De Los Hermanos Musulmanes

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    M Dolores Algora WeberUniversidad CEU San Pablo

    LOS HERMANOS MUSULMANES DESPUS DE LA REVOLUCINDEL DE ENERO: DE LOSIDEALES DEL PASADO A

    LOS DESAFOS POLTICOSDEL PRESENTEEn el contexto de la primavera rabe, como se ha venido a llamar alas movilizaciones sociales que tuvieron lugar a partir de , las revo-luciones de nez y Egipto marcaron el inicio de un proceso que hatrasformado profundamente la realidad de muchos pases rabes. EnEgipto, los acontecimientos de la Plaza ahrir, no slo pusieron fin ala dictadura del presidente Mubarak, sino que adems, permitieron el

    ascenso poltico de nuevos actores, entre los que los Hermanos Musul-manes han desempeado un papel central. En el posterior proceso detransicin, la Hermandad ha pasado a controlar la Asamblea Nacionaly ha situado a su lder Mohamed Mursi en la Presidencia. El debateque tras ello se suscita gira en torno a la verdadera vocacin democr-tica de este movimiento y su relacin con el resto de las fuerzas socialesen el interior y en el exterior de Egipto. Este artculo pretende abordarestas cuestiones, partiendo de una explicacin que permita conocer laevolucin ideolgica y poltica de la Hermandad, para posteriormentetratar los cambios experimentados en sta tras el fin del rgimen ante-rior y finalmente analizar las influencias transnacionales que de ello se

    han derivado y las consecuencias que se pueden esperar en las relacionesinternacionales.

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    Islam, Islamismo, Hermanos Musulmanes, Egipto, Primavera rabe

    In the framework of the Arab Spring, as has been called the social move-ments that took place in , the revolutions in unisia and Egypt werethe beginning of a process that has deeply changed the life of many countriesin the Arab World. In Egypt, the events happened in ahrir Place, not onlycarried out the end of the Mubarks dictatorship, but also, allowed the full

    political integration of new actors, among them, the Muslim Brothers playthe main role. In the subsequent transitional process, the Brotherhood hasachieved the control of the National Assembly and its leader, Momamed

    Mursi, has been situated in the Presidency. Te present debate is focused onthe truly democratic dimension of this movement and its relations with theother social forces inside Egypt and abroad. Tis paper tries to address theseissues. For this purpose, it begins with an explanation about the ideologicaland political evolution of the Muslim Brotherhood and its internal changescaused by the end of the previous regime, after that, a final analysis on its

    transnational influence and the possible future international aftermaths.Islam, Islamism, Muslim Brotherhood, Egypt, Arab Spring

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    INTRODUCCIN

    E n tuvieron lugar una serie de movilizaciones sociales en los diferentesEstados rabes, que vinieron a conocerse como la primavera rabe. Sin duda,esta expresin ha pretendido asimilar el proceso histrico que se vivi en Eu-ropa a mediados del siglo XIX con lo sucedido en el mundo rabe. No conviene ol-

    vidar que aquella primavera de los pueblos del pasado no fue el final de una etapa,sino ms bien el arranque definitivo de las transformaciones que se venan gestandoen las dcadas anteriores. Lejos de considerar agotada la trayectoria revolucionaria delos pases rabes, partimos de la idea de que no significa ms que el inicio de un largorecorrido. A pesar de la cercana temporal de los levantamientos rabes, estos comolos del siglo XIX, son ya sucesos igualmente histricos, pero no habr una similitudcompleta entre sus dos desarrollos.

    El mundo rabe conforma un espacio cultural que responde a una dinmica propia.Aun considerando su occidentalizacin, tambin fruto de la historia, contiene un sus-

    trato tradicional y profundamente arraigado como rabe y adems como musulmn.Por tanto, esperar los mismos resultados de lo sucedido en Europa occidental, hacecasi dos siglos, implica una limitacin importante a la hora de comprender el devenirde las sociedades rabes. Si las dos primaveras tienen algo en comn, no va ms alldel despertar de los pueblos: la demanda de acceso al poder. El resto ser completa-mente diferente, que no significa antagnico.

    ambin se han querido equiparar el fin de las dictaduras rabes con lo sucedido en Europa del

    Este tras la cada del Muro de Berln. No deja de ser una comparacin con cierta lgica, pero esigualmente engaosa. Culturalmente, aquellos pases tenan un modelo con el que identificarse: eloccidental. Sin embargo, los Estados rabes debern acometer la creacin de su propio modelo. Esta

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    Una de las mejores manifestaciones de lo dicho fue la Revolucin del de enerode en Egipto y sus consecuencias. Los resultados de las primeras elecciones legis-lativas libres en este pas sacaron a la luz esa realidad oculta. El proceso de transicinhacia un nuevo rgimen ha comenzado, pero est todava en plena realizacin. En estemarco, el ascenso de los Hermanos Musulmanes (al-Ijwn al-muslimin) como grupodominante de la escena poltica, est dejando su impronta en la tarea constitucional,que deber llevar progresivamente a una nueva fase a la sociedad egipcia.

    Para poder entender que se puede esperar de los cambios en Egipto, resulta con-veniente centrarse en la Hermandad Musulmana. Hace falta un estudio que permitarecordar sus orgenes y aspiraciones tradicionales, as como los desafos a los que se en-frenta en el presente. Esta nueva situacin afectar tanto al perfil interno del gobiernoen aquel pas como al orden regional e internacional.

    Antes de emprender este anlisis, hay que recordar algunos de los datos geopolticos

    que permiten ubicar las circunstancias egipcias; dado que, si bien lo pasado en nezpudo ser la chispa que hizo saltar al mundo rabe, poco tiene que ver con el contextoegipcio.

    Si sealamos entre estos parmetros los que mejor pueden ayudar a encuadrar larevolucin en Egipto, hay que mencionar que este pas de un milln de Km cuadradosde superficie, cuenta con una poblacin de millones. De estos, el , es pobla-cin urbana y el resto se concentra en los valles frtiles del Nilo. iene una tasa dealfabetizacin del , un , del PIB en gastos en Educacin y un , del PIB engastos en Salud. Estos indicadores sitan a Egipto en el puesto del IDH. Se aade

    una deuda externa acumulada del , (); una tasa de incidencia de la pobrezadel (en ); y un paro del , (en ).

    Egipto cuenta con una tradicin parlamentaria que data del ltimo tercio del sigloXIX, cuando el jedive Ismail cre un Consejo Consultivo de Representantes (Majlisal-Shura) en . A partir de la creacin del Protectorado Britnico, el Parlamento o

    Asamblea del Pueblo (Majlis al-Shaab) estuvo dominado por el Partido Wafd, creado

    es una aspiracin histrica pendiente. A los nuevos Gobiernos corresponde la responsabilidad deasumir esta oportunidad y a los Estados ajenos al mundo rabe, la de saber asimilar y gestionar estenuevo contexto.

    Los datos corresponden a los ndices de Desarrollo Humano (IDH) de Naciones Unidas de mayode (son los datos ms recientes al cierre de esta publicacin).

    http://hdrstats.undp.org/es/paises/perfiles/EGY.html.

    La misma fuente aporta para nez: Una poblacin de millones de habitantes en una superficie de mil Km cuadrados; una tasa de alfabetizacin del ,; unos gastos en Educacin del el PIB;y un en gastos de Salud. nez se sita en el puesto del IDH.

    Estos datos estn obtenidos del Banco Mundial. http://datos.bancomundial.org/pais/egipto-repu-blica-arabe-de. La misma fuente para nez: una deuda externa del , (); una tasa de inciden-cia de la pobreza en , (en ) y un ndice de paro , ().

    http://hdrstats.undp.org/es/paises/perfiles/EGY.htmlhttp://datos.bancomundial.org/pais/egipto-republica-arabe-dehttp://datos.bancomundial.org/pais/egipto-republica-arabe-dehttp://datos.bancomundial.org/pais/egipto-republica-arabe-dehttp://datos.bancomundial.org/pais/egipto-republica-arabe-dehttp://hdrstats.undp.org/es/paises/perfiles/EGY.html
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    en . En , a raz de la Revolucin de los Oficiales Libres que en poco tiempodio lugar a un rgimen de partido nico, el de Unin Nacionalms tarde, la UninSocialista rabe- ocup el centro de la vida poltica. En los aos ochenta, el presidenteMubarak potenci el Partido Nacional Demcrata, siguiendo la poltica de su prede-cesor Anuar al-Sadat. Este partido desapareci con la Revolucin del de enero. Elresto de formaciones han contribuido a mantener el pluripartidismo parlamentario,aparentemente democrtico, de los distintos regmenes egipcios, especialmente desdemediados del siglo XX.

    Adems, en Egipto existen una serie de activos movimientos sociales. Entre ellos, elque ocup un lugar destacado en la promocin de las manifestaciones en la Plaza a-hrir: al-Kefiya(Basta ya!), laico y juvenil, fundado en . Sin embargo, el de mayorpeso y tradicin ha sido siempre la Hermandad Musulmana, enraizado en la sociedadegipcia desde finales de los aos veinte. Por primera vez particip en los comicios en; como consecuencia de los ltimos sucesos revolucionarios ha dado el salto defi-nitivo para incorporarse a la vida pblica como formacin poltica. De cara al procesoelectoral legislativo se dividi en distintos partidos, el mayoritario de los cuales, elPartido de la Libertad y Justicia (PLJ), ha obtenido una victoria arrasadora alcanzandocasi el de los votos en las elecciones parlamentarias, finalizadas en enero de .

    A partir de aqu, veamos cmo se ha producido esta evolucin de los HermanosMusulmanes y qu consecuencias podrn derivarse para el futuro.

    EL CAMINO RECORRIDO POR LA HERMANDAD MUSULMANA

    HASTA LA CREACIN DE PARTIDOS POLTICOS

    Los orgenes de la Hermandad

    Pertenece a ese conjunto de corrientes que definen lo que se entiende como el Is-lam poltico. Para poder analizar la situacin actual de la rama ms importante y ms

    El Movimiento Wafd, tiene su origen en el siglo XIX, siendo el principal portavoz en las negocia-ciones entre egipcios y britnicos que llevaron a la independencia en . En las primeras eleccionesparlamentarias de obtuvo una mayora aplastante, convirtindose en el protagonista de la con-vulsa poltica egipcia durante las dcadas siguientes. El partido fue disuelto en , y refundado en con el nombre de Nuevo Partido Wafdy ha seguido activo en la poltica hasta el presente. Puedeconsultarse: Chatterji, Nikshoy C.: History of Modern Middle East. Londres, Oriental University Press,. Pgs. -.

    El Partido de Unin Nacional, creado e instalado en el poder por Nasser, despus se transform enla Unin Socialista rabe, que se disolvi en . A esta formacin han seguido otras, que mantienenel ideario nasserista hasta hoy en da. Puede consultarse: Chatterji, Nikshoy C.: Opus cit, Pgs. -y -.

    Para el papel de este movimiento y otros similares en las movilizaciones de Egipto puede consul-tarse: Atalaya sociopoltica de Casa rabe, n, marzo-abril , pgs.-.

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    antigua de ese Islam denominado poltico o islamismo moderado, nos remontamosunos aos atrs, para repasar brevemente el origen de su organizacin e ideologa.

    La Cofrada de los Hermanos Musulmanes fue creada por Hasan al-Banna en laciudad egipcia de Ismailiya en . Su inspiracin fueron las diferentes corrientes

    regeneracionistas musulmanas, en funcin de las que dot a sus teoras de una dimen-sin poltica y social. Se convirti en la organizacin ms importante de Egipto y enparte del mundo musulmn, llegando a ser punto de referencia para los movimientosislamistas del siglo XX.

    De joven, a travs de su familia, Al-Banna entr en contacto con el sufismo, co-rriente que ejerci en l una gran influencia. En uno de los grupos de oracin conocia Ahmad al-Sukkari, con quien fund la Sociedad Hasaniya para la Caridad, cuyosfines eran los de preservar la moral musulmana, combatir lo prohibido y hacer frenteal proselitismo cristiano. Ms tarde, esta sociedad y sus metas fueron el embrin de los

    Hermanos Musulmanes.Paralelamente, su apego a la tradicin y su sentimiento nacionalista se vieron incre-

    mentados por la sangrienta represin que, en , sigui al levantamiento contra laautoridad colonial britnica, acabando con el Protectorado.

    El avance del kemalismo en urqua, que puso fin al califato otomano, unido a laanimadversin al colonialismo britnico y a la ola de secularismo a la que se sumaronlas capas acomodadas de la sociedad egipcia, fueron vistos por algunos sectores comoun agravio para las tradiciones y fundamentos islmicos. Fue en este contexto en elque Al-Banna decidi dar un impulso definitivo a su predicacin y llamada hacia lavida islmica. Como profesor, pudo atraer a grupos de estudiantes que le siguieron ensu aspiracin. Se reunieron bajo un lema que perdura hasta el presente: Al es nuestroobjetivo. El profeta nuestro lder. El Corn es nuestra ley. La yihadnuestro camino.Morir en el camino de Al es nuestra mayor esperanza.

    Por tanto, los Hermanos Musulmanes surgieron como un Movimiento que aspi-raba a un modelo social. Expandieron una organizacin en red que, progresivamentele dot de una estructura de servicios paralela a la Administracin pblica. Esta pla-nificacin hizo que fueran percibidos como una amenaza a la concepcin estatal delrgimen durante los ltimos aos de la Monarqua del Rey Faruq I. No se vieron real-mente implicados en asuntos polticos hasta finales de los aos cuarenta. El estallidodel primer conflicto rabe-israel supuso un punto de inflexin, que los llev a dar estepaso. Al-Banna muri asesinado en .

    En la dcada de los cincuenta, durante los aos calientes de la guerra fra, SaidRamadan, yerno y seguidor del fundador, mantuvo contactos con el presidente Eis-enhower. Desde el exterior se perciba entonces a los Hermanos Musulmanes como elmejor instrumento para luchar contra el rgimen de Nasser quin, a su vez, inici una

    Martn, Javier: Los Hermanos Musulmanes. Madrid, Los Libros de la Catarata, . Pg. , , -.

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    campaa contraria a la Hermandad, disolvindola en . En las dcadas siguientesfueron reprimidos, y pasaron la mayor parte de su trayectoria en la clandestinidad.Muchos salieron de Egipto hacia Europa, Estados Unidos o Arabia Saud.

    La divisin y radicalizacin ideolgica

    Por aquella poca, Sayyed al-Qutb promovi una transformacin ideolgica delmovimiento, al sustituir los principios doctrinales originarios de Al-Banna por una se-rie de tesis radicales. Estas nuevas ideas abrieron las puertas para realzar el concepto dela yihad, entendida como el deber de la aplicacin de la shariao ley islmica en todala sociedad y en el comportamiento individual de cada musulmn. A partir de ese mo-mento comenz el rechazo de los regmenes occidentales; tambin de los rabes quehaban sucumbido a la occidentalizacin. Ello contribuy al aislamiento social de susmiembros. Esta evolucin ahond el recelo permanente sobre los fines que perseguan

    los Hermanos Musulmanes y sus acciones, aumentando el hostigamiento todava ma-yor. En fue ejecutado Al-Qutb, pero sus seguidores recibieron la proteccin deArabia Saud, sirviendo estos lazos para la conexin con las corrientes wahhabessala-fistas. Mientras tanto, en Oriente Prximo la Guerra de los Seis Das, de , aportnuevos argumentos para la radicalizacin.

    Durante su Presidencia, Anuar al-Sadat permiti a los Hermanos Musulmanes re-tomar sus actividades, viendo en ello la ocasin de contrapesar los restos del nasseris-mo. Esto sirvi para la reorganizacin de la Hermandad. El fin de la clandestinidadles vali para la captacin de una nueva generacin de seguidores en las universidades,

    pero no constituyeron un partido poltico propio, pues no era su objetivo.En los aos ochenta cambi por completo la situacin de la Cofrada, al ser vin-

    culado el asesinato del presidente Al-Sadat con algunos de sus miembros del ala msradical, la Asociacin Islmica (al-Jamaah al-Islamiyya), que haba evolucionado ha-cia el terrorismo despus de la firma de los Acuerdos de Camp David. Aunque lonormal era negar todo tipo de vinculacin con el Movimiento, algunos de sus afiliadosparticipaban en el sistema poltico como candidatos independientes de las diferentesformaciones autorizadas. No obstante, la tnica del rgimen de Hosni Mubarak fue lade controlar de cerca los negocios o actividades humanitarias que, a travs de sus aso-

    ciaciones, estaban relacionados con los Hermanos Musulmanes. A pesar de ello, no selogr frenar su penetracin social. Porque, a medida que el poder de Mubarak se hacams fuerte y corrupto, y se iba volcando hacia la diplomacia exterior, se fue olvidando

    En el asesinato del presidente tambin participaron otros grupos, como Yihad Islmica (al-Jihadal-Islami), al que posteriormente se unira Aymn al-Zawahiri, por entonces todava miembro de losHermanos Musulmanes. ste pas aos en la crcel Acusado de magnicidio. En unific la YihadIslmica Egipcia. Ms tarde, se convirti en la persona de confianza de Osama Bin Laden y como susucesor ocupa la cabeza de al-Qaeda en la actualidad.

    En las elecciones de y algunos de sus miembros participaron en los sufragios, pero en laslistas de otros partidos polticos, tales como el Nuevo Wafd o el al-Ahrar.

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    de la atencin a la sociedad egipcia. Es decir, los servicios sociales gubernamentalesquedaban gradualmente ms lejos del alcance de las capas sociales ms populares, quepadecan un progresivo aumento de la penuria a medida que se enriquecan las litescercanas al poder.

    sta era la situacin interna de Egipto. Una vez ms, haba que tener en cuenta elcontexto regional. En aquella ocasin, fue la ola revolucionaria islmica desatada porel regreso del ayatollahJomeini a Irn, tras la cada del sha Reza Pahlevi. A partir de, coincidiendo adems con el estallido de la Primera Guerra del Golfo entre Irn eIraq, se inici una expansin del islamismo que penetr en poco tiempo en los pasesrabes. Al margen de las diferencias entre shieso sunnes, el mpetu reformador acabtraducindose en un proceso de filiacin musulmana frente a los gobiernos occidenta-les. La fracasada unidad perseguida por el ideal de la nacin rabe, basada en regme-nes laicos de los aos cincuenta y sesenta, fue sustituida por la identidad musulmana.En otras palabras, la umma o comunidad musulmana emprendaun modelo propio,que aspiraba a reemplazar a los sistemas polticos de las cuatro dcadas anteriores. Apartir de este momento, se convertan en antagnicos los modelos islmico y secular.

    En Egipto la reislamizacin de la sociedad no se hizo esperar. La promocin de lacaridad fue la mejor herramienta de la que hicieron uso los Hermanos Musulmanespara presentar su labor como va de recuperacin de aquella pureza islmica. En aque-llos aos se adopt un lema que atraera a las masas hacia la Hermandad de formaindiscutible: El Islam es la solucin. En las dcadas finales del siglo XX no hubo nin-gn eslogan en las campaas de los partidos polticos, tolerados en las elecciones, quepudiera competir con ste. Se convirti en un gancho social respaldado por una autn-tica solidaridad visible. Por esta razn, los Hermanos Musulmanes fueron perdiendoese perfil que los vinculaba exclusivamente con los pobres. Cada vez ms, las clasesmedias y parte de las lites, de forma comunitaria o independiente, fueron compene-trndose con aquel mensaje y aquella actividad. As se entiende que, a medida que elislamismo poltico iba ganando adeptos, tambin iban aumentando las restriccionesimpuestas por las autoridades, y se estrechaba ms an el control de este Movimiento.

    Con el paso del tiempo, el desgaste revolucionario y la actuacin fundamentalistadel rgimen en Irn dej mucho que desear a quienes haban sido atrados hacia aquelideal de extrema pureza vinculado con los ayatollah. Esta situacin desat el debateinterno en la ummaen torno a los distintos mbitos y grados de aplicacin de la sharia.La diferencia que subyaca entre shiesy sunnesfue hacindose cada vez ms patente.

    Ante el posible desvanecimiento de la idea de creacin de un sistema islmico mun-dial, los sectores ms radicalizados de las dos vertientes del Islam incrementaron elproselitismo. En otras palabras, entre las sociedades rabes, mayoritariamente sunnes,se extendi el desencanto del modelo iran, disminuyendo notablemente su respaldo.

    Por entonces, el escenario afgano, primero sumido en una guerra civil y despus enpleno apogeo del rgimen talibn, sirvi de marco perfecto para quienes en torno alayihad, esta vez entendida como guerra santa, haban concebido la idea de la recons-truccin de un Califato Islmico. Esta aspiracin atrajo a muchos de los que, desilusio-nados con el debilitamiento del islamismo shi, pasados los aos de su esplendor, espe-

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    raban un modelo alternativo al iran. El ya mencionado Aymn al-Zawahiri, mdicoegipcio ligado en el origen de su trayectoria a los Hermanos Musulmanes, encontren Afganistn la oportunidad para acusar abiertamente de traicin al Movimiento, porrechazar el uso de la violencia en la consecucin de layihad.Recordemos que, en estecontexto, Al-Zawahiri se convirti en el apoyo ms importante de Osama Bin Ladeny la red de al-Qaeda.

    odas estas circunstancias no dejaron ajena a la Hermandad. Por un lado, la ma-yora de sus miembros se distanciaron de aquella radicalizacin hacia la que habaevolucionado parte del islamismo poltico. Pero, por otro, aquel incremento de lapresencia del Islam en la vida pblica fue aprovechado por la Cofrada para su mayorexpansin y labor entre los musulmanes moderados. En otras palabras, fue el contextoregional lo que sirvi para facilitar la concienciacin social hacia el Islam. Un buenreflejo fue la generalizacin del uso del velo entre las mujeres ygallabiya(tnica) entrelos hombres, si bien el asunto que haba detrs de ello era mucho ms profundo quela apariencia externa. El buen musulmn era el que respaldaba la penetracin de estaotra versin del islamismo poltico en todos los rdenes de la vida, el resto, los defen-sores de la secularizacin del sistema, eran los elementos exgenos de una sociedad enla que el carcter nacional, el concepto de watan o nacin, haba sido remplazado porel fundamentalismo islmico.

    Dicho esto, se explica cmo los Hermanos Musulmanes se vieron envueltos enaquel marco de debate y radicalizacin. De ello tambin se deduce el mantenimien-to del control y represin por parte del Gobierno egipcio en los aos finales de losnoventa.

    El retorno a la moderacin

    Los atentados del -S fueron la oportunidad para que los Hermanos Musulmanespudieran demostrar, tanto a la sociedad egipcia como a la internacional, su incompati-bilidad con los sectores salafistas yihadistas. Aunque en un tiempo se nutrieron de susfilas, se haban alejado de ellos. La Hermandad conden el terrorismo internacional,tal como fue expresado entonces por su portavoz, Mohamed al-Hudaibi. Este pasosupuso un nuevo punto de inflexin en su trayectoria. Se hizo ms necesaria la evi-

    dencia de la distancia que los Hermanos Musulmanes deseaban mantener con aquella

    Sobre la posicin de los Hermanos Musulmanes respecto a al-Qaeda, puede consultarse en lapgina web oficial el artculo de Marwan Bishara ( de enero de )http://www.ikhwanweb.com/article.php?id=.

    Dentro de los salafistas existen dos ramas, cuyas diferencias conceptuales son importantes. Lossalafistas yihadistas admiten el uso de la violencia yihad o guerra santa para la expansin del Islam;los salafistas de predicacin rechazan esta concepcin. Desde que Osama Bin Laden se desvincul

    de la dinasta saud, est divisin se ha hecho mucho ms patente, pero doctrinalmente ambas tenden-cias comparten una visin rigorista de la aplicacin de la sharia, lo que les distancia de la HermandadMusulmana.

    http://www.ikhwanweb.com/article.php?id=22699http://www.ikhwanweb.com/article.php?id=22699
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    dinmica radical en la que haba entrado el islamismo poltico en las dos ltimasdcadas. Desde entonces, sus lderes se centraron en su conciliacin con los mtodospacficos para transformar la sociedad, que no significaba la renuncia a sus principios yvalores religiosos. En definitiva, se trataba de una vuelta a los orgenes ideolgicos quepermitiera consolidar esa confianza, que ya se haba extendido en la sociedad egipciaa travs de su solidaridad.

    A pesar del rechazo a la violencia, los Hermanos Musulmanes nunca han condena-do abiertamente la ideologa y mtodos de al-Qutb. Ms bien los han justificado comola resistencia lgica a la opresin gubernamental, fruto de su connivencia con las po-tencias extranjeras. S es ms evidente es el rechazo al islamismo radical, especialmentede al-Qaeda. Las posiciones concretas sobre las situaciones de Palestina o Iraq todavadan lugar a distintas interpretaciones.

    Aun con estas ambigedades, para Mubarak la condena de los atentados del -S

    tambin supuso un cambio en su actitud respecto a los Hermanos Musulmanes. Re-sultado no slo de su iniciativa particular, sino por el aliento procedente del exterior.Ya no se pudo ignorar o tapar a la fuerza la realidad que subyaca debajo de esa aparien-cia democrtica. Entre otros motivos porque su arraigo entre la sociedad era tal, quesu contencin actuaba directamente sobre la opinin, cada vez ms impopular, quelos ciudadanos tenan del rgimen. Este descrdito haba crecido notablemente desdeque se manifestara la voluntad de perpetuar la dictadura con la sucesin de GamalMubarak en la Presidencia.

    Por otra parte, la autntica moderacin de los Hermanos Musulmanes pareca que

    podra llegar a travs de su visibilidad social. El encaje de estos en el juego polticopodra resultar una va para la aceptacin de las bases de un Estado secular, en el quetuvieran cabida. Al fin y al cabo, en aquellos momentos - la aparicin del Partido

    Justicia y Desarrollo en urqua, demostraba la compatibilidad entre el Islam polticoy el sistema de partidos democrtico.

    Por tanto, el cambio ms notable de su historia tuvo lugar al permitirse la parti-cipacin de algunos candidatos independientes, con su propia identidad como Her-manos Musulmanes, en los comicios electorales de . Pasaron a tener un estatushbrido, consistente en ser tolerados, pero no legalizados. Los resultados no sirvieron

    para calibrar su aceptacin real en la sociedad, pero al menos permitieron su represen-tacin parlamentaria: diputados de . Esta participacin no fue suficiente paraacallar las crticas al rgimen. Por el contrario, Mubarak se vio movido a prolongarsus medidas restrictivas, manteniendo encarcelados a un tercio de los miembros dela Hermandad, entre los que se hallaban algunos de los lderes ms significativos. Enel mbito local, muchos de los diputados electos vieron limitadas sus actuaciones eincluso fueron igualmente arrestados.

    La influencia que este aspecto tuvo en el estallido de la Revolucin del de enero puede con-sultarse en: Lampridi-Kemou, Athina: Egipto la revolucin inconclusa, Informe sobre las revueltasrabes.Madrid, Ediciones del Oriente y el Mediterrneo, . Pp. y ss.

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    A pesar de su integracin social y su participacin en el proceso electoral, durantelos ltimos aos del rgimen de Mubarak, en el plano interno la Hermandad Musul-mana experiment un debilitamiento considerable debido a sus desavenencias en lasucesin del gua espiritual. No era la primera vez que aparecan discrepancias. Pero,en esta ocasin, tuvieron como novedad su difusin en los medios de comunicacin.Estas diferencias perjudicaron su imagen, dando la impresin de que se estaba produ-ciendo un desgaste considerable en la organizacin interna.

    Ante las elecciones de , la Hermandad se sum a los partidos que llamabanal boicot por la falta de trasparencia del proceso electoral respecto a las candidaturasajenas al Partido Nacional Democrtico. Esto nuevamente afect a las relaciones dela Hermandad con el rgimen de Mubarak, al verse defraudados por esas maniobraspresidenciales, que tan pronto eran propicias a su aceptacin como a su marginaciny persecucin.

    Aunque la crisis interna se haba solventado en el Movimiento antes de la Revo-lucin del de enero, se evidenci la existencia de diferentes grupos, que luego sesald con la escisin en distintos partidos a la hora de concurrir a la carrera electoraluna vez derrocada la dictadura.

    En los ltimos aos, la Hermandad ha declarado con frecuencia que persigue unatransformacin pacfica del rgimen poltico. Su adhesin a las manifestaciones de laPlaza ahrir puede entenderse como una muestra de ello. Lejos de haber tenido nin-guna participacin en el estallido revolucionario, han sido los que han obtenido mayorprovecho del fin del rgimen.

    La presencia de la Hermandad en la Revolucin del de enero

    Cuando se produjeron las manifestaciones de la Plaza ahrir, fueron los HermanosMusulmanes universitarios quienes se sumaron a las protestas desde el primer momen-to. No lo hicieron como miembros del Movimiento, sino como ciudadanos egipciosen contra del sistema dictatorial. En las semanas que duraron las movilizaciones, nisiquiera apelaban a la cpula organizativa, sino que se fueron identificando en torno anuevos lderes, jvenes y reformistas. Finalmente, la Hermandad acab involucrndo-se como tal, implicando tambin a sus representantes ms reconocidos. No obstante,los distintos pasos que se dieron en este proceso hasta el derrocamiento definitivode Mubarak, pusieron de manifiesto las grietas que ya existan entre ellos. Desde elprincipio falt el consenso en la posicin que deberan mantener. Cuando Omar Su-leiman, nombrado vicepresidente durante la Revolucin del de enero, convoc alos distintos miembros de la oposicin al Gobierno, era evidente el desacuerdo entreunos jvenes que pedan un cambio completo de rgimen y los de ms edad que seconformaban con las concesiones habituales hacia una mayor tolerancia.

    Nathan Brown: Te Muslim Brotherhood. Carnegie Endowment for International Peace (April, ). Pg. .

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    Actualmente, la juventud universitaria vinculada a la Hermandad tiende a concedermayor espontaneidad a la organizacin que otorgada por sus predecesores. Su red deconexin se vale del uso de las nuevas tecnologas. Alrededor del de los visitantesegipcios de las pginas web son Hermanos Musulmanes. Rechazan la jerarquizacininterna en la eleccin de los cargos como uno de sus aspectos doctrinales. Estn msprximos a entender la prctica del Islam como vivencia personal, lo que en principiofacilitara su compenetracin con un sistema multipartidista, incluso en un Estado debase secular. Es obvio tambin que existe una brecha generacional. En ello radica elprincipal desafo del Movimiento y su evolucin ideolgica en el futuro cercano. Nopor ello sus ideales dejan de ser compatibles con los pilares del Islam; de hecho, mu-chas de las voces reformadoras se sostienen en el principio del Iytihad, que sera esacapacidad de renovacin y adaptacin a las sociedades modernas.

    Ms all de estas diferencias ideolgicas, cabe sealar es que los principios doctrina-les actuales del Movimiento son el resultado de la vuelta segn ellos definitiva- a suorigen moderado. Estas bases no se han visto alteradas ni con su entrada en la poltica.

    Ello ha facilitado que despus de este largo camino recorrido, de cara a las primeraselecciones libres en Egipto, celebradas a finales de e inicios de , los HermanosMusulmanes constituyeran tres partidos polticos: el Partido de la Libertad y Justicia(PLJ) (Hizb al-Huriya ua al-Adl), recientemente creado; el Partido de Centro (al-Wasat), fundado en pero legalizado ahora; y el de los jvenes, el Partido Actualde Egipto (al-ayyar al-Mesry).

    Las diferencias de los tres partidos creados estn ms localizadas en su grado de

    pragmatismo; en sus deseos de integracin en el parlamentarismo democrtico y tole-rancia poltica, ms que en su ideario. Una vez dado este paso, la expresin al uso entrelos miembros de la Hermandad es democracia islmica, puesto que no consideranel orden del Islam sea incompatible con las demandas actuales de libertad, consultaciudadana, igualdad de derechos y educacin de la mujer o la adaptacin de las tecno-logas occidentales en los progresos cotidianos.

    Por ltimo, existen elementos comunes a todas las ramas de los Hermanos Mu-sulmanes, al no ser un movimiento uniforme. Para cualquiera de ellos, por encimade su agenda poltica est la social, humanitaria, caritativa o educativa, que es lo que

    consideran que les ayudar a trasformar la sociedad en ejemplar. De ello se espera laexpansin del paradigma musulmn como la base de la gobernanza mundial. Segnel legado de Al-Banna, este anhelo deber ser alcanzado de forma gradual, a travs deuna serie de fases pacficas de reformas sociales y polticas.

    Orti Prez, Juan: Islam y Democracia, Boletn de Informacin, n . Madrid, CESEDEN,. Pg. .

    El legado de Al-Banna se recogi en una serie decartas que redact para sus seguidores, que cons-tituyen lo que se conoce como teora del Gradualismo.

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    ACTUALIDAD DE LOS HERMANOS MUSULMANES

    La pervivencia como Hermandad

    La Hermandad Musulmana ha sobrevivido desde su fundacin a los distintos re-gmenes y gobiernos. Pasemos a analizar algunas de las claves que le han permitidoprolongar su existencia como tal a pesar de las dificultades. Ello responde a diferentesmotivos.

    El primero es bien conocido: su organizacin estructurada, muy expandida y conso-lidada. Como asegura Essam el-Aryam, vicepresidente del PLJ: la Hermandad puedeser debilitada, pero siempre se recupera; puede estar enferma, pero nunca muere.Precisamente, los inagotables intentos de desarticularla por parte de sus detractores es

    lo que ha favorecido su cohesin y resistencia.La organizacin de los Hermanos Musulmanes est muy jerarquizada. El mximo

    representante del Movimiento es el gua general o espiritual. Desde , ocupa estepuesto Mohamed Badia, un profesor conservador pero a su vez predispuesto a viviren un rgimen pluripartidista y plurireligioso. El nombramiento de esta autoridad sehace de manera electiva por voto secreto en el seno del Consejo de la Shura, la confe-rencia que rene a todos los representantes de la Hermandad, elegidos a su vez en lasclulas locales. Se considera que, al ser un sistema consultivo y representativo, todossus miembros deben seguir las recomendaciones del gua espiritual.

    El funcionamiento nacional est estructurado desde una oficina central (OficinaGeneral de Orientacin) con sede en El Cairo, conectada con una red de numerosasfiliales provinciales y locales y un conjunto de Departamentos que equivaldran a losministerios de un gobierno. Desde aqu, el gua espiritual (gua general), traza laslneas que debe seguir la Hermandad en todo el pas y se ocupa de las relaciones in-ternacionales. La Hermandad cuenta con sus propios tribunales de Justicia. ambintiene un servicio de Inteligencia.

    La nutrida financiacin de los Hermanos Musulmanes procede tericamente de lasdonaciones de sus miembros en Egipto y en otros pases rabes, pero ste es uno de losaspectos ms celosamente reservados por parte de sus representantes. Las aportacionesprovendran de donaciones de particulares y fundaciones, de las actividades para larecaudacin de fondos, del zakato limosna tercer pilar del Islam- y de la inversinen fondos empresariales. El Movimiento tiene estrechos lazos con los grandes bancosislmicos en todo el mundo.

    Al-Aryan, Essam: Egypt: New Phase in Muslim Brotherhood, de enero de , http://www.onislam.net/english/politics/africa/.html.

    Orti Prez, Juan: Opus cit, Pag. .

    La fuente es Centro de Inteligencia y lucha contra el errorismo Meir Amit (Junio ).

    http://www.onislam.net/english/politics/africa/418513.htmlhttp://www.onislam.net/english/politics/africa/418513.htmlhttp://www.onislam.net/english/politics/africa/418513.htmlhttp://www.onislam.net/english/politics/africa/418513.html
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    Adems de esta robusta organizacin, hay otros factores sociolgicos que justificansu continuidad. Los Hermanos Musulmanes siempre han mantenido la identificacinde la sociedad con una cultura que va ms all de la rabe propiamente dicha: la isl-mica. sta se ha extendido y consolidado como la alternativa a la cultura occidental.No se trata nicamente de una percepcin religiosa, sino de una concepcin de lasociedad, su organizacin y sus instituciones. Ello no significa obligatoriamente in-compatibilidad con Occidente. Sin embargo, existen elementos que han contribuidoa presentarla de esta manera, como las dictaduras rabes laicas instaladas en los Go-biernos que siguieron a la poca colonial.

    Las lites rabes reprodujeron los mismos esquemas de sus colonizadores, sin darlugar a un modelo propio, que es todava hoy la asignatura pendiente del mundorabe-musulmn. Por ello, no debe sorprender que tras las revoluciones que las handerrocado empiecen a surgir nuevos sistemas basados en el Islam. En este contexto, laHermandad Musulmana encuentra su lugar.

    Las polticas seculares, promovidas desde arriba por los dictadores, han llevadoa identificar al Islam como el autntico cauce de oposicin poltica, negando estafuncin al resto de los grupos laicos. La represin de los islamistas ha contribuido apromover esta percepcin. A su vez, los gobernantes han sabido explotar el argumentopara valerse del favor de las potencias occidentales, lo que ha culminado inevitable-mente en esta interpretacin.

    Por otro lado, en el contexto poltico de las dictaduras mencionadas, por miedo opor comodidad, la oposicin laica no haba sido capaz de hacer frente a los regmenes

    desde el interior de la sociedad. Las crticas de los ciudadanos rabes a los gobiernos,siempre limitadas, normalmente se han emitido desde el exterior. Esto explica que amuchos sectores no islamistas las revueltas les hayan sorprendido desorganizados y sinmedios de propaganda, mientras que los Hermanos Musulmanes disponan de unaideologa consolidada y una estructura estable.

    Por ltimo, la fuerza de los Hermanos Musulmanes se basa en su accin social,favorecida igualmente por las circunstancias polticas. La sucesin de Gobiernos in-contestables y corruptos ha determinado que la nica asistencia dirigida a amplsimascapas desfavorecidas de la sociedad haya sido la caridad musulmana, en sustitucin del

    auxilio correspondiente a los servicios pblicos. Esta solidaridad ha sido un vehculoesencial para la propagacin doctrinal, pero no debe identificarse como el nico me-dio de persuasin. Los Hermanos Musulmanes cuentan con otro respaldo colectivoque no ha resultado de esa beneficencia. Se trata del apoyo de profesionales liberales,especialmente vinculados al mbito de la Medicina o Judicatura, as como de muchosresponsables de la accin sindical. Esto demuestra que la Hermandad es percibidacomo un actor que representa la lucha contra la injusticia social en trminos muyamplios, lo que invita a la adhesin.

    Lampridi-Kemou, Athina: Los Hermanos Musulmanes: una fuerza centrfuga o centrpeta?,Revista dAfers Internacionals, CIDOB, n-, . Pg. -.

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    La clandestinidad del Movimiento impidi medir con precisin su capacidad de in-fluencia en la sociedad durante mucho tiempo. A pesar de ello, a nadie le ha sorpren-dido el respaldo social con el que han contado, primero en las elecciones legislativas y,posteriormente, en su carrera hacia la Presidencia.

    Las alianzas en las elecciones parlamentarias

    A pesar de su legalizacin definitiva, la Hermandad Musulmana ha seguido desper-tando desconfianza entre quienes no comparten su ideologa. Una de las cuestionespor las que esto sucede es por la insistente tendencia a considerar que tienen unaagenda oculta. En otras palabras, que sus posiciones moderadas no son ms que unafachada que ha permitido su admisin en el juego poltico para alcanzar el poder. Sonmuchos los que se mantienen en la idea de que acabarn mostrando su verdadera carae implantando un Estado islmico basado en la sharia.

    En este aspecto se muestra la importancia del momento poltico que vive Egipto,y las sociedades rabes en su conjunto. La Hermandad ha pasado de la marginacina ocupar el lugar principal de la escena poltica. Desde que obtuvieron una aplastantevictoria en las elecciones legislativashan sido la fuerza ms influyente en la AsambleaConstituyente, responsable de la redaccin de la nueva Carta Magna. Sus miembros sehan encontrado en el dilema de evolucionar hacia la adopcin definitiva de un sistemademocrtico o de un sistema fundamentalista, que significara una involucin para losderechos y libertades de la sociedad egipcia. No parece que vaya a ser sta la opcin,aunque es enorme la presin a la que se ve sometido el PLJ por los salafistas del partido

    al-Nour. No obstante, no conviene olvidar, segn las distintas tendencias en mayor omenor medida radicales, las distintas posiciones internas hacia las que deriv el movi-miento en dcadas pasadas.

    En este sentido, la existencia de una supuesta agenda oculta acercara a los Her-manos Musulmanes a los salafistas, pero hay argumentos que invitan a descartar estaaproximacin. Por ejemplo, es significativo que en las elecciones legislativas no sealinearan con ninguna fuerza islamista. Por el contrario, incluso el ala ms tradicionalde los Hermanos Musulmanes, concentrada en el Partido de la Libertad y Justicia,no tuvo inconveniente en situarse en la coalicin de la Alianza Democrtica, que

    comparti con el liberal Partido Wafd. Respecto a los otros dos partidos, el de Centro(al-Wasat) actu de forma independiente y el Partido Actual de Egipto se asoci enel bloque de la Revolucin Permanente con partidos que integraban un conjunto va-riopinto (izquierdas, coptos y sufes). Por tanto, de estos posicionamientos no podradeducirse esa temida agenda oculta. Eso no significa que vayan a renunciar a su perfilreligioso. odo indica que los Hermanos Musulmanes arrastran los prejuicios funda-

    Nathan Brown: Opus Cit. Pg. .

    El Partido Libertad y Justicia obtuvo el de los escaos reservados a partidos polticos, segui-dos del Partido al-Nour con el . http://www.rtve.es/noticias//hermanos-musumanes-vencen-elecciones-legislativas-egipto/.shtml.

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    dos o no- en los que se han visto envueltos durante aos. ste es uno de los principalesretos a los que ahora se enfrentan: ganarse la confianza de la sociedad en el interior yel exterior de Egipto.

    Poco se ha hablado de las relaciones entre los Hermanos Musulmanes y los alrede-

    dor de seis millones de sufes egipcios, muchos reunidos en el Partido de la Liberacin.Como en otros lugares del mundo rabe, estos lazos pueden resultar enormementebeneficiosos en la comprensin de ese Islam plural y no radical. De hecho, la influen-cia suf en las reas rurales egipcias tradicionalmente ha tenido mucho peso, lo quesignificara una inclinacin hacia el acercamiento de las dos tendencias. Recurdese laimportancia que ha tenido el voto rural para el xito electoral de la Hermandad, pueshan sabido captar a las clases marginales con su caridad ms all de las diferenciasdoctrinales entre sunnesy sufes. En el mejor de los casos, en el marco de estas nuevascircunstancias de la primavera rabe, es posible que aflore esa madurez ideolgicanecesaria para conectar el islamismo poltico y el sufismo, lo que ha alimentado el de-bate intelectual, incluido el del propio Hassan al-Banna, en las distintas sociedadesmusulmanas, durante aos.

    Entre los sectores islamistas, la superacin del clientelismo propio de los distintosmovimientos o ramas del Islam, hacia una posicin nacionalista, representa un pasoadelante hacia la consolidacin de un Estado nacional y plural. sta es la esencia delmensaje que buena parte de los lderes de los Hermanos Musulmanes trataron detransmitir desde su incorporacin a la Revolucin del de enero. As fue mante-nido durante su campaa electoral para las legislativas, que les permiti su incorpora-cin a la dinmica de partidos polticos en coexistencia con otros laicos. Como ilustrael ejemplo anterior, van en esta misma lnea los esfuerzos de Mohamed Mursi desdeque ha llegado a la Presidencia de la Repblica en junio de . ste es un aspecto im-portante en una sociedad que se enfrenta a una nueva realidad poltica, en la que no setrata de desmantelar el sistema, sino nicamente el autoritarismo. Una nueva realidaden la que las clases medias puedan acceder al poder con su propia conciencia social.

    Sin embargo, en vez de este anlisis, lo que predomina entre los observadores es unapredisposicin a confundir las posiciones de los Hermanos Musulmanes con las de lossalafistas, para quienes en ningn caso hay agenda oculta. Estos son muy transparentesen sus deseos de convertir los cambios en una revolucin islmica radical. En efecto,sta es la principal tentacin para los seguidores del mayoritario Partido de Libertad y

    Justicia: dejarse envolver en este contexto de fanatismo religioso con el paso del tiem-po. Segn lo expresado por Essam al-Eriam durante las primeras elecciones, el PLJ seha distanciado de los miembros salafistas del Partido al-Nour. Por el contrario, llam ala unidad de todos los Hermanos Musulmanes, dispersos en los tres partidos. Incluso

    Burgat, Franoise: El islamismo cara a cara. Barcelona, Bellaterra, . Pg.-.

    Lanse las declaraciones expresadas sin ambages por Essam al-Erian, diferenciando el conceptode la shariadel Partido de la Libertad y Justicia, del que entiende el Partido al-Nour. http://english.alarabiya.net/articles////.html.

    http://english.alarabiya.net/articles/2011/12/04/180672.htmlhttp://english.alarabiya.net/articles/2011/12/04/180672.htmlhttp://english.alarabiya.net/articles/2011/12/04/180672.htmlhttp://english.alarabiya.net/articles/2011/12/04/180672.html
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    tras el respaldo de los sectores ms radicales en las presidenciales, se cumple la evolu-cin hacia la moderacin anunciada por la Hermandad. Como ejemplo, en medio dela polmica suscitada por el afn de monopolizar la redaccin de la Constitucin, surechazo a incluir un artculo, propuesto por los salafistas, que estipulaba la soberanade Al.

    Otras circunstancias regionales podran frenar esta inclinacin hacia el radicalismoislmico. Por un lado, la desorientacin por la que atraviesa el salafismo yihadista des-de la muerte de Bin Laden. Pareca que las revueltas rabes haban dejado a los msextremistas sin argumentos, pero el respaldo conseguido en las urnas podra obligara matizar en alguna medida esta conclusin. No obstante, el comportamiento no-toriamente radical y los propios esfuerzos de la comunidad salafista por mantenerseaislada del conjunto social, podrn ser un freno importante a la hora de imponer susobjetivos. No librarn a la sociedad egipcia de episodios violentos, pero s la irn do-tando de pretextos para una reaccin contra ellos. Si, por el contrario, se produce unaprogresiva integracin, lo ms probable es que se vayan moderando, encontrando unespacio propio entre los votantes de los Hermanos Musulmanes.

    Por otra parte, no se debe perder de vista que la Revolucin del de enero tuvomarcados tintes rabes y nacionalistas. Esto hace pensar nuevamente que cualquierintento de trasformar a Egipto en un Estado islmico provocar una fuerte contesta-cin social. La Hermandad Musulmana parece haberlo comprendido as. Parece serconsciente de que se han podido aprovechar y beneficiar de un contexto que no hasido generado por ellos mismos. Es ms, ni siquiera resulta exactamente apropiadoestablecer esta divisin entre sectores laicos y religiosos. Aunque se pueda produciresta separacin, no ha sido lo que caracteriz a la movilizacin general de la sociedadegipcia.

    Se entiende as que los Hermanos Musulmanes se hayan visto presionados, durantesu labor constituyente, a buscar un equilibrio entre los que movieron la revolucin ylos que pretenden hacerse ahora con sus resultados. En medio de esto, ellos mismosvan cambiando sus ideas hacia un modelo que les permita la gobernanza de la sociedad.

    El modelo del sistema poltico tras el ascenso a la Presidencia

    La Hermandad Musulmana dio un paso al frente al decidirse a presentar un candi-dato a las elecciones presidenciales. En junio de , Mohamed Mursi se hizo con unavictoria muy ajustada respecto a Ahmed Shafiq, ex ministro del rgimen de Mubarak.Este dato resulta representativo de lo complejo que resulta evitar la fragmentacin

    Abdu Hassanein, Mohamed: Egyptian Constituent Assembly close to finalizing Constitution, enAsharq Alawsat, de octubre de . http://www.asharq-e.com/news.asp?section=&id=

    Obtuvo una victoria en los comicios del , frena los , de su rival Ahmed Shafiq. http://www.rtve.es/noticias//islamista-mursi-vencedor-elecciones-presidenciales-egipcias/.shtml.

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    de la sociedad desde la Presidencia de la Repblica. Se trata de crear un modelo que,sin defraudar a los votantes del islamismo, sea compatible con la otra realidad laica yprogresista de Egipto.

    Entre los argumentos que permiten entender la proximidad o distanciamiento en-

    tre los Hermanos Musulmanes y los salafistas, se encuentra el relacionado con el futu-ro sistema poltico. El modelo turco, musulmn y democrtico, presenta una versinmucho ms integradora y persuasiva que el ofrecido por los islamistas ms radicales.No obstante, no se puede asumir nuevamente que ser sencilla la reproduccin demodelos, incluso tratndose de uno en el que la opcin religiosa se hace compatiblecon la dinmica democrtica. La trayectoria histrica del sistema poltico turco nadatiene que ver con la egipcia; menos an con los Hermanos Musulmanes. De hecho,el Partido Justicia y Desarrollo, fundado por el actual primer ministro turco, ayyebErdogan, en , acta sobre las bases de un Estado secular, pero no es sta la versinde Estado a la que aspiran los seguidores de al-Banna. En Egipto existe un intensodebate, entre la concepcin secular del Estado, defendida por los liberales, y la confe-sional de los islamistas. Anticipndose al probable triunfo electoral de estos ltimos,se recurri a la autoridad moral del gran imam de al-Azhar, Ahmed al-ayyeb, a fin deencontrar una salida a la polmica. En un documento aceptado por todas las partes,se defini el futuro Estado como moderno, democrtico y constitucional, que, sinembargo, deber estar regido por la sharia, que lo convertira en confesional. Segnlo que asegura la Hermandad, se puede considerar que el gobierno confesional noest en contradiccin con el respeto a la pluralidad religiosa. Pero es obvio que difierenotablemente del modelo turco.

    Para los Hermanos Musulmanes, los valores de la comunidad tienen prioridad so-bre las libertades y derechos individuales, discusin que deber resolverse en la apli-cacin de la democracia. Por tanto, parte de la evolucin ideolgica de estos sectorestendra que llevar consigo este cambio. Hay quien observa que este principio no habasido obstculo para la participacin poltica en los comicios de . Pero sus efectosno han sido probados en un rgimen controlado por el partido de Mubarak.

    ras el fortalecimiento de la Hermandad, a raz del amplsimo respaldo por partede la sociedad egipcia en las elecciones legislativas, Mohamed Badie insistien su in-tencin de reconciliar la doctrina islmica con los valores democrticos, refirindose alprincipio de la shurao consulta. Sin embargo, el panorama sigue resultando un tantoambiguo en cuanto a sus aspiraciones respecto al cambio que esperan de la sociedadegipcia.

    Esta confusin favorece las teoras conspiratorias de aquellos que mantienen sustemores que se trate slo de un juego de palabras. De hecho, quienes lo consideran as,entienden que la flexibilidad que muestran los lderes de los Hermanos Musulmaneses nicamente una nueva etapa en la teora del Gradualismo, expuesta por el propio

    Halawa, Omar: Brotherhood close to achieving its ultimate goal, says Badie en Egypt Indepen-dent, de diciembre de . http://www.almasryalyoum.com/en/node/.

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    Al-Banna. En otras palabras, estaramos ante un paso adelante en el proceso de aplica-cin de la shariaa los individuos, la familia, la sociedad y el sistema de gobierno, hastaculminar con la restauracin del Califato.

    A finales de noviembre de , Yusuf Qaradawi, discpulo del fundador y otro refe-

    rente espiritual entre los Hermanos Musulmanes, lanz unafatwaque recoga este pro-ceso hacia la gobernanza islmica. Por sus palabras, Badie pareca haberse hecho eco deello. Aunque no representa al Partido de la Libertad y Justicia, est entre sus idelogos.

    Los objetivos que se presentaron en el programa electoral de este partido invitanigualmente a posibles equvocos, en la interpretacin de esa conjugacin de Estadomoderno y democrtico basado en la aplicacin de la shariasegn las orientacionesde al-Azhar. Esto puede afectar en un futuro a determinadas normas en el comporta-miento social, pero tambin al sistema econmico.

    En resumen, de casi todo lo que expresan aquellos ligados al PLJ, se puede haceruna segunda lectura. En sus manifestaciones pblicas, han mostrado indicios de avan-ces hacia las libertades,, si bien con algunos matices. A la vista de estas circunstancias,resulta complicado conocer cul ser el posicionamiento real de los Hermanos Mu-sulmanes en el medio plazo. Los lderes ms reconocidos de la Hermandad parecenhaber variado su discurso con el paso de los meses. ampoco es fcil distinguir cundohablan a ttulo personal, cundo en nombre del Movimiento. Ni calibrar el peso quepueden tener los lderes ms carismticos, o los tradicionales. Pues la divisin interna,a la hora de formar partidos polticos refleja una brecha generacional. Los jvenesuniversitarios pertenecientes a la Hermandad coinciden en sus bases ideolgicas, pero

    probablemente no en su realizacin poltica.Al margen de lo que pueda deparar el porvenir poltico de Egipto, es innegable que,

    tras el triunfo en los ltimos comicios parlamentarios de enero y los presidenciales dejunio de , los Hermanos Musulmanes han entrado en una nueva fase de su historia.

    Relacin de los Hermanos Musulmanes con otras fuerzas sociales

    Las Fuerzas Armadas egipcias, vinculadas tradicionalmente al poder, han tardadoen asimilar la transicin poltica, por lo que no han dejado de ser un actor inquietante

    superados los primeros momentos de la revolucin. Si esto se puede entender as de for-

    Yusuf al-Qaradawi regres a Egipto de su exilio en Qatar en febrero de . Fue uno de losmiembros de los Hermanos Musulmanes que se sum a las protestas de la Plaza ahrir. Por entoncessus sermones llamaban a la unin de musulmanes y coptos en la lucha contra la dictadura de Mubarak.Como lder sunn posee una capacidad de influencia enorme, canalizada a travs de su programa dela CadenaAl-Yazeera, al-Sharia wal-Hayat (La Shariay la vida), de su web OnIslam y de obrascomo Islam: la futura civilizacin. http://www.andrewbostom.org/blog////.

    OnIslam and News Agencies: Policies of Egypts Brotherhood (Factbox), Monday Decem-ber, . http://www.onislam.net/english/news/africa/-policies-of-egypts-brotherhood-fact-box.html.

    http://www.andrewbostom.org/blog/2011/12/09/http://www.onislam.net/english/news/africa/454911-policies-of-egypts-brotherhood-factbox.htmlhttp://www.onislam.net/english/news/africa/454911-policies-of-egypts-brotherhood-factbox.htmlhttp://www.onislam.net/english/news/africa/454911-policies-of-egypts-brotherhood-factbox.htmlhttp://www.onislam.net/english/news/africa/454911-policies-of-egypts-brotherhood-factbox.htmlhttp://www.andrewbostom.org/blog/2011/12/09/
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    ma general, mucho ms si nos referimos a su relacin con los Hermanos Musulmanes.

    ras el derrocamiento del presidente Mubarak, ambos constituyeron los dos actoresms importantes en el escenario egipcio. El Ejrcito haba sido el instrumento quehabitualmente se haba utilizado para la represin y persecucin de la Hermandad,

    por lo que se poda prever que no iba a ser fcil el entendimiento. Sin embargo, paraambos la Revolucin del de enero supuso un giro radical en sus actitudes.

    La relacin de los Hermanos Musulmanes con las Fuerzas Armadas fue cambiandodesde el estallido de las manifestaciones. Durante algn tiempo, coincidieron en lanecesidad de un proceso de transicin poltica rpido. Sin embargo, a lo largo de ,pero sobre todo una vez evidenciada la fuerza de los islamistas -no tanto de los Her-manos Musulmanes como de los salafistas-, los militares se resistieron a entregar lasriendas del poder con tanta facilidad. En cualquier caso, los contactos entre el ConsejoSuperior de las Fuerzas Armadas y la Cofrada han sido dbiles todo el tiempo; o han

    revelado importantes diferencias en lo referente a los principios de la transicin.Durante meses, las revueltas sociales derivadas esta actitud del Ejrcito se vieron

    como un riesgo que podra haber ofrecido la ocasin para desencadenar un golpe mi-litar, siendo los ms inmediatos perdedores los Hermanos Musulmanes, al haber sidolos ms beneficiados en el nuevo contexto. Por tal motivo, el Partido de la Libertady Justicia acab por sumarse a las duras crticas de otros grupos, vertidas sobre el papelregidor de la cpula militar.

    El ejemplo ms claro de estas tensas relaciones se produjo en agosto de , cuandoMursi ces al mariscal antawi como jefe del Consejo Superior de las Fuerzas Armadasy ministro de Defensa. El pulso entre el Gobierno y los militares se haba agravadotras la disolucin del Parlamento por parte del mariscal dos meses antes. La visita dela secretaria de Estado norteamericana, Hilary Clinton, fue el respaldo definitivo paraque Mursi se lanzara a dar este paso. Previsiblemente, esta medida favorecer la dis-minucin del poder militar y, con ello, los cambios polticos.

    El distanciamiento de la cpula militar del poder se ha entendido como un pasoen la buena direccin del proceso de transicin. Ello puede animar a otros sectoreslaicos a colaborar con el presidente de Gobierno, dado que la imposicin de una nue-va dictadura secular sera inviable e indeseable. La sociedad egipcia ha entendido queun retroceso hacia el sistema anterior podra tener consecuencias impredecibles, tantopara el pas, como para Oriente Prximo y el Magreb.

    Los cristianos coptos son el otro sector que suscita algunos interrogantes en cuan-to a la relacin con los Hermanos Musulmanes. La posibilidad de concurrir ya en

    Saad al-Kaktatni, elegido presidente del Parlamento, el de enero de , tras la victoria elec-toral del PLJ, en su discurso de investidura agradeci al Consejo Superior de las Fuerzas Armadas elcumplimiento de su promesa al pueblo egipcio de celebrar elecciones.

    Al-Jazeera, de julio de . http://www.aljazeera.com/news/middleeast///.html

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    las elecciones de , propici que los sectores ms jvenes y mejor formados delMovimiento se sumaran al reconocimiento de la soberana del pueblo, la alternanciademocrtica y los derechos de las minoras. Muchos cambiaron incluso su vestimenta,utilizando las de uso occidental. Este paso influy positivamente en el acercamientode los Hermanos Musulmanes a los cristianos coptos.

    En diciembre de , tuvo lugar un atentado en una iglesia de Alejandra durantela celebracin de la Navidad copta. La autora se intent atribuir a los grupos isla-mistas, si bien fueron apareciendo datos confusos que apuntaban hacia una posiblerelacin con el rgimen de Mubarak. Esto fue interpretado como un intento de justi-ficar de nuevo el control y represin de los Hermanos Musulmanes, por lo que, unavez al descubierto, se dio una solidaridad sin precedentes entre coptos y musulmanes.Cuando se produjeron las primeras manifestaciones de la Plaza ahrir, los efectos deesta maniobra presidencial seguan muy presentes. La oposicin a la dictadura acabpor consolidar una unin que constituye un hecho natural de la sociedad egipcia. Peroque, al paso del tiempo, se ha intentado manipular.

    El estallido de las movilizaciones fue la ocasin para evidenciar una realidad, posi-ble y ya existente: la relacin de la Cofrada con los coptos, cuya cifra alcanza los diezmillones de egipcios. Durante los inicios de la primavera rabe se mantuvo el tonoconciliador entre ambas comunidades, asumido por los Hermanos Musulmanes. Sinembargo, no se puede negar el deterioro de la situacin para los cristianos a medidaque la sociedad se ha ido adentrando en el proceso de transicin. La fuerza del extre-mismo religioso musulmn en las urnas, especialmente con el ascenso del salafismo, haido debilitando a la comunidad copta, vctima frecuente de la violencia.

    Las aspiraciones iniciales de la comunidad cristiana, encaminadas a superar su habi-tual condicin de ciudadanos de segunda clase, como fruto de un progreso democrati-zador, quedan todava lejos de ser una realidad social. Las circunstancias, a corto plazo,siguen mostrndose ambiguas, pero no sin avances. Por ejemplo, en la redaccin de lanueva Constitucin, se mantendr la sharacomo fuente de legislacin, aunque los nomusulmanes cristianos y judos- puedan recurrir a sus propias legislaciones para losasuntos civiles. Es un rasgo contemporizador, aunque discriminatorio. ampoco pue-de obviarse que, entre los consejeros presidenciales, se ha incluido a un representantecopto junto a un salafista y una mujer.

    El papel que ocupen militares y cristianos en la sociedad depender directamentede decisiones estrechamente vinculadas a la evolucin de la Hermandad Musulmana.

    TRANSNACIONALISMO DE LA HERMANDAD MUSULMANA

    Los Hermanos Musulmanes en otros pases rabes

    La habitual persecucin padecida por la Hermandad Musulmana en Egipto hafavorecido su expansin en otros pases rabes. Entre otros, existen ramas en Siria, en

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    Jordania, en Sudn, en Argelia, en Libia, en nez, en Marruecos; y, en el Golfo, enArabia Saud, en Qatar y en Kuwait.

    En estos pases se han desarrollado, desde los aos cuarenta, movimientos simi-lares en cuanto a organizacin y objetivos. Su naturaleza y capacidad de actuacin

    ha sido distinta, segn el grado de tolerancia o represin de cada gobierno. odoshan pasado por diferentes fases. Incluso han llegado a estar integrados en las insti-tuciones polticas. Normalmente es en el marco de las elecciones municipales en elque inician su incorporacin al sistema de partidos. Porque son sus labores socialeslas que les pueden garantizar un nmero elevado de votos. odas estas comunidadesestn conectadas con el Movimiento central egipcio, especialmente en lo referentea los aspectos doctrinales, aunque son casi independientes en su actuacin. A pesarde ello, mantienen lazos que permiten hablar de una dimensin internacional delMovimiento; es decir, de una Hermandad Global, que repite la organizacin estruc-turada explicada anteriormente.

    Hasta aqu, el transnacionalismo de la Hermandad no es tan novedoso. Pero slo es en otros aspectos. El primero se refiere a las herramientas de su difusin. La

    desterritorializacin se ha visto definitivamente favorecida por las redes sociales deinternet, utilizadas en las movilizaciones de nez y Egipto. Como consecuencia deello, el segundo aspecto se refiere a que ms all de su presencia lo que se ha produ-cido es un fortalecimiento de su capacidad de influencia. De hecho se empiezan amultiplicar vnculos que hasta el momento haban sido muy dbiles, con otras ramasde la misma Cofradau otros movimientos islamistas. En este sentido son especial-mente reseables los casos de nez y Libia, en dnde tambin se han producidoacontecimientos, que dentro del marco revolucionario han cambiado por completosu situacin.

    Los Hermanos Musulmanes tunecinos se han concentrado en el Partido de al-Na-hda, liderados por Rachid Ghannusi, quien ha vuelto de su exilio britnico tras lacada del rgimen de Ben Ali. Su posicin es ms extremista que la de la Hermandaden otros pases.

    La victoria aplastante de los islamistas en nez ha sido una de las situaciones msimpactantes del panorama que sigui al fin de las dictaduras. Al contrario de lo espe-

    rado en Egipto, el ascenso de los Hermanos Musulmanes tunecinos no se esperaba quepudiera alcanzar las cotas que ha obtenido. ampoco resultaba previsible el impulsoobtenido por los salafistas, que a da de hoy representan uno de los mayores obstculospara la consolidacin de los cambios hacia un proceso democratizador. Ni los altos n-dices de formacin de la sociedad tunecina, ni el nivel econmico de las clases medias

    Roy, Oliver: El Islam mundializado. Los musulmanes en la era de la globalizacin.Barcelona, Be-llaterra, . Pg.-.

    Con motivo del xito del PLJ en las elecciones, los Hermanos Musulmanes sirios enviaron unadelegacin a El Cairo, encabezada por Faruq ayfur, delegado del lder de la cofrada en este pas.

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    -a pesar de que el paro se haba disparado en los ltimos aos- ni la cultura poltica delpas, resultan suficientes para explicar este vuelco en la situacin.

    En Libia, los Hermanos Musulmanes tambin fueron duramente reprimidos porel coronel Gadafi. El problema al que se tienen que enfrentar actualmente, como la

    sociedad libia en su conjunto, no es slo el dilema de entrar en el juego democrtico ono, sino el de construir el sistema en s, pues el rgimen anterior no estaba basado enla existencia de partidos polticos.

    Los Hermanos Musulmanes libios formaron parte del Consejo Nacional de ran-sicin que se organiz durante la guerra de para disear el nuevo rgimen unavez derrocada la dictadura. De cara a las primeras elecciones legislativas que se hanconvocado desde , Mohamed Sawan ha sido el aglutinador del Partido Justicia yConstruccin, el cual se ha mostrado ideolgicamente muy abierto a la introduccinde cambios polticos en la sociedad Libia, aun siendo de perfil islamista. No obtuvo la

    mayora en los comicios legislativos de julio de . Con ello, se ha roto la dinmicade ascenso del islamismo producida a raz de la primavera rabe.

    La relacin con otros movimientos islamistas

    Los Hermanos Musulmanes han respaldado algunos movimientos islamistas, en-tendiendo su accin como la obligada resistencia contra la ocupacin extranjera detierras islmicas, segn se entiende en su doctrina. ste ha sido el caso de HamasenPalestina, Hezbollahen el Lbano o el Partido Islmico de Iraq.

    La Hermandad Musulmana siempre fue el movimiento de referencia para Hamas,que se cre a raz de la Intifada de Palestina en . Su lder espiritual y fundador, el

    jeque Ahmed Yassin, perteneci a los Hermanos Musulmanes desde los aos sesenta.A su vez, siempre han reconocido el derecho a la resistencia de los palestinos contrala presencia israel en Oriente Prximo. Esta posicin no se ha modificado en ningnmomento. La Hermandad siempre ha sido abiertamente contraria a Israel. A lo largode los aos, el discurso mantenido en este sentido por la Hermandad no ha distin-guido entre la ocupacin civil israel y las operaciones militares del Gobierno de el

    Aviv. Este argumento ha llevado a los Hermanos Musulmanes a justificar accionesterroristas, calificadas de actos legtimos. El caso del Movimiento Hamas, en el queestn integrados muchos de ellos, ha sido una buena muestra de este comportamiento.

    En el ao , a travs de la Lista de Cambio y Reforma (kaamat al-tagair ual-islah), Hamasobtuvo una amplia victoria en las elecciones parlamentarias, que llev aIsmail Haniya al cargo de primer ministro. La reaccin internacional no se hizo espe-rar a pesar de la legitimidad de las elecciones: inmediatamente se bloque la Franja deGaza. Poco despus, la lucha fratricida entre las facciones partidarias de Hamasy lasde al-Fatahprovoc la ruptura con la Autoridad Nacional Palestina. Haniya proclam

    Algora Weber, M Dolores: nez busca un modelo, Foreign Policy en espaol, de agosto de.http://www.fp-es.org/tunez-busca-un-modelo-arabe.

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    un autogobierno en Gaza. El deterioro de la situacin fue total a partir de los ataquesisraeles entre y .

    Ms de una veintena de diputados ligados a Hamashan sido encarcelados por Is-rael, incluido el presidente del Parlamento palestino, Aziz Dweik. Los efectos de la

    primavera rabe en Egipto, respecto a esta situacin se han traducido en un estrechoacercamiento entre Haniya y Badie, quien ha invitado al palestino a incorporarse a laHermandad Musulmana Global.

    Los Hermanos Musulmanes en el Lbano tienen su propia organizacin, la Aso-ciacin Islmica (al-Jamaah al-Islamiyya). Pero tambin se han relacionado con elPartido de Dios (Hezbollah). La influencia de los Hermanos Musulmanes en esemovimiento resulta compleja por las circunstancias que lo rodean. Mientras la Her-mandad ha atrado al ala ms moderada de los islamistas libaneses, que aseguranhaber disuelto su grupo armado al-Fajr,, otros sectores se han visto divididos entre

    la fuerza de al-Qaeda y el predominio shide Irn. A la primera se asocian los salafis-tas yihadistas de Fatah al-Islam, un grupo terrorista alimentado por los refugiadospalestinos del sur del Lbano, y al segundo, Hezbollah.Por tanto, este pas representauno de los escenarios en los que mejor se ha manifestado la pugna entre las dos gran-des ramas del Islam.

    ras la Guerra del Lbano de , la influencia de Hezbollahen la vida libanesa fueimparable. La popularidad de su lder, Hassan Nasrallah, pas a ser muy notoria, inde-pendientemente del credo religioso de los libaneses. Despus, los ataques de Israel sobreGaza propiciaron la conexin de Narsallah y Haniya. En ambos casos, a la frmula de

    penetracin habitual la labor social- se le sum una concienciacin ciudadana genera-lizada sobre su objetivo comn: la resistencia contra Israel. ras estos acontecimientos,Hezbollahreforz su presencia en el Parlamento en las elecciones de .

    La primavera rabe podra sorprender con un cambio importante en el Lbano.No en cuanto al sistema poltico, firmemente consolidado por su perfil secular y mul-ticultural; sino a la conducta interna, precisamente de Hezbollah. odo depender dela evolucin del resto de los movimientos islamistas en la regin. El proceso puede sercomplejo, porque tambin lo son los lazos transnacionales en la zona. Si el actual guaespiritual de los Hermanos Musulmanes egipcios logra conducir hacia la moderacin

    al lder de Hamas, Haniya, las posibilidades de que estos induzcan a la misma mode-racin a algunos sectores libaneses seran considerables. Esto tendra efecto sobre lapropia Hermandad libanesa, de por s bastante integrada en la sociedad, y ello podraarrastrar a su vez a Hezbollah, por sus estrechas conexiones con los islamistas pales-tinos. Si funcionase esta cadena de conexin, habra un cambio sustancial en la re-

    Hamzeh, Nizar: Lebanons Islamist and local politics: a new reality, Tird World Quarterly,Vol. n , . Pgs -.

    Badie meets Haniya in Cairo, al-Masry al-Youm (Egypt Independant), de diciembre de .http://www.almasryalyoum.com/en/node/.

    http://www.almasryalyoum.com/en/node/571276http://www.almasryalyoum.com/en/node/571276
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    gin. Aunque no conviene ser excesivamente optimista con los resultados, tampocodebe descartarse este giro poltico. Desde mediados de , se percibe un progresivoalejamiento en los contactos directos entre Irn y Hamas. No obstante, el gran pro-blema que seguiran presentando estos grupos es el desarme de sus milicias, incluso silas disuelven.

    En conexin con esta posible evolucin de los movimientos en Palestina y el Lba-no, otro factor condicionante es el deterioro de la situacin interna en Siria. Hamashaestablecido la sede de su delegacin en el exterior en Damasco, con lo cual ya existenlazos entre el movimiento palestino y la Hermandad en este pas. Pero an ms impor-tante es el hecho de que el deterioro incide directamente sobre los lazos de Siria conIrn, pues la minora alau shidel Gobierno de Bashar al-Asad sirve de correa de tras-misin para la influencia de los ayatols. El posible triunfo de un islamismo moderado,que emergiera de la primavera rabe, podra frenar la soterrada injerencia iran en elGobierno sirio. A la espera de las circunstancias en las que derive la rebelin ciudadanasiria contra el rgimen, se puede pronosticar que en ellas se dirima de nuevo la batallaideolgica entre las potencias regionales.

    Si se alterase radicalmente la situacin de la situacin siria, con el derrocamiento delactual presidente, los Hermanos Musulmanes contaran con numerosos apoyos quelos catapultaran hacia el poder. A partir de ese momento, los lazos de Siria con Irnse debilitaran y podran ser sustituidos por urqua. A pesar de que el modelo turcono se corresponde exactamente con las aspiraciones de la Hermandad, el recin creadoPartido Libertad y Justicia egipcio ha tenido una clara inspiracin en el de Erdogan. Ypudiera ser sta la misma lnea que escogieran los Hermanos Musulmanes sirios.

    Sin embargo, hay que considerar igualmente el posible ascenso del salafismo, dadoel respaldo de Arabia Saud a los rebeldes. sta se muestra como la mejor va paraevitar que gane terreno urqua en la hegemona regional. En este caso, Irn perderainfluencia en la regin. Esto debilitara y aislara a Hezbollah, que tambin se ha posi-cionado del lado de al-Assad. Por tanto, la primavera rabe, paradjicamente, podradesembocar en una reislamizacin del mundo rabe, pero distinta a la de las dcadaspasadas. De la misma forma, vendra acompaada de la recuperacin del espritu na-cionalista rabe, que lo aleja de las posiciones iranes.

    Al-Qaradawi, reconocido lder de los Hermanos Musulmanes reaparecido en Egipto en mediode la Revolucin del de enero, ha fluctuado durante aos entre la crtica o respaldo a Hezbollah.Rechaza de este movimiento la pretensin de expandir el shiismoen los pases sunnies, pero admira deNasrallah su firmeza contra Israel.

    As es comprensible que las manifestaciones se hayan originado en la ciudad de Hama, donde seencuentra la mayor concentracin de los Hermanos Musulmanes sirios y en donde ya fueron masa-crados en los aos ochenta. Desde que se iniciaron las manifestaciones en el pas, el ex-vicepresidente

    de Siria, Abdel Halim Jaddam, vinculado a los Hermanos Musulmanes sirios en , ha intentadopromover una intervencin internacional. Este dirigente, que en realidad proceda del Partido Baaz,es visto de forma muy crtica por algunos de los miembros de la Hermandad en Siria.

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    En Iraq, los Hermanos Musulmanes se han reunido en torno al Partido IslmicoIraqu (Hizb al-Islami al-araqi), pero no se consideran parte de la Hermandad a pesarde su influencia ideolgica. Al igual que pasara en Egipto con Nasser, en Iraq sufrieronla represin de Saddam Hussein durante el rgimen de Baaz. El partido estuvo pro-hibido desde los aos sesenta en adelante, lo que propici su radicalizacin. En volvi a la legalidad, a cambio de su colaboracin con el Gobierno de transicin, hastaque un ao ms tarde se retir del juego poltico como consecuencia de los bombar-deos de Faluya. Luego, se volvi a incorporar al sistema. iene algunos ministros enel Gobierno de Maliki; pero, al mismo tiempo, es su principal oposicin.

    anto Hezbollahcomo los Hermanos Musulmanes egipcios explican las divisionessectarias en Iraq por la ocupacin norteamericana. Responsabilizan a los grupos ra-dicales de la intolerancia religiosa que est destruyendo el pas. As se expresaron trasel atentado en una iglesia de Bagdad en noviembre de El actual vicepresidenteiraqu, areq al-Hashimi, acusado de terrorista y recientemente condenado a muertepor un tribunal iraqu, estuvo vinculado al Partido Islmico Iraqu hasta . Desde vive en Ankara bajo proteccin del Gobierno de Erdogan, quien ya ha anunciadola negativa a su devolucin.

    LAS GRANDES POTENCIAS Y LA HERMANDAD

    La gran cuestin a la que se enfrenta la sociedad internacional es la falta de con-

    fianza frente al Islam poltico, slo a veces justificada. Los Hermanos Musulmanes nose libran de esta desconfianza. Si bien es absolutamente cierto que en este ncleo sehan gestado grupos violentos que han abrazado el terrorismo, tambin la Hermandadintegra a multitud de musulmanes que aspiran a una transformacin de la sociedadbasada en la moral islmica.

    La primavera rabe ha facilitado lo inevitable. La Hermandad Musulmana, comoparte de ese islam poltico, se ha convertido en actor central de las relaciones con elmundo rabe. Esto hace necesario un replanteamiento de las relaciones internacio-nales.

    A su vez, el acceso de los Hermanos Musulmanes a la toma de decisiones les obliga-r a matizar sus posicionamientos ideolgicos, en aras del pragmatismo necesario paracualquier Gobierno en Egipto.

    Por tanto, la capacidad de influencia que le ha proporcionado a la Hermandad laprimavera rabe supone un reto, para ellos y para el resto de los actores internacio-

    La cabeza visible de al-Qaeda en Iraq, Abu Musab al-Zarqawi, proceda en sus orgenes del Par-tido Islmico Iraqu.

    Solidaridad musulmana con las vctimas cristianas de Bagdad ( de noviembre de ), http://www.webislam.com.

    http://www.webislam.com/http://www.webislam.com/http://www.webislam.com/http://www.webislam.com/
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    nales. De la voluntad, tanto interna como externa, de entender esta nueva realidad,depender en gran medida el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales.

    Estados Unidos

    Estados Unidos no entiende los cambios revolucionarios en el mundo rabe comouna cuestin poltica, sino de seguridad internacional. Este planteamiento conllevaun riesgo en s mismo, como posicionar a la defensiva la actitud del Gobierno nor-teamericano. En una visin propia del realismo poltico, que orienta la accin de laCasa Blanca, ningn Estado sacrifica sus intereses, pero es determinante el enfoque ala hora de gestionarlos.

    Los norteamericanos han tenido relaciones diplomticas con otros movimientosislamistas cuando estos se han incorporado al sistema poltico, como el caso de Ma-rruecos, de Jordania o de Kuwait. Sin embargo, en Egipto, los contactos haban sidoprcticamente inexistentes hasta el momento. Respecto a los de Hamas en Palestina,estn prohibidos por ley.

    El orden internacional est sujeto a que Washington entienda el ascenso de los Her-manos Musulmanes como una amenaza o una oportunidad para redefinir su presenciaen Oriente Prximo.

    La relacin de Washington con la Hermandad Musulmana se ha visto afectada porlos acontecimientos de la ltima dcada. Desde la condena de los atentados del -S,hasta la primavera rabe, el Gobierno norteamericano ha mantenido distintas acti-

    tudes, aunque la tnica general ha sido la de su reconocimiento.Por su parte, para los Hermanos Musulmanes, los contactos con esta potencia siem-

    pre han resultado complicados, lo que explica que habitualmente hayan sido negadosmientras eran nicamente un Movimiento. Gracias a la incorporacin al Parlamentoegipcio de algunos de sus miembros ms reformistas, esta posicin comenz a cambiaren .

    Desde que se produjo la Revolucin del de enero, el presidente Obama haprocurado una aproximacin a la Hermandad, que le ha proporcionado considerablescrticas en su pas. Esta poltica refleja el peso del criterio de seguridad por encima decualquier otro. La inquietud de la Casa Blanca, que motiva este acercamiento, no estanto la institucionalizacin del nuevo rgimen egipcio, como la situacin venideraque se le presenta al Estado de Israel. A partir de ahora, Estados Unidos tendr quereplantear su accin para mantener su influencia en la regin. Para ello, necesitarestablecer un dilogo abierto con los Hermanos Musulmanes.

    En este contexto, el modelo turco aparece como la mejor frmula para facilitar lagestin de sus relaciones en la regin. Sin embargo, insistimos en que no hay garantasde que ste sea el perfil del nuevo sistema poltico en Egipto. Por otra parte, los levan-

    tamientos rabes han reforzado las posiciones de los palestinos, lo cual ya se ha refle-jado en el fortalecimiento de los lazos internos entre Hamasy la Autoridad NacionalPalestina, que han servido para la solicitud de ingreso del Estado palestino en Nacio-

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    nes Unidas en septiembre de . El fin cada vez ms probable de la Presidencia siriade Bachar al-Asad, se puede interpretar de diferentes maneras, como se comentar enla conexin con Irn.

    Israel

    En Israel es donde mejor se ha reflejado la ideologa de la Hermandad en la jus-tificacin de la resistencia del pueblo palestino, que los grupos islamistas entien-den como un deber sagrado. En estos movimientos est arraigado este sentimiento.Podrn incorporarse al juego poltico; incluso reconocer la existencia del Estado deIsrael, pero las autoridades israeles son plenamente conscientes de que no va a des-aparecer la tensin regional. Por ello, para los israeles, el conflicto en la regin espermanente.

    Con el incremento de influencia islamista en los Gobiernos de la zona se presentandos opciones. La primera, intentar alcanzar un equilibrio a travs del dilogo abiertocon grupos que se hayan incorporado al sistema poltico, de los cuales el ms trascen-dental es el de los Hermanos Musulmanes egipcios. La segunda, la menos deseable porsus dramticas consecuencias, sera elevar la tensin al extremo de desencadenar unconflicto armado.

    De la misma forma que Israel ya ha negociado con Hamasy Hezbollah,lo puedehacer con los Hermanos Musulmanes, mucho ms dispuestos a mantener una coexis-tencia pacfica en la regin. A partir de ahora, la presencia mayoritaria de la Herman-dad en el Parlamento egipcio podr alterar la situacin. Los Hermanos Musulmanesconsideran nulos los acuerdos entre Egipto e Israel. Sin hacer mencin explcita de losfirmados en , ya se han anunciado dos cuestiones que pueden derivar en cambiosimportantes. La primera se refiere a la voluntad de contar con un respaldo social quepermita prorrogar los tratados, y la segunda, a la libertad de responder en el caso deque la parte israel incumpla lo pactado.

    No obstante, los lderes de la Hermandad se manifiestan con enorme ambigedaden los momentos presentes. Parece que su intencin es someter los tratados a unadecisin parlamentaria, en vez de a un referndum nacional, como se haban compro-metido. En cualquier caso, los resultados electorales sugieren que va a variar poco ladecisin final. Lo mximo que se puede esperar es una renegociacin ms favorable ala posicin egipcia, asunto todava por determinar hasta que se conozca el reparto decarteras en el nuevo Gobierno. Un ministro procedente del PLJ en Asuntos Exteriorespuede resultar un detonador de los conflictos en el Mediterrneo Oriental.

    Si se impone esta nueva poltica en la regin, encontramos dos claros condicio-nantes. El primero, el peso poltico que los propios Hermanos Musulmanes ad-quieran en otros pases. El segundo, la dependencia energtica de Israel respecto aEgipto. A menos que sucedan otros acontecimientos trascendentes en la regin, el

    En octubre de , Palestina ha sido admitida como Estado en la UNESCO.

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    Gobierno israel tendr que mostrarse dispuesto a realizar mayores concesiones a lospalestinos.

    A todo ello se suma uno de los nuevos factores a los que deber hacer frente Israel:el cambio de estrategia que pretende implementar Estados Unidos. El presidente Oba-

    ma, quien despert nuevas expectativas en su poltica internacional en el discurso deEl Cairo, ha tropezado con la falta de flexibilidad del primer ministro Netanyahu ensu poltica de asentamientos, que ha paralizado las negociaciones entre palestinos eisraeles. Este desgaste ha daado la imagen del presidente americano, que no ha logra-do consumar el Proceso de Paz. En este escenario, la Casa Blanca ha decidido convertira los Hermanos Musulmanes en sus nuevos socios.

    En definitiva, si el Gobierno de el Aviv fuese capaz de percibir estos cambios comooportunidad, y no como amenaza, existiran posibilidades de moderar algunas posi-ciones de sus vecinos.

    Europa

    Los Hermanos Musulmanes estn presentes en muchos Estados europeos. Europaha sido uno de los refugios ms habituales de aquellos que han huido de la represinen Egipto y en otros pases. Durante los aos de la guerra fra, el rechazo de los Gobier-nos europeos a la poltica de Nasser se convirti en un polo de atraccin para muchosmiembros de la Hermandad. Entre las comunidades inmigrantes, son frecuentes losgrupos vinculados a este Movimiento. Siempre ha sido un objetivo de la organizacinmantener la moral islmica entre quienes haban abandonado las tierras del Islam. LosHermanos Musulmanes siempre han procurado tener un perfil bajo en la vida pblica,especialmente despus de los atentados del -S, ante el temor de ser confundidos consectores salafistas. A pesar de ello, en pases como Reino Unido, Francia o Alemaniaexisten centros importantes, indirectamente conectados con la Hermandad. No hanrenunciado a su aspiracin pacfica de convertir la shariaen el patrn moral de la so-ciedad, pero la realidad es que la mayora, al margen de su adoctrinamiento, convivecon el sistema poltico como el resto de los ciudadanos.

    En Europa, comparten, tambin participan del rechazo a Israel, por lo que algunosde sus miembros se relacionan con partidos de izquierdas que alientan campaas yacciones anti-sionistas. Lo normal es que estas personas no estn directamente vincu-ladas a grupos terroristas islamistas. Estn expuestos, al igual que en cualquier otrolugar, a la radicalizacin ideolgica por la penetracin que los grupos salafistas tienentambin en el espacio europeo.

    Algora Weber, M Dolores: Las negociaciones palestino-israeles en el proceso de paz de OrientePrximo. Documento de opinin, /. Instituto Espaol de Estudios Estratgicos. http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion//DIEEEO_ProcesoPazOrienteProximo.pdf.

    La fuente procede del Centro de Inteligencia y lucha contra el errorismo Meir Amit (Junio )

    http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2011/DIEEEO24_2011ProcesoPazOrienteProximo.pdfhttp://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2011/DIEEEO24_2011ProcesoPazOrienteProximo.pdfhttp://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2011/DIEEEO24_2011ProcesoPazOrienteProximo.pdfhttp://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2011/DIEEEO24_2011ProcesoPazOrienteProximo.pdf