34
¿Existe la juventud? Aparte de algunos sermones y de algunos tratados morales redactados, a imagen y semejanza de los Li- bros de la Familia de L. B. Alberti, para la instrucción de los pa- dres de familia y la edificación de reglas de comportamiento, bien pocos son los ejemplos de ese término, y bien pocas las referencias generales a una categoría de edad así definida, e identificada sin vacilaciones ni incertidumbres semánticas. Ni siquiera es seguro que en la época a que nos referimos abar- cara exactamente la realidad presente en todos los demás tex- tos, fuentes narrativas, normativas o actos de la práctica: la de los "jóvenes". Sin precisión ni detalles acerca de la cronología de esa edad, la juventud equivale, en principio, en esos trata- dos, al tiempo de una morigeración obligatoria: "Jeunesse doibt entre naturellement ordonnée" 1 . (La juventud ha de ser natural- mente ordenada). Algo antes, Alberti multiplicaba las mismas prescripciones: "restringir", "moderar", "gobernar"... 2 El aforismo parece constante, y su repetición servía de fundamento a la le- gitimidad de los libros de educación. A falta de otras informa- ciones, proponía por lo menos una imagen, siempre negativa aunque la amplitud efe la condena variase. "Disipación", "licen- cia" o, cuando la descripción se apaciguaba, "ausencia de mo- deración"... La juventud era el tiempo de los apetitos y de sus excesos. Aparentemente, sucedía de manera directa a la infan- cia. A la edad de la debilidad del cuerpo y de los primeros apren- dizajes le seguía la de la fragilidad, de la debilidad del alma y de la razón. Por falta de freno y de gobierno, la juventud se entre- gaba al mal. En aras de la supervivencia en sí de la comunidad (y ese temor planea sin cesar en todas las predicaciones de san Bernardino de Siena, por ejemplo) era preciso administrarla. Por ende, el desarrollo había de ser espiritual tras haberlo sido físico. Sin embargo, la Antigüedad había legado, por intermediación de Grégoire de Tours y de Isidoro de Sevilla, un cómputo riguroso de las edades de la vida 3 . La infancia se acababa a los siete años y entonces comenzaba la pueritia. Ese mismo y acompa- sado ritmo delimitaba, entre los catorce y los veintiín años, a la adolescentia. Entonces comenzaba la juventud; pero ningún lis- tón teórico señalaba su término. El vocabulario fluctuaba sin du- da en la práctica igual que fluctuaban un poco esos límites. La lengua vulgar denominaba y distinguía, pues, con mayor o me- nor precisión y riqueza de significado, esas diferentes etapas del crecimiento. El putto en la Italia del Norte equivalía en Florencia al fanciullo 4 . Sin hacer necesariamente referencia a un estatuto socioeconómico de dependencia, la palabra garzone valía como sinónimo 5 . Más trabajo le costaba a la lengua individualizar a la edad siguiente, bien la del propio garzone, o la del giovanetto 6 . Luego venía el tiempo de los giovani y, a través de ese término único, los textos de la época identificaban sin fluctuaciones a todo un grupo de hombres. Reconstruir su definición con arreglo a las normas biológicas o sociológicas parece, sin embargo, empresa algo azarosa. Se lle- gaba a ser un giovane hacia los veintitrés o veinticuatro años, y se dejaba de serlo tras adentrarse más o menos en la tercera UNTREF VIRTUAL | 1 Historia De Los Jóvenes 1. De La Antigüedad A La Edad Moderna Elisabeth Crouzet- Pavan y otros Dirección de Giovanni Levi y Jean-Claude Schmitt 1. G. Budé, Le livre de l'institution du Pince, Paris, 1547, p. 54. 2. L. B. Alberti, I libri della famiglia, ed. R. Romano-A.Tenenti, Turín, 1969, p. ej., pp. 22, 23, 24. 3. Cabe remitir aquí al artículo Aelas, en G. Facciolati-E. Forcellini-G. Fur- lanettil, Lexicon totius latinitafis, I, Padua, pp. 137-138; para esas definicio- nes en la Edad Media, P. Riché, "L'enfant dans le Haunt Moyen-Age", en Annales de Démographie historique, 1973, "Enfant et sociétés", pp. 95-98; para su validez en la Italia del Renacimiento, O. Nicoli, "Compagnie di bam- bini nell'Italian el Rinascimento", en Rivista storica italiana, 1989, CI, 2, pp. 346-374. 4. Para limitarnos a una cita significativa: "E note che furono stimati seimila fanciugli o più, tutti da 5 ó 6 annni insino in 16", Mario Fiorenlino dal 1450 al 1516 di Luca Landucei continuato da un anonimo fino al 1542, Florencia, 1883, p. 125. 5. Eso dice Landucci que, a propósito del hijo del rey de Nápoles, escribe: "Aveva 12 ó 13 anni questo garzonetto", ibidem, p. 5. 6. Por ej., ibidem, "un garzonetto d'anno 23 in circa", "giovanetto di circa 22 anni", ibidem, p. 14 y p. 160. Una Flor Del Mal: Los Jóvenes En La Italia Medieval (Siglos XIII Al XV)

Crouzet Pavan

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Medieval

Citation preview

Page 1: Crouzet Pavan

¿Existe la juventud? Aparte de algunos sermones y de algunostratados morales redactados, a imagen y semejanza de los Li-bros de la Familia de L. B. Alberti, para la instrucción de los pa-dres de familia y la edificación de reglas de comportamiento,bien pocos son los ejemplos de ese término, y bien pocas lasreferencias generales a una categoría de edad así definida, eidentificada sin vacilaciones ni incertidumbres semánticas. Nisiquiera es seguro que en la época a que nos referimos abar-cara exactamente la realidad presente en todos los demás tex-tos, fuentes narrativas, normativas o actos de la práctica: la delos "jóvenes". Sin precisión ni detalles acerca de la cronologíade esa edad, la juventud equivale, en principio, en esos trata-dos, al tiempo de una morigeración obligatoria: "Jeunesse doibtentre naturellement ordonnée"1. (La juventud ha de ser natural-mente ordenada). Algo antes, Alberti multiplicaba las mismasprescripciones: "restringir", "moderar", "gobernar"...2 El aforismoparece constante, y su repetición servía de fundamento a la le-gitimidad de los libros de educación. A falta de otras informa-ciones, proponía por lo menos una imagen, siempre negativaaunque la amplitud efe la condena variase. "Disipación", "licen-cia" o, cuando la descripción se apaciguaba, "ausencia de mo-deración"... La juventud era el tiempo de los apetitos y de susexcesos. Aparentemente, sucedía de manera directa a la infan-cia. A la edad de la debilidad del cuerpo y de los primeros apren-dizajes le seguía la de la fragilidad, de la debilidad del alma y dela razón. Por falta de freno y de gobierno, la juventud se entre-gaba al mal. En aras de la supervivencia en sí de la comunidad(y ese temor planea sin cesar en todas las predicaciones de sanBernardino de Siena, por ejemplo) era preciso administrarla. Porende, el desarrollo había de ser espiritual tras haberlo sido físico.

Sin embargo, la Antigüedad había legado, por intermediación deGrégoire de Tours y de Isidoro de Sevilla, un cómputo rigurosode las edades de la vida3. La infancia se acababa a los sieteaños y entonces comenzaba la pueritia. Ese mismo y acompa-sado ritmo delimitaba, entre los catorce y los veintiín años, a la

adolescentia. Entonces comenzaba la juventud; pero ningún lis-tón teórico señalaba su término. El vocabulario fluctuaba sin du-da en la práctica igual que fluctuaban un poco esos límites. Lalengua vulgar denominaba y distinguía, pues, con mayor o me-nor precisión y riqueza de significado, esas diferentes etapas delcrecimiento. El putto en la Italia del Norte equivalía en Florenciaal fanciullo4. Sin hacer necesariamente referencia a un estatutosocioeconómico de dependencia, la palabra garzone valía comosinónimo5. Más trabajo le costaba a la lengua individualizar a laedad siguiente, bien la del propio garzone, o la del giovanetto6.Luego venía el tiempo de los giovani y, a través de ese términoúnico, los textos de la época identificaban sin fluctuaciones atodo un grupo de hombres.

Reconstruir su definición con arreglo a las normas biológicas osociológicas parece, sin embargo, empresa algo azarosa. Se lle-gaba a ser un giovane hacia los veintitrés o veinticuatro años, yse dejaba de serlo tras adentrarse más o menos en la tercera

UNTREF VIRTUAL | 1

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

1. G. Budé, Le livre de l'institution du Pince, Paris, 1547, p. 54.

2. L. B. Alberti, I libri della famiglia, ed. R. Romano-A. Tenenti, Turín, 1969, p.ej., pp. 22, 23, 24.

3. Cabe remitir aquí al artículo Aelas, en G. Facciolati-E. Forcellini-G. Fur-lanettil, Lexicon totius latinitafis, I, Padua, pp. 137-138; para esas definicio-nes en la Edad Media, P. Riché, "L'enfant dans le Haunt Moyen-Age", enAnnales de Démographie historique, 1973, "Enfant et sociétés", pp. 95-98;para su validez en la Italia del Renacimiento, O. Nicoli, "Compagnie di bam-bini nell'Italian el Rinascimento", en Rivista storica italiana, 1989, CI, 2, pp.346-374.

4. Para limitarnos a una cita significativa: "E note che furono stimati seimilafanciugli o più, tutti da 5 ó 6 annni insino in 16", Mario Fiorenlino dal 1450 al1516 di Luca Landucei continuato da un anonimo fino al 1542, Florencia,1883, p. 125.

5. Eso dice Landucci que, a propósito del hijo del rey de Nápoles, escribe:"Aveva 12 ó 13 anni questo garzonetto", ibidem, p. 5.

6. Por ej., ibidem, "un garzonetto d'anno 23 in circa", "giovanetto di circa 22anni", ibidem, p. 14 y p. 160.

Una Flor Del Mal: Los Jóvenes En La ItaliaMedieval (Siglos XIII Al XV)

Page 2: Crouzet Pavan

década, con la edad adulta iniciada ya desde cierto tiempo. En-tre los giovani variaban los estatutos sociales y matrimoniales,así como los grados de integración a la vida económica y políti-ca de la ciudad. Por consiguiente, lo que para los coetáneos ca-racterizaba a los giovani era el reparto de un conjunto de valoressocioculturales. Un proceso criminal veneciano del siglo XV des-peja toda ambigüedad puesto que, reconociendo ciertos usosrepetidos en los desbordamientos particulares, evocaba, parafustigarla, una mos iuvenum7. Las fuentes, al describir no ya auna incierta categoría de edad, sino el tiempo de comporta-mientos reprobables en la mayoría de los casos, brindan, portanto, una imagen tan negativa como la que podían proponer lasdiversas instituciones morales. Y son incluso más pesimistas,sobre todo cuando eran normativas, al deplorar, para quieneseran ya a veces uomini fatti, tanto una imposible reforma comoel fracaso de la represión.

Que cada sociedad alimente una imagen singular de sus "jó-venes" o de sus "viejos" parece ser harto evidente8. Más notablese perfila la definición sombría de los jóvenes que reflejan losdiferentes textos de finales del Medievo italiano, vinculando aesos giovani, no ya a una función o a unos cometidos, sino aunos comportamientos, ampliamente condenables.

Partiendo de esa imagen tal y como se halla establecida en lasúltimas décadas del siglo XV, cabe emprender en primer lugarel comentario de la dinámica de su constitución.

"O Ribaldi, O Sfrenati, O Gioventù!*

San Bernardino de Siena predicaba en su ciudad natal, y exhor-taba a los padres a proteger Siena, si bella9. En su lucha contrala plaga sodomita, elaboró una definición singularmente ampliade la juventud:

Si yo fuera sienés como soy, y tuviera hijos como no tengo, haríacon ellos lo que os diré: en cuanto tuvieran tres años, los man-daría sin perder tiempo fuera de Italia, y que no volvieran hastaque hubieran cumplido los cuarenta por lo menos10.

Vemos ahí que, sin tener en cuenta las divisiones tradicionalesque segmentaban el tiempo del crecimiento, el predicador fijabaen los cuarenta años el final de la edad de todos los peligros. Porlas necesidades de su lucha contra el mal, metía en el mismo sa-co a niños, adolescentes y jóvenes: a aquellos a quienes la infan-cia excusaba la falta y suavizaba la pena, con aquellos para quie-nes la juventud representaba casi una circunstancia agravante.

En efecto, la aetas legitima provocaba aparentemente en la prác-tica jurídica una clara fractura entre el mundo de los menores y elde los demás. Los padres de familia reconocían su importanciacuando, al elegir en sus testamentos a sus albaceas, solicitabanque sus hijos menores de edad fueran integrados, en "la edad le-gítima", a ese primer círculo de los allegados. Asimismo, leyendoel contenido de los testamentos, la ejecución de las diversascláusulas estaba sometida a esa misma norma jurídica. Pero elestudio de los documentos de emancipación revela que la co-munidad no utilizaba ese procedimiento como una etapa ritualque otorgase la madurez. Sean cuales fueren las preocupacio-nes que expliquen esa manera de obrar en el seno de la familia(preocupaciones económicas o funcionales11, relaciones dentro

UNTREF VIRTUAL | 2

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

7. Archivio di Stato di Venezia (en adelante, ASV), Avogaria di Comun (Adudi C.), Raspe, reg.. 14, f° 16r.

8. Desde la primera edición del libro de P. Ariès, L'enfant el la vie familialesous l'Ancien Régime, París, 1960. (Hay trad. castellana, El niño y la vidafamiliar bajo el Antiguo Régimen, Madrid, Taurus, 1987), los trabajos se hanmultiplicado; baste espigar, en una dilatada bibliografía, algunos textos dedi-cados principalmente a la infancia y que se refieren al área geográfica aquíexaminada: C. Klapisch-Zuber, Women, Family and Ritual in RenaissanceItaly, Chicago-Londres, 1985; idem, La maison et le nom. Stratégies et rituelsdans 17talie de la Renaissance, París, 1990.

9. Ed. L. Banchi, Le prediche volgari di San Bernardino da Siena delle nellapiazza del campo I 'anno 1427, Siena, 1880, vol. 1, p. 131.

10. Ibidem, vol. III, p. 261.

11. Vid. el análisis que hacen de la emancipación D. Herlihy-C. Kla-Pisch-Zuber, Les Tostan et leurs families. Une nude du catasto florentin de 1427,París, 1978.

Page 3: Crouzet Pavan

del grupo de los padres...), la gran diversidad de la edad deemancipación no se correspondía con el de la mayoría de edaden la ley romana12.

De igual manera, la práctica judiciaria criminal variaba conarreglo a la evolución de las necesidades de la represión, o se-gún la evolución de la sensibilidad. Por ejemplo, en Venecia lossodomitas pasivos eran absueltos hasta 1424 cuando eran me-nores de edad. Y el Consejo de los Diez ordenó que sus nom-bres fueran tachados de los libros en que estaban registradas lainstrucción del proceso y las condenas13. Pero, después de esafecha, las penas fueron incrementadas, y a los patientes se losconsideró responsables si tenían más de diez años14. La partecada vez mayor dejada en los siglos XV y XVI al arbitrium de losjueces explica a primera vista esa evolución. Y cuando se trata-ba de agresiones sexuales contra víctimas femeninas, los jue-ces tendieron progresivamente a castigar con la misma severi-dad a quienes atacaban a jóvenes adolescentes que a quieneslo hacían a niñas. El calificativo de puella sólo se aplicaba, antesde 1360, hasta la edad máxima de doce años. Los archivos judi-ciales nos brindan con posterioridad ejemplos del empleo encasos en que las víctimas tenían catorce años. Para el sujetopaciente, el tiempo de la inocencia se dilataba un poco; inversa-mente, para el culpable, tendía a contraerse. Únicamente la ju-ventud real del condenado justificaba las eventuales inflexionesdel castigo (considerate elate sua), ya fuese que se rebajara lacondena o que se le aplicase de otra manera. Algunos casosrompían con la publicidad inherente al mecanismo penal: la faltano se proclamaba de manera pública, y los latigazos no se pro-pinaban en la plaza mayor o en la calle, sino en la cámara de lastorturas. Los pueri con quienes la justicia tenía esas considera-ciones parciales no correspondían con el grupo de los pueri re-conocidos por todas las demás esferas. La edad de la plena res-ponsabilidad no coincidía con la de la mayoría de edad. Sobretodo, la mayoría de edad no equivalía al ingreso en la madurez.Ya hemos visto que san Bernardino fijaba el final de los desórde-nes, las debilidades y las tentaciones en los cuarenta años. ¿Sig-nificaba eso una ruptura real, o era una cifra simbólica?

En la masa de actas notariales conservadas se localizan fácil-mente los testamentos de giovani miembros de la burguesía ode la aristocracia urbanas. El primer indicio es la declaración deidentidad. El testador no siempre mencionaba su filiación enesos documentos. Cuando lo hacía, el quondam que sigue a sunombre indicaba con toda claridad su condición de cabeza defamilia. El giovane constaba como "hijo de Fulano". Y esa ins-cripción obligatoria en el grupo de los padres constituye una pri-mera similitud entre el mundo de los juvenes y el de las mujeres,que aparecían como "hija de", "mujer de" o "viuda de Fulano".Todo el contenido de los testamentos se deriva de esa consta-tación. Los albaceas se elegían de entre los consanguíneos delos primeros grados: padre, madre, hermanos, tíos. Las mandasse repartían entre ellos. Las cláusulas piadosas, de ordinariomenos prolijas, se plegaban a las prácticas generales de la de-voción, ya que estaban vertebradas en torno a la elección de se-pultura en "nuestra tumba". Suelen faltar, sobre todo, las largasy minuciosas disposiciones que regulaban la transmisión y el des-tino, para varias generaciones, de lo más valioso del patrimonio,los bienes inmuebles. El que una esposa estuviera mencionada ono, carecía de importancia. El peso de la patria potestas y la au-sencia de independencia económica son características de to-dos esos testamentos.

En esa búsqueda de criterios significativos del grupo de losjuvenes, los testamentos ponen de relieve un factor determinan-te. El "joven" se definía por su integración socioeconómica in-completa; y, al modificarse, su posición en el seno del linaje eralo único capaz de hacerle cambiar de estatuto.

UNTREF VIRTUAL | 3

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

12. T. Kuehn, Emancipation in Late Medieval Florence, New Brunswick,1982, pp. 51-55, pp. 88-89.

13. ASV, Consiglio dei Dieci (C.d.X), Miste, reg. 11, f° 83r; o reg. 13, f° 94v.

14. Ibidem, reg. 10, f° 70r. Para un ejemplo de aplicación rápida de la nuevalegislación, ibidem, reg. 11, P 3v.

Page 4: Crouzet Pavan

Porque, en efecto, el matrimonio no equivalía a una fractura, co-mo tampoco la fecundidad. la media de edad en el matrimoniose ha fijado entre los florentinos en los veintinueve años, segúnlos datos del catasto de 142715; pero no establecía una diviso-ria en el mundo homogéneo de los giovani. Así lo atestigua, porejemplo, la conocida descripción de la arnieggeria * realizada enhonor de Marietta Strozzi una noche de Carnaval de 1464 porBartolomeo Benci y sus compañeros16. Al anochecer, el cortejose congregó en la Piazza de'Peruzzi, delante de las casas de losBenci. El cortejo estaba integrado, además de Benci, "señor ycapitán de esa compañía", por otros ocho jóvenes caballeros,todos magníficamente ataviados. A cada uno le rodeaban trein-ta lacayos, que portaban antorchas encendidas, y ocho pajes.Pero el séquito de Benci era mucho más impresionante. Le ro-deaban ocho "jóvenes" a pie. Y le escoltaban ciento cincuenta"jóvenes" a caballo, todos vestidos con sus colores, y con sen-das antorchas en la mano. Y Benci caminaba junto a un Triunfodel Amor con alegorías y símbolos legibles por todos. A Marie-tta, asomada a su ventana, le ofrecieron el espectáculo de ladestreza de los jinetes. Luego prendieron fuego al Triunfo, con laesperanza de que el corazón de la damisela se inflamase deigual modo. Ante la morada de "cada una de las damas de losocho compañeros" se repitieron las proezas ecuestres. Se rom-pieron lanzas, también doradas y, al rayar el alba, la tropa orga-nizó una serenata bajo las ventanas de Marietta. La velada tuvosu fin en la mansión de Benci, que había dispuesto un ágape yagasajó a todos los asistentes con magnificencia.

La declaración de Bartolomeo a Marietta no culminó en espon-sales; tengamos en cuenta que las alianzas se hacían y desha-cían con arreglo a los intereses económicos y simbólicos de loslinajes. El ritual amoroso se movía entonces en otra esfera. Porotro lado, algunos de los ocho caballeros estaban ya casados.

La Signoria había pregonado dos bandi para que todos los veci-nos se mantuviesen a resguardo de las lanzas y los caballos, afin de que nada turbase durante la noche el desarrollo de la fies-ta. Dos hermanos de Bartolomeo y dos miembros del linajeStrozzi garantizaban de cara a las familias el debido orden yconcierto de ese homenaje amoroso, todo él sumamente forma-

lista. Pero, ritualizadas o no, corteses o violentas, y respetandoo no los códigos familiares y sociales explícitos, en las accionesrealizadas por giovani siempre aparecen juntos solteros con ca-sados. Sanudo refiere en sus Diarii, con fecha 26 de febrero de1499, un clamoroso suceso que tuvo lugar en Venecia por aque-llos días. El 25 por la noche estalló una riña a la puerta de unacortesana muy conocida. Entre los nobles comprometidos -Mo-rosini, Priuli, Venier, Vendramin-, algunos estaban casados 17.

Hay otro umbral que los giovani traspasaron en mayor medida,y es el de la integración en la vida política de la ciudad. Medianteel procedimiento de la Balla d'Oro, el Gran Consejo de Veneciaincluso rebajó a dieciocho años la mayoría de edad política paralos adolescentes nobles favorecidos por el azar. El día de SantaBárbara se sorteaban los nombres de los jóvenes que hubierandemostrado su edad y su cuna noble y legítima18. Los elegidospor la suerte19 quedaban admitidos a formar parte del Gran Con-sejo al cumplir los veinte años. Los demás, a no ser que la suer-te les favoreciese en otra Barbarella siguiente20, tenían que es-perar a cumplir los veinticinco años para ocupar en la asambleaun escaño al que tenían derecho por su origen. A partir de esafecha, podían ser elegidos para un cargo.Y para muchos de ellos,la primera elección tenía lugar antes de cumplir los treinta21. El

UNTREF VIRTUAL | 4

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

15. D. Herlihy-C. Klapisch-Zuber, op. cit., p. 399.

16. P. Gori, Le feste fiorentine attraverso i serali. Le feste per San Giovanni,Florencia, 1926, pp. 39-44.

17. M. Sanudo, Diariff, Venecia, vol. XIII, 1886, col. 50.

18. Era preciso tener dieciocho años cumplidos para poder tomar parte enla Balla d Oro. Sobre ese problema, J. E. Law, "Age Qualification and theVenetian Constitution: The Case of the Capello Familiy", en Papers of theBritish Sdwol at Rome, 39, 1971, pp. 125-137.

19. En la proporción de una quinta parte de los jóvenes nobles inscritos.

20. O que lucran designados alargados en uno de los tribunales civiles.

21. Sigo aquí el análisis de S. Chojnacki, "Political Adulthood in Fifteenth-Century Venice", en American Historical Revieu, 91, 1986, 4, pp. 791-810,

Page 5: Crouzet Pavan

periodo liminar iniciado por la inscripción en las listas de la Ballad'Oro, más o menos largo según los individuos y sus carreras,terminaba con la ceremonia que demostraba que el recién elegi-do tenía efectivamente la edad requerida para el cargo que ibaa ocupar 22.

La carrera para los cargos y sus ingresos empezaba temprano,ya que era determinante para el peso político, económico y sim-bólico del noble y su familia 23. En Florencia, aunque de modomenos sistemático, también se les dejaba algún espacio a losjóvenes. El interés de los linajes en ver que sus hijos ingresaranen los cargos públicos (los uffizi) prevalecía sobre las represen-ta-ciones negativas vinculadas al grupo de los giovani. Duranteel periodo mediceo estuvieron en vigor diversas disposicionesque suavizaron el sistema institucionalmente gerontocrático dela República florentinas24.

Pero tanto en una ciudad como en la otra, la ley siguió restrin-giendo, mediante severas condiciones de edad, el acceso a loscargos más importantes: se requerían los treinta, treinta y cinco,los cuarenta y hasta los cuarenta y cinco años cumplidos 25. Alconocer los entresijos de las carreras más rápidas y prestigio-sas, el cursus merece su nombre, desde luego. En los siglos XIVy XV, en cuanto se redistribuía un poco la jerarquía de las ma-gistraturas, determinados cargos significaban en Venecia la sa-lida de la carrera. Sobre todo, cundía una misma desconfianzahacia esos recién llegados, que durante muchos arios seguíansiendo giovani. El dux Mocenigo trató de prevenir ala élite diri-gente contra el "joven" Francesco Foscari26. Y la crónica del si-glo XV veneciano, pródiga en tumultos y violencias perpetradasen el recinto del palacio de los dux por nobiles juvenes, miem-bros ya o no del Gran Consejo 27, demuestra que las solidari-dades del grupo prevalecían sobre la aparente línea de repartode la mayoría política.

Sin duda la ritualización, reciente en el siglo XV, del ingreso delos jóvenes en la vida pública, participaba, en esa ciudad, en laredefinición del estatuto patricio y de su ideología política. Ciertoes asimismo que esos primeros años del cursus pueden inter-pretarse como la formalización de un verdadero rito de paso ten-

dente a integrar progresivamente a los jóvenes, a hacerles final-mente aceptar, compartir y defender las normas y valores de laoligarquía que ostentaba el poder 28; pero esa lectura que sóloprivilegia a la evolución del régimen patricio, de su naturaleza yde sus objetivos, ha de ser matizada con otra constatación. Enaras de su propia supervivencia y su reproducción, el patriciadotendió a absorber gradualmente a los juvenes, para someterlosa una disciplina. Por tanto, el postulado de una juventud alocaday tumultuosa legitimaba esa organización material y simbólicadel ingreso en la vida política. Si los hijos (o sus padres) recono-cían la importancia de la Balla d'Oro, ocasión solemne magnifi-cada además por la presencia del dux, esa ruptura sólo era acep-

UNTREF VIRTUAL | 5

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

que vincula muy bien el funcionamiento en el siglo XV de la Balla d'Oro conlas demás medidas coetáneas tendentes a definir mejor aún el estatuto y laidentidad de la clase dominante.

22. lbidem, p. 805.

23. Para el cometido específico en Venecia de los allegados que favorecíanel ingreso de sus parientes jóvenes en la carrera política, S. Chojnacki, "Kin-ship Ties and Young Patricians in Fifteenth-Century Venice", en RenaissanceQuarterly, 1985, 38, pp. 240-270.

24. R. C. Trexler los analiza igual que lo hace con los demás momentosdurante el siglo XV en los que se plantea con caracteres agudos ese proble-ma de la participación de los "jóvenes" en los negocios: R. C. Trexler, PublicLife in Renaissance Florence, Nueva York, 1981, pp. 391-393.

25. R. Finlay, "The Venetian Republic as a Gcrontocraty: Age and Politics inthe Renaissance", en journal of Medieval and Renaissance Studies, 1978, 8,pp. 157-178.

26. Para las citas equivalentes de Cavalcanti y de Maquiavelo, vid. R. Trexler,op. cil., p. 392.

27. Algunos tenían menos de veinticinco años, mientras otros tenían ya másde treinta...: S. Chojnacki, "Political...", op. cit., p. 793.

28. Acerca de esos problemas de ritualización del paso a la edad adultapuede ahora consultarse el estudio (que no se pudo utilizar aquí) de S. Choj-nacki, "Measuring Adulthood. Adolescence and Gender in Renaissance Ve-nice", en journal of Family History, 17, 1992, n° 4, pp. 371-395.

Page 6: Crouzet Pavan

tada en parte por el grupo de los jóvenes, que a pesar de todopermanecía muy trabado. Había que esperar a que los mandatoselectivos se engarzasen entre sí para que se realizase finalmenteuna integración. Hasta entonces, turbulentos y sometidos al impe-tus, los jóvenes podían tratar de unirse, de influir en los Consejos.Recelosas de todas las asociaciones, reuniones, conjuraciones yconspiraciones, las asambleas temían asimismo que los jóvenescanalizasen las elecciones en provecho propio. Por ello, el paso,ritualizado, influyó durante años y años.

Más o menos largos según las ciudades, esos años intermediosapuntaban a apaciguar las ambiciones y la fogosidad de los gio-vani. Baschiera Tosinghi, en la Florencia de la segunda mitad delsiglo XIII, constituye un ejemplo, posiblemente extremo, de lasconsecuencias de la exclusión de los juvenes del ejercicio delpoder, ya que, huérfano de padre, tampoco dispuso de apoyo delos suyos. Los mayores de su casa se apoderaron de honores ybe-neficios, sin hacer nada por ayudarle a entrar en la Comuna 29.Su inquina rebelde y guerrera parece haber derivado directa-mente de ese hecho.

Pero tanto en Florencia como en Venecia, y a pesar de las tenta-tivas más o menos claras del régimen para integrar en el sigloXV a los giovani, las crónicas y los tratados políticos siguieronabogando por los ideales de las repúblicas de gerontes.Y el ve-neciano Domenico Morosino coincidía con san Bernardino deSiena en proponer que se excluyera de las deliberaciones de losConsejos a todos los hombres de menos de cuarenta años 30.

Si se analiza la posición económica de los giovani, las definicio-nes pueden considerarse algo más seguras. El mundo del traba-jo fijaba unos límites concretos en las edades y los estatutos. Enel círculo de los negocios, mientras vivía el padre, el hijo que-daba en situación de dependencia. Pero ni siquiera quieneseran susceptibles de librarse algún día de esa situación queda-ban por ello libres de la dependencia económica... La muerte delpadre constituía, pues, un corte determinante, por lo menos enlos círculos de la burguesía y la aristocracia; pero no bastaba parapoder salirse del grupo de los giovani, ya que para ese paso y pa-ra autorizar el verdadero establecimiento económico eran indis-pensables determinadas condiciones de edad y de madurez.

Ese tema aparece asimismo tanto en Boccaccio como en Ser-cambi. Si el padre fallecía demasiado pronto, los hijos vivían conmayores excesos aún los desmanes de la juventud. Sin gobier-no, sin freno y sin nadie que les contuviera, se dejaban llevar so-lamente por su placer y sus apetitos juveniles. Boccaccio expli-ca cómo se disipaba el patrimonio, mediante la descripción deun esplendor todavía señorial: perros, caballos, halcones, justas,reuniones galantes, esplendideces...31. De modo más lacónico,Sercambi evoca una fiebre parecida de goces y despilfarros 32.El tiempo de la juventud equivale al de un consumo desenfrena-do y sin normas de todas las viandas y todos los placeres.Y lassolidaridades de grupo se veían reforzadas por las prácticas dehospitalidad y generosidad de los más adinerados de los jóve-nes, y por esas clientelas que se agrupaban en torno a quienconvidaba a banquetes, partidas de caza y cabalgatas.

En cuanto la familia disponía de un sobrante que se podía gas-tar se cernía la amenaza de una dilapidación por parte de losjuvenes. Un aldeano acomodado de la comarca de Luca envia-ba a su hijo a estudiar a Bolonia. Libros, gastos diarios...: el arcade la casa se vaciaba de mucho dinero. Según la segunda es-posa, su padre se sangraba por un cuerpo muerto. A través delas recriminaciones de la mujer, Sacchetti explota dos motivosfecundos, el de la madrastra, celosa y sin amor, y el de una juven-tud estudiantil muy dada al placer y el derroche33. Alimentado ydetallado por una rica producción literaria contemporánea, ese pa-

UNTREF VIRTUAL | 6

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

29. Dino Compagni, Cronica, ed. G. Luzzatto, Turin, 1978, p. 105. Pero cabedestacar que, al quedarse sin padre, no gozó del apoyo de los suyos, comotampoco más adelante Giovanni Morelli.

30. Domenico Morosini, De Gene instituta re publica, ed. C. Finti, Milán,1969; y para el análisis de ese texto, G. Cozzi, "Domenico Morosini e it DeGene instituya re publica", en Studi veneziani, 1970, 12, pp. 405-458.

31. Tute le opere di Giovanni Boccace, ed. V. Branca, Milán, 1976, t. IV, De-camerone, p. 109.

32. G. Sercambi, II Novelliere, ed. I.. Rossi, 3 vols., Roma, 1974, t. II, pp. 235-236.

33. Tables florenlines. Eerire et manger aves Franco Sacchetti, bajo la direc-ción dc J. Brunet y O. Redon, Paris, 1984, pp. 17-18.

Page 7: Crouzet Pavan

norama de una juventud pródiga parece no representar más queun avatar de un tema anhistórico.

De todos modos, algunas vidas ignoran esos comportamientos,descritos como generales, de una "juventud dorada". Por ejem-plo, los comienzos de la carrera comercial de Andrea Barbarigonos muestran, en la Venecia de principios del siglo XV, los de-nodados esfuerzos de un joven para restaurar la posición fami-liar que el padre, al morirse, dejó grandemente comprometida.Pero los inicios eran difíciles, la restauración del patrimonio re-sultaba muy larga, y los parientes Barbarigo, asentados en Cre-ta, le echaron una mano, como también lo hizo el linaje de los Ca-ppello, que finalmente le confiaron como esposa a una hija 34. Elestablecimiento se obtenía a costa de años de espera y de de-pendencia. De modo parecido, aunque en otro entorno, las pri-meras páginas del Diario de Luca Landucci, donde están consig-nadas las principales fechas de su trayectoria personal y familiar,ponen de relieve, aun en este caso en que a la postre el protago-nista logró abrir su propio establecimiento, lo muy largo que era elaprendizaje35. Aunque los vínculos familiares ayudaban de por vi-da a los negocios y los organizaban, la independencia económi-ca constituía una etapa, seguramente la más decisiva.

En la mayoría de los casos, la muerte del padre entrañaba esaindependencia. Pero toda la literatura, liviana o grave, nos brindaun eco diferente de ese acontecimiento. Esa muerte era anhela-da para que facilitase el acceso a los placeres. Cuando sucedía,los hijos daban rienda suelta a la disipación, y los patrimonios sedisolvían. O sea, que la imagen literaria no refleja la realidad deesa fractura que instalaba al heredero en otros valores y respon-sabilidades. La prodigalidad sólo es uno de los signos, escan-dalosos entre todos los demás escándalos, de una sumisión delos giovani a sus pasiones.

Aun después de casado, admitido a asistir a las deliberacionesde uno de los Consejos de la ciudad, y tomar parte en las deci-siones de los negocios familiares, si bien con responsabilidadesde poca monta, al hijo se le seguía calificando de juvenis. Porello, las diversas definiciones socioeconómicas no logran deli-mitar más que de manera incompleta lo que no era una catego-

ría de edad -la juventud-, sino un grupo de hombres, los giovani.Desde la adolescencia hasta una tardía edad de la razón, y sinque influyera el estatus, todos podían conducirse como jóvenes.Pero no todos lo hacían: bien pocos eran los que, al llegar a lostreinta y muchos años, se juntaban con esos grupos turbulentos,aunque seguía pesando sobre ellos la sospecha, generalmentecompartida, de que podían entregarse a esos excesos. A la de-finición clásica de las edades de la vida pasó, por tanto, a incor-porarse esa otra, más normativa que biológica, de los juvenes. Porconsiguiente, cuesta trabajo, en las fuentes de su tiempo, el diso-ciar a esos giovani de las representaciones que se les atribuyen.

Y, al llegar aquí, se impone un paralelismo. El juvenis, al igualque la mujer, era motivo y objeto de miedo. Ambos, aunque demodo diverso, constituían un obstáculo para la paz y la salvaciónde una sociedad cristiana. Ya se ha puesto de relieve el mayorespacio otorgado a la mujer por los manuales de predicación, apartir de comienzos de siglo XIII36'. Yen las prédicas que sanBernardino pronunciaba en el campo de Siena, salvo en los ca-sos en que se dirigía a Siena y a sus "conciudadanos", a las mu-jeres era a quienes más citaba, interpelaba y convocaba para eldía siguiente, con mayor frecuencia que a los demás miembrosde la comunidad. A ellas se encaminaban los consejos prácticos-comprar la carne la víspera por la tarde, y guisarla por la maña-na- para que estuvieran presentes cuando empezaba la predi-cación. Para ellas eran los benévolos reproches de que abrieranbien sus orejas, que aprendiesen, que se fijasen bien en todo, yque luego se comprometiesen haciendo el signo de la cruz. Loque de ese modo trataba de instaurar era un diálogo privilegia-

UNTREF VIRTUAL | 7

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

34. F. C. Lane, Andrea Barbarigo, Merchant of Venice, Baltimore, 1944; R.Dclort, "Un aspect du commerce vénitien au ave siècle: Andrea Barbarigo etle commerce ties fourrures (1430-1440) ", en Le Moyen Age, 71, 1965, pp.29-70, 247-273.

35. Diario florentino, op. cit., pp. l-4.

36. Vid., p. ej., la introducción de Predicho alle donne del secolo XIII, ed. C.Casagrande, Milán, 1978, pp. XII-XIV.

Page 8: Crouzet Pavan

do 37. Pero al mismo tiempo que a ellas, amonestaba particular-mente a otro estamento, el de los giovani.

Con frecuencia, incluso, la predicación se vertebraba en torno aesas dos figuras y a la necesidad de reformar sus comportamien-tos. O giovano, o donna...! y san Bernardino los fustigaba de consu-mo. Los unía un mismo lujo, un mismo despilfarro de vestimenta yadornos: jóvenes y mujeres se dejaban arrastrar por las modasindecentes y vergonzosas.Y juntamente, también, participaban enlas diversiones, en esos bailes, en esos festejos que acompaña-ban a las bodas. Cabía temerse lo peor de su carencia de me-sura, de su fragilidad.Y aunque el sermón no se ordenase alrede-dor de un eje central como el vestido y el adorno, en los exemplaaducidos mujeres y jóvenes eran fustigados por las mismas debi-lidades, la misma falta de disciplina en sus dichos, sus compor-tamientos o sus diversiones. Yen sus sermones, Savonarola con-juraba a esos dos grupos de "pecadores" y de "obstinados" a quese reformasen 38. Las mujeres casquivanas se pasaban la sem-ana entera suspirando por que llegasen el domingo y sus bailes;y los jóvenes se quejaban de estar encerrados día tras día en latienda. Las mujeres llevaban atuendos como los de las prostitu-tas, e iban todos los días a divertirse con los jóvenes; y los jóve-nes derrochaban dineros, se acicalaban y daban rienda suelta atodos los apetitos 39. Así pues, sorprendían por su semejanza losvicios que había que evitar y los propósitos de enmienda quehabía que aplicar.

De todos los objetivos consignados en las leyes suntuarias, pa-rece prioritaria la necesaria moderación que había que llevar acabo. A través de la abundante producción legislativa que cadaciudad conserva se echa de ver una lucha nunca interrumpidacontra un lujo creciente, a pesar de sus limitados efectos. Vea-mos el ejemplo de Venecia. Se dictaron unas primeras leyes con-tra los cuantiosos gastos realizados en vestimenta, joyas, ban-quetes y bodas. Esos textos, de las primeras décadas del sigloXIV, estaban destinados a poner coto a los despilfarros excesivosque motivaban el derrumbe de los patrimonios, e incluso arruina-ban a determinados linajes. Y el combate se prosiguió continua-mente en ese mismo frente, intentando los Consejos, sin resulta-do, frenar el incremento de las dotes, esforzándose por restringir

el esplendor de los obsequios ofrecidos a la novia, o reglamen-tando la fastuosidad de los banquetes. Esos mismos años en queentró en vigor la primera base reglamentaria de la Comuna se vo-taron determinadas limitaciones para las mujeres. Restringían,igual que en otras partes, la longitud de la cola de los vestidos, laostentosa riqueza de los cinturones o las hileras de perlas, o bienprohibían los tejidos recamados de oro o plata. Los esfuerzos nocesaron en esa materia. A medida que creció el fasto, y que, porejemplo, las mangas, más amplias y más ostentosas, se forraroncon telas de las más costosas, arreciaron las prohibiciones.

Contra ese gasto "superfluo" y "desordenado", contra esa pom-pa "inútil" y "peligrosa", el orden público y el orden divino forma-ron frente común. Los predicadores repetían sus debelacionescontra las mujeres que se engalanaban y se acicalaban. Lasjoyas y los adornos "inútiles" y "superfluos" eran una muestra desoberbia y de vanidad, y servían a la obra del demonio. El ordende la creación se veía desquiciado por esos procederes y esosengaños. Al vestir con boato, las mujeres conducían más fácil-mente a pecar. San Bernardino de Siena invitaba a tratar comoprostitutas a las que se "disfrazaran" de ese modo.Y en Venecia,en 1480, se requirió la ayuda del patriarca y se movilizó a todoel estamento eclesiástico, por conducto de confesores y párro-cos, para hacer que las venecianas renunciasen a aquellos to-cados inmodestos que disimulaban el rostro que el Criador leshabía dado40. La paz de la ciudad se definía como la prácticadel orden de Dios. En los considerandos de las disposiciones delos Consejos, más que el temor de que la riqueza de la ciudadse echase a perder por tantos dispendios inútiles, lo determi-

UNTREF VIRTUAL | 8

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

37. L. Banchi, op. at., t. II, p. 353: "Così dico simile di voi, donne, che avetedimostrato di volermi tanto bent". O bien: "voi donne, suore mie", t. 11, p. 6;y t. 111, p. 184.

38. Scelta di prediche e scritti di Fra Girolamo Savonarola con nuovi docu-menti intorno alla sua vita, ed. P. Villari-E. Casanova, Florencia, 1898.

39. Ibidem, p. 43, por ejemplo.

40. ASV, C.d.X, Miste, reg. 19, f° 178r.

Page 9: Crouzet Pavan

nante era el temor a la ira divina. Esos usos, "abominación paraDios y para el mundo", podían llevar a que Venecia incurriera en"la indignación del Creador" 41. "Siendo así que las tribulacionesson en estos tiempos ya bien numerosas", era preciso conser-var "las gracias infinitas de Dios Nuestro Señor"42 así como "lareverencia y el honor que [Dios] ha tenido siempre para conVenecia"43.

La dinámica de la predicación y la de la legislación suntuaria serevelan exactamente paralelas. Las mujeres eran en ambas elobjeto central de las limitaciones y condenas. Pero en el sigloXV, de modo progresivo, se vitupera a su vez a los giovani, cul-pables de los mismos excesos. Desde comienzos del siglo XIV,la reglamentación tenía sus miras puestas en el lujo indumenta-rio masculino. Ningún varón de más de diez años de edad podíallevar terciopelo ni sedas recamadas de oro o plata 44. Esas nor-mas estaban presididas por una preocupación general de de-cencia y dignidad. En la segunda mitad del siglo XV, mujeres yjuvenes introdujeron juntos "nuevas abominaciones", "deplora-bles costumbres", "errores" y "desórdenes". En esos textos pú-blicos se comenzó a denostar las conductas de lujo de los jó-venes tomando como pretexto los banquetes organizados porlas sociedades festivas della calza. Se condenaron esos festinesen los que, a semejanza de los banquetes de bodas, se servíanfaisanes y pavos, pasteles suntuosos y preparaciones múltiples,en estrados montados en la calle o en los canales 45. Los tresmoderadores nombrados en las últimas décadas del siglo XV, sibien aún de manera intermitente, lo fueron sopra le pompe et or-namenti de le done46 [para vigilar las pompas y adornos de lasmujeres]. Bien es verdad que, en los incisos, los textos precisanque los adornos prohibidos lo eran para todos. Concretamente,las votaciones que, con motivo de una fiesta o una recepción so-lemne de embajadores, levantaban todas las limitaciones en vigorse referían sobre todo a los jóvenes, además de las mujeres:

Y que todas las mujeres que estén invitadas a esa fiesta podránllevar sus collares, sus perlas y todas las alhajas y adornos quedeseen.Y que todos los jóvenes que acudan a esa fiesta podránese día vestir [...]47.

Así pues, los primeros decretos que durante esas décadas fi-jaron el ceremonial público veneciano reglamentaron los atuen-dos de esas dos mismas categorías de personas.

Mujeres y jóvenes parecían representar, de manera equivalente,dos amenazas, dos fragilidades susceptibles de arruinar el ordentemporal y el tejido social. La lucha que las autoridades religio-sas y públicas entablaron contra la sodomía explica en parte elque una nueva atención se concentrase en los juvenes. La pre-dicación de san Bernardino de Siena se desencadenó contra losmalditos sodomitas. Y, aun cuando el predicador centrase sussermones en torno a temas más tradicionales, no cabe duda deque ese temor alimentase asimismo de modo implícito su conde-na de las modas masculinas indecentes 48. En la segunda mitaddel siglo XV, el Senado veneciano adujo una tercera razón, de-terminante, para su negativa a los obsequios demasiado costo-sos que se hacían a las novias:

UNTREF VIRTUAL | 9

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

41. ASV, Provveditori alle Pompe, B. 3, sin paginación, 1459.

42. Ibidem, 1472.

43. Ibidem, 1460.

44. Ibidem, 1334; para la recuperación y ampliación de ese texto (prohibicióna los mayores de doce arios de llevar determinadas telas, pieles, perlas,adornos de plata...): ASV, Senato, Misti, reg. 29, ff. 143v, 144r.

45. Juvenes, habentes societates, quod in conviviis eourum, faciunt cenas etpastos adeo sumptuosos" (jóvenes que forman parte de sociedades, que ensus convites celebran cenas y ágapes suntuosos"), ASV, Provvedilore allePompe, B. 3 (1549); ASV, Senato, Terra, reg. 6, f° I93v; reg. 9, t° 50v; reg. 14,ff. 196v, 197r.

46. ASV, Senato, Terra, reg. 13, fº 103v, por ejemplo.

47. ASV, Provvedilori alle Pompe, B. 3 (1459). Y para ejemplos similares,idem (1459).

48. L. Banchi, op. rit., vol. Ill, p. 189.

Page 10: Crouzet Pavan

Y, debido a esos dispendios superfluos, en nuestros días seestá desistiendo de las bodas 49. Y muchos jóvenes se niegana casarse 50.

En esas leyes suntuarias resuena el eco de los decretos con-temporáneos que, con mayor claridad, fustigaban, junto con lasodomía, la inutilidad de esa sexualidad que "se ejerce contra lapropagación del género humano" 51.

Parece como si durante el siglo XV se hubiese producido unvuelco total de perspectiva. Si bien las mujeres seguían consti-tuyendo un auditorio privilegiado en las grandes predicaciones,y si bien tenían que ser aconsejadas, guiadas y amonestadas,el peligro que podían hacer correr a la sociedad había perdidofuerza ante los nuevos riesgos que la amenazaban. Se hacíapor atemperar su frivolidad y por moderar sus ociosas. charlas;pero el temor había cambiado de objeto:

¿Me habéis entendido, mujeres? Que se vayan a paseo todoslos sodomitas; puestos a elegir, me quedo con las mujeres, y di-go que la mujer, en su carne, es más limpia y más valiosa queel hombre52.

Es decir, que la natural lascivia femenina ponía menos en peli-gro la salvación colectiva que la plaga sodomita.Y hasta se ape-ló a las mujeres para luchar contra el contagio de esa peste 53.El poder temporal zanjó, con menos vacilaciones54, en esa de-terminación de la jerarquía de los peligros. Eran preferibles lasprostitutas, si podían frenar la propagación del "vicio"55.

Pero ni la amplitud del fenómeno de la sodomía en las ciudadesitalianas en el siglo XV, ni el rigor de la represión que suscitó,justifican el carácter violentamente negativo vinculado a la ima-gen de los juvenes. De todas las plagas que se les achacaban,la sodomía era, desde luego, la más temible, puesto que poníaen peligro el futuro mismo de la ciudad. Pero sus desórdenescotidianos representaban otros tantos golpes asestados al equi-librio y al orden de la sociedad. En los archivos judiciales delsiglo XV, al no estar separado el delito de la imagen de su repre-sión, la intolerancia crecía hacia el mos iuvenum.

La historia de los desórdenes cometidos por grupos que traba-ron solidaridades de edad y comportamientos colectivos especí-ficos ha gozado de la renovación, desde unos años a esta parte,de la sensibilidad historiográfica por el estudio del delito y la jus-ticia. Entre esos delitos colectivos se ha fijado la atención en lasviolaciones colectivas. El ejemplo de Dijon es especialmente co-nocido. La violencia sexual se afirmaba como una dimensión per-manente de la vida urbana. Pandillas de jóvenes, y sin que la cur-va de esos ataques colectivos se modificase con las fiestas o lasestaciones, cometían con regularidad ese tipo de agresiones (unao dos al mes, por término medio). Y uno de cada dos jóvenes dela ciudad tomaba parte en ellas. Cabe entender también la viola-ción colectiva, expresión del rechazo hacia un orden social y ma-trimonial, como un rito de admisión en esas pandillas juveniles,dotadas de unos vínculos socioprofesionales muy concretos 56.

UNTREF VIRTUAL | 10

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

49. ASV, Senato, Terra, reg. 4, f° 142v, 1460.

50. ASV, Provvedilori alle Pompe, B. 3, 1460.

51. ASV, Cd.X, Miste, reg. 27, t° 11v.

52. L. Banchi, op. cit., vol. II, p. 108.

53. L. Banchi, op. cit., vol. II, p. 142.

54 San Bernardino recordaba a los smemorati (desmemoriados) y a losimpenzati (alocados) que "la fornicazione e l'andare alle meretrici è peccatomortale", ibidem, (que la fornicación y el ir de prostitutas son pecado mortal)t. 11, p. 138.

55. E. Payan, "Police des moeurs, société et politique à Venise à la fin duMoyen Age", en Revue Ilistorique, 536, oct.-dic. 1980, pp. 241-288; R. C.Trexler, "La prostitution à Florence au XV siècle", en A.ES.C, 1972, 6, pp.1329-1350.

56. J. Rossiaud, "Fraternités de jeunesse et niveaux de culture dans les villesdu Sud-Est à la fin du Moyen Age", en Cahiers d'Histoire, XXI, 1976, 1-2, pp.76-102; idem, "Prostitution, jeunesse et société dans les villes du Sud-Est auxve siècle", en A.E.S.C., 1976, 2, pp. 289-325, recogido luego en La prosti-tution médiévale, París, 1988, cap. 2.

Page 11: Crouzet Pavan

A esa juventud y a sus pulsiones, la sociedad intentaba imponer-le una socialización. Las fraternidades de jóvenes, cuya formaciónsiempre era suscitada o controlada por la comunidad urbana, ten-dían a oficializar y a vigilar esas solidaridades de edad. Los jóve-nes solían así velar principalmente por el respeto de la costumbrematrimonial. Y el análisis histórico se concentra en las formas deesa sociabilidad, en los diversos rituales que esas asociacionesaplicaban, así como en sus vicisitudes, crisis o condenas 57.

Los legajos judiciales nos brindan el testimonio de numerosas ac-ciones anímicas o delictivas mediante las cuales se cohesionabanlas pandillas juveniles. En Venecia, esos hechos eran característi-cos de las horas nocturnas58. La violación colectiva, diferente delas frecuentes violaciones diurnas cometidas en el espacio de laciudad o los hogares, entra en la pauta de esas violencias perpe-tradas de noche. Las componentes lúdicas inherentes, así comolas injurias y los golpes que la acompañaban, encajan en lasreglas generales que dramatizan la conducta violenta del grupo.Por las mismas razones que todas las demás formas de agresiónnocturna, la violación demuestra en el seno del gru-po una capaci-dad social fundada esencialmente en criterios de virilidad.

La violencia contra las fuerzas del orden se consideraba asimis-mo como proeza viril. Las reglas del honor exigían que el grupoluchase cuando se negaba a someterse a un registro. Pero en lamayoría de los casos, la pelea era voluntaria, provocada median-te intercambio previo de insultos o por un alboroto colectivo59.En los autos puede leerse que, sin más motivo que la elecciónconcreta de ese adversario, cinco o seis esclavones atacaron alas fuerzas de policía del Consejo de los Diez. El juego se pro-longó. Conminados a que soltasen las armas, cuatro jóvenescruzaron sus espadas con un corchete, y le esperaron cuandose refugió en una casa. Finalmente, le amenazaron antes deherirle 60.

Las mismas pandillas cometían otras violencias, aparentementemenos cargadas de sentido y de provocación. Aunque poco pro-lijos, los legajos distinguen siempre entre los tipos de agresión,e individualizan aquellas que no estaban justificadas por el robo.Por ejemplo, el ataque a unos transeúntes sine nulla causa. Y

los considerandos reconstituyen el juego de burlas y humillacio-nes, y el in crescendo de las amenazas antes de llegar al cho-que más o menos dramático61: como poco, la víctima se gana-ba un chapuzón en un canal; en los casos graves, la sangre co-rría. En otra causa, dos jóvenes nobles callejeaban de noche y,"por pura mala intención", atacaron a otro paseante, infligiéndoleuna herida que llevaba trazas de ser mortal. Los culpables eranreincidentes62.

El sustrato de esas pandillas estaba formado por solidaridadesde vecindad, o bien socioprofesionales. Pero lo que sobre todoles confería cohesión era la juventud, manifestándose en todoslos casos con mucho vigor la homogeneidad social. Según es-peraban a sus amos (ocupados en las sesiones de los Con-sejos), los esclavos y criados jugaban a la baraja y a los dados,vociferaban y armaban riñas en el patio del palacio de los dux;otras veces se desperdigaban por la plaza de San Marcos y sededicaban a hurtar en las tiendas 63. Los Diarii de Sanudo re-

UNTREF VIRTUAL | 11

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

57. Tendremos que contentarnos con escoger los mejores textos de una lar-ga bibliografía: N. Z. Davis, les cultures du peuple. Rituels, savoirs, résistan-ces au XVe siecle, París, tr. fr., 1979; M. Grinberg, "Carnaval et société urbai-ne, Xve-XVIe siècles. Le royaume dans la ville", en L'Ethnologie française,IV, 1974, 3, pp. 215-244; J. Ire Goff-J.-C. Schmitt, (coords.), Le Charivari,París-La Haya, 1981; N. Pellegrin, les bachelleries. Organisations et files dela jeunesse dans le Centre-Ouest. XVe-XVIIIe siècles, Poitiers, 1982; C.Ginzburg, Storia notturna: una decifrazione del sabba, Turin, 1989.

58. E. Pavan, "Recherches sur la nuit vénitienne", en Journal of MedievalHistory, 7, 1981, pp. 339-356; E. Crouzet-Pavan, "Violence, société et pou-voir à Venise (XVIee-XVe siècles): forme et évolution des rituels urbains", enM.E.E.R.M., 96, 1984, 2, pp. 903-936.

59. ASV, Adu di C., Raspe, reg. 9, P 23r, reg. 10, t° 37r; reg. 13, f° 39r; reg.14, t° 47r.

60. Ibidem, reg. 15, ff. 30v-31 r.

61. Ibidem, reg. 9, P 511.; reg. 9, f° 99v; reg. 8, P 80r; reg. 18, f° 42r.

62. ASV, Quarantia Criminale, reg. 18, P 43r.

63. ASV, Cd. X., Miste, reg. 16, f° 111r.

Page 12: Crouzet Pavan

fieren la fuerte multa impuesta a unos jóvenes patricios quedeambulaban de noche por los muelles, destrozando góndolasamarradas. La boda de Jacobo Dolfin fue también motivo de es-cándalo. Dos hermanos Pisani encabezaron los actos violentosy agredieron a un invitado al salir de la mansió 64. Alborotos ygraffiti injuriosos sacaban a relucir las disputas de la comunidad.A grandes voces se proclamaban las injurias, para que el vecin-dario quedara enterado; y los cuernos y otros dibujos obscenosexponían a la víctima al escarnio del barrio65.

También tomaban parte en esos desenfrenos otros que no erantan jóvenes. El origen de determinados escándalos parece másbien residir en los conflictos vecinales o las tensiones propiasdel oficio de la víctima y de los culpables66. De todos modos, losdisturbios y desórdenes revelan la existencia de asociacionesjuveniles provisionales, espontáneas, aglutinadas por la edad yconsolidadas por el oficio o la amistad. Sus miembros manifesta-ban una sociabilidad dotada de formas, normas y ritos propios, yque en los procesos se revelan como signos de conflictividad. Enlos legajos no aparecen mezclados juntos nobles y menestrales;pero, cualquiera que fuese su condición social, los jóvenes com-parecían por los mismos casos de vandalismo, violencia, desór-denes y alborotos. Sobre todo, la represión se abatió en el sigloXV, con creciente intensidad, sobre los instigadores de esos de-senfrenos; y ese hecho restituyó a la historia su dinámica de prác-ticas violentas que podrían parecer invariantes.

Los primeros textos reglamentarios de los Municipios, en la se-gunda mitad del siglo XIII y las primeras décadas del siguiente,sentaban las bases de un control de los comportamientos. En-tonces quedó instaurado un primer dispositivo de conjunto que,destinado a pacificar la ciudad, debelaba determinadas prácti-cas y protegía más en concreto unos tiempos y unos lugares.Todos los estudios dedicados al delito y a la justicia demuestranque, en el siglo XV, en las ciudades italianas se habían produci-do clarísimas modificaciones, institucionales o cuantitativas67.La represión cambiaba. El control se reforzó, legitimado por nue-vas definiciones del orden y el desorden o, por lo menos, poruna conciencia renovada de esas dos realidades. La dinámicadel movimiento de censura en la historia del siglo XV se hallaba

en su plenitud, con matices e inflexiones inherentes a cada en-torno urbano. La presencia policial se intensificaba, y la vigilanciase cernía en mayor grado en el tejido de la ciudad. Y el fortaleci-miento de las estructuras de control era fruto tanto de la creaciónde nuevas instituciones públicas como de la recuperación del an-iguo dispositivo de normas, apuntalado por garantías más estric-tas en materia de aplicación de las condenas.

Es posible seguir y medir concretamente esa evolución de la re-presión. La autoridad pública, superponiendo las estructuras po-liciales, ampliando y multiplicando los espacios-tiempos de unavigilancia más intensa, redefinió su concepción del orden e im-puso nuevos códigos espaciales y temporales. Tras haber deli-mitado, para controlarlos mejor, determinados fenómenos comoel juego y la prostitución, la ciudad tendía a pasar de la era dela tolerancia a la de la condena.Y el ejemplo veneciano demues-tra que, a finales del siglo XV, ese proceso que condenaba al fra-caso las estructuras antiguas, como el lupanar municipal, habíainiciado ya su firme andadura. Esa atención que se cristalizaba

UNTREF VIRTUAL | 12

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

64. ASV, Adv. di C., Raspe, reg. 5, f° 1v.

65. Ibidem, reg. 8, ff. 25rv; reg. 9,1° 61r; reg. 18, ff. 64r, 83v, 87v; reg. 20, ff31r, I62v. Para el estudio de la mattinata y las diversas actividades ruidosasy de mósica en Italia, C. Klapisch-Zuber, "La mattinata médiévale d'Italie", enLe Charivari, op. cit., recogido en La maison et..., op. cit.

66. ASV, Adv. di C., Raspe, reg. 1, f° 11v.

67. Para el ejemplo florentino (institución de los Ufficiali di Notte tras lacreación de la magistratura de los Otto di Guardia), G. Antonelli, "La magis-tratura degli Otto di Guardia a Firenze", en A.S.I., XCII, 1954, pp. 3-40; M.Becker, "Changing Patterns of Violence and Justice in Fourteenth and Fif-teenth Centuries Florence", en Comparative Studies in Society and History,18, 1976, pp. 281-295; S. K. Cohn, "The Laboring Classes in RenaissanceFlorence", Nueva York-Londres, 1980; A. Zorzi, "Aspetti e problemi della gius-tizia penale nella Repubblica fiorentina", en A.S.I., 553, 1987, pp. 391-453;pp. 527-578; M.J. Rocke, "ll controllo dell'omosessualità a Firenze nel XV se-colo: Gli "Ufficiali di Notte"", en Quaderni storia, 66, 1987, 3, pp. 701-723.Para la crisis del sistema antiguo: A. Zorzi, "Contrôle social, ordre public etrépression judiciaire à Florence à l'époque communale: éléments et problè-mes", en A.E.S.C., 1990, 5, pp. 1169-1188.

Page 13: Crouzet Pavan

en los jóvenes y sus desórdenes, y ese concepto, desconocidoen las fuentes anteriores, de un mos juvenum identificable ysiempre peligroso, se integraron en ese nuevo sistema de repre-sentaciones y contribuyeron a su definición. Sin llegar a exami-nar, en la presente etapa de este análisis, el sentido de esas ac-tividades juveniles, desviantes o delictivas, cabe insistir en lascaracterísticas de la condena reforzada que sobre ellas recaíaen el siglo XV.

Prescindiendo de todos los demás criterios, biológicos o socioe-conómicos, en los textos del citado siglo parecen bastar los cri-terios morales (o, mejor dicho, su ausencia) para captar y conc-retar al grupo de los giovani.Tanto las fuentes literarias como lasactas judiciales reflejan la misma imagen de ribaldi, sfrenati, etc.La juventud era el tiempo de las turbulencias y las violencias.Los más acaudalados gastaban y distribuían, acumulaban tra-jes, caballos, mujeres, lujo y placeres, Los más pobres no que-daban excluidos de la fiesta, ya fuera porque formasen parte deesos numerosos séquitos que los ricos llevaban tras de sí, oporque por cuenta propia organizasen de noche, en la calle, suspropios juegos violentos. Todos infringían las reglas, cristianas ysociales; a todos les movía la misma impaciencia, el mismo re-chazo y el mismo formidable apetito. Y sobre todos pesaban lasospecha y el miedo. La única verdadera definición de la juven-tud parece, pues, situarse en esas representaciones que se for-talecieron en el siglo XV. Frente a esos giovani, toda una socie-dad parecía tener miedo al parricidio.

Contra la aparente inmovilidad de ciertos temas literarios, en losúltimos siglos de la Edad Media se perfila, por consiguiente, unadinámica de la imagen negra, peligrosa, de los jóvenes. A faltade remedios, la comunidad obró mediante la represión, salvo enlos casos en que, como hizo el Gran Consejo de Venecia, orga-nizó la integración de determinados "jóvenes", con la esperanzade que dejaran de comportarse como tales.

In Vergogna E Vituperio Della Cavalleria68

Agnolo di Tura del Grasso se complace largamente en su cróni-ca acerca de la descripción de los festejos que, durante varios

días, celebraron en Siena la investidura como caballero de Fran-cesco, hijo de Sozo di Bandinello Bandinelli 69. Esa familia, de lacual nació todo un linaje de "doctores y caballeros", era antigua,rica y poderosa. Yse percibe una preocupación más ideológicaque arqueológica en el cuidado que el autor de la crónica pusoen sacar copias de documentos antiguos, frágiles y consumidospor el tiempo. Agnolo di Tura deseaba que resurgiera la nobleza,la hidalguía de Siena. Se esforzó por resucitar, no ya los fastoso las riquezas pasadas, sino un ideal de vida y de honor, un sis-tema de valores y sus cimientos sociales. Ocho días antes de lainvestidura comenzó la curia. En las primeras jornadas tuvieronlugar grandes banquetes. La armeggeria empezó el domingo,día de Santo Tomás. Y durante cuatro días prosiguieron los jue-gos de armas, concurriendo en ellos la flor y nata de cada uno delos terzi de la ciudad. En los banquetes se reunían los notables decada barrio y sus juvenes, que habían acudido a competir en des-treza y bravura. Agnolo di Tura estableció día a día y terzo por ter-zo las listas más completas que pudo. Y así fue poniendo de re-lieve la unión de las diversas circunscripciones urbanas, muchasveces desgarradas, en los juegos y las fiestas, por rivalidadessimbólicas y por enfrentamientos violentos reales.

La "corte" *, con su esplendor, atraía sin duda alguna a los no-bles de toda Italia 70, como esos grandes señores a quienes elnuevo caballero negó el honor de ceñirle la espada. Porque eserito caballeresco y festivo tenía validez sobre todo para la ciu-dad, mediante la comunión de toda una juventud en las gestasy el honor de la guerra y de su teatralización, y mediante laadhesión de la comunidad urbana, representada por la élite de

UNTREF VIRTUAL | 13

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

68. "Para vergüenza y vituperio de la caballería": Le novelle di Franco Sa-cchetti, ed. O. Gigli, Florencia, 1851, vol. II, p. 11.

69. Cronache senesi, ed. A. Lisini-F. Iacometti, Rerum Italicarnum Scip:ores(en adelante, R.I.S.), n. ed., t. XV, parte V, Bolonia, 1933-1934. "Cronacasenese di Agnolo di Tura del Grasso", pp. 424-451.

70. "Cronaca senese... di Di Tura", op. cit.: "E cosi durò la corte bandita [...]a fare onore a chi vi capitava, per modo che fu la piìt nominata corte di Tos-cana". ("Yací se fue alargando la pregonada corte [...] haciendo los honoresa quien acudía, de modo que fue la más renombrada corte de Toscana").

Page 14: Crouzet Pavan

sus tres grandes circunscripciones. En la investidura, en el rela-to que el cronista nos brinda, se injertaba un complejo ritual, tanfestivo como guerrero, mediante el cual toda una sociedad cele-braba, con sus giovani, el ingreso de un cavaliere novello en elmundo de los guerreros.

Los fastos y las extraordinarias magnificencias atestiguadastanto por el número de los convidados como por la esplendidezde los mentís servidos, entroncaban a ese padre sienés de co-mienzos del siglo XIV con una tradición señorial de prodigalida-des necesarias y consentidas. Incluso, las enumeraciones y glo-rificaciones de Di Tura emparentan a ese cronista con toda unaliteratura atenta a perfilar e identificar los gestos, la vida, mila-gros y ética del grupo nobiliario.

Partiendo de ese panorama de una edad de oro de la caballería,y sin subrayar todavía la evidente ambigüedad de esa escenaen la sociedad comunal de comienzos del siglo XIV, cabe apun-tar algunas observaciones. En las últimas décadas del siglo XIIIy las primeras del siguiente, las fuentes narrativas consignannumerosas investiduras de caballeros.Ya se han estudiado la di-námica histórica y la tipología de las ocasiones y formas de eseritual 71,ya que tanto el emperador como los municipios podíanotorgar la dignidad caballeresca. Destacaremos aquí sencilla-mente las profundas resonancias familiares y sociales de esasceremonias. Fuera del campo de batalla, festejos urbanos y ri-tuales familiares rivalizaban en situar en primer plano de la es-cena urbana investiduras colectivas e individuales.

Balduino II de Courtenay, emperador (destronado) de Constan-tinopla, fue recibido a comienzos de 1270 en Módena 72: "Y mu-chos nobles de Módena fueron armados caballeros por el Em-perador". Tanto en las bodas como en las "cortes" se llevaban acabo sendas tandas de investiduras 73. Dos "cortes" se celebra-ron el año 1282 en Parma. Las primera se inició el día de laAsunción. Los juegos duraron un mes; dos hijos de la casaRubeo recibieron el espaldarazo de caballeros 74. Nueva "corte"en los meses siguientes. Los rituales de la investidura se com-binaron con los nupciales en el caso de Azzo, hijo del marquésde Este 75. El enlace, celebra-do entre la casa de Ferrara y la

de Milán, entrañó la misma superposición de formas rituales.Galeazzo, acompañado de un copioso séquito de caballeros yde jóvenes procedentes de todas las ciudades lombardas, sereunió con Azzo en Módena. Armado caballero con otros de suescolta por el marqués de Este, luego contrajo nupcias comBeatrice, hermana del marqués 76. En Parma, la juventud 77 delas mayores y más nobles casas" festejó, con proezas ecuestres,el paso de la nueva pareja por la ciudad. El municipio corrió conlos gastos y vistió a la crema de su nobleza guerrera, que de esemodo brindó el espectáculo de su destreza. Durante un mes,Can Grande celebró en Verona la toma de Padua. Como platofuerte de los regocijos, Della Scala armó a treinta y ocho caba-lleros lombardos, a quienes colmó de obsequios78.

UNTREF VIRTUAL | 14

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

71. Cabe aquí remitir a dos estudios sumamente valiosos de S. Gasparri,"Note per uno studio della cavalleria in Italia", en La Cultura, XXV, 1988, 1,p. 38, y "I milites cittadini: tradizione militare e superiorità sociale", en lasActas del Workshop Rites el rituels dans les sociélés médiévales (XIIIe-XVIesiècles), Erice, sept. 1990 (en prensa).

72. Chronicon Mutine ue Johannis de Basano (aa. 1188-1363), ed. T. Casini,R.I.S., n. ed., t. XV, parte IV, Bolonia, 1917, p. 40.

73. Por ejemplo, en la boda en 1316 de la hija del rey Roberto, Cronache sen-esi, op. cit., "Cronaca senese [...] di autore anonimo del secolo XIV", p. 111.

74. Chronicon Parmense ab anno MXXXVIII usque ad annnum MCC-CXXXVIII, ed. G. Bonazzi, R.I.S., n. ed., t. IX, parte IX, Città di Castello,1902, p. 43.

75. Fra Adamo di Salimbene, Chronica, ed. A. Bertani, Monumenta adprovincias parmensem et placentinam perlinenlia, Parma, 1857.

76. Chronicon Parmense..., Op. cit., p. 80.

77. Se trata justamente de los hijos de caballeros no armados: multi ex domi-cellis, S. Gasparri, "Note per uno...", op. cit., p. 18.

78. Citado en L. A. Muratori, De spedaculis et ludir publicis Medii Aevi,Antiquitales Italicae Medii Aevi rive dissertationes. Dissertalio vigesimanona,t. 11, Milán, 1739, col. 838-839.

Page 15: Crouzet Pavan

El poderío de una ciudad se evaluaba en parte, al igual que lafuerza de una familia, por el número de hombres capaces demanejar armas 79. La función aparentemente más indicada paracanalizar y explotar el impetus de los giovani era la función mili-tar 80. AI haber marchado los hombres a combatir contra los flo-rentinos, en Siena no quedaban más que las mujeres y niños decorta edad, los ancianos, el obispo y el clero. Y, portando lasreliquias de la catedral, todos juntos salieron en procesión. Vi-sitaron iglesia tras iglesia, entonando letanías y salmos y multi-plicando las preces 81. Al estar la ciudad directamente amena-zada, buscaron protección para los niños, llevándolos al conta-do, y se colocaron al amparo de la valentía de los giovani82.Aunque el grupo de hombres en edad de portar armas incluía amuchos que ya no eran tan jóvenes, estos últimos simbolizabanel vigor guerrero de la ciudad. Cuando, en 1327, el legado pon-tificio llegó a Bolonia, todo el pueblo acudió a su encuentro, conuna ramita de olivo en la mano. Pero la ceremonia de bienveni-da se organizó en torno a un sistema de signos de paz, honor ysumisión, harto más expresivo. El carro de guerra de la ciudadencabezó el desfile, cubierto con un gran estandarte, y tiradopor bueyes engalanados. A su alrededor caracoleaba una briga-da de jóvenes a caballo.Y, a la cabeza de toda la comunidad, lossímbolos y medios del poderío militar de la urbe honraron al en-viado del pontífice y celebraron la paz83. En esa estilización,igual que en la cronología mencionada de las investiduras decaballeros, la guerra, incluso entre ciudades, parecía dependersiempre de los combatientes a caballo.

Asimismo, ya bien adelantado el siglo XIV, las crónicas abundanen ocasiones y escenas de investiduras, al parecer inmutables,ya fuera que el emperador armase en Pisa a los hijos de Fran-cesco Castracane84, o que el municipio, para inaugurar cada eta-pa pacífica de cierta duración, invistiese a nuevos caballeros85.Por ejemplo, cuando Siena fue reformada: la ciudad, de repente,quedó segura de sí misma y pacificada. Y, como muestra de al-borozo, se armó a muchos nuevos caballeros...86

Tanto los espectáculos ecuestres como los regocijos militarespueden dar la impresión de estar algo petrificados. En los rela-tos que nos brindan las fuentes del siglo XIII, los festejos cívi-

cos, las "cortes" y las investiduras llevaban al mismo acompaña-miento obligado de todas las figuras y expresiones del hastilu-dere y el bagordare. Los cronistas, sin más descripción (salvo, aveces, la de los colores o la riqueza del ropaje de los jinetes),enumeraban esa serie de evoluciones ecuestres, de carreras yde combates simulados87. Lo que se escenificaba no era el en-frentamiento directo entre jinetes, sino la destreza en las cabal-gatas y los alardes de armas. Cada municipio organizaba, conmotivo de las principales fiestas locales y de los acontecimien-

UNTREF VIRTUAL | 15

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

79. Cabe citar la anotación de Dino Compagni, op. Cit., p. 195: "Ma i Caval-canti, che era potente famiglia, e circa LX uomini erano da portare arnie...".("Pero los Cavalcanti, que eran una poderosa familia, en la que casi sesen-ta hombres podían portar armas...").

80. Vid. asimismo aquí la observación de Compagni: "Ma il Baschiera, cheera quasi capitano, vinto più da volontà che da ragione, come giovane...", op.cit., p. 145. ("Pero Baschiera, que era casi capitán y, como joven, se dejaballevar más por la voluntad que por la razón...").

81. Cronache senesi..., op. cit., "Cronaca senese di Paolo di TommasoMontauri", p. 204.

82. "Así sucedió en Pistoia: "e mandarono fuori della città tutti i fanciulli elefanciulle piccoli". ("y mandaron fuera de la ciudad a todos los niños y niñaspequeños"), Slorie pistoresi, ed. S. Adrasto Barbi, R.I.S., n. ed., t. IX, parte V,Città di Castello, 1907, p. 45.

83. Ibidem, p. 110.

84. Cronachesenesi..., op. cit., "Cronaca senese di Donato di Neri", p. 582.

85. Ibidem, pp. 590-591.

86. Ibidem, "Cronaca senese di Paolo di Tomaso Montauri", p. 711.

87. " Sobre esos juegos: T. Szabo, "Das Turnier in Italien", en Das Ritterlicheim . Mittelalter. Beiträge zu einer vergleichenden Formen- und Verhaltens-geschichte des Riltertums, ed. J. Fleckenstein, Gotinga, 1985, pp. 344-370;A. Benvenuti Papi, "Dell'astiludio. I giochi cavallereschi tra memoria e tra-dizione", en Riti e cerimoniali dei giochi cavallereschi nell'Italia medievale emoderna, Ascoli, 1989, pp. 19-30; no me ha sido posible consultar el volu-men La civiltà del torneo (sec. XII-XVII). Giostre e tornei fra Medievo ed etàmoderna, Narni, 1990.

Page 16: Crouzet Pavan

tos extraordinarios, juegos ecuestres de ese estilo. Por ejemplo,se celebraban anualmente en Perusa por Todos los Santos y enla festividad del patrono local, Sant'Ercolano, el 1º de marzo.Pero los mismos ludi figuraban también en el programa de feste-jos que ese municipio organizó con ocasión de la visita de al-gún personaje importante, o para celebrar la elección de un nue-vo papa 88. Cuando los Nueve, en Siena, decretaron ocho díasde festejos continuos, las justas tuvieron lugar junto con bailes ymascaradas 89.

A esas innumerables muestras fechadas en el siglo XIII no seopone el silencio de las fuentes posteriores. Un siglo despuésde los regocijos sienenses decididos por los Nueve hay testimo-nio de una serie de bailes, cenas, justas y cabalgatas 90. Com-pagni menciona las carreras y los juegos ofrecidos en honor delrey de Sicilia, o de la entrada en Florencia, en 1301, de Charlesde Valois 91. Entre 1382 y 1401, el texto del Anónimo Florentinorecoge múltiples descripciones semejantes de ludi más o menosespontáneos o cuidadosamente reglamentados por el munici-pio. Con ocasión de la toma de Arezzo, en cuanto voltearon lascampanas, brigadas de jóvenes, portando cada cual los coloresde los linajes, invadieron la plaza, cabalgando y rompiendo lan-zas. En 1386 tuvo lugar otra armeggeria a través de la ciudad,así como justas en 1387, 1390, 1392, 1399, etc.92 Algo pareci-do sucedía en Venecia. En 1322, la ciudad organizó unas justaspor Carnaval, celebradas in Platea S. Marci 93.Y en diversas oca-siones se celebraron asimismo en la plaza mayor de la ciudad jus-tas y torneos, que, sometidos a votación, obtuvieron ocho sufra-gios favorables del Consejo de los Diez 94.

Si nos limitamos a anotar, en las fuentes narrativas o en los le-gajos públicos, la repetición de esas manifestaciones y ceremo-nias, puede que la cronología se vuelva un tanto aburrida. Unode los cuentos de Franco Sacchetti introduce una dinámica enesa historia superficialmente inmóvil. Del tema del florentino go-toso y anciano, increíblemente rico porque siempre había presta-do dinero con usura, pero que había sido elevado a la dignidad decaballero, saca unas conclusiones pesimistas e indignadas sobrela decadencia de la caballería. Desde unas décadas antes, yarecibían el espaldarazo hasta quienes ejercían las artes mecáni-

cas. Y el autor desgrana todos los escalones de decadencia deesa orden, que había pasado a ser la de la indignidad social. Yahabía caballeros que eran horneros, cardadores, usureros, bella-cos y jugadores profesionales. La orden antigua se había despa-rramado por las cuadras y las cochiqueras 95. Aparte de sus ecosde aforismo sobre la decadencia de su tiempo, el relato es valiosopara el estudio de la realidad social y sus representaciones.

La caballería seguía existiendo, pero ya no definía ni ritualizabala función militar aristocrática. Hasta los propios Ciompi arma-ban a sus propios caballeros. La investidura consagraba y mani-festaba la pertenencia al grupo nobiliario96. La guerra evolucio-naba. La nobleza reelaboró su propia definición y la concienciade sí misma, en función primordialmente de la sangre y la an-cestralidad; la caballería, desligada de su realidad social y fun-cional, se pervirtió.Tampoco reforzó esta última los contornos de

UNTREF VIRTUAL | 16

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

88. J.-C. Maire Vigueur, "Un jeu bien mal tempéré. Le Ludus Battaglie de Pé-rouse", en Mélanges offerts à G. Duby, pp. 3-4 (en prensa).

89. Cronache senesi..., op. cit., "Cronaca senese di autore anonimo...", p. 71(1286).

90. Ibidem, "Cronaca senese di Paolo di Tomaso Montauri", p. 711 (1381).

91. Dino Compagni, op. cit., p. 14, p. 78.

92. Alle bocche della Piazza. Diario di un anonimo fiorentino (1382-1401),ed. A. Molho-F. Sznura, Florencia, 1986, pp. 54-55, p. 62, p. 74, p. 90, p. 104,pp. 135--136, p. 215.

93. ASV, C. Leggi, B. 303, fasc. 1, t5 35r.

94. ASV, Dieci, Miste, reg. 9, fº 114r.

95. Le novelle di..., op. cit., vol. II, pp. 11-12.

96. Sobre el análisis de las tesis de M. Bloch según las cuales la nobleza sedefinía verdaderamente y se asentaba en los ritos de caballería, vid. G.Tabacco, "Su nobiltà e cavalleria nel Medievo. Un ritorno a Marc Bloch?", enRivista storica italiana, 91, 1979, pp. 5-25; y para una interpretación matiza-da de esos problemas por S. Gasparri, "Note per uno...", op. cit., pp. 9-10.

Page 17: Crouzet Pavan

la clase aristocrática, ni llegó a marcar un umbral. para los jóve-nes. El florentino de Sacchetti era viejo y gotoso. Anciano, comolo era sin duda el señor de Crotona que, al acudir a firmar nue-vos pactos con Siena, fue armado caballero por el municipiojunto con sus dos hijos 97. Los rituales, un siglo antes, se com-binaban: investidura y matrimonio, celebrados sucesivamente,señalaban por partida doble el cambio de estatuto del joven no-ble que dejaba de ser un domicellus. Gracias a esos dos momen-tos de fuerte ritualización, la aristocracia afirmaba y reafirmaba sucoherencia.

Con el paso del tiempo, la noción de caballería había dejado decorresponder a una clase social ni, sobre todo, a un sistema devalores y un género de vida. El propio rito de conferirla se habíatransformado. Una vez progresivamente desvanecida su impor-tancia para la definición, cohesión y reproducción de un gruposocial, su prestigio se mantuvo algún tiempo. Ahora, ya tambiénlo había perdido: Che brulla, che fetida cavalleria è questa!98

En ese periodo bisagra se sitúa la citada investidura de Fran-cesco, hijo de Sozo di Bandinello Bandinelli. Aunque a la familiale seguía importando el perpetuar un largo linaje de caballeros,la guerra y la organización sociopolitica ya andaban de capacaída.Y todas esas rupturas influían para privar de sentido a losgestos, las ceremonias y los valores antiguos.

Compagni, en su descripción de la batalla de Campaldino, refie-re el choque entre dos milicias municipales. Por ambas partes,antes del combate se armó a nuevos caballeros. Pero los solda-dos de a pie aretinos, navaja en ristre, se deslizaron por debajode los caballos y los destriparon; y por su lado, los infantes flo-rentinos, victoriosos gracias a su gran número, se dedicaron sinpiedad a degollar a los vencidos. Todos los valores se habíaninvertido. Muchos valientes fueron viles, y muchos desconocidossin fama fueron valientes. El conde Guido se marchó del campode batalla sin haber desenvainado la espada, mientras que losnuevos ricos Cerchi 99 se comportaron con arreglo a las nor-mas caballerescas. Tanto en los combates como en la ciudad,las clases en ascenso le ganaron por la mano ala aristocraciaañeja.Y sobre todo, muchos florrentinos del pueblo resistieron a

pie firme100. Por consiguiente, ese combate se opuso a todoslos modelos de comportamiento guerrero establecidos por Ro-landino101. Claro está que Compangi consignó la supervivenciade algunas virtudes caballerescas, para destacarlas. Pero lospedites, los milicianos de a pie, fueron los que mejor salieronparados. Por el contrario, los fanti apenas asoman en el relato deRolandino, que se limita a las figuras de los milites y a su res-peto por una ética courtoise y caballeresca.

En medio siglo se transformaron notablemente la guerra y sudescripción. En los campos de batalla de la Marca trevisana, loscaballeros maniobraban, al enemigo se le provocaba a tenor delas reglas, y los prisioneros eran guardados curialiter. En los com-portamientos, el cronista pone de relieve los temas arquetípicos

UNTREF VIRTUAL | 17

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

97. Cronache senesi..., op. cit., "Cronaca senese di Donato di Neri", pp. 590-591.

98. (¡Qué horrorosa y maloliente caballería, la de ahora...!). Le novelle di...,op. cit., p. 12.

99. Para la confrontación de esos dos pasajes dedicados a los Cerchi: "Unafamiglia che si chiamavano I Cerchi (uomini di basso stato, ma buoni merca-tanti c gran ricchi, e vestivano bene, e tenevano molti famigli e cavalli, eaveano bella apparenza), alcuni di loro comperorono il patagio de' aconti [...]i quel erano più antichi di sangue, ma non si ricchi", D. Compagni, op. cit., p.45. ("Una familia que se llamaba los Cerchi [hombres de humilde extracción,pero buenos mercaderes y muy ricos, que vestían bien, disponían de mu-chos familiares y de numerosos caballos, y tenían buena apariencia], algu-nos de ellos compraron el palacio de los condes, los cuales eran de sangremás añeja, pero no tan ricos"); y, para la batalla de Campaldino: "Molto beneprovò messer Vicri de'Cerchi et uno suo figluolo cavaliere alla costa di sé",ibidem p. 23. ("Cumplidamente demostró su valentía micer Vicri de los Cer-chi, y junto a él uno de sus hijos, caballero").

100. D. Compagni, op. cit., pp. 21-23. Esa escena ya había sido analizadapor F. Cardini, Quell' antica festa crudele. Guerra e cultura dall'età feudalealla grande rivoluzione, Florencia, 1982; p. 44.

101. Rolandinus Patavinus, Cronica Mardúae Trivixianae, R.I.S., n. ed., Cittàdi Castello, 1905-1908. Y para el estudio de esa crónica, G. Arnaldi, "Studisui cronisti della Marca trivigiana nell'età di Ezzelino da Romano", en Studistorici, 48-50, Roma, 1963.

Page 18: Crouzet Pavan

de la violencia courtoise102. Su narración corre pareja con los re-latos de la creación literaria. En la presentación de Rolandino, apesar de sus mutuos odios, y aunque los adversarios estén retra-tados con violentos contrastes, todos los protagonistas adoptanlas mismas conductas y comparten las mismas reglas. Una luchaferoz desgarra a los grandes linajes de la Marca, pero los enemi-gos pertenecen todavía a una única fraternidad. Por el contrario,en el relato por Campagni de la batalla de Campaldino, el com-bate aparece reflejado como una verdadera carnicería.

De modo muy simétrico, en esas décadas en que tuvo lugar elpaso de la guerra feudal a la comunal, lo que se condenaba yperseguía era todo un género de vida, así como los valores, lasprácticas y las señas de identificación de esa antigua nobleza.Entre los criterios que sirvieron para individualizar a las familiasde magnates en Florencia, la caballería figuraba en el lugar cen-tral. Yen los comportamientos característicos (y prohibidos en losucesivo) de esa nobleza, la violencia constaba entre los másmanifiestos. En efecto, si intentamos un ensayo de definición delas grandes familias que, a partir de las Ordenanzas de Justicia,fueron sometidas a unas reglas judiciales muy duras y progresi-vamente privadas de sus derechos políticos, la presencia de unmiles entre sus ascendentes y la reputación de violentos consti-tuía, junto con la fama de la manera de obrar de esos potentes,las bases con arreglo a las cuales se establecieron las listas delos magnates103.

Aunque la violencia no fue monopolio exclusivo de los juvenesde los antiguos linajes aristocráticos, contribuyó de todos modosa asentar las solidaridades de ese grupo, así como a circuns-cribir su cometido social y simbólico. El estado de guerra sub-sistía sin límite de tiempo entre las familias hasta que la vengan-za quedara saciada, a no ser que el ofensor lograse concertaruna paz104. Si el ofendido, y luego sus herederos, asumían latarea de reparar el ultraje, cabía requerir la ayuda de los con-sanguíneos, y asimismo la de los amigos y vecinos 105. Por con-siguiente, el proceso de la venganza rebasaba el entorno propiode los giovani de la familia para penetrar en las esferas másamplias de los consorti, y ocasionalmente la de la amistad. Lasmismas observaciones se aplicaban ya al análisis de la dignidad

caballeresca, constituyendo además la investidura una etapa ri-tual de primordial importancia. De igual modo, parece ser que elcometido de los jóvenes era determinante en el ejercicio delhonor y de su defensa.

En el relato de las Storie pistoresi se echa de ver que el origende la feroz lucha entre Blancos y Negros que desgarró a Pistoiafue una riña entre giovani106. El vino había corrido a raudales, yllovieron los insultos por un asunto de juego. Se produjo la pri-mera agresión. Vanni di Guafredi quedó con una mano cercena-da y heridas en la cara. Al agresor, si bien intentó hacer las pa-ces, se le devolvió la ofensa con minuciosa precisión: le cortaronla mano con la que él había dejado manco a micer Vanni, y lerajaron la cara en el mismo carrillo en que él le había herido. Porambos bandos, los giovani, altaneros y vigorosos, no soñabanmás que con asesinatos y heridas. Se reunieron y, acompañadosde sus escoltas, proyectaron y llevaron a cabo los actos violentos.

UNTREF VIRTUAL | 18

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

102. Para un análisis de diferentes episodios y comportamientos significa-tivos de esa guerra caballeresca, S. Gasparri, "Note per uno...", op. cit., pp.12-16.

103. Citaremos aquí algunos hitos en el análisis de ese tema historiográfico:G. Salvemini, Magnati epopolani a Firenze dal 1280 al 1295, n. ed., Milán,1966; y del mismo autor, la dignità cavalleresca nel Comune di Firenze e altiscritti, n. ed., Milán, 1972; N. Ottokar, Il Comune di Firenze alla fine del Du-gento, reimpr., Turin, 1962; S. Raveggi-M. Tarassi-D. Medici-P. Parenti, Ghi-bellini, guelfi e popolo grasso. I detentori del potere politico a Firenze nellaseconda metà del Dugento, Florencia, 1978; y para los demás municipios, U.G. Mondolfo, Il populus"a .Siena fino ala nifornia asti-magnatizia del 1277,Génova, 1911; G. Fasoli, "Ricerche sulla legislazione antimagnatizia nei co-muni dell'alta e media Italia", en Rivista di Storia del diritto italiano, XII, 1939,recogido en Scritti di sto-ria medievale, ed. F. Bocchi-A. Carile-A. Pini, Bo-lonia, 1974; E. Cristiani, Nobiltà e popolo nel Comune di Pisa. Dale origini delPorlestariato alla Signoria del Donoralico, Nápoles, 1972.

104. A. M. Enriques, "la vendetta nella vita e nella legislazione fiorentina", enA.S.I., ser. VII, XIX-XX, 1933, pp. 85-146; pp. 167-257.

105. Como el ejemplo de la vendetta Velutti-Manelli.

106. Marie pistoresi, op. cit., pp. 4-5.

Page 19: Crouzet Pavan

De un corpus en el que abundan noticias de ese tipo cabe ex-traer algunos episodios significativos que refiere Compagni. Lalucha entre los Cerchi y los Donati estuvo salpicada de insultos,provocaciones, heridas y asesinatos en los que los giovani lle-varon la mayor parte. Un joven noble, Guido Cavalcanti, cortésy atrevido, enemigo de micer Corso, había intentado ofender aes-te último en diversas ocasiones.Y micer Corso le tenía miedo,por lo cual trató, sin lograrlo, de hacer que asesinaran a Guido,que peregrinaba a Santiago. Al regresar a Florencia, Guido serodeó de una tropa de jóvenes decididos a ayudarle.

Yendo un día a caballo con algunos de ellos, miembros de lacasa de los Cerchi, espoleó a su caballo en dirección al de Cor-so. Pero no arrojó la lanza hasta que el caballo de este último lerebasó. Por consiguiente, todo ese primer envite equivalía a unaprovocación de la que tenía que surgir el verdadero encuentro.La maniobra de los caballos recuerda los ejercicios y figuras delos juegos bélicos107. El enfrentamiento desencadenó un cho-que directo, aunque ese día no hubo ningún muerto por ambaspartes. Únicamente se incrementó el odio. Jóvenes eran tambiénlos dos Donati que, seguidos de sus compañeros, decidierondarle su merecido a Betto Brunelleschi. Le infligieron varias heri-das y de dieron por muerto108.

En una sociedad en que el odio explicaba las fracturas socialesy las facciones del mismo modo que la amistad daba cohesióna las clientelas, los giovani aristócratas y sus fieles, dispuestosa calentarse y empuñar las armas, asumieron un cometido cen-tral en la ciudad. Las virtudes guerreras que desplegaban en elcampo. de batalla fueron movilizadas, en el ejercicio cotidianode la vida política y social, en defensa y al servicio del honor ylos intereses de los linajes. El intento de pacificación de la vidacivil que los municipios pusieron en aplicación a partir de la se-gunda mitad del siglo XIII pretendía atajar muy concretamenteesa violencia cuyas instancias se basaban en la enemistad, lavenganza y el honor. Resulta claro que ese esfuerzo represivotardó mucho en reflejarse en los hechos. La simple lectura delas crónicas o de los archivos judiciales demuestra el vigor delos enfrentamientos entre ciudadanos. El número de sermonesde san Bernardino de Siena dedicados a las luchas de bandos,

mediante la cual las ciudades se echaban a perder, sólo repre-senta un testimonio suplementario de esa permanencia.Y en sulucha para calmar la vida sociopolítica de las ciudades, el pre-dicador apeló a las mujeres, al igual que hizo en su combatecontra la sodomía, a fin de que moderasen la insania de sus ma-ridos e hijos.

No es menos cierto que, gradualmente, esos enfrentamientos ten-dieron a cambiar de escala. El honor y su defensa, entre hombresdel mismo rango, eran asunto de todos; pero la legislación de losmunicipios marcaba la diferencia entre lo tolerado y lo intolerabley, en los últimos siglos del Medievo, la frontera entre esas dos es-feras se desplazó para restringir continuamente el terreno de laviolencia admisible. Una condena moral, cada vez más clara, de-belaba el estilo de vida, sumamente violento, de los viejos linajesaristocráticos. Y la legislación pública pone de relieve esa evolu-ción, al igual que toda la reflexión contemporánea sobre la vende-tta. En el paso decisivo entre los si-glos XIII y XIV, los poderespúblicos, sin llegar a prohibir la vendetta, por lo menos limitaronsu aplicación. Únicamente la muerte o las heridas graves autori-zaban la venganza109. El círculo de consanguíneos que podíanllevarla a cabo quedó reducido a los cuatro primeros grados deparentesco, e igualmente quedó prohibida la venganza en las per-sonas de los parientes del ofensor.Y por lo que se refiere a la ven-detta de la vendetta, quedó proscrita para siempre jamás. O sea,que cambió la percepción de la venganza. Pero, de modo másgeneral, lo que fue objeto de una condena de nuevo cuño, juntocon esas manifestaciones violentas de lo más extremosas, fuetodo un estilo de vida.

Un episodio veneciano concreta perfectamente la evolución quetuvo lugar. El 25 de septiembre de 1349, el noble Stefano Ma-nolesso fue inculpado por el Pequeño Consejo veneciano. El

UNTREF VIRTUAL | 19

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

107. D. Compagni, op. at., pp. 48-49.

108. Ibidem, p. 194.

109. Así se dice en los estatutos florentinos de 1322-1325.

Page 20: Crouzet Pavan

delito que se le imputaba era haber matado, en la plaza de SanMarcos, a un niño que circulaba a caballo110. Al cabo de un mes,ese mismo Consejo le absolvió. Regulada desde finales del sigloXIII, la circulación a caballo dentro de Venecia parecía ya ana-crónica a mediados del siglo XIV. Pero ese suceso arroja ciertaluz sobre dos fenómenos significativos. La municipalidad eleVenecia, en aquellas décadas en que estaba reorganizando lascorrientes de circulación y modificando sensiblemente el marcourbano, limitó las cabalgatas en una ciudad singularmente maladaptada a esos ejercicios111. Los espacios públicos centralesde San Marcos, las Mercerie y el Rialto estaban especialmenteprotegidos. Pero la aristocracia no cejaba en manifestar un gus-to y un apego muy vivo por ese animal de prestigio. Manolessopertenecía a una de esas casas relativamente recientes que,junto con las familias de la cristocracia abeja de los judices y los.sapientes, constituía una nueva clase dominante. Admitido enese círculo dirigente, calcó hasta el mimetismo los valores y elconjunto de los modos de comportamiento de los linajes ran-cios. Pero ese descaro en cabalgar por la plaza de San Marcosy en hacer gala de una destreza -que en este caso falló- eran yaarcaizantes. La ostentación de los grandes linajes se concreta-ba en otros objetos. Si bien en tierra firme o durante la ejecuciónen Venecia de un régimen conservaban su importancia el caba-llo, su belleza y su precio, en cambio, en la ciudad, los más pu-dientes circulaban ya en embarcaciones movidas por remerosprivados. Y los inventarios a raíz de una defunción, que descri-ben el felze que cubra en parte a la góndola, o el gallardeteadornado con el escudo de la familia, muestran cómo se habíantransformado los signos de la nobleza y la riqueza.

Por consiguiente, toda una cultura desaparecía o no sobrevivíamás que modificada.Y aunque, como volvemos a repetir, los jó-venes no fuesen los únicos depositarios de esa cultura, seguíansiendo sus protagonistas principales tanto en la literatura comoen los ritos centrales de la investidura o en el ejercicio de la vio-lencia. Unos pocos ejemplos bastarán para evidenciarlo.

La crónica de Rolandino conserva la descripción minuciosa dela "corte" celebrada en Treviso en 1214 y que la tradición cono-ce, debido a las vicisitudes de la fiesta y sus enojosas conse-

cuencias, como la "guerra del Castello d'Amore"112. La Curiasolacii et leticie tuvo lugar en Treviso, pero de Padua y de Vene-cia acudieron numerosos caballeros y algunas damas que losacompañaban. Para el juego, se edificó un castillo en el que sesituaron damas, damiselas y sus sirvientes. Sin ayuda de ningúnhombre, se encargaron de la defensa del castillo asediado, pro-visto por todas partes de defensas valiosas, un verdadero des-pilfarro de pieles y telas de elevado precio. Los cascos de lasseñoras eran coronas de oro, adornadas de todo tipo de piedraspreciosas. Se llevó a cabo el asalto, a golpes de frutas y flores,manzanas, peras, dátiles, rosas, azucenas y violetas, con po-mos de perfumes y frascos de toda una serie de aromas y espe-cias, en un derroche voluntario de olores y colores113.

Pero el juego se fue deteriorando. La tropa de jóvenes venecia-nos intentó penetrar en el castillo, a ejemplo de los paduanos.Comenzaron los insultos por parte de los venecianos. Los pa-duanos replicaron lacerando el estandarte con la imagen de sanMarcos bajo el cual combatían los venecianos. La afrenta fue tangrave que el juego quedó suspendido. El conflicto denominado"la guerra de la torre delle Bebbe", que estalló el año siguienteentre Venecia por un lado y Padua y Treviso confabuladas, por elotro, tuvo seguramente sus raíces en ese episodio. El asedio alcastillo, alegoría del amor cortés y de sus reglas, tuvo sus postri-merías en el campo de batalla. El ardor que una juventud pusoen jugar, por amor a las damas, a la guerra fingida desembocóen la lucha armada de un municipio contra otros dos.

UNTREF VIRTUAL | 20

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

110. ASV, Collegio, Notatorio, reg. I , ff. 9rv.

111. ASV, M.C., Pilosus, f° 23v; M.C., Novella, ff.1v, 68v; .Secreta, capitolaredei capisestieri, fl 17v.

112. R. Patavinus, Cronica in factis et circa facia Marchiae (aa. 1200 cc.-1262), cd. A. Bonardi, R.I.S., n. ed., Città di Castello, 1905-1908, pp. 24-25.

113. Para un análisis de ese episodio, A. Marchesan, Treviso medievale, Tre-viso, 1923; G. Folena, 'Tradizioni e cultura trobadorica nelle corti e nelle cittàvenete", en Storia della culura veneta, vol. 1., Dalle origini al Trecento, Vicen-za, 1976, pp. 453-562; ed. L. Bartolatto, Il castello d'amore. Treviso e la civili-ta cortese, Treviso, 1986.

Page 21: Crouzet Pavan

Por consiguiente, esos juegos y esas "cortes" servían de algomás que para solaz de una juventud, en el sentido de que forta-lecían verdaderamente la conciencia de sí del grupo, mediantela adecuación perfecta de los gestos y de sus comportamientosa los valores de la cultura courtoise. A lo largo del año se des-granaba entonces todo un rosario de solacii, con su punto fuer-te, claro está, por Pentecostés. Como ejemplo, vid. la fiesta quedescribe Rolandino, celebrada en Padua en 1208 y que, inicia-da in festo Pentecostes, duró varios días para regocijo general,porque en ella se cantó y se contó la guerra y el amor, en unaconvergencia, perfecta en opinión del crítico, entre la literatura ylos comportamientos colectivos 114.

Los torneos y los juegos de armas se situaban asimismo en laintersección del ejercicio guerrero con su estilización, del teatrocon la vida. Los participantes luchaban ante la mirada de lasdamas y los poderosos. El honor o el deshonor recompensabano castigaban la mayor o menos destreza o valentía, y los pre-mios otorgados a los vencedores eran mucho más que mera-mente simbólicos115. Prueba suplementaria de la importancia yel arraigo de esos certámenes es que, aparte de que la guerracourtoise del "Castello d'amore" acabó de mala manera, las jus-tas también aportaban a veces su secuela de trastornos. Segúnla interpretación del Anónimo Sienense, Carlos de Anjou perdióSicilia debido a la afrenta que infligió a uno de sus barones conocasión de unas justas en Mesina. La rebelión contra su rey lavóla ofensa de ese ultraje116.

Sin que quepa echar en la misma cesta las diversas societatesjuvenum atestiguadas en las ciudades italianas del siglo XIII ocomienzos del XV, no dejan de ser evidentes sus vínculos conuna cultura caballeresca y courtoise. Se conoce la existencia enPisa en los años 1238-1239 de una sociedad de armas llamadade la Tábula Rotonda. Dado que esa ciudad desempeñó en laprimera mitad del siglo XIII un importante cometido en la pro-ducción y difusión de la literatura y las ideas caballerescas enToscana, el patronazgo artúrico bajo el que esa compañía secolocó demuestra la clara voluntad de la élite aristocrática deadaptar sus comportamientos a los paradigmas caballerescos117.Esa sociedad pregonaba desde luego unas metas políticas y

militares muy precisas. Defendía a la ciudad cuando la amenaz-aban tumultos y peligros. Pero la ayuda guerrera brindada nocobra su verdadero significado más que reponiéndola en un con-texto de luchas agudas. Si bien las fuentes no autorizan ni verda-deras conclusiones ni generalizaciones, esas sociedades o bri-gadas cumplieron, en las diversas épocas en que se formaron enlas ciudades, un papel político y militar concreto, tanto cuandoestuvieron atentas a mantener el equilibrio sociopolítico cons-truido de modo provisional, como cuando intentaron por el con-trario inclinar en beneficio propio el orden establecido.

Se evidencia así, institucionalizada por la existencia misma de labrigata, la función capital asumida por los giovani en la defensa delos linajes, en las sangrientas peripecias de la lucha entre bandos.En todos los campos de batalla, los mismos ideales de valentía,las mismas normas de un código moral infinitamente refinado porlos textos literarios, ritualizaban los gestos y los comportamientos.

En el seno de las brigadas se mezclaban además los vínculoscoincidentes en investiduras y "cortes", por ejemplo en las bo-das de los Este. Tenemos la ocasión de observar ahí una culturapráctica y figurativa. La compañía florentina de 1283 velaba,

UNTREF VIRTUAL | 21

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

114. R. Patavinus, op. cit., 1. 1, pp. 22-23; vid., asimismo, para el análisis queRolandino presenta como los últimos dias felices de la Marca antes de lasempresas guerreras de los Da Romano: G. Arnaldi-I.. Capo, "I cronisti di Ve-nezia e della Marca Trevigiana dalle origini alla title del secolo XIII", en Storiadella rullura, op. cit., pp. 387-423, en especial 403-405.

115. Al término de las justas celebradas en Siena en 1225, el primero recibióun valioso caballo con sus arneses de seda y una coraza de acero; a lossegundo y tercero se les entregaron armas: Cronache semen..., op. cit.,"Cronaca di anonimo", p. 47.

116. Ibidem, p. 65.

117. Para ello, vid. F. Cardini, "Concetto di cavalleria e mentalità cavallerescanei romanzi e nei cantari liorentini", en I reti dirigenti nella Toscana tardocommu arale, Alli del III Convenio, 1980, Florencia, 1983, pp. 157-192, p. 173.

Page 22: Crouzet Pavan

desde luego, por el mantenimiento en la ciudad118 del estadode paz beneficioso para los mercaderes, los artesanos y, sobreto-do, para los güelfos119. Los colores que todos sus miembrosllevaban para que se viera bien qué linaje120 había fundado lacompañía y corría con sus gastos muestran bien a las clarasque esa sociedad era la propia de un partido. Pero su finalidadprimera y explícita era la fiesta. Se reunía bajo la autoridad deun Señor llamado del Amor. Y durante dos meses, celebrabauna "corte". Y todo eran entonces cabalgatas y músicas desfi-lando por la ciudad, bailes y festines, además de cantos ejecu-tados por una cuadrilla de poetas venidos de fuera.

Un poco antes, san Francisco de Asís había "perdido miserable-mente su juventud" en semejantes diversiones121. Fue elegidojefe de una sociedad de jóvenes que tenía la finalidad de organizarbanquetes y certámenes. Uno de los más memorables ágapes fueofrecido por él la noche de su elección. Tras hacer los honores deuna cena suntuosamente servida, toda la brigada recorrió la ciudadcantando. Francisco siguió a la tropa, con una vara en la mano,insignia de su función. En la transcripción de la juventud del santoque sus diferentes biógrafos proponen, todos esos placeres sue-len tomar los nombres de excesos y desenfrenos. Debido a suconocimiento de la lírica provenzal, o a su gusto por los gastossuntuarios la fastuosidad en el vestir o en la mesa, Francisco re-producía sencilla-mente los valores y el modo de vida de su clasey sus compañeros. Para dictar el voto de los jóvenes de la socie-dad era efectivamente determinante una razón: la extremada pro-digalidad de su futuro jefe y sus hábitos dispendiosos, que garan-tizaban el éxito de todos sus placeres.

Vuelve a asomar aquí el tema de la esplendidez, siempre activaen la jerarquía de las virtudes caballerescas. Francisco, comotodos los jefes de brigada, sacaba su fuerza de esa generosi-dad. Esa munificencia que los hagiógrafos debelan era consi-derada por los jóvenes de Asís como la cualidad primordial. Conesas liberalidades, excesivas teniendo en cuenta los recursosde su familia122, el jefe de la sociedad demostraba y justificabala distinción de que había sido objeto123. Desde luego, la briga-ta spendereccia sienense constituye el ejemplo más perfecto deesa distribución de las riquezas con el único fin de regocijar y

regocijarse; pero todas las sociedades seguían los mismos pre-ceptos, signo de la adhesión de quienes las componían al géne-ro de vicia idealizado por esos relatos y poemas, escuchados ycantados por ellos.

El orden caballeresco no cayó en decadencia de repente, nitampoco la cultura courtoise se hundió de modo súbito. Bajo laseñoría del duque de Calabria, o durante el gobierno del duquede Atenas, la caballería reverdeció en Florencia. Pero gradual-mente, la dimensión cívica cobró una importancia creciente enesa dignidad. La orden, así como la ceremonia de la investidu-ra, fueron perdiendo sus rasgos originales. La zoiosa Marca tre-visana, a partir de finales del siglo XII, y durante más de un siglo,había constituido uno de los focos más activos de la propa-gación de la cultura occitana en Italia.

En torno a las cortes feudales de los Este, los Da Romano y losDa Camino se había edificado y difundido toda una cultura poéti-ca y aristocrática. Algunos temas antiguos seguían siendo ex-

UNTREF VIRTUAL | 22

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

118. Es la hipótesis que propone F. Cardini, op. cit., pp. I76 177.

119. Según las propias anotaciones de Giovanni Villani.

120. La sociedad fue fundada por Stoldo Giacoppi de'Rossi; sobre ese lina-je y la élite dirigente guelfa, S. Raveggi-M. Tarassi et al., op. cit., cap. 3.

121. Sigo aquí la vida del santo por Tommaso da Celano, citada en A. Fortini,Nuova vita di San Francesco, vol. III, "Appendice: le fonti, Questioni frances-cane", Asís, 1959, pp. 113-114.

122. "Propter quod tnultiotcs arguebatur a parentihus dicentibus et, quod tanmagnas expensas in se et in aliis faceret, ut non comm afilius, sed cuiustlem,magni principia videretur", citado en A. Fortini, op. cit., p. 114. ("Porque lo quecon frecuencia se comentaba por los parientes era que tanto derroche hicie-ra para sí y para otros, que no parecía propio de sus hijos, sino de algúngran príncipe").

123. Cabe recordar aquí la vida de Guillaume le Maréchal: "gentillesse estnourrie en l'hôtel de largesse". ("Gentileza se sustenta en la mansión de Lar-gueza"), G. Duby, G uilla ume le Marichal mu le meilleur chevalier du monde,París, 1984, p. 108.

Page 23: Crouzet Pavan

plotados por Francesco di Vannozzo, por ejemplo, pero la líricade los poetas de corte se había orientado ya a la adulación delos señores. Cuando todavía se echaba mano del modelo caba-lleresco, ya no servía más que para la exaltación de los DellaScala o los Da Carrara, y contribuía a la lucha entablada por lasdiversas señorías para incrementar su poderío y su gloria124. Otroejemplo septentrional fue una gran "corte" celebrada duranteocho días en Mantua en 1340125. Torneos, justas, danzas, can-tos y música integraban su programa, tradicional en apariencia,de bodas aristocráticas. Pero las larguezas que recompensarona músicos y bufones fueron repartidas por el príncipe: y en tornoa esa figura central se elaboró una nueva civilización cortesana.

Las transformaciones y recomposiciones de la ética de vidaantigua entrañaron evidentes consecuencias tanto para el co-metido de los giovani como para las representaciones que lasociedad fomentaba de ellos. A medida en que la caballería sefue transformando en dignidad cívica, el deber de lealtad vincu-laba al caballero mas al municipio que al complejo conjunto deallegados, amigos y parientes que representaba la fraternidadantigua. La guerra caballeresca y sus proezas se venían abajoen unos campos de batalla en los que la decisión había pasadoya a manos de las milicias municipales. Las consideracionesirónicas de Sacchetti acerca del estado de la caballería no se si-túan solamente en un plano banal de reflexiones sobre la decaden-cia de los usos y costumbres. Con la misma audacia e intrepidezque en la guerra, el caballero tenía que defender su linaje, con-quistar el amor de las damas y derramar riquezas. Lo que eravalor se convertía en defecto, pecado, locura. Qué reprochabanlas fuentes del siglo XV, sino esa formidable prodigalidad de losjóvenes, ese excesivo apetito de todos los placeres, que arrui-naban el orden social y la solidez de los patrimonios? Y ¿quécondenaban, sino esa agresividad requerida antes en la guerratanto como en la ciudad? Las antiguas proezas se transforma-ron en violencias intolerables. Y, aunque las ciudades seguíanorganizando juegos militares, las propias formas de esas activi-dades lúdicas evolucionaban y eran puestas enentredicho por laevolución de la sociedad y los regímenes políticos.

Las mutaciones que se individualizaron en la segunda mitad delsiglo XIII, determinantes para la historia de las ciudades italia-

nas, significan un vuelco total en la historia de los giovani. El pre-sente análisis se ha centrado en una élite social, debido precisa-mente a las fuentes. Resulta, pues, más interesante destacar quela condena de los valores y los comportamientos de esa élite en-globa con el tiempo, en un lento proceso, a todos los giovani,culpables en apariencia de los mismos extravíos.

Questa Giovenil Eta

Ya ha sido puesta de relieve la suma atención que Martin daCanale otorga en Les estoires... a la descripción de todas lasmanifestaciones caballerescas 126. El cronista veneciano seacerca en ello a Rolandino, si bien los objetivos y la interpreta-ción de ambos autores son divergentes127. Para Da Canale, fes-tejos y torneos formaban parte de ese esplendor de Venecia quetodos los cronistas ensalzaban y erigían como modelo.

Para festejar la elección a la dignidad de dux de Ranieri . Zenose organizaron unas justas en la plaza de San Marcos. Lascoordinó Lorenzo Tiepolo, hijo de dux y futuro dux. En el relatosobresale otra figura, la de Marco Ziani, hijo del dux, y armado,como toda su compañía de caballeros, de totes armes. Delantede las damas, numerosos hidalgos justaron y rompieron lanzas.Sobre ese fondo de bellas lanzadas de los caballeros venecia-nos y extranjeros, Da Canale nos explaya toda la gentileza deVenecia. Marco Ziani, hijo de Pietro y heredero de la prodigiosafortuna de los Ziani, pertenecía a la aristocracia rancia de laprimera municipalidad. Lorenzo era miembro de un linaje másreciente que cobró prestigio cuando comenzó la fulgurante ca-

UNTREF VIRTUAL | 23

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

124. L. Lazzarini, "la cultura delle signorie venete e i poeti di corte", en Storiadella cultura veneta, vol. II, "Il Trecento", Vicenza, 1976, pp. 477-516.

125 L. A. Muratori, op. cit., col. 840.

126. A. Limentani, "Martin da Canale e Les eslories de Venise", en Storiadella cultura..., op. cit. I, pp. 590-601.

127. Para la ruptura que, según Rolandino, representaron en la Marca lasempresas de los Da Romano, G. Arnaldi-L. Capo, op. cit., pp. 402-404.

Page 24: Crouzet Pavan

rrera de Jacopo. En la descripción de Da Canale, las fracturasentre linajes se habían borrado. Toda la "nobleza" demostró lamisma valentía. Tanto en la plaza de San Marcos como en lasacciones en mar o en tierra firme, los chevetains venisiens seportaron "con vont li faucons prenant les oisaus" ("igual que loshalcones capturan a los pájaros")128.

Con ocasión de los pactos suscritos con el Friul se celebraronotras justas en la ciudad en 1272. Otra vez se tendieron las so-gas en la plaza de San Marcos. Ypara honrar a los seis donce-les friulanos, la nobleza de Venecia montó a caballo. Durantetres días, los giovani se enfrentaron ante el dux y las damas ydamiselas. La flor y nata de la aristocracia local hizo alarde desus virtudes militares. Y ya bien avanzado el siglo XIII, MarcoZiani pudo en la misma plaza de San Marcos hacer gala decabalgatas y proezas ecuestres, sin que unas circunstancias tansolemnes lo explicasen: porque la aristocracia de la ciudad lagu-nar seguía teniendo afición a los juegos bélicos y sus reglas.

Con menos frecuencia que en alguna otra ciudad, se siguieronconvocando justas y torneos durante los siglos XIV y XV, que sus-citaron fastos y concurrencia; los nobles y ricos giovani los orga-nizaron en determinadas ocasiones. Petrarca describe los juegosecuestres que clausuraron los festejos por la torna de Candía.

Hace mención de los veinticuatro nobles jóvenes, espléndidostodos y magníficamente ataviados, así como del caballero lla-mado para que les mandara en esos juegos de Ferrara129. Peroesos enfrentamientos cuidadosamente regulados no constituíanya más que una diversión entre otras, un espectáculo siemprepresente en medio de una multiplicidad de bailes, regatas y fies-tas náuticas. Los concursus hastiludia el ensiludia (certámenesde destreza con lanzas y espadas) seguían figurando entre losjuegos motivados por la elección del dux 130. La nobleza, defini-da ya estrictamente por la sangre y la frición, demostraba enotros terrenos su honor y su influencia.

A finales del siglo XV, el Diario del florentino Landucci pareceatestiguar la existencia de profesionales de esas carreras y jue-gos ecuestres que seguían realizándose de modo intermitente

en la vida festiva de las sociedades urbanas italianas. Las líneasque el autor consagra a la vida de su hermano Costanzo descri-ben las vicisitudes de un campeón toscano, que corría tanto enFlorencia, en Siena o en Arezzo, por la gloria, por los premios ypor su patrocinador, Lorenzo de' Medici131. Las querellas que sesolían producir al final del palio y la designación del vencedorrevelan los entresijos de unos juegos falseados por la intromi-sión de intereses contrapuestos, ya fuesen financieros o locales.

Los juegos bélicos venecianos permiten observar la misma pér-dida de rumbo. Las prácticas de entrenamiento militar132 y losjuegos de guerra133 eran muy conocidos en las diversas ciuda-des. Pero, así como las fracturas sociales enfrentaron a militescon pedites, y se atribuyó un prestigio particular a todas las ma-nifestaciones de la guerra a caballo, los lugares y modos de en-trenamiento estaban debidamente diferenciados. En Milán, losjuvenes in armis se congregaban extramuros de la ciudad, mien-tras que al otro extremo de la población se ejercitaban los milites

UNTREF VIRTUAL | 24

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

128. M. Da Canale, les estoires de Venise, Cronaca veneziana in lingua fran-cese dalle origini al 1275, ed. A. Limentani, Florencia, 1972, p. 70.

129. F. Petrarca, Lettere senili, ed. G. Fracassetti, vol. I, Florencia, 1869, IV, 3.

130. De pompa duralus venelorum" di A. Marini, ed. A. Segarizzi, "bodas Pa-vanello-Vittorclli", Venecia, 1903. Esta obrita está redactada sin duda muy acomienzos del siglo XV.

131. Diario fiorentino..., op. cit., p. 50.

132. "Ut autem a puericia melius doceantur ad bellum, singulis annis a Ka-lendis Ianuarii [... ] quedan spectacula faciunl, que vulgo bataiole, sel latineconvenientius bellicula nuncupanlur", Anonymi Ticinensis, Liber de laudibuscivitalis Ticinensis, ed. R. Maiocchi-F. Quintavalle, RLS., n. ed., t. IX, parte I,Città di Castello, 1903, pp. 25-26. ("Con el fin de que la juventud se adiestremejor para la guerra, todos los arios por las calendas de enero [... ] se reali-zan algunos espectáculos, que en lengua vulgar se llaman bataliole, y enlatín se denominan con más propiedad bellicula").

133. Y no cabe explicar la insólita duración de esos juegos únicamente pormotivos funcionalistas, como justamente el entrenamiento militar.

Page 25: Crouzet Pavan

a lomos de sus caballos134. Tanto el entrenamiento como el jue-go guerrero se practicaban entre hombres del mismo estatutosocial, aunque se puedan aducir ejemplos diversos de contami-nación entre juegos ecuestres y juegos ciudadanos135, y aun-que los milites de vieja cepa podían tomar parte en determina-dos juegos bélicos claramente populares, para recordar su viejasupremacía militar, o fomentar detrás de esa pantalla rivalida-des de linajes y oposiciones entre facciones136.

Tal como aparece descrito en las fuentes públicas, el entrena-miento militar veneciano reproducía en parte las mismas fractu-ras sociales. Dos capicontrade supervisaban en cada circuns-cripción los duodene donde se censaban todos los hombres enedad de portar armas137. Pero sólo una categoría de edad seejercitaba al tiro de ballesta. Todos los giovani "da anni XV ensuso enchia ad XXXV" ("desde los quince años hasta los trein-ta y cinco") tenían la obligación de entrenarse los días festivos,salvo contadas excepciones: Navidad, Viernes Santo y Domingode Resurrección138. Pero, por muy universal que fuera la obli-gación, precisaba de todos modos que quelli de povol (los delpueblo) no la harían conjuntamente con li nobeli (con los nobles).Las diversas disposiciones que obligaban en las primeras déca-das del siglo XIV al ballesterius ludus preveían la reparación delos bersalia (los blancos) en mal estado o solicitaban la creaciónde otros campos de tiro. La lista de las contrrule entonces citadasevidencia un reparto bastante equitativo de esos polígonos en laciudad139. Mas el año 1374 se produjo un cambio. El Consejo delos Diez aprobó la organización de dos palia al año, en las festivi-dades de la Pascua de Resurrección y de Navidad, en el cordónlitoral de San Nicolás en el Lido140 , y fijó y organizó su desarro-llo. Un consejero, tres nobles y uno de los capi de los Diez pre-sidirían el espectáculo. Quedaban asimismo regularmente previs-tos la financiación del presupuesto y los premios.

Únicamente la nieve, una peste o una inundación obligarían asuspender o aplazar el certamen. El éxito fue al parecer rápido.Yen diversas ocasiones a lo largo del siglo XV se trató de orga-nizar una tercera confrontación el día de Pentecostés o el 24 deagosto, día de San Bartolomé141. Hubo que esperar hasta 1490para que se instituyeran de modo regular tres concursos 142. En

ese intervalo, el palio de primavera pasó de Pascuas a Pente-costés143, mientras que el de Navidad se celebraba a finales delsiglo el día de Santa Lucía (el 13 de diciembre). Los premios seotorgaban a los tiros más certeros, y los paladines se enfrenta-ban nominalmente. O sea, que en la competición se habían eli-minado las antiguas divisiones que regulaban el entrenamientomilitar: el juego no agravaba las fracturas espaciales o sociales.Mediado el siglo, la fiesta se alargó con la celebración, el díasiguiente, de un banquete organizado por los oficiales de arma-mento. Ese ágape se encaminaba a dar trabazón, después delas justas, al grupo de participantes, a la sociedad de adultos yde jóvenes. Yen vano luchaban los edictos contra el incrementode los gastos. Al comienzo se habían otorgado treinta ducadospara el festejo, y en la Navidad de 1473 se gastaron cincuenta144.

UNTREF VIRTUAL | 25

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

134. El texto de Galvaneus Fiamma está citado por L. A. Muratori, op. cit.,col. 833.

135. S. Gasparri, "Note per uno...", op. cit., p. 33.

136. J. C. Maire Vigueur, odi. cit., pp. 14-15, que estudia el ludus battaglie dePerusa.

137. "A LXX annis infra et a XVI supra". ("Con más de dieciséis años y me-nos de setenta").

138. Juramento de los capicontrade, citado en P. Molmenti, Storia di Venezianella vita privata, Trieste, t. I, pp. 507-508.

139. ASV, Dieci, Miste, reg. 5, tv 32r; reg. 6, ff. 24v, 132r.

140. W Ibidem, reg. 6, ff. 13Ov-131r.

141. Ibidem, reg. 10, t4 56v; reg. 16, f 69v.

142. Ibidem, reg. 24, P 164v.

143. Debido sin duda a los cambios contemporáneos de calendario en laorganización de la temporada marítima. En el siglo XV, los jóvenes noblesse solían embarcar de ballesteros en las naves venecianas.

144. ASV, Dieci, Miste, reg. 16, 1 26r; reg. 18, P' 42v; reg. 23, t° 13r; reg. 24,P 39r.

Page 26: Crouzet Pavan

En vista del déficit crónico, los Diez concedieron una suma decuarenta ducados a partir de 1492, que pronto resultó insuficien-te145. Asimismo, el Consejo había cedido en cuanto al problemade la venta de vino, y ante el mucho consumo de vino de matute,autorizó la apertura excepcional de un despacho.

Aunque estaba cuidadosamente delimitado en su desarrollo ysus objetivos, el certamen sufrió varias modificaciones. En pri-mer lugar, los Diez lamentaron la disminución del número departicipantes y la restricción de la competición a unos pocos es-pecialistas. Aquel mismo día, la votación que rechazó la propues-ta de prohibir la participación en el juego a quien no poseyera supropia ballesta constituyó un esfuerzo para conservar, en contrade la tendencia existente, las bases populares y universales dela confrontación, el ejercicio de la ciudad en armas146. Deter-minados signos convergentes confirman la transformación quese llevó a cabo en el concurso. Cuando se creó el palio de SanBartolomé se dio orden de pregonar por Tierra Firmela inaugu-ración147. Paralelamente, la repugnancia de los nobles, respon-sables de la manifestación, a asumir su papel, refleja la disgre-gación de las solidaridades verticales, la desaparición de lacohesión simbólica representada en una categoría de edad148.Puede que la forma del concurso entrañase semejante mudan-za, y la progresiva transformación del certamen originario en uncampeonato y una emulación. Pero los cambios en los equili-brios sociales, a la par que la evolución en los ejércitos vene-cianos149, aceleraron la metamorfosis.

Las justas de los jinetes y el palio de los ballesteros sufrieron alparecer una misma evolución, pese a las diferencias cronológi-cas de esas transformaciones. A finales del siglo XV se eviden-cia una profunda ruptura de sentido respecto de las manifesta-ciones antiguas. Los jóvenes Tiepolo y Ziani, al romper lanzas,demostraban las virtudes guerreras que ellos o sus padres po-nían de manifiesto en los campos de batalla de Italia o delImperio; pero en el lido de San Nicolás rivalizaba toda la juven-tud de la ciudad, unida en el ejercicio y en los festejos por deseodel Consejo de los Diez. Las justas se convirtieron en espec-táculo; el palio tendió a reducirse a un certamen en el que seexhibían algunos campeones.

Parecidas observaciones son válidas para las regatas. Si bienesas carreras de remeros pertenecían a la tradición veneciana yse emparentaban, tanto en sus fines como en la cronología desus primeros testimonios, con otras formas de ejercicio militar,su sentido se fue modificando de igual modo. En sus comienzos,los juegos tenían lugar durante la tregua de invierno. Su carác-ter militar se fue manteniendo, y todavía en el siglo XVI el Arse-nal facilitaba las instalaciones necesarias para las diversas re-gatas. Pero, cuando ese espectáculo de remeros en embarca-ciones ligeras pasó a formar parte del programa de agasajos alos huéspedes ilustres o cuando, en 1493, se autorizó la partic-ipación de mujeres en esas competiciones150, ya no se tratabade fomentar la valentía de las tripulaciones.

Resulta incluso sorprendente comprobar que las fuentes vene-cianas sólo contienen testimonio de la "guerra de los puentes" apartir de los albores del siglo XVI151. No cabe excluir que en laépoca medieval, en los puentes fronterizos de la ciudad se pro-dujeran enfrentamientos lúdicos o bélicos en los que la concien-cia de grupo recobraba sus derechos. Aunque la comparacióncon las demás ciudades italianas no aporta ninguna prueba, hay

UNTREF VIRTUAL | 26

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

145. Ibidem, reg. 25, ff. 97rv.

146. Ibidem, reg. 24, P 146r.

147. Inidem, reg. 24, P 164v.

148. Ibidem, reg. 25, fº 59r.

149. M. E. Mallet f . R. Hale, The Military Organisation of a RenaissanceState, Venice c.1400 to 1617, Cambridge, 1984.

150. Sobre la moda de las regatas, M. Sanudo, De origine, situ el magislra-libus urbis Venetae, ovvero La Città di Venetia (1493-1530), ed. A. CaraccioloAricò, Milán, 1980, p. 62.

151. Además de la etimología propuesta por M. Sanudo para el puente de laGuerra de S. Julián, cabe citar A. Caravia, la vena antigua dei Castellani,Canaruoli e Gnatli, Venecia, 1550; y Anónimo, Quattro canti in ottava rimadelle Battaglie e Battagliole farle sopra li ponti di Venezia in San Zulian, SanBarnaba, Crocichieri e San Marzuola, Venecia, 1546.

Page 27: Crouzet Pavan

que destacar la frecuencia en Siena, Perusa o Módena de las "gue-rras" a puñetazos o a pedradas, o de los pugilatos colectivos. Perola difusión de esas batallas en Venecia, su organización de formaoficial, su revestimiento de elementos histórico-legendarios, y suexhibición a título de curiosidad urbana con motivo de visitas dehuéspedes extranjeros son de fecha tardía152. Espectáculos yfestejos cambiaron en las últimas décadas del siglo XV. En todoslos relatos que las describen, las luchas en los puentes aparecencomo diversiones populares, que se contemplaban desde las ori-llas del canal o las ventanas de las casas vecinas.Y su folclore tieneque ver con las nuevas fragmentaciones urbanas que entonces seestaban fraguando, y con la fuerte identidad socioprofesional de losdos barrios de San Nicolás dei Mendigoli y del Castello.

En esas confrontaciones ritualizadas, el papel de los jóvenes,aunque no era exclusivo, sí era desde luego determinante153. Enlo sucesivo, se individualizaron dos rupturas sucesivas. La lon-gevidad de las justas, carreras y otros juegos de armas en lasciudades italianas, y la forma aparentemente estable de esasmanifestaciones, no deben ocultar la realidad de las transforma-ciones. Cierto es que la destreza en los juegos ecuestres seguíasirviendo para manifestar la distinción social; los comportamien-tos resistían aunque la superioridad y la identidad de la aristo-cracia se basaran desde tiempo antes en otros criterios que elmero valor militar. Con la evolución de las formas de entrena-miento militar o de las batallas lúdicas, toda la función militar delos giovani pasó a cobrar otro sentido muy diferente, y las oca-siones de cohesión o de enfrentamiento rituales de ese grupose vació de contenido, al transformarse en espectáculos, en ex-hibiciones muy diversamente apreciadas por el resto de la co-munidad. Por ello, la brutalidad de los combates en los puentes,descrita desde luego corno abusivamente reciente, fue conde-nada en Venecia: para empezar, se mandó cercenar las puntasde los bastones con que se enfrentaban los combatientes154.Luego, la lucha se realizaba a mano descubierta, hasta que -últi-ma etapa posterior- esa guerra dei pugni se considerase a suvez demasiado violenta.

Desde la segunda mitad del siglo XIII, algunas ciudades, comoPerusa, habían tratado de regular esas batallas ciudadanas, con

el fin de restringir su violencia y, sobre todo, para extirpar todopeligro de gérmenes facciosos.Y ese esfuerzo represivo iba en-caminado en primer lugar contra esas sociedades de jóvenes,mandadas por los capitanei, que cumplían un cometido funda-mental en la organización y desarrollo del ludus. Y esa voluntadreglamentarista no cejaba. En la primera mitad del siglo XIV, losestatutos de las dos confraternidades de San Stefano y SanRufino, en Asís, prohibían a sus miembros d 'ire ad bactaglia-mentum cum armis vel lapidibus (acudir a las batallas con armaso piedras). Por su lado, los estatutos municipales promulgaronuna prohibición general de ese tipo de peleas155. El intento deerradicación de esas actividades lúdicas violentas tropezaba alparecer con fuerte resistencia, ya que las fuentes narrativas des-criben en Perusa, con fecha de 1389, riñas violentas, durantedos días, entre tres sociedades de jóvenes156 . El segundo día,para vengar a un primer muerto, y aunque los ediles intervinie-ron para propiciar una reconciliación, esas compañías acudierona la plaza. La pedrea degeneró: como solía suceder, los comba-tientes, después de las primeras pedradas, sacaron armas deguerra. La lucha no se acabó hasta que dos de las sociedades,coaligadas, expulsaron de la plaza a la tercera: entonces apare-ció otro muerto.

Con arreglo a la cronología de las formas y normas de controlsocial ya establecida, esas sociedades fueron objeto a comien-zos del siglo XV de una represión más intensa. Los estatutos desan Bernardino, aprobados en Perusa en 1425, proclamaron la

UNTREF VIRTUAL | 27

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

152. Por ejemplo, para la acogida a Enrique III.

153. "Esa guerra f...] se hacía antes en invierno de manera amistosa conbastones sin ferrar, y se toleraba porque así se adiestraba la juventud", Lefeste e trionfi fatti dalla Serenissima Signoria di Venetia nella felice venuta diHenrico III descritti da M. Rocco Benedetti, Venecia, 1574.

154. Le feste e le trionfi..., op. cit.

155. Cit. en A. Fortini, op. cit., pp. 126-127. Esas sociedades tuvieron conseguridad una base territorial.

156. Entre ellas, la compañía del Sasso, ibidem.

Page 28: Crouzet Pavan

prohibición total de esas sociedades. Primer hecho que se lesimputaba para justificar semejante severidad: sus desenfrenadosgastos.Y alegaban que ese primer extravío conducía a todos losdemás excesos, abusos y crímenes: la lujuria, el adulterio, la so-domía, la violencia. Los pecados que las autoridades religiosasy laicas identificaban progresivamente como propios de los gio-vani eran especialmente fomentados por esas societates tripu-diantum (sociedades de danzantes), que asumían una funciónde primer plano en los regocijos periódicos del antiguo calenda-rio cívico. Activas en el ludus battaglie, organizaban también jue-gos con ocasión de otras festividades, como el ludus tauri. To-das esas manifestaciones quedaron prohibidas. Se persiguieronlas diversiones y las sociedades en las calles, en la plaza públi-ca, en el recinto de las iglesias y hasta en el interior de las ca-sas. En un primer tiempo, las autoridades habían combatido, através de las brigadas aristocráticas de jóvenes, los valores ymodos de vida de una élite política y socialmente en decaden-cia. En lo sucesivo, la condena era menos política que moral. Alas sociedades de jóvenes se les culpaba de lascivia, de desen-freno, de relajación. Pero subsistían, controladas en diversosgrados por las instituciones ciudadanas.

Efectivamente, esa intervención del público constituye en la his-toria de las sociedades juveniles una articulación determinante.En Asís, la compañía de San Victorino, autorizada a ejecutardanzas y cantos el día de la festividad del santo patrono, fuerecibida por los Priores del Municipio. Cabe, pues, poner en telade juicio la continuidad que Fortini creía ver entre esa compañíay la brigada que san Francisco dirigió. Aunque los miembros y elpodestat o jefe de esas sociedades seguían corriendo con losgastos de los banquetes en que se reunían, el municipio de Pe-rusa les concedía unas subvenciones que servían para sufragarlos regocijos en las festividades públicas. Y esos espectáculos,representaciones, ágapes y danzas que organizaban las socie-da-des de la Umbria por el Calendimaggio o con motivo de algu-na boda principesca no eran diferentes de las diversiones dis-puestas en Venecia por las compañías della calza.

En su ensayo de hace unos años dedicado a la historia de esassociedades, Venturi puso de relieve la escasa eficacia del con-

trol que los poderes públicos venecianos habían impuesto sobreesas compañías157. Según él, no parece que hasta finales delsiglo XV esos grupos estuvieran sometidos a la tutela que elConsejo de los Diez ejercía sobre todas las confraternidades. Laprimera intervención del Consejo es de 1494. Limitaron enton-ces a veinticinco el número de miembros con que podían contaresas asociaciones juveniles. En las primeras décadas del sigloXVI, la vigilancia se fue reforzando poco a poco. Los estatutosde las compañías que se formaban se sometían a la aprobacióndel Consejo. Hasta esa aparente ruptura de la política venecia-na, la Signoria no intervenía más que para restringir el fasto y ellujo de comidas y festejos, para hacer que las compañías entra-sen en el terreno de la legislación suntuaria.Veamos si esa inter-pretación era pertinente; creemos que no...

Lo primero que conviene averiguar es qué eran esas compañíasque los textos siguen llamando en el siglo XV societatesiuvenum158

. Los estatutos de la compañía de los Modesti, redactados en1487, evidenciaban desde la primera línea su contextura socialun tanto peculiar: "Adolescentes nobilissimi, et Patritii..."; la fra-ternidad que se formaba no hacía sino sancionar y reforzar, enel seno de la categoría de edad, los vínculos de amistad y pa-rentesco creados (por encima de las eventuales fracturas y parauna élite aristocrática) por su monopolio casi absoluto sobre lafortuna y el poder. En esos estatutos se expresa uno de los fun-damentos ideológicos más seguros del régimen patricio, a sa-ber: la relativa igualdad que daba trabazón a esa élite.Y los pala-cios patricios que, hasta las primeras décadas del siglo XVI,iban alineando a orillas del Gran Canal construcciones de sille-ría codo con codo, trataban de plasmar en la piedra la misma

UNTREF VIRTUAL | 28

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

157. L.Venturi, Le compagnie della calza. Secoli XV-XVI, separata del NuovoArchivio veneto, vol. XVI, parte II, reimpresión, Venecia, 1983, ed. Filippi.

158. Los decretos del Senado y del Consejo de los Diez citan a los juveneshabenles societates, las socielatrs nobilium noslrorum. Hasta 1497 no seencuentra en las fuentes documentales venecianas una primera mención delos nobifes nostri qui sunl in socielalibus a caliga, alusión a la prenda distin-tiva, la calza, que llevaban los miembros de esas sociedades; L.. Venturi, op.cit., p. 49.

Page 29: Crouzet Pavan

realidad. "In hac Republica praestantissima quot sunt Patritii, totfuerunt Fratres... " (En esta eminentísima República, los que hoyson patricios, antes fueron cofrades...). Las compañías no eran,pues, sino la emanación de esas familias que desde el primertercio del siglo XV eran el fundamento y sustento del régimenpatricio. Cabe, por consiguiente, señalar una primera coinciden-cia cronológica: esas sociedades se formaron en el mismo tiem-po en que el poder tendía a precisar, mediante procedimientoscomo la Balla d'Oro, el estatuto y la identidad de la nobleza ve-neciana, y en que se esforzó por disciplinar a los juvenes, ace-lerando un tanto su ingreso en la carrera política.

El segundo punto de intersección entre lo público y lo privado esel papel que desempeñaron esas compañías en las relacionesde Venecia con los príncipes extranjeros. Alfonso d'Este, al visi-tar la República Serenísima en 1487, fue recibido en la compa-ñía de los Potenti. El año siguiente, con ocasión de la visita delduque de Ferrara, los Potenti organizaron la fiesta en la sala delGran Consejo.Y el Senado desembolsó 250 ducados para finan-ciar el ágape y los espectáculos. En 1493, la misma compañía fueelegida para organizar los regocijos en honor de la duquesa deBari y la duquesa de Ferrara: bailes, regatas, representaciones.Hay muchos más ejemplos, como las visitas de los duques deMantua, el de Milán o el de Urbino. Los Consejos, que prestabanla sala del Gran Consejo o algún otro recinto, otorgaban regular-mente fondos para organizar naumaquias y justas náuticas.

La mera exposición de los hechos orienta, por consiguiente, elfoco de la atención hacia un tercer punto de intersección entrelo público y lo privado. Los festejos organizados por las compa-ñías no respetaban la frontera tradicional entre los espacios delas diversiones públicas y las privadas. Invadían no sólo el pala-cio de los dux, la plaza de San Marcos y el Gran Canal, sino lamansión del duque de Ferrara, donde se alojaba a los príncipesextranjeros visitantes. Las cartas que Ramperto y Jacobo Con-tarini dirigieron a su hermano Andrea, que se hallaba en Cons-tantinopla, para contar al ausente las ceremonias de la boda desu común hermana Lucrezia con Jacobo Foscari, hijo del duxFrancesco, constituyen el primer testimonio del cometido festivode las compañías159. Sus autores describen con detalle cómose desarrollaron los festejos del enlace a través de la ciudad.

El grupo de acompañantes del novio, formado por 250 jinetesprecedidos por trompas y trompetas, se congregó en San Mar-cos. Dando una vuelta por el patio del palacio de los dux y otraa la plaza, la cabalgata se dirigió entonces hasta San Samuel.Un puente provisional de barcas y tablones se había instalado aesa altura del Gran Canal para enlazar la mansión de la novia,la Cà Contarini, situada en la orilla opuesta, con San Bernabé.Al llegar el cortejo a la orilla de los Contarini dio comienzo en laiglesia parroquial la fase religiosa del ritual. Luego se reanudó lacabalgata: "Y todos a caballo, dieron una gran vuelta por Vene-cia". Los caballeros iban haciendo alarde de su buen porte, de susmonturas y de su destreza. La ducho no tuvo lugar hasta despuésde la cena. A bordo del Bucentauro, escoltado por una multitud deembarcaciones, se condujo a la novia al palacio de los dux.

En ese palacio culminaron los festejos de cada una de las cua-tro jornadas, yen 61 se celebraron los ágapes, las danzas y lasmomarie. El segundo y el cuarto día, cuarenta y tres participan-tes en las justas se enfrentaron en la plaza de San Marcos. Eltercer día, de San Marcos a Santa Clara, a todo lo largo del GranCanal, los invitados hicieron que los remeros bogasen. La maña-na del cuarto día volvieron a montar en barcas "para estar por laciudad hasta la cena". Los cortejos terrestres del segundo día seintercalaban entre esas manifestaciones náuticas. La boda Fos-cari-Contarini, al ser la de un hijo del dux, llevó hasta el límite ex-tremo esas nuevas imbricaciones de lo público con lo privado. Laplaza y el palacio de los dux constituían la salida y la meta decada uno de los cortejos. Yen el palacio fue donde se celebró elbanquete que Jacobo, como miembro de la compañía, estabaobligado a ofrecer por su boda a todos sus compañeros. Pero noes menos cierto que se generalizó la costumbre de utilizar deese modo el espacio público.

Para festejar la visita de Federico Gonzaga hubo danzas y comi-das a bordo del Bucentauro, además de competiciones de bar-cas y regatas de hombres y de mujeres hasta la Giudecca. Cor-tejos sobre el Gran Canal organizados por la naciente compañía

UNTREF VIRTUAL | 29

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

159. Estas cartas las publicó F. Corner, Opuscula quatluor, Venecia, 1758,por orden de Francisco Duce Venetiarum.

Page 30: Crouzet Pavan

de los Valorosi, regatas, ágapes, bailes y representaciones so-bre balsas, fueron festejos a los que estuvo asociado el duquede Urbino160. La naturaleza de esos espectáculos, excepciona-les todavía en la segunda mitad del siglo XV, y más frecuentesen adelante, modificaba el lugar de la fiesta. La evolución fuedoble. Las diversiones, o por lo menos algunas de sus expre-siones, rompían con el marco central y unitario que la autoridadproponía hasta entonces. El espacio público, en el caso de lascelebraciones de las compañías, no servía ya para un ritual cívi-co, sino para la diversión y la ostentación. De modo paralelo,todas esas balsas, embarcaciones, estrados flotantes y decora-dos móviles que montaban las compañías se inscribían en elmarco de una evolución general que proyectaba sobre la pobla-ción, durante los festejos, algo así corno una ciudad artificial, unpaisaje de ilusión161. Por tanto, las compañías contribuían di-rectamente a esa transformación de los festejos que marcó laruptura con las ceremonias de la ciudad meramente municipal.Y las diversiones que todas ellas proponían durante el Carna-val162 reflejaban asimismo la fuerza de esa ruptura, al preludiary acompañar a las modificaciones de la fiesta del Jueves Lar-dero bajo el gobierno del dux Andrea Gritti163.

Por lo que vemos, los incidentes que enfrentaron, por exceso delujo y ostentación, a los consejos con los jefes de las compañíassólo constituyeron, para la historia de esas sociedades privadas,unos contratiempos sin gran importancia. El tiempo durante elcual se ejercía el "compañerismo", desde la toma de la calza164

hasta su abandono, servía para reforzar los vínculos entre losjuvenes de linajes allegados. Al sacar al proscenio urbano losenlaces aristocráticos, y ritmar la vida de la ciudad con festejossuntuosos, dejaba de ser necesario que los Diez ejercieran sucontrol severo sobre esas compañías. Bajo la autoridad del "se-ñor" que ellas elegían congregaban a los juvenes patricios du-rante unos años capitales. Valían de cobertura para la etapa delmatrimonio y del ingreso en la esfera de lo político; su meta erasin duda alguna favorecer esas épocas de paso. Sus estatutosregulaban el número y la normativa de los banquetes con losque se festejaban las bodas de los miembros de las compañías.Pero los giovani sólo celebraban y realzaban los enlaces políti-ca y socialmente adecuados. Como tales, esas sociedades

emanaban de una esfera privada que se confundía en gran me-dida con la pública. Fortalecían al régimen patricio encasillandoa los giovani en la cúpula de la élite dirigente, y explotando paramayor honra de ese régimen todas las manifestaciones queorganizaban esos jóvenes.

Al llegar aquí se imponen varias observaciones. Las estructurasde esas sociedades de jóvenes no tenían nada de perennes,aunque algunas dieron muestras de buena longevidad en el si-glo XV y comienzos del siguiente. Hay que destacar, desde lue-go, la estabilidad aparente tanto de su papel festivo como de sumodelo organizativo, bastante genérico: un jefe, provisto de lasinsignias de su función, más un sistema de multas y cotizacio-nes. Pero esas características formales y superficiales no pue-den fomentar la ilusión de una supervivencia, a través de los si-glos, de esas asociaciones165. Del mismo modo, lo azaroso dela conservación documental no explica los silencios que se pro-ducen en la historia de esas sociedades como si, siendo institu-ciones atípicas, resistieran ante el tiempo y se mantuvieran adespecho de todas las conmociones de la ciudad. Con toda evi-dencia, el sentido y función de esas sociedades sufrieron cam-

UNTREF VIRTUAL | 30

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

160. M. Sapudo, Diarii, op. cit., t.VI, col. 154, y diferentes ejemplos en t. XII, col16; t. XXV, col. 493; t. XXVII, col. 255; t. XVIII, col. 299; t. XXXVI, cols. 457-459.

161. Citaremos, por ejemplo, a A. Tenenti, "L'uso scenografico degli spazipublici: 1490-1510", en Tiziano e Venezia, Vicenza, 1980, pp. 21-26.

162. A modo de ejemplo entre otros muchos: "Avanti di Carnevale si debifare una festa...". (Antes de Carnaval se debe dar una tiesta...), Estatuto delos Modesti.

163. En las primeras décadas del siglo XVI, la élite dirigente no tomabaparte directa en el ritual del Jueves Lardero, mediante el cual, con la decapi-tación de un toro y doce cerdos, cuyos cuartos se repartían luego cate lanobleza, se celebraba la victoria de Venecia sobre el patriarca de Aquilea.

164. La compañía de los Modesti se fundó para un periodo de ocho arios.

165. Como intenta establecer Fortini para Asís.

Page 31: Crouzet Pavan

bios. Las societates conocidas en Asís en el siglo XV difieren delas que dirigía san Francisco. Las compañías della calza se for-maron con el establecimiento del régimen patricio; y los gruposque se congregaron en Florencia de manera temporal pararealizar algunas armeggeriea comienzos del siglo XV no son ennada comparables a las societates conocidas dos siglos antes.

Las conexiones que esas asociaciones mantenían con el podersociopolítico establecido pueden explicar en cierta medida esamovilidad y diversidad: brigadas aristocráticas del siglo XIII,potenze festeggianti del duque de Atenas, compañías venecia-nas, potenze florentinas resucitadas por los Medici... En el sigloXV, la situación florentina se desmarcaba claramente de la ve-neciana. La primera ciudad se resistía a integrar a los giovani enlas instituciones políticas. Las sociedades de jóvenes sólo tu-vieron una existencia efímera, aunque se orientaron a asumir enlos festejos o en los agasajos a huéspedes extranjeros unoscometidos muy cercanos a los de las compañías della calza.

Pero todas esas razones sólo ofrecen una idea parcial de la rea-lidad de esos grupos, puesto que sobredeterminan únicamentelos criterios funcionalistas. A través de ellas se establece una in-terpretación lenificante de la historia de esas sociedades. Estáclaro que esas asociaciones se entienden como emanaciones oincluso instrumentos de la facción o del poder establecido166;pero a veces se transformaron en el lugar y medio del conflicto.La abadía de los stolti asumió en la vida turinesa una función deorden: "amansó" al charivari167. Domesticó con éxito la violen-cia de algunos rituales populares y cumplió un cometido oficialcreciente en la vida ciudadana, organizando cierto número defestejos religiosos o llevando a cabo un destacado papel en lasEntradas. Pero no cabe confundirla con una institución encarga-da solamente de la pacificación y la conservación social. Su par-ticipación directa en las violencias de finales del siglo XV ponede relieve sus tropiezos con la autoridad local y demuestra que,si bien hacía las veces de correa de transmisión, transmitía enambos sentidos: desde el poder a la colectividad, y desde la co-lectividad a la autoridad ciudadana. En ese sentido, y sin quesea necesario internarse en el debate historiográfico acerca delpapel y el grado de integración de esas asociaciones en el teji-

do sociopolítico, la abadía de los stolti constituyó, debido a esaambivalencia, un instrumento de regulación de lo social168.

La historia de las compañías della calza, sumamente plana, secuartea de igual modo al fijarse en que en 1459 se formó la com-pañía de los Fedeli, en la cual se agruparon "hidalgos popula-res". Pertenecientes a linajes ricos, rancios e influyentes, peroexcluidos de los consejos, los giovani Zon o los Amadi se unie-ron. Desde luego, por deseo de rivalizar con los hijos del patrici-ado o por mimetismo social; pero no sólo por eso.Y la burguesíade los cittadini se alió con determinadas familias nobles; porejemplo, ocupó en las scuole grandi169 las funciones directivasque se le reservaron. Aportó al entorno del canciller los hombresindispensables para las estructuras administrativas venecianas.Pero también intentó, por diversos medios como residencias ur-banas, mansiones en Murano o fundaciones religiosas, incre-mentar su honor mermado por su no pertenencia al Gran Con-sejo. La formación de la compañía de los Fedeli tiene sin duda

UNTREF VIRTUAL | 31

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

166. Tal es el análisis que realiza J. Rossiaud de las abadías del Surestefrancés.

167. A partir del momento en que la abadía existía, el concejo ya no renovólas prohibiciones contra el charivari, promulgadas en el pasado con frecuen-cia: A. Barbero, "La violenza organizzata. L'abbazia degli stolti a Torino fraQuattro e Cincuccento", en Rolle:inn storico-bibliografico subalpino, 88, 1990,pp. 387-453.

168. El estudio de E. Grendi, aparecido después de la redacción del presen-te texto, muestra bien a las claras que en Génova la società dei giovani seorganizó a sabiendas de los gobernantes y a la par que las agrupacionessociales oficiales. En efecto, esa sociedad permitía que se trabaran solidari-dades entre generaciones, y desplegaba su actividad en el terreno ceremo-nial. Su cometido fue más reducido a partir de comienzos del siglo XVI,debido a una recuperación de esa esfera ceremonial por parte de las autori-dades públicas: E. Grendi, "la società dei giovani a Genova fra il 1460 e laRiforma del 1528", en Quaderni sto-riti. Conflitti nel mondo del lavoro, n. s.,nº 8, 1992, 2, pp. 509-528.

169. Grandes compañías de flagelantes que desempeñaban en la vida reli-giosa y social veneciana un papel de primordial importancia.

Page 32: Crouzet Pavan

que ver con uno de sus intentos de expresión. Pero, aparte deltestimonio de su nacimiento, no ha subsistido ninguna huella do-cumental de su actividad. Se conoce relativamente mal la historiade las primeras compañías; si bien no cabe imputar ese silencio alas habituales lagunas en las fuentes, sino a una desapariciónrápida de los Fedeli, tras una actuación poco brillante. En las dé-cadas en que se formaron las primeras societates juvenum, suscaracterísticas sociopolíticas no estaban totalmente preestableci-das. A través de la historia de esa sociedad peculiar cabe apre-ciar las tensiones de una sociedad dominada por una oligarquía.

Las dos caras de la historia de los jóvenes, la de las violenciassegún aparecen en los archivos judiciales, y la de las societatesjuvenum institucionalizadas, se entrecruzan por diversos motivos.Las sociedades no servían solamente para domeñar las pulsio-nes de una categoría de edad turbulenta y peligrosa. Las funcio-nes lúdicas y festivas que se les habían conferido no sólo tendíana disciplinar, a integrar, bajo supervisión pública, unos rituales quede otro modo se ejecutaban con mayor desorden y desenfreno.Y los cometidos de los giovani no se los repartían única y exclu-sivamente entre miembros y excluidos de esas sociedades, conarreglo a una línea de fractura que a unos les reservaba la so-cialización y a otros la violencia, sino que los conflictos podíana veces contaminar ese aparente instrumento de pacificación ode integración.

Sobre todo, y fuera incluso de esa relación mecánica, los giova-ni tomaban la palabra e invadían, cuando podían, ese escenariopúblico del que se les mantenía apartados por lo general. Esoes lo que sucedió en Venecia, de noche, a través de las mani-festaciones que hemos descrito. Yen Florencia, en tiempos deSavonarola. Cuando el predicador creía que la reforma de la so-ciedad descansaba en la de los niños pequeños170 se desen-cadenó la lucha entre fanciulli y giovani. A los niños pequeñosles correspondía la tarea de extirpar de la ciudad todos los pe-cados, de purgar a Florencia de todos sus bellacos. A través dela ciudad y el contado se dedicaron a la caza con tanto celo quenadie podía resistírseles. Cerraron tabernas, persiguieron losjuegos de naipes y de dados, y todas las pompas, vanidades ylujurias -tanto los peinados femeninos como los libros y los cua-

dros...- fueron debelados por esos feroces agentes del ordendivino. Comenzó el tiempo del arrepentimiento, preludio del rei-no de una nueva jerusalén. Los tahúres huyeron, las mujeres seacicalaron con honestidad, todos se guardaron del pecado y, enespecial, del vicio abominable171. Esas compañías infantiles,dispuestas a ejercer la violencia172, pusieron sus armas habi-tuales al servicio de Dios: pedreas o, en tiempo de Carnaval,colectas forzosas que en ese caso llevaban a cabo en beneficiode los pobres. Agrupados por barrios en cuatro asociaciones, losfanciugli del Trate (muchachos del fraile) sembraron el terror ensus respectivas circunscripciones y, los días ordenados por Sa-vonarola, salían en procesión vestidos de blanco, con un ramitode olivo en la mano, imagen pública de la inocencia 73.

UNTREF VIRTUAL | 32

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

170 Exploto aquí la crónica de Simone Filippi, cuyos fragmentos han sidopublicados por P. Villanie-E. Casanova, op. cit., pp. 476-477: "Fece la riformadelle donne et degli fanciuli, che fu opera santissima e di grandissima impor-tanza a tutta la ciuà di Fiorenza". (Llevó a cabo la reforma de las mujeres ylos niños, lo cual fue obra santísima y de la mayor importancia para toda laciudad de Florencia); vid. también La vita del beato Ieronirno Savonarolascritta da un anonimo delsecolo XVI, ed. P. Ginori Conti, Florencia, 1937. Pa-ra el análisis del papel cíe los niños en el periodo anterior, R. C. Trexler, "Ri-tual in Florence: Adolescence and Salvation in the Renaissance", en ThePursuit of Molinese in Late Medieval and Renaissance Ileligion, ed. C.Trinkaus-H. A. Oberin an, Leideli, 1974, pp. 200-264.

171. Diario fiorentino, op. cit., pp. 123-124.

172. Cabe remitir aqui al estudio de O. Niccoli, op. cil.; y para el estudio dela violencia infantil en Francia, D. Crouzet, Les Guerriers de Dieu. La violen-ce au temps des trmubles de religion (veas 1525-1610, Seyssel, 1990, t. I,pp. 85-91.

173. Diario fiorentino, op. rit., p. 124: "si ragunorono le schiere in 4 quartieridi Firenze, ogni quartiere ebbe la sua bandiera"; ("se congregaron las fornta-ciones en cuatro agrupaciones de barrio de Florencia, cada agrupación lle-vaba su bandera"), y p. 127: "e questo facevano ogni quartiere..."; "tenevanoin terrore" ("y esto hacia cada agrupación...'; "sembrar el terror"), P. Villari-E.Casanova, op. cit., p. 477.

Page 33: Crouzet Pavan

Los niños cantaban, y parecía oírse la voz del Señor 174. Frentea ellos se alzaron los giovani, ribaldi, giovanastri dissolulissimied di ribalda vila, persone da fare ogni male175. Algunos gruposse unieron en torno a jóvenes nobles176. Yesos Compagnacci,esos Arrabbiati tañeron otros sones. Aullidos, insultos y toquesde campana nocturnos, alborotos y más campanas durante lossermones. Pieles de burro en putrefacción, y bendición de losfieles con una cebolla pinchada en la espada, fueron medios pa-ra introducir la pestilencia en los recintos sagrados, para perver-tir los ritos y tornar irrisorio el reino de Cristo177. Y en sus for-mas rituales, la violencia de los jóvenes, aun proscrita, recobrósus derechos cuando la procesión de los cuatro barrios dege-neró en una gran pedrea, o cuando, ante San Marcos, al resul-tar insuficientes las piedras, salieron a relucir las armas178.

Los jóvenes triunfaron y, tras la muerte de Savonarola, instaura-ron su reinado. Lo que describen las crónicas es la infernal rela-jación de la età di 30 in 35 anni. En las tabernas, en los burdeles,la espuma de los pícaros se manifestaba a rienda suelta. Los"malvados" eran los amos de la calle. Disfrazados, entonaban suscánticos en la plaza de la Señoría o delante del convento de SanMarcos.Y los niños pequeños se pasaron también al bando de lavenganza. Pero, frente a la mancilla, se defendieron, creo yo, ven-diendo por las esquinas los opúsculos que pregonaban las "mali-cias del fraile", y apedreando el cuerpo de Savonarola que ardíaen la pira. Mediante ese recurso a los gestos de su violencia ri-tual tomaron a su cargo el exterminar al falso profeta de Dios, alAnticristo. No creo que la violencia de los niños pequeños, cana-lizada durante un tiempo por Savonarola, explotase de nuevo des-pués de su muerte179, ni que los fanciulli se pasaran "a la oposi-ción"180. En vida de Savonarola, cuando parecía llegado el tiem-po de la nueva Jerusalén, o en los meses siguientes al fracaso cíela prueba del fuego y la muerte de los falsos profetas, los niñosasumieran igualmente, en sus actos violentos, la Obra de Dios.

Desde ese momento, la convivencia de los giovani con los niñossólo fue aparente, ya que los primeros, a ejemplo de las "furiasdel infierno"181 parecían haber precipitado a la ciudad en el Apo-calipsis. Así corno, de una u otra manera, los niños proseguíanla obra de reforma, purificación y esperanza de la que estaban

investidos, la ley de los giovani equivalía a la de la relajación. Enesos años cruciales, las peores representaciones que la socie-dad abrigaba frente a esos jóvenes" parecieron hallar justificación.

Por consiguiente, lo que a los contemporáneos les permite con-cretar la edad y naturaleza del grupo de los giovani son unos cri-terios morales, más que biológicos o socioeconómicos. Pero esaimagen negra, esa representación fuertemente negativa cuyaimagen reflejan con claridad todas las fuentes en el siglo XV, seacual fuere su naturaleza, no se construyen más que de maneraprogresiva. Al igual que las mujeres, e incluso más que ellas, losgiovani constituían una amenaza, un peligro. Y todos sus com-portamientos, excesos y desórdenes no hicieron sino fomentare incrementar esa formidable sospecha. Se decía que los giova-ni eran capaces de todos los extravíos. Para la cronología de to-das esas representaciones, las últimas décadas del siglo XIIIconstituyeron una etapa determinante. La guerra se transformó.La dignidad caballeresca inició una larga evolución que definió

UNTREF VIRTUAL | 33

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

174. Diario fiorentino, op. cit., p. 126.

175.('jovenzuelos", "bellacos", "desalmados", "jovenzuelos disolutísimos y devida bellaca", "personas capaces de cualquier maldad"), P. Villanie-E. Casa-nova, op. cit., pp. 480, 484, 485.

176. "Poi il fiore della gioventú fiorentina... Et perche trono ricchi et nobili sitiravano dietro gran seguito degli altri gioveni simili loro", ibidem, p. 484. ("Lue-go la flor de la juventud florentina... Y porque eran ricos y nobles, arrastra-ban tras de sí un gran séquito de otros jóvenes parecidos a ellos").

177. "Fra Girolamo fece gridare:Viva Christo"; "Tutti gridando:Viva Christo ch'éil nostro Re", Diario fiorentino, op. cit., pp. 127, 128. ("Fray Jerónimo mandó gri-tar: ¡Viva Cristo!"; "Gritando todos: ¡Viva Cristo, que es nuestro Rey!").

178. P. Villari- A. Casanova, op. cit., p. 486.

179. O. Niccoli, op. cil., pp. 369-370.

180. R. C. Trexler, "De la ville à la cour. La déraison à Florence durant laRépublique et le Grand Duché", en Le Charivari, op. cil.

181. P. Villari-Casanova, op. cit., p. 496.

Page 34: Crouzet Pavan

de nuevo curio su estilo y su función. La violencia y los compor-tamientos de los linajes rancios cayeron bajo el peso de una con-dena severa. Aunque no era feudo exclusivo de los juvenes delas familias aristocráticas, el ejercicio de la violencia, tanto en laciudad corno en el campo de batalla, delimitaba su cometido so-cial y simbólico. El nuevo orden municipal condenaba sus tareasa la atrofia. Yen un plano más profundo, lo que se derrumbabaera todo un sistema de valores. El análisis de los primeros textosreglamentarios de los Municipios lo indica; el dispositivo legislati-vo y administrativo puesto en práctica el siglo XIV lo precisa. Loque en adelante se combatía y condenaba, considerado como com-portamiento característico de los juvenes, eran esos preceptos alos que la élite de la juventud se adhería anteriormente: la prodi-galidad y la valentía, el ardor y la ostentación. Frente a esos apeti-tos en apariencia irrepresibles de los sfrenati, frente a ese vigorque amenazaba al orden porque no tenía meta alguna, los ge-rontes que gobernaban Venecia o Florencia aplicaron la exclu-sión y la represión.

No debe engañarnos la longevidad de las justas y otros juegosguerreros. Esos certámenes cambiaron igual que lo hicieron lasformas de entrenamiento militar, el conjunto de los festejos ydiversiones y el estatuto de los giovani.

A ese sistema de tutela y desconfianza hacia los giovani, enapariencia firmemente cerrado, le fueron apareciendo grietas.Históricamente fechado, puesto que se instauró, por las razonesexpuestas, a la par que la ciudad municipal, empezó a vacilarcon esta última. Y los cometidos públicos gradualmente atribui-dos a los jóvenes en el siglo XV, temporalmente o no, en Vene-cia, en Turin y en Florencia, atestiguan esas transformaciones.Encargadas de agasajar a los extranjeros y de organizar festejosy manifestaciones, las asociaciones tenían la misión de render alPopulo allegrezza non mediocre. Trabajaban por la conservationedelli stati, por I'honorevolezza ed grandezza loro'182. Bien a lasclaras se inauguraba una evolución. Con conflictos que demues-tran lo lenta y frágil que era la pacificación, y en ritmos diferentessegún las ciudades, tendía a reconciliar a los giovani con laautoridad, a reintegrarlos en la comunidad.

UNTREF VIRTUAL | 34

Historia De LosJóvenes1. De LaAntigüedad A LaEdad Moderna

Elisabeth Crouzet-Pavan y otros

Dirección deGiovanni Levi yJean-Claude Schmitt

182. ("Devolver al pueblo una alegría de altos vuelos". "Trabajaban para laconservación de los estamentos" y "para su honorabilidad y grandeza"). Citoaquí el estatuto de la compañía veneciana degli Accusi (1562), publicadopor L.Venturi, op. cit., en el que además se manifestaba: "che con questa [...]fosse dala occasione a foreslieri de raggionar del felices stato di questacitta", p.129. ("Porque de ese modo [...] se brindara ocasión a los forasterosde razonar acerca del feliz estado de nuestra ciudad").