»1. Por otra parte, Engels (1820-1865) en sucapacidad de científico más completo que sus colegas, pone enguardia contra los peligros involucrados en la conquistaindiscriminada de la naturaleza. Sostiene que «cada una de esasconquistas tomará venganza en contra nuestra»2. Lasadvertencias de Engels, tal como lo ha indicado Ferkiss, «hansido virtualmente ignoradas por todos los pensadoressocialistas» 3. Esta misma actitud, común a las principalescorrientes ideológicas, se observatambién en el hecho de que «enninguno de los numerosos modelos económicos existentes seencuentre una variable relativa a la contribución perenne de lanaturaleza»4

. La relación establecida por estos modelos con elentorno se limita a la noción de David Ricardo (1.772-1823)respecto a la tierra, que no es más que un sinónimo de espacio,inmune a cualquier cambio cualitativo. Los diagramas dereproducción económica de Marx ni siquiera incluyen estadeslavada coordenada»5.

Por otra parte, el conservantismo (que en su sentido máspuro es tal vez el credo político más antiguo de Occidente) hainvalidado su esencia original hasta tal punto que sólo tiene es-

1. Ibid., pág. 68.2. Engels, Fri edri ch, « Dialecti cs o f N ature» , Int ernation al Publishers ,

New York, 1940, pp. 291-292.3. Ferkiss Victor, op. cit., pág. 68.4. Georgescu-Roegen, N., op. cit. pág. 2.5. Ferkiss Victor, op. cit. pág. 63.

casa o ninguna relación con su forma actual. De hecho, elconservantismo tiende actualmente a confundirse, en suexpresión más contradictoria, con la filosofía del estado liberalllevada al extremo y en su manifestación más inocua, aunquepeligrosa, con la filosofía de la nostalgia, llevada al colmo de lafutileza. «No todo lo que es posible es deseable», fue uno de susprincipios básicos en virtud del cual llegó tan lejos como aproteger los intereses de los campesinos y de los pobresamenazados por la naciente burguesía. Esto mereció que Marxy Engels en su Manifiesto Comunista identificaran alconservantismo como «socialismo anti-socialista». Susfundamentos ideológicos emanaban de la «Ética» de Aristótelesque sostiene que la esencia del hombre es fija e inmutable,error básico (con perdón de maestro), porque los humanos sonseres en evolución. «La naturaleza humana es real, pero unaparte esencial de ella es su capacidad de cambio. La humanidadevoluciona. Como resultado de esto, lo que es adecuado para lahumanidad en un tiempo y lugar como expresión legítima de lanaturaleza humana no lo será universalmente»1.

La inquietud inicial del conservantismo para retener lasfuerzas tecnológicas incontroladas y anti-naturalesdesencadenadas por el capitalismo, que sólo podían estimularuna codicia creciente, mostraba un amor evidente eincondicional por el estado natural (aunque, naturalmente, deestructura elitista). Esta actitud se ha transformado hoy día en unamor igualmente evidente e incondicional por la «magia» delmercado, por la libre competencia como esencia de la justiciasocial y por el crecimiento y expansión ilimitados. En oposiciónal liberalismo capitalista, el que transformado en liberalismocorporativo, bajo el impulso del desarrollo tecnológico, se hatomado esencialmente irreverente para con el pasado y paracon cualquier institución que obstaculice su objetivo decrecimiento como fin en sí mismo, el conservantismo se hacefútil cuando trata de promover la misma carrera tecnológica,

1. Ferkiss, Victor, op.cit. p. 63.

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porque la coloca dentro de un marco institucional que emana. node una actitud congruente, sino de una participación por partesiguales de nostalgia y del «mito original». Bastaría con escuchara algunos de los voceros del gobierno de Reagan para ilustrareste punto.

Podría concluirse de lo antedicho que, aunque las ideologíasdifieren en su interpretación de las relaciones de poder entre losseres humanos, son básicamente iguales en cuanto al papel queasignan a la naturaleza, así como a la tecnología. Más aún, yoiría tan lejos como para decir que, en este sentido, son todashijas del liberalismo. Sin embargo, lo que es más importanteque esta última aseveración, es el hecho de que la paradojaplanteada al principio de este capítulo parece confirmarse. Enotras palabras, mientras el mito dominaba, los humanos no seaventuraron más allá que creer en él. Una vez descartado por larazón, el comportamiento humano se conformó a él más quenunca. El ataque a la naturaleza no se produjo mientras el «mitooriginal» era ley, sino cuando dejó de serlo. Este es un hechoextraño pero verdadero que merece por sí mismo unainvestigación profunda y seria.

Quisiera resumir de otro modo lo que he dicho hasta aquí. Siobservamos nuestro mundo de hoy, podemos detectar una nuevaetapa en el proceso de evolución que he tratado de describir.Quisiera plantearlo de la siguiente manera: en el principio fue elmito, y el mito solo. En seguida vino la razón y el hombre tratóde usar la razón para justificar el mito. Después la razón triunfósobre el m ito y la razón go bernó sola. Ahora bien, siescuchamos a algunos voceros del gobiemo de Reagan, porejemplo, tenemos la sensación de que, en manos de semejantesfundamentalistas, el mito se está utilizando para justificar a larazón. Y esto resulta alarmante. ¿Qué nos espera más adelante?¿De nuevo el mito y el mito solo? Me aterra pensar en elliberalismo corporativo actual aliado al mito original».

3 Inte rludio teórico (II )

La cuestión de los estilos de desarrollo

Existen altemativas ideológicas en el terreno social,económico y político, y por lo tanto es posible escoger —pueden hacerlo, al menos los detentores del poder— entredistintos estilos de desarrollo. No obstante, si tomamos encuenta la inquietud por los problemas del medio ambiente,que, más que agregar un elemento nuevo supone elplanteamiento de un problema esencialmente nuevo, deberíareconocerse que hasta hoy sólo ha predominado un estilo: elvandálico. En otras palabras, existen alternativas, limitadas,características del esquema analítico ortodoxo. Variasalternativas teóricas interesantes y valiosas se han propuestopara un planteamiento global de la problemática de la biósfera,pero hasta aquí ninguna ha sido puesta en práctica a escalanacional o mundial. 1 Trataré de demostrar este punto de vista.

Hay una forma de opinión, tal vez la más difundida, queconsidera la crisis potencial de la biósfera en general y losaspectos ecológicos en particular, como elementos que debentomarse en cuenta en la planificación del desarrollo. En otraspalabras, es cuestión de considerar simplemente, una o másvariables y parámetros para perfeccionar el modelo. Si estofuera así, sería perfectamente lógico concebir un capitalismoecológico, un conservantismo ecológico o, finalmente, cual-

1. Algunas de las proposiciones más interesantes están contenidas en «Whatnow: Another Development, The 1975 Dag Hammarskjöld Report onDevelopment and International Cooperation» . Fundación DagHammarskjöld, Uppsala 1975.

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quier otra mezcla o combinación igualmente ecológica yecléctica. Son éstas las posibilidades que considero ilusorias.Creo que, por diversas razones que explicaré más adelante, lasformas de organización socio-económicas y políticas actualmentevigentes en el mundo, son esencialmente antagónicas al logro deuna armonía tripartita entre Naturaleza, Seres Humanos yTecnología. Pero antes de continuar explorando un campo queconsidero delicado quisiera h acer ciertas disquisicion es amodo de recapitulación.

Estimo haber dejado lo suficientemente claro el alcance de laactitud antropocéntrica y creo haber demostrado tambiénque su origen se remonta a la base misma de nuestra culturaoccidental y que, por lo tanto, es un factor común a todas lasfilosofías o ideologías políticas vigentes a la fecha.* Esentonces, el producto de una «causa final» que, enconsecuencia; no puede resolverse por la inclusión de factorescorrectivos en esquemas o modelos cuyas deficiencias son elresultado de «causas eficientes». En otras palabras, un modelode desarrollo puede ser perfeccionado en términos formalestodo lo que se quiera, pero las modificaciones de basesculturales consideradas desfavorables, trascienden todaposibilidad de formalización y sólo son posibles comoproducto de una profunda revolución estructural, capaz dealterar o sustituir por otros algunos caracteres ontológicosdominantes. Suponiendo que éste sea un argumento plausible,debería declarar en suma, que si el comportamientoantropocéntrico se origina en «causas finales» y la ineficienciade las ideologías así como de las organizaciones socio-económicas y políticas que emanan de ellas se originan en«causas eficientes», cualquier intento de modificar o perfeccio-nar estas últimas, que no esté sustentado en una reorientaciónradical del primero, será en vano.

El necesario advenimiento de una especie de humanismoecológico capaz de sustituir, o, por lo menos de corregir elantropocentrismo que prevalece entre nosotros, es ciertamente

* El anarquismo filosófico puede ser hasta aquí, laúnica excepción.

una perspectiva tan revolucionaria que no es posible incluirlacomo un simple elemento en un plan de desarrollo, porambicioso y sofisticado que sea. Pero quiero volver ahora a laproposición. He sostenido que los sistemas actualmente vigentesno son compatibles con la solución integral del problemaplanteado. Esta consideración se basa en el hecho de que todos,en constitución y contenido, fluyen de una matriz culturalcomún que, debido a sus características, los ha impulsado, apesar de sus divergencias y diferencias en otros aspectos, poruna vía opuesta a la que un equilibrio dinámico entreNaturaleza, Humanidad y Tecnología requiere, o más biendicho, exige. Este argumento parecería ser suficiente comopara justificar una revisión crítica global. Pero aún quedanaquellos que, rechazando la validez de mi teoría de «causasfinales», se aferran a la creencia de que la solución perseguidasólo descansa en la posibilidad mecanicista de corregir erroresdentro de sistemas reconocidos como esencialmente buenos ypositivos. Debo entrar, por lo tanto, a la segunda etapa en estaincursión crítica que consiste en destacar la manera en que cadasistema individual se ve afectado, ya no solamente por «causasfinales» adversas, sino también por «causas eficientes»igualmente adversas e igualmente comunes a todos. Si la«causa final», como se ha dicho, es responsable delantropocentrismo, este último también es responsable, por víade las ideologías, de la forma que han asumido los sistemassocio-políticos y económicos. Esto en cuanto se refiere a laconcatenación de las «causas finales». Lo que se deduce es quelos estilos de desarrollo, o más bien las metodologías concretasque cada sistema ha diseñado para resolver sus problemas deacuerdo con sus objetivos últimos, se convierten en «causaseficientes», cuyos resultados pueden ser generalmenteindividualizados y medidos. Los estilos de desarrollo seconvierten en fuerzas programadas que, al ser activadas,generan procesos identificables en el espacio y el tiempo.

El producto final de los estilos de desarrollo, en cuanto és-tos son «causas eficientes», es generalmente conspicuo, y es po-sible identificarlo en términos temporales, así como en términos

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de ubicación y magnitud. Así se ha difundido la creencia de que alresolver caso por caso, o al evitar la proliferación de nuevoscasos a través de nuevas medidas tecnológicas, y legislativas, elproblema global se solucionará tarde o temprano. Mi tesis noadmite esta posibilidad, ya que aquellos aspectos en que losactuales estilos de desarrollo difieren notablemente entre sí, sonneutrales respecto al medio ambiente, mientras que aquellosaspectos que les son comunes, son precisamente adversos paracon el entorno. Pero, lo que es aún más crucial, el grado deimportancia que alcanzan estos factores comunes dentro de cadasistema individual .es tal, que el efecto de alterarlos equivaldría auna completa reformulación de cada sistema. En otras palabras,la corrección drástica de las «causas eficientes» del problemaambiental, dentro de un Sistema Capitalista —para tomar unejemplo— significaría el final de lo que define al SistemaCapitalista. No sería un capitalismo reformado, sino algoenteramente diferente. Otro tanto ocurre, por cierto, con losdemás sistemas existentes.

Hay más elementos comunes ambientalmente adversos, delos que podría analizar en este capítulo. Por lo tanto me hedecidido seleccionar sólo dos, lo suficientemente importantescomo para ilustrar mi punto de vista. Me referiré al problema delmecanicismo y a algunas materias relacionadas con el conceptode magnitud. Sin embargo quiero indicar previamente que,aunque todos los sistemas no se verán afectados con la mismaintensidad por cada uno de los puntos mencionados, todos ellosson vulnerables en mayor o menor grado.

El problema del mecanicismo

Cada sistema ha generado su propia teoría económica. Pero«la verdad completa es que la ciencia económica, en la forma enque es profesada generalmente esta disciplina, es mecanicista enel mismo sentido en que generalmente estimamos que lo es lamecánica clásica»1. Cuando los economistas se obsesionaron

1. Georgescu-Roegen. N., op. cit. pág. 1.

por elevar su disciplina a la categoría de ciencia, realizaron todoslos esfuerzos posibles para asimilarla a los patrones relativos a lafísica de aquel tiempo. Esto se detecta en los trabajos de Jevons(1835-1882) y de Walras (1834-1910) inglés y francés,respectivamente, que trataron de encontrar analogías con lamecánica clásica. El propio Irving Fisher (1867-1947) como losaben todos los economistas, se empeñó en un esfuerzo digno deun relojero suizo, por completar la construcción de un mecanismoparticularmente ingenioso e intrincado cuyo objetivo erademostrar la naturaleza puramente mecánica del comportamientodel consumidor. La Ley de Say (1767-1832) que tuvo unainfluencia tan importante en el pensamiento económico liberal(«la producción genera su propio poder de compra») esigualmente mecanicista. El concepto de «Homo Oeconomicus» loes indiscutiblemente y, finalmente, los diagramas de reproduccióneconómica de Marx están sujetos a la misma limitación.

Esta tendencia no presentaría problema alguno si los procesoseconómicos fueran realmente mecánicos. Por supuesto quemuchos economistas todavía creen que lo son y las políticaseconómicas que propician así lo demuestran. Después de todo,una de las características de muchos economistas consagrados a laformulación de políticas, es su talento para abstraerse de larealidad, lo que provoca un caos para los que viven en ella.Pero el hecho es que los procesos económicos, susceptibles deinterpretaciones mecánicas en ciertos casos aislados, son denaturaleza entrópica en su tendencia más amplia y generalizada.*

* Este concepto de entropía sederiva de la Segunda Ley de Termodinámica que,en su formulación más simple, establece que el calor siempre fluye en unadirección, es decirdesde el cuerpo más caliente al más frío. Porque este procesoes unidireccional, además de ser irreversible, prueba la existencia de procesosque no pueden ser explicados en términos mecánicos. En este sentido deberíarecordarse que un fenómeno mecánico sólo es tal, en la medida en que esreversible. De esto se desprende que los procesos entrópicos sólo pueden serdescritos por métodos ajenos a la mecánica (concretamente, por medio deecuaciones termodinámicas). La entropía revela aquello que en otrostérminos es generalmente identificado como una tendencia irrevocable hacia

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Contrariamente a lo expresado en libros de texto, el último eslabónen el proceso económico no es el consumo sino la generación dedesperdicio. Esto significa una transformación de baja entropía enentropía alta, y aunque este proceso es inevitable, resulta posible almenos, disminuir su aceleración. Este es un punto que muchoseconomistas todavía rehúsan reconocer: el hecho de que «puesto queel producto de los procesos económicos es el desperdicio, dichodesperdicio es el resultado inevitable del proceso y 'ceteris paribus',aumenta en mayor proporción que la intensidad (creativa) de laactividad económica».1 La hiperurbanización y la crecientecontaminación que conllevan estos centros considerados como los demás alto desarrollo, es una prueba de esta aseveración, prueba quesurgió como sorpresa desconcertante para todas las teoríaseconómicas. Uno debería preguntarse cómo reconciliar el producto dela «eficiencia» apoyado por todas las teorías económicas, con eldesastre ambiental resultante.

Debido al hecho de que la ciencia económica nunca otorgó alentorno —sistema afectado por la entropía— su peso real, le fueposible a esta disciplina mantenerse encerrada en su torre de marfilmecanicista hasta la hora de la verdad. Es así como la economía se hatomado en una disciplina (ciencia, si se quiere) tan a-histórica comocualquier proceso mecánico: sólo lo que es irreversible representa elsurgimiento de una novedad auténtica; en su sentido más puro, sólo loirreversible es un acontecimiento nuevo.* Lo mecánico no es más

la degradación de la energía contenida en un sistema cerrado, situación que alcanzasucúspide cuando la energía de todos los componentes del sistema es igualizada. Así elsistema queda incapacitado —como resulta evidente hasta en torna intuitiva— dealterar su estado final, excepto por estímulos exógenos.

En lenguaje de física el estado de máxima entropía es sinónimo de caos o dedesorden absoluto (lo que es lo mismo, va que el orden es concebido como productode la diversidad). Finalmente, lo que es importante tener en

1. Georgescu-Roegen, N., op. cit., pág. 19.* Unapersona enamoradapuede tal vez comprender mejor que un economista, laverdad de esta aseveración, a menos quesea un economista enamorado.

que la posibilidad de la repetición. La economía está dispuesta ajugar elegantemente con esto último, pero se encuentra en granmedida, desprovista de argumentos y herramientas paraenfrentar lo que es realmente novedoso.

Es extrañamente conmovedor observar los esfuerzospersistentes de tantos economistas para elevar su quehacer a lacategoría de ciencia libre de contradicciones, mientras que lafísica —inspiración del mecanicismo económico— renuncióhace años a esa falacia.

Así como el «principio de comp lementar iedad» deNiels Bohr (1885-1962) surgió de la necesidad ineludible detener que aceptar que el electrón puede comportarse a veces comoonda y a veces como partícula, formas de comportamientomutuamente incompatibles, así también las teorías económicasdeberían estar dispuestas a aceptar la coexistencia de procesosmecánicos y entrópicos que también parecen contradictoriosentre sí.

Sin embargo, lo curioso es que la ciencia económica seoriginó —sin que sus creadores se percataran de ello— en unanoción entrópica: la escasez. Es evidente que «si el procesoentrópico no fuera irrevocable, es decir, si la energía ele untrozo de carbón o uranio pudiera ser utilizada una y otra vez 'adinfinitum', la escasez casi no existiría en la vida del hombre.Hasta un cierto nivel, incluso un aumento de la población nocausaría escasez; la humanidad simplemente tendría que usar lasreservas existentes con mayor frecuencia»1. No obstante, laescasez existe porque los procesos entrópicos son irrevocables.En la medida en que los economistas no estén dispuestos aaceptar la crisis que afecta a los fundamentos de las teoríaseconómicas para poder emprender su reconstrucción, todaesperanza de que contribuyan positivamente a la interpretaciónadecuada y a la posible solución de los problemas biosféricos essumamente remota.

Finalmente, hay un aspecto adicional que quisiera acentuar.Los procesos económicos, especialmente aquellos generadospor el

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por el establecimiento liberal corporativo, aumentan la entropíamundial a un ritmo aterrador. La generación de crecientescantidades de desperdicios innecesarios está sellando el destino—de miseria— de los sectores económicamente «invisibles» delmundo. Esto significa que aquellas teorías económicas que danapoyo teórico a las acciones del liberalismo corporativo no sóloson erradas desde el punto de vista técnico, sino también desdeel punto de vista moral.

Sobre cuestiones de magnitud

Aristóteles sostenía que una gran ciudad no debía confundirsecon una ciudad populosa, y llegó hasta proponer que el límiteóptimo de la población de un estado es el número máximo quepueda abarcarse de una sola mirada. Esta noción puede parecerabsurda a los pensadores y al público general de hoy día quese ha acostumbrado a confundir la grandeza y la eficiencia con elgigantismo. Sin embargo, en vista de los nuevos problemas queafectan a la humanidad, no parece sensato rechazar, sin mayorconsideración, la posibilidad de revisar conceptos que fuerandescartados en el curso de la evolución del pensamiento y de lahistoria. Nuestra situación actual no tiene analogías en el pasado;no es el resultado de una continua extrapolación. Haycircunstancias enteramente nuevas que nos obligan a buscarinspiración en todas las fuentes del conocimiento y laexperiencia humana. Lo que es anticuado en este caso, no lo esporque sea viejo, sino porque es obsoleto. Es así como losconceptos contemporáneos (tales como la economía mecanicista,ya discutida) deberían destacarse también debido a suobsolescencia, mientras que proposiciones de un pasado remotopueden volver a surgir, sorprendentemente rejuvenecidas yadecuadas. Las observaciones de Aristóteles que acabo demencionar me parecen muy pertinentes. De hecho, en el Inter-ludio Teórico III de la segunda parte de este libro, he desarro-llado ampliamente las ideas de Aristóteles y otros, en relación

con la magnitud de los sistemas, especialmente sistemas urbanosy sus entornos.. Por lo tanto dedicaré esta sección a comentariossobre otras materias relativas a los problemas de la magnitud.

Durante mucho tiempo se ha creído que el crecimientoeconómico es bueno para la humanidad, lo que por supuesto escierto. El problema surgió cuando lo «bueno» se convirtió ensinónimo de «más y más». Finalmente esta obsesión generó unnuevo concepto de justicia social, especialmente bajo elcapitalismo. La justicia social se confundió con el crecimientomismo. No se trata ya de distribuir mejor una torta que ya es losuficientemente grande, para que aquellos que poseen menostengan una mayor proporción. Por el contrario, se trata de haceruna torta aún más grande para que todos reciban una porciónmayor que antes, pero manteniendo la misma proporción queles fuera otorgada por el sistema. Por supuesto, lo que tiende aocurrir es que, incluso con el crecimiento, la parte de torta delos pobres disminuye. La evidencia creciente de este realidadno parece haber afectado el comportamiento de estos sistemaseconómicos o de las teorías que los respaldan. Aún se insiste en elsentido de que procesos tales como el efecto del «chorreo» sonoperantes, a pesar de la evidencia abrumadora de lo contrario,especialmente en muchos países del Tercer Mundo.

El concepto antedicho (siendo especialmente típico delcapitalismo, principalmente bajo la forma de liberalismocorporativo) afecta también, en cierta medida, a otros sistemas.Los países del Tercer Mundo, con escasas excepciones, sefascinan con la tentación de seguir el camino trazado por lasgrandes potencias industriales, olvidando que la única manera dealcanzar y consolidar su identidad y reducir su dependencia, es lade promover un espíritu creador e imaginativo capaz de generarprocesos alternativos de desarrollo que aseguren un mayor gradode auto-dependencia regional y local.

La cuestión de la magnitud se torna en apoteosis de laestupidez cuando se aplica a la proliferación de armamentos, sinduda el más rápido y mayor generador de entropía en el mundo

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de hoy. El hecho de que el poder explosivo actualmenteacumulado en el mundo sea equivalente a tres toneladas dedinamita por cada ser humano es tan increíble que sólo puedeexplicarse con el supuesto de que algún sabio influyente debehaber demostrado que es posible matar a la misma persona, una yotra vez.

La cuestión de la gran magnitud también ha causado un caosconceptual en otras áreas: esto es especialmente tangible en loque se refiere al llamado problema demográfico. Me quieroreferir a este punto con cierta latitud. Los argumentos yadvertencias sobre el tema son bien conocidos y no necesitanrepetición. Sin embargo, quiero llamar la atención sobre unasituación que me parece peligrosamente engañosa.

La población se considera generalmente como un componentecuantitativo con valor absoluto, cuando se hacen proyeccionesrelativas a los recursos capaces de sustentarlo. Muchos trabajosse han realizado para detectar la población total que la tierrapodría supuestamente sostener. Hay quien cree que este totalpodría ser de hasta cincuenta mil millones, y otros que no seatreven a proyectar una décima parte de esa magnitud. Todo estosólo me parece especulación ociosa que a nada conduce, porqueignora un hecho fundamental: la expansión demográfica, cuandose relaciona con la disponibilidad de recursos —real opotencial— no puede ni debe ser tratada en términos absolutos,sino en términos relativos. Hablar de cien millones de personasno significa nada; hablar de cien millones de norteamericanos ode cien millones de personas en la India, lo significa todo.

Estoy apuntando a lo siguiente: cien millones denorteamericanos, medidos en términos de los recursos naturales(tanto renovables como no renovables) que utilizan, sonequivalentes a muchos miles de millones de hindúes. Es así que,en términos ecológicos, sería perfectamente legítimo sostener quelas naciones relativamente más sobrepobladas son, de hecho,las más ricas y no las más pobres. En términos globales, unadisminución drástica de la población en las regiones más pobresde Asia, Africa y América Latina, tendría un impactoinfinitamente menor que una disminución de sólo un 5% de los

actuales niveles de consumo de los diez países más ricos delmundo. Cuando se piensa en estos términos, es fácil captar elabsurdo y la débil racionalidad de los argumentos que seesgrimen en contra de la ayuda para los países pobres cuandono se trata de países que «realmente están haciendo esfuerzospara reducir las tasas de crecimiento de sus poblaciones» 1.Todo esto me lleva a pensar que se debería desarrollar un

nuevo cuantificador en demografía. Propongo una medida quellamaré «persona ecológica» («ecoson», para abreviar). La ideaes establecer una escala aproximada de un drenaje razonable delos recursos que una persona necesita para lograr una calidadde vida aceptable. Me doy cuenta de que esto encierra muchosaspectos subjetivos, pero estos también están presentes en otroscuantificadores actualmente en uso. En todo caso, no se tratade un problema insoluble. No es difícil establecer una escalasemejante en términos de requerimientos de energía, nutrición,vestuario y vivienda. En realidad las llamadas «canastas deproductos» han sido calculadas para muchos propósitos, y setrataría simplemente de seguir la misma línea para establecer eldrenaje de recursos, directos e indirectos, necesario para un«eco-son». Si se lograra semejante objetivo estadístico, seríainteresante calcular por primera vez, por regiones o países, elnúmero de «ecosones» que compone a las diferentespoblaciones. No sería sorprendente, por ejemplo, descubrirque un habitante de los Estados Unidos equivale a cincuenta«ecosones» y que un sólo habitante de India o de Togo noalcanza a ser más que una fracción de «ecoson». Me atreveríaincluso a predecir que si midiéramos la población en términosde «ecosones», descubriríamos que el mundo ya está cargadocon cerca de cincuenta mil millones, de los cuales la mayorproporción se encontraría en unos pocos países, los más ricos.Además, si consideramos que dentro de mi tesis, la proporciónen la cual la población de "ecosones" excede a la población

1. Hardin. Garret, «Lifeboat Ethics: The Case against helping the Poor»,Psychology Tod ay, 8 , 1974 . Para un a bu ena críti ca de l as ideas d eH ardin , v er Bay, Christian. « Toward a World of Natural Communities.,Alternatives IV, N° 4, Primavera de 1981.

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absoluta sería una medición concreta de la cantidad de «excedente dedesperdicios»*, tendríamos finalmente una noción clara de lamagnitud destructiva del problema causado por esta predilección porlas dimensiones gigantescas. Creo que mi proposición nos capacitaríano sólo para contemplar el problema desde su perspectiva real, sinoque sería tan esclarecedora como ilustración estadística, que podríaservir de elemento de persuasión para aplicar políticasinternacionales más humanistas. Aún confío en que algo se puedehacer, a pesar de que los procesos dominantes hoy en día no pareceninquietarse en lo más mínimo por los sectores «invisibles» delmundo, excepto para acusarlos de ser una carga que debería sertratada como desechable.

¿Qué debemos hacer entonces?

Espero haber descrito en forma satisfactoria la crisis de losfundamentos que nos afecta a todos de distinta manera. No seríaadecuado indicar un curso de acción, aunque está implícito, en ciertamedida, en mis argumentos anteriores. Seré más explícito en loscapítulos siguientes, al relatar las experiencias concretas en elterreno, en las cuales traté de poner en práctica mis ideas. Noobstante, quisiera hacer unas disquisiciones adicionales.

Estimo que, considerando la crisis global que estamos viviendo,nos encontrarnos de nuevo frente «al inicio de la Utopía». Labúsqueda de la Utopía no es sólo la búsqueda de una sociedad quesea posible, sino de una sociedad que sea, desde una perspectivahumanista, deseable. La noción de Utopía o de eutopía, comoprefiero llamarla, es rica porque trasciende los eclecticismos enderrumbe dentro de los cuales se realiza la actual búsqueda desoluciones. Las transacciones y las soluciones parciales ya no sonútiles, son en realidad engañosas: contaminar o engañar a la genteun poco menos, no es equivalente a vivir un poco mejor o a morir

* Al hablar de«excedente de desperdicio» de una población. me refiero a lacantidad dedesperdicio que resultade niveles de consumo más altos de lo querequiere unapoblación. si se la midiera en términos de« ecosones».

un poco menos, así corno un puente que cubre tres cuartas partesde un río, no nos ayuda a llegar a la otra orilla.

El tipo de desarrollo en el cual creemos y que buscamos,supone un humanismo ecológico integral. Ninguno de lossistemas actuales lo proporciona, ni tiene la capacidad decorregirse a sí mismo (para poder proporcionarlo) sin perder suidentidad. Y, puesto que no creo que ninguno de los sistemasactuales pretenda auto-eliminarse, he dejado de creer en el valorde cualquier medida correctiva. Ya no se trata de corregir loexistente, esa oportunidad se perdió hace mucho tiempo. Ya nose trata de agregar nuevas variables a los antiguos modelosmecanicistas. Se trata de rehacer muchas cosas partiendo decero y de concebir posibilidades radicalmente diferentes. Setrata de comprender que si el papel de los humanos es el deestablecer los valores, el papel de la naturaleza es el deestablecer las reglas. El asunto radica en pasar de la meraexplotación de la naturaleza y de los más pobres del mundo, auna integración e interdependencia creativas y orgánicas. Setrata de llevar los sectores «invisibles» a la primera plana de lavida y permitirles que finalmente se manifiesten y «hagan losuyo». Se trata de una redistribución drástica del poder, pormedio de la organización comunal horizontal. Se trata de pasarde un gigantismo destructivo a una pequeñez creativa.

Semejante sociedad eutópica que concibo inspirada en unafilosofía política que yo identificaría ( sólo para dar le unnombre) como un «eco-anarquismo-humanista», consolidasegún mi criterio, muchas de las posibilidades para unaadecuada solución del problema. Pero no puede haber nadadefinitivo ni permanente, incluso en este intento, porque frente anosotros se extiende un futuro, más allá del futuro imaginable,que nos puede colocar frente a nuevas encrucijadas que nosobliguen a repensarlo y reconstruirlo todo de nuevo una vezmás. Pero a estas alturas no podemos preocuparnos deinquietudes aún no concebidas. Tenemos más que suficiente conlos desafíos que enfrentamos ahora.

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Debo declarar simplemente que no creo en ningún tipo desolución permanente. Todos los milenarismos han causadoestragos. Mi proposición sólo se orienta a las condicionesactuales: la flexibilidad a largo plazo y la voluntad de cambiosvan implícitas en mi filosofía.

Mi filosofía es ecológica en el sentido de que se basa en laconvicción de que los seres humanos, para realizarse, debenmantener una relación de interdependencia y no decompetencia con la naturaleza y el resto de la humanidad.Igualmente supone que ésta sea una relación consciente, porquela perspectiva ecológica proyectada sobre el entornoproporciona analogías fértiles para un ordenamiento social. Esuna filosofía humanista porque sostiene que los humanostienen conciencia de sí mismos y que realizan sus relacionescon la naturaleza y con otros seres humanos, por medio de lacultura. También sostiene que el equilibrio ecológico no debeser entregado al automatismo, sino que debe quedar sujeto alconocimiento, voluntad y criterio humanos, en términos de unaacción política consciente. Finalmente es anarquista, no en elsentido vulgar, sino en la medida en que se basa en el conceptode que toda forma de concentración de poder (y todos lossistemas actuales nos llevan a ello) aliena a la gente de suentorno, natural y humano, y limita o anula su participacióndirecta y sentido de responsabilidad, restringiendo suimaginación, información, comunicación, capacidad crítica ycreatividad. Considero estas condiciones como esenciales parala realización de las dos condiciones anteriores: es decir, unaconciencia ecológica respaldada por un comportamientohumanísticos.1

Mantengo mis creencias vigorosamente, por lo tanto he tra-tado de llevarlas a la práctica y vivir de acuerdo a ellas. Lahistoria que sigue narra mi propia experiencia al trabajar y vivir

1. Para los pri meros dos puntos to mé ideas de Ferkiss po rque meidentifiqué con él aun antes de leer sus obras. Agregué el te rceraspecto que él no to ma en cu enta, co mo mu chos otros, porque loconsidero lógico y esencial para consolidar la posibilidad real delos dos primeros. No hay fo rma de humanismo que me parezcasensata sin una redistribución drástica del poder.

dentro del sector «invisible». Es un experimento importante enla participación y comunicación de comunidadeshorizontalmente interdependientes que en su conjuntocontenían más de cien mil personas económicamente«invisibles». Fue un experimento de tanto éxito que fracasó: lossustentadores tradicionales del poder tuvieron miedo. Sinembargo, me probó que esto podía hacerse y, por sobre todo,que debía hacerse.

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4 La pe rce pción de la re alidad

Reco no cim iento y d elim i ta ció n d e la re gió n

La división política y administrativa del Ecuador es deprovincias divididas en cantones que a su vez son subdivididosen parroquias. El país contiene una Sierra alta, parte de lacadena de los Andes, bordeada al este y al oeste por tierras bajastropicales que incluyen grandes bosques de selva virgen. Lapoblación de la Sierra, especialmente en las áreas rurales, secompone principalmente de indios que pertenecen a la ramacultural quechua, a pesar de sus muchas diferencias tribales. Enlas tierras bajas costeras se encuentra una gran proporción denegros y mulatos, además de ciertas tribus indias norelacionadas con la cultura quechua establecidas principalmenteen las áreas boscosas.

Las tierras bajas del este también tienen una población devarias tribus de indios no quechuas. Blancos y mestizos se en-cuentran en las tres regiones. Los centros urbanos más grandesde la Sierra misma y de las tierras bajas tropicales han tenidoun crecimiento continuo de la población debido al gran númerode indios que emigran desde las áreas rurales más empobrecidasde la Sierra. Estos indios están ligados por un lenguaje común ypor una tradición cultural que se originó en la integración demuchas tribus bajo la hegemonía inca, conocida como el «Ta-huantinsuyo». El lenguaje quechua es aún predominante, convariaciones regionales menores, no sólo en Ecuador, sino en elsur de Colombia, Perú y Bolivia así como en los altiplanos másseptentrionales de Chile, donde también predomina la lenguaaymara. Sin embargo, en las regiones selváticas prevalece una

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multitud de lenguas y dialectos. A. pesar de que el lenguajequechua se usa en forma tan extensa, Ecuador no se reconocelegalmente como país bilingüe y sólo el español se aceptacomo lengua oficial.

Después de varios meses de estudios y análisis, el Proyectoescogió corno área prioritaria para sus actividades, el segmentonor-occidental del país. Este se compone de las provincias deCarchi. Imbabura y el cantón de Eloy Alfaro en la provincia deEsmeraldas. A pesar de que, según su mandato, la MAEdebería haber concentrado su trabajo en la Sierra, por sobre lacota de 1.500 metros, el cantón de Eloy Alfaro en las tierrasbajas costeras fue incluido, debido a consideraciones que seexplicarán más adelante. La región comprendía ocho cantones,que a su vez contenían 95 parroquias (ver Tabla 1). La poblacióntotal ascendía a 365.593 habitantes, de los cuales un 73% erancampesinos (ver Tabla 4). El área total cubríaaproximadamente 16.600 kilómetros cuadrados (ver Tablas 2 y3) con una densidad promedia de población de 21,5 personaspor kilómetro cuadrado siendo la densidad más baja de 5,3personas por kilómetro cuadrado en el cantón de Eloy Alfaro.

Ta bl a 1 Subdivisión política del área del Proyecto

Provincias C antone Parroquias

* La provincia de Esmeraldas tiene cuatro cantones pero sólo uno fueincluido en el área del Proyecto.

Ta bl a 2 Población del área del Proyecto*Provincia Cantón Urbana Rural Total

Carchi Espejo 4.304 25.037 29.341

Montúfar 7.410 30.993 38.403

Tulcán 21.025 25.559 46.584Sub-total 32.739 81.589 114.328

Imbabura Antonio Ante 11.750 12.084 23.834

Cotacachi 4.507 25.318 29.825

Ibarra 34.189 68.193 102.382

Otavalo 9.108 40.000 49.018

Sub-total 59.464 145.595 205.059

Esmeraldas Eloy Alfaro 4.043 33.163 37.206

Total 96.246 260.347 356.593

* Estimación para 1968, de acuerdo a l a Secretarí a Gen eral dePlanificación Económica.

Las razones aducidas a favor del área escogida eran numerosas,pero pueden resumirse de la manera siguiente: 1. el noroeste delEcuador es la región que permite una integración económica y, engeneral, un aumento en las interrelaciones de cuatro grupos étnicos:indios de la Sierra, indios de los bosques tropicales de la costa,blancos y mestizos; 2. la región está geográficamente ynaturalmente integrada a través de las cuencas de los ríos Mira,Cayapas y Santiago; 3. había menos grupos, privados o públicos,nacionales o internacionales empeñados en promoción de desarrolloo asistencia en la región que en otras zonas del país.

Por otra parte, la inclusión del cantón de Eloy Alfaro, sebasaba en que muchos de los problemas que surgen en la Sierra nopueden solucionarse «in situ» ya que existen vinculacionesnaturales en términos de comercio y migración con las tierras bajasvecinas. Aunque hay muchas rivalidades, y antagonismoscomplejos y serios entre la Sierra y la costa en la mayor parte delEcuador, no se encontró evidencia de semejantes conflictos en elnor-oeste.

68 69

Carchi Espejo 8Montúfar 11Tulcán 10

Imbabura Antonio Ante 6Cotacachi 10Ibarra 20Otavalo 11

Esmeraldas* Eloy Alfaro 19Total 95

Desde que los conquistadores españoles y los primeros colo-nizadores destrozaron la civilización inca hasta sus cimientos,sus descendientes han sufrido hasta el día de hoy, toda suertede servidumbre, discriminación, humillación y explotación. Suvoz y sus reivindicaciones más legítimas han sido implacable-mente silenciadas una y otra vez. Se les ha despojado de sutierra y, agregando el agravio a la injuria, han sido acusadosinsistentemente de ser flojos, indolentes, indignos de confianza yviciosos. Un argumento común entre los segmentos más reac-cionarios de la sociedad dominante, es que el número de indiosde la población ha retardado el desarrollo. En este sentido,nunca olvidaré el escándalo que provoqué al presentar un tra-bajo durante una conferencia sobre desarrollo. Aunque el epi-sodio se produjo en Perú, po dría haberse dado en cualquierpaís de población indígena en América Latina, tal vez con laúnica excepción de México. Durante el período de preguntas yrespuestas, alguien me indicó que no había considerado el hechode que el problema principal del país era su población, con «un60% de indios, y que los indios representaban un peso muertoen la economía». Respondí que más bien me parecía que losproblemas se generaban en el 40% de la población que no eraindia. Después de que se calmó un tanto la reacción de ofensaque provocó mi respuesta, propuse dos hipótesis: En la primerase suponía que por razones telúricas o mágicas, la poblaciónindígena desaparecería totalmente de la noche a la mañana. La

Ta bl a 3 Densidad de la población en el área del Proyecto

Área (km2) Población Densidadpor km2

Carchi 4 .138 114 .328 27 ,6Imbabu ra 5 .469 205 .059 37 ,5Eloy Al faro 7 .000* 37 .206 5 ,3

Total 16.607 356.593 21,5

* Área estimada.

pregunta planteada era ¿qué ocurriría con el país y el restante40% de blancos? Con reticencia admitieron que el país sederrumbaría. Después de todo, una sociedad construida sobre laexplotación no puede prescindir de sus explotados. En lasegunda hipótesis se proponía justamente lo contrario: losmiembros de la sociedad dominante desaparecían por arte demagia de la noche a la mañana. La nueva pregunta era: ¿quéocurriría con el país y con el 60% de indígenas? Nuevamente seadmitió con reticencia y a pesar de que a esas alturas algunosmiembros del auditorio se habían retirado disgustados, queprobablemente no sucedería nada, ya que los explotados sedesenvuelven mejor sin los explotadores que con ellos.

Ta bl a 4 Porcentajes de laspoblaciones urbanas y rurales

Provincias Cantones Urbana Rural

C archi Espejo 14, 7 85, 3Montúfar 19, 3 80, 7Tulcán 45, 1 54, 9Promedio 28, 6 71, 4

Imbabura Antonio Ante 49, 9 50, 1C otacachi 15, 1 84, 9Ibarra 33, 4 66, 6Otavalo 18, 4 81, 6Promedio 29, 0 71, 0

Esmeraldas Eloy Al faro 10, 9 89, 1

Promedio del Proyecto 27, 8 73, 0

No estoy diciendo que la actitud anterior sea típica de todoslos miembros de la sociedad blanca, e incluso puede que ni seatípica de la mayoría. Sólo quiero decir que aquellos quesustentan estas opiniones han dominado la escena política yeconómica y por ende determinado el estilo de interacciónsocial, a pesar de algunos interludios, dignos de encomio,propiciados por gobiernos bien intencionados.

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La Sierra es un entorno trágico. El resentimiento acumuladoes tan grande, que cualquier persona con alguna sensibilidadpuede percibir cómo aflora, incluso a través de la actitud pasivay humilde del campesino indio. Se requiere, por lo tanto,mucho esfuerzo, dedicación y sobre todo sinceridad para ganarsu confianza. Ha sido engañado tantas veces y por tantagente, que ya no bastan las palabras para convencerlo denuestras buenas intenciones. Esta era la situación que imperabaen la Sierra ecuatoriana, aunque ya se habían mejorado lasinterrelaciones entre un cierto número de comunidadesindígenas, gracias a la sensibilidad y abnegación de muchospromotores de la MAE. En otras comunidades aún no sesuperaba la desconfianza y algunos miembros de la MAEhabían sido muertos porque se les había confundido conladrones de tierras o explotadores potenciales. En este tipo decomunidades seguían vigentes sentimientos y reaccionesalimentados por más de cuatro siglos de injusticia.

Las tierras bajas tropicales de la provincia de Esmeraldas, yparticularmente del cantón de Eloy Alfaro, que en su mayorparte es selvático, tienen una historia diferente. Los habitantesnegros de esta región deben ser seguramente únicos dentro delcontexto americano. A pesar del hecho de que sus antepasadosllegaron en el siglo dieciséis, nunca trabajaron como esclavos.Lo que sucedió es fascinante: En un barco que zarpó de Pana-má, en octubre de 1553, el sevillano Alonso Illescas transporta-ba un cargamento de esclavos negros para el Perú. Las corrien-tes desfavorables retardaron el avance hasta tal punto, quecuando el barco llegó frente a la costa de Esmeraldas llevaba 30días de atraso en su itinerario. Escaso de provisiones, el capitánnavegó hacia el cabo de San Francisco y tocó tierra en la ense-nada de Portete. El capitán, junto con los marineros, diecisietenegros y seis negras bajaron a tierra en busca de alimentos.Mientras estaban en tierra, vientos y olas repentinas soltaronlas amarras del barco, azotándole contra las rocas y destruyén-dolo totalmente. Los sobrevivientes no tuvieron más remedioque salir en pos de la civilización en medio de un paisaje

desconocido y virtualmente impenetrable. Algunos blancossobrevivieron en su larga odisea y finalmente llegaron aestablecimientos de españoles, con una valiosa custodia deplata que habían traído de España para el monasterio de SantoDomingo en la Ciudad de los Reyes (El Cuzco).

Los negros, mejor ambientados en un entorno que era <<mássuyo», se aventuraron en la selva hasta llegar a una ciudadllamada Pidi que pronto fue aban donada por sushabitantes. Cuando los indios trataron de recuperar suspropiedades fueron derrotados por los negros, encabezados porAntón. Antón murió poco tiempo después de la confrontación,dejando siete hombres y tres mujeres. Se sucedieron nuevasescaramuzas, pero los negros triunfaron y finalmente ocuparonla tierra. A esas alturas, su líder era Alonso Illescas, nativo deCabo Verde. Resulta claro que él había adoptado el nombre delcapitán del desventurado barco. Illescas se casó con la hija delcacique de los indios Niguas, que en ese entonces se habíanconvertido en aliados de los negros. Fortalecidos por estaalianza, los negros emprendieron la conquista de los territoriosvecinos, hasta que la noticia de la existencia de una banda denegros rebeldes llegó a oídos de los españoles. El capitánAlvaro de Figueroa partió de Guayaquil para atacar a Illescas.No tuvo éxito. En 1568 se envió una nueva expedición, almando de Andrés Contero y de su yerno Martín Carranza, quetambién fue derrotada por la. alianza negro-india.

Illescas sólo fue capturado en 1570, junto con su familia. enPortete. Un joven novicio de la orden de los Mercedarios,llamado Escobar, se encontraba en el grupo español victoriosoy quiso el destino que desempeñara un papel especial en estecaso. En circunstancias en que se encontraba abandonado en laBahía de San Mateo en una ocasión anterior (nadie sabe cómoni por qué) Escobar había sido tratado con bondad por Illescas.No es sorprendente entonces que tratara de ayudarlo a escapara él y a su familia. Contó con la ayuda de Gonzalo de Avila,uno de los soldados españoles que, entre tanto, se habíaenamorado de la hija de Illescas con quien se casó más tarde.

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Algunos años después, en 1577, se produjo otro naufragio en ellugar. Entre los salvados por Illescas se encontraban Juan deReina y su esposa María Becerra, quienes continuaron viaje aQuito e informaron a las autoridades del deseo de Illescas deentrar al servicio del Rey. La Audiencia, o Corte del distrito,envió el presbítero Miguel de Cabello Valboa a tomar lasprevisiones del caso. El intento no tuvo éxito, a pesar de labuena disposición de Illescas, ya que aparentemente algunas desus gentes desconfiaron del grupo visitante. Otro grupoencabezado por el Deán Cáceres también fracasó porque losguías adujeron temor de entrar en los territorios de Illescas.Después de que varios años transcurrieron sin otro contacto, lospropios esmeraldeños decidieron ir a Quito. Juan Mangachevisitó Quito en 1585 y 1586. Regresó con Fray Pedro Romeroque se estableció entre los esmeraldeños, los ayudo a construiruna ciudad a la que pudieran llegar los barcos españoles, losconvirtió al cristianismo y llegó a ser una figura legendaria,respetada y amada de los indios y negros por igual.

Los descendientes de Alonso Illescas nunca abandonaron laregión y en el momento de iniciarse el Proyecto ECU-28 habíanvuelto a ser uno de los grupos más aislados y marginados delEcuador. Muchas de sus tradiciones africanas se han preservadoen su forma más pura, notablemente sus viviendas y otrasconstrucciones. La gente es alta, digna, altiva y un tantopomposa, a pesar de su pobreza extrema. Son muy formales, demodales corteses, abiertos, extrovertidos y gustan de celebrar ensus momentos felices con fiestas de mucho colorido. Su idiomaespañol es hermoso, barroco y lleno de metáforas. A través deltiempo han establecido una pacífica coexistencia con los indiosCapaya, el otro grupo sobreviviente a nuestra llegada. Así erala gente de la región escogida para el Proyecto. Su naturalezaheterogénea planteaba un desafío fascinante.

Ba ses p a ra una m eto d o lo gía

Con la cooperación eficiente de varios expertos del Proyecto

completamos con éxito un reconocimiento de la región.Pudimos contar con la ayuda y asistencia de algunos de lospromotores de la MAE. Las conclusiones a que llegamos fuerondebidamente registradas y comunicadas en un documentofechado en diciembre de 1971, a todas las autoridadesnacionales interesadas. En esencia eran las siguientes:1. Cada comunidad demuestra una clara conciencia respecto de

un número de problemas que la afectan y sus miembrosexpresan la necesidad de que se solucionen dichosproblemas que, con frecuencia, son de suma urgencia.

2. Los medios tradicionales usados hasta la fecha para lograrla solución de sus problemas han sido pedir en cada caso,ayuda directa a las más altas autoridades políticas yadministrativas del Gobierno.

3. Cada comunidad actúa como si sus problemas fueranexclusivos y sus miembros no se percatan de que muchos deestos problemas son de mayor alcance y que afectantambién a un gran número de otras comunidades. Enconsecuencia, la noción de que las soluciones no pueden serperseguidas a nivel local porque deben ser aplicadas en uncontexto regional más amplio, es inexistente.

4. Fuera de ciertos problemas específicos que afectan adeterminadas comunidades y que por lo tanto exigensoluciones locales, se detectaron cinco áreas depreocupación general, después de ver los reclamos de lagente en reuniones comunitarias que se realizaron en toda laregión. Estos problemas se referían a lo siguiente:a) educación, b) salud y salubridad, c) comercialización deproductos locales, d) caminos y comunicaciones ye) dificultades enfrentadas por los pequeños agricultores asícomo por los campesinos sin tierras.

5. Las comunidades habían abrumado a las autoridades deGobierno tomando contacto individual con ellas y haciendopeticiones que no podían ser atendidas satisfactoria ycoherentemente.

6. La incapacidad de las autoridades gubernamentales parasatisfacer estas innumerables peticiones había provocado

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frustración entre los campesinos y agravado su desconfianza.Semejante situación de creciente deterioro, sólo podía sersuperada por medio de acciones y programas que emanaran deuna participación coherente y coordinada a nivel de grupos debase y realizadas por personas imbuidas de una concienciaregional.Mientras todas las diferentes comunidades habían establecido

sus canales individuales de comunicación con las más altasautoridades gubernamentales, carecían absolutamente de canalessimilares de comunicación entre sí, a nivel horizontal. Estacomunicación horizontal fue considerada por nosotros comofundamental para la formación de una conciencia regional,indispensable para el diseño de soluciones coherentes a seremprendidas con apoyo del Gobierno.

De estas observaciones emanaron la estrategia y metodologíadel Proyecto propuesto a las agencias de Gobierno interesadas.Las ideas fundamentales eran las siguientes:

5. Un Plan de Desarrollo Regional coherente debe ser el resul-tado cíe la participación directa y activa de los grupos de base,utilizando la asistencia de expertos sólo en caso de. necesidad.No debería ser el resultado del enfoque opuesto, es decir delas proposiciones emanadas de los técnicos e impuestasdespués a la gente.

6. En oposición a la creencia de los técnicos que han evitado elcontacto directo y frecuente con la gente del campo, se detectóla buena disposición de esta gente por participar, así como unaclara conciencia de los problemas locales, junto con lasuficiente percepción y madurez como para justificar suresponsabilidad activa y directa en el proceso de planificación yen la acción.

7. En vista de estas consideraciones, se propuso que seestableciera en cada parroquia del noroeste, un «Comité deInformaciones, Comunicaciones y Relaciones» (CICR) deestructura apolítica. Cada comité estaría compuesto de cinco

personas, representantes de: a) las autoridades administrativaslocales; b) la educación; c) las artesanías; d) las pequeñas empresasy e) la agricultura campesina.

1. Las funciones básicas del Comité serían de a) establecer contactocon los demás comités para crear conciencia de los problemascomunes a la región en su totalidad; b) preparar un informe (antesde febrero de 1972) describiendo todos los problemas que afectan asu parroquia, cuyo texto estaría dividido en capítulos, segúninstrucciones impartidas de antemano; c) servir como punto decontacto permanente entre la MAE y ECU-28, por una parte, y laparroquia por otra, de manera que cualquier decisión adoptadacontase con el respaldo de la gente, y d) establecer lacooperación con los técnicos sobre una base permanente, de modoque los proyectos fueran lo suficientemente realistas como para lograrel apoyo de la población, garantizando así su éxito.

2. Los expertos harían una síntesis de los proyectos preparados por cadaparroquia la que serviría de diagnóstico socioeconómico de laRegión. Este diagnóstico sería diferente del preparado por lostécnicos, en el sentido de que presentaría la situación según elpropio sentir de la gente y no como una interpretación hecha porprofesionales.

3. El documento con el diagnóstico sería distribuido a todos loscomités para poder discutirlo en las asambleas comunitarias, comoprimer paso hacia la formación de una conciencia regional. Másadelante serviría para la organización de Encuentros de Campesinosen los que participarían todos los comités. Estos Encuentrosprovocarían una discusión conjunta entre los representantes de laregión, como segundo paso decisivo en la formación de unaconciencia regional.

4. Los participantes en los Encuentros elegirían un grupo de 15personas (cinco por provincia) para que fueran miembros de laComisión de Planificación Regional a ser formada. Esta comisióncon la asistencia de expertos nacionales o internacionales diseñaríala base de un Plan de Desarrollo Regional, identificando proyectosconcretos y prioridades y dando detalles sobre la disponibilidad de

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aporte local, tal como trabajo voluntario, herramientas u otroequipo. Este plan diseñado directamente por representanteselegidos por el pueblo para este fin, y en permanente contactocon él a través de los comités, sería el primero de su tipo deAmérica Latina y serviría de modelo para otras experienciasinternacionales.

ECU-28 fue un programa diseñado para promover eldesarrollo de una vasta región rural del país, que aseguraba laparticipación popular. Puesto que la participación es función dela comunicación, el sistema propuesto significaba la creación deuna red de comunicaciones completa y eficiente. Esta red debíaconformar la estructura del Proyecto. Dentro del esquema losCICR tenían que desempeñar un papel bipolar y catalít ico. Poruna parte debían servir a la MAE y a ECU-28, particularmente asus expertos, en cuanto a información, interpretación y críticaconstructiva. Por otra parte, debían cumplir funciones similares anivel intra e intercomunitario. El aspecto realmente novedoso denuestro concepto rector era el hecho de que los campesinos através de los CICR, no serían los recipientes pasivos dedecisiones y acciones canalizadas desde una cumbre distante ydesconocida, sino que se convertirían realmente en el puntofocal de todo el proceso.

El lenguaje de los expertos contiene expresiones obscuras yel de los campesinos tiene sus propios términos y modismos. Lacomunicación entre ambos sectores suele ser, por lo tanto,bastante difícil. En este sentido, los CICR estaban llamados adesempeñar un papel importante: debían generar un código decomunicación en el punto focal de las interrelaciones y actuar ala vez de filtro y procesador de la información generada enambos extremos de la cadena. Esto otorgaría coherencia alesquema total y lo haría eficiente, por lo menos en teoría.

La s num ero sa s y la rga s jo rna d a s

Aunque nos sentíamos satisfechos de nuestra construcciónteórica, las posibilidades tangibles de su realización estaban porverse. La idea fue oficialmente bien recibida y respaldada por

las autoridades de la MAE. Sin embargo, recogimos en privadocomentarios muy escépticos. Muchos consideraban que estába-mos sobrestimando la capacidad de los campesinos para orga-nizarse y responder. Pero ya habíamos llegado a un punto sinretorno y decidimos continuar adelante.

Debería mencionar a estas alturas que las bases de lametodología fueron concebidas durante una reunión dediscusión con los campesinos de la Comunidad de Borbón enEloy Alfaro. Las ideas de los campesinos, especialmente lascontribuciones imaginativas del Sr. Caicedo, uno de susrepresentantes más respetados, fueron decisivas. La organizaciónfinal del sistema de comunicaciones fue fundamentalmente lacriatura de Gonzalo de Freitas el experto en Comunicación delProyecto, que transformó las ideas en un esquema viable. Másadelante durante las largas jornadas emprendidas para que loscampesinos se organizaran, se logró el éxito, gracias a ladedicación y capacidad de persuasión de un buen número depersonas. No puedo mencionar a cada uno, aunque mi apreciose extiende a todos ellos. Sin embargo, hubo cinco personas,además de de Freitas, que merecen destacarse: AlejandroCovarrubias, el sabio, imaginativo e infatigable experto de laUNESCO, André Theissen, el experto en Desarrollo de laComunidad; Jorge Terán de la MAE; Heiko Brunken, el expertoen comercialización y su esposa Ursula. Aunque ella no habíasido contratada por ECU-28, colaboró constantemente, como sihubiera sido un miembro formal. Tanto Theissen como losBrunken habían trabajado anteriormente en el mismo Ecuadorcomo voluntarios de Bélgica y Alemania, respectivamente.

La acción se inició el 16 de noviembre de 1972. Ya que con-sideramos que era física y logísticamente imposible promoverdirectamente la formación de los CICR en cada una de las 94parroquias, escogimos 54, con la esperanza de tener éxito enpor lo menos 47 de ellas, lo que equivalía al 50% del total. Laidea era que cada CICR organizado en esta etapa preliminarpromoviera más adelante la organización de otro CICR en laparroquia vecina, alcanzando así la meta regional, lo más cerca

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posible del 100%. Las 54 parroquias elegidas eran casiexclusivamente rurales y representaban un 67% de todas lasparroquias rurales de la región.

Iniciamos nuestro trabajo en el cantón de Eloy Alfaro, enprimer lugar porque allí había sido concebida la metodología, yen segundo lugar porque era el segmento más aislado de laregión y que carecía totalmente de cualquier forma de asistencia.La primera reunión se realizó en Borbón. una aldea rodeada deselva y río. La recepción fue entusiasta, tal como laesperábamos. Y al día siguiente se creó el primer CICR,celebrándose con una fiesta llena de risas, tambores, marimbas,bailes y aguardiente. A continuación vinieron viajes por los ríos,hasta los caseríos más remotos y aislados. La miseria era aveces abrumadora y en muchos lugares la gente considerabanuestra llegada como un milagro. En muchas áreas hacía añosque no llegaba un visitante. Nuestro guía era una personainolvidable: se llamaba Angel Guevara. Era un profesor deescuela de unos cincuenta años de edad que, rehusando ascensosy traslados, había permanecido en la región por más de veinteaños. Consideraba que, por pequeña que fuera su contribución,ésta representaba mucho para aquellos que no tenían nada. Unaumento entre 1 y 2, decía, es de ciento por ciento, pero unaumento de 0 a 1 es infinito. Después de días de navegación,contemplando una desolación absolutamente inhumana,comprendimos muy bien lo que quería decir. Espero que seencuentre bien, ya que el mundo, y especialmente el sector«invisible», necesita a gente como él.

Tuvimos éxito en todas las parroquias. Se fundaron todoslos CICR de Eloy Alfaro y nos alejamos de la región, aliviadospero tristes. Durante varios días no hicimos comentarios, pen-sando tal vez, que lo que habíamos visto y experimentado estabamás allá de las palabras. Cualquier comentario habría sido frí-volo, ya que no podíamos apartar de nuestras mentes las imá-genes. Personalmente, nunca había visto igual miseria soportadacon tanta dignidad. Pensaba que cualquier aristócrata podríallegar a sentirse inferior junto a estos negros altos y delgados

que tenían algo de señorial, en el mejor sentido, en su porte,movimientos, gestos, manera de an dar y hablar. Por primeravez en mi vida comprendí que puede haber gente superior,incluso en medio de una pobreza obscena.

Nuestras tareas continuaron por dos meses más en el restode la región. Al final de este período comprendimos quehabíamos completado una tarea primordial: se habían organizadolos 54 CICR. Puesto que cada miembro de un CICR era elegidopor sus pares (el maestro por los maestros: el artesano portodos los artesanos; el campesino por todos los campesinos),habíamos promovido en realidad 270 procesos electorales.Además habíamos instruido a los miembros de cada comitérespecto a lo que esperábamos de ellos. Insistíamos en el hechode que cada comité estaba compuesto de «iguales», de modo queningún miembro debería presidir sobre los demás. Más aún, lespedimos que prepararan la contribución más importante para elProyecto: el informe sobre las condiciones de vida y losproblemas de su parroquia. Les indicábamos que escribieranlibremente sobre cualquier tema que estimaran interesante,incluso relatando experiencias per sonales. No hacíamospreguntas; ellos debían decir lo que querían, a su manera. Sóloles pedíamos una cosa y únicamente por razones prácticas: quedividieran su informe en capítulos: Educación, Salud,Comunicación, Problemas de los Artesanos; Problemas de losPequeños Terratenientes y Problemas de los Campesinos sinTierras. Esta división era necesaria para el análisis comparativoque permitiría una síntesis de los informes, que a su vez haríaposible el Diagnóstico Sentido de la Región. Indicábamostambién que sus informes debían ser leídos, discutidos yaprobados en asambleas comunitarias, dando así la oportunidada que la gente añadiera o eliminara aspectos de su contenido. Elinforme debía ser despachado a Quito, dentro de 30 días.

De regreso a la capital, tuvimos que enfrentar nuevamente alos escépticos: sonrisas irónicas por doquier. En cierto sentidoestábamos atemorizados: tal vez tenían razón después de todo, yéramos un puñado de forasteros ingenuos. Evitábamos hablar

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del tema, tal vez para no atemorizarnos más los unos a losotros. Reanudamos nuestra rutina diaria, pero yo sé que todossoportamos la espera en un estado de gran ansiedad.

La sabiduría develada

Nuestra reacción cuando el cartero entró a las oficinas y nosentregó un sobre grande dirigido al Proyecto y escrito con letradesigual, fue de una euforia increíble. Era el primer informeque nos llegaba de Borbón, en Eloy Alfaro.Totalmente escrito amano, contenía un caudal de información. Las numerosas firmasy huellas digitales en la última página atestiguaban que elinforme había sido aprobado en una asamblea comunitaria. Apartir de esa fecha, empezaron a llegar más y más informes porcorreo, prácticamente todos los días. Al cabo de seis semanashabíamos recibido los 54 informes requeridos. Esto superónuestras máximas expectativas y provocó gran perplejidad,sobre todo entre los escépticos.

Cuando empezamos a leer los informes, descubrimos unmundo insospechado. Cada página golpeaba nuestra conciencia.Nos sentíamos confundidos y nos percatábamos de que,voluntariamente o no, habíamos sido cómplices por demasiadotiempo de estereotipos y mitos tales como «esa gente nocomprende sus problemas»; «es necesario concientizarlos»; «sonignorantes, torpes y perezosos». En estos informes enfrentamosdescripciones y definiciones tan vívidas, reales y profundas, y ala vez tan simples, que ningún experto con sus conocimientosformales habría podido mejorarlas. Decidimos que una muestrade los testimonios contenidos en los informes debería serdifundida de la manera más amplia posible.

Hicimos una selección de párrafos, frases e ideas quedistribuimos entre muchas personas para obtener sus reacciones.Algunos se conmovieron de verdad, pero otros reaccionaron concríticas y con el típico escepticismo: «Esto no puede serverdad», nos dijeron; «Los que escribieron esto no sonrepresentativos de las comunidades » ; «Probablemente todos

estos informes fueron escritos por los maestros que impusieronsus opiniones». Frente a estas críticas sólo cabía una respuesta:aún no habíamos logrado alcanzar una representación auténtica,ni siquiera en nuestro ambiente. En cambio, aquellos queescribieron los informes, quienes quiera que fueran, tenían larepresentabilidad moral que les cabía por compartir la miseria, ladesnutrición y las enfermedades de los pobladores. En otraspalabras, lo que habíamos logrado era la mejor representabiidadposible. ¿Qué mejor representatividad podíamos esperar de unaparroquia de 500 habitantes, de los cuales sólo dos sabían leer yescribir que un informe escrito con gran dificultad por estas dospersonas?

Las críticas eran extrañas, y sin embargo, típicas. He tenidoque enfrentarlas muchas veces. Los así llamados «técnicos», omás bien dicho, los «tecnócratas» que rehúsan consistentementecontaminarse con la vida tal como es en el terreno, lejos de suscómodas oficinas con aire acondicionado, siempre estándispuestos a criticar las inexactitudes metodológicas de los queestán llanos a caminar descalzos en el lodo. Sin preocuparnos deestos perfeccionistas de «escritorio», produjimos un libro quecontenía los testimonios de los campesinos, titulado: «En elMundo Aparte», trozos del cual se reproducen en el próximocapítulo. La publicación que también contiene fotografías fuedistribuida entre las autoridades de Gobierno y entre loscampesinos mismos cuando llegaban a Quito para realizar susEncuentros. Todos los campesinos estimaron que el librorepresentaba fielmente su realidad, y para nosotros, ésta era laúnica opinión valedera.

Los informes causaron gran impacto entre nosotros. En ciertomodo provocaron un cambio en nuestro enfoque, tanto en lorelativo a nosotros mismos como al papel que debíamosdesempeñar. Pertenecíamos a una especie llamada «expertos» —nacionales e internacionales— y nuestra profesión era lamisma. Era la profesión de conocer las cosas, de diagnosticarsituaciones, de interpretar realidades y problemas, para llegaralgún día a ofrecer soluciones. Nos habían educado para saber y

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enseñar; habíamos desarrollado técnicas para despertar la «concien-cia» de los demás y así habíamos llegado a ser importantes. Perodespués de leer esos informes nos sucedió algo extraño. Sentimosrepentinamente que aquellos que nos habían elevado a una posiciónde importancia no eran los que verdaderamente contaban.Descubrimos que, aunque sabíamos mucho, comprendíamos muypoco. Por lo tanto decidimos modificar las cosas. Fuera de nuestrasfunciones técnicas, teníamos que ser ahora la voz de los que viveny mueren en el mundo aparte, los voceros de sus derechos y de lasenseñanzas que son capaces de entregar.

El diagnóstico sentido

Analizarnos seriamente los informes para resumirlos. Como todoshabían sido divididos en capítulos, de acuerdo a lo solicitado, cadamateria (educación, salud, etc.) iba presentada como documentoaparte. Separamos los planteamientos que eran comunes para todoso para la mayoría, de aquellos que eran únicos o que se referían aalgún caso especial. Esto nos facilitó la formulación de unajerarquía de planteamientos en el que nada quedó marginado. Unavez que cada uno de los temas había sido resumido de esta forma,se combinaron todos para formar un documento coherente que seconvirtió en el Diagnóstico Regional Sentido.

Este diagnóstico fue reproducido y en riado a to dos lo sCICR para acoger comentarios, sugerencias y correcciones, en elcaso de que hubiéramos interpretado mal alguna de las contri-buciones. Esperábamos además, que, al leer el documento enasambleas comunitarias, los campesinos pudieran dar el primer pasohacia la formación de una conciencia regional. La versión final queincorporaba las enmiendas sugeridas por algunos CICR fuereproducida n uevamente para servir de documento de base en losEncuentros de Campesinos que estaban programados para dentrode algunas semanas, en Quito.

Me imagino que el lector de este libro, esperará, y con razón, quese le informe sobre el contenido principal del Diagnóstico. Es muylamentable que esto ya no sea posible, por razones que explicarédetalladamente en el Capítulo 7. Nos basta con decir a estasalturas, que todos los documentos básicos, como por ejemplo losinformes de los CICR, los resúmenes y el Diagnóstico, fueronconfiscados por las autoridades militares porque consideraban queel proceso era potencialmente peligroso. Lo mismo ocurrió conlos documentos producidos en el Encuentro de Campesinos y enun Congreso que se realizó más tarde, descritos ambos en elCapitulo 6. En vista de estas circunstancias, la única contribuciónque puede hacer este libro es de naturaleza metodológica. Laevaluación e interpretación de los acontecimientos hecha por elautor, así como los resultados, en ausencia de apoyodocumentado, sólo puede ser acogida con buena fe. Lo único quese pudo salvar fue la contribución de los campesinos para el libro«En el Mundo Aparte» que se resume en el próximo capítulo.Esto bastará para dar al lector por lo menos una idea de la riquezade los materiales con los cuales trabajamos. Las citas sonabsolutamente textuales y sólo se han corregido las faltas deortografía, para facilitar la lectura. El texto que enlaza lasdistintas citas fue escrito por Gonzalo de Freitas. Las fotografíasfueron tomadas por Pierre Adamini, un joven francés quetrabajaba en forma independiente.

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5 E n e l mundo aparte

Una vez t ravaj ava en el recinto de Colón de Onzole, por elaño 1963, donde era una comunidad de 93 alumnos con unsolo profesor que t ení a hast a t res grados, esto de l as dos de l amadrugada, se morí a un alumno con fuert es grit os ay memuero, escuchando has ta que después de una hora más omenos, me levanté, recurrí a mi botiquin, busqué si ert aspastil las y inyecciones, l a j erinjill a todos mis aparejosnecesarios, baj e a la casa del adolorido niño, hablé con elpadre que era de escas ís imos recursos económicos parapoderlo t rasl adar hast a l a ciudad de Limones donde hay unfacul t ati vo, de inmediato l e di si ert as pas till as y unainyeccion, con las que baje del hogar de ese niño, fue elenorme sat is facción al escuchar esto de una hora que el niñono aquejaba más, volví al ot ro dí a a darle la misma dosis,has ta que se al entó por completo, como el padre no tenía másque darme, aun yo no le cobrava, pero t al fue el contentoque s intió ese padre que a los cinco días ll egó hast a l a casadonde yo viví a y me dijo maest ro, l e regalo el muchacho, est ees suyo, con esas palabras l e dij e graci as don MarcelinoOrti z. Deje no más. (Del Informe de Anchayacu Esmeraldas).

La lancha se atraviesa en la corr entada del Santiago yenfila al caser ío de m adera alzado so bre un islote. Casasiguales, como animales de largas patas clavados sobre el bordedel río.

Lo s negr itos saludan lev antan do lo s brazo s. Han p uestop iraguas so bre el p antano para alcan zar la or illa . Por lo scalle jones vienen corriendo los que faltan.

Ahí está el p ueblo : a dos horas de río rev uelto y sucio,la selv a atrapa a lo s hom bres contr a la co sta; lo s emp uja av iv ir con el barro pegado en la piel, en las manos resecas delos

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los macheteros, en la cara de los niños que se pintan con barrojugando a los blancos.

Disentería, fiebre, parásitos, tétanos, miseria sin viejos.Negros durmiendo en el barro bajo el sol abrasador delmediodía. Niños desnudos. Basura que el río pone y saca debajode las casas. Zapatos para algunos. Para el resto el lodo quecarcome las uñas, que aplaca el dolor del pian, que se tragahasta la cintura a las concheras. Un niño m urió de unapequeña herida en la ceja: «— Tenía poca sangre. Esperando sequedó vacío».

Esperando una lancha que lo llevara al hospital lejano dondese esterilizan las jeringas en un tacho de agua contaminada, queapenas hierve sobre un puñado de carbones.

Cuando los gringos dejan la lancha, parecen conquistadoresde una comarca que acaba de saltar del fondo de la tierra;viajeros que hay que mirar de cerca, que hay que tocar enlas botas de goma lustrosas, oler en el humo perezoso deltabaco de Virginia y sonreír, después, con un rostro cansado quese va quedando dormido en el sopor de la siesta.

Los enfermos carecen de medios para ll egar a ot ros cent ros,por cuanto, en materi a de transport e, se hace dos horas aremo a S an Lorenzo o Limones en la que se cobra la sumade cuarent a sucres, debiendo pagar hast a dosci entos sucrescuando hay una urgenci a... En S an Lorenzo, el enfermo sehace regist rar, se compra en un sucre una fi cha de 6 a 7 dela mañana. Después cobran quince sucres por consul t a.( Del Informe de C arondelet, Esmeraldas) .

A las orillas del Santiago, del Onzole, del Mira, de todos losríos y arroyos del Cantón de Eloy Alfaro, en la Provincia deEsmeraldas, las chozas de los indios y de los negros se alternanen un paisaje de selva imp enetrable. Nun ca hubo médico.Aquel que salió a talar un árbol, en tres días de trabajo, porquince sucres, se cura las heridas de machete con un trozo de

Pian: Enfermedad de la pielConcheras:Pescadorade conchas

Familia cayapa en su piragua. En la orilla del río se puede ver una serpiente.

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víbora recomendado por el brujo; ese niño se muere de anemia,de diarrea, de tétanos.

La gente toma agua de un pozo hecho en la tierra, agua sucia. Eninvie rno s e pu ede to mar agu a d e lluvi a . (Del Inform e d eTambillo, Esmeraladas)

Comunidades indígenas de Abatag, Imbaburita, Cusin-Pamba yTunagu ano Alto . Estas co munid ades indígen as rep res entan untotal de apro xi madamente 1 .400 habitantes. A ctual mente s eproveen de agua mediante el acar reo de grandes distancias quellega hasta 5 kilómetros y en las épocas lluviosas, consumen aguade lluvia que almacenan en grandes hoquedades del ter reno quehacen juntos a sus casas. Fácil es deducir de esto que estas pobresgentes consu men un agua terribl emente contaminad a y en pési-mas condiciones higiénicas, razón por la cual, los índices de mortalidadinfantil y de morbilidad como consecuencia de las enfermedadesparasitarias son de los más altos del país. (Del Informe de San Pablodel Lago, Imbabura)

El maestro pequeño y diligente, sonríe ante un plato decomida caliente:

—Sí señor, nosotros venimos a compartir la miseria de estagente y sus parásitos, también, por supuesto.

Hace apenas dos horas, en la asamblea popular reunida en elbarracón de la escuela, alguien que observaba atentamente losnúmeros escritos en el pizarrón, preguntó:

—¿Por qué en esa escuela hay 120 niños inscritos y sólo 28asistentes?

Se puso de pie un hombre cortés, de cabeza polvorienta ypidió permiso para hablar.

—Yo soy el maestro de esta escuela. Sucede que cuandofueron a controlar la asistencia, era el mediodía. A esa hora, yodejo ir a los muchachos a cortar caña a la selva para el almuerzo.

El cu adro es real ment e esp antoso y horrori zant e , pues l a granmayoría de los je fes de familia , perciben un salario que va de losdiez a los quince sucres diarios, los ho mbres en calidad de peo nesde unahacienda ganan miserables salarios que sirven para cubrir gastos

«Casas iguales, como animales de largas patas clavados sobre el borde del río.»

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de primera necesidad en condiciones infrahumanas. Si sabemos quela mayor parte de los hogares son numerosos, ya tenemos para pensarde cómo se resignan a vivir en condiciones espantosas. El padrequiere que su hijo crezca pronto para que le ayude a mantener elhogar; tan pronto como el hijo ha crecido , si estuvo en laescuela, l e ponen fuera de ella para que siga sien do explotado porel patrono, es decir, que él y su familia están sentenciadas a vivireternamente esclavos. Durante el periodo de cosechas, tendrá quesalir segurament e toda l a familia p ara ganarse la vida, las mujeresdesgranando el maíz, se ganan la astronómica suma de tres sucresdiarios.

Mientras que este es el cuad ro que presenta la gran mayoría ,por el otro lado, se nota el der roche , el lujo de unos pocosfeudales que disponen de miles y miles de hectá reas de tierrasincult as por enci ma d e un pueblo qu e se mu ere de h amb re . (De lI nforme de Urcuqui, Imbabura).

La anemia, el miedo, la ignorancia, el hambre, los ritosancestrales, la explotación, la voluntad del río, la falta de trabajo,la paga miserable, el trago blanco, la marimba o la banda, elagua de coco para el recién nacido, la chicha del domingo, lapapa y las habas, el plátano de siempre, la choza miserable, labasura, la estera compartida con el perro y el cerdo, la montañalegendaria, las fiebres, el chuchaqui.

Una región entera del país que arranca en las sierras deImbabura y de Carchi, en el trabajo sordo del campesinoindígena y se enferma de muerte en Esmeraldas donde la selvase abalanza sobre el Pacífico. La sierra con el indio quealimenta su odio antiguo y paciente; la dramática geografía de lamontaña, el páramo inhabitable, las hondonadas a pique dondeel maíz crece, sobre la vertical del abismo, en la única tierra queda de comer.

Por eso no hay que extrañarse cuando recién llegado a unaaldea de campesinos. un indio saluda con su mano dobladahacia adentro, bajo el poncho, mostrando su desconfianza.

Chicha: Bebida a base de maíz fermentadoChuchaqui: Estado de malestarque sigue a la borrachera

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Niños que beben agua en un río contaminado

Un trocito de caña de azúcar; es todo su almuerzo.

El campesino no quiere con fiars e en foráneos o en pro mesasestériles, sino en sus propios recursos en sus auténticos valores quesienten en carn e propia el motor de la reacción creado ra . Elindio necesita el al fab eto con urgencia , pero a su temp rana ed ad,cuando su mente está despejada y predispuesta y no cuandoagobiado por la edad, maltrecho por el forzado trabajo yaniquilado por el vicio del guarapo, empieza su agonía en elrodar inexorable de la involución. (Del Informe de La Esperanza,Imbabura)

El habitante de la costa es locuaz, expansivo, cortés. Ríe amenudo y está siempre dispuesto a dialogar en una prosabarroca, plagada de imágenes tropicales. El indio de la sierra esreservado, estático, inmutable. Sonrisa corta y solemne. Ambostienen también el pedazo de alegría que les deja vivir en elmundo aparte. La marimba en Esmeraldas. Un ritmo frenéticoque sacude a los negros durante horas en un trance hipnótico,que los empapa de sudor y trago blanco, mientras los tamboresgolpean en la noche y se repiten a lo largo del río. Hayreverencias, sombreros blancos, polleras de colores, piesdescalzos sobre el piso de tablas.

Los gritos avivan la curiosidad de los que no se animan aentrar. La danza es una conquista amorosa llena de rechazos ygalanterías. Música de viejos, herencia milenaria que losjóvenes admiran, mientras sus corazones se queman en el ritmode la cumbia colombiana.

Y el indio baila también. Baila al son de su bandita detambor y flauta. Una música larga, un ritmo que parece venidodel viento. Con las manos cruzadas a la espalda, la cabezaerguida, el cuerpo tieso. Los negros y los indios bailan y juegan:a las damas en Borbón, al cuarenta en Mariano Acosta, donde laventana abierta de la Casa Parroquial, dejar oír los gritos delcura que va ganando. Afuera llueve, pero ellos han hecho unahoguera que lanza fogonazos contra la pieza oscura donde losjugadores rodean la única vela que les queda. Suenan las guita-

Guarapo: Bebida fermentada y tóxicaMarimba: Instru mento musi cal p arecido al xiló fono p ero construidocon l enguas de madera y cañas, que se toca acompañado detambores

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rras y los gritos. La jarra de chicha no descansa. Las muchachasbailan con el niño sujeto a la espalda y dormido. Ahora ríen yel alcohol les va poniendo la sangre de fiesta. Allá en Borbón,un niño recorría la barraca, martillo en mano, aplastando losclavos que lastiman los pies de los bailarines.

Aquí en Mariano Acosta, la llovizna no alcanza a mojar latierra secada por el fuego y los pies desnudos de los incansables.

El negro sabe contar su pena y su alegría, rodeándolo todode palabras saboreadas y antiguas, con metáforas que se pegancomo los colores de sus vestidos de fiesta, que retuercen lasfrases hasta una fantasía que sólo puede heredar de la selva.

Es el caso de un hombre del lugar que se llamó Maclovio Cortés,agricultor y de escasos recursos económicos, se enfermó del hígadoy de mucha g raved ad; por no haber aquí facultativo decidióviajar a Li mon es a curarse , pero co mo no tenía có mo pag ar elfl ete d e una, ni p ara alquilar un a canoa y pagar un boga, esp eróque ll egaran los barcos , el juev es qu e y a habí a este medio detransporte ya se encontraba más delicado de salud. Emprendió elviaje, pero al llegar a Li mones , el doctor est aba fu era del lugar;quiso viajar a San Lorenzo, pero no había barco de salida paradicho lugar; hubo que esperar la salida del barco paraEsmerald as hast a las cinco d e la mañ ana d el día vi ern es,llegando a la c iud ad indicada despu és d e o cho ho ras . Por lata rde asistió al Hospital aún más postrado que después de dosdías y reposaba dormido en la eternidad.

Es penoso ver cuando niños sin cuidado y personas mayoresen o cas iones se p egan al río para cal mar su s ed , ot ros en losservicios están arrojando los desperdicios al líquido apreciado comocumpliendo o cerrando el ciclo ecológico.

El caso d e un a seño ra que por d elicadeza no l a identi fico,manda a una niña a que le pase agua, co mo no había en casa , lapequeña to ma camino al río y se p rovee d e agua en unacalabaza , regresa la niña a oscuras y la señora solicita beber en lacalabaza. Al pegar los pri meros tragos siente que sus labios sonacariciados por algo ya sólido, se sorprende, escancia el líquido para

Cuarenta: Juego de naipesBoga: Remero

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Un cayapa tocando la marimba

Campesino de la sierra.

satisfacer su sorpresa y ésta se agiganta al ver que cae una obramaestra del aparato digestivo. (Del Informe de Borbón, Esmeraldas)

El indio sin tierra está sometido a la providencia de susbrazos. Emigra cuando las cosechas son malas y pone su fuerzadesgastada por un plato de comida. Así se le ve en los suburbiosde Quito o Guayaquil, como cargador de pesados bultos a laespalda. Es un friso que se alarga en el paso corto y rápido porlos caminos de la montaña, que se detiene a la puerta de lachoza de barro, que se pasea borracho los domingos, seguido desu mujer impasible.

Jornale ro es el que no posee terreno de cultivo, habitación,profesión, poca o ninguna instrucción, pero muchos hijos,privaciones y necesidades . Cuando llega a la ciudad se aco modaa vivir —si así puede llamarse— en tugurios, en condicionesinfrahu manas sin comodidad y abandonado a su propio destino,sin esperanza de reivindicación. Es una clase silenciosa y mudaque vive a la deriva, drogada d e resignación. No sab e si aldespertar ten drá o no la conquista del pan amargo para llevar a sudesnutrida y desarrapada familia.

Los jornaleros tienen una paga diaria de diez sucres sin comiday o cho sucres con d erecho a ell a , cu ando trabaj an en lapo blación, pero cuando trabajan en haciendas el salario es de seissucres con comida y, anualmente cada hombre debe, en formaobligatoria, devengar tres días de yanapa en la hacienda vecina, porhaber utilizado caminos , hie rba de pastoreo o leños d e losmontes , esto en trat ándose de los indios que no sonhuasipungueros.(Del informe de La Esperanza, Imbabura)

Plaza de barro, iglesia de barro y paja. Cerdos atados a lapuerta hociqueando el barro. Pueblo caído de la montaña. Niños

Yanapa: Obligación de trabajo voluntario que adquiere el campesino con elpatrono deuna hacienda, un número de días a lasemanao al mes,según conveniopor ciertos beneficios que recibe; como utilizar caminos, leña o tierras depastoreoHuasipungueros: Indio que trabaja una parcela de tierra otorgada por eldueño de la hacienda y donde levantasu choza y cultiva

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descalzos, con una camisita corta, empapada, que apenas tapa elombligo. Piel reseca y oscura. ancho pie, uñas carcomidas por elbarro.

—Buenos días doctorcito.—Mucho gusto patroncito.La muchacha blanca bajo la lluvia, regalando: — Para usted.

A tí ya te dí.La fiesta. Los regalos. Una bolsita de plástico con frijoles

hervidos, una papa, una zanahoria. Bolsitas bajo los ponchosazules empapados.

Historia de la región: Hace cincuenta años atrás, un puñado deaventureros invadieron estas montañas, gente humilde y pobre,con su perseverancia y sacri ficio llegaron a obtener una parcela decinco hectáreas de t erreno laborable y así hago conocer que enSigsipamba, existe el mini fudio. (Del In forme de San F rancisco,Imbabura)

—Mucho gusto.—Es el Reverendo, pues. Piel cetrina, sotana raída, ojos de

pájaro.—Chicha doctorcito ¡En jarra limpita!—Llevo cuatro años aquí: ¡Imagínese!'—Traguito doctor.—¡Dame por ver nomás!El niño corre con los piecitos torcidos escondiendo su regalo

bajo el poncho.—Mucho gusto.Camisa mugrienta. Encantado Presidente. Chumado y

riendo. Sin dientes. Encías marrones de tabaco. Ojos apagadospor el chuchaqui.

—Como Presidente del Cabildo, quiero decirles...—Aquí no llueve. En el corredor patroncito.Ellos como condenados, como clavados en la paciencia de la

lluvia helada.

Chumado: Ebrio

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Campesina de la sierra.

Campesino de la costa en la Provincia de Esmeraldas.

El indio productor de ponchos, chalinas, cobijas, etc. para podersolucionar el sustento diario, se ayuda con la venta de sus animalesdomésticos co mo cuyes, gallinas y otros animales, otros indígenasque no disponen de esta ayuda de los animales, de dedican al hurto.(Del Informede San Roque, Imbabura)

Presidente de Puetaquí. Presidente descalzo. Indio HonorioPresidente. Poncho hasta abajo. El pecho desnudo y flaco. Lasmanos pequeñas y anchas como piedras oscuras escondidas a laespalda. Sesenta y dos años indio bajo el sombrero achaparradocomo una hoja muerta.

—La chicha en jarrita lavada, doctor. La hizo ella, pues. Selevanta del barro y entrega una mano pegajosa y vieja.

—¡Que gusto la fiesta!—Soy el coordinador. ¿Tuvieron mal viaje?—Que vengan los niños aquí abajo: ¡vamos! A ver. Aquí no

llueve. Para usted. Ahí está bien. Ahora tú. A ti también.¡Vamos! ¡Vamos! Aquí abajo.

El regalo se calienta en las manos, se deshace contra elestómago vacío.

—Quieren mirarlo doctorcito. Usted trae el camino. Mire elcerro. Desde allá bajan treinta niños todos los días. Vienen apie. Tres horas bajando a la escuela. No se vaya a olvidar deeste indio pobre, no se olvide de la escuela allá arriba.

... además la vieja escuela de Bareque, amenaza con venirse abajo,ya que no puede soportar sus t reinta y cinco años d e existen cia,representando de esta man era un constante peligro; suscondiciones higiénicas son deplorables con un piso de tierra queproduce mucho polvo y provo ca en fermedad es en los niños .( Del Informe de Chugá, Imbabura)

—¡A comer!Pase usted primero doctor.Piso de tierra, tablón y bancos.—Salgan ustedes que estamos jodidos si se apaga la vela.—Ya tienen los regalitos: ahora se van, pues.—¿Más cuy patroncito?

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Campesina de la costa en la Provincia de Esmeraldas.

La mano va a la boca y se queda como pegada entre losdientes rotos. La puerta tapada de ponchos húmedos. Hay olora tierra después de la lluvia. A animal dormido. Ojos resbalandosobre los platos. Una risa llena de maíz blanco. Barrigahinchada y fiebre.

—Disculpe. He visto tanta gente...—En el valle de Chota crece todo hermanito: tomates, ci-

ruelas, uvas, papaya.—¡Linda la fiesta!—Saca ese perro. Deja luz a la puerta.—El Chota es la barriga del Ecuador.—No sé qué quiere decir Imbabura, pero no es quechua.—Nosotros no podemos hacer el camino, fíjese, pero ellos

vienen y se llevan el oro arqueológico con buldozers.—El Imbabura llora de noche, es cierto.La fiesta de a pedacitos en la puerta. Caña mascada. Silencio

en la lluvia sobre el Imbabura que llora.—Llora taita curita, sí que llora.—Es el viento que pasa por las piedras.—Gracias.—No. Es la nov ia de Atahualpa que acaba de sacar se el

vestido de oro y plata para salvarlo.—Chicha patroncito.—En el Chota hay negros de dos metros de alto. De allí

salen las mejores sirvientas del país.—Aquí, además de Dios, se precisa otra cosa...-- Jesús nació en el Chota, pero no pudo llegar a «Mariano

Acosta».

La Iglesia aún no hace nada. Apenas ofrece la salvación del alma ola felicidad ultrate rren a. Más ese fatalis mo producto de creen ciaspasadas y de religión mal nutrida, le hacen presa fácil de exploradores

Taita:Padre, protector

Atahualpa: Ulti mo inca del Imperio Incaico . Captu rado y cond enadoa mo rir , en el garrote vil, por Francisco Pizarro después, de quecumpliera con el pago de su rescate en oro y plata.

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W iracocha: No mbre de un dios de la mitologí a in ca . E ra un dios quevendría por el mar.

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mal intencionados que, co mo el conquistador colonial le hizocreer que era un Wiracocha.

La Iglesi a debe ayudarle a consegui r lo que hu manamentenecesita: pan, techo y salud no en forma de dádiva ni decaridad que son ofertas hu millantes, sino desprendiéndose desus propiedades extensas, entregando la tierra que necesita confacilidades de pago que le permita convertirse d e paria enelemento p roductor. (Del Informede La Esperanza, Imbabura)

Debe tener unos cincuenta años, pero la cara chata y cobri-za, el pelo negro, el cuerpo magro y recto, le hacen todavíajoven. Está sentado a la puerta de su choza, en un escalón debarro que le sirve de poyo, sin un saludo, sin una mirada fuerade su ensimismada tarea, escondido tras el sombrero negro delana machacada.

El pueblo se extiende por una sola calle polvorienta,cruzada a veces por las polleras de colores, por los perros, lasgallinas y los cerdos. Sale humo por las ventanas. Una niñaaviva el bracero donde hierven los granos y la papa delalmuerzo. Parece que nada puede ocurrir aquí. En este puebloperdido en la montaña, sin agua, sin caminos, sin comida, elhombre parece el único empeñado en demostrar que la genteestá viva. Con fuerza, con precisión con larga paciencia, pasala palma de su mano sobre el cuero mojado encima de lahorma de madera. Es un talabartero con la mano en carneviva. Ya vendrá quien le compre su trabajo, quien le compresu paciencia, quien detenga su mano hasta que sane y por unospocos sucres, consiga demostrar que el talabartero sigue vivoy sangrando.

El obrero indígena , para produci r un poncho y medio , inviert een materia pri ma una arroba de lana , que cuesta doscientosveinte sucres, en algodón, cuatro libras con un valor de dieciseissucres. Para qu e salg a al mercado un poncho ti ene qu et rab aja r trece días, vendiendo al intermediario a doscientossucres y luego el intermediario lo rev ende obteniendo ya unaganancia d e cincuenta sucres y mucho más, mientras que elproductor apenas gana

Niños de la sierra en la escuela

Mujeres campesinas en el mercado, para ofrecer sus productos.

para plantar y luego se quedan con todo. El jeep anduvo tres horas poruna sola hacienda poblada de cocoteros y ganado enfermo.

Lo que cosecha en sus parcelas se reduce a: cereales, tubérculos,legumb res , escaso ganado vacuno , ovejas, chanchos , gallinas ycuyes. Los campesinos los distribuyen de acuerdo a las exigenciasde la época y auscultando el tiempo reinante y el porvenir segúnsus experiencias. Es así que de su cosecha, una parte las vendenen «hierba» para suplir necesidades de emergencia: fiestas, com-padrazgos, pleitos, en fermedad es o adquisiciones urgentes. Otraparte la destinan a la alimentación; otra guarda para semilla y, elremanente, que desde luego es insignificante, para vender en lasconsignaciones

productor apenas gana en trece días cuarenta y seis sucres, dandoun diario aproxi mado de cuatro sucres. (Del Informe de San Roque,Imbabura)

En la sierra el analfabetismo llega al cincuenta por ciento yaumenta en la costa. En Esmeraldas hay pueblos enteros queno saben leer ni escribir. No se ve un papel impreso. A veces,el dueño de la radio a transistores transmite las noticias que leparecen importantes. Alguien preguntó por un presidente quehabía muerto hace doce años.

Todos padecen de desnutrición en primero y segundo grado:se duermen mientras alguien les habla, acosados por unadebilidad que no pueden desterrar comiendo caña y plátanos.Las escuelas están casi vacías. Algunos bancos de madera tosca,un pizarrón para el maestro, una palangana con agua, en unrincón, para el aseo mínimo de los niños.

«Comemos lo que da la tierra», dijeron unos campesinosque iban al trabajo sin desayunar. «Pero lo que da la tierra aquísiempre es lo mismo»: papas, habas y arroz en la montaña.Caña, coco y algún pescado cuando el río Santiago deja pescar,en la costa. Ropa escasa y pobre, pie desnudo casi siempre.Poncho y sombrero. El campesino indígena trabaja de sol a sol.Se dice que es indolente, pero nunca se le ve ocioso. Sustrabajos de labrantío recuerdan a veces ciertas memoriasbíblicas, sobre todo, por la tenacidad que se necesita paratrabajar en tierras altas, en el páramo, con instrumentosprimitivos y con pocas fuerzas para entregar en la jornada. Nohay caminos. Van a pie flanqueando las mulas cuando lastienen, en días de viaje hasta el mercado más próximo dondeentregan sus productos a precios en los que siempre pierden.

Los chulqueros les fijan sus ganancias. Los chulqueros lecompran la cosecha en verde, es decir: les prestan dinero

Chulquero: IntermediarioCosecha en verde: El intermediario le presta dinero al campesinocalculando el rendi miento de la cosech a sobre el trigo o maíz reciénsembrado v luego éste debe saldar la deuda en el mo mento de laventa. Casi nunca pued e cu mplir su co mpromiso.

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consignaciones a los negociantes acaparadores que imponenarbitrariamente, el precio en el mercado sin ser controlados porninguna autoridad. (Del Informede La Esperanza, Imbabura)

Se iniciaba el camino «Mariano Acosta-Ibarra». La mingaestaba lista. Sobre el barranco habían clavado, atada a un palo,la bandera de Ecuador. Bajo la lluvia del páramo escuchabanlos discursos en silencio, apoyados en sus palas, en sus picos, ensus machetes. Una banda indígena hacía sonar siempre la mismamelodía. Corría el anisado caliente. Debajo de una chozaimprovisada, preparaban la comida para los invitados. La sendase abría después de un arco fabricado con ramas y papeles decolores. Un hombre se adelantó y alzó la cabeza hacia dondeestaban ubicados los visitantes. Pequeño, empapado ysosteniendo con una mano la brida de su caballo, levantó la otrahacia el cielo y gritó: ¡Al fin le vamos a ver la cara a Dios!

¿Qué puede esperar él del futuro?

Minga: Trabajo voluntario

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6 Los campe s inos se une n

Lo gíst ica p a ra la m o viliza ció n

Era una mañana terriblemente calurosa y húmeda.Habíamos dejado abierta la puerta y las ventanas del viejo ydecrépito edificio de madera, pero, en vez de la esperada brisarefrescante, sólo nos llegaba el olor nauseabundo del metano delos pantanos circundantes. Empapados de transpiración yamodorrados, nos parecía que las palabras de Gonzalo deFreitas, explicando las razones de la reunión, venían desde muylejos. Los delegado s de la mayor parte de los CICR de EloyAlfaro habían venido a recibir instrucciones respecto al lugar ya la hora en que debían reunirse para trasladarse a Quito para losEncuentros. Era tarea considerable la de movilizar a unas 300personas dispersas en un área de más de 16.000 km2 . La tarease complicaba más aún en la selva debido a la falta detransporte. Para muchos, el llegar a este punto de reuniónrepresentaba un viaje de un par de días, o más, según fuera la«voluntad» del r ío, en canoas o piraguas. Habían hecho estesacrif icio para asistir a esta reunión y tendrían que repetirlo sies que querían llegar a la capital dentro de dos semanas.

Faltaban algunos delegados, pero alrededor del mediodíaalguien avistó una canoa en lontananza. Una m edia horadespués, el remero alcanzó la orilla y, dejando su primitivaembarcación, atravesó el pantano. Alto, negro yextremadamente delgado, su cuerpo cubierto de barro -seco,vistiendo pantalones deshilachados y con el pecho descubierto,tenía un aspecto fantasmal. Al extender su largo brazo paraestrechar nuestras manos, se desmayó. Después de recuperarse,

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nos dijo que había remado durante dos días sin alimentos, porquesu piragua se había volcado dispersando todas sus provisionespor el río. Le dimos café fuerte, sopa y algunos sandwiches paraque pudiera integrarse a la reunión. Cuando entró en el recinto,todos se quedaron silenciosos. Él permaneció de pie y solicitopermiso para hablar. Con voz profunda y solemne, en un españolhermoso muy bien modulado, expresó lo que había venido a decir.Estoy seguro de que se había repetido estas palabras muchasveces a sí mismo, durante los días y noches de solitaria jornadapor el río hostil.

Dijo: «Soy un hombre pobre. Todos somos muy pobres en mialdea. Pertenecemos a los 'olvidados' de esta tierra. Soy tanpobre, que el día en que muera tendré que mirar a mi alrededorpara no caer muerto en lugar ajeno». Echando atrás la cabeza,con los ojos entrecerrados, como lanzando una invocación, nosmiraba. Continuó: «Estoy aquí porque creo en ustedes, porquecreemos en nuestro ECU-28. Ustedes vinieron a nuestra aldea ynos dijeron cosas interesantes. Los escuchamos y ustedes nosprometieron que volverían; y volvieron y nos invitaron a estareunión donde veo a m uchos hermano s que también sonpobres, es por esta razón que estoy aquí: porque cumplieron supromesa. Ahora nos dicen que iremos a la gran capital de Quito yles creo. Dicen que unos señores importantes nos escucharán deverdad esta vez, y yo les creo.»

Intercambiamos una mirada de grata sorpresa cuando leoímos usar el posesivo en relación con ECU-28, perorápidamente nos volvimos a concentrar. Después de un silenciotenso, extendió su brazo lentamente, alzando un dedo y agregóen voz muy baja y triste: «Ya no tengo recuerdo de las muchasveces en que nos han dicho mentiras. No tengo recuerdo de lasveces en que nos han traicionado. Ninguna de las promesas quenos hicieron señores importantes que vinieron de visita fue jamáscumplida. Pero ahora nos parece que ustedes son personas quecumplen sus promesas. Nuestro querido maestro el señorGuevara también nos ha dicho que ustedes son personas debien. De modo que ahora les creemos».

Y alzando la voz en forma repentina, a la vez que nos señalabacon un dedo a los que estábamos sentados en la mesa principal,terminó en tono de advertencia: «Pero debo agregar una últimapalabra: ¡Si se nos traiciona una vez más, les prometo que ningúnextraño volverá a poner pie en nuestra aldea!». Entornando lacabeza muy lentamente, observó a los asistentes como siaceptara la tácita aprobación de sus pares. Consideramos que eramuy poco lo que podíamos agregar, de modo que, después dealgunas instrucciones adicionales levantamos la sesión. Nosalejamos del viejo recinto preñados de pensamientos candentes.

Reuniones similares para dar instrucciones a la gente respectoa su viaje a Quito se realizaron en m ucho s lugares de laregión. La logística era difícil y compleja. No obstante, tuvimosla suerte de contar con el apoyo, técnico y material del ejército yde la fuerza aérea para transportar a los delegados a la capital.En Quito los delegados se alojarían y celebrarían sus reunionesen la Escuela Normal Manuela Cañizares. Había intensaactividad en nuestras oficinas. Nos ayudaba la mayor parte delpersonal de la MAE, así como miembros de otras institucionespúblicas y de los ministerios. Se estableció un sistema deatención médica, así como una red de información interna. Lascocinas estaban muy bien abastecidas y se organizaron dosoficinas administrativas, incluso un centro para reproducción dedocumentos. Un «pool» de secretarias estaba a la disposición delos delegados. Parecía que no se nos había escapado ningúndetalle y estábamos todos francamente entusiasmados; cuandopor fin llegó el día del Encuentro.

Los Encuentros ProvincialesLos tres Encuentros Provinciales y el Congreso de Campesinos

que siguió, se realizaron entre el 19 de julio y el 6 de agosto de1972. Asistieron más de 300 campesinos, ya que, además de losdelegados, algunos vinieron como observadores. El primer grupovino de la provincia de Imbabura; el segundo de la provincia deCarchi y, finalmente del cantón de Eloy Alfaro, en la provinciade

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de Esmeraldas. Cada grupo se reunió durante dos días,dividiéndose los delegados en comisiones de educación, salud,artesanías, comercialización, agricultura y comunicaciones.

Cada comisión utilizó como documento de base para susreuniones, la síntesis preparada a partir de lo s informes delos CICR, por los expertos de la MAE y de ECU-28. Por cadacomisión se encontraban presentes tres consultores: un expertointernacional, uno de la MAE y otro nombrado por elministerio respectivo. El papel de los consultores era deintervenir sólo cuando se lo solicitaran los delegados paraaclarar materias técnicas o dudas que pudieran surgir de lasdiscusiones y ponencias. Actuaban además como relatores y,junto con tres miembros elegidos de entre los delegados, teníanque redactar el informe final de la comisión respectiva.

Las discusiones eran animadas y se analizaban los problemascon gran profundidad. Pronto empezó a aflorar una concienciaregional, se destacaron proyectos específicos y se establecieronprioridades. Resultó sorprendente observar cómo semodificaban dramáticamente actitudes tradicionales quepercibían los problemas como estrictamente locales. Todos losdelegados, al encontrarse entre iguales y al compartirproblemas mutuos, estaban llegando a la etapa en quecomprendían que el único camino para satisfacer susnecesidades más esenciales era el de actuar en conjunto,formando un frente común. Esto se hizo patente en todos losinformes de las comisiones. Antes de los Encuentros, algunosmiembros de la MAE, así como de institucionesgubernamentales, habían expresado su temor de que elresultado de las reuniones fuera una colección de petitorios quepondrían al Gobierno en situación muy difícil. Estos temoresresultaron infundados, ya que en vez de petitorios, el resultadofinal fue un paquete de proyectos y proposicionesadmirablemente coherente. Durante las jornadas deorganización habíamos insistido ante los miembros de losCICR en que todas las proposiciones a ser aprobadas durantelos Encuentros deberían tomar en cuenta: a) los recursosfinancieros muy reducidos que estaban disponibles y b) lamáxima incorporación de recursos generados a nivel local.Esta segunda condición creó grandes dudas entre los miembros

de los CICR, en vista de la pobreza existente. Sin embargo,después de percatarse del potencial de su recientementeadquirida comunicación horizontal, llegaron a convencerse deque, por medio de una cooperación mutua y de unaorganización dinámica iban a ser capaces de lograr mucho másde lo que habían imaginado. Fue realmente fascinantedescubrir que la mayor parte de los proyectos presentados erande bajo costo y, por cierto, mucho menos onerosos quemuchos otros diseñados en una oficina de planificaciónnacional.

Cada grupo provincial se reunió durante dos días. Acontinuación se destinaron tres días a la redacción de losinformes finales, antes de la llegada del grupo siguiente. Se pagóuna suma fija a cada delegado para compensarlo por la pérdidade ingresos durante su participación en el Encuentro. Alterminarse éstos, se habían producido 18 informesespecializados, seis por cada provincia, que cubrían todas lasmaterias en las que se habían dividido los Encuentros. A nivelregional, esto representaba tres informes sobre cada tema. Cadainforme se dividía en: a) descripción y diagnóstico delproblema; b) evaluación crítica de las medidas adoptadas en elpasado, o actualmente en curso, para resolver los problemas;c) división de la provincia en áreas de prioridad; d) lista de losproyectos propuestos, en orden de prioridad; e) contribucionesque supuestamente serían generadas a nivel local (trabajovoluntario, herramientas y maquinarias, intercambio deexperiencias); f) evaluación de la necesidad de contribuciónexterna, especialmente financiera y de asistencia técnica.

Los expertos elaboraron una nueva síntesis de los informescomo documento de base para el Congreso Regional deCampesinos que se realizó inmediatamente después de los tresEncuentros.

El Congreso Regional de CampesinosDurante lo s Encuentros se acordó que cada uno de lo s

CICR eligiera a uno de sus miembros para participar enun

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un Congreso Regional. El objetivo principal de este congresoera el de sentar las bases para un Plan Regional de DesarrolloRural. El Congreso se realizó entre el 4 y el 6 de agosto.Estaban presentes 54 delegados, más un cierto número deobservadores regionales, además de los expertos nacionales einternacionales. Algunos funcionarios de alto nivel participaronen diferentes sesiones, incluso algunos miembros del gabineteministerial. Debido al interés suscitado por los Encuentros endiversos círculos, varios miembros del cuerpo diplomáticosolicitaron permiso para asistir como observadores.

Los delegados, en conmovedora afirmación de surecientemente adquirida solidaridad regional, eligieron comopresidente al único indio Cayapa que se había quedado para elCongreso. El representaba al grupo más aislado de la región —un grupo de habitantes de la selva, en Eloy Alfaro— y era elprimero de su tribu que había llegado a ser profesor primario.Hombre de singular inteligencia había asumido su papel con graneficiencia y dignidad. Su habilidad demostró ser un factordecisivo en momentos difíciles, como se verá en un capítulosiguiente.

Los delegados del congreso estaban actuando a estas alturas,como «veteranos»; los acuerdos se lograban con una taza decafé en la mano y las propuestas se redactaban en los pasillos;se ponían de acuerdo sobre estrategias de grupo para discutirlasen las sesiones plenarias. Era una dinámica en su mejor expre-sión, y los resultados fueron excelentes. Después de largas dis-cusiones se acordó dividir la región en 12 zonas. Un sub-plandebía diseñarse para cada zona. Se daba por entendido que todaslas parroquias comprendidas en una zona actuarían como unfrente común en la ejecución de los diversos proyectos con susprioridades establecidas. Todos los proyectos individualespropuestos por las comisiones del Encuentro fueron discutidoshasta llegar a establecer una lista de las prioridades finales quese ajustaban a las nuevas sub-divisiones zonales de la región.

Después de completar la revisión, discusión y documentos,la plenaria eligió a 15 miembros (cinco por cada provincia) paraintegrar la Comisión Regional de Planificación. Esta comisión

estaría encargada de la versión final del Plan de Desarrollo Rural,en cooperación con los expertos nacionales e internacionales. Encuanto entidad permanente, actuaría de enlace entre lasautoridades nacionales y los CICR de la región. Además, su-pervisaría la ejecución de los proyectos y actuaría como canal deretroalimentación.

Para garantizar un mínimo de eficiencia en la acción, ECU-28había decidido contribuir con 11 radio-transmisores. Uno deberíaser colocado en la central de la MAE y el resto instalado endiferentes puntos de la región. Se esperaba aumentar el númeromás adelante, para que cada una de las 12 zonas tuviera supropio equipo. De esta forma se podría establecer una co-municación diaria y estaría disponible la información actualizadadel avance y de los problemas de cada proyecto individual. Elemplazamiento de los equipos fue decidido por los miembros dela Comisión de Planificación Regional.

El acontecimiento había tenido un éxito completo. Losdelegados rurales eran los principales responsables de este éxito,pero la entusiasta cooperación de muchas otras personas tambiénhabía sido decisiva. No podría nombrarlos a todos. No obstante, ypensando en ECU-28, quisiera destacar la abnegación y eficienciade algunos en particular: Samuel Ruiz Luján, el experto encooperativas; Carlos Argüello, nuestro oficial administrativo yGonzalo de Freitas, el experto en Comunicaciones. La calidad de sutrabajo así como la dedicación a su tarea, facilitó grandemente eldesarrollo armonioso y favorable de la empresa.

Diecinueve días de una experiencia importante llegaron a su finy nosotros consideramos que el resultado había excedido conmucho nuestras expectativas más optimistas. Se habían destruidomitos que perjudicaban a los campesinos. Estos habían probado suvalor y nadie podía argumentar ahora que no estaban preparadospara su participación total. Estimamos que producir un Plan deDesarrollo Rural Regional más coherente que el producido porlos habitantes rurales durante las reuniones de Quito, habría sidouna tarea difícil para cualquier equipo de expertos.

Aunque la empresa había tenido éxito, nosotros nos habíamos

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agotado en el proceso. Meses de preparación, planificación yviajes, más de 19 días de intensa concentración y actividadnos tenían exhaustos. Estábamos listos para la celebración ydespués... a descansar. Sin embargo, no habría de cumplirsenuestro anhelo. En el éxito mismo de las reuniones se gestabasu vulnerabilidad. La experiencia más abrumadora, másdevastadora nos esperaba a la vuelta de la esquina. Por algunarazón, la advertencia de nuestro amigo negro se presentaba a mimente en forma insistente: «Si se nos traiciona una vez más yoles prometo que ningún extraño volverá a poner un pie ennuestra aldea». Y lo que nos esperaba, tal como algunos ya losospechábamos, era la traición... una vez más.

7 En e l mu n do pro pi o

Inesta b ilid a d y a ngustia

El Proyecto tal como fuera concebido originalmente, debíadurar cinco años, divididos en dos fases, de dos y tres años. Mipropia estada tuvo una duración de 18 meses. Algunos expertosse quedaron algunos meses después de mi partida, pero lasegunda fase nunca se inició. No sólo se destruyó el Proyecto yla MAE fue absorbida por varios ministerios, sino que elproceso de participación campesina, estimulado con tantoéxito, también fue totalmente destruido. Este capítulo tratade la forma en que se produjo este desastre. No tengorespuesta a todas las preguntas relativas a este problema, yaque mi interpretación de los hechos puede ser incompleta. Sinembargo, hay bastante materia de reflexión en la historia quesigue.

El Proyecto tuvo que operar en condiciones muy difíciles.Durante mi estada de 18 meses, tuvimos 'dos gobiernos, elsegundo como resultado de un golpe de estado; cuatroministros de Trabajo y Bienestar Social; cuatro DirectoresEjecutivos de la MAE y cuatro Co-Directores de ECU-28. Elcambio de gobierno representó una transición dramática de unautoritarismo civil fuerte a una dictadura militar, con todos loscambios ideológicos y políticos que semejante proceso implica.Los cambios no sólo afectaron a los niveles más altos de lasinstituciones nacionales, tales como la MAE, sino también alpersonal técnico. Durante el primer gobierno, mientras ECU-28 aún estaba en sus etapas de organización e investigación,fueron despedidos varios Jefes de Departamentos y el DirectorEjecutivo de la MAE. Despidos similares se produjeron con la

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ascensión al poder de los militares, de modo que nunca pudimosgozar de un nivel mínimo de continuidad.

La metodología del Proyecto había sido aprobada por elprimer Director Ejecutivo de la MAE y ratificada después por elsegundo, Dr. Eduardo Borja. El fue incluso más allá de laratificación y se convirtió, en teoría y práctica, en un partidarioentusiasta de la filosofía del Proyecto. Durante los seis meses desu gestión, debido principalmente a su interés personal, pudimosrealizar nuestra tarea en condiciones casi ideales. Fue duranteeste período que se emprendieron los numerosos viajes al terrenoy que se organizaron los CICR. Habíamos avanzado tanto ennuestras actividades que los Encuentros de Campesinos seprogramaron para abril y mayo.

La toma del gobierno por parte de los militares ocurrió enfebrero de 1972 y un mes después se nombró a un coronel de laFuerza Aérea como Director de la MAE. Todas nuestrasactividades tuvieron que postergarse hasta que el nuevo Directorestuviese bien informado, no sólo de la organización y objetivosde la MAE, sino también de las razones y metas del ProyectoPNUD-OIT. Tuvimos la impresión de que el coronel CarlosBanderas Román era una persona sensata, abierta a las ideasque el Proyecto trataba de impulsar. Nuestra impresión se vioconfirmada cuando dio instrucciones al personal técnico de lainstitución para que cooperara totalmente con nosotros. Fuedurante su gestión que empezaron a llegar los informes de losCICR. Impresionado por el contenido y la calidad de losinformes, autorizó la publicación del libro «En el MundoAparte». Se estableció una nueva fecha tentativa para la reuniónde los campesinos. Fue a esas alturas que empezó a aflorar unainesperada hostilidad para con el Proyecto.

Todos los lunes, los expertos de ECU-28 y de la MAE des-tacados al Proyecto se reunían con el Director Ejecutivo. Fueen un a de esas reunion es en que do s de lo s experto s de laMAE, uno de ellos Co-Director de ECU-28, repentinamentemanifestaron dudas respecto a la representatividad de losmiembros que constituían los recientemente creados CICR.

Considerando que ambos, especialmente el Co-Director deECU-28 habían estado directamente involucrados en el proceso,esto nos resultó muy desconcertante. Aunque sentíamos temorpor el resultado de nuestra empresa, nada podíamos hacer.Finalmente decidirnos que estas dos personas que dudaban de larepresentatividad de los CICR hicieran un viaje por la región ydilucidaran dichas dudas. Ellos probablemente no esperabansemejante decisión de parte del Director Ejecutivo e indicaronentonces que no tenían objeciones respecto a los CICR deCarchi y de Eloy Alfaro (curiosamente las dos áreas másinaccesibles), sino solamente a los de Imbabura. El resultado deeste viaje fue que de un total de 160 representantes de losCICR, sólo se substituyó a seis. Este aparente error de parte deellos les alimentó un resentimiento que se manifestó másadelante en una serie de intrigas muy perjudiciales.

Dos semanas antes de la fecha programada para la iniciaciónde los Encuentros de Campesinos, el coronel Banderas fue tras-ladado a los Estados Unidos y se nombró a un nuevo DirectorEjecutivo, un mayor de la Fuerza Aérea. Nuevamente tuvieronque detenerse las actividades y se postergaron las reuniones.Transcurrieron dos meses antes de que estuviéramos listos paraempezar de nuevo. Habiendo obtenido el apoyo del nuevo eje-cutivo, se fijaron las fechas de los Encuentros. Fue así como loscampesinos se juntaron en Quito entre el 12 de julio y el 6 deagosto de 1972.

La mayor parte de los expertos, nacionales e internacionales,incluyéndome a mí, estábamos tan ocupados en la preparacióndel acontecimiento, que no teníamos tiempo o inclinación parainquietamos por otras cosas, o, incluso para percatarnos de algoque no estuviera directamente relacionado con nuestra tarea in-mediata. Esta falta de percepción resultó ser desastrosa.

Persona Grata

«En el Mundo Aparte» salió de la imprenta diez días antes delos Encuentros de Quito. Muchas copias fueron distribuidas,

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incluso a miembros del Gabinete. La primera copia estabareservada para el Presidente de la República, general RodriguezLara. Fue en ese momento en que recibí una invitación del jefede Gobierno para visitarlo en el palacio presidencial encompañía de los expertos del Proyecto. Cuando entramos a sudespacho nos recibió con gran cordialidad y nos invitó asentarnos en los cómodos sillones que rodeaban su escritorio.Estaba de uniforme y sobre su mesa podíamos ver la copia dellibro. Después de unos minutos de conversación informal alzó ellibro diciendo: «Es una vergüenza que a estas alturas del sigloXX exista todavía en nuestro país un mundo aparte. Sin embargoes una realidad y es preciso realizar todos los esfuerzosnecesarios para ponerle fin. En este sentido ustedes cuentan conmi respaldo para la tarea que están llevando a cabo. Quieroagradecerles personalmente a nombre de mi Gobierno y delpueblo ecuatoriano por lo que están haciendo». Mencioné que lared de participación que habíamos organizado y queesperábamos consolidar durante el Encuentro de Campesinos,era totalmente congruente con lo que él había descrito en suPlan y Filosofía del Gobierno Nacionalista Revolucionario. Estopareció agradarle, por lo que agregó: «No puedo concebir unamejor manera de planificar que la que ustedes han diseñado». Nosólo expresó su satisfacción dirigiéndose a mí y a mi equipo,sino también al Director de la MAE que estaba presente. Nosretiramos de su despacho muy satisfechos y con renovadooptimismo. Estimábamos que el Encuentro de Campesinos nopodía iniciarse bajo mejores auspicios. No obstante, prontocomprobamos que nuestro optimismo era infundado.

Intriga y traición

Cuatro días antes de que se realizara el primer Encuentro,recibí un lacónico memorandum del director del MAE que decíalo siguiente: «Cúmpleme comunicarle que, siguiendo órdenessuperiores, las siguientes disposiciones deberán cumplirsedurante el Encuentro de Campesinos:

1. No se debe distribuir ninguna publicidad o información.2. Se prohíben todos los actos fuera del recinto de las

reuniones técnicas.3. Todos los actos deben realizarse dentro del Colegio

Normal y ahí debe disponerse el espacio necesario paracualquier agasajo de tipo social.»

Ciertamente nos sorprendió esta comunicación, perocontinuamos nuestra tarea sin mayor objeción. Más adelantenos informamos, en una conversación personal con elDirector, que se temía que la Federación India del Ecuadorinfiltrara la reunión o influenciara a los delegados siabandonaban el recinto. En otras palabras, se temía que laocasión pudiera ser usada con fines políticos, porinstituciones ajenas a los Encuentros. También se me informóde que habría control policiaco permanente durante lasreuniones. En conciliábulo con mis expertos les insistí en quetodo debía realizarse con el máximo cuidado para evitarproblemas o malas interpretaciones. Me invadía un granmalestar y el presentimiento de un peligro inminente. Elprimer encuentro fue entre los delegados de la provincia deImbabura. Los resultados superaron nuestras expectativas.Todos los delegados trabajaron con gran dedicación y no seprodujo ninguna situación que pudiera tener connotaciónpolítica. El éxito en este sentido fue tan completo que el propiodirector de la MAE participó activamente en una fiestarealizada la última noche, cantando y tocando la guitarra. Nossentimos muy aliviados y esperábamos los próximosEncuentros con la mente más tranquila.

El segundo Encuentro, el de los delegados de Carchi, sedesarrolló con el mismo ritmo y estilo que el primero. Denuevo se organizó una alegre fiesta con competencias de«cuarenta», un juego de naipes, en el que el Director de MAEy yo éramos contendores. Todo fue seguido de muchas risas ygran alegría. Resultó, sin embargo que ésta sería la últimaocasión en que yo vería al Director, ya que, de ahí en adelanteni siquiera se me permitió entrar en su oficina.Se suponía que debíamos reunimos de nuevo al iniciarse el

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tercer Encuentro, esta vez de los delegados de Eloy Alfaro. Élno se presentó a la sesión inaugural. Supe después se estabarealizando otra reunión en la oficina del representante residentedel PNUD, el Dr. Erich Lang, en la cual los ejecutivos de laMAE le estaban informando de que se iba a solicitar mi salidadel país. Cuando el Dr. Lang me comunicó esta situación fuepara mí el golpe más inesperado ya que se daba en medio de unproceso cuyo éxito era espectacular.

Informé a los expertos del Proyecto de esta situación, perodecidirnos que todo debía continuar como si nada hubierasucedido. Fue así como el tercer Encuentro se completó parasatisfacción de todos y, tres días después, se inauguró elCongreso de Campesinos.

Mientras estábamos intensamente ocupados con laorganización de los Encuentros, se había movilizado toda unared de intrigas, llegando hasta las instituciones de Gobierno quetenían relación directa o indirecta con las actividades delProyecto. Como resultado de esto, se hizo patente que se habíatomado una decisión respecto a mi situación y que tendría queabandonar el país. El Dr. Lang hizo todo lo posible porconcertar una entrevista conmigo y el Director de la MAE paradiscutir en conjunto la situación. Sus esfuerzos no dieronresultado y, después de insistir varias veces, se le dio a entenderque si persistía en el intento, me vería obligado a dejar el paísdentro de 24 horas. Otras circunstancias penosas se me hicieronpresentes: descubrí, por ejemplo, que uno de mis expertos, nadamenos que el que yo había nombrado Director Adjunto, habíaestado envuelto, directa y activamente en las intrigas lo que fuepara mí una gran decepción.

Cualesquiera que fueran las acusaciones en mi contra, elsentido común me indica que no es razonable enumerarlas yanalizarlas aquí. Baste con decir que si el Proyecto hubieracontinuado funcionando normalmente después de mi partida ydel nombramiento de un nuevo Director, dichas acusacionespodrían haber sido fundadas. Pero no fue así. Pocos mesesdespués, el Proyecto llegó a su fin, e incluso la MAE dejó deexistir como institución independiente y su personal fue

absorbido por los diversos ministerios. Mirando hacia atrás, alcabo de nueve años, me resulta evidente que el blanco de lasintrigas era la neutralización de todo el proceso participativo ylibertario desencadenado por ECU-28 y que en ese juego yo sóloera un obstáculo que había que eliminar.

Perso na no n gra ta

Es sumamente difícil describir la sensación que produce latraición. Repentinamente todo se derrumba. Uno se sienteabrumado por las acusaciones sin tener la oportunidad dedefenderse ni de enfrentar a sus acusadores. Se siente perplejo ala vez que impotente frente a los traidores. Todo aparecetrastocado: la lógica, los valores, el comportamiento, laspercepciones, el mundo entero. Lo malo es bueno, ladeshonestidad es honradez, las mentiras son verdad y la traiciónllega a ser virtud. Pero por sobre todo, uno se siente aislado.Nadie puede compartir nuestra circunstancia. No haycomprensión ni apoyo moral que puedan dar sentido a loocurrido. Todo se derrumba, hasta uno mismo.

Al escribir estas líneas después de nueve años, puedo decirsinceramente que pocos acontecimientos de mi vida me handejado un a huella tan profun da como éste. La dedicación ala tarea había sido tan intensa que resultaba difícil descartarlacomo una experiencia más...

La reacción de los campesinos

Aunque la situación pasó desapercibida durante el Encuentrode los delegados de Eloy Alfaro, habían llegado rumores, porcanales que me son desconocidos, a los campesinos que sehabían quedado para el Congreso. Estaba yo sentado en latarima con otras autoridades de los campesinos durante una delas últimas sesiones plenarias, cuando ocurrió algo inolvidable.Uno de los delegados pidió la palabra y expresó más o menos lo

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siguiente: «Compañeros: Tengo que hacer una proposición.Todos sabemos que nuestras comunidades son muy pobres,pero también hemos aprendido que podemos lograr muchascosas si actuamos unidos. Les propongo lo siguiente: juntemospequeñas contribuciones de todas nuestras aldeas para comprarun pasaje para que nuestro presidente viaje a las NacionesUnidas en Nueva York, se entreviste con el Secretario General.a nombre de los campesinos del noroeste del Ecuador, y leagradezca lo que las Naciones Unidas han hecho por nosotrospor medio del Proyecto ECU-28. Sé que podemos hacerloporque nuestros amigos se lo merecen».

Este pequeño discurso nos conmovió profundamente. ElPresidente pidió otras opiniones y un cierto número dedelegado s apoyó la moción. Finalmente fue aprobada porunanimidad. El Presidente, el joven maestro Cayapa, declinó elhacer uso de la palabra y, dirigiéndose hacia donde yo estabasentado me pidió que me pusiera de pie y me abrazó. Todos losasistentes se levantaron con una espontánea ovación y se diopor terminada la sesión. Este gesto valía más que mil palabras.

Pocos meses después me encontré en Chile con uno de misexpertos y él me informó de que el Gobierno le había negado alPresidente el pasaporte, de modo que, a pesar de los sacrificiosde los campesinos, el viaje no se había podido realizar.

Otras reaccionesMuchas personas, además de los campesinos, se vieron sor-

prendidas y afectadas por este inesperado resultado. Despuésde todo, sólo habían transcurrido dos semanas desde que elPresidente de la República aprobara nuestro trabajo; dos sema-nas entre el Status de «persona grata» al de «persona non gra-ta». Algunos miembros del Gobierno me dieron su apoyo mo-ral. El capitán Reyes, de la Fuerza Aérea, uno de los ejecutivosde la MAE, expresó abiertamente su desaprobación ante loocurrido. Siempre le estaré agradecido. Doña María Cecilia de

Navarro una de las damas más distinguidas de Ecuador, meofreció su apoyo incondicional y su posible influencia al másalto nivel. No acepté su ofrecimiento pero le guardo sinceragratitud. Mi jefe en Lima, y mentor en muchos sentidos, donCarlos D'Ugard, fue un amigo sólido y leal durante todo elproceso. Eduardo Ribeiro de Carvalho, Director Regionalde la OIT y su Adjunto Julio Galer, me aseguraron que, apesar del desastre, consideraban que el Proyecto había sido unéxito. Y, lo que no es menos importante, Abraham Guachamín,el chofer del Proyecto y Carmen Collahuaso, nuestra cocinera,estuvieron tan lealmente de mi parte, que su apoyo seconvirtió en amistad de por vida. En realidad son los únicosamigos del Ecuador con quienes mantengo correspondenciapermanente.

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8 Muy lejos y hace mucho tiempo

Desarrollo e ilusiones

Durante mis primeros años de economista cuando «mirabadesde adentro hacia fuera», yo creía que mi disciplina estabaevolucionando muy rápidamente. Cuando estudiaba en laEscuela de Economía de la Universidad de Chile, a principiosde la década de los cincuenta, el tema central era el desarrolloeconómico, entendido generalmente como crecimientoeconómico. A fines de esa década y a principios de los sesentase hablaba de los «aspectos» sociales del desarrollo,económico. Por ese entonces y algo más tarde, algunosiconoclastas, entre los que me contaba, incurriendo el despreciode los economistas ortodoxos, hablábamos sobre la sociologíadel desarrollo. Vino luego el período del desarrollo económicoy social que fuera seguido sucesivamente por conceptos talescomo desarrollo social puro y simple, «desarrollo integral»(había quién lo llamaba «desarrollo integrado»), el «enfoqueunificado del desarrollo» y lo que fuera postuladoprincipalmente por la Fundación Dag Hammarsk jöld en suinform e «What No w» de 1975, como «Otro Desarrollo».

Permanecí dentro del grupo «in» hasta 1960. Después deescribir mi tesis sobre «Estructura Social y Desarrollo Econó-mico», logré obtener mi título, pero ya no era muy bien miradopor los miembros de mi profesión. En ese tiempo, período degran chauvinismo economicista en Chile, los temas que me in-quietaban eran considerados como mera charlatanería. En con-secuencia, me alejé de mi país para volver sólo 12 años mástarde, y por corto tiempo, ya que circunstancias políticasinesperadas

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inesperadas me llevaron una vez más a abandonarvoluntariamente Chile a principios de 1974. Durante mis añosde peregrinación me fui desarrollando lentamente hasta llegar aser lo que llamo un economicista descalzo». Descubrí a los«invisibles» que describo en los capítulos 2 y 3. Viví y trabajédurante años en su medio y me di cuenta de cuánlamentablemente inadecuada resultaba mi disciplina cuandodebía interpretar la realidad «invisible». Desde entonces heestado «mirando desde afuera» y he tomado conciencia dehechos que nunca me habían llamado la atención. Lo que habíainterpretado anteriormente como una evolución de la economía,resultó ser evolución sólo de palabras. Contábamos con unvocabulario más rico pero en lo concerniente a los sectoresinvisibles, sólo a eso se limitaba el alcance de la evolución. Lamiseria y el abandono continuaban siendo obscenos, a pesar dela insistencia en palabras y conceptos puestos de moda talescomo «justicia social» y «participación».

Es verdad que muchos economistas se inquietan hoy día porproblemas fundamentales como la pobreza, las necesidadesbásicas y las necesidades humanas en general. Parecería que ladisciplina está acercándose lentamente a la verdadera realidad.Sin embargo, aún queda por ver si investigación, teoría y acciónllegarán realmente a converger.

Estimo que suponer que serán gobiernos los que tengan lavoluntad de mejorar realmente la condición de los sectoresinvisibles es ingenuo. La mayor parte de ellos, si no todos,tienen prioridades más urgentes, como la de construir represasgigantescas, por ejemplo. («Damn big dams», como lo dijoalguien en una frase intraducible). Se trata a los sectoresinvisibles como sectores «desechables». Se supone quepueden esperar y que deben esperar. Ya les llegará su turnocuando el país esté económicamente fuerte. La experienciademuestra que el desarrollo, ya sea como concepto o comoacción concreta, nunca puede suponer la existencia de unaarmonía de clases. Representa —y con vigor— los intereses declases y el estilo escogido será el que convenga a la clasedominante. Esto no sólo es cierto en términos históricos sinocomo expresión de sentido común.

De ahí que la asistencia técnica y financiera siempre será unacuerdo entre las agencias de desarrollo y la clase gobernante.El hecho de que muchos acuerdos, como lo mencioné en laintroducción, estén redactados en «terminología progresista» yconcebidos para propiciar la «participación» y la «justiciasocial», muy rara vez representa las verdaderas intenciones de losque detentan el poder. Es un ritual, aprobadointernacionalmente, y por ende, observado con fidelidad. Ellenguaje se torna ecléctico en un esfuerzo por reconciliarposiciones irreconciliables.

Marshall Wolfe ha destacado este punto con gran claridad:«El eclecticismo del discurso internacional, la heterogeneidadde los sistemas que en él participan, la insatisfacción profundacon lo que se ha realizado a nombre del desarrollo y la búsquedade políticas innovadoras, han esfumado cada vez más la líneadivisoria entre las ideologías desarrollistas y las revolucionariasy han provocado una receptividad ambivalente alcuestionamiento radical de los artículos de fe. Las realidades delmundo, demasiado duras para ser camufladas con informesdiscretos, presionan continuamente a las agenciasinternacionales en esa dirección, mientras que la continuidadinstitucional, los intereses creados en los programas en curso ylas admoniciones gubernamentales para que sean «prácticas», lasempujan continuamente a verter el vino nuevo en sus viejasbotellas, a suponer que todos los estados son bienintencionados y que prácticamente todas las posicionesideológicas pueden llegar a conciliarse. Es así como formas deacción social que han surgido dolorosamente de luchasrevolucionarias en sociedades nacionales determinadas, sediscuten como si fueran recetas prometedoras que podrían seradoptadas a voluntad por cualquier régimen, junto con unaselección de las herramientas más convencionales de acciónsocial. Uno de los resultados es lo que yo he llamado«proliferación de utopías diseñadas por comités».1

1. La cita fue tomada del primer capítulo de“Elusive Development”en 1982, por el “ Research Institute for So cial Dev elopment and theEconomic Commission for Latin America", de las Naciones Unidas.

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Lo que ocurrió con ECU-28 es un ejemplo concreto.Hicimos exactamente lo que nos exigía el Plan de Operaciones:garantizar la participación total de los campesinos en el procesode desarrollo. Tal vez yo era todavía inexperto y aún creía en las«buenas intenciones del estado», o por lo menos que los estadosa través de sus representantes realmente son responsables de loque firman. Esta experiencia, además de otras observacioneshechas durante los últimos nueve años, me han enseñado mucho.Hay algunas cosas que están mucho más claras en mi mente, yquisiera dedicarles algunas líneas.

Los sistemas nacionales de desarrollo suelen suponererradamente que un país es una unidad homogénea, y enconsecuencia, generan desequilibrios regionales, serios yprejudiciales. Más aún: representan los intereses de la clase ogrupo dominante. Por ende, los procesos de desarrollo regionaldiversificados sólo pueden darse como consecuencia de laredistribución y descentralización del poder, perspectiva pocoprobable. Lo que es más, aunque es posible fortalecer laparticipación a nivel local, esto nunca significará una participaciónmás destacada de estos mismos grupos, a nivel nacional. Lasituación se torna paradójica: no hay manera válida y eficaz depromover el bienestar humano y la justicia social si no es através de una participación real. Sin embargo, tal como acentúaMarshall Wolfe, «en la práctica, dicha participación sigue siendoesquiva y efímera, tanto para las estrategias de desarrollodominadas por el Estado, como para los contra-movilizadoresrevolucionarios»1.

Otro supuesto errado es creer que muchos de los problemasque afectan a los sectores invisibles son casos especiales o fenó-menos aislados. La verdad es que la pobreza, rural y urbana, esparte intrínseca del sistema económico de la mayor parte de lospaíses del Tercer Mundo. Como con frecuencia no se la reconocecomo un componente estructural del sistema, las actuales estra-tegias de desarrollo tienden, no sólo a eludir a estos sectores, sinocon frecuencia empeoran sus condiciones económicas. En la mayorparte de los países del Tercer Mundo los estilos de desarrollo

1. Ibid.

impuestos tienden a aumentar la marginalización de loscampesinos, sin generar alternativas de empleo. Lo que es más,la creciente «industrialización de la agricultura» tiende a destruirlas habilidades tradicionales existentes. El resultado final de estasituación es que, mientras la clase dominante diseña su propiaestrategia de desarrollo, se abandona a los sectores invisibles aque elaboren sus propias «estrategias de supervivencia».

Las estrategias de desarrollo y las «estrategias de supervi-vencia» no pueden ser concebidas como procesos que tan sólocoexisten. La verdad es que los pobres continuarán atrapadosen el sistema. Su supervivencia con frecuencia sólo depende derelaciones de explotación como la de aparcería, mala asignaciónde salarios, servidumbre por endeudamiento y otras formas derelaciones patriarcales. El resultado es que la posibilidad de quelos pobres mejoren sus condiciones de vida como consecuenciasde las estrategias de desarrollo diseñadas a nivel nacional, hademostrado ser nula en la mayoría de los casos. Las únicas ex-cepciones, alarmantemente escasas, se han dado en países enque las autonomías regionales y locales han sido fortalecidas.¿Cómo romper semejante círculo vicioso? Es posible que debatranscurrir mucho tiempo y que haya que desplegar muchosesfuerzos antes de que encontremos respuestas más satisfactorias.Mientras tanto hay cosas que podemos y que debemos hacer.

El testimonio como alternativaEstoy lejos de mis amigos campesinos, mientras escribo sobre

un episodio ocurrido hace tiempo. Este ejercicio me ha inducidoa re-evaluar lugares, situaciones y circunstancias, así como mipropia participación en ellas. He llegado a una etapa de mi vidaen que tengo muchas más preguntas que respuestas. Pero laspocas respuestas que me quedan han demostrado ser útiles. Porejemplo, sé que esperar soluciones grandiosas emanadas de lacumbre no sólo es contraproducente sino que me convierte encómplice pasivo de una situación que rechazo. Al mismo tiempo

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sé que uno debe hacer lo que es capaz de hacer. Por poco queesto sea, es al menos el testimonio humano, y los testimonioshumanos, siempre que no estén fundados en la codicia o en laambición personal del poder, pueden lograr efectos positivosinesperados.

He dejado muy en claro que mi inquietud personal es porlos sectores invisibles que corresponden a más de la mitad de lapoblación mundial. Ya no creo en «soluciones nacionales» o«estilos nacionales». Ya no creo, para simplificar, en ningunaforma de gigantismo. Por ende, creo, como economistadescalzo, en la acción local y en pequeñas dimensiones. Es sóloen esos entornos donde la creatividad humana y las identidadessignificativas pueden realmente aflorar y prosperar.

¿Y ahora qué? Mi respuesta es: Si los sistemas nacionaleshan aprendido a eludir a los pobres, los pobres tienen queaprender a eludir a los sistemas nacionales. Esto es lo que sepuede y debe hacer a nivel local, según mi criterio. Pensar enpequeño y actuar en pequeño, pero en tantos lugares como seaposible. Todo lo que se puede realizar a nivel local deberealizarse a nivel local. Estimo que la vía debe partir desde laaldea, hacia un orden global.

La segunda parte de este libro relata un intento por seguiresta vía.

II Parte

El Proyecto TiradentesRevitalización para la

auto-dependencia de lasciudades pequeñas

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9 Introducción

Una idea oportuna

Todo comenzó durante un cocktail vespertino en un bellojardín de Asunción, Paraguay, en la primavera de 1977. Unashoras antes había hecho la presentación de mi trabajo a unaaudiencia latinoamericana reunida para el encuentro anual deCINTERFOR*. Mi principal argumento había sido que la capa-citación vocacional, tal como se imparte tradicionalmente en lamayor parte de los países de la región, es discriminatoria, en elsentido de que tiende a favorecer a las grandes áreas metropoli-tanas más bien que a las pequeñas ciudades, pueblos y aldeas. Esmás, decía yo, la orientación y contenido de cualquier programavocacional debiera ser determinado por y adaptado a lascaracterísticas regionales y locales, y no ser el resultado de laextrapolación de tendencias nacionales o globales. En vista dela distribución demográfica irregular que caracteriza a la mayorparte de las naciones latinoamericanas —cuya prueba es lahiperurbanización de unos pocos centros en comparación con ungran número de pueblos y pequeñas ciudades empobrecidas ydeterioradas— mi conclusión era que había una necesidadurgente de revitalizar los pequeños centros urbanos y que unanueva orientación en el estilo de la capacitación vocacional eraprimordial para lograr dicho objetivo. Esta nueva orientacióntendría que tomar en cuenta el potencial y las necesidades locales

* Centro Interamericano de Investigación y Documentación sobre Forma-ción Profesional (CINTERFOR) es una agencia especial de la OIT creada en1964, con el propósito de alentar y coordinar la acción de los Institutos Lati-noamericanos, organizaciones y agencias involucrados en la capacitación vo-cacional.

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y podría servir, a mi entender, no sólo para reducir la migraciónforzada, sino también para mejorar la calidad de vida en laspequeñas ciudades, y por lo tanto, su valor como alternativas urbanaslegítimas y atractivas. Había insistido en que era conveniente tomaren cuenta que las pequeñas ciudades están deprimidas «no porquesean pequeñas» sino debido a la voracidad de los centrosmetropolitanos que absorben, en beneficio propio, una buenaporción de los excedentes generados en la periferia.

Existe un ritual universalmente conocido por todos aquellos quehan participado en reuniones internacionales: las palmaditas en laespalda y todas las lindas palabras después de que uno ha hecho supresentación. Hay intercambio de tarjetas y promesas de mantenerseen contacto permanente. Transcurren algunas horas y todo se olvida.Otro trabajo, otra proposición van a insertarse en las actas de lareunión, lo que equivale al pasaporte más expedito hacia el reinobienaventurado del olvido.

Tuve la impresión de que algo era diferente esta vez. Estimuladoquizás por las coloridas y sabrosas bebidas tropicales, el DirectorGeneral de SENAC* se mostró sinceramente interesado en lapresentación de mis argumentos. En presencia de Eduardo Ribeirode Carvalho1 que en ese entonces era Director de CINTERFOR yque participaba en la conversación, habló de un lugar ideal en Brasilpara llevar a cabo el experimento de revitalización. Fue la primeravez que me percaté de la existencia de una ciudad a la cual iba adedicar dos años intensos de mi vida: T iradentes, en el Estado deMinas Gerais 2

. Nuestro estusiasmo por el tema y su potencial

* SENAC es el servicio de capacitación Vocacional de Brasil para el sectorterciario. Su director era Mauricio de Magalhaes Carvalho.

1.Eduardo Ribeiro de Carvalho murió en 1979 de poco mas de cincuentaaños. Su muert e prematura representó una pérdida irreparable para todosaquellos que con su estí mulo pudieron p ro mover y realizar l as ideas másaudaces e innovadoras, algo que se ve con poca frecuenci a en lasorganizaciones internacionales.

2.Tiradentes signi fica literal mente « arranca-dientes» . Este era el apodo deJoaqu ín m Jos é de Silv a Xavi er , líd er d el pri mer intento d eindep enden cia d el Brasil a fines del siglo XVIII. Este intento se llamó la«lnconfidencia Mineira» . Tiradentes fue ejecutado en Ouro Predo después de

aumentó hasta proporciones casi extravagantes. Arrastrado: porhipótesis románticas y utópicas, nuestra conversación se prolongóhasta avanzada la noche. Cuando me fui a dormir tenía la menteembotada, no tanto por lo que había bebido (que en algocontribuía) sino por el libre vuelo de mi imaginación. Lasposibilidades parecían ilimitadas.

Al día siguiente, gracias a la notable habilidad diplomática deEduardo Ribeiro de Carvalho, la sesión plenaria aprobó queen la reunión que había de realizase en México el año próximo, seorganizara un seminario sobre el tema: «Trabajo, Calidad de Viday Formación Profesional en las Ciudades Pequeñas», de cuyacoordinación yo estaría encargado. Estimábamos que la idea nacíaen el momento oportuno.

Preparando el terreno

Fui contratado por CINTERFOR y mi primera tarea fue la deviajar por la mayor parte de les países de América Latina paradiscutir el sentido y objetivos del seminario, con los jefes de lasinstituciones de capacitación vocacional. Se esperaba que todas lasdelegaciones, una vez conscientes de estos objetivos, aportaríansus experiencias e ideas a la reunión de México. Las visitasresultaron muy alentadoras aunque los esfuerzos por despertarinterés y apoyo se desplegaron en vano. Cuando se efectuó lareunión sólo tres de los muchos funcionarios visitados seencontraban presentes. Todos lo demás, en consonancia con lapredictibilidad latinoamericana, habían perdido sus puestosentretanto. De modo que, fuera de la explicación resumida en eltítulo, el contenido del seminario y su objetivo final eran unaincógnita para la mayoría de los presentes.

que fuera aplastado el movimiento. Su cuerpo fue des membrado y sucabeza y extremidades exhibidas en las principales ciudades de laregión, como advertencia a la población. Había nacido cerca de la ciudadque hoy lleva su apodo.

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Estábamos en octubre de 1978. Además de las numerosasdelegaciones de los países, había un número considerable deexpertos de alto nivel y de autores de distintos lugares del mundoinvitados por CINTERFOR para contribuir con material escrito ypara dirigirse al auditorio, por medio de conferencias y paneles.

Durante un día y medio se produjo una verdadera «tempestad»de ideas y de creatividad. Una gran cantidad de presentacionespoco ortodoxas, de proposiciones y de visiones alternativas dedesarrollo empezaron a desconcertar a una parte de los asistentes.Las reacciones pronto empezaron a manifestarse: ¿Qué teníanque ver CINTERFOR y las Instituciones de CapacitaciónVocacional con la revitalización de las pequeñas ciudades? ¿No setrataba acaso de un problema que debería ser discutido por losMinisterios de Planificación o las autoridades nacionales urbanas?¿Y esta reunión, interesante sin duda, no se estaría dando ante unauditorio inadecuado?

Las reacciones no fueron inesperadas para los organizadores.Lo que es más, reconocían que había cierto fundamento enalgunas de las objeciones, lo que merecía una respuesta seria. Enrealidad, casi cualquier institución podría encontrar razones parainiciar un programa similar. Por ejemplo, las autoridadessanitarias ya que hay serios problemas de salud en las pequeñasciudades. O bien las autoridades educacionales porque los esta-blecimientos escolares tienden a ser deficientes en las pequeñasciudades. Y otro tanto podría decirse de las autoridades de pla-nificación, agricultura y así sucesivamente. Sin embargo, dichasiniciativas sectoriales, aunque indispensables, no provocan losefectos deseados, implícitos en el concepto de revitalización.Dicho concepto supone el surgimiento de fuerzas positivas desdeel seno de los pobladores mismos, estimulados por su toma deconciencia colectiva del nuevo significado de su latente identidad,local o regional, resultado de nuevas posibilidades yoportunidades que reflejen coherentemente las condiciones ycaracterísticas locales o regionales. Una revisión crítica del estilo decapacitación vocacional, determinada de acuerdo a las habilidades

existentes o potenciales del lugar, que respetara las identidadesculturales, podría ser el vínculo adecuado (aunque no el único)para iniciar el proceso de revitalización en pequeñas ciudades,pueblos y aldeas y, por supuesto en su entorno rural.

Los argumentos en pro y en contra empezaron a intercam-biarse. Algunos delegados estimaron que las ideas eran válidas yque merecían ser puestas a prueba. Otros, tras sonrisas bené-volas, pensaban que toda la idea era romántica, utópica e im-practicable. La mayor parte, como suele suceder, permanecióen silencio, sin comprometerse. Pero, gracias a las brillantespresentaciones de los autores invitados y de los oradores, másla capacidad de persuasión del Director del CINTERFOR, selogró establecer el caso y captar un apoyo importante. Se aprobóoficialmente que el CINTERFOR tratara de promover unproyecto de acuerdo a las líneas trazadas.

Fue la delegación brasileña de SENAC la que recogió eldesafío y decidió invitarme por un período inicial de seis mesespara explorar las posibilidades de emprender un proyecto derevitalización demostrativo en la ciudad de Tiradentes, en elEstado de Minas Gerais.

Me sentía a la vez feliz y preocupado. No es frecuente quese le dé a uno la oportunidad de poner en práctica las propiascreencias y teorías, y era precisamente ése el desafío que se mepresentaba. En realidad es una sensación alarmante, porque es encircunstancias como éstas en que, inicialmente seguro de unpensamiento, uno se ve de pronto abrumado por la inseguridad yla duda. Sentí el fuerte impulso de revisar mi marco de referenciateórico. La revitalización de las pequeñas ciudades —y de eso notenía duda alguna— era mucho más que las acciones concretas ysensatas para mejorar las condiciones de vida locales. Suponíatoda una filosofía de estilos de vida alternativos. Significabacuestionar las opiniones y tendencias prevalecientes. Lasconsideraciones que por tradición han estado ausentes de lasteorías de desarrollo predominantes tenían que salir a la luz y deuna manera convincente. Afortunadamente algunos años deinvestigación y reflexión sobre una materia sin interés para muchos

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economistas, me habían proporcionado un buen bagaje dematerial útil para emprender mi tarea. Después de completar miejercicio de revisión comprobé que había confirmado mi enfoquede los distintos conceptos contenidos en mis escritos anteriores.Las discusiones con mis colegas también fueron decisivas.

E l área escogidaEl Estado de Minas Gerais tuvo gran importancia en los

tiempos coloniales, debido principalmente a su gran riqueza deminerales. Se encontraba oro en abundancia, así como mineralde hierro, estaño y piedras preciosas y semi-preciosas. Estoestimuló el desarrollo de ciudades opulentas y cultas, así comola concentración de artistas plásticos, arquitectos y músicos degran talento. Muchas de estas ciudades se han ido deteriorandoconsiderablemente con el curso de los años, pero varias de ellasaún contienen tesoros y tradiciones inapreciables de los siglosXVII, XVIII y XIX. Ouro Preto, Congonhas do Campo,Diamantina, Mariana, Sabará, Prados, São João del Rei yTiradentes son las más importantes. Ouro Preto que durante untiempo fuera la capital de Minas Gerais fue declaradoMonumento Mundial por la UNESCO, en 1980.

El arte de los orfebres, plateros, escultores y arquitectosalcanzó grandes niveles de perfección. Particularmenteinteresante —y relativamente desconocida en América Latinay en el resto de mundo— fue la creatividad musical y sudesarrollo. Un gran número de compositores produjeron músicaimportante durante esos siglos, en un estilo predominantementebarroco. Aún se descubren nuevos compositores y haymuchísimas partituras por clasificar. La tradición musical hasobrevivido hasta el día de hoy y cada ciudad tiene una o más

Debo expresar mi especial gratitud a los profesores Carlos Mallman, OscarNudler, Sergio Montero, Isidro Suárez, Luis Izquierdo, Gonzalo Alcaíno yLeopold Kohr. La oportunidad que tuve de trabajar con los dos primeros ylos extensos diálogos mantenidos con los demás fueron una experiencia ina-preciable y enriquecedora para mí.

Vista parcial de Tiradentes

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orquestas que todavía ejecutan música de la región,especialmente en los servicios religiosos y en ocasionesespeciales. La calidad de muchas de estas composiciones secompara favorablemente con lo que se producía en Europa en elmismo período.

Es en estas ciudades donde se encuentran las esculturas, tallasy obras arquitectónicas de Aleijadinho. Fue tal vez el mejorartista de su tipo en toda América Latina. Toda la construccióny la creación artística generaron artesanías muy refinadas, cuyosvestigios aún se encuentran en algunos artesanos aislados.

En un determinado momento del desarrollo histórico deMinas Gerais, la jerarquía de la Iglesia perdió su influencia y lasiglesias cayeron bajo el control de «cofradías», que inclusollegaban a contratar y pagar al sacerdote que seleccionaban.Hasta el día de hoy, cada iglesia tiene su cofradía que, ademásde sus quehaceres religiosos, actúa como institución debeneficencia, proporcionando alimento y techo de emergencia,atención médica elemental y ayuda para los que se encuentranen dificultades. Su influencia es muy considerable ya quepenetra todos los aspectos de la vida comunitaria.

La Municipalidad de Tiradentes, con una poblaciónaproximada de 10.000 habitantes, está situada a 350 kms. deRío de Janeiro, a 250 kms. de Belo Horizonte y a 500 kms. deSão Paulo. Está dividida en dos distritos urbanos y un área ruralde suelo pobre donde predominan pequeñas propiedades queapenas alcanzan un nivel de subsistencia.

Después de un período de gran esplendor el oro se agotó, lamayor parte de las actividades mineras habituales sedescontinuaron y Tiradentes pronto se desvaneció en el olvido.Durante más de la mitad de este siglo se deterioró, perocontinuó sobreviviendo en un aislamiento casi total. Fue sólo afines de la década de los sesenta que, por medio de laconstrucción de 5 kms. de camino pavimentado que unía laciudad con la carretera de São Paulo-Belo Horizonte, T iradentesfue «redescubierto».

Paradojalmente fue el empobrecimiento y aislamiento de laciudad lo que permitió que se preservaran la mayor parte de sustesoros artísticos y arquitectónicos, así como sus instituciones

tradicionales, sin desconocer su evidente deterioro. Es así comolos vestigios de las viejas instituciones, tradiciones y artesaníasrepresentan un área rica en oportunidades de revitalización.T iradentes tiene siete Cofradías y muchos artesanos, sobrequienes descansaba un gran potencial para el mejoramiento dela calidad de vida de la ciudad y la posibilidad de alcanzar unamayor autodependencia local.

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10 Inte rludio te órico (III)

El p ro b lema de la d im ensió n

La dimensión o magnitud de los sistemas, especialmente desistemas artificiales tales como negocios, firmas y otro tipo deempresas, así como de ciudades, ha sido problema en economíasólo en relación con la eficiencia de la unidad productora. Lasllamadas economías de escala y la correspondiente ley derendimientos decrecientes son casos conspicuos al respecto. Laseconomías de escala en nombre de la eficiencia, tienden afavorecer lo grande y, en muchos casos, el gigantismo. Laeficiencia está referida a la producción, y concretamente auna producción llevada de manera que minimice los costos ymaximice las utilidades. Si la producción a gran escala y losgrandes centros metropolitanos facilitan la satisfacción de estafórmula de eficiencia, se presume que éstos son los sistemas quedeben ser promovidos y favorecidos. El hecho de que la grandimensión, o el gigantismo de los sistemas puedan tener por símismos un efecto adverso en el bienestar relativo de la gente queen ellos participa, nunca ha inquietado a los economistas.

Aunque yo mismo soy economista, desde hace mucho tiempotuve la intención de explorar este tema, a pesar de que sesuponía que no era parte de mi disciplina. Me resultaba difícilestar de acuerdo con esta opinión. De hecho la economía «tiene»que ver con el bienestar de la gente: Ésta es en realidad unade sus preocupaciones centrales. El hecho de que lo maneje enforma mecanicista, suponiendo por ejemplo, la existencia depersonas cuyo comportamiento económico es en generalracional, no impide un esfuerzo para enfocarlo de manera noccc

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mecanicista, como sería el caso de suponer que haya gente cuyocomportamiento económico esté también influenciado por laemoción y la intuición y caracterizado por reacciones y sentimientosimpredecibles. 1

Este concepto que actualmente recibe escasa atención fue una vezproblema de importancia central. Sobre el tema de los sereshumanos y de la dimensión de sus ciudades es conveniente prestaratención a las palabras de Aristóteles:

«El primer recurso de una ciudad es la población, y habrá queconsiderar cuántos ciudadanos debe haber y de qué clase, y lo mismorespecto del territorio, cuál debe ser su extensión y cualidad. Losmás creen que la ciudad para ser feliz debe ser grande; pero si bien enesto están en lo cierto, desconocen por completo qué ciudad esgrande y cuál pequeña, porque juzgan que la ciudad grande lo es porel número de sus habitantes, cuando se debe mirar más bien, no lapoblación, sino la potencia. En efecto, hay también una función de laciudad, y la que mejor pueda llevarla a cabo deber ser consideradala más grande, lo mismo que puede decirse que Hipócrates es másgrande, no como hombre sino como médico, que otro que loaventaje en estatura...

Por otra parte, los hechos ponen también de manifiesto que esdifícil y acaso imposible que la ciudad demasiado populosa se legislebien; de hecho, entre las que tienen fama de gobernarse bien novemos ninguna en que no se limite la población. Esto puededemostrarse también mediante una prueba teórica: la ley es, enefecto, un cierto orden y la buena legislación tiene que ser unaordenación buena, y un número excesivamente elevado no puedeparticipar del orden; esto requeriría sin duda una fuerza divina,como la que mantiene unido el Universo. La belleza se realizasiempre según número y magnitud, y así la ciudad que una a sutamaño el límite que hemos dicho será necesariamente la máshermosa. Pero hay también una medida de la magnitud de la ciudad,lo mismo que de todos los demás seres, animales, plantas e instru-mentos, pues ninguno de ellos conservará su propia capacidad si esdemasiado pequeño o extremadamente grande, sino que, o quedarácompletamente privado de su naturaleza, o será defectuoso...

1. En este sentido Tibor Scitovsky hizo una contribución fundamental en« The Joyless Economy» , Oxford University Press, 1976. No se aboca alproblema de las di mensiones co mo lo hago yo aquí, pero se aso ma « al

fondo d el al ma del consumidor» .

Por tanto empezará a haber ciudad allí donde el número deciudadanos sea tal que empiece a bastarse para vivir bien en unacomunidad política. La ciudad cuyo número exceda al de ésta podráser una ciudad mayor, pero ese exceso, como hemos dicho, no esilimitado. Cuál sea el límite de ese exceso, es fácil de ver por loshechos. Las actividades de la ciudad se reparten entre losgobernantes y los gobernados; corresponden al gobernante elmando y la administración de justicia; ahora bien, para juzgar y paradistribuir los cargos de acuerdo con los méritos, los ciudadanostienen forzosamente que conocerse unos a otros, y sus respectivascualidades, de modo que, donde no puede ser así, necesariamente elejercicio de los cargos y la administración de justicia serándefectuosos, pues en estas cosas no se puede improvisar, comoocurre evidentemente cuando el número de ciudadanos esexcesivo... Es evidente, por tanto, que el límite perfecto de lapoblación es la cifra más alta posible para la autarquía de la vida ysusceptible de ser abarcada en su totalidad (de una sola mirada).Quede así determinada la cuestión relativa a la magnitud de laciudad.» 1

Incluso antes de Aristóteles, su maestro Platón habíaestablecido como planteamiento fundamental que: «La ciudad sólodebe crecer hasta que pueda hacerlo sin desvirtuar su unidad.2Cuan do uno declara que «lo s ciudadanos tiene forzosamenteque conocer se uno s a otros y sus respectivas cualidades» y elotro destaca la importancia de la «unidad», ambos revelan unapreocupación común. Se podría decir que ellos consideran lacomunicación entre los ciudadanos como condición «sine qua non»para lograr una buena vida regida por la justicia y la virtud. Estosideales están directamente relacionados con el concepto de escalas,y más concretamente, con una escala relativamente reducida. Elgigantismo, según su criterio, debía evitarse.

Es interesante observar que no sólo los maestros griegos re-lacionaban la calidad de vida con unidades sociales de escalacomparativamente pequeña. Ninguna de las utopías posteriorescayó en tentación de conceder méritos al gigantismo. Tomás Moropropuso una comunidad ideal de 6.000 familias. Los falansterios deFourier no excedían las 1.600 personas. Los paralelogramos deRobert Owen admitían de 500 a 2.000 miembrosd

1.Aristóteles,«Política» , 1326 a y 1326 b.2.Platón «La República» ,423 b.

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y otro tanto ocurría con las asociaciones cooperativas de HoraceGreeley. En cada caso las razones son las mismas: la unidad platónicay la necesidad aristotélica de que los ciudadanos conozcanmutuamente sus condiciones personales. Más tarde, cuando vivía enTiradentes, pude comprobar la importancia y el inmenso valorcontemporáneo de estos principios.

Las ventajas de una dimensión social a escala humana se mantuvotanto en Atenas como en Esparta. Las ciudades-estados delRenacimiento italiano siguieron el ejemplo a distintos niveles, asícomo las ciudades libres y notablemente prósperas de la LigaHanseática. En tanto ciudades, ellas fueron las que generaronriqueza y diversidad cultural, a pesar del impulso hegemónico degrandes imperios tales como el Sacro Imperio Romano Germánicoque finalmente se derrumbó bajo el peso de sus proporcionesabsurdas y humanamente insostenibles.

Por más de 2.000 años, el imperio y la ciudad, consideradosambos en su sentido más amplio, se han confrontado como al-ternativas de modos de vida y formas de identidad. Este siguesiendo el caso, porque aunque carecemos de imperios, tenemos unsubstituto eficaz en las formas modernas de imperialismo.Unitarismo o federalismo, integración o balcanización, centra-lización o descentralización, nacionalismo o regionalismo, son todasmanifestaciones de preferencias alternativas, tan válidas hoy comoayer. Representan distintas opciones y como tal, suponen «costos ybeneficios». Al escoger, deberíamos estar conscientes de lo que esaelección implica. Si la intención es la comunicación y participaciónhumanas, el gigantismo debería evitarse a cualquier precio.

Me parece indiscutible que los seres humanos se desarrollan deacuerdo a las relaciones que mantienen con su entorno. Toda suintegridad, su equilibrio interno y externo, así como su alienación,dependen del grado en que se sientan integrados con su medioambiente. Esto depen de a su vez, de la dimen sión, homogeneidado heterogeneidad del mismo. Todo tipo de entorno económico,espacial, político, cultural y natural, puede tener tanto una dimensiónóptima como una dimensión crítica.

Yo defino la primera como «humanizadora» y la segunda corno«alienante». En la primera los humanos son capaces de alcanzar unsentido de identidad e integración, mientras que en la segundasólo pueden endosar a otros su integridad individual. Dentro deuna, la persona percibe las consecuencias de lo que hace odecide por sí misma. En la otra, el ser humano se resigna a dejarque otros actúen y decidan por él. En la primera se hace posibleel desarrollo de las personas; en la otra sólo el desarrollo de losobjetos. El logro de un equilibrio dinámico entre Naturaleza,Seres Humanos y Tecnología —lo que por supuesto, es unameta muy deseable— sólo es posible cuando los seres humanostanto al nivel colectivo como individual, se sienten directamenteresponsables de las consecuencias de sus acciones dentro de suentorno y, a su vez, esto sólo es posible si las dimensiones de dichoentorno semantienen a escalahumana.

Considerando que la escala de actividad económica tieneinfluencia directa en la escala de otros sistemas tales como lasciudades, quisiera volver atrás y analizar algo más susconsecuencias. La economía ha adorado la eficiencia y, en sunombre, hemos evolucionado de economías de escala a lo quequisiera llamar «deseconomías de dimensiones incontrolables».La eficiencia económica de este proceso es indiscutible y otrotanto puede decirse de su poder para saquear los recursosnaturales, de su capacidad de contaminar y de su contribución alaumento de los ataques cardíacos y de la hipertensión. Y cuandose han consolidado las dimensiones de gran escala, su evoluciónsólo es posible en términos de crecer cada vez más. El sistema yano se expande para servir las necesidades de consumo de la gente;es la gente la que consume para servir las necesidades de creci-miento del sistema*. Mientras la alienación, el tedio, la insatis-facción, el deterioro urbano y rural, la inseguridad y finalmente,

* Creo firmemente que mientras un sistema sirva a las personas y a su entorno,su existencia está moralmente justificada. Sin embargo, cuando la función dela gente y de su entorno es la de servir al sistema, este último deja de tenerinterés humano y todos los esfuerzos dirigidos hacia su eventual

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la deshumanización no sean contabilizados como costos delproceso, éste continuará pareciendo eficiente y de gran éxito deacuerdo a los criterios tradicionales que lo juzgan.

Debería reconocerse de una vez por todas que una medida tanabstracta como el PNB (Producto Nacional Bruto) es un indicadorengañoso del nivel y calidad de vida, ya que cubre cualquieractividad sin considerar si es beneficiosa o no para la sociedad. 1

Por otra parte, ya existe evidencia poderosa de que la mejora delestándar de vida (necesidades básicas y suntuarios) constituye unafracción decreciente de cada unidad de aumento del PNB; el restose gasta en los cambios estructurales requeridos por el propiocrecimiento, en sus efectos secundarios y en el manejo de losdesperdicios.2 Debería quedar en claro que el aumento constanteen la escala de la actividad económica aliena a los que en ellaparticipan y destruye elelemento humano en el marco circundante.

En las actuales circunstancias el mantener sistemas tanonerosos, a la vez que se busca ansiosamente una suerte deequilibrio, sólo para continuar rindiendo tributo a la «religión dela eficiencia», puede calificarse con indulgencia como uno de losgrandes desaciertos. Usando las palabras de Fouché: «Es peorque un crimen... es un error».

De lo que ya hemos dicho sobre el problema de las dimensio-nes, podríamos deducir que los humanos, aunque crecientementeimpresionados y afectados por las grandes dimensiones, aún nohan sido capaces de redescubrir su propia dimensión. Siendo lainercia su único ímpetu, no hacen sino fortalecer la falacia. Parti-cipan cada vez menos y se dejan llevar cada vez más. De modo queesta falta de participación que es, en parte producto de las dimen-siones más alienantes en las que hemos caído, se convierte enterreno fértil para que los pocos ganen aún más poder sobre losmuchos. Y si recordamos la advertencia de Lord Acton de que «Elpoder corrompe y el poder total corrompe totalmente», debería-

1.Ver Valaskaskis, K., y col.« The Conserver Society» , Harper & Row,Publi-shers, New York, 1979.

2.Bent Sorenssen,«Energy and Resources» , Science, Vol.189, N°4.199, juliode 1975, pp. 255-260.

mos darnos cuenta de que estamos en una encrucijada donde lanegligencia, la indiferencia y la incapacidad de reaccionar sehanconvertido en una forma de suicidio. Y ni siquiera de suicidiocometido en aras de un ideal superior, sino de suicidio en defensade la estupidez y la obstinación.

Volvamos ahora a la ciudad y preguntémonos cuáles sesupone que deben ser sus funciones. Quisiera proponer,basándome en evidencia cultural e histórica autorizada, que haypor lo menos cuatro funciones que se espera que cumpla unaciudad: debe proporcionar a sus habitantes sociabilidad, bienestar,seguridad y cultura. Tales funciones sólo pueden realizarse si lacomunicación humana entre los ciudadanos es satisfactoria yauténtica y si la participación es completa, responsable y eficaz.La comunicación y la participación fueron las inquietudes inicialesde este capítulo, cuando evocamos algunas voces del pasado.Podría ser adecuado explicar ahora en términos teóricos lo quees la comunicación como función del espacio y del tiempohumanos.

Espacio humano subjetivo

Todo sistema comprende un conjunto de elementosinterrelacionados que operan unidos para lograr un objetivocomún. Por ejemplo: cumplir una meta establecida. Sin unacondición de finalidad, es simplemente un conjunto pero no unsistema. Un ser humano individual puede ser estudiado encuanto sistema, así como una sociedad o una ciudad. En el casode una ciudad considerada como sistema, las personas son loselementos o los subsistemas. Ahora bien, si una ciudad es unsistema cuya función es proporcionar a sus habitantessociabilidad, bienestar, seguridad y cultura, el cumplimiento deestos objetivos dependerá de la manera en que sus ciudadanos (oelementos) se interrelacionen tanto entre sí como con los demáselementos que componen el sistema (o la ciudad). Los otroselementos pueden ser objetos naturales o artificiales u otrosseres vivientes, como animales y plantas.

Definiremos en el sentido más amplio cualquier interrelación

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de elementos en la cual intervienen una o más personas (depersona a persona, de persona a objeto) como enlace decomunicación. No importa que la comunicación resulte buena,mala necesaria o inútil. Semejantes juicios de valores no nosconciernen por el momento, aunque lo harán más tarde. Lasnociones avanzadas hasta aquí son suficientes para abrir el debateque nos interesa. Decir que toda comunicación humana ocurreen un tiempo y en un espacio puede parecer una verdaddemasiado obvia —y así sería si nos refiriéramos solamente altiempo cronológico y al espacio métrico. Pero como nos interesa unsentido más subjetivo, esta declaración adquiere un significadoespecial. Con esto en mente, definamos el espacio y el tiempocomo fenómenos humanos subjetivos.

Empezando con el espacio, propongo la siguiente definición: elespacio (tal como es percibido) es el conjunto de relacionesabstractas que definen un objeto. Las relaciones pueden clasificarsede acuerdo a la forma, distancia, proximidad, profundidad, etc.,todo lo cual supone la existencia de otros objetos. Por ejemplo:la distancia es distancia en relación a... ; la proximidad esproximidad ... de; la dimensión es mayor, igual o menor... que.Un objeto no puede ser definido ni tiene sentido sin referirlo aotra cosa. Wittgenstein declara que: «Así como somos incapacesde imaginar objetos espaciales fuera del espacio u objetostemporales fuera del tiempo, así también no hay ningún objetoque podamos imaginar excluido de la posibilidad de combinarse conotros»1

. Agrega más adelante que: «Cada cosa está, por así decir-lo, en un espacio de situaciones posibles. Puedo imaginar a eseespacio vacío pero no puedo imaginar a la cosa sin el espacio.» 2

Los seres humanos son responsables de las clasificaciones ypor lo tanto de las relaciones abstractas que definen los objetos.

1. Ludwig Wittgenstein, « Tractatus Logicus Philosophicus» , Proposición2012, cuarta frase.

2. Ibid. Proposición 2103 (Las cursivas son mías). Estoy de acuerdo conWittgenstein en que uno puede imaginar un espacio vacío, aunque concierta dificultad, ya que algún tipo de objeto tenderá a aparecer a modo delímite dedicho vacío. Sin embargo, no podemos percibir un espacio vacío.

Esta es la forma en que perciben los espacios y, al percibirlos, enrealidad están creándolos o, para ser más preciso, creándolos parasí mismos. Su vínculo con el espacio, es por lo tanto un vínculo conuna realidad percibida subjetivamente. Los espacios métricos sóloson convenciones útiles para medir, evaluar y clasificar aquelloscambios y distorsiones que afectan a los espacios humanossubjetivos. Ilustremos esto con algunos ejemplos simples.

Cualquier persona que haya visto una construcción habráobservado el siguiente fenómeno. Cuando contemplamos loscontornos de los cimientos, las futuras habitaciones nos parecenmás pequeñas de lo que semejaban en el plano. Una vez que selevantan los muros, tenemos la extraña sensación de que lashabitaciones han crecido. Del mismo modo, cuando lashabitaciones están terminadas, pero vacías, se ven máspequeñas que cuando se las ha amoblado, siempre que el númerode objetos y de muebles no sea excesivo. ¿Cuál es la razón de estefenómeno?

Tal vez la hipótesis más plausible sea que: la percepción de lamagnitud espacial es función de la cantidad de información querecibe y almacena el cerebro en relación con el espacio encuestión. En otras palabras, una habitación vacía, con sucantidad limitada de información, impone al cerebro unmínimo de relaciones abstractas. La habitación amobladaaumenta el número de relaciones abstractas y, por lo tanto, elcerebro almacena una cantidad mayor de información y elespacio se percibe como más grande. Exploremos otro ejemplo.

Si nos recostamos de espaldas para contemplar la nochecolmada de estrellas, percibimos un espacio inmenso. El grannúmero de estrellas representa una enorme cantidad deinformación, cuando la percepción simultánea de su cantidadcapta casi toda nuestra atención. Si sólo viéramos una estrella,la sensación de inmensidad del espacio disminuiríadrásticamente. Finalmente, si estuviéramos rodeados deoscuridad total, la sensación de espacio desaparecería casitotalmente. Es así como la dimensión espacial percibida nodepende de la distancia métrica en la que están situados losobjetos en observación sino de la cantidad de información quedicho espacio entrega al cerebro.

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La existencia de una relación entre la magnitud espacialpercibida o la cantidad de información almacenada en elcerebro, me parece ser una hipótesis probable, aunque no puedoa estas alturas, verificarla con evidencia probatoria. En todo caso,la relación que propongo parece ser menos que lineal. Es decirque la sensación de magnitud espacial crece con el aumento deinformación, pero con menor intensidad que este último. Lafunción podría ser logarítmica, tal vez, o si existe un punto desaturación, una exponencial negativa.

Estas especulaciones pueden aparecer como disgresionesinnecesarias, pero en realidad son esenciales al tema central, yaque el espacio subjetivo influye de manera importante en elcomportamiento de la gente. La aglomeración humana de losgrandes centros metropolitanos, puede implicar solamentedistancias métricas entre personas, pero en verdad la cantidad deinformación espacial es tan grande que los vínculos decomunicación se han tornado muy difíciles o imposibles. Dehecho las personas se encuentran separadas por grandesespacios subjetivos. En las pequeñas ciudades ocurre locontrario, como lo puede confirmar la experiencia decualquiera.

Concluyo por lo tanto, que para propósitos de análisis y deplanificación, las soluciones urbanas que sólo surgen de conceptosespaciales exclusivamente métricos no corresponden al problemareal que afecta a las personas.

Tiempo humano subjetivo

El éxito para definir el tiempo y penetrar su esencia ha sido laaspiración eterna de incontables filósofos y hombres de ciencia.No seré tan intelectualmente arrogante como para intentar daruna respuesta aquí. De hecho, me limitaré a sugerir que, talcomo nos referimos a un tiempo cronológico o astral, tambiénpodemos hablar de un tiempo humano subjetivo. Me refiero ala sensación de duración que nosotros, como personas, tenemosde un acontecimiento determinado. Cinco minutos de dolor demuelas aparecen como más largos que cinco minutos pasados

en grata compañía.Por lo tanto, y en vista de nuestros objetivos,definiré el tiempo humano subjetivo como el conjunto derelaciones abstractas que vinculan el ser con el acontecer.

Roben Ornstein define esta forma de experiencia temporal aldecir: «... nuestra experiencia normal del transcurrir del tiempo,de las horas que se acortan o se alargan, de un acontecimientoreciente que nos parece 'muy lejano', de un intervalo quetranscurre más rápido para una persona que para otra, o para unapersona en una circunstancia determinada más que en otra, ésees el tiempo continuo, perseverante en el cual vivimos nuestrasvidas.» 1 En su libro donde se examina un gran número deexperimentos, vemos una clara confirmación de la subjetividadde las experiencias temporales de la gente. El demuestra lavalidez de lo que llama «la Metáfora de la Dimensión delAlmacenamiento» y la define como aquella que... «relaciona laexperiencia de duración de un intervalo dado, a la dimensión delespacio de almacenamiento para este intervalo, en términosgenerales de procesamiento de información. En elalmacenamiento de un intervalo determinado, al aumentar elnúmero de acontecimientos almacenados o la complejidad dedichos acontecimientos, aumentará a su vez la dimensión delalmacenamiento.» A medida que aumenta la dimensión delalmacenamiento, la experiencia de duración se «alarga».Podríamos decir que lo mismo puede darse en lo que he llamadola «intensidad» de la información, y que no tiene que ver con elnúmero de acontecimientos almacenados ni con su complejidad.Un buen ejemplo es el tiempo desmesuradamente largo quetoma una olla de agua en hervir cuando la estamos observando yesperando que hierva. La impaciencia con la cual aguardamosque se produzca un acontecimiento determinado, representa unaumento en la dimensión del almacenamiento que el cerebro hareservado para procesar la información. Mi supuesto es que elespacio de almacenamiento realmente crece, porque laimpaciencia obliga a reprocesar la misma información variasveces.

1. Robert Ornstein « On the Experience o f Ti me» , Penguin Books. NewYork. 1975, pp. 21-22.

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Mi hipótesis es que el procesar en un intervalo determinado detiempo «n» cantidad de acontecimientos diferentes es más omenos equivalente a procesar, en el mismo intervalo, el mismoacontecimiento un número «n» de veces.

Léniz y Alcaíno, con diferentes enfoques, sugieren que alplanificar el bienestar de la gente debe considerarse el tiemposubjetivo y no el cronológico 1. En este sentido declaran que unaño «transcurre lentamente» lleno de cambios e impresionespara los niños, mientras tiene tendencia a transcurrir másrápido mientras avanza la edad. Según los autores esto es así,debido a que las comparaciones de cualquier intervalo se hacencon intervalos ya vividos y no con unidades mecánicas demedición. Proponen que el tiempo, tal como es percibido porcualquier persona, parece ser proporcional a la raíz cuadrada dela edad cronológica de la persona.

Las observaciones de Ornstein se refieren a micro-experiencias, es decir a experiencias singulares, mientras queLéniz y Alcaíno se interesan por la macro-experiencia de lavida total. En este sentido ambas contribuciones secomplementan. En el curso del estudio y análisis de estasinvestigaciones, el profesor Carlos Mallmann, de la FundaciónBariloche en Argentina, y yo, llegamos a la conclusión de queun elemento adicional debía ser tomado en cuenta. Nos parecíaque una constante cultural debía ser incluida en cualquierfórmula que pretendiera interpretar la sensación del transcurrirdel tiempo de una persona. La identificamos como «constantecultural de la valuación del tiempo». Su justificación comocomponente necesario de cualquier fórmula general se derivadel hecho de que culturas diferentes, incluso entornosdiferentes, determinan distintos tipos de vinculaciones entre elser y el acontecer. La antropología cultural presenta evidenciaspara corroborar esta aseveración. El vínculo, por falta de unamejor expresión, que coloca a una persona en un continuo

1. El trabajo de Léniz y Alcaíno fue presentado en el Seminario sobre « Tiem-po, Calidad de Vida y Desarrollo Social» , Bariloche, Argentina en octubrede 1980.

temporal que la envuelve, la arrastra y determina su acontecerpropio y compartido, es diferente para un habitante ruralsedentario que para un nómade. Del mismo modo, el vínculo deun campesino con el tiempo es diferente y tiene sentidos yconsecuencias diferentes que el de un individuo urbano,especialmente de uno que vive en un entorno metropolitanoindustrial. No hay duda de que la famosa (y muy destructivafrase) «el tiempo es oro» no tiene sentido alguno para elcampesino. Este está vinculado a un tiempo determinado por elmetabolismo de sistemas naturales, mientras que el individuourbano lo está a un tiempo determinado por el «metabolismoindustrial».

Perturbaciones espacio-temporales

Ya hemos dicho que una ciudad es un sistema cuya función es,cuando menos, la de proporcionar sociabilidad, bienestar,seguridad y cultura. La naturaleza y la calidad de los vínculosque la gente establece entre sí y con los demás elementos queconstituyen la ciudad y sus entornos, están subyacentes en estaposibilidad de cumplir semejante función. También dijimos queestos vínculos de comunicación se dan en tiempo y espaciosubjetivos. Aunque no era necesario calificar estos vínculosanteriormente, ahora resulta adecuado el hacerlo. El propósito esproporcionar algunos argumentos para establecer ciertascaracterísticas y condiciones para que una ciudad sea más quehumana (ya que todas son humanas), humanizadota. La teoría,(aún no completamente desarrollada) que pretendo proponer, lahe llamado «teoría de las perturbaciones espacio-temporales». Sedesarrolla de acuerdo a las siguientes orientaciones.

La gente que vive en una ciudad, vive en un espacio. Esto lespresenta dos alternativas: estar en el espacio o integrarse enel espacio. Integrarse significa ser parte del espacio que unomismo contribuye a generar como parte determinante del mismo,y por lo tanto, crea para sí mismo. Identifico dicha condicióncom

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como «estado humano de sinespacía espacial».1 En otraspalabras, «soy parte (objeto-elemento) de un espacio que es miespacio porque, mientras yo contribuya a su creación,simplemente por estar presente y por hacerlo definible por mediode mi presencia, por ser un elemento que en él es, alcanzo yadquiero identidad.»

El estar, solamente, en un espacio, representa unaausencia de identidad. Es decir: «Camino y me muevo, floto, pordecirlo así, en una magnitud espacial que no puedo comprender yen la cual soy demasiado insignificante como para aspirar a ser unelemento necesariamente definible, capaz de generar espacio».Identifico esta situación como un «estado humano deasinespacía».

La gente que vive en una ciudad vive en un tiempo. Estosignifica que están permanentemente expuestas a micro y macroexperiencias temporales. El elemento subjetivo de ambas estáinfluenciado por el tipo y calidad de los vínculos decomunicación permitidos por el entorno. Cuando el tiemposubjetivo, vivido por un período determinado, inhibe la capacidadde crear y de completar satisfactoriamente un vínculo decomunicación que la per sona con sidera ob jetivamente posiblepara este perío do (período cronológico), yo definiría la situacióncomo un «estado humano de asincronía temporal». Estasasincronías producen diversos grados de angustia y ansiedad,según la importancia dada por la persona interesada a losvínculos de la comunicación frustrada. En este contexto esprofundamente conmovedor leer la anotación en el Diario deFranz Kafka, para el 16 de Enero: «Esta semana fue undescalabro total. Imposible dormir, imposible la vigilia,imposible soportar la vida o más exactamente, la continuidad dela vida. Los relojes no se sincronizan, el reloj interior palpita demanera endiablada o demoníaca, o por lo menos inhumana; elreloj externo prosigue cojeando, con su ritmo habitual. 2»

1. Así co mo sincronía se deriva del griego sin=juntos y d ecronos=tiempo, he construido sinespacía desin =juntos y spaien=espacio.

2. La teo ría embrióni ca que presento aquí s e inspiró en gran medidaen este párrafo dramático de Kafka.

El tiempo subjetivo y el espacio subjetivo podrían serconsiderados como campos de investigación separados. Sinembargo cuando el problema es la ciudad, esa separación notendría sentido, ya que ambos se influencian mutuamente. Demuchos ejemplos he elegido sólo dos. El primero se refiere a lasrelaciones entre el espacio y las micro-experiencias temporales yes relativamente trivial. El segundo se refiere al espacio enrelación con la macro-experiencia temporal.

Imaginemos un embotellamiento del tránsito en una supercarretera metropolitana. Imaginemos además que nosencontramos en uno de los vehículos. Finalmente, examinemostodo lo que ocurre a la luz de los conceptos que acabamos deexplicar: 1) un espacio métricamente grande se convierte ensubjetivamente pequeño para nosotros; 2) la reducción subjetivadel espacio produce en nosotros impaciencia; 3) la impacienciadetermina un reprocesamiento continuo de la mismainformación, es decir que la información que el cerebro procesaes monotónica pero de alta «intensidad»; 4) la intensidad de lainformación prolonga nuestra sensación de duración delacontecimiento; 5) esta prolongación indeseada delacontecimiento bloquea nuestra capacidad de establecer ydiversificar los posibles vínculos de comunicación, ya sea conotras personas, el paisaje o nosotros mismos; 6) este bloqueoprovoca degeneración a vínculos de anticomunicación, tocamosla bocina y lanzamos insultos a los demás; 7) estaanticomunicación genera aún más impaciencia y el circuito serepite con creciente intensidad. Finalmente llegamos a casa... ytodos sabemos lo que ocurre. Todo nos molesta; no hay tiempopara conversar con nuestras hijas e hijos y el problema másnimio se hace desproporcionadamente irritante.

Este modelo aparentemente frívolo describe lasconsecuencias de un «estado humano de perturbaciónespaciotemporal». Sospecho que estos estados son responsablesde muchas crisis familiares en las grandes ciudades. El «stress»resultante obstaculiza seriamente el éxito de los vínculos decomunicación, indispensables para mantener relacioneshumanas equilibradas.

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Considerado en forma aislada el modelo puede parecer trivial.Sin embargo, por muy triviales que sean estas alteraciones en símismas, se repiten sistemáticamente, día tras día en la mayorparte de las grandes ciudades, de manera que sus efectosperjudiciales son acumulativos.

El segundo ejemplo se refiere a la macro-experienciatemporal. Todas las personas, cualquiera que sea el lugar dondeviven, son afectados simultáneamente por tres formas deenvejecimiento: el envejecimiento cronológico, elenvejecimiento biológico y el envejecimiento social. Me ocuparéde los últimos dos, ya que el primero es importante sólo porrazones legales y burocráticas. La edad biológica escomparativamente simple y no requiere mucha explicación. Porotra parte, la edad social es más compleja: es la que la sociedadnos asigna a través de su actitud. Uno lo siente por la forma enque la sociedad lo trata y por el creciente número deoportunidades que ya no se nos ofrecen. Si la edad biológica yla edad social no están sincronizadas, el resultado puede serbastante perturbador, y eso es, precisamente, lo que deseoanalizar.

La edad biológica puede estar influenciada, entre otrosfactores, por la herencia, el medio ambiente y las costumbres.El envejecimiento social está influenciado principalmente porfactores ambientales y culturales. Si consideramos lascostumbres como parte de la cultura, entonces la influencia dela cultura y del ambiente son comunes a ambas formas deenvejecimiento. Cualquiera que haya vivido en un gran centrourbano metropolitano y en una comunidad rural o pequeñaciudad, tiene que haber observado una sutil diferencia en elproceso de envejecimiento entre ambas categorías. O paraexpresarlo de otro modo, las implicaciones no son las mismas.En un entorno urbano-in dustr ia l, la in stitución del ret iroforzado es la sanción social que oficializa la ancianidad.Esta práctica es menos prevaleciente en las zonas rurales. Másaún, si el retiro o jubilación va acompañado de una falta dealternativas de actividad, la persona puede sentirse inútil y comocarga para su familia, la que, a su vez, puede empezar aconsiderarla como un estorbo, lo que finalmente redunda en la

internación de un nuevo paciente a un asilo. Este tipo deenvejecimiento social puede acelerar dramáticamente elproceso de envejecimiento biológico.

En las comunidades rurales y en las pequeñas ciudades sucedenormalmente que una persona de edad avanzada llega a serrespetada por su sabiduría; se le asignan nuevas funciones, se leescucha (a él o a ella); participan activamente e influyen en latoma de decisiones. Continúan siendo activos, se sientenintegrados a la sociedad y por lo tanto, útiles.

Los gerontólogos y psicólogos están de acuerdo en que elenvejecimiento biológico se acelera si una persona se siente demás e inútil. Estos sentimientos de «superfluidad» sonciertamente más comunes en las grandes ciudades y centrosurbanos que en las pequeñas ciudades de las áreas rurales.Podemos decir, por lo tanto, que si el envejecimiento social esmás rápido que el envejecimiento biológico, tenemos un«estado de asincronía temporal». Más aún, si el envejecimientosocial tiende a ser más rápido en los centros metropolitanos queen las pequeñas ciudades del área rural, nos vemos frente a unasituación en que la «perturbación espacio-temporal» estáafectando a los grandes conglomerados urbanos.

Los factores culturales también son importantes. Según miconocimiento, en los países orientales o africanos, elenvejecimiento social no es una experiencia tan dramáticacomo para los occidentales, pero incluso ahí, puede ser mejorenvejecer en un entorno pequeño que en uno demasiadogrande.

Una ciud a d p a ra seres hum a no s

Ahora bien, no quiero dar la impresión de que soy unfanático de «lo pequeño». La relatividad es válida para todo.Hay por ejemplo, grandes ciudades y... ciudades grandes. Nossentimos mejor en una que en otras, por similares que sean susdimensiones. Es interesante especular por qué.A riesgo de ser repetitivo, quiero declarar nuevamente las

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cuatro condiciones mínimas que supuestamente debe cumpliruna ciudad: sociabilidad, bienestar, seguridad y cultura. Yahora, permítaseme pedirle al lector que examine su propiaexperiencia de vida, en su propia ciudad, en relación con estoscuatro puntos. Me atrevería a apostar que si las cuatrocondiciones se ven satisfechas en una ciudad grande, es porqueesa ciudad tiene espacios pequeños dentro de sus grandesdimensiones. Quisiera explicar esto con ejemplos de mi propiaexperiencia. Uno de los períodos más felices de mi vida fuedurante los años que viví en Montevideo, Uruguay. Es unaciudad grande, que concentra la mitad de la población del país,pero sin embargo estimo que cumplía satisfactoriamente con loscuatro requisitos enumerados. Eso fue hace quince años, lo queresulta importante destacar, ya que mis visitas en años recienteshan sido una desilusión.1 Cuando yo vivía ahí, la sociabilidad sedaba en cada esquina y en cada bar o café. El bienestar podíasentirse en las ambiciones materiales relativamente modestas,características de los uruguayos, en comparación con otrasnacionalidades. La seguridad estaba garantizada por un sistemade bienestar social casi global y por una baja tasa decriminalidad en relación con otras capitales latinoamericanas.Existía pobreza, pero no miseria intolerable. La cultura eraaccesible en todas sus manifestaciones y en grandesproporciones. Había teatros y conciertos para satisfacer losgustos de cualquiera. Había una biblioteca pública que nuncase cerraba, donde se podía ver gente a toda hora del día o de lanoche. Era una ciudad donde caminar era un placer; estaballena de misterios y nos incitaba a descubrirlos. Era una ciudaden la que uno se sentía en «estado de coherenciaespaciotemporal».

Buenos Aires también tuvo gran atracción para mí en el pa-sado. He meditado mucho en estas experiencias, especialmentecuando me he sorprendido reaccionando muy desfavorablementefrente a otros centros metropolitanos donde he vivido. Miconclusión es que las ciudades grandes que me han gustado —es

1. Nótese que esta observ ación fue escrita en 1981; es decir bajo una

dictadura militarque destruyó los encantos que enumero a continuación.

decir, en las que me he sentido bien— son grandes perocontienen gran proporción de «pequeñez». Ciudades comoMontevideo y Buenos Aires están compuestas de muchosbarrios, que tienen su propio sello, que conservan su propiaidentidad y costumbres tradicionales y que preservan un saborde intimidad. Hay un sentido de diversidad que impide lamonotonía. Esto es lo que las hace atractivas, pero sobre todo,gratas para vivir en ellas. Pero ¿por qué se encuentran estascaracterísticas en algunas grandes ciudades y no en otras?

Me parece que si uno tuviera que individualizar otrasciudades que reflejaran la misma imagen que acabo dedescribir, descubriría que casi todas ellas habían llegado a sergrandes antes del período de rápida industrialización. Esto esciertamente así en América Latina, por lo menos. Las ciudadesque crecieron como consecuencia de la industrializacióngeneralmente carecen de un sello distintivo y parecenagobiadoramente monótonas. Hay además otras ciudades —São Paulo, por ejemplo— donde todo el encanto pre-industrialfue simplemente arrasado en nombre del progreso.

Mi imagen —entonces— de una ciudad para seres humanos esla de una ciudad pequeña, u otra que ofrezca alternativas depequeñez dentro de su grandeza. Ya que las dimensiones«humanizadoras» son dimensiones pequeñas, en todos aquelloslugares donde las grandes ciudades carecen del encanto de ladiversidad interna, la iniciativa sensata es la de revitalizar laspequeñas ciudades que están luchando por sobrevivir, víctimasde un concepto errado de progreso. La historia que se presentaen los capítulos siguientes narra un intento en este sentido.

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11 E nc ue nt ro co n la re alidad

Subiendo por la calle escarpada que lleva hacia la iglesia de Nuestra Señora delRosario de los Negros, se puede ver la vetusta cárcel con sus viejas rejas defierro que dan a la calle para que los reclusos puedan conversar con sus amigos.

La ciudad, su espacio y su tiempo

Hace algunos años, sintiéndome sólo y solitario, situación enla que me suelo encontrar con frecuencia, escribí las siguienteslíneas, pensando en mi hija Magdalena: «Cuando tú no estás, escomo escuchar un violín en la distancia... hace mucho tiempoatrás». Al trazar esas palabras tuve la sensación repentina de quedistancia y pasado eran una misma cosa, suponiendo que ladistancia representara la separación de alguien o de algo queconsideramos muy precioso. Y ahora, en que nuevamente mesiento solitario, me sorprendo pensando en Tiradentes como enalgo muy remoto. Pienso que tal vez sea porque estoy tanlejos y que esta distancia implica la separación de algo que fue—y por lo tanto es — intenso. Esta sensación es muy real, de talmodo que las relaciones interrumpidas hace sólo un mes puedenllegar a parecerme tan lejanas que me llevarán a escribir esterelato como si fuera un anciano tratando de revivir recuerdos dejuventud.

Solicito la indulgencia de otros testigos de esta historia yaque, habiendo asumido el papel de un anciano que recuerda supasado, es posible que algunos de los acontecimientos esténdescritos de acuerdo a la forma en que yo los sentí, y no segúnun criterio frío e impersonal. Pero esto no me inquieta en lomás mínimo, ya que no se puede esperar otro resultado cuandose reviven situaciones en las que uno ha estado profundamenteenvuelto. No obstante, consciente como estoy de esta debilidadhumana, me propongo asegurar que cualquier posible distorsiónsea sólo leve. Por lo tanto ahí va mi versión de la historia arrrr

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la que dediqué dos inmensos años de mi vida. Espero que ellector comprenderá por que los llamo inmensos.

En tanto músico, soy muy sensible a los sonidos. No meresulta sorprendente, entonces, el haber «escuchado» aTiradentes antes de haberla «visto». Cómodamente instalado enun hotel de propiedad de amigos del amigo responsable de mivenida al pueblo, me había ido a la cama pero experimentabadificultades para dormirme. Mi mente vagaba y mis sentidosestaban inusualmente alertas. A una distancia imposible dedeterminar, tomé conciencia de un grupo de perros que aullabansimultáneamente, como si estuvieran integrando un corosurrealista. Me concentré atentamente para detectar su número.Después de un rato pude identificar a seis y los clasifiqué comouna soprano, tres tenores, un barítono y un bajo. Extrañacombinación pensé, pero que merece ser escuchada. Otrossonidos se me hicieron presentes después, seguidos de más ymás. Había cientos, tal vez miles de sonidos, cada uno conexistencia propia, que al conjugarse con los demás de prontoadquirían un sentido mágico. Descubrí que podía elegircualquiera de ellos y seguirlo en sus expresiones más interiores yexternas sin ser perturbado por los demás. No era una cacofoníasino una sinfonía sutil y discreta. Sólo entonces descubrí porqué no podía dormir: no había ruido. Estaba rodeado, encambio, por una fascinante jerarquía de sonidos que permitíapreservar la individualidad de cada uno en medio de la totalidad.

Al día siguiente, aún bajo la influencia de mi experiencia de lanoche anterior, recordé al viejo indio en el sur lejano de mi paísque cuando yo tenía unos diecisiete años me decía tantas cosassobre los sonidos y los muchos lenguajes de la naturaleza. Envarias ocasiones me repitió, mientras paseábamos por la orilla delmar: «Quédate en silencio y escucha. Está alerta y observa: Ellasiempre está tratando de enviarte un mensaje». Cada vez que serefería a la naturaleza simplemente la llamaba «ella».

¿,Pura coincidencia, la verdad, o simple anhelo? Noimportaba. Decidí que había un mensaje contenido en dos de misimpresiones: «cada uno con existencia propia y, en conjunto, unsentido mágico»; «preservar la individualidad de cada uno enmedio de la totalidad». Estas frases que repetía en mi mente seconvirtieron en un principio que había de influir en la orientacióny actividades del Proyecto y, además, definir su estilo para los añosvenideros. Después de que mi silencio nocturno me habíapermitido oír, ya estaba listo para mirar y poder ver.

Un hombre acarreando dos grandes vasijas de leche sobre unamula. Un campesino en bicicleta vendiendo queso fresco. Ungrupo de turistas de Río de Janeiro en su «Passat» último modelobuscando antigüedades a precios de ocasión y haciendo chasquearsus cámaras fotográficas frente a los vestigios de un opulentoSiglo XVIII. Una elegante dama citadina tratando de mantener elequilibrio sobre sus altos tacos mientras avanza como unaacróbata sobre el irregular empedrado de la calle. Unos niñosjugando sus importantes juegos con juguetes improvisados. Ungrupo de viejo s bebien do su «cachaça»* frente al televisordel bar. Las campanas de una de las sietes iglesias tañendo enlontananza. Un chico que me muestra el «Chafariz»** con susdoscientos cincuenta años de edad y que me dice: «Si Ud. bebede los chorros de los costados, siempre volverá a Tiradentes; sibebe del chorro del centro, se casará aquí». Casado como estoy, yfeliz, bebo del chorro de la derecha. Media cuadra más abajo,cruzando una callejuela llena de verdor, encuentro un artesanopedrero tallando, en un trozo de granito azul-grisáceo, el reloj desol más hermoso que he visto en mi vida. Subiendo por la calleescarpada que lleva hacia la iglesia de Nuestra Señora delRosario de los Negros, me enfrento a la vetusta cárcel con susviejas rejas de fierro que dan a la calle para que los reclusospuedan conversar con sus amigos que están afuera.t

* Cachaça es una aguardient e de cañ a de azú car. Normal mente el mejores el hecho en casa.

** Chafariz es la fuente de la ciudad. Está en uso desde 1749.

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Nadie permanece en ella por más de un par de días y,generalmente, debido a rencillas de borrachos. Los casos másserios, si los hay alguna vez, son trasladados a la ciudad grandedonde las celdas, por cierto, miran hacia el interior de laprisión. La espectacular Sierra de São José, como un murociclópeo que parece proteger esta pequeña joya, donde el ensueñoy la nostalgia pueden llegar a ser el estado de ánimo normal deun forastero.

Me senté en la plaza bajo el techo de sombra formado por lasramas de cinco «ficus» gigantes, tratando de captar lo que habíavisto y sentido. Ahí estaba el tiempo, por supuesto, y también elespacio: pero había algo diferente, además. Tenía la fuertesensación de estar viviendo la «contemporaneidad de lo nocontemporáneo». Las mulas y los automóviles, el Chafariz y latelevisión, el reloj de sol y mi reloj Cassio-lit io. Diversas erascoexistiendo en medio de un espacio de perspectivasincreíblemente generosas. Recordaba haber estado antes enmuchas otras ciudades viejas y haber tenido casi siempre unasensación de «asincronía temporal»: la vida moderna quecontinúa con su ritmo rápido habitual en medio de un entorno demuseo. Aquí todo era distinto. Los tiempos parecían habersesincronizado debido al ritmo y al estilo básicamente tranquilosde la forma de interacción humana de la gente. Las personas noestaban «en» un espacio, se integraban «dentro» de su espacio.Definían su propio espacio y forjaban su propio tiempo,generando así una espléndida coherencia espacio-tiempo. Se meocurrió repentinamente que sería tal vez muy difícil desarrollarúlceras gástricas en semejante lugar. Más adelante me tocódescubrir varias formas de perturbación espacio-temporal, peroesta impresión inicial predominó durante todo el tiempo que vivíen Tiradentes.

Me gustaba lo que veía aunque me llevó bastante tiempoadaptarme a ello. Siendo probablemente la única persona delpueblo sometida a los dictados de un reloj, con frecuencia meirritaba lo que interpretaba como irresponsabilidad de parte delos demás al no respetar los horarios establecidos, o más bien

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La Rua Direita, a la izquierda se puede ver la cárcel

dicho, los horarios del reloj. Sólo corregí mi actitud, cuandodescubrí que el tiempo de la gente estaba regulado por aconte-cimientos. A corto plazo, por los acontecimientos diarios: las cosasse hacen antes o después de la misa, antes o después de las clases,después de la reunión del concejo municipal, y así sucesivamente.El largo plazo es planificado y regulado de acuerdo a las fiestasreligiosas o patrióticas, que son por cierto numerosas. Laresponsabilidad de una persona en la organización de una fiesta esun deber que está por encima de cualquier otro compromiso.

El tipo de relación entre las personas y el tiempo influye en elentorno total de manera tan decisiva que, al convertirseinevitablemente en parte de dicho entorno, uno enfrenta experien-cias poco usuales. Cuando recibía visitas de la capital ocurría confrecuencia que después de una conversación que subjetivamenteparecía haberse prolongado por horas, descubríamos de repente quesólo había durado tres cuartos de hora. La reacción era siempre deincredulidad y la experiencia se repetía una y otra vez. Estoresultaba maravilloso cuando estaba en buena compañía pero seconvertía en dura carga cuando enfrentaba la soledad.

Me sentí muy atraído por la distribución social del espacio. Enesta pequeña ciudad el espacio está integrado en toda su variedadhumana. No hay barrios o distritos que separen a los pobres de losricos. Todos, cualquiera sea su situación, viven puerta a puertacon los demás. La pobreza no se «esconde» corno ocurre en lasgrandes ciudades, de los ojos demasiado sensibles de los pudientes.La pobreza puede ser aguda, pero conserva cierta dignidad. Laproximidad espacial fue una experiencia altamente educativa.

El papel de los informantes y unalección de percepción

Había llegado a Tiradentes sin un programa pre-establecido ypara quedarme ahí durante seis meses. Estaba solo, con unew

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El Chafariz, fuente de la ciudad. En uso desde 1749.

El Chafariz con la iglesia de Santo Antonio al fondo.proyecto que existía solamente en mi mente y en la mente delDirector General de SENAC (quién me había invitado); sinoficina, sin ayudas o infraestructura alguna. En realidad podríahaber hecho cualquier cosa... o nada, porque ni siquiera teníatérminos de referencia. Dada la situación, decidí dedicarmecomo primer paso, a comprender mi entorno. Tal como lo hedescrito, empecé por captar el entorno físico, pero el factorhumano continuaba siendo una incógnita. Además en ese tiempono tenía un conocimiento adecuado del idioma portugués, lo quedificultó muchísimo mi comunicación inicial con la gente. Comoabun damiento, mi estatura de 1.96 m., mi barba y mi aspectode vikingo, no hay duda de que me convertía en un personajesumamente extraño en esta pequeña ciudad tradicional. Sospechoque fui causa de muchos comentarios y especulaciones en losbares y demás sitios de reunión. Como anteriormente habíatrabajado en áreas rurales y en comunidades indígenas, ya estabaacostumbrado a esta situación y no me inquietaba mayormente.Estaba tratando de acostumbrarme a la ciudad y la ciudad, a suvez, terminaría por acostumbrarse a mí.

El problema es que durante el período de «integración» unono puede simplemente sentarse, relajarse y esperar. Y es aquídonde entra en escena un personaje indispensable: el informante.Según lo puede confirmar cualquier antropólogo la relación quese establece con los informantes es de naturaleza sumamentedelicada. Durante un período importante son los únicosvehículos de comunicación disponibles. Tenemos que confiaren ellos y sus respuestas y observaciones son contribucionesdeterminantes en la construcción de nuestro modelo de larealidad. Sin embargo, esta relación debería ser siempre de cortaduración. Cuando lo vínculos entre el receptor y el informante seprolongan por un período demasiado largo, se puede produciruna ruptura indeseable y perjudicial. Por supuesto que lo queconstituye un período demasiado largo es subjetivo y deberíadejarse a la intuición del receptor. No obstante, en algúnmomento pueden aparecer signos concretos de peligro: cuando elreceptor se muestra demasiado dependiente, el informantegt

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El viejo Foro y la iglesia de Santo Antonio.

t iende a convertirse en demasiado posesivo. Ése es el momentoen que uno debe apartarse o establecer un tipo de relacióndiferente, como una simple amistad sin compromisos, de serposible. De otro modo, llega el momento en que el informanteinforma cada vez menos y manipula cada vez más. Si surgendiscrepancias entre la información recibida y la realidadpercibida en forma independiente, la ruptura bien puede estar ala vuelta de la esquina.

A pesar de mis experiencias previas en el terreno, cometíprecisamente ese error. Debido tal vez a una falta desensibilidad por ambas partes, mi informante inicial y yollegamos a un punto de ruptura que lamentablemente nunca seremedió. Sin embargo le quedé muy agradecido por los datosmuy valiosos, sobre cultura, tradiciones y experiencias que mecomunicó. Yo concedía gran valor a los hechos informados,pero en muchos casos no lograba estar de acuerdo con lainterpretación del informante.

El epílogo fortuito de esta relación me dio una lección:Ningún lugar puede ser «el lugar» si la experiencia vital de unapersona ha de ser la experiencia vital de otra. El sólo hecho deestar donde estoy me cambia y cambia todo lo demás. Eldescubrir no es ver lo que ,”hay” (esto es imposible a cualquiernivel), sino más bien proyectarse hacia una realidad en continuacreación. Ya no soy lo que era, sino lo que he de ser, comoconsecuencia de que todo lo demás deja de ser lo que era paratornarse en lo que será, en una síntesis dialécticaconstantemente renovada.

Soledad y percepciónGabriela, mi compañera de vida, me había acompañado

durante los dos meses iniciales de mi trabajo y fue una ayudaincalculable durante el proceso de descubrimiento. Pero ahora,después de esta desafortunada relación que acabo de describir,me encontraba solo y entregado a mis propias fuerzas. Miscontactos más cercanos fueron una pareja joven, Norma,psicóloga

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El ant iguo reloj solar de la ciudad.

que no caben en los informes y que pasan desapercibidos en lasclásicas evaluaciones finales. Cuando me encargaron que escribieraeste libro, se dio por sentado que mi experiencia interior surgiríacon la misma intensidad que los objetivos, acciones y resultados delproyecto mismo. Estimo que al hacer estas confesiones íntimaspuedo estar prestando un servicio valioso a otros que están

psicóloga y Ademar, músico, cuya reciente llegada a la ciudadlos descalificaba para servirme de informantes. No obstante,nos comunicamos muy bien y ellos resultaron ser misintermediarios más capaces en mis esfuerzos por establecercomunicación con la población en general. Sentí que con su ayudael hielo se iba rompiendo, aunque quedaba mucho por andar enesa jornada, funda mentalmente solitaria.

La soledad puede ser una carga muy pesada en cualquiercircunstancia, pero suele llegar a proporciones destructivas si seda en un entorno ajeno. El riesgo de que esto ocurriera mepesaba. Recordaba además a muchas personas que habíaconocido en mis experiencias de terreno que llegaban aquebrantarse, y con dramáticas consecuencias, porque nopodían soportar la soledad. Decidí tomar precaucionesreforzando mi autodefensa. Lo que hice fue simplementepersuadirme de que, en vez de estar sufriendo una soledadforzada, estaba viviendo un aislamiento voluntario. Logréconvencerme, repitiendo esta idea en mi mente una y otra vez,especialmente antes de dormirme. Fui tan lejos como para daruna forma concreta a la soledad, convirtiéndola en una«dramatis persona» y estableciendo un diálogo con ella.Hablaba en voz alta, como frente a un interlocutor vivoproponiéndole una tregua: Yo trataría de sacar los elementosmás positivos de su presencia, dignificando así su existencia, yella a su vez, trataría de dañarme lo menos posible. Estepequeño pero importante juego psicológico obró maravillas, ypronto me sentí más a mis anchas con mi soledad recientementeadquirida y extraje de ella inspiraciones fecundas.

Lo que acabo de describir puede parecer a algunostotalmente fuera de lugar y de contexto. Pretendo, sin embargo,que los que piensan así estén dispuestos a reflexionar algo mássobre la materia. La verdad es que no se me ocurre nada másimportante al estudiar una experiencia de terreno, que des-cubrir lo que ocurre en la mente y en la p siquis del trabaja-dor. Mi experiencia me ha enseñado que muchos fracasos deproyectos pueden atribuirse precisamente a procesos mentales ypsicológicos incontrolables que afectan a los participantes, hechos

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envueltos en o que pretenden iniciar empresas de terrenoparecidas a las mías.

Habiendo alcanzado un nuevo estado de ánimo —equilibriocon dinamismo— descubrí el sorprendente potencial de unaverdadera compatibilidad con la soledad: realza nuestrossentidos y aguza nuestra percepción. Fue en esa etapa y comoresultado de mi nueva actitud, que todo el Proyecto empezó atomar forma concreta, no sólo en mi mente sino también sobre elpapel. Vi las cosas mucho más claras y empecé a interactuar conla gente en forma cada vez más estimulante y natural. Tuve laimpresión clara de que había dejado de ser un elemento ajeno yque me estaba integrando bien y sin tropiezos. El momentocumbre se dio cuando una noche en que me encontrabaprofundamente dormido, sin aviso previo me despertó unaserenata en mi honor, al pie de mi ventana. Este episodio que serepitió muchas veces, especialmente cuando Gabriela venía avisitarme, significaba que me habían aceptado. Finalmente sentíque pisaba en tierra firme.

Habían transcurrido cinco meses y ya tenía muchos amigos.Completé el documento con las proposiciones para un Proyecto yéste fue aprobado en una reunión «ad-hoc» en la que participaronnumerosos representantes de instituciones públicas y privadas,potencialmente interesadas.

Fuera del documento del Proyecto, había iniciado algunostrabajos interesantes, con la ayuda de la joven pareja quemencioné antes. Se decidió que me quedara seis meses más paraponer en práctica mi propuesta.

La dimensión descubierta

Creo sinceramente que todos los misterios del mundo están alalcance de mi mano, de mi sensibilidad y de mis poderesinquisitivos. Están aquí, dentro de mi casa, en los senderoscircundantes y en los rincones de mi jardín. Tengo mi propiojirón de cielo y mi parcela de aire. Mi cuota de luz y de colores.

Estoy rodeado de suelo, de aire, de paredes y de cortezas, deflores en botón y de raíces, de las angustias de mis hijas, de lastristezas de mi mujer y de mis propias tristezas, del alimentoque compartimos en nuestra mesa, de las costumbres y del pelajede mi perro, de las voces y silencios de mis amigos, de lossonidos de mi piano, de mis sueños y del zancudo que cercenamis sueños, de la araña que no veo pero que sé que está y queme angustia que esté, de la fragancia del café, de la infalibilidadde las yerbas medicinales que están en la despensa y de lashormigas que siempre logran penetrar en la despensa, de lasrazones del pintor, del poeta y del artesano que vienen a tomaruna copa con nosotros, de las ideas para la construcción de unmundo mejor que se discuten de noche en mi biblioteca, de lascartas de saludo que nos llegan de otros hogares. Estoy rodeadode todas las formas de vida y de muerte, de amor y de angustia,de gloria y decadencia, de humildad y vanidad, desaliento yesperanza. Las leyes de la naturaleza están aquí, o es aquí dondese reflejan sus efectos inflexibles. Las leyes humanas están aquío es aquí donde se reflejan sus falacias. Este grano infinitamentepequeño de universo es, después de todo, un Universo.Descubro que el Universo se desgrana para repetirse en infinitosUniversos de alcance personal. Conocer el mundo significa antetodo conocer la casa en que vivimos, sus senderos, su jardín.Porque si es cierto que todas las casas y todos los senderos ytodos los jardines componen un mun do, también es ciertoque el mundo se despliega para encontrar un lugar total en cadacasa, en cada sendero, en cada jardín. Toda la inmensidad estácontenida en lo pequeño. Lo pequeño no es otra cosa que lainmensidad a escala humana.

Confiado, pero con la dosis necesaria de humildad, meacerqué a la inmensidad de esta pequeña ciudad. El tratar decomprender es una tarea gigantesca, que tal vez nadie llegue acompletar en su totalidad, mucho menos yo. Hay sin embargounas cuantas cosas que yo sé. Sé, por ejemplo, que lo pequeñono es necesariamente hermoso. Puede ser feo y malo. Puedeser deprimente, destructivo y agobiador. Puede ser monótono yaburrido.

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aburrido. En verdad lo pequeño puede contener cualquiercualidad natural y humana, buena o mala. Pero tiene una ventajaabrumadora sobre el gigantismo. Cualquiera que sea lo que estácontenido en lo pequeño, lo está a escala humana. En estesentido, para bien o para mal, lo pequeño hace a los humanosmás humanos. Y en esto reside la esencia de su belleza.

T iradentes no es la excepción a esta regla. Existen la amistady la intriga pero uno llega a saber quién es quién. Haysolidaridad y explotación, pero es posible distinguir a los que sepreocupan de las necesidades de los demás de aquéllos que sólose interesan por satisfacer su propia codicia. La virtud y el vicioson visibles: tienen rostro y nombre. Tiradentes es una pequeñaciudad donde la gente, según el criterio aristotélico, conoce loscaracteres de cada cual. Y es a partir de este conocimiento quees posible construir.

Antes de llegar a Tiradentes me habían hablado mucho de subelleza, de su maravillosa arquitectura colonial, de su fascinantehistoria, pero nada sabía de su gente. Cada vez que tomabacontacto con forasteros bien informados, descubría que estabanmás preocupados de restaurar los edificios que de mejorar lacalidad de vida de aquellos que los habitaban. Al cabo de cincomeses me había dado cuenta del drama humano que sedesarrollaba detrás de esos muros tan ansiosamente fotografia-dos por los turistas.

La verdadera dimensión de Tiradentes —la dimensióndescubierta— es la dimensión humana. Y el caso de Tiradentesse repite en miles de pequeñas ciudades. En los diseños de losplanificadores se convierten en pequeños puntos anónimos, sinidentidad, a pesar del hecho que bien pueden ser los últimoslugares del mundo donde la gente haya logrado preservar suidentidad. ¿No es ésta acaso una de las condiciones humanasmás valiosas que pudiéramos recuperar? Entonces ¿por qué nohacerlo en aquellos lugares donde todavía existe?

12 Es que ma para la ac ció n

Bosquejos del proyecto

En la mayoría de los países de América Latina se dandesequilibrios regionales serios y perjudiciales. Aunque esosdesequilibrios ya existían en tiempos coloniales, en muchoscasos se han agudizado debido a la aplicación del modelo derápida industrialización. Brasil es un ejemplo dramático. El surindustrial, rico y poderoso, coexiste con el noreste agotado yempobrecido. Algunas de las metrópolis más grandes delmundo se encuentran en el mismo país donde miles depequeñas ciudades languidecen y se deterioran por falta derecursos. El Proyecto Tiradentes fue concebido en razón deesta realidad. Debía ser un modelo demostrativo cuyopropósito era «promover la revitalización de pequeños centrosurbanos como sociedades alternativas frente a la crecientedisfunción de las grandes áreas metropolitanas, que permitieramejorar la calidad de vida y la productividad de los sectoreseconómicos informales».

El Proyecto fue concebido como un ejercicio interdisciplinarioque, basándose en el potencial de un estilo adecuado decapacitación profesional, pretendía cumplir los siguientesobjetivos fundamentales:

2. Promover el desarrollo de la vida cultural de la región,estudiando sus manifestaciones y estimulando su acción y elpotencial de los representantes locales;

3. Desarrollar formas de cooperación mutua entre losmiembros de la comunidad, así como una interrelación más

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aburrido y orgánica entre la comunidad y su entorno cultural ynatural. 1

3. Impulsar la búsqueda de grados de equivalencia entre lasnecesidades humanas fundamentales y su satisfacción para todoslos miembros de la comunidad;4. Promover las condiciones necesarias para la supervivencia yproductividad de las empresas pequeñas y familiares, tantourbanas como rurales;5. Desarrollar la capacidad técnica y la productividad de lasunidades artesanales; estimular una creciente producciónpreservando a la vez las formas tradicionales de producción ymanteniendo una alta calidad;6. Organizar un proceso de comercialización para los artículosproducidos por las empresas pequeñas o familiares;7. Desarrollar un estilo de capacitación técnica que aprovechelas habilidades potenciales o existentes de los miembros de lacomunidad, permitiendo así la formación de una estructuraocupacional que llegue a ser un vehículo auténtico para laautorealización de la persona;8. Preparar el terreno para crear en Tiradentes un «Centro deEstudios y Promoción de Alternativas Urbanas y Rurales»(CEPAUR)* con el objetivo, entre otros, de promover la reuniónregular de expertos de distintas partes del mundo, interesados enla revitalización de las pequeñas ciudades y su entorno rural queasí podrán intercambiar ideas, diseñar nuevas estrategias ydifundir sus experiencias y realizaciones.

Considerando sus características demostrativas, el Proyecto debíarealizarse dentro de un contexto especial. En primer lugar, era

1. Tiradentes está situado en la base de la Sierra de São José que es un remansoespectacular de flora exótica y de interesante fauna. Ha estado y sigueestando en peligro continuo de agotamiento y d estru cción . Algunasespeci es ya han desap arecido. Tiradentes mis mo contiene un patri moniohistórico y culturaI inapreciable, a pesar de su prolongado abandono, deterioroy ruina.

*El CEPAUR fue creado en enero de 19 82 y tien e su s ede en Santi ago deChile pero mantiene vínculos con Brasil y otros países latinoamericanos.

preciso obtener la cooperación nacional e internacional, tantode instituciones públicas como privadas. Las agenciasnacionales interesadas deberían unirse en un ConsejoConsultivo para estimular y evaluar las acciones del proyecto.

Las actividades principales debían ser diseñadas de talmanera que los habitantes de menores ingresos pudieranadquirir conocimientos y técnicas de aplicación inmediatadentro de sus tradiciones artesanales. El Proyecto tenía que darpreferencia a una capacitación que no exigiera inversión deequipos costosos. Los instructores, escogidos entre artesanos yartífices distinguidos debían tener preferencia si eran locales, yla capacitación debía combinarse con una produccióncomercializable. En cierto sentido, la idea era adoptar elprincipio «educación con producción», tal corno se hapromovido en algunas regiones de Africa, adaptándolo a larealidad regional de este lugar de América Latina.

Se debía dar especial atención a la capacitación de lasmujeres, más allá de las áreas consideradas comotradicionalmente femeninas. Al mismo tiempo se debíaofrecer oportunidades a los niños y jóvenes por medio de lainstalación de «talleres creativos». Finalmente, y consecuentescon la filosofía del Proyecto, era preciso favorecer ciertosmecanismos, entre los cuales los más importantes eran lossiguientes:2. Llevar a cabo la acción de tal manera que se reforzaran lasraíces de la gente, para evitar la migración forzosa, debida a lafalta de oportunidades;3. Reforzar y estimular el potencial cultural de la región, detal manera que, una vez revitalizado, pudiera determinar elestilo regional de desarrollo y generar oportunidades detrabajo;4. Promover y estimular las formas de participación demanera que incluyeran a todos los sectores de la comunidad,especialmente a las mujeres, jóvenes y niños;5. Integrar a los niños como sujetos activos, en vez deobjetos pasivos, estimulando sus capacidades creativas,convirtiéndolos así en parte de un proceso permanente y fértilde

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de capacitación vocacional que destaque las habilidades ytalentos revelados;5. Introducir y estimular el uso de tecnologías alternativasque, de ser posible, emanen de los talentos locales, paradisminuir la dependencia local o regional, de las áreasmetropolitanas;6. Organizar el proceso de capacitación vocacional demanera que no sea una mera repetición de los procesosaplicados en grandes ciudades. La realidad y exigencias deuna pequeña ciudad siendo diferentes de aquellas de losgrandes centros, el sistema adoptado no debía imponer elaprendizaje de nuevas habilidades, sino más bien utilizar yreforzar las existentes;7. Todas las acciones debían estar inspiradas en la idea deun desarrollo para aumentar la auto-dependencia regional ylocal.

Cuando las autoridades ejecutivas de SENAC aprobaron losobjetivos fundamentales y las consideraciones especiales delProyecto, se preparó una lista de las acciones específicas. Seríatedioso enumerarlas aquí, de modo que sólo diré que llegaban aun total de 25. Eran esencialmente el producto de mis cincomeses de permanencia y observación y representaban más bienun marco de referencia y un conjunto de pautas que obligacio-nes rígidas. No habiendo tenido la oportunidad de llevar a caboninguna investigación científica formal en el terreno, me apoyéen la percepción y en el sentido común.

Una vez terminado, el Documento del Proyecto Tiradentesfue distribuido entre todas las personas interesadas y fue ahídonde reveló su flanco más débil: Objetivos demasiado ambi-ciosos, por una parte, y exceso de acciones por otra. Según des-cubrí más adelante, varias personas habían declarado en ese en-tonces, aunque no lo hicieran oficialmente, que el proyecto, talcomo había sido concebido, estaba condenado a fracasar.

La realidad desmintió este enfoque pesimista. Basado enmis experiencias y en los muchos errores cometidos en misaventuras anteriores, simplemente he dejado de creer en términosreferencias rígidas. Creo más bien en la utilidad de una gama

amplia de objetivos y de acciones como marco de orientación.La exploración continua de la realidad local proporcionará losindicadores de cualquier adaptación o reorientación quepudieran ser necesarias. La experiencia demostró que tenía ra-zón. No todos los objetivos se cumplieron, pero todo lo que selogró estaba contenido en la proposición original. La gama delo «deseable» cubría todo lo «posible». El subconjunto de loposible estaba totalmente contenido en el conjunto de lo desea-ble. Tengo que agregar que, dadas las muchas circunstancias ycondiciones adversas que describiré más adelante, lo que final-mente logramos fue mucho más de lo que habíamos anticipado.

Justificación del proyecto

Las grandes ciudades del Tercer Mundo están creciendo a unritmo tan acelerado que se han hecho agobiadoras y difíciles demanejar. Este proceso no tiene precedente en la historia. Eldesempleo y los barrios marginales cunden en forma alarmantecomo consecuencia de esta ola sin fin de migración, desde laszonas rurales y pequeñas ciudades. Al mismo tiempo, estaspequeñas ciudades se deterioran y las áreas rurales seempobrecen cada vez más.Las Naciones Unidas realizaron un estudio de población queindicó que en 1950 sólo dos de las 15 ciudades más grandes delmundo se encontraban en el Tercer Mundo. Para el año 2000,éstas habrán aumentado a 12. La mayor de todas será Ciudadde México, con 31 millones de habitantes; São Paulo en Brasil,con 26 millones y Río de Janeiro, la séptima, con 19 millones.En 1970, el Tercer Mundo sólo tenía 16 ciudades con más decuatro millones de habitantes. Para el año 2000 éstas serán 61.

El crecimiento desmesurado que se da junto con ladecadencia de las pequeñas ciudades y el empobrecimiento delas áreas rurales, representa para las naciones más pobres unproblema de magnitud incalculable, para el cual aún no se handiseñado soluciones adecuadas, pese a los esfuerzos de algunosgrupos

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grupos alarmados por esta situación. Las tendencias actuales,son producto del fracaso de una estrategia de desarrollo queimpulsó la rápida industrialización a costa de descuidar eldesarrollo rural. La consecuencia impredecible fue estahiperurbanización. No cabe duda de que estos criterios dedesarrollo que surgieron después de la Segunda Guerra Mundialaún prevalecen en el mundo de hoy. No obstante, eldebilitamiento de la agricultura en ciertos lugares del mundo haalcanzado proporciones tan aterradoras que los esfuerzos para elmejoramiento rural y la revitalización de las pequeñas ciudadesparecen ser la prioridad más sensata y urgente del futuroinmediato.

Una verdad se hace evidente. Aunque parezca una paradoja,para solucionar en forma eficiente los problemas que aquejan alas áreas metropolitanas, es preciso concentrar las acciones dedesarrollo en las áreas rurales y en las pequeñas ciudades. Casitodos los países del Tercer Mundo han expresado su inquietudpor la manera en que los está afectando estahiperurbanización. Las Naciones Unidas realizaron un estudio alrespecto en 1977 que reveló que de un total de 119 gobiernosentrevistados, 113 consideraban que su distribucióndemográfica era inaceptable. Noventa y cuatro de estosgobiernos declararon que ya estaban empeñados en solucionar elproblema o que tenían proyectos para hacerlo en el futuro.

Las posibilidades de encontrar soluciones, por el momento almenos, no son muy numerosas, y esto por una curiosa razón.Hasta ahora, el pro blema no ha suscitado suf iciente interésentre los economistas y cientistas sociales del Tercer Mundo.De ahí que los líderes políticos y los administradores no hayanconseguido el apoyo necesario para profundizar la materia ydescubrir soluciones factibles. La razón de la falta de interés esun tanto extraña: se debe principalmente a que el fenómeno dehiperurbanización que afecta a los países más pobres nunca fueanticipado en las teorías de desarrollo, y, por lo tanto, no sesuponía que pudiera ocurrir. Por el contrario, éstas suponían unaserie de mecanismos auto-reguladores (o controles planificados)que supuestamente llevarían el proceso de desarrollo hacia un

equilibrio global relativo. El hecho de que dichos mecanismos serehusaron a funcionar, ha desconcertado a muchos teóricos delTercer Mundo. De modo que nos encontramos frente a unproblema que aún no sabemos corno manejar, ya que nodisponemos de las herramientas necesarias para su análisis einterpretación, a pesar de algunos esfuerzos realizados en países delPrimer Mundo, especialmente en Suecia. Más aún, un argumentoque se suele esgrimir para justificar la falta de acción correctiva esque no hay manera de medir la hiperurbanización y que esimposible determinar cuándo empieza o qué magnitud puede llegara tener. Aunque este argumento no es en absoluto convincentedesde el punto de vista científico, se le repite insistentemente.Nos encontramos en una encrucijada. Sabemos lo que hay quehacer pero no sabemos aún cómo hay que hacerlo, porque notenemos una teoría alternativa de desarrollo que sea convincente.Mientras esperamos que se materialice esta gran teoría, lo quehacemos es escaso o nulo. Y sin embargo, lo más extraño es que talvez lo último que necesitamos sea una gran teoría. Estas hanfracasado con demasiada frecuencia. Lo que necesitamos en su lugares un propósito. Un propósito que permita la más plenaparticipación por medio de procesos de acción de múltiples niveles,que se origine en las bases y que se extienda desde la aldea hacia elorden global. Un propósito dentro del espíritu del Proyecto delTercer Sistema que postula que empezando desde la base de lasociedad, cada unidad deber ía ser capaz de iniciar su propio cursode acción y resolver todos los problemas que puede resolver. Estaes la esencia de la auto-dependencia y de la auto-gestión. Losproblemas que están más allá del alcance de las comunidadesprimarias serían resueltos por unidades más grandes, según lanaturaleza de la tarea, y de tal manera que permitieran laparticipación de todos los interesados, así como el control de lasresponsabilidades de aquellos que ejercen el poder.1

1. Ver AIDA», Dossier 17 «International Foundation for DevelopmentAlternatives» mayo/junio de 1980,pp.11-13 y «Development Dialogue», 1981:1.

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La necesidad de intensificar vigorosamente el desarrollo rural(y de las pequeñas ciudades) es aceptada en la mayoría de lospaíses, aunque no se la lleva a la práctica. El empleosubsidiado, los mayores ingresos, los incentivos fiscales y unamayor posibilidad de amenidades continúan favoreciendo a losgrandes centros urbanos, de tal manera que las zonas rurales ylas pequeñas ciudades no están en condiciones de rivalizar conlas áreas metropolitanas. La reducción, e incluso la eliminaciónde tales tratamientos preferenciales es un deber imperativopara los gobiernos de las naciones más pobres, a pesar de quesupongan la aplicación de medidas radicales e impopulares. Siestas postergaciones de las soluciones del problema seprolongan, es posible que los países del Tercer Mundo nuncaalcancen los ni veles de bienestar a los que aspiraron y que larápida industrialización les prometió. Es posible que todos losbeneficios se vean anulados por los problemas urbanoscrónicos. El mayor absurdo sería —y ya lo es en muchoscasos— que los beneficios derivados del proceso de desarrollose utilicen para resolver los graves problemas causados por esemismo proceso de desarrollo. Urge encontrar nuevasorientaciones y actuar. La postergación es suicida.

Buscando apoyo

Mi experiencia en América Latina me ha enseñado que sepromete apoyo con facilidad pero que rara vez se llega a uncompromiso concreto. Yo ya había sufrido esta experiencia yestaba destinado a sufrirla de nuevo. Con toda fidelidad seguílos pasos rituales de informar a toda clase de agencias denuestros objetivos e incluso organicé, con el patrocinio delDirector general de SENAC, una reunión en Tiradentes conejecutivos de agencias federales, estatales y privadas quepudieran interesarse por una empresa como el ProyectoTiradentes. Hubo muestras de entusiasmo y expresionesalentadoras, pero ninguna ayuda concreta ni participación de lasagencias representadas en la reunión llegó a cristalizarse.

Durante los primeros meses, una fundación privada, laRo berto Mar inho , proporcionó alguno s fon do s parap agar mis honorarios, además de algún material menor paralas oficinas del Proyecto. Después de seis meses esta ayudafue descontinuada, principalmente porque el funcionario acargo del asunto consideró que el proyecto era demasiadovago. Yo no estaba preparado ni dispuesto a entregarle loscronogramas y proposiciones detalladas que él exigía,fundamentalmente por las razones que indiqué en la secciónanterior1. De ahí que el apoyo financiero durante la vidacompleta del Proyecto, incluyendo mis honorarios (con laexcepción de tres meses en que fue cubierto porCINTERFOR-OIT) fuera proporcionado casi exclusivamentepor SENAC.Fuera de mis honorarios, lo que SENAC podía proporcionar

era lo mínimo; espacio de oficina, el arriendo de un auto desegunda mano, una secretaria y, durante los últimos doce me-ses, el salario de tres jóvenes colaboradores locales que habíalogrado reclutar y de un mozo de oficina. Algunas medidasconcretas como cursos de capacitación vocacional fueronfinanciadas con fondos regulares de SENAC como parte desus actividades normales y los cursos impartidos por artesanoslocales fueron financiados con una donación del Ministerio delTrabajo. Para algunos trabajos de fotografía se nos permitióusar el laboratorio y materiales del Secretariado delPatrimonio Histórico y Artístico Nacional (SPHAN). El BancoBamerindus y la Kodak de Brasil contribuyeron también a laimpresión de un catálogo y de carteles para una exposiciónorganizada por el Proyecto.Como se puede apreciar, fuera de SENAC, las contribuciones

fueron escasas y muy por debajo de lo que esperábamos ini-cialmente en cuanto apoyo adicional. El resto fueron promesas,constantemente renovadas, pero que nunca se materializaron.

1. La Fundación contribuyó al fin anciamiento de la Tercera ReuniónLatinoameri cana sob re Investi gación y Necesid ad es Hu manas ,p atro cinad a por UNESCO en Tiradentes. en octubre de 1979.Aunque yo fui el coordinador de esta reunión no fue de hecho actividad

del Proyecto.

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Esta continua escasez de recursos era desalentadora, peroaunque parezca sorprendente, también tuvo un aspectopositivo. Nos obligó a desarrollar la imaginación y el ingeniopara realizar el máximo con lo poco que teníamos. Al final todoresultó bien y ahora podemos recordar con gran satisfacciónesas realizaciones. Las carencias de dinero del Proyecto fueroncompensadas por la motivación y empeño de los que se habíancomprometido en la empresa.

13 Se inic ia la acc ión

Un proyecto no ortodoxo

El proyecto había sido concebido de manera poco usual yhasta el final se mantuvo en su heterodoxia. No seguí las pautastradicionales establecidas para los proyectos que cuentan con laparticipación de agencias internacionales. En cierto sentido, elproyecto representaba la formalización de lo informal. Surealización fue más bien la convergencia de ideas de individuosque de intereses y políticas institucionales. La ausencia devínculos institucionales claramente formalizados, genera unadeficiencia crónica de recursos materiales y financieros, peropor otra parte, permite una mayor libertad y creatividad asícomo rapidez en la acción. Nuestra aparente debilidad setrocó en fortaleza ya que generó solidaridad y «esprit decorps» entre los integrantes. Sin embargo, esta fortaleza fueadquirida a un costo emocional y psicológico considerable.Seguimos adelante con la esperanza de recibir mayor apoyo. Dehecho, las reuniones generales de CINTERFOR-OIT de 1979 y1980 habían confirmado su interés por el Proyecto Tiradentescomo una demostración para las instituciones de formaciónvocacional en América Latina, recomendando insistentementeque se negociaran contribuciones financieras internacionales.De manera que proseguían las negociaciones al más alto nivelmientras nosotros forzábamos la imaginación para sobrevivir ylograr un resultado positivo. Los esfuerzos en la cumbre notuvieron éxito, mientras que los nuestros, al nivel más bajo, yaestaban dando frutos.

Uno de los motivos de permanente inquietud era que nopodíamos predecir la duración total del Proyecto. Mi propia

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permanencia fue renovada siete veces durante dos años. Otrotanto ocurrió con mis ayudantes que me acompañaron durantelos últimos doce meses. Una inseguridad como ésta esmentalmente agotadora y da origen a períodos de agudadepresión.Pero las reacciones humanas son extrañas e impredecibles.Nuestra constante ansiedad se convirtió en una suerte de desafío.La sensación de vernos abandonados e incomprendidos nos hizoreaccionar: «Ya les demostraremos lo torpes que son,probándoles lo que somos capaces de hacer, incluso sin su ayuda».Nuestra motivación y fe en lo que estábamos haciendo seconvirtió en la fuerza motriz de nuestra empresa. Creo que esimportante destacar estos factores porque nos permitenevaluar las realizaciones finales dentro de su perspectiva humanareal. Tal vez lo más interesante del Proyecto Tiradentes fue quela falta de recursos fue compensada con mucho amor. Mirandohacia atrás siento la convicción de que semejante amor puederealizar maravillas. Tuve mucha suerte, por cierto, al encontrarcolaboradores capaces de tanto apego y pasión por su tarea ypara ellos va mi gratitud 1. Al final nos convencimos —y así loexpresamos públicamente— de que si el Proyecto no se hubierarealizado de esta manera poco ortodoxa, habría permanecido porsiempre jamás en el terreno de las ideas.

Fase N° 1: Los niños dicen lo que piensan

Una de mis preocupaciones centrales durante los primerosmeses era encontrar la manera de asegurar la participación delos niños para este proceso de revitalización. Me parecía que silos niños pudieran revelar libremente su visión de la sociedad,de la escuela, de la autoridad, del trabajo y del futuro, losproblemas más fundamentales y urgentes de su sociedad

1. Ellos fueron: Fernando Rocha Pitta, pintor; Vania Lima Barbosa,economis ta; Olinto Rodrigues dos Santos Filho, historiado r regional;Ann Mary Fi ghieira Perpetuo, secretaria; Edson dos Santos, mozo deoficina . Sus edades iban de los 19 a los 28 años.

podrían presentarse de la manera más pura posible. Creíafirmemente en la validez de mi hipótesis. Discutí este asuntocon personas calificadas de instituciones allegadas al tema,quienes considera ron que la idea era interesante pero la tareadifícil. Más aún, el resultado podría ser dudoso ya que «losniños pueden ser influenciados tan fácilmente», o «porque unopuede hacerles decir lo que uno quiere». No me convencieronestas observaciones y persistí en mi idea. Mi sentimiento encuanto a los niños siempre fue y sigue siendo diferente. Creoque los niños generalmente mantienen con vigor sus sentimientosy creencias aunque aparenten ceder. Puede que cedan sólosuperficialmente porque es de su interés mantener buenasrelaciones con sus mayores, pero siguen firmes en susconvicciones. De ahí que una persona «neutral» bien pudieraservir de catalizador positivo para la revelación de su mundointerior.No tenía posibilidades de llevar a cabo esta tarea por mi mismo,lo que significaba que tenía que encontrar la persona precisa,algo muy poco probable, por lo menos en Tiradentes. Noobstante, tuve la suerte, como mencionara anteriormente, deencontrar una pareja recién llegada. Ella era psicóloga y élmúsico, y ambos se mostraron interesados en el esquema. Pudecontratarla a ella durante algunos meses y su buenacomunicación con los niños me infundió confianza1. Lospárrafos siguientes son el resultado de su contribución.

Decidimos probar con una muestra correspondiente al veintepor ciento de los niños de Tiradentes, tanto rurales comourbanos. Las edades iban de 7 a 12 años. Las áreas a estudiareran su visión de: escuela y educación; trabajo y condiciones detrabajo; la ciudad; y sus percepciones —mejores, peores y másprobables— del futuro. El método consistía en conversacioneslibres que eran grabadas. Los diálogos se repetían y por cadaniño se obtenía un material considerable. Después se extraían

1. Norma Nasser y Ademar Salomão . La in formación y datos siguientesrespecto a los niños fueron tomados de una versión (inédita): de sutrabajo « Visões da Infancia; o caso de Tiradentes» . Esta versión fueproducida en 1980.

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de las cintas las revelaciones más notables que luego seclasificaban. También se conservaban las transcripcionescompletas para quien quisiera estudiarlas o analizarlas aún más.El material recogido fue muy revelador, con frecuenciasorprendente y sumamente útil. Ya que no es posiblereproducirlo aquí en su totalidad, a continuación presentamos lasrevelaciones más importantes.

Entrevistamos a un total de 107 niños: 51 hombres y 56mujeres. Se dividieron en tres categorías de acuerdo al nivelsocio económico de sus padres: 1) hijos de empleadores;2) hijos de empleados; 3) hijos de personas autónomas oautoempleadas. Treinta y cinco niños venían de las áreas ruralesy 72 del entorno urbano. La división en tres grupos no era muysofisticada, especialmente en el grupo 3 que podía incluir tantoa hijos de un abogado como de un artesano, pero era adecuadapara nuestro objetivo.

El primer tema de investigación fue la relación de los niñoscon la escuela y la educación, lo que arrojó contrastes muyinteresantes. Respecto a la relación maestro-alumno el 85 porciento de las respuestas dadas por los niños urbanos revelaronsu naturaleza sumamente autoritaria, mientras que sólo un 51por ciento de los niños del campo expresaron la mismacaracterística. El resto no denunció ningún tipo de autoritarismo.A pesar de sus muchas críticas y quejas, el 85 por ciento de losniños urbanos y el 74 por ciento de los rurales consideraron quela escuela era «algo bueno». El resto estimaba que la escueladebería abolirse. Un resultado extraño fue que, aunque sequejaban de los castigos, muchos pensaban que eran necesariosy hasta buenos. Varios niños dijeron incluso que «gritarles einsultarles a veces no era suficiente, que el maestro debíapegarles también cuando era necesario». Estas contradiccionesaparentes eran el claro resultado de una sociedad patriarcaltradicional. Se aborrece el autoritarismo pero se le acepta ysanciona como la única posibilidad.

Su desagrado ante el edificio de la escuela era casi unánime.Cuando se les preguntó cómo podrían mejorarlo, la mayoría se

pronunció por tener árboles y flores y por pintar las paredescon colores bonitos. En cuanto a otras mejoras, pidieronbiblioteca, lecciones de instrumentos musicales, horticultura ypintura libre. Los niños más pobres pidieron almuerzo y trabajo.

Cuando los resultados de las entrevistas se revelaron en unseminario, las reacciones de los maestros y autoridadeseducacionales fueron sumamente adversas. Hubo quejas en elsentido de que la investigación había sido prejuiciada, de quemuchas de las revelaciones eran fabricadas y algunassimplemente difamatorias. Nos sentimos realmente amenazados:era la primera crisis seria del Proyecto y sólo estábamosempezando. Al interrogarme después por qué las cosas habíansalido mal, llegué a la conclusión de que el método decomunicar los resultados había sido demasiado duro. Un grannúmero de citas directas, algunas extremadamente criticas,habían sido leídas en un Seminario, frente a un auditoriointernacional1. Los maestros se habían sentido muy heridos yeste error de parte nuestra nos impidió hacer un análisisconjunto de los hallazgos para introducir mejoras. Lasrevelaciones eran probablemente válidas, pero el haberlas hechopúblicas sin que los maestros hubieran tenido la posibilidad deopinar fue considerado como ofensivo. Afortunadamente,después de un tiempo se restablecieron los vínculos entreProyecto, escuela y maestros, pero no se volvió a tocar el tema.Habíamos recibido una lección y no volvimos a cometersemejante error.

Los demás resultados del estudio no produjeron reaccionesadversas, o si lo hicieron, no nos lo comunicaron. El segundotema era el trabajo y las condiciones de trabajo. Debe destacarseque, debido a la migración de los jóvenes, una crecienteproporción de responsabilidades de trabajo ha recaído en niñostan jóvenes como los que estábamos estudiando: entre 7 y 12años. Se descubrió que el 76 por ciento de los niños urbanos y el

1. Fue la tercera reunión sobre« Investigación y Necesidades Humanas» (Lati-noameri cana) pat rocinada por la UNESCO y realizada en Tiradentesen octubre de 1979. El tema de la reunión de ese año fue « NecesidadesHumanas y la Infancia» , de ahí que se presentara nuestra investigación enesa oportunidad.

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Los niños dicen lo que piensan. 66 por ciento de los de las áreas rurales realizaban trabajos regulares. Muchos trabajaban para sus padres y otros fuera de casa. Loshorarios de trabajo eran de 3 a 5 horas diarias para la granmayoría. Sus actividades eran principalmente de ayuda a suspadres en su trabajo: ventas de puerta en puerta de productosalimenticios o de joyería; ayudantes de plateros; cuidado de niños;fabricación de quesos; lavandería; fabricación de fuegosartificiales; ayudantes de picapedreros; guías de museos y lugaresde interés y otras tareas manuales. De aquéllos que recibían pago,el ingreso mensual (expresado en el equivalente en dólares)fluctuaba entre un mínimo de 50 centavos y un máximo de 40dólares. Un 80 por ciento recibía un promedio de 15 dólares almes. Los demás no recibían dinero y trabajaban sólo por elalimento.

A pesar de estas condiciones de explotación, era sorprendenteque sólo el 21 por ciento de los niños urbanos y el 34 por ciento delos rurales pensaban en alejarse de la zona cuando fueran algomayores. Se establecía que prácticamente en todos los casos eldinero percibido era una contribución al ingreso familiar. Hay queprecisar que prevalece en la región la desnutrición infantil. Lo quees más, la mayoría de los niños han perdido los dientes cuandollegan a los 15 años o tienen dentaduras sumamente deterioradas.También se dan afecciones a la piel, debido principalmente a lafalta de vitaminas y proteínas.

En lo que se refiere a la percepción de la ciudad, salieron a laluz datos interesantes. Aunque han empezado a surgirconstrucciones modernas de estilo agresivo y de pésimo gusto,T iradentes tiene un estilo arquitectónico predominantementecolonial, que, aunque en mal estado, es de gran valor artísticoy sigue siendo la principal atracción de la región. En verdad, si nohubiera sido por la distinción y belleza de sus antigüedades hacemucho tiempo que la ciudad habría muerto. Teniendo en cuentaesta realidad resultó un tanto sorprendente el que muchos niñosquisieran deshacerse de lo viejo y reemplazarlo por una ciudadllena de casas «modernosas», como las llamábamos, por ser deconstrucción agresiva, de estilo no identificable, con materiales

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sólo el 29 por ciento tuvo una visión colectiva al pensar en elmejor futuro posible. Pero, cosa curiosa, un 49 por ciento de losniños rurales tuvo una visión colectiva al describir el peor futuroposible. El próximo paso fue preguntarles sobre el futuro másprobable. Aquí un 68 por ciento de los niños urbanos tuvo unavisión optimista y en el medio rural un 51 por ciento.

Al estudiar las estadísticas resulta interesante contemplar elfuturo a través de las imágenes de estos niños- El futuro mejorpara los niños urbanos suponía los siguientes componentesbásicos: menos violencia (lo que incluía que la gente se gritaramenos entre sí), un entorno mejorado y que «el mundo no seacabara». Hablaron —usando estas expresiones precisas— demás justicia social, menos desigualdad, de que no hubieraguerras, explotación de los pobres ni peleas en las calles. Variasrespuestas revelaron su deseo de que desaparecieran los sistemasrepresivos y las jerarquías locales. Aspiraban a canchas dejuego para ellos y hasta «lluvia de rosas».

Los niños del campo, como hemos dicho, expresaban elfuturo en términos más individuales y por razones muy válidas.Su visión predominante era: tener alimento, leña y agua.Algunos llegaban a detalles específicos, diciendo que lo mejorque podría ocurrirles era poder comer sardinas. Uno de ellos,para superar sus necesidades expresó que le gustaría ser unavaca «porque las vacas están satisfechas sólo comiendo pasto».

En cuanto al peor futuro imaginable, las respuestas eranjustamente contrarias a las que correspondían al futuro mejor.Sin embargo se agregaban algunos elementos. Las imágenesreligiosas tradicionales conservaban su fuerza e influencia.Imágenes del infierno, del fin del mundo, de un castigouniversal, de la extinción de la raza humana y del juicio final,generaban gran temor. A esto se añadía el temor a perder elempleo o a verse obligado a convertirse en mendigo. Y cornocontrapartida al deseo de una lluvia de rosas, y sin dudainfluenciado por la televisión, hubo quien temía que los restosdel Skylab cayeran sobre Tiradentes.

La etapa final era preguntarles si existía en sus mentes la

llamativos y costosos tipo «kitsch». En este caso resultósignificativo clasificar las opiniones según el status social de lospadres. Los que estaban por la modernización total eran el 73 porciento de los hijos de los empleadores; el 71 por ciento de loshijos de empleados y sólo el 43 por ciento de los hijos detrabajadores autónomos que son en su mayoría artesanos ycampesinos independientes.

Los diálogos con los niños nos dieron la clave de su visión delo moderno. Las viejas construcciones son sumamente atractivaspara los forasteros que no alcanzan a ver la pobreza y, confrecuencia, la miseria que se oculta tras las fachadas. Es lógicoque los niños identifiquen lo viejo con lo miserable. En cambioven que los que viven en casas modernas no sufren privaciones.De ahí que para ellos la antigüedad signifique privaciones.

Este descubrimiento nos confirmó que todo proceso derevitalización debe concentrarse en el mejoramiento de la calidadde vida de la gente. Sólo entonces tendrá sentido la importantepreservación y revitalización del entorno físico. Si ha de salvarseuna hermosa ciudad antigua —y hay que salvarla— es imperativosalvar antes a su gente. Los futuros adultos que un día seríanresponsables de la ciudad nos estaban dando una advertenciamuy clara.El tema siguiente era tal vez el más fascinante de todos: la visióninfantil del futuro. La primera pregunta era ¿cuáles eran susimágenes del futuro mejor y del peor posibles? Detectamos entrelos niños urbanos que su noción del futuro tenía mucha relacióncon procesos colectivos, es decir, que no lo percibían de formaespecialmente individual1. Sin embargo, éste no era el caso de losniños del campo. Su visión era de naturaleza mucho másindividual. En el caso urbano, al referirse al mejor futuro posible,el 71 por ciento tuvo una visión colectiva y el 61 por cientomantuvo dicha visión al referirse al peor posible. En el área rural

1. Los hallazgos de Eleonora Masini que había estudiado a niños enpequeñas ciudades d e Italia , fu eron total ment e opuestos. Suinvestigación está contenida en «El papel de la infancia en distintosestilos de desarrollo» presentado en el Seminario sobre « Investigacióny Necesidades Hu manas» , patrocinado por UNESCO.

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distinción de ese futuro personal deseado y el futuro probable.Nos sorprendió ver una gran disparidad de opiniones, entre un77 por ciento de los niños de la ciudad y un 46 por ciento de losdel campo. En todos los casos ellos querían ser algo que sabíanera imposible de lograr. No demostraban una actitud de rebeliónsino más bien parecían conformarse con lo que la sociedad leshabía reservado. Sólo un 23 por ciento de los niños urbanosexpresó su fe en su capacidad para superar su actual situaciónindeseable. Los niños del campo eran aún más sumisos en suaceptación del destino.

Fuera de algunas limitaciones metodológicas menores y elerror inicial en el manejo de la información respecto a la escuelay a los maestros, llegamos a la conclusión que nuestra encuestahabía sido muy ilustrativa. Mantengo hasta el día de hoy, quetodo esfuerzo de desarrollo en una región, ciudad o aldeadebería iniciarse con una encuesta entre los niños. El suyo es unmundo rico e inexplorado y la materia de reflexión que nos dasu pensamiento es de suma utilidad. No sólo debemospreocuparnos de hacer cosas para los niños: debemospermitirnos que ellos hagan algo para nosotros. ¿Y qué mejorregalo que el de su verdad?

Mientras realizábamos la investigación, se crearon cuatrotalleres creativos para los niños, destinados a desarrollar laexpresión musical, visual, literaria y corporal. En la expresiónvisual se incorporaron varios tipos de artesanías. El objetivofundamental de esta estructura era permitir que los talentos yhabilidades personales pudieran aflorar, para así estimular sudesarrollo. Se esperaba que de esta manera, al llegar elmomento de su capacitación vocacional los jóvenes estuvieranmejor preparados para elegir una especialidad adaptada a suscondiciones. Esto permitiría al mismo tiempo, que los esfuerzosde capacitación vocacional fueran consistentes con el potenciallocal.

Los talleres funcionaron muy bien durante tres meses, bajola dirección de cuatro trabajadores voluntarios. Todos nuestrosesfuerzos para obtener el apoyo mínimo para nuestra iniciativafueron, sin embargo, infructuosos y el experimento tuvo queterminarse. Afortunadamente, poco más de un año después, éste

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El fotógrafo de la ciudad con amigos al principio de siglo.

fue revivido por otro grupo que, aunque no dependiente delProyecto, mantenía con nosotros estrechos lazos de cooperaciónrecíproca. Bajo el patrocinio dinámico del Dr. Yves FerreiraAlves, un alto ejecutivo de Sao Paulo, que había abando nado lametrópoli para venir a establecerse en Tiradentes se organizó elCentro Infantil de Artesanías y Horticultura. Una casa yrecursos adecuados permitieron que esta idea tuviera muchoéxito. En abril de 1981 se inauguró la primera exposición deArte y Artesanías Infantiles que reveló la existencia de muchotalento y creatividad. No cabe duda de que el impacto de estainiciativa se hará sentir en un futuro no muy lejano.

Fase N° 2: Los artesanos rescatados del anonimatoUno de los expertos de SENAC, el profesor Sebastián

Rocha, había completado una especie de censo de los artesanosy artífices de la región del Rio das Mortes, a la que pertenece lamunicipalidad de Tiradentes. Había detectado un gran númerode ellos, a pesar de que sólo uno, un famoso ceramista, estabaregistrado en el distrito de Tiradentes. Continuando nuestratarea con voluntarios sin sueldo, decidimos ahondar en la materia.

El primer paso fue tratar de clasificar las artesaníastradicionales. Para ello seleccionamos uno de los edificios másimportantes y bellos de la ciudad, semi abandonado y en muymal estado. Lo estudiamos hasta en sus detalles más mínimos yello nos permitió identificar todas las especialidades utilizadas ensu construcción. No descuidamos ni un solo detalle y por mediode investigación de archivos y testimonios de gente de edadavanzada, logramos reconstruir la imagen de la casa solariegatal como era originalmente. El pintor Fernando Rocha Pitta,uno de mis colaboradores, produjo una serie de diseños quedescribían desde el componente más pequeño de la construcciónhasta los planos originales y la perspectiva. Olinto Rodriguesdos Santos Filho, historiador local, junto con otro colaborador,se preocupó de la historia del edificio. Ambas contribuciones

permitieron que se editara una hermosa publicación que había deser la primera de una serie.

Al iniciar este esquema teníamos tres objetivos en mente:Primero, producir esta publicación que identificamos como«documento de seducción» para tentar a instituciones públicas oprivadas a que llevaran a cabo la restauración o por lo menos, aque participaran en ella. En segundo lugar, se trataba de clasificarcon un enfoque directo todas las artes tradicionales incluidas enla construcción. En tercer lugar, y con esta clasificación enmano, tratar de encontrar a la gente entre las cuales aúnsobrevivían dichas habilidades.

El concepto tras este proyecto era de que toda restauración —y ahora hay varios proyectos similares en curso— deberíaoriginarse en la revitalización de las artesanías tradicionales, paracontribuir así al mejoramiento de la calidad de vida de losartesanos y sus familias. En este sentido, la revitalización física yhumana podrían ir unidas, satisfacien do la filo sofía profundadel Proyecto, filosofía compartida por varias personas interesadas que no estaban vinculadas directamente con nosotros.

Una vez completada nuestra clasificación y la publicación,iniciamos la pesquisa para encontrar los artesanos. Establecimoscontacto con un buen número de ellos y, después de prolongadosdiálogos tendientes a disipar su desconfianza natural, lospersuadimos a que participaran en una muestra que iba a serorganizada y patrocinada por el Proyecto. Queríamos causar elmayor impacto posible con esta exposición, de manera queelegimos la semana de Pascua de Resurrección como la fechamás adecuada para inaugurarla. Invitamos además ochopintores, dos de ellos, Mario Mendonça y Roberto Vieira, deprestigio internacional, a que presentaran sus obras junto con lade los 14 artesanos que integraban nuestra lista. Todos lospintores tenían que presentar obras producidas en Tiradentes.

La exposición era la primera de su tipo en la ciudad y resultómuy impresionante. Produjo impacto a nivel nacional,provocando comentarios en los principales periódicos del paísasí como imágenes en latelevisión. Los comentarios respecto a

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Un pat r iarca con sus fami l iares en el año 1880.

la calidad de la muestra fueron muy alentadores y los artesanosdel distrito sintieron que por primera vez en sus vidas sudignidad y su trabajo habían recibido su espaldarazo público. Sevendió prácticamente todo y el dinero se entregó a los artesa-nos. Algunos apenas podían creerlo pues nunca habían tenidotanto dinero en sus manos. Se había iniciado una nueva etapaen la vida de esa gente. Rescatados de su anonimato tradicio-nal, estaban adquiriendo confianza en sí mismos y en su trabajo.Se había dado el primer paso pero aún quedaba mucho trecho porrecorrer.

Un resultado adicional del esquema fue la buena relación queestablecimos con el Secretario Ejecutivo del PatrimonioHistórico y Artístico Nacional, Dr. Aloisio Magalhaes. Suinstitución cooperó más adelante en otra empresa importante delProyecto. Descubrimos además, para nuestra satisfacción, que sufilosofía tenía muchos puntos de contacto con la nuestra.

Fase N° 3: El miedo a la libertadEstábamos satisfechos y los artesanos también. Pero, siendo la

naturaleza humana tan impredecible, esta satisfacción no durómucho tiempo. Muchos artesanos habían vendido numerosasobras durante la muestra y habían recibido otros encargos,estaban vendiendo directamente por primera vez y la sensaciónde independencia recién adquirida los tenía un tanto perplejospero contentos.

Había transcurrido menos de una semana cuando llegaron a laoficina varios artesanos sumamente inquietos. Algunos inclusoparecían muy atemorizados y pronto descubrimos porqué.Habían sido amenazados por sus empleadores, en algunos casos obien por intermediarios en el sentido de que era ilusorio quepretendieran trabajar por su cuenta; que necesitaban permisos,difíciles de obtener (lo que era totalmente falso); que losinspectores del gobierno vendrían a aplicarles multas y otrascosas por el estilo. A otros los habían reprendido por venderdirectamente en la exposición, diciéndoles que eran torpesporque un

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Miembros de la orquesta Ramalho ofreciendo un concierto en Tiradentes.

porque un siniestro plan de explotación se ocultaba en lasmentes de los dirigentes del Proyecto Tiradentes. No sóloestaban aterrados sino que además resentidos con nosotros.

Esta reacción fue un golpe duro y una desilusión para todosnosotros. Nos indignaba el comportamiento de cierta gente falsay codiciosa. Fue unatarea larga y dificultosa la de reconquistar laconfianza de la mayoría, pero lo logramos. Los convencimos deque su libertad reciente no representaba una amenaza.Inevitablemente hubo algunos que se perdieron y volvieron a suestado de dependencia total, para júbilo (me imagino...) de susinstigadores.

Habíamos descubierto que teníamos enemigos y quedebíamos organizarnos adecuadamente. Una cosa estaba clara:lo peor que podíamos hacer era demostrar temor o debilidad.Nos sentíamos aun más comprometidos con nuestra tarea y enese sentido los intrigantes nos hicieron un favor.

Algunas reflexiones pueden ser pertinentes a estas alturas.Ciertas personas tienen actitudes muy extrañas frente a losartesanos. Fuera de los diferentes tipos de explotadores, bienconocidos en todas partes, están aquellos que «toman posesión»de un artesano. Lo descubren a él o a ella, se entusiasman con sutrabajo, compran sus obras, lo mantienen en «secreto» creandoun ambiente de inaccesibilidad a su alrededor. Lo considerancomo «su artista» y pretenden ejercer derechos exclusivos sobreél. Llegan a justificar estas acciones so pretexto de que están«preservando la pureza» del artesano y su trabajo,manteniéndolo en una saludable reclusión. Estas ideas puedenparecer disparatadas pero hay muchas personas que la sostieneny que pueden llegar a convertirse en adversarios de cuidado.Toda tarea realizada con artistas y artesanos tiene que tomar encuenta su existencia.

Fa se N° 4 : La sed d e co nocim iento s d e la gente

A través de SENAC tuvimos la oportunidad de organizarcursos de capacitación vocacional en áreas del sector terciario.

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Aprendices de la guilda de artesanos trabajando en la

revitalización del tradicional trenzado de plata.

Después de imprimir una lista de todos los cursos disponiblesles pedimos a las «Cofradías» que la hicieran circular entre lasfamilias de sus miembros para ver si había suficiente interés.Nos sorprendió el número de matrículas, de modo quedecidimos seguir adelante.

Se organizaron cursos en cuatro campos: salud y salubridad;higiene corporal; turismo y hospitalidad. Se matriculé un totalde 442 personas y al final de los cursos distribuimos 430diplomas. La pequeñísima proporción de los que no terminaronel curso indica la sed de conocimientos y de progreso de la gente.A pesar del hecho de que Tiradentes no tenía mercado comopara absorber a todas estas personas recientemente capacitadas,no se produjo migración. Era interesante observar que lamayoría de ellos estaba utilizando sus conocimientos paramejorar las condiciones de vida de su familia. Hubo, sinembargo, un buen número que empezó a aplicar sus nuevascapacidades en ciudades vecinas, con viajes pagados por susclientes.

Un grupo de muchachas de una aldea muy pequeña yextremadamente pobre, a 8 km. de Tiradentes también se habíaregistrado. Su aldea carecía de los agrados y necesidadesmínimos: ni agua corriente, ni electricidad ni transporte regularhacia Tiradentes. A pesar de estas dificultades, caminaban 16km. diarios para asistir a clases y no perdieron una sola.Algunas tomaban dos o tres cursos y hubo una que llegó aseguir cuatro cursos, obteniendo el mejor pontaje en todos ellos.Nos conmovió de tal manera su actitud, que al cabo de dossemanas conseguimos con el alcalde que las enviara a casa porlas tardes en el automóvil municipal. De esta manera su caminatase redujo a 8 km. diarios. Vale la pena agregar que el caminoque recorrían era sumamente irregular y que su aldea quedabatotalmente aislada después de una lluvia, aunque fuera leve.

Los cursos impartidos no fueron del tipo que teníamos enmente al discutir los sistemas de capacitación vocacionaladaptados a las necesidades locales. Hubo algunos quecumplieron con estos requisitos y otros que no fueron tanadecuados. Sin embargo, no teníamos otras posibilidadesdisponibles. La satisfacción de la gente fue nuestra propiasatisfacción.

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Aprendices de artesanos se preparan para derretir plata en una fragua casera.A la derecha Fernando Rocha Pitt a, pintor. miembro del equipo de trabajo

del Proyecto y coordinador de los cursos.

satisfacción. Pero habíamos aprendido algo más: la genteresponde con avidez y en forma abrumadora a toda posibilidadde mejorar sus condiciones personales. Un esfuerzorelativamente pequeño y a costo moderado puede logrargrandes resultados. Uno de estos resultados, importante a sumanera, fue la creciente simpatía de la gente por el Proyecto.

Fase N° 5: El Proyecto es descubiertoA partir de septiembre de 1980 se empezaron a producir una

serie de acontecimientos que tenían ramificaciones importantespara nosotros. Fue el momento en que el «ProyectoTiradentes» fue descubierto a nivel internacional. A pesar deque yo había firmado mi contrato con CINTERFOR, agenciaespecializada de la OIT, nunca había visitarlo su oficina enBrasilia, de modo que decidí hacerlo. Fue sorprendente eincluso divertido comprobar que las autoridades de la OIT enBrasilia ni siquiera habían oído hablar riel Provecto. Además yono estaba en sus registros, de tal manera que tanto la existenciadel Proyecto como la mía propia resultaron una gran sorpresapara ellos. Después de una cálida recepción por parte delDirector Dr. Carlos Alberto de Brito, v de su segundo, Mr.Anthony Travers se nos declaró (al proyecto y a mí) comooficialmente existentes. Esto había de tener sus frutos másadelante.

Dos viajes que realicé a México y Argentina sirvieron paradespertar el interés de CEESTEM*, y de la Fundación DagHammarskjöld, a cuyo director conocí en Bariloche, Argentina.Las relaciones establecidas con ambas institucionesrepresentaban la posibilidad de ampliar el alcance del Proyecto.El interés demostrado desde afuera era una forma de fortalecerinternamente el Proyecto y esto fue exactamente lo quesucedió.

La oficina de la OIT en Brasilia decidió ayudar al Proyecto deuna forma diferente, como se describirá en la seccióncorrespondiente

* Cent ro d e E stu di os E co nó mi cos y So ci al es de l Tercer Mun doen Méxi co .

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correspondiente. Nuestras relaciones internacionales nos dieronmayor seguridad, seguridad que necesitábamos urgentementeporque, a pesar de nuestros éxitos, seguíamos sin lograr apoyointerno.

Fase N° 6: Una cita con el pasadoDurante los últimos ocho meses, mis colaboradores (que después

de trabajar voluntariamente y sin renumeración por ocho meses,estaban recibiendo ahora un sueldo) y yo nos habíamos empeñadoen un esquema que estaba cumpliéndose con todo éxito. Buscandoun tema que pudiera interesar y unir a toda la comunidad se nosocurrió la idea ingeniosa de montar una muestra de «Cien añosde fotografía de Tiradentes». No era una tarea fácil, pero laemprendimos con entusiasmo.

La metodología fue simple pero lenta y sensible. Visitamos alas familias, una por una y, después de mucha conversación, laspersuadimos de que buscaran en sus desvanes, baúles viejos yrincones olvidados, todas las fotografías que pudieran encontrar.Dedicamos varios meses a esta búsqueda y empezaron a aparecerdocumentos fotográficos extraordinarios. Hicimos una seleccióninicial de 600 fotografías, las redujimos a 3(X) y terminamos conuna selección final de 120 para la exposición. El material cubríaexactamente cien años y la fotografía más antigua era de 1880.

La colección se dividió en algunos temas básicos: CulturaMusical, Acontecimientos Religiosos, Arquitectura y MedioAmbiente y Acontecimientos Sociales. Estos últimos incluíanpartidas de caza, bodas, visitas importantes, grupos familiares,deportes, carnavales, picnics y funerales. El resultado fue unamaravillosa ilustración de cien años de la vida y de la historia de laciudad.

Habíamos desenterrado las fotografías, pero el proceso demontarlas resultaba costoso. Muchas de las fotos se habíandeteriorado y fue necesario ampliarlas todas. Empezamosentonces a buscar ayuda. El Secretariado del Patrimonio Históricoy Artístico Nacional, por instrucciones del Secretario General Dr.

Aloisio Magalhaes, costeó las ampliaciones. Bamerindus, elbanco local, financió la impresión de varios cientos de hermososcarteles, mientras Kodak de Brasil se hizo cargo de la impresióndel catálogo.

La exposición se inauguró el 5 de febrero de 1981, en eledificio del antiguo Foro. Casi todo el mundo, incluso los másancianos que apenas podían caminar, acudieron a este encuentrocon el pasado. A cada instante se oían las exclamaciones de lagente cuando reconocían alguno de sus antepasados orecordaban algún acontecimiento olvidado desde hacía muchotiempo. Muchos viejos y algunos jóvenes tenían lágrimas enlos ojos. La gente se quedó hasta muy tarde esa primera noche ycontinuó visitando la muestra durante los días siguientes. Laexposición adquirió fama nacional y se decidió que visitaraotras ciudades. Todos los negativos se guardaron en losArchivos Históricos y Artísticos Nacionales, porque se lesconsideraba sumamente valiosos. Hay muchas posibilidades deque se emprenda una tarea similar en otras ciudades pequeñasde Brasil, considerando los importantes documentos históricos ysociológicos que un método tan simple como éste puede sacar aluz. Esta muestra resultó ser un excelente aporte no sólo enTiradentes sino para todo el país.

Fase N° 7: Una guilda de artesanos

Las reuniones continuaron dándose en forma regular con losartesanos y la posibilidad de crear una forma de organizaciónempezó a tomar cuerpo en sus mentes. Dos exposicionesimportantes se habían realizado en Belo Horizonte, la capital y enJuiz de Fora, una de las ciudades más importantes del Estado.Algunos de los artesanos asistieron a la muestra y observaroncómo se hacían buenas ventas. Aumentó grandemente su entu-siasmo y decidieron que había llegado el momento oportunopara crear un gremio.

La oficina de la OIT en Brasilia envió un experto, el sr. IvanHasslocher, para discutir con los artesanos las características de

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semejante organización. Además. el proyecto empezó a recibirasistencia de uno de los consejeros regionales de la OIT, elProfesor Roberto Whitaker Penteado. La presencia de estas dospersonas resultó ser muy importante para el éxito del esquema.

Se llevó a cabo una reunión entre los artesanos y losexpertos, y después de haber satisfecho todas las inquietudes einterrogantes, se tomó la decisión final. Los artesanos formaronun comité para redactar los estatutos de la futura « Corporaçaodos Artesanos de Tiradentes». Se les dio dos semanas para queenviaran el resultado de sus deliberaciones a la asamblea. Eltrabajo se realizó a satisfacción de todos los interesados y el 22de abril de 1981, en presencia de muchas autoridades y otrosinvitados destacados, se inauguró oficialmente. la«Corporaçao».

Esta fue otra ocasión muy emotiva. Después de que losmiembros ejecutivos recién elegidos tomaron sus puestos,expresaron su primera decisión: la de nombrar miembroshonorarios de la Corporación a los tres artesanos mas ancianosde la comunidad. Con gran sabiduría nombraron jefe deRelaciones Públicas al Dr. Yves Ferreira Alves, que estaba apunto de abandonar su cargo de Director de Negocios en la Redde Televisión Globo, la más grande e influyente de Brasil. Nopodían haber encontrado a alguien mejor calificado para estaposición la única que requería una persona que no fueraartesano.

La nueva «Corporaçao» no sólo proporcionaría a los artesanosun número considerable de beneficios sociales, sino que lespermitiría obtener, por medio del Ministerio del Trabajo, capitalde trabajo. Esto ponía fin a su constante problema de tener quevender tina pieza antes de poder comprar nueva materia prima.Un comité de control de calidad estudiaría las calificaciones delos nuevos miembros y los requisitos exigidos para cadaproducto.

Los invitados a la inauguración de la «Corporaçao» seretiraron con la sensación de que muchas personas que unaño atrás apenas se ganaban el sustento, aisladas en suanonimato, habían logrado que su trabajo fuera finalmentereconocido y valorizado.

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El maestro “Babá” esculpe en granito uno de sus relojessolares.

Fase N° 8: Los artesanos se convierten en maestros

Durante siete meses habíamos estado negociando unadonación con uno de los Departamentos del Ministerio delTrabajo, a través de la oficina regional de SENAC y con laayuda eficiente de su director, Dr. Agostinho Miguel Pardini.Esta donación nos permitiría pagar a los artesanos másdistinguidos durante unos meses para que actuaran comoinstructores a tiempo parcial de un grupo de jóvenes. Laaprobación llegó oportunamente, de modo que elestablecimiento de estos cursos fue la primera actividadconcreta de la nueva corporación.

La estructura de los cursos tenía que ser muy funcional. Seestablecieron cuatro áreas: piedra, madera, metal y textiles.Cada medio estaba cubierto por varios maestros cuyos estilos yproductos diferían entre sí. Cada estudiante escogía un área y,una vez aprobado, debía tomar dos cursos obligatorios de dibujoy diseño. Después de esto, entraba a estudiar con tres maestrossucesivamente, en el campo elegido. La idea tras estamodalidad de hacer que los alumnos estudien con tres maestrosdistintos era la de estimular su creatividad y evitar la tendencia acopiar, como suele ocurrir cuando se tiene un solo maestro.Además, el esquema estaba concebido como una combinaciónde educación y producción.

Los cursos resultaron muy bien y surgieron talentosinsospechados. Esto produjo una sensación muy grata, porquesignificaba que se había completado un ciclo humano. Delaislamiento y anonimato al reconocimiento público, de ahí a laformación de una organización propia y ahora a la perpetuacióndel proceso creativo traspasado a la próxima generación.

Fase N° 9: Evaluación por parte del pueblo

En febrero de 1981, el mismo día de la inauguración de lamuestra fotográfica, recibimos un golpe casi fatal. MauricioCarvalho, Director General de SENAC, con quien había sidoff

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El maestro Tadeo Silva trabajando un pedido, una escultura de San Miguel.

El maes tro Fernando Rosa, secretario de la guildade ar t esanos, decorando uno sus armarios.

concebida la idea del Proyecto una tarde lejana en Asunción,había dejado su puesto unas semanas antes. El Directorinterino nos vino a visitar y nos anunció que no había másfondos disponibles, de modo que el Proyecto tenía queterminar. Nos sentimos realmente desesperados, ya que lasactividades más importantes iniciadas, estaban a punto deentregar sus frutos. El dar por terminado el Proyecto en esepreciso momento nos parecía un desastre, una tragedia total.Afortunadamente recibimos en privado, de parte del DirectorRegional, Dr. Pardini, cierta seguridad de que haría todo lo queestaba en sus manos para garantizar la supervivencia deld

proyecto por dos o tres meses más.Considerando estas circunstancias decidirnos organizar un

seminario de evaluación del Proyecto por parte de lacomunidad de Tiradentes. Un número grande de los pobladoresfue invitado a participar, así como representantes de la OIT y delas instituciones nacionales que habían mantenido relacionescon nosotros. El seminario estaba patrocinado por laFun dación Dag Hammarskjöld, como contribución a suseminario por etapas «Desde la Aldea hacia el Orden Global».

Más de cuarenta personas estaban presentes y todas dieronsus opiniones francas. El aspecto más importantes, constantemente mencionado por la gente, era que el ProyectoTiradentes, a diferencia de muchos otros, había generadoacciones concretas y tangibles de gran beneficio para lacomunidad. Pedían insistentemente que se le permitieracontinuar y fue este testimonio lo que nos ayudó a sobrevivirun poco más.

El Proyecto entró en un período de transición. Quedaba porver si esta transición iba encaminada a ponerle fin o sipermitiría la gestación de una fuerza nueva y una mayordifusión de la filosofía de la revitalización de pequeñasciudades. La empresa fue un éxito, pero mis años de«economista descalzo» me habían enseñado que el éxito nosiempre logra evitar el fracaso de una empresa. He presenciadofracasos, precisamente debido al éxito alcanzado. Sólo nosquedaba la esperanza y que el tiempo nos diera la razón.

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14 Nave gación y Re gre so

Fase N° 10: Cortando el cordón umbilicalEn la primera semana de mayo, después de muchas fiestas de

despedida y ceremonias, me alejé de Tiradentes lleno desentimientos encontrados, de esperanza y ansiedad. Laesperanza se fundaba en el hecho de que, gracias al entusiasmode Carlos de Brito y Anthony Travers, los jefes de la oficina dela OIT en Brasilia, se había obtenido una pequeña subvención dela OIT en Ginebra para realizar un estudio de terreno sobre lascondiciones de trabajo y la calidad de vida de los habitantes dela región. Los fondos garantizaban un ingreso modesto para losmiembros locales del equipo hasta fines de año, evitando así ladesintegración total del Proyecto en este período vital deconsolidación y madurez. Más aún, el trabajo y actividades delos meses siguientes iban a estar a cargo de Roberto Whitaker-Penteado, en ese momento Consejero Regional de la OIT paraAmérica Latina y el Caribe. Su abnegación, experiencia y sin-cero compromiso para con la filosofía del Proyecto fueron unelemento decisivo en su éxito final.

Mi ansiedad, por otra parte, provenía del temor expresadopor mucha gente, incluyendo a miembros del equipo, quepensaban que mi partida, en un momento tan crítico, los iba adejar peligrosamente vulnerables. Creían que se podíaproducir una desilusión general y que todo terminaríaderrumbándose. Aunque parezca contradictorio, fueronprecisamente estas reacciones las que me indicaron que habíallegado el momento oportuno de mi partida. Tenía la sensaciónde que me había convertido en una especie de figura paternal,proveedora de

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proveedora de seguridad y protección, por lo menos para aquellosque demos traban tanta inquietud. Comprendí que era preciso, sino destruir, por lo menos hacer desaparecer esa imagen, paraestimularles sus propios potenciales de crecimiento humano y deuna mayor auto-dependencia. Mi amigo Roberto Whitaker-Penteado fue especialmente útil en esos días al explicarles que eléxito de un Proyecto se establecía precisamente cuando supromotor dejaba de ser indispensable. Nuestros argumentos eneste sentido convencieron a algunos, pero no a la mayoría.

Me parece que aquí cabe una disgresión. Hay una duraciónóptima para todo proyecto, pero determinar exactamente cuáles esta duración es una cuestión sumamente sutil y delicada. Noexisten reglas fijas, y cualquier decisión en ese sentido dependepor cierto, de la naturaleza de cada proyecto. Un proyecto paraconstruir un puente o una represa, por su esencia misma esdistinto de un proyecto concebido para mejorar la calidad devida de un grupo determinado, por medio de la participación.En este último caso, todo se inicia con una fase de«descubrimiento». En términos ideales, esta fase debería irseguida de otra fase de integración real entre los forasteros queson miembros del equipo y las personas para cuyo beneficio seha organizado el proyecto. Se supone que este período será decreatividad, y que conllevará una vigorosa toma de conciencia yde transformación que en forma natural conducirá al proyecto asu fase final de madurez, consolidación y mayorautodependencia. No obstante, esta fase debe alcanzarsenecesariamente después de que hayan partido los promotoresdel proyecto, pues debe ser la obra y realización de la gentemisma. Ahora bien, esto sólo puede darse si la fase intermediaes lo suficientemente rica y estimulante para la gente y si no seextiende más allá del límite de su duración crítica. No esposible establecer a p rio ri este límite, pero aunque no hayreglas fijas, se dan síntomas reveladores. Suponiendo que hayuna buena integración durante la fase intermedia, después de uncierto tiempo, inevitablemente aflorará alguna crisis. Puedetomar la forma de un desacuerdo creciente, de confrontaciones odisputas

disputas entre los miembros del equipo y la gente (lo que podríaser una señal favorable), o bien de sometimiento y dependenciacrecientes de la gente respecto al proyecto (lo que esdefinitivamente poco saludable y negativo). Cualquiera que seala alternativa en un caso dado, resulta evidente, más allá de todadiscusión, que ha llegado el momento en que es imperativocortar «el cordón umbilical». Cruzada esta línea, ya no quedanada positivo que un experto foráneo pueda o deba hacer. De ahíen adelante el futuro escogido y los caminos a seguir son enforma única e inalienable de la propia gente.

Lamentablemente en muchos proyectos estas manifestacionespsicológicas sutiles, pero muy importantes, no suelen tomarse encuenta. Se fija de antemano con mucha rigidez la duración delProyecto; se determinan las metas y alcances y los resultados sonpredeterminados por tecnócratas, sin consulta alguna con la genteinteresada. Los expertos de tales proyectos, actúan en formaerrada ya que en vez de ser «catalizadores» del desarrollo de unpotencial oculto, se convierten en «ejecutores» de cosas que confrecuencia ni siquiera son deseadas por la gente. El resultadofinal en estos casos es siempre el mismo: no acaba aconteciendoni lo que propusieron o predijeron los tecnócratas, ni lo que lagente habría deseado. Solamente fracaso y en un momentodado, el derrumbe.

A pesar de que nuestro proyecto había sido flexible y habíapromovido una participación total, todas las consideracionesanteriores pesaban en mi mente cuando llegué a la conclusión deque había llegado el momento de despedirme. Así lo hice, y dossemanas más tarde me instalaba en Uppsala, invitado por laFundación Dag Hammarskjöld para escribir este libro.

Fa se N° 1 1 : Sa tisfa cció n a la d ista ncia

Dos meses habían transcurrido desde esa tarde brumosa enque llegué a Uppsala. Era una de esas mañanas de primaveratardía, de una luminosidad nórdica casi irreal. Estaba instaladoen mi escritorio pero me sentía incapaz de escribir. Más allá de

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la ventana mis ojos jugaban al escondite con el castillo deUppsala a través de las ramas inquietas de un arce frondoso. Erauno de esos días en que no cabía la oscuridad, ni en la atmósferani en el alma. Uno de esos días en que uno siente el impulso,más aún el ansia de volver a creer.

Los pasos discretos de Kerstin me proyectaron de nuevo, encuerpo y alma, dentro de la habitación. La expresión de mirostro debe haber sido un tanto extraña, ya que simplementeme miró y, entregándome un sobre grande, me dijo: «Para ti».Tuve la impresión de que se alejaba apresuradamente. En formamecánica mis manos (no yo), abrieron el sobre. Volví la miradaa la ventana y cuando comprendí que ya me resultaba imposiblesumergirme en el fugaz encanto de los momentos anteriores,recapacité y me obligué a concentrarme en lo que tenía entremanos. Encontré seis cartas dentro del sobre y, contrariamente ami costumbre, las abrí todas juntas, saqué las hojas y las puseuna sobre otras en mi escritorio. Tuve que reírme de mi mismocuando descubrí que, por un instante, me había preocupado elhecho de que, siendo de diferentes tamaños, no me iba a serposible formar una pila ordenada y congruente de ellas. Me sentíun tanto ridículo. Y sólo entonces cogí la primera carta y mepuse a leer.

Una era del alcalde de Tiradentes; otras de los miembros dela Municipalidad y el resto de ciudadanos. Todos meexpresaban sus mejores deseos y me informaban de losprogresos que se estaban dando en Tiradentes gracias alproyecto. Al mismo tiempo me repetían que en esa tierra yosiempre tendría un hogar abierto. Dejé la última hoja sobre lamesa, me estiré en mi silla y repentinamente me vino a la mentela frase de un poema que mi madre me recitaba cuando era niño:«Este es el fin de un día perfecto...»

Salí de mi oficina y pasé el resto del día paseando por losbosques.

Fase N° 12: Tiradentes:Un reencuentro seis meses después

Un día, a mediados de septiembre, el sol y yo habíamoscumplido con nuestras misiones respectivas. Yo había escrito milibro y él había entregado toda su luz. Ambos nos despedimosde Uppsala y juntos nos encaminamos hacia el Sur. Durante lajornada se me ocurrió pensar que en ciertos aspectos, mi vidatenía algo de común con el fluir de las estaciones: era una cadenainterminable de llegadas y despedidas... sólo que en mi caso raravez con retomo. Este viaje iba a ser una excepción.

Dos aviones, un autobús y veinte horas de viaje me llevarondesde París a Tiradentes. Me parecía todo muy gracioso porquequería disfrutar del contraste sin transición alguna. Mi buenamigo Roberto Whitaker-Penteado, mis «muchachos» delProyecto, Ann Mary, Vania, Fernando y Olinto, me esperabanen el terminal del autobús, en São João del Rei, la ciudad vecinaa Tiradentes. Durante los 15 minutos que duró el trayecto sólohablamos de cosas triviales, tal como suele suceder en talesocasiones, cuando uno tiene demasiadas cosas que comunicarse.Nos limitamos a conjugar el verbo estar: «Yo estoy bien, túestás bien, ellos están bien».

La primera persona en saludarme con risa gutural y ademanesde gozo fue «o Preto», el idiota de la aldea, un viejo encantadorque probablemente no era tan tonto como se creía. Por depronto era el único del pueblo que se enteraba de todo lo quele ocurría a cada uno de sus habitantes. Vinieron despuésmuchos abrazos y los interminables brindis de bienvenida concachaça fabricada en casa. Bastante amodorrado me fui a lacama, disfrutando de ésta mi primera noche como invitado enTiradentes.

Me quedé durante una semana y lo que descubrí fuerealmente muy grato. No sólo comprobé que se habíancompletado ciertas tareas, sino que había procesos en vías deconsolidación, así como planes inteligentes e interesantes para elfuturo. La Corporación de los Artesanos había logradoreconocimiento

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reconocimiento oficial del gobierno federal, por medio de suPrograma Nacional de Desarrollo de la Artesanía. Esto les habíapermitido ampliar sus mercados, tanto nacionales comoextranjeros, para los nuevos productos que estaban elaborando.También se hacía posible ahora el financiamiento para laadquisición de materia prima. La Escuela de Artesanos estabafuncionando sin tropiezos, sacando a la luz muchos talentoscreativos. Los resultados de la encuesta sobre calidad de vidaestaban siendo tabulados y los problemas más agudos detectadosen la encuesta iban a ser enfrentados con programas de accióncomunitaria patrocinados por la Corporación. Esto merece uncomentario adicional.

La estructura final que estaba adoptando la Corporación erainteresante y bastante única. No era simplemente unacorporación de artesanos para los artesanos; se estabaconvirtiendo lentamente en un núcleo de revitalización paraTiradentes en su totalidad. Según los planes de entonces, trescentros, además del local de la Escuela de Artesanos que yaestaba funcionando para satisfacción de todos, iban a integrarsea la Corporación: el Centro de Estudios y Promoción deAcciones Comunitarias (CEPAC); un Centro de Artes yTradiciones Populares y un Centro Infantil de Artesanía yHorticultura.

CEPAC se originó como una necesidad sentida, a conse-cuencias de la investigación ya mencionada. Su función sería lade realizar encuestas periódicas y diseñar acciones concretas pararesolver los problemas más urgentes detectados. Cualquierasistencia técnica o financiera más allá de la capacidad local,debía ser negociada entre la Corporación y las correspondientesagencias federales o del estado, con el apoyo de autoridadeslocales para quienes esta nueva organización de base se habíaconvertido en piedra angular. Las funciones del Centro de Artesy Tradiciones Populares eran las de revitalizar y difundir elfolklore musical regional así como la música formal, el arte cu-linario, las danzas, la historia y la leyenda oral, por medio degrabaciones. Al mismo tiempo tenían a su cargo el ampliar lacolección de «Un siglo de fotografías de Tiradentes». Finalmen-te, el Centro Infantil de Artesanías y Horticultura que, tal como

ya lo indicamos, se había desarrollado muy bien bajo lasupervisión de Yves Ferreira Alves, con la cooperación de laescuela local, también se integraría a la Corporación. De estamanera, los talentos revelados y estimulados en la infanciapodrían encontrar salidas adecuadas para su mayor crecimientoy desarrollo en la Escuela de Aprendices de la Corporación.

Hacía sólo seis meses que me había alejado de Tiradentes consentimientos encontrados de esperanza y angustia. Esta vez mealejé, nuevamente confundido, pero con sentimientos de tristezay satisfacción. Tristeza por la gente tan valiosa y por laexperiencia inolvidable que dejaba tras de mí, esta vez quizápara siempre. Y satisfacción, porque había tenido el privilegiode ser testigo —y también un poco promotor— de lametamorfosis significativa de un pueblo, que, habiendo sidoinvisible hace muy poco tiempo, había llegado a ser importantepara su comunidad, y notablemente «visible». Además estabasatisfecho de ver que todos mis «muchachos» del Proyectoestaban ahora integrados en el proceso por voluntad expresa delpueblo mismo: Fernando Rocha Pitta, como coordinador de loscursos de la Escuela de la Corporación; Vania Lima Barbosa,como Director de CEPAC; Olinto Rodrigues dos Santos, comofuturo coordinador del Centro de Artes y Tradiciones Popularesy Ann Mary Figuieira Perpetuo, a pesar de sus 22 años de edad yde sus cuatro hijos, como abnegada secretaria de todos ellos.

Que todo vaya a continuar y a consolidarse de acuerdo a losplanes y deseos, no lo sé. Probablemente no sea así, ya quetodo proceso de crecimiento humano lleva en sí el germen de supropia contradicción. No obstante, se está dando unaexperiencia rica y honrada de organización de las bases. Comoconsecuencia de ello, en un lugar del mundo, en un lugarllamado Tiradentes, hay un puñado de gente cuya vida es algomejor que antes. Y este hecho justifica toda satisfacción.

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Reflexiones finales

Es evidente que no considero que el Proyecto Tiradentessea de por sí una empresa de naturaleza espectacular. Sinembargo, lo que sí es importante es la lección que nos permiterecabar. El hecho de que mejoras considerables se lograron entan corto tiempo y con recursos tan limitados a nivel local,merece una consideración más detenida. Programasinmensamente costosos y complicados de desarrollo nacional hanlogrado realizar muy poco o nada para la gente que vive en laperiferia. Ha habido casos en que las condiciones de la gente sehan deteriorado aún más como consecuencia de la aplicación deprogramas diseñados a escala nacional, sin consideración por lasnecesidades o características locales y regionales.

Puesto que los recursos financieros suelen ser escasos, vale lapena destacar que se puede lograr mucho con muy poco al nivellocal o regional, siempre que el pueblo sea estimulado por lasoportunidades personales que se le ofrecen, por reducidas quesean. En todas las regiones, en todas las ciudades es posibleencontrar a jóvenes con motivación, espíritu y voluntad parapromover la revitalización de sus ciudades natales, en vez detener que emigrar a otros lugares. El problema es que muy raravez, o nunca, tienen la orientación o la oportunidad de actuar.Los diseñadores de políticas y los planificadores estándemasiado absortos en sus grandes problemas. Siguen al pie dela letra el concepto de que «los grandes problemas requieren degrandes soluciones». No creo en la validez de este axioma. Enrealidad creo que «los grandes problemas requieren de unamultitud de pequeñas soluciones».

No digo que sea posible solucionarlo todo, pero sí que ungran número de problemas pueden resolverse a nivel local y congente de la localidad.

T iradentes ha cambiado, y estoy seguro de que ha cambiadopara mejor. El letargo producido por la depresión y elsentimiento de abandono, ha dado paso a un nuevo dinamismo ya una fe renovada en el potencial de la comunidad. No sólo el

Proyecto, sino que otras instituciones locales se han desarrollado entre tanto, tal como la Sociedad de Amigos de Tiradenteslo que representa una vida nueva y mayores esperanzas para laciudad y sus alrededores.

El costo anual del Proyecto (sin contar mis honorarios), fuede menos de US$ 30.000. Con esa suma, 430 personas siguieroncursos de capacitación y otras 80 (a la fecha en que escribo)estudiaban en la Escuela de la Corporación de Artesanos deTiradentes. Se han organizado exposiciones y los artesanostradicionales han triplicado sus ventas o más. Lo que es másimportante, ha surgido una nueva confianza local que puedeconducir a mejoras más espectaculares en el futuro cercano. Apesar de ciertos elementos perturbadores, el pueblo aumentó suparticipación en la vida de la comunidad así como su sentido deunidad. Si estos resultados pudieran ser calculados en términosde razón capital/producto, el resultado sería bastanteasombroso. Un proyecto de este tipo es una buena inversión,porque funciona. Es mucho lo que se puede realizar cuando sepiensa y se actúa «en pequeño». Esto no debería sorprendernos,ya que, después de todo, lo pequeño no es sino la inmensidad aescala humana.

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Postludio

Economía , polít ica y salud:Una síntesis ineludible

1. Preámbulo

1.1 Estas notas simplemente son la reflexión de un economistaque, con urgente sentido de crítica y autocrítica, pretende plantearinterrogantes que ya no obtienen respuestas adecuadas porparte de las tradicionales disciplinas políticas, económicas y desalud.

1.2 La evidencia central es que las nuevas calamidades socialesse nos revelan, cada día más, ya no como problemasespecífico s, sino como problemáticas holísticas que no puedenseguir atacándose satisfactoriamente mediante la aplicación depolíticas convencionales, inspiradas por disciplinas reduccionistas.

1.2.1 Tal como la enfermedad de una persona puedetraducirse en un problema médico, y esa misma enfermedadtransformada en epidemia trasciende el campo estrictamentemédico; del mismo modo nuestro desafío actual no consiste tantoen enfrentar problemas, como en enfrentar la tremenda magnitudde los problemas.

1.2.2 Es la cuestión de la magnitud, más que nin guna otra, laque determina la transformación de problemas con claroscontornos disciplinarios, en problemáticas generadoras decomplejos entornos transdisciplinarios.

1.2.3 Exclamaba el Marqués de Sade, en medio del terror de laRevolución Francesa: «Ya no existe ninguna hermosa muerteindividual». De manera análo ga po demos exclamar nosotros,en medio de una realidad actual que nos ago bia: «Ya no nosqueda ningún hermoso problema particular».

1.3 La política, la economía y la salud han convergido haciauna encrucijada. Esto último significa que la salud está siendocrecientemente

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crecientemente influida por la política y la economía. En otraspalabras, descubrimos casos cada vez más numerosos donde lamala salud es el resultado de la mala política y de lamala economía.

1.3.1 Podemos decir, por ejemplo que: si las políticas económicasdiseñadas por economistas, afectan totalmente —como, de hecho,lo hacen— la totalidad de una sociedad, los economistas ya nopueden pretender que su única preocupación son los problemaseconómicos. Tal pretensión sería poco ética, puesto que implicaríaasumir la responsabilidad por la acción, pero no por las consecuen-cias de la acción.

1.4 Nos enfrentamos a situaciones desconcertantes, porque cadavez entendemos menos. De ahí que las cosas están realmente mal, yse volverán peores, a menos que dediquemos mucha más energía eimaginación al diseño de transdisciplinas coherentes ysignificativas.

1.4.1 Vivimos una época de transición trascendental, lo cualsignifica que los cambios de paradigma no sólo son necesarios,sino que inevitables. Frente a tal inevitabilidad histórica la desidia—parafraseando a Fouché— «no sólo es un crimen; ¡es un error!».

2 . Un po stulad o y a lguna s p ro po sicio nes

2.1 «El desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos».Este es el postulado básico de una Nueva Economía y de OtroDesarrollo.

2.2 Aceptar este postulado —ya sea por motivos éticos,racionales o intuitivos— nos conduce a formulamos la siguientepregunta fundamental: «¿Cómo puede establecerse que undeterminado proceso de desarrollo es mejor que otro?». Dentro delparadigma tradicional, se tienen indicadores, tales como el ProductoGeográfico Bruto, el cual es, de alguna manera y caricaturizando unpoco, un indicador del crecimiento cuantitativo de los objetos.Necesitamos ahora, un indicador del crecimiento cualitativo delas personas. ¿Cuál podría ser?

2.2.1 Contestemos la pregunta en los siguientes términos: «Elmejor proceso de desarrollo será aquél que permita elevar más lacalidad de vida de las personas». La pregunta siguiente sedesprende de inmediato: «¿Qué determina la calidad de vida delas personar?».

2.2.2 «La calidad de vida dependerá de las posibilidades quetengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidadeshumanas fundamentales». Surge la tercera pregunta: «¿Cuáles sonesas necesidades fundamentales? y/o ¿quién decide cuáles son?».Deben hacerse algunas disquisiciones antes de responder a estapregunta.

2.3 Se ha creído, tradicionalmente, que las necesidadeshumanas tienden a ser infinitas; que están constantementecambiando; que varían de una cultura o medio a otro, y que sondiferentes en cada período histórico. Nos parece que talessuposiciones son incorrectas, puesto que son producto de un errorconceptual.

2.3.1 El típico error que se comete en la literatura y análisis acercade las necesidades humanas es que no se explicita la diferenciafundamental entre lo que son propiamente necesidades y lo que sonsatisfactores de esas necesidades. Es indispensable hacer unadistinción entre ambos conceptos —como se demostrará másadelante— pormotivos tanto epistemológicos como metodológicos.

2.3.2 Las necesidades humanas deben entenderse como un sistema:es decir, todas las necesidades humanas se interrelacionan einteractúan. Con la sola excepción de la necesidad de subsistir; esdecir, de estar vivo, no existen jerarquías dentro del sistema. Muypor el contrario; simultaneidades, complementariedades ycompensaciones (trade-offs) son características de la dinámica delproceso de satisfacción de las necesidades.

2.4 Ya estamos en condición de contestar la pregunta pendiente.Si desagregamos las necesidades de acuerdo a los criterios: segúncategorías existenciales y según categorías de valores, proponemosel siguiente sistema de necesidades fundamentales. Por una partelas necesidades de Ser, Tener, Hacer, Estar; y por la otra, lasnecesidades de Permanencia (o Subsistencia), Protección, Afecto,Enten-

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Entendimiento, Participación, Ocio, Creación, Identidad yLibertad. 1 Ambas categorías se entrelazan como en una matriz.

2.4.1 De dicha clasificación se desprende que, por ejemplo:vivienda, alimentación y vestuario no deben considerarse comonecesidades sino como satisfactores de la necesidad fundamentalde Permanencia (o Subsistencia). Del mismo modo, la educación—ya sea formal o informal— el estudio, la investigación, laestimulación precoz y la meditación son satisfactores de lanecesidad de Entendimiento. Los sistemas curativos, laprevención y los esquemas de salud, en general, son satisfactoresde la necesidad de Protección.

2.4.2 No existe correspondencia biunívoca entre necesidades ysatisfactores. Un satisfactor puede contribuir simultáneamente a lasatisfacción de diversas necesidades o, a la inversa, una necesidaddada puede requerir de diversos satisfactores para ser satisfecha.Ni siquiera estas relaciones son fijas. Pueden variar según tiempo,lugar y circunstancias.

2.4.3 Valga un ejemplo como ilustración. Cuando una madre leda el pecho a su bebé, a través de ese acto, contribuye a que lacriatura reciba satisfacción simultánea para sus necesidades desubsistencia, protección, afecto e identidad. La situación esobviamente distinta si el bebé es alimentado de manera másmecánica.

2.5 Habiendo diferenciado los conceptos de necesidad y desatisfactor, es posible formular dos hipótesis básicas:

Primero: «Las necesidades humanas fundamentales son finitas,pocas y clasificables».

Segundo: «Las necesidades humanas fundamentales (como lascontenidas en el sistema propuesto) son las mismas en todas lasculturas y en todos los períodos históricos. Lo que cambia, através del tiempo y de las culturas, es la manera o los mediosutilizados para la satisfacción de las necesidades».

2.5.1 Las necesidades propuestas en el sistema no son

1. Véase M.A. Max-Neef, C. Mallmann y R. Aguirre, -La sinergia humana comofundamento ético y estético del desarrollo» . Fundación Bariloche, Argentina,1978. Hay otros trabajos anteriores de Mallmann que pueden considerarsepioneros sobre todo en la diferenciación entre necesidades y satisfactores.

ciertamente todas las necesidades humanas. Son sólo lasfundamentales y, por lo tanto, las únicas que en nuestra opiniónpueden ser objeto dehipótesis generalizadoras.

2.5.2 Cada sistema económico, social y político adopta diferentesestilos para la satisfacción de las mismas necesidades humanasfundamentales. En cada sistema, éstas se satisfacen (o no sesatisfacen) a través de la generación (o no generación) de diferentestipos de satisfactores.

2.5.3 Es posible incluso llegar a afirmar que uno de los aspectosque definen una cultura es su elección de satisfactores. Lasnecesidades humanas fundamentales de un individuo que pertenece auna sociedad consumista son las mismas que aquél que pertenece auna sociedad ascética. Lo que cambia es la elección de cantidad ycalidad de los satisfactores, y/o las posibilidades de tener acceso alos satisfactores requeridos.

2.5.4 En resumen: «Lo que está culturalmente determinado noson las necesidades humanas fundamentales, sino los satisfactoresde estas necesidades». El cambio cultural es —entre otras cosas—consecuencia de abandonar satisfactores tradicionales para reem-plazarlos por otros nuevos y diferentes.

2.6 El sistema de las necesidades humanas fundamentales, talcomo lo describimos, puede aparecer como un tanto estático. Con elfin de no dejar dicha impresión, debe agregarse que cada necesidadpuede satisfacerse a niveles diferentes y con distintas intensidades.Más aún, se satisfacen en tres contextos: a) intra-humano o enrelación con uno mismo; b) inter-humano o en relación con el gruposocial y c) extra-humano o en relación con el medio ambiente. Lacalidad e intensidad tanto de los niveles como de los contextosdependerá de tiempo, lugar y circunstancias.

2.7 El sistema propuesto permite la interpretación del conceptode pobreza. El concepto tradicional es limitado y restringido, puestoque se refiere exclusivamente a la situación de aquellaspersonas quepueden clasificarse por debajo de un determinado umbral deingreso. La noción es estrictamente economicista.

2.7.1 Sugerimos no hablar de pobreza, sino de pobrezas. Dehecho, cualquier necesidad humana fundamental que no es

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adecuadamente satisfecha revela unapobreza humana. La pobreza deSubsistencia (debido a ingreso, alimentación, techo, etc.insuficientes); de Protección (debido a sistemas de saludineficientes, a la violencia, la carrera armamentista, etc.); deAfecto (debido al autoritarismo, la opresión, las relaciones deexplotación con el medio ambiente natural, etc.); de Entendimiento(debido a la deficiente calidad de la educación); de Participación(debido a la marginación y discriminación de mujeres, niños yminorías); de Identidad (debido a la imposición de valores extrañosa culturas locales y regionales, emigración forzada, exilio político,etc.) y así sucesivamente.

2.7.2 Pero las pobrezas no son sólo pobrezas. Son mucho másque eso. Cada pobreza genera patologías. Y he aquí la médula denuestro discurso.

3. Economía y patologías3.1 La gran mayoría de los analistas económicos estarían de

acuerdo en que el crecimiento generalizado del desempleo, por unaparte, y la magnitud del endeudamiento externo del TercerMundo, por otra, constituyen dos de los problemas económicos másimportantes del mundo actual. A pesar de que el desempleo es unproblema que siempre ha existido en el mundo industrial, en mayoro en menor grado, todo parece indicar que nos estamos enfrentandoa un nuevo tipo de desempleo, que tiende a permanecer, y que, porlo tanto, se está transformando en un componente estructural delsistema económico mundial, tal como lo conocemos.

3.2 Es sabido que un individuo que sufre una prolongadacesantía cae en una especie de «montaña rusa» emocional, la cualcomprende, por lo menos, cuatro etapas: a) shock, b) optimismo, c)pesimismo, d) fatalismo. La última etapa representa la transiciónde la inactividad a la frustración y de allí a un estado final deapatía donde la persona alcanza su más bajo nivel de autoestima.Tal como se indica en un estudio canadiense acerca del tema:«Perder el empleo puede provocar un lento y agónico proceso demuerte».1

1. Canadian Mental Health Association, por Sharon Kirsh,« Unemployment: Its impact on body and soul» . Canadá, 1983.

3.2.1 Es bastante evidente que la cesantía prolongada perturbarátotalmente el sistema de necesidades fundamentales de las personas.Debido a los problemas de Subsistencia, la persona se sentirá cadavez menos protegida; las crisis familiares y los sentimientos deculpa pueden destruir las relaciones afectivas; la falta de partici-pación dará cabida a sentimientos de aislamiento y marginación, yla disminución de la autoestima puede fácilmente provocar crisis deidentidad.

3.2.2 La cesantía prolongada produce patologías. Sinembargo, esto no constituye la peor parte del problema. Dadas lasactuales circunstancias de crisis económica generalizada; es decirdada la magnitud del problema, no podemos seguir pensando enpatologías individuales. Debemos necesariamente reconocer laexistencia de patologías colectivas de la frustración, para lascuales desconocemos formas adecuadas de tratamiento.

3.2.3 Aún cuando son procesos económicos los que generan eldesempleo; una vez que éste rebasa magnitudes críticas tanto encantidad como en duración, no hay tratamiento económico algunoque sea capaz de resolver la problemática en que el problemaoriginal se ha transformado. Como problemática, pertenece a unatransdisciplina que aún no se ha comprendido ni organizado. Estoúltimo, en términos de un programa para el futuro, representa elprimer desafío. En lo que se refiere a tendencias, estas patologíascolectivas aumentarán.

3.3 La deuda externa del Tercer Mundo también seráresponsable de otro tipo de patologías colectivas. Con el fin demantener al sistema bancario internacional robusto y sano, unagran cantidad de países y sus poblaciones tendrán que«colaborar» a costa de quedar debilitados y enfermos.

3.3.1 Señaló, a comienzos de este año, el Presidente del PartidoConservador británico, John Gummer: «Estados Unidos importalos ahorros del resto del mundo y exporta la inflación. Estoconstituye un grave problema». Ahora bien, debido a un dólaramericano sobrevaluado y a tasas de interés exorbitantes, lasnaciones deudoras deberán pasar todas las penurias para podermaximizar sus ingresos por concepto de exportaciones. Estehecho,

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hecho, inevitablemente, se realizará a costa de la depredaciónirreversible de muchos recursos, del aumento de hambrunas y de uncreciente empobrecimiento, no coyuntural, sino estructural.Determinar cuales serán las terribles patologías colectivas que iránsurgiendo en los países más pobres, como consecuencia de estaaberrante situación, es el segundo desafío. 1

3.4 Hemos aportado sólo dos ejemplos. Sin embargo sonmuchos más los procesos económicos que, cuando concebidos ydiseñados en forma tecnocrática y con visión reduccionista, songeneradores de patologías colectivas. Cada economista,especialmente los ubicados en posiciones de influencia, debierahacer su propio esfuerzo de honesta autocrítica para descubrirlos yreconocerlos. Ello implica, por cierto, asumir como principio que«la economía está para servir a las personas, y no las personaspara servir a la economía».

4. Política y patologías

4.1 Las persecuciones, producto de intolerancias políticas, reli-giosas y de otros tipos, son tan antiguas como la humanidad. Sinembargo, nuestro «logro» más novedoso es latendencia de los prin-cipales liderazgos políticos actuales, de orientar sus acciones deacuerdo a generalizaciones tan increíblemente esquizofrénicas acercadel «enemigo», que nos están conduciendo directamente hacia elomnicidio; es decir, hacia la matanza de todos nosotros. 2

4.1.1 Dicha esquizofrenia política no se encuentra sólo a nivelde confrontaciones globales entre los grandes poderes: también sedan casos similares (imágenes-espejo) en muchos nivelesnacionales. Todos son responsables de la generación de diversaspatologías colectivas del miedo.

1. Manchester Guardian, 16 de febrero de 1985.

2. Véase el brillante artículo de Hannes Alfvén , «Annihilators andOmnicide» , Development Dialogue 1984: 1-2, Fundación DagHammarskjöld, Uppsala, Suecia.

4.2 Proponemos aquí que por lo menos cuatro categorías depatologías del miedo deberían reconocerse de acuerdo a su origen:a) por confusión semántica; b) por violencia; c) por aislamiento,exilio, marginación y d) por frustración de proyectos de vida.Seguramente hay otros, pero éstos parecen suficientes para nuestroejemplo.

4.2.1 Los discursos del poder están llenos de eufemismos. Laspalabras ya no se ajustan a los hechos. A lo que deberíamos llamarANIQUILADORES, lo llamamos armas nucleares, como si setratara simplemente de versiones más poderosas de las armasconvencionales1 . Llamamos «mundo libre» a un mundo lleno deejemplos de las más obscenas inequidades y violaciones de losderechos humanos. Nos encontramos con RepúblicasDemocráticas (o Repúblicas Populares) donde el pueblosimplemente debe acatar, de manera obediente, los dictámenes deun Estado Todopoderoso. Marchas pacíficas de protesta sonseveramente castigadas y los que en ellas participan son detenidosy condenados por «atentar contra el orden público y subvertirlo».Sin embargo, y al mismo tiempo, las variadas formas delterrorismo de Estado, se aplican en nombre de las leyes y elorden. Podrían llenarse muchas páginas con ejemplos. El caso esque las personas dejan de comprender y, por lo tanto, setransforman en cínicas, o bien, en masas perplejas, alienadas eimpotentes frente a la realidad.

4.2.2 La violencia perturba directamente la necesidad deprotección y, de este modo, da paso a una profunda ansiedad. Porotra parte, el aislamiento, la marginación y el exilio políticodestruyen la identidad de las personas y causan rupturasfamiliares con destrucción de afectos, y generan sentimientos deculpa, a menudo acompañados de fantasías o intentos reales deauto-aniquilación. Además, la frustración de los proyectos devida debido a una intolerancia política aniquiladora de lalibertad, destruye la capacidad creativa de las personas, lo cualconduce lentamente, a partir de un profundo resentimiento, ala apatía y pérdida de la autoestima.

1. Ibid.

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4.3 Los esfuerzos por reconocer y evaluar las patologíascolectivas que los diversos sistemas socio-políticos son capaces deprovocar —cada uno a su manera y con su propia intensidad—como resultado del bloqueo sistemático de necesidades talescomo Entendimiento, Protección, Identidad, Afecto,Creatividad y Libertad, constituye nuestro tercer desafío.

5. Comentarios finales5.1 Lo que se ha sugerido en esta reflexión es que: a) cualquier

necesidad humana fundamental no satisfecha de manera adecuadaproduce una patología; b) hasta el momento, se han desarrolladotratamiento para combatir patologías individuales o de pequeñosgrupos; c) hoy en día, nos vemos enfrentados a una cantidad depatologías colectivas que aumentan de manera alarmante, para lascuales no se han creado tratamientos; d) para poder comprenderestas patologías colectivas necesitamos desarrollar las necesariastransdiciplinariedades.

5.2 La posibilidad de desarrollar un diálogo fecundo que apuntea una síntesis ineludible entre las disciplinas económicas, políticas yde salud constituye el cuarto desafío.

5.3 Nuevas patologías colectivas se originarán en el corto y largoplazo si continuamos con enfoques tradicionales y ortodoxos. Notiene sentido sanar a un individuo para luego devolverlo a unambiente enfermo.

5.4 Cada disciplina, en la medida en que se ha hecho másreduccionista y tecnocrática, ha creado su propio ámbito dedeshumanización. Volver a humanizarnos desde dentro de cadadisciplina, es el gran desafío final. Sólo la humanización puede serel cimiento fecundo para cualquier diálogo o esfuerzotransdisciplinario que tenga sentido, y que apunte a la solución delas problemáticas reales que afectan a nuestro mundo actual.

5.5 La humanización y la transdisciplinariedad responsables sonnuestra respuesta a las problemáticas y son, además, nuestra únicadefensa. Si no asumimos el desafío, nadie será inocente. Todos se-

remos cómplices de generar sociedades enfermas. Y no hay queolvidar que...

5.5.1 ... si «en elpaís de los ciegos eltuerto es rey»; «en lassociedades enfermas son los necrófilos los que sustentan el poder».

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Prólogo a la edición castellana............................................. 9Prólogo de Leopold Kohr................................................... 11Preludio ............................................................................ 19

I ParteEl Proyecto ECU-28. Comunicación horizontal parala participación y auto-dependencia de los campesinos

1 Introducción.................................................................29La creación de un nuevo (renteSe inicia la organizaciónPercepción del entorno formalUna nota sobre participación

2 Interludio teórico (1) ................................................... 39Historia, economía y algunas invisibilidadesAntropocentrismo y el mito original

3 Interludio teórico (II) .................................................. 51La cuestión de los estilos de desarrolloEl problema del mecanicismoSobre cuestiones de magnitud¿Qué debemos hacer entonces?

4 La percepción de la realidad......................................... 67Reconocimiento y delimitación de la regiónBases para una metodologíaLas numerosas y largas jornadasLa sabiduría develada

INDICE

5 En el m un do aparte .................................................. 876 Lo s campesinos se unen..........................................113

Logística para la movilizaciónLos Encuentros ProvincialesEl Congreso Regional de Campesinos

7 En el m un do prop io ................................................ 121Inestabilidad y angustiaPersona grataIntriga y traiciónPersona non grataLa reacción de los campesinosOtras reacciones

8 Muy lejo s y hace m ucho tiempo............................ 131Desarrollo e ilusionesEl testimonio como alternativa

II Parte

El Proyecto Tiradentes. Revitalización para laauto-dependencia de las ciudades pequeñas

9 Intro ducción ............................................................ 139Una idea oportunaPreparando el terrenoEl área escogida

10 Interludio teór ico (III) ........................................... 149El problema de la dimensiónEspacio humano subjetivoTiempo humano subjetivoPerturbaciones espacio-temporalesUna ciudad para seres humanos

11 Encuentro con la realidad ...................................... 169La ciudad, su espacio y su tiempoEl papel de los informantes y una lección de percepciónSoledad y percepciónLa dimensión descubierta

12 Esquema p ara la acción ............................................I85Bosquejos del proyectoJustificación del proyectoBuscando apoyo

13 Se in icia la acción .............................................................................195Un proyecto no ortodoxoFase N° 1: Los niños dicen lo que piensanFase N° 2: Los artesanos rescatados del anonimatoFase N° 3: El miedo a la libertadFase N° 4: La sed de conocimientos de la genteFase N° 5: El Proyecto es descubiertoFase N° 6: Una cita con el pasadoFase N° 7: Una guilda de artesanosFase N° 8: Los artesanos se convierten en maestrosFase N° 9: Evaluación por parte del pueblo

14 Navegación y Regreso ...................................................................225Fase N° 10: Cortando el cordón umbilicalFase N° 11: Satisfacción a la distanciaFase N° 12: Tiradentes: un reencuentro seis meses despuésReflexiones finales

PostludioEconomía, po lítica y salud: Una síntesis in eludible ... 235

2. Preámbulo3.Un postulado y algunas proposiciones4. Economía y patologías5. Política y patologías6. Comentarios finales

Editorial Nordan es parte de un proyecto de vidaaut o gest io n ar ias -C omu ni da d- quein t egram o s latinoamericanos y europeos.

Estocolmo, Bueno s Aires, Montevideo y Santiagode Ch ile son lo s prim ero s p untos de apoyo parauna producción en com ún, para un p uente endon de se un en lo s esfuerzo s de quienes v iven bajola Cruz del Sur y quienes lo hacen bajo la estrella deSeptentrión.

Exilio s y migracion es v an dan do lugar a unacaden a de m ano s exten didas en abrazo so lidar io ,en donde est amo s to do s em barcado s en el durotr abajo de darnos voz y buscar respuestas.

TITULOS PUBLICADOS

NARRATIVAEl GuardaespaldaNelson MarraInvención de los solesTeresa PorzecanskiRastrojo de un veranoManuel VargasLa guerra de los AlbatrosAna Luisa Valdés

Las mujeres delCono SurescribenFuera de fronterasVariosCon acento extranjeroFernando AinsaLos miedos, las vidas,las alucinacionesy las muertesLuis Sepúlveda

INFANTILES/NORDICOS¿Quién te asusta, Alfonso?GunillaBergström¡Qué duermas bien, Alfonso!GunillaBergströmLa mamá y el bebé salvajeBarbroLindgren¿Comen perros los alces?LennartFrick

VARIOSEl libro de todosIgnacioSegerENSAYOSEl derecho al juegoRaimundoDinelloEconomía descalzaManfredMax-Neef

POESIATrenes en la nocheSergioAltesorApuntes parala reconstrucción del silencioAlberto HugoHedmanPoemas y dibujos de laprisiónDaymánCabreraLa máquina escindida/Den kluvna maskinenJuan Carlos PiñeyroFuria volcánica (Illkupillán)Jauría

Hojas de una historiaAntología de poesía suecacontemporánea

COLECCION PALABRAIZ

El ojo privado de la iraCarlos GeywitzRetrato de épocaSergio Infante

EstacionarioRoberto Mascar

Síntomas pasajeros/Övergaende symptomEnrique O'Farril JulienTambor de medianocheRené Vázquez DíazLa galaxia y el tiempoGraciela Taddey

Exilio en la prehistoriaJaime Vieyra PoseckDe barro y de palabrasHerman House

INFANTILES/CHICOSHistoria de Julia quetenía una sombra de niñoChristianBruelEl rostro hermosoLeszekKolakowskiEl pueblo que noquería ser grisBeatrizDoumercCuando Blanco es un caballoSilvana RecchiEl viaje d e ida –el viaje de regresoBeatrizDoumercAlguien lloraChristianBruelRicardoHelmeHeineAserrín, aserránBeatrizDoumercLa jirafita CarulíVíctor IturraldeRua

INFANTILES/GRANDES

El Bosque-Raíz-Laberinto

Italo CalvinoRosa CarameloAdela TurinEl puente de los niñosMax BolligerJonas y la cosechadoraKurt BaumannEl oso y el guardabosqueIvan GantschevPájaro de vientoRobertoOmar Ramírez

Comisión del Papel. Edición amparada en el Art. 79 dela Ley 13.349. - Impresa en noviembre de 1986 en la

imprenta mercur s.a. - Canelones 1231. - Montevideo.Dep. Legal N9 218.043/86

Edición digital PDF – Marzo 2008ENROQUE – Soluciones Estratégicas

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