23
ERGASTERIUM

De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

ERGASTERIUM

Page 2: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

A N A PIZARRO

DE LA FICCION A LA HISTORIA:

CIEN AtqOS DE SOLEDAD 1

E1 desarrollo de la novela de nuestro siglo en Am6rica Latina ofrece una dicotomia fundamental que ha sido, de distintos modos, sefialada por la critica. Observamos por una parte toda la producci6n que se sitfia en torno a los afios treinta y que propone obras de estructura lineal, con un mundo de valo- res maniqueistas. Se trata sobre todo de obras donde el patr6n, el latifundista, el ,,gringo", el indigena, el campesino, re- presentan modelos de comportamiento. Es lo que se ha llamado ,,novelas de la tierra", ,,indigenistas", novela de la explotaci6n de materias primas en general. A partir de los afios cuarenta surge otra novelistica, formalmente enriquecida, radicalmente diferente en la visi6n del mundo, donde los valores se vuelven tentativos y donde la estructura narrativa alcanza niveles de extrema complejidad. Un ejemplo importante es el caso que nos ocupa.

E1 trabajo que hemos desarrollado obedece al intento de explicarse esta ,,complejidad" de la novela contempor~nea de Latinoam6rica, concretamente en una obra: Cien A~os de Soledad, de Gabriel Garcla Mfirquez. Para hacerlo, se utiliz6 categorias de base de la concepci6n metodol6gica de Lucien Goldmann, tales como sujeto transindividual, estructura signi-

1 El trabajo que presentamos es la elaboraci6n personal de un trabajo colectivo, en estrecha colaboraci6n con Brigitte Navelet, del Groupe de Sociologie de la Litt6rature de l'Ecole Pratique de Hautes Etudes de Paris (dirig6 par Jacques Leonhardt), como resultado de las discusiones llevadas a cabo en el grupo Am6rica Latina de esa instituci6n, co6rdi- nado pot Ana Pizarro, en el periodo acad6mico 1974--75.

Page 3: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

126 ANA PIZARRO

ficativa, coherencia, y otras, situadas dentro de una consi- deraci6n general de la autonomia relafiva de la ideologia con respecto del substrato material. 2

Se trat6 de realizar, entonces, en una pfimera instancia, u n anfilisis comprensivo de la obra, hasta llegar a formular una hip6tesis de lo que consfituiria su estructura significafiva. La observaci6n de los ejes narrativos y su articulaci6n, como la relaci6n orgfinica de los elmentos y su funci6n a distintos niveles - cons ide rada 6sta en tanto que ,,papel caracteristico de un elemento o de un 6rgano en un conjunto ' ' 3 " ocuparon las dis- cusiones durante todo el periodo acad6mico 1974-75. El segundo paso considerado como perspectiva a desarrollar posteriormente es el estudio del m a r c o contextual donde se origina el relato: grupo social donde se desenvuelve Garcla M~frquez, situaci6n hist6rica colombiana y latinoamericana en general. Este paso tiene po t objeto examinar el modo de inserci6n de una 0bra cultural, una producci6n ideol6gica como la del autor colombiano dentro del substrato hist6rico- sociol6gico en relaci6n al cual ella se arficula o es significativa. 4

La obra de Garcia M~irquez constituye un desafio para quien intenta un acercamiento desde la perspectiva de una sociologia de la creaci6n est6tica que pretende porter en evi- dencia las categorias mentales que se manifiestan como los pilares de una elaboraci6n ]iteraria. En la medida en que la obra del colombiano es con toda evidencia - y desde la pri- mera l ee tu ra - expresi6n de Am6rica Lafina, el peligro es grande de caer en un sociologismo mec~inico, consistente en buscar explicaciones directas o interpretaciones de elementos micro- estructurales aisladamente. Porque, efectivamante, la primera

Remitimos al lector a la obra de Lucien Goldmann, yen especial a: Sciences Humaines et Philosophic, Paris, 1966, Le Dieu Cach~,-Paris, 1955, Pour une Sociologie du roman, Paris, 1964, Marxisme et Sciences Humaines, Paris, 1970.

3 Diecionario Robert. 4 Vid. Leonhardt, Jacques, ,,Critique de la th6orie freudienne de la

culture et de l'art" in: Psychoanalyse et sociologie, Editions de l'Univer- sit6 de Bruxelles, 1971. p. 18.

Page 4: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

CIEN AlqOS DE SOLEDAD 127

observacidn que cabe hacer es que pareciera que Gabriel Garcia M~rquez no ha inventado nada: todo lo que aparece en la obra obedece a una realidad. A modo de ejemplo la huelga que alli se describe ester sin duda vinculada a la primera huelga rural en Colombia, en 1927, de los trabajadores bananeros. E1 coronel Aureliano Buendia obedece a la imagen del estereo- tipo propio de la personalizacidn del poder local en el caudillo regional, parte esencial del desarrollo social colombiana. La introducci6n de la Compafiia Bananera tiene una corresponden- cia histdrica en la aparici6n de la United Fruit hacia fines del siglo pasado. E1 mismo ferrocarril que irrumpe abrupta y tr~gi- camente en la vida de Macondo puede vincularse con la intrc- ducci6n tardia del ferrocarril en esa zona. Un episodio que nos parece sorprendente es aqu61 en que aparecen los oficiales enemigos, durante las guerras civiles, jugando ajedrez durante la tregua (p. 130). 5 Leemos en un relato de la batalla de Aya- cucho, una de las m/ts grandes batallas de la historia de Am6rica:

,,Sucre es el h6roe de Ayacucho: combina el admirable plan de bataUa. Son 6000 los patriotas y 9000 los realistas, es superior la artilleria espafiola a la de los aliados. Empieza el fuego de los enemigos, que descienden de las lomas, se aproximan Ias dos lineas de batalla. La noche sirve de tregua a los combatientes; oficiales de ambos ejgrcitos conversan en fraternales grupos antes del pr6ximo combate". ~

La bistoria politica colombiana, por lo demos, no es sino la sucesi6n del poder entre unos pocos apellidos, donde el juego se ha llevado entre dos partidos: liberal y conservador.

Nada pareciera, pues, haberse inventado, y sin embargo la obra esta alli, como un objeto est6tico hermosamente ficticio y rotundamente coherente. Advertim0s que la historicidad o veracidad de cada elemento nada nos explica sobre la posibili- dad est6tica de la obra, y llegamos a ,,observar que s61o tiene

Las citas de la obra pertenecen a la edici6n N ~ 28, Buenos Aires, 1972.

Garcia, Calder6n, F., ,,Sim6n Bolivar" en: Antologia Bolivariana, Bogot~i, 1938. p. 244.

Page 5: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

128 ANA~ZARRO

sentido la bfisqueda de una unidad estructural, de la unidad estructural mayor, en funci6n de la cual cada elemento encon- trar~i su explicaci6n. Es justamente la transposici6n hist6rica y el modo en que 6sta se realiza, que podrfin iluminarnos sobre la especificidad de la elaboraci6n est6tica de Garcia Mfirquez.

Visto, pues, que se trata de buscar en el texto las coordenadas fundamentales, que no son sino la expresi6n percibida de un momento hist6rico, la pdmera ,,d6marche" ha sido buscar las vias de acceso al texto. Se intent6, de este modo, varios tipos de acercamiento:

1. Identificaci6n de los personajes: a- en funci6n de examinar la relaci6n entre ellos b- en funci6n de sistematizar problemas de base.

2. Rastreo de temas. Rastreo de mecanismos narrativos. 3. Lecturas en conjunto de algun cap~tulo. 4. Acercamiento a un contexto general de tipo histdrico-

socioldgico que permitiese abrir perspectivas sobre el texto5 Estas vias de acceso nos llevaron a detectar las coordenadas,

a jerarquizarlas, y a intentar una articu!acidn de ellas. De este ejercicio nacid un esquema de problemas donde los elementos m~is importantes parecieron encontrar su relacidn orgfinica.

La hipdtesis planteada sobre la estructura significafiva considera que ~sta esfft expresada en una eontradiceidn histdriea quese resuelve en tdrminos negativos. Esta encuentra su especifi- cidad en la novela a trav6s de la evolucidn de una estirpe ar- quetlpica desde su origen incestuoso (y los antecedentes de 6ste) hasta su destruccidn, tambi~n signada por el incesto. E1 origen, evolucidn y muerte de esta estirpe entrafian los di- ferentes estadios histdricos por los que pasa Macondo, desde la bfisqueda de un desarrollo propio hasta su insercidn ine- vitable - p o r q u e impues ta - en la Otra Historia, externa a 61, fase previa y determinante de su destruccidn final.

Este signo negativo que se ofrece como solucidn no tiene

7 Agradecemos, en este sentido la participaci6n de Carlos Rama, que tuvo a bien colaborar con nosotros.

Page 6: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

ClEN A1KIOS DE SOLEDAD 129

ambigiiedad. Ofrece el car~icter de una sancidn irreversible porque es el producto de una sanci6n original:

,,porque las estirpes condenadas 8 a cien afios de soledad no tenian una segunda oportunidad sobre la tierra." (p. 351.)

Advertiremos como todo el sentido condenatorio del proyecto histdrico de la estirpe - que es el proyecto hist6rico de Macondo en un juego de identidades evolutivas que esth muy bien ptan- t e a d o - sedefine como tal desde un comienzo. Es un proyecto hist6rico ya condenado, desde su nacimiento incestuoso y violento, al fracaso. Este cargtcter determinista y negativo como soluci6n hist6rica nos ha planteado problemas de explicaci6n, que se sitfian m~s bien a otro nivel del an~lisis: Configurado por ahora el esquema general de situaciones, y orientados por el encuentro sistemgttico de elementos miticos de este orden y de valores como la culpabilidad, el remordimiento, la exp iac idn , atribuimos a esta soluci6n un carficter de valoraci6n cristiana.

La contradicci6n hist6rica que vertebra el relato se hace imperceptible a una primera lectura, por lo menos en lo que concierne a la primera parte de 61. Es mgts evidente a partir de la instalacidn de la Compafiia Bananera, que inicia la segunda parte de la narraci6n. Y e s que la complejidad, la ambigiiedad, la riqueza fabulatoria, la peripecia mfiltiple del discurso narra- tivo est~n proyectadas desde el comienzo en base a la multi- plicidad del tiempo. Este se presenta desdoblado en tres ritmos temporales, en tres formas diferentes del devenir que se encie- rran una dentro de otra como en una caja china, en un juego narrafivo que logra imprimir la ambigiiedad propia del relato oral.

Comencemos por el primer narrador, o Narrador Primero, como lo llamaremos. Este es el primer contacto del lector con lo narrado. Es aquel que inicia al lector en la fftbula. Se trata de un narrador omnisciente cuyo tiempo no es lineal: juega con el tiempo a voluntad. E1 comienza con un personaje y, llegado

s El subrayado es mio. A. P.

9

Page 7: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

130 ANA PIZARRO

un momento de la narraci6n vuelve hacia atr~is unas decenas de afios o algunos siglos, para proseguir su historia, pero con una perspectiva que lo cubre todo, un tiempo que parece llenar todos los espacios. Pasa por encima del acontecimiento inicial y se proyecta haeia adelante - c o m o la imagen persistente del pelot6n de fusi lamiento- para volver a su punto de partida y continuar. Esta es la forma en que Ilena, con toda plenitud, el tiempo el Narrador Primero.

Pero quien verdaderamente escribe la historia es el Narrador Segundo, cuyo relato se ve envuelto en la consideraci6n h is t6r ica de tiempo del Narrador Primero. Se trata de Melquiades, aquel que posee las claves de Nostradamus y que, conociendo la determinaci6n que pesa sobre la estirpe, cifrar~ su historia. E1 desciframiento de estos manuscritos por Aureliano Babilonia coincide con la extinci6n de la esfirpe, dibujando un juego temporal que se cierra casi en redondo, y donde el ciclo de la existencia recorre las instancias del nacimiento, desarrollo, auge y destrucci6n. Su relato, por lo demhs, adquirir~t siempre un car(tcter c i rcu la r - el tiempo de la eterna repet ic i6n- en la historia personal de cada personaje, que poseer~i generalmente rasgos repetitivos de un personaje anterior. La conciencia de este devenir harfi estremecerse a Ursula ,,con la comprobacidn de que el tiempo no pasaba, como ella Io acababa de admitir, sino que daba vueltas en redondo." (p. 285) Yes que el tiempo de la estirpe no es abierto, no discurre hacia un ,,por venir", sino estfi determinado, se cumple solamente.

Un tercer nivel del desarrollo temporal, es el inherente al desarrollo de los acontecimientos. Es el Tiempo de los Acon- tecimientos. Este se sitfia ya en el centro mismo de la narracidn que nos hace Melqulades, y es un tiempo que posee ritmos disimiles. En momentos de lentitud est~i sefialado pot la inde- terminaci6n ,,muchos afios despu6s". . . . . . los primeros dlas" . . . . . afios despu6s". Son perlodos de lentitud en que existe

una especie de modorra temporal, hasta que bruscamente el devenir se fija: ,,Por fin, un mattes de diciembre, a la hora de a l m u e r z o " . . . Entonces a estos periodos de lentitud suceden

Page 8: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

CIEN XlqOS DE SOLEDAD !!31

lapsos de actividad febril, inusitada, agotadora, hasta que un acontecimiento rompe esta secuencia y el tiempo se vuelve a prolongar las lluvias que duran ,,cuatro afios, once meses y dos dias". Un ejemplo caracteristico de este mecanismo se encuen- tra en la novela en el lento examen que Mr. Herbert hace del banano, que se prolonga hasta el detalle m~is pequefio, con un efecto de chmara cinematogrfifica que sitfia un elemento en primer piano, para irrumpir con la fuerza de un tropel la llegada de los t6cnicos: ingenieros, agr6nomos, hidr61ogos, top6grafos, agrimensores. Luego los abogados, las mujeres, los perros y toda la diligencia interminable de la instalaci6n bananera. Este compgts asim6trico, de ciclos y movimientos desiguales es el propio de los acontecimientos contenidos en el discurso de ambos narradores.

Son estas tres perspectivas, pues, que nos sitfian en buena parte del juego de la ambigiiedad.

Ahora bien, acerqu6monos a la contradicci6n hist6rica que se percibe como estructurante del relato. Deciamos que ella se va manifestando sistem~iticamente desde los antecedentes de la fundaci6n de Macondo hasta su extinci6n final. Adverti- mos, en primer t6rmino, que ella se desarrolla a todo nivel. Primeramente, en la evoluci6n de los personajes mismos, cuyos valores entran en contradicci6n insuperable con los ofrecidos pot el desenvolvimiento hist6rico del pueblo. Es el caso del coronel Aureliano Buendia, pot ejemplo, cuyo proyecto vital se desvirtfia. Es Fernanda, cuyo mundo de valores conser- vadores estgt en desconexi6n con la realidad inmediata, que ella es incapaz de aprehender, y con la evoluci6n histdrica esta desconexidn se vuelve insuperable, llevfindola a refugiarse en su soledad. Es la ruptura propia de la vieja oligarquia rural con la burguesia industrial en ascenso. Es el personaje d e Re- medios un caso caracteristico de esta irreconciliaci6n. Remedios, la bella, definida por el narrador como personaje qu e ,,no es de este mundo" se presenta como una identidad totalmente veraz y conforme a si misma. Remedios es u n personaje redondo, sin contradicciones internas, queen elinstante de ruptura hist6-

9*

Page 9: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

132 ANA PIZARRO

rica, de encuentro de los dos universos: el de Macondo como proyecto de existencia autodeterminada, de relaciones primarias y profundamente reales y el de la bananera, como la imposici6n del capitalismo industrial con todas sus implicaciones, no tiene cabida. No tiene cabida en un medio en que el proyecto de existencia regido por el valor de uso muere definitivamente, luego de ser ultimado sistem~tticamente por las relaciones de Macondo con el exterior. Entonces Remedios, la bella, simb6- licamente sube a los cielos. No es un personaje que pueda sufrir evoluci6n. La contradicci6n de su existencia con el exterior es insuperable. Esta forma de desaparici6n de Remedios - q u e no muere sino asciende a los c ie los- encontrar~ su cohe- rencia al arficularla con todos los elementos que testimonian en el relato la proyecci6n de un substrato ideol6gico de origen mitico-religioso, seguramente cristiano.

E1 caso de Rebeca ofrece mayor evoluci6n. Rebeca aparece :desde un comienzo vinculada a la naturaleza en ese apetito :ancestral que la lleva a devorar los minerales primarios, ,,la satisfacci6n sin resquicios del alimento original. Su equilibrio es el equilibrio natural porque ella es esa realidad primaria, elemental, que se manifiesta tambi6n en su desenfreno er6tico. Es a 6ste que necesita volver en los periodos de crisis personal: "se echaba pufiados de tierra en los bolsillos, y los comia a granitos sin set vista, con un confuso sentimiento de dicha y de rabia, mientras adlestraba a sus amigas en las voluntades mhs dificiles y conversaba con otros hombres que no mereclan el sacrificio de que se comiera por ellos la cal de las paredes. Los pufiados de tierra hacian menos remoto y m~ts cierto al finico hombre que merecia aquella degradaci6n, como si el suelo que 61 pisaba con sus finas botas de charol en otro lugar del mundo le transmitiera a ella el peso y la temperatura de su sangre en un saber mineral que dejaba un rescoldo ~tspero en la boca y un sedimento de paz en el coraz6n." (p. 6i.) La aparici6n de Pietro Crespi adquiere el deslumbramiento frente al mundo de lo~ valores mediatizad0s por el formalismo. Crespi es la personificaci6n de la pequefia burguesfa, en su comporta-

Page 10: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

CIEN Ai~IOS DE SOLEDAD 133

miento y su determinaci6n vestimentaria. Pertenece a una socie- dad urbana a otro nivel de desarrollo de las relaciones sociales que Macondo. Asi ester presentado este ,,hombre ang61ico de manos pfilidas y sin anillos" clue ensefia a bailar a l a s hijas de Ursula, mareando el comp~ts con un metr6nomo, vistiendo ,,unos pantalones especiales, muy flexibles y ajustados, y unas zapatillas de baile". "Toda su estudiada personalidad, expresi6n de una impronta socio-cultural extranjera a Macondo, choca con el universo tan lejano a la sofisticaci6n del pueblo regido por los Buendia, hasta provocar la expresi6n de Jos6 Arcadio a su mujer: ,,No tienes porqu6 preocuparte tanto. Este hombre es marica."

Es pot este desfasaje de Valores que el noviazgo se prolonga en una languidez interminable. Surge de pronto Jos6 Arcadio, cuyo comportamiento conforme a natura adquiere identidad con el de Rebeca. E1 ritmo del relato entonces irrumpe, en esa disimilitud de ritmos clue hemos anotado, adquiriendo una velocidad inusitada. Solo la muerte de Jos6 Arcadio va a volver a sumergir a Rebeca en su crisis ancestral. Esta ester vinculada directamente con su imposibilidad de volver a insertarse en un mundo diferente. De alli su aislamiento voluntario, su abrigo en la soledad. Su misma muerte es, conforme a ella misma, una vuelta a los origenes, al estado fetal en que se la encuentra.

E1 personaje de Ursula figura como uno de los soportes de la narraci6n y sobrevive casi hasta el final de ella. Disefi~ndose en tanto que uno de los personajes m~s s61idos, su evoluci6n a trav6s del relato no presenta limites demasiado amplios. Encarna, dentro de los tipos femeninos que alli aparecen, a la matriarcal guardadora del mundo propio cuya acci6n esfft tendiendo siempre a la conservaci6n del grupo. Ella s61o sale de Macondo para buscar a su hijo. No acepta trasladar e! pueblo, lo que implicaria insertarle en una Historia diferente de la historia que puede llevar adelante 61 mismo. Pero las transformaciones que acarrea consigo el desarrollo de los acontecimientos la hacen terminar perdiendo su relaci6n di- recta con la realidad. Con toda su firmeza como estructura

Page 11: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

134 ANA PIZARRO

de valores llega entonces a constituirse en un objeto errante por la c a s a - s u dorninio por excelencia- y e n un juguete de los nifios. Este carficter drarn~itico que llega a adquirir es la evi- dencia de que su mundo de valores entr6 definitivarnente en contradicci6n con el rnedio.

E1 caso de Jos6 Arcadio Buendia es, en sus linearnientos, similar al de Ursula. Por el contrario de ella, sin embargo, su aspiraci6n rnaxima es el acceso al conocimiento, pot el que abandona su carficter caudillesco de los origenes. El /egado de la prirnera visita de los gitanos, en su trfifico mercantilista de tecnologia primaria y hechicerla, 1o deslumbra y su sino pri- rnero de conductor de rnasas se trueca en el de alquirnista. El se plantea como el pionero de la apertura y de la relaci6n con el exterior al descubrir que: ,,AM misrno, al otto lado del rio, hay toda clase de aparatos mfigicos, mientras nosotros seguirnos viviendo como burros". Es la percepci6n de un ritmo hist6rico diferente fuera de la aldea que provocar~i su fiebre de conocimiento. Ella se concretarfi en la bfisqueda de la ciencia y la tecnologfa y tendr~t por consecuencia en filtirna ins, tancia la imposici6n sistern~tica del capitalismo en sus diferen- tes formas. Esta lucidez suya, que le har~t percibir la sinraz6n del tiempo, lo aleja definitivamente del rnundo y su muerte se verifica en la singular parodia de vivir atado a un ~trbol. Es la forrna de su soledad, rnfis temida que la muerte.

Deciarnos anteriormente que la contradicci6n hist6rica se desarrolla a diferentes niveles en el relato. La evoluci6n de los personajes a que nos hemos referido encuentra su relaci6n org~mica directarnente y en forma individual en todo este proceso. Examinaremos tres expresiones de esta contradicci6n.

Prirneramente la observaremos como contradicci6n eco- n6rnica. Corno tal, la progresi6n del relato se presenta en tanto que el enfrentamiento de dos modelos de rnodos de producci6n diferentes. En primer lugar - a partir de un fen6meno de involuci6n previo a la creaci6ri" de M a c o n d o - la comunidad nace como un mundo de relaciones primarias, como una orga- nizaci6n autosubsistente, donde el primer elernento forhneo,

Page 12: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

CIEN AiqOS DE SOLEDAD 135

los gitanos, establece, relaciones de trueque. Las monedas que posee Ursula bajo el colch6n n o constituyen sino un re- cuerdode familia, testimonio de un estadio anterior de civili- zacidn. Con las visitas posteriores de los gitanos y la instalacidn de los gtrabes surge un capitalismo comercial de mercado interno. Esta fase se interrumpe con la llegada de la bananera y su aparataje industrial. En esta contradicci6n de base, pues, el t6rmino de oposici6n toma la forma del capitalisrno en sus diferentes momentos: proceso de introducci6n de la moneda, mercantilismo, introducci6n de bienes de produccidn, irnperia- lismo clgtsico. En este filtimo estadio la contradicci6n se agudiza. al mhximo y el torbellino de acontecimientos hace prever la destrucci6n final. AI diluvio sucede la regresi6n, no para recons- truir, sino para desaparecer. La novela se organiza asi en dos grandes momentos: el de Macondo naciente, autosubsistente y en progresivo desarrollo cornercial, y el del auge capitalista industrial representado por la Compafiia Bananera con la consecuente destrucci6n y muerte del poblado.

De la progresi6n de esta contradicci6n econ6mica se genera una contradicci6n social. Esta parte desde la vocaci6n de igua- litarismo del fundador, Jos6 Arcadio Buendia, quien, ,,habia dispuesto de tal modo la posici6n de las casas que desde todas partes podia llegarse al rio y abastecerse de agua con igua ! es- fuerz0, y traz6 las calles con tan buen sentido que ninguna casa recibia mils sol que otra a la hora del calor." La organi- zaci6n social evoluciona en t6rminos de jerarquizaci6n en torno a los Buendla, precipitgmdose esta jerarquizaci6n con la insta- laci6n de la Compafila Bananera. En esta fase la autoridad indiscutida de los Buendia pasa a segundo t6rmino, primando en las relaciones sociales la organizaci6n del enclave bananero. La contradiccidn social llega a su climax con la huelga y matanza de obreros que luego se borra del recuerdo de los habitantes.

E1 tercer nivel de la contradiccidn histdrica a que nos referi- mos aparece en su expresidn cultural. E1 fundamento de la narraci6n en este sentido se asienta en la pugna persistente entre el estado de naturaleza y el estado de cultura: Macondo

Page 13: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

136 A N A I~IZARRO

e Historia externa. En ella tiene toda su implicancia la inter- diccidn del incesto, constante narrativa pot excelencia. La contradiccidn cultural comienza a plasmarse en el relato desde los origenes mismos de la fundacidn donde ya se propone el conflicto de la interdiccidn del incesto. Cuando Jos6 Arcadio Buendia y los pioneros que 10 siguen van en busca del lugar en donde fundar~in un poblado, se produce dtLrante la tra- vesia un extrafio fendmeno de involucidn cultural. La empresa que llevan a cabo va a tomar la significacidn de una ruptura histdrica con el nficleo social y el estadio histdrico que ante- cede a la fundacidn de la nueva ciudad. E1 fendmeno a que aludimos se presentara como una involucidn cultural, como una desculturacidn, que ocasionara el q u e e n el nuevo nficleo se desconozca l o ya conocido, hasta el punto de llegar a des- cubrir que: ,,La tierra es redonda como una naranja", y se deba comenzar a , ,nombrar" las cosas. De alli en adelante Macondo como proyecto independiente serfi alterado solo por el grupo de gitanos, que se hacen necesarios como una necesidad no econdmica - M a c o n d o aparece como auto- subsistente- sino cientifica. E1 elemento externo ser~i con- cretizado luego a trav6s de las migraciones de los ~irabes y de personajes cuya introduccidn tendr~i siempre una significacidn bien definida: el Corregidor, como la imposicidn de la autori- dad externa, Pierto Crespi, el mundo del capitalismo urbano en su expresidn pequefio burguesa. La gran ruptura cultural estgt provocada por la implantacidn de la Compafiia Bananera, cuyo enclave se asienta irremediablemente cambiando auto- ridades, modificando h~tbitos, trastocando incluso la ubi- cacidn de los rios y el r6gimen de las lluvias a tal punto que ,,ocho meses despu~s de la visita de Mr. Herbert los antiguos habitantes de Macondo se levantaban temprano a conocer su propio pueblo". (p. 198.). E1 encuentro de dos modelos cultu- rales de desarrollo diferente tendril una importancia funda- mental en el relato en la medida en que 6ste se percibe como una constante tensidn de fuerzas que tienden a la autoconser- vacidn cultural, al desarrollo autdnomo de este mundo propio

Page 14: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

CIEN A1NOS DE SOLE, DAD 137

de realidades simples - e l mundo pre-cientifico del laboratorio de alquimia con fuerzas que propenden al conocimiento, la ciencia, la tecnologia, patrimonios de un orden exterior. Esta tensidn caracteriza a la narracidn como una evolucidn desde un alto desconocimiento hacia una compresidn total, clue quiere ser cientifica, pero que se canaliza en una compren- sidn de si mismos. Es 6sta la que se encuentra en los manus- critos, cifrada, y logra set totalizada en el mismo momento de la destruccidn. E1 incesto desempefia en toda esta dicotomia naturaleza-cultura un papel polis~mico y por ello se proyecta en diversos sentidos en el relato. Su defensa o trasgresi6n dice relacidn con la mue~te o la perpetuid~d de la estirpe, del mismo modo que con la tendencia al encerramiento de Macondo o su apertura. En todo este juego tensional adquieren todo su sentido episodios como el de la peste del insomnio, pot ejem- plo, al que nos referiremos mils adelante.

La estrecha vinculaci6n y dependencia entre los tres niveles de la contradicci6n hist6rica a la que nos referimos, hace imposible el deslinde en el detalle. A la luz de la peripecia del texto, la situaremos solo a grandes rasgos, tratando mils bien de perfilar las grandes lineas y los momentos sefieros de la narraci6n.

Comencemos con una aproximaci6n a los antecedentes de la fundaci6n de Macondo. Nos encontramos alli, por una parte, con el asalto de Francis Drake a Riohacha. Este suceso ocasionaril el traslado de los abuelos de Ursula Iguariln y todas 1as acciones posteriores. Este episodio, tan breve pero decisivo conferiril el sentido de la impronta colonial (como la imagen del gale6n espafiol expresara el otro colonia- lismo), donde un acontecimiento producido desde el exterior determinaril el curso de la vida de Riohaeha. La contradicci6n hist6riea da origen, pues, al relato. Es el mismo narrador quien lo hace presente: ,,Por eso, cada vez que Ursula se salia de casillas con las locuras de su marido, saltaba por encima de trescientos afios de casualidades, y maldecia la hora en que Francis Drake asalt6 a Riohacha." Este pilrrafo tan iluminador

Page 15: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

138 ANA PIZAKRO

nos proporciona tambi6n otra clave conductora: ,,Era un simple recurso de desahogo porque en verdad estaban ligados basra la muerte pot un vinculo mils s61id0 que el amor: un comfin remordimiento de conciencia. Eran primos entre si." (p. 24.) De este modo se sitfia desde el comienzo el incesto como tema, disefi~indose ya una de sus funciones: su sentido cristiano de culpabilidad. Mhs all~ de la pareja original estgt el pecado: una tia de Ursula se ha casado con un hijo de Jos6 Arcadio y el resultado ha sido un hijo con cola de cerdo. E1 temor a la generaci6n del animal mitico -semi-hombre , semi- a n i m a l - se constituir~i en la mec~tnica de la narraci6n en la

m e d i d a en que ella se centra en la estirpe y e s a trav6s de su desenvolvimiento clue se va creando todo el empalme histdrico. Otro sentido, primordial, del incesto dentro de la pluralidad de funciones que desempefia en la obra reside en la definici6n de la dinfimica de la lucha entre los dos universos.

E1 segundo episodio digno de especial atenci6n es el que concierne directamente a los origenes de la fundaci6n de Macondo. Es el episodio en que Prudencia Aguilar desaf/a a Jos6 Arcadio Buendia: , ,Aver si por fin ese gallo le hace el favor a tu mujer." episodio que se cierra con la muerte de aqu61 y la partida de los Buendia. Tres nos parecen los problemas que aqui se definen. En primer lugar estgt desempefiando un papel importante la interdicci6n del incesto, a la que ya nos hemos referido: el temor d e Ursula de generar cochinitos provoca la situaci6n. En segundo lugar el caso se resuelve en un hecho de violencia, condicionamiento 6ste que a trav6s de diversas mani- festaciones se encuentra siempre latente en el desarrollo de la contradicci6n, afin cuando precisamente a Partir de este aconte- cimiento la vida de lafutura aldea se define como no violenta. En tercer lugar este episodio va a dar origen a la partida de Jos6 Arcadio y su mujer, llevados por un comfin sentimiento de culpabilidad frente a la muerte de Prudencia Aguilar. Jos6 Arcadio no resiste la inmensa desolaci6n con que el muerto lo mira bajo la lluvia y confiesa: ,,Lo que pasa es que no pode- mos con el peso de la conciencia." Este sentido de la culpa-

Page 16: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

CIEN AltOS DE SOLEDAD 139

bilidad encontrar~t su relaci6n orgfinica con todo el estigma, el destino negativo y fatal que determinar~ a la esfirpe.

U n a tercera instancia importante en el asunto de la obra nos parece set la travesia de la sierra; cuya duraci6n en el tiempo del relato es de m~s de dos afios. Nos parece digno de observaci6n porque aqui se produce todo el proceso de involuci6n cultural al que hemos hecho referencia. E1 marco geogr~tfico a trav6s del cuai ella se realiza, la ci6naga grande que se confunde con ,,una extensi6n acu~tica sin horizontes", los chillidos de los p~tjar0s y el entorno enmarafiado, van a crear un clima ca6tico y primario, un condicionamiento pro- picio a esta especie de ascensi6n a los origenes. Es asi como se llegarfi a ese lugar donde ,,El mundo era tan reciente, que mu- chas cosas carecian de hombre, Y para mencionarlas habia que sefialarlas con el dedo." Esta secuencia narrativa adquiere car~tcteres de g6nesis, en un sentido cosmog6nico que se prolon- garfi en el decurso. E1 marco geogrfifico, el espacio, como Vemos, cumple una funci6n especifica aqui, donde la cidnaga aparece como un elemento que tiene una incidencia comfn en la imagen cosmog6nica de los orlgenes. En relaci6n a esto podemos sefia, lar que el movimiento propio del asunto de la obra se expresa en un gran ciclo biblico de nacimiento y destrucci6n, auge y decadencia. La funcionalidad del espacio en la narraci6n se orientar/t siempre en el sentido de establecer situaciones, como es el caso que observamos. En otros condicionar~i el aislamien- to, el igualitarismo en la ordenaci6n de las casas del pueblo. Del mismo modo, en la disposici6n de la casa de los Buendla se plasmar~t la representaci6n de un dominio patriarcal (o matriarcal), asiento de una estructura familiar tradicional que se ir~t arruinando en la medida de la destrucci6n de la organi- zaci6n familiar.

En la evoluci6n de Macondo desde la aldea al pueblo activo, la contradicci6n hist6rica va progresando poco a poco, y si bien el asunto se centra en la vida de la aldea reci6n fundada, hay que anotar que ella s61o adquiere significaci6n en su relaei6n con el exterior. La historia de Macondo est~ determinada por

Page 17: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

140 A N A P I Z A R R O

lo que sucede fuera de alli: las guerras, los descubrimientos cientificos, el avance industrial. Es asi como se va generando la contradicci6n tlist6rica que nos ocupa, que se refleja en la misma medida en las relaciones internas del poblado en el avance hacia una mayor complejidad. Es el caso, pot ejemplo, de las relaciones de Buendia con Apolinar Moscote, represen- tante de la autoridad externa, del juego politico entre liberales y conservadores, de la proliferaci6n social acarreada por el complejo bananero con su ,,pueblo aparte al otto lado de la llnea del tren", cercado por una malla metfilica ,,como un gigantesco gallinero electrificado." (p. 197.).

Vuelve a llamar nuestra atenci6n el episodio de la peste del insemnio. Hemos asignado, en p~ginas anteriores, la ubica- cidn de la contradicci6n cultural en el desarrollo del relato qt~e, dec/amos, se presenta como una progresidn desde un supremo desconocimiento hacia una comprensi6n total. Es en este eje narrativo donde encuentra su funcidn este episodio. Recordemos que el drama de la enfermedad del insomnio, que llega a contagiar a toda la poblaci6n de Macondo, no es la imposibilidad de dormir, clue en filtima instancia permitiria un aprovechamiento mayor del tiempo, ,,sino su inexorable evoluci6n hacia una manifestaci6n m~is crltica: el olvido". En efecto, ,,cnando el enfermo se acostumbraba al estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noci6n de las cosas, y por filtimo la identidad de las personas y afin la conciencia del propio set, hasta hundirse en una especie de idiotez sin pasado". (p. 44.) Es el drama del desconocimiento. La vida se convielte entonces en una empresa de recuperacidn, primeramente del ncmbre de las cosas a trav6s de etiquetas, y cuando ello se torna insuficiente se comienza a anotar su funci6n: ,,Esta es la vaca, hay que ordefiarla todas las mananas para que pro- duzca leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el cafd y hacer cafd con leche." (p. 47.) Porque el peligro mayor eonsiste en caer en la construcci6n imaginaria, en la negaci6n de la realidad, que es la negaci6n de/ conocimiento. Este es,

Page 18: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

CIEN AIKIOS DE SOLEDAD 141

pues, el verdadero drama de la peste del insomnio. Es, por lo demos, significativo que quien recupera al pueblo de esta plaga es el Gran Conocedor, el que posee las claves de Nostradamus, Melquiades, cuya existencia fuera del tiempo est~i posibilitada justamente por su suprema clarividencia.

Luego de la peste del insomnio se suceden episodios que dicen relaci6n con la evoluci6n econ6mico-social del pueblo, donde ya se empieza a gestar una vida politica. Es la llegada de Apoli- nat Moscote, con toda la contradicci6n de orden politico que implica, queen tanto que signo de autoridad externa envuelve la existencia de Macondo en un contexto nebuloso de vida nacional. En esta secuencia narrativa mayores a trav6s de las formas administrativas que marcan su crecimiento. Dentro de este contexto se sitfia tambi6n la lucha politica que se centra fundamentalmente en las personalidades de Arcadio y el coro- nel Aureliano Buendia. E1 mundo de los civiles pierde toda vigencia frente a la omnipotencia de los rnilitares y el pueblo comienza a experimentar una represi6n sistem~ttica, una exis- tencia bajo otros c~nones. La lucha polltica que lleva a l a s guerras civiles est~ plasmada de sinsentidos y abocada al fra- caso. Se comienza a entrar en este proceso sin comprender "como se llegaba al extremo de hacer una guerra por cosas que no podlan tocarse con las manos" (p. 88.). Luego la lucha adquiere su car~cter de combate sin sentido: ,,Yo, pot mi parte, apenas ahora me doy cuenta que estoy peleando pot orgullo", dice el coronel Aureliano Buendia, quien defiende las posiciones liberales, luego las ataca, y se suma a un ,,federalismo triun- fante en otras rep6blicas del Caribe". Se aboca a un antimili- tarismo rabioso para luego provocar la expresi6n del General Moncada: ,,de tanto odiar a los militares, de tanto combatirlos, de tanto pensar en ellos, has terminado pot ser igual a ellos" (p. 141.). La guerra se torna entonces en un vacio, en un sistema formal donde ,,Muchos no sabian ni siquiera porqu6 peleaban" (p. 145.). E1 Coronel Aureliano Buendia concluye entonees que ,,s61o estamos luchando por el poder" (p. 147.). Todo este sinsentido lleva al Coronel a redescubrir la finica actividad

Page 19: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

142 ANA PIZARRO

plena, real de su vida: ,,Sus finicos instantes felices, desde la tarde remota en que su padre Io !lev6 a conocer el hielo, habian transcurrido en el taller de plateria, donde se le iba el tiempo armando pescaditos de oro. Habia tenido que promover 32 guerras, y habia tenido que vio!ar todos sus pactos con la muerte y revolcarse como un cerdo en el muladar de la gloria para descubrir con casi cuarenta afios de retraso los privilegios de la simplicidad". La fabricaci6n de pescaditos, que el Coro- nel cambia por monedas de oro que fundir~ para convertirlas en nuevos pescaditos es la expresi6n del trabajo como labor productiva y placentera, donde el intercambio de mercancia pot valor se lleva a efecto solo para permitir volver a realizar el trabajo. Es el trabajo como labor plena, e! trabajo por el trabajo mismo. De este modo se reinserta el Coronel Aureliano en el mundo de Macondo, porque ,,En verdad, lo que le inte- resaba a 61 no era el negocio sino el trabajo". (p. 178.) La fabri- caci6n de pescaditos va a reconciliarlo consigo mismo y con el espiritu de Macondo donde el universo tiende a la autentici- dad de la relaci6n del hombre con el hombre y de! hombre con !as cosas, como podremos observar m~s adelante. AI finalizar esta lucha se cierr~t la primera parte de la narraci6n, con un Macondo ya convertido en municipio, para abrirse la parte segunda con la instalaci6n de la Compafiia Bananera. E1 de- curso del relato alcanza, a partir del caPitulo XII una andadura diferente, un ritmo de mayor aceleraci6n, aproxim~ndose la ficci6n novelesca mhs hacia la historia y alejhndose de su car~cter mltico de los orlgenes.

E1 antecedente del cambio es la ins61ita llegada del ferro- carril. La maestrfa con que el narrador/maneja esta parte del texto, referida aI enfrentamiento de los dos momentos hist6ri- cos que esthn en juego en la obra, nos parece notable. Toda esta secuencia es una plasmaci6n patente, a todo nivel, ~de la contradicci6n que estructura el discurso narrativo que obser- vamos. E1 ferrocarril, sfmbolo de la penetraci6n imperialista, tendr/t todas las implicaciones propias de su rol como tal. Con 6! llega el cine, y el desfasaje se vuelve explosivo. Para el

Page 20: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

CIEN AI~IOS DE SOLEDAD 143

universo de Macondo, regido por relaciones simples, el cine aparece como una creaci6n sin objeto: ,,Se indignaron con las imhgenes vivas que el pr6spero comerciante don Bruno Crespi proyectaba en el teatro con taquillas de boca de le6n, porque un personaje ya sepultado en una pelicula, y por cuya desgracia se derramaron ligrimas de aflicci6n, reapareci6 vivo y conver- tido en ~trabe en la pelicula siguiente. E1 pfiblico que pagaba dos centavos para compartir las vicisitudes de los personajes, no pudo soportar aquella burla inaudita y rompi6 la silleteria". (p. 194.) La contradicci6n mils evidente entre el mundo de las relaciones regidas pot el uso frente a la impostura de las relacio- nes mediadas, cuya ley es el cambio, se encuentra tambi6n en la llegada del gram6fono. Este utensilio de consumo, traldo junto con ,,las matronas de Francia", se descubre pronto en su falsedad, en su car~tcter de ,,truco mecimico que no podia compararse con algo tan conmovedor, tan hurnano y tan lleno de verdad cotidiana como una banda de mdsicos". Este objeto inhumano posee tan poca funcionalidad social en este estadio de diferente desarrollo hist6rico, que se le asignar~t otro papel, se la transformar~t como objeto, considerimdosele ,,una cosa buena para que la destriparan los nifios". Toda esta serie de indicios que nos est i caracterizando el universo de Macondo como un mundo de relaciones primarias en desarrollo, como un mundo donde el valor de uso es lzeivindicado como categoria, presenta una relaci6n orgfinica directa con la actividad del Coronel Aureliano Buendia a la que ya nos hemos refefido y en la que 6ste asigna a su actix, idad un papel de placer pro- ductivo no alineado. (p. 173.)

La implantaci6n del complejo bananero que se sigue a la introducci6n de objetos no provocarfi la alarma anterior. E1 se introduce con la implacabilidad de un proceso inminente, a trav6s del mecanismo de sucesi6n temporal que examinamos al comienzo, el mecanismo de ritmos disimiles. E1 lento exa- men de banano que lleva a eabo Mr. Herbert deseneadenarh un torbellino de acciones y transformaciones a tal punto que, como sefialibamos, los habitantes de Macondo se levantan

Page 21: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

144 ANA PIZARRO

temprano a reconocer su ciudad que cada dfa les parece m~is ins61ita. Es en medio de toda esta ruptura fundamental que se produce la ascensi6n de Remedios.

El ritmo de los acontecimientos adquirir~, pues, una veloci- dad desenfrenada, a partir de la implantaci6n del enclave y del auge bananero, Esta velocidad caracterizafft la agudizaci6n de la contradicci6n. Envolviendo a los conflictos sociales y la gran matanza de obreros, 6sta s61o se verdi aniquilada - cu r io sa s o h c i 6 n - por un fen6meno de orden atmosf6rico: el dilu- vio. Es asi como al bfblico periodo de auge va a suceder un tambi6n bfblico periodo de ruina. Y el ciclo circular comienza a cerrarse, llevando consigo la desaparici6n paulatina de los filtimos sobrevivientes de la estirpe, sumergidos uno a uno en el pozo de su soledad. Es la soledad del poder, la soledad del cono- cimiento, la soledad del orgullo, la soledad de la muerte, la soledad predestinada de la estirpe. De ella solo salva la capaci- dad de amar, como en el caso de Amaranta Ursula, y el precio es la consumaci6n del destino, un hijo con cola de cerdo, el fin de los Buendia.

Se ha vuelto entonces al ritmo mltico de los comienzos, favorecido por la medtnica propia de la narraci6n. Esta posee un sistema de dislocaci6n insensible de la realidad, un meca- nismo propio del pensamiento mitico que consiste en otorgar a 6sta caracteres descomunales. Se avanza paulatinamente de lo real a lo descomunal, en una t6nica propiamente 6pica, lirica o dram~tica, situando al relato como algo cotidiano y extrafio al mismo tiempo. Esta dislocaci6n va asociada general- mente al ritmo disimil del discurso. Es el caso, pot ejemplo del episodio de la fecundidad de Petra Cotes. Un episodio tan cotidiano como una crianza de conejos deviene en algo monstruo- so, increible, una proliferaci6n diab61ica que ni siquiera les permite dormir ,,atormentados pot el tr~ifago de los animales". Es el caso de la sangre del cad~iver de Jos6 Arcadio y de tantas otras secuencias que evidencian esta medmica como propia de este discurso narrativo.

Estas que hemos desarrollado nos parecen set las coordena-

Page 22: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

CIEN AltOS DE SOLEDAD t45

das fundamentales de la obra, construida en contradiccidn, en dingtmica permanente, en momentos de tragicomedia y alta lirica. De toda su riqueza expresiva no pretende dar cuenta este esquema, pero un an/tlisis pormenorizado a nivel de las micro- estructuras debiera necesariamente articularse a los ejes que aqul sefialamos. En un segundo paso metodoldgico, ya del lado de la relacidn org~mica de esta estructura de base con el correspondiente substrato histdrico-social podemos ya percibir algunos caminos.

Si pensamos en algfin tipo de relacidn, una mirada de las grandes lineas del desarrollo de Latinoam6rica nos lleva a observar tambi6n su estructura. En efecto, reparamos que las contradicciones de base de la historia de este continente, en sus momentos de la colonia, la bfisqueda de un destino propio y el implacable lazo de la dependencia, est~m evidencia- das a travds del movimiento de la narraci6n. El mismo ritmo disimil del discurso, a que nos hemos referido, tiene que ver con los altibajos de nuestro proceso histdrico y econdmico. Es especificamente el proceso ciclico de grandeza y decadencia del salitre, en Chile, el del estafio en Bolivia, el del caucho, las fortunas inesperadas del caf6, el petrdleo. Existe un ritmo histdrico propio de Am6rica Latina, que se caracteriza por la disimilitud, por la combinacidn de crecimientos desiguales, por una andadura histdrica a saltos, por la coexistencia de la alta tecnificacidn y de los recursos m/is artesanales como instru- mentos y t6cnicas de explotacidn, por el desarrollo paralelo de la ciencia, el arte, la t6cnica que viene del exterior con la elaboracidn regional m~s mitica y tradicional de la creencia popular. Es lo que ha sido llamado el ritmo de desarrollo ,,desigual y combinado". 9 Esta cadencia que adopta el desarro- 11o capitalista de Am6rica Latina se inserta en su estructura de relaciones con el exterior en sus diversas instancias: colonialis- mo espafiol, imperialista europeo y norteamericano. En el

9 Vitale, Luis, Interpretacidn marxista de la Historia de Chile, Stgo de Chile, 1971.

10

Page 23: De la ficción a la historia: Cien Años de Soledad

146 ANA PIZARRO

proceso de reorganizacidn capitalista de este continente se incorporan en diferentes momentos de su desarrollo fragmentos estructurales de los modos de produccidn precapitalistas exis- tentes en el continente antes de la conquista, caracterizando su especial evolucidn como ,,una estructura productiva que es al raisin0 tiempo dominada, dependiente, desigual y combinada y subdesarrollada. Y todos estos componentes guardan entre ellos una relacidn necesaria y constante en el marco del sistema actual. ''1~ La complejidad histdrica de este continente reposa, pues, en la estructura de base de su dependencia, que se define en tanto que su contradiccidn fundamental.

En una primera aproximacidn a la relacidn que nos interesa, y sin intencidn de precisar su carficter, observamos que la estruc- tura y ri tmo de desarrollo histdrico de la obra de Garcla Mfir- quez evidencia una conexidn, con toda la complejidad y riqueza del desarrollo de Am6rica Latina. Lo que si puede advertirse en este acercamiento inicial es que esta conexidn no se da a nivel de elementos individualmente, sino en la relacidn orggmica y fundamental de ellos. Un protocolo de observacidn riguroso de esta relacidn en el fimbito socio-histdrico de Colombia y e n lo que son las coordenadas comunes con el proceso latino- americano, deben, pues, permitir sacar a luz el tipo de relacidn existente. Es con este propdsito que anotamos aqui algunas ideas, producto, en gran parte del trabajo del Grupo Am6rica Latina de la E. P. H. E., y e s con esta finalidad que aventura- mos algunas sugerencias.

10 Quijano, Redefinici6n de la Dependencia y Marginalizaci6n en Am6riea Latina, citado por Vasconi, Sociedad y Desarrollo N ~ 1, Chile, 1971.