deleuze - qué es un dispositivo

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gran ponencia de deleuze (su última intervención pública) en un coloquio dedicado a la obra de foucault organizado en parís en el año 1988

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QU ES UN DISPOSITIVO? * La filosofa de Foucault se presenta a menudo como un anlisis de "dispositivos" concretos. Pero qu es un dispositivo? En principio, es una madeja, un conjunto multilineal. Se compone de lneas de diferente naturaleza. Y estas lneas del dispositivo no delimitan ni acotan sistemas homogneos en s mismos -el objeto, el sujeto, el lenguaje, sino que siguen direcciones y trazan procesos siempre desequilibrados que unas veces se renen y otras se alejan entre ellos. Cada lnea est quebrada, sometida a variaciones de direccin, bifurcaciones y ramificaciones, a derivaciones. Los objetos visibles, los enunciados formidables, las fuerzas vigentes, los sujetos posicionados son como vectores o tensores. As, las tres grandes instancias que Foucault distinguir sucesivamente: Saber, Poder y Subjetividad, no alcanzan de ningn modo un perfil definitivo, sino que son cadenas variables que rivalizan entre s. Foucault descubre una nueva dimensin, una lnea nueva, siempre mediante una crisis. Los grandes pensadores son un poco ssmicos, no evolucionan sino que trabajan por crisis, por sacudidas. Pensar en trminos de lneas mviles era el trabajo de Hermann Melville, y posea lneas de pecado, lneas de inmersin, peligrosas, incluso mortales. Hay lneas de sedimentacin, dice Foucault, pero tambin lneas de "fisura", de "fractura". Desenredar las lneas de un dispositivo, caso por caso, es trazar un mapa, cartografiar, explorar tierras desconocidas, esto es lo que l llamaba "trabajo sobre el terreno". Hay que instalarse en las lneas mismas, que no se conforman con componer un dispositivo sino que lo atraviesan y lo arrastran, de norte a sur, de este a oeste o en diagonal. Las dos primeras dimensiones de un dispositivo, o las que Foucault perfil en primer lugar, son las curvas de visibilidad y las curvas de enunciacin. Los dispositivos son como las mquinas de Raymond Roussel segn el anlisis de Foucault, mquinas de hacer ver y de hacer hablar. La visibilidad no remite a la luz en general, que vendra a iluminar objetos preexistentes, sino que est hecha de lneas de luz que forman figuras variables, inseparables de tal o cual dispositivo. Cada dispositivo tiene su rgimen de luz, la manera como la luz penetra en l, como se difumina y se propaga, distribuyendo lo visible y lo invisible, haciendo nacer o desaparecer un objeto que no existe sin ella. No solamente la pintura sino la arquitectura: por ejemplo, el "dispositivo crcel" como mquina ptica para ver y ser visto. La historicidad de los dispositivos es la de los regmenes de luz, pero tambin la de los regmenes de enunciados. Pues los enunciados, por su parte, remiten a lneas de enunciacin en las que se distribuyen las posiciones diferenciales de sus elementos; las curvas son, ellas mismas, enunciados, porque las enunciaciones son curvas que distribuyen variables y, en tal momento, una ciencia, un gnero literario, un estado de derecho o un movimiento social se definen precisamente mediante los regmenes de enunciados a los que dan lugar. No son sujetos ni objetos sino regmenes que hay que definir mediante lo visible y lo enunciable con sus derivaciones, sus transformaciones, sus mutaciones. Y, en cada dispositivo, las lneas atraviesan umbrales en funcin de los cuales son estticas, cientficas, polticas, etctera. En tercer lugar, un dispositivo comporta lneas de fuerzas. Se dira que estas lneas van de un punto singular a otro de las lneas precedentes; en cierto modo, "rectifican" las curvas anteriores, trazan tangentes, implican los trayectos de una lnea a otra, producen vaivenes del ver al decir y viceversa, actan como flechas que no paran de entretejer las cosas y las palabras, que mantienen un combate incesante. La lnea de fuerzas se produce "en toda relacin de un punto con otro" y atraviesa todos los lugares del dispositivo. Invisible e indecible, est estrechamente mezclada con las dems y sin embargo es diferenciable. sta es la lnea que Foucault traza y cuya trayectoria reencuentra tanto en Roussel como en Brisset, en pintores como Magritte o Rebeyrolle. Es la "dimensin del poder", y el poder es la tercera dimensin del espacio, interna al dispositivo y variable segn los dispositivos. Como poder, se compone con el saber. Por ltimo, Foucault descubre las lneas de subjetivacin. Esta nueva dimensin ha suscitado ya tantos malentendidos que cuesta trabajo precisar sus condiciones. Ms que ninguna otra, su descubrimiento procede de una crisis del pensamiento de Foucault, como si le hubiese hecho falta recomponer el mapa de los dispositivos, encontrar una posibilidad de orientacin nueva para impedir que se cerrasen simplemente mediante lneas de fuerza infranqueables que impondran contornos definitivos. Leibniz expresaba de forma ejemplar este estado de crisis que reinicia el pensamiento cuando se pensaba que ya casi todo estaba resuelto: creyendo haber llegado a puerto, uno se encuentra de pronto en alta* En VV AA, Michel Foucaul tphilosophe. Rencontre Internationale, Pars, 9, 10, 11 janvier 1988, Pars, Le Seuil, 1989, pp. 185-195 [trad. cast, Michel Foucault, filsofo, Barcelona, Gedisa, 1995]. Una versin parcial de este texto haba aparecido en el Magazine Littraire, n 257, septiembre de 1988, pp. 51-52. La participacin de Deleuze -que se haba jubilado en 1987- en este congreso fue su ltima intervencin pblica. Las actas de las discusiones -de las que el editor no present ms que un resumen- no se reproducen.

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mar. Y Foucault, por su parte, presiente que los dispositivos que analiza no pueden quedar circunscritos por una lnea englobante, presiente otros vectores que an los traspasan por debajo o por arriba: "Cruzar la lnea", dice, cmo "pasar al otro lado"?1 Este cruce de la lnea de fuerzas se produce cuando la lnea se encorva, dibuja meandros, se hunde y se vuelve subterrnea o, mejor, cuando ms que entrar en relacin lineal con otra fuerza se curva sobre s misma, se ejerce sobre s misma y se afecta a s misma. Esta dimensin del S Mismo no es en absoluto una determinacin preexistente que nos encontraramos ya hecha del todo. Tambin en este caso la lnea de subjetivacin es un proceso, una produccin de subjetividad en un dispositivo: hay que hacerla, en la medida en que el dispositivo lo permita o lo haga posible. Es una lnea de fuga. Escapa a las lneas precedentes, huye de ellas. El S Mismo no es un saber ni un poder. Es un proceso de individuacin de grupos o de personas que se sustrae tanto a las relaciones de fuerzas establecidas como a los saberes constituidos: una especie de plusvala. No es seguro que todo dispositivo comporte esta lnea. Foucault considera el dispositivo de la ciudad griega como el primer lugar de invencin de una subjetivacin: segn la definicin original que da de ella, la ciudad inventa una lnea de fuerzas que comporta la rivalidad de los hombres libres. Ahora bien, de esta lnea, en la cual un hombre libre puede gobernar a otros, se desprende otra lnea muy diferente, en la cual el que gobierna a otros hombres libres debe gobernarse a s mismo. Estas reglas facultativas del autodominio constituyen una subjetivacin autnoma, aunque a continuacin se vea avocada a suministrar nuevos saberes y a inspirar nuevos poderes. Puede preguntarse si las lneas de subjetivacin son el borde extremo de un dispositivo, si esbozan el paso de un dispositivo a otro: en este sentido, anunciaran las "lneas de fractura". Y, como las dems lneas, tampoco las de subjetivacin tienen una frmula general. Aunque interrumpida brutalmente, la investigacin de Foucault se diriga a mostrar que los procesos de subjetivacin adquieren eventualmente formas completamente distintas de su modalidad griega, por ejemplo en los dispositivos del cristianismo, o en las sociedades modernas, etctera. No pueden invocarse dispositivos en los cuales la subjetivacin no concierna a la vida aristocrtica o a la existencia esttica del hombre libre sino a la existencia marginalizada del "excluido"? En este sentido, el sinlogo Toke explica que el esclavo liberado perda en cierto modo su estatuto social y se encontraba arrojado a una subjetividad abandonada, quejumbrosa, a una existencia elegiaca de la que tena que extraer nuevas formas de poder y de saber. El estudio de las variaciones de los procesos de subjetivacin parece ser sin duda una de las tareas fundamentales que Foucault ha legado a sus sucesores. Confiamos en la extrema fecundidad de esta investigacin, que el actual proyecto de una historia de la vida privada no cubre ms que parcialmente. Quienes (se) subjetivan no son solamente los nobles, los que dicen, segn Nietzsche, "nosotros, los buenos...", sino que, en otras condiciones, son tambin los excluidos, los malvados, los pecadores, o bien los eremitas, o las comunidades monsticas, o las herticas: toda una tipologa de las formaciones subjetivas en dispositivos cambiantes. Y, en todas partes, mezclas que hay que desenredar: producciones de subjetividad que escapan a los poderes y saberes de un dispositivo para reinstalarse en los de otro, bajo otras formas que an no han emergido. As pues, los dispositivos tienen como componentes las lneas de visibilidad, de enunciacin, lneas de fuerza, lneas de subjetivacin, lneas de hendidura, lneas de fisura, de fractura, que se entrecruzan y se entremezclan, surgiendo unas de otras o suscitndose a partir de otras, a travs de variaciones o incluso de mutaciones de disposicin [agencement]T . Para una filosofa de los dispositivos, se siguen de aqu dos consecuencias importantes. La primera es el rechazo de los universales. El universal, en efecto, no explica nada, l es lo que requiere explicacin. Todas las lneas son lneas de variacin que ni siquiera tienen unas coordenadas constantes. Lo Uno, el Todo, lo Verdadero, el objeto, el sujeto... no son universales sino procesos singulares de unificacin, de totalizacin, de verificacin, de objetivacin, de subjetivacin, inmanentes a tal o cual dispositivo. Por tanto, cada dispositivo es una multiplicidad en la cual operan tales o cuales procesos en devenir, distintos de los que operan en otras multiplicidades. En este sentido, la filosofa de Foucault es un pragmatismo, un funcionalismo, un positivismo, un pluralismo. Quiz es la Razn la que plantea el mayor problema, porque los procesos de racionalizacin pueden operar en todos los segmentos o regiones de todas las lneas consideradas. Foucault rinde homenaje a Nietzsche a propsito de la historicidad de la razn; y seala la importancia de una investigacin epistemolgica acerca de las diversas formas de racionalidad del saber (Koyr, Bachelard, Canguilhem) y de una investigacin sociopoltica de los modos de racionalidad del poder (Max Weber). Quiz se reserva para s mismo una tercera lnea, el estudio de los tipos de lo "razonable" en los sujetos eventuales. Pero lo que1 Michael Foucault, "La vie des nomines infames", en Dits et crits, III, Pars, Gallimard, 1994, p. 241 [trad. cast, "La vida de los hombres infames", en M. Foucault, Estrategias de poder (Obras esenciales, II), Barcelona, Paids, 1999, p. 393]. T Vase la nota del traductor del texto n 11

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esencialmente rechaza Foucault es la identificacin de estos procesos mediante una Razn por excelencia. Recusa todo tipo de restauracin de los universales de la reflexin, de la comunicacin, del consenso. Puede decirse, a este respecto, que sus relaciones con la Escuela de Frankfurt, y con los sucesores de esta escuela, son toda una larga serie demalentendidos de los cuales l no es responsable. Y as como no existe la universalidad de un sujeto fundador o de una Razn por excelencia que permitira juzgar los dispositivos, tampoco hay universales de la catstrofe en los cuales se enajenara y se hundira la razn de una vez para siempre. Foucault le deca a G-rard Raulet: no hay una bifurcacin de la razn, ella no deja de bifurcarse, hay tantas bifurcaciones y ramificaciones como instauraciones, tantos derrumbes como construcciones, segn los perfiles esbozados por los dispositivos, "y carece de sentido la proposicin que afirma que la razn es un largo discurso que ya ha terminado"2.Desde este punto de vista, la objecin presentada contra Foucault acerca de cmo puede apreciarse el valor relativo de un dispositivo si no pueden invocarse valores trascendentes como coordenadas universales es una objecin que amenaza con llevarnos a retroceder y a perder ella misma todo sentido. Diremos que todos los dispositivos son equivalentes (nihilismo)? Hace ya mucho tiempo que pensadores como Spinoza o Nietzsche mostraron que los modos de existencia deban pensarse de acuerdo con criterios inmanentes, de acuerdo con su contenido de "posibilidades" de libertad, de creatividad, sin recurso alguno a valores trascendentes. El propio Foucault aluda a criterios "estticos", entendidos como criterios de vida, que sustituyen en cada caso las pretensiones de un juicio trascendente por una evaluacin inmanente. Al leer los ltimos libros de Foucault debemos poner todo nuestro empeo en comprender el programa que est proponiendo a sus lectores. Una esttica intrnseca de los modos de existencia como ltima dimensin de los dispositivos? La segunda consecuencia para una filosofa de los dispositivos es un cambio de orientacin, que se desva de lo Eterno para aprehender lo nuevo. Lo nuevo no designa la moda sino, al contrario, la creatividad variable de acuerdo con los dispositivos: segn la pregunta que inici .su irrupcin en el siglo XX, cmo es posible la produccin de algo nuevo en el mundo? Es cierto que, a lo largo de toda su teora de la enunciacin, Foucault rechaza explcitamente la "originalidad" de un enunciado como un criterio poco pertinente, poco interesante. Quiere considerar nicamente la "regularidad" de los enunciados. Pero lo que l entiende por regularidad es la fase de la curva que atraviesa los puntos singulares o los valores diferenciales del conjunto enunciativo (llegar a definir las relaciones de fuerzas segn las distribuciones de singularidades en un campo social). Cuando rechaza la originalidad del enunciado, quiere decir que la contradiccin eventual entre dos enunciados no basta para distinguirlos, ni para sealar la novedad de uno con respecto al otro. Pues lo que cuenta es la novedad del propio rgimen de enunciacin en cuanto capaz de contener enunciados contradictorios. Por ejemplo, se pregunta qu rgimen de enunciados aparece con el dispositivo de la Revolucin francesa, o de la

Revolucin bolchevique: lo que cuenta es la novedad del rgimen, no la originalidad del enunciado. Todo dispositivo se define, por tanto, de acuerdo con su contenido de novedad y de creatividad, que seala al mismo tiempo su capacidad para transformarse, para quebrarse a favor de un dispositivo futuro, o bien, al contrario, para cerrarse en torno a las lneas ms duras, ms rgidas o ms slidas. En la medida en que escapan a las dimensiones de saber y de poder, las lneas de sub-jetivacin parecen particularmente aptas para trazar las vas de la creacin, que no dejan de abortarse pero tambin de renacer, de modificarse, hasta la ruptura con el antiguo dispositivo. Los estudios an inditos de Foucault sobre los diversos procesos cristianos abren, sin duda, numerosos caminos a este respecto. Mas no por ello hemos de pensar que la produccin de subjetividad concierne a la religin: tambin son creadoras las luchas antirreligiosas, igual que los regmenes de luz, de enunciacin o de dominacin atraviesan los dominios ms diversos. Las subjeti-vaciones modernas no se parecen ms a las de los griegos que a las de los cristianos, y as pasa tambin con la luz, con los enunciados y con los poderes. Pertenecemos a estos dispositivos, actuamos en ellos. A la novedad de un dispositivo en comparacin con los anteriores la denominamos su actualidad, nuestra actualidad. Lo nuevo es lo actual. Lo actual no es lo que somos sino ms bien, aquello en que nos convertimos, aquello en que nos estamos convirtiendo, es decir, el Otro, nuestro devenirotro. En todo dispositivo hay que distinguir lo que somos (que es lo que ya no somos) y aquello en que nos estamos convirtiendo: la parte de la historia y la parte de lo actual. La historia es el archivo, el contorno de lo que somos y dejamos de ser, mientras que lo actual es el esbozo de aquello en que nos convertimos. Mientras que la historia o el archivo es lo que an nos separa de nosotros mismos, lo actual es ese Otro con quien ya estamos coincidiendo. Se ha pensado a veces que Foucault dibujaba el cuadro de las sociedades modernas como un conjunto de dispositivos disciplinarios, en contraposicin a los antiguos dispositivos de soberana. Pero no hay tal: las disciplinas descritas por Foucault son la historia de lo que poco a poco vamos dejando de ser, y nuestra actualidad se perfila en las disposiciones2 Michael Foucault, "Structuralisme et poststructuralisme", Dits et crits, IV, Pars, Gallimard, 1994, pp. 431-458, especialmente pp. 440 y 448.

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de control abierto y continuo, muy diferentes de las anteriores disciplinas cerradas. Foucault concuerda con Burroughs, que anuncia nuestro futuro controlado ms que disciplinado. No es cuestin de preguntarse qu es peor. Porque tambin hemos de apelar a producciones de subjetividad capaces de resistir a esta nueva dominacin, muy diferentes de las que se ejercan antes contra las disciplinas. Una nueva luz, nuevas enunciaciones, un nuevo poder, nuevas formas de subjetivacin? En todo dispositivo, hemos de separar las lneas del pasado reciente y las del futuro prximo: la parte del archivo y la de lo actual, la parte de la historia y la del devenir, la parte de la analtica y la del diagnstico. Foucault es un gran filsofo porque utiliza la historia a favor de otra cosa: como deca Nietzsche, obrar contra el tiempo, y tambin enel tiempo, a favor -espero- de un tiempo futuro. Porque lo que segn Foucault aparece como lo actual o lo nuevo es lo que Nietzsche llamaba lo intempestivo, lo inactual, este devenir que se bifurca con respecto a la historia, ese diagnstico que toma el relevo del anlisis por otras vas. No, no se trata de predecir sino de estar atentos a lo desconocido que llama a nuestra puerta. Nada nos lo muestra mejor que un pasaje fundamental de La arqueologa del saber, vlido para toda su obra (p. 172): El anlisis del archivo comporta, pues, una regin privilegiada: prxima a nosotros pero a la vez distinta de nuestra actualidad; es el borde del tiempo que rodea nuestro presente, que lo sobrecarga y que lo seala en su alteridad; es aquello que, desde fuera de nosotros, nos delimita. La descripcin del archivo despliega sus posibilidades (y el dominio de sus posibilidades) a partir de los discursos que precisamente acaban de dejar de ser los nuestros; su umbral de existencia se instaura mediante la ruptura que nos separa de lo que ya no podemos decir tanto como de lo que cae fuera de nuestra prctica discursiva; comienza en el exterior de nuestro propio lenguaje; su lugar es la desviacin de nuestras propias prcticas lingsticas. En este sentido, es vlido para nuestro diagnstico: no porque nos permita pintar el cuadro de nuestros rasgos distintivos y esbozar de antemano la figura que adoptaremos en el futuro, sino porque nos despega de nuestras continuidades; disipa esa identidad temporal en la que nos gusta mirarnos para conjurar las rupturas de la historia; corta el ho de las teleologas trascendentales; y all en donde el pensamiento antropolgico se interrogaba por el ser del hombre o por su subjetividad; hace resplandecer al otro y el afuera. El diagnstico as entendido no sirve para constatar nuestra identidad conforme al juego de las distinciones. Establece que somos diferencia, que nuestra razn es la diferencia entre los discursos, nuestra historia la diferencia entre los tiempos, nuestro yo la diferencia entre las mscarasT. Las diferentes lneas de un dispositivo se reparten en dos grupos, lneas de estratificacin y de sedimentacin, o lneas de actualizacin y de creatividad. La consecuencia ltima de este mtodo afecta a la obra entera de Foucault. En la mayora de sus libros determina un archivo preciso utilizando medios historiogrficos extremadamente novedosos, el Hospital General del siglo XVII, la clnica del siglo XVIII, la crcel en el siglo XIX, la subjetividad en la Grecia antigua y, luego, bajo el cristianismo. Pero sta es slo la mitad de su trabajo. Pues, por su preocupacin por el rigor, por su voluntad de no mezclar las cosas, por su confianza en el lector, no formula la otra mitad. Slo la formula explcitamente en las entrevistas de la poca de cada uno de sus grandes libros: qu ha sido en nuestros das de la locura, de la crcel, de la sexualidad? Qu nuevos modos de subjetivacin estn apareciendo hoy y que, en verdad, ya no son ni griegos ni cristianos? Esta ltima pregunta, especialmente, obsesion a Foucault hasta el final (nosotros, que ya no somos griegos

ni cristianos...). Si, hasta el final de su vida, Foucault concedi tanta importancia a sus entrevistas, tanto en Francia como en el extranjero, ello no se debe a su querencia hacia el gnero sino al hecho de que en ellas esbozaba esas lneas de actualizacin que exigan otro modo de expresin distinto de las lneas asimilables de sus grandes libros. Las entrevistas son diagnsticos. Ocurre igual que con Nietzsche, cuyas obras difcilmente pueden leerse sin aadirles el Nachlass contemporneo de cada una de ellas. La obra completa de Foucault, como la conciben Defert y Ewald, no puede separar esos libros que a todos nos han marcado de las entrevistas que nos arrastran hacia el futuro, hacia un devenir: los estratos y las actualidades.

T Trad. cast, Mxico, Siglo XXI, 1970, pp. 222-223.

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