MOVIMIENTO DEMOCRÁTICO DE MUJERES (M.D.M)

Movimiento Democrático de Mujeres | https://movimientodemocraticodemujeres.wordpress.com/

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NOVIEMBRE FEMINISTA Crónica de un mes que movilizó a las mujeres

Una marea violeta inundó el sábado 7 de Noviembre las calles de Madrid. Una afirmación que, aunque suene a tópico, resulta tan verídica como emocionante, por cuanto refleja hasta qué punto las mujeres han adquirido conciencia y están dispuestas a alzar la voz. Y especialmente, en el caso de las mujeres jóvenes, que, en número considerable, nutrieron el grueso de las diferentes columnas que se formaron por distintas calles y avenidas. Una circunstancia que alienta la esperanza en que la lucha forjada en el pasado continuará también en el futuro. La Jornada del 7 de Noviembre representó de alguna manera el colofón a una serie de movilizaciones más puntuales y de carácter más local que se habían venido sucediendo a raíz de la terrible espiral de crímenes y asesinatos machistas desencadenada durante el verano. La indignación había ido en aumento, paralelamente a la escalada de terrorismo contra las mujeres, de modo que la manifestación del 7-N sirvió de alguna manera para canalizar ese sentimiento de rabia, así como para articular una respuesta organizada y contundente, frente a la parálisis y al silencio aberrantes de quienes ostentan la responsabilidad de gobernar. Las reivindicaciones del movimiento feminista, y más concretamente del Movimiento Democrático de Mujeres (ámbito en el que se encuadran muchas de las camaradas del Partido Comunista de España, junto con otras mujeres de Izquierda Unida e “independientes”), hacían hincapié en la necesidad de combatir la desigualdad generada desde el propio sistema capitalista y patriarcal, y que se ha agudizado en los últimos tiempos a partir de la crisis-estafa que padece la sociedad; en la demanda de contar con unos Servicios Públicos desarrollados al máximo y de calidad; en el reconocimiento del Derecho al Aborto, y en que se establezcan políticas orientadas a modificar los patrones educativos en escuelas e institutos, acabando con esa diferenciación de género absolutamente inaceptable.

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Al mismo tiempo, desde el Movimiento Democrático de Mujeres se señalaba el compromiso de poner todo su “empeño y trabajo en la unidad del movimiento feminista, junto con las organizaciones políticas y sociales que luchan por una ruptura democrática, en aras a dar pasos firmes en la construcción de una sociedad despojada de todo rastro de violencia, donde las mujeres seamos libres”. Se consideraba que la Marcha Estatal del 7-N evidenciaba un “deseo de cambio necesario y urgente” y que las violencias machistas “no deben ser tratadas como una cuestión de Estado solamente, sino que tienen que ser la punta de lanza para abrir un nuevo Proceso Constituyente que camine hacia la potenciación de unas políticas de absoluto respeto a nuestro cuerpo, a nuestra libertad e identidad sexual, y a que no existan injerencias de los poderes públicos en nuestra capacidad para decidir por nosotras mismas en materia de reproducción y de maternidad”. En esa misma línea, y al cabo únicamente de poco más de tres semanas, coincidiendo con la Jornada Internacional Contra la Violencia hacia las Mujeres del 25 de este mismo mes de noviembre, las mujeres se volvieron a movilizar masivamente, en todos y cada uno de los pueblos y las ciudades del Estado, bajo el lema “Unidad y Feminismo contra la Violencia Machista”, en defensa de la vida de las mujeres y de sus hijas e hijos, para gritar bien alto y bien fuerte “¡No más agresiones hacia las mujeres! ¡Basta de feminicidios!”, reclamando una respuesta inmediata de los gobiernos porque “¡Nos queremos vivas!”