La pantalla ovalada mickey rourke hará una película de rugby. extraño para el cine estadounidense.

Por Cristian H. Savio

trasladaba al plantel del club de rugby uru-guayo Old Christians cayó en la Cordillera, y los sobrevivientes pasaron 72 días en aquel infierno helado. Pero ¡Viven!, la película de 1993 protagonizada por Ethan Hawke, poco muestra del juego.

Es que se trata de un deporte que a los estadounidenses mucho no apasiona. Si bien su seleccionado estará presente en la Copa del Mundo que comienza este 9 de septiembre en Nueva Zelanda –y participó de todos los Mundiales, a excepción del de

Los espectadores galeses que acudieron el 13 de febrero pasado al estadio Millennium de Cardiff para ver un partido de la Rugby League no salían de su asombro. Cómoda-mente ubicado en uno de los palcos, atraía la atención de todos el actor estadounidense Mickey Rourke. ¿Qué hacía allí la estrella de Hollywood? Seguía de cerca y con especial atención los movimientos de uno de los jugadores en la cancha, el ex capitán del seleccionado galés Gareth Thomas, a quien interpretará en su próxima película.

Hasta ahora, el único vínculo entre Ho-llywood y Gales era la bella Catherine Zeta-Jones. Y menos estrecha era la relación entre la industria cinematográfica estadounidense y el rugby. Pero lo que interesó al otrora chico guapo (recuérdelo en La ley de la calle, de Francis Ford Coppola) no tiene que ver con la historia del país, ni directamente con el jue-go de la ovalada. Lo que motivó a Rourke fue la historia de vida de Thomas: el jugador que más partidos internacionales disputó para el seleccionado galés -todo un símbolo del deporte más popular de su país- sorprendió al mundo en diciembre de 2009 al admitir públicamente su homosexualidad. “Han sido los mejores años de mi vida desde que salí”, dijo Thomas en una reciente entrevista con el Sunday Mirror. Según el actor, “ser un jugador de rugby gay y vivir con ese secreto durante tantos años como Gareth lo hizo, con un desempeño de alto nivel como el suyo, requiere mucho valor”.

No abundan los films sobre el rugby. Los argentinos tenemos muy presente la tragedia de Los Andes, cuando en 1972 el avión que

1995–, el rugby allí no logró buenos niveles de adhesión, desplazado en su especie por el muy nacional football americano y lejos de la popularidad del baseball o el básquet. ¿Por qué, entonces, iba Hollywood a interesarse en el rugby?

Lo hicieron en 2009 Clint Eastwood y Morgan Freeman, que llevaron adelante Invictus, la película que retrata cómo el ré-gimen de Nelson Mandela utilizó el Mundial de 1995 realizado en Sudáfrica como arma política para afianzar su proyecto de pacifi-cación de la nación. El film tuvo muy buenas críticas y hasta nominaciones al Oscar para Freeman –que interpreta a Mandela– y Matt Damon –que encarna al capitán de los Springboks, Francois Pienaar–, pero escasa repercusión en las boleterías de los cines estadounidenses.

Basado en una parte del libro El factor hu-mano, de John Carlin –quien co-escribió con Rafael Nadal la biografía del tenista español de reciente aparición–, Invictus se centra en la vida de Mandela, pero tiene el rugby como gran protagonista. Eastwood regala, además, desde su notable talento como director,

46Newsweek 31 de agosto, 2011

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El 24 de agosto de 1991 el parlamento ucraniano declaró la independencia del país, que a partir de ese momento dejaba de ser una república de la URSS. Y en el marco del 20° aniversario de ese hecho, la embajada local realiza una celebración, el 2 de septiembre, en el Teatro Coliseo de Buenos Aires. El festejo incluirá danzas y música con invitados especiales, como los cantantes Tarás Petrynenko y Tetiana Gorobets; y artistas locales, como el violinista salteño Stepan Grytsay. Una buena alternativa para conocer los detalles de la presencia de esta comunidad en la Argentina es el libro Inmigración ucrania en la República Argentina. Una comunidad por dentro, de Myjailo Vasylyk (Lumen). La obra retrata la historia de los ucranianos en suelo argentino, desde los primeros inmigrantes hasta la actualidad.

Lectura oportuna / IndependencIa de ucranIa

Mickey Rourke en un palco del Millennium Stadium de Cardiff, para ver de cerca a Gareth Thomas (izquierda), a quien interpretará.

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Becker, psiquiatra nacido en la Argentina en 1950, es investigador en el Instituto Herzog de Estudios de la Madurez de la Universidad de Tel Aviv. Acaba de publicar Cuando Edipo creció (Libros Del Zorzal).

De qué hablo cuando hablo de correr Haruki Murakami (2010) Murakami da una posible solución a las crisis de la edad y la masculinidad planteadas por Humillación y la

biografía de Hemingway. Cuenta una historia no menos dramática que la descrita antes: sobre la transición de una vida tan extrovertida como la de dirigir un club de jazz a una vida tan introvertida como ser novelista y corredor de fondo. La competencia no es con los otros, sino con sí mismo.

Humillación Philip Roth (2010) El personaje de Roth, Simon Axler, no puede seguir viviendo sino consintiendo a las exigencias de Pegeen (su joven “amante” lesbiana), la sociedad y la cultura de ser, en su segunda

mitad de la vida, un macho potente que engendra otro hijo a los 60 años, tiene una espalda erecta y sigue su carrera de actor por más que ya no le atrae. Y así como Hemingway, tiene que elegir: macho o muerto.

El jardín del EdénErnest Hemingway (1986) Publicada de forma póstuma, Hemingway la empezó a escribir cuando tenía 47 años y tardó unos 15 años en terminarla. Es la historia

turbulenta de un matrimonio de recién casados, y tiene muchos aspectos autobiográficos del escritor. Por esa época empezó su desmoronamiento, que lo condujo al alcoholismo patológico, la depresión y el suicidio.

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daniel becker Invictus, de Clint Eastwood, narra el Mundial de Mandela. Abajo: El llanto de un ídolo (1963) y Forever Strong (2008).

escenas de juego muy bien filmadas, de gran realismo.

Se espera que en la película de Rourke las haya, también. El hombre sabe lo que es practicar deporte: fue boxeador a principios de los ’90, y usó esa experiencia para su papel protagónico en El luchador ( 2009 ), que le valió un Globo de Oro y un premio BAFTA. Por algo decidió ir a ver el partido de los Crusaders. “Es una gran oportunidad de experimentar la atmósfera del rugby galés”, dijo en aquel momento.

No hay muchos más ejemplos de películas donde se pueda ver rugby. En 2008, el cine estadounidense había hecho un intento. Forever Strong, de Ryan Little, refiere la his-toria de Rick Penning (interpretado por Sean Faris), estrella universitaria del Highland Rugby de Salt Lake City, que debe elegir entre la prisión o jugar para un equipo rival.

El antecendete más lejano es inglés. En El llanto de un ídolo (This Sporting Life, 1963 ), Frank Machin es un jugador de rugby league en Inglaterra. Quien lo interpreta es el irlan-dés Richard Harris, que en sus últimos años (murió en 2002 ) encarnó a Albus Dumble-dore en las dos primeras entregas de la saga de Harry Potter.

Si los ingleses quisieran buscar historias reales de personajes del rugby, bien podrían hacer un film que combinara el deporte con la realeza. Mike Tindall, el actual capitán del

seleccionado de la Rosa –que será el rival del debut de Los Pumas en el Mundial, el 10 de septiembre–, acaba de contraer matrimonio con Zara Phillips, nieta de la reina Isabel II. Un antecesor suyo, Will Carling –que jugó en dos mundiales y capitaneó a los ingleses en 59 encuentros internacionales–, fue vincu-lado en su momento con la princesa Diana: se rumoreaba que era el amante de Lady Di, estando ella casada con el príncipe Carlos.

Ninguna de esas historias podría llamar la atención de Rourke tanto como la de Thomas y su salida del clóset. Tal vez la de Sonny Bill Williams, la nueva estrella de los All Blacks, en la que el actor puede llegar a reconocerse.

Williams, de 26 años, 1,91 metro de altura y 108 kilos, es una pesadilla tanto para las defensas rivales como para los propios neozelandeses. Boxeador profesional, está en combate contra el alcoholismo. Asiduo visitante de calabozos por escándalos en la vía pública, se convirtió al islam. En su país se dividen casi por igual quienes lo aman y quienes lo odian.

Si los poderosos All Blacks consiguen cumplir con los pronósticos y recuperar el trofeo William Webb Ellis –que solo ganaron en la primera edición, en 1987 y también en casa– habrá allí una historia de redención y gloria.

Si no, tal vez la historia sea más interesan-te para la pantalla grande. fo

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