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mitopoetica
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Libro de poesía y prosa poética publicado en 1996. La autora presenta su visión del mundo, recurriendo a fuentes de la mitología, con un lenguaje lírico y simbólico. También presenta algunos micro cuentos.
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DO
COMO UN ÍCARO
RMIDO
Yuri Magnolia Arias
1
2
3
COMO UN ÍCARO DORMIDO
Yuri Magnolia Arias
4
Yuri Magnolia Arias, nació en Colombia. Filósofa de la
Universidad Nacional. Ha publicado los siguientes libros de
poemas: Hoja en negro (1990), Como un Ícaro dormido
(1997), Danza de sombra (2003), Consejos para viajeros
(2005).
Esta es la segunda edición de Como un Ícaro dormido.
e-mail: [email protected]
© Yuri Magnolia Arias, 1997
ISBN: 978-958-460655-6
Edición e Ilustración: Gino Luque Cavallazzi
Ilustración: Elizabeth Garavito
Ilustración de portada: Elizabeth Garavito
5
Porque quizá
nacer es dormir
la muerte y despertar la vida
morir es dormir
la vida y despertar la muerte
como un ícaro dormido soy
soñando sueños eternos
de vida y de muerte
6
No basta sino mirar los ojos
para darse cuenta si acaso en
ellos se dibuja el rincón
donde se acurruca el tiempo
a mirar despiadado como
se espera la noche para volver
como lobos al adentro que
nos acoge como si volviéramos
no de otro día
sino de otra guerra.
7
8
UN INSTANTE DETRÁS DE LA VENTANA
Miraba por la ventana
de ese énclave de silencio en la urbe,
oía a un pájaro cantar la oscuridad
y jugaba con el fuego de las velas.
El cerro tan callado
él con sus mil formas, presencia de palabras
quietas.
Pensaba en ella
tan impúdicamente humana:
tanto pensaba en ella
que la noche se volvía tierna.
Es como si hubiese caminado todos los
tiempos
y padecido todos los sueños
y cuando justo se había decidido la quietud
el naufragio la hubiese arrojado al
encuentro.
Pensaba en sus libros,
en el infinito eterno de la soledad,
en el agua de la vida,
en el precio de la libertad.
Pensaba en,
bella como es,
¿cómo nadie le había descubierto?
¿nadie?
Asomar al rito del encuentro,
9
¿nadie?...
¿pasión o celos?
Ya no sabía bien si el error había
sido la palabra o el silencio.
Veía los astros:
¡tanta comunicación no es posible!,
desvergüenza del encuentro,
reto a la soledad,
¿qué era eso que acontecía,
como si se encontrara la luna con la luna
como en sus sueños de cielos multicolores
y fines de mundo.
Si fuese una gata o un águila
(ya su predilección no sabía),
qué soñaba ella mientras se iba al mundo
del los sueños,
donde todo es más bonito,
qué soñaba cuando no estaba,
qué hacía con el nido.
Era entonces cuando acontecía el silencio
inevitable pasear por el cuerpo.
No era la piel el único testigo del temor,
era más, ¿qué era?
Cerrar los ojos no evitaba construir visiones
de jubilosos pánicos.
¡No hay regreso!
Verse en el espejo podría llevarla a la muerte,
mas a la muerte no, bien lo sabía,
1 0
¿por qué a la vida?
¿por qué nutrirla de sueños,
cuando ya casi vieja se había parado del
juego?
Bella como es,
no pedir nada es la desvergüenza de su estar ahí,
y atraparle,
¿por qué no decirlo?
Atraparle y nutrirle de vida,
justo cuando creía por fin no buscar,
ni dar, ni pedir.
Si fuese una gata
se acurrucaría en el vientre de sus arraigos
para ronronear en las noches claras de luna
llena.
No es la piel el único testigo del temor,
es más,
es la tierra y el sueño
en el que todo es juego y a la medida del
antojo.
Pensaba:
todo surgió como un juego,
la nombraba como la mujer de sus sueños
y lo era
descabellado suceso
amanecer un día mirándola a los ojos.
1 1
EL OTRO
Desde el adentro del yo
que me replica en aguaceros el silencio y la
palabra
se escurre por las sombras las más
escalofriantes retaguardias,
de aún no los espacios del afuera,
más amenazantes que atentos
a regalarme con algún placer mi estancia.
Desde el reloj de los tiempos
cobra en vida esta vida
la danza de un juego ritual de dioses,
de un emulado ser que cantó la voz
de una tierra de mágicos laberintos,
de una tarde de cantos y muerte.
Voy tras de la tarde,
y el adentro, espacio acostumbrado a los
silencios,
teme mirarse a los ojos los pasados
que se empujan espasmagóricos
en un cuerpo más pequeño que las almas
que le habitan.
1 2
Ronda un silencio, y un ¡no ahora!
relampaguea en un corazón a punto de dar
su último latido.
¿A qué tiempo latir bestia en mi pecho?,
no lo sé, pero empuja aún la sangre,
que aún no vivo
y la muerte me trasluce los pasos.
No hay propósito, sólo días.
No hay memoria, sólo sueños
de un tiempo que vivió mi vida en algún
canto indescifrable
para el ahora escurridizo.
Soy el otro de lo mío.
Lo mío que ha de ser otro,
ya tal vez no en esta vida
que se escurre como lluvia por mis lágrimas.
1 3
REGRESA AL CANTO
Regresa al canto,
al cantar mismo, tal vez, al origen, tal vez a
la locura.
Tras de ti la fantasía, tan parecida a los
sueños
simulando realidades,
de un mundo quebradizo como espejo de feria.
Tan pronto diluye el fin los sueños,
siempre se escurre la realidad
al mundo prohibido del fantasear, marcha
hacia atrás,
como pájaros díscolos, rebeldes, a ese futuro
que no llega.
Sobre la balanza se duermen todos los
instantes
y el equilibrio no llega,
han roto los adentros el afuera
y ahora gravitas como mosca negra.
Recuerda, sin embargo,
que no habrá testigo de juicio,
ni un maniquí suspendido en la sombra,
sólo estará el coro de un cardiaco corazón
de luna,
mirando trasnochado los perros
y expresando por fin una nobleza.
1 4
odo.
Además,
no vendrá el llanto a recorrerte,
porque el llanto renunció a servir de fresco
para los juegos de adioses.
Simple,
duerme,
que el sueño depositará en fantasmas
gratuitos a tus pasos los mejores traumas
y gritarán tan fuerte las quejas,
que no habrá sordo inocente.
Esto es hastío.
Saber que no me rescatará la tarde
y le veré en los sueños.
Hastío de un dolor,
que dude, pese a t
1 5
DIFICULTAD
Que difícil es
volver a crear las trincheras,
a construir los muros,
a sumar instantes.
En el último rincón del adentro
lo vivido se vuelve recuerdo,
y el recuerdo, lo sé, miente tanto.
Tras la niebla de los años,
la escarcha del silencio
se pega en mis ojos.
Es difícil
apagar la vela,
ver la línea y el límite
y saber que vivir es sólo un episodio de feria,
un relámpago de sueños,
una costumbre divina de mutante naufragio.
Sobre la mesa del llanto,
a recoger mis días, mis palabras y mis manos,
que esta vez como otras
se enredaran en ausencias
cada vez mas frías y tiesas
como estatuillas de Orfeo.
Darán paso las nubes
a este silencio,
1 6
y con el dolor sabré escribir, mil veces más,
para buscar a oscuras en mi verbo serpentino
un asidero de sueños donde recuperarme de
nuevo
de mi fantasmagórico habitat.
Que difícil es
volver a cerrar los ojos
y huirle a las presencias
y anudar los sentires
y volatizar les rencores
e intentar de nuevo
desempolvar el sol,
calentarse en él,
maquillando artesanalmente
las heridas de siempre,
las dudas de ahora.
Que difícil es callar
el silencio que habla cuando no se oye
y saber que aquí,
con mi imagen y su repertorio imaginario,
¿hay algo afuera?
Y es difícil,
como infierno y caldera
quedarme con mi historia
sin un testigo afuera.
1 7
ESPEJISMO
Como si fuera el mismo abismo
y la caja de Pandora
con sus saltimbanquis males
y el sol posado en mis manos apareándose
con mis lloviznados ojos,
pariendo diminutos y luego
fantasmagóricos arco iris.
Como si fuera el mismo camino
y el eterno mismo cuarto
con sus tres telarañas y su cama
y sus animizados libros esperando mi saber.
Como si fuera el mismo, mi mismo camino,
y las eternas tardes de naufragio
y las mismas preguntas y el mismo retoñado
desvelo en mi ventana.
Como si fuera el mismo azul del cielo
y la luna, y el tejado de mis gatescos sueños.
Como si fuera el mismo rumor
de los sonidos y las sombras
y sus puertas.
Como si fuera la misma
mi misma eterna mirada empañada
por incógnitas.
1 8
Como si fuera el mismo
mi mismo cuerpo y sus tímidas añoranzas,
sus ancianas añoranzas
y los relojes en sus pieles enclavadas
marcando los mismos eternos
tres mementos de la muerte.
Como si fuera lo mismo
Mas el sabio Parménides
Equivocó la fórmula,
y el ser no-es
ni es lo mismo
no es lo mismo
no lo es.
1 9
SOMOS
Nosotros somos los que
caminamos la tarde
y sumamos soledades tras los ojos
e inventamos lindos juegos
de marchitadas flores
que a veces de tanto soñar
se nos convierte en amores.
Nosotros somos los que
sin haber visto
nos duele en el alma
el recuerdo del ver
y los que hemos vivido todo
antes de ser viejos
todo salvo el arraigo
todo salvo sabernos
esperados en algún lado
donde alguien pondría la mesa
y nos acercaría el fuego.
Y somos aquellos
que de la luna hicimos testigo
cómplice y escucha
2 0
y un día sin saberlo
no hubo que decir
porque el vacío
se juntó en nuestras manos
y ya no hubo flores
ni aun marchitas
ni pudimos inventar
el amor en los prados
ni cambiar el mundo
ni hacer justicia.
Nosotros somos los que nos hicimos tarde
para la tarde y el tiempo
los que nunca fuimos herederos de ningún
triunfo.
Somos los que recordamos muertos
como si recordáramos
la cotidianidad de los años.
Somos la tristeza
de tanta alegría
y los que nunca, nunca,
cambiamos el dolor de la rebeldía
por el chantaje alegre
de la seguridad traidora,
los que no nos hemos encontrado,
ni conformado, ni vendido, ni prestado.
Nosotros somos por quienes dividen la margen
eso somos.
2 1
USTEDES
Ustedes:
los de las verdades,
las cosas claras,
los axiomas,
los caminos rectos,
las metas seguras.
Ustedes:
los de los juicios a priori,
los convencidos,
los convencedores.
Ustedes:
los ufanadores de la no duda
los que ya saben qué es
cómo es
y para qué es.
Ustedes:
depredadores de sueños
predicadores de todo dogma.
2 2
Ustedes:
los que piensan como Cristo
como Stalin, como Mao, como Gandhi
y nunca son como ellos.
Ustedes:
que saben bien del futuro
y de antemano saben dónde esta lo amado
y reconocen lo desamado.
Ustedes:
que sospechan,
resienten,
matan,
muy seguros, muy ciertos.
Ustedes:
que cumplen ordenes del teniente,
del partido, de la iglesia, de la secta.
Ustedes:
que entre ustedes
tan diferentes se sienten.
Ustedes:
qué asco
qué asco ustedes.
2 3
MÁSCARAS
Ella se posa en el rostro el más frío metal
carnavalesco,
juega a la inocencia
la pasión y el llanto,
sale a la calle con su rostro prestado
para vender el mañana
y cobrar alegrías,
para vivir otro día sin saberlo.
Ella le pregunta a la noche
si la luna vendrá
y juguetea pensando que no,
hoy por fin se ha encontrado con el sol
y celebran sus pasiones cósmicas.
Ella no sabe bien si ante el espejo
esa arruga le es propia,
si algún dolor le es ajeno,
y se busca en los ojos, pues allí
hoy no pudo cubrirse
y sabe que pese a todo
hoy no pudo escapar a ser ella.
2 4
DESENCUENTRO
No
no detengas el camino
que la puerta sigue abierta
y la telaraña se construye
con artesanal paciencia en el olvido.
Deja
que la luna vuelva a girar
una vez más antes de despertar de! sueño.
Así
el jardín retoñara en colores y tal vez,
llueva y crezca alguna verdad
en el desierto del recuerdo.
No
no ensayes palabras
que quedaran en silencio,
ni cálidos aromas en la piel,
ni versos para los ojos.
No
no detengas el camino,
aún no es tiempo
y el tiempo no anticipa los sucesos
ni los sucesos dan consuelo
cuando no es el tiempo del encuentro.
2 5
AUSENCIA
Y es que la muerte no viene a acompañarme.
Subasto el espacio baldío
de mi adentro en diminutas
fracciones de tierra,
ilusiono que alguien me siembre
una flor o un arco iris.
Sólo la tristeza me recorre
y hace cuna en mi pecho,
la calle se vuelve desierto de promesas
y las voces lejanas como si las oyera
desde una tumba olvidada.
Cómo cuesta acostumbrarse
al dictamen de los dioses
que celosos me dividen.
Ahora que mis ojos
leen las imágenes desde el sueño,
la eternidad se comprime
en mis piernas agotadas,
y exclamo un porqué tan doloroso
que en algún lado ha de tener respuesta.
Mas la respuesta no llega,
entonces dormir es la promesa
y soñar el sueño,
2 6
urará
esconderme tras las sombras
arrullarme con la luna,
simular la muerte,
o entender que todo como sueño es,
y soñando estoy este dolor,
este frío, este temor.
Soñando estoy,
como en mis sueños,
hago malabares con el día
que ordeno como un
sacrificio ritual
poniendo el corazón,
la sangre,
en la pequeña suma
de instantes
de este sueño que d
tantos días
que no sabré
a qué vida despertar.
2 7
CREACIÓN
En el declive de la tarde,
adelantada a los tiempos,
saboreando los desiertos, rompiendo
a mordiscos las llamas del sol aún presentes
es ahora
como si fuera la única hora del existir
presente.
Ahora.
No se ve,
¿dónde está?
El verde y el calor
y todo lo divino, lo creado.
No se ve.
Caminar palmo a palmo los recuerdos
que mienten menos que lo vivido, y aún
menos
que lo deseado,
menos que lo soñado.
Compón ese corazón fragmentado,
es sólo un desierto,
y no hay un árbol que llame Lluvia,
2 8
ni un ave para anunciar el amanecer
de los primeros juegos,
de las primeras lágrimas,
ni del último lamento.
Es el espejo que se alumbró
en penumbra y sobre el pequeña muerto
se asomó a los ojos.
Asi, así esperaba, así temía y así,
silencio... así deseaba.
No se ve más que bruma de años
y tanto amor como para crear los cielos.
No se siente más que el cansancio,
¿dónde muriendo, cuántas vidas, cuántos
días,
cuántas horas, cuántos sueños?
Y el soplo de vida no alcanzó a dar más
vida
que un desierto, que un desierta
malabarístico
de un hastío tan divino como absurdo,
tan absurdo como una llama ardiendo en la
tempestad,
apagada sin la Lluvia.
Demasiada verdad me asalta,
me zozobra, me inunda.
Que los demonios me acojan
2 9
por hoy en su burdel de mentiras,
tal vez así...
podré llorar vida de nuevo,
y amor de nuevo,
y placer de nuevo,
y amor,
tal vez amor de nuevo.
Pero los demonios huyen
a mi trompeta veraz con la que carcomo
vida y alegría y sueños.
Crear,
soñé un color hermoso
y una tarde de sol y juego,
mil noches de amor
dormidas entre el afuera y el acá.
Soñé
una muerte abismal
una vida moribunda,
y sólo
mi soplo dio
una brisa,
un fuego de cielo, una
risa tan celestial como
las horas muertas
tan muertas que ni de muerte se nutren.
3 0
Crear,
soñé
crear,
algo amado
algo para amarme,
y en cambio,
engendro de mi ironía,
mi soplo no dio
más que una historia
que ni en mis ojos
se proyecta.
3 1
PROMESA
Estiro las manos
¡tú no estás!
Estiro los sueños
¡tú no estás!
Estiro el amor,
las palabras,
estiro la existencia,
estiro el llanto,
¡tú no estás!
3 2
Y si fueras sólo tú,
y si pudiera dejarlo todo en tí,
y si pudiera mentirme
y ver los fantasmas de tu estar.
Y si el mundo no sedujera mis sueños
y la belleza no me hiriera los sentidos,
yo no sentiría este invierno crecer
como la herida del tiempo.
Si yo hubiera muerto creándote,
si el crearte no me hubiese enseñado a crear,
si por lo menos hubieses osado
amarme o matarme
o matarme amándome.
Yo no estaría aquí construyendo muros
amordazando sueños, asesinando deseos,
huyendo.
Si tú lo hubieses sido todo
como lo prometiste
hoy no tendría el invierno adentro.
3 3
LLORA
Llora soledad
llora,
llora mi soledad no elegida,
llora mi soledad sin tiempo,
llora mí soledad vacía.
Llora,
tantos rostros y olvidos, llora
este amor sin sueños, llora el
naufragio del silencio, llora las
tardes y su frío.
Llora mi soledad, llora,
tu presencia en mis días,
tu costado en mi cama,
tu seguirme esclava de mis lamentos.
Lloras tú,
que yo no puedo,
y elegir, no te he elegido,
y a cuestas en los ojos te tengo
como rabia en las entrañas.
3 4
Llora por mí hoy,
por mi hoy,
hoy que te odio,
hoy que aplastarte quiero,
contra un sueño,
contra un abrazo,
contra un cielo.
Llora por mi hoy,
llora mi amor hoy,
llora saberme este vacío,
este silencio,
este saber sin fuego.
Llora,
llora,
e inunda
este deseo
este amor
este día.
3 5
SOLIPSISMO
¿Dónde está el sembradío,
la huerta común de comunes sueños,
dónde el canto,
dónde el tiempo,
dónde los amores?
Sólo
una puerta naufragante,
un repetido dolor sin nombre,
una bruma de días,
un sol para secar lágrimas,
una rama quebrada en el hastío,
un llanto taciturno y náufrago.
Si adentro se van sepultando las últimas
palabras
y el sentido común se resquebraja
y se hace tanta ausencia entre las manos,
como una llama ardiendo en la nostalgia.
Ha crecido tanto el mundo
desde mi último despertar
que olvidé los nombres y las cosas,
y ya que lo pienso:
el copetón sigue cantando en mi recuerdo
y aún recuerdo alimentándole
3 6
esperando su vuelo.
Sí, sólo adentro,
¿y el afuera qué?
¿Qué realidad me espera?
Rayando como fiera, en el último límite
de mis sueños.
Y sólo adentro
hay algo propio,
y la voz, cuna misteriosa de palabras,
no encuentra el alfabeto común.
Sólo se teje el combate,
sólo la carne para devorar,
sólo la vida para comer.
¿Qué se hicieron las huertas
y los comunes sueños?
¿y la casa conocida y d llanto simple?
¿Qué se hizo el afuera?
¿Qué se hizo?
3 7
ESCAPISMO
A veces logro vivir más allá de mí
y de mi madre que me dio
su leche y sus miedos,
y de mi historia
y de dios en el que no creo,
el que me persigue para arrancarme
sonámbula el perdón que le debo.
Y logro vivir
con un poco de esfuerzo
y otro de sueño,
más allá de la historia,
de las manchas de sangre,
de los monstruos modernos
y los canjes.
Tan pequeño instante ese
en que más allá de las manos
sólo están las nubes y en las nubes
no hay un dios moribundo,
ni una madre,
ni un poder,
3 8
ni un castigo,
ni un “yo”.
Ni un “yo”
con la pésima costumbre que tiene
de recordarme que más allá
de este infierno
del que a veces me escapo
sólo está la muerte.
3 9
BASTA
Basta con saber que siempre
moriré al instante
para no deberle a la vida
un último aire.
Y con esto basta
para no tener más
que lo que abarcan las manos
y cubre la mirada.
Con una muerte basta
para morir mil veces
y de la risa al llanto
no creer en nada.
Nada,
a no ser por la misma risa
y por el mismo llanto,
por la misma vida,
por la misma muerte
y el intermedio inútil
con su inútil sabor
a juego de dioses.
4 0
dos
uema
entro.
ÍCARO DORMIDO
En mi cuerpo habita el sueño
y en mis manos vuela.
No construyas más Ícaro tus alas
deja que en tí crezcan,
para que el sol no queme
la libertad supuesta,
no construyas el vuelo,
solo vuela, Ícaro.
En mi cuerpo habita
reposado y ebrio,
sueñan mis manos
la libertad del fuego,
simplemente el amor
resbalando por mis de
y el barro origen,
crear un nuevo lecho
donde lo imposible se q
en el húmedo de mi ad
¿Tan difícil es?, crecer,
¿tan difícil? Ícaro, dormido
soñando vuelos eternos...
4 1
Tan difícil es su piel y mi fuego.
¿A dónde volaremos Ícaro
cuando tú despiertes?
Cuando en ti la palabra crezca
y se haga piel.
¿A dónde volaremos?
¡al sol nuevamente, Ícaro!
Al barro origen
al primer soplo
otra vez al primer día del cosmos.
Y ¡vuela, simplemente vuela!
luce tus alas y grita
que Sué ya no te quema
que ahora expande su fuego tu llama
y que simplemente el amor
se resbala y en húmedos canta
un nuevo origen
y en su piel el barro lo sopla mi boca.
4 2
PETICIÓN
No te quedes afuera
que la puerta se asoma y sin más esperas
retorna la vida a sumarse como un naufra-
gio
de batallas y lamentos.
No te quedes afuera,
que contemplar quiero en el ocaso una
mirada hermana, una figura hermana, una
voz.
Vienen con su algarabía mis pesadumbres
a asaltarme a la puerta y las sombras
se asoman a mi infante ir,
guerreo contra el hastío diario y los dolores
irresueltos
y en aspaviento de azar me acuesto a
meditar los días,
como una batalla más en mi búsqueda,
sin brújula, sin anclas, sin nada.
No te quedes afuera,
brama mi corazón que sabe como alumbra
la soledad
4 3
en mi costado y como cuesta en lágrimas el
desgarro
y como quiere el alma tu mirada
y como se marcan en el rostro las nostalgias.
No te quedes afuera,
digo y repito
mientras espero la noche y veo recorrer la vida,
con su costumbre de hacerse cotidiana,
vulgar y fraudulentamente cotidiana
como vender el reino por un pan.
Y si no basta mi urgencia
de reclamarte cruzar conmigo la puerta,
¿qué habría de nombrar mi palabra?,
acaso si te hablara del implacable estar
y su conformismo asmático y su paso
inseguro
y el sol arriba y la infancia atrás y los sueños
muertos,
si te hablara acaso de la batalla diaria,
del porqué eterno,
del fantasma de los tiempos,
si te nombrara infinito los instantes sin
sueño,
o los sueños marchitos, o el espíritu atento.
No daría así mi voz palabra que te pudiera
hablar de este urgente encontrarte.
4 4
La soledad es eterna,
y ya “Ixtlán” mi “Ixtlán”
se desvanece.
La soledad es eterna y cómo duele y cómo
cuesta,
pero en ésta mi batalla,
la soledad es camino, es verdad, es urgencia,
es la única que acaso de libertad nos viste.
La soledad es sentido, es pregunta, es vida.
Es la palabra cierta, el contrincante previo a
la muerte.
La soledad es mi reto,
mi porqué, mi llanto.
Y la puerta espera
y mi alma guerreante
como Aquiles vulnerable,
sólo sabe que te añora.
¡No te quedes afuera!
4 5
EL ENCUENTRO
Recostándote en mi nostalgia,
amarrándote a mis pasos.
No sabría como rescatarme de este paso
libertario
y su tristeza, si ante todo vamos
preguntándole a la tarde
qué se hicieron los amores y la gente
que no encontramos su mirada.
Todo se desvanece como un fuego,
que arrollado por la brisa matutina
se escondió en la brecha del pasado.
Y ante mí haces giros en el aire,
en el aire que es también mi mismo vuelo,
ese vuelo que tanto camino teje,
un tejido de infinito suspendido,
que me ensancha en sueños las tristezas.
Como llegando al declive de la tarde
de caminos a veces innombrables,
recogiendo de golpe la mirada,
para vernos crecer entre los llantos.
4 6
No hay manera de hacer nido en el tiempo,
pero sí de batir las alas prisionero,
un sólo intento de volar hace el vuelo.
No es fácil, lo sé,
como ha de serlo.
Traspasar el muro y sus lamentos,
y crecer y hallarse con el cielo,
duele tanto coma parirse mil veces.
Tantas veces la piel me ha cambiado,
tantos vuelos mi loca fantasía ha creado,
tantas veces me he ido del arraigo,
tantas, que ya olvidé el nido.
Por eso mi corazón se lanzó al vuelo, sin
detenerme a pensar en las fronteras. Ya
la luna se muestra alucinada,
yo con ella alucino los ensueños,
y con ella me robo tus palabras,
que hacen nido en mi pecho fragmentado.
No me salvas de esta mi tristeza, no
te salvo de todas las que tienes,
no me sirves de ancla en el naufragio,
pero cóma te pareces al encuentro.
Tu dolor me sale desde adentro
y la risa que siempre me atrapa
cuando sóla de vivir se trata.
4 7
LA SOLEDAD DE LO ETERNO
Y en lo eterno estamos,
parados sobre la nada del día,
caminando con la historia pegada a la piel,
tan ausentes de la vida
como los muertos que lloramos.
Como polvos esparcidos en el cosmos,
sólo nos despierta el big bang de lo eterno
que se posa en nuestras ojos,
como un punto de nostalgias
inexplicables añoranzas de un recuerdo
confundido en las páginas del ser.
Enfrentados a la soledad de lo eterno,
navegando, naufragando en este instante
que tan extenso sentimos.
Entre nacer y morir
sólo una puerta apretada en las manos,
manos tan nuestras,
tan ajenas,
¿quién es el artesano?
4 8
La contradicción,
maravillosa y triste.
Sólo polvo somos,
tan pequeños, tan nulos,
tan a punto de la vida
siempre tan lejanos.
Y ahí, como en un día de llanto,
está el aire, el soplo de vida
esperando encontrarse y volver
a crear lo eterno.
4 9
LA FRONTERA
Cuando atraviese la frontera
se quedará el rincón de mis penas,
el amor de la mañana, el hambre.
En el punto exacto
declinará la tarde sobre los pasos
y el juego de niña quebrará una ventana más
repiqueteando en mi nostalgia.
Y el primer beso
y el rubor de mi rostro
y el llanto del primer aire
volará como gorrión tímido.
Y las calles penumbrosas
y el cerro azuloso
y el tinto quedará servido
y el cigarrillo detenido en su humeante azar,
acariciará nostalgias de mil amores
que se quedarán a espera de otro encuentro.
Y en la línea azul de la frontera
miraré como reposa el camino,
a lo lejos veré el hogar que quise construir
5 0
oiré el canto de mi madre
y un día a la vez más viviré con su voz.
La pluma de tantos sueños
reposará en palabras silenciosas
esperando que alguien escriba
lo que nunca fui capaz.
Cuando atraviese la frontera,
no habrá memoria,
sólo un largo viaje
buscando el regreso.
5 1
PRESAGIO
Vendrá.
Vendrá el camino
y se posará en tus pasos,
y andar tendrás
y dolor tendrás,
añorarás el rincón dormido
de tu infante sueño.
Verás tu cuerpo expandirse
en una piel más grande que tu alma,
y tú ahí viendo las nubes
cometerás el pecado de verlas transcurrir
en su paso vagabundo,
como cuando tenías el rincón dormido.
Y habrá un tiempo elaborado
en una mente puntual.
Y tú,
aprenderás a llegar a tiempo
aunque no sepas el porqué.
Vendrá,
un número a marcarte
y un amor a confundirte
y un deber a devorarte.
5 2
Vendrán,
ya te tienen registrada.
Vendrán.
Mas si puedes,
guárdate el copetón en la mirada
y escóndete tras el árbol
y huye por la rama.
Vendrán,
pero no verán en tu ombligo
los juguetes arrumados.
Vendrán,
pero no verán.
Y entonces no irás con ellos
y si vas prisionera,
tras de tí irán,
las nubes y sus formas
el copetón y sus alas,
el árbol y sus ramas.
Entonces,
el tiempo volará y hará
formas con las nubes
y el copetón cantará su libertad
y la rama marcará su eternidad.
5 3
FLORES DE SOL
Rozando la certidumbre
en el límite del espacio.
El tiempo allá afuera
no es el mismo que el de adentro
y paradoja de vida
ni hay afuera, ni hay adentro.
Tejido
de vital presencia
Acaso la muerte y su reto,
acaso el amor y su sueño.
Esperando el día,
recostados en el ser,
sabiendo silencio.
Sólo el sol,
sólo la tierra,
sólo el aire
nos dan consuelo
para este extraño estar,
para el tejido multicolor,
para el sentir sin dudas.
5 4
Y el proteger
y el amar
y el ir al infinito presente.
Un universo subjetivo
en un yo expandido, tan simple como ver.
Tan simple
como amar y florecer el sol en las manos.
El llanto que recorre limpia y protege.
Una cuna de afectos,
los últimas sueños del día,
acompañados por el espíritu
que nos hace señas desde el muro,
desde el miedo, desde la historia.
Un impulso al vuelo
un vuelo tan eterno como el instante.
5 5
RONDANDO
Cansada de fragmentar el tiempo,
tanta tristeza se acumula en mi ventana
que las lágrimas parecen sofismas.
Ronda por el cuarto el silencio,
no hay palabra mágica que abra el
horizonte,
sólo se acuesta la noche en mis pasos,
y el camino tan lejano como sepulto,
me riñe, riñe a mis pies inmaculados,
sin polvo, ni fronteras, sin sueños.
5 6
Si un amor me obsesiona la mirada,
soy como un temblor de fiebre, alucino:
tiembla tierra y sacude gramo a gramo
los átomos de mi conforme estar,
mi estar, y su quebradizo pasadizo al ser.
Regalo los céntimos de mi nostalgia
al mendigo de la calle veintitrés,
que azorado me mira y me sonríe,
con sus tiernas maldiciones pegadas
a su hambre y mi naufragio.
Posiblemente llueva,
pero que pena, no soy árbol ni ave
y celebrar la lluvia me cuesta
como a Ícaro celebrar el sol.
Sea, como ha de ser sea,
ya no hay más, no me queda más que la
palabra,
ésta de páginas y dudas,
sea,
no me queda más que la palabra
que es como decir silencio.
5 7
TIEMPOS
En un instante, fracción de tiempos,
podrá venir el abismo y su abismal antojo
a recorrer las penumbras del cuarto
y sus sombreadas soledades de antaño.
Y
jugando a los muertos resucitarán los dioses,
como si fuera encuentro de parientes
huérfanos,
se irán y harán un festín con el olvido
que se proclamó la víspera de su destierro.
Pero
no habrá llovizna,
ni un ave se pasará en el pueblo,
ni retornarán los sucesos con los sueños, ni
los perros.
Sólo
vagabundeará el sol en el cielo,
y las casas amarillas ejecutarán la danza
cotidiana,
mientras
5 8
el polvo se comerá hambriento
todos los retornos de un juego de dados
servido en la mesa del último transeúnte.
Y
entonces
la carne antojará al espíritu
como caos a cosmos
en el primer soplo.
Y
alguien en una ocurrencia trasnochada,
tomará el barro y con impaciencia de
aburrido,
hará un maltrecho ser,
que en un descuido arrojará al abismo,
donde el viento pasará rozándole
con el soplo descuidado.
Hasta
que un día el maltrecho barro sea ser
y haga una historia inverosímil sobre los
tiempos
en que un dios hizo un muñeco de barro
y le dio el sagrado, nunca repetible, nunca
retornable,
soplo de vida.
5 9
ASÍ FUE
Fragmentándose la voz
en la escalera del desierto,
retorna soñando al paraíso prohibido
de imposibles recuerdos.
El príncipe azul
hace fiesta en el burdel de pueblo.
Blanca Nieves gorda y áspera lo espera
con siete enanitos, huérfanos y hambrientos.
¿Qué hacer?
La historia de finales felices
ha continuado su marcha.
¿Qué hacer?
6 0
El Principe no quiere besar más a Blanca
Nieves,
pues de su boca antes roja, roja,
salen malolientes los años y el fracaso.
¿Qué hacer?
Si el tiempo es más testarudo que la felicidad
y ahora en el cuarto se arruman las arrugas
y ya los principados naufragan en el explosivo
juguete moderno.
¿Qué hacer?... Si
había una vez, una vez,
sin fin
que quiso ser siempre sólo una vez, pero
a la vez una,
mil veces sucedieron
y entonces era tan atrevidamente impúdico
volver a dormir tanto
hasta que el Príncipe llegara,
que hastiada la vez de ser tantas veces
pidió permiso para no ser vez y se suicidó
en el último beso
y ya el Príncipe no volvió
y ya Blanca Nieves perdió el color y la carne
y el vestido se le arrugó
y los enanitos descubrieron la malévola
manzana.
Así fue.
6 1
EL VERDUGO
Como era tal vez
el de más limpia mirada,
el de más recto proceder,
el de más ecuánime juzgar
y el de corazón más noble y tierno.
Los dioses no dudaron
en deliberación urgente,
y temiendo equivocarse,
si acaso aquel puesto fuese dado
a otro dios menos benévolo y más ardiente.
Los dioses no dudaron
ni por un divino instante,
en otorgarle a aquel,
la difícil y divina tarea,
de juzgar
y justamente
a los inquietos mortales.
Clarividentes se sintieron
en el banquete celebrado
el conjunto de los dioses.
6 2
¡Sí!
se oía decir aquí y allá,
realizó su labor justamente,
benévolamente, tiernamente.
¡No hay mortales!
¡Ni un mortal!
6 3
PENÉLOPE
¡Ay, Penélope!
mil veces el tejido reanudado,
mil veces destruido,
sobre las huellas y sus pasos borrando
lo vivido como un dios de espaldas a lo
creado.
¡Ay, Penélope!
que descoses soledades y tejes los deseos,
tu hilo es tan amplio como el mar de tus
lágrimas
y la impaciencia de tus sueños
y el húmedo de tus deseos.
6 4
¿Penélope qué has esperado?
¿Lo recuerdas aún?
O tanto has tejido tiempos muertos,
vidas prestadas,
historias que aún no empiezan,
que hoy sólo recuerdas como hacer el nudo,
como abortar el nudo,
como incendiar el paso con tu llama
apagada.
¡Ay de ti, Penélope!
Harta de tejer,
¿a quién darás la madeja?
en dónde la ocultarás para ser libre.
Ponla ahí, Penélope,
en la primera arruga de tus años,
en el último deseo de tu ombligo.
Ponía ahí Penélope,
entre el cielo y tu cuello
así sabrás que el próximo nudo
ha de ser el último.
6 5
AQUILES
¿Qué sentías Aquiles antes de la batalla?
Acaso mirabas horas el hogar y su huerto
y mirabas a los ojos eternamente,
fugazmente lo amado.
¿Qué sentías?
Acaso acariciabas tu talón
como quien acaricia la puerta del regreso
y en él contemplabas el posible naufragio,
la sazón del destino servido a tus pies,
el ineludible azar con su cara bufona.
¿Qué hacías Aquiles antes de la batalla?
Acaso alumbrabas el camino con tus ojos
y mirabas el ocaso como sólo desde tu
ventana
ver se podía y servías a la mesa el simple pan,
el casero pan de todos los días,
contabas las piedras y las hojas,
sumabas en tu costado el arrullo.
6 6
Acaso mirabas eterno el talón
contándole a tus pies sobre los pasos
y a las estrellas sobre los sueños.
O simplemente de silencio se vestía
tu faz de guerrero,
tu austero ir por el mundo, tu fuerza.
O acaso sentías
que de tantas guerras habías vuelto
y de tantos lechos partido,
que el llanto tímido no sabía derramar
en cauces tus lamentos,
y que tu talón fecundo, tan frágil
como la rosa y la espada
te hacía tan hombre como inmortal.
6 7
AÚN ES ORIGEN
De tu carne testimonié el origen,
de tu sangre río, de tu ser presencia.
Insepultos quedaron los lamentos del
venidero futuro.
No se había acostumbrado el cuerpo
a la vida cuando ya la muerte.
Mas arriba en algún lado
se hacía un carnaval celebrando el fuego,
y los hombres venideros cantaban el primer
soplo
antes que tú o yo respiráramos el primer
aire.
Te posaste en el hongo,
como cuando niña en el prado,
ya venía la tarde y su compuerta
a recordar el paso laberíntico
insalvable del allá.
El amor
fue más impulso que el saber
y ante el cosmos dio el nacer.
Recogiendo
espermas ovulados se cernía la palabra
hablada
y al principio era el verbo
6 8
y todo era dios,
como dios creación hacía,
como dios barro-paso hacía,.
como dios todo era todo,
todo-nada
nada-origen.
Y presencia tu carne, y
en ella el espíritu del ser
volando al éxtasis de la mañana,
como siendo, soy.
El amor
acorraló el presagio y andante
cabalgué en tu cuerpo,
y de alas vistió los sueños.
No era entonces urgente el pan,
el maná caía como gotas
y en rocío de alimentos crecer se podía.
No es verdad esta prisión.
No es verdad que se pierda el fuego,
ni que el maná tenga precio.
Pues el pecho aún palpita
y sobre este aguijón impulsa
y aún hay aire y cielo y sol
y aún en el escondite crezco en alas,
y el río crece en fresca vid,
y la carne aún al espíritu acoge.
Aún es origen.
6 9
SIGUE SOÑANDO
ÌCARO DORMIDO
QUE VUELAS
ASI TAL VEZ
ALGÚN DÍA
DESPIERTES
EN VUELO
7 0