Conjuro de Dragones

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    DragonLance:

    CONJURO DE DRAGONES("Quinta Era", vol.3)

    Jean Rabe1997, The eve of the Maelstrom

    Traduccin: Gemma Gallart

    PrlogoAlmas gemelas

    La alabarda que Dhamon Fierolobo empuaba era de diseosencillo pero a la vez de una gran belleza, una hoja semejante a unhacha fijada a un largo mango de reluciente madera. El filo, que securvaba suavemente como una sonrisa, despeda destellosplateados bajo la luz que penetraba por la ventana. El arma se

    balance hacia atrs, con firmeza, la misma firmeza que brillaba enlos ojos de Dhamon, fijos en los de Goldmoon.--Mi fe me proteger -susurr la mujer mientras retroceda,

    intentando poner distancia entre ella y el arma. Unos instantespodan darle tiempo de convencer a Dhamon de su error. Los dedosde Goldmoon rozaron el medalln que penda de su cuello, unsmbolo de su ausente diosa Mishakal, y de su imperecedera fe en ladiosa-. Dhamon, puedes luchar contra esto. Lucha contra el dragn...

    Se oan otras voces en la sala adems de la suya; la del enanoJaspe, su estudiante favorito durante muchos aos, y las de Feril,

    Ampolla y Rig. Voces que gritaban, suplicantes, enojadas, llenas deincredulidad, dirigidas todas ellas a Dhamon Fierolobo, el hombrealto de cabellos rubios y ojos penetrantes. Aquellas voces intentabandetener la alabarda, detenerlo a l; pero el Dragn Rojo quecontrolaba a Dhamon repela las palabras y, en contra de suvoluntad, el caballero obedeci a la voz del dragn que resonaba en

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    su cabeza y avanz hacia la sacerdotisa.Goldmoon dej de lado toda splica y se concentr:--Mi fe me proteger. Mi fe... no!Dhamon hizo descender la hoja y golpe a Jaspe, que acababa

    de colocarse ante l de un salto en un intento de salvar a la mujer.Antes de que los otros pudieran reaccionar, el arma volvi a alzarse,roja ahora con la sangre del enano.

    --Jaspe -musit Goldmoon.La hoja se cerni por un brevsimo instante; suspendida en el

    aire durante un segundo, no ms, antes de descender letalmentehacia la famosa sacerdotisa y Herona de la Lanza.

    --Mi fe me proteger -repiti Goldmoon en tono algo ms firme, yentonces not la frialdad del metal al entrar en contacto con ella;sorprendentemente no sinti dolor. El brillo de la hoja inund su

    visin, y luego ya no vio nada. Dhamon y las voces de sus amigos lahaban abandonado, al igual que su vida.

    Ya no perteneca a Krynn.Una acogedora oscuridad envolvi a la sacerdotisa, suave como

    el terciopelo y en cierto modo reconfortante. Saba que esto era lamuerte, y no le tema a la muerte; jams le haba tenido miedo. Lamuerte se haba llevado a su esposo y a una de sus hijas aos atrs,le haba arrebatado amigos muy queridos: Tanis, Tasslehoff, Flint.Tambin a Jaspe? Esperaba poder reunirse con todos ellos ahora

    que haba muerto.La negrura, como una dulce carcelera, la retuvo unos instantes;luego se retir y, a medida que se transformaba en un gris pizarra,fue aflojando su dominio sobre ella, pero sin soltarla. Poco a poco elespacio que la rodeaba se fue aclarando, hasta que todo a sualrededor se torn casi blanco, el mismo tono que el humoblanquecino. No haba un suelo que pisar, ni paredes: slo unaneblina infinita. La sacerdotisa flotaba en su dulce abrazo,aparentemente en soledad; pero saba que l deba de estar all conella.

    Riverwind. Pronunci el nombre, aunque sus labios no semovieron. Pronunci la palabra mentalmente y la escuch con todaclaridad, del mismo modo que escuch la respuesta.

    Amada ma.Apareci ante ella como por arte de magia, joven yfuerte, con el mismo aspecto que tena la primera vez que lo habavisto. Tena la piel bronceada, los ojos oscuros y llenos de vitalidad,los brazos musculosos y en estos momentos ceidos en torno a ella,

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    y la larga melena negra ondeando bajo una brisa intangible.--Riverwind, esposo, te he echado tanto de menos... -Goldmoon

    se aferr a l con fuerza y aspir su olor. Los recuerdos fluyeron a sumente: cmo la haba cortejado bajo la mirada reprobadora de supadre; los estimulantes peligros que haban experimentado juntosdurante la Guerra de la Lanza; la poca que haban pasadoseparados; y, por encima de todo, su muerte acaecida lejos de ella.Incluso despus de que Riverwind hubiera muerto ayudando alkender a combatir a Malystryx la Roja, ella haba percibido que lsegua a su lado, que formaba parte de ella.

    --Yo tambin te he echado de menos -respondi l-. No heestado completo sin ti.

    --Juntos otra vez -dijo ella con aoranza- Completos. Parasiempre.

    --Para siempre. -La contempl fijamente. Goldmoon tena elmismo aspecto que haba tenido dcadas atrs, llena de esperanza yvida, la piel reluciente, los cabellos dorados y plateados festoneadoscon las plumas y cuentas de la tribu que-shu-. Para siempre, s. Peroese para siempre debe esperar. Goldmoon, no te puedes quedaraqu. Tienes que regresar.

    --Regresar? A qu? A Krynn? A la Ciudadela de la Luz?No te comprendo.

    --No ha llegado tu hora de morir. Debes regresar. Feril... la

    kalanesti... puede curarte.--No ha llegado mi hora de morir?--No; todava no. -Sacudi la cabeza-. Al menos no durante

    algn tiempo, mi amor. Para siempre tendr que aguardar un pocoms.

    --Yo no lo creo, esposo.--Goldmoon...--Tengo ms de ochenta aos. He deambulado por Krynn

    durante demasiados aos. Pocos tienen la suerte de vivir tantotiempo. Y yo ya me he cansado de vivir.

    l pase un dedo por su mejilla; su forma espiritual estaba tanllena de vitalidad y calidez como lo haba estado en vida.

    --Pero Krynn no se ha cansado de ti, amada ma. Al menos, nopor ahora.

    --Y quin o qu fuerza toma esta decisin? Estoy muerta,Riverwind. No es as?

    --Muerta? S. No obstante... no resulta fcil de explicar

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    -empez-. Todava hay tiempo, si te das prisa. Feril puede... -Intentdecir ms, pero ella lo interrumpi.

    --Tengo que admitir que no haba esperado morir de este modo.No cre que Dhamon me matara, que sera capaz de matarme.Pens que era lo bastante fuerte para resistirse a la bestia que lodomina.

    --Malystryx.--Lo controla mediante una escama adherida a su pierna

    -explic la sacerdotisa, asintiendo-. Estaba tan segura de que lpodra superarlo... Cre que era el elegido, el hombre que liderara elcombate contra los seores supremos. Yo misma lo escog,Riverwind, lo eleg hace muchsimos meses cuando estabaarrodillado ante la Tumba de los ltimos Hroes. Mir en su corazn,y me equivoqu...

    --Las cosas no salen siempre como esperamos -repusoRiverwind.

    --No.--Los otros necesitan tu ayuda.--Pueden continuar la causa sin m. Palin, Rig, Ampolla, Feril...--Ellos te necesitan. -La voz de Riverwind era firme-. Hay cosas

    que todava tienes que realizar. Los dragones...--Cmo sabes esto? Acaso los dioses no se han ido

    realmente? Te hablan? Estn...?

    --No te corresponda morir en este da. Eso es todo lo que s. Yeso es todo lo que se te permite saber en estos momentos. Era aotro a quien corresponda ese destino.

    --Era otro quien deba morir? No yo?Riverwind apret los labios formando con ellos una fina lnea. A

    un gesto de su mano las brumas se disolvieron, y se encontraronflotando sobre la estancia de la Ciudadela de la Luz, si bien bajo laapariencia de espectros, ya que nadie los vio all. El suelo estabacubierto de sangre: de Goldmoon, de Jaspe, de Rig. El enano estabagravemente herido, con apenas un hlito de vida, pero se aferraba al

    cuerpo de Goldmoon, sollozando, con los ojos desorbitados por laincredulidad.

    --Los echar a todos de menos -murmur la sacerdotisa,extendiendo los dedos hacia el enano.

    --An hay tiempo. Regresa junto a ellos, amada ma. Deja que lakalanesti te ayude. Luego ayuda a Jaspe. Date prisa.

    --Que Feril ayude a Jaspe.

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    Riverwind y Goldmoon apenas conseguan distinguir laspalabras que se arremolinaban en el aire; palabras apenadas porGoldmoon y Jaspe, palabras envenenadas dirigidas a Dhamon,palabras conmocionadas porque algo as hubiera podido suceder,palabras que exigan venganza.

    --No fue culpa de Dhamon -dijo Goldmoon-. Debencomprenderlo. Con el tiempo se darn cuenta.

    --Uno de ellos deba morir -repiti su esposo-. No t. An no.Dhamon no deba matarte.

    --No fue culpa de Dhamon. El dragn... la escama de supierna... quin tena que morir en mi lugar?

    Riverwind movi la cabeza negativamente.--Quin? -insisti ella.--No te lo puedo decir. Todo lo que puedo decirte es que debes

    regresar. -La voz del hombre era firme, teida de tristeza-.Volveremos a estar juntos, lo prometo. No tardaremos mucho enhacerlo. Y ya sabes que siempre estar a tu lado.

    --En el aire que respire.--S.--No; eso no es suficiente. -Goldmoon alz la cabeza, flot en

    direccin al techo, y atraves la cpula del tejado. Riverwind lasigui, sus razonamientos perdidos entre las acaloradas palabrasque seguan escuchndose en la estancia situada a sus pies. De

    nuevo se vieron rodeados por la tenue neblina-. No pienso volveratrs, esposo. Slo seguir adelante, adonde sea que los espritustengan su punto de destino. A ver a Tanis, a Tasslehoff, al queridoFlint.., dondequiera que estn. Con mi hija AmanecerResplandeciente. Con mi madre. Es posible incluso que finalmentevaya a reconciliarme con mi padre. Hace ya mucho tiempo quedebera haberme reunido con ellos. Y tambin contigo.

    --Eso es tambin lo que yo deseo -manifest l-. Pero no es loque deba suceder. Hay dragones poderosos que deben ser tenidosen cuenta.

    --Siempre hay dragones en Ansalon. -Pos un dedo sobre loslabios de su esposo y luego lo atrajo hacia ella-. QueridsimoRiverwind, Krynn ya no necesita a esta anciana. Volvemos a estar

    juntos... por fin y para siempre. Completos. Una anciana ms omenos no cambiar nada en la lucha contra los seores supremosdragones.

    --Goldmoon, una persona siempre puede ser importante.

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    _____ 1 _____Despus de la tempestad

    El dolor ascenda por la garra del seor supremo y penetraba ensu imponente corpachn azul.

    --Condenada lanza -sise con voz de cfiro. Ech hacia atrs laenorme testa cornuda, abri las fauces, y vomit un rayo contra lapanza de una espesa nube situada sobre su cabeza. El cieloretumb a modo de respuesta, y lo que haba empezado como unallovizna se convirti en aguacero. La noche qued iluminada

    intermitentemente por los relmpagos que descendan hasta su lomode escamas de color ail, una sensacin que por lo general leresultaba muy agradable. El viento aullaba con fiereza, y la lluviamartilleaba sobre las gruesas escamas; pero ningn elemento de latormenta era suficiente para mitigar su sufrimiento.

    La poderosa lanza quemaba al dragn, segua quemndolo concada movimiento de sus enormes alas, con cada kilmetro querecorra. Llevaba varias horas sujetndola, desde el mismo momentoen que la haba arrebatado a los hroes que haba eliminado, y se

    negaba a soltarla, se negaba a dejar que Fisura, su siniestro aliadohuldre, la sostuviera por l. Sin duda la magia de la lanza tambindaara a Fisura, pensaba el dragn; el arma quemara todo lo quefuera malvado.

    Khellendros asa la lanza con una garra; la Dragonlance, quecon tanto esfuerzo los despreciables aliados del hechicero PalinMajere haban conseguido recuperar del helado reino de Gellidus, elgran Dragn Blanco que gobernaba en Ergoth del Sur. Enganchadoalrededor de una zarpa estaba el medalln de la fe de Goldmoon,lleno tambin con la energa de la justicia, pero no tan poderoso

    como la lanza. La otra garra de Khellendros sujetaba con delicadezaa Fisura, de cuyo cuello penda un segundo medalln,aparentemente gemelo del primero. El dragn haba obtenido tresreliquias de la Era de los Sueos, y haba una ms en su guarida, unaro de llaves de cristal. Con cuatro debiera haber suficiente,recordaba haber odo decir a Fisura.

    --La lanza est imbuida con la magia de los dioses! Por eso te

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    quema de este modo! -manifest el grisceo huldre, gritando porencima del vendaval-. Al fin y al cabo, fue creada para matardragones! -El hombrecillo, empapado, calvo y con todo el aspecto deuna escultura recin salida de un pedazo de arcilla blanda, estir lacalva cabeza a un lado para poder contemplar los centelleantes ojosde Khellendros-. Esa lanza es la ms poderosa de las tres reliquias...y desde luego mucho ms poderosa que las llaves que losCaballeros de Takhisis consiguieron para ti.

    La ms poderosa y la ms dolorosa, pens el dragn; lanz ungruido e intent en vano arrinconar el dolor en el fondo de sumente. El arma poda hacer algo ms que provocarle molestias: sinduda le dejara cicatrices, pero no podra matarlo... probablemente nisiquiera si se la hundan en la carne. l era, despus de todo, unseor supremo; formaba parte del puado de dragones ms

    pavorosos de Krynn, y utilizara esa perniciosa y odiosa lanza -y losotros artilugios- para abrir un Portal a El Grseo.

    El espritu de Kitiara, su compaera de tiempos pasados en elejrcito de la Reina de la Oscuridad, erraba por alguna parte deaquella crepuscular dimensin. Y l atrapara su espritu, tal y comose haba apoderado de la lanza, y mediante esa accin devolvera elespritu de la mujer a Krynn. Cuatro reliquias deberan ser suficientespara ello.

    Pero primero tena que crear un nuevo cuerpo para aquel

    espritu.Haba tenido uno, un hermoso drac azul, musculoso, elegante,perfecto, que haba nacido de una de sus escasas lgrimas. PeroPalin y sus conspiradores haban matado sin saberlo al drac azul,

    junto con docenas de otros, cuando destruyeron su guarida favoritaen los Eriales del Septentrin. Que hubiera exterminado a Palin y asus compaeros haca menos de una hora resultaba un pequeoconsuelo; debera haberse ocupado de ello antes, no tanto porvenganza -una motivacin humana indigna de l- sino como tributo aKitiara, quien en vida se haba visto molestada por el padre y el to

    de Palin, Caramon y Raistlin Majere. Los Majere haban atormentadosu vida, y ahora la perseguan en la muerte.

    Durante un tiempo, Palin y sus compaeros haban resultadotiles a Khellendros. Siguiendo los consejos de uno de los espasque el dragn haba colocado, un viejo impostor que habaconseguido hacerse pasar por un estudioso, el grupo del hechicerohaba reunido aquellos objetos para l sin saberlo.

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    En una extensin de terreno de la isla de Schallsea, no muylejos de la Ciudadela de la Luz, haban depositado las reliquias, y elfalso estudioso les haba aconsejado que las destruyesen, afirmandoque la energa liberada aumentara el grado de magia del mundo. Nohaban sospechado que era una treta, que Khellendros haba sidoadvertido y pensaba robarles los valiosos objetos.

    Su utilidad haba finalizado. Palin y los otros habancomprendido demasiado tarde que el seor supremo Azul los habaacorralado. Mientras Khellendros los mataba, Fisura haba hecho lopropio con el impostor para eliminar cabos sueltos.

    Sin embargo, el dragn no haba imaginado que sostener esacondenada lanza resultara tan doloroso. Con todo, cualquiersufrimiento vala la pena si significaba el regreso de Kitiara a Krynn.La mujer deba regresar, tena que volver a estar completa. Tormenta

    le haba hecho un juramento -por lealtad y respeto- mucho tiempoatrs, cuando ella era su compaera; le haba prometido que lamantendra a salvo. Pero un buen da, cuando ella no estaba a sulado, la haban matado, y un Khellendros afligido se haba dedicadoa buscar y buscar su espritu, hasta que finalmente lo encontr en ElGrseo. Ahora mantendra su promesa rescatndola de aquellalejana dimensin. No haba nadie que pudiera detenerlo... Palin y lossuyos estaban muertos. Y, lo que era aun mejor, Malystryx, la Roja, ylos otros seores supremos no tenan ni idea de cul era su autntico

    objetivo.Kitiara y l volveran a reunirse. Pronto. Pero primeroKhellendros tendra que resistir este dolor infernal durante todo elcamino de regreso a su guarida.

    --Khellendros cree que estamos muertos -dijo Rig. El marinerode piel oscura levant la vista, mirando en la direccin por la que elgigantesco seor supremo Azul haba desaparecido. Se pas unamano por el corto cabello y lanz un suspiro de alivio.

    --Realmente espero que lo crea. De lo contrario regresar yvolver a intentarlo. Y no quisiera que lo volviera a intentar porque nocreo que se limitara slo a probar. -La voz tensa y aguda pertenecaa Ampolla, una kender de mediana edad que avanzaba con pasoslentos en direccin al marinero-. No. No creo que se quedara en unasimple prueba, en mi opinin. -Sus manos retorcidas estaban muyocupadas, una tirando de la manga de Jaspe, la otra forcejeando con

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    su revuelto copete rubio-. Veris, si regresara y volviera a intentarlo...bueno... lo cierto es que tengo la sensacin de que le saldradiablicamente bien. Me sorprende la verdad seguir viva yrespirando. No hay duda de que es un dragn muy grande. Nunca via uno tan grande. Visteis sus dientes? Unos dientes enormestambin. -Hizo una pausa y su rostro se torci en una expresin deperplejidad-. Qu es lo que sucedi? Cmo escapamos?

    --Palin. -Fue Rig quien respondi ahora.--Oh. Qu hiciste? -Ampolla dirigi su atencin a Palin Majere.El hechicero se apart un largo mechn de cabellos grises de

    los ojos.--Un conjuro -respondi en voz baja, pues le faltaban fuerzas

    para hablar en voz ms alta. Con la espalda encorvada, se apoy enRig y aspir con fuerza el hmedo aire para llenar sus pulmones. El

    conjuro climtico haba agotado todas sus reservas. Era el hechiceroms poderoso de Krynn y uno de los pocos supervivientes de labatalla en el Abismo; pero en aquel instante no se considerabaprecisamente poderoso. Se senta dbil, vulnerable, con el espritutan destrozado como su tnica embarrada y las desgarradaspolainas.

    --Un conjuro sorprendente -repuso Ampolla-. Muy efectivo. Nopiensas t lo mismo, Jaspe?

    El enano se sujet el costado, asintiendo; un jadeo escap de

    sus gruesos labios. Aunque la herida que Dhamon haba infligido aJaspe iba mejorando -gracias a los cuidados de Feril-, el enanonunca volvera a ser el mismo porque tena un pulmn perforado. Enpocas anteriores habra podido usar su propia magia sanadora paracurarse, pero tal poder se encontraba ahora fuera de su alcance. Sufe haba muerto con Goldmoon, y con ella haban muerto suspoderes curativos. Dedic a Ampolla una leve sonrisa.

    --Sorprendente. S, Jaspe tambin lo cree. Un conjuro muyimpresionante -parlote la kender-. Nos hiciste invisibles a todos?

    --No exactamente -replic Palin.

    --Nos enviaste a otro lugar?--No dira yo eso.--Entonces qu?--Durante unos pocos minutos, nos disfrac, hice que nos

    fundiramos con el paisaje. Luego cre una ilusin mgica denuestras figuras un poco ms all de donde estbamos ocultos.Khellendros mat la ilusin. Y, por suerte, pareca tener mucha prisa

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    y se fue sin examinar su obra. De haberse quedado un poco ms,sus agudos sentidos nos habran descubierto.

    --Vaya! Cmo creaste la ilusin? -sigui preguntando ella.--No es importante -intervino Jaspe. Volvi la mirada en

    direccin a Groller, su sordo amigo semiogro. Fiona Quinti, la jovenDama de Solamnia que se haba unido a ellos recientemente, usabaen aquellos instantes un rudimentario lenguaje por seas paratraducirle lo que se deca, de modo que Groller pudieracomprenderlo. El enano se volvi para mirar a Ampolla y manoseun terrn de barro pegado a sus cabellos rojizos-. No tiene la menorimportancia. Lo que s es importante, Ampolla, es que...

    --No podra Palin usar un poco de su magia para encontrar aDhamon? Quiero ir tras Dhamon, averiguar por qu se volvi loco,hiri a Jaspe y mat a Goldmoon. Podramos...

    El marinero pos una mano sobre la cabeza de la kender, ydirigi la mirada hacia Palin.

    --Lo que podramos hacer es matarlo. Aunque indirectamente,fue por causa de Dhamon que muri Shaon. Ahora ha muertoGoldmoon... y no por causas indirectas en este caso. Y por pocotambin mata a Jaspe. Y hundi mi barco.

    --El Yunque de Flint-musit Jaspe. El enano haba adquirido lacarraca meses atrs, y su amado navo los haba transportado desdeSchallsea hasta Palanthas, en el lejano norte, para luego volver a

    traerlos de vuelta. Haba sido su medio de transporte y su hogar.--Opino que deberamos matarlo antes de que cause ms dao-concluy Rig. El marinero hizo un gesto al resto para que sereunieran a su alrededor: Feril, la kalanesti; Groller y su lobo Furia;Fiona; Gilthanas, el larguirucho hechicero elfo que haban rescatadode una fortaleza de los Caballeros de Takhisis, y Ulin, hijo de Palin.

    Describiendo crculos sobre sus cabezas haba dos dragones,uno dorado y el otro de plata -Alba y Silvara- que habantransportado a Ulin y a Gilthanas a Schallsea y haban contribuido adistraer al Azul de modo que Palin pudiera lanzar su conjuro. Los

    dragones y sus jinetes acababan de regresar de las islas de losDragones, donde haban informado a los Dragones del Bien que allresidan de lo que acaeca en la faz de Ansalon.

    --Rig... -Feril carraspe para llamar la atencin del marinero.Una leve brisa le agitaba la enmaraada cabellera castaa contra elrostro-. Hemos de encontrar a Dhamon. Hemos de ayudarlo a lucharcontra la influencia de la escama. Debemos tener fe...

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    --Fe? -Jaspe alz la cabeza hacia ella y clav la mirada en lahoja de roble que llevaba tatuada en la tostada mejilla. El rubicundorostro del enano apareca inusitadamente sombro-. Mat aGoldmoon. Ni siquiera hemos tenido tiempo de llorarla, o enterrarlaadecuadamente. Ella predicaba la fe..., respiraba fe. Y perdn. Peroahora mismo no tengo fe y nada de perdn. En estos instantes mepongo de parte de Rig.

    --Yo tambin estoy furiosa, Jaspe. -Feril cerr los ojos y solt unlargo suspiro-. A lo mejor nunca podr perdonarlo. Pero tengo quesaber qu sucedi y por qu.

    --Salta a la vista lo que sucedi -interrumpi Rig-. Nos dijo queen una ocasin fue un Caballero de Takhisis, y apuesto a quetodava lo es. Nos embauc, como nos embauc el anciano para quereuniramos las malditas reliquias. No hay barco. Goldmoon ya no

    est. No tenemos la lanza de Huma.--Ni medallones. El medalln de Goldmoon, y el segundo

    medalln que yo... -Jaspe reprimi un sollozo-. El que yo le quitdespus de muerta. Los dos han desaparecido y estn en manos deldragn.

    --La nica reliquia que nos queda es el cetro -dijo el marinero,levantndolo. Estaba hecho de madera y pareca ms bien un mazo,aunque estaba adornado con joyas.

    --El Puo de E'li -susurr Feril en tono casi inaudible-. El Puo

    de Paladine.--De qu nos servir un miserable artilugio? -inquiri Ampolla-.No podemos aumentar el nivel de magia del mundo con una solareliquia.

    --El anciano nos enga para que reuniramos las reliquias parael dragn -indic Palin-. Y el dragn debe querer la antigua magiapor alguna buena razn. Tal vez deberamos concentrarnos enencontrar otros objetos arcanos. Al menos podremos mantenerloslejos de las garras del dragn. Y tal vez podamos de algn modousar su energa para obstaculizar el regreso de Takhisis a este

    mundo.--Padre, Gellidus... Escarcha... afirm que el regreso de Takhisis

    era inminente -dijo Ulin, el ms joven de los Majere, que era el vivoretrato de Palin con veinte aos menos. Indic con un gesto alDragn Plateado y al Dorado que volaban en crculos sobre suscabezas-. Alba y Silvara confirman aquello de lo que se jact el seorsupremo Blanco. Takhisis va a volver.

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    --En ese caso, de dnde vamos a sacar magia antiguasuficiente para detenerla? -Los ojos de Ampolla se abrieron de paren par.

    --El anillo de Dalamar -respondi Palin-. Se encuentra en laTorre de Wayreth. El Custodio de la Torre dijo que me lo entregara,pero slo cuando supiramos cmo usarlo y estuviramos a salvo deKhellendros.

    --A salvo! -Ulin solt un bufido-. Se tardar mucho enconseguir eso! Podras convencer al Custodio de lo importante quees que tengamos el anillo?

    El hechicero lo medit unos instantes; luego mir a su hijo yasinti:

    --S. S, creo que puedo.--Con el Puo de E'li -dijo Ampolla, indicando el arma que

    sujetaba Rig-, tendremos dos objetos.--S de un tercero: la Corona de las Mareas -concluy Palin-.

    Descansa en el reino de los dimernestis, los elfos marinos, muy lejosde aqu.

    --En ese caso ser mejor que nos pongamos en marcha -opinla kender.

    --Aguarda un minuto. -Rig la contempl ceudo y sacudi lacabeza-. No hay nada que desee ms que enfrentarme a losdragones... incluida la Reina de la Oscuridad en persona, si es

    necesario. Pero hay un pequeo asunto del que hay que ocuparse,tambin. Me refiero a Dhamon.--Rig, por favor -suplic Feril.--No podemos dejar que ande por ah libremente... no con esa

    asombrosa alabarda. Quin sabe a quin o qu otra cosa podradestruir. -Los ojos del marinero se entrecerraron amenazadores.

    --Rig! -La kalanesti le lanz una furiosa mirada.--Es suficiente -terci Palin-. Discutir no nos har ningn bien. Ni

    tampoco la venganza. Pero tambin creo que es necesario encontrara Dhamon.

    El marinero sonri satisfecho.--Necesitamos encontrarlo -prosigui el hechicero- porque nos

    hace falta su arma.--Su arma? -inquiri Rig con una mueca.--Esa alabarda corta el metal como si fuera tela -replic Palin-.

    Debe de ser alguna especie de reliquia, a lo mejor tan poderosacomo la lanza de Huma. Ms poderosa incluso -aadi en voz baja.

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    --Y cmo vamos a hacer las dos cosas a la vez: reunir objetosy encontrar a Dhamon? -quiso saber Ampolla.

    --Necesitar tu ayuda, Ampolla -indic el hechicero a la kender-.T y yo formaremos un equipo y nos dirigiremos a la Torre deWayreth. Mi esposa Usha me aguarda all. Usaremos los recursos dela torre para localizar a Dhamon.

    --Y, entretanto, nosotros iremos en busca de la Corona -aadiFeril muy excitada.

    --Fantstico. Cmo salimos de esta isla sin un barco?Nadando? -El marinero introdujo el cetro en su cinturn y ech unamirada hacia el oeste, aunque estaba demasiado oscuro paradistinguir la playa de Schallsea.

    --En eso os podemos ayudar -ofreci Gilthanas, y seal a losdragones-. Os llevaremos hasta los lmites del reino de Onysablet. A

    partir de ese punto...--Deja que lo adivine. Nos las tendremos que apaar solos

    -refunfu Rig.Gilthanas asinti. El elfo no necesitaba explicar que los

    dragones preferiran no aventurarse en el reino de un seorsupremo, al menos uno que les era desconocido.

    En un extremo de la reunin Fiona Quinti sac pecho. A pesarde que Groller se alzaba por encima de ella, la mujer seguaresultando alta y formidable, si bien algo ojerosa, ataviada con la

    plateada armadura de la orden solmnica. Sus manos cubiertas conguantes de malla dibujaban figuras en el aire, mientras haca todo loposible por explicar al semiogro lo que iba a acontecer.

    El semiogro frunci el entrecejo pensativo; luego alz la miradahacia los dragones, asinti y trag saliva con fuerza.

    Era aquella hora nebulosa que antecede al amanecer, en que elcielo se aclaraba ligeramente y el mundo pareca ms silencioso quenunca. Usha observaba por una ventana de la Torre de Wayreth. La

    mujer se ci mejor la tnica alrededor de la delgada figura,temblando de preocupacin, no de fro.

    Ampolla dorma. Tambin Palin se haba quedado dormido apoco de su llegada unas pocas horas antes, y ella esperaba quedescansara lo suficiente para recuperar energas.

    Tambin ella estaba agotada, pero no poda dormir. Su menteestaba demasiado preocupada por el Puo de E'li del que Palin le

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    haba hablado. Usha haba viajado al bosque qualinesti con Palin,Jaspe y Feril en busca del Puo; pero no los haba acompaado enla parte ms peligrosa de la misin. Cuando los captur una bandade desconfiados elfos que luchaban por su libertad, Usha se habaofrecido a permanecer con los elfos como rehn, a modo de garantade que su esposo y los otros estaban all slo por una razn -elcetro- y como demostracin de que no eran espas de la seorasuprema Verde.

    Haba sucedido algo durante su estancia con los elfos. Algorelacionado con la reliquia. Algo que se esforzabadesesperadamente por recordar. Algo que tal vez podra ser tilcontra los dragones.

    _____ 2 _____Una concentracin de maldad

    Tormenta sobre Krynn se tumb frente a la entrada de suguarida y dej que el sol de la tarde lo acariciara mientrascontemplaba distradamente su garra. La Dragonlance haba dejadouna profunda roncha roja sobre las gruesas escamas, y la herida le

    produca punzadas, aunque el bendito sol aliviaba en cierta medidael dolor. Haban transcurrido semanas desde la batalla librada paraobtener las reliquias, tiempo suficiente para que la herida curara, sies que se curaba algn da. Se haba visto obligado a transportar laodiosa lanza durante kilmetros y ms kilmetros hasta llegar a losEriales del Septentrin, y tal vez lo hubiera marcado para siempre.

    Khellendros saba que poda vivir con el dolor; era un pequeoprecio que pagar en su bsqueda de una forma de resucitar elespritu de Kitiara, y un continuo recordatorio de su fcil triunfo sobreel gran Palin Majere. Sonri para s. Resultara agradable contar a

    Kitiara su victoria, aunque habra resultado ms agradable si ellahubiera estado all para compartirla con l.

    --Ya no falta mucho. Volveremos a ser compaeros -gru por lobajo-. Y no dejar que mueras una segunda vez.

    Las cuatro reliquias estaban ocultas en su cueva subterrnea,junto con numerosos tesoros mgicos de menor calibre. Habaexcavado esta cueva recientemente mientras volva a esculpir su

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    estropeada guarida. Las paredes de la seccin situada en la zonams profunda estaban llenas de marcas dejadas por los violentosestallidos de las docenas de dracs moribundos que quedaronatrapados all cuando Majere y sus compaeros hicierondesplomarse la guarida. Durante la reparacin, el dragn habaaadido nuevas salas, para dar cabida a los nuevos dracs queestaba creando, y, lo que era ms importante, a Kitiara.

    Su antigua compaera aprobara ese refugio, decidi, al tiempoque hunda la garra herida en la arena y fijaba la mirada en lainterminable superficie blanca, interrumpida slo por los pocos cactosque haba permitido que crecieran all. Ella lo aprobar -se dijo-, y

    juntos haremos...Una sombra se proyect sobre la arena, tapando

    momentneamente el sol. Khellendros dej de pensar en Kitiara y

    alz los ojos para saludar la llegada de Cicln, su lugarteniente. Eldragn ms pequeo se desliz hasta aterrizar a unos doce metrosde su seor supremo, olfate el aire para localizar la posicin exactade Tormenta, y luego avanz despacio.

    --Deseabas mi ayuda -sise Cicln. El macho Azul de menortamao baj la testa hasta el suelo en seal de respeto.

    Khellendros clav la mirada en los ojos de su lugarteniente,ciegos a causa de un combate con Dhamon Fierolobo, y aguardvarios segundos antes de responder.

    --Sgueme, Cicln. Hablaremos dentro.Las sombras del cubil del seor supremo engulleron a losinmensos dragones. La enorme sala, apenas lo bastante amplia paradar cabida a ambos, quedaba ligeramente iluminada por la luz quellegaba desde la superficie a travs del tnel.

    --Fisura! -La voz del Azul retumb en la cueva e hizo que lasparedes vibraran. A travs de las grietas del techo se filtr una lluviade arena que espolvore los cuatro objetos dispuestos en el centrode la estancia y cubri al huldre, que estaba contemplando con fijezalos antiguos objetos mgicos. El duende retrocedi unos pasos.

    Estos tesoros no son para que t andes jugando con ellos-rugi el enorme dragn.

    --Ni siquiera los toqu, Amo del Portal -respondi el huldre. Sufigura reluci, y la arena desapareci de sus facciones-. Pero s losestuve mirando con mucha atencin. Deberamos usarlos,Khellendros. Ahora. No deberamos esperar y arriesgarnos a queMalys pueda descubrir tus fabulosos trofeos y decida apoderarse de

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    ellos. Cicln ya est aqu, y puede cuidar de tu reino en tanto que ty yo estamos en El Grseo. Deberamos sacarlos fuera a la arenaesta misma noche. Juntos podemos...

    Un rugido de Khellendros acall a la criatura.--Todava quedan algunas cosas de las que ocuparse, duende,

    antes de que osemos abrir el Portal.--Mmm, s. Elegir un drac para Kitiara. -El diminuto hombrecillo

    gris se rasc la tersa cabeza-. Cicln puede ocuparse de ellos,mientras nosotros visitamos El Grseo. Le enseaste cmo entrenardracs. l puede elegir uno. Hay ms de una docena entre los queescoger.

    --Me asegurar de que un drac perfecto est listo antes de quepartamos hacia El Grseo. Y ser yo quien seleccione el recipiente.

    --Estupendo. Y cunto tardars en realizar esta eleccin? -se

    atrevi a insistir el huldre.--Cicln entrenar a los pocos dracs de abajo. Tambin tiene

    que encontrar ms hembras humanas para crear ms dracs. Cuandollegue el momento, yo elegir al ms apropiado de entre todos ellos.

    El Azul de menor tamao se aproxim con cautela al duende ydilat los ollares vibrando para percibir el olor de Fisura. Lade latesta y volvi a olfatear, a la vez que escuchaba con odos que pocoa poco eran un sustituto ms agudo de la visin perdida. De lasprofundidades de la cueva surgi un repiqueteo, al principio no ms

    fuerte que los latidos del corazn del huldre, un claro castaeteocontra el suelo de piedra; pero en cuestin de segundos el sonidoaument lo suficiente para interrumpir a Khellendros y al huldre.

    Dos grandes escorpiones, negros como la noche, salieroncorreteando de entre las sombras. Sus inmviles ojos amarillosrelucan malvolos, y sus pinzas se abran y cerraban entrechasquidos.

    --Dessseasss alguna cosssa? -dijeron al unsono; las extraasvoces siseaban como la arena en movimiento. Desde las patas enforma de pinza hasta las puntas de las curvas colas venenosas,

    resultaban algo ms altos que un hombre; sus recios cuerpossegmentados eran largos y gruesos, y brillaban como la piedrahmeda bajo la exigua luz.

    --Vigilaris mi guarida mientras estoy fuera -orden Khellendrosa la pareja-. Y os aseguraris de que ninguno de los dracs toqueestas cosas. -Seal en direccin a la lanza, los medallones y lasllaves de cristal-. Comprendido?

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    --Ssss, Amo -respondieron y pasaron corriendo junto a losdragones, en direccin a su puesto en la entrada de la cueva.

    --Fuera? -inquiri Fisura-. Vas a alguna parte? Adonde?--A donde yo vaya no es cosa tuya, duende -replic Khellendros

    entrecerrando los ojos; luego se volvi hacia Cicln-. Malys desea mipresencia, y no pienso darle motivos para que sospeche lo queplaneo negndome a acudir. Estar fuera durante algn tiempo.Cunto, no estoy seguro. Pero durante ese tiempo...

    --Adiestrar a tus dracs -termin el dragn ms pequeo.Khellendros gir en redondo y enfil el tnel que ascenda hasta

    el desierto. Cicln lo sigui a prudente distancia.--Hay poblados brbaros por el este -le inform el seor

    supremo cuando estuvieron de vuelta sobre la arena-. Los ataqu ycaptur a sus guerreros ms valerosos. Fue a partir de ellos como

    cre a los dracs de mi guarida. Ten cuidado, porque los guerrerosque an quedan en los poblados podran venir en busca de lossuyos.

    --Ser un placer eliminar a todo aquel que venga sin serinvitado. No sern ninguna amenaza.

    --Procura no subestimarlos -le indic Tormenta-. Malystryx, quees quien me ha llamado, no teme a los humanos. Ni tampoco lestemen, al parecer, los otros seores supremos. Pero yo los conozcomejor.

    --Igual que yo -el Azul de menor tamao cerr sus ciegos ojos-.Uno me hizo esto. Uno al que en una ocasin llam mi amigo ycompaero. Nunca subestimar a los humanos.

    El duende -aadi Cicln, olfateando el aire y volvindosehacia el este-. Mientras adiestro a los dracs, se le puede confiar tutesoro, las reliquias?

    --No -respondi Tormenta-. Tampoco lo subestimo a l. Puederesultar ms formidable que un humano, pero en este caso no es unaamenaza porque he tomado medidas para proteger las reliquias.

    El seor supremo Azul se elev por los aires, y las alas

    levantaron una lluvia de arena que cay sobre Cicln y salpic a losinmviles escorpiones que montaban guardia ante la cueva.

    En el interior, Fisura se acerc arrastrando los pies hasta lasreliquias.

    --Khellendros, Tormenta sobre Krynn. Khellendros, el Amo delPortal. Khellendros, el Indeciso, debera llamarse a s mismo. Seempea en esperar para abrir el Portal a El Grseo. Esperar...,

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    esperar..., esperar -farfull el huldre-. El tiempo para un dragn es...Bueno, el poderoso Khellendros descubrir el precio de haberesperado. He estado ausente de El Grseo durante demasiadosaos; y no deseo esperar ms. Crea que necesitara su ayuda paraabrir el Portal, estaba seguro de que era as. Pero la lanza deHuma... Hay tanto poder en su interior. Puede que no necesite laayuda del Indeciso al fin y al cabo.

    Sostuvo las pequeas manos a unos treinta centmetros porencima de los medallones y percibi la magia que lata en ellos. Erauna sensacin agradable.

    --No; es posible que ya no necesite a Khellendros, ahora quetengo estos objetos a mi alcance. -Pas los dedos sobre las llaves,sinti la fra suavidad del cristal, el hormigueo del hechizo. Sus dedosse detuvieron a pocos centmetros por encima de la llave ms

    pequea, una que haba sido diseada para abrir cualquiercerradura, y cerr los ojos para dejarse acariciar por la arcana aura.

    No; desde luego no pienso esperar ms. Debo intentar volver acasa. Destruir estos objetos yo mismo y abrir el Portal a El Grseocon la energa liberada. Si no puedo hacerlo yo mismo, a lo mejorpuedo embaucar a Gellidus el Blanco o al gran Dragn Verde paraque me ayuden. Tormenta sobre Krynn se enfurecer, pero no podrseguirme; ya no tiene ms reliquias que destruir, nada para facultarsus planes. Estar a salvo, a salvo en casa. Y l se habr quedado

    en la estacada. Sin poder hacer nada y muy lejos de su pobre yperdida Kitiara que flota en El Grseo.El hombrecillo gris lanz una risita y extendi los dedos en

    direccin a la lanza de Huma. Sinti las intensas vibraciones deenerga que el arma lanzaba al aire.

    --Vi cmo la lanza quemaba a Khellendros -musit-, pero a mno me quemar; no soy tan malvado como el seor supremo. No, nosoy malvado. En absoluto. Slo quiero regresar a casa. Es unalstima que el humano que en una ocasin empu esta magnficaarma no pudiera percibir este poder. -Acerc las manos con cautela

    a la empuadura de la lanza-. Una lstima. Una... aaah! -El chorrode poder lo escald como si hubiera introducido las manos en aceitehirviendo. Oleadas de energa se estrellaron contra su diminutocuerpo y, tras sacudirlo violentamente, lo arrojaron dando tumboscontra el suelo de la caverna.

    Totalmente aturdido, el oscuro huldre se estremeci sin poderloevitar y contempl su carne abrasada.

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    --Khellendros... hechiz los objetos..., los protegi. No confiabaen m. -Hizo un esfuerzo por tomar aliento; luegomisericordiosamente se desmay.

    En el cielo, Khellendros gir al sudeste, en direccin al reino deMalystryx. Los primeros rayos del agonizante sol pintaban sudesierto de un plido tono rojo.

    --No -murmur el Azul en tono quedo-. El duende no es ningunaamenaza.

    El terreno estaba agrietado como el lecho seco de un ro: llano,desolado y clido bajo las garras de los cinco dragones reunidos enun crculo sobre l.

    Gellidus, el seor supremo Blanco, haca todo lo posible por

    disimular su incomodidad ante el calor que lo envolva y mantena lavista fija en la lejana montaa, el Pico de Malys, circundado porincandescentes volcanes. Conocido como Escarcha por loshumanos, el seor del territorio helado de Ergoth del Sur ofreca untremendo contraste con Malystryx. Las escamas de Escarcha eranpequeas y relucientes, blancas como la nieve; su cresta parecauna aureola de carmbanos invertidos, y la cola era corta y gruesacomparada con la de los otros dragones.

    La hembra Roja doblaba en tamao al Blanco, y sus escamas

    en forma de escudo tenan el color de la sangre recin derramada.Dos imponentes cuernos retorcidos se alzaban sobre su cabeza, ydos chorros de vapor ascendan en espiral desde los cavernososollares. Dirigi una ojeada a Escarcha, y luego sus oscuros ojos selevantaron hacia el cielo, siguiendo a Khellendros. A su derecha seencontraba un enjuto dragn Rojo, que, hecho un ovillo como ungato, resultaba algo ms pequeo que el seor supremo Blanco.

    Khellendros aterriz casi a dos kilmetros del crculo y fij lamirada en los otros dos dragones mientras se aproximaba.Beryllinthranox, la Muerte Verde, estaba sentada frente a Malys, y su

    piel era del color del bosque que gobernaba: las tierras ocupadasantiguamente por los orgullosos qualinestis. Los ojos entrecerradosde Beryl estaban muy atentos, como si quisiera calibrar la reaccinde los otros ante Khellendros. La serpentina cola, extendida a suespalda, se agit lentamente, y la hembra Verde dedic al seorsupremo Azul un leve saludo con la cabeza, antes de volverse haciael Dragn Negro.

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    Entre Beryl y Gellidus estaba tumbada Onysablet. Hilillos decido goteaban de las curtidas fauces de aspecto equino de lahembra Negra y formaban un charco borboteante entre sus garras.Sus ojos inmviles, que brillaban como dos charcas de aceite y tanoscuros que no se distingua el iris de las pupilas, estaban fijos enMalys. Sobre la estrecha testa, dos gruesos cuernos relucientes seinclinaban al frente.

    Beryl obsequiaba a la hembra Negra con relatos de susupremaca sobre los elfos, pero Sable apenas si demostrabainters, pues era Malys quien atraa casi toda su atencin.

    Khellendros fue a colocarse entre Beryl y el Rojo ms pequeo,el lugarteniente de Malys, Ferno, y se recost sobre los cuartostraseros. La hembra Roja era el nico dragn que lo superaba entamao, y tuvo buen cuidado, por una cuestin de decoro, de

    mantener la testa ms baja que la de ella. Adems, mantuvo la garraherida apretada contra el suelo, pues no deseaba que los otrosdragones lo interrogaran sobre la lesin. Salud a Malys con unmovimiento de cabeza. Era el consorte reconocido de la Roja, al questa favoreca pblicamente; pero las continuas miradas que lahembra diriga a Escarcha daban a entender que Malys reparta susambiciosos afectos.

    --Podemos empezar ahora -dijo Malystryx devolviendo el saludode Khellendros, y su voz retumb en el rido territorio. El sonido

    alcanz el Pico de Malys y reson persistente-. Somos los dragonesms poderosos, y nadie osa enfrentarse a nosotros.--Aplastamos toda oposicin -sise Beryl-. Dominamos la tierra...

    y a aquellos que viven en ella.--Nadie nos desafa -intervino Sable. Pas una zarpa por el

    charco de cido situado frente a ella, y fue dejando un reguero delquido que chisporrote y estall sobre el yermo suelo-. Nadie seatreve, porque nadie puede hacerlo.

    --Los pocos que lo intentan -aadi Escarcha- no tardan enmorir.

    Khellendros permaneci en silencio, escuchando lasbaladronadas de los seores supremos, y observ cmo Gellidus seretorca de modo casi imperceptible bajo el fuerte calor.

    --Sin embargo, nuestro poder no es nada -interrumpi Malys.Estir el cuello hacia el cielo para alzarse por encima de todos ellos,que escucharon su comentario con expresin sorprendida-. Nuestropoder no es nada comparado con lo que ser cuando Takhisis

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    regrese.--S, Takhisis va a regresar! -exclam Escarcha.--Pero cundo? -Era Sable quien preguntaba.--Antes de que termine el ao -respondi Malys. Baj la cabeza,

    asegurndose de que Khellendros mantena la suya aun ms baja.--Y cmo lo sabes? -La voz de Beryl rezumaba veneno-. Qu

    sabes t de los dioses?Las enormes fauces de Malys se torcieron hacia arriba en un

    remedo de sonrisa. Ferno abandon su posicin enroscada paraincorporarse, y perfor con la mirada al Dragn Verde que habaosado hacer tal pregunta.

    --Malys lo sabe -manifest Escarcha-. Malys nos explic cmoobtener poder, antes de la Purga de Dragones. Ella nos indic quenos apoderramos de territorios. Es gracias a ella que somos

    seores supremos. Si alguien de entre nosotros puede saber siTakhisis regresa, sa es Malystryx.

    --Yo soy seora suprema debido a mi propia ambicin y poder-replic la Verde ladeando la cabeza-. Qu poder posees t,Malystryx, que yo no posea? Qu poder te permite saber queTakhisis va a regresar?

    Malys contempl a la Verde en silencio durante unos instantes.--Tal vez renacimiento sera una expresin ms apropiada

    -ronrone la Roja.

    Khellendros permaneci en silencio; advirti que Escarcha yFerno se acercaban ms a la enorme Roja y que Sable contemplabacon suma atencin a Beryl.

    --Renacimiento? -sise la Verde.De los ollares de Malys surgieron diminutas llamaradas.--Es una nueva Takhisis la que aparecer en Krynn,

    Beryllinthranox. Esa Takhisis ser yo.--Es una blasfemia! -grit Beryl.--No existe blasfemia cuando no hay dioses -le replic con

    dureza la Roja.

    --Y, sin los dioses, no nos inclinamos ante nadie, no servimos anadie. -La Verde arque el lomo-. Somos nuestros propios amos...,los amos de Krynn. Slo los dioses son dignos de nuestro respeto. Yt, Malystryx, no eres ninguna diosa.

    --Tus dioses abandonaron este mundo. Incluso Takhisisdesapareci. -El aire se torn ms caliente a medida que Malyscontinuaba, y las llamaradas que surgan de sus ollares aumentaron

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    de tamao-. Como bien dices, Beryl, ahora somos los amos. Somoslos seres ms poderosos de Krynn... y yo soy la primera entrenosotros.

    --Eres poderosa, eso te lo concedo. Solo, ninguno de nosotrospodra enfrentarse a ti. Pero no eres una diosa.

    --No lo soy... todava--Ni nunca lo sers.--No, Beryl?Sable se aproxim ms a Escarcha. Los dos haban roto el

    crculo, formado una lnea junto a Malys y su lugarteniente, y todosmiraban a Beryl, que contemplaba a Khellendros por el rabillo de unojo entrecerrado.

    Beryl quiere saber de qu lado estoy -cavil Tormenta-. LaVerde reconoce mi fuerza y busca apoyo. Tambin aguarda Malys,

    que se ha pasado el tiempo formando alianzas con el Blanco y laNegra. Es ms lista y calculadora de lo que crea. Emparejada conlos otros, resulta invencible.

    Khellendros dirigi una mirada de soslayo a Beryl y luego fue aunirse a la hilera; se coloc junto a Ferno, con lo que empequeecial menudo dragn Rojo.

    --Ascender a la categora de diosa antes de que finalice el ao-sise Malys a la Verde-. Y los cielos y mis aliados sern mistestigos. De qu lado ests?

    Beryl clav las garras en la requemada tierra y contempl porunos instantes las innumerables grietas que haba aadido al suelo;luego inclin la cabeza para mirar a la Roja a los ojos.

    --Estoy de tu parte -anunci por fin.--En ese caso puedes seguir viviendo -repuso Malys.

    _____ 3 _____Un territorio siniestro

    --Aqu viva gente honrada -coment Rig, que se dej caerpesadamente sobre un tronco podrido de sauce y se dedic aaplastar los mosquitos que se arremolinaban alrededor de su rostro.Su oscura piel reluca empapada de sudor.

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    --Cmo lo sabes? -inquiri Jaspe.--Hace aos Shaon y yo pasamos aqu unos das. -Sonri

    melanclico al recordarlo e hizo un gesto con la mano para indicar elpequeo claro que haban elegido como lugar de acampada-. Aquhaba una ciudad, en las orillas del ro Toranth. Es gracioso. Norecuerdo el nombre del lugar, pero los habitantes eran bastanteamables, gente realmente trabajadora. Las provisiones eran baratas.La comida estaba caliente... y era buena. -Aspir con fuerza y dejescapar el aire despacio-. Shaon y yo pasamos una velada en losmuelles, que deban de estar ms o menos donde se ven esoscipreses. Haba un anciano; creo que pasaba por ser el encargadode las gabarras. Estuvimos hablando con l toda la noche y vimossalir el sol. Comparti con nosotros su jarra de cerveza Rosa Ptrea.Jams haba probado nada igual. Puede que jams lo vuelva a

    hacer.El marinero hizo una mueca de disgusto mientras paseaba la

    mirada por lo que quedaba del lugar. Haba restos de maderadesperdigados aqu y all, que sobresalan por debajo deredondeadas y frondosas matas y entre los resquicios de las tupidas

    juncias. Un letrero, tan descolorido que las nicas palabras legibleseran ostras coci..., estaba encajado en una blanquecina higueratrepadora.

    El pantano de Onysablet haba engullido la poblacin, como

    haba engullido todo lo dems hasta donde alcanzaba la vista. Partesde lo que haba sido Nuevo Mar se haban convertido en marismastaponadas, que se extendan hacia el norte. El agua estaba tan llenade vegetacin que pareca una planicie aceitunada, y en muchoslugares resultaba casi imposible saber dnde terminaba la tierra yempezaba el agua.

    Varios das antes Silvara y Alba haban depositado a los viajerosen las orillas de Nueva Cinaga, tras volar sobre la parte navegablede Nuevo Mar. Aunque el viaje haba sido angustioso, el marinerodese que los dragones los hubieran transportado ms al interior;

    pero el Plateado y el Dorado no deseaban invadir el reino de Sable.As pues, Silvara y Alba haban partido para conducir a Gilthanas y aUlin a la Torre de Wayreth. Rig esperaba que los dos hechicerospudieran unir su ingenio con el de Palin para descubrir el paraderode Dhamon.

    --Estoy hambriento. -Jaspe se sent junto al marinero y depositcon sumo cuidado una bolsa de piel entre sus piernas. La bolsa

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    contena el Puo de E'li, que l se haba ofrecido a cuidar. El enanosegua resintindose del costado y respiraba con dificultad. Dio unaspalmadas sobre su estmago y dedic a Rig una dbil sonrisa; luegoapart de un manotazo un insecto negro del tamao de un pulgarque se estaba aproximando demasiado. Con un dedo gordezueloseal lo que poda distinguir del sol a travs de resquicios entre lostroncos de los rboles-. Se acerca la hora de cenar.

    --No tardars en llenar la panza -respondi Rig-. Feril ya nopuede tardar en regresar. Y espero que esta vez traiga algo que nosea un lagarto rechoncho. Odio la carne de lagarto.

    El enano lanz una risita al tiempo que volva a palmearse elestmago.

    --Groller y Furia fueron con ella. A lo mejor el lobo espantar unjabal. Groller adora el cerdo asado, y yo tambin.

    --No deberais ser tan exigentes, Rig Mer-Krel y maese Fireforge-les grit Fiona-. Deberais agradecer cualquier clase de carnefresca. -La Dama de Solamnia estaba atareada examinando losrestos ms intactos de la ciudad. Apart las hojas de un enormearbusto, levant del suelo un respaldo de silla medio podrido ysacudi la cabeza; luego recogi una mueca mohosa, contemplsus ojos inexpresivos, y la volvi a depositar con cuidado sobre elsuelo.

    El rostro y los brazos de Fiona resplandecan por causa del

    sudor. Los rojos rizos estaban pegados a la amplia frente, y el restose lo sujetaba en lo alto de la cabeza con una peineta de marfil quele haba prestado Usha. El da anterior se haba sacado las corazasde brazos y piernas al igual que el casco, y lo arrastraba todoconsigo dentro de un saco de tela, pues, aunque resultabanvoluminosos y pesados, se negaba a desprenderse de ellos.Tampoco consenta en rendirse por completo al calor y quitarse elpeto de plata con su emblema de la Orden de la Corona.

    --Incluso el lagarto es ms nutritivo que las raciones habituales-coment-. Debemos conservar las fuerzas.

    --En lo que a m respecta, las raciones resultan algo mssabrosas -mascull Rig casi para s-, aunque no demasiado. Lagarto.Puaff. -Mantuvo la mirada fija en la solmnica mientras sta seguarevolviendo cosas, alejndose cada vez ms de ellos-. A propsito,es slo Rig, recuerdas?

    --Y Jaspe -aadi el enano-. Nadie me llama maese Fireforge.Ni siquiera creo que nadie llamara as a mi to Flint.

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    Fiona les dedic una mirada por encima del hombro, sonri yreanud su registro.

    --Rebusca todo lo que quieras, pero no vas a encontrar nadaque valga la pena -le indic Rig-. Cuando el Dragn Negro se instalaqu, casi toda la gente sensata cogi lo que pudo, sus hijos, lascosas de valor, los recuerdos, y se march.

    --Me limito a mirar mientras esperamos la cena. He de haceralgo, no me puedo quedar sentada sin ms.

    --Te gusta, verdad? -Jaspe gui un ojo a Rig, manteniendo lavoz queda-. La has estado vigilando como un halcn desdeSchallsea.

    El marinero lanz un gruido por respuesta.--Mmm, aqu hay algo -anunci Fiona-. Algo slido bajo este

    barro.

    --Tiene agallas. -El enano dio un codazo a su compaero-. Esbella para ser humana, educada, y valiente tambin, segn Ulin. Dijoque no huy cuando Escarcha los atac en Ergoth del Sur, que semantuvo firme y dispuesta a combatir, a pesar de que pareca que notenan escapatoria. Sabe cmo manejar esa espada que acarrea y...

    --Y pertenece a una orden de caballera -lo interrumpi Rig enun tono de voz tan bajo que el enano tuvo que hacer un granesfuerzo por or-. Dhamon era un caballero, mejor dicho, es uncaballero de Takhisis. Estoy harto de caballeros. Toda esa chchara

    suya sobre el honor. No es ms que palabrera superficial.--Apuesto a que no hay nada superficial en ella.--Mirad esto! -Fiona tena los brazos hundidos hasta los codos

    en el lodo y tiraba de un pequeo cofre de madera, que el suelo soltfinalmente de mala gana con un sonoro chasquido. La mujer sonrisatisfecha y lo levant para que lo vieran. Una nube de mosquitos seform de inmediato a su alrededor.

    Fiona apart a los insectos a manotazos y transport el arcahasta donde se encontraban Rig y Jaspe. Rodeado por una bandade delgado hierro y con un diminuto candado colgando en la parte

    delantera, el cofre estaba muy oxidado y cubierto de limo.Jaspe arrug la nariz, pero Rig se sinti inmediatamente

    interesado.Fiona lo deposit en el suelo frente a ellos, se arrodill y sac la

    espada.--Necesitar un bao despus de esto -anunci, mientras el lodo

    resbalaba desde sus brazos y dedos a la empuadura del arma.

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    Hinc la punta en el cierre, que cedi rpidamente.Rig fue a coger el cofre, pero ella lo detuvo con una sonrisa

    irnica.--Las damas primero. Adems, fui yo quien se tom la molestia

    de desenterrarlo. Espero que haya un libro o documentos en suinterior, algo que pueda decirnos ms sobre los habitantes de estelugar. A lo mejor alguna informacin sobre el dragn. -Alz concuidado la tapa y arrug el entrecejo. El agua salobre se habafiltrado en el interior, llenndolo hasta el borde, y haba estropeado elforro de terciopelo. Escurri el agua y solt un profundo suspiro altiempo que extraa una larga sarta de grandes perlas. Con unamueca de disgusto volvi a dejar caer el collar en la caja, dondedescansaban tambin un brazalete y unos pendientes a juego.

    --Cuidado! Eso es valioso! -advirti Rig.

    --Las riquezas nunca me interesaron demasiado, Rig Mer-Krel-respondi Fiona con un encogimiento de hombros-. Todas lasmonedas que obtena las entregaba a la Orden.

    --En ese caso yo cuidar de todo eso -indic el marinero,mientras agarraba rpidamente las perlas-. Lo ms probable es quenecesitemos dinero..., ms del que tenemos, antes de que esto hayaterminado. Ropas. Llevamos puesto todo lo que tenemos, y no van adurar eternamente.

    --Comida -manifest el enano.

    --Habr que alquilar un barco para llegar a Dimernesti...,siempre que consigamos averiguar dnde est Dimernesti -continuRig.

    --Y eso siempre y cuando logremos atravesar esta cinaga-aadi Jaspe al tiempo que levantaba la vista hacia los gigantescosrboles cubiertos de moho y enredaderas-. Y en el supuesto de queel Dragn Negro no nos encuentre y...

    --Quisiera saber si hay ms tesoros -reflexion en voz alta elmarinero mientras se levantaba del tronco e introduca las perlas enel bolsillo de sus pantalones-. Aunque no hay forma de asegurarlo a

    menos que busquemos. Creo que voy a cavar un poco tambin yo.Todava no ha llegado la cena. -Se quit la camisa y la coloc en larama ms baja de un laurel de hojas palmceas; luego apoy suespada en el tronco y empez a cavar en el lodo cerca del lugardonde Fiona haba encontrado el cofre-. No quieres unirte anosotros, Jaspe?

    El enano mene la cabeza negativamente y contempl el interior

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    del saco, la mirada fija en el Puo de E'li.--Quisiera saber cunto tardar an Feril en regresar -dijo.

    La kalanesti aspir con fuerza, inhalando los embriagadoresaromas de la cinaga mientras se alejaba del lugar donde habadejado a Rig, Jaspe y Fiona. Andaba con los pies desnudos -gilcomo un felino- por entre el espeso follaje, sin tropezar una sola vezcon las gruesas races ni hacer que las hojas susurraran,detenindose nicamente para oler una enorme orqudea ocontemplar un insecto perezoso. La corta tnica de piel,confeccionada a partir de una prenda que Ulin le haba cedido, nodificultaba sus movimientos.

    El semiogro, que la segua a pocos metros de distancia, captaba

    tambin los aromas, aunque no los apreciaba del mismo modo; nitampoco le gustaban las ramas que intentaban enganchar sus largoscabellos castaos y araar su ancho rostro.

    Privado del odo, Groller saba que sus otros sentidos eranmucho ms agudos. Vegetacin putrefacta, tierra hmeda, elempalagoso perfume de las flores de color rojo oscuro de laspacanas acuticas, el dulce aroma de las pequeas flores blancasque pendan de los velos de las lianas; lo perciba todo. Haba unanimal muerto no muy lejos: el acre olor de su carne en

    descomposicin resultaba inconfundible.No poda oler las serpientes enrolladas como cintas a las ramasbajas de casi todos los rboles, ni los pequeos lagartos de colaancha y las musaraas que correteaban por el empapado suelo, yaque sus olores quedaban anulados por la marga; pero s ola a Furia,su leal camarada lobo. El rojo lobo lo segua a poca distancia, lasorejas muy erguidas y la cabeza girando de un lado a otro, jadeantepor culpa del calor. El animal escuchaba, igual que escuchaba Feril,como no poda hacer el semiogro.

    Groller se pregunt qu sonidos poblaran este lugar. Intent

    imaginar los sonidos de aves e insectos. Los recordaba de tiempospasados, pero el recuerdo era escurridizo. Quiz ms tarde podrapedir a Feril que le describiera los sonidos del bosque.

    La elfa estaba totalmente inmersa en ese lugar, se dijo Groller. Yhablaba con la mayora de las serpientes y lagartos junto a los quepasaba, todos ellos demasiado pequeos para servir de cena. Elsemiogro sospechaba que la muchacha se enfrascaba en la cinaga

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    para as conseguir olvidar lo que le haba sucedido a Goldmoon amanos de Dhamon Fierolobo. Groller saba que se senta triste,confusa y fuera de su elemento excepto en lugares como ste,lugares selvticos. Aqu se encontraba ms relajada, aparentementems dichosa. Durante cunto tiempo seguira siendo un miembrodel grupo?, se pregunt. Cunto tiempo tardara en decidirse aabandonar su quejumbroso grupo por un bosque atrayente?

    Cuando haba estado cazando con ella dos das antes, no sehaban alejado tanto de los otros ni entretenido tanto, y ella no habacharlado con tantos animales, distrayndose cada vez ms mientrashablaba con aves y ranas. En cierto modo la muchacha se sentams feliz, y el semiogro lo saba, pero su comportamiento lepreocupaba.

    Es hora de concentrarse en la comida, decidi. Si Feril estaba

    demasiado absorta, l tendra que hacer recaer en sus anchasespaldas la tarea y permitir que ella se evadiera con sus ensueosdurante un rato. El semiogro haba estado recogiendo montones delas frutas moradas grandes como puos que crecan en abundanciaen los gigantescos laureles. Las frutas eran dulces y jugosas, muyolorosas, y tena intencin de recoger suficientes para esa noche ypara el desayuno del da siguiente. Se podan comer sin problemas,pues haba visto cmo los diminutos monos las mordisqueaban.Groller introdujo una en su boca y dej que el zumo goteara por su

    garganta y le rezumara por los labios. La fruta servira si no podaencontrar carne. Baj la mirada al suelo, en busca de huellas, huellasde pezuas a poder ser. Haban detectado un ciervo algo antes, peroestaba demasiado lejos y se haba alejado con demasiada rapidez.Un ciervo resultara delicioso... si poda matar uno antes de que lakalanesti decidiera hacerse su amiga; se negaba a matar a ningnanimal con el que hubiera trabado conversacin.

    Delante de l, Feril se detuvo. Groller levant la vista y vio queestudiaba a una inmensa boa constrictora. Se haba puesto depuntillas, nariz con nariz con la serpiente, cuya longitud exacta

    quedaba oculta por las ramas de la pecana acutica a la que estabaenroscada. La serpiente era verde oscuro, del color de las hojas, y sudorso estaba salpicado de rombos marrones.

    --Feril, cui... dado! Ser... piente muy grande. -El lobo se colocjunto a Groller y se restreg contra su pierna a la vez que grua endireccin al reptil. El semiogro estir el brazo para coger la cabillaque llevaba al cinto y la solt del cinturn con dedos manchados de

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    fruta-. Ssser... piente ser cena. -Dio unos pasos al frente y alz elarma; entonces vio que los labios de Feril se movan y que laserpiente agitaba la lengua en direccin a la joven, y se relaj unpoco, apretando los labios-. T ha... blando con ssser... piente-sigui-. Eso sig... nifica que ser... piente no para cenar. Bien. Nogus... ta carne de ser... piente.

    Ella asinti y le indic con la mano que se alejara.Groller supuso que la serpiente le estaba respondiendo.

    Observ durante un rato y, cuando vio que Feril sonrea y cerraba losojos, mientras la lengua de la serpiente saltaba al frente paraacariciarle la nariz, volvi a guardar su arma.

    --Feril no dejar matar ser... piente para cenar -explic a Furia-.Feril tie... ne otro ami... go. Bueno. Real... mente quiero ciervo. -Sealej para reanudar su bsqueda de huellas de pezuas.

    --Gran serpiente -sise Feril en voz baja-, debes de ser muyvieja para ser tan grande. Anciana y muy sabia.

    --No soy tan vieja -respondi ella con siseos que la kalanestitradujo mentalmente en palabras-. No ms vieja que la cinaga. Peromucho ms sabia que ella.

    Feril alz una mano y pas las puntas de los dedos por lacabeza de la serpiente. Sus escamas eran suaves, y sus dedos sequedaron un buen rato all, disfrutando de la voluptuosa sensacin.El reptil agit la lengua y clav la mirada en sus ojos centelleantes.

    --Esto no fue siempre una cinaga -sise la elfa-. Mis amigosdijeron que esto fue una inmensa llanura. Haba gente que viva enpoblados en esta zona.

    --Yo nac en la cinaga. -La serpiente baj aun ms la cabeza-.Pertenezco a este lugar. No conozco ningn otro. No conozco aninguna otra gente, aparte de ti.

    La kalanesti sostuvo las manos abiertas frente al rostro e hizoseas con los dedos a la serpiente para que se acercara, y stadescendi hasta apoyar la cabeza en sus palmas. Era una cabezapesada y ancha, y la joven le acarici la mandbula con los pulgares.

    --Soy de un territorio cubierto de hielo -explic Feril a la enormeserpiente-. Muy fro. Una tierra alterada por el Dragn Blanco. Es unlugar hermoso a su manera, pero no tan hermoso como ste.

    --Un dragn hembra gobierna este pantano -sise el reptil-. Lacinaga le sirve. La cinaga es... hermosa.

    --Y t? Le sirves?--Ella cre el pantano. Ella me cre. Soy suya, igual que lo es

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    este sitio.La kalanesti volvi a cerrar los ojos, se concentr en el contacto

    de la serpiente en sus manos, y centr sus pensamientos hasta quelas flexibles escamas ocuparon sus sentidos.

    --Quiero ver cmo cre esta cinaga -dijo, abriendo finalmentelos ojos y devolviendo la mirada de la serpiente-. Me lo mostrars,poderosa criatura? Me mostrars lo que puedas?

    La boa chasque la lengua e hizo descender ms partes de sucuerpo, un grueso cordn de carne escamosa, hasta la rama msbaja. Ms de seis metros de largo, calcul la elfa, y empez atararear una vieja cancin elfa, las notas suaves y veloces como elmurmullo de un arroyo. A medida que la meloda se tornaba mscompleja, Feril dej que sus sentidos descendieran por sus brazoshasta sus dedos, dej que los sentidos se introdujeran en la

    serpiente y fluyeran por su cuerpo como la multitud de escamasflexibles que lo cubran. En un instante se encontr mirndose a smisma a travs de los ojos del animal, contemplando los tatuajes desu moreno rostro; la arrollada hoja de roble que simbolizaba el otoo,el rayo rojo que le cruzaba la frente y representaba la velocidad delos lobos con los que haba corrido en una ocasin. Luego la miradade la serpiente se desvi, y mir ms all de su figura hasta clavarlos ojos en las anchas hojas de un enorme gomero.

    El color verde llen su visin. Era un color arrollador, hipntico.

    Retuvo toda su atencin y luego se fundi como la mantequilla paramostrar un manto negro. La negrura se fue solidificando, empez arespirar, se torn escamosa como la serpiente.

    --El dragn -se oy susurrar.--Onysablet -respondi la serpiente-. El dragn se llama a s

    misma Onysablet, la Oscuridad.--La Oscuridad -repiti ella.Las tinieblas se encogieron, pero slo apenas, de modo que

    consigui nicamente vislumbrar las facciones del dragnenmarcadas por el suave verde de lo que en una ocasin haban

    sido llanuras. Los aromas no eran tan fuertes y vivos, la zona no eratan agradablemente hmeda, y le record el territorio en el que sehaba criado.

    --Mi hogar -murmur.--Este pantano podra ser tu hogar -dijo la serpiente.La ilusin con la forma del Dragn Negro cerr los ojos, y el

    verde plido de las llanuras que rodeaban a la seora suprema se

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    oscureci. Feril percibi cmo el dragn se funda con el territorio,dominndolo, persuadindolo, nutrindolo como un progenitor seocupa del desarrollo de su hijo. Crecieron rboles alrededor de lafigura de Sable, que avanzaron como una avalancha de agua paracubrir poblaciones y tierras de labor. Los cambios ahuyentaron a loshumanos que insensatamente creyeron poder seguir viviendo en sushogares. Las bestias de las llanuras empezaron a reclamar suterritorio, pues ahora ya no teman a las gentes que antiguamente lashaban cazado, gentes que eran perseguidas ahora por el dragn ysus secuaces.

    Los sauces que haban salpicado las llanuras sobrevivieron,aunque ahora adquirieron proporciones gigantescas; las racescrecieron y su tamao engull a abedules y olmos que antes crecanen pequeos bosquecillos, y las copas formaron un espeso dosel

    que se convirti en el sustento de diversas aves. Las puntas de lashojas en forma de paraguas de los sauces besaban el agua que seacumulaba en el suelo. La mirada de Feril sigui el agua, que lacondujo a lodazales, depresiones y afloramientos de piedra caliza.

    Por todas partes brotaban retoos y se convertan en rbolesaltsimos en cuestin de pocos aos. Gigantes que se elevaban msde treinta metros hacia el cielo, que deberan haber sido rbolescentenarios, pero que no tenan ms de una dcada de existencia. Yel suelo, incluso las zonas altas cubiertas antiguamente por gruesos

    pastos, se cubri rpidamente de helechos, zarzaparrillas y palmitos.En la visin de la kalanesti la tierra sigui adquiriendo mshumedad. Turbios estanques se convirtieron en pantanos ftidos, elro se torn ms lento y lo obstruyeron las enredaderas y las hierbas.Los caimanes ocuparon sus orillas, y la baha de Nuevo Mar, antesde un azul cristalino y seductor, adquiri un brillo verde grisceo.Luego el brillo se oscureci y llen de musgo, y del fondo de la bahase alzaron plantas que se abrieron paso a travs del tapiz que cubrala superficie.

    Ya no quedaba el menor rastro de gran parte de la mitad oriental

    de Nuevo Mar; todo lo que haba era este extenso pantano, estaextraordinaria cinaga, calurosa, primordial y atractiva para lakalanesti. sta dej que sus sentidos se escaparan aun ms de sucuerpo, para embriagarse con este lugar y la visin de su existencia.Slo durante un rato, se dijo.

    Nubes de insectos se reunan y bailoteaban sobre oscuroslodazales malolientes. De las aguas surgan las figuras reptantes de

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    serpientes, pequeas al principio, pero que crecan a medida que searrastraban lejos del lodazal. Garcetas, zarapitos y garzas volaban aras de la superficie, ms grandes y hermosos de lo que Feril habaesperado. Ranas grillo y tortugas de cenagal se reunan en la orilla,para alimentarse de los insectos y seguir creciendo. La magia deldragn hembra, que era la magia del territorio, los mejoraba, losalimentaba, los adoptaba. Adoptaba a Feril. El pantano la envolvacomo los brazos de una madre consolaran a un nio pequeo.

    --El pantano podra ser mi hogar -se escuch susurrar-. Elhermoso pantano..., el pantano. -Le costaba articular las palabras-.Slo durante un tiempo. -Respirar era ms difcil. Tena el pechotenso y sus sentidos se embotaban. No le import; empezaba afundirse con el lugar.

    --Feril! -La palabra se inmiscuy en su mundo perfecto-. Feril!

    Groller asestaba frenticos zarpazos a la serpiente, que habadescendido del rbol para arrollarse alrededor de la kalanesti. Elsemiogro se maldijo por ser sordo y no haber odo lo que suceda,por no haber estado ms alerta, por pensar que a la elfa no lesuceda nada. Se haba alejado, siguiendo unas huellas de ciervo, yfue Furia quien, mordisquendole los talones, le advirti de lo que lesuceda a Feril.

    La elfa no se resista a la serpiente. En lugar de ello yaca en elsuelo, inerte bajo el apretn cada vez ms fuerte del reptil. La cola

    del animal estaba arrollada en la garganta de la joven, y las enormesmanos de Groller tiraron de un anillo tan grueso que apenas si podarodearlo por completo con los dedos. Pero la serpiente era unmsculo gigantesco, ms fuerte que el frentico semiogro y decididaa aplastar a la elfa.

    Furia grua y ladraba sin parar, hundiendo los dientes en lacarne del reptil; pero ste era tan grande que el lobo no conseguaproducirle heridas de importancia.

    Groller sac la cabilla del cinturn y empez a golpear a laserpiente, lo ms cerca posible de la cabeza de la criatura, donde

    Furia continuaba con su ataque. La serpiente alz la cabeza y mostruna hilera de dientes seos. Groller levant la cabilla y la dej caercon fuerza entre los ojos del reptil, y luego sigui golpeando una yotra vez, sin prestar atencin a los siseos de su adversario, a losgruidos del lobo, incapaz de or cmo el crneo de la boa se parta.

    El brazo del semiogro suba y bajaba, golpeando a la criaturahasta mucho despus de muerta. Agotado, Groller solt la cabilla y

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    cay de rodillas; luego empez a liberar a Feril al tiempo que rezaba:--Feril, pon bien. Por fa... vor. -Las palabras eran nasales y

    farfulladas-. Feril, vive.Los ojos de la muchacha se abrieron con un parpadeo. Groller la

    levant del suelo sin el menor esfuerzo y se la llev lejos de laserpiente muerta.

    --Feril, pon bien -sigui repitiendo el semiogro-. Feril, pon bien.Ella fij los ojos en el rostro de Groller, en su ceo fruncido, y,

    sacudiendo la cabeza para despejarla, devolvi sus pensamientos aun mundo del que Goldmoon y Shaon estaban ausentes, un mundoque haba corrompido a Dhamon Fierolobo. Baj la barbilla hacia elpecho y seal el suelo.

    --Estoy bien, Groller -dijo, a pesar de saber que l no poda orla.El semiogro la solt, pero la sostuvo por los brazos hasta estar

    seguro de que poda tenerse en pie. Furia se restreg contra supierna con el hmedo hocico, y de algn modo le transmiti nuevasfuerzas. Feril volvi a levantar la vista y, al encontrarse con la miradapreocupada de Groller, se llev el pulgar al pecho y extendi losdedos todo lo que pudo; los agit y sonri. Era el signo para indicarque todo iba bien. Pero ella no se senta bien. El pecho le arda, lascostillas le dolan, y la sensacin de dicha que haba encontrado enese lugar haba desaparecido.

    Groller seal el abultado saco que descansaba cerca del

    cadver de la serpiente.--Ten... go cena -dijo-. Car... ne. Fruta. Ser... piente. No mscaza hoy. No ms char...la con ser... pientes.

    En un principio Jaspe se sinti desilusionado con la comida,pero descubri que la fruta le gustaba y que la inmensa boa era mssabrosa que el lagarto. Tras devorar lo suficiente para llenar suestmago, se recost en un tronco para contemplar la puesta de sol,y escuch el relato de Feril sobre la cinaga, sobre cmo la haba

    visto nacer.El ambiente se llen con las preguntas de Rig, el lenguaje por

    seas de Groller imitando el combate con la serpiente, y lasrespuestas de Feril sobre lo que le haba sucedido. Fiona se dedic aconservar la piel de la serpiente, que poda convertirse en cinturonesde primera calidad.

    El enano introdujo la mano en el interior del saco de piel y dej

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    que toda la barahnda de sonidos retrocediera a un segundo plano.Sus dedos apartaron a un lado la hebilla de cinturn de marfil queRig haba hallado en el barro y se cerraron sobre el mango del cetro.Lo sac a la cada vez ms dbil luz y admir las joyas quesalpicaban la esfera en forma de mazo. Sinti un hormigueo en losdedos.

    _____ 4 _____Pensamientos robados

    --EI Puo de E'li -musit Usha.

    La mujer paseaba arriba y abajo del vestbulo, pasando junto ala puerta cerrada que conduca al estudio de los hechiceros. Con unprofundo suspiro se detuvo finalmente ante un cuadro, uno con unsauce blanco que haba terminado haca casi dos dcadas. Palinestaba sentado bajo el rbol, con un Ulin muy joven entre las rodillas.Los dedos de Usha recorrieron los gruesos remolinos de pintura deltronco y descendieron para acariciar el rostro de Palin; luego seelevaron para rozar las hojas colgantes que lo resguardaban.

    Existan rboles como se en la isla de los irdas, y ms an en

    el bosque qualinesti, aunque aquellos sauces blancos eran muchoms grandes. Los haba visto durante su estancia con los elfos,cuando Palin, Feril y Jaspe haban ido en busca del Puo. Seencontraban ahora Feril y Jaspe en un lugar parecido, un bosquecubierto de vegetacin corrompido por un dragn?

    Cerr los ojos e intent, una vez ms, recordar. Los qualinestis.El bosque. El Puo de E'li.

    Recordar.Usha contempl cmo Palin parta, cmo el bosque lo engulla a

    l, a la kalanesti y al enano; la vegetacin llen su campo visual y la

    hizo sentir repentinamente vaca y aislada, atemorizada en ciertomodo. Durante unos instantes todo lo que escuch fue su propiarespiracin inquieta. Sinti en los odos el tamborilear del corazn, yoy el suave rumor de las hojas agitadas por la brisa.

    Entonces los pjaros de los altos sauces reanudaron sus cantos,y el murmullo de ardillas listadas y ardillas corrientes lleg hasta ella.Se recost contra el grueso tronco de un nogal y se dej invadir por

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    los innumerables sonidos del bosque tropical, mientras intentabarelajarse. Si las circunstancias hubieran sido diferentes, o si suesposo hubiera estado con ella, podra haber disfrutado de lo que larodeaba o como mnimo lo habra apreciado y aceptado. Pero, tal ycomo estaban las cosas, no poda evitar sentirse incmoda, unaintrusa desconfiada en los bosques elfos; no poda evitarsobresaltarse interiormente cada vez que escuchaba el chasquido deuna rama.

    Usha aspir con fuerza, haciendo acopio de valor, y se rega as misma por sentirse nerviosa. Elev una silenciosa plegaria a losdioses ausentes para que su esposo tuviera xito y regresara a sulado sano y salvo, y or tambin para que encontrara el antiguocetro, para que tambin ella estuviera a salvo, y los elfoscomprendieran que ella y Palin eran quienes decan ser.

    Usha no se senta tan segura de s misma como habaaparentado al ofrecerse para quedarse all. No estaba segura de quePalin encontrara lo que buscaba durante el breve espacio de tiempode unas pocas semanas que le haban concedido los elfos; nitampoco estaba muy segura de que el cetro existiera. Al fin y al cabo,podra tratarse tan slo de un producto de la imaginacin de unanciano senil.

    Pero s haba algo de lo que estaba segura: no estaba sola. Loselfos que los haban detenido a ella y a Palin, y que no crean que

    ellos fueran realmente los Majere, seguan estando cerca.A pesar de que sus capturadores haban abandonado el claro almarcharse Palin, segua sintiendo sus ojos fijos en ella, y un curiosohormigueo por todo el cuerpo le deca que estaban vigilndola. Ushaimagin a los once arqueros con sus flechas apuntando hacia ella, eintent parecer serena e indiferente, decidida a no darles lasatisfaccin de saber que la haban acobardado. Aplac el temblorde sus dedos, clav la mirada al frente, y ni pestae cuando deimproviso escuch una voz a su espalda.

    --Usha... -El nombre son como una breve rfaga de aire. Era la

    voz de la elfa, la cabecilla del grupo elfo-. Dices llamarte UshaMajere. -El tono era sarcstico y pareca un insulto-. La autnticaUsha Majere no violara nuestros bosques. -La elfa penetr sin hacerruido en el claro, pasando junto a la mujer, y los matorrales seagitaron ligeramente ante las dos, insinuando la presencia de losonce arqueros.

    --Quin eres? -inquiri Usha.

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    --Tu anfitriona.--Cmo te llamas?--Los nombres otorgan una leve sensacin de poder, Usha

    Majere. No te conceder poder sobre m. Crea un nombre para m,si crees que necesitas uno. Al parecer, los humanos necesitan poneretiquetas a todo y a todos.

    --En ese caso me limitar a no llamarte -repuso ella con unsuspiro-. Simplemente te considerar mi anfitriona, como deseas,nada ms. No habr intimidad, ningn indicio de amistad. Eso,supongo, tambin es una demostracin de poder.

    --Eres valiente, Usha Majere, quienquiera que realmenteseas. -La elfa esboz una sonrisa-. Eso te lo concedo. Te enfrentas am. Te quedaste atrs mientras tu querido esposo se encamina asu perdicin. Pero tambin eres estpida, humana, pues existen

    muchas probabilidades de que jams regrese, y entonces me verobligada a decidir qu hacer contigo. No puedes quedarte connosotros. De modo que qu tendr que hacer contigo? Dejar quecaigas en manos del dragn, quiz?

    --Palin tendr xito, y regresar. -Usha sigui mirando al frente-.Es quien afirma ser, igual que yo soy quien digo ser. Palin Majereencontrar el cetro.

    --El Puo de E'li -respondi la elfa-. Si no es Palin Majere, ytiene xito, le arrebataremos el Puo.

    As que por eso lo dejasteis marchar -se dijo Usha-, para queos consiguiera el Puo.--Es Palin -repiti en voz alta-. Y lo conseguir.Entonces, justo enfrente, cerca de un espigado helecho de

    anchas hojas, Usha distingui parte de una cara, una orejapuntiaguda que describa una suave curva. Despus de todo loselfos no eran tan invisibles, pens con aire satisfecho; pero luegofrunci los labios. Los ojos del arquero se haban encontrado con lossuyos. Tal vez deseaba ser visto, como una especie de amenazaimplcita.

    --Lo conseguir? -repiti como un loro la elfa-. Difcilmente.-Avanz unos pasos dejando atrs a Usha y luego gir para mirarlaal rostro; los ojos verdes taladraron los dorados ojos de la mujer-.Docenas de mis hombres han averiguado lo insensato que esacercarse a la vieja torre donde se encuentra el cetro. Cmopodran tres... un enano, una kalanesti y un humano... triunfar dondedocenas de otros han fracasado?

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    --Palin es...--Qu? Diferente? Poderoso? Si realmente es Palin, es el

    hechicero ms poderoso de Krynn, segn se dice. Pero Palin Majereno ira acompaado de un puado de desharrapados, creo yo, y noexplorara estos bosques. De modo que quin es en realidad? Yquin eres t? -Los ojos de la elfa siguieron inmviles,hipnotizadores, sarcsticos. Usha no consegua apartar la mirada.

    --Es realmente Palin! Es el hechicero ms poderoso de Krynn,tal y como cuentan las historias.

    --As que tu Palin tiene poderes mgicos? Y yo tampococarezco de magia propia, Usha Majere. Mi magia me dir quineres en realidad y qu quieren realmente tus amigos de este bosque.Tu mente revelar la verdad.

    Usha percibi una sensacin, un tirn persistente que su mente

    capt. Sacudi la cabeza, en un intento de eliminar la sensacin,pero en lugar de ello el tirn aument de intensidad; un hormigueo seapoder de sus extremidades, y sinti unas fuertes punzadas en lacabeza. Aun as, sus ojos siguieron abiertos y fijos en los de la elfa,como si un rayo de energa discurriera entre ellos.

    --Dime, Usha Majere -dijo la elfa con una risita ahogada-. Sieres quien dices ser, hblame del Abismo donde Palin combati aCaos. T conocers la autntica historia. La autntica Usha estuvoall.

    Usha lade la cabeza y sinti cmo el tirn aumentaba deintensidad.--Estbamos en el Abismo, Palin y yo. All haba dragones.

    Caos. -El hormigueo de las piernas se transform en un dolordesagradable y tuvo una visin de la caverna del Abismo, en la querevivi el calor y oli la muerte-. La guerra...

    --Slo una parte de la guerra, humana. El Abismo fue slo unaparte de ella. Por todo Ansalon los elfos lucharon y murieron en laguerra. Igual que hicieron kenders, enanos y otros muchos. Murierondragones, Dragones del Mal desde luego, pero tambin Dragones

    del Bien. Ms Dragones del Bien que del Mal, dijeron. Ms seresbuenos que malvados tomaron parte en la batalla; pero ninguno delos dragones o caballeros que combatieron en el Abismo sobrevivi.-La elfa hizo una pausa-. Ni siquiera se lo ha visto a Raistlin Majeredesde la batalla del Abismo -dijo por fin-. Nadie sobrevivi a esecombate, segn dicen, excepto Usha y Palin Majere.

    --Hubo muchas muertes en el Abismo por culpa de Caos. Era

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    inmenso, un gigante que apartaba a manotazos a los dragones ypisoteaba ejrcitos.

    --El llamado Padre de Todo y de Nada? -La voz de la elfa erams dulce, con un atisbo de compasin ahora-. Pero por qu noperecisteis en el Abismo, Usha?

    --No s por qu se nos indult, por qu viv. Esperaba morir. Nos cmo escapamos. La muerte, los dragones... No s...

    --La guerra de Caos trastorn el equilibrio de poder en todoAnsalon. Los seores supremos dragones que controlan ahoranuestro mundo no se habran vuelto tan poderosos, creo, si losDragones del Bien que combatieron en el Abismo hubieran vivido, sial menos algunos hubieran vivido, para enfrentarse a ellos. Tal vez laPurga de Dragones no habra tenido lugar y la Muerte Verde no loabarcara todo de este modo. Haba Dragones de Bronce en este

    bosque, y tambin Dragones de Cobre, pero lucharon en la guerra ymurieron. Y, sin ellos protegiendo el bosque, no haba nada quepudiera detener a Beryl.

    La voz de la elfa sonaba ms fuerte ahora. Resonaba en elclaro, dura y amarga.

    --No estoy segura de por qu la Muerte Verde se instal en esteterritorio, cambi el bosque, esclaviz a mi pueblo, nos mat como sifuramos ganado. Hombres asesinados frente a sus familias, niossecuestrados y liquidados. No s por qu Beryl empez a asesinar

    elfos y a utilizar la poca magia que flua por las venas de mi gentepara crear objetos mgicos. No me importa el motivo... ya no. Pero sme importa el que ella siga aqu y que cada da mi gente y yotengamos que preguntarnos una y otra vez si viviremos para ver otroamanecer.

    --Palin ha ayudado a tu pueblo -replic Usha-. Ayud a salvar alos qualinestis. De no haber sido por l, Beryl habra sacrificado amuchos, muchos ms elfos. Arriesg su vida en el Abismo, laarriesg por todo Krynn. La arriesga ahora. Sin duda debes de teneralgo de fe. Sin duda has averiguado suficientes cosas a partir de mis

    recuerdos para comprender...La elfa se acerc tanto que Usha pudo oler el dulzor de su

    aliento, como lluvia recin cada sobre las hojas primaverales.--Claro que creo que es Palin, como ahora creo que t eres su

    esposa, Usha. Las historias revelan mucho sobre tu esposo. Pero spoco de ti. Eres una desconocida. Quin eres? Cmo te uniste aPalin Majere? Y cmo conseguiste sobrevivir al Abismo? -Los ojos

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    de la elfa parecieron agrandarse, aduladores, implorantes,extrayendo nuevos recuerdos de la mente de Usha.

    Con un parpadeo de los ojos de la qualinesti, la mujer seencontr reviviendo su pasado. La visin del Abismo desapareci, elbosque qualinesti se desvaneci, y aparecieron rboles diferentes:pinos y altsimos abedules, roble pinos y rboles de verano. Bajo lospies de Usha y de la elfa apareci una alfombra de arena, y un aguaazul celeste fue a lamer la arena a pocos metros de ellos.

    --Mi hogar -musit la esposa de Palin. A lo lejos, por entre lashileras de abedules, distingui las sencillas viviendas de los irdas-.No! -Luch por apartar la imagen. Los irdas de la isla, aunqueextinguidos ahora, se haban esforzado mucho por ocultar supresencia al resto de Krynn-. ste es un lugar secreto -escupi a laelfa-, no tienes derecho a invadirlo.

    --Vosotros os habis introducido en nuestro bosque, y eso meda derecho a indagar en ti -fue la respuesta que recibi-.Concntrate, Usha. Mustrame ms cosas.

    Como si fuera un observador imparcial, Usha contemplimpotente el despliegue de sus recuerdos. Los irdas, con sushermosas y perfectas figuras al descubierto se movan por entre sushogares, llevando a cabo las sencillas tareas diarias.

    --As que eres un retoo de los irdas -coment la elfa cuando lamirada de Usha se desvi hacia un irda en concret, el hombre alto

    que la haba criado, el Protector-. Bastante hermosa segn loscnones humanos, vulgar segn los suyos. Una pobre criaturainsignificante.

    --No -dijo ella con un dejo de tristeza en la voz-. No soy hija delos irdas.

    --Entonces, cmo llegaste a vivir entre ellos?Usha mene la cabeza, abatida.--No lo s, en realidad no lo s. Raistlin...--Sigue. -La elfa enarc las cejas.--Raistlin me dijo que nac all. Desde luego mis padres murieron

    en ese lugar, pero l no me cont cmo fue que llegaron a la isla, sillegaron en barco, o... No importa. Raistlin dijo que los irdas meadoptaron.

    --De dnde eran tus padres?--Los irdas no me explicaron nada -repuso ella, apretando los

    labios hasta formar una fina lnea-. Pero se ocuparon de m.--Ya lo creo -indic la elfa-. Hay algo de ellos en tu persona. A lo

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    mejor vivir con ellos, en su isla secreta, durante tantos aos...--No hay nada especial en m.--Nada de lo que seas consciente, quiz. Nada que los irdas o

    Raistlin te contaran. Pero yo percibo otra cosa, Usha Majere. Tusojos, tus cabellos, la aparente juventud... Realmente hay algoextraordinario en ti. Pero contina.

    Usha luch con desesperacin para contener el impulso derevelar ms cosas de su pasado, pero fue una batalla intil. Encuestin de pocos segundos, ella y la elfa contemplaron a una jovenUsha que creca entre los irdas, aprendiendo de ellos, pero siemprediferente del pueblo que la haba adoptado.

    --Entonces ellos te echaron -coment la elfa, categrica.El irda llamado el Protector condujo a una joven y esbelta

    muchacha de ojos dorados a un bote varado en la orilla, y la empuj

    a la mar, desendole un buen viaje. Acto seguido el bote aparecideslizndose por las aguas; Usha iba en su interior, agarrada a labolsa que le haban entregado, aferrndose con tesn a losrecuerdos de su educacin irda.

    Al cabo de un da, avist la costa de Palanthas. Usha, sin soltarla bolsa, salt a los muelles y absorbi con fruicin las imgenes ysonidos de la ciudad humana. Aquellas primeras impresionesmaravillosas volvieron a asaltarla ahora como un vendaval que laabrum. Por entre una especie de neblina, Usha se dio cuenta de

    que la elfa tambin se senta afectada por la poderosa visin; suexpresin mostraba curiosidad y excitacin.Luego las semanas transcurrieron en unos instantes, y los pasos

    de la joven se cruzaron con los de Palin. Usha revivi el momentocon el corazn latiendo desbocado y un fuerte rubor tiendo surostro. Se vio inundada de emociones y esperanzas, sentimientosprivados que no deseaba compartir con la elfa; record las pequeasverdades a medias que en un principio haba contado a Palin y a losotros que conoci. Record a Tasslehoff Bu