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CRISIS ENERGÉTICA MUNDIAL Y FUTURO DE LA ENERGÍA EN MÉXICO Sarahí Ángeles Cornejo = José Luis Apodaca Villarreal Leticia Armenta Fraire Fabio Barbosa Cano Heberto Barrios Castillo Gerardo Bazán Navarrete Roberto Best y Brown Ángel de la Vega Navarro José Cruz Escamilla Casas Claudio A. Estrada Gasca Luca Ferrari Sergio M. Galina Hidalgo Jorge Marcial Islas Samperio Nora Lina Montes Carlos Morera Camacho Pablo Mulás del Pozo Alberto Prieto Morales Víctor Rodríguez-Padilla José Antonio Rojas Nieto Daniel Romo Rico Isabelle Rousseau José Luis Calva Coordinador Análisis Estratégico para el Desarrollo Volumen 8 CONSEJO NACIONAL DE UNIVERSITARIOS

Crisis energética mundial

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Crisis energética mundial y futuro de la energía en México.

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Page 1: Crisis energética mundial

CRISIS ENERGÉTICA MUNDIALY FUTURO DE LA ENERGÍA EN MÉXICO

Sarahí Ángeles Cornejo=

José Luis Apodaca VillarrealLeticia Armenta Fraire

Fabio Barbosa CanoHeberto Barrios Castillo

Gerardo Bazán Navarrete Roberto Best y Brown

Ángel de la Vega NavarroJosé Cruz Escamilla CasasClaudio A. Estrada Gasca

Luca FerrariSergio M. Galina Hidalgo

Jorge Marcial Islas SamperioNora Lina Montes

Carlos Morera CamachoPablo Mulás del Pozo

Alberto Prieto MoralesVíctor Rodríguez-PadillaJosé Antonio Rojas Nieto

Daniel Romo RicoIsabelle Rousseau

José Luis CalvaCoordinador

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• Crisisenergéticamundialyfuentesalternasdeenergía.• TransiciónenergéticayenergíasrenovablesenMéxico.• Industriapetroleraydelgasnatural.• Generaciónysuministrodeenergíaeléctrica.• Financiamientodeldesarrollodelasindustriasenergéticas.• Renovacióninstitucionaldelagestiónpúblicadelsectorenergético.

8

Análisis Estratégicopara el DesarrolloVolumen8

OBJETIVOS

EN ESTE VOLUMEN

CNU

CONSEJO NACIONAL DE UNIVERSITARIOS

CNU CONSEJO NACIONAL DE UNIVERSITARIOSPOR UNA NUEVA ESTRATEGIA DE DESARROLLO

Colección

AnálisisEstratégicoparaelDesarrollo

Volumen1Crisis económica mundial

y futuro de la globalización

Volumen2Estrategias económicas exitosas

en Asia y en América Latina

Volumen3Mercados e inserción

de México en el mundo

Volumen4Políticas macroeconómicas para el desarrollo sostenido

Volumen5Reforma fiscal integral

Volumen6Sistema financiero para el desarrollo

Volumen7Nueva estrategia de industrialización

Volumen8Crisis energética mundial

y futuro de la energía en México

Volumen9Políticas agropecuarias,

forestales y pesqueras

Volumen10Políticas de educación, ciencia,

tecnología y competitividad

Volumen11Empleo digno, distribución

del ingreso y bienestar

Volumen12Derechos sociales

y desarrollo incluyente

Volumen13Desarrollo regional y urbano

Volumen14Cambio climático y políticas

de desarrollo sustentable

Volumen15La agenda

de la democracia en México

Volumen16¡Sí se puede!

Caminos al desarrollo con equidad

Volumen17Seguridad pública,

derechos humanos y cohesión social

Volumen18Los jóvenes de hoy:

presente y futuro

Lomo ajustado 2.1 cm

Primero:conjuntarnuestrosesfuerzosparaformulardesdeunaperspec­tivauniversitariaunsistemaintegraldepropuestasviablesdepolíticaspúblicascapacesdesuperarelpobreyerráticodesempeñomostradoporlaeconomíamexicanadurantelasúltimasdécadas,fortalecerlacohesiónsocialdenuestranaciónyabrirloscaucesdeundesarrollosustentable,incluyente,equitativoydemocrático.Segundo: contribuirdemaneraorganizadaalaformacióndelaconcien­ciaciudadanasobrelaapremiantenecesidaddequenuestropaísadopteunanuevaestrategiadedesarrollo.Tercero: contribuiraenriquecerel contenidoyaelevar la calidaddeldebatesobre losgrandesproblemasnacionalesdurante lospróximosprocesoselectoralesde2012.

Estosobjetivoslosrealizaremosconespíritudeservicioalanaciónyvi­sióndeEstado,conplenaindependenciarespectoaloscandidatosopar­tidospolíticos.

8-CRISIS ENERGÉTICA-OK.indd 1 03/02/12 16:39

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Crisis energétiCa mundialy futuro de la energía en méxiCo

análisis estratégiCo para el desarrolloVolumen 8

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CNU Consejo Asesor: John Ackerman (unam), Genaro Aguilar (ipn), Ivico Ahumada (flaCso), Alejandro Álvarez (unam), Leticia Armenta (itesm), Norman Assuad (unam), Alberto Aziz Nassif (Ciesas), Hilario Barcelata (uV), Mercedes Barquet Mon­tané (Colmex), Jorge Basave (unam), Norma Blázquez (unam), Eckart Boege (inah), Julio Boltvinik (Colmex), Carlos Bustamante (unam), José Luis Caballero (uia), Luis Fernando Cabrera (uqroo), Mario Camberos (Ciad), María Elena Cardero (unam), Juan Castaingts (uam), Manuel Martín Castillo (uady), Rafael Castillo Esquer (uson), Ana María Chávez Galindo (unam), Lorenzo Córdova Vianello (unam), Rodolfo Corona (Colef), José Antonio Crespo (Cide), Alejandro Dabat (unam), José Luis de la Cruz (itesm), Adrián de León (udg), Guillermo de la Peña (Ciesas), Raúl Delgado Wise (uaz), Enrique de la Garza (uam), Mauricio de Maria y Campos (uia), René Drucker Colín (unam), Enrique Dussel Peters (unam), Jaime Estay (buap), Clau­dio A. Estrada Gasca (unam), José Fernández Santillán (itesm), Daniel Flores Cu riel (uanl), Patricia Galeana (unam), Celso Garrido (uam), José Luis Gómez Acu ña (uaa), Juan González (uCol), Alfonso Iracheta (Cmq), Raúl Jiménez Guillén (Coltlax), Leobardo Jiménez (Colpos), Gerardo López Cervantes (uas), Guadalu­pe Mántey (unam), Carlos Marichal (Colmex), Ernesto Moreno (unam), Carlos Muñoz Izquierdo (uia), César Lenin Navarro (umiCh), Alberto Olvera (uV), Gerar­do Ordóñez (Colef), Arturo Oropeza (unam), Javier Orozco (udg), Jaime Ornelas (uatx), Úrsula Oswald (unam), Mario Iván Patiño (uia), Ruperto Patiño Manffer (unam), Pedro José Peñaloza (unam), José Luis Piñeyro (uam), Jaime Antonio Preciado (udg), Alberto Quintal Palomo (uady), Víctor Manuel Quintana (uaCj), Juan José Ramírez (Colmex), Víctor Rodríguez Padilla (unam), Ignacio Román (iteso), Rosaura Ruiz Gutiérrez (unam), Adolfo Sánchez Almanza (unam), Beatriz Schmukler (i. mora), Rita Schwentesius (uaCh), Antonio Turrent (inifap), Juan de Dios Trujillo (uas), Carlos Urzúa (itesm), Enrique Valencia (udg), Gregorio Vidal (uam), Alicia Ziccardi (unam).

Comisión Organizadora: Luis Arizmendi (ipn), Carlos Barba (udg), Graciela Ben­susán (uam), Alfonso Bouzas (unam), José Luis Calva (unam), Axel Didriksson (unam), Rodolfo García Zamora (uaz), Manuel Ángel Gómez Cruz (uaCh), Arturo Guillén (uam), Benito Hernández (unam), René Jiménez (unam), Alejandro Nadal (Colmex), Jesús Rivera de la Rosa (buap), Luis Quintana (unam), César Salazar (unam), Daniel Villafuerte (uniCaCh), Omar Wicab (uan), Jorge Witker (unam).

Coordinador: José Luis Calva (unam).

CONSEJO NACIONAL DE UNIVERSITARIOSPOR UNA NUEVA ESTRATEGIA DE DESARROLLO

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Consejo naCional de uniVersitarios

juan pablos editor

méxiCo, 2012

Crisis energétiCa mundialy futuro de la energía en méxiCo

José Luis Calva(coordinador)

Textos

Sarahí Ángeles Cornejo=, José Luis Apodaca Villarreal,Leticia Armenta Fraire, Fabio Barbosa Cano, Heberto Barrios Castillo,

Gerardo Bazán Navarrete, Roberto Best y Brown, José Luis Calva,Ángel de la Vega Navarro, José Cruz Escamilla Casas,

Claudio A. Estrada Gasca, Luca Ferrari, Sergio M. Galina Hidalgo,Jorge Marcial Islas Samperio, Nora Lina Montes, Carlos Morera Camacho,Pablo Mulás del Pozo, Alberto Prieto Morales, Víctor Rodríguez­Padilla,

José Antonio Rojas Nieto, Daniel Romo Rico, Isabelle Rousseau

Instituciones de adscripción de los autores de este volumen

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL

ESTADO DE HIDALGO

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ANÁLISIS ESTRATÉGICO PARA EL DESARROLLO

Volumen 8Crisis energética mundial y futuro de la energía en México

José Luis Calva (coordinador), Sarahí Ángeles Cornejo=,José Luis Apodaca Villarreal, Leticia Armenta Fraire,Fabio Barbosa Cano, Heberto Barrios Castillo, Gerardo Bazán Navarrete,Roberto Best y Brown, José Luis Calva, Ángel de la Vega Navarro,José Cruz Escamilla Casas, Claudio A. Estrada Gasca, Luca Ferrari,Sergio M. Galina Hidalgo, Jorge Marcial Islas Samperio,Nora Lina Montes, Carlos Morera Camacho, Pablo Mulás del Pozo,Alberto Prieto Morales, Víctor Rodríguez­Padilla, José Antonio Rojas Nieto,Daniel Romo Rico, Isabelle Rousseau

Primera edición, 2012

D.R. © 2012, Juan Pablos Editor, S.A. 2a. Cerrada de Belisario Domínguez 19, Col. del Carmen, Del. Coyoacán, México 04200, D.F. <[email protected]>

D.R. © 2012, Consejo Nacional de Universitarios para una Nueva Estrategia de Desarrollo Copilco 319, Planta Alta, Col. Copilco Universidad, Del. Coyoacán, México 04360, D.F. <www.consejonacionaldeuniversitarios.org.mx>

Diseño de portada: Daniel Domínguez Michael

ISBN de la obra completa: 978­607­711­042­2

ISBN del volumen 8: 978­607­711­048­4

Impreso en MéxicoReservados los derechos

Los trabajos de investigación incluidos en estelibro han sido arbitrados por pares académicos

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Prólogo José Luis Calva 9

primera seCCión

Crisis energétiCa mundial y fuentes alternas de energía

Crisis energética mundial:diagnóstico y alternativas Luca Ferrari y Claudio A. Estrada Gasca 19Transformación de los sistemas energéticos:componente fundamental de un nuevo crecimiento Ángel de la Vega Navarro 40

segunda seCCión

transiCión energétiCa y energías renoVables en méxiCo

Elementos para la transición energética hacia un uso creciente de las energías renovables en México Jorge Marcial Islas Samperio 61La alternativa de las fuentes renovables de energía en México Roberto Best y Brown y Claudio A. Estrada Gasca 76La investigación y desarrollo tecnológico en la transición energética Pablo Mulás del Pozo 86

terCera seCCión

industria petrolera y del gas natural

La nueva situación de la exploración y la producción petroleras en México Fabio Barbosa Cano 99La refinación en México Gerardo Bazán Navarrete y Heberto Barrios Castillo 120

Índice

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8 ÍNDICE

Producción y suministro de gas natural en México Sarahí Ángeles Cornejo= 141Impacto de la industria petroquímica en el desarrollo. Comparativa mundial Leticia Armenta Fraire 169

Cuarta seCCión

generaCión y suministro de energía eléCtriCa

Industria eléctrica: generación y suministro de electricidad José Luis Apodaca Villarreal 187Qué le toca a quién, cuándo y cómo.Una propuesta de redefinición de la industriaeléctrica en México Alberto Prieto Morales 207

quinta seCCión

finanCiamiento del desarrollo de las industrias energétiCas

Renta petrolera y la inversión en energía:México 1978–2011 Carlos Morera Camacho y José Antonio Rojas Nieto 241Pemex y la política fiscal: retos y perspectivas Daniel Romo Rico, Sergio M. Galina Hidalgo y José Cruz Escamilla Casas 264Pidiregas: eslabón financiero en la cadenade privatización del sector energético mexicano Nora Lina Montes 286

sexta seCCión

renoVaCión instituCionalde la gestión públiCa del seCtor

La renovación institucional en el sector de los hidrocarburos.Un balance de la reforma petrolera de 2008 Isabelle Rousseau 311¿Qué hacer en el sector energético? Víctor Rodríguez-Padilla 333

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Prólogo

El geofísico texano Marion King Hubbert descubrió que, en condiciones de demanda creciente, la producción de petróleo –de un yacimiento o de un país– experimenta una evolución similar a una campana de Gauss, alcanzan-do su pico cuando la mitad del petróleo ha sido extraído. En 1956 pronosti-có que la producción petrolera del conjunto de los yacimientos de Estados Unidos alcanzaría su pico entre finales de la década de 1960 y principios de la década de 1970. Su predicción se confirmó con asombrosa precisión: el pico petrolero estadounidense se alcanzó en 1970 (con una producción de 11.3 millones de barriles diarios) y fue reconfirmado con la crisis petrolera de 1973-1974, inclinando a la National Academy of Sciences a reconocer en 1975 que sus propias estimaciones optimistas estaban equivocadas y que Hubbert estaba en lo correcto.

Mientras eso ocurría en Estados Unidos, al sur del Golfo de México un pescador llamado Rudesindo Cantarell encontró una mancha de aceite que brotaba del fondo del mar a unos 70 kilómetros de la costa. Poco tiempo después, se descubrió que se trataba de un yacimiento petrolero supergi-gante, el segundo más grande del mundo, que desde entonces lleva el nom-bre de Cantarell. Su producción comenzó en 1979 con 51.8 miles de barriles diarios en promedio anual, y alcanzó su pico de Hubbert en 2004 con una producción promedio de 2.14 millones de barriles diarios, apor-tando 63.2% de la producción mexicana de crudo, que en 2004 alcanzó la cifra récord de 3.38 millones de barriles diarios.

Fue también el pico de Hubbert de la producción petrolera mexicana, co-mo se argumenta rigurosamente en este libro. Desde entonces, la extracción de petróleo ha declinado a 3.26 millones de barriles diarios en 2006, a 2.79 mdbd en 2008 y a 2.58 mdbd en 2010.

Poco antes del hallazgo de Cantarell, ocurrido en 1972, Marion King Hubbert había concluido un estudio prospectivo de la producción petrolera

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10 JOSÉ LUIS CALVA

mundial. En un artículo titulado “The Energy Resources of the Earth”, publicado en Scientific American en 1971, el célebre geofísico estadouni-dense ubicó el pico de la producción petrolera mundial en el año 2000, con base en la estimación sobre reservas petroleras probadas, probables y por descubrirse, realizada en 1967 por W. P. Ryman, de Standard Oil Co. No es sorprendente que este pronóstico de Hubbert –formulado 30 años antes del evento mundial esperado y con la información entonces disponible– no se haya confirmado con absoluta precisión; lo asombroso es que haya estado tan cerca. En un estudio publicado en noviembre de 2010, la Agencia In-ternacional de Energía –organismo creado por la ocde en 1974– señaló que el pico histórico de la producción mundial de petróleo crudo convencio-nal se alcanzó en 2006 (World Energy Outlook 2010).

Ciertamente, la Agencia Internacional de Energía observó que la produc ción de condensados y petróleo no convencional (de arenas bituminosas, crudo ultrapesado y de aguas profundas) continúa creciendo. Es una consecuencia esperada –en condiciones de demanda creciente– del pico de la producción de petróleo convencional. De hecho, este pico no sólo significa que “el vaso de petróleo convencional está medio vacío”, sino también –como se argumen-ta en este libro– que se ha extraído la mayor parte del petróleo de mejor calidad (el más ligero y con menor contenido de sulfuros), que es el primero que fluye de los yacimientos y, por lo mismo, es el más fácil de extraer y el más barato. Después ocurre lo contrario: el petróleo extraído es cada vez de menor calidad, más difícil de extraer y más caro. Y esto es precisamente lo que se ha observado como promedio planetario durante los últimos años. Por todo lo anterior, la creciente demanda adicional de petróleo ha pasado a ser cubierta con petróleo no convencional, cuya producción es de altos costos y sólo es viable con elevados precios del petróleo. Por ejemplo, con cos-tos de por lo menos 60 dólares por barril se está extrayendo petróleo de aguas profundas en la parte estadounidense del Golfo de México; con cos-tos cercanos o superiores a 70 dólares por barril se está produciendo petróleo de arenas bituminosas, etcétera (véanse en este libro los textos de Ferrari y Estrada y de Rojas y Morera).

En consecuencia, la crisis energética que irrumpió en la primera década del siglo xxi con el alza de los precios internacionales del petróleo –que pasó de 34.17 dólares por barril en 2003, a 44.17 dpb en 2004, a 60.87 dpb en 2005, a 76.13 dpb en 2007, y 98.5 dpb en 2008, tomando siempre como referente el crudo Brent y en dólares constantes de 2010– es simplemente la punta del iceberg de una crisis energética estructural de grandes consecuencias.

¿Mala suerte o buena suerte? Veamos primero la cara amable del asunto. “Las crisis traen progresos”, decía Albert Einstein. Los elevados precios del petróleo –sumados a los avances en la conciencia ecológica universal y en

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11PRÓLOGO

la construcción de acuerdos internacionales sobre el cambio climático global provocado por los gases de efecto invernadero (gei), derivados de la quema de hidrocarburos– han traído consigo grandes recursos y estímulos para la investigación en energías limpias (que minimizan la emisión de gei), así como un crecimiento exponencial de las inversiones mundiales en la pro-ducción de energías renovables, incluyendo el aprovechamiento de nuestra más promisoria fuente primaria de energía: la luz solar.

Con una amplia visión, este libro contribuye a documentar nuestro op-timismo, nuestra confianza en la capacidad creativa del ser humano y en la posibilidad de detener el cambio climático antropogénico. Para empezar, el lector encontrará que mediante el aprovechamiento de la luz solar –con las tecnologías ya disponibles– se podrían satisfacer con creces los reque-rimientos de energía de la humanidad. Se analizan también los acelerados avances en esta dirección: durante el periodo 2005-2008, la capacidad insta lada en generación de energía fotovoltaica se incrementó seis veces. Además, en el mismo periodo creció 2.5 veces la generación eólica de electri cidad, se duplicó la capacidad instalada de calentamiento solar y se observaron importantes avances en centrales hidroeléctricas y geotér-micas (Ferrari y Estrada). “En algunos países, el desarrollo de las energías renovables es impresionante: por segundo año consecutivo, las nuevas ca pa-cidades de producción de energía a partir de fuentes renovables rebasaron a los combustibles fósiles en Europa (60%) y en Estados Unidos (50%). Chi-na superó a los países europeos y a Estados Unidos como el país con mayor inversión en energía limpia” (Best y Estrada). Es el principio de una pro-misoria transición energética.

Ubicados en este contexto, surgen dos interrogantes: 1) ¿cuáles serán los efectos del declive petrolero posCantarell sobre la economía mexicana?, y 2) ¿cuál es la mejor estrategia para el futuro energético de México?

Para empezar, cabe recordar que mientras la producción petrolera de nuestro país alcanzaba su pico de Hubbert en 2004, las exportaciones mexi-canas de petróleo también llegaban a su pico con 1.87 millones de barriles diarios exportados en 2004, descendiendo después a 1.79 mdbd en 2006, a 1.4 mdbd en 2008 y a 1.36 mdbd en 2010. Sin embargo, esta caída del vo lu-men de crudo exportado no ha traído consigo, hasta ahora, efectos negativos sobre las finanzas públicas ni sobre la balanza comercial, porque parale la-mente se produjo el fuerte incremento de los precios internacionales del pe-tróleo. De hecho, la mezcla mexicana de crudo de exportación saltó de 35.84 dólares por barril en promedio anual durante 2004 (siempre en dó-lares constantes de 2010) hasta 57.37 dpb en 2006, y brincó a 85.46 dpb en 2008 para descender a 58.34 dpb durante la gran contracción económica de 2009 y subir nuevamente a 72.33 dpb en 2010.

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Pero ¿qué ocurrirá en el futuro próximo? Por una parte, si la tendencia declinante de la producción petrolera mexicana se mantiene como hasta ahora, al término de la presente década México dejará de ser exportador de crudo (F. Barbosa). Previamente, debido a las enormes cantidades de gasoli-nas (así como de otros petrolíferos y de petroquímicos) que México importa, las exportaciones de crudo se igualarán en valor con nuestras importaciones de derivados del petróleo, y enseguida nuestro país se convertirá en impor-tador neto de hidrocarburos.

No sólo se abrirían enormes boquetes en las finanzas públicas y en los balances externos de comercio y de cuenta corriente, sino que los petrolí-feros permanentemente caros podrían traer consigo efectos negativos sobre nuestra industria, agricultura y economía en general. Por eso hay que ac-tuar a tiempo, antes de que el techo de la casa se nos venga encima.

Para ilustrar el pasaje de México a la era posterior a su pico petrolero de Hubbert, aduciremos algunas cifras. Cuando la extracción de petróleo del yacimiento supergigante de Cantarell, situado en aguas someras del Golfo de México, estaba en la curva ascendente de su campana de Gauss, el petró-leo era un regalo: poco más de 200 pozos llegaron a producir 2.1 millones de barriles de petróleo diarios, es decir, alrededor de diez mil barriles diarios por pozo, con un costo de cuatro a cinco dólares por barril.

Tras la caída abrupta de Cantarell, el yacimiento de Chicontepec fue oficialmente anunciado como el gran sustituto. Sin embargo, como se argu-menta en este libro, aunque Chicontepec tiene tres o cuatro veces más pe-tróleo que Cantarell, no es en realidad un campo petrolero único sino “una serie de lentes discontinuos y con un petróleo pesado muy difícil de extraer, de modo que se estima que sólo 10% podrá ser extraído a un costo muy elevado” (Ferrari y Estrada). Los resultados han sido ciertamente decepcio-nantes: durante 2008 el rendimiento por pozo petrolero fue de apenas 40.6 barriles diarios, y en el periodo enero-agosto de 2011 el rendimiento cayó a 24.9 barriles por día (La Jornada, 16/X/2011). En este contexto, el director general de Pemex, Suárez Coppel, reconoció: “el costo de desarrollar reser-vas probadas en Chicontepec es de unos 27 dólares por barril” (idem). Dos días después, Pemex anunció la instalación de plataformas para extraer petróleo en aguas profundas del Golfo de México, donde espera encontrar un volumen equivalente a 3.2 años de la producción petrolera actual (El Universal, 18/X/2011); el problema consiste en que el costo de extracción observado en la parte estadounidense del Golfo de México es de por lo me-nos 60 dólares por barril.

Para las finanzas públicas, todo esto significa que después de haber cru-zado el pico de Hubbert de la producción petrolera mexicana, hay que gastar en descubrimiento de reservas y en extracción de crudo mucho más

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13PRÓLOGO

por cada dólar de ventas petroleras. En los buenos tiempos de Cantarell, el petróleo extraído a muy bajo costo (cuatro a cinco dpb) llegó a venderse en 82.54 dpb durante el pico de precios de 1980, en dólares constantes de 2010. Ergo, en la era posCantarell, los ingresos netos de costos procedentes del oro negro se reducirán aun durante el lapso en el que México seguirá exportando crudo.

Finalmente, cabe considerar el escenario muy poco probable de una fuer-te caída de los precios internacionales del petróleo. Según algunos analistas, el boom de los petroprecios habría sido causado principalmente por movi-mientos especulativos en el mercado de futuros de petróleo, porque después del estallido de la burbuja de las hipotecas subprime –que desencadenó el cataclismo de Wall Street– enormes masas de capital pasaron a invertirse en futuros de materias primas, formando una burbuja de precios que tarde o temprano reventará. Si esto ocurriera, la extracción de petróleo en Chiconte-pec se haría incosteable y la de aguas profundas del Golfo de México todavía más. Hay que remarcarlo: como los demás países que ya cru zaron el pico de Hubbert de su producción petrolera, México no se quedará sin petróleo, pero el costo de su descubrimiento y extracción será cada vez mayor.

Por eso, cualquiera que sea la cara ingrata de la crisis energética mundial y del descenso y encarecimiento de nuestra producción petrolera en la era posCantarell, una cosa es indudable: México debe administrar bien sus decrecientes recursos petroleros y realizar ordenadamente su transición hacia las energías renovables.

En esta perspectiva, es necesario formular un plan nacional energético con visión de largo plazo, orientado precisamente a la racionalidad energética y, por tanto, que incluya una reducción paulatina del consumo interno de petróleo y un uso masivo creciente de fuentes renovables, especialmente de las energías solar, éolica y geotérmica.

Además, es urgente despetrolizar las finanzas públicas mediante una reforma fiscal integral (véase el volumen 5 de esta colección de libros), no sólo en previsión del declive de los ingresos petroleros del gobierno federal, sino también para hacer factible una reducción administrada de nuestras exportaciones de petróleo crudo.

En el futuro, siendo el sector energético un eslabón esencial de nuestras cadenas productivas y un importante motor del desarrollo económico de México, su expansión y modernización debe impulsarse con criterios e ins-trumentos modernos de política industrial.

En general, el desarrollo de capacidades tecnológicas y las externalidades espontáneas e inducidas que generan los complejos energéticos deben ser promovidos con una visión integral de las cadenas de valor. No es admisible, por ejemplo, que México sea exportador de petróleo crudo e importador de

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14 JOSÉ LUIS CALVA

gasolina y petroquímicos, afectando no sólo la balanza comercial sino tam-bién la generación de empleos y las externalidades derivadas del desarrollo de la industria de transformación. Tampoco son admisibles esquemas de inversión energética como los “Pidiregas”, los proyectos “llave en mano” o los denominados “contratos incentivados”, los cuales han desplazado a las empresas mexicanas de ingeniería, de construcción y de fabricación de bienes de capital, que se encuentran en desventaja por las condiciones de financiamiento y desarrollo tecnológico que traen consigo sus competidores extranjeros. Por el contrario, es necesario desarrollar las redes de contrata ción con proveedores nacionales, impulsar la cooperación entre universida des y empresas energéticas para la investigación y el desarrollo de tecnologías, así como para la formación de recursos humanos, además de promover resuel-tamente los encadenamientos productivos hacia delante, especialmente con las industrias química y automotriz, como parte de una nueva estrategia de industrialización (véase el volumen 7 de esta colección de libros), utilizando los amplios márgenes de maniobra que México tiene en su régimen consti-tucional y como parte contratante de tratados y acuerdos internacionales.

De manera específica, en la industria petrolera es necesario retomar el objetivo, hoy abandonado, de generar tecnologías propias cuya viabilidad está comprobada por la experiencia mexicana durante el periodo anterior a la estrategia económica neoliberal (cuando el Instituto Mexicano del Pe-tróleo llegó a ser exportador de tecnología), así como por experiencias de otros países en desarrollo (v. gr. Petrobras en Brasil, como un líder tecnoló-gico mundial en perforación profunda). Sin embargo, para que la industria petrolera pueda realizar sus inversiones en ciencia y tecnología, así como en modernización y ampliación de su capacidad industrial en la perspecti-va de la racionalidad energética, son necesarias: 1) una reestructuración política que haga factible que Pemex sea dirigida por profesionales capaces, fogueados en la propia industria y comprometidos con el interés superior de la nación (en lugar de que sea entregada como botín político a funciona-rios incompetentes o corruptos), y 2) una reestructuración fiscal que per-mita a Pemex retener una proporción de sus ingresos suficiente para realizar sus inversiones en activos físicos y en investigación y desarrollo tecnológico en la magnitud y con la celeridad requerida.

El Estado debe seguir siendo responsable de la industria eléctrica. Como propiedad pública, es posible la expansión y modernización de esta indus-tria con horizonte de planeación estratégica de largo plazo. Su privatización no necesariamente mejoraría el servicio ni reduciría las tarifas eléctricas: po-dría ocurrir exactamente lo contrario, como lo muestran diversas ex perien-cias internacionales. Más aún, la industria eléctrica constituye un ámbito primordial de la transición hacia el uso masivo de fuentes renovables y

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15PRÓLOGO

limpias de energía, especialmente mediante la generación de electricidad fotovoltaica, eólica, geotérmica e hidráulica. Como meta inmediata de la in-dustria eléctrica es necesario establecer que el total de la ampliación fu tu-ra de la capacidad de generación de electricidad se realice con tecnologías ver des, y remplazar paulatinamente el uso actual de carbón por gas. Desde luego, para que la industria eléctrica pueda convertirse en el más impor-tan te motor de la transición energética, realizando directamente sus inversiones en ciencia y tecnología, así como en ampliación y modernización de su capacidad instalada, es también necesario: 1) que las empresas eléctricas sean dirigidas por profesionales capaces, honestos y experimentados en la propia industria, y 2) pasar a un esquema tarifario competitivo que permi-ta a las empresas públicas eléctricas su ampliación y modernización, bajo condiciones de autonomía financiera y de gestión.

Finalmente, permítasenos remarcarlo, una exitosa transición energética hacia las fuentes renovables es insostenible sin una estrategia endógena de investigación y desarrollo tecnológico con visión de largo plazo, evitando el craso error de apostar a la compra de tecnologías extranjeras y, lo que es peor, apostar a la contratación de plantas energéticas llave en mano con empresas extranjeras. Con orgullo y satisfacción hay que recordar que Méxi-co cuenta con recursos humanos capaces de realizar investigación y desa-rrollo tecnológico, así como con recursos naturales más que suficientes para cubrir la demanda interna de energía con fuentes renovables y que a la vez contribuyan a reducir la emisión de gases de efecto invernadero que están generando el cambio climático. En esta perspectiva, México debe descartar la opción de producir biocombustibles a partir de alimentos. Recuérdese que el etanol producido a partir del maíz genera casi tantos gases de efecto invernadero como los combustibles fósiles, y que la producción de este etanol consume tanta energía que la ganancia neta es poco significativa (véase Worldwatch Institute and German Agency for Technical Cooperation, Biofuels for transportation: global potential and implications for sustainable agriculture and energy in the 21st century, Washington D.C., 2006). Además, como señaló Mario Molina, premio Nobel de Química: “si los granos, en lugar de aliviar el hambre, se usan para alimentar vehículos sería una cosa irresponsable” (LXI Legislatura, Cámara de Diputados, Boletín, núm. 0700, 11/II/2007). Aun si se sustituyera sólo 10% de la gasolina consumida en nuestro país por etanol producido a partir de caña de azúcar, que es el más eficiente biocombustible, México tendría que dedicar un millón de hectáreas a su cultivo (Best y Estrada). Y lo peor sería “aprobar que se destruyan bos-ques y selvas para hacer cultivos de biocombustibles” (Mario Molina, en La Jornada, 18/V/2007). Ciertamente, los costos sociales y riesgos ambientales de los biocombustibles son demasiado elevados.

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16 JOSÉ LUIS CALVA

En suma: México requiere una política energética de Estado, con horizon-te de planeación de largo plazo, que aproveche nuestros recursos humanos y naturales para lograr el desarrollo endógeno de nuestra industria energé-tica, que administre racionalmente nuestros declinantes recursos petroleros y realice una transición exitosa –económica y ambientalmente sostenible–, hacia el uso masivo de fuentes renovables y limpias de energía.

José Luis Calvaiiec-unam