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Dedicado a mis lectores.

Sin ellos, nada habría sido posible.

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JAVIER IRIONDO

Web: www.JavierIriondo.es

Mail: javier@javieririondo.es

Javier Iriondo cuenta con una dilatada experiencia profesional en distintas áreas de negocio. Con un pasado como deportista profesional en USA, desde 1987 a 1990, donde comenzó su carrera profesional especializándose en marketing, comercialización y desarrollo personal.

Es un emprendedor que ha impartido numerosas conferencias sobre comercialización, liderazgo, desarrollo y transformación personal, por diferentes países como Italia, Colombia, Francia, Brasil, México, USA, Argentina, Puerto Rico, Portugal y España. También fue fundador de la empresa Galería del Éxito (1997) dedicada a diseñar productos de motivación y formación. Más tarde creó la empresa GolfPlus (1999), relacionada en distintas áreas al mundo del golf.

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JAVIER IRIONDO

Es autor del Best Seller Donde tus sueños te lleven libro de gran éxito de público y crítica (actualmente en su 23o edición y en plena expansión mundial), del libro Un lugar llamado destino ya en su 7a edición y del recientemente publicado Los 10 pasos hacia tu cima personal.

Ha participado activamente en varios proyectos e inversiones tanto en España como en Brasil. También es Partner y Formador en www.coorporateyachting.es, empresa dedicada a la formación de directivos y desarrollo de eventos especiales utilizando veleros como herramienta de trabajo.

Consultor certificado en “Strategic Intervention Coaching” HNP (Human Needs Psichology). Su trayectoria, conocimiento y, ante todo, sus contrastadas experiencias personales ofrecen un gran valor añadido en sus intervenciones.

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ÍNDICE

● ¿Es el amor incondicional? ……………………………………. 6

● Si encuentro a la persona correcta, ¿está la felicidad

garantizada? ……………………………………………………. 9

● Claves para que una relación de pareja funcione ……………. 12

● Mujeres y hombres: ¿dos universos lejanos? …………………. 22

● Diferencias básicas entre relación sana y relación tóxica…….. 26

● Una última reflexión … ………………………………………… 27

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¿Es el amor incondicional?

El amor es el motivo fundamental por el que la especie humana sobrevive, porque en realidad tú y yo estamos en este mundo gracias al amor de una madre que nos dio la vida, al amor de unos padres que nos cuidaron y protegieron cuando éramos unos bebés indefensos, absolutamente dependientes y vulnerables.

Por ese motivo, ante esa indefensión, los seres humanos vivimos rodeados de un amor incondicional cuando nacemos, pero la realidad es que ese amor "incondicional" es temporal y no dura para siempre. Incluso, también lo es el de una madre y un padre, aunque el vínculo de amor sea eterno.

Probablemente, hay muchas personas que pongan el grito en el cielo ante esta afirmación, y puede que para muchas personas lo que estoy a punto de decir sea una locura o una gran estupidez sin sentido: sí, creo en el amor; sin embargo, fuera de perfectas películas románticas con maravillosos finales felices, esa fase de bebés es uno de los pocos momentos de la vida en el que el amor es absolutamente incondicional.

En ese breve intervalo de tiempo de nuestra vida no hay condiciones para recibir todo el cariño y el amor. Como bebés no tenemos que preocuparnos de nada. ¿Qué tenemos que hacer para que nos quieran? Nada. Te quieren hasta cuando te meas y te cagas encima, y cuando queremos algo, lloramos, pataleamos y gritamos lo que haga falta hasta conseguir lo que queremos. A pesar de todo, somos totalmente aceptados y queridos sin condiciones.

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En esa fase no se nos exige nada, pero incluso siendo niños llega un día en el que comienzan a haber algunas exigencias, condiciones o reglas. Ya no vale todo y tienes que hacer algo, comportarte, cumplir con tu parte... Tienes que aprender, crecer, respetar, dar… porque el amor también hay que cultivarlo y ganárselo.

¿Cuántas veces has escuchado a una madre decir a su hijo pues si no haces esto, si no recoges, si no estudias, si no apruebas, te quedas sin… ? La lista es muy larga.

Aparecen las condiciones y, ante ellas, muchos niños sufren porque si no logran eso que sus padres exigen (con buenas intenciones en su intento de educar), se sienten insuficientes e indignos de ser queridos.

El problema es que hay personas de 40 años que siguen comportándose como bebés. Tan solo piden, esperan recibir, exigen sin dar nada a cambio porque siguen esperando ese amor incondicional que un día les dio una madre sin tener que hacer nada; siguen buscando ese amor seguro en el que no tenían miedo a ser rechazados porque era un amor sin dudas, ni condiciones.

Una madre le da un amor incondicional a sus hijos, a pesar de lo que sea, porque son sus hijos, por el propio instinto de protección. Por eso, son muchas las personas que obtienen su necesidad de amor a través de ellos, porque o bien no lo tienen, o bien no lo sienten a través de la pareja; creen y sienten que sus hijos van a estar ahí para siempre, mientras la pareja a lo mejor no.

Podemos refugiarnos en ellos cuando son pequeños, pero también crecerán, harán su vida y también nos podrán hacer daño. Incluso más adelante, con el paso de los años, si todas nuestras esperanzas de recibir amor están en los hijos, podemos pensar que la vida ha sido injusta o que nos han engañado.

★ En una relación de pareja siempre existen condiciones

Si amásemos de la misma manera a la pareja que a los hijos, sentiríamos ese mismo amor incondicional. Pero no son muchos los casos en los que eso ocurre porque siempre existen condiciones en una relación.

Otro terrorífico enemigo oculto de las relaciones actuales es que en parte hemos "comprado" ese perfecto y maravilloso amor romántico que nos venden en tantas películas; ese momento en el que aparece la persona soñada, la persona perfecta que encaja en todos los sentidos, donde de pronto los problemas desaparecen por arte de magia, donde todo fluye y encaja de forma perfecta. De repente, la vida es fácil, los miedos y el vacío desaparecen, se llenan de amor y todo es maravilloso.

A lo largo de nuestra vida hemos sido expuestos a infinidad de películas cuyas historias de amor obviamente han generado una influencia en la percepción de cómo se supone que

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son las relaciones ideales; o unas expectativas de cómo son o deberían ser. Y muchas de ellas distorsionan la verdad y no nos ofrecen un modelo real o saludable de lo que son en realidad. Vemos preciosos entornos, frases perfectas, situaciones idílicas adornadas de emotivos momentos y bandas sonoras que a todos nos encantan, mientras se magnifican nuestras emociones.

También vemos la lucha y las dificultades a las que se enfrentan los personajes para encontrarse... Pero al final, llega el momento cumbre en el que por fin se encuentran a pesar de todo, se miran, se enamoran, se besan y ahí se acaba la película... Nunca sabemos lo que pasa después cuando comienza la relación. Es decir: no tienen problemas de trabajo, ni económicos, ni problemas con los hijos, ni nada parecido. Tan solo vemos la maravillosa fase inicial.

Son muchas las personas que -sin saberlo- han sido expuestas tantas veces a esas maravillosas situaciones, que asumen que una relación de pareja debe ser ese constante momento álgido. Por eso, cuando volvemos a nuestro mundo real, la comparación se hace casi inevitable y de ahí siempre salimos perdiendo.

Todos queremos vivir nuestra gran historia de amor, pero a veces las distorsionadas expectativas ante las que hemos sido expuestos una y otra vez juegan en nuestra contra. Bajo ese estándar comparativo, nuestra situación -nuestra vida- siempre parece poca cosa ante esas idílicas situaciones, generando una sensación de fracaso.

El problema no es encontrar pareja, sino mantenerla y aprender a ser tolerantes en el tiempo. Es comprender que esa fase de enamoramiento romántico es la más bonita, la más fácil, pero también la más corta. Esa fase es tan solo un pequeño paso en un largo y heroico camino de comprensión y crecimiento personal mutuo, de conocerse en profundidad, pedir, ceder, dar, sostenerse, compenetrarse, encajar las piezas individuales de cada uno en el puzle de la pareja. Esa es la fase que no vemos en las películas.

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Si encuentro a la persona correcta, ¿está la felicidad garantizada?

La verdad es que hay algo que no deja de sorprenderme porque lo veo constantemente en infinidad de personas: la absoluta creencia o convicción de que si se encuentran a la persona correcta, la persona perfecta, la pareja que encaje en todos los sentidos, la felicidad estará garantizada en los brazos de esa persona. De repente, la inseguridad y la sensación de vacío desaparecerán al instante, todo será perfecto y encontraremos la plenitud, la seguridad, el sentido de la vida y la felicidad.

Puede que ese sea el modelo de amor y pareja que asumimos que deberíamos encontrar, por eso puede que también nuestras expectativas sean inmaduras o desproporcionadas; nos hace más impacientes, pensando que cuando por fin encontremos a esa persona, todo será perfecto. Puede que por eso acabemos frustrados y decepcionados porque las cosas no salen como imaginábamos que tenían que ser.

Y puede ser por eso TAMBIÉN que todas esas expectativas y reglas -sobre cómo debería ser el amor- sean nuestra verdadera condena. Esos modelos de relación nos convierten en personas más exigentes, intolerante e impacientes.

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Pero regresando un momento a la infancia, a la parte "incondicional" de ese amor hacia los hijos, nos percatamos de que como padres no estamos midiendo el amor, no llevamos la cuenta del amor dado y todo lo que hacemos por un hijo, simplemente lo hacemos sin esperar nada a cambio. Mientras que cuando es un amor de pareja, generalmente pasada la fase de enamoramiento, enseguida comenzamos a llevar la cuenta (aunque sea de forma inconsciente) de lo que damos o hacemos por nuestra pareja y de cuánto recibimos.

Ocurre entonces que en demasiadas ocasiones cuando haces algo, esperas que la pareja te corresponda de la manera que tú crees o consideras correcto desde tu punto de vista; te creas una expectativa y si tu pareja no actúa o responde como tú esperas, de pronto sientes una decepción, te falta algo, y comienzas a pensar o a sentir que a lo mejor no me quieren tanto, que algo falla.

La realidad es que el amor adulto tiene condiciones, normas que no se pueden transgredir, porque una cosa es dar, amar y entregarse en cuerpo y alma, servir, cuidar, querer sin medida (a eso podríamos llamarlo "amor incondicional"), y otra bien distinta son las vejaciones, los maltratos en nombre del "amor incondicional"; porque se "supone" que el amor lo puede todo, y no es así. Algunos confunden el amor incondicional con la irresponsabilidad, exigen pero no dan, interpretan el amor incondicional como un contrato en el que todo vale y todo debe ser perdonado.

También podemos ver algunas personas que consideran equivocadamente el amor o la pareja como una propiedad sobre la que ostentan un derecho, sin comprender que es un regalo temporal que debemos cuidar y proteger. Otros dicen que aman entre constantes reproches y críticas, lo que no demuestra un corazón enamorado, sino uno frustrado y resentido.

Por eso, creo que el amor incondicional debe ser bien entendido, ya que es una preciosa palabra llena de buenas intenciones en un escenario perfecto e ideal, mientras en la vida real las palabras no cuentan tanto y lo que de verdad marca la diferencia son los hechos y las acciones.

★ ¿De verdad crees que puede existir el amor donde no hay respeto? El amor se marchita y desaparece cuando no hay respeto. Cuando una persona no es respetada, difícilmente puede sentirse amada, ni capacitada para dar amor. El amor exige respeto, porque el respeto es una de sus "condiciones". El amor no puede fluir sin él.

Cuando una persona es respetada, cuando se siente segura, valorada y atraída por la otra persona. Cuando una persona es respetada, se siente protegida y hace que el amor crezca, sea sano y fuerte. Ese amor hay que cuidarlo, mimarlo, trabajarlo, hay que aprender, comprender, crecer juntos, ceder y dar. Esas son algunas de las "condiciones" del buen amor.

En las relaciones hay dos caminos: el que nos acerca y nos une, y el que nos separa. Nos separa cuando no nos comunicamos, cuando retenemos y guardamos nuestras emociones. Nos une

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cuando nos abrimos, cuando nos comunicamos y damos sin llevar la cuenta. Cuando una persona se sincera, cuando se hace vulnerable y se abre emocionalmente, es entonces cuando otros pueden entrar y ver; es cuando realmente puede conectar y ser comprendido.

Son muchas las personas que temen esa apertura porque se sienten vulnerables. Por eso, mantienen una gran coraza para que no les hagan daño. Pero en realidad esa coraza impide que nos conozcan de verdad.

★ Un consejo: no te creas nada de lo que te estoy diciendo. Yo no estoy aquí para tener razón, ni soy quién para decir cómo las cosas son o deben ser. Tan solo te hablo de experiencias y de reflexiones. Finalmente eres tú quien tiene que sacar sus propias conclusiones y quedarte con lo que te resuene, con lo que te valga y te ayude a mejorar tus relaciones.

¿Listo para la contradicción?

Te quiero dejar la siguiente anécdota para reflejar este punto. Es algo que incluí en mi libro Un lugar llamado destino, del que podrás extraer muchas más cosas sobre las relaciones en un formato de preciosa novela:

Recuerdo un día que fui a ver un partido de fútbol de mi hija, que entonces tenía seis años. Al acabar el partido, a pesar de que perdieron, todas las niñas salieron tan contentas del campo y fueron corriendo emocionadas hacia sus padres. Queriendo motivar a su hija, pero con toda su ignorancia sobre la inteligencia emocional, la mujer que estaba a mi lado le dijo: «La próxima vez, si no corres más te voy a duchar con agua fría».

De repente, la niña se encogió tanto que parecía medir diez centímetros menos. Aquella niña feliz que iba corriendo a los brazos de su madre, de pronto se sintió insignificante, miró avergonzada a su alrededor, sintió que valía menos si no cumplía con las expectativas de la madre.

Esta anécdota demuestra cómo va desapareciendo ese amor incondicional del bebé y, sin ser conscientes de ello, comienzan a aparecer cada vez más condiciones que vamos acumulando.

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Claves para que una relación de pareja funcione

Aquí hay para todos los gustos y colores, y cada uno es libre de opinar lo que quiera. Al final, uno debe ser congruente con sus creencias y comportamientos. A lo mejor, nada más empezar el ebook, deberíamos haber definido qué es el amor incondicional, porque incondicional tiene tal amplitud que puede llevar a erróneas interpretaciones.

La comunicación es fundamental en la vida y más aún en la vida en pareja. Por ese motivo es importante definir lo que para cada uno significan ciertos términos, porque en muchas ocasiones podemos estar hablando de algo y, sin embargo, cada uno interpreta algo muy distinto. Así que ésta puede ser una definición:

★ Amor incondicional es cuando te entregas, das y amas sin esperar nada a cambio

No sé si estarás de acuerdo, pero curiosamente esta siguiente pregunta me la han hecho muchas veces: ¿y qué pasa si lo doy todo y no me devuelven nada? Muy sencillo, que sabrás que estás con la persona equivocada.

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Si estás con la persona correcta y lo das todo de forma incondicional, es cuando la pareja funciona; al satisfacer las necesidades de la otra persona, ésta se siente segura, valorada, lo refleja y lo devuelve.

Ese complicado y delicado equilibrio entre nuestras reglas, entre lo que damos y esperamos recibir y las condiciones que asumimos que se deben cumplir, es el reto que nos plantean las relaciones.

★ ¿Cuáles son entonces las claves para que una pareja funcione?Son muchas y pequeñas cosas las que marcan una gran diferencia, de manera que es imposible ponerlas todas en un Ebook. Por eso, aunque en mis libros las tienes más desarrolladas, en esta ocasión he querido escoger tres de ellas:

1. Descubrir tus reglas y las de tu pareja2. Desarrollo personal VS. Dependencia emocional3. Crece y quiérete lo suficiente para elegir a la persona correcta

1. DESCUBRIR TUS REGLAS Y LAS DE TU PAREJA

La mayoría de nosotros nos pasamos la vida respondiendo a reglas que ni siquiera sabemos que tenemos, pero están ahí grabadas en nuestro interior y han sido inculcadas a través de lo que vemos, de nuestros padres, nuestra educación, el entorno, la influencia del cine con los perfectos amores románticos...

Esos estereotipos, esas expectativas, reglas o condiciones, son creencias que nos hacen reaccionar y responder de una determinada manera sin saber por qué. Nos generan unos sentimientos que no comprendemos de dónde nacen, pero los padecemos. La clave está en descubrir cuáles son algunas de esas absurdas reglas y condiciones que, como un gatillo, disparan y activan ciertas emociones.

Para muchas personas el amor es su prioridad en la vida, su valor más alto. Sin embargo, las condiciones que se imponen a sí mismas para sentir el amor son totalmente complejas y hasta casi injustas consigo mismas, lo cual es una garantía de constantes decepciones. Por lo general, son precisamente personas que hablan de amor incondicional. Eso sí: si cumples todas sus condiciones para sentirse queridas.

Cuantas más reglas tengamos sobre cómo debería ser el amor, sobre cómo debería ser una relación y nuestra pareja, sobre todo lo que creemos que tiene que ocurrir para sentirnos amados, más expuestos estaremos a sufrir constantes decepciones.

Por ese motivo, algo muy importante para que una relación funcione es profundizar en esas reglas para conocerlas y comprenderlas (las nuestras y las de nuestra pareja), y ver cuáles son justas y normales, y cuáles pueden ser desproporcionadas.

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➔ EJERCICIOPara ello, tenemos que hacernos y responder con total honestidad estas preguntas.

¿Cómo sabes que te quieren? ¿Qué tiene que ocurrir para que te sientas querida/o?

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¿Qué tiene que hacer tu pareja para que te sientas querido/a?

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¿Qué te tienen que decir para que sientas que te quieren?

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¿Cómo te lo tienen que decir?

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¿Con qué frecuencia te lo tienen que decir?

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¿Qué es lo que NO tiene que ocurrir para que sientas amor?

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¿Qué más tiene que ocurrir para que te sientas querido?

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¿Qué hechos o acciones tiene que hacer tu pareja para sentir que te quiere?

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Todos tenemos la necesidad de amor y conexión, pero cada uno de nosotros somos únicos, diferentes, con necesidades distintas que satisfacemos de forma y en cantidades diferentes. Por ese motivo, en ocasiones aunque una persona nos quiera, podemos tener la sensación contraria porque no lo demuestra de la forma en la que nosotros lo esperamos; no se cumplen tus expectativas basadas en esas reglas que tantas veces permanecen ocultas y que tanto nos perjudican sin saber de dónde nacen.

Por esa razón, responder a estas preguntas, hacer este trabajo personal y en pareja, es un enorme paso para el autoconocimiento y el de nuestra pareja. La comprensión es fundamental y ese entendimiento mútuo de las necesidades de cada uno es una maravillosa manera de aumentar la comprensión y la conexión, traduciéndose todo ello en un amor más fuerte y maduro.

★ ¿Qué ocurre cuando desconocemos todo esto? Lo que sucede de forma inconsciente es que estamos condicionando el amor debido a esas ocultas reglas y cuando eso sucede, la sensación de inseguridad crece en la relación. La otra parte puede comenzar a sentirse que a lo mejor no es merecedora y no se siente lo suficientemente valorada y segura. En ese momento comienza un conflicto y se crea un círculo vicioso.

¿Cuánto amor puede salir de una persona que se siente insegura? Poco y cada vez menos, porque cuando alguien comienza a tener miedo o a dudar de que va a recibir algo a cambio de sus actos, la preocupación y la sensación de escasez crece, nos volvemos

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autoprotectores, tendemos a guardar el amor que podemos dar, como si fuese la última botella de agua en el desierto, no vaya a ser que nos quedemos sin nada. Cuando las personas tienen miedo o no se sienten seguras, comienzan a sentirse incapaces de dar porque el miedo magnifica la preocupación y la sensación de escasez.

Pero si entramos en el juego de a ver quién da primero, probablemente pasemos una gran parte de nuestro tiempo pensando que la vida ha sido injusta y que no nos ha devuelto lo que hemos dado.

★ Los 3 tipos de amor Por eso es importante comprender los tres tipos de amor o clases de relaciones que nos encontramos, y que tienes explicados de manera más profunda en mi libro Un lugar llamado destino:

1- El amor de bebé.

2- El amor de mercadillo

3- El amor maduro, el amor generoso

El amor de bebé es el primer nivel, el más básico, es el más inocente y, a su vez, el más

ignorante y egoísta. El amor de bebé es el que no tiene que dar nada a cambio, es el que solo pide y recibe: cuando quiere algo, grita, llora o hace lo que sea para llamar la atención hasta conseguirlo y recibe todo sin tener que hacer nada.

De bebés aprendemos que el amor y el cuidado es algo que se recibe, somos aceptados y queridos sin dar nada a cambio. Muchas personas siguen buscando ese tipo de amor, alguien que les quiera sin tener que hacer mucho, alguien que les acepte y les de esa seguridad de una madre.

Imagino que habrás escuchado decir muchas veces quiero alguien que me haga feliz, alguien que sea divertido y me haga reír, alguien que me cuide y valore, que me aprecie. Es decir ,la relación es sobre "yo, yo y yo...". Así hacen responsable de su felicidad a la pareja y si no son felices, la culpa es de la otra persona.

A esa clase de personas les queda un largo camino por recorrer, sufrir y madurar, porque una relación no es un lugar en el que entras para recibir, es un lugar al que entras para dar y aportar. Sólo entonces es cuando recibes.

Que no te quieran como tú quieres, no quiere decir que no te quieran.

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El amor de mercadillo es el nivel en el que, sin darse cuenta, caen y viven muchas

relaciones. Cada uno de nosotros tenemos unas creencias sobre cómo tendría que ser la relación y sobre cómo debería comportarse nuestra pareja.

Aunque sea de forma inconsciente, ponemos condiciones porque pensamos que: «Si yo hago esto por ti, yo “espero” que tú hagas algo por mí». Así creamos lo que se conoce como el amor de mercadillo.

En base a nuestras reglas nos generamos una expectativa y esperamos que nuestra pareja nos corresponda como nosotros creemos que debería hacerlo. Pero de pronto, si no responde como tú esperabas, sientes una gran decepción o peor, comienzas a pensar que algo está mal. Probablemente la otra persona ni siquiera se haya dado cuenta, porque puede que no conozca tus reglas, tus necesidades o tus expectativas.

Por efecto de esa decepción, se activa el miedo y comenzamos a medir el amor, a llevar la cuenta (algo que no hacemos con un hijo, pero sí con la pareja). En nuestro interior parece activarse un contador: yo hago esto, pero espero recibir algo a cambio, espero un comportamiento o reacción determinada; Yo he hecho esto, esto y esto más que tú..."

Casi sin querer se convierte en un mercadillo, en una especie de transacción comercial. Esa maravillosa percepción de amor incondicional comienza a tener numerosas condiciones sobre las que hay que trabajar y mejorar. El problema es que cuando sentimos que no recibimos lo esperado, cuando comenzamos a contar, a medir y comparar lo que damos y lo que recibimos, el amor comienza a apagarse; es entonces cuando comenzamos a guardarnos el amor, a restar el amor hasta recibir lo esperado.

Una relación consiste en dar y recibir, pero si se convierte en un mercadillo en el que se lleva la cuenta, el amor comienza a estar totalmente condicionado, se desgasta y se apaga.

Por eso supongo que el secreto de una relación es que la pareja es un lugar donde primero dar, para después recibir y así, compartir y crecer.

El amor maduro. El amor generoso. Es aquel que no es dependiente, que no lleva la

cuenta, es el amor que pone primero a lo otra persona, el que no está esperando, el que da primero.

El amor generoso es cuando pones las necesidades de tu pareja por delante de las tuyas; cuando procuras satisfacer sus necesidades sin estar esperando algo instantáneo. Este es el nivel de relación en donde se da el amor incondicional.

En el amor maduro, cada uno tiene muy en cuenta y está atento a las necesidades del otro. Cuando se enfocan en dar al otro, la situación cambia de manera radical y la relación florece, porque ambos se sienten más llenos, sienten que realmente son importantes para su pareja, sus necesidades emocionales están cubiertas y esa seguridad genera una reciprocidad que hace que lo devuelvan a su pareja.

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Para entrar en esta deseada fase lo primordial es el desarrollo personal de cada persona, tener una buena relación con uno mismo, estar bien a solas, tener el equilibrio y madurez personal necesario. Porque no podemos pretender que nuestra pareja cure todos nuestros males o deficiencias, que es lo que sucede en muchos casos.

Por ese motivo el desarrollo personal de cada uno es fundamental en una relación sana.

Cuando dos personas que tienen problemas emocionales consigo mismas se unen en una relación, los problemas de cada uno no se solucionan, sino que salen a la superficie y generalmente se magnifican. Y cada uno piensa que la culpa es del otro.

Cuando dos personas que están bien consigo mismas comienzan un camino juntas, las emociones también se magnifican pero de forma positiva, porque no existe una dependencia emocional y juntos crecen aún más.

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2. DESARROLLO PERSONAL vs. DEPENDENCIA EMOCIONAL

¿Cuándo funciona mejor una relación? Cuando dos personas no se necesitan, pero se escogen y eligen recorrer un camino común porque se complementan y juntas son mejores y más felices. No se exigen, ni dependen el uno del otro. Se integran y se mejoran mutuamente.

Esa es una relación sana porque no hay una dependencia emocional, ya que cada uno comprende que su bienestar emocional depende de uno mismo, que no puede pasar la responsabilidad de su felicidad a la pareja.

Sin embargo, muchas personas están esperando encontrar a su media naranja, alguien que les complete, que les de la seguridad porque se sienten inseguros, a alguien que les haga felices, pero desde ahí generalmente se encuentra a alguien igual que busca lo mismo, con lo cual se multiplica el desastre de dependencia.

Si dos personas están mal consigo mismas, de ahí no puede surgir nada bueno. Generalmente, lo que surgen son reproches mutuos y egoísmo, porque cada uno está pensando en que el otro le complete y satisfaga sus necesidades. Las emociones son un hábito y cuando estamos en una relación, lo que hacemos es magnificarlas y después buscar motivos para respaldarlas (hurgamos en el pasado para confirmar que tenemos razón).

Por ese motivo nuestro propio crecimiento personal es fundamental para el amor, porque nos ayuda a manejar y comprender mejor nuestras emociones y las de los demás. Esa evolución es lo que nos lleva a estar bien con nosotros mismos, a desarrollar una buena autoestima y una mayor confianza, a no ser dependientes emocionales, a respetarnos y hacernos respetar, a estar bien a solas con nosotros mismos y a tener un equilibrio y una calidad de vida emocional sana.

Cuando dos personas que siguen creciendo personalmente se encuentran, dos personas que están bien consigo mismas y deciden compartir sus caminos y crecer juntas, sin dependencias emocionales, entonces todo es mucho más fácil. Fluye porque se sienten completas de antemano y se entregan la una a la otra.

Sin embargo,, cuando en una relación una de las dos personas se preocupa por seguir creciendo, aprendiendo y evolucionando y la otra no hace nada, la brecha será cada vez más grande, cada vez habrá más diferencias y menos cosas en común. Probablemente, les llevará por caminos distintos hasta distanciarse.

¿Si tú no estás bien contigo mismo, por qué lo va estar tu pareja contigo?

Ese desarrollo personal es fundamental porque tenemos que comprender que la felicidad no depende de nuestra pareja, sino que cada uno de nosotros somos responsables de nuestra felicidad. Son muchas las personas que están esperando a que alguien les haga felices, por eso supongo que, como yo, habrás escuchado esto más de una vez: ¡¡¡es que yo no sé estar sin pareja!!! Una frase así lo que demuestra es una enorme dependencia emocional que generalmente hace elegir demasiado rápido y mal.

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Y esas personas, pasada la euforia inicial del enamoramiento, vuelven al mismo lugar emocional en el que estaban anteriormente y piensan que el problema es que no es la persona correcta, en vez de mirarse a sí mismas y asumir su responsabilidad. Así que mientras no haya una evolución y un crecimiento personal , una vez más la historia se repetirá.

Para que una relación de pareja sea sana y perdure, ambos deben seguir evolucionando, aprendiendo y trabajar en su desarrollo personal.

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3. CRECE Y QUIÉRETE LO SUFICIENTE PARA ESCOGER A LA PERSONA CORRECTA

Podríamos seguir hablando de infinidad de puntos trascendentales sobre el mundo de la pareja, las relaciones y el amor, podríamos seguir hablando de las 6 necesidades básicas para comprendernos mejor a nosotros mismos y nuestras relaciones, pero ya no sería un ebook, sino un extenso libro. De todas formas, algunos de esos temas los podrás encontrar en mi libro Un lugar llamado destino.

Probablemente, lo más importante en la vida, lo que más satisfacción genera y realmente colma nuestro espíritu, es el amor. Aunque son muchas las personas que han dejado de creer en el amor (mientras en lo más profundo de su ser ese sea su mayor deseo), todos buscamos el amor.

Bien es cierto que cuando se han sufrido varias desilusiones, cuando "nos han roto el corazón" o hemos afrontado algunas grandes decepciones, nos convertimos en expertos en sacar defectos a todo el mundo. Somos capaces de ver virtudes que nos atraen de una persona, pero de pronto también adquirimos la increíble habilidad de encontrar toda una serie de defectos y razones por las cuales la relación no va a funcionar con esa nueva persona; porque tiene algo que nos molesta, porque le sobra o le falta alguna cosa. En realidad es un mecanismo defensivo para evitar una posible decepción.

En realidad todos queremos y buscamos ese amor, tener a alguien con quien compartir, alguien con quien crecer y cuidar, alguien que te cuide a pesar de los miedos y las dudas. Te animo a que le eches un vistazo a mi novela Un lugar llamado destino, en la que, entre otros, toca este aspecto de las relaciones de pareja.

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Mujeres y hombres. ¿Dos universos lejanos?

★ ¿Cuál es una de las mayores necesidades de la mujer?

Probablemente, una de las mayores necesidades de la mujer es sentirse comprendida. Por eso, la comunicación y hablar de las emociones y de todo lo que sucede en su interior es una de sus más grandes necesidades, y algo que a los hombres a veces les cuesta comprender.

Cuando una persona se siente comprendida, gran parte de los conflictos se resuelven fácilmente. En caso contrario, la energía femenina -ante la falta de comprensión- hace que aumente la frustración y la tensión, ya que se genera una sensación de que no me entiendes, no te importo.

Por eso, la comunicación fluida y abierta es fundamental. El mayor de los males en ocasiones no es por lo que se dice, sino por lo que se deja de decir, por la falta de comunicación y comprensión.

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★ ¿Cuál es el mayor enemigo de un hombre?

Hay mujeres que para llamar la atención de su pareja, para que tome alguna decisión o para que reaccione de alguna manera, utilizan el sarcasmo o la crítica para buscar esa reacción.

Aunque la intención detrás de ese comportamiento pueda ser positiva, en la mayoría de los casos provoca el efecto contrario, porque muchos hombres se encierran en sí mismos ante la crítica, ya que se sienten pequeños o insignificantes.

¿Cuál es el mayor deseo de un hombre con su pareja?

Pues no, no es el sexo :)

Puede que parezca ridículo, pero el mayor deseo de un hombre y lo que realmente le llena es sentirse capaz de hacer feliz a su pareja. Es entonces cuando se siente valioso, triunfador, se siente pleno. Por ello, si es criticado constantemente se sentirá pequeño e incapaz de dar amor.

Aquí entra en juego la polaridad y que ésta sea correcta es algo fundamental en una relación. Sin ella, no habrá pasión.

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★ Sobre la polaridad

Hombre y mujeres tenemos energías muy distintas, y al igual que los imanes, los polos opuestos se atraen y los iguales se repelen. Los hombres tenemos una energía masculina que es lo que atrae a una mujer, y las mujeres tienen una energía femenina que atrae a los hombres.

Esa necesaria polaridad es uno de los grandes problemas en la actualidad debido a los muchos cambios que hemos vivido en la sociedad.

Hoy en día todos conocemos y podemos ver hombres con un mayor nivel de energía femenina que les cuesta tomar decisiones, que les falta presencia y seguridad. De hecho, he escuchado a más de una mujer decir encuentro a muchos tíos con los que salir, pero me cuesta mucho encontrar un hombre.

Del mismo modo, vemos mujeres que en el intento de mostrar más seguridad y personalidad (lo cual es genial y positivo) en algunos casos les ha llevado a desarrollar una excesiva energía masculina.

¿Qué necesita el hombre?

Cuando una mujer tiene una excesiva energía masculina o se comporta como un hombre, el hombre va a sentir que ella no le necesita, o que nos es suficiente o incapaz de darle lo que necesita. Entonces llega un momento en el que se siente inseguro y decide irse para no sentirse tan pequeño y recuperar su autoestima. Si no se va físicamente, se irá emocionalmente. Se refugiará en el trabajo, en los amigos, en una aventura, en el alcohol y hará otras cosas que le hagan sentirse más importante y valorado.

Sin embargo, cuando una mujer es más femenina, cuando se abre, cuando deja salir a la niña que lleva dentro, ¿qué hace instintivamente el hombre?: protegerla y quererla, porque siente que le necesita. Es en esos casos cuando renace su energía masculina y se siente más válido.

¿Y la mujer?

Los hombres tienden a ir más directos al problema para intentar solucionarlo, pero la energía femenina funciona de otra manera y su primera necesidad emocional es ser comprendida. Ella quiere que su pareja comprenda cómo se siente; no que le entienda intelectualmente, sino que le comprenda desde el corazón. Si antes de intentar solucionar el problema no le escuchas en profundidad y el suficiente tiempo, aunque tu propósito sea bueno, ella puede sentir que no te importa cómo se siente.

Las mujeres generalmente necesitan más atención emocional de lo que los hombres se imaginan, porque cuando prestas atención a una persona y te preocupas por ella, eso es un signo de amor. Cuando no se recibe esa atención, aunque sea de manera negativa, a veces se hacen cosas muy estúpidas para llamar la atención. Incluso, aun y a pesar de que puede tener las consecuencias contrarias a las deseadas. Todo por una necesidad interna que todo el mundo tiene en mayor o menor medida: la necesidad de sentir que importo. Esa es una necesidad importante de la energía femenina.

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Por mucha confusión que exista en la actualidad sobre el mundo de la pareja, todos buscamos el amor. Queremos sentir que tenemos suficientes cualidades para ser dignos de ser queridos, que realmente importamos a alguien, que nos admiren de algún modo, de poder tener a alguien a quien querer, cuidar y compartir un camino creciendo juntos.

Pero en muchas ocasiones el miedo vuelve para defenderte como un gran súper héroe, a detenerte en tus arriesgadas intenciones, y te pregunta: ¿qué ocurrirá si te abres, si confías, si te enamoras, si lo das todo y no te corresponden?

Bajamos nuestras expectativas, pero no hay pasión en la resignación.

Ellas (las mujeres) queriendo demostrar su seguridad y confianza con un exceso de energía masculina que no atrae al hombre. Ellos -queriendo demostrar que no son hombres rudos-, se pasan la vida intentando complacer, porque lo interpretan como una manera de demostrar respeto. Y en el fondo es una buena intención, pero el exceso de complacencia va restando parte de su fuerza y energía, transformándose en debilidad; dan la impresión de que van buscando la constante aprobación para ser aceptados o evitar ser rechazados, lo cual transmite una cierta inseguridad, disipando su energía masculina, al punto que deja de atraer la energía femenina porque ellas empiezan a no confiar.

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Diferencias básicas entre relación sana y relación tóxica

En una relación sana ambos se aceptan tal como son, mientras que en una tóxica uno siempre está reprochando y queriendo cambiar al otro para que encaje en su particular modelo de cómo supone que debería ser su pareja.

En una relación sana hay una total confianza y respeto, mientras que en una tóxica son más vigilantes de lo que hace el otro; revisan hasta la información del otro por desconfianza.

En una relación sana ambos siguen evolucionando y aprendiendo el uno del otro; en una relación tóxica se estancan y permanecen igual, sin cambiar ni evolucionar.

En una relación sana se toman los conflictos como una manera conocerse más y mejor, de aprender el uno del otro, de comprenderse y acercarse más; en una relación tóxica se enrocan en su posición para tener razón y se niegan a comunicarse.

En una relación sana ambos se sienten al mismo nivel o mismo estatus, mientras que en una tóxica uno se cree o se siente superior al otro.

En una relación sana comparten el tiempo juntos, pero también se dan su espacio y su tiempo; en una tóxica creen que tienen que estar y hacer todo siempre juntos.

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Una última reflexión...

Sobre el amor

El amor protege, no humilla

El amor respeta, no ofende

El amor da, no exige

El amor acepta, no rechaza

El amor llena, no vacía

El amor calma, no agita

El amor sana, no hiere

El amor no pregunta, es la respuesta.

Javier Iriondo

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¡Muchas gracias!Y un abrazo enorme ;-)

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