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Criterios de
“canonicidad”
Una aproximación
Lic. Claudia Mendoza /// 2015
Ahora bien…
¿Cómo se determina
la “canonicidad” de un libro?
¿Qué criterios permiten
reconocer su carácter “normativo”
(debido a) su “origen divino”?
¿Quién (o quiénes) tienen
autoridad legítima
para proponer
un “catálogo” de “libros inspirados”?
Una respuesta adecuada a esta cuestión
requiere necesariamente
de complejas consideraciones
de orden teológico
Implica nociones de Revelación,
de Fe, de Inspiración
Depende de problemáticas
eclesiológicas, pneumatológicas,
antropológicas…
Sin embargo, aceptando presupuestos
mínimos, cabe plantear esta cuestión
también desde la perspectiva
de la historia, la literatura y la sociología
Es decir, desde el acontecimiento
que de hecho se dio
“Sólo así es posible llegar
al límite de lo
racionalmente mensurable
en el fenómeno religioso”
Pérez, M. – Trebolle, J.,
“El canon bíblico”,
en: Id., Historia de la Biblia,
Madrid (Trotta 2006), 85.
El establecimiento definitivo
de un “canon”
de libros sagrados
–con exclusión de otros
no reconocidos como tales–
siempre es competencia
de una autoridad
religiosa legítima
Sólo que la decisión final de una autoridad religiosa
legítima y competente
sobre el “canon” de los libros sagrados
es un momento final, un punto de llegada
de un largo “proceso de canonización”
Viene a “sancionar” algo
que ya se había impuesto
de una u otra manera con anterioridad
Si bien es muy importante analizar
en qué circunstancias históricas
y por qué motivos teológicos
se han producido las decisiones
de la autoridad competente…
…para comprender acabadamente
el sentido de la decisión final
es conveniente
–¿necesario?–
entender todo el proceso anterior
Mucho antes de que
una autoridad legítima
sancione definitivamente
el “Canon de las
Escrituras Sagradas”…
…existe un no menos determinante
proceso histórico…
–muy largo, complejo
y difícil de reconstruir–
…en el marco del cual
ciertos libros se fueron imponiendo
a la conciencia creyente…
…sea por su autoridad y prestigio,
sea por el reconocimiento
de su “origen divino”,
sea por su particular utilidad
al momento de explicar y/o plasmar
la propia identidad de fe
Por ejemplo…
El Libro Segundo de los Reyes relata que
en tiempos del rey Josías (hacia el 622
a.C.) se encontró un libro en el Templo…
“El sumo sacerdote Jilquías dijo al
secretario Safán: «He hallado en la Casa
de Yahveh el libro de la Ley
(sefer hattôrah)»” (2Re 22,8)
El rey Josías convocó a todo pueblo
y, tras la lectura solemne del libro
en el Templo,
todos se comprometieron
“con todo el corazón”
a cumplir lo que allí estaba ordenado…
“El rey hizo convocar a su lado
a todos los ancianos de Judá
y de Jerusalén,
22,2 y subió el rey a la Casa de Yahveh
con… los sacerdotes, los profetas
y todo el pueblo desde el menor al
mayor; y leyó a sus oídos todas las
Palabras del libro de la alianza
hallado en la Casa de Yahveh.
22,3 El rey estaba de pie junto a la
columna; hizo en presencia de
Yahveh la alianza para andar tras de
Yahveh y guardar sus mandamientos,
sus testimonios y sus preceptos
con todo el corazón y toda el alma,
y para poner en vigor las palabras
de esta alianza escritas en este libro.
Todo el pueblo confirmó la alianza”
Otro ejemplo, de una época más tardía
Tras un duro tiempo de persecusión en
épocas de Antíoco IV Epífanes (hacia
el 167 a.C.), durante el que fueron
quemados libros sagrados…
–ver 1 Macabeos 1,50.56-57
“El que no obrara conforme a la orden del
rey, moriría […] v56 Rompían y echaban al
fuego los libros de la Ley que podían hallar.
v57 Al que encontraban con un ejemplar de
la Alianza en su poder, o bien descubrían que
observaba los preceptos de la Ley, era
condenado a muerte por decisión real” –
…el Segundo Libro de los Macabeos
refiere como Judas
se ocupó cuidadosamente
de rescatar todos los ejemplares
que pudo…
“…Judas reunió todos los libros
dispersos a causa de la guerra que
sufrimos, los cuales están en nuestras
manos. v15 Por tanto,
si tenéis necesidad de ellos,
enviad a quienes os los lleven”
(2 Macabeos 2,14-15)
En el versículo inmediatamente anterior
el texto también se refiere
al cuidado con que Nehemías
–hacia el siglo V a.C–
se ocupó de reunir diversos libros
“Lo mismo se narraba también en los
archivos y en las Memorias del tiempo
de Nehemías; y cómo éste, para fundar
una biblioteca, reunió los libros
referentes a los reyes y a los profetas,
los de David y las cartas de los reyes
acerca de las ofrendas”
(2 Macabeos 2,13)
Esto significa que ya existía la convicción
de que determinados escritos eran
“regla de fe y vida” para el pueblo
de Israel y que debían, por tanto,
ser objeto de un trato muy especial
Estos pocos testimonios muestran a las claras
como, mucho antes
de que una autoridad religiosa legítima
determinara el “canon” de “escritos
sagrados”…
…se iba creando firmemente
la conciencia
de que ciertos libros
tenían un valor sagrado
al momento de expresar
la propia identidad
¿Se puede intentar reconstruir
cómo se fue dando de hecho
el proceso que desembocó
en la determinación definitiva de un “canon”
de “Escritos Sagrados”?
No es tarea nada fácil,
dada la escasez de testimonios
Se entiende en general que
“las diferentes colecciones
que integran el canon se han constituido
a partir de un bloque inicial muy consolidado,
que fue ampliándose
a través de un proceso largo,
no siempre uniforme y rectilíneo”
Pérez, M. – Trebolle, J., “El canon bíblico”, en: Id., Historia de la Biblia, Madrid (Trotta 2006), 87.