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H. Daniel Dei CONCIENCIA DE CATASTROFE, PODER y LIBERTAD (*) Summary:There is an increasing catastrophe conscience to the actual threat of destruction of the species and its ecosystem. The proposal allows us to think on the character and existential dimension of that catastrophe cons- cience. Resumen:Existe una creciente conciencia de catástrofe a causa de la amenaza actual de destruc- ción de la especie y su ecosistema. La propuesta nos permite pensar sobre el carác- ter y la dimensión existencial de esta conciencia de catástrofe. l. Introducción. En las palabras de apertura del XII Congreso undial de la Asociación Internacional de Filosofía del Derecho y Filosofía Social, realizado en Atenas (*) Este trabajo es la versión anotada de una comunicación presentada y leída en la Comisión que trataba sobre "Sociología de la libertad y el poder", durante el Segundo Congreso Inter- ~ional de Filosofía del Derecho, realizado en la ciudad de La Plata, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, entre el 19 y el 23 de mayo de 1987. Con la intención de extender el ámbito de dis- cusión y enriquecer el punto de vista aquí esbozado hemos querido publicarla en la Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica. En tal sentido, añadimos algunas aclaraciones particularmente referidas al contexto de exposición de nuestra ponencia, en el que la mayor parte de los participantes al Con- greso eran, o bien consecuentes y reconocidos representantes de la filosofía analítica, o bien, como contrapartida fértil para la polémica casi sorda, ajustados seguidores del iusnaturalismo. Cabe añadir que, en general, el auditorio tenía, como es de suponer, formación originariamente jurídica y había llegado a la Filosofía desde la problemática del Derecho. Esto justifica las explicaciones que hacemos del empleo de ciertos conceptos, sobre todo de aquéllos que en su trajín histórico fueron progre- sivamente distorsionados o se prestaron a equívocos. (1), el Profesor Aulis Aarnio (2) llamaba la atención sobre nuestra responsabilidad para aumentar la ra- cionalidad de los intercambios humanos y construir puentes entre los pueblos y las naciones en vez de derribarlos. Y expresaba la convicción de que nues- tra tarea de reflexión no es completa si no asumimos una comprometida actitud crítica respecto de las formas falsas, confusas y manipuladoras de la infor- mación, ya que no sólo profundizan eldesencuentro entre los hombres sino que también ciernen velos sobre el sentido mismo de las realizaciones huma- nas. Creemos que la compartida preocupación del Profesor Aarnio se origina en la advertencia de una creciente conciencia de catástrofe por la amenaza efectiva de destrucción de la especie y su ecosiste- ma. Obviamente, esta generalizada conciencia de destrucción, de abismo "sin fondo", de nada, no se funda en la percepción de la concurrencia de fenómenos naturales (3), sino en la convergencia sinérgica de factores de poder potenciados por la sofisticación tecnológica cuya inteligibilidad y do- minio distan mucho de ser acabados, a punto tal que los interrogantes amenazado pesimistas sobre el porvenir son casi una necesaria consecuencia lógica. Estos graves problemas, sin embargo, podrán ser superados; el hombre encontrará el camino del hombre. Nótese que hemos dicho "problemas" en lugar de "cuestiones" (4), porque en un esfuerzo por articular un sentido, pese a la vivencia de diso- ciación de la realidad cotidiana, apostamos esperan- zados a que la dimensión misma de la encrucijada en que se halla lo obligará, al cabo de poco tiempo más,a abandonar los sutiles y abigarrados artificios racionalizadores de su incertidumbre y desespera- ción, de que habitualmente hace gala. Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXVII (66),399-405, 1989

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H. Daniel Dei

CONCIENCIA DE CATASTROFE, PODER y LIBERTAD (*)

Summary:There is an increasing catastropheconscience to the actual threat of destruction ofthe species and its ecosystem.

The proposal allows us to think on the characterand existential dimension of that catastrophe cons-cience.

Resumen:Existe una creciente conciencia decatástrofe a causa de la amenaza actual de destruc-ción de la especie y su ecosistema.

La propuesta nos permite pensar sobre el carác-ter y la dimensión existencial de esta concienciade catástrofe.

l. Introducción.

En las palabras de apertura del XII Congresoundial de la Asociación Internacional de Filosofía

del Derecho y Filosofía Social, realizado en Atenas

(*) Este trabajo es la versión anotada de una comunicaciónpresentada y leída en la Comisión que trataba sobre "Sociologíade la libertad y el poder", durante el Segundo Congreso Inter-~ional de Filosofía del Derecho, realizado en la ciudad de LaPlata, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, entre el 19 y el 23 demayo de 1987. Con la intención de extender el ámbito de dis-cusión y enriquecer el punto de vista aquí esbozado hemosquerido publicarla en la Revista de Filosofía de la Universidadde Costa Rica. En tal sentido, añadimos algunas aclaracionesparticularmente referidas al contexto de exposición de nuestraponencia, en el que la mayor parte de los participantes al Con-greso eran, o bien consecuentes y reconocidos representantesde la filosofía analítica, o bien, como contrapartida fértil parala polémica casi sorda, ajustados seguidores del iusnaturalismo.Cabe añadir que, en general, el auditorio tenía, como es desuponer, formación originariamente jurídica y había llegado ala Filosofía desde la problemática del Derecho. Esto justificalas explicaciones que hacemos del empleo de ciertos conceptos,sobre todo de aquéllos que en su trajín histórico fueron progre-sivamente distorsionados o se prestaron a equívocos.

(1), el Profesor Aulis Aarnio (2) llamaba la atenciónsobre nuestra responsabilidad para aumentar la ra-cionalidad de los intercambios humanos y construirpuentes entre los pueblos y las naciones en vez dederribarlos. Y expresaba la convicción de que nues-tra tarea de reflexión no es completa si no asumimosuna comprometida actitud crítica respecto de lasformas falsas, confusas y manipuladoras de la infor-mación, ya que no sólo profundizan eldesencuentroentre los hombres sino que también ciernen velossobre el sentido mismo de las realizaciones huma-nas.

Creemos que la compartida preocupación delProfesor Aarnio se origina en la advertencia de unacreciente conciencia de catástrofe por la amenazaefectiva de destrucción de la especie y su ecosiste-ma.

Obviamente, esta generalizada conciencia dedestrucción, de abismo "sin fondo", de nada, nose funda en la percepción de la concurrencia defenómenos naturales (3), sino en la convergenciasinérgica de factores de poder potenciados por lasofisticación tecnológica cuya inteligibilidad y do-minio distan mucho de ser acabados, a punto talque los interrogantes amenazado pesimistas sobreel porvenir son casi una necesaria consecuencialógica.

Estos graves problemas, sin embargo, podránser superados; el hombre encontrará el camino delhombre. Nótese que hemos dicho "problemas" enlugar de "cuestiones" (4), porque en un esfuerzopor articular un sentido, pese a la vivencia de diso-ciación de la realidad cotidiana, apostamos esperan-zados a que la dimensión misma de la encrucijadaen que se halla lo obligará, al cabo de poco tiempomás,a abandonar los sutiles y abigarrados artificiosracionalizadores de su incertidumbre y desespera-ción, de que habitualmente hace gala.

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXVII (66),399-405, 1989

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2. El acceso al problema.

En esta oportunidad queremos volver la miradadel pensamiento sobre el carácter y la dimensiónexistencial de esta conciencia de catástrofe. Antici-padamente, podemos determinar esta dimensiónexistencial como ontológica, en tanto que las cues-tiones que se nos hacen presentes en la investiga-ción recuperan un ámbito de interrogaciones sobrela estructura y sentido mismo del ser que somos,como prucuraremos hacer explícito más adelante,dentro de los límites de esta comunicación.

De ahí que una aproximación filosófica seria,vale decir, sin pre-juicios (5), al problema plan-teado permitirá encontramos como personas en unaconversación por principio abierta sobre nuestrodestino humano planetario. A su luz, podremosreconstituir nuestro quehacer como profesionalesy pensadores de las "cosas humanas" en una socie-dad que, con justicia, reclama de nuestra orienta-ción y compromiso personal, sin ajenos alardesacademicistas, conforme interpretamos la aspira-ción suscrita por el Profesor Aarnio.

Para decirlo en pocas palabras, desde nuestraperspectiva, la reflexión filosófica es esencialmenteun camino abierto a la libertad y, por lo tanto,búsqueda de sentido (6). Por eso, convengamosque una auténtica aproximación filosófica, conce-bida en estos términos, guarda correspondencia conuna auténtica voluntad de comunicación sin simu-laciones dudosamente racionales.

En este sentido, una disposición metodológicaen la dirección indicada facilitará el salto cualitativodel dato al concepto; en otros términos, de la ma-nifestación sintomática, la conciencia de catástrofe,a la etiología o, tal vez, menos pretenciosamente,a los "elementos" que sirven de base a un fenómenode tan grandes y consistentes implicaciones antro-pológicas(7) .

Seguramente, esta conversación también echaráluces en el camino sobre la dinámica de los factoresque en el orden internacional dan lugar a estosestados espirituales y psicológicos, preámbulos deun umbral de crecimiento ontológico por la natura-leza de situación límite de los acontecimientos yque importará, históricamente, un ejercicio califi-cado de la libertad del hombre.

En consecuencia, una investigación de esta ín-dole no debe prescindir de una interrogación acercadel poder. Pero, una interrogación sobre este temano puede quedar sub sumida enteramente en elmarco de los análisis histórico-fenoménicos o si-

tuacionales con que las ciencias sociales y, actual-mente, los enfoques multidisciplinarios y sisté-mico-cibernéticos suelen hacerse cargo de él. Loque sea esencialmente el poder admite todavía otroplano desde donde la interrogación permita enrique-cer estos enfoques positivos y comprender el fenó-meno del poder en su fundamento, al propio tiempoque iluminar las modalidades de su proyección entodas las actividades que el hombre realiza, con-forme la simple observación empírica lo muestra.Este otro plano sitúa el asunto de que tratamos enun ámbito específico que es el metafísico. Nuestrareflexión, pues, si quiere ser consecuente, no puedesoslayar esta dimensión, dado que la problemáticamisma del poder es inherente a la estructura cons-titutiva de nuestra existencia. Por lo demás, el tem-ple que moviliza una conciencia de catástrofe, con-forme la hemos descrito, no sólo se configura apartir de un cierto cuestionamiento de las objetiva-ciones de este poder en la historia que actuamos.sino que, primariamente, descubre para sí el sacu-dimiento de la aspiración más Íntima de todo hom-bre de ser de un modo significativo en el mundo.

Ahora bien, a los fines de aventar las pre-dispo-siciones sectoriales a la necesaria crítica filosófica,los fantasmas del empleo de algunos términos ylas discusiones vacías de alternativas racionales,conviene que precisemos mejor, de modo sucinto,qué queremos decir con metafísico en este contextoy en la perspectiva global de nuestro pensamiento.Un intento de reflexión al respecto, tal como lohemos sugerido hasta aquí, está intrínsecamentecomprometido con lo que se empeña verdadera-mente detrás de la preocupación del hombre denuestro tiempo. De manera que el auténtico pensarmetafísico (y filosófico de todas las épocas) no esuna "especulación" o racionalización evasiva o jus-tificadora de un orden de interés o de poder presu-puesto, al menos en su intencionalidad originaria.Esto vale tanto para los que acostumbran pontificaren nombre de la Metafísica como para aquellosotros que defienden una concepción del mundo,del hombre y del ser en general desde una "militan-cia antimetafísica". Los filosofismos del pensar me-tafísico cristalizado falsean cualquier interrogacióny desvían del camino de la comunicación, delmismo modo que los mensajes metafísicos implíci-tos que soportan las consideraciones pretendida-mente científicas. Una reflexión metafísica autén-tica se redefine a sí misma en sus propósitos cons-tantemente porque es la respuesta racional más ele-vada que el hombre tiene para enfrentar las cuestio-nes más radicales de su existencia.

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CONCIENCIA DE CATASTROFE, PODER y LIBERTAD

Situación del poder en el marco de una re-flexión sobre la libertad.

La lógica de nuestra argumentación será aquí- .•••.•.•••rlar o, si se prefiere, dialéctica, porque el po-

• considerado desde un abordaje de cuestiona-- nto tal como lo hemos expresado, sólo puede

comprenderse ontológicamente en vista de la liber-y ésta encuentra su sentido para el hombre

cuando aquél se objetiva en la constitución de unurden significativo. Lo que media entre el poder y

libertad abstractamente tratados y su actualiza-ción plena es la experiencia histórica de la finitudc:on su secuela de incertidumbre, que implica elejercicio de la libertad y los afanes de trascendencia

inspiran las realizaciones del empleo del poder.El ámbito de interacción que se abre entre amboslénninos teóricos constituye efectivamente el tópos&ctico en que se nos hace presente como signo lasituación de catástrofe y, en nuestros días, de ma-.era dramática, la conciencia de ella. En la perspec-- a de nuestro pensamiento, llamamos "marginali-

dad metafísica" a este ámbito donde se enseñoreacontingencia y se configura la temporalidad como

Historia (8).El planteo metodológico antes expuesto mueve,

entonces, nuestra conversación en dirección de lapregunta por el referente ontológico de esa concien-cia, más que por la percepción y descripción de

factores que empíricamente la originan. Estesegundo aspecto, que sólo podrá ocupamos tangen-cialmente aquí, estimamos que está cubierto satis-factoriamente por el trabajo de las ciencias sociales

peciales,independientemente de que sus eventua-les operadores parcialicen la explicación de los fe-nómenos por una opción ideológica, explícita oimplícita.

En consecuencia, creemos razonablemente queel camino hacia una respuesta tentativa debe estarprecedido de una aproximación conceptual a lo quesea el hombre, dado que la reflexión lo tiene comoujeto eminente y destinatario esperanzado.

a. Aproximación conceptual al hombre.

Un intento de esta envergadura, por más que selimite a sí mismo como "aproximación", una vezexpuesto no deja de saber el gusto de las definicio-nes; por consiguiente, sobre-lleva el riesgo de lasparcializaciones. Es más, supone, aunque no loexprese formalmente, una posición respecto de larealidad misma.

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No obstante, es posible acercamos conceptual-mente a lo que sea el hombre si lo pensamos apartir de lo que es de un modo más general y, ala vez, inevitable: su naturaleza finita. Para ellodebemos hacer un esfuerzo por sustraemos, sinabandonarlas, tanto de la definición clásica comode aquellas variaciones históricas, también consa-gradas por la tradición académica y escolar, tal porejemplo el importante aporte crítico a la definiciónde Emest Cassirer.

En nuestra opinión, estos esfuerzos conceptualesno evitan el soterrado componente biologista y dua-lista del contexto espiritual que inspiró el modelo.

El hombre es en principio una finitud. Cuandodecimos que es un ente finito afirmamos, además,que el carácter de finito se lo apropia de algunamanera mediante la conciencia, por más imprecisaque ésta sea; vale decir, el hombre no es sólo unente contingente sino que predicar esto de él signi-fica también que se sabe de ese modo .

Sin embargo, es precisamente en este puntodonde lo específico de este ente se nos hace presen-te. La conciencia de finitud o, de una manera másuniversal, la vivencia de la finitud, importa en elhombre una aspiración radical, constitutiva de serque es la infinitud; en otras palabras, la necesidadde trascendencia. Por trascendencia entendemos enesta exposición el deseo de superar la condiciónde finitud que le es propia. No se opone a inmanen-cia ni obliga a suscribir ab initio la existencia deun ente extramundano. Se trata, básicamente, dela aspiración de proyectarse más allá de la tensiónentre la situación contingente y el afán de configuraruna permanencia que alivie la tragicidad de la asun-ción de la nada en la conciencia de la experienciade finitud.

Por eso, desde nuestra perspectiva filosófica nosparece conveniente la siguiente aproximación con-ceptual al hombre, sin detenemos aquí en la argu-mentación que le sirve de base y da razón de ella:el hombre es un ente finito con aspiraciones deinfinitud.

Nuestro propósito - y, en definitiva toda lacuestión del sentido de su vida - es comprendercómo el hombre resuelve históricamente, de modoindividual y colectivo, esa aspiración de infinitud.

b. Conceptualización del poder y la libertad.

"Poder" es una expresión que acumula comopocas otras el peso de la vaguedad conceptual.Tiene resonancias, afectivas e intelectuales, que leson propias o añadidas. Lo cierto es que el término

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poder en las sociedades contemporáneas- en lugarde agotar su significación como simples variabledel orden social, mostrarían toda su eficacia parala promoción de la persona si guardaran estrechacorrespondencia con una internalizada concepcióndel mundo y de la vida; una cosmovisión no formalo ajena a la historia real de los pueblos que asumenesas libertades como parte de la dinámica social.Por el contrario, como acontece en la experienciade muchas naciones, son fácilmente vulnerables alos excesos, desvíos o violaciones, por falta de unadecuado respaldo ontológico y coherente sustentopsicosocial y jurídico.

De ahí que afirmemos que el poder en sí mismoconsiderado no se determina fatalmente como co-rruptor u opresivo. La actualización de la libertadhace que el poder sea promotor de sentido integra-dor para el hombre y la comunidad a la que perte-nece o bien que se acabe por sobreestimar al podercomo operador de sentido independiente. En esteúltimo caso, la aspiración de totalidad y permanen-cia se transforma en un infinito corroído de expresao larvada contingencia por su configuración.

Si la libertad es la posibilidad que tiene el hom-bre de significar un mundo, un orden simbólica-mente apropiado para sí desde donde comprender-se, mediante el poder lo pone en movimiento, lolleva a cabo (lO). En un solo movimiento del espí-ritu, ininterrumpido, el ejercicio de la libertad y elconsecuente despliegue del poder importan la cons-trucción de un universo significativo en el que elhombre se reconoce situado. De este modo buscasuperar la tensión de inestabilidad e incertidumbrede su realidad finita. Descubre, interpreta y realizasu vida concreta conforme a ese sentido y lo acogeen sus deseos y sentimientos, en sus estados inte-riores y en la intencionalidad de sus actos.

Libertad y poder son, pues, constitutivos onto-lógicos de su existencia; Por eso el hombre es capazde luchar, padecer y morir por ellos, puesto queson signos de su aspiración de infinitud, de anhelocompletivo y de espacios de identidad personal ogrupal.

El problema entonces es saber si la experienciade su libertad y las realizaciones de su poder seencaminan efectivamente a la plenitud de su ser y,por consiguiente, a la resolución de la tensión entresu naturaleza metafísicamente finita y su vocaciónde infinitud o en su camino profundizan el desaso-siego de la nada y generan esa conciencia de catás-trofe de la que venimos haciendo referencia.

H. DANIEL DEI

nombra tanto capacidades, procesos y aspiracionescomo el fin y la coronación de una acción. Seconstituye, inclusive, en un valor por sí, un refe-rente que es vivido apto para consolidar la identidadde un individuo o un grupo social sea cual fueresu extensión, y también, adecuado para percibir laconsistencia de cualquier entidad, simbólica o real-mente representativa para los hombres.

Empero, la idea de poder parece quedar acotadaen el contexto de la experiencia política ysu com-prensión, en consecuencia, queda reducida a fenó-menos de esta naturaleza. En este ámbito 'se alza,todavía, hipo sta siando los elementos del problema,una inveterada polémica entre poder y libertad.Estos componentes de la vida social aparecen com-pitiendo por espacios políticos o, como decíamosmás arriba, "espacios de identidad", que no sonotra cosa que niveles de mayor o menor libertad opoder. Así, por ejemplo, la ya clásica obra queBertrand de Jouvenel dedicara a este tema (9), esuna exposición 'elocuente de esta rivalidad. Rivali-dad entre el poder, encarnado en alguna figura ins-titucional (como el Estado, el Soberano, etc.) y lalibertad individual. Desde esta interpretación, habi-tual por otra parte en la historiografía sobre el tema,la libertad es pensada negativamente, como meraresistencia en el cuadro general de las zonas posi-bles de actuación o derechos individuales que tienenlos miembros de una sociedad determinada.

No cabe duda de que las nociones de poder ylibertad están vinculadas para la conciencia inme-diata a sus concreciones históricas; de ahí la tenden-cia a pensar sus manifestaciones como realizacionesacabadas del poder y la libertad en sí, sin considerarque todas ellas están inheridas de la contingenciapropia de la temporalidad en que se consuman.Pero, tal vez, si nos eleváramos del dato al conceptomismo que funda la inteligibilidad de los fenóme-nos, descubriríamos la estructura ontológica queda sentido a las realizaciones del poder y la libertady que, en su extrema vibración significativa, hahecho nacer en nuestros días una dramática apela-ción contra una probable catástrofe planetaria.

Vale la pena dejar puntualizado que las liberta-des civiles y, aun las libertades políticas, resultanun epifenómeno cuando no están fundadas en unhorizonte de sentido comprensivo que las encuadrecomo corolarios necesarios en la práctica social delo que se vive como núcleo religativo en cada co-munidad particular. Es decir que estas libertadesconcretas -que, en definitiva, son algunos de losmodos según los cuales se regula usualmente el

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CONCIENCIA DE CATASTROFE, PODER y LIBERTAD 403

c. La experiencia de la libertad del hombre ylas cristalizaciones del sentido del poder.

La experiencia de la libertad se prueba en lasobras y la cultura, en cuyo concepto incluimos lasformas sociales. Ellas son producto del ejerciciode la libertad del hombre. Este, en su aspiraciónde ser en plenitud busca "asegurarse" espacios deidentidad en la convicción de que la mayor posesiónde instrumentos de dominio y disuasión fortalecen

presencia en el mundo y confieren necesidad aluniverso simbólico que sostiene sus actos. El modopeculiar de relación con las cosas y los vínculosmodulares con los otros hombres muta el sentidode su propia percepción de la realidad y se gana a, mismo como útil en su afán de manipular la

eternidad para sí en la contingencia de los entes.í, el desafío de la existencia cotidiana, de la vida

de la muerte, es sofocado paulatinamente por lasmediaciones psicológicas de la libertad del tener ydel poder para dominar. Ellos crean la ilusión dela permanencia y adormecen las alteraciones queprovoca la finitud cuando asoma a la conciencia.Pero esta carrera no tiene fin, porque tan pronto

aquieta el temor otros espacios de identidad sealzan para hacemos dudar de nuestra seguridad.in embargo, no bastan los controles formales ex-

lemos que el grupo más fuerte o la sociedadjurídi-c:amente organizada pueden imponer para equilibrarestas tensiones, porque las aspiraciones de infinitud

los espacios de identidad no se consolidan cuandod poder se aferra a los útiles y hace de éstos valoresfinales. De este modo, el poder se toma opresivo,

luso para quienes parecen ser dueños del riesgocapaces de mayor autonomía, puesto que todas

realizaciones están encaminadas a guardar lasfronteras de una identidad, de un ser así adquirido.y los caracteres de autonomía y riesgo de la libertadlIOll consecuentemente cercenados en aras de la se-~dad, la quietud y la uniformidad. En definitiva,

conciencia de la muerte posible arrebata la espon-laDeidad de la vida y la aspiración de trascendencia

infinitud, que empeñaba la voluntad de ser plena-mente, se siente ahora acosada por la destrucción

la nada como horizonte de sentido.

• De la aspiración individual a la necesidadplanetaria de racionalidad en las relacionesde poder.

Aun cuando se exprese a través de instrumentosfinitos de disuasión o aniquilamiento, el poder paradominar entraña inevitablemente la inversión de

valores y la falta progresiva de autonomía personaly comunitaria por una dependencia creciente denuevas formas totalitarias de control social (11).

Esta faceta, que pone en evidencia una fenome-nología del poder, llega a su paroxismo si analiza-mos especialmente la incidencia de esta tensiónfinitud-infinitud en el orden internacional actual.

Con la experiencia del uso bélico de la energíaatómica se registra para la humanidad el salto a laposibilidad de concebir su empleo absoluto en lasrelaciones de poder mundiales. Se transita de laamenaza o destrucción parcial a la intimidaciónilimitada. La posibilidad de ser de algunas nacionesse vuelve creíblemente infinita, planetaria: la aspi-ración de trascendencia nacional o regional pareceabrevar en el dominio y la posesión de los arsenalesnucleares. Ser plenamente y conservar la identidades más que nunca el resultado de la acción delpoder de dominio y de la libertad de tener. En estaatmósfera es justificado pensar que la racionalidadde las relaciones internacionales está resguardadapor la disuasión de la posesión del arma absolutay los espacios de identidad diferenciados y jerarqui-zados, como en el seno de una sociedad firmementeestratificada (12).

Sin duda que, por efecto del desarrollo y lapresión de los medios de comunicación, el DerechoInternacional ha extendido en nuestros días su in-fluencia y capacidad de coacción - al menos psico-lógica y políticamente condicionante- sobre losmodos de operar de los estados e inclusive de lospropios dirigentes. Por ahora, sin embargo, estehecho no es suficientemente decisivo para generarun cambio en la concepción y diseño de las relacio-nes ni para que muchos hombres dejen de alentar,en su desesperanza, el afán de sobrevivir a cualquierprecio o enrolarse con poca conciencia de ello enproyectos sin otras alternativas personales que elriesgo y la violencia como finalidad. Pues, la ten-sión finitud-infinitud fundada en este horizonte sig-nificativo echa raíces como negatividad, miedo ala pérdida y consistencia temporal de la libertad deposeer en el interior mismo de ese equilibrio noconsolidado entre las naciones. De manera seme-jante al esfuerzo de los músculos que mantienenel puño fuertemente cerrado acaba por exigir uninstante de relajación, el poder afianzado en elmarco de un universo simbólico de dominio y po-sesión es en algún momento vulnerable, la seguri-dad pronto se desvanece y la ilusión del equilibriode racionalidad impuesto se quiebra al fin frente alos espacios de identidad reprimidos y las ansiasestructurales de infinitud temporalmente abortadas

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NOTAS

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de hombres y pueblos.En estas condiciones el porvenir se toma som-

brío y la situación del hombre dramática. Cierta-mente, los interrogantes amenazadores muestrantodo su carácter de situación límite. Casi imprevi-sibles, a juzgar por las informaciones que dancuenta que la manipulación de artefactos nuclearespuede estar al alcance de formaciones políticas ysociales sin encuadre jurídico alguno y sin capaci-dad de prever consecuencias de sus acciones, comoel terrorismo. El mundo suma a sus padecimientospsicosociales, económicos y políticos la presiónontológico-existencialmente desarticuladora de laprobabilidad de la muerte de la especie como alter-nativa por influencia del descontrol de la libertadde unos pocos o por causa de acontecimientos des-conocidos y no previsibles productos del afán deseguridad. Las fugaces formas de disuasión y auto-control que, pese a su naturaleza terrorífica, hanpermitido hasta hoy -en la expresión de J. Guit-ton - "el benéfico efecto de evitar los dramas reem-plazándolos por psicodramas" dejan subsistir, másque nunca, la infausta presencia de "la seria posi-bilidad de caer del psicodrama en el drama" o, peoraún, en la tragedia planetaria.

No obstante, esta misma situación límite debealentamos a reorientar nuestra reflexión hacia labúsqueda de nuevas reglas de racionalidad en lasrelaciones de poder entre los hombres y las nacio-nes, porque la manifestación de una generalizadaconciencia de catástrofe, lejos de constituir un signodesalentador de nuestro tiempo, puede ser la puertade acceso a la, tal vez, más estupenda posibilidadhumana de plenitud. La aceptación de la idea deque el futuro del hombre depende de cómo sepamosresolver ahora el pasaje a este ineludible umbralde transformaciones radicales es una condición in-dispensable para situar adecuadamente nuestra dis-posicionalidad a una respuesta promotora de sen-tido omológicamente liberadora. Por eso el temade nuestro tiempo está más cerca de la considera-ción de las cuestiones metafísica que de la proble-mática estrictamente tecnológica, ya que debemosenfrentar de manera no especulativa a las perma-nentes preguntas acerca del sentido de la vida delhombre. La agudizada conciencia de catástrofe esun síntoma, si se quiere positivo, de la necesidadde una respuesta en esta dirección: Volver sobrela esperanza para encontrar la vida. Sin duda, unaexigencia de la libertad creadora que nace de lamás auténtica aspiración de trascendencia del espí-ritu humano. De ahí que el uso del poder sólo esconducente al crecimiento ontológico del individuo

y de la especie cuando se alimenta en la libede ser. Pero importa reiterar, finalmente, quelibertad de ser no se funda ni enriquece de próde seguridad y encastillamiento que sólo expnuestros miedos y nuestra incapacidad para asla condición metafísica de ser personas y, por ecomunidad con los otros.

El poder como la libertad son esencialmapertura y crecen en ella, en el encuentroaguarda a los hombres cuando descubren la vilaridad de sentido que sostiene sus realizacioesto es, esa aspiración de infinitud que comporiginariamente y que los diferencia de todacriatura viviente en este mundo.

(1) Entre el18 y e124 de agosto de 1985.ter, Primavera de 1986 (4), p.I.

(2) El Profesor Aulis Aarnio, finlandés, es el actual Presi-dente de la Internationale Vereiningung für Rechts und Sozihilosophie (lVR).

(3) En nuestro ensayo-propuesta: Una estrategia parapaz y la unidad continental. Proyecto alternativo de una orniracián regional de prevención de catástrofes sociales y coor-dinación de la solidaridad (1982) examinamos extensamersela concurrencia de catástrofes sociales originadas en fenórnenesnaturales.

(4) CL el empleo de este par de términos en nuestro artículo:"El sentido de la indagación filosófica", en Rev, Fil. Uni»Costa Rica, ...

(5) La. expresión alude a las resistencias de la atmósferapositivo-cientificista en que debía debatirse nuestra ponencia,por lo demás ampliamente generalizada en los medios académi-cos argentinos. La sola mención de expresiones como "metafi-sico" u "ontológico" nos ubica ipso facto en algún casillero delsaber establecido en desmedro de todo saber auténtico.

(6) CL arto cit. en nota (4).(7) La consideración de estos "elementos" no supone ea

nuestro enfoque sustraer al hombre de su condicionalidad histó-rico situacional, como podrá deducirse de la lectura global deltexto. Se trata aquí, básicamente, de un intento por descubraun modo de ser específico asentado en la libertad y que, portanto, no exime al hombre de la responsabilidad de forjar lasdeterminaciones del producto de la dialéctica psicosocial.

(8) Este es el núcleo de nuestra propuesta filosófica quehemos llamado globalmente "Antropodicea". Una apretada sín-tesis para uso escolar ha sido editada con el nombre de Basespara una Antropodicea, Bs.As., Eros edit., 1978. CL tambiénnuestro artículo: "El valor de la libertad", en Rev, de FilosofíaLatinoamericana y Ciencias Sociales, 2da. época, 1(11), 1986.pp. 26-35. En La Cuestión del hombre, que esperamos salgapronto a la luz para enriquecerse con el concurso de otros enfo-ques, estamos madurando nuestro punto de vista.

(9) Le Pouvoir, Paris, Hachette, 1974. Hay traduc. caste-llana con el mismo título, realizada por J .de Elzaburu, Madrid.Editora Nacional, 1974.

(10) Op. cit.: "El valor de la libertad", p.29 y ss.(11) Al hacer la relectura de nuestra comunicación con vis-

tas a su publicación en esta Revista, nos pareció importante eneste punto remitir al lector a los trabajos de Rafael Herra, a la

Page 7: CONCIENCIA DE CATASTROFE, PODER y LIBERTAD (*) Yinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía... · ~ional de Filosofía del Derecho, realizado en la ciudad de La Plata, Pcia

CONCIENCIA DE CATASTROFE, PODER y LIBERTAD

_ del artículo de Alvaro Zamora, "Herra: Crítica y Literaturala violencia", en Rev.Fil. Univ.Costa Rica, XXV (62), 1987,. 169-175; en particular, las seis hipótesis de trabajo que

~ra el autor del artículo (p. 172) y la cita de la definiciónla tarea filosófica que hace Herra (p. 174).(12) Desde otra perspectiva disciplinaria Robert G. Wesson,

c.Ire otros autores, llega a similares conclusiones: "En nombrela seguridad, las superpotencias se han ganado la inseguri-

. Cf. Política Exterior para una nueva era, Bs.As., Edit.

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Troquel, 1979, pp. 69-70. Aserción que sigue siendo vigentepese a los acuerdos recientes firmados entre los EEUU y laURSS sobre armamentos nucleares .

H. Daniel DeiCasilla de Correo No. 731

IOOO---CorreoCentralBuenos Aires. Argentina