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Crees Que Estas Loco. Piensalo

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P. Morrison, Anthony; C. Renton

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  • Crees que ests loCo? Pinsalo dos veCesreCursos Para la teraPia Cognitiva de la PsiCosis

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  • Anthony P. Morrison, Julia C. Renton, Paul French y Richard P. Bentall

    CRees que ests loCo? PinsAlo dos veCes

    ReCuRsos PARA lA teRAPiA

    CognitivA de lA PsiCosis

    traduccin de Miquel Codony Bodas

    Herder

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  • Ttulo original: Think Youre Crazy? Think Again. A Resource Book for Cognitive Therapy for PsychosisTraduccin: Miquel Codony BodasDiseo de la cubierta: Claudio Bado

    2008, Psychology Press, miembro de Taylor & Francis Group 2010, Herder Editorial, S.L., Barcelona

    ISBN: 978-84-254-2675-9

    La reproduccin total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del Copyright est prohibida al amparo de la legislacin vigente.

    Imprenta: ReinbookDepsito legal: B-619-2011Printed in Spain Impreso en Espaa

    Herderwww.herdereditorial.com

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  • A soph y lula, por su contribucin masiva a mi propio bienestar.

    Anthony Morrison

    A lawrie, thomas y oliver, con amor y agradecimiento.

    Julia C. Renton

    A delia, Chloe, nadia y Ben, con mucho amor.

    Paul French

    A Aisling, Keeva y Flintan.Richard P. Bentall

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  • ndiCe

    editores ............................................................................. 13

    Prlogo a la edicin espaolaes posible la autoayuda en las psicosis? Jorge L. Tizn ....................................................................... 15

    Agradecimientos y una nota de introduccin ......... 25

    1. qu es la psicosis? ................................................... 27

    qu es la psicosis? ................................................. 31 importa el diagnstico? .......................................... 33

    2. son anormales mis experiencias? .......................... 37

    Cul es la frecuencia de los diagnsticos psiquitricos como el de esquizofrenia? ............ 38 Con qu frecuencia se oyen voces?.......................... 38 de dnde vienen las voces? ................................... 41 Por qu algunas personas se sienten perturbadas por sus voces? ................................ 43 es frecuente sentirse paranoico? .............................. 44 Con qu frecuencia se tiene otro tipo de creencias inusuales? ...................................... 46 de dnde vienen las creencias delirantes? ............... 47

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  • Por qu algunas personas se sienten perturbadas por sus creencias inusuales? ............................... 49 son anormales mis propias experiencias? ................ 50 debera buscar ayuda? ........................................... 51

    3. ser siempre as? ....................................................... 53

    4. qu me est pasando? .............................................. 59

    descomponer los problemas para entenderlos: el mtodo de la terapia cognitiva ...................... 61 las experiencias de Calvin ...................................... 65 Cmo me siento? .................................................. 68 entonces, qu papel desempea el pensamiento? ............................................... 70 ideas (o cmo interpretamos los acontecimientos) ......................................... 72 Cmo podemos identificar los pensamientos automticos? .......................... 73 Comportamientos ................................................... 76

    5. evaluando sus pensamientos .................................. 83

    evaluando la preocupacin por los acontecimientos que han sucedido ............... 84 Preocupacin por las voces ...................................... 87 evaluando la preocupacin por el contenido de las voces ............................ 91 evaluando su preocupacin por lo que las voces le ordenan .......................................... 93 evaluando los efectos sobre los sentimientos ...................................... 94 Formando su propia opinin alternativa o equilibrada .................................... 96 la opinin alternativa equilibrada de Calvin ............ 98

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  • 6. evaluando sus pensamientos mediante la modificacin de su conducta ......... 107

    qu quiere descubrir? ........................................... 108 experimentos ......................................................... 111 experimentos conductuales ..................................... 113

    7. estrategias de afrontamiento tiles y perjudiciales ........................................................... 119

    Afrontar la psicosis .................................................. 123 Afrontar el estigma asociado con los problemas de salud mental .................... 124 Afrontar la vida cotidiana ........................................ 124 estrategias de afrontamiento alternativas .................. 125

    8. sintindose bien con uno mismo ........................... 131

    Por qu persisten las creencias? .............................. 133 identificando las creencias bsicas ............................ 135 evaluando creencias bsicas ..................................... 139 Ficha de creencias bsicas ........................................ 140

    9. Mantenindose bien ................................................. 143

    Aplicacin prctica .................................................. 147 Firma de recada ..................................................... 149 Formulacin ........................................................... 155 la formulacin de Cath .......................................... 156 su formulacin ....................................................... 157

    10. uso de medicamentos .............................................. 159

    Algunos antecedentes .............................................. 161 Frmacos antipsicticos: los hechos ......................... 170 Algunos mitos sobre el tratamiento antipsictico ..... 175 Comprendiendo los efectos de su medicacin: obtener informacin ........................................ 178

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  • Averiguando si sus medicamentos estn ayudndole .............................................. 180 Manteniendo su tratamiento farmacolgico ............. 183 decidiendo abandonar los medicamentos ................ 186

    11. la recuperacin ........................................................ 189

    el camino de Calvin hacia la recuperacin .............. 190 el camino de Cath hacia la recuperacin ................. 192

    su camino hacia la recuperacin ............................. 193

    12. quin puede ayudarme? .......................................... 201 otras pginas de inters ........................................... 211

    Referencias bibliogrficas ............................................ 215

    Formularios ...................................................................... 219

    ndice temtico ................................................................ 235

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  • editores 13

    editoRes

    Anthony P. Morrison es profesor en la Clnica Psicolgica de la universidad de Manchester y director asociado de los servicios de intervencin Precoz de Bolton, salford y trafford Mental Health trust.

    Julia C. Renton es psicloga clnica consultora en Bedford-shire and luton Mental Health and social Care Partnership trust.

    Paul French es investigador en terapias cognitivas en la uni-versidad de Manchester y director asociado de los servicios de intervencin Precoz de Bolton, salfort y trafford Mental Health trust.

    Richard P. Bentall es profesor de Psicologa Clnica en la universidad de Bangor.

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  • Prlogo a la edicin espaola 15

    PRlogo A lA ediCin esPAolA

    es Posible la autoayuda en las PsiCosis?

    Jorge L. Tizn

    expresada as, la pregunta puede parecer una mera cuestin ret-rica o incluso una perogrullada. Rpidamente, podr aducirse que por supuesto que en las psicosis eso es posible, como en cualquier otra situacin humana. desde la perspectiva psicodinmica-psicoa-naltica se recordar que, siguiendo la tradicin de Bion y Rosen-feld, es fundamental considerar que en cada paciente con psicosis existen aspectos o partes tanto sanos como enfermos. sin embar-go, ese reconocimiento terico generalizado no suele plasmarse en las prcticas tcnicas ni en el da a da del tratamiento de los pacientes con psicosis: ambos campos siguen estando dominados por actitudes muy asimtricas y distantes, cuando no directamente profesorales, controladoras, antidemocrticas y sectarias: es como si teniendo en cuenta las indudables limitaciones cognitivas y relacionales que poco a poco van invadiendo a estos pacientes si no median activos e intensos tratamientos se diera por supuesto que ellos no pueden hacerse cargo ni de sus vidas ni, mucho menos, de su trastorno. Y evidentemente, la psicosis supone una afectacin de esas capacidades, pero la experiencia clnica cuidadosa o los estu-dios realizados apoyan esa falta de consideracin de los pacientes, esa no inclusin de sus opciones, de sus opiniones y de ellos mis-mos como sujetos en los planes y tcnicas teraputicas?

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  • 16 Prlogo a la edicin espaola

    otra cosa diferente es que, cuando hablamos de autoayuda en los trastornos mentales lo hagamos pensando que eso evita el contacto y la ayuda con otras personas, con otros sujetos y, entre ellos, con los profesionales. esa deformacin de lo que es autoa-yuda, que a menudo se confunde con auto-curacin o con rechazo narcisista de la ayuda de los otros o de los profesionales ha llevado a los autores de este volumen a recordarnos que prefie-ren no enfocarlo como un libro de autoayuda. Rechazan su uso en ese sentido deformado que la autoayuda ha ido recibiendo entre nosotros, y postulan este volumen como una herramienta que ayude a los afectados que estn haciendo una terapia con un profesional de la salud mental con una formacin adecuada.

    el tema posee una profundidad sociolgica y clnica en la cual no podemos entrar aqu. en efecto, puede que parte de las reacciones de rechazo de la psiquiatra y la psicoterapia oficiales, habituales o dominantes, provenga de una reaccin especular ante las actitudes an tan sumamente asimtricas, cuando no dogm-ticas y altaneras, por parte de esas disciplinas para los pacientes con psicosis. Por ende, porque se trata de actitudes an mucho menos sostenibles y defendibles en un mundo dominado por internet y los medios de comunicacin (e incomunicacin) de masas. o es que an nos creemos que los pacientes y sus familias no acuden a internet en busca de las explicaciones que nuestros dispositivos de salud mental no quieren, no pueden o no saben darles? en ese sentido, si bien en internet existen algunos sitios muy adecuados para tales consultas varios de ellos citados en este libro, la red de comunicaciones mundial se halla asimismo infestada de art-culos, informaciones y explicaciones carentes de la mnima serie-dad, rigor y cuidado para estos pacientes y sus familias. de ah que concentrar en un libro aportaciones concretas para los enfermos de psicosis de cuatro profesionales y terapeutas con amplio reco-nocimiento en estos mbitos posee un ms que indudable valor.

    Porque, a otro nivel, todava muchos psiquiatras, libros de psiquiatra e informaciones psiquitricas se muestran de forma autntica transidos por una visin de esos pacientes que procede

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  • Prlogo a la edicin espaola 17

    de otros tiempos y mbitos: de las experiencias con las institucio-nes para pacientes con psicosis ms descompensadas. An hoy estos pacientes deben ingresar en instituciones enormemente medica-lizadas y basadas en la ms radical asimetra asistencial que cono-cemos en el campo de los cuidados de la salud: los servicios de psiquiatra de hospital general y los de psiquiatra de hospitales monogrficos. la asimetra es tan patente como que algunos de los pacientes, para ingresar, tienen que ser desprovistos incluso de al-gunos de sus derechos bsicos como ciudadanos. se trata de una realidad que sigue siendo indispensable en algunos ingresos, que han de hacerse en contra de la voluntad del paciente, por supues-to. el problema mayor es que luego buena parte de la pragmtica de la institucin y de sus profesionales mantenga en muchos otros mbitos del cuidado de estos pacientes esas tendencias a la asime-tra relacional y al control, ms que al intercambio relacional o a la ayuda psicoteraputica, como muy bien explicaban las narra-ciones incluidas en el libro de Hardcastle y colaboradores y en algn otro, publicados en esta misma coleccin. otra consecuen-cia es que cada vez haya ms voces psiquitricas exigiendo el tratamiento ambulatorio involuntario sin aclarar, por ejemplo, que estn hablando, en pura metonimia, del tratamiento farma-colgico, como si todos aquellos no hospitalarios de las psicosis, o al menos los principales, fueran los farmacolgicos (cuestin ms que dudosa). Y, adems, como si la aceptacin mnimamente estable de un tratamiento con neurolpticos actualmente pudiera hacerse sin la colaboracin de tcnicas psicoteraputicas.

    esas actitudes tcnicas y profesionales, tan partidarias de la asimetra paciente/terapeuta y de los tratamientos involuntarios o poco psicolgicamente motivados, han de ser discutidas hoy desde numerosos puntos de vista: poltico-democrticos, tcnicos, tericos, humanos los tcnicos deberamos mejorar nuestra sensibilidad y nuestras tcnicas de trabajo para conseguir que los tratamientos que juzgamos necesarios para un paciente y su fami-lia puedan ser aceptados por ellos como sujetos y como personas. la realidad es que en tal aceptacin debera hallarse implcita la

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  • 18 Prlogo a la edicin espaola

    consideracin del paciente completo. Y la nica forma en que podemos lograrlo es apoyndonos en las partes sanas de la perso-nalidad de los pacientes y en los elementos resilientes bien paten-tes de ellos mismos y de sus familias y grupos sociales, a menudo desbordados ante el impacto psicosocial desestructurante que supone la psicosis. no olvidemos que, como antes decamos, muchos de los pacientes que actualmente muestran los sntomas de una psicosis aguda, consultan internet y navegan por la red comunicacional, a veces, ms horas al da de lo que sera reco-mendable. no olvidemos tampoco que muchos de esos pacientes han pasado los ltimos meses o aos anteriores a que su trastorno sea diagnosticado, incluso viajando por el mundo real (no digital) y realizando proyectos para empresas transnacionales, o yendo en migraciones de meses y aos, atravesando pases, culturas y situa-ciones totalmente extraas para ellos. en ocasiones, han podido hacerlo as durante aos, a pesar de su psicosis; y me estoy refi-riendo a personas concretas, conocidas y tratadas por sus psicosis en algunos de nuestros dispositivos. debera resultar evidente para nosotros la existencia de esas partes sanas, de esas capacidades de afrontamiento y resiliencia, para que hayan conseguido mantener esa vida autnoma incluso en situaciones tan estresantes durante meses y aos. es decir: que incluso en la situacin de psicosis aguda y subaguda persisten capacidades y posibilidades resilientes bien patentes.

    A esa parte de la personalidad de los pacientes o posibles pacientes va dirigido este libro. no a la persona que an prota-goniza los libros de la psiquiatra ms oficialista, los manuales de las tcnicas e instituciones de la psiquiatra clsica y/o incluso la imaginera popular, sino a los pacientes que, antes o despus del primer episodio de psicosis aguda, han vivido aos y seguirn viviendo decenios con esas tendencias ambivalentes dentro de ellos: a la integracin y a la des-integracin, al contacto y al ais-lamiento, a la mentalizacin y a la desmentalizacin... Hemos de considerar que la nica forma de atender esas tendencias patol-gicas son las que les proporcionamos desde fuera, les damos unas

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  • Prlogo a la edicin espaola 19

    tcnicas supuestamente preparadas para hacerlo? evidentemente no, y se es el punto de partida de este libro.

    si abandonamos la seudoseguridad de las teoras y tcnicas hasta ahora frecuentemente desplegadas para tratar las psicosis y tratar acerca de ellas, tenemos mucho que aprender de los mto-dos de contencin y resiliencia que esos pacientes y sus familias se aplican durante aos. Pero para ello, deberamos forzarnos a un cambio de perspectiva terico-tcnica que no todos podemos o deseamos realizar: abandonar el pesimismo teraputico que ha regido en nuestra aproximacin a esos trastornos (posiblemente influido por el modo de nuestras instituciones para tratarlos, as como por el hecho de que comenzamos a tratarlos aos o dece-nios despus de que el trastorno haya comenzado); abandonar las actitudes antidemocrticas, excesivamente asimtricas o autorita-rias en las aproximaciones profesional-consultante, salvo en con-tadas situaciones de urgencia y puntuales; replantearnos el tipo y organizacin de nuestras instituciones actuales para atenderlos, tanto hospitalarias como extrahospitalarias, a menudo estereotipos de acartonamiento, inmovilismo y totalitarismo donde los haya Por ejemplo, ya es hora de que esas instituciones tan medicalizadas y jerarquizadas que hemos creado durante el siglo xx dejen de seguir llamndose y construyndose como hospitales y en hos-pitales: servicios de internamiento hospitalarios, hospitales psi-quitricos (cuando son residencias biolgicamente asistidas), hospitales de da (cuando son o deberan ser instituciones para tratamientos psicosociales intensivos), etctera. Porque seguimos llamndolas as incluso cuando los tratamientos que aplican son fundamentalmente psicolgicos y psicosociales, como en muchos de los mejores hospitales de da Parece evidente que, salvo en el caso de unidades superespecializadas para un nmero seleccio-nado de sujetos con gran componente biolgico en su situacin patolgica, las instituciones psiquitricas hospitalarias que hoy siguen dominando la asistencia deberan ser sustituidas paso a paso por servicios comunitarios psicosocialmente integrados (proacti-vos y orientados a la deteccin y atencin precoces, a la ayuda a

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  • 20 Prlogo a la edicin espaola

    las familias y a los grupos sociales con riesgo de psicosis), por residencias para crisis, por residencias a medio camino y aloja-mientos asistidos, etctera. sa es la cuarta reforma de la atencin psiquitrica, que hoy considero cada vez ms urgente poner en marcha y en la cual, posiblemente, los sistemas biolgicos de tra-tamiento han de cumplir una funcin, pero mucho menos domi-nante y excluyente de la que poseen en la actualidad. Por supues-to que, en esa alternativa, la perspectiva biolgica de la psiquiatra y las empresas que la fabrican debern aceptar estar integradas en el conjunto de actividades y equipos comunitarios, integrado-res de lo biolgico, lo psicolgico y lo social, para la atencin a este tipo de pacientes (y a sus familias).

    desde esa perspectiva alternativa, han escrito Morrison, Ren-ton, French y Bentall el libro que el lector tiene entre sus manos: para dar herramientas, medios de comprensin, afrontamiento y resiliencia al propio paciente y a su familia. un trabajo que creo que es cada vez ms til. un trabajo que no es nuevo, puesto que all por los aos setenta del siglo xx intent contribuir al mismo cuando me atrev a escribir un libro con esos objetivos.1 Pero el volumen que el lector tiene entre sus manos posee un enfoque diferente, desde luego: mucho ms prctico al tiempo que ms actualizado y orientado, adems, por una de las perspectivas de la psicologa actual ms avanzada en la defensa de otra considera- cin para las psicosis: la perspectiva o paradigma cognitivo-con-ductual.

    Ms de un clnico o autor, tanto de orientacin psicoanalti-ca o psicodinmica como incluso del mismo modo de pensar terico de los autores, podra tachar esta obra de superficial, en exceso optimista, hipomanaco o (incluso) peligroso Cierto que algunos pacientes con psicosis tal vez tomen alguna de sus pginas e indicaciones de forma que pueda favorecer el trastorno

    1 tizn, J. l., La locura, compaera repudiada, Barcelona, la gaya Cien-cia, 1978.

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  • Prlogo a la edicin espaola 21

    o hasta de manera que dificulte la relacin con sus terapeutas. es un peligro real, como en muchos otros libros de divulgacin y manuales de autoayuda o como el mismo internet.

    Pero, nuevamente, tal vez parte de esos temores se hallan an demasiado lastrados por una perspectiva muy asimtrica con res-pecto a las capacidades mentales y de juicio de la realidad de los pacientes con psicosis y, sobre todo, por una perspectiva individua-lista de su tratamiento, no basada en autnticos equipos integrados que usen los medios comunitarios para ayudar a estos pacientes. Algunas de esas crticas parten quizs de una perspectiva cientfica que considera las psicosis tan slo como enfermedades genticas del cerebro y no como trastornos profundos de la vivencia y de las relaciones del sujeto.

    A menudo, los libros y trabajos que proporcionan tcnicas y herramientas para que el sujeto pueda hacerse cargo al menos de una parte de sus enfermedades o trastornos, y ms en el mbito del trastorno mental, son criticados desde diversas perspectivas, con la idea de que pueden facilitar que la informacin o las reco-mendaciones contenidas en los mismos alimenten la delusin,2

    2 siguiendo a H. delgado, a B. llopis y a C. Castilla, ya hace aos que preferira utilizar el trmino delusin y sus derivados (delusivo, delusional...) como equivalente del alemn Wahn y del ingls delusion. el trmino delusin es de origen latino y significa engao, ilusin, es decir, corresponde al sentido actual del vocablo clnico alemn Wahn y, por supuesto, al anglosajn delusion, de similar raz latina, y correlaciona pues con la esencia de ese ele-mento central de la psicopatologa de las psicosis.

    en los pases de habla espaola se tiende a utilizar la palabra delirio para dos conceptos esencialmente distintos, como los expresados en la psiquiatra delusion y delirium. la traduccin castellana del dsM-iv ha adoptado una posi-cin a mi entender menos acorde con la tradicin psiquitrica europea que con el pragmatismo norteamericano: por ello, propone que los dos trminos sean delirio y delirium. Como otros muchos elementos de la cultura nor-teamericana, parece que esa traduccin se est imponiendo entre nosotros sin una consideracin suficiente de las caractersticas y ventajas de nuestro idioma y nuestra cultura.

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  • 22 Prlogo a la edicin espaola

    el autoengao y los mecanismos de defensa psicticos. Pero si contamos con equipos integrales, interprofesionales e interpara-digmticos, bien en contacto con la comunidad, tal vez esos pro-fesionales y equipos pueden contrarrestar (o ayudar a hacerlo) incluso el englobamiento o la utilizacin de estas propuestas por la parte psictica de la personalidad de los lectores suponiendo que, previamente, antes, tal dinmica haya desbordado sus partes sanas, sus capacidades de juicio y resiliencia.

    Por otra parte, para los profesionales y tcnicos potencialmen-te lectores, si parten de esa otra perspectiva o de esas posibilidades, un libro como el aqu se presenta puede cobrar incluso nuevos sentidos: por ejemplo, podra ser utilizado por otros miembros de los equipos comunitarios o de la propia comunidad para ayudar a las personas afectadas Aunque de entrada, esta posibilidad resulte extraa o poco probable, y ms en algunos pases como el nuestro, cuyos servicios se hallan en exceso centrados en los fr-macos y en perspectivas biolgicas

    Pero otras perspectivas son posibles, otros mundos son posibles. Mxime por el optimismo y la frescura con que escriben Morrison, Renton, French y Bentall, hacindonos acompaar a Calvin y Cath en sus experiencias, sentimientos, pensamientos, delusiones y alucinaciones, y formas de afrontar y contenerlas

    optimismo, frescura y utopa no son sinnimos de ingenui-dad y peligro, como a menudo tenemos tendencia a sentir (o incluso a creer). Ciertamente, un paciente que haya ledo este libro puede negar o de-negar ms la enfermedad y, posiblemente, preguntar y dudar de ms afirmaciones y prescripciones de algunos de sus cuidadores, lo cual puede resultar negativo para su tratamiento, desde luego. Pero tal vez, sobre todo, se opondr ms fundamentadamente a una psiquiatra anenceflica, a una psiquiatra sin consideracin del sujeto, y eso significar ms problemas para las descripciones y sentencias dogmticas que hoy dominan la psi-quiatra oficial.

    la capacidad de autonoma, pensamiento y actitudes autno-mas es uno de los componentes de la definicin de salud integral,

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    casi desde cualquier perspectiva actualizada. en virtud de qu a-priorismos tericos y pragmticos hemos de pensar que ese aspecto de la salud no es aplicable a la capacidad que el propio paciente con psicosis posee (o no) para comprender partes de su propio trastorno e incluso para afrontarlas?

    una perspectiva biologista o incluso sociologista tal vez pue-da descuidar ese elemento de la salud y esa necesidad de que el paciente se haga cargo, en la medida de lo posible, de su trastorno. una perspectiva psicoteraputica y una perspectiva integradora, nunca.

    Jorge l. tiznNeuropsiquiatra, psiclogo, psicoanalista,

    director del equipo de Prevencin en Salud Mental EAPPP (Equip dAtenci Preco als Pacients en risc de Psicosi).

    Institut Catal de la Salut

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  • Agradecimientos y una nota de introduccin 25

    AgRAdeCiMientos Y unA notA de intRoduCCin

    gran parte de este libro tiene una deuda con el trabajo reali-zado por muchos clnicos e investigadores. especialmente, nos gustara expresar nuestro agradecimiento a tim Beck por desa-rrollar la terapia cognitiva en primer lugar, y a dennis green-berger y Christine Padesky por escribir El control de tu estado de nimo, que supone una herramienta especialmente til tanto para terapeutas cognitivos como para pacientes y que, en ver-dad, ha servido de inspiracin para este libro. tambin nos gustara expresar nuestro agradecimiento a nuestros colegas en los campos de la terapia cognitiva y la psicosis, cuyo nmero es demasiado grande para mencionarlos individualmente. Para acabar, agradecemos a los usuarios de nuestros servicios y a sus familias la gran cantidad de informacin que nos han propor-cionado a lo largo de los aos respecto a los mejores mtodos para conseguir que nuestro enfoque sea alcanzable. esperamos que este texto est a la altura de la ayuda que nos prestaron y haga que la terapia cognitiva sea ms accesible para las personas que sufren angustiosas experiencias psicticas. su propsito no es ser un libro de autoayuda, sino una herramienta que ayude a los afectados cuando reciben terapia cognitiva de un profe-sional de la salud mental con una formacin adecuada. eso no quiere decir que esta publicacin no deba ser leda por aquellas personas que no estn recibiendo terapia, pero es ms probable que resulte de utilidad si hay alguien que las aconseje y que las gue a travs de los captulos.

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    1. qu es lA PsiCosis?

    Calvin es un joven de veintisis aos. desde los dieciocho, a menudo cuando no hay nadie a su alrededor, oye voces que slo l puede escuchar. la mayora de las veces, esas voces parecen proceder de algn lugar cercano situado a su izquier-da, pero en otras ocasiones parece que el origen est justo de-trs de su frente. Pueden aparecer en cualquier momento del da, aunque lo ms frecuente es a ltima hora de la tarde o al anochecer. A veces pasan hasta diez das sin que las oiga, pero en otras ocasiones le atormentan durante horas. su volumen y su claridad tambin varan, oscilan desde un leve balbuceo de difcil comprensin hasta una voz tan clara como la de alguien que estuviera sentado justo a su lado. Ha intentado buscar diversas explicaciones al porqu de esas voces. en algu-nas ocasiones culpa a dios o al diablo, en otras (normalmente despus de una de sus reuniones habituales con su psiquiatra o con el profesional comunitario de enfermera psiquitrica) intenta aceptar que algo funciona mal en su cerebro, aunque esa explicacin nunca le convence por completo. siguiendo el consejo de su mdico, ha tratado de no hacer caso a las voces, pero con frecuencia le resulta imposible. Cuando stas son muy angustiantes procura enfrentarse a ellas volviendo a su piso, tumbndose en la cama, ponindose los auriculares y escuchando msica con el volumen elevado.

    las voces no siempre le han alterado tanto. de hecho, cuando aparecieron por primera vez eran bastante reconfor-tantes. le hablaban de la terrible poca de su infancia du-

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  • 28 Captulo 1 qu es la psicosis?

    rante la cual sufri abusos sexuales, le decan que no haba sido culpa suya y que no tena nada de lo que avergonzarse. siendo vagamente consciente de lo poco corriente de su expe-riencia, guard silencio acerca de esto. las voces hacan su aparicin siempre que se senta especialmente infeliz y le levan-taban el nimo. sin embargo, todo cambi cuando, a los veintids aos, Calvin se pele con un empleador que se haba metido con l utilizando insultos racistas. despus de meses de tormento, cedi al fi nal a la provocacin, arremeti con-tra el hombre y lo golpe. en consecuencia, ste llam a la polica. Al ser interrogado, Calvin habl abiertamente de las voces por primera vez y sin pensarlo bien con el mdico de la polica, que haba sido llamado a la comisara para exami-narlo. debido a ello, fue detenido en contra de su voluntad segn el artculo 22 de la Mental Health Act (ley de salud Mental), y se le oblig a recibir medicacin antipsictica. Fue una experiencia horrible. tras rechazar el tratamiento, el per-sonal de enfermera lo inmoviliz y le administr una dolo-rosa inyeccin en la nalga. el incidente fue muy traumtico y le record algunas de sus experiencias anteriores, especial-mente la violencia y los abusos a que se haba visto sometido durante su vida en un hogar de acogida.

    despus de su estancia en el hospital, las voces de Calvin se volvieron cada vez ms crticas. Hablaban de l de forma negativa o le criticaban directamente. durante los ltimos aos ha tomado la medicacin de forma intermitente. no obstante, hace unos meses y debido a las frecuentes visitas de su enfermera psiquitrica comunitaria, Calvin ha tomado el medicamento con regularidad. tiene sentimientos encontra-dos respecto al tratamiento, porque, por un lado, no est del todo seguro si quiere que las voces desaparezcan (curiosa-mente, a menudo se siente aburrido y solo despus de pero-dos prolongados sin ellas) y, por otro, porque cuando toma los frmacos, se siente muy aletargado, desmotivado y emo-cionalmente aplastado.

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    A muchos usuarios de los servicios de salud mental, a sus familias y a los profesionales que se ocupan de ellos, las expe-riencias de Calvin les resultarn muy familiares. Pese a esta fami-liaridad, tambin pueden parecer las desconcertantes pruebas de una mente que ha perdido contacto con la realidad. es bastante frecuente que las personas que oyen voces se sientan amenaza-das por ellas y teman estar deslizndose por una pendiente que slo puede acabar en la locura absoluta. de hecho, en ocasiones Calvin se ha preguntado si est sufriendo un lento deterioro y se ha comparado con un anciano to suyo al que, hace algunos aos, vio derivar hacia la demencia y, al fi nal, hacia la muerte. los amigos y los familiares de Calvin tambin sienten temor por lo que le deparar el futuro. A su madre le preocupa, en especial, que pueda volverse violento e incontrolable; con frecuencia ve en la televisin muchos casos de pacientes psiquitricos que atacan a otras personas, e incluso llegan a asesinar a desconocidos.

    en este sentido, el personal psiquitrico que se ha ocupado de Calvin durante estos aos no siempre ha sido de ayuda. Algunos de los psiquiatras a quienes ha visitado le han dicho que sufre esqui-zofrenia, y otros que tiene una psicosis paranoide, pero ninguno le ha explicado el signifi cado de estos trminos. el hecho de que diferentes psiquiatras no parezcan estar completamente de acuerdo entre s ha alimentado sus dudas acerca del tratamiento propuesto. Para aumentar ms su confusin acerca de este tema, Calvin es cons-ciente de que otras personas que han recibido estos mismos diag-nsticos parecen tener problemas muy diferentes a los suyos.

    Cath es una mujer de cuarenta y un aos con dos hijos adultos, que ha estado en contacto con los servicios de salud mental durante ms de la mitad de su vida. sus problemas comenza-ron hace veintids aos, justo despus del nacimiento de ste-ven, su primer hijo, cuando empez a creer que los servicios sociales la estaban espiando. se negaba a abandonar su domi-cilio porque tema que planearan quitarle al nio. Al fi nal, su pnico remiti y dos aos despus naci su hija Claire.

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    despus del segundo nacimiento, todos los temores de Cath reaparecieron y se volvieron ms intensos que nunca. Convencida de que los trabajadores sociales la espiaban a travs de las ventanas de su casa, e incluso a travs del televi-sor, corri las cortinas y se neg a salir al exterior para que no le arrebataran a sus hijos. ni siquiera coga el telfono. Cuando una enfermera del distrito fue a su casa para com-probar el estado de los nios y ella le prohibi la entrada, se llam a un psiquiatra y, fi nalmente, Cath fue ingresada en un servicio de psiquiatra. no sorprende que esa experiencia sirviera para reforzar los temores de Cath. ninguno de los intentos de su esposo o del personal de enfermera por tran-quilizarla pareci ayudarla.

    los problemas de Cath han persistido a lo largo de los aos y actualmente cree que la polica trabaja en colaboracin con los servicios sociales locales para procesarla. est conven-cida de que, en las raras ocasiones en las que abandona el domicilio, los policas entran en su casa y reordenan objetos adornos y pequeas piezas del mobiliario como recorda-torio de que est siendo vigilada. durante las pocas veces que sale, Cath va cabizbaja, mira hacia el suelo y cuenta men-talmente para evitar que agentes de polica y trabajadores sociales lean sus pensamientos.

    despus de ms de dos dcadas con estos problemas, la relacin de Cath y su marido est peor que nunca. A menu-do, l le reprocha que no fuera una buena madre y que l tuviera que llevar la carga de criar a sus hijos. tambin le dice que, ante todo, debera sentirse agradecida de que l se casara con ella (el matrimonio se celebr de forma apresu-rada, tras descubrir que Cath estaba embarazada). Como si quisieran confi rmar la mala opinin sobre ella, steven y Claire no se esfuerzan por ocultar cun difcil les resulta verla, y a pesar de vivir en la misma poblacin, la visitan, como mucho, una vez al mes.

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    Al igual que Calvin, Cath ha recibido varios diagnsticos, entre los cuales se incluyen el de psicosis puerperal (el diagnstico que recibi tras el nacimiento de steven), depresin psictica y esquizofrenia paranoide. est an ms convencida que Calvin de que los profesionales psiquitricos no comprenden realmente lo que le ha sucedido, y la falta de una explicacin convincente a sus problemas ha alentado su creencia de ser vctima de algn tipo de conspiracin.

    qu es la psicosis?

    se han utilizado muchas etiquetas (por ejemplo esquizofrenia, paranoia y psicosis) para describir los tipos de problemas su-fridos por Calvin, Cath y los millones de personas en el mundo que padecen un cuadro parecido al suyo. un problema que tienen muchos afectados que reciben atencin psiquitrica es que no existe una fuente de informacin fcilmente accesible que les permita obtener una explicacin de estos trminos o saber qu pueden esperar de su tratamiento psiquitrico. A pesar de que en inter-net existen algunos sitios tiles, la mayora de ellos son difciles de leer y, en ocasiones, algunos de ellos parecen contradecirse. Hay muy pocos libros que proporcionen informacin sobre la enfermedad mental presentada de una forma clara. si tienen suerte, los pacientes pueden dar con un psiquiatra, un psiclogo o un profesional de enfermera psiquitrica que dedique algo de tiempo a hablar sobre sus experiencias, pero los sobrecargados servicios de psiquiatra no siempre proporcionan este tipo de ayuda. sta es una de las razones por las que hemos redactado este libro.

    Puede resultar til que empecemos por destacar que las dife-rentes etiquetas que emplean los profesionales de la salud mental al hablar de las dificultades de sus pacientes han sido objeto de una evolucin histrica, a medida que distintos psiquiatras y psi-

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  • 32 Captulo 1 qu es la psicosis?

    clogos se han esforzado por hallar la manera de describir los sntomas de sus pacientes. Consecuentemente, cuando el personal de la salud mental utiliza diferentes trminos (por ejemplo, cuan-do una enfermera se refiere a un paciente diciendo que sufre de psicosis y otra lo califica como esquizofrenia), en general no pretende hacer referencia a cosas diferentes. Por ello no debera darse una importancia excesiva a los trminos que utilizan psiquia-tras, psiclogos y enfermeras respecto a sus pacientes (aunque diferentes profesionales pueden no estar de acuerdo en cules son las causas de las dificultades de los pacientes, como comentaremos en secciones posteriores del libro).

    el trmino ms amplio que se utiliza para describir el tipo de problemas experimentado por Calvin y Cath es psicosis (o tras-torno psictico). Psicosis quiere decir, simplemente, un tipo de problema en que el paciente parece estar, al menos en cierta medida, fuera de contacto con la realidad. el motivo por el que se considera que el afectado se encuentra as puede ser que ten-ga percepciones inusuales (por ejemplo, que oiga voces, como le sucede a Calvin) y/o que tenga creencias que a los dems les parecen extraas o injustificadas (las ms frecuentes son la creen-cia aterradora en la existencia de algn tipo de conspiracin malvola, como le ocurre a Cath). los pacientes con psicosis tam-bin pueden sufrir otras dificultades emocionales (por ejem- plo, tener problemas para enfrentarse con las exigencias de la vida cotidiana, o estar muy deprimidos). Asimismo, experimen-tan con frecuencia cambios en la manera en que se perciben a ellos mismos y al mundo que los rodea, preocupndose much-simo por ideas inusuales que pueden provocar su retraimiento. no obstante, normalmente son las experiencias y las creencias inusuales las que dan lugar a que se describa al paciente como psictico.

    llegados a este punto, resultar til introducir dos trminos que los profesionales de la salud mental emplean para describir los sntomas principales de la psicosis. Calvin oa voces de perso-nas que no estaban realmente presentes. este tipo de experiencia,

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    que (como veremos ms adelante) es sorprendentemente habi- tual, es conocido como alucinacin. el tipo de alucinacin ms frecuente es la auditiva-verbal, igual que la de Calvin. sin embar-go, con menor frecuencia, los individuos viven alucinaciones visuales (ver cosas que no estn realmente presentes, como por ejemplo el caso de un hombre joven que crea que poda ver al diablo), alucinaciones tctiles (por ejemplo, la sensacin de ser tocado cuando no hay nadie ms presente) y alucinaciones olfa-tivas (olores que nadie ms puede detectar).

    los psiquiatras y los psiclogos utilizan el trmino delirio para describir creencias sostenidas firmemente incluso frente a eviden-cias significativas en su contra, y que a prcticamente todos los dems les parecen increbles o incluso extravagantes y ridculas. el tipo ms habitual de delirio es el paranoide o de persecucin. los individuos con este tipo de creencias, como, por ejemplo, Cath, temen ser vctimas de algn tipo de conspiracin. sin embargo, hay otros tipos de convicciones inusuales que tambin hacen que los afectados busquen ayuda psiquitrica; por ejemplo, pueden creer que tienen poderes sobrenaturales o una riqueza enorme (llevndoles a hacer cosas de las que luego se arrepienten) o sen-tir que son culpables de crmenes imposibles. un aspecto impor-tante que nos gustara mencionar es que, en general, las creencias inusuales estn vinculadas a la vida de los afectados. normalmente, las personas con convicciones que a los dems les parecen extra-vagantes o irracionales tienen buenos motivos para mantenerlas. Por lo visto, eso no quiere decir que dichas creencias sean un reflejo exacto de la realidad.

    importa el diagnstico?

    Aunque entre los profesionales de la salud mental existe un consenso general sobre el significado amplio del trmino psicosis, la situacin se complica un poco cuando se hace referencia a eti-

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  • 34 Captulo 1 qu es la psicosis?

    quetas diagnsticas ms especficas. A pesar de los intentos de psiquiatras y psiclogos de definir con precisin los diagnsticos (por ejemplo, en manuales que tratan de concretar los sntomas asociados con cada cuadro clnico), sigue existiendo una falta de consenso sobre la cantidad de trastornos psiquitricos diferentes que existen y sobre cul es la mejor manera de etiquetarlos.

    un trmino utilizado frecuentemente para describir las con-diciones psicticas es esquizofrenia. normalmente, la persona que recibe un diagnstico de esquizofrenia tiene alucinaciones y/o delirios, pero tambin otros problemas. Por ejemplo, puede sufrir una falta de motivacin, sentirse emocionalmente aplastado y tra-tar de evitar al mximo el contacto con los dems. tambin pue-de tener problemas para hablar con claridad, especialmente en situaciones de alteracin emocional. A pesar de que las personas con un diagnstico de esquizofrenia tienden a ser muy infelices, no suelen darse estos diagnsticos cuando el problema principal experimentado por el individuo tiene que ver con el estado de nimo (sentimientos).

    si predominan los problemas de estado de nimo suelen uti-lizarse los conceptos depresin manaca o trastorno bipolar (ambos poseen el mismo significado). las personas que reciben estos diag-nsticos pueden atravesar perodos de depresin extrema y fases en que se sienten manacos (excesivamente eufricos, adems de irritados y asustadizos). no obstante, los individuos que reciben un diagnstico de depresin manaca/trastorno bipolar tambin pueden tener experiencias psicticas (alucinaciones y delirios), especialmente cuando estn manacas.

    dado que muchas personas experimentan una combinacin de dificultades que no parecen ser claramente esquizofrnicas ni tampoco manaco-depresivas, y dado que algunos psiquiatras y psiclogos tienen dudas sobre la naturaleza de ambas condiciones como entidades distintas, a menudo se utiliza el diagnstico de trastorno esquizoafectivo para hacer referencia a pacientes que tienen tanto sntomas psicticos constantes como problemas persistentes del estado de nimo.

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    Por lo general, se utiliza el trmino paranoia para referirse a personas con creencias paranoides o de persecucin y sin ningn otro tipo de experiencia psictica. Ante estas circunstancias, muchos psiquiatras contemporneos prefieren emplear el trmino trastor-no delirante. Para aumentar la confusin, a veces se usa el diagns-tico esquizofrenia paranoide si las personas presentan muchos sn-tomas y los ms intensos son los temores paranoides.

    lo que deben comprender los pacientes y sus amigos y fami-liares es que, en psiquiatra, los diagnsticos tienen una importancia mucho menor que en medicina general. diagnsticos psiquitri-cos como esquizofrenia o paranoia no describen enfermeda-des completamente diferentes entre s como sucede con diagns-ticos como insuficiencia cardaca o diabetes. Por la falta de consenso que existe en relacin con los lmites diagnsticos, y dado que las dificultades que tienen los pacientes pueden cambiar a lo largo del tiempo, es muy habitual que los individuos reciban un primer diagnstico y un segundo e incluso un tercero, cuando, meses o aos despus, aparece otro mdico.

    Por este motivo, los psiquiatras, psiclogos y enfermeras que ayudan a personas con psicosis deberan tratar de evaluar y com-prender la combinacin nica de problemas que experimenta cada paciente. Mediante este enfoque resulta ms sencillo comprender el origen de los problemas de los pacientes y, es de esperar, disear intervenciones que cubran sus necesidades.3

    3 Bentall, R. P., Madness Explained: Psychosis and Human Nature, lon-dres, Penguin Books ltd., 2003.

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    2. son AnoRMAles Mis eXPeRienCiAs?

    en este captulo explicaremos cmo las experiencias psicticas se plantean dentro de un rango en que tambin se sita la actividad normal y sana.4 Mostraremos que no existe una lnea divisoria clara entre cordura y enfermedad psiquitrica. esta observacin es importante porque establece que las personas con problemas psiquitricos no son muy diferentes del resto. de hecho, como comprobaremos en captulos posteriores, muchas de las difi culta-des que experimentan las personas con perturbaciones psiquitri-cas pueden ser consideradas variantes extremas de caractersticas a las que todos somos propensos.

    Como vimos en el captulo anterior, Calvin es un joven de veintisis aos que oye voces desde los dieciocho aos. Al principio esas voces le proporcionaban una experiencia positiva, le ofrecan apoyo y consejo, pero comenzaron a volverse negativas despus de que Calvin, en contra de su voluntad, fuera ingresado en un hospital cuando tena vein-tids aos. lo medicaron sin su consentimiento y actual-mente explica que despus de ese incidente, las voces se volvieron crticas y negativas. Fue en aquella ocasin cuan-

    4 strauss, J. s., Hallucinations and delusions as points on continua function. Rating scale evidence, en Archives of General Psychiatry 21, 1969, pgs. 581-586.

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  • 38 Captulo 2 son anormales mis experiencias?

    do los mdicos le dijeron por primera vez que sufra de es-quizofrenia.

    Cul es la frecuencia de los diagnsticos psiquitricos como el de esquizofrenia?

    Como ya comentamos, tanto Calvin como Cath fueron diagnosti-cados de esquizofrenia. Muchas personas con experiencias simila-res han recibido este diagnstico u otros parecidos de sus doctores. segn la opinin mdica convencional, la esquizofrenia es uno de los trastornos psiquitricos ms comunes y llega a afectar aproxima-damente al 1% de la poblacin en algn momento de su vida. eso signifi ca que, slo en el Reino unido, en torno a 600.000 personas recibirn un diagnstico de esquizofrenia (la cifra correspondiente en estados unidos se sita justo por debajo de los tres millones). las tasas correspondientes a otros trastornos psicticos son similares, el trastorno bipolar (o la depresin manaca) afecta hasta al 2% de la poblacin (es decir, a ms de un milln de personas en el Reino unido y a unos seis millones en estados unidos) y el trastorno esquizoafectivo afecta a alrededor del 0,5% (es decir, a unas 300.000 personas en el Reino unido y a 1,5 millones en estados unidos). esto signifi ca que, si se suman otros trastornos psicticos como la depresin psictica o el trastorno delirante, ms de dos millones de personas en el Reino unido sufrirn una enfermedad psicti-ca que los llevar a buscar ayuda en los servicios de salud mental.

    Con qu frecuencia se oyen voces?

    la semana pasada Calvin caminaba por la calle y oy una voz que deca no debera permitrsele salir. Alguien debe-

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  • Con qu frecuencia se oyen voces? 39

    ra ir a buscarle. Cuando mir alrededor no haba nadie. Ayer, cuando vea la televisin, oy una voz que le deca que el presentador de las noticias estaba hablando de l. Cambi de canal para ver Top of the Pops y la voz dijo la cancin que suena trata de ti.

    de hecho, la experiencia de Calvin de or voces cuando no hay nadie a su alrededor (o, al menos, cuando nadie parece estar diciendo las palabras que oye) es bastante frecuente. A veces las voces parecen provenir de los vecinos, de la televisin o de la radio, de personas que pasan por la calle o incluso de fantasmas. en otras ocasiones, puede parecer que surgen del aire, que vienen de detrs, que atraviesan paredes o provienen hasta de altavoces. A menudo, parecen muy reales y, en ocasiones, su volumen puede ser muy elevado. Pueden gritar o, al contrario, susurrar.

    las voces pueden decir todo tipo de cosas. A veces, su men-saje no resulta molesto e incluso puede ser positivo o comprensi-vo, pero a algunas personas estas voces les provocan ansiedad o les resultan amenazadoras o abusivas. si usted oye voces que no le resultan molestas, no existe ningn motivo para considerarlas pro-blemticas. sin embargo, la sola experiencia de orlas hace que algunos se sientan preocupados. otras veces, puede parecer que las voces hablan del oyente, llegando a describir lo que est haciendo o pensando. este tipo de experiencia puede resultar muy confusa porque cuesta comprender cmo es posible que las voces sepan detalles tan personales. si son groseras o abusivas pueden causar molestias especiales. en ocasiones pronuncian obscenidades o piden a quien las escucha que haga cosas terribles.

    existe cierto grado de evidencia de que las voces son un fenmeno psicolgico normal que casi todos podemos experi-mentar en determinadas circunstancias. las alucinaciones pueden ser inducidas por drogas (como el cannabis, el lsd o la cocana) o por la abstinencia alcohlica despus de un perodo prolonga-do de consumo intenso. existen algunos acontecimientos vitales estresantes concretos como, por ejemplo, el duelo, que parecen

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  • 40 Captulo 2 son anormales mis experiencias?

    causar la experimentacin de alucinaciones (ver personas u or voces). un estudio, por ejemplo, detect que ms del 80% de las personas mayores que haban perdido a su pareja haban experi-mentado una alucinacin visual o auditiva (creyeron que vean u oan a su pareja) durante el mes posterior a la muerte.5 los estudios sugieren que entre el 10% y el 25% de la poblacin general ha tenido una experiencia alucinatoria al menos en una ocasin. un estudio reciente sobre una poblacin de 1.000 individuos sin antecedentes psiquitricos observ que el 16% haba odo voces, cifra que implica que en torno a diez millones de personas en el Reino unido y 47 millones en estados unidos han odo voces. un importante estudio norteamericano basado en entrevistas a 17.000 personas6 observ que entre el 4% y el 5% de la poblacin general haba experimentado alucinaciones durante un perodo de un ao, lo que significa que son unos tres millones de personas en el Reino unido (y casi 15 millones en estados unidos) que oyen voces cada ao.

    los investigadores que han analizado la aparicin de voces en estudiantes universitarios han observado que una minora significativa (37% a 39%) declara haber tenido este tipo de expe-riencia, y que estn relacionadas con problemas de salud mental. un estudio observ que el 71% de los 375 estudiantes entrevis-tados declararon haber tenido alucinaciones verbales breves en estado despierto.7

    el trabajo de Marius Romme, un psiquiatra social dans, res-palda estos hallazgos. observ que el 39% de las 173 personas con

    5 grimby, A., Bereavement among elderly people: grief reactions, post-bereavement hallucinations and quality of life, en Acta Psychiatrica Scan-dinavica 87, 1993, pgs. 72-80.

    6 tien, A. Y., distribution of hallucinations in the population, en Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology 26, 1991, pgs. 287-292.

    7 Posey, t. B., losch, M. e., Auditory hallucinations of hearing voi-ces in 375 normal subjects, en Imagination, Cognition and Personality 2, 1983, pgs. 99-113.

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    alucinaciones auditivas que respondi a un llamado a travs de la televisin no reciba atencin psiquitrica.8 tomados en conjun-to, estos resultados sugieren que el hecho de or voces es una experiencia mucho ms habitual de lo que los mdicos suelen suponer y que no conduce forzosamente a necesitar atencin psiquitrica.

    de dnde vienen las voces?

    Calvin empez a or voces a los dieciocho aos. Precisamen-te en aquella poca haba comenzado a recordar un episodio de abusos sexuales sufrido durante su infancia. esos recuerdos le resultaban muy perturbadores y tena problemas para dor-mir. Al intentar conciliar el sueo y con la esperanza de sentirse ms tranquilo durante el da, empez a fumar gran-des cantidades de cannabis. Cuando las voces hicieron su aparicin descubri que stas queran apoyarlo dicindole cosas como estars bien y no fue culpa tuya. Pens que las voces podan pertenecer a amigos sobrenaturales que tra-taban de protegerlo.

    Ciertos factores parecen asociarse con el inicio de la experiencia de or voces,9 y algunos estaban presentes en el caso de Calvin:

    la experiencia reciente de un duelo.la experiencia de abusos sexuales durante la infancia o du-rante la vida adulta.

    8 Romme, M., escher, A., Hearing voices, en Schizophrenia Bulletin 15, 1989, pgs. 209-216.

    9 Kingdom, d. g., turkington, d., Cognitive-behavioural Therapy of Schizophrenia, Hove, lawrence erlbaum, 1994.

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  • 42 Captulo 2 son anormales mis experiencias?

    la experiencia de otros tipos de trauma grave (como, por ejemplo, ser vctima de agresiones fsicas, combates o se-cuestros).el confinamiento solitario. la privacin de sueo. el consumo de determinadas drogas (como el speed, la co-cana, el cannabis o el lsd).una temperatura muy elevada u otra enfermedad fsica.encontrarse en la frontera entre el sueo y la vigilia.

    Marius Romme describi que la mayora de los pacientes que haba visitado haban empezado a or voces despus de experimentar un acontecimiento traumtico, y sugiere que el hecho de or voces puede formar parte de un proceso de afrontamiento. sin duda, sta es una manera de entender el desarrollo de las voces que oa Calvin.

    Aunque resulte difcil de creer, a veces las voces que nadie ms puede or pueden ser interpretaciones errneas de otros soni-dos. tambin pueden ser la interpretacin falsa de los propios pensamientos, y parece como si una persona estuviera hablando en voz alta. eso no significa que el sonido de la voz tenga que ser similar al de la propia voz. Podran parecerse al recuerdo de la voz de alguna otra persona. ser una voz masculina, femenina o inclu-so infantil. la manera ms sencilla de entender esto es pensar en los sueos. en nuestros sueos podemos or las voces de otras personas mientras hablan. tambin existen otros ejemplos de soni-dos que podemos recordar o experimentar vvidamente: el recuer-do de otras personas mientras hablan, cuando imaginamos deli-beradamente una conversacin con alguien a quien conocemos bien o cuando somos incapaces de apartar de nuestras mentes una cancin que hemos escuchado en la radio. estos ejemplos demues-tran que, en determinadas situaciones, podemos ser capaces de experimentar nuestros propios pensamientos como si fueran la voz de otra persona. Al parecer, la probabilidad de que esto suce-da es mayor en determinadas circunstancias, como despus de

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  • Por qu algunas personas se sienten perturbadas...? 43

    episodios de insomnio, la exposicin a fuentes de estrs o por efecto de las drogas.

    existen muchos hallazgos cientfi cos que respaldan esta ex-plicacin. Por ejemplo, los escneres cerebrales han mostrado que cuando las personas estn oyendo voces existe actividad en las regiones cerebrales que normalmente controlan el habla.10 otros estudios han mostrado que los msculos del habla se mueven cuando las personas oyen voces, de una manera muy similar a la que tiene lugar cuando hablamos con nosotros mismos o pensamos en palabras (este fenmeno se denomina subvocalizacin y es simi-lar al que se produce cuando leemos o rezamos en silencio). Final-mente, algunos estudios cientfi cos sugieren que la subvocalizacin deliberada (cuando, por ejemplo, uno cuenta para s mismo, reci-ta una poesa, resuelve crucigramas, etctera) interfi ere con las voces, frecuentemente hasta las impide. Por lo tanto, parece que a menudo las voces consisten en un discurso interno (o en nues-tros propios pensamientos) y que se vivencian como si procedie-ran de alguien o algo diferente.

    Por qu algunas personas se sienten perturbadas por sus voces?

    Calvin slo comenz a sentirse perturbado por sus voces cuando lo ingresaron en un hospital y lo obligaron a tomar medicamentos. en ese momento, las voces pasaron de ser comprensivas a ser abusivas y crticas, decan cosas como est loco, nunca saldr del hospital y alguien debera

    10 Mcguire, P. K., silbersweig, d. A., Wright, i., Murray, R. M., the neural correlates of inner speech and auditory verbal imagery in schi-zophrenia: relationship to auditory verbal hallucinations, en British Journal of Pschychiatry 169, 1996, pgs. 148-159.

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  • 44 Captulo 2 son anormales mis experiencias?

    darle una buena paliza. empez a preocuparle que, en rea-lidad, las voces fueran las de vecinos suyos o de otros pacien-tes del centro y que tuvieran la intencin de hacerle dao debido a su origen racial.

    A pesar de que muchas personas oyen voces y no se sienten inquietas en absoluto por ellas, llegando incluso a valorar esta experiencia, otras se sienten totalmente trastornadas. es posible que sea el resultado de un cambio en las circunstancias vitales o de un aumento del estrs. el caso de Calvin puede haber sido ste, ya que ser ingresado en un hospital psiquitrico puede resultar una experiencia muy atemorizante. es fcil entender que si se oyen voces que parecen proceder de alguien poderoso o de alguien que pretende hacernos dao, la experiencia puede resultar muy perturbadora (no sorprende que Calvin se sintiera intranquilizado al creer que sus vecinos tenan la intencin de causarle algn dao).

    Algunas personas se sienten preocupadas por el contenido del mensaje de las voces (las voces que Calvin oa eran claramente amenazadoras), mientras que otras personas se inquietan porque las voces les distraen mucho y les impiden hacer cosas como concentrarse, mantener una conversacin o conciliar el sueo. el motivo por el que experiencias como la de or voces puedan resultar perturbadoras se analizar ms detalladamente en captu-los posteriores.

    es frecuente sentirse paranoico?

    Hemos visto que Cath es una mujer de cuarenta y un aos con dos hijos adultos que ha estado en contacto con los ser-vicios psiquitricos durante los veintids aos trascurridos desde el nacimiento de su primer hijo. en aquel momento crea que los servicios sociales se dedicaban a espiarla para

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  • es frecuente sentirse paranoico? 45

    obtener informacin y quitarle la custodia de su hijo. Aun-que afront y super ese episodio, con el nacimiento de su hija Claire dos aos ms tarde sus creencias reaparecieron. los problemas de Cath se han mantenido a lo largo de los aos y actualmente cree que la polica colabora con los ser-vicios sociales planeando someterla a un proceso judicial. Piensa que entran en su casa cuando ella sale y que cambian las cosas de lugar para recordarle que la vigilan. Como resul-tado de ello raramente sale de su casa.

    las ideas o creencias que un mdico denominara delirios tam-bin son un sntoma muy frecuente de la esquizofrenia; el tipo ms habitual es el delirio de persecucin o las creencias paranoides que tienen lugar cuando las personas creen que alguien est tra-tando de hacerles dao de modo deliberado. Alrededor del 60% de las personas con un diagnstico de esquizofrenia tienen este tipo de convicciones.

    esta clase de creencias tambin es notablemente frecuente en la poblacin general.11 Por ejemplo, las investigaciones han mos-trado que en torno al 25% de los individuos sin antecedentes de utilizacin de los servicios de salud mental piensa que alguien les persigue (esto representara aproximadamente 15 millones de per-sonas en el Reino unido y 74 millones en estados unidos) y alrededor del 10% tienen pensamientos acerca de la existencia de una conspiracin en su contra (en torno a seis millones de perso-nas en el Reino unido y a 30 millones en estados unidos). evi-dentemente, la mayora de las personas experimenta de vez en cuando, sin motivo, sentimientos moderados de no gustar a otros; por ejemplo, al entrar en una habitacin llena de desconocidos.

    11 verdoux, H., Maurice-tison, s., gay, B., van os, J., salamon, R., Bourgeois, M. l., A survey of delusional ideation in primary-care patients, en Psychological Medicine 28, 1998, pgs. 127-134.

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  • 46 Captulo 2 son anormales mis experiencias?

    Con qu frecuencia se tiene otro tipo de creencias inusuales?

    en ocasiones a Calvin le preocupa que la gente en la televi-sin o en la radio est hablando de l.

    existen muchos otros tipos de creencias inusuales. entre las per-sonas diagnosticadas de esquizofrenia los ms frecuentes son los delirios de referencia, en los que las personas sienten que otra gente, la televisin o la radio, las revistas o los peridicos estn hablando de ellas (observado en torno al 70% de los pacientes). los delirios de control, en los que las personas creen que sus acciones son controladas por alguien o algo (como por ejemplo dios, el diablo, extraterrestres u otros individuos), tambin son frecuentes y se observan en alrededor del 50% de los pacientes. otras creencias inusuales comunes incluyen el pensar que los pro-pios pensamientos son emitidos, que los pensamientos son in-troducidos en el propio cerebro desde el exterior, o la conviccin de que uno ha sido elegido para realizar una misin, o que es especial por algn motivo concreto.

    en un estudio realizado en 60.000 adultos britnicos, se observ que las creencias en fenmenos no cientfi cos o parapsi-colgicos eran frecuentes.12 Por ejemplo, el 50% de las personas objetos de ensayo expres su creencia en la transferencia de pen-samientos entre dos personas (telepata) y el 25% crea en los fan-tasmas. otras investigaciones han demostrado que entre el 30% y el 80% de las personas creen, hasta cierto punto, en algunas ideas que los mdicos suelen etiquetar de delirantes. As. en un estudio13

    12 Cox, d., Cowling, P., Are You Normal?, londres, tower Press, 1989.13 Peters, e. R., Joseph, s. A., garety, P. A., Measurement of delusi-

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  • de dnde vienen las creencias delirantes? 47

    se observ que el 42% de las personas cree que otros estn hacien-do insinuaciones acerca de ellas (unos 25 millones en el Reino unido y 136 millones en estados unidos) y que el 5% piensa que la televisin o las revistas contienen mensajes especiales diri-gidos personalmente a ellos (alrededor de tres millones de per-sonas en el Reino unido y 15 millones en estados unidos).

    de dnde vienen las creencias delirantes?

    Probablemente, tanto el estrs como la cultura y el sistema general de creencias de una persona desempeen un papel en el desarrollo de las creencias inusuales. Por ejemplo, es improbable que alguien que no ha recibido una educacin religiosa llegue a preocuparse por la posibilidad de que el diablo le controle, o que alguien que nunca ha credo en la vida extraterrestre se preocupe por la posibilidad de que haya seres desconocidos enviando pensamientos a su cerebro.

    los psiclogos han demostrado que, en contra de la convic-cin popular, los delirios no son mantenidos con una certidumbre absoluta y que stos varan en trminos de la perturbacin que provocan, del tiempo que las personas dedican a pensar en ellos y del esfuerzo realizado para enfrentarse con estos pensamientos.14 tambin se ha investigado que los pacientes que experimentan creencias delirantes tienden a precipitarse en sus conclusiones y tienen un estilo de razonamiento que se caracteriza por la rapidez

    nal ideation in the normal population: introducing the Pdi (Peters et al. delusions inventory), en Schizophrenia Bulletin 25, 1999, pgs. 553-576.

    14 garety, P. A., Hemsley, d. R., Delusions, londres, Psychology Press, 1994.

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  • 48 Captulo 2 son anormales mis experiencias?

    y el exceso de confi anza;15 dicho de otra manera, las personas con creencias inusuales toman las decisiones relacionadas con las cau-sas de los acontecimientos de manera muy rpida y a menudo se aferran a la primera explicacin que se les ocurre de un asunto. se ha observado que las creencias paranoides, especialmente, pue-den producirse cuando la gente culpa a otras personas de las experiencias vitales negativas,16 y se cree que este estilo de razo-namiento puede contribuir a protegerles de una baja autoestima (si culpas a otra persona cuando algo te sale mal, no tienes que culparte a ti mismo).

    en el caso de Cath, es posible que sus temores acerca de sus hijos puedan haberla llevado a sentir que mereca ser casti-gada de alguna manera. tal vez el culpar a la polica y a los servicios sociales por todo lo malo que le sucede actualmen-te evite, de alguna manera, la necesidad de culparse a ella misma (protegiendo as su autoestima). tambin puede ser que estuviera atribuyndole signifi cado a una coincidencia, como por ejemplo al hecho de haber recibido una carta de los servicios sociales en el momento que un helicptero sobrevolaba su casa, asumiendo que exista una conspiracin que involucraba a la polica y a los servicios sociales slo porque esto fue lo primero que se le ocurri. Mientras otras personas podran haber descartado esta idea por poco rea-lista, su estilo de pensamiento podra hacer que se aferrara a esta explicacin.

    15 Huq, s. F., garety, P. A., Hemsley, d. R., Probabilistic judgements in deluded and non-deluded subjects, en Quarterly Journal of Experimental Psychology 40A, 1988, pgs. 801-812.

    16 Bentall, R. P., Corcoran, R., Howard, R., Blackwood, R., Kin-derman, P., Persecutory delusions: a review and theoretical integration, en Clinical Psychology Review 22, 2001, pgs. 1-50.

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  • Por qu algunas personas se sienten perturbadas...? 49

    Por qu algunas personas se sienten perturbadas por sus creencias inusuales?

    en un estudio sobre ideas inusuales,17 se observ que no era el contenido de las creencias el que permita distinguir entre los pa-cientes ingresados en un servicio de psiquiatra y los miembros de la poblacin general, sino el grado de certidumbre (hasta qu punto crean que sus convicciones eran ciertas), malestar y preo-cupacin (hasta qu punto no podan evitar pensar en ello). este dato sugiere que es el modo como estos pensamientos son inter-pretados, ms que los pensamientos propiamente dichos, lo que distingue a los pacientes psicticos de la poblacin general. dicho de otra manera, cuanto mayor sea la atencin que las personas presten a los pensamientos inusuales, mayor ser su seguridad de que stos deben ser ciertos, y cuanto mayor sea la signifi cacin que les atribuyan, mayor ser la probabilidad de que se sientan angustiados y busquen ayuda psiquitrica.

    en el caso de Cath, ella crea, con una certeza prxima del 90%, que los servicios sociales y la polica trataban de procesarla judi-cialmente y dedicaba gran cantidad de tiempo a darle vueltas a estas ideas; como resultado, se senta angustiada casi siempre. Probablemente, si pudiera pensar en estas fantasas considern-dolas improbables y consiguiera expulsarlas de su mente, su sufrimiento sera mucho menor. en captulos posteriores exa-minaremos de qu manera podra terminar desarrollando habi-lidades que la ayudaran a alcanzar este objetivo.

    17 Peters, e., day, s., McKenna, J., orbach, g., delusional ideation in religious and psychotic populations, en British Journal of Clinical Psycholo-gical 38, 1999, pgs. 83-96.

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  • 50 Captulo 2 son anormales mis experiencias?

    son anormales mis propias experiencias?

    en este y posteriores captulos del libro le pediremos que realice algunos ejercicios que pueden ayudarle con cualquier problema psictico que haya estado experimentando.

    Tiene alguna experiencia similar a las que se han descrito en este captulo? En caso afirmativo, cules son?

    Cree que son comunes? Base su decisin en la informacin que se ha presentado en este captulo.

    Sus experiencias o creencias

    Porcentaje de la poblacin con experiencias similares

    Cantidad de personas con esta experiencia en el Reino Unido (con una poblacin total cercana a los 60 millones de personas)

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  • debera buscar ayuda? 51

    Cuando empez a tener estas experiencias, haba algn factor (quizs sea-lado por otras personas) asociado con su inicio? Marque todas las casillas que correspondan.

    Fallecimiento de una persona querida

    Abusos sexuales durante la infancia

    Abusos sexuales durante la vida adulta

    Agresiones fsicas durante la infancia

    Agresiones fsicas durante la vida adulta

    Abuso emocional o bullying intensos

    Situaciones de combate o secuestro

    Confinamiento solitario o aislamiento social

    Privacin de sueo

    Consumo de drogas (como por ejemplo speed, cocana, cannabis, xtasis)

    Consumo de sustancias alucingenas (como por ejemplo setas mgicas o LSD)

    Una temperatura muy elevada u otras enfermedades fsicas

    debera buscar ayuda?

    Parece lgico pensar que, si las experiencias inusuales son tan comunes como parece sugerir la evidencia comentada, muchas personas con este tipo de experiencias se las arreglan perfecta-mente sin necesidad de buscar ayuda. las siguientes preguntas pueden ayudarle a decidir si quiere buscar ayuda para sus ex-periencias.

    1. Cmo me siento? Si las experiencias provocan que se sienta ansioso, enfadado, triste o angustiado, puede merecer la pena reflexionar acerca de lo que le ha estado sucediendo y valorar si desea buscar algn tipo de

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  • 52 Captulo 2 son anormales mis experiencias?

    ayuda para sus problemas. Por otro lado, puede decidir tomar medidas para solucionar sus problemas usted mismo.

    2. Soy capaz de hacer las cosas que deseo hacer? Si existe algo que le gustara realizar, como por ejemplo visitar a sus amigos, salir, ir a comprar o buscar trabajo, y la preocupacin por sus experiencias est impidiendo que las lleve a cabo; en ese caso merece la pena valorar la posibilidad de adoptar algn tipo de iniciativa.

    3. Mis relaciones cercanas estn siendo afectadas? Si sus experiencias inusuales y su sufrimiento provocan problemas en sus relaciones interpersonales im-portantes, enfrentarse con esas vivencias puede tener efectos positivos.

    4. Se ve mi sueo afectado? Al tratar de conciliar el sueo por la noche, determinadas preocupaciones no cesan de dar vueltas en su cabeza haciendo que se sienta inquieto e incapaz de calmarse? Se despierta temprano y le resulta imposible conciliar el sueo de nuevo debido a las inquietudes que le rondan?

    5. Respecto a mi estado fsico, me siento anormal o me gustara sentirme de manera diferente? Se siente ms cansado que normalmente? Experimenta palpitaciones, dolores de cabeza, nuseas, mariposas en el estmago, in-capacidad para concentrarse, se siente tembloroso, etctera, pero no se le ocurre ninguna causa fsica? Este tipo de experiencias puede indicar que tiene preocupaciones, incluso si no es consciente de ellas.

    6. Han comenzado otras personas a sealar que me comporto de manera distinta a la habitual? Si otras personas de su confianza han empezado a sealar que su comportamiento, reacciones o estado de nimo parecen diferentes a los habituales, puede merecer la pena comprobar si tiene alguna preocupacin que pueda explicar estas diferencias.

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  • ser siempre as? 53

    3. seR sieMPRe As?

    en ocasiones, Cath piensa en su vida y tiene la sensacin de haber sufrido sus problemas desde siempre. despus de vein-tids aos de sentirse atemorizada casi constantemente, le resulta difcil recordar la poca anterior al nacimiento de ste-ven y Claire, cuando era capaz de disfrutar de las cosas sen-cillas de la vida, como visitar a sus amigos o ir al pub con su marido. Cuando piensa en el futuro muy pocas cosas la ilu-sionan y slo imagina los prximos aos en los que su protec-cin y su seguridad dependern de un hombre al que hace tiempo ha dejado de amar y que, a su vez, parece haber dejado de quererla. su pesimismo acerca del futuro est vinculado a sus creencias sobre lo que le ha sucedido. despus de todo, piensa, si sus torturadores la han perseguido durante ms de veinte aos es probable que no dejen de hacerlo nunca.

    Calvin tambin se siente pesimista acerca del futuro, aun-que por motivos muy diferentes. A pesar de que slo ha recibido atencin psiquitrica durante cuatro aos, igual que le sucede a Cath le cuesta recordar la poca anterior a su enfermedad. A diferencia de Cath, ha comenzado a aceptar progresivamente la explicacin sobre sus difi cultades que le dan mdicos y enfermeras. ellos han tratado de convencerle, insistentemente, de que sufre una enfermedad del cerebro.

    el problema de Calvin es que tanto mdicos como enfermeras parecen ser muy pesimistas en lo que respecta a su enfermedad. de hecho, en una ocasin su psiquiatra le explic (con un tono amable: era evidente que opinaba que

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  • 54 Captulo 3 ser siempre as?

    lo mejor era que Calvin tuviera expectativas poco realistas) que debera aceptar la naturaleza de la esquizofrenia como enfermedad para toda la vida, que nadie se recuperaba de ella por completo y que debera asumir sus limitaciones y hacerse a la idea de que necesitara tomar su medicacin durante el resto de su existencia. este hecho no sera tan negativo si la medicacin slo tuviera efectos positivos. no obstante, como vimos en el captulo anterior, cuando toma-ba la medicacin Calvin sola sentirse desmotivado y falto de emociones.

    la idea de que la psicosis es una enfermedad para toda la vida tiene su origen en los inicios de la psiquiatra y sigue siendo aceptada por muchos profesionales de la salud mental contemporneos. de hecho, emil Kraepelin, el primer psiquiatra del siglo xix que introdujo el concepto de esquizofrenia, opinaba que la enfer-medad era degenerativa; dicho de otro modo, que casi todos los pacientes empeoraran a lo largo del tiempo.18

    un motivo por el que algunos profesionales de la salud men-tal siguen manteniendo esta visin pesimista es que se les ense a pensar as durante sus aos de formacin. otro motivo es que tienden a recordar a aquellos pacientes con difi cultades ms per-sistentes que, por lo tanto, necesitaron un tratamiento continuado. los afectados que experimentaron episodios breves y desapare-cieron de la consulta, sin necesidad de ayuda adicional, pueden ser olvidados rpidamente. Para entender el curso probable que seguir una persona aquejada de sntomas psicticos, lo mejor es echar un vistazo a algunos estudios.

    de hecho, existen muy pocos estudios que hayan explorado lo que le sucede a los individuos con psicosis a lo largo de pero-dos muy prolongados, sobre todo por la enorme difi cultad que

    18 Kraepelin, e. (1919), Dementia preacox and Paraphrenia, Huntington, Kriger, 1973.

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  • ser siempre as? 55

    conlleva la realizacin de estas investigaciones. no obstante, todos los que se han efectuado han llegado a las mismas conclusiones generales:

    1. El desenlace (cmo conviven los individuos con la enfermedad a lo largo del tiempo) resulta ser un concepto muy difcil de definir. Esto es as porque algunas personas lo llevan bien, otras, en cambio, mal. Por ejemplo, los sn-tomas de algunas personas desaparecen paulatinamente, mientras que los de otras siguen (desenlace sintomtico); hay afectados capaces de afrontar un empleo mientras que otros no (desenlace laboral); y algunas personas consiguen conservar redes de amistades mientras que otras se van quedando socialmente aisladas de manera progresiva (desenlace social). Un aspecto muy importante es que estos tipos de desenlaces diferentes no parecen tener demasiada relacin entre ellos. Es decir, una mujer puede recuperarse por completo de sus sntomas pero sentirse incapaz de ir a trabajar, mientras que otra puede ser capaz de conservar una vida social y una carrera profesional y, por ejemplo, seguir oyendo voces.

    2. El desenlace es tremendamente variable, no importa cul sea el diagnstico. Por ejemplo, determinadas personas se recuperan por completo de sus sntomas, mientras que otras siguen estando afectadas durante largos lap-sos de tiempo. Una regla general es que alrededor de una tercera parte de los pacientes de Europa y Norteamrica parecen sanar enteramente, mientras que uno de cada cuatro sigue estando enfermo. El resto de pa-cientes (en torno a una tercera parte) tiene desenlaces intermedios, ya sea porque experimentan sntomas leves durante mucho tiempo o porque viven episodios sintomticos graves ocasionales, pero estn libres de sntomas priotariamente. Dado que muchas de las personas que pertenecen a este ltimo grupo son capaces de afrontar eficazmente las exigencias de la vida cotidiana, es razonable afirmar que ms de la mitad de los pacientes que buscan ayuda psiquitrica para su psicosis se sienten razonablemente felices durante largos perodos de sus vidas.

    3. Una recuperacin completa puede producirse muchos aos despus del inicio de los problemas. Un estudio reciente de la Organizacin Mundial de la Salud que examin a pacientes 15 y 25 aos despus del inicio de su enfermedad observ que muchos de ellos que seguan estando enfermos 15 aos despus del comienzo de su trastorno se haban recuperado al final del perodo de 25 aos.

    4. Sorprendentemente, cuando se han realizado comparaciones entre pacientes que viven en pases no industrializados (por ejemplo, Nigeria o la China rural) y pacientes procedentes de pases industrializados (por ejemplo, el Reino

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  • 56 Captulo 3 ser siempre as?

    Unido o Estados Unidos), en general se ha observado que se recupera una cantidad mayor de pacientes en los pases no industrializados. La explicacin de este hecho ha sido objeto de una discusin acalorada, pero muchos psiclogos y psiquiatras creen que el motivo es que los pacientes que viven en pases no industrializados experimentan una menor intensidad de estrs, estn menos discriminados (por lo que luego estn en mejor situacin para volver a sus vidas) o tienen sociedades y familias que les proporcionan un grado de apoyo mayor.

    Al fi nal, Calvin tuvo la suerte de encontrar a un nuevo psi-quiatra, el doctor skinner, que pareca estar informado de los ltimos avances cientfi cos y que se tom el tiempo debi-do para explicarlos en un lenguaje que Calvin pudiera com-prender. en el fondo, este intercambio fue suscitado por el propio paciente, que se dio cuenta de que el hecho de visitar a un nuevo mdico por primera vez representaba una opor-tunidad ideal para preguntar algunas cuestiones que llevaban preocupndole algn tiempo. Antes de entrar en la consul-ta estaba muy nervioso y le preocupaba que el doctor le riera por formular preguntas. sin embargo, estaba tan deci-dido a obtener respuestas que hizo apuntes en un papel para estar seguro de no olvidarse de nada.

    As las cosas, el mdico no podra haber sido ms ama-ble. Al darse cuenta de la gran ansiedad de Calvin, trat de tranquilizarlo inmediatamente. le explic que intentara dar respuesta a todas las preguntas que pudiera en el cuarto de hora de que disponan, pero que si necesitaba ms tiempo le ofrecera una cita especial. el mero hecho de que el doctor se tomara tantas molestias ya hizo que Calvin se sintiera valorado.

    Cuando Calvin le narr que se senta atemorizado por lo que pudiera sucederle en el futuro, el doctor sonri con complicidad y le habl de los estudios a largo plazo que se haban realizado. le explic que deba ser optimista sobre el futuro y seal que, hasta el momento, haba conseguido afrontar muy bien algunas experiencias inquietantes. Calvin

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  • ser siempre as? 57

    accedi a visitar al doctor en una segunda ocasin, como ste haba sugerido, y en la que trataran de pensar en un modo de aumentar al mximo las posibilidades de su recu-peracin completa.

    A medida que se alejaba de la consulta, Calvin se sinti mejor de lo que nunca se haba sentido desde la primera vez que enfermara. se senta preparado para infl uir sobre su propio futuro y optimista sobre lo que probablemente le deparaban los aos por venir.

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  • 3P Morrison DEF.indd 58 14.12.2010 22:51:29

  • qu me est pasando? 59

    4. qu Me est PAsAndo?

    Cath recibi una carta del departamento de la seguridad social que trataba sobre su pensin por discapacidad. en ese escrito, le pedan que acudiera a una cita para asegurar la continuidad de los pagos y le daban fecha y hora. Cuando sali de casa para presentarse a la cita se senta muy ansiosa.

    en el camino empez a intranquilizarse por la posibili-dad de que los helicpteros que oa volar por encima de ella estuvieran intentando leer su mente para obtener informacin sobre sus relaciones personales. le preocupaba que trataran de usar cualquier informacin en su contra en un eventual juicio. debido a ello, su ansiedad aument mucho y empe-z a tener palpitaciones, lo que la inquiet an ms porque crea que podan deberse a las ondas de radio emitidas desde el helicptero.

    Cath fi j la vista en la acera y empez a contar las bal-dosas, pensando que eso bloqueara la vigilancia del helicp-tero. lleg al camino principal al mismo tiempo que un coche de polica la adelantaba, y en ese momento estaba tan con-vencida de que ste formaba parte del mismo plan que dio media vuelta y regres a su casa, mirando al suelo y contan-do baldosas durante todo el camino de vuelta. debido a lo sucedido en aquella ocasin no contest ninguna de las tres cartas siguientes del departamiento de la seguridad social.

    A raz de su incapacidad para asistir a las citas o respon-der a las cartas, Cath recibi un escrito que anunciaba la interrupcin de algunos de sus subsidios. Crey que la reduc-

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  • 60 Captulo 4 qu me est pasando?

    cin de sus ingresos era el resultado de una conspiracin entre la polica y los servicios sociales, que pretendan cas-tigarla por crmenes cometidos en su juventud.

    los incidentes del tipo descrito arriba son bastante frecuentes en las vidas de las personas con psicosis. si usted ha estado sufriendo el tipo de problemas que hemos expuesto en los ltimos tres ca-ptulos es posible que haya vivido experiencias similares a las de Cath. tal vez se haya sentido aterrorizado por alguna combinacin de acontecimientos que le ha hecho sentir amenazado. A lo mejor, al igual que le sucedi a Cath, su experiencia le ha llevado a adoptar un curso de accin que slo ha servido para acrecentar sus problemas. en este captulo exploraremos cmo se producen estos incidentes. Consecuentemente, empecemos considerando qu le estaba sucediendo a Cath siguiendo el procedimiento que adoptara un psicoterapeuta:

    qu le sucedi realmente a Cath?

    Comportamiento: Mir al suelo y cont baldosas, volv a casa.

    Acontecimiento: Un helicptero sobrevuela.

    Pensamiento: El helicptero est intentando leer mi mente.

    Sentimiento: Ansiedad.

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  • descomponer los problemas para entenderlos... 61

    el diagrama de la pgina anterior trata de ilustrar qu sucedi. el incidente comenz cuando Cath sali de casa para acudir a la cita en el departamiento de la seguridad social por la que ya se senta ansiosa. vctima de la ansiedad, Cath examinaba su entorno buscan-do posibles fuentes de peligro. Al or el helicptero interpret que la polica y los servicios sociales estaban espindola. le preocupaba que pudieran ser capaces de leer su mente y para evitarlo fij la vista en el pavimento y se puso a contar las baldosas. desgraciadamente, eso comport que Cath dejara de ver lo que suceda alrededor y, por consiguiente, fue incapaz de darse cuenta de cualquier cosa que estuviera en contradiccin con sus temores (como por ejemplo que, de hecho, el helicptero estaba sobrevolando el centro de la ciudad, situado a cierta distancia). debido a su preocupacin la ansiedad de Cath aument y, por ello, empez a experimentar palpitaciones. no se dio cuenta de que se deban a la ansiedad, sino que asumi que eran provocadas por el equipo de vigilancia que, segn crea, viajaba en el helicptero. en consecuencia, sus palpitaciones parecieron confirmar sus temores y aumentaron su miedo, de manera que regres a su hogar sin llegar a descubrir si el hecho de haber asistido a su cita hubiera comportado que se produjera algn acontecimiento negativo. despus de este incidente los subsidios de Cath fueron reducidos. en conclusin, ella interpret este episodio como una prueba adicional que reforzaba su creencia en una conspiracin en su contra por parte de la polica y de los servicios sociales.

    descomponer los problemas para entenderlos: el mtodo de la terapia cognitiva

    todos nuestros problemas estn compuestos por una determinada cantidad de factores. Cuando se produce algn acontecimiento que desencadena un sentimiento negativo suele dar lugar a la siguiente secuencia.

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  • 62 Captulo 4 qu me est pasando?

    1. Sucede un acontecimiento y tratamos de entenderlo.

    2. Pensamientos. stos son los pensamientos que se nos ocurren despus de un acontecimiento. Por ejemplo, pensamos en qu dice sobre nosotros el asunto reciente, en qu estarn pensando los dems o en cules son las posibles consecuencias que imaginamos.

    3. Sentimientos. Afectan a la manera en que nos sentimos en nuestro fuero interno: tristes, preocupados, enfadados o asustados.

    4. Comportamientos. Influyen en aquello que hacemos como resultado de nuestros sentimientos, de algo que ha sucedido o de un pensamiento que hemos tenido. Puede ser algo que hacemos fsicamente, como ir cabizbajo y no mirar a los dems, o algo que realizamos interiormente, como cantar para nosotros mismos o intentar no pensar en algo inquietante.

    Adems, nuestras reacciones frente a acontecimientos afectarn a nuestro entorno, como sucedi en el ejemplo de Cath: no acu-di al departamento de la seguridad social y posteriormente se interrumpi su subsidio. estos cambios en nuestro entorno pueden provocar modificaciones en el