15
Distribución y Consumo 77 Noviembre-Diciembre 2007 Comercio en Argentina Influencia de la crisis económica en la evolucion del comercio minorista de bienes de consumo masivo JOSÉ MARÍA CHEMES Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe, Argentina L a evolución de las estructuras comerciales mino- ristas ha sido materia de numerosas y variadas explicaciones. Siguiendo a Ballina Ballina (1993) y a Rebollo Arévalo (1998), puede decirse que el análisis de la evolución de las formas comerciales se ha realizado mediante tres líneas fundamentales de pensa- miento a partir de las que se han formulado diferentes hi- pótesis, se han construido modelos y se han enunciado al- gunas teorías. Estas líneas pueden denominarse: 1. Cíclicas: su principal enunciado es la “teoría de la rueda de la distribución minorista”. Tanto la “teoría del acordeón” como la “teoría del ciclo de vida” pue- den ser incluidas también dentro de la misma con- cepción, que se basa en la recurrencia de los fenó- menos económicos. 2. Ambientales: estos enfoques sostienen que las for- mas comerciales minoristas y los sistemas que ellos conforman, reflejan los cambios ocurridos en el entorno en que operan las empresas. El “enfoque ecológico” y el “evolucionista” destacan los compor- tamientos darwinianos de la lucha por la superviven-

Comercio en Argentina · Influencia de la crisis económica en la evolucion del comercio minorista de bienes de consumo masivo JOSÉ MARÍA CHEMES Universidad Nacional del Litoral

  • Upload
    others

  • View
    1

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Distribución y Consumo 77 Noviembre-Diciembre 2007

Comercioen ArgentinaInfluencia de la crisis económica en laevolucion del comercio minorista debienes de consumo masivo

JOSÉ MARÍA CHEMESUniversidad Nacional del Litoral. Santa Fe, Argentina

La evolución de las estructuras comerciales mino-ristas ha sido materia de numerosas y variadasexplicaciones. Siguiendo a Ballina Ballina (1993) ya Rebollo Arévalo (1998), puede decirse que el

análisis de la evolución de las formas comerciales se harealizado mediante tres líneas fundamentales de pensa-miento a partir de las que se han formulado diferentes hi-pótesis, se han construido modelos y se han enunciado al-gunas teorías. Estas líneas pueden denominarse:

1. Cíclicas: su principal enunciado es la “teoría de larueda de la distribución minorista”. Tanto la “teoríadel acordeón” como la “teoría del ciclo de vida” pue-den ser incluidas también dentro de la misma con-cepción, que se basa en la recurrencia de los fenó-menos económicos.

2. Ambientales: estos enfoques sostienen que las for-mas comerciales minoristas y los sistemas queellos conforman, reflejan los cambios ocurridos en elentorno en que operan las empresas. El “enfoqueecológico” y el “evolucionista” destacan los compor-tamientos darwinianos de la lucha por la superviven-

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 77

cia, la selección natural y la supervi-vencia del mejor dotado, y muestrancómo influye el entorno en la deter-minación del comportamiento delos agentes económicos.

3. Del conflicto: estos modelos expli-can el proceso de innovación a par-tir de la respuesta de las institucio-nes minoristas existentes, que sien-ten el riesgo de desaparecer o per-der parte sustancial de mercado an-te la introducción de una innovacióncomercial que supone una “granperturbación”. Entre los modelosque han utilizado la “teoría del con-flicto” para explicar la evolución delcomercio minorista pueden señalar-se el “enfoque dialéctico”, la “se-cuencia acción-reacción” y la “teo-ría de adaptación al entorno”.

Debe destacarse que se han desarro-llado también algunos modelos que utili-zan en la explicación de los cambios unacombinación de elementos de las teoríasanteriores. Estas “teorías combinadas”describen unos ciclos recurrentes quedan lugar a una espiral, donde la apari-ción de nuevas tecnologías o los cambiosen el entorno ponen en funcionamientonuevamente los mecanismos de transfor-mación anteriores, pero en un estadio su-perior en cuanto al nivel de servicios y aldesarrollo del sistema de distribución.

Todos estos desarrollos cubrieron as-pectos parciales del fenómeno en estu-dio, por lo que su valor como “teorías” hasido limitado, restringiéndose su aplicabi-lidad a ciertos casos y contextos más omenos generalizados. Ante la falta, enton-ces, de una “teoría general” que expliquela evolución del comercio minorista, el es-caso grado de generalización de los mo-delos enumerados y la casi nula eviden-cia empírica en cuanto a su utilidad en laseconomías en desarrollo (Dawson y Shiu,2003) e inclinándonos por una línea depensamiento que destaque la influenciadel entorno en el proceso, nos pareceadecuado estudiar la evolución de una es-tructura minorista en particular, tratandode entenderla como el resultado de unaserie de decisiones posibles, de los agen-

tes económicos, en este caso los comer-ciantes, a partir de un entorno o situacióneconómica que actúa como condicionan-te (Roth y Klein, 1993). Estas decisionesde los agentes económicos están motiva-das por la búsqueda de beneficio. Estebeneficio se mueve entre dos extremos,la maximización de la rentabilidad, por unlado, o el mantenimiento del empleo o su-pervivencia, por el otro (Rebollo Arévalo,1998).

La afirmación anterior permite concluirentonces que los comerciantes haránevolucionar las formas comerciales cuan-do vean oportunidades de negocio y su-pongan que tienen posibilidades de apro-vecharlas o cuando se enfrenten con nue-vas situaciones que pongan en peligro surentabilidad. Las oportunidades y peli-gros que pueden identificarse en el entor-no, y que ponen en marcha el proceso deinnovación, tienen trascendencia, paralos comerciantes, en la medida que afec-ten a la demanda, en cuanto a sus hábi-

tos de consumo y a su comportamientode compra. Estos cambios en la deman-da están, fundamentalmente, originadosen cambios en los niveles de ingreso delos consumidores, aunque debe recono-cerse que ciertas innovaciones o cam-bios tecnológicos y la legislación, a partir,por ejemplo, de algunas disposiciones deregulación de horarios y localizaciones, in-fluyen también en las conductas.

Algunos autores han analizado la in-fluencia que pueden tener los cambiosen las condiciones generales de deman-da como iniciadores del proceso detransformación de los formatos comer-ciales minoristas (Rebollo Arévalo, 1998;Dawson, 1998). En general estos análi-sis han sido hechos en situaciones decrecimiento, donde los niveles de rentadisponible y los mercados en permanen-te expansión guían la innovación en elsector minorista.

En este trabajo se pretende analizar, enun caso histórico concreto, Argentina

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 78 Noviembre-Diciembre 2007

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 78

1998-2005, en qué forma influyó en laestructura comercial minorista una de-manda decreciente, originada en una re-cesión cuyo desenlace de crisis económi-ca y financiera provocó una abrupta caídadel producto bruto per cápita. Esta caídadel producto se ha visto atenuada a partirde la recuperación evidenciada en los últi-mos años del período considerado. Elanálisis se concentrará en el mercado debienes de consumo masivo.

EL PERÍODO 1991-1998

Las reformas de los 90

Desde la segunda posguerra, la combina-ción de proteccionismo industrial, la re-distribución de ingresos basada en el au-mento de los salarios y el creciente inter-vencionismo estatal en las actividades deproducción dieron lugar en la economíaargentina a un proceso inflacionario cróni-co que culminó en 1989 con una hiperin-flación, cuyas magnitudes alentaron lapuesta en marcha de medidas que cam-biaran definitivamente esta realidad.

La sociedad argentina sufrió a partir de1990 una profunda transformación basa-da en reformas de corte neoliberal, lleva-das adelante durante toda la década y

que desembocaron en la crisis de enerode 2002. Estas reformas, alineadas conel llamado Consenso de Washington e im-plementadas por el presidente Carlos Me-nem, consistieron en:

– Apertura generalizada al comercioexterior y al movimiento de capitales.

– Desregulación económica y privatiza-ción de empresas públicas.

– Reducción del aparato burocráticodel Estado y la reconstrucción delsistema tributario.

– Creación de un nuevo régimen mone-tario, el peso convertible, con la re-gla de que cada peso en circulacióndebía ser respaldado por un montoequivalente en oro o divisas, de ma-nera que pudiera ser canjeado cadapeso por un dólar estadounidense.

La estabilidad resultante de este con-junto de medidas posibilitó el aumento dela tasa de inversión y de la productividad y,aunque con altibajos, los años transcurri-dos entre 1991 y 1998 mostraron un cre-cimiento del ingreso per cápita del 57%. Apesar de esto el desempleo se ubicó enniveles hasta entonces desconocidos pa-ra la economía argentina, 13,30% en1998. El efecto conjunto de las medidasadoptadas y de otras circunstancias inhe-rentes al entorno internacional, como, porejemplo, las crisis financieras en México,

Rusia y Brasil y la caída de los precios in-ternacionales de las materias primas, con-solidaron en la Argentina una sociedadfragmentada. Esta sociedad mostraba,por primera vez en los últimos 50 años,dos características fundamentales: altaconcentración y elevada desigualdad en ladistribución del ingreso.

Transformaciones en el sector comercial

El crecimiento de la economía, unido a lasmedidas de liberalización de las inversio-nes extranjeras, a la flexibilización de loscontratos de trabajo y a la desregulaciónde la actividad comercial en lo referente,por ejemplo, a horarios y localizaciones,alentó un proceso de transformación dela actividad minorista, que hasta ese mo-mento era un sector de carácter predomi-nantemente tradicional, muy atomizado ycon escasísima participación de competi-dores internacionales. En un artículo an-terior (Chemes y Gesualdo, 1998), se re-flejaban los cambios ocurridos en la es-tructura del comercio minorista comoconsecuencia, fundamentalmente, de lasreformas citadas.

Este proceso, al igual que en todos lospaíses que vivieron etapas de crecimien-to y apertura de sus economías, estuvocaracterizado, en la distribución de bie-nes de consumo masivo, por la apariciónde hipermercados y de grandes cadenascomerciales.

Las novedades que estos nuevos com-petidores introdujeron en el sector mino-rista, activaron una serie de cambios yadaptaciones a los nuevos escenarios,que se conocen como modernización delcomercio minorista. Este proceso se re-flejó en la expansión acelerada de loscompetidores ya existentes, especial-mente Carrefour, pero también Norte, Tíay Jumbo, a los que se agregó Coto comonuevo competidor.

Hacia 1995 irrumpieron en el mercadoargentino algunos competidores extranje-ros, los más importantes de origen chile-no pero también norteamericano, como elcaso de Wal Mart. Estos ingresos cambia-

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 79 Noviembre-Diciembre 2007

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 79

ron definitivamente las características dela distribución de bienes de consumo ma-sivo produciéndose un fenómeno detransformación sumamente veloz, si se locompara con lo ocurrido en otros países.

Paralelamente y dentro de este contex-to, se verificó la proliferación de comer-cios pequeños, individuales, que sirvieroncomo refugio para una importante masade trabajadores expulsados del mercadolaboral por la reforma del Estado y por lareconversión de algunos sectores indus-triales. La productividad de estos nego-cios fue muy baja y su esperanza de vidatambién. La modernización incluyó la de-saparición de negocios tradicionales quecerraron o se convirtieron en formatos di-ferentes, por ejemplo: autoservicios, fran-quicias, cadenas de supermercados, tien-das especializadas, etc. Debe destacarseque esta transformación fue llevada ade-lante de manera aislada e independiente,por los propios comerciantes, sin la inter-vención del Estado a través de planes dereconversión o subsidios al sector.

En 1996 había en Argentina alrededorde 128.000 comercios minoristas de ali-mentación, de ellos solamente el 1% eransúper e hipermercados, pero este canal

concentraba el 46,60% de la ventas dealimentos.

En los últimos años de este período seobservó una clara tendencia que aumen-tó la participación del sector de súper ehipermercados en detrimento de los ne-gocios tradicionales, que para 1998 vie-ron disminuir su participación, que era decasi el 50% en los años 80, a menos del20% de las ventas totales.

Dentro del sector de supermercados ehipermercados pudo observarse tambiénuna tendencia a la concentración en losde mayor superficie de cada formato. Así,los hipermercados de más de 7.500 m2,que eran un total de 32 locales, concen-traban el 16% de las ventas totales, con-tra el 6% de los 50 locales restantes. Lomismo sucedió entre los supermercados.Aquellos cuya superficie estaba entre1.000 y 2.500 m2, concentraban el doblede las ventas que los más pequeños, deentre 400 y 1.000 m2, que eran muchomás numerosos.

Las principales 100 cadenas factura-ban, en conjunto, 12.367 millones de dó-lares, lo que representaba casi el 45% delmercado de consumo masivo argentino.Dentro del sector las 10 primeras cade-

nas concentraban el 71% de esta partici-pación.

Para 1998, el desarrollo de los hiper-mercados en Argentina no había llegado ala madurez, la fase de instalación de lasgrandes superficies estaba aún incomple-ta, fundamentalmente porque faltaba unaverdadera cobertura nacional. Entre fina-les de 1997 y durante 1998 se produjo laentrada de otras cadenas francesas, Au-chan y Casino.

Además aparecieron bocas del formatode descuento bajo el emblema Dia, perte-neciente a la cadena Carrefour, y la cade-na Eki, argentina. En diciembre de 1998,Dia contaba con 24 locales y Eki con 18en el ámbito de la Capital Federal.

Este proceso de modernización de ladistribución siguió durante el período1991-1998 las mismas pautas que hancaracterizado la transformación del sec-tor comercial minorista a nivel mundial,especialmente en el capítulo alimentario,en lo que se podría definir como un pa-trón de comportamiento tipo.

La instalación de grandes superficies,con marcadas diferencias de coberturaen las distintas regiones del país, hizoque se previera que a partir de 1997 el

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 80 Noviembre-Diciembre 2007

FUENTE: Ministerio de Economía/INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos)/Fiel/CCR.

GRÁFICO 1

Evolución del PBI (Producto Bruto Interno). Millones de dólares a valores constantes de 1993

2006

329.000

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 20001989 2001 2002 2003

255.930

235.230

264.000

276.173278.369

288.123

277.441

256.626

243.186250.308

236.505

223.751

204.152

184.586187.970

2004

278.962

2005

304.628

-1,8%

10,6%

9,6%

5,7%

5,8% -2,8%

5,5%

8,1%

-3,4% -0,8%

-4,4%

-11%

3,8%

8,8%

8,0%

9,0%

9,2%

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 80

proceso se caracterizaría por la expan-sión hacia el interior del país. En 1996 lamayoría de los grandes hipermercados sehallaban instalados en la Capital Federaly GBA. El ratio de metros cuadrados de hi-permercado por cada 1.000 habitantesera para esa región de aproximadamente25, el doble que la media nacional, lo quemostraba un mayor grado de madurez enla región y una competencia más fuerteentre las cadenas.

Seguramente por esta razón, como sedijo anteriormente, se inició en 1997 unfenómeno que definió la actividad hiper-mercadista en esos momentos: la insta-lación en el interior. Las cadenas naciona-les e internacionales siguieron en esa ex-pansión cuatro líneas estratégicas:

– Apertura de nuevos locales en lasciudades principales (más de200.000 habitantes): alguna de lasprincipales cadenas, por ejemplo WalMart y Carrefour, siguieron esta línea,al igual que Libertad/Casino cuyo ori-gen fue el mercado del Interior.

– Apertura de nuevos locales en ciuda-des más pequeñas (50.000/100.000 habitantes): Norte fue elcompetidor que más claramente si-

guió esta estrategia con locales dealrededor de 4.000 m2. También lacadena San Cayetano, que desapa-reció en 2001, creció en forma signi-ficativa en localidades más peque-ñas del centro norte de la provinciade Buenos Aires.

– Adquisición de cadenas locales: casitodos los participantes del sector es-tuvieron abiertos a esta posibilidad.Fueron las cadenas supermercadis-tas, más que los hipermercados,quienes se han inclinado más fuerte-mente por esta alternativa. Entreellas Norte y Disco fueron las másactivas a la hora de comprar cade-nas de plazas como Paraná, Rosarioy Mendoza.

– Apertura de nuevos locales en ciuda-des cercanas a la plaza de base: lainvasión de cadenas nacionales pro-vocó que algunas cadenas regiona-les se expandieran en localidadescercanas con menor intensidad com-petitiva. Toledo y Aragón de Mar delPlata, Americanos de Córdoba y Tigrede Rosario fueron ejemplos de estaalternativa. La cadena La Anónima,con fuerte presencia en la Patago-

nia, más del 50% de la facturacióntotal del área, fue otro ejemplo de ex-pansión regional.

La llegada al interior enfrentó a las ca-denas a nuevas realidades, diferentes alas de Buenos Aires y diferentes tambiénentre sí. Debe recordarse que el gastoper cápita mensual en alimentos, bebi-das, limpieza y cosmética varía fuerte-mente entre las distintas regiones argen-tinas, como consecuencia de una desi-gual distribución geográfica de los ingre-sos (Chemes y Gesualdo, 1999).

LA RECESIÓN 1998-2001

La recesión que comenzó en el tercer tri-mestre de 1998, y que se extendió duran-te aproximadamente cuatro años, detuvoel proceso de crecimiento que se esbozóen el punto anterior. Al final de ese perío-do recesivo, que culminó con la crisis de2002, el nivel de actividad económicadescendió cerca de un 20%. Las políticasbasadas en la convertibilidad habían lo-grado restablecer el orden en las varia-bles macroeconómicas, eliminando la in-flación (3,9%, 1,6% y 0,1% anual en

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 81 Noviembre-Diciembre 2007

FUENTE: CCR.

GRÁFICO 2

Evolución del poder adquisito de la población argentina en dólares. PBI per cápita en dólares corrientes. 1980-2005

80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04 05 06

4.128

6.839

1.9852.305

2.735

2.291

2.8072.515

2.994

1.997

3.856

5.423

6.402

7.104

7.651 7.581

7.969

8.428 8.509

7.904 7.926

7.382

2.713

3.303

3.890

4.200

4.500

Promedio década de los 80: 3.060 $ Promedio década de los 90: 7.091 $

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 81

1994, 1995 y 1996, respectivamente) yreactivando la economía. Pero a su vez,dada la dependencia del modelo de la en-trada de capitales y del endeudamientoexterno, se creó una explosión de la deu-da externa financiera y del respectivo ser-vicio de intereses.

En los diez años que transcurren entre1991 y 2001, la deuda externa financierapasó de 70.000 millones de dólares a140.000 millones, a pesar que durante elperíodo el Estado contó con los recursosque provenían de la venta de la mayoríade las empresas públicas. Este incremen-to se debió al hecho de que durante casitodos estos años no se pudo controlar eldéficit fiscal, originado en gran medidapor la carga de los intereses sobre la deu-da externa; este déficit fue financiado re-curriendo a mayor endeudamiento. Estecírculo vicioso provocó una profunda cri-

sis de las finanzas públicas, cuyo dese-quilibrio fue financiado por una emisióncontinua de títulos de deuda: en el perío-do 1993-1995 el promedio anual de emi-siones era de casi 6.000 millones de dó-lares, mientras que en el período 1997-2000 llegó a un promedio de alrededorde 14.000 millones de dólares por año.Una importante fuga de capitales al exte-rior agravó la situación. A finales de 2001se calculaba en unos 127.000 millonesde dólares los capitales enviados al exte-rior, de los cuales 73.000 millones salie-ron del país a partir de 1991.

Evolución del sector comercial

La evolución del sector de la distribuciónde bienes de consumo masivo, caracteri-zado por la apertura de grandes superfi-

cies, se detuvo a partir de 1999. Segúndatos de AC Nielsen, en ese momento, fi-nales de 1998, se registró la mayor parti-cipación del sector de súper e hipermer-cados en la distribución de alimentos, lle-gando a una cuota de mercado del 57%.Los autoservicios también incrementaronsu participación a un 23%, mientras loscomercios tradicionales de alimentacióndescendieron al 20%.

A partir de ese momento, y en los añosque se sucedieron hasta la crisis de2002, se registró una continua caída dela facturación en las cadenas de super-mercados e hipermercados. Esta caídapuede ser explicada por distintos moti-vos, todos originados en la situación rece-siva que caracterizó al período:

– Caída en los precios: la situacióncompetitiva centrada en precios y elfuerte poder negociador de las cade-nas frente a los proveedores se refle-jaron en una caída de los precios deventa al público. En un contexto rece-sivo, el IPC del rubro alimentos bajó11,86% entre septiembre 1998 y di-ciembre 2001.

– Crecimiento de las segundas mar-cas y de las marcas propias: estasmarcas, cuyo atractivo se basa en elprecio, crecieron durante el períodoen detrimento de las marcas líderescapaces de cobrar un diferencial porsu imagen.

– Aparición de nuevos formatos: lascadenas de supermercados vieronerosionada su facturación por la cre-ciente participación de otros forma-tos, que ponen énfasis en la cerca-nía, como las cadenas de descuentoy los autoservicios asiáticos (chi-nos).

Algunos datos comparativos, extraídosde la Encuesta de Supermercados del IN-DEC, permiten corroborar la pérdida devolumen de venta de la gran distribucióndurante este período y el cambio en lostamaños de las superficies de las nuevasaperturas de las cadenas grandes.

En diciembre de 1998, el INDEC revela-ba 966 locales pertenecientes a 79 cade-nas, mientras que en diciembre de 2001

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 82 Noviembre-Diciembre 2007

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 82

éstos eran 1.393, concentrados en 78cadenas. La superficie total de estas bo-cas, pasó de 1.636.270 a 2.041.951 m2.La relación entre estas variables muestrauna caída en la superficie por local del13% al pasar de 1.694 m2 por local en1998 a 1.466 m2 en 2001.

En lo relacionado al volumen de ventasde las cadenas, se registró en el períodoque analizamos una caída en las ventastotales del 7,5%, pasando de 14.592 a13.508 millones de dólares, lo que a suvez se refleja en una importantísima caí-da de la venta por metro cuadrado, la quebajó de 943 a 633 dólares entre diciem-bre de 1998 y diciembre de 2001, estorepresenta una disminución de 33% enesta variable clave para la rentabilidaddel sector.

Los datos correspondientes al númerode locales y su tamaño promedio mues-tran claramente que la expansión de lascadenas, durante la recesión 1998-2001, se dio a través del formato dis-count. Este pasaje hacia superficies demenor tamaño y orientadas a las com-pras de cercanía, también se evidenciaen la información relativa a los montos deventa por operación, extraída de la En-cuesta de Supermercados del INDEC, enoctubre de 1998 el ticket promedio fuede 22,40 dólares y en octubre de 2001

de 18 dólares, lo que representó una caí-da del 20%. Este dato, unido al aumentodel número de operaciones realizadas porlas cadenas, muestran un aumento de lafrecuencia de compra propia de los loca-les más pequeños.

Durante la recesión 1998-2001 variosfenómenos, relacionados entre sí, afecta-ron las conductas de compra de los con-sumidores impactando fuertemente en ladistribución de bienes de consumo masi-vo.

Un aspecto destacable es el cambio enla frecuencia de compra que se verificóen los consumidores a partir del deterioroen el nivel de sus ingresos, que se produ-jo durante el período. Este deterioro, frutode la precarización del empleo que engran parte pasó a ser “informal”, es decirno sujeto a las normas de las convencio-nes colectivas de trabajo, trajo aparejadatambién una gran incertidumbre en cuan-to a la magnitud de los ingresos futuros.Estas razones indujeron a los consumido-res a realizar compras unitarias de meno-res montos y a aumentar la frecuencia delas compras.

Puede mencionarse también la crecien-te importancia de las segundas marcas yde las marcas propias. Este crecimiento,reflejado en una mayor participación en elmercado, contribuyó a la baja de precios

a partir de la respuesta competitiva delas marcas líderes, quienes, ante la pérdi-da de participación y la presión de las ca-denas, aceptaron una reducción de susmárgenes. Este conjunto de circunstan-cias y cambios de conductas favorecieronla tendencia de los consumidores a privi-legiar los canales de cercanía, tanto losautoservicios como las tiendas de des-cuento.

Las tiendas de descuento

El formato discount o tienda de descuen-to apareció en la Argentina en 1996 conla enseña Eki, perteneciente a un grupoinversor argentino no ligado a la distribu-ción, y con Dia %, filial de la cadena Pro-modés, que replicó el modelo español.

De las diferentes versiones con que seconoce el discount en el mundo, el que seimplantó en Argentina es el llamado soft-discount. Esta versión del formato impli-ca, entre otras cosas, un mayor númerode referencias, que llega a los 1.400 pro-ductos contra los 800 que se manejan enel formato hard (tipo Aldi). Además en suadaptación al mercado local, el conceptode descuento incluyó la entrega a domici-lio, las secciones de frescos con carnice-ría y fiambrería “al corte”, así como for-mas de pago más amplias, por ejemplo laaceptación de tickets de salario.

El surtido fue armado sobre la ideacentral de una marca líder y una marcapropia por producto, aunque los hábitosde compra fueron induciendo, posterior-mente, a una mayor amplitud con la in-corporación de segundas marcas. Loshorarios de apertura, de 12 horas pordía, incluyeron los domingos y festivos.Cada local tiene una dotación de alrede-dor de 7 empleados que cubren los dosturnos diarios y su superficie varía entrelos 230 y 600 m2.

En la primera etapa de su instalación,en localizaciones con alta densidad de-mográfica, este formato, cuyo radio deatracción no excede los 500 metros,mostró mayor dinamismo entre los consu-midores de menores recursos.

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 83 Noviembre-Diciembre 2007

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 83

La recesión iniciada a finales de 1998y la crisis posterior afianzaron la partici-pación de estas cadenas en el mercadode consumo masivo. En el momento dela crisis de diciembre de 2001, Eki tenía142 locales y Dia % alrededor de 250,ambas empresas fueron afectadas porlos saqueos de diciembre 2001, los queocasionaron el cierre de algunos localesy la paralización de las aperturas que sevenían haciendo a razón de un local porsemana.

Los autoservicios chinos

En la ciudad de Buenos Aires, histórica-mente, el comercio minorista tradicionalde alimentos, lo que en Argentina se de-nomina “almacén”, estuvo en manos depequeños comerciantes españoles, gené-ricamente llamados “gallegos”, dado queéste era mayoritariamente su origen. Deesta situación, el personaje Manolito deMafalda era su estereotipo y la muestradel arraigo que tenía en la sociedad estetipo de comercio.

A partir de la década del 80 estos inmi-grantes españoles fueron reemplazadospor los almacenes de propiedad de corea-nos. Pero es a finales de los años 90cuando el negocio de los almacenes y au-toservicios de cercanía pasa a estar do-

minado por inmigrantes de origen chino.El crecimiento de estos autoservicios chi-nos fue tan importante en el período queel tradicional almacén del “gallego” ha si-do reemplazado hoy, en el habla popular,por “el chino de acá a la vuelta”.

Según fuentes de la comunidad, la pri-mera oleada inmigratoria se dio entre1994 y 1995 con la llegada de chinoscontinentales, en su mayoría de la ciudadde Funqig, y en menor medida de algunosciudadanos provenientes de Taiwán. Enese momento se abrieron unos 300 al-macenes chinos en la ciudad de BuenosAires. En 1997, y respondiendo al llama-do de familiares, llegaron nuevos inmi-grantes que, apoyados por la propia co-munidad china, abrieron nuevos autoser-vicios.

Las dificultades en el manejo del idio-ma, que aún se mantiene, hicieron del au-toservicio una actividad apta para losasiáticos, ya que la atención personal eneste tipo de comercio es mínima y sólo serequiere habilidad en el manejo de dine-ro.

En 2005 existían 3.800 autoserviciosde propiedad de chinos en todo el país.La mayor parte de ellos están en la ciu-dad de Buenos Aires y en el Gran BuenosAires, aproximadamente 2.200 autoservi-cios, que representaban el 85% de los lo-cales de este formato. El ritmo de apertu-

ra sigue siendo vertiginoso, 20 a 30 loca-les por mes. En la ciudad de Buenos Airesya se evidencian signos de saturación, secalcula que hay uno cada 600 metros, poresta razón la misma comunidad autorre-gula la instalación a por lo menos 300metros de distancia entre uno y otro. Estaregulación no siempre es pacífica y algu-nas veces los conflictos se dirimen conviolencia. Parte de la expansión de esteformato se debe a que los autoservicioschinos se localizaron en zonas margina-les y villas de emergencia, donde la com-petencia de las cadenas era escasa, yaque éstas no se instalaron, fundamental-mente por problemas de seguridad.

Los locales son siempre alquilados y,por lo menos al momento de su apertura,tenían anexa la vivienda familiar. La su-perficie de ventas oscila entre los 200 ylos 250 m2, tienen dos cajas registrado-ras y por lo general, además del grupo fa-miliar, trabajan 2 o 3 empleados. Estos úl-timos son en su mayoría argentinos, perotambién hay trabajadores de países limí-trofes, bolivianos y peruanos, y otros inmi-grantes chinos recién llegados al país. Escomún que los propietarios subalquilenlas secciones de productos frescos, así lacarnicería y fiambrería es atendida por ar-gentinos y la verdulería y frutería, por logeneral, es explotada por inmigrantes bo-livianos.

La inversión inicial para montar un au-toservicio de estas características puedeestimarse, en el año 2006, en alrededorde 250.000 dólares y sus ventas diarias,aunque muy dispares según la localiza-ción, se calculan en 4.000 dólares pordía.

La propiedad de los autoservicios chi-nos, si bien es individual, se maneja porun sistema de puntos donde diferentesmiembros de la comunidad tienen unaparticipación según el aporte que han he-cho en la inversión de apertura. Este sis-tema es similar al que utilizaron los inmi-grantes gallegos en Buenos Aires cuandocomenzaron a abrir bares. Así, es comúnque algunas familias tengan 5 ó 6 auto-servicios propios y, además, alguna parti-cipación en otros pertenecientes a inmi-

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 84 Noviembre-Diciembre 2007

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 84

grantes, por lo general hermanos o pri-mos, a los que han ayudado a instalarse.

Su horario de atención es muy amplio,ya que permanecen abiertos entre las 7 ylas 22 horas todos los días del año inclu-yendo los domingos y festivos. Su estra-tegia de ventas se basa en los precios ba-jos; según información brindada por la cá-mara que los agrupa, su margen bruto es-tá entre el 16 y el 18%. Los propios co-merciantes asiáticos sostienen que estaestrategia de precios está sustentada enlos bajos costos operativos, el trabajo fa-miliar y la búsqueda permanente de ofer-tas en los mayoristas en los que se abas-tecen. Además, el manejo exclusivamen-te de efectivo, tanto en las ventas comoen las compras, les permite, según lamisma fuente de información, la obten-ción de importantes descuentos que tras-ladan al precio final. Es común que las fa-milias se agrupen para realizar sus com-pras, lo que les permite acceder a econo-mías por volumen.

Desde las grandes cadenas se sostie-ne que los precios bajos que ofrecen losautoservicios chinos se fundamentan enrazones diferentes a los que su cámaramanifiesta. En general los atribuyen al norespeto, por parte de los comercianteschinos, de las normas laborales y a laevasión de los impuestos que gravan lasventas. En Argentina, los aportes a la se-guridad social ascienden aproximada-mente al 60% del salario, y el IVA, princi-pal impuesto referido a las ventas, tieneuna tasa del 21%. Es casi folclórico el re-lato de las dificultades de control, por par-te de los organismos del Estado, antepropietarios que no conocen el idioma yque tienen una cultura diferente.

Durante la crisis de diciembre de 2001los autoservicios chinos fueron tambiénvíctimas de saqueos que llevaron a la de-saparición de 250 locales, algunos des-truidos por los hechos de violencia y otrosque cerraron en los meses posteriores,esto último se debió, fundamentalmente,a que sus propietarios regresaron a Chinaante la inestable situación que se vivía enla Argentina.

Estos y otros problemas, como los in-

tentos de legislar en algunos municipiospara limitar la apertura de autoserviciosde propiedad de ciudadanos asiáticos,llevaron a los inmigrantes chinos a consti-tuir una cámara que trabaja para apoyarsu imagen ante la comunidad. Así, agru-pados en CASRECH (Cámara de autoser-vicios de residentes chinos) han desarro-llado relaciones con los mayoristas, prin-cipales interesados en el crecimiento deeste canal; con las empresas producto-ras de marcas líderes, quienes hasta elmomento no les proveían directamentepero que estaban viendo perder parte desu cuota de mercado ante el avance de

las segundas marcas, y con los gobiernosmunicipales y nacional, con quienes sepusieron en marcha acuerdos de preciosdestinados a lograr un mejor control de lainflación.

Situación del comercio de consumo

masivo en el año 2001

Durante los años de recesión se observóentre las grandes cadenas un importanteproceso de fusiones que fue disparadopor la unión de Carrefour-Promodés; en laArgentina esta fusión significó la consoli-

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 85 Noviembre-Diciembre 2007

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 85

dación de las enseñas de supermercadosNorte y Tía, el discount Dia % y los hiper-mercados Carrefour, en un grupo que porese entonces facturaba alrededor de4.000 millones de dólares y representa-ba casi el 40% de lo facturado por las 10principales cadenas del mercado de con-sumo masivo.

Disco, que pertenecía al grupo holan-dés Ahold, duplicó la cantidad de las su-cursales que tenía a principios de 1999luego de comprar los supermercadosAmericanos de Córdoba, González e Hijosde San Juan, Pinocho de La Plata y 10 lo-cales de Ekono ubicados en distintas ciu-dades.

Posteriormente, y en una operaciónque fue cuestionada judicialmente poracusaciones de monopolio, el grupo chile-no Cencosud adquirió el conglomeradode Disco, que incluía los supermercadosDisco, Plaza Vea y la cadena de discountMinisol, en Córdoba. Esta operación con-virtió al Cencosud-Disco en el segundogrupo de la distribución de Argentina.

Supermercados La Anónima se quedócon los locales de los autoservicios Best,un soft discount de la Capital Federal.

Coto, originariamente una cadena decarnicerías, comienza su expansión multi-formato con la apertura de autoservicios,

supermercados e hipermercados en todoel país.

Wal Mart, hacia fines de 2001, llevó a11 su cantidad de bocas, todas del for-mato hipermercado, al abrir una nueva su-cursal en Mendoza. La francesa Auchanabrió tres hipermercados de 10.000 m2

cada uno en el Gran Buenos Aires.A pesar de estas operaciones de con-

solidación de los grandes grupos de ladistribución, la situación del comercio mi-norista de consumo masivo, en 2001,puede ser calificada como “de vuelta albarrio”, donde las grandes superficies,supermercados e hipermercados no sólodetuvieron su creciente participación enlos volúmenes de venta, sino que ésta seredujo al 36,7% del total. Simultánea-mente, continuó el descenso en la cuotade mercado de los negocios tradicionalescuya participación llegó a menos del 13%en 2001, con una caída del número de lo-cales, durante el período de recesión1998-2001, que pasó de alrededor de104.000 a menos de 94.000.

Esta disminución de ventas, tanto delas grandes superficies como de los tradi-cionales, se reflejó en el fuerte crecimien-to de los autoservicios, que compiten conambos formatos, basados en las dimen-siones de surtido y proximidad e impo-

niendo como novedad en el mercado elconcepto de precio bajo y cercanía comoatributos simultáneos. El sector de losautoservicios pasó de una participacióndel 16,4% sobre el total de ventas en1998 al 19.5% en 2001.

Al mismo tiempo en el sector de las ca-denas se registró una nueva caída de ven-tas por metro cuadrado, que desde unmáximo de alrededor de 1.000 dólaresen 1996 bajó a 560 en 2001, según da-tos del INDEC. Esta doble amenaza gene-ró para las cadenas una difícil posicióncompetitiva, ya que vieron caer sus ingre-sos por la situación económica y por elavance de los formatos de cercanía.

LA CRISIS 2002

A principios de 2002, ante los problemasocasionados por el creciente déficit fis-cal, las dificultades para hacer frente alos intereses y vencimientos de la deuday la continua salida de capitales, se aban-donó el régimen de convertibilidad, quehabía acompañado a la economía argenti-na durante más de una década, y se de-claró el default de la deuda pública. Laconvertibilidad fue reemplazada por unsistema de tipo de cambio flexible y con-trol de cambios. Los fondos depositadosen el sistema bancario quedaron atrapa-dos en un sistema que popularmente sedenominó “corralito”. Se produjo la ruptu-ra de muchos contratos, tanto privadoscomo públicos, y la llamada “pesificaciónasimétrica“. Al poco tiempo de la salidade la convertibilidad, la devaluación al-canzó a un 200%, lo que da una clara ideade la magnitud del fenómeno, y la infla-ción en el primer semestre de 2002, se-gún el índice de precios al consumidor,fue de alrededor del 30%.

El año 2002 mostró, además, una delas peores caídas del PBI en toda la histo-ria argentina, cerca de un 11%. El experi-mento argentino, con el sistema de con-vertibilidad, terminó en una profunda cri-sis económica, social y política, cuyo pun-to más agudo se dio en el primer semes-tre de 2002.

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 86 Noviembre-Diciembre 2007

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 86

Evolución del sector comercial

En el contexto de recesión que se descri-bió para el período 1998-2001, con unaalta tasa de desempleo y con una iliquidezfinanciera aguda, a partir de las restriccio-nes bancarias, aparecieron dos fenóme-nos que hicieron estallar al sistema co-mercial: la devaluación y la inflación. El po-der adquisitivo de los consumidores se re-dujo sustancialmente, ya que los salarios,en ese primer momento, no fueron modifi-cados. El porcentaje de ingresos que losconsumidores tuvieron que gastar en sucanasta habitual de consumo masivo au-mentó, en promedio, del 34% al 50% du-rante la crisis. A medida que se analizanlos niveles socioeconómicos más bajoseste porcentaje asciende. Así, el nivel dela población de más altos ingresos desti-nó, durante 2002, el 27% de su ingreso asus gastos en bienes de consumo y elsector de menores ingresos, un 67%.

Esta situación provocó un cambio inme-diato en los hábitos de consumo y en lasconductas de compra de los consumido-res, que involucró tanto a los productoscomo a los canales. Según encuestas demarzo de 2002, 9 de cada 10 personasentrevistadas habían realizado cambiosen sus hábitos de compra. Estos cam-bios incluían la compra de marcas máseconómicas, el abandono de ciertos pro-ductos “sofisticados” y la reducción delos volúmenes de compra.

Se verificó también una gran incerti-dumbre en cuanto a los niveles de ingre-so futuro y una expectativa inflacionariaimportante. Esta situación, unida al enca-recimiento de las tasas de interés de loscréditos para consumo, llevó a que las fa-milias restringieran el uso de las tarjetasde crédito. En estas condiciones es fácilimaginar que la periodicidad de las com-pras se hizo prácticamente diaria, favore-ciendo a los formatos de cercanía y afec-tando fuertemente al sector supermerca-dista. Todas estas conductas, esbozadasdurante la recesión y que se confirmarondurante la crisis, tuvieron importantesconsecuencias en la estructura del co-mercio minorista.

La preferencia por productos básicosprovocó el relanzamiento por parte de lasempresas de consumo masivo, muchasde ellas multinacionales a partir de lasreformas de 1990-1998, de antiguasmarcas nacionales que no requerían in-versiones publicitarias para instalarlas yles permitían dar batalla a las segundasmarcas y marcas propias de los distribui-dores.

Aparecieron también algunas formascomerciales ya en desuso, como la ventade productos a granel, especialmente enartículos de limpieza e higiene personalpero también en almacén y secos. Comose dijo, la conducta de compra de bienesde consumo masivo volvió a formas ante-riores a la modernización del comercio mi-norista. Esta conducta fue alentada, en-tre otros motivos, por las dificultades enla percepción de ingresos, la informalidadcreciente en el mercado laboral y el altodesempleo, con especial incidencia entrelas mujeres.

La percepción del comercio de cercaníacomo un comercio de precio bajo, fenó-meno que apareció durante la recesión,se consolidó en el período de crisis y tuvoimportantes consecuencias en la estruc-tura comercial. Esta percepción que, en elmomento inflacionario, primer semestre

2002, estuvo relacionada con la menorvelocidad en la actualización de preciospor parte de los pequeños comercios, semantiene hasta la actualidad por realida-des como:

– En el comercio de cercanía el consu-midor sólo compra lo necesario y esmenos propenso a agrandar la cestade bienes.

– El comercio de cercanía ofrece enva-ses más pequeños y segundas mar-cas que abaratan la compra total.

LA RECUPERACIÓN 2003-2005

A partir del segundo semestre de 2002,la economía argentina revirtió su tenden-cia y comenzó nuevamente a crecer. Lue-go de tres años de crecimiento, en el año2005 se alcanzó el nivel de PBI del co-mienzo de la recesión, es decir del año1998. En términos per cápita, el deteriorofue considerable, ya que en 2006 se esta-ría registrando el mismo nivel de ingresosdel año 1974.

Para explicar el desempeño de la eco-nomía argentina a partir del año 2003,deben analizarse una serie de factores,algunos externos y otros internos. Entrelos primeros cabe mencionar los buenos

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 87 Noviembre-Diciembre 2007

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 87

precios que han tenido algunos commo-dities que juegan un importante papel enla balanza comercial del país, como sonla soja y el petróleo, sectores que recibie-ron fuertes inversiones durante la déca-da del 90. La baja de las tasas de interésinternacionales también influyó favora-blemente.

Entre los factores internos, una combi-nación de condiciones macroeconómi-cas, que pueden sintetizarse en un tipode cambio competitivo y unas tasas de in-terés reales reducidas, ambos sosteni-dos gracias el superávit fiscal y a una in-flación controlada, fueron la causa del de-sarrollo económico en el período.

Desde el comienzo de la recuperación,en el tercer trimestre de 2002, la econo-mía argentina había acumulado hacia fi-

nales de 2005 catorce trimestres conse-cutivos de crecimiento a un ritmo cercanoal 9% anual. La buena performance fiscal,que se tradujo en importantes superávitdel sector público, tuvo su origen en unamejora de los ingresos a partir de una me-nor evasión y del efecto de los nuevos im-puestos creados durante la crisis, funda-mentalmente el impuesto a los débitos ycréditos bancarios y las retenciones so-bre las exportaciones. La mejora en el ni-vel de actividad y el aumento de las expor-taciones también contribuyeron a incre-mentar los ingresos fiscales. Por el ladode los egresos, se logró su estabilizacióndentro de límites razonables, con un des-censo importante en un primer momentode los gastos corrientes compuestos engran medida por salarios y por el menor

peso de los pagos de intereses de la deu-da pública reestructurada.

Este superávit fiscal tuvo un triple efec-to positivo sobre la economía. En primertérmino se redujeron las presiones infla-cionarias, al no tener que emitirse mone-da para financiar al Estado, además el re-tiro del Estado como demandante de cré-dito bancario posibilitó el mantenimientode tasas de interés reales bajas; por últi-mo, el superávit fiscal otorgó al Estadouna mayor independencia con respecto alos flujos de capital externo. Hubo ade-más, durante estos años, una política mo-netaria que acompañó el crecimientoabasteciendo de liquidez a la economíaalentando el proceso de recuperación conuna inflación moderada. Este manejo mo-netario, que no interrumpió el crecimiento

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 88 Noviembre-Diciembre 2007

La estructura de la sociedad argentina, hacia finales del año1974, es decir en las postrimerías del modelo de sustitu-

ción de importaciones, surgido a partir de la crisis del 30 y dela segunda. Guerra bajo la influencia política del pensamientoperonista, mostraba muy bajos niveles de pobreza e indigen-cia, que apenas alcanzaban al 4% y 2% de la población. Porotra parte se observaba la existencia de un muy amplio sectorde clase media plena y media alta, equivalente en conjunto al78% de la población. El 15% restante se ubicaba en el seg-mento medio bajo en riesgo de empobrecimiento. Otros indica-dores muestran la homogeneidad social que constituía, en eseentonces, un rasgo distintivo de la Argentina respecto de otrassociedades en desarrollo. Así, la brecha de ingresos entre el10% más rico y el 10% más pobre de la población superabaapenas las 12 veces, el desempleo abierto no llegaba al 3% yel trabajo informal se calculaba en el 17,2%.

Al final de la etapa sustitutiva de importaciones la inflacióncrónica se convirtió en el centro de la política económica, estose tradujo en la implementación de sucesivos planes de estabi-lización. Estos intentos fueron llevados adelante tanto por go-biernos civiles como militares y a pesar de las distintas orienta-ciones, más o menos intervencionistas de sus ejecutores, to-dos se basaban, con diferencias de matices, en la fijación del ti-po de cambio y la apertura comercial para contener la inflación,

y la liberalización de los movimientos de capitales con el propó-sito de promover un desarrollo financiero y revertir la huida decapitales característica de la Argentina. La línea de pensamien-to dominante era que la moneda sana se asociaba con la esta-bilidad cambiaria y el crecimiento económico era la consecuen-cia de la liberalización financiera y de una integración comercialque terminara con la sobreprotección industrial.

Con la desarticulación del sistema industrial y la preemi-nencia de los sectores financieros, en un contexto político do-minado por la dictadura militar instalada en 1976, se inició unciclo de empobrecimiento masivo de los sectores medios, através del congelamiento de salarios obtenido por la clausuraabsoluta de toda actividad sindical, combinado con altas ta-sas de inflación. Se puede afirmar que la dictadura militar delos años 70, a la par del terrorismo estatal practicado con de-sapariciones, exilios y represiones, puso fin al perfil socioeco-nómico tradicional de país integrado por amplios segmentosde ingresos medios en su composición social, que distinguie-ron a la Argentina del resto de los países latinoamericanosdesde comienzos del siglo XX. Se ponen allí las bases para unpaís socialmente desintegrado y económicamente empobre-cido y fragmentado.

El ciclo hiperinflacionario que comienza a finales del gobier-no de Raúl Alfonsín, en 1989, con un índice anual de casi

Transformación de la estructura social argentina (1974-2004):De una sociedad homogénea a una sociedad fragmentada1

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 88

y que en forma paralela mantuvo baja lainflación, fundamentalmente durante losaños 2003 y 2004, permitió el sosteni-miento de un tipo de cambio real alto.

A partir de esta combinación de facto-res, se obtuvieron también saldos positi-vos, en la balanza comercial, más de13.000 millones en 2004, con incremen-tos en las exportaciones, no sólo en el te-rreno de los commodities sino tambiénde manufacturas de origen industrial yagropecuario. Al mismo tiempo, comenzóun proceso de sustitución de importacio-nes que impulsó una reactivación en mu-chos sectores de la industria local.

Todas estas señales fueron respondi-das con una tasa de inversión creciente,que para 2005 se acercaba a valores del20% del PBI. La inversión fue intensa en

la construcción y en equipo durable deproducción. Las inversiones destinadas aproducción para el mercado interno sevieron incentivadas por el repunte de lademanda, mientras el mantenimiento deltipo real de cambio dio margen a inversio-nes destinadas a la producción de bienestransables. El aumento del consumo fueel otro motor de la expansión productiva yel factor más importante en la recupera-ción del empleo. Se dio así una especiede círculo virtuoso entre consumo, expor-taciones y aumento de la inversión, quebrindaron las condiciones mínimas paraun crecimiento sostenido.

Este crecimiento tal vez posibilite la su-peración de las inequidades que subsis-ten en la sociedad argentina. Estas ine-quidades se reflejan en los índices de po-

breza e indigencia, en el desempleo y enla desigualdad en la distribución del ingre-so. Los indicadores referidos a pobreza ydesempleo han ido mejorando con el cre-cimiento de los últimos períodos, lo mis-mo puede decirse, aunque en mucho me-nor medida, de los índices que reflejan ladistribución del ingreso (ver Argentina:una sociedad fragmentada).

Evolución del sector comercial

La estructura comercial a partir de la re-cuperación paulatina del consumo quese produjo con posterioridad al segundosemestre de 2002, está caracterizadapor una consolidación del llamado “ca-nal indirecto” como alternativa de com-

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 89 Noviembre-Diciembre 2007

5.000%, aumenta vertiginosamente los niveles de pobreza eindigencia, y empeora simultáneamente todos los indicado-res socioeconómicos. Las capas medias altas y medias ple-nas de la sociedad, que en 1985 ya se habían contraído al44% de la población, representaban durante la hiperinflaciónsólo el 23% de la misma.

Esta situación posibilitó el “último” experimento estabiliza-dor de la economía argentina: la convertibilidad. Durante suvigencia y tomando datos de 1998, año en que comenzó elproceso recesivo que culminó con la ruptura del régimen deconvertibilidad y con la crisis de 2002, puede observarse quela pobreza y la indigencia bajaron con respecto a los picos hi-perinflacionarios y que, producto de la estabilidad del peso,volvieron a los valores de mediados de los años 80.

Sin embargo, y a pesar del crecimiento económico de casiel 60% del PBI, el desempleo abierto aumentó notablementeduplicando la media de los años 80 y triplicando los nivelesde finales de los 70. El trabajo informal llegó a niveles inédi-tos del 36,7%, constituyéndose en uno de los mecanismosque agravó la caída de los ingresos de los hogares y que per-petuó la desigualdad social. Durante este período se consoli-dó la caída de los sectores medios y la brecha de ingresos en-tre los sectores más ricos y más pobres.

Con la salida de la convertibilidad y la devaluación de 2002

se inició la peor etapa de empobrecimiento masivo y de desa-parición de los sectores medios. La pobreza se duplicó conrespecto a los promedios de la década del 90 y los sectoresmedios plenos y medios altos representaban sólo el 20% dela población. Esta caída de los sectores medios reflejó el pro-ceso de degradación social de la Argentina. El desempleo al-canzó sus máximos históricos y el empleo informal estallóhasta superar el 42% de los asalariados. La brecha de ingre-sos llegó a su pico estadístico, 30,9 veces.

Crudamente se manifestó el final de un ciclo, que transfor-mó una estructura socialmente homogénea e integrada, confranjas medias muy extensas, que representaban casi el 80%de la población, en una sociedad dual con altos niveles de po-breza e inequidad y altamente desintegrada.

Con más de tres años de crecimiento, en 2005, si bien losíndices de desempleo, pobreza e indigencia muestran unamejora importante, la sociedad argentina sigue presentandouna estructura que muestra una apropiación desigual de losbeneficios económicos, situación que se revela en una bre-cha de ingresos consolidada alrededor de las 30 veces.

1 Basado en: Las transformaciones de la clase media argentina. (1974-2004) Ló-

pez, Artemio y Romeo, Martín. Ed. Aurelia Rivera. Buenos Aires. 2005; y Sin ata-

jos. González Fraga, Javier y Losteau, Martín. Ed. Temas. Buenos Aires. 2005.

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 89

pra para casi todos los segmentos deconsumidores. Recordemos que se lla-ma “canal indirecto” a aquellos minoris-tas que se proveen fundamentalmente através de mayoristas u otros distribuido-res. Este canal está integrado por auto-servicios independientes, almacenestradicionales y negocios especializadoscomo panaderías, verdulerías y carnice-rías, y por kioscos.

Del mismo modo aumenta la participa-ción del formato discount con un 7% delmercado de alimentos envasados en laCapital Federal y GBA, según datos delsector. Esta participación implica un creci-miento de casi el doble desde 1999.

La consolidación de este tipo de forma-tos está basada en causas múltiples, lamayoría originadas en hábitos de compraque aparecieron durante la recesión e in-flación posterior y que se mantienen en laetapa de recuperación y crecimiento.

Estas conductas pueden resumirse en:– Mayor frecuencia y reducción del vo-

lumen de compra. – Tendencia a abandonar la compra en

las grandes superficies para evitar lacompra por impulso.

– Búsqueda de ofertas, crecimiento delas segundas marcas y de las mar-cas de distribuidor.

– Tendencia a la compra de productosbásicos, consumidores “economicis-tas”.

Las tendencias enumeradas tienden afavorecer la participación de los formatosde proximidad, tanto los autoservicios in-dependientes, asiáticos, como aquellosautoservicios en cadena, discount. Entreéstos se vislumbra en los próximos añosuna competencia que probablemente mo-dificará las características actuales deestos canales.

En 2005, las cadenas del formato dis-count tenían más de 500 locales, en sugran mayoría ubicados en CF y GBA, delos cuales 330 eran de Dia, 145 de Eki y25 de Leader Price. La facturación totalestimada para ese año ascendería a 850millones de pesos. Su expansión en laprovincia de Buenos Aires y el resto del in-terior se está haciendo a través del siste-

ma de franquicias, aunque a un ritmo me-nor del esperado, tal vez por la legislaciónque traba las aperturas en las plazasmás atractivas.

En tanto los autoservicios asiáticos,según AC Nielsen, han aumentado cons-tantemente su participación en la distri-bución de bienes de consumo desde1998, fuentes del mercado sostienenque en la Capital Federal y GBA la partici-pación de los autoservicios chinos en ladistribución de artículos de consumo ma-sivo ronda el 15%.

Informaciones de la cámara que losagrupa dan cuenta de la constitución deuna red de 500 autoservicios, cuyo objeti-vo es operar una central de compra quenegocie directamente con los grandesproveedores que hoy atienden el canal através de distribuidores y mayoristas. Es-ta iniciativa incluye acciones promociona-les, como el cobro de un canon mensual alos proveedores que quieran estar pre-sentes en los autoservicios. Se planeatambién la unificación de la imagen exter-na y del lay out de los locales y el desarro-llo de marca propia.

Estos movimientos hacia la integraciónformal de los autoservicios asiáticos, uni-da a su expansión hacia el interior delpaís donde ya tienen unos 700 locales enRosario, Mar del Plata y Mendoza, entreotras ciudades, y la reanudación de los

planes de expansión de las cadenas dediscount hacen prever cambios en lasparticipaciones de estos formatos en ladistribución de alimentos.

También dentro del crecimiento del ca-nal indirecto se nota un aumento, en losúltimos años, del número de negocios es-pecializados, por ejemplo panaderías, fru-terías, verdulerías y carnicerías. Este au-mento está relacionado con el consumode las clases de mayor poder adquisitivo,que consideran atributos de variedad ycalidad a la hora de elegir sus lugares decompra de este tipo de productos.

Se puede observar, además, una granrotación y reconversión entre los nego-cios independientes, ya sean éstos auto-servicios, kioscos o especializados. Si-guiendo algunos hábitos de compra nove-dosos, tienden a convertirse en negociosmultipropósito, cuya oferta está integradano sólo por alimentación y bebidas, sinotambién por golosinas y otros servicioscomo alquiler de videos, Internet y teléfo-no. Estos negocios, o maxikioscos en ellenguaje cotidiano, se han convertido enlugares de encuentro y tienen cierta simi-litud con los convenience store clásicos.

En cuanto a las cadenas, han comenza-do a replantearse sus inversiones que es-taban detenidas a partir de 2000. En suaccionar encuentran algunas regulacio-nes de tipo provincial y municipal que difi-

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 90 Noviembre-Diciembre 2007

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 90

cultan la apertura de grandes superficies,a pesar de esto y tal vez alentadas por larecuperación de las economías regiona-les y el crecimiento del turismo, sumadosa las menores oportunidades de creci-miento en Buenos Aires, las grandes ca-denas minoristas decidieran dar prioridada las capitales de provincia en sus planesde expansión y sólo durante el año 2007,según informaciones periodísticas, estánprogramadas las aperturas de casi 30emprendimientos de gran escala en el in-terior del país.

CONCLUSIONES

De acuerdo con lo expuesto en este artí-culo, puede decirse que el análisis delas condiciones generales de la deman-da, desde una perspectiva macroeconó-mica, como factor condicionante de lasdecisiones que hacen evolucionar lasformas comerciales, parece adecuado,al menos para entender el caso argenti-no. En este sentido, pueden hacerse al-gunas afirmaciones que se derivan delanálisis realizado:

1. La caída del gasto de los consumido-res determina la innovación en ladistribución comercial, así se obser-va que, como consecuencia de la re-cesión que comienza a finales de1998, las grandes cadenas dejaronde lado sus planes de expansión,fundamentalmente al interior del pa-ís, y pusieron mayor énfasis en laapertura de formatos más adecua-dos al nuevo nivel de ingresos de losconsumidores, por ejemplo: tiendasde descuento y autoservicios.

2. El descenso del nivel medio de gastoy la contracción de los mercados pro-vocaron la vuelta a un estado ante-rior de la evolución del comercio mi-norista. Se observó la reaparición deformatos minoristas basados en pro-ductos básicos y en la inexistenciade servicios adicionales, por ejem-plo la venta a granel de productos delimpieza e higiene personal y de pro-ductos secos y de almacén.

3. La inflación y la recesión generaronconductas de compra en los consumido-res que, a partir de experiencias satisfac-torias, no son abandonadas por completodurante la recuperación. La mayor fre-cuencia de compra y la mayor penetraciónde las segundas marcas y de la marcasde distribuidor son ejemplo de esta afir-mación

4. La consolidación de una sociedadsocialmente fragmentada, con unabrecha de ingresos muy amplia, obli-gó a los competidores a diseñar ofer-tas multiformato para llegar a losdistintos sectores de la pirámide so-cial. Así puede observarse el creci-miento de formatos comercialesorientados a la base de la pirámideque, aunque de bajo poder adquisiti-vo. representa una parte sustancialdel mercado de consumo masivo y,paralelamente, el aumento del nú-mero de establecimientos destina-dos a aquellos consumidores de cla-se alta y media alta, muy localizadosen ciertas zonas, que demandanofertas más especializadas.

Aceptar que la demanda es un factorde cambio cuyo análisis permite seguirla evolución de un sistema de distribu-ción, no significa ignorar que éste es só-lo un recurso metodológico y que el cam-bio es multicausal. En el caso argentino

se pueden identificar también algunosmovimientos originados en la propiaoferta, es decir las empresas, que inicia-ron o por lo menos alentaron la apariciónde algunas formas comerciales. De ladescripción realizada puede inferirseuna incipiente estructura polimórfica enel comercio minorista, con estrategiasmultiformato por parte de las grandescadenas y con agrupaciones de compraen el caso de los autoservicios indepen-dientes. A modo de ejemplo, puede men-cionarse otro fenómeno con origen en elpropio sector minorista. En su etapa ini-cial, la apertura de hipermercados y tien-das de descuento respondió a la dinámi-ca de internacionalización de los gruposde distribución y a sus propias necesida-des de crecimiento en busca de econo-mías de escala, tanto administrativascomo comerciales. ■

NOTA: Este trabajo se enmarca dentro delproyecto de investigación CAI+D: “Teorías ex-plicativas de la evolución de las formas co-merciales. Su aplicación al caso argentino”,y en su elaboración colaboró en la recopila-ción de material Luis Federico Martini, beca-rio de investigación.

BIBLIOGRAFÍA

■ CASARES, J. y REBOLLO ARÉVALO, A. (2005) Distri-bución Comercial. Ed. Thomson-Civitas. Madrid.(3ra. edición).

■ CHEMES, J.M. y GESUALDO, G. (1998) “Panoramade la distribución comercial en Argentina”. Distribu-ción y consumo. Año 9. Nro.44 (pp. 91-103).

■ DAWSON, J. (1998) “Evolución del comercio mino-rista en Europa”. Distribución y Consumo. Año 9.Nro. 43 (pp. 25-45 ).

■ DAWSON, J y SHIU, E. (2003) “The applicability ofcyclical and conflict models of retail change to Tai-wán: a preliminary exploration”. Journal of Asia-Pa-cific business 4 (1).(pp.67-81).

■ DE LA BALLINA BALLINA, F.J.(1993) “Los modelosde evolución del comercio minorista: análisis para lasíntesis”. Esic Market. Nro. 81 (pp. 51-65).

■ REBOLLO AREVALO, A. (1998) “Factores de evolu-ción de la distribución minorista”. Distribución yConsumo. Año 9. Nro.42 (pp. 5-12).

■ ROTH, L. y KLEIN, S. (1993) “A theory of retail chan-ge” The international review of retail”. Distributionand consumer research. Vol.3 Nro.2 (pp.167-183).

Comercio en Argentina

Distribución y Consumo 91 Noviembre-Diciembre 2007

Art. CHEMES 27/11/07 13:32 Página 91