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Decir y hacer Ni Una Menos Constelaciones feministas contra la crueldad neoconservadora :: PRENSA, ENSAYOS, EDITORIAL :: 21-12-2020 | Marcela A_ Fuentes "Sin ánimo de trazar una narrativa de origen para una historia que cuenta con variadas genealogías, empiezo por Ni Una Menos porque allí comenzó mi incursión en el activismo feminista": leé uno de los capítulos de la novedad de Eterna Cadencia Editora, de Marcela A. Fuentes, Activismos tecnopolíticos. Constelaciones de performance Junto a movilizaciones como las de Ayotzinapa, e inaugurando un nuevo ciclo de protestas luego de las revueltas estudiantiles en Chile, México y Canadá, la segunda década del siglo xxi estuvo protagonizada por la eclosión de movimientos feministas o de mujeres a escala local y global. En la mayoría de los casos, estas movilizaciones surgieron en respuesta a un recrudecimiento de la violencia de género en el plano micropolítico y al “giro neoconservador” en el plano macropolítico. En Latinoamérica, paralelamente al fenómeno de la llegada a la presidencia de guras como Cristina Fernández, Michelle Bachelet y Dilma Rousseff durante la denominada era “progresista”, la opinión pública tuvo que confrontar problemáticas como el femicidio, el acoso sexual y la criminalización del aborto. La proliferación de casos de violencia de género y la difusión de estadísticas de desempleo o precarización laboral dejaron al descubierto, como lo han marcado teóricas como Silvia Federici y Rita Segato, la estrecha relación que existe entre el patriarcado y el capitalismo avanzado que modela para su provecho condiciones de extrema vulnerabilidad sedimentadas en el orden sexo-genérico. Para denunciar y enfrentar la violencia de género y el sexismo como fenómenos multidimensionales, las movilizaciones feministas contemporáneas investigan y explotan los recursos que ofrecen tanto las redes sociales como la performance corporalizada. Estos

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Decir y hacer Ni Una Menos

Constelaciones feministas contra lacrueldad neoconservadora

:: PRENSA, ENSAYOS, EDITORIAL ::

21-12-2020 | Marcela A_ Fuentes

"Sin ánimo de trazar una narrativa de origen para una historia que cuenta con variadasgenealogías, empiezo por Ni Una Menos porque allí comenzó mi incursión en el activismofeminista": leé uno de los capítulos de la novedad de Eterna Cadencia Editora, de Marcela A.Fuentes, Activismos tecnopolíticos. Constelaciones de performance

Junto a movilizaciones como las deAyotzinapa, e inaugurando un nuevo ciclo deprotestas luego de las revueltasestudiantiles en Chile, México y Canadá, lasegunda década del siglo xxi estuvoprotagonizada por la eclosión demovimientos feministas o de mujeres aescala local y global. En la mayoría de loscasos, estas movilizaciones surgieron enrespuesta a un recrudecimiento de laviolencia de género en el plano micropolíticoy al “giro neoconservador” en el planomacropolítico. En Latinoamérica,paralelamente al fenómeno de la llegada a lapresidencia de �guras como CristinaFernández, Michelle Bachelet y DilmaRousseff durante la denominada era “progresista”, la opinión pública tuvo que confrontarproblemáticas como el femicidio, el acoso sexual y la criminalización del aborto. Laproliferación de casos de violencia de género y la difusión de estadísticas de desempleo oprecarización laboral dejaron al descubierto, como lo han marcado teóricas como SilviaFederici y Rita Segato, la estrecha relación que existe entre el patriarcado y el capitalismoavanzado que modela para su provecho condiciones de extrema vulnerabilidad sedimentadasen el orden sexo-genérico.

Para denunciar y enfrentar la violencia de género y el sexismo como fenómenosmultidimensionales, las movilizaciones feministas contemporáneas investigan y explotan losrecursos que ofrecen tanto las redes sociales como la performance corporalizada. Estos

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ocupan un lugar protagónico en la creación de narrativas colectivas en la lucha por elsigni�cado y el valor de los cuerpos por fuera de los órdenes naturalizados. El #MeToo(#YoTambién), hashtag de denuncia del acoso sexual como fenómeno expandido ynaturalizado, es un claro ejemplo de esto. Otros hashtags se suman a esta práctica detecnopolítica feminista, y transforman las redes sociales en espacios de discusión,posicionamiento y visibilización. Por ejemplo, en Estados Unidos #WhyIStayed(#PorQuéMeQuedé) agrupa relatos que intentan responder a acusaciones de complicidad enel fenómeno de la violencia doméstica. Por su parte, #SayHerName (#DiSuNombre) denunciala violencia policial hacia las mujeres negras y a la vez cuestiona la centralidad de los varonescomo eje del duelo en movimientos como Black Lives Matter.

En Latinoamérica, hashtags como #PrimeroAssedio, #MiPrimerAcoso,#EstuproNaoECulpaDaVitima, #JuntasAbortamos y #MisoParaTodas contribuyen a sacar delámbito de lo personal y privado fenómenos naturalizados como el acoso sexual oestigmatizados como el aborto.300 A través de estas herramientas, las historias individualesmantienen el valor testimonial y a la vez pasan a formar parte de una movilización colectiva,precisamente como estrellas dentro de una constelación. Estas historias ubican lo cotidiano yusualmente encubierto como parte del fenómeno que da origen a la noticia de tapa; en otraspalabras, ubican acosos y abusos como parte del conjunto de violencias que potencialmenteconducen al femicidio. Frases como “La violencia deja marcas. No verlas deja femicidios”expresan la importancia de la concientización social, para la cual trabajan estas narrativastransmediales. Asimismo, a través de hashtags como #YoTeCreoHermana se hace expresa lasororidad feminista frente a la (in)justicia patriarcal y al escudriñamiento de la vida de quienessufrieron acoso, mientras que hashtags como #NoEnNuestroNombre ponen en discusión elescrache y otras tácticas de denuncia y las demandas de justicia que derivan enpunitivismo.301 Si bien los hashtags son solo una parte del conjunto de herramientasfeministas utilizadas en los activismos actuales, estos agregan posibilidades deconceptualización y articulación de problemáticas, agentes y acciones hacia un futuro sinviolencias.

Contracara del “giro neoconservador/neoliberal/autoritario”, en Latinoamérica laorganización social que alimenta estas intervenciones y que se alimenta de ellas se ha dado enllamar la “cuarta ola feminista”. Esta cuarta ola se compone de nuevas herramientas decomunicación y también de modos de hacer, pensar y vivir la política por fuera de los espaciostradicionalmente ocupados por líderes varones, aun en las izquierdas insurgentes. Laemergencia de esta cuarta ola desde territorios latinoamericanos es signi�cativa yconsecuente, dado que las crisis sociopolíticas vividas en la región afectandesproporcionalmente a las mujeres y a las disidencias sexuales. Cuando la actividadproductiva de las naciones depende en gran medida de las tareas reproductivas que soninvisibilizadas, y cuando las violencias hacia mujeres e identidades disidentes se multiplican, laorganización feminista se vuelve urgente. En otras palabras, la organización feminista y elfeminismo como crítica de un presente que solo se puede sostener sacri�cando vidas sevuelven tareas impostergables.

La de�nición de los feminismos latinoamericanos como “cuarta ola” se monta sobre unaperiodización de la historia que surge del mundo anglosajón. Se trata de hacer “entrar encuadro” el potente impulso procedente del hemisferio sur, y especí�camente deLatinoamérica. En lugares que no entraron en las historias escritas desde los centroshegemónicos, hay saberes, modos de organización y ejercicios de imaginación política queinauguran un nuevo ciclo de movilización feminista transnacional. Esto implica la construcciónde un internacionalismo feminista, como en el caso de los paros internacionales de mujeres,

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pero también cultivar resonancias que tengan en cuenta la situación de los cuerposfeminizados en las fronteras, de los cuerpos que han perdido su raigambre, de las desplazadas,las errantes.

Como señala Judith Butler, más allá de válidos reclamos al Estado liberal (reclamos delegítimos y necesarios derechos), los feminismos deben pensarse como movilizacionestransnacionales, y abordar a los poderes y sistemas extranacionales como la globalizaciónneoliberal así como las posibilidades de solidaridad internacional en contra de los Estados-nación expulsivos y carcelarios.302 Chandra Talpade Mohanty propone una praxis feministatransnacional crítica, un feminismo sin fronteras basado en un sólido compromisoanticapitalista, antirracista y decolonial.303 Dado que la empresa colonial –la explotación detierras y cuerpos estructurados según construcciones de género y raza– ha sido una de lasexperiencias de transnacionalización más contundentes y letales que han conocido lahumanidad y el planeta, es imprescindible que esta nueva experiencia de feminismostransnacionales deba plantearse como feminismos decoloniales.304 Esto implica incluir en laagenda feminista la crítica a los regímenes carcelarios, a la destrucción planetaria, a lamilitarización de las fronteras y a la emergencia de movimientos de derecha y delfascismo.305

Como una alternativa potente a la �gura de las olas y de los feminismos transfronterizos, enlas conceptualizaciones de los feminismos actuales aparece la imagen de la constelación. Esta�gura sirve para gra�car articulaciones feministas internacionalistas y transnacionales en elcontexto actual de neoliberalismo global.306 Y, como las constelaciones que se ven desde unhemisferio u otro, la idea de las constelaciones feministas tal vez intenta también preservar lolocal dentro de la escala global, como lo intentaron antes lxs activistas del movimiento deglobalización alternativa. En las páginas que siguen, la constelación –modo relacionaldinámico y a la vez fragmentario– o�ciará como lente para analizar la función de las redessociales y la performance corporalizada en el desarrollo de los feminismos tecnopolíticos dehoy. Aquí se tratará de responder a la pregunta de cómo se construye una constelaciónfeminista; cómo se sostiene, cómo se pluraliza, cómo se alimenta de las tensiones críticas.Porque la fricción es uno de los modos más productivos de los feminismos contemporáneos,resultado de la matriz crítica de este modo de hacer mundos. Aquí se explorará la dimensióntecnopolítica de los feminismos actuales y lo feminista de un hacer tecnopolítico que,mientras subraya modos especí�cos de violencia, también debe cuestionar el orden sexo-genérico desde el cual se posicionan sus sujetas.

Si bien la estética no es un componente exclusivo de los activismos actuales, y forma partetanto de movimientos reaccionarios como de oleadas progresistas, aquí me interesa ahondaren lo performático como uno de los aspectos cruciales de los feminismos actuales en cuantoexploradores y creadores de mundos que desconocemos. Aquí, lo performático será menosexpresión de algo preconcebido que apertura a lo posible; exploración y materialización deutopías en el presente, apuesta a lo incierto, experimentación que hilvana multiplicidades,huella y misterio. Haciendo foco en esa dimensión “hilvanadora” de los feminismos actuales,aquí me voy a detener en sus dramaturgias constelativas, esto es, en el actuar performático y“enredado” de los feminismos de hoy.

Para rastrear las prácticas constelativas que caracterizan a los feminismos de la cuarta ola,voy a focalizarme en Ni Una Menos (num), colectivo, movimiento de protesta y movilizaciónpolítica que surgió en 2015 en Buenos Aires. Todo comienzo es una decisión dramatúrgica,una forma de organizar el relato. Sin ánimo de trazar una narrativa de origen para una historiaque cuenta con variadas genealogías, empiezo por Ni Una Menos porque allí comenzó miincursión en el activismo feminista, tanto en las calles como en las redes. num es una parte

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pesencial de las revoluciones que llegan desde el hemisferio sur, revoluciones que se vienentejiendo desde hace décadas, cultivadas en el presente por un cúmulo de organizacionessociales, colectivos artísticos y modalidades de intervención. En este panorama, num puedeubicarse como la estrella fulgurante de una constelación que debe pensarse, como losfeminismos, tanto en relación con centros gravitacionales como con brillos distantes. Sin serorigen, num fue un catalizador importante de una movilización social que desde agendas yposicionamientos heterogéneos clama atención para las vidas amenazadas por el capitalismopatriarcal. Comencemos, entonces, por un posible comienzo. Aquí, tajo en lo cotidiano,irrupción de una voz colectiva: #VivasNosQueremos.