Cuaderno de Materiales 24

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    ndice de contenidosArtculos

    Guy Debord: el espectculo, lamercanca y la inversin de la realidad

    Jaime Abad Montesinos

    Los qualia: intuiciones y argumentos.apuntes para una nueva aproximacin

    Asier Arias Domnguez

    Leibniz: fsica y metafsica en el carteocon Clarke y en el Phoranomus

    Michele Cardiani

    La diferencia poltica-ontolgicaen la losofa de Alain Badiou

    Ignacio Gordillo

    Es la persona ironista-liberalde Richard Rorty un sujeto?

    Francisco Javier Mndez Prez

    Michel Foucault,lsofo de lo pequeo

    Beln Quejigo Snchez-Guijaldo

    Re exin del entendimiento y re exin dela razn en el Differenzschrift de Hegel

    Juan Osvaldo Serey Aguilera

    r eseAs

    Conjurar a Grecia Ana Carrasco Conde

    Adis a la losofa? (Crnica de un ttulo)Sonia Ester Rodrguez Garca

    El nacimiento de la biopoltica Aitor Alzola Molina

    La maleta del gramfono Ana Carrasco Conde

    Equipo editorial:

    Direccin:Lucas Daz Lpez,Guillermo Garca Urea.

    Secretaria:Maria Beln CastanMoreschi.

    Consejo de Redaccin:SilviaAndrs Balsera, Silvia CastroGarca, Hernn Matzkevich,Ana Mara Carmen Minecan,Abraham Orgaz Mndez, Juan Jess Rodrguez Fraile, Josngel Valero Martnez.

    Consejo Asesor:Santiago AlbaRico, Gabriel Aranzueque(UAM), Flix Duque (UAM),Carlos Fernndez Lria (UCM),Luis Fernndez Moreno (UCM), Juan Manuel Forte Monge(UCM), Juan Bautista FuentesOrtega (UCM), Miguel ngelGarca-Bar (UP Comillas),Pedro Lomba Falcn (UCM),Pablo Lpez lvarez (UCM),Felipe Martnez Marzoa (UB),Fernando Ramprez Aldecoa(UCM), Antonio Rivera Garca(UM), Rogelio Rovira (UCM),Nuria Snchez Madrid (UCM), Julin Sauquillo (UAM), Jos LuisVillacaas Berlanga (UCM).

    Publicacin de la Universidad

    Complutense de Madrid

    www. loso a.net/materiales

    [email protected]@c_d_materiales

    Cuaderno de MaterialesNmero 24 (Diciembre 2012)ISSN: 1139-4382Dep. Legal: M-15313-98

    http://www.filosofia.net/materiales/mailto:cuaderno.de.materiales%40gmail.com?subject=https://twitter.com/c_d_materialeshttps://twitter.com/c_d_materialesmailto:cuaderno.de.materiales%40gmail.com?subject=http://www.filosofia.net/materiales/
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    Artculos

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    Keywords: alienation, commodity fetishism, invertedworld, spectacle.

    Guy DeborD: el espectculo , lA mercAncA y lA inversin De lA reAliDAD Jaime Abad Montesinos

    Resumen: La nocin de espectculo, expuesta

    por Guy Debord en su conocida obra La sociedad delespectculo, lejos de ser una nocin clara planteaalgunas cuestiones problemticas. Cada da mspresente que nunca, el espectculo est en todaspartes. No obstante, aunque esta obra pretende ser unanlisis y una crtica de la sociedad contempornea,enlaza con una larga tradicin de pensamiento,directamente vinculada con la losofa hegeliana. Elpresente artculo trata de arrojar un poco de luz sobredicha nocin, mostrando hasta qu punto el concepto

    de espectculo es deudor de ciertos elementos de laobra de Marx y Hegel.

    Palabras clave: alienacin, espectculo, fetichismo dela mercanca, mundo invertido.

    Abstract: The notion of spectacle, exposed by Guy

    Debord in his famous workThe society of the spectacle,far from being a clear notion it raises some troublingquestions. The spectacle is everywhere, today morethan ever. However, while this work aims to be ananalysis and a critique of contemporary society, itlinks to a long tradition of thought, directly related tothe Hegels philosophy. This article attempts to shedsome light on this notion, showing how the concept of spectacle is indebted to some elements of the workof Marx and Hegel.

    1. introDuccin

    Rousseau comienza El Contrato Socialdiciendo lo siguiente: El hombre nace libre, peropor todas partes est encadenado.(1)Estas cadenas a las que se hace referencia son las dela injusticia y la tirana del Antiguo Rgimen, rasgos de un mundo que est viviendo susltimos coletazos cuando se publica la obra y que sufrir una conmocin de nitiva conla Revolucin Francesa. Si el ascenso de la burguesa al poder traer consigo el nal delestado absolutista y la implantacin de unos derechos y libertades de primer orden, losmovimientos sociales que surgirn a lo largo del siglo posterior prometern la liberacinde nitiva del hombre de estas cadenas, el n de la situacin de esclavitud y opresin en

    la que vive, en defensa de la implantacin de unos derechos sociales que permitan a todociudadano llevar una vida digna. Pero el siglo XX nos ha mostrado una realidad mucho(1)r ousseAu 1967: 58.

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    menos optimista, nos ha mostrado que por debajo de tales derechos late la verdaderaesclavitud, que gran parte de esas cadenas no son fsicas, que la libertad aparentementereal oculta una esclavitud latente, unas cadenas residuales instaladas en nosotros, formasde vida y valores morales que hemos interiorizado, y que nos condicionan ms de lo que

    quisiramos creer, establecindose en la mayora de los casos como mucho ms relevantesen nuestra vida que cualquier otra cadena real. El siglo XX nos ha mostrado que la opre-sin contina existiendo, aunque ha adoptado formas ms difusas, menos evidentes, nosha mostrado que el poder sigue jugando su partida en este tablero que es la realidad so-cial, aunque ahora su centro se haya diluido, a lo largo de una red cada da ms compleja.

    Como seala Luis A. Bredlow:los situacionistas estuvieron entre los primeros quese aventuraron por las vas del anlisis y la denuncia de las nuevas formas de opresinpropias de la sociedad del llamado bienestar.(2) Pero su proyecto, feroz crtica contra la

    sociedad de su tiempo y contra el sistema establecido, es tambin una apuesta por la re-generacin espiritual de los espacios humanos, la defensa de una nueva reestructuracinde la vida. A nales de la dcada los sesenta Raoul Vaneigem dir, en un texto clave delmovimiento: el mundo esta por rehacer.(3) Esta frase, que apunta hacia el optimismodel porvenir, se inscribe, no obstante, en una tradicin poltica y literaria que se remontaa nales del siglo XIX. Filosofa marxista y potica rimbaudiana se entrecruzan en unaconsigna vinculada estrechamente con propuestas cercanas al movimiento surrealista.El propio Breton haba escrito, unas dcadas antes:Transformar el mundo, ha dichoMarx; cambiar la vida, ha dicho Rimbaud: para nosotros estas dos consignas no son sinouna.(4)Arte y poltica, poesa y revolucin, se darn la mano en este movimiento literariode vanguardia para alumbrar un cambio social, una nueva realidad vital.

    Dcadas despus, el situacionismo apelar a la misma alianza: poesa y revolucin paraderruir las estructuras anquilosadas y crear un mundo renovado. No obstante, existe unaradical diferencia entre el surrealismo y el situacionismo; all donde el primero arrancade la regin de los sueos, el segundo se hunde en la cotidianeidad de la vida ordinaria,

    verdadero terreno revolucionario; el lenguaje de lo onrico y la liberacin del insconscien-te se convertirn en la proclama revolucionaria y la poesa de la praxis. En todo ello, en laformacin de la Internacional Situacionista y su deriva ideolgica, jugar un papel esen-cial Guy Debord. Varias dcadas nos separan de la publicacin de La sociedad del espectcu-lo, sin duda la obra ms famosa del autor y del movimiento Situacionista. Pero ella, ferozcrtica contra la sociedad de su poca y mani esto revolucionario, fro pero certero an-lisis de la realidad socioeconmica del capitalismo tardo, lejos de perderse en la brumadel tiempo, contina presente hoy como antao, perdurando como la interpretacin de

    (2)breDlow 1999: 88.(3)vAneiGem2008: 17.(4)breton 1992: 459.

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    Guy Debord: el espectculo, la mercanca y la inversin de la realidad

    una situacin cuya imagen se mani esta consolidada en la actualidad de forma absoluta.Analizado por Debord en los aos sesenta, el espectculo nos rodea hoy ms que nunca.

    No obstante, esta obra de Debord no es un texto fcil, exige, sin duda, una lectura aten-ta. Como seala Jappe:

    Para comprender las ideas que Debord expone en La sociedad del espectculo(1967)resulta inevitable (), analizar bien sus fuentes, a las que debe ms de lo que seadvierte a primera vista.(5)

    Ciertamente en dicho libro las citas no son abundantes. Y sin embargo, a pesar de las esca-sez de citas sealadas, es una obra atravesada de referencias a otros autores, especialmen-te a todos aquellos autores provenientes de la tradicin marxista-hegeliana; referenciasveladas, citas distorsionadas, tergiversadas,dtournements, pasajes que se desplazan sinser percibidos a simple vista, pero que forman un discurso con el que Debord no deja dedialogar en todo momento. Vamos a tomar dos de estas referencias, Marx y Hegel, comopunto de partida para analizar la nocin deespectculo, dos alusiones que se deslizan alprincipio de la obra y que suponen dos rasgos clave para permitirnos atravesar el velodel espectculo, recorrer el escenario donde se nos presenta, con vistas a ser capaces demirar ms all del teln, de levantarlo, para ver qu se oculta al otro lado. Pero, no obs-tante, tal vez ya desde el comienzo sea sta una empresa vana, y la imposibilidad marqueel punto de partida de este recorrido, porque en verdad no exista nada al otro lado de lacortina. Tendra entonces razn Hegel al apuntar que, realmente,

    tras la mencionada cortina o teln, () nada puede verse si no pasamos detrs de l, sino pasamos detrs de l tambinnosotros, digo, a n tanto de poder ver como de quedetrs haya algo que se pueda ver.(6)

    Y por lo tanto, hablar del espectculo, sea hablar de nosotros mismos.

    2. unA estructurA velADA

    Sin duda la a rmacin de Jappe respecto de los referentes de La sociedad del espectculoes correcta, todo el ensayo de Debord debe mucho a las fuentes que est manejando y alas que est haciendo referencia, directa o indirectamente. As pues, ante una primeraaproximacin a la pregunta: qu se oculta, para Debord, tras la nocin deespectculo?,nos vemos obligados a tener en cuenta la existencia difusa de un dilogo con la obra dealgunos autores. Pero, hasta qu punto ese dilogo est lejos de ser claro, en qu medidaresulta problemtico? Trataremos de arrojar un poco de luz sobre esa cuestin.

    Hemos de tener en cuenta un elemento aparentemente sin importancia pero muy rele-

    vante en verdad: en esta obra cada captulo viene introducido por una cita. Esta cuestin(5)JAppe1998: 10.(6)HeGel 2009: 272.

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    podra parecer anecdtica si no fuese porque los epgrafes de cada capitulo se revelarnesenciales para entender el ncleo temtico de cada uno. Feuerbach, Lukcs, un peridicomaosta, un fragmento de una investigacin, Shakespeare, Gracin, Maquiavelo, una car-ta de Ruge a Marx y, por ltimo, Hegel, formarn un entramado y marco de referencia.

    Filosofa, pensamiento poltico, literatura y realidad cotidiana se dan la mano en el ritualde apertura de cada seccin, como una mirada que discurre en el presente pero apoyadasiempre en el pasado. Un claro guio hacia los clsicos que justi ca y avala todo lo queva a ser expuesto, y en cierta forma tambin lo dota de sentido, legitimacin ltima deun pensamiento que se pretende, en cambio, revolucionario. Si Debord escoge como citaun breve fragmento de estas fuentes, es porque en ellas est ya apuntado el tema queva a desarrollar en cada uno de los captulos, bien sea: la ilusin de la representacin, elfetichismo de la mercanca, la tensin entre la unidad y la divisin en el seno de la vida

    social, los cambios histricos, el tiempo, la gestin del territorio, etc. As pues, la eleccinde estos autores y tales fragmentos no es un hecho irrelevante, sino que se convierte enla puerta de entrada a la re exin de Debord, el sustrato que vertebra los pensamientosre ejados en la obra. Este libro compuesto de tesis lanzadas al lector como proclamas,puede leerse, por tanto, como un conjunto de re exiones al hilo de las ideas expuestasen cada epgrafe, una critica a la sociedad post-industrial y un agudo diagnstico de sutiempo, pero muy vinculado siempre con la tradicin de pensamiento que proviene de laizquierda hegeliana.(7)

    Jappe ha sealado la importancia de las citas, pero gran parte de los lectores de Debordhan visto en su obra nicamente una critica a la sociedad de consumo y a los medios decomunicacin de masas; con ello, en medio del laberinto que es el libro, se pierde de vistala discusin presente en el texto. Es indudable la crtica realizada a losmass media, pero re-ducir nuestra lectura a eso es quedarnos en una visin super cial. Sin duda es la obra msrepresentativa del movimiento Situacionista, pero una lectura atenta nos permite darnoscuenta de cunto debe Debord a Hegel, Marx y Lukcs, cmo traspasa las reivindicaciones

    socio-polticas originarias del movimiento Situacionista para mostrarse como un anli-sis profundo y polmico del devenir de las sociedades capitalistas contemporneas, de lairrealidad vital en la que estamos instalados en tales sociedades donde el espectculoreina por todas partes. Pero para tambin plantear la necesidad de pasar a la accin fren-te a esta situacin. Como seala Jappe,

    con los instrumentos de Marx y de Lukcs, Debord tratar de forjar una teora quepermita comprender y combatir esta nueva forma de fetichismo que ha surgidoentretanto y que llama espectculo.(8)

    (7) Tengamos presente que las citas se extraen de obras tan representativas como: La esencia del cristianismo, Historia y conciencia de claseo laFenomenologa del espritu.

    (8)JAppe1998: 19.

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    Guy Debord: el espectculo, la mercanca y la inversin de la realidad

    Recorrer ese camino que discurre entre Hegel, Marx y Debord, arrojando un poco de luza cada paso, es nuestro propsito.

    3. lA mercAncA mArxistA

    La sociedad del espectculocomienza diciendo: La vida entera de las sociedades en las cualesreinan las condiciones modernas de produccin se presenta como unas inmensa acumu-lacin deespectculos.(9)Si vamos al primer volumen de El Capital, encontraremos que elprimer captulo empieza con las siguientes palabras: La riqueza de las sociedades en lasque domina el modelo de produccin capitalista se presenta como un enorme cmulo demercancas.(10)El paralelismo es evidente, sin duda Debord ha escogido empezar su obracon una clara referencia a la obra cumbre de Marx, pero haciendo uso de una cita distor-sionada, eldtournament de una frase, como haban promulgado los situacionistas en sustextos. Pero, aunque las frases guardan muchas similitudes entre s, hemos de tener pre-sente modi caciones muy relevantes, palabras cambiadas que muestran la distancia quese abre entre Marx y Debord, una distancia histrica y social, casi un siglo de diferencia,atravesado por dos guerras mundiales y por un sistema econmico cuya maquinaria se haconvertido en soberana, ante una sociedad que, inoperante, ha perdido tal vez el rumbo yel timn de lo que antao fue su dominio.

    Aunque Debord ha mantenido, en estedtournamenet de Marx, la misma estructura,

    ha cambiado riqueza por vida y mercanca por espectculo. Acaso este despla-zamiento terminolgico no nos indica que nos encontramos bajo la rbita marxista peroinstalados en otro espacio, que el pensamiento marxista, an siendo vlido en su anlisisde la sociedad occidental debe ser ligeramente modi cado para dar cuenta, de una formams certera, de la verdadera realidad socio-econmica ante la que se encuentra Debord?Como dir ms adelante: el espectculo es la principal produccinde la sociedad actual.(11) No obstante, el anlisis marxista del fenmeno de la mercanca y el concepto mismo demercanca, tal y como se ha desarrollado en las sociedades capitalistas, aun siendo vlidos

    en su articulacin, pierden validez al haber devenido la mercanca aquello que Debordllama espectculo, y que considerar, como se ha visto, como el rasgo mas represen-tativo de la productividad econmica contempornea. Una productividad que ya deja demedirse en funcin de la acumulacin de riquezas y bene cios, para pasar a moverse enel mbito mucho ms abstracto, ms irreal, de la produccin de imgenes, un mbito queatraviesa todos los espacios de la vida humana, un producto de la sociedad contempor-nea que se ha objetivado hasta tal grado, que ha devenido una realidad autnoma.

    (9)DeborD 1992: 3.(10)mArx 1978: 43.(11)DeborD 1992: 8.

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    No obstante esto mismo ya estaba sealado por Lukcs en su obra Historia y concienciade clase, dcadas antes de que Debord escribiese La sociedad del espectculo. En esta obrade Lukcs, que ejercer una profunda in uencia en la obra de Debord, se destaca el papelcentral de la nocin de fetichismo de la mercanca dentro del pensamiento marxista.

    Sobre esta cuestin dir Lukcs:antes de tratar el problema mismo tenemos que dejar en claro que el problema delfetichismo de la mercanca es un problemaespec code nuestra poca, un problemadel capitalismomoderno.(12)

    As pues, esta problemtica estructural de las sociedades capitalistas contemporneas, seconvertir en central para Lukcs en su relectura del marxismo, un rasgo esencial paraentender el presente, no nicamente desde un punto de vista econmico sino en todos losniveles de la vida. El intercambio de mercancas es algo propio de cualquier estructura co-mercial, ya desde antao, no obstante el carcter de autonoma de la mercanca, la sacra-lizacin y la existencia objetiva que ha adquirido en las sociedades post-industriales, sontodos ellos rasgos propios que diferencian a stas de cualquier sociedad pre-industrial.Este proceso por el que un producto o una abstraccin termina convirtindose en el senode una sociedad en una cosa dotada de existencia propia, de una existencia fantasmag-rica, espectral y autosu ciente recibir el nombre de rei cacin (Verdinglichung). Noobstante, contina diciendo Lukcs:

    lo que aqu importa es otra cosa. En qu medida el tr co mercantil y sus consecuenciasestructurales son capaces de in uir en la vidaenterade la sociedad, igual la externaque la interna.(13)

    Esta a rmacin nos muestra el distanciamiento de Lukcs respecto de Marx en lo queconcierne a la nocin de fetichismo de la mercanca, al mismo tiempo que hace presen-te la posterior in uencia que ejercer la interpretacin de aquel sobre el pensamiento deDebord. Mientras Marx limitaba el problema del fetichismo a la esfera econmica, paraLukcs, como hemos visto, este fetichismo se desplazar a lo largo de todos los estratos de

    la vida social, formando as un entramado, una retcula que supera lo econmico, y que enDebord se convertir en el espectculo. Una cuestin esencial del fenmeno de la rei-cacin tal como lo presenta Lukcs, es que afecta no slo a las relaciones de produccin,es decir la vida externa, sino tambin a los aspectosinternosde la existencia humana: va-lores morales, creencias religiosas, disciplinas artsticas, etc. Dicho en terminologa mar-xista: el fenmeno de la rei cacion condiciona la infraestructura al igual que la superes-tructura. Este hecho contradice uno de los supuestos bsicos del materialismo histricoque a rma que la superestructura (formas jurdicas y polticas, losofa, religin, arte,

    (12)l ukcs 1968: 124.(13)Ibid.

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    Guy Debord: el espectculo, la mercanca y la inversin de la realidad

    ciencia...) depende de la infraestructura (fuerzas productivas y relaciones de produccin).La nocin de espectculo llevar al extremo este planteamiento de Lukcs, segn Deborddicha nocin incide en tal medida en las relaciones sociales, que tendr como consecuen-cia la hipertro a de las mismas, pero una hipertro a marcada por la irrealidad, como ha

    sealado Jappe:El concepto de espectculo parece absolutizar lo que se puede llamar lasuperestructura, la esfera de la circulacin, la esfera del consumo, lo social.(14)

    4. el Devenir Del munDo invertiDo

    El espectculo es una realidad fantasmagrica que ha devenido central, as lo exponeDebord en una de las primeras tesis de su obra:

    El espectculo, comprendido en su totalidad, es a la vez el resultado y el proyecto delmodo de produccin existente. No es un suplemento al mundo real, su decoracinsobreaadida. Es el corazn del irrealismo de la sociedad real. Bajo todas sus formasparticulares, informacin o propaganda, publicidad o consumo directo de diversiones,el espectculo constituye el modelo presente de la vida socialmente dominante.(15)

    Si el anlisis del fetichismo de la mercanca propuesto por Marx y Lukcs es la antesalade la nocin de espectculo de Debord, una vez nos encontramos metidos de lleno dentrodel mundo espectacular, avanzando un poco ms a travs de las paginas de La sociedad delespectculo, nos daremos cuenta de que este mundo es, en de nitiva, el mundo invertidohegeliano. Aquella gura que aparece brevemente en la Fenomenologa del espritucasi al

    nal del captulo III.Como se ha dicho anteriormente, el espectculo se instala en aquello que Marx llama

    la superestructura, destacndola frente a la infraestructura, convirtindola en el vrticesobre el que apoyar toda fuerza productiva o relacin de produccin, el objetivo nal ha-cia el que dirigir todo esfuerzo. Si por algo se caracterizan las sociedades capitalistas espor la enorme acumulacin de mercancas, pero mercancas que a lo largo del siglo XX sehan convertido en copias de s mismas. All donde las sociedades de la industrializacinnaciente queran producir y vender productos, las sociedades post-industriales vendensueos, representaciones de la vida, imgenes del mundo, deseos que han alcanzado talgrado de autonoma que se han constituido como verdaderos entes, conformando as un mundo irreal devenido en real. Es en este aspecto donde ser esencial el papel que ju-gar la gura hegeliana de mundo invertido.

    Deca Gadamer que esta nocin de mundo invertido resulta central en el conjuntode la Fenomenologa del espritu,(16)el propio Debord la cita directamente en la tesis novena:En un mundorealmente invertido, lo verdadero es un momento de lo falso ,(17)aunque ya

    (14) JAppe1998: 170.(15)DeborD 1992: 5.(16)GADAmer2000: 49.(17)DeborD 1992: 6.

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    la ha anticipado de forma indirecta en la segunda tesis: El espectculo en general, comoinversin concreta de la vida, es el movimiento autnomo de lo no-viviente.(18)Pero ques esta idea demundo invertido? Qu papel juega en la Fenomenologay por qu la utilizaDebord?(19)

    La gura del mundo invertido en la Fenomenologaviene a continuacin de la nocinde fuerza, en este punto nos encontramos todava en la dialctica de la conciencia, re-corriendo el captulo dedicado al entendimiento. ste tomar como punto de partida elresultado del captulo precedente: lo universal incondicionado, unidad del ser para s y ser para otro. Pero all donde la percepcin encontraba la cosa y sus propiedades y dabacon su incapacidad de pensarlos de forma conjunta, el entendimiento hallar la fuerza yel juego de fuerzas, es propiamente al entendimiento [Vesrtand, dianoia] a quien perte-nece el concepto de fuerza.(20) La limitacin de la percepcin, respecto de la cosa en su

    exterioridad, en sus propiedades, ha desaparecido en el entendimiento. ste se hunde aun nivel ms profundo y descubre que por debajo de las propiedades se encuentran lasfuerzas, que lo existente es un juego de fuerzas, la tensin reciproca entre ellas: entre unafuerza que quiere exteriorizarse y otra que le solicita la exteriorizacin, dos elementoscontrapuestos que no son sino parte de un mismo proceso. La relacin dialctica que seestablece entre las fuerzas ser la antesala del mundo invertido.El entendimiento ha tras-cendido la posicin de la percepcin y va a dirigir su mirada hacia el interior de la cosa,[y la conciencia, ahora como entendimiento]mira(a travs de ese medio que es el juego de fuerzas) mira, digo, en el verdadero trasfondo de las cosas.(21)

    Ahora bien, esa relacin entre el entendimiento y el interior viene mediada por aquel ser desarrollado por la fuerza: el fenmeno, un todode apariencia [Ganzes des Scheins].(22) Nos encontramos por tanto con dos realidades: por un lado el fenmeno en su apareceral entendimiento; por otro, aquello que Hegel llama loVerdadero Interior , el interior de lacosa, ubicado ms all de su aparicin fenomnica:

    en este Verdadero interior, digo, es donde empieza abrindose ahora, por encima del

    mundo sensibleen cuanto mundo fenomnico, un mundo suprasensiblecomo el verdaderomundo, sobre elms-acdesapareciente se abre unms-allpermanente y durable.(23)

    Empezamos pues a ver per larse un con icto entre dos espacios de la realidad, cada vezms distantes: por una parte, el mundo de los fenmenos, una realidad siempre cambian-

    (18)DeborD 1992: 3.(19) Volver a hacer referencia a esta idea en la obra:Comentarios sobre la sociedad del espectculo, escrito varias

    dcadas despus, all dice: Invirtiendo una celebre formulacin de Hegel, advert ya en 1967 que en el mundorealmente invertido, lo verdadero es un momento de lo falso. Los aos que han transcurrido desde entonces handemostrado los progreso de ese principio en cada mbito particular, sin excepcin.(DeborD 1999: 62).

    (20)HeGel 2009: 237.(21)HeGel 2009: 245.(22)HeGel 2009: 245.(23)HeGel 2009: 246.

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    Guy Debord: el espectculo, la mercanca y la inversin de la realidad

    te, fugaz y esquiva; por otra parte, un mundo suprasensible, que nos remite al interior delmundo que nos rodea, un mundo de quietud, donde el entendimiento buscar las leyesinmutables, inalterables ante cualquier cambio. Para Debord el espectculo remitir di-rectamente a este mundo suprasensible:

    Es el principio del fetichismo de la mercanca, la dominacin de la sociedad por cosassuprasensibles aunque sensibles que se cumple de modo absoluto en el espectculo,donde el mundo sensible se encuentra reemplazado por una seleccin de imgenesque existe por encima de l y que al mismo tiempo se ha hecho reconocer como losensible por excelencia.(24)

    El entendimiento, que quiere dar con la esencia de las cosas, necesita desplazarse hacia elinterior de lo que le rodea, pero para ello tiene que recurrir al fenmeno como mediador, ya que ste es quien anuda al entendimiento con el interior.(25)Pero el fenmeno es unarealidad cambiante y mltiple, en lugar de acercar al entendimiento hacia aquella esenciaque busca lo ir apartando de su camino, como seala Garaudy, el fenmeno adopta laapariencia de una pantalla entre el entendimiento y el interior de las cosas.(26)

    Ante la mirada de nuestro entendimiento el fenmeno se presenta emborronando lavisin del mundo que nos rodea. Pero en este punto del devenir de la dialctica, el enten-dimiento an busca esas leyes inmutables. No obstante, la esencia de lo que acontece, laexplicacin buscada en el interior de las cosas, es el concepto en su desplegarse,

    pero en cuanto elconceptocomo concepto del entendimiento es lo mismo que elinterior

    de las cosas [es lo mismo que ellogosde las cosas], resulta queeste cambio se convierte para l [para el entendimiento] enley del interior .(27)

    As pues, el entendimiento, que buscaba en el interior aquello que resistiese al cambio,har la experiencia de que si lo interno del mundo es la esencia de lo que acontece, enton-ces tiene que dar cuenta del cambio mismo. All donde buscaba la quietud y lo inmutabledar con la verdadera esencia de un mundo en constante movimiento. Por tanto, lo quecrea verdad eterna se le va a deshacer entre los dedos, aparecindose como convertidaen su contrario. La quietud anhelada se va a convertir, para el entendimiento, en un mo-vimiento que duplicar el mundo suprasensible, creando una segunda imagen de ste,invertida respecto de la primera.

    Llegamos pues a la gura del mundo invertido. Aquel mundo suprasensible hacia elcual diriga su mirada el entendimiento, ese reino tranquilo de leyes, donde hallar unaverdad inmune al cambio que acontece en el mundo fenomnico, se ha dado la vuelta, hadevenido el origen de toda la irrealidad del mundo apareciente, en palabras de Hegel:

    (24)DeborD 1992: 21-22.(25)HeGel 2009: 245.(26)GArAuDy1962: 218.(27)HeGel 2009: 259.

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    Aquello primero y suprasensible, es decir, el tranquilo o quieto reino de las leyes, queno era sino copia inmediata o re ejo inmediato del mundo percibido, se muda en locontrario [es decir, experimenta una inversin que lo convierte en lo contrario], laley era en principio lo que permanece igual a s mismo as como sus diferencias peroahora queda puesto y establecido que ambas cosas son ms bien lo contraro de s mismas, () Este segundo mundo suprasensible es de esta forma el mundoal revs[odel revs].(28)

    Esta inversin va a desplazarse al mundo espectacular. Si el espectculo pareca que senos haba presentado, en un primer trmino, como una pantalla entre nosotros y el mun-do, una mirada ms certera hacia tal fenmeno nos permitir apreciar, como ha seala-do Debord en la tesis 6 de La sociedad del espectculo, que el espectculo no es una reali-dad ajena al mundo sino la verdadera realidad de ste, ella es su verdadera esencia au-toproducida, resultado de los modos de produccin dominantes. Como seala Hyppoliteen su comentario sobre la Fenomenologa: no hay que buscar el mundo invertidoen otromundo, sino que se halla presente en este mundo, que a la vez es l mismo y su otro.(29) Si la conciencia hegeliana, en esta fase de su desarrollo espiritual, pretende superar lasapariencias de lo fenomnico en su presencia espectacular, dirigindose a las regionesinternas de la realidad, encontrar que all mismo est instalado el espectculo en suesencia, l es el corazn mismo de esta sociedad que ha devenido irreal. As pues, en laobra de Debord, en paralelo a la obra hegeliana, el mundo se le va a volver del revs a laconciencia. Buscar un interior inmutable para la conciencia es una empresa vana, porque

    en dicho interior late la irrealidad en constante movimiento, es el mundo invertido queproduce como esencia lo inesencial, lo cambiante, lo banal, un mundo cuya esencia es elespectculo en su rme aparecer como tal. Hemos atravesado el teln y nos hemos dadocuenta de que lo que esperbamos encontrar se ha esfumado, es ms nunca hubo all nadaque buscar. Hegel, entonces, tena razn.

    Ahora bien, existe una diferencia evidente entre Hegel y Debord respecto de la nocinde mundo invertido. Para el primero, este concepto es una etapa en el desarrollo de laconciencia, una gura que ser superada conforme ella tome conciencia de s, cuando sea

    consciente de que ella es lo que est detrs del teln. Sin embargo, para Debord, la inver-sin del mundo ha devenido el estado perpetuo de lo real, la permanencia de un tiempomarcado por la acumulacin fugaz de irrealidades, donde la conciencia ha optado portomar el camino del sueo y de la ausencia.

    5. lA imAGen en el espeJo

    El mundo del espectculo nos rodea por todas partes, es lo cotidiano y a la vez la esencia

    de lo cotidiano, una realidad distorsionadora que se ha desplazado hacia el centro sobre el(28)HeGel 2009: 260-261.(29)Hyppolite 1974: 126.

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    Guy Debord: el espectculo, la mercanca y la inversin de la realidad

    que gravita el mundo humano, y, como hemos visto, va a darle la vuelta a la realidad, con-virtindose as en un mundo realmente invertido. En un escrito de Daniel Blanchard delos aos noventa, en el que rememora su relacin con Guy Debord, durante la poca de laInternacional Situacionista y Socialismo o Barbarie, hace referencia al papel central

    que juega, en la obra de aquel, la nocin de espejo. Tal y como seala Blanchard: la guradel espejo el espejo que esposa ms o menos la imagen uctuante de lo real, pero que almismo tiempo la invierte uni ca profundamente el trabajo de Debord.(30)Este espejo esel espectculo mismo, copia invertida de un mundo que ha perdido toda esencialidad, ele-mento distorsionador de una realidad convertida en mera imagen apareciente, un re ejoque pide ser contemplado como una banalidad sin contenido ni relevancia.

    La tensin dialctica entre mundo humano y mundo espectacular se ha resuelto a favorde ste ltimo, poniendo, con ello, la falsedad de la apariencia como verdadera, l mismo

    es laa rmacinde la apariencia y la a rmacin de toda vida humana, es decir social,como simple apariencia.(31)Por ello puede decir Debord que ste es el verdadero mundoinvertido, all donde el progreso histrico y social, oponindose a la visin hegeliana, nose encamina hacia la verdad sino hacia la falsedad. La crtica que alcanza la verdad delespectculo lo descubre como lanegacinvisible de la vida; como una negacin de lavida que se ha hecho visible.(32)As la distorsin queda consumada, el espectculo niega lavida e instala dicha negacin como realidad ltima, espectacular y autnoma. La verdadde la vida queda reducida a un momento del devenir de esta dialctica imparable quedesemboca en la falsedad de la apariencia. La nica verdad es la realidad invertida delplanteamiento hegeliano: toda etapa aparentemente real es un paso ms en el progresodel espectculo, un devenir invertido que en vez de progresar hacia la verdad progresaen el aumento de la irrealidad, donde sta cobra ms y ms autonoma, donde la verdadha quedado desplazada a ser una etapa previa de la falsedad, terminando por instaurar asta ltima como la verdadera realidad. No existe, por tanto, un progreso hacia la obten-cin de la verdad sino hacia la acumulacin de mercancas, concentradas hasta tal grado

    de abstraccin que han devenido irreales, representaciones de ellas mismas que conside-ramos como verdaderas realidades.(33)La inversin ha quedado completada:

    cada nocin as jada no tiene otro fondo que su paso a lo opuesto: la realidad surgeen el espectculo, y el espectculo es real. Esta alienacin recproca es la esencia y elsostn de la sociedad existente.(34)

    (30)blAncHArD2007: 94-95.(31)DeborD 1992: 6.(32)DeborD 1992: 6.(33) Tesis 18: All donde el mundo real se cambia en simples imgenes, las simples imgenes se convierten en

    seres reales y en las motivaciones e cientes de un comportamiento hipntico (DeborD 1992: 9).(34)DeborD 1992: 6

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    El espectculo es el mundo invertido hegeliano porque le ha dado la vuelta a la vida, se hadesdoblado en l mismo y su contrario, poniendo como verdadera esencia su yo irreal queaparece como imagen de s. Pero como ha sealado Hyppolite no es un mundo transcen-dente, sino que es ste mismo, proyectado como ideal y como inversin.(35)

    Ahora bien, si hemos visto la comparacin que ha presentado Blanchard entre la no-cin de espectculo para Debord y la imagen del espejo; Gadamer, en su texto sobre la -gura del mundo invertido hegeliano, recurrir igualmente a hacer uso de la analoga conel espejo. Acaso no hace esto ms patente los estrechos vnculos existentes entre ambos:espectculo y mundo invertido? El mundo que nos rodea es l mismo y su imagen re e- jada en un espejo, un espejo que es la esencia misma del espectculo, el desdoblamientodel mundo en otra realidad cada da mas autosu ciente. Sin duda tiene razn Gadamer,cuando aade que esta caracterstica es la clave de toda stira, cuestin que puede ser

    extendida a la nocin de espectculo.(36)El espectculo es la inversin satrica del mundoreal, es el mundo devenido en su propia parodia,(37)la vida reducida al acaparamiento debienes de consumo cada da ms efmeros, la apologa de una vida que a rma su propiafugacidad autocomplaciente mientras se ve a s misma y a la imagen de su felicidad a tra-vs de una pantalla. La consecuencia de todo ello es que la productividad espectaculardeja de dirigirse hacia la potenciacin de nuevas posibilidades de vida, para destinarsea una acumulacin desorbitada de mercancas que ahogan la vida, hacia la produccinde falsedades sacralizadas que alejan nuestra mirada de una vida que se difumina.(38) Vivimos el espectculo, dentro de l, a travs de l, nuestra vida est tan mediatizada porlas imgenes del espectculo que no podemos imaginar que pueda existir otro lado delespejo, sta es nuestra comedia, la representacin cotidiana de una parodia de la vida.Mientras nuestra existencia se diluye cada da ms, dentro de unos bordes cada vez msreducidos, aquellos que el espectculo nos impone de forma velada, con nuestro consen-timiento complaciente, todos los das.

    (35) No obstante, conviene sealar que, si en La sociedad del espectculode nir dos tipos de ser del espectculo:lo espectacular concentrado y lo espectacular difuso, en losComentarios, aadir un tercero tipo que combinaambos: lo espectacular integrado, tendente a imponerse cada vez ms y a superar con ello ese aparentealejamiento existente entre mundo humano y mundo espectacular. El sentido nal de lo espectacular integradoes que se ha integrado en la realidad misma a medida que hablaba de ella, y que la reconstruy tal y como de ellahablaba. De manera que esa realidad ahora ya no permanece frente a lo espectacular como algo que fuese ajeno ().El espectculo se ha entremezclado con toda realidad, por efecto de irradiacin (DeborD 1999: 21).

    (36)GADAmer2000: 68.(37) En trminos similares se expresa Georges Bataille, alguien in uido igualmente por la losofa hegeliana peroEn trminos similares se expresa Georges Bataille, alguien in uido igualmente por la losofa hegeliana pero

    alejado del situacionismo de Debord: Est claro que el mundo es puramente pardico, es decir que cada cosa quese mira es la parodia de otra, o incluso la misma bajo una forma decepcionante (bAtAille 2011: 9).

    (38) Tesis 17: La primera fase de la dominacin de la economa sobre la vida social haba acarreado en la de nicinde toda realizacin humana una evidente degradacin del ser en el tener . La fase presente de la ocupacin total dela vida social por los resultados acumulados de la economa conduce a un desplazamiento generalizado deltener al parecer . (DeborD 1992: 9).

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    Guy Debord: el espectculo, la mercanca y la inversin de la realidad

    6. el munDo espectAculAr y lA viDA enAJenADA

    En el centro de todas las cuestiones propuestas por Debord y por los situacionistas es im-posible no ver el legado de Marx, especialmente en la nocin de mercanca, pero tambinen la de alineacin,(39)la estrecha relacin entre ambas ser esencial en Marx y tambinen Debord. El espectculo, cuyo juego de fuerzas desplegado ha invertido el mundo, es laconsolidacin de la alienacin de nitiva, el pulso ganando a un mundo, cuya poblacin,instalada en la imagen desdoblada de ste, lo siente cada vez ms lejano. Ello mismo apa-rece ya expuesto en los textos de la Internacional Situacionista, donde se dice:

    Lo extrao rodea por todas partes al hombre convirtindolo en un extrao en supropio mundo. El brbaro ya no est en los con nes de la Tierra, sino aqu, convertidoprecisamente en brbaro por su participacin obligada en el consumo jerarquizado.(40)

    Aunque Debord ser ms explicito, unos aos despus, en la tesis 32 de su obra: El es-pectculo en la sociedad corresponde a una fabricacin concreta de la alienacin.(41) Espectculo y alienacin se dan la mano consumando la esclavitud de nitiva, la que seoculta bajo la aparente felicidad y bienestar, las cuales van a pasar a ser cuanti cablesen funcin de la mercanca disponible. As pues, la nueva medida de bienestar ser lacantidad de mercanca acumulada, que queda instaurada como condicin de posibilidadde una felicidad enajenante.(42) Porque los tiempos del espectculo son, en de nitiva, lostiempos de la primaca de lo econmico frente a lo social, los tiempos de la hipertro a dela economa, hasta tal grado, que ha devorado la poltica, convirtindola en subordinada.Hoy, dcadas despus de la publicacin de La sociedad del espectculo,tal visin de la socie-dad contempornea no ha hecho ms que consolidarse.

    Pero la fuerza del espectculo reside en su apariencia beati ca y reconciliadora, tanfalsa como irreal. En un mundo cada vez ms fragmentado y disperso el espectculomuestra un modelo aparente de uni cacin. En una sociedad cada vez mas atomizada elespectculo uni ca conductas y caracteres, pero los uni ca en la dispersin, recomponelos fragmentos de la sociedad en el plano de la representacin, mostrando una imagenvaca de reconciliacin social, como el destino ltimo de una larga noche reparadora pla-gada de sombras. En un mundo donde nicamente existen conciencias dispersas, inmer-

    (39) En susManuscritos de 1844haba escrito Marx. La enajenacin aparece tanto en el hecho de mi medio de vidaes deotro, quemideseo es la posesin inaccesible deotro, como en el hecho de que cada cosa es otra que ella misma,que mi actividad esotra cosa, que, por ultimo (y esto es vlido tambin para el capitalista), domina en general el poder inhumano (mArx 2003: 163).

    (40)internAcionAl situAcionistA 2000b: 383.(41)DeborD 1992: 16.(42) Esta misma realidad fue vista por Horkheimer y Adorno, unas dcadas antes de Debord, a raz de su estancia en

    los EE.UU. tras el ascenso del nazismo al poder en Alemania. En su obra Dialctica de la Ilustracin, publicada durantela II Guerra Mundial, aunque revisada posteriormente, exponen: Aqu [en EE.UU.] no hay ninguna diferencia entreel destino econmico y el hombre mismo. Nadie es otra cosa que su patrimonio, que su sueldo, que su posicin, quesus oportunidades. () Los individuos valoran su propio s mismo de acuerdo con su valor de mercado y aprendenlo que son a travs de lo que les acontece en la economa capitalista (HorkHeimer -ADorno 2003: 253).

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    sas en un entramado de relaciones sociales irreales, los avances en nuevas tecnologas yrealidad virtual no hacen sino poner de mani esto esta cuestin apuntada por Debord: elespacio social tiende a desaparecer y la nica forma de interaccin viene mediada por elespectculo, es ya el espectculo mismo como nico nexo social posible, en su carcter de

    relacin social entre personas, mediatizada por las imgenes.(43)

    Tengamos presente querespecto de la mercanca haba dicho Marx, que su carcter de fetiche sacralizado

    consiste sencillamente, pues, en que la misma re eja ante los hombres el carctersocial de su propio trabajo, (), en que tambin re eja la relacin social que mediaentre los productores y el trabajo global, como una relacin social entre objetos,existente al margen de los productores.(44)

    Como hemos visto, el espectculo es la absolutizacin de este fenmeno, la instauracinde la mercanca como centro de toda vida humana, la totalizacin del mercantilismo has-

    ta llegar a afectar a las relaciones humanas. Pero la mediacin de la mercanca, instala-da como ncleo social, es suotropresentado como imagen de s, como copia invertida eirreal, un mundo al otro lado del espejo que recompone en la retina del espectador losfragmentos dispersos de una realidad ausente. La consecuencia de todo ello, como apuntaFernandez-Savater, es que: La sociedad del espectculo es, sobre todo, una sociedad sin poltica.(45) En un mundo donde la forma-imagen se ha convertido en la nica realidad,todo discurso sobre el correcto funcionamiento del entramado social ha quedado im-posibilitado. El nico dilogo posible es, en verdad, un monologo absoluto,(46) el discursovaco del espectculo en su cadena incesante de imgenes, que condenan al espectadora una vida contemplativa eternizada. La poltica resulta imposible porque todo espaciode discusin civil ha quedado borrado, all donde la organizacin social ha sido reducidaa un mero clculo estratgico determinado por las leyes de mercado. En este mundo deprincipios del siglo XXI, donde la economa lo invade todo, convirtindose en un verdade-ro peligro a gran escala, los espacios pblicos han sido secuestrados por un espectculototalizador, que impone la incomunicacin y el aislamiento como estado mental perpetuode una sociedad que parece haber renunciado a su autonoma.(47)

    (43)DeborD 1992: 4.(44)mArx 1978: 88.(45)FernAnDez-sAvAter 1999: 88.(46) Tesis 24: El espectculo es el discurso ininterrumpido que el orden presente mantiene consigo mismo, su

    monlogo elogioso. Es el autorretrato del poder en la poca de su gestin totalitaria de las condiciones de existencia(DeborD 1992: 12).

    (47) El gobierno del espectculo, que ostenta actualmente todos los medios de falsi car el conjunto tanto dela produccin como de la percepcin, es dueo absoluto de los recuerdos, as como es dueo incontrolado de losproyectos que forjan el porvenir ms lejano. Reina solo en todas partes:ejecuta sus juicios sumarios (DeborD 1999: 22).

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    Guy Debord: el espectculo, la mercanca y la inversin de la realidad

    7. De lA teorA A lA prAxis

    El espectculo es el mundo de la mercanca acumulada como imagen de s hasta tal gradoque ha terminado por invertir las categoras ontolgicas de verdad/falsedad, realidad/irrealidad, convirtiendo la falsedad en verdad. Se ha impuesto a s mismo como verda-dera realidad de un mundo que ha ocultado bajo capas de imgenes, es la consolidacinde nitiva del verso de Rimbaud que dice: La verdadera vida est ausente.(48)Pero estarealidad desdoblada como copia de s, como espejo distorsionado de una ausencia, pide sercontemplada y adorada como un nuevo dolo,(49)nuevo mito contemporneo de progreso y bienestar. Esta pasividad del espectador ante el espectculo que le rodea, herencia deuna tradicin de pensamiento que prima allogosfrente a la praxis, ser profundamentecriticada por Debord:

    El espectculo es el heredero de toda ladebilidaddel proyecto los co occidentalque fue una comprensin de la actividad, dominada por las categoras delver ().No realiza la losofa, loso za la realidad. Es la vida concreta de todos que se hadegradado en universoespeculativo.(50)

    Lavita contemplativaha conducido inevitablemente a la alienacin del sujeto, hacindo-le consciente de la distancia insalvable que se abre entre l y el mundo que le rodea. Laesencia humana para Debord, al contrario de la tradicin occidental, se encuentra en su praxisvital, el sujeto no es su pensamiento sino su actividad, inscrita en un mundo cuyo

    referente ltimo es la actividad poltica. As pues, no-actuar es en de nitiva no-vivir, novivir como ser humano es ser cmplice del espectculo, aceptar sus designios y renunciara nuestras capacidades.(51)Porque si a algo nos ha incitado Debord y los situacionistas esa ser actores de nuestra propia vida, no meros espectadores, sino parte activa en la tragi-comedia de todos los das. Porque en verdad la vida cotidiana es el espacio de la accin, elcampo de batalla donde se dan todas las luchas, y la accin poltica el medio para lograr elcambio.(52)Si el espectculo es alienante es porque reduce nuestra capacidad de reaccin,nuestra capacidad de vivir, en de nitiva. As, el individuo ha devenido un espectador queha renunciado a la accin a favor de la contemplacin, la cual, para Debord, niega la vida ynos aleja de nosotros mismos, porque el espectador cuanto ms contempla, menos vive;

    (48)r imbAuD1993: 135.(49) Tesis 20: El espectculo es la reconstruccin material de la ilusin religiosa ( ((DeborD 1992: 10).(50)DeborD 1992: 10.(51) Estos planteamientos ya estaban anunciados por Debord y la Internacional Situacionista en su texto

    fundacional, Informe sobre la construccin de situaciones de 1957: La situacin se hace para ser vivida porsus constructores. El papel del pblico, que si no pasivo slo es de gurante, ha de disminuir siempre, a medidaque aumente la parte de aquellos que no pueden ser llamados actores sino, en un sentido nuevo de este trmino,vividores(internAcionAl situAcionistA 2000a: 218).

    (52) Lo que pasa es que hay que reinventar la revolucin, eso es todo (internAcionAl situAcionistA 2000a: 171).Pero por qu parece tan difcil esta reinvencin? No lo es tanto si se hace a partir de una experiencia de vidacotidiana libre (es decir, a partir de la bsqueda de la libertad en la vida cotidiana) (internAcionAl situAcionistA 2000b:239).

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    cuanto ms acepta reconocerse en las imgenes dominantes de la necesidad, menos com-prende su propia existencia y su propio deseo.(53)

    En este rechazo de la losofa especulativa, en su apuesta por un pensamiento que seentrecruza con la praxis vital, Debord nuevamente se posiciona junto a Marx, es imposi-

    ble no tener presente aqu lasTesis sobre Feuerbach, que estn en el centro de la critica alpensamiento abstracto en Debord. En la nota preliminar a la edicin de 1888 de la obra: Ludwig Feuerbach y el n de la losofa clsica alemana,Engels hace referencia a tales tesiscomo un texto fragmentario, apenas unas notas de Marx no destinadas a su publicacin,pero de un valor inapreciable, por ser el primer documento en que se contiene el germengenial de la nueva concepcin del mundo.(54)Este mundo hacia el que apunta Engels es unmundo re-invertido, donde lo abstracto se determina por lo concreto, donde la vida es vis-ta en su carcter esencialmente prctico frente a cualquier misti cacin. Precisamente

    el espectculo de Debord es lo opuesto a ese mundo del que habla Engels,(55)el mundoespectacular es aqul que mantiene la inversin, donde la realidad se ha convertido enrepresentacin de s misma y la imagen en centro de la vida, es lootropresentndosecomo nosotros mismos, llegado a tal punto de acumulacin que nos atraviesa la piel ylos huesos. El proyecto de los situacionistas y de Debord, enlazar estrechamente conaquella concepcin del mundo expuesta por Engels. No obstante, aunque Marx es siempreel referente, es indudable que en ltimo trmino ambos se encuentran bajo la larga estelahegeliana, ellos y todo el pensamiento revolucionario del siglo XIX y parte del XX. En sutesis 78 Debord dir:

    El pensamiento de la historia no puede ser salvado ms que deviniendo pensamientoprctico; y la prctica del proletariado como clase revolucionaria no puede sermenos que la conciencia histrica operando sobre la totalidad de su mundo. Todaslas corrientes tericas del movimiento obrerorevolucionariohan surgido de unenfrentamiento crtico con el pensamiento hegeliano, tanto en Marx como en Stirnero Bakunin.(56)

    Toda losofa que quiera dar cuenta de los acontecimientos histricos debe abandonar las

    regiones especulativas y volver su vista hacia la praxis. LasTesis sobre Feuerbachmarcaneste comienzo, el proyecto de abandonar la inactividad contemplativa heredera de la tra-dicin, dentro de la que se encuentra todo el materialismo, incluido el de Feuerbach, paradirigir la mirada hacia el factor de la actividad humana. Pero no para continuar siendouna mera hermenutica de la realidad, sino para operar en su transformacin. Porqueeste mundo exige ser renovado, hacia ello apunt el surrealismo en los aos treinta del

    (53)DeborD 1992: 16.(54)mArx-enGels 1970: 17.(55) Tesis 216: Al contrario del proyecto resumido en lasTesis sobre Feuerbach(la realizacin de la losofa en la

    praxis que supera la oposicin entre el idealismo y el materialismo), el espectculo conserva a la vez, e impone enel pseudo-concreto de su universo, los caracteres ideolgicos del materialismo y del idealismo (DeborD 1992: 165).

    (56)DeborD 1992: 53-54.

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    Guy Debord: el espectculo, la mercanca y la inversin de la realidad

    siglo XX, como hemos visto en las palabras de Breton, y su in uencia es evidente en lossituacionistas cuando dicen: El nico trabajo til esta por hacer: reconstruir la socie-El nico trabajo til esta por hacer: reconstruir la socie-dad y la vida sobre otras bases.(57)La dialctica hegeliana es el mtodo que ha permitidoreconstruir la serie de contradicciones internas del mundo que vivimos. Pero all donde

    Hegel presenta la reconciliacin de las contradicciones en la gura del concepto, Marxpresentar la actividad prctica revolucionaria en el mundo real. La reconciliacin de lascontradicciones que se desarrollan en el mundo no puede darse en el orden especulativo,como ya se ha sealado en lasTesis sobre Feuerbach, esto slo puede darse gracias a la ac-tividad prctica, una actividad revolucionaria que reinvierta el idealismo, que site tododestino en el mundo humano, all donde se inscribe la praxis vital.(58)

    8. un espectculo AntiGuo

    Como hemos visto, Debord ha caracterizado el espectculo como la a rmacin de la apa-riencia, es la negacin de la vida que se ha instaurado en su aparecer como verdaderarealidad visible, nico centro del mundo ante nuestra mirada cmplice. El espectculoes la culminacin de un proceso de dominacin que ha terminado por conquistar todaslas parcelas de la vida. Ms all del espacio laboral ha aterrizado en el mundo del ocio ydel tiempo libre, conduciendo a la alienacin completa de la vida humana, reducida nal-mente a mera apariencia, contemplacin banal de una vida que ya no nos pertenece. El

    espectculo es la alienacin de toda nocin existente, la inversin completa de la realidad,donde todo concepto se convierte en su contrario. Ahora bien, si nos hemos movido entodo momento bajo la rbita de pensadores como Marx, Hegel o Lukcs, acaso no existeun claro trasfondo idealista, de raz platnica, subyacente al pensamiento de Debord? Noresulta ser un eco que, a cada paso que damos dentro de la red del espectculo, va reso-nando cada vez con mayor fuerza? En verdad esto parece evidente al desentraar el juegode oposiciones que propone en su obra: vida/espectculo, realidad/irrealidad, verdad/falsedad... Si Debord expone la tensin dialctica existente entre estos dos espacios clara-

    mente diferenciados es para optar, en de nitiva, por uno de ellos, frente a la falsedad de laapariencia la nica escapatoria posible es apostar por la realidad de una vida plena, msreal y verdadera: Emanciparse de las bases materiales de la verdad invertida, he aqu enqu consiste la autoemancipacin de nuestra poca.(59)Y sin embargo, cul es esa verdadirreal de la que emanciparse est lejos de ser una cuestin sencilla, y mucho menos unasupuesta vida ms verdadera hacia la que dirigir nuestros esfuerzos.

    (57)internAcionAl situAcionistA 2000b: 249.(58) Tesis 79: El carcter inseparable de la teora de Marx y del mtodo hegeliano es a su vez inseparable del

    carcter revolucionario de esta teora, es decir, de su verdad (DeborD 1992: 54).(59)DeborD 1992: 168.

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    Si el espectculo es una representacin invertida de la vida, una imagen irreal de sta,entonces nos encontramos con una otra vida de la cual el espectculo es surepresenta-cin,su copia invertidaPero entonces cabe preguntarse cul es esa vida real? En qutrminos se de ne? Acaso no late en todo ello una clara similitud con elmito de la caverna

    de Platn?(60)

    Aquellos prisioneros encadenados en el fondo de la caverna platnica, obli-gados a contemplar una pared en la que se proyectan las sombras de los objetos, son losprisioneros mismos del espectculo de Debord, siervos voluntarios de una realidad quelos aliena pero de la que renuncian desprenderse.(61)Los hombres que contemplan las som-bras que se deslizan por la pared de la caverna creen que ellas son la nica realidad queexiste, pues no conocen otra, han nacido dentro de una estructura social donde la vidase reduce a la contemplacin de una sucesin de imgenes irreales. Es evidente la clararelacin que se establece entre elmito de la cavernay la visin del espectculo, cuando

    segn Debord:La conciencia espectadora, prisionera en un universo aplastado, limitado por la pantalladel espectculo, detrs de la cual su propia vida ha sido deportada, no conocems que losinterlocutores cticiosque le hablan unilateralmente de su mercanca y dela poltica de su mercanca.(62)

    No obstante, esta crtica a la contemplacin recurrente en la obra de Debord se remonta,una vez ms, a autores precedentes. La encontramos ya en Lukcs, quien expone que, se-gn la interpretacin marxista:

    es una evidencia que la industria, el capitalista como portador del progresoeconmico, tcnico, etc., no acta, sino que es actuado, que su actividad se agota enla observacin y el clculo correctos de los efectos objetivos de las leyes naturales dela sociedad.(63)

    Porque tanto para Debord como para Lukcs la actitud contemplativa es inherente a latradicin de pensamiento occidental, cuya ltima expresin es la sociedad espectacular,aquella tradicin que considera a la ciencia fsica como verdadero discurso explicativo dela realidad y a la experimentacin como herramienta para desentraar sus claves.(64)

    Esta vida contemplativa criticada por Debord, consecuencia inevitable del desarrollode la forma-mercanca convertida en forma-imagen, es la vida misma de los habitantes

    (60) En esta misma direccin apunta Frdric Schriffter, quien en su obra sobre Debord, escrita en un claro tonopolmico, seala: No es necesario, sin embargo, ser un gran erudito en losofa para saber que si una teora a rmaque todo lo que existe procede de unaesenciaoriginal, de unanaturalezao de un ser , nos las vemos con una (vieja)metafsica (scHriFFter 2005: 29).

    (61) Al contrario de lo que seala Aurelio Sainz en su artculo sobre Debord, Transformacin de la sociedaddel espectculo, donde propone una lectura inmanente de La sociedad del espectculo, consideramos, al igual queSchriffter o Jappe, que existe un claro platonismo en la obra de Debord, obviado muchas veces por sus defensores.

    (62)DeborD 1992: 166.(63)l ukcs 1968: 180.(64) Tesis 216: El lado contemplativo del viejo materialismo que concibe el mundo como representacin y no

    como actividad - y que idealiza nalmente la materia - se cumple en el espectculo, donde las cosas concretas sonautomticamente dueas de la vida social (DeborD 1992: 165).

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    Guy Debord: el espectculo, la mercanca y la inversin de la realidad

    subterrneos de la caverna de Platn, consumidores de sombras sin vida. Al igual que losactores del espectculo de Debord, ellos viven inmersos en un juego de apariencias quetoman por la nica realidad existente, mientras tras de s queda la vida inexplorada, larealidad plena que oculta sus secretos. Las sombras de la caverna, como totalidad de un

    espectculo completo, instauran el monopolio de la apariencia, son la positividad indis-cutible que no deja un resquicio, exigiendo una aceptacin pasiva a todos sus espectado-res.(65)Es el decorado eterno y banal que se desplaza por todos los niveles de la existencia,una actuacin cuya puesta en escena se extiende hasta el patio de butacas, donde se ins-talan los espectadores, verdaderos actores de la obra, gurantes de una representacinen la que han renunciado a actuar, limitndose a contemplar el decorado del teatro de suspropias vidas. Porque, para Debord, en este mundo espectacular, el actor ha ido progresi-vamente renunciando a su capacidad de actuacin, ha preferido situarse en el fondo de la

    caverna, ubicarse entre las sombras de un mundo escindido, dividido entre s mismo y suopuesto, donde ya slo queda el re ejo irreal, puesto que la esencia se nos ha escapado. Sinembargo, ello no desemboca en una tragedia sino en la farsa. Es la vida invertida la quese presenta ante nuestros ojos complacientes, inversin satrica de un mundo distante yoculto.

    Llegados a este punto retomamos lo dicho por Gadamer respecto del mundo invertidohegeliano como stira.(66)El espectculo es dicha stira, y al mismo tiempo es diferente enlo esencial. Porque es una stira sin capacidad crtica, ha renunciado a todo mensaje queno sea su autoproduccin grati cante, es la parodia de una vida sin con icto, la bufonadasin trasfondo. La realidad espectacular, autoimpuesta como la verdadera realidad, all donde ha invertido la distincin entre verdad y falsedad, entre realidad e irrealidad, seha con gurado como una visin re ejada de la vida que se ha vuelto del revs, una vidareducida a elementos banales e inconexos bajo una aparente capa de felicidad que ocultala vacuidad de todo ello, el consumo continuo de mercancas en busca de una autorreali-zacin imposible.(67)Como seala Gadamer, el objetivo de toda stira es la denuncia de la

    hipocresa y la falsedad, pero el espectculo es la ocultacin de todo ello, el abandono detoda voluntad de denuncia. Porque, tal y como lo presenta Debord, es la falsedad conver-tida en centro de la realidad, es la irrealidad como esencia. En una sociedad dominada porel espectculo, la crtica ha perdido toda fuerza, consecuencia inevitable de un mundoque ha renunciado para siempre a quitarse la venda de los ojos; mientras apuesta por un

    (65) Excepto un legado todava importante, pero destinado a menguar cada vez ms, de libros y de edi ciosantiguos, por lo dems con cada vez mayor frecuencias seleccionados y puestos en perspectiva segn lasconveniencias del espectculo, no existe ya nada, ni en la cultura ni en la naturaleza, que no haya sido transformado y contaminado conforme a los medios y a los intereses de la industria moderna (DeborD 1999: 21-22). Vase notas35 y 46.

    (66)GADAmer2000: 68.(67) Tesis 219: El reconocimiento y el consumo de mercancas estn en el centro de esta pseudorespuesta a una

    comunicacin sin respuesta (DeborD 1992: 167).

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    24 Cuaderno de Materiales24, 2012, 5-25, ISSN: 1139-4382

    Jaime Abad Montesinos

    Panem et circenses(68)permanente, sin saber que es su propia vida, reducida a farsa, lo queest viendo representado.

    biblioGrAFA bAtAille , G. (2011): L' anus solairesuivi deSacri ces.Paris: Nouvelles ditions lignes. blAncHArD, D. (2007):Crisis de palabrasMadrid: Acuarela libros. breDlow , L. A. (1999): Prlogo a los situacionistas, Revista Archipilago,N39, pp. 87-

    89. breton , A. (1992):uvres Compltes Vol II . Paris: Gallimard. DeborD, G. (1992): La socit du spectacle. Paris: Gallimard. DeborD, G. (1999):Comentarios sobre la sociedad del espectculo. Barcelona: Anagrama.

    DeborD, G.(2001):Consideraciones sobre al asesinato de Grard Lebovici. Barcelona:Anagrama.

    DeborD, G.(2006): El planeta enfermo. Barcelona: Anagrama. FernAnDez-sAvAter , A. (1999):El espectculo como aniquilacin de la poltica, Revista

    Archipilago,N39, pp. 92-97. GADAmer, H. -G. (2000): La dialctica de Hegel. Madrid: Ctedra. GArAuDy, R. (1962): Dieu est mort tude sur Hegel. Paris: P.U.F. HeGel, G. W. F. (2009): Fenomenologa del esprituValencia: Pre-Textos. HorkHeimer , M.;ADorno , Th. (2003): Dialctica de la Ilustracin. Madrid: Trotta. Hyppolite , J. (1974):Gnesis y estructura de la Fenomenologa del espritu de Hegel

    Madrid: Pennsula. internAcionAl situAcionistA (2000a): Textos completos en castellano de la revista

    Internationale Situationniste (1958-1969). Vol. I La realizacin del arte. InternationaleSituationniste n 1-6 ms Informe sobre la construccin de situaciones. Madrid:Ed. Literatura Gris.

    internAcionAl situAcionistA (2000b): Textos completos en castellano de la revis-ta Internationale Situationniste (1958-1969). Vol. II La supresin de la poltica.Internationale Situationniste n 7-10 ms Las tesis de Hamburgo de septiembre de1961. Madrid: Ed. Literatura Gris.

    internAcionAl situAcionistA (2001):Textos completos en castellano de la revista InternationaleSituationniste (1958-1969). Vol. III La prctica de la teora. Internationale Situationnisten 11-12 ms Tesis sobre la Internacional Situacionista y su tiempo. Madrid: Ed.Literatura Gris.

    JAppe, A. (1998):Guy Debord. Barcelona: Anagrama.

    (68) Juvenal.Stiras, Libro IV, v. 81.

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    Cuaderno de Materiales24, 2012, 5-25, ISSN: 1139-4382 25

    Guy Debord: el espectculo, la mercanca y la inversin de la realidad

    JuvenAl (1996):Stiras. Madrid: Alianza Editorial. l ukcs , G. (1968): Historia y conciencia de clase. Mxico D. F.: Grijalbo. r imbAuD, A. (1993): Posies Une saison en enfer Illuminations. Paris: Gallimard. r ousseAu, J.-J. (1967): Du Contrat Social. Paris: ditions Montaigne.

    sAinz

    pezonAGA

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    Grijalbo. vAneiGem, R. (2008):Tratado del saber vivir para el uso de las jvenes generaciones. Barcelona:

    Anagrama.

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    Keywords: intrinsicality, inverted spectrum,knowledge argument, mental experiment, qualia,zombie.

    los quAliA: intuiciones y ArGumentos . Apuntes pArA unA nuevA AproximAcin

    Asier Arias Domnguez

    Resumen: En el presente artculo introducimos enprimer trmino una caracterizacin de la pluralunidad que encierra la nocin dequaliatal y como lamisma es habitualmente utilizada en la losofa de lamente contempornea, defendemos a continuacinuna concepcin alternativa de dicha nocin basadaen el rechazo de la propiedad de segundo orden de laintrinsecalidad y presentamos los argumentos quehan sido utilizados enintuitiva defensade la existenciade losqualiapara criticarlos brevemente despus a laluz de nuestra concepcin alternativa.

    Palabras clave: argumento epistemolgico, espectroinvertido, experimento mental, intrinsecalidad,qualia, zombi.

    Abstract: This paper rst introduces a characterizationof the plural unit that contains the notion of qualia as itis commonly used in contemporary philosophy of mind,then it defends an alternative analysis of this notionbased on the rejection of the second order property of intrinsicality and introduces the arguments that havebeen used in defense of qualia to brie y criticize themin the light of that alternative analysis.

    1. Aqu se reFieren los FilsoFos con estA nocin ?

    La nocin dequalia(1) posee, ciertamente, un tipo de univocidad ms intuitivo que real,pues, a pesar de que comparten un ciertoaire de familialas nociones dequaliautilizadas por

    cada uno de los lsofos de la mente que han contribuido a la consolidacin semntica deeste genitor latino de cognados, ella, la nocin en singular, se yergue como una colec-cin de intuiciones cuyas demarcaciones no se muestran apenas de nidas.(2) Trataremosen este primer apartado de mostrar esa plural unidad intuitiva de la nocin dequaliaatravs de las de niciones explcitas de dichos lsofos, as como de algunas tomadas deacreditadas enciclopedias y diccionarios especializados.

    (1) Nocin que Andy Clark ha denominado la estrella del espectculo (the star of the show) de las teoras de laconciencia (clArk 2001: 171).

    (2) En este sentido, Nora Stigol, en su artculo Representacionalismo y qualia, seala que partede la polmicaen torno a losqualiagravita, a su modo de ver, en la falta de una nocin compartida de qualia por los lsofosinvolucrados en [la] controversia (stiGol 2000: 32).

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    Asier Arias Domnguez

    Antes de comenzar a prestar brevemente atencin a las referidas de niciones explci-tas nos ser de ayuda bosquejar una caracterizacin general de lo que habitualmente seentiende porqualiaen el contexto de la losofa de la mente contempornea. Las palabras,provenientes del latn, quale y qualia (plural neutro de quale) son utilizadas en lo-

    sofa de la mente por analoga con las formas, igualmente latinas, quanta y quantum.Con ellas se pretende designar ciertas propiedades de determinados estados mentales: laspropiedadescualitativas(3) o fenomenolgicasde los estados mentales conscientes, es decir,aqullas en virtud de las cuales cabe decir que hay algo que es como tener esos estadosmentales conscientes o estar en ellos, esto es, las propiedades de tales estados dadas lascuales queda determinadocmo estenerlos o ser sujeto de los mismos. En la bibliogra-fa disponible acerca de losqualiay los problemas que stos ocasionaran a las tentativasnaturalistas(4) en losofa de la mente, stos son presentados a menudo como propiedades

    de los estados mentales conscientes quems nos valede nir negativamente; esta elusivaestrategia consiste en contraponer losqualiaal contenido intencionalo representacionaldelos estados mentales, con lo cual, mediante tal estrategia, somos slo informados acercade qu se supone quenoson losqualia. Esta de nicin negativa se apoya en la distincinentre el contenido intencional y elcontenido cualitativode los estados mentales conscientes.Pero, en qu consiste eso que no son losqualia?, es decir, qu es ese contenido intencio-nal al que habitualmente se contraponen stos en semejantes de niciones negativas? Sedenomina contenido intencional en la losofa analtica de la mente a aquellos aspectosde los estados mentales en virtud de los cualestal estado mental se re ere a (o es sobre)tal objeto y lo representa detal o cualmodo; estos aspectos intencionales de los estadosmentales son, en muy resumidas cuentas, los aspectos de los mismos en fuerza de loscuales ellos se dirigen a algo y en funcin de los cuales valores de verdad o condiciones desatisfaccin pueden serles atribuidos.(5)Estos aspectos intencionales de los estados menta-les (sucontenido intencional) suelen ilustrarse en referencia a las actitudes proposicionales,arquetipos del carcter intencional de los estados mentales. En funcin de su contenido

    intencional, pues, cabe decir de un estado mental que es errneo, falso o inapropiado (tales el caso, por ejemplo, de las creencias o los deseos, paradigmas de las actitudes proposi-

    (3) El sustantivo latino qualitas, que podemos considerar la raz de los dos sealados vocablos tcnicos, signi cacualidado manera de ser .

    (4) Dada la extensin de la que actualmente se dota a esta nocin introduciremos, a modo de somera acotacinde lo que con este trmino signi caremos a lo largo del artculo, dos breves alusiones: en primer lugar dejaremosque Hans-Johann Glock ilustre el cariz de lo que podramos denominarmtodo naturalista: Faced with apparentcounter-examples philosophical methods that do not rely on science, knowledge claims of a non-scienti c kind orentities beyond the natural world a naturalist has two options. She can either dismiss them as spurious or try toshow that on closer scrutiny they boil down to a scienti c or natural phenomenon (Glock 2008: 139); en segundolugar, apuntaremos al modo en que recientemente Penelope Maddy (mADDy2007), en continuidad con la quineananegacin de la posibilidad de elaborar la epistemologa como una losofa primera, ha presentado al lsofo natu-ralista como un prudente Second Philosopher.

    (5)seArle 1983

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    Los qualia: intuiciones y argumentos

    cionales); de este modo, el contenido intencional aparece caracterizado en la losofa dela mente contempornea como el portador de la normatividad de lo mental.

    Dnde estribara pues la diferencia entre ambos tipos decontenido? Aqu:

    Mientras que el contenido intencional de una experiencia particular () es un asuntodel modo en que esa experiencia representa el mundo, su contenido cualitativo es unasunto de cmo es tenerla.(6)

    A pesar de que no existe un acuerdo unnime al respecto, muchos autores consideran quedeterminados estados mentales carecen completamente de uno de ambos tipos de conte-nido. As, es frecuente encontrar que se alude a sensaciones corporales, como el dolor o elorgasmo, como estados mentales en los que no habra ms que contenido cualitativo, delmismo modo que es frecuente encontrar que se trata a las actitudes proposicionales comoportadoras de, exclusivamente, contenido intencional. Sobre la posibilidad y la plausibili-dad de tratar a determinados estados mentales como poseedores de uno o ambos de estosrasgos volveremos brevemente en el siguiente apartado. Por lo pronto, centrmonos en lascaracterizaciones y de niciones explcitas a las que aludamos.

    EnThe MIT Encyclopedia of the Cognitive Sciencesencontramos que su entradaQualiaco-mienza sealando que los trminos quale y qualia son habitualmente utilizados paracaracterizar las propiedadescualitativasy experiencialesde los estados mentales, y se haceeco a continuacin de las referidas divergencias entre los lsofos que entienden talespropiedades como caractersticas esenciales de todo estado mental consciente y los quetienden a atribuir tales propiedades slo a las sensaciones o las percepciones.(7) Tanto es-tas divergencias como aquellos cali cativos (a los que se suman otras expresiones de usocomn dentro del debate, tales como carcter fenomenolgico)(8) protagonizan la con-stante lid que en torno a losqualiatiene actualmente lugar. Un breve recorrido por algu-nos lugares destacados a lo largo de la historia de la conceptualizacin de la nocin dequalianos ser de ayuda de cara a comprender el modo en que tales trminos y divergen-cias se hayan insertos en las actuales discusiones en torno a losqualia, y, principalmente,

    de cara a aclarar el sentido en que habitualmente se habla en ellas de los mismos.La primera caracterizacin contempornea(9)de la nocin dequaliaproviene de la etapa

    de su carrera en la que el pragmatista americano Clarence Irving Lewis se dedic a la epis-temologa, y en concreto de su texto de 1929Mind and the World Order Outline of a Theory of Knowledge. El texto merece ser citado por extenso:

    (6)GArcAsurez 1995: 355(7)wilson -keil 1999: 693(8) Vid., v. g., La entrada Qualia en el Diccionario Oxford de la mente(GreGory 1995: 983), en la cual se asocia el

    carcter fenomenolgicoal modo en que las cosasaparecenal sujeto consciente.(9) Como Tim Crane apunta en su artculo The origins of qualia (encrAne-pAtterson 2000), los pragmatistas

    americanos usaron ya durante la segunda mitad del siglo XIX la nocin para discutir acerca de las sensaciones, pero,como asimismo hace notar el autor, usaron las nociones dequaley qualiaen un sentido generalque, ciertamente,dista del signi cado del que actualmente se dota a dichos trminos.

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    Asier Arias Domnguez

    There are recognizable qualitative characters of the given, which may be repeatedin different experiences, and are thus a sort of universals; I call these qualia. Butalthough such qualia are universals, in the sense of being recognized from one toanother experience, they must be distinguished from the properties of objects.Confusion of these two is characteristic of many historical conceptions, as well as of current essence-theories. The quale is directly intuited, given, and is not the subjectof any possible error because it is purely subjective. The property of an object isobjective; the ascription of it is a judgment which may be mistaken; and what thepredication of it asserts is something which transcends what could be given in anysingle experience.(10)

    De entre los rasgos que Lewis atribuye a losqualiaen este texto, los ms destacados, losque mantienen mayor vigencia, son los siguientes: losqualiason caracterescualitativos ysubjetivos de la experiencia directamenteintuidos. La incorregibilidad a la que alude, as como la posibilidad de compararlos certeramente de experiencia a experiencia universa-lidad han sido puestas en duda y han ocasionado polmicas an no resultas. No obstante,

    la nocin general expuesta por Lewis en este texto puede decirse que se ha mantenido.Con todo, a pesar de los puntos en comn que la temprana aproximacin de Lewis guardacon el modo en que se plantea actualmente el debate, la referencia clsica en el marcode las actuales discusiones en torno a losqualiay la posibilidad de integrarlos en unateora naturalista de la mente y la conciencia(11)es el artculo de 1974What Is it Like to Be a Bat?, de Thomas Nagel. En l de ende Nagel la existencia de una cualidad de los estadosmentales que los mtodos objetivos de la ciencia no pueden alcanzar: por precisas quelleguen a ser las descripciones siolgicas del sistema nervioso o las computacionales denuestro sistema cognitivo, parece que con ellas alcanzamos siempre y slo un punto devistadesde ninguna parte,(12)pero nunca el punto de vista subjetivo cualitativo de primerapersona, se que Nagel describe como dotado de algo que es como ser sujeto de estadosmentales conscientes.

    Los qualia, como hemos indicado, suelen asociarse al aspecto fenomnico de los esta-dos mentales conscientes.(13)Trataremos ahora de hacer explcito brevemente el sentido enque este vnculo ha sido trazado en la losofa de la mente contempornea, y, al tiempo, el

    sentido en el que eldescubrimientode Nagel de quehay algo que es comoestar en un deter-minado estado mental fenomnicamente consciente puede considerarse un hito en lahistoria de la losofa de la mente, y, asimismo, el punto de referencia clsico en el debateactual acerca de losqualia(a pesar de que en su artculo de 1974 no aparece la palabraqualia!). Para explicitar de un modo conciso este vnculo entrequalia, conciencia feno-

    (10)l ewis 1929: 121(11) Como es sabido, las crticas y objeciones suelen estar destinadas a atacar la posibilidad de integrarlos en

    teoras funcionalistas en de nitiva, a denunciar la incapacidad de stas para dar cuenta de ellos.(12)nAGel1986.(13) As, por ejemplo, Marina Rakova seala en su diccionario de losofa de la mente que los estados mentales

    fenomnicamente conscientes poseen rasgos cualitativos (qualia) y hay por tanto something that an experiencefeels like (). (r AkovA2006: 140-141).

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    Los qualia: intuiciones y argumentos

    mnica y ser-comoincidiremos en que losqualiason las propiedades de los estados men-tales conscientes en virtud de las cuales hay algo que es como estar en tales estados, y enque un estado mental es fenomnicamente consciente cuando hay algo que es como es-tar en ese estado.(14) () the fact that an organism has conscious experienceat allmeans,

    basically, that there is something it is like to be that organism.(15)

    Pero, podemos de nir una a una, independiente y explcitamente, las anteriores no-ciones? Parece que si para de nir losqualiaechamos mano del aspecto fenomnico de laconciencia y viceversa, asociando adems en ambos casos el what-it-is-like a dichas nocio-nes(16)y dando as lugar a un nmero considerable de posibilidades combinatorias para lade nicin, no podremos salir de un enrevesadocarruselde de niciones que remitirancircularmente unas a otras evocando intuitivamente el sentido de las referidas nocionesantes que explicitando el signi cado de las mismas.

    Mientras no contemos con una de nicin a rmativa del trmino "fenomnico", nonos ser posible evaluar a rmaciones sobre los aspectos fenomnicos y, mientras lasde niciones de "fenomnico" y "qualia" remitan una a la otra, seguiremos sin sabercon exactitud de qu estamos hablando cuando nos referimos a los qualia.(17)

    El problema no parece fcil de resolver mediante de niciones explcitas, y, en nuestra opi-nin, esto se debe a que cabe la posibilidad de que Wittgenstein no estuviera en lo cierto y el lmite de nuestro mundo se halle un poco ms all de los lmites de nuestro lengua- je, y en particular porque cabe la posibilidad de que los lmites de nuestra experienciaconsciente sean ms difusos que los de nuestras estructuras conceptuales,(18) las cualespueden comprometerse sin apenas arriesgarse a dejar parte de la realidad que sea el casode lado con determinadas tareas, con tareas como, por ejemplo, formular y dar respuestaa preguntas como ha excedido el mercurio del termmetro la marca nmero veinte? osigue en pie la Torre inclinada de Pizza?, mientras que la tarea de ofrecer respuesta apreguntas tales como cmo es tu experiencia visual de mi polo verde? o de qu modoexperimentas la ebre?, (las cuales se re eren igualmente a hechos naturales) pareceapuntar a unlugar en el que la frontera entre lo netamente expresable y lo quizs inexpre-sable aparece desdibujada. No ahondaremos en este punto, sino que nos conformaremosaqu con sealar a este respecto que tal vez sea el poco de nido trazado de estas demarca-

    (14)crAne 1995: 339.(15)nAGel1974: 436. nfasis en el original.(16) E incluso la nocin de experiencia, la integracin de la cual en este crculo asertivo no resulta inusual y

    puede conducir tanto a una mayor complejidad conceptual como una ms penetrante capacidad para la evocacinejemplo: Phenomenal consciousness is experience. Phenomenal conscious properties are the experiential prop-Phenomenal conscious properties are the experiential prop-erties of sensations, feelings and perceptions, for example, what it is like to experience pain, what it is like to see,to hear and to smell (block 1994c: 27). Una de nicin similar es propuesta igualmente por Block, enOn a Confusionabout a Function of Consciousness(block 1997).

    (17)Dennett 2005: 98.(18)wittGenstein 1921: 111; 5.6. Strawson de ende una idea similar: experiential phenomena outrun the re-experiential phenomena outrun the re-

    sources of human language (strAwson 1994/2010: 62).

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    Asier Arias Domnguez

    ciones lo que explica el hecho de que tanto la enorme cantidad de experimentos mentalesdiseados para probar la existencia de losqualia(19)como la totalidad de las de niciones delos mismos que podemos encontrar en la bibliografa los ca se hallen dirigidos antes anuestra intuicin que a nuestra capacidad para operar con conceptos.

    De vuelta a nuestro breve recorrido por las de niciones contemporneas de la nocinde qualianos detendremos brevemente en otro punto de referencia fundamental dentrodel actual debate: el artculo de principios de los ochenta Epiphenomenal Qualia, de Frank Jackson, otro de los hitos que jalonan la historia de la nocin dequalia. En este artculo Jackson trata de utilizar la nocin para refutar el sicalismo mediante el famoso experi-mento mental de Mary, la neuro siloga del color forzada a una existencia acromtica.Nos ocuparemos brevemente del mismo en el prximo apartado. Por lo pronto nos inte-resa nada ms pasar sumaria y parcialmente revista del modo en que losqualiahan sido

    conceptualizados a lo largo de su corta andadura en la losofa de la mente contempor-nea. A este n basta indicar que Jackson trata en este in uyente artculo a losqualialoscuales de ne ya en el tercer prrafo del mismo comociertosrasgos de las sensacionescorporales ytambinde ciertasexperiencias preceptuales inaprensibles a travs delmero acopio de informacin fsica.

    La discusin contempornea sobre losqualiagira en gran medida en torno a la formacorrecta de caracterizarlos. Un aspecto destacado de esta discusin es el de la exten-sin del trmino: a qu estados mentales atribuimosqualia? Acabamos de mencionar lacaracterizacin que ofrece Jackson de losqualiacomociertosrasgos de las sensacionescorporales ytambinde ciertasexperiencias preceptuales. Puede apreciarse que el rangode estados mentales a los que as estara atribuyendoqualiaes ciertamente limitado.(20) Otros autores (como Block, Flanagan, Searle o Strawson) de enden caracterizaciones msamplias, y algunos llegan a plantear que todos los estados mentales conscientes poseenqualia. Veamos algunos ejemplos (tomados, respectivamente, de textos de Block y Searle):Qualia are experiential properties of sensations, feelings, perceptions and, in my view,

    thoughts and desires as well;(21)

    Conciencia y qualia son simplemente conceptos deigual extensin.(22)

    Para nalizar, sealaremos brevemente que algunos autores, como Block, Chalmers,Loar o Peacocke, de enden la autonoma e irreductibilidad del mbito de lo mental quelos qualiaconformaran, mientras otros, como Dretske, Harman, Lycan o Tye, sostienen

    (19) Cabe matizar que la mayora de tales experimentos mentales estn slo indirectamente destinados a ofrecerdicha prueba, dado que su objetivo prioritario suele ser el ataque a posiciones sicalistas en losofa de la menteparticularmente, como sealbamos, a teoras funcionalistas.

    (20) Es frecuente encontrar que losqualiase de nen de este modo restringido (aplicando el concepto a experienciasensoriales exclusivamente) en someras caracterizaciones generales (vid., v. g., la entrada Qualia en el glosarioincluido enblAckmore 2006: 266).

    (21)block 1994b: 514(22)bennett et Al. 2007: 123

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    Cuaderno de Materiales24, 2012, 27-49, ISSN: 1139-4382 33

    Los qualia: intuiciones y argumentos

    que el aspecto fenomnico de la conciencia ha de ser explicado en trminos representa-cionales, es decir, que es reductible a contenido intencional.

    1.1. De qu HAblAremos aqu Al reFerirnos A los qualia ?

    Si, despus de esta breve excursin a travs de diferentes de niciones y concepciones,tuviramos que extraer una caracterizacin general de la nocin dequaliaa partir delmodo en que sta es utilizada en la losofa de la mente contempornea, el camino msdirecto hacia el ncleo del debate actual en torno a losqualiapasara por la acostumbradareferencia a propiedadescualitativaso fenomenolgicasde determinados estados mentalesen virtud de las cuales cabe decir que hay algo que es como tener o estar en esos estadosmentales, es decir, propiedades que consisten en cmo es tener o estar en esos estadosmentales. Pero, de qu estados mentales estaramos hablando? Como indicbamos, stees un extremo ciertamente con ictivo. Casi todos los lsofos involucrados en la polmi-ca admiten que las experiencias perceptivas, las sensaciones corporales, las reaccionesafectivas, las emocionales y pasionales y los estados anmicos son clases de estados men-tales que, efectivamente, poseeranqualia. Puede asimismo decirse que, aunque no exis-te un acuerdo absoluto a este respecto, son mayora los que opinan que las sensacionescorporales (tctiles, trmicas, los dolores, etc.) poseen de hecho slo aspectos cualitativos(qualia) mientras carecen de contenido intencional. Por otra parte, son minora los que

    incluyen en el catlogo de los estados mentales poseedores dequaliaa las experiencias depensamiento como entender o recordar sbitamente; Strawson puede ser considerado elabanderado de los lsofos de la mente que as lo hacen, as como lo son los que a rmanque las actitudes proposicionales (que el grueso de los lsofos de la mente considera queno tienen sino contenido intencional y slo contenido intencional) portaran determina-dosqualiaFlanagan ha planteado quelos estados de actitud proposicionalson cualitativos,(23) plantea