1
YOHANA, UNA ESTILISTA QUE COMENZÓ SOLA UNA NUEVA VIDA La pequeña Lizzie Juliana sonríe con picardía mientras su mamá la peina y la prepara para ir al colegio. Yohana Marín Barrios es una estilista de 33 años. Desde hace seis años su hija se convirtió en el motor de su vida y la motivación para levantarse cada día a trabajar en un salón de belleza en Soledad, propiedad de una tía suya. Aunque gana un poco más del mínimo, dependiendo de las temporadas, le “alcanza para sobrevivir”, a pesar de tener a su cargo a su mamá, su hermana y su hija. Para ella no ha sido fácil pero gracias a su esfuerzo y el de su mamá poco a poco va logrando su sueño. “Desde pelaíta quise ser estilista, siempre me gustó. Yo empecé como manicurista pero yo quería ser estilista y lo estudié. Hace poco hice un examen para estudiar cosmetología en el Sena, tengo que averiguar si quedé, porque quiero eso”, comenta mientras termina de preparar a Lizzie, y agrega “con el favor de Dios espero abrir mi propio salón para no depender de nadie, porque me han propuesto asociarme con otras personas pero yo quiero que sea mío, que no me manden”. Rehacer su vida después de separarse del padre de su hija, hace casi 3 años y medio, ha sido quizás lo más complicado. “Yo no me la puedo llevar al trabajo porque ella es muy celosa y se me hace complicado si tengo que atender a un cliente”, afirma Yohana con una expresión severa en el rostro pero que se suaviza ante la mirada de inocencia de Lizzie. Como madre soltera le ha costado mucho rehacer su vida y mantener una estabilidad entre su hija y su trabajo, sin embargo tiene claras sus prioridades y lucha cada día por sacar adelante su familia y cumplir las metas que se ha propuesto.

crinica peridistica 2

Embed Size (px)

DESCRIPTION

crinica peridistica 2

Citation preview

Page 1: crinica peridistica 2

YOHANA, UNA ESTILISTA QUE COMENZÓ SOLA UNA NUEVA VIDA

La pequeña Lizzie Juliana sonríe con picardía mientras su mamá la peina y la prepara para ir al colegio.

Yohana Marín Barrios es una estilista de 33 años. Desde hace seis años su hija se convirtió en el motor de su vida y la motivación para levantarse cada día a trabajar en un salón de belleza en Soledad, propiedad de una tía suya.

Aunque gana un poco más del mínimo, dependiendo de las temporadas, le “alcanza para sobrevivir”, a pesar de tener a su cargo a su mamá, su hermana y su hija.

Para ella no ha sido fácil pero gracias a su esfuerzo y el de su mamá poco a poco va logrando su sueño. “Desde pelaíta quise ser estilista, siempre me gustó. Yo empecé como manicurista pero yo quería ser estilista y lo estudié. Hace poco hice un examen para estudiar cosmetología en el Sena, tengo que averiguar si quedé,

porque quiero eso”, comenta mientras termina de preparar a Lizzie, y agrega “con el favor de Dios espero abrir mi propio salón para no depender de nadie, porque me han propuesto asociarme con otras personas pero yo quiero que sea mío, que no me manden”.

Rehacer su vida después de separarse del padre de su hija, hace casi 3 años y medio, ha sido quizás lo más complicado. “Yo no me la puedo llevar al trabajo porque ella es muy celosa y se me hace complicado si tengo que atender a un cliente”, afirma Yohana con una expresión severa en el rostro pero que se suaviza ante la mirada de inocencia de Lizzie.

Como madre soltera le ha costado mucho rehacer su vida y mantener una estabilidad entre su hija y su trabajo, sin embargo tiene claras sus prioridades y lucha cada día por sacar adelante su familia y cumplir las metas que se ha propuesto.