2 .... COMPENDIO

DE

DE

MEXICO POR

JULIO ZÁRATE

Nueva edición corregida é ilustrada con grabados

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_ OTECA DE MEXICO.

LIBRERÍA DE LA Vda DE CH. BOURET PARÍS MÉXICO

•

2~, r.ue Visconti, 23 i4, Cinco de Mayo, 14

1899

Quedan asegurados los del'echos de p¡'opiedad conrol'me d !e, ley. ' , ,

Esta obra es propiedad del '\uIO,', - Ilsta .alClón es propiedad del Editor

P.lRIS. - Imprenta de la V·h. de eH B OURn

LIMINAR

En esta nueva edición del Compendio de Histo­

ria general de aparece sustituida la fOI'ma

catequistica usada en la de 1880, por la expositiva,

que se acomoda mejor á las refl exiones y ampliflca­

ciones introducidas ahora en todo el curso de la

obra.

El relato histórico terminaba en la antel' ior edi­

ción el 30 de Noviembre de 18RO, y en la presente

alcanza hasta igual fecha el e 180(; , comprendiendo

un período de diez y seis allOs que llega hasta los

momentos actuales.

Apal'le de ese aumento se ha ensanchado la obra

cons idel'Ublemente, y tanto en la parte destinada á

la época antigua como en la que comprende la his­

toria de México independiente, hay importantes

adiciones y correcciones que modiflcan de una ma­

nera muy notable el libro que se imprimió y publicó -

en 1880.

Su autor ha cre ído que debía cOI'I'esponde l' al rUYOl'

con que ha sido aceptado su humild e 1rnbajo al'anún­

dose para mejorarl o, si n apartarse del carác te l'

6 PRELIMINAR. ,

elemental que le dió en la primera edición. Y en

cuanto al fond o mismo del libro, destinado á la ense­

ñanza de la his lo,ia de nueslro país, ha pl'Ocurudo

que con la exposición verdadera de los sucesos pa­

sados y cosas memorables. y con el estudio de las

vicisitudes de la g ran familia mexicana, despierte y

se acrec- ien le en lil:, j óvenes genera ciones el fecundo

amor Ú, la libertad y á la patria.

México, Diciembre ue 1896.

COMPENDIO

DE HISTORIA GENERAL DE ~HtX[CO

INTRODUCCIÓN

Se da el nombre de México, y con más propiedad, el de Estados Unidos Mc:úcanos, á la nación situada en la América del Norte entl'e los Estados Unidos de América y la República de GuatQmala.

Esta vasta porción del N uevo-Conlinen Le se •

extiende entre 105 g030' y los 32%2' ele,lalitud bo-real, y entre los 12°21 ' longitud Este y los 18° lon-

•

g-itud Oeste del mer'idiano que pasa por la ciudad de MéXico. Sus límites son: al NOI'te, los Estados Uni­

. dos de América; al Este, el Golfo Mexicano y el Mar de las Antillas que baria las costas ol'ien­tales de Yucatán; al Sudeste, la R epública de Guate­mala y el establecimiento inglés ele Belice; y al Sur' y al Ueste, el Océano Pacillco.

Calcúlase la superllcie del territorio mexicano, incluyendo la de las pequeñas islas adyacentes , e!1 1 D87 053 kilómetros ciJadrados, con una población, seg'ún el censo gene",)l formado el 20 Octubre de

18D5, de 12 570 Hl5 habitantes.

8 INTRODUCCI ÓN.

Este dilatado país, antes de ser conquistado por los espa­ñoles en el primer tercio del siglo XVI, era miÍs poblado que hoy. Ningún nombre general lo distinguía, pues el de Ancí­huac, que en el idioma de los antiguos mexicanos significa cerca del agua, sólo designó propiamente al pequeiJo terri­torio del valle de México, por los lagos que alli se hallan; el de Nueva Espaiia fué impuesto por los conquistadores á toda la región que sujetaron sus armas en el curso del mismo ~iglo XVI y gran parte de la siguiente centuria, comprendiendo en junto el territorio de la ¡¡ctual nación ¡:nexicana y una faja considerable del 'de los Estados Unidos de América, cuyo limite septentrional lo marcaba una linea qu ebrada, qu e par­tiendo del grado 42 de latitud en la costa del Grande Ucéano, cruzaba en seutido diagonal el continente hasta terminar á orillas del Golfo, en un punto poco distante al este de la de­sembocadura de! río Sabinas.

La configuración del suelo de la República Mexi­cana está determinada por los dos ramales de la Gran Cordillera americana que se separan del tronco principal en el Estado de Oaxaca. U no q~18 forma la Sierra Madre Oriental, t;orre paralelo á las costas del Golfo, y el otro, llamado Sierra Madre del Sur, y en su continuación hacia el Noroeste Sierra Madre Occidental, sig'ue en sen tido relativamente paralelo al prolong'ado litoral del Pacífico. Desde las costas de ambos mares (el Pacífico y el Golfo de ' México) hasta muy cerca de las cimas de las Sierras, el te­rreno asciende por gradas ó escalones hasta lleg'ar ú la Mesa Central, altiplanicie que se eleva de 2200 á 21100 metros sobre el nivel del mar, fonnada por los ramales de la Cordillera, antes nombrados, y que comprende la mayor par'te del territorio nacional. el'uzan también csa altiplanicie oteas cadenas mon-

,

tañosns, de las que unas se e,nlazan entre sí, otras se levantan aisladas, y algunas se unen con las grandes Sierras. Las eminencias que descuellan en todas

" - ,

lNTnoDUCCIÓN. 9 ,

esas cadenas montañosas y sierras son: el Popoea-tepe!.l, el Citlaltepeil ó Pico de Otizaba, ellxtaccihuatl,

•

el Xinan{ecatl ó Nevado de Toluca, el Nauhcarnpate-,

petl ó CO(l'e de Pel'oie, el Matlacueyatl ó lIfalintu, el Nevado de Colima y el Ajusco.

La pendiente de las sierras hacia las costas, rápida y corta, impide la reunión de grandes masas de ag'ua que con moderado curso facilitaran la navegación interior. En la Mesa central, muy pocos son los !"Íos de importancia, pues los demás sólo en la estación lluviosa vierten sus torrentes en las lagunas ó llevan

su tributo á otros principales que se abl'en paso entre las cordilleras. Sin embargo de lo expuesto, deben citarse como ríos principales que desaguan en el

Grande Océano los siguientes: el Yaqu~ , el Mayo, el del Fltel·te, el Cullacán, el Sina/oa, el de Sani·iago ó T%lotlrín, el de las Bulsas y el VeJ'd~; los más no­tables que desembocan en el Golfo son: el Bmvo del NOl'te, que sirve de limile entre la :ftepública

' Mexicana y los Estados Unidos de América, el Pánuco, el Papaloapan, el COl).lzacoalcos, el Grijalva y el USllmacmia; los interiores que descarg'an sus aguas en lag'onas son, cntre otros menos importan­tes, el de Casas Grandes, de Srmta María y Na::.as, y el Concltos y el Sabinas, que son anuentes del Bravo. Finalmente, las lagunas mas notables son :' la de C hapala ; las de Tél'minos, Tamiahua y Madre que se comunican con el mar ~ la de Guzmán, la de Pa­n'as, la de Pálzcual'o, la de Ma!Jl'ún y las del Valle de México , Texcoco, Xochimilco y Chalco.

La parte septentrional de la República, por razón de la latitud, perleneee á la zona templada, en tanto

10 • INTRODUCCI ON .

que la mel'idional corresponde á la tórr ida; pero las

diferentes alturas del suelo determinan diversos cli­mas y temperaturas, pudiendo dividirse el país en tres reg'iones principales: lien'as calientes, desde las costas has ta donde el suelo se alza á mil metros, aproximadamente, sobre el nivel del mar; tien'as templad,¡s , desge esta altura á la de mil seiscientos

metros, y lierras frias las que se extienden á una altura ma Val',

" Bajo la influencia de sus diversos climas son muy

variadas las prod ucciones veg'etales de la República Mexicana, Entre las costas y las laderas de las sie­rras se extienden las sabanas de abundosos pastos;

y en los bosques de las lierl'as cálidas, se alza n árboles m~y estimados pOI' sus finas maderas de construc-

. ción o de tintes y gTan copia de plantas medici­

nal es, produciéndose también exquisitas frutas. Pros­

peran allí la catla de azúcar, la vainilla, el café, el tabaco, el algodón, el cacao , el a llil, el arroz, el árbol

del hule y la especie del ág'ave que produce el hene­qu én. L a región templada es tan opulenta como la cálida: los lic¡uidambare3, encin os, helechos, mirtos y arl'ayancs pueblan sus bosques, y en los campos crace n y se cosechan ya riad ísim os cereales , En las

tierras fría s y en g r iln parte de la Mesa central las coníferas COI'0 11 an las allul'Us, y en los llanos crecen

el trigo, la cebilda, el maíz (qu e es también producto

,de las tierras lemplaclasycltlidas) , elfrijol, lapnlala, yel ágave mexicano de que se extrae el pulque.

Profusa es .10. val'iedad de p roduc tos minerales en la República: orl.', plata, cobr e, hierro, zinc, plomo,

p1agistral, antimonio, al'sénico, cinabrio, cobalto,

INTRODUCCIÓN. ,H

etc. Prodúcense también cl'istal de roca, mármoles hermosísimos, piedl'as de construcción, y piedl'as preciosas como el ópalo, la turquesa, el granate, el topacio, laama tista, y otras. Desde el establecimiento de las casas de moneda en 1;)37 hasta hoy, se han acuilUdo en nuestro país tres mil seiscientos millones de pesos.

La población de la República comprende tres graneles g-rupos ó razas: la europea y española ame­ricana, la indíg'ena y la mezclada. La segunda repre­senta poco más de un treinta y tres por ciento de la población total y se distribuye , en catorce familias etnográficas, de las que sólo citaremos las más impor­tan tes: mexicana, othomí, mixteco-zapoteca, maya­quiché, taTasca, totonaca; ópota-pima y zoque-mixe. Entre los idiomas y dialectos que hablan los indivi­duos de esas familias y de las subdivisiones de éstas, ocupa el primer lugar el mexicano. El idioma na­cional es, sin embargo, el castellano, de que hacen uso las razas blanca y mestiza, y el que usan también los individuos de la indígena en sus relaciones con los de aquéllas, si bien conservan entre sí sus res-pectivos idiomas y dialectos. .

Á la antig'ua religión, complicada y llena de ritos supersticiosos y bárbaros, sucedió la cristiana, im­puesta y difundida por los conquistadores . Las leyes de la República ga¡'antizan hoy el ejercicio de todas las religiones, con excepción de aquellas que ata­-quen la moral.

Los Estados Unidos Mexicanos se dividen en 27

Estados, un Distrito federal y dos Territorios (el de la Baja California y el de Tepic). La forma de p;obier-

12 INTRODUC,CI6N.

no es republicana, representativa, popular y fede­ral. Los Estados son independientes por lo que toca. á su régimen interior, pero lig'ados entre sí en una. confederación, conforme álos preceptos expresos del Códig'o 6 Conslitución federal. En la ciudad de Méxi­co, capital de la Unión, residen los tres supremos poderes: el Legislativo, formado por dos cúmal'as, la de diputados que representan al pueblo, y la de senadores que representan á los Estados y al Distl'ilo; el Ejecutivo, desempeñado por un alto funcionario que se in titula, Presidente de los Esta­dos Unidos A1cxico,llos, quien nombra y remueve Iibrement.e á siete Secretarios ,de Estado, lo mismo que á los demás empleados de la Federación; y el .1 udicial, formado de la Suprema Corte de J ~Isticia, de los Tribunales de Circuito, y de los Juzgados de Distl'ito establecidos en los Estados,

Tres son las pl'incipales épocas en que ha de divi-, dil'se para su mejor estudio la hislol'ia de México: La primera comienza con los tiempos más remotos de que hay noticia y termina en 1521, fecha de la conquista; la segunda, abl'Uza todo el período de la dominación espailOla hasla 1821; Y la tercel'a y última principia con la consumación de la indepen­dencia en ese mismo alto de 18'21, y llega hasta nuestros días,

PRIMERA ÉPOCA

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MÉXICO ANTIGUO (DESDE LOS TIEMPOS MÁS REMOTOS

HASTA ~521) .

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LECCION 1

ANTIGUOS POBLADORES DE MÉXICO

Pueblos sin historia. - J,n ráuuln de los gigantes Ó quillame8. - Proceden­cja de los pJ'imeros J)obladorcs. -- Diversas opiniones acerca de esla mate .. r;a. - Los otomíes . - Los mayas y quichés. - Los nahoas. - Los ulme_ caa y .xicalancas. - Los :apotecas y mixtecas. - Otros pueblos menos antiguos que los anteriores. - Las pirámides de Cholula y Teotihuacán.

La historia no ha podido hasta hoy, y quizás no' podrá nunca, investig-ar quiénes fueron los antiquí­simos pobladores de nuestro país Esos primitivos habitantes, esas remotas naciones que vivieron hace muchos millares de arIOS, no legaron ni siquiera su nombre ú la posteridad, y los mismos antig'uos mexicanos, en la época de la conqui;;ta, al referil'se á los pl'imeros pobladol'e,s de este su elo, decían qllFl

emn hombres de g-ig'antesca talla y les llamaban . " . qumames o qUlnamelm.

En los oríg~nes de todos los pueblos antiguos tropieza la historia con la fábula de los gigantes, Éstos habitaron al prin­cipio nuestro territorio, según creían aun las más viejas na­ciones que se alzaron en él, y acreditábll.~lo con los grandes huesos de paquidermos que encontraron fósiles. Los yaci­mientos que de esos huesos se descubren en muchfsimos lu­gares, demuestran que hubo un tiempo en que abundaron

PRIMERA IhoCA.

aquí le,\ cuadrúpedos conocidos en el Antiguo Continente, y entre e'los los gl'ande~ pu.quiderll.1os, Y por eso, las osamentas de los corpulentos animales extinguidos, hulladus en lus cuencas de Tlaxco.lu y de la moderno. Puebla, perpetuaban entre los nahoas la creencia de hober sido aquellos sitios los Últ,ilDOS huhitados por los guillames.

Estos, según lu fábula, vivieron en su postrero. época á orillas del río Atoyac, y en las vecinas llanuras donde luego se alzaron las ciudades de Tlaxcalla, Hucxotcinco y Cholollan. Broncos y salvajes, mantenían se de la ca"L y de voraban crudas las carnes que les daba; estaban arlllados de ürcos y flechas; eran ágiles, fieros y valientes; se en tl'egaban á la embriaguez, y oprimían á los extranjeros con ominosa y dura esclavitud. Según las vaglls y portentosa. tradiciones que acerca de este punto conservallan los antiguos mexicanos, llegó un dia en que los ulmeeas, zapo/eeas y xica l'l1lcas , pueblos subyugados por los feroces q/linames, determinaron destruir á sus bru­tales sellares; al ereclo. diéronles de comel' abundantemente,

•

les embriagaron hasta derribarlos sin sentido, y con sus pro-pias armas mataron á todos, sin que escapara uno. Otra ver­sión achacaba la dcstrucci,ín de la fabulosa y primitiva raza de los quillrt7nes á los 'tec/¡i~¡';meeas Ó tlaxcallecos; y según una tel'cera tradición, los gigantes perecieron ahogados, cuando el Atonatiuh ó sol de agua, la primera de las cuatro grandes catástrofes, que según las creencias de los nalloas habían aca­bado con la 'humanidad, sall'úndose solamente una pareja, que en cada caso, hallía servido para perpetuar la raza .

•

Más difícil, si cabe, es determinal' la procedencia de los más remotos pobladores de nuestro territorio. Diversas opiniones sc han emitido sobre esta materia, yen tanto que algunos autol'CS han procurado demos­t1'ar quc los pl'ogenilores de las naciones que en lo anlig'uo vivicl'on en el suelo mexicano procedían de las coslas orientales del Asia, desde las cuales pasa­ron á los países occidenlales de América; otros, admitiendo la existencia de la Atlánlida (g-rande isla situada en el Atlinlico del Norle , que se sumel'gió allá en remolísimo tiempo, seg' ún ell'claio del célebre Platón), afirman que los primitivos pueblos de México, y"aun del reslo del continente americano, vinieron del llamado Viejo Mundo, pasando por la isla que describió el fil ósofo g'rieg'o, de conformidad con las

~lÉXICO ANTIGUO.

notioias que acerca de este punto le dieron los sacer­doLes egipcios. Finalmente, algunos historiad0!e1;ls opinan que estas antiquísimas naciones procedímilde razas autóctonas, es decir, originarias del mismo suelo, ficción ú que acuden los investigadores ante la imposibilidad de haBar la vel'dadera cuna de los pueblos que se hunden en los tiempos más apar­tados.

Basta lo expue!!lo pam conclui!' que respecto de la procedencia de los primitivos habitantes de nuestr'o territorio nada puede afil'marse con entera seg'u­ridad.

•

Pero si puede decirse fundudamente que el pueblo de los oiomíes es uno de los más antíg'uos que apa­recen en nuestra histo!'ia, ~ en las tradiciones deotros muy viejos, hasta el grado de que alg'unos creen ver en ellos á los quinames leg'endarios. Rudos y salvajes, cazadores y dados al merodeo, esparcidos en las comarcas más ásperas del cenb~o de nuestro pais, pues qae ocuparon en tiempos muy remotos las montañas de los que hoy son Estados de San Luis PotosÍ, Guanajuato, Michoacán, Querétaro, Hidalgo, México, Tlaxcala, Puebla y alg'unas del de Veracruz, allí conservaron su barbat'ie y tosquedad, . primitivas. Desgarrados por las invasiones de otros pueblos, refugiábanse los otomíes en lo más intrin­cado de los montes, ':! pasada la 10/'menta volvían á sus antiguas residencias, y aun bajaban á las llanu­ras, donde alg'unas de sus tribus alcanzaron un rela­tivo mejoramiento social. De su filiación son los mazahuas, y hacia el Norte los pames, y quizás varias de esas tribus ' fel'oces que durante mucRos arios fueron el azote de n estros Estados de la fl'on- ' tera septentrional. Los descendientes directos de los antiguos olomíes viven hoy en los Estados de Que­rétaro y Guanajuato, en la mitad occidental del de Hidalgo, y en algunas perdones de los de Sán Luis PotosÍ, Michoacán y Méxieo.

PRIlIIEHA ÉPOCA.

Los mayas y quichés, pueblos de tan estrecho· parentesco entre sí, que con fl'ecuencia se confunden por los historiadores en uno solo, y le dan como nombl'e compuesto' el que á cnda uno corresponde, aparecen también en remo ta época, situados en la región Sudeste, dentro del terrilol'io que compl'encle hoy los de los Estados de Yuca lún, Campeche, 'rabasco y Chiapas, cx.tendiéndose po!' el que actual­mente pertenece á Centro-Amél'ica. Fueron de origen maya los /wa:J:/ecas, cuyos descendientes pueblan la comal'ca donde se apl'oximan ent!'e si los tres Estados de 'l'amau lipas., Veracruz y San . Luis Potosi, asi como los sucesores de los antiguos mayas viven hoy en la peninsula Yucateca, y los de los qui­chés en Chiapas.

Al Norte, y difundiéndose hasta el territorio que es ahora parte meridional de los Estados Unidos de América, seilala la historia á los na/lOas, cuyas fueron las tribus que en época más reciente invadie­ron el centro de nuestro país.

Los ulmecas y xicalancas, pueblos colocados al occidente de los mayas, d0I!linaron en tiempos muy lejanos en una ancha zona que lleg'aba hasta muy cerca del sitio en que luego sealzó Mexico-'fenochti­tlan, y sus descendientes se encuentran hoy en las coslas del Golro, correspondientes al Estado de 'rabasco, en parte de las de Veracruz, y en la región septentl'ional del istmo de 'l'ehuantepec. Finalmente; y por lo que ó. pueblos antiguos ataüe, hemos de con la l' ¡Í los mix/ecas v zapo/ecas, ocupando la región que comprende los Estados de Oaxaca, Guerrero y parte del de Puebla donde hoy viven st;Is descen­dientes.

ReS\lmiendo lo que se ha indicado antel'iorrriente se puede decir que entre los pueblos muy antiguos han de enumel'arse: los %míes, los mayas y qU'i- . clté$, los nahoas (en el NOl'te, y muchos siglos antes que sus descendientes invadieran la. parte central de

, MEXICO ANTIGUO. l.'l

nuestro país), los ulmecas Ú olmecas, los xicalan~ cas, los zapoteeas y los mixtecas. Ya hemos dicho que los mazahuas y los pames son de flliación ot0mi, y qué los huaxlecas descienden de los mayas; otros pueblos, como los matlat¡;incas y los míeh­l/Uacas Ó tm'ascas al Occidente de la antigua Méxi'Co­J'enocfttitlan, los cuÍ/latecas y cohuiscas '0.1 Sur, y los totonacas al OrienLe, fu el'On menos antig'uos que los ocho que hemos enumerado al princ"ipio de este párrafo.

La construcción de las g-randes pirámides de Cholula y Teotihuacán se atl'ibuye á los uLmecas ó á una ramí! de éstos, los vixtoti, quienes se cree la llevaron ú cabo hace cerca de tl'es mil años, en el 'curso del siglo X anterior á la Era vulgar. Esas grandes moles revelan pensamientos de org'ullo y 'de grandeza en sus constructores, y su ejecución indica un pueblo numeroso, de régimen social ade­lantado, y que gozó de .paz por mucho ticmpo. Diez y siete siglos más tarde, los to,ller.as consag-raron las dos pirámides de 'l'eotihuacán al Sol y á la Luna, respectivamente, y la de Cholula al dios Quetzal-

•

cóatl.

LEccrON II

LOS TOLTECAS

Tiempos hislól'icos. - Origen de los toltecas. - Su peregrinación hacia e! Sur y ruüdación ri(! Tula. - ltc ~' cs toltecas. - Destrucción de la monar­quía y ruina de Tula. - I.a leyeuda popular de la reina Xóchitl y el deseu· L¡'imienlo del pulque - Religión de lo, toltecas. - Quel=alcóatl. - Milo Ó pOl'sonaje hislórico. - Gobierno. - Caracteres físicos y morales do Jos tfJltccas. - La Jcu~lIa que halllaron. - AO'l'icultul'a 6 jndustria. - La as· tronomía y la cSCl'ilul"a. jCI'oglífica.

Después de exponer cuáles fueron los pueblos más remotos, pasamos, al tratar de los toltecas, á los tiempos que pudiéramos llamar históricos. Afírmase la cL'onología con relación á los sucesos más impor-

28í 2 •

18 rnllllE HA trocÁ.

tantes' de aquel pueblo, y los lugal'es y personas aparecen con nombl'es 'de lel'mi nados, aunC[ ue no sean siempre los mismos en las indig'estas crónicas y relaciones que forman en gTan pm'te la dificil base de la historia antigua de México,

Los toltecas, de la gran familia nahoa, fundaron en época muy apartada la ci udad de Huehuetlapa"­llano No se sabe ellugal' en que se alzó, aunque ¡¡lg'unos autol'es. conjeturan, con poco fundamento, que fué hacia las costas del mar de California ó golfo de Cortés, á orillas del río Colorado que desemboca en el ex.tremo septentrional de ese :pro'­longada seno. Hacia mediados del sig'lo VI de la Era vulgal' hubo grandes conmociones en los reinos y pueblos nalloas, pues que en esa época vemos que numerosas tribus emigTan hacia el SUI'. La de los toltecas abandona su ciudad y pónese en marcha el año 544.

En la cronología rererente á los toltecas, desde su salida de Iluelwetlapallan hasta la destruooión de su Illonarqula en 'rula, hemos seguido la del historiador D, ~'ernando de Alva Jxtlilxocl¡itl, prefiriéndola A la fijada en los Anales de Guau­tilldn. Una y otra cronología, sin embargo, están conformes en la recha que lq al'ca el término de la monarquía de 'l'ula (ailo IlIG).

Encamiaáronse los toltecas al Sur, guiados por siete jefes y por el anciano y g'ran sacerdote Huel­matz'in (el de las manos grandes, y en sentido fig'u­rado; poderoso y sabio). Su mal'cha fué, en lo g'enel'al, siguiendo las costas del Pacífico; fundal'on á su paso Xalixco (sabl'e el arenal), :r desde allí, tor­ciendo su rumbo hacia el Sudeste y en seguida al Norte, hicieron sucesivas estaciones en Chimal­'huaclÍn, Zacatollan, l'epetla, 1I1azapec y finalmente llegaron á Tollantzillco. Vivieron allí diez y seis mios, al cabo de los cuales los llevó HlIetmatzin iI. un lug'ar llamado Mamemla por los otomíes, donde se fundó Tollan (Tula), metl'ópoli de la nación

MÉ XICO A-NT !GUO. t9,

tolteca, el uño Ooi 'de la Em crisliana, á los 1:17 ailos de su salida de HuehuettapaJlan.

Seis años · después de su establecimiento defini­tivo en Tula, obedeciendo al principio político de vivir en buena amistad con sus vecinos, los loltecas, pidieron al sobe!'ano chicltimeca Icuáuhlzin uno de , sus hijos por seilOr. Concediólo este enviándoles á su hijo meno!' Chalchiulttlalonllc (piedl'll pr'eciosa que !l\umbra), el cual fué pl'imer rey de los 'tollccas, á quienes gober-nó pacíficamente por espacio de muohos ailOS. Los sucesivos monarcas fuel'on Ixtle­cuccf¡álwac, ]fuctÚl1, l'oiepr'uh, l\'acaxoc, 11JiU, la reina XillhLlaltzln, Tecpancallzin, bajo cuyo go­bierno llegó la monarquía á su mayor podel'ío, y Tvpiltún Ó i1teconetzin que fué el postrer sobel'ano. , La ruina de Tul a y la dispersión de los loltecas , acaecieron el arIO iHa, tras una duración de 11'19 aÍlos, á ,con tal' del de 667, en que subió ChaL­cltiuhlLaionac al mando supremo. Atribúyese el hundimiento de esa monarquía á una g·uerra civil provocada por laexaltacíón de l'opiltzin al trono, seguida de asoladoras invasiones de pueblos extraños.

El reinado de Tecpancaltzin, penúltimo soberano de los toltecas, y aun la caída del mismo reino, están ligados ínti­mamente con la popular leyenda de Xócltill (flor). Dícese que á los diez aiJOs de haberse sentado aquél en el trono de sus Dlayores, rué ¡Í su pnlacio una gentil doncella llamada XóchiLl con su padrc Papánt,zin, á pre :,elltul'lc la miel de maguey que habían descubierto. Prendlo,e el rey de la hermosa juven, y upoder,illdose de eUa la ocultó en una fortaleza que había solll·c el cerro Palpan, donde tuvo un hijo á quien pusicron IIfecollClzin (híjo del maguey), en recuerdo del origen de las relacioned de sus padres. EsLe vástago real, por otro nombre Topilt:in., sucedió en el mando su premo á Tecpancaltzin .. sus vicios dieron mal ejemplo á los súbditos, la corrupción debi­litó IÍ los toltecas, el o¡·igen bastardo del rey provocó la guerra civil, y ésta y las que llevaron otros pueblos determinaron el desmoronamiento de la monarquía.

La relig·ión de los toltecas, en su origen consistió en la adoración del sol, la luna y las esl1'elllls i

20 PRIMERA ÉPOCA. , .

personificaban la fuerza fecundante del sol en "Tona­catecuhtli, señor del sustento, á quien ofrecían flores, frutos y animales. Esta primel'u religión, ó saheísmo, ni contacto de lus creencias de los pueblos vecinos se convirtió poco á poco ' en politeísmo, ó adoración de muchos dioses representados por ídolos, en cuyas at'as solían sacriflcUl' víctimas huma­nas, Desde el principio de la monarqu'ía tolteca su , dominación alcanzó hasta Teotihuacán y Cholula, y las grandes pirámides que allí levantal'On pueblos mis antiguos, fu eron consag-radas por los toltecas, como hemos dicho ya, al culto del Sol, de la Luna y de QuetzalcóaLl,

" Las ideas más eocontradas y confusas han quedado acerca « de esta divinidad - dice el S" Orozco y Berra; - se presenta « calDo uno ó varios personajes; como hombre mortal, como " deificación de un legisl ador, como dios primitivo, como ser 11 real y como fantústico, En la cosmogonía de los soles ·de « los nahoas , Qlletzolcóatl aparece en antagonismo c.on Tez­" caUipoca: ambos forman una especie de dualidad, en que " aquél representa el genio del bien, éste el del mal. Como 11 personaje histórico, establecido que estuvo el reino de Tula, " aparecieron en la provincia de , Pánuco algunas personas " vestidas de trajes talares, cubiertas las cabezas; bien reci-11 bidas y festej adas por todas partes, llegaron al fin á Tula 11 en donde se les adulIli,\ con benevolencia, Los recién llegados " eran extralljero~, sabian labrar los metales, cultivar las u tierras y otras .uuchas industrias, y su jefe se llamaba " Qllet:alcóall, .. " Éste - continúa el Sr Orozco, siguiendo á " Mendieta, el p, Durün, Torquemada, Montolinia, Veytia y " oh'os auto.'es - era bombre blanco, alte. de cuerpo, ancha " la frente. los ojos g¡'nndes, los cabellos largos y negros, la 11 barba grande y redondo., Casto, muy amigo de la paz, pues « ,e tapaba los oídos cuando se le hnblaba de la guerra, inle­" ligente y justo, sabedor cn 11S ciencins y las artes, con su « e;emplo y su doctrina predicó una nuevo. religión, incul­" cando el ayuno, la penitencia. el amor y el respeto ,\ la divi-

•

" nidad,la prácticn de la virtutl y el despre,cio al cl'Ímcn, .. La tradición, que boce de Quelzalcriatl un personaje histórico, llegado a Tula en el curso del siglo X, dice que el reformador

, hubo al cobo que expatriarse de Tula; en balde buscó rerugio en Cholula, y finalmente, se retiró 01 SUI', derramando sus doctrinas desde el Mixtecnpan, Chiapas y Yucat¡jn, hasta

MÉXICO ANTIGUO.

Centro-América. Los que han admitido la existencia de Quelzalcócctl como extranjero, blauco y iJal'bado, afirmnron, unos, que rué un monje irlandés, y otros (sin tener en cuenta la dilerencia de diez siglos) que rué el apóstol Santo Tomás. Algunos autores niegan la existencia de tal personaje, y otros afirman que rué un sacerdote de la divinidad Quet:alcóatl que representaDa á la eslrella de la mallana y de la tarde, ó seíJ. al planeta. Venus; que ese sacerdote, lI all ,ado como el dios , rué ]'úformadol' de la religión y l't1ud "dol' de una secta numerosa, y que en 'i'ulá llegó it sel' gran ponli Oce y IIIOJlal'Cn , llnsta lu expuesto pal'a COll r l"il' que 110 se ha. rcs .. cllo nim el [l "oiJlelu'n hislt"l'iro ue QII, t :.(/I('ú ,ti,

•

El g'obiel'llo de 105 fO/lecas, teocl'úlico dUl'nnle la p )l'eg-I'jnación de las lribll s desde Hue/w ellapallan, rué mOllúrquico, absolulo y desp6 tico á conlar del cnlronizamiento del · primel' rey de Tul!!, « Los sobel'anos - dice el antiguo his loC'iadol' Ix.llilxochitl­hablaban poco. y no se dejaban ver muchas veces, si no em en las fiestas más gTandes. No tenían más de una mujer y era legítima, y en muC'iendo no se podían casar segunda "ez; y sus mujeres, si moC'ían los maridos anles que ellas, heredaban el tC'ono, y el). mUl'iendo ellas sus hijos leg'ilimos, y ní más ni menos no podían casuC'se otl'U \'ez así como sus maddos : y la gente común lo mismo en lo que es tener una sola mujer leg-íl.ima ; pero podían casarse segunda y tercem vez». . .

Fueron los toltecas, según la teadición, altos, robustos, úg'iles para la CaI'f'era y de g'entil presen­cia; de buena índole, poco aficionados á la g-uel'ra, enemigos de la mentira y del engailo, reverentes pam con sus dioses, buenos oradores, pulidos y atildados en su porle, y esmerados en cortesía y buenas maneras, La lengua que hablaron fué la nahoa Ó Tláltualt y aunque este idioma ya se hubiera introducido en el cen Lro del país poI' los chichi­mecas, no puede dudal'se que los toltecas lo impu~ sieron dennilivaIllente,

Cultivaban con esmero maíz, frijol, chile, leg'um~

22 PRI1l1¡;;RA ÉPOCA,

bres y oh'as plantas , quizás ya conocidas antes de que llegasen á su nueva patria, pero á ellos se debe la mayor pel'fección en los procedimientos agTícolas, 'l'ejían valiosas y delicadas mantas de muchos colo­r es y figuras; labraban las piedras preciosas; hacían mosaicos de plumas co n g'mnde arte y primol' ; cono­cían las aplicaciones de las plantas, así para el uso de las artes como para CUl'ar las enfel'medades; fuel'on

Lámina ~ a. - Fragmentos de estatuas lolLocas existentes en el Musco Nacional.

excelentes carpintel'os y curlidores, 'J de su aJ)\,:'\\.\'\ para la arquítectUl'a nos dan muestra las bellísimas columnas encontradas en Tula, En suma, ll ega l'on en las al'tes Ú. tanta altul'a qu e para lo'S pueblos contemporáneos. el nombre nacional tolteca fu é sinónimo de artífice sobresali ente ,

Entre los conocimientos más importantes de aquella nación han de contarse los r elati yos á la astl'onomía y ~ll a escritura, Los toltecas, en opinión del hi storiador Saho.g'ún, fu cl'on los pl' imef'os que al'reglaro ll la cucnta. del ti cm po de co n{'ormidud con el movimiento de los astl'os; v en cuanto á la escl' i. -. tura j eroglífica fu eron tambiún los primel'os qll e la

,

MBXICO ANTIGUO. 23 trajeron al centro de nuestro país, sea que de ella hubieron sido inventol'es, ó sea que de otro pueblo la aprendieran.

,

LECCION 1lI.

lOS C::ICHIMECAS

Proce.lcllcin de lo. ""ichimccaJ, - Amequemecnn, - Xólotl eslablocc la ca­pilal on' TCllayocUII, - P";neipalo. lI.OO l' cooLumbl'es do lo. cltícltimecas. - Eslablecimionto do 10::1 acollwds y l cpauflclls en tierns del I'eino cltícM­meea, - Muo''!c de Xólotl. - SIlS SUCooOI'CO, NOPIIUr.iIl, Tlornn-PoeAoll, Q1nnat: i l1" l'cc/w/tala. - Sil,uuciúu dol reino á In nlUCI'to IIc ese rey. -Yx tlilxóehill. - Cllmbio de nombl'c on la monarquía ckiellim.oa. - Usuro pación de loo lepaneens Tc;o:;omoc y Y«xtla, - Fin de la u""l,nclón Y del reino de A /:;capo/:;aleo. '

Ihmediatamente después de la destrucción de la monarquía tolteca (año de l1i7) aparecen en la región que dominó aquéllo. los chichimecas , pueblo también proéedente del Norte, y que conservaba la tradición de que la tierl'a de sus mayores se lIamaha Amequemecan. De es te país sólo se sahe que no esLaba muy a.partado del de Hue/tuetla­pallall, punto do partida de los toltecas.

Desde el siglo VII de nuestro. era, consldel'o.bles tribus de chicltimecas hablan lIego.do ya al Análmac ó centl'O de nuestl'o po.ís, y una de ella~ se ho.bía lijo.do al pie de lo. Sierra del Po­pocatepetl (aito de 047). donde fundó el poblado de Ame'lue­meC(lT! (Al\lecameon), nombl'c impu esto por recuerd o de su antigua pat1'Ío.. Ya h~U1os dicho en el capitulo rofcl'cnte ;i los toltecas que éstos, poco <Ie.pués de cstablecidos en Tula, pi­dieron á un soberano chirlti111eca llamado lcuáuhlzin uno de sus hijos por seitol'.

Las hordas c¡'¡cltimecas que IJ ego l'on casi al mismo tiempo en que desapareció el Estado tolteca - y cin co siglos más tar-de que las de su 'mismo I'azrl; difundidas yd pOI' e l Anú'huac ve nían acaudilladas por Xólotl, quien fij ó su I'es idcncia en el Valle y estableció In capital en 1'eno,1jocan-O;,{opolc'" (arlCl

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SONO

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C/uátJá C.1pltal . _ _

áe O/strito -- - -

P,,61i1c1one.r o" :/,enorol .

L/tp/te InUNJ~c/onal. ----_. ti. Estatlo . _ _ _

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Lámina j '. - Carta

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o...'ackeon

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e V.UaColód

. -1¡,

S, SALVADOR •

•

. ----------------. _._-------------------Lámin, j '. -- C3rhisica de la República .

26 )' R (M E R A É P O e A •

i120) después de aliarse con los restos disper­sos de los toltecas. La ,extensión del territorio ocu­pado entonces por los chichimecas abarcaba todo el Valle de México, los Estados actuales de Puebla y 'l'laxcala, una pequeña pal'te del de Veracruz, y considerables fracciones de los de Hidalgo y M éxico.

Eran los chichimecas salvajes y bravíos, habita­ban en cuevas ó casas de paja; estaban armados de arcos y lIechas, y vivían de la caza. Vestían de pieles adobadas, con marítas de cuerús de tigres ó de lobos, sandalias de pellejos de animales y usa­ban el cabello lal'g'o hasta la espalda y cortado por delante. Los nobles y caudillos, en tiempo de guerra, se coronaban con una g'uil'nalda de roble y plumas de ág'uiTa puestas á la pal'te posterior de la cabeza, y en época de paz, con laurel y plumas de quetzal. Casábanse con una sqla mujer, que no fuese pariente cercana; no tenían ídolos, sino que adoraban al sol-padre y á la tierra-madre, y al . sol ofrecían la primera caza cortándole la cabeza y labrando la tierra en que caía su sangre. Estas hor­das trog'loditas, traían, sin embargo, alg'o de la civi­lización na/lOa: 'usaban el calendario de ese pueblo, pues contaban de veinte en veinte años, y es de creel'se que hablaban lengua propia" perdida luego, y diz que en ella se apellidaban á sí mismos los águi­las. El 1I0mbl'e de chichimecas les rué dado por los pueblos invadidos en el sentido de bá.rbaros, pero pulidos , y mezclados luego con los acolhu".~ admi­tiel'on ellos aquel apellido y lo tomarón como hon­roso y distinguido. « Después de la conquista dic3 el historiador Orozco y Berra ruel'on llamados mecos ó chichitnccas todos los salvajes nómadas, sin tener en cuenta su lengua, cobrando de nuevo la palabl'a la acepción despectiva que primero».

X ólotl , caudillo y rey, admiLió benig'no á nuevas tribus que incesanlemente llegaban allerrilorio de su mando, En 1108 vinieron, siempre de lasreg'iones

MÉXICO A·NTIGUO. 27

. septentrionales, los acolhttas y tepanecas, y¡ los primeros recibieron de XólotL para que se estable­ciesen allí el seclOrío de Coallichan (madrig'uera de la culebra) que despué3 se llamó Acolhuacán, del nombre de la tribu, y Acolhuacán llamó se con el tiempo todo el reino chichimeca,. á los seg'undos dióles el señorío de A t~capolzalcQ, que f'ué en lo de adelante un reino independiente, con las sucesivas denominaciones de reino de Atzc(i.polzalco y reino tepaneca de Tlacopan. . Xólott murió en 1232, y su largo reinado (1120-1232) hace suponer fundada­,mente á varios autores que an iug-ar ele uno fueron 'varios soberanos de ese mismo nombre los que rei­naron durante el prolongado período de . 122 años,

El inmediato sucesor de Xólotl fu'é su hijo Nopal­tzin, de quien se dice que dió sabias leyes para repri­mil' el robo y el adulterio, y que murió en 1203. El reino chichimeca, más extenso, poderoso y prós­pero, fué g'obernado entonces por l'lotzin-Pocholl, hijo del anterior soberano, que continuó las benéfi­cas disposiciones desu padre, protegiendo la agri­cultura que llegó á ser la principal riqueza de la monarquía. y ordenó que se edificaran poblaciones con el objeto de obligar á sus súbditos á que .renun­ciasen á la vida errante y á morar en montes y cavernas, Murió este soberano después de reina!' treinta y cinco años, y le sucedió en 1298 su hijo Quinalzín quien estableció en Texcoco la capital de sus estados yemperJó sang-!'ientas y largas guerl'as con los /cpanecas de A tzclJ,polzalco y olros pueblos del Valle, de las que a.1 cabo salió viclorioso, Falle­ció Quinatzin en 1357 v dUI'anle su reinado los

v

mexicas fundaron la ciudad de Tenocltlillan, l'echotlala, quinto monarca chichimeca, ru é el

sucesor de su padl'e Quina/:in, quien le nombró h eredero del trono , no obstante sel' el menor de sus hijos, por sel' el mús entendido en tre sus hel'manos ':t más sujeto .á 'la vo)untad palema. Fué esle rey dG

..

, I'HIMEHA EIOCA,

buenas pl'endas pCI'30nalcs, ol'¿;'anizador, celoso del bienestar de sus súbqilos, promovedor del progreso de su nación, y muy amante de la civilización tolleca y nahoa, pu es ordenó que todos los chichimecas IHlblasen la lengua lIúftualt, y en especia l los que tuviesen oficios y cargos en el gobicl'no; además, d ió cabida cn su corle dc Texcoco á varias familias elc origen /olleca que antes habían vivido á orillas de los lagos; con ellas pobló cuatro barrios de la capital y les permitió que levantal'an templos y en ellos hicieran sacrifl cios á sus dioses, Esta concesión indica que el nuevo culto iba á sustituir al antiguo, como en efecto sucedió, y {( con ello dice un histo­riado!' la t!'ansformación se hacía completa, pues ya los chic/dmecas no conservaban el nomb!'e, ni el idioma, ni las costumbres, ni los dioses; nada G/ue­daba de los bárbnros sino una llalubm con que se

\o"'ibI:l.\I:\.W;),\JI:\." \ ()':; r eyes te);,cocanos, la de Gran Chi­c/úmeca/l-Tecllldli, sola que pudo sall'arse de aquella nacionalidad, "

•

Ta /lO/lala rué un buen rey que promo"ió el adelantamienl.o de su monarquía, pero cayó en el STaye error de subdi I'idir sus dominios en muchos seili.oríos que debilital'on la auto l'idad del soberano, y mayor fué su yerro al contemporizal'con Tezozomoc, astuto y cod icioso, rey de los lepal1ecas de Atzca­po/;alco, quien m(u-¡osamenle hubía sabido atJ'ael'se ;i la mayol' parte de jos Celldatarios con la marcada intención de apodel'al'se del tl'ono texcocano, Así, al morir Techo/lala en HOO, dejaba;i su hijo y sucesor Ix f{i{:¡,' óchi t l una situación benchida de peligros y dificu ltades.

El quinto monarca c/¡ ;cl,imc·:a (Technt /ala! , dividió sus estados en sclent.a y cill co se ilOríos que si de nombre recono­cían la supremacia dell'cy. CII rea lidad eran casi independientes, Cada feudo , llamemos así il cada una de aquellas di visiones, tOUl t' creces á ex pensas del centro común; rota la unidad, al­gunos de esos eslados se seg,regnron y ot.ros quedlll'On Iigado~

•

,

MÉXICO A NTIG U O . 29 á Texcoco cori lazos muy débiles. Al principiar al siglo XV nos ofrece la historia del centro de nues tro país el aspecto más variado: hacia el Norte se dilataban los broncos Iy sal­vajes otomíes; Cltolollan estaba regida por un gobierno ,teo­crático; Tlaxealla y lIuexot=inco eran los sendos centros de dos oligarquías; lIIéxico-Tenochtitlan ligUlaba. como monar­quía electiva; At=capotzfllco tenía. un gobierno despótico; en Acolltuacan, ó sea el reino cMcltimeca de Texcoco se reco­nocía el derecho hereditario en el primogénito de sus reyes; y en la multitud de los seiloríos que integraban tan confusa. y desacordadamente este úitimo estado, los régulos ejercían en sus tierras 'autoridad ilimitada, oprimiendo á su antojo Íl los ~úbditos, que gemían bajo la más ignominiosa y espantable servidumbre.

J oven de diez y nueve ailOs el'a Ixtlilxóchitl cuando subió al trono de sus mayores (1409), y desde luego fué blanco de los [u'dides y falacias del tepaneca l'~:.o:.omoc. Sufriólos cuanto pudo el de 'l'excoco hasta que en 1M2, agotada su paciencia, requirió las armas y declaró la g'uerra á su enemigo que se hahía.apercibido á la lucha aliándose con los mexicas, los tlatelolcas y g-ran número de los mis­mos feudatarios ó serlOres vasallos de Ixtlilxóchitl. Éste sostuvo con bl'¡lVura y varia fortuna la campaña dUl'ante seis años, hasta que expugnada Texcoco por sus contrarios, y él, abandonado de los suyos y fugitivo, murió á manos de los sicarios de Tezozo­moc (1418), no sin recomendar antes á su joven hijo Nezahualtcóyotl que vengara su muerte y recobrase el trono y dominios usurpados por el tepnneca.

Dice el cronista de Texcoco que [xtl'ilxóc/¡dl después de una victoria que alcanzó en la azarosa guerra de, seis auos por él sostenida, se hizo proclamar Acolllllalecuhtli, Ó Selt rey de Acolh'uaclÍn. y desde entonces el nom hre de Texcoco agregado al de Acolhuacán, quedó C0mo distintivo de aquel estado, llamándose aeol/mas sus habitante;; , Estas nuevas de­nominaciones se conservaron hasta la destrucción de la mo­narquía de Texcoco por la conquista espuüola.

La muerte de Ixtlilxóchitl npresul'ó el logro de la ambición de Tezozo1noc: este viejo dé.:lpota, de

30 PRIMERA ÉpoCA.

mano firme, dilro corazón, astuto ingenio y carácter receloso, poseía dotes sobradas para domeñar á los pueblos semi-bárb!ll'os de s u tiempo. Así fué"que apenas caído para siempre el malogl'ado lxtlil3Jóc/¡ztl, se hizo proclamar supremo seriar de toda la tierra (enti éndase por esta desig'nación de los cl'onistas antiguos los reinos y señoríos del Valle), y ag'I'ació á muchos de sus pal'ciales con los despojos de la monarquía aeol/llIa. Cediendo á los rueg'os de las selioras de la familia real mexica cesó de perseg'uir al joven Nezahllaltcóyotl y aun le permitió residir en AJéxico-l'enoe¡'titlul1 , y luego en T excoco , dán­dole algunos lug'al'es y casas para que se sustentara. Cargado de años y maldades murió l'ezozomoc el año de 1427.

Su hijo y sucesor 1Illlxtla carg'ó la mano en pro~ "Qíos 'l extraños, hacién.dose de todos aborrecible : \\.\~-n.l\él \\\~\.~\' á su n ermano Tayallhzín y á Tlaca~ leoll, rey de los tlalteloLeas; tanto hostigó al sobe­rano de los mexicas Chimalpopoca que éste prefirió suicidarse á vivir deshoOl'ado por tantos ultrajes como le infirió el lepaneca,. y finalmente, persiguió con tal saña á Nezahualcóyotl que le oblig'ó á levan­tarse en armas y á fOl'mar alianzas hasta con los lcjanos estados de I1uetxotzillco y l'Iaxcalla, tJ ni-' dos los ejércitos de NezaltualcóyotL y sus aliados y y el de los mexicas acaudillados por su nuevo y valiente rey /tzeoatl, vencieron á los ((! pnnecas en recios combates, entl'al'On At;capolznlro á saco deg'ollanclo á los habitantes , y descubierto 'Maxtla en el escondite donde se había ocultado, el mismo Newltllalcó'Joll le abrió el pecho, yal'rancándole el corazón, lo ofreció ú la sombra dé su padre /xtlil-xllcll itl (1428). ,

Así acabó la usurpación de los lepanecas en la monul'c¡uía de 'l'excoco, y así se extinguió también ell'eino de' A/zeapolzaleo después de ' doscientos sesenta años de ex istencia en que tuvo por sobera.

. , '

Jll.EXICO ANTIGUO. 31 ,

. .

n'os, sucesivamente, á .4collwa 1°, Acollwa 20 , l'ezo-zomoc, Ó VUl"ios soberanos de este mismo nombre. y MaxLla. En su lug'ar, erigieron los vencedores poco tiempo después, un pequerlO reino que se de­nominó de los tepanecas de l'lacopan.

, .

•

LECCION IV

EL REINO DE ACOLHUACAN

Ne:altualtcóyutl. - Su vida .7."'osa, - La la'iplc .lianza. - Ne=aT",alcóyotl toma posesión della'ono de 10.:. anLiguos cldchimecas. - Principales hechos de esto I'C}'. - Ne:ahualpilli. - encama. - Cu;cuit;Cctl:ill . ..:- Coana­COCht:;1I1, - Ix ll'ila:ócltitl. - Fin del reino do AcollwaClÍl1. ,

•

Muy importantes fueron las consecuencias de la del'rota y muerte de lIJaxtla : exting'uido el reino tepaneca de Alzcapolzalco por el esfuerzo unido de mexicas y acolhuas, quedaba abierto. para los pri­meros la senda de las conquistas, y los segundos recobraban la ¡:erdida independencia. Una alianza ofensiva y defensiva entre los vencédores se impo­.nía ineludible, y en eCedo, llegó á pactarse formal­mente. Pero. antes de lleg'ar á este punto, debemos seg'uié de ' préfercncia á Ne'zahualtcóyotl, una de las fig'uras más importantes y poéticas de la antig'ua historia de México.

Abundosas son las viejas crónicas en detalles relativos al hijo de Ixtlilxóchitl desde que, oculto en las ramas de un ca­pulln, presenció lo. cruel muerte que dieron á su padre los sicarios de l'ezo:omoc. Idos los enemigos, sepultó los enslln­grcntados despojos del autor de sus días; errante de~de eu­tonces por los bosques, sólo dejaba verse' de los más fiele~ parciales de su padre, y cuando el rey tepaneca ordenó que se le aprehendiéra huyó á la provincia .. e 1'laxcalla, de la que pasó entre los chaleas ; preso por el jefe de éstos y condenado á mJlerte, logró escapar de su pl'isión y tornó á · 7'laxcalld, hasta que algunos aüos después le pel'mitió Tezozomoe residir en Texcoco. Allí reanudó relaciones con los antiguo~ servi. dores de su plldre, y ya hemos dicho que bajo el gobierno de Maxtla rué perseguido con saüll por este terrible déspota hasta

32 PRIMERA ÉPOCA.

que el príncipe texcocano, ¡[ quien su edad, su gentil talante, el recuerdo de sus desgracias y Sll vida azarosa lo hacían amado de los acolhuas y de los otros pueblos donde bu·scó asiló y protección, pudo 'contribuir e./lcazmen·te !Í la caída y ruina del reino de A,tzcapotzalco ~

•

Todavía durante tres años, á partir de la rota de los tepanecas, Neza/¡ualtcúyolt siguió unido con el mo­narca mexir,ano, ora ayudttndole a sometel' varias tribus v alzados seüoríos del VaHe, ora sirviéndese

" de su aliado para reducir á la obediencia ú muchos .caciques de A colhuacán, que se resistían á recono­cerle en calidad de legítimo Sell01' de los antiguos chichimecas.

Domeñados al fin unos y otros enemigos ( 1431), . Nezahualtcóyotl fijó de acuerdo con flzcóati los lími­tes que habían de sepamr á sus seneJos dominies ; pero más importante rué la triple alianza que en ton ces pactaron ambos reyes entre sí, y con el señor tepalleca de l1acopan, pues con este último nombre convinieron en que subsistiera el vencido reino de A Izcapolzalco bajo la autoridad de l'otoqmhuatzin y sus descendientes, señal' tepaneca aquel que no obstante su estrecho parentesco cen Jos opresores Tezo7.omoc y JI1axtla, no había tomado parte ning'una en la guerra que acababa de pasar.

El pacto celebrado entre 105 tres soberanos produjo un 'cambio radical en las relaciones y modo de ser de sus respec­tivos estados, El nuevo de Tlacopall, enclavado en territorio ajeno, quedó subordinado á SIlS poderosos vecinos, iÍ 105 cuales debía la existencia, y -610 tuvo una apariencia d~ igualdad con sus colegas; el de AcollwactÍlI, abandonandl) sus preten­siones de supremacía, hubo de ser en lo de adelanle nada mils que un miembro de la alianza; y el de México, de tributario se 'alzaba á independiente, y los provechos de la guerra resul­taban en su ventaja, pues quedó ajustado que en caso de hostilidades contra otros pueblos, el tecahtli ó seilOr de los mexieas sería siempre el comandante en jefe de las tropas aliadas. El botín debla ser repartido por partes iguales entre México y Acolhuacán, después de separada una quinta parte del total para el pequeño estado de TIC/copan; fuera del' caso

• ~rEXICo ANTIGUO. 33

de las guerras eP;lpl'endidns en común, cada estado M gober­naba con entL'm indep~ndencia de los otros dos, y los reyes de Tlacopan y AcolhllaclÍn tuvieron el derecho de aprobar la

. elección de soberano de J1féxico- Tenochtitld1!, que en caso ocurrente hacía la nobleza rle esta nación entre los descen­dientes de Acamapichtli. La triple alianza se mantuvo firme hasta la venida de los conquistadores españoles .

•

Se fija el año de .g31 como el primero del g'obier­no de Ne:ahualcóyotl, pues en él fué solemnemente coronado este personaje célebre en calidad de Aculhuatewhtli. Perdonó á todos sus enemig'os, y . en general, fué compa.sivo y generoso; instituyó tribpnnJes para la r ecta y pronta administración de justicia; formó un código de leyes sabias y justas aunque con gran crueldad en las penas; abrió escuelas para difundir la instrucción; proteg'ió las al'tes; y construyó e~ varias partes de su reino magníficos palacios, vastos j l.wdines, y multitud de obras de utilidad pública; promovió el bienestar de sus súbditos honrando la agricultura, y concedió recompensas á la virtud y al trabajo. El famoso Neza/walcóyotl no estuvo exento ele defectos y las crónicas le atl'ibuyen un crimen semejante al que,

. seg'ún la Biblia, cometió David con su fiel y valiente servidor U rías; además, ag'obió á sus pueblos con impuestQs que si en pal'te se destinaban á sostener útiles y provechosas instituciones, también en gran parte los invirtió el monarca en cos losos ed ifi cios para su solaz y recreo. Corren pOI' suyos algunos hel'mo­sos cantares que le han valido el sobrenombl'e d'e rey poeta, y aunque su descendiente el cronista Ixtlihóchitl afirma que adoraba á un Dios descono­cido, autor del U nivel'so, lo cierto es que en su tiempo había frecuentemente sacrificios humanos en 'l'excQco, y que en esa capital mandó edifica.r un gran templo ó teo(!alli donde se adoraba á los dioses mexicanos Huilzilopochlli y naloc. . .-

Muel'tQ Nel,aftualcóyolt en H72 le sucedió su hijo 28i 3

, PRli\1EnA EPOCA.

Nezahualpilti, niño á la sazón de ocho ailOs, quien fué amparado por los reyes ele MéxlCO y Tlacopan, pues tres hermanos suyos, apenas fué elegido, comenzaron á alborotarse 'por ver si alguno de ellos se apodel'aba del trono. El celo desplegado por los soberanos mexica y tepaneca en favor ele su prote­gido, y las mercedes que ésLe otOl'gó Ú los mquielo~. y ambiciosos nobles, preyinieron el peligTo y prepa­raron el largo y paciflco reinado del texcocano, apenas alterado por las expediciones guerreras que, en virtud de lo pactado en la ü'iple alianza, el estado d)1l Acolhuacán había de alisLar en concierlo con los<lé México y Tlacopan.

Nezqhualpilli, lo mismo que su padre, tomó áelí va parLicipación en las campafms empi'endidas por )¡r triple alianza; fué como él, caritati va, amigo del saber, aficionado á la pompa y al fausto, y constructor de g-randes templos y palacios. En la administración de jusLicia fué sevel'Ísimo, llegando hasta ordenar la muel'te de tres hijos suyos que habían infringido las leyes. l~n su tiempo fué tenido por el monarca más sabio ele la época, y enlre su pueblo alcanzó fama ele mágico y hechicel'o. Según el cronista texcocano Ixtlilxóchilt, Neza/¡ualpiLli fué padre de ciento cua­rer:ta y cuatro hijos de ambos sexos.

A la muerLe de este monarca, acaecida en i5iG, le sucedió C acama ó Cacamabl1, que era el masor de

• • sus cuatro hijos legíLimos. Uno de éstos, Ixtlilxó~ c/¡ilt, no estuvo conforme con la elección que la asamblea de nobles acababa ele hacer, y saliendo de la capital 'l'excoco mal'chó á las provincias boreales del reino, donde reunió un ej ército con el que man­tuvo una g'uel'ra civil que sólo terminó por un con· venia, en virtud del cual Cacama quedó como rey de Acollwacán y con el dominio de la parte sur de la monarquía, en tanto que [xtlilxócltitl rué reconocido comosobera.no de la parte montañosa, hacia el Norte. Ese traLado, al romper la unidad del antig'uo reino

nIÉ.'\lCo ANTtGUO. 30

chiclzimeca, }Jl'epuró la delibidad de la triple alianza desde pocos años untes del fuerte empuje de la con-quista española. .

Al aparecer Hernán Cortes con sus 'huestes,

~ámina 3 •. - Ruinas de los [¡a,·,os de Ne,ahuallcól·o\.l, . cerca de Texcoco

Cacama, débil, pusilánime, supeditado al rey il1ote­cuhzóma de México, y creyendo como éste que la invasi6ndé g.entes extrañas estaba decretada ptir los

36 ,

I'RIMERA EPOCA.

dioses, lejos de aconsejar la resistencia opinó porque se recibiese pacíficamente á los españoles. Ixtli/x·ó­chitl, para colmo de ig-nominia, envió emisarios á. Cortés que le invitaron de su parte ú que se trasla­dase con su ejército u la región del Norte que · le

. había tocado, sElg'ún el convenio que celebró con su hel'mano. 'l'arde volvió por su honor el tecu/¡th Cacama, pues que indig-nado pOI' las humillaCiones ú que rué sometido Alotccullzoma, y furioso pOI' la muerte que dieron los espaflOles ti un hm'maoo suyo, diS"púsose Ú levanllu'ul1 ejérctio para contrastar alos invasores, pero el débil y meng·uado monarca de lps 1Ilexicas dispuso una emboscada en la que cayó el de 'l'excoco, quien rué entl'eg'ado á Hernún COl'tes y sumido en un calabozo. Poco tiempo después, en 30 de junio de 1020, el mismo día en que Cortés se' preparaba ít salil' de lIJéxico-TenocMitlan que se hdbía levantado en ::u'mas · contrá los invasores, el desventurado Cacama fué matado ele DI'den del con­quistador,

Cuando éstc aprisionó ú Cacama colocó en el go­bierno de Acolhuacán ti otro hijo de Ner.a/walpilli. llamado Cuicuitzcat3in , que no rué más que un ins­trumento ciego de los invasol'cs, Murió en los pos­trel'os días de 1;'>20 u manos de los indig'nados acolhuas que siempre lo considerm'on como rey intruso y traidor á la patria, Sin embarg·o, en el .ol'den cl'Onológ· ico ocupa el lugar de duodécimo I'ey de AcolhuaclÍn,

Coanacochtúll, lambién hijo de Ne:alwalpilli, rué proclamado rey vi,'ie rido aLin CUlcUltztatzin, pI;le5 que no !lC reconoció ú éste como ·Iegítimo soheruno, Fué Coanaeochtzin unjoven esforzauo y va.lienle, que abandonando 'l'excoco pOI' no ser fácil su defensa, se cncerró en M¿xico-1'enochiitlan al lado de Cuaultte : 'lIWC y allí luchó Iwuvamente contra los espaflOles dUl'ante e l asedio hasta que cayó prisionero en julio· de 1521. Cortés , más tarde, le llevó consigo en su·

, MEXICO ANTIGU O. 37

expedición ú. las 'Hibueras, y durante este viaje ordenó' que 10 ahorcaran juntamente Con el último rey de los 1IIcxicas (febrero de 152;)).

lxthlxóchitl; de qUIen hemos dicho que envió una embaJU á Cortés prometiéndole su ayuda, unióse con un ejérCIto al conquistador cuando éste entró segunda vez en el Valle, resuello á destruir pal'a siempl'e el reino mexicano. En ca1idad de auxiliar sÍl'vió eficazmente en el sitio de México-J'elloc!ttitlan, y después de la toma de esta ciudad 'en 1521 , fué nremia.do con el titulo puram ente honorífico de rey de A éolhuacán, bautizóse con el nombre de Fernando; y a'compañó li Cortés en val'ias de las expediciones que empl'endió en seS'uiela de la expugnación de la ca pi tal méxica. ,

La muel' te de la:llilxócltitl, cuarto y deg'enerado hijo Ele NezaltuillfJilli, que se llamó (ecu/¡lti de los acolltttas, dlÓ tél'mino á la dinast.ía fundada cuatro sig'los antes por el chicltimecd X ólotl que contó catorce mona!'cas, incluyendo á ' o!'es J'ezozomt;c y lIJaxtla, y ú Cttícuilzatzín y el mismo l:J:tltl.rócltit f , hechuI'as del conquistado!' .

. - -

LECCIÓN V. , ,

LOS MEXICAS O ME,XICANOS, .- FUNDACION Dl!: MÉXICO· TtMI)CHTITLAN .

, , ,

Las suüc h'ibll~ nahuaLlal!3.s. - Cllico/nl):; ttlC Ó siclc cLlc\':ls. - A:tlán V los

,

• 8.zlccns. - Sale la. Ll'lbu do A7.Uán ~' Slt~ .. .-icmbl'os adoplnn el nomlH'l! de mexi ó md.ricas, - Institución de los sacl'ificios humanos. - PCl'e~l'ina­cióu do los mC3:lCaS hasla Chapoltcprc , .. Suj élanlos n scnidurnLI'c los culhuus .- Nueva pcrcg'l'iuaci6n de 10-1 mexicu3 que retOl'nan á Chapol· t.peo. - FundaCIón d. MéXICO" Tenochtillan. ',- Le)'.ndn ""¡ntiva ii la fun­dación. - ·Soparaclón de los lICIte loicas, - Muel'le d. Telloe".

De¡,de los últimos ailOs del sig-lo VI (583) siete ÍI' i­bus que habitubanen apartada r eg'ión del . Norte . ,

marcharon ,hacia el centro de nuestro país. A estas tribus llama la hlstoria nahuatlacas, nombre gené~

, PRIMERA EPOCA.

rico ' que se refiere á la familia nahoa, de que aqu(~UOS eran miembros como lo fueron también los toLtecas, según queda afirmado en la Lección n.

Según los viejos cronistas, la~ tribus nalmatlacas procedían de Clticomo~to~ (siete cuevas), y en las pinturas de esos pue blos representaban ellos il sus antepasados habitando siete cuevas ú cavernas. Motivo de curiosas disquisiciones ha sido para muchos autores la tradición de Chicomoztoc .. algunos hon admitido la existencia material de las siet.e cuevas, desde las cuales emprendieron su peregrinación los nahuatlacas .. otros afirman que Chicomo:toc encierra 'dos id.eas, uno. recto. y otr.1 figurada: en el primer sentido debe admitirse como santuario conocido di las tribus donde iban á hacer sus ofrendas, y en el segundo, como origen ú linaje y descendencia, figurándolo con una cueva, como recuerdo de la vida troglodiia que lleva, ron sus mayol'es; IlnalUlente, otros pretenden 'que ChicOlllO:loc no rué más que el nombre colectivo que designaba á sietc grandes reinos del Norte, poblados en muy remoto tiempo ' por la gran fawilia ó raza ?la/lOa, Los que admiten 10. exis­tencia material de Chicomozloc se em.peüan en fijar la ubica­\:.\.\:)'t\, i\1!. \\\.., "\'I!.\I!. C\l~'H)," " Ü ~aul'e flur.in dice quc estaban situadas en Teoculhuacá/!, que POI' 011'0 nomÓI'e se llam" A :lid/l, tiel'l'a de que todos tellemos noticia cae'" hacia la pade del NOl'te y li/m'a fil'me eOIl la F/oI'ida; y Clavigero cree debían estar á veinte miltas de Zncatecas, hacia et Sur, " en el sitio en que hoy se ven las ruinas de un gran edificio" (La Que­mada). Basta lo expuesto pura concluir que tanto sobre este punto como respecto del principal, esto es, la verdadera inte .. ligencia del legendario C/¡icomozloc,nada se ha podido aclarar hasta hoy, siendo más ó menos ingeniosas las opiniones emitidas por los historiadores acerca de esta wateria, ,

Seis de eslas tribus, culhuas, xoehimilcas, chal­eas, tepa.necas, tlaxcaltecas y tlahuicas (que tales fueron sus paI'liculares denominaciones), se estable­ciel'On, unas en pos de otras, en el interior del gran valle ó Ancíhuac (cerca ó junto al agua) y al Oriente de esa hermosa cuenca lacustre, del otro lado de la soberbia cOl'dillera f@rmada por el Popocatepetl y el JxlacihuaLl, La séptima y más importante, después de alg'unos años ele marcha. se detuvo en Atzlán, y de ahí que los miembros de que se fOl'mara, llevasen el nombl'e de aztecas.

MÉXICO ANTIGUO. 39

La " ubicación de AztliÍn (lugar de garzas) ha sido también motivo de muchas y di versas opiniones. Parece lo mús fun­dado que ese lugar estuviera al Noroeste del lago de Chapalu, dentro del tcnitorio del actual Estado de Jalisco, ó quizás en el del vecino de Sinaloa.

Según los mejores dalas, en el ailO ()Q810s aztecas abandonaron á A:;t!rín pal'a continual' su marcha hacia el Sur. Se cree que durante algún tiempo se detuvieron en la isla de Alp.xcala, que está en la laguna de Chapala; en seg'uida pasarof.l a tierras de iVJic/¡oacán, y en esa época los sacerdotes que los

,

guiaban, dijéronles que era la voluntad del dios de la tribu H uitzilopochtli (colibrí siniestro ) ó por otl'O nombre Me:citli (ung'ido), que dejasen el apellido de aztecas y que se llamasen como él, me:J:i ó mexicas, por lo que ese nombre rué el adoptado por ellos desde entonces . .1\. su paso por el territorio de Mi­choacán, quizás tomada de los ta1'ascos, ,'los " eI!~¡'­g-rantes introdujeron en su culto la execrable insti­tución de los sacrificios humanos.

Detuviéronse algunos años en CoaU¿camac, cerca del lago de Pátzcuaro, y cuenta la tl'adición que allí encontraron dos quimilli ó envoltorios; desatado une. de ellos hallóse dentro una piedra preciosa, lo cual produjo disturbios en la tl'ibu pues todos querían poseer ese dije; desataron el otro quimilli, yal ver en él ,dos maderos, arrojáronlos al suelo con despr'ecio tornando á la primitiva contienda. 'Medió entonces el sacerdote caudillo Aacntl, adj udicand,..o á unos 'In pi'edra y á los otros los leños, y demostl'ó á éstos que habían salido gananciosos, pues fl'otando con fuel'za los maderos bl'otó el fuego. « Los de la joya, dice la « crónica, pretendieron entonces tr()carla por los « misteriosos leños; no consentido el cambio, aunque « la tribu caminó siempre unida, se efectuó en ella « una profunda separación: los de la piedra fu eron '" los tlalte lo lcas , sus adversarios los mexicas. »

Prosig'uió la tribu su peregrinación haciendo a\t.o

40 P.RIMERA ÉPOCA.

sucesivamente en muchos lugares en tre los que han de citat'se Tullan, Tolpetlac, Coalitlán, Acoluálwac, Atlacuill1layan, (Tacubaya), hasta lleg'ar á Chapol­lepec en 831. En este sitio, 10,5 mexieas se vieron hostilizados por muchos pueblos comarcanos y hubie­ron de sufrir el yug'o de los culhuas, . Cuenta la crónica que habiéndose suscitado una guerra entre cu/ltuas y xoehimilcas taño 835). los primeros orde­naron ó. sus siervos que atacasen al enemigo, y que los lIIexicas pelearon bl'[\vamente hasta expug'nal' tí. Xocltimilco; que no hicieron pf'Ísíoneros, pues se reduj eron.á cortar la oreja derecha á cada uno de los vencidos y que de vuelta del combate presentaron al rey de los culltuas muchos y grandes talegos que contenían las orejas cortadas á los x()eltimilea.<. Este hecho realzó la importancia de los adven ed izos que, 'l,\<:\ ~"\\"\\)u:r !i!;l) , \l~rffiu.\\e.ciero\\ muchos u.ños aún bajo

el U0\1Ú010 ue los cul)¡uas, quienes aca))aron 1)01' expulsarlos de su territol'io (880).

Errantes otra vez por el Valle, rechazados y pel'­seguidos por los otros pueblos, odiados ácausa de su altivez y audacia, y también por el culto bárbaro de sang'l'e que habían traído del Michuacán, no es de extmital' que los meúcIls no pudieran fijarse mucho tiempo en cada estación, Así fué que en i24.0 torna­ban ó. e/tOpol/epee, punto terminal de su primer itinera.o, y en el cual habían sido dominados por , ,

los cutkuas. Estos los atacaron de nuevo, lo que de terminó una tel'cera peregTinación que acabó con la fundación de la ciudad México -Tenochtillán el a110 de 1325, ó sea despu és de seiscientos setenta y siete de vida errante que llevó la tribu de los mexi­cas, ó. contar de su partida de Az[l{Ín.

Lo. leyendo. reJati va á Jo. (undución dice que los mexicos, al llegar ú uno de Jos grandes y cenagosos isloteS del lago mayor del Valle, fueron infol'mados pOI' sus caudillos que el dios había resuelto lijar alli el asiento definitivo de la tribu. Dos explol'adores salieron en busca del sitio ú propósito , y metién-

-ll-ÉXICO ANTIGUO.

dose por entre juncias y carrizillcs hallaron por fin un pe­queüo lugar de tierra enjuta, y en medio y sobre una peila el tunal ; « al derredor del pequcüo sitio de tierra una agua muy verde, que c.rcaba el dicho lugar, y era tan viva su fineza que parecían sus v'isos muy tinas esmeraldas_ " Siendo el tllnalla seña indicada por el dios, los mexicas se trasladaron al sitio sagrado, en cuyo derredor echoron los cimientos de la futura seÍlOra del Anúhuac. Olra versión de la leyenda, dice, ampliándola, que cuando los mexicas llegaron al lugar hallado por los exploradores, vieron encima dellulIol ó nopal « una úguila con las alas extendidas hacia los rayos del 801, tornando el calor dél, y en la garra tenía un piÍjaro muy galano de plumas muy preciadas y resplandecientes. " En algunas pinturas antiguas el águila destroza una culebra, tal como aparece en las armas de la República. La verdad histórica parece ser que el gran sacerdote 1'elloch, 1l.lma y caudillo de la tribu, fué el fundador de la ciudad que del nombre del dios Mexi se llamó México (donde está lIfexi ó Mexitli); y del nom­bre del que la fundó Jlamóse también Telloehtitla71 (la ciudad de Tenoch). El jeroglífico de Tenueh era el tunal (noclttlil, sobre una piedra (tel/), y lo fue también de la nueva ciudad poniéndole encillla una águila como signo de grandeza. De este jeroglífico nació probablemente la leyenda que ya hemos referido.

Trece años después de la fundación (1338)1 estalló la discordia que había desavenido tí los mexicas durante su estancia en Coatlicamac, con motivo del hallazgo de la joya y los maderos; discordia que se había transmitido latente de padres á hijos, y que entonces obligó á ona de las dos fracciones á estable-

• cerse en otra isla, poco distante hacia el N orto, que sc llamó l'latelolco. Los que se fijaron allí llamá­ron se tlatelolcas, y erigieron una monarquía que contó cuatro soberanos hasta 1473 en que los mexicas conquistaron l'lalelolco,'uniéndolo luego á su ciudad capital.

Los fundadores de lIféxico-Tenochtitlan dividieron la pobre y naciente ciudad en cuatro divisiones ó barrios que llamal'on C'Uepopan, Atzacualco, Moyotla y Z oquipan, los que después de la conquista fueron designados, respectivamente, con los nombres de Santa Mar-ía, San SebastiáJl, San Juan "J San Pablo.

•

• 42 PRIMEIIA EPOCA.

En elcenll'o se ulzabu el leoca lli (templo) consagrado al dios Huil;ilopo­chtlí. )

La indus tria y la nunca agotada paciencia de los mcxicas ensancha­ron el piso habita­bledel islote, cons­truvendo al 'efecto

" fu eptes es tacadas ' con las que 10gTa­ron unir la isla principal ó. alg'u­nas otras peque­ñas que se halla­ban cercanas. De­dicados ú. la pesca y a la caza, rece­losos de los pue­blos vecinos, y vi­viendo en gTande miseria v desnu-

o

Lamina 4a. - Jcroglffico de la fundación de Mélico-Tcnochlillan.

dez, así pasaron muchos ailos, gobernados por cl célebre sacel'dote J'enoch que murió en 1:30:3 , ó sea treinta y ocho ailos dcspués de la funda ción de l'cllochtitlan .

•

LECClON VI LOS MEXICAS. - ACAMAPICHTLI, PRIMER REY

Término del gobiC'fno teocrático. - Elcccicín de Acamapicld[i. primer rey de los mpxicas. - Los tlutelolcM ~c erigen bmbién en lIIonarquía. - L'ls CS~ pOMS de Acamnpiclttli. - PesQl 'os lJ·jbutos que ex ige Te;o; omoc á los mexicas, - Call1pailas ttc és los, como auxiliarrs de los lep(wecas.

El gobierno teocrático que había d iri g'ido ú los 1Ii~xi~ClS en sus co ntinuas pel'eO'I'inaciones v aun o •

lIlÉXI€O ANTIGUO. 43,

treinta y ocho años después de la fundación de la ciudad, terminó con la muerte del caudillo l'enoch, pues su sucesor Mexitzin aparece mlÍs bien como jefe militar que en calidad de sacel'dote.

Sea, como algunos escritores pretenden, que Me.l'it­zin aconsejó á sus compatriotas que elig'iesen un monarca, sea porque los mexicas IÍ imi lación de los pueblos vccinos, se dicidiesen á scr gobernados por reyes, lo cierto es que alzaron por . soberano ú un joven llamado Acarnapicfttli (cañas en el puño), y en efecto, su jeroglífico rep l'esen tu. una mano empu­i'lándolas. La exaltación de es te primer lecu ftMi (so­berano ó señor) se efec tuó el al'lO de 1:,370, y con clla quedó establecida en ll'e los mexicas la monar'­quía elec tiva, pues dícese que así los pl'incipllles como los demás desig'naron a l mancebo A camapicftlli para tan encumbrado puesto.

Los tlatelolcas, lejos de reconocerlo, pidieren á 1'ezozornoc, rey tepalle.ca de Atzcapotzalco, uno de sus hijos para que los mandase y éste les envió á Qaaquau/¡pitzahuac, que rué el primer tecuhlli de 1'lale/oleo (1377).

Acamapic/¡tli se casó con Ilan!'.ueitl, hija del señor de Coatlichún, que rué estél'il, poI' lo que el soberano de los me:ácas tomó por esposas hasta veinte mujel'es enll'e las que deben contarse las que fueron madres de H ait:llihuitl, C/¡imalpopoca é ltzcoatl, reyes todos, y sucesivamente, de los mexi­cas, después de la muerle de su padr'e Acamapiclttti.

En el transcuro del tiempo habían progl'esado los mexicas, y bajo ellmnquilo y pl'udente g'obierno de su primer tecuhtli se aumentó la población, levan­táronse edificios y mejor'es templos que los pl'imi­tivos y humildes, y se abl'iel'on canal es para faci lila r' la navegación por Jos lagos . Esto y la elección de rey, hecha sin consultarle, alarmaron é irritaron al tepaneca Tezozornoc, de quien el<an tributarios los mexicas, por lo que decidió au~entaJ'les exagel'ada-

44 PRIMERA ÉPOC'\.

mente los yafuel'Íes impuestos y pechos que le pag'a~ han. Y cuenta la leyenda que mandó le llevaran una cltinampa (campo flotante) sembmda de maíz, frijol, chile y calabazas; que pagado este tI'ibuto con inter­vilnción y favor del dios de la tribu, el tepaneca les previno, como cosa dificillsima de cumplir, que en el nuevo tribulo llevasen además en la c/tinampa un pato y una garza empollando, de manem que al llegar adonde él estaba pical'On los polluelos el cas­carón y salieran' de él : Intervino otl'a vez el dios, y pag-óse el exig'ido tributo. Pidióseles después un venado vivo, que no podía haber en la laguna; pero la divinidad tutelar les puso uno cel'ca de Hui,tr.ilo­pochco (Chmubusco) y los afligidos mexicos pudieron satisfacer el cruel capricho de l'ezo:omoc,

El códi.ce Mendoci.no 1'epl'esento. en la époco. de Acamap-ichtli cuatro victoriosas co.mpañas liIue los '!n.cJ:\Co.s '\\e"o.1'on con\.1'o. CUlluhnáhuac \Cuemo.vaca), Xochimilcn, Mizquic y Cuitlahuac; se cree funda~ damellle que estas g'uel'ras no fuel'on emprendidas por los mexicas sino en calidad de auxilim'es y Sel'­

vidores de Tezozomoc, MUI' ió Acamapichtli en 130Cl, después de un reinado de veinte ailOs,

LECCIÓN VII

LOS MEXICAS. - LOS REYES HUITZILIHUITL Y CHIMALPOPOCA 2' '( 3" REYES ,

Elección de Huil=ililwitl. - ~u casamiento Q'on una hija de Tt;o:omoc. -Ellltiuso talllbién con uno. hija d(') señol' de Clluu/uuihuac. - Cnmp:lI)3.1J do esle lIIomll'ca. - Juicio acercO! tia su reinado. - CMlIlalpopoca, lercCl' I'CY dc los nlnicas. - Las dos \'cl's ioIlCS respecto de su mucrte.

Muerto Acamapiclltli, los principales y ancianos de los cuatro blll'rios se congTeg'aron para tratar del nombramiento de sucesor al trono, y con aprobación de todo el pueblo elig'ieron leculttli á Huitzilihuitl hijo del soberano difpnto. ,Este acto afil'mó, pues,

• .MEXICO ANTIGUO. 45 ,

el c'arácler de electiva que tu~o desde su orig1en la monarquía de los mexicas.

Soltero altO el joven rey Huilzililtuitl (pluma de 'colibrí), decidieron los ancianos pedir á J'ezozo1l1uc uno. de sus hija's paro. hacel'la su reina casándola con el nuevo tecult¡li, pues si el intento se lograba podían esperar que se aHg'erasen los pesados tri­butos que pagaban al tepaneca, En efecto, l'ezozomoc accedió á la petición enh'egando su hijo. Ayau/¡­cihualt al rey Ruitzilíhuitl, y al nacer el niño A col­nahuú.calt, frulo de este matrimonio, suprimió los más onerosos impuestos que hasla entonces había exig'ido Íl los mexicas. Introducida la costumbre de tener los soberanos' muchas mujeres, y deseosos los consejel'os del tecuhtli. me;J:ica de celebrar alian­zas que robusLeciel'an al Estado, enviaron una em­bnjada al Señor . de Cuaulmálwac (CuCl'navacu), pidiéndole uno. hija para esposa de Rllilúlíhuitl. Acog'ió el cacique la demanda y concedió á su hija Miauaxóc!titl, que fué madre del famoso JI1otecuh­zoma-Illtuicamilla. Desde entonces, dicen las cróni­cas, comenzaron los mexicas á vestirse de algodón, muy abundante en la provincia de CuauhnúhuQ,c, en vez del ncquen ó pita que trocaban en el mercado de Atzcapotzalco.

Siempre tl'Íbutal'ios los mexicas de los tepanecas, el rey Huitzilihuitl se vió oblig'ado Él. unir sus tropas con las de Tezozomoc pal'a combatir al rey acolhua J.r;llilxóchitl. En el lugar corl'espondiente hemos I'cfericlo el triste fin de este valeroso monarca de 'l'excoco, y sólo diremos de las cumpai'las victoriosas que atribuye el cód ice Mendocino á Huitzlld¡uitl, que fueron las llevadas á cabo por los aliados mexicas y tepanecas. El seg'undo monarca de México-Teno­c/ttitlan murió en iL117, y de él se dIce que ensanchó la ciudad, dió á su pueblo mejor org'anización social, reglamentó la cere,monias del culto relig'ioso, im­pulsó la construcción de canoas, así para el tráfico

46 , ·pnIMERA .ÉPOCA.

como para las ex.pediciones guerrel'as, y en todo 'se mostl'ó habil g'obernante y amante del bienestar de su pueblo.

Atribuy.en las crónicas a Huitzilílzuitl un raigo de grande abnegación: dicen que Maxlla, hijo del rey de A tzeapotzalco, celoso de la .cl'eciente prosperidad de 11féxieo-Tenoelttitlan, y disgustado del matrimonio del leculttli de los mexieas con su hermana A ?Jau­hei!tuatl, injurió personalmente ú Huitzilill1átl, y temeroso de que el señorío tepaneca recayese en el hijo de dicho rey y de su hermana, ordenó ú algunos de los suyos que mataran al joven Acolnahuácat/, orden bárba.ra que fué desde lueg'o ejecutnda. y afirman los cronistas que el rey de los mexieas prefirio ahog'ar .su dolor y su venganza ú exponer á sus súbditos en una g'uerra desastrosa. ,

En 11105, murió Quaquauhpitzalwac, pl'imermonar-ca de los tlatelolcas, y le sucedió su hijo J'laca/eotl.

Clltmalpopoea (escudo humea.nte ), hermano y suceSOl' de Huitzilihuitl (1417), gozó de la protección de l'ezo;omoc, pel'o Maxtla. heredero del señorío tep'aneca, trocó el buen trato en desabrimiento, y tanto hostig'ó al rey de los mexiCIJ.s que no pudiendo éste vengarse ni sobrevivir á su deshoOl'a detel'mi nó sacrificarse en aras de sus dioses; mas fué a.pl'ehen · dido por los esbil'ros de 1l1axtla y llevado á Atzca­pútzaleo, donde le encerraron en unajaula de madera, de una de cuyas vigas se ahorcó en '1427, después

. de un reinado obscuro de diez años. Seg'ún otra yersión, e/uma/popoea, pusilánime ·é

incapaz de reg'ir dlg-namen te ú sus valientes súbditos, ru é inmolado por los · mismos sacerdotes me.ricas ante el ídolo de Huitzilopochtli, El rey de Jos t1a­telolcas Tiaea/eoil, fu~ muerto de orden de Maxtla, pocos .días después del fallecimiento de e !tima/po-poea, ,

,.' 7

4'i

LECCIÓN VIII

LOS MEXICAS. - ITZCOATL, CUARTO REY

Eloeei';n de It;eóatl. - JcroglfGr.o de esle mon.re •. ' - Arenga que le dirige uno de los ancianos. I t:cóatl tl e~lal'a la guerra á lo!) tepan.I!cas y cele­bra ali o.n7.R con Nc:ahltalcóy',tl. _ . Sob resallo de los rne:r;cas. - Energía. de ¡l'Cóa,tI y de MolccI</¡,oma-Jlhuicamina. - Derrota de lo. tepa­nceas y l'uina de Atzca.poi:;alco . - Consecuencias de estos sucesos.-,

Ultimas campaitas de It:; cóatl. - Impor lancia de este soLcrano. - Muerte d o Cuuuhtl«loa , 3'" monarca de Tlalclolco.

Las dos tribus de las islas, aunque con alg'una ,'acilación, y aun parece que tras un corto interr'eg'no, eligier'on quien las g'obernase.Los tlalelolcas nom­braron por seiior á Cuauhtlatoa, hijo del mon arca anterior. En México-l'erlOchtitto'YI, reunidos los an­cianos y señore~, tomaron por rey á It zcóatl, hijo de A camapícht ti, y hermano de los dos antel'ioI'es soberanos. El nuevo te tli había desempeñado untes el carg'o de t1pc¡chca atl ó general en jefe del ejército, en cuyas funciones siempre demostró

' esruerzo y ánimo g rande, por lo que su nombra-miento rué recibido' con unánime contenlo por el pueblo que ratificó la elección .o,c{ En lus pinturos anti­g'uus, un'iba de la Jl g-ura ele flzc óatl aparece una culebl'U con el cuer'po armado de puntas. Il ztli signifi ca obsidiana y coa.lt culebra, palabras que compuestas dan la voz It'ZCohuatl ó Itzcóot l).

Dice la cl'óniea que apenas eleg-ido este mona l'ca uno de los ancianos le dil'ig-ió la siguiente alocución qu e copiamos ínteg-ra, porque ella representa el curúpter de los lIlex'icas y la elocuencia que usaban en todas las ocas iones solemnes : '1

, « !lijo nues tro y ~eii(,r y rey , ten á nimo valeroso, y está « con forta leza y firm cza; no UcsUl :1ye tu corazón, ni pierda « el brio necesario para e l cal'¡;o qlle te es encomendado:

' " ¿ Quién pien sas si tú deslnayas, que ha de venir á animarte, " ni á ponerle fu erzas y brio en lo que conviene al gobierno " y defensa de tu reino y nación ? ¿ Piensas 1)01' ventura que « han de res ucita r los valerosos de tu s antepasados, pallres y

, .

1> R 1M E RA • EPOCA,

" abuelos? Ya, poderoso rey, ésos pa~aron, y no quedó sino " la sombra de su memoria, y la de sus .. nlerosos corazones, " y la de la fuerza de su~ brazos y pecho cC'n que hicieron ros­i, tro ¡i las aOic,ciones y trabajos. Ya á ésos Jos escondió el " poderoso señor de la noche y del dia. ¿ Has de' dejar perder

,« á tu TeQochtiU<in 1 ~Has de dejar deslizar c\e tus hombros la " carga que te e~ p\lesta encima de ellos '! _¿ Has de dejar pe­" recel' al viejo y á la vieja, al huérfuJ?0 y ¡i la viuda? ¿ Haslos, " por ventum, de dejar perecer? Animo, tínimo, valeroso " pl'inci pe, no pierdas cl aliento. Mi ra que nos observan los " otros pueblos, y nos menosprccian y hncen escal'nio de nos­« otros. Ten lástima de los niúos que andun toduvln nrl'as­" lI'ándose por el suelo sin poder levantarse COlllO hombres, 'C y que perecerán si nueslros enemigos pre'valecen contra • nosotros, Empieza á escoger la manta para tomar iÍ cuestils " éL tus hijos, que son tu pobre pueblo que confln cn In sOln­" pra de tu manto y en el frcscol' de tu benignidad. Está In " ciudad de México-Tenochtitlán muy alegre y ufana COI) tu " amparo. Hizo cuenta que estabn viudn; pero ya resucitó su " esposo y marido: que vuelva por ella' y le dé el sustento " necesário. Hijo mio, no temas el trnbajo, ni te apesadumbre " la carga, que el dios cuya figura y semejanza representas, ... 'l>1!.\:i. I!.\\ \u t\l.'1Q1: ~ \l.~udn. »

Dífíciles eran las condiciones en que iba á comen­zar el reinado de ltzcóatl, pues Maxtla se digustó profundamente al saber la elección de su tributario, preparándose desde lueg'o á invadir en son dé guerra el terrilorio de los mexicas,. y por otra parle, el temor que inspiraba el tirano de Atzcapot~alco había quebrantado el brío de los habitantes de llféxico­Tenochtitlan hasta el grado de que muchos de sus nobles y sacordotes aconsejaban que se intentara aplaca r el enojo dol lcpalleca con las mús humi­Ilanles dcmoslmciones. Uno de los g randes mereci­mientos de [lzcúall estriba en su "il'il resolución de preferir la guena ú la ig nominiosa paz do la servi­dumbre, sobreponiéndose al desalien Lo de sus com­patriotas. Así, fuerte con su derecho y su dignidaq, envió por embajador ú su sohrino Mofecuhzoma­/lhuicamina pam que decluJ'ase la g'uel'l'a Ú llfax t/a, concertó alianzas con los ¡{alel"lcas y con Nezahual­cóyotl, q'uien ya había recobrado pade del reino de

• MEXlCO ANTIGUO. 4!l

sus mayores, y se apercibió á sostener una: lucha. que decidiel'a de la emancipación ó de la ruina de la patria,

Dicen las crónicas cuán intenso rué el pavor de los mexicr¡ s al saber que era inevitable la gue¡'ra con Alzrapofzalco, ' manifestando su aflicción con llanto y rUidosas lamentaciones; pero que llzcuatl y !I1ole­whzollla afearon enérgicamente al pueblo su cobar­día, y consíg'uieron qNe los mexicas, vueltos de aquel sobresalto, recobrasen el valor y la audacia que tanto los había' distinguido, . . . l ' Unidas las tropas de /tzcóatl, de Nezahualcóyotl y de los J.latelolcas eon gran 'copia de auxiliares de

,Huelxot::.inco y Tlaxcatla, abrióse la campaña contra los lepenacas; los primeros encuentl'OS no fueron

•

favorables para los aliados, y la misma CihlGlJlcl.,' de , Aféxico-Tenochlillan estuvo á punto de ser ocqpadtl. por los soldados de ll/Iaxtla, salvándose pqr la ' desesperada resistencia que opusieron el mismo lt:cóalt y su sobrino Moteouhzoma; rechazados los enemig'os á la tierra firme que se extendía desde la orilla del lago hasta Alzcapot:alco, allí les alcanzaron los coalig'ados, siguiémlose una serie dc escara­muzas y reñidos encuentros por espacio de tres meses. Cerca de la misma ciudad enemiga trabóse el último y supremo combate en que fueron comple­tamente destrozados los tepanecas (1428) ; llzcóatl, 1I1otecu/¡zoma y Nezahualcóyotl se cubriel'on de g'lo­ria en aquella sangrienta jornada; A Izcapotza[co fué sequeada é incendiada; el rey Jlfaxtla murió á manos de Nc::,ak/(alcóyotl; y se hundió para siempre el reino tepaneca, alzándose sobre sus ruinas hu­meantes el podedo de México-1'enochlitlan J.véase Lección nr, al On).

•

Ya hem os dicho ,rn otro lugnr que cntl'e los grallucs resul­tados 'Iu e pl'odl jo la caí d,, ' ¡Jel reillo de AI:cflpot:alco debe cont(lJ'se la triple aliallza que lig-ú eH adelante á los reinos de México y Acolhllacdn y al pequcüo de l'/acopan, formado pOr

284 4

50 ,

PRIMERA EPOCA.

los mismos vencedores con los restos del vencido teponeca de Atzcapotzalco. ·Hemos de señaiar también que á partir de aquel gran suceso México fué una ciudad libre, preponderante en el Anáhuac, y que habiendo ofrecülo el pueblo mexica iÍ los guerreros nobles sus servicios personales en el caso de que alcanzasen la victoria, cuando ésta quedó asegurada se recordó la promesa hecha, y así se cumplió el pacto social

. que entregó el pueblo al mando y supremacía de los nobles, viéndose obligado á servirlos con sus personas y bienes y á llevarles á cuestas sus armas, cargas y bastimentos cuando fuesen á la guerra.

Después der triunfo alcanzado en Atzcapot;;alco y de las ruidosas y sangTicntas fiestas con que fué celebrado en México-l'enochtitlan, llevó Itzcóatl sus armas victoriosas contra Coyoacán, Huitzilopocltco, Atlicuihuayan y otros pueblos del sur y sudoeste del Valle que, de oI'igen tepanaca, habían osado afrontar al ya temible poderío de los mexicas; lueg'o, acudió en auxilio de Nezahualcó!J0tl, secundándole eficaz­mente en la tarea de reprimir á los rebeldes de Huexotla; y por último, conquistó á lIf'izquic, Cuit­lohuac y Xoehimileo, y ~n los postreros arios de su reinado venció á los de CuauhnállUflc (Cuernavaca), Huitzilapan (Huichilac), Izaeualpan, Xiuhtepee y á otros muchos lug'al'es situados más allá delos montes que forman la cadena austral del Valle de México.

Mllrió el célebre ll;;eóatl el año de 14/10, después . de haber reinado trece, .y sus súbditos celebraron las exeq uias de tan ilustre varón con toda solemnidad. Fué este sobemno justamente celebrado por sus singulares prendas y por los extraordinarios servi­cies que hizo á la patria. Sacudió el yugo de los tepanecas; eng-randeció más . que ninguno de sus antecesores los dominios de los mexicas; enriqueció á éstos con los despojos de los pueblos vencidos; prepal'ó el incontrastable poderío de Méxieo estable­ciendo la triple alianza, y hermoseó su ciudad capital con nuevos y grandes ediflcios : IEl antiguo historia­dor Chimalpain, dice hiperbólicamente de Jt;;cóafl

MÉXICO ANTIGUO.

que rué varón tan excelente que no hay bastante lengua pa/'a sus alabanzas.

En 1436, durante el g'obierno de Jtzcóatl, murió el ney tlatelolca Cuauhllatoa, sucediéndole M01ui­huix, que fué el 4° y último serior de Tlalelolco.

LECCIÓN IX

l03 MEXICA. - MOTECUHZOMA ", 5' REY

Elección de Motecuh~oma-/[huicami"a. - J.,·ogliríco de este monarca. -Guerra conlra los e/micas y oh'os sor)orios del rumbo oriental. - Grandes c.lamid<tdes nesno 1419 hasta 14,.\,. - La gúerra .agrada. - Su, COn se cuencias. - Otras guel'l'a.'i de Motecuh::oma-llhuicamina. - Su muerte. - Carácter de este soberano. - Sus principales actos de gobernante.

,

Después de la muerte de Jtzcóatl nombra\'on rey los mexicas á lI1olecuhzorna-Ilftuicamina, hijo de Huitzilihuitl, y pOI' consiguiente sobrino del dirunto monarca (14/10). La voz MOlecu/¡zoma significa señor saillldo, enojado, é Ilhuicamina se representa en el jeroglífico con el símbolo del cielo ilhuicatl, y con una f1e chaque lo ah'avieso, lo que da el sonido mina flechar, asacteo\', y la figul'a toda la voz Ilhuicamina, el que dispo\'a flechas.al cielo.

La elección de Afidecuhzowa, que de buen gTado confirma\'on sus antig'uos compañeros de armas el tecuhtli de TexcoclJ y el de J'lacopan, fué recibida con grande entusiasmo por su ,pueblo que recordaba las gl'andes proezas de aquél, durante el belico¡;o reir!'ildo de llzcóatl. El nuevo señor de los mexicas deseoso de alzal' en su capital un suntuoso templo al dios Hu ilúlopoclttli, envió mensajeros á todos los señores tributarios dc su reino pidiéndoles ayuda paea llevar á cabo la obra. Todos obedecie!'on excepLo los de Chalco que se neg'al'on ásperamente á conlri­bui!', por lo que Molecuhzoma decidió llevades h g'uel'ra. Sang!'ientos combates hllbo durante un mes entre los dos ejércitos, hasta que los mpxicas log ra-

ron derrotar á sus contrarios y apoderarse él'e Ame­camecan, capital de los chaleas, Conservaron éstos su independencia, no obstante sus derrotas, y el ardor belicoso de Motecuhzoma le llevó contra

•

l'epeyacac ('l'epeüca), 1 ecalco ('l'ecali), Cuauhtinehán y Acatzineo que fueron vencidas y sujetas tras una breve y triunfante campaña,

R efieren las crónicas que desde el año 1449 hasta el de 1l1;)4, una serie de calamidades afligieron sobre­manera á los mexicas y á los demás pueblos que extendían sus dominios por una vasta porción de nuestro país, Ya en 1447 habían caído gTandes ne­vadas que causaron la muerte de muchos hombres y animales; en 1449 creció tanto ellag'o mayor á con­secuencia de las fuertes lluvias, que se aneg'ó la ciudad y pereciel'on ahogados muchos de sus mora­dores, NezahualcóYQll acudió en auxilio de Mé,7)ieo­Ten.ochtitlan, y 'Por su consejo se construyó un dique • de cmcp, \)f\l'l,u.s de ancho y diez millas de largo, lla­

mado en tiempos posteriol'es á la conquista Albarra­dún de los indios, y que ha cedido á la acción lenta del tiempo, En el atlo siguiente (1450) volvieron las coposias neyadas a destruir casas, árboles y plantas, y a malar gran núm el'O de hombres y animales, Finalmente, á consecuencia de la sequía que se pro­long'ó en tres años seg'uidos hubo hamJ:¡re tan intensa en el de 1454, que no bastand.o la liberalidad del rey y de los principales serlOres para remediarla, empujó una num erosa emigración hacia las tierras del Sur; en Tenocltlitlan pcreciel'on muchos de sus habitantes á causa del hambre y de la horrible peste que vino después ,

Creyó Mo/ecultwma que tantas y tan duras cala­midades eran manifes taciones de la cólera de los dioses, y á fin de aplacados inventó la gue1'l'a sa-gmda, bárbaro eng'endro de la superstición, y una de las institueiones más dignas de estudio que ofre­cen á la hístoria los anlig'uos mexicanos,

,

MÉXlCO ANTIGUO. 53 ,

Convenoidos el rey y los suyos de que las terribles deidades estaban airadas porque no se les hacían frecuentes sac rificios, se inventó esa guerra que los había de dar en abundancia. ExLendíanse al oriente de Anúhuac la república oligárquica de 1'taxcalla, el país de H1Iexolzinco y la ciudad santa de Cholo­l/an,; á esos pueblos débiles impusieron Molecuh:;oma y los otros ,dos reyes sus aliados el convenio de salir periódicamente it campailU, éstos contra aquéllos, con el único Objeto .de; que los pri ;:ioneros de guerra fuesen sacri1kados ante IQs' dioses de unos y otros; pero se convino que jumús, cualquiera que l'eSll\tn.se vencedor, menoscabara ni ' la independúlcia Ili el territorio del vencido. Este pacto singular explica ID. causa de que no obstante las continuas guerrlls entre México y sus uliad'os por una parte, y los estados !le Tlaxcalln, UuexalzincQ y CllOlollan por la otra, és tos no pel'dieron su independencin, 'J tQ.mbién justifica el odio que los tla:r:caltecas tuvieron ¡[ los minos del Andllllac, y que les llevó á concertarse fú c,i llDenle con los conquistadol'es espai\oles. A~í, el fanatismo religioso de los mexiclls les suscitaba enemigos e~conildos, restringía su porler', y pl'eparabQ. su futum ruina, " , ,

Tod03 los 'hombres capaces de llevar las armas est:than obligados ¡¡ concurrir ¡¡ la guerra sugrada, 'y el que no 1ba íl e\\a qll~d\l.b\l.l:Irivado, enJre otra.s cosas, de,usar vesli4o's galo.­nos y joyas, y era tenido por bajo y despreci8/blc. En c~tnbil),

, , . otol'gtibanse honores y recompensas á .los guerreros que se distinguíav en aquellas expediciones religiosas y militul'es.

, . ,

La abundancia de las cosechas .vino b'as la escasez y miseria, y con ella renn~ió con más brío el batalla­do!' espíritu de los mexicas, cuyos ejéJ'citos invadie­ron el Huaxtecapan ó tierra de lo's, ¡'uaxter:as (i!t;)8j, que rué asolado cruelmente. Volvieron triunfanles ií l'enochlitlan, y la fecunda inventiva de lf1olew/¡­zoma creó entonces el sacrificio gladiato1'io donde pel'eciero n los cautivos hechos en esa g·ue!'l'a. En 1461, ll evó el monarca sus tropas contra A auhilizapan (Orizuba) y Caet la.xta, redujo muchos pueblos y some­tio :1, su impe!'io toda aquella comar'ca que termina en las' p layns el el Go lfo; nueva g-uePl'a empefló con los c//rI !e :.' el l 1ft !):?, y en el año sig- lli ente envió un ejér~ ": 111 .'¡ rlesfl lnr y red uci r una g-ran porciólI ele la 1'1.('; ,.,. .. : Gnalmente, en 14.65 su ejél'cilo conquistó un vasto tel'l'itol'io de H'Uaxyacac (Oaxaca).

54 PHIMEHA É?OCA.

MUI'ió MOlecult;oma-Itlluic'lmin'1, el primero de aquel nombre, en '1469, después de reinar veinti­nueve año~. Fué valiente, guerrero, sobrio, hábil político; pero tambien supersticioso, fanático, crucl

Lán¡ina 5'. ~ l.. Coatlicue, ídolo que representa á la esposa del dios de la guerra y que se halla en el Alusco Nacional,

y fecundo en invcnüu' sangrientas y bárbaras instituciones. ,

Como gobernantc fué notable por las penas que impuso ú los adúlteros, ebrios y ladrones, que todos el'an castigados con la de muel'te; estableció odiosas distinciones entre nobles y plebeyos, ysujetó á minuciosa reg'lamenta­ción los v.estidos y ador­nos de sus súbditos; fOI'­muIó un complicado cere­monial para la corte y procuró con ahin_co fun­dar la unidad religiosa y difundir la execrable ins­titut:ión de los sacrificios humanos en todo el Amí­huaco ¡'-'ué, en suma, dés­pota y fanático extl'ema­do. ElBbelleció su ciudad ,

capital y engrandeció el reino, pues á su muerte el territorio dominado por los mexicas se extendía, por el Norte, hasta los, límites con la Huaxteca; por el Ol'iente, hasta las playas del Golfo; por el Sudeste y Sur, llegaba ú las Mixtecas; y poI' el Poniente, terminaba en las montañas que dividían á los matla­úncas del Valle de Anáhuac.

MÉXICO ANTIGUO •

• LECCION X

LOS MEXICAS. - AXAYACATL, 60 REY

Elección de Axayáe<ltl. - ConjUl'aeión de Moquihuix con Ir. el rey ",exiea. - Guel'" enlre México y Tla/eloleo. - !Iuerle de Moquihuix y deslruc­ción de Tla/.loleo. - Ca,llpa~as eonlra los matla;i"eas , - Expedición desgraciad, eoulra Mie"'",aca", - Muerle de Axayticatl. - Caraele,' da este soberano.

El joven Axayácatl, nieto de · Molecuhzoma por la línea materna, 'Y hermano de TlzOC y de Ahuitzotl que también se sentaron luego en el tr'ono de México, fué eleg'ido para cei'iír el copilli ('1460), y esle nom­bramiento quedó confirmado por los seriores de Acolhuacán y de Tlact;Jpal1. ' .

Figura la conquista de Tlatelolco como el primero de los notables acontecimientos bajo el g'obierno de Axayácatl. El temor que inspiró a los tiatelaleas la elección de este belicoso pl'Íncipe, y sobre todo, la envidia y el renr.or que siempre abrigaron contm los mexicas, decidieron' á su cuarto y último rey MlJquihuix ú urdir una vasta conjuración en daño de su vecino y eufl/ldo, de quien temía, por otm parte, hostilidades más ó menos próximas. En esa trama logró poner de su lado á los caciques ó señOl'es de Xilotepec, Mexicallzinco, Huitzilopocheo" Cuitla­huac, Xoch-imilco, Mizc¡uic, Popotlan y otrSs pue­blos, determinando caer sobl'e los mexicas en el momento en que celebrasen las próximas fiestas de l'ecuhilhuill. Por fortuna para A:r:ayácatl, su her~ mana, que el'a esposa de Moquihui.7:, le comunicó el plan que contra él se formaba. Según afirman algu­nos historiadol'es, la princesa huyó á l'enuclttitlan á revelarlo todo á su hermano; otros dicen qqe se quedó en J'lateloleo, y sabedor Moqu'¿/¡uix de que estaba en intelig'encia con Axayrícatl, la maltrató crudamente ('1473).

Ello es que el tecuhtli de íos mericas se apercibió ,con actividad á contrastar al enemigo, y cuando tuvo

56 PRIMERA ÉPOCA.

presto su ejél'cito envió un embajador á nate/oleo con la misión de declarar la guerra; pero el enviado fué muedo de orden de lI1uqtlihuix y su cabeza ar­rojada al lado de T,mor.fttitlan, pues sólo una zanja separaba á los dos pueblos rivales. N o se necesitaba ' más para que los mexicas, g'uiad0s pOI' su joven y valiente serlOr, marcharan contra los tllJ.teloleas que los esperaban en los suburbios de su ciudad. 'l'errible y sangTiento fué el combate; dos días se dice que pelearon los de ambos ejércitos con igual bra Vl1l'a, hasta que el valor de Axayáeatl y los suyos arr:olló á los contrarios hasta la plaza mayor de Tlatelolco, en la que I'evueltos entraron vencedores y vencidos. i'tIoqllil/.ltix se hizo fuerte en el gran teoealli que se alzaba en el centro de la vastísima plaza; pel'o allá lo sig'uió A.ra?/lÍcat l que le mató con sus p1'Opias lU¡tl10S,

y su cuerpo fué despeilUdo desde la cúspide del templo. Con él tel'minaron la monUl'quía y lél inde~ pendencia de Tlale/oleo, pues el terrible señor de los mexicas mandó quemar la ciudad, y sus habi­tantes, después de padecer' los más crueles ultrajes! quedal'on reducidos á la servidumbl'e.

El reino de Tlalelolco, inaugurado poco tiempo después de la fundación de Mé:xico-Tenochlitlan, y que pereció juntamente con su cuarto y último soberano Moguihui:¡;, tUYO una exis­tencia de ciento treinta .y cinco ailos (1:138-14 i~)_

Terminada esta campaña que dió á México el in· disputable dominio del Valle y la mayor influencia en la triple alianza, Axayácatlllevó á cabo una expe­dición g'uerrera contra los matlazincas que habitaban al otro lado, de las montañas que cierran el Valle por el rumbo de Occidente. El. ejél'cito aliado (me:l'iea .• , acolhu'rJs y tepanecas ) desbarató á los enemigos apo­derándose de J'olocan ('l'oluca), donde oautivó al ~dolo del dios Collzin, y sucesivamente cayeron en sus manos Calimaya, Tzinacanlepec y otros lugares (1lJ.74). Cuatro años más tarde, tornó Axayácatl á

• MEXICO ANTIGUO. 57

llevar sus al'mas contra aquella región, y en una ba­talla hubo de sostener combate personal con un g-uel'rero principal llamado Tlilcuelzpahn a quien hizo prisionel'o, no sin recibi!' de éste una he!'ida que lo dejó cojo para el resto de sus días. La ag-reg'ación de la ti erra de los matlazincas a la corona de México fIJ é el resultado de esta nueva expedición militar (1l178). •

Incan sl3.ble el batalladol' Axayácatl marchó contra el reino de M~chhuacan (Michoaaán) en i479, y no obstante el g-rueso ejél'cilo que comandaba fué derro­tado pOI' los valientes. taTaSCOS en un combate que dUI'ó dos días, siendo· esta la única vez en que no salio vencedol' el bravo monarca. Murió Axayácatl (cuyo Jeroglíflco representa una cara con el signo convencio.na! del agua) en 1481, después de un rei­nado de doce años, y enlre los hijos que dejó hemos de citar il Motecuhzoma que llegó á ser rey y que gobel'naba á su nación cua,ndo vinieron al Anákuac los conquistadores españoles, y á Cuitlahuac que también ciñó el copilh ó la corona y que fué el héroe de la Noche t1'iste .

•

Fué A:xayácatl notable capitán y valiente soldado, sanguinario y cruel con los vcncidos, ievero 'en el gobierno, y tan ardien:te fanático como Jo fuel'a s~ antecesor Motecuhzoma-Ilhuicamina, En su tiempo fueron labradas la gran P¡edm del Sol que hoy está colocada en el Museo Nacional, y oll'as piedras pam los sacrificios ordinarios y g'ladiatorios que fueron destruidas por los conquistadores .

Algunos cronistas mencioMn una campaüa de Axaydcatl . contra los mixt.ecas '1ue prosiguió hasta Coa/oleo (Huatulco), á orillas del Océano Pacífico, llegando hasta el remotó Xoco­nochco, 'Y otra que llevó á las tierras de Atlixco y lJoetxotzinco, Estas expediciones se efectuaroll en el principio del ¡'einado del soberano rnéxica , y lo más cierto parece ser que sólo tu­vieron por objeto hacer prisioueros para sacrificarlos en las fiestas de la coron o.cié'n.

53 PI11MERA ÉPOCA,

, '

LECCION XI LOS MEXICAS. - TIZOC ;' 7' REY

Elección do Ti;oc· Chalclt'ilJ.htlatona. - Cct'omonias de la investidura. real. _ Campañas más not:.bles de este monal'ca. -- Mucre cu\'cncnado. -Su jeroglífico,

Reunidos los electores en la forma acostumbl'ada fué nombrado rey Tizoc Cfta{chiuhtlalona, hermano del difunto Axayácall, y que durante el g'obierno de éste había ejercido las funciones de tlacocltcálcatl ó comandante en jefe de las tropas,

Curioso es el relato de las ceremonias de la investidura real conferida á Tizoc, comprendido en las obras de viejos cronistas y que transc,'ibimos en seguida, pues las entonces efectuadas fueron sin duda las que se usaron con los demás senores de Mé.xir.o cuando sub ion al trono.

" Reunidos todos los seilOres el dia seiíalado, puesto en pie " el ,electo, el .rey texcocano Nl!zahualpilli le puso en la " cabeza la corona de piedras ve,'des enga rzadas -en oro; le " horadaron la terilillll. de la nariz, atravesando por el hOTado " una esrnel'lllda ~ e lgada y cilíndrica; en las orejas pusié­" ronle dos esmeraldas redondas; una especie de banda del " codo al hombro, llamada ma/l'méeatl; en las muñecas Ilas " pulseras dichas malzopeclli; ajorcas en la garganta del pie, u yexileluccuehtli; con cascabeles de 0"0; cactli ó ' zapatos de " piel de tigre dorada; en el busto una especie de jubón fino " Xillhhuilzolli; una manta rica, y encima otra de enequén " azul con un sol pintado en el centro, Xi ll/Iliyalt, con un " max lla tl del mismo material. Ya vestido, le sentaron en el « cuallh¡c/llllli Ó trono, que es taba revestido de un cuero de " tigre. los oj os relumbrantes con un os piedras, la boca " abic,'ta con los dien,tes limpios y blancos: al lado derecho « pusicl'on un carcax con Hechas, arco y rodela clJmo .illlIJo­" los de justicia,

« Sentado en el trono, los nobles le tomaron en hombros " IIcvándole ¡í lo alto del templo. descansándole á los pies de " Hllilzilopochtli; los sacerdotes le dieron nn hueso agudo de " tigre, sacrificándose con sacarse sangre de las orejas, las " espinillas y los pulpejos de los brazo?, Bajado adonde " estaba la piedra del sol Ó cllallhxicalli, se sacrificó de « nuevo en las mismas partes del cuerpo; inmoló codornices, " arrancándoles las cabezas y echando la sangre en el agu-

• ME~ICO . ANTIGUO. ·59

• jero de la piedl'lI, y puesto copall-i en "un brasero, incensó á •

(1 los cuatro puntos cardinales. Fué llevado en seguida al • palacio nombrado Tlillanca.'co, y entrando en la cámara (1 apellidada tiillan, negrura. por estar pintada toda de negro " y ser casa de recúgimicnto y tristeza, dedicada ii Ci/¡uacóatl, (1 se sacó sangl'c, sacrificó codornices é incensú la sala. (1 Idéntica cercIlIonia repltiú en el tcoca/li de ropico, dedicado • al Jios ?Jopi, ,i las orillas del Ligo, y en otro lugar no apun-

,

•

_ I'ieó~a ,oti,,, de Tizoc, llamada vulgarmente piedra de lo. sacrifiCIOS, elisLenLe en el Museo Nacional.

(1 tado, pues eran cinco aquellas estaciones, Vuelto á su pa­(1 lacio, y sentado eo el trono,. comenzó Neza/¡ualpill-i unlt (1 larga arenga de felicitaciún, luego C/¡imalpopocfI, y por su « orden los seilOres de .Ias proyincias conquistadas, todos 'los « cuales recoru enduban . al lluevo soberano, el buen gobierno " y el cuidado de los pe'bres, la defensa oe la p¡¡tria, el culto • de los dioses, y la hoora de los volientes. "

. Después de las ceremonias de la investidura se­g'uían las fiestas de la coronación con arreglo á las ritualidades establecidas, con profusión de fiestas y

· banquetes que terminaban con el sacrificio de los prisioneros de guerra sobre lo. piedra del sol. Á fin

· de que no faltaran víctimas ·en esto. ocasión, mal'c hó

60· PRLMERA ÉPOCA.

Tizoc, apenas elegido, contra los de Meiztitlall y los Ituaxteca,s que se defendieron bravamente y. que sólo dejaron cuarenta prisioneros en mal1Q~ del in-

,

vasar. Otras camparias emprendió Tizac durante su corto

reinado: la que llevó á C.uetlaxtla (hacia el centro del dcual Estado de Vemcruz) pOI' haberse rebelado con1,'a la autoridad del monarca; la que dirigió contra los rnalla:incas, también rebeldes, y final­mente una devastagora .correria queen unión de .los reyes de Acolhuacán y de Tlacopan hizo e,n las tierras de los mixlecas y zapotecas. Gran número de 'prisionel'os trajo Tizac de estas guerreras excur-. , ,

siones y lodos ellos fueron sacrificados en el. gTan tcotalli que e.ste monarca comenzóú edificar y que se llevó á cabo en tiempo de su inmediato sucesor. .

El séptimo rey-de los mexicas murió ,en .1486 tras un breve reinado de cinco años, y aparecieron au­tOl'es de su muertelos caciques de l$tapalapan y de J'lac(lco que se valiel'on de unas mujeres para darle veneno. Éstas y los caciques pereciel'on ajusticia!1os en la plaza mayor de la capital, en presencia oe los nobles y el pueblo.

Fué Tizac circunspecto, grave y severo en la apli­cación de las penas. Se representa en su jeroglífico una pierna homclacla.

LECCIÓN XII

lOS MEXICAS· - AHUITZOTl, 8° REY

Elección de Ahuil:otl . - Su consagra9ión. - CllmpaT)3S nolables cmpl'cndi­das pOli eiitc monarca. - Dedicación del teocalli ó templo mayor de M6xico. - HOL'riblc matanza de prisioneros. - Breve descripción del templo mayor de México . - Muerte de AllIlit;ntl. - Gnrácler de este soberano. -Extensión del reino do los ml!:cicas á la muerte de Ahuit;otl.

Cuatro días después de las exequias de Tizoc, unidos los electores á los reyes acolhua y tepaneca '

MÉXICO ANTIGUO. 6{

aliai'on por octavo rey de Méxlco-Tenochlitlan a Alzuitzotl, hermano menor de los dos monarcas anteriores y que ejercía á la sazón el importante cargo de g'eneral en jefe del ejé¡'cito. El uuevo tecuhtli llevó la guerra á los maza!tuas y otoneas con el propósito de hacer prisioneros para sacl'ificar­los en ,al'as 'de sus dioses, en celebridad de su exalta­ción al mando supremo. En esta expedición; que se dirigió hacia el Occidente del Valle, quedaron ven­cidos los pueblos de Xzquipila, Xocotitlún, C/napa y Xilotepec é innumel'Ubles cauti vos omaron el triunfo del batallador AhuitZOll.

Después de las cel'emonias de la consagración, el monarca de los me :ricas emprendió devastadora campaña contra el HlIaxtecapan, Ó región habitada por los Ituaxtecas,. de donde tI'ajo millares de pr¡­sioneros que fueron sacrificados en la. dedicación del templo mayor, comenzado' por Tizoc; en 148i, lle,ló sus armas contra leloloapart, que fué tomada é in­cendiada, é igual suerte padeciel'on O;;loman y A (altuitl.{all; dos años después, en 1-180, sujetó a Chinautla; en 1490, venció á los de Cunulzlla, CozcacuauMenanco ' y Quimixtlán; en Hü5, derrotó á los zapotecas; al año siguiente llevó Ja g'uerl'U á Súltepec; y por último, en 1497 y H98, á la cabeza de un ejército de tl'einta. mil hombr'cs abrió una cam­paña contra los ele l'ecuarttepec, venciéndolos en varios combates, y ea seguida ~archo hasta la lejana provincia de Xoconoc/¡co (Soconusco), donde difun­dio la deva.s[ación y el espa.nto, pues ordeno que

. fuera.n pasados a cuchillo los ha.bitantes y que se aso­Jaran campos y poblados" Las' g'uerras que hemos enumel'ado brevemente fueron las más notables, pero hizo otras de menos importancia, de modo que, el reinado de este monal'ca fué una perpetua hostili-dad entre los mexicas y los demás pueblos. ' ~

El estreno del templo mayor, que empezó á cons­' truir Tizocitcatzin, efec~uóse en 1487. Era: aqne:lso-

62 PRIMERA ÉPOCA.

berbio y pesado edificio el más elevado de la ciudad y ocupaba todo el sitio en que se levanta hoy la Catedral, extendiéndose todavía en gran parte de 10 que es actualmente la Plaza Mayor. Invitados ála festividad los reyes aliados y una muchedumbre de caciques, la ciudad se llenó de forasleros de todas clases y condiciones que fueron hospedados conmag­nificencia. Durante cuatro días se sacrifi'ca¡'on pri­sionel'os á los dioses, y el' número de esas ·desdicha­das víctimas del más horrendo fanatismo y del

•

siniestro cu Ito de los mexicas ascendió entonces á 20.000, seg'ún los autores más respetables, y hay algunos que lo hacen llegar á 70.000.

El teniplo mayor de México era una reunión de edificios comprendidos dentro de una cerca ó muro que los rodeaba. El más grande de esos edificios, dedicado á lIuilzilo¡.ochtli

• era una pirámide de pisos, truncada, cuya base cuadrada tenía de longitud tresci entos sesenta pies por cada lado; su altura era de treinta metros, y sobre la amplia mesa superior de la pirámide había dos grandes aposentes, á manero. de capillas, donde respectivamente se hallaban 105 ídolos de lIuilz ilopochlli y, de 7'Ialoc. Al oriente de la gran pirámide se

, . alzaban el adoratol'Ío de Tezcallipoca, el de Ciltuacúllll y el templo llamarlo Ynpíco. donde estaba colocada una 'cabe'za colosal de diorita representando al dios Tolec. Del obro lado del templo ceutral, es decir, en el poniente. estaban el san­tual'Ío de los guencros lÍguila" y liy,·es. el templo de Qu~lzal­cóalt y los edilicios des tinados ú la insl.rucción religio"a de mancebos y donccllas . En In partc.opuesta se aizoban las hnbi­taciones de los sacerdotes. y entre uno ; y ot,·os edificios había gTan·les pierlras para los s!J.cl'illc.ios UUIIl J ll!l 5 •

•

Ya en los pos treros años de aquel siglo (i408) notóse en la ciudad capital de los me.ricas gTande escasez 'de agua potable, pOI' Jo que Almitzotl dis­puso que se trajese la del manantial lIUlTIf.!-do Acue­cué.¡;caÜ, inmediato á H Ullzilopochco (Ch uru busco), pOI' el rumbo SUI" que e l'a entonces abundantisimo y 'jlÚé hoy se conserva, aunque no: con el caudal de aqÍlel tienipo. Se cóns(ruyó al efecto un acueducto

MhICO ANTI'G'UO. 63

por donde corrieron las aguas del manantial ó fuente A cuecué:r.catl,engrosadas con las de otros dos inmedia­tos, Xochcatl y Tlitatl, despleg'ándose gran magni­ficencia , á la llegada del líquido. Mas sucedió que el agua llegaba en tan ta cantidad que sus derrames llenaron el lag'o de 'l'excoco, el cual se desbordó sobre la ciudad, anegándola, destruyéndola en parte V haciendo morir á gran número de sus habitantes, • El mismo Aftuitzotl fué víctima de la aneg'ación,

Lámina jo, - Un sacrificio entro los azlecas.

,

pues invadido por el agua su palacio salió precipitada­mente delapo­sento en que se hallaba y se

,Llió contra una ,puerta :baja

" tá¡ ,,'. terrible g'Qlpe erija ca­beza que los resultados fue­ron lacausa de su muerte,aca­ecida en 1502, después de un r einado de

diez v siete años, Para contrastal' l'a inundación se •

fabricó un dique hasta IlztapaLa¡,an, cegándose los , manantiales, y parareedificarlas casas destruidas se hizo liSO entonces por, primera vez de la piedl'a llamada tetzonlli, pOI'osa y resistente.

Ahuitzotl dejó varios hijos. entre ellos al ilustre Cuouhtemoc, destinado á gTan celebridad en nues-,

tra historia. Fu é el octavo rey de los mf'xiCIlS aficio-nadísimo á la guerra y el que más extendió los do­minios de la corona de México; violento, irreflexivo, azote de los pueblos vencidos; severo para cobrar

64 . '

PRIMERA EPOCA.

los impueslos y exigir los tributos, 'celosisimo de su autoridad, y en una palabra, un déspota que era dueño de las vidas y, haciendas de sus súbditos. Como débil compensación á tantos defectos dicen las crónicas que embelleció la ciu9.ad de l'enochli­tlan, que era muy aficionado á In. magnificencia, franco y dadivoso con los menesterosos, y que pre­miaba liberalmerite á los soldados que más se dis­ting'uían en la g·uerra. El símbolo de este monarca en las pinturas antiguas es el animal llamado ahuit­zotl, especie de perro, con el signo del agua.

La extensión del reino de los r.¡exicas, á la muerte de ¡jhuitzotl, era la siguiente: al Norte llegaban sus fronteras hacia los 21 grados de latitul,!, dilatándose más allá de este paralelo muchas hordas de bárbaros; al Este, sin contar el reino de Acolhuacán y los estados libres de Cholollan, Tlax­calla y Huetxotzinco, terminaba en las playas del Golfo, por todo el litoral comprendido entre el país semi·independiente de los cltextecas 'hasta las márgenes del río Coalzacoalco; por el Stlde«te ' !ie extendía hasta Xoconoc/¡r.o,. hacia el Sur, sus lindes tocaban al río Jfexcalla,. y por el Oeste, confinaba con el reino independiente de Michhuacan, contra el cual nada pudieron las armas mexicanas. Así, el imperio regido por la dinastía de Acamapichtli había llegado al apogeo de su eliplendor y poderío al advenimiento de su noveno rey.

,

LECCION XIII

LOS MEXICAS· - MOTECUHZOMA 11, 9' REY

Elección de Motecu"=oma Il. - Su cOI'ácler. - No •• dudes que .stablece en su corte. - C~mpaiia contra los otomies. - Principales guerras durante este reinado. - Rumores siniestros difundidos entre los me:z;icas. - Expe­diciones sucesivas de Fernández de Córdoba y Grijalva. - Desembarco de Jos conquistadores acaudillado8 por Hernán Cortés. - Rccíbelo de pat Motecúh:oma. - Éste es aprisionado por los españoles. - Su muerte.

1I101ecuh;oma, hijo del célebre rey Axayácatl, fué el escogido por los nobles y monarcas aliados para suceder á Ahuilzotl. Treinta años de edad contaba á la sazón el nllevo soberano, había sido general 'en

-

, MEXICO ANTIGUO. 65

jqfe ó tlacochcálcatl. y al ser elegido ejercía las fun-' ciones de gl'an pon líIicc de los mexicas.

, Agregóse ,ni nombre de este monarcn el da Xocnyolzin pUI'a

distinguirlo del primer Molecuhzoma. Á Ilhuicaminu se le decía.llnelme 1II0tecuhzoma, no por viejo, sino pOI' primero, y á éste, IIlolecu{¡;oma Xoco!Jol:;Il, no por hijo menor, que es la significación recta de tal voz en mexicano, sino por segundo rey del mislU;l nombre.

Era el nu,evo leculttli gl'ave, reposado, habitual­mente lacitul'Oo, j usticiel'o; inflexible en sus detel'­minaciones, no admitía contradicción; amigo del orden: perseg'uidol' de la vagancia; sevel'O y cruel; supersticioso y fanático hasta el extremo. Ya hemos dicho que había ejercido las funciones de general en jefe y de gTatl sacerdote; est.os dos elementos formaron su carácter: como g'uerrero fué absoluto en el mandar, y como sacerdote, inflexible con los hombres y débil Y humilde ante lo que él tomam pOI' voluntad de los dioses. Confundidos en una sola persona el supremo poder civil y el sumo sacel'­docio, Motecu}¡zoma fué para los rnexicas más que un l'ey, rué casi un dios, y de ahí que el orgullo de estE' hombre fuera desmedido y que él mismo se creyera superior á los hombes é igual á los dioses.

POI' eso, apenas electo rey, destituyó á todos los empleados y servidores del monarca anterior por considel'arlos plebeyos y humildes de nacimiento,

. sustituyéndolos con hijos de nobles á quienes pre­vino que habían de reverenciarle como si fuera ún dios; . dió tO,dos los carg'Os del reino á los miembros de la nobleza; desplegó en su persona y en sus palacios un lujo inusitado; impllso en la corte un ce­remonial complicado y fastuoso, y ag'obió al pueblo con insopol'tables tributos y exacci0nes.

• • A fin de sacriflcar prisioneros en las fiestas de su

cOl'onación mal'chó en unión de los r eyes aliados coma los olomies de Nopalla é lcpatepec, á quie­nes arrancó numerosos cautivos; en 1503 conquistó

284 5

66 • PRIMERA EPOCA.

las provincias mixtecas de Tlachquiaulzco (Tlaxiaco) y Achiot la; en 1504 fueron del'rotados sus ejércitos por los tlaxcaltecas, pero cuatro ailOS después pudo vencerlos, así como á los dc Allixco v á varios caci-• ques mixlecas y zapo tecas ; nueva expedición suya á la Mixteca en 1516 dejó desolada y yerma esta comarca; y en 1517 llevó victoriosa expedición contra Mictlanlúnco y Xallzinn'llJizco. Aparte de estas campailas que fueron las principales, hubo otras muchas de menOl' importancia, pudiendo de­cirse que el reinado del segundo MOlecll/¡zoma fué un estado de g'uerra permanente y casi sin interrup­ción c'ontra los demás pueblos que no pertenecían á lo dos reinos aliados de los mcxica.~.

Las crónicas escritas poco después de consumada la conquista consig'nan que hacia mediados del rei­nado de MúLecuhzoma siniestI'os y repetidos presa­grios afligiel'on al monarca y al pueblo, anunciándo­les un próximo y pavoroso cataclismo: incendios de templos, desastres en la gllcn'a sagrada, la aparición de varios cometas, inundaciones, terremofos, visio­nes extrañas que el vulgo propalaba y que todos admitían como ciel'tas, y sobre todo, el rumor de que vendrían del Oriente hombl'es blancos y barba­d,os que hañían de someter tl todas las naciones de esta tierra, preocuparon hondamente á los mexicas en aquel tiempo, y más que ú ninguno al supersti­cios~ MOlecuh:oma. El rumor relativo á la venida de los hombres blancos y barbados, explicase por las noticias que desde Yucatún y Xoconoc/¡co iban difun­diéndose por todo el país acerca de la llegada de los primeros descubridores á las Antillas y á las costas de la América Meridional.

Las sucesiyas expediciones de Fernúndez de Cór­doba y de Juan de Gr'ijalva á las cos tas de Yucatún (1517), yal litoral de Chalchiuhcuecan y del estado de los huaxlecas ('1518), convirtió el persistente rumor en temerosa realidad, y el fanático Motecuh-

, MEXICO ANTIGUO. 67

zoma se acobardó entonces á tal gTado que quiso huir ú la g-ruLa de Cicaleo, y fatig'ó a los sacerdotes y ag-ol'eros p~ra que le revelaran lo porvenir. Calmó, sin embarg'o, el sobresalto de Motecu/¡:oma la noti­cia de que los temidos extranjeros habían desapare­cido de lascostas orientales; creyó entonces el cuitado monal'ca que no volverían más, y nuevos y mayores actos despóticos hizo pesar sqbre sus súbditos.

1'ornó á su inquietud y desasosieg-o cuando nueve meses más tarde (fines de Abril de 1519), los vigi­lantes que tenía en las costas le avisaron que en las de C/¡aleltiuhcuecan acababan de desembarcar los extranjeros. Eran, en efecto, los conquistadores acaudillados por Cortés á quienes estaba reservado destruÍ!' los antiguos señoríos de toda esta r~g-ión americana, Motee71hzoma, más supersticioso y' fata­lista en presencia del peligro, lejos de apercibirse á la g'uerra, despachó varios embajadores al capitán español con el encarg'o de ofrecerle ricos presentes y de indicarle que no le permitía que pasara á su capital.

Entretanto, Cortés avanzaba hacia el interior del país sin atender las indicaciones del menguado teeutli; celebraba paces y alianza con los de TllJx­calla, CltOloll/Jn, y Huexotzinco, después de vencer­los en los campos de batalla ó de subyug'arlos por el terror; acrecía su pequeño ejército con numerosos

,

aliados y entraba en México-Tenochlitlan (8 de No-viembre de 1519) siendo recibido con toda pompa y grande ag'asajo por Motecuhzoma, quien después de muchas vacilaciones se decidió á acog'er amiga­blemente á los extranjeros, Seis días más tarde, el audaz conquistad al' lo hizo prisionero en su mismo palacio y le llevó á sus cuarteles; durante su cautivi­dad Motecuhzoma demostró gTan cobardía y bajeza, mandando aprehender á Cacamalzin rey de Acolhua­cán, para entregarlo á Cortés, prestó obediencia al rey de España, y dió al conquistador el tesoro acu-

68 PRU1ERA ÉPOCA.

mulado desde muchos uiios untes por ell'ey A X(lyrí/ 'o !I. Oblig'ado Cortés á combatil' la expedición que al

mando de Narváez envió en su contra' el gobernador , de Cuba.' Diego de Velázquez, salió violentamente de

llféxico-TenoclttilLan, dejando en su lugar a Pedl'o de Alvarado. Éste, que fué entre todos los tenientes

del conquista­dor el más ra­paz y desapia­dado, aprove­chóse de una fiesta religio­sa que se ce­lebrab.a en el atrio del tem­plo mayor, y arremetió con sus soldados contra la mul­titud á fín de apoderarse de las valiosas joyas que lu­cían los m.exi-

• cas mermes. Grande fué la

•

m o I'tanda d entre éstos,

Lámina 8', - Gue,'rcro azleca. pero los que sobrevivie­

ron, repues tos de la sorpresa, carg'aron furiosos sobre el cual' tel de los espai'loles, y engeosados por

. los habitantes válidos de la ciudad acabaron por sitiar ese recinto. En tal situación halló Cortés á los suyos (24 de Junio de i520) de vuelta de su victo­riosa campa ilU contea Narváez; pero ni S il ascen­diente, ni el gran número de soldados que trajo, ni el ataque que dirigió personalmente contra el

• MEXICO ANTIGUO.

• 69 templo ma yo r, quehran l(\('on el Iwío de los mexicas que siglliel'ol1 ap re td.Jl do el ce rco, formado en torno del fuerte y vasto cuartel de los espal-lOles. lIfotecult· Zl)ma, obligado por COI'tés, se pt'escntó en la azolea del edi li cio para calmar á sus súbdi los (27 de Junio) pero apenas dijo las primeras palabt'as cLiahdo los mexicas le lanzaron piedras y flechas, de las que resultó herido. Tres días después, el 30 de Junio de 1520, el caudillo de los conquistadores, antes de abandonar Sll insostenible posición en la ciudad capital, mandó entregar ú los mexicas el cadáver del sobel'ano, diciéndoles que és te había sucumbido á resultas de sus heridas, pel'o se cree fundadumente, que se le mutó de ot'den del mismo Cortés. Así acabó el noveno monarca de los 1I/ c:x:icas, siete meses y medio después de haber sido aprisionado pOI' los españoles, y á los diez Y ocho ailOS de su reinado.

Molec,uhzo/n.a X.¡r.oyot= in, ú el segltn<lo <le este nombre, rué el menos apropósito para arrontar las inmen sa s dificultades que suscitó contra su pals la conquista espaüoln. Déspota, orgu· lioso y cruel, se habla alrafdo el odio y la lD illquerencia de los suyos y de los demas pueblos; su pcrsLicioso y raná~ico en extremo, creyó firmemente que los inyasores eran de una raza de dioses, que según antiguas tradiciones, debían de­rrumbar el imperio de los m C,l:;cas, De esta suerte, sin contar con la adhesión de sus súbditos ni con el auxilio de las otras naciones, vacilante entre el deseo de conservar el trono y el temor inmenso de combatir contra seres casi di vinos, cayó ignominiosamente. víctima dc S\I <lespol.ismo, de su orgullo y de su estúpida y enervndora. superstición " Por furtuna para la memoria dignn de los me,ricas, los dos últimos reyes lava­ron con sus altos hechos la infanda conducta de Motecuhzoma.

LECCIÓN XIV.

lOS ME:XtCAS. - ULTIMOS REYES, CUITLAKUAC Y CUAUHTEMOC •

ellitl./¡uac, general en ¡eje, - Su heroico comporlamiento en la Noc/Ie tr!Ste. _ Es elegido rey de los rnexicos. - Sus CSrUCr7.0S para con,lrast~r :i 1.os conqui'l.adores. - Su muel'le, - Mérito de Guitlahuac anle la IlIstOfla,

70 PRIMERA ÉPOCA. ,

_ Suhe allrono Cualthlemoc. - Su jeroglífico. - Sus apreslos para resls· tir á los espa,'oles, - Sitio y toma de M.!.ieo por Hornán eodés. - Pri· sión de Cltau'~temoc. - Nobles palabras que dijo á Cortés . - Suft'e valientemente el lormenLo. - Es ahorcado en las Hibueras de onlen de Cortés. - Cuatlro de los reyes me:eicas.

Otro hijo de Axayácatl llamado Cttitlahuac fué alzado al mando supremo militar de los mexicas á la muerte de su indigno hermano IIfotecuhzomd. Ya desde la aparición de.los conquistadores en las playas de Chalckiultcuecall, aquel esforzado y hábil g'ue­rl'ero aconsejaba continuamente que se hiciese cruda g'uerra á los ex tranjel'os, yen los recios ataques al cual'lel de los espaitoles dió pI'uebas del más al'dien­te y heroico valor,

Más alto fu é, si cabe, el que demostró en la calza­da que de ,México partía hacia l'Iacopan la noche del 30 de junio, llamada por los. conquistadores Noche triste. Allí fatig:ó á las huestes de COl't.és con furiosas acometidas y les causó enormes pérdidas en su desastrosa retirada. Fueron perseguidos con ardor por espacio de muchas leguas y cerca de Otompan (O tumba) se tI'abó un porfiado combate que terminó con el triunfo de Col'lés, quien, sin em:' barg'o, continuó su marcha hacill J'laxcalla.

El valiente Cuilla11Hac, revestido con el carúcter de jefe supremo del ej ército desde la muel'le de IIfo~ tewltzol1ta. se dedir,ó ú repamr los desastres de la g'uerra en la ciudad de Tenoc/¡litlan, y hasta el 7 de Septiembre de aquel mismo año (t520) fué elegido rey, siendo sacI'ificados con motivo de su coronación los muchos prisioneros espailo les que habían quedado en su podel' después de la sangrienta y pavorosa derrota de la Noche t¡'iste. Grande actividad des­plegó el nuevo rey para continuar la guerra contra los espai'Ioles; mejoró las fortificaciones de su ciudad capital, envió cuantiosos socorros á las provincias excitándolas ú la defensa contI'a los invasores, pro­metió absolver de todo tributo á cuantos tomasen parte en ella, y fin~lmente, propuso, aunque en ,

MÉXICO ANTIGUO 7f vano, á los de Tlaxcalla. y 1I1ichlmacan el ajuste de una alianza contra los conquistadores. Todos estos patrióticos esfuerzos hacía CuiLláhuac en medio de la insubordinación de las provincias, de los horrores del hambre y de los estragos de la viruela, traída á

Lámina 9'. _ . La piedra del Sol; existente en el Museo Nacional.

este país por un soldado de Narváez, que causó in­mensa mortandad en sus pobladores y de la cual murió también el mismo Cuitláhuac el 2;") de No­viembre de 1520, después de ochenta días de rei­nado, a contar desde el 7 de Septiembre de aquel año, fecha de su elección.

Cllitlahuac es una herilJosa figura en la historia antigua de México. Libre de la venda del fanatismo, y superior por esto ;\ \a gran mayoría de sus compatriotas no vió con reverencia á los conquistadores; trat610s con desconfianza y ceño, acon­sejó siempre la guerra, y cuando los mexicas se alzaron con­tra los pérfidos in vasores púsose á su cabeza, combati6 con indómita' bravura y en primera Iíllea hasta arrojar de la ciu­dad á los enemigos, los hizo perseguir por ~n ejército que peleó sin éxito en Otompan, y en los pocos días que duró su

72 PRIM~RA ÉPOCA. . .

reinado no descansó un momento en la patriótica. tarea de suscitar .enemigós á los cspaüoles. La memoria del heroico Cmtlahuac desvanece la ignominiosa de su antecesor y durará mientras viva el recuerdo de la Noche trisle.

Cuaulztemoc, hijo de Alzuitzotl, joven a la sazón de v€ilinticinco ailOs, intrépido guerrero y que ejer­cía las funciones de jefe del sacerdocio, fué el esco­gido para ocupar el trono en aquellas circustancias solemnes.

Digna de notar es lo. coiocidencio. que oCrecen el postrer iecuhtli que debío. caer tan noblemente con su pueblo y su nombre que significo. (("uila que cayó, y en efecto, su jeroglí­fico es una cabezo. de ¡¡guita con el pico hacia abajo. Tornó Cuauhtemoc por esposa á la joven 1'ec"ic/ipoc/i (copo real de algodón), hija de Molecuhzoma Xocoyolzil¡ y viuda de Cuitlá/iuac .

.

Apreslóse el nuevo soberano á la defensa de su patria y de sus dioses, auxiliándole en tan noble empresa Coanacoch y l'etlepanquetzat/, r eyes res­pectivamente de Aeolhuacáll y de J'lacopan,. envió embajadores en todas direcciones en solicijud de socorros y alianzas; acopió at'mas y pertrechos; levantó n\le\'as tropas; dispuso que"se trabajul'a día ;¡ noch e en las fortificaciones; intl'odujo gTan can­tidad de víveres en sucu:pila\, ~ cui.dó de estar siem­pre al corriente de los movimientos del enemigo.

Corlés, entretanto, afirmaba su alianza con los tlaxcaltecas y otl'OS pueblos que odiaban á los 1Til!xi­eas, y recibía refu erzos de soldados españoles veni­dos de la Vi lla Rica (Veracruz). En los últimos días de Diciembre de Hí20 salía de l'Iaxcalla en dirección al Valle de México, seguido de poco más de sete­cientos españoles y un gTan ejército de aliados que quizús . ascendían ú cien mil hombres . Enll'ó á saco Trxcoco pOl'que su rey Coanacoe/¡ había huído á Mé:r:ien, pCl'O allí Ixtlilxóchdl le auxilió poderosa­mente con g l'an co pia ele tropas, de modo que al comenZQl' cl siLio de 7'cnoc!ttit lan tenia Cortés á sus

• UEXIC'O A'NTIGUO. 73

órdenes cerca de 300000 combatientes. Los prime­ros meses del año de 1521 fuel'on empleados por el caudillo español en dirigir felices expediciones con­tra las principales ciudades del Valle dependientes de los rnexicas, y en apresurar la formación de una escuadrilla qu,e había de maniobrar en el lago mayor, cerl;ando por esta pal'te e l cerco que debía estl'echar á Mrixico-Tenor;!tt¿llan,

Comenzó el famoso sitio en 30 de Mayo de 1521 y terminó el 13 de Ag-osto del mismo añó, dura.ndo en consecuencia 75 días, En todo el CUl'SO de ese sitio memorable hubo sangrientos y reñidos combates sostenidos con ig'ual al'dimiento por una y otra parte: los sitiadores, con la ayuda . de sus berg'untines cuando era posible, lanzaban su infantería por las calzadas hacia el centro de la ciudad, tomaban alg'u­nos puntos y luego los abandonaban, acosl).dos por los mexicas. El incendio, la matanza, el hambre y la peste producida por la multitud de cadáveres in­sepultos que flotaban en los canales y acequias, fueron las plagas que azotal'on la ciudad en todo el tiempo" del sitio. Cuaulttemoc hizo prodigios de va­lor y rehusó con altivez las reiterada.s proposiciones de acomodamiento que le enviaba Corlés. Esa he­roica resistencia costó la vida de cien mil guerreros de úna y otra parte, y el 13 de Agosto terminó la lucha con el asalto viclorioso de los ú!limos atrinche'­mmienlos de los sitiados. El hravo Cttatthtemoc fia:.. hiendo luchado hasta el pl'oster momento, en podel' de los conquistadol'es cuando -"arse en una canoa que se deslizaba velozmente por las aguas del lag'o mayor, Con el último rey de los 1/lI!xicas quedal'on también en manos ... de los espa­fíoles algunas personas de su familia y los reyes de A colhttacán y de Tlácopan( , Cuando el desdichado (:f\ulivo fué llevado ante el capitán español le dijo estas nobles palabras: « He cumplido con lo que es­)) taba obligado en defensa de mi ciudad y mis vasa-

• 74 PRIMERA EPOCA.

» Hos, y no puedo ,más; y pues vengo por fuerza y » preso ante tu persona y pode!', haz de mí lo . que » te plazca. » Y poniendo la mano en un puñal que llevaba COI'tés al cinto , añadió con fi ereza: « 1'oma » luego este puñal y mátame, ya que no he podido » perder la vida en defensa de mi reino. »

Conmovióse ante esa nobleza el caudillo español

Lámina tOa , - Monumento á Cuauhlemoc erigido en Móxico. ,

•

y prometió al vencido que serían tratados, él y los suyos, con las consideraciones qu e merece el valor desgTaciado ; pero pocos días después, ya por pro­pia resolución de Cortés , ya, como algunos histor~a­dores pretenden, obligado y requerido éste por el tesorero real J ulián de .Aldere te, se dispuso dar tor­mento en Coyohuacán . á los reyes de México y Tla.-

MÉXICO ANTIGUO. 75

copan para que dijesen dónde estaban ocultas las riquezas de la corte y de los templos, y consistió la tortura en quemarles los pies y las manos. Cuauh­temoc sufrió con inquebran table entereza los atroces dolores sin que se alterase la seI'enidad de su ros­Íl'o; el rey tepaneca, pr'óximo á sucumbir, volvió los ojos al de México como para peqirle licencia de reve­lar el secreto ó suplicat"!e que é l lo hiciese; mirán­dole entonces ail'ado Cuau/tlelllr¡c dejó caer seca­mente estas palabras: « ¡, Estoy yo acaso en alg'ún deleite ó baño? » El r ey l'etlepallquél:at l recobró su entereza y mUl'ió estoicamente en el tormento. El de México, después de asombrat' á sus verdugos, fué quitado del brasero, quedando lisiado por los pocos años que le dejaron de vida. ,

Continuó pl'eso después del tormento que afrontó con tanta bravura, y cuando COl'tés emprendió su viaje á las Hibuel'as (Honduras), le llevó consigo. Habiéndosele denunciado que el prisionero trataba de conspirar contra él, le mandó ahorcar en l:.anca­nac, juntamente con elrey aeoUllla Coanacoch, el2G de febrero de 1G2¡).

Con la mueJ'te de Cttaulttemoc terminó la dinaslía fundada por Acamapichtli en 1376.

El tormento de Tetlepanquel:all y de C1lilllhtemoc, la muerte de éste, las de MóleCllhzoma y Cacamalzin, la matanza de C/wloll!m, y la muerte que probablemente dió con sus propias lUUnOS á su misma esposa Doila Catalina Juárez, bastan para aplicar á Cortés el caliHcath'o de cruel y sanguinario. Sin embargo, debemos copiar lo que dicen dos respetables histo­riadores con referencia al tonnentu de Cllal/lttemoc : " Acusa­." ron este tormento it Cortés en su resideneia, como cosa fea " é indigna de tan gran rey, y que lo hizo de avaro y cruel; " ma~ él se defeúdió siempre con que se hizo á pedimento de " Julián de Alderete, tesorero del rey, y porque paresciese ." la verdad; ca decian todos que tenia él toda la riqueza de " 1I1oleCllh:oma, y no quería atorrnentalle porque no se su­" piese. " Gomara, Crón. Cap. CXLV. -" Hernando Cort~s " mandó quitar á Quatimoc del tormento con imperio Y. des­» pecho, teniendo por cosa inhumana y avara tratar de tal

76 • PRIMERA EPOCA.

" manera -á un reYi Y de lo hecho se excusaba diciendo, que " habia sido importunado, requerido y aun amenazado de .. Julián Alderete, tesorero del rey, que le imputaba que " habia escondido aquellas riquezas y abiertamente le pedía « que le hiciese dar el tormp.nto y con insolencia lo solici- _ " taba, etc, " - Herrera, dée. 111, lib. n, cap. VIII.

Acamapiehtli (1376-1~06).

Huitzilihuitl - Chimalpopoca - )tzcóatl (1 30(H 4 17) (1417-1427) (1427-1440).

I Motecuhzoma J J1huicamina (14 10-1460).

I Atoloztli, madre de : Axavácall ~ TilOe

• (1!;(;\)-"SI) (1481-H.86)

- Ahuitzotl ( 1486-1502),

I Motecuhzollla 11 Xocoyotzin - Cuitlahuac Cuauhtemoc (it~O,

cesó de reinar en 1521 y fué muerto en 1&25),

(1502-1520) (1520).

LECCiÓN XV,

Lt. CONOU ISTA

Dispone Diego Vclazquet la .alid. de una flota p.r. las caslas de la ¡iel'rO fil'me de Occidente. - Da el mando de la expedición á HCI'nando COl'll:'s. - \Juién era Cortés. - Fuerzas y pertrechos de la experlición. - Al'ribo a Cowmcl y luego á Tnbaseo. - Adquisición de la célebre Ma,.ina. - J)f'scm~

hal'co en las 1,layn! de Chalchiultcll,ecan. - Fundación de Villa-Rico de la Venlcru;. - Nueva in"es~id&ra de Cortés. - Djríge~e ésle hacia e! ¡uLe· rior. - Combates con los tluJ:caltecas. - Paz,! rhnuza ;'jusladas cntre Cortés '1 el I!obierno de TI;u:cala. - Matamm en Cholollan. - Mal'cila Cortés tí. Jléxico·Tcnoclttitlall donde es recibido pacíficomente. - PI'isión de Motecuh :oma y suplicio de Cuauhpopoca. - Sale Corll:s de Mhico para atacar :í. NarvlÍe7. y lo clerrol:l OH L'empoalla. - Entra Cort{·s en Mélico y se retirll el 30 de junio de 15~O. - RcorS'aniza su ejército en Tla.x;alla y marcha IHle,' am~nle contra México. - Sitio y toma de esta ciudad. - Prisión de Cuauhternoc.

Las noticias que de las riquezas de este país nevaron á Cuba los expedicionarios Fmncisco Hel'nández de CÓl'doba y Juan de G¡'ijalva (i5i7 y