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Derrotando Al Miedo Apóstol Sergio G. Enríquez O. Guatemala, 17 de febrero del Año De La Revelación www.ebenezer.org.gt 1 Dice la Biblia que el Señor Jesucristo fue hecho semejante a nosotros en todo, pero sin pecado, ni siquiera pecado ancestral por la forma en que fue concebido. Ahora bien, en su alma tenía sentimientos que expresó a lo largo de su vida, uno de ellos fue el enojo; sin embargo no pecó, de allí podemos concluir que el enojo no es pecado; pero hizo un látigo y con él sacó a los cambistas del templo y les hizo ver que Su casa, era casa de oración y ellos la habían convertido en una cueva de ladrones. Otro sentimiento que nuestro Señor expresó fue la tristeza, se entristeció hasta la muerte; la cual podríamos decir que fue una gran depresión, pero no pecó; tal fue la tristeza que sintió que le pidió a sus discípulos que oraran con Él, pero la tristeza fue tan profunda y fuerte que los discípulos se durmieron, cosa que comúnmente le sucede a aquellos que padecen depresiones severas. Otro sentimiento que expresó fue la frustración, pues dijo “hasta cuando estaré con esta generacióntambién manifestó alegría y agradecimiento, pues dijo: “te alabo Padre porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y se las revelaste a estos pequeñitosMencionamos esto para que tengamos la capacidad de hacer la distinción entre el pecado y el peso, y comprender que estos sentimientos no son pecado. Sin embargo, hemos analizado que en ninguno de los evangelios se menciona que el Señor haya tenido miedo. Por ejemplo, cuando le dicen que lo quieren matar, le envió una respuesta a Herodes diciéndole “zorra” sin tenerle miedo a aquel que lo quería matar. Estando frente al gobernante, quien lo quiso amedrentar, le dice que “ninguna autoridad tendría sobre El, si no le hubiera sido dada de los cielos”. Lo quisieron matar un día y pasando en medio de ellos, desapareció, pudo haber sido traspuesto a otro lugar o hacerse no visible para ellos, pero el hecho fue que no tuvo miedo. Entonces podemos concluir que el miedo es un sentimiento que está íntimamente ligado al pecado. Sabemos que hemos sido perdonados, pero la Palabra dice que si decimos que no pecamos, lo hacemos a Él mentiroso, por lo cual, al pecar de alguna manera, es una puerta que le abrimos al miedo. Otra forma de manifestar miedo es en algún indicio de tener una enfermedad terminal, derivado de síntomas, aunque no tengamos el diagnóstico de un especialista, puede darnos miedo saber que posiblemente tengamos una de las tantas enfermedades mortales que hoy existen. Pero entonces resulta que todo en la vida puede causarnos miedo y muchas cosas en este mundo se alimentan del miedo. Por eso el enemigo se encarga de propagar el miedo para poder alimentarse de él. Algo que recientemente ha tenido un aumento, es el miedo por racismo; lo hemos visto en el país del norte, derivado de los últimos acontecimientos en ese país; pero no solamente ahí, sino en muchos otros lugares alrededor del mundo. Por eso vemos que el enemigo ha utilizado el miedo para tener esclava a la humanidad. En la mitología se habla de un dios llamado Fobos que se aparecía antes de alguna batalla para amedrentar a los combatientes, esto con el propósito de hacerlos huir de la batalla. Por eso debemos entonces pelear contra el miedo porque no es normal, pero para vencer el miedo existen muchas herramientas en la Palabra, por ejemplo: las promesas escritas. Se dice que en la Biblia se pueden encontrar aproximadamente 360 veces la frese “no temas”; una vez debería ser suficiente para no tener miedo pues el Señor está con nosotros. En Mateo 10:28 dice también que no debemos temer al que puede matar el cuerpo pero no pueden matar el alma, sino debemos temer a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.

Derrotando al miedo - retirodeverano.comretirodeverano.com/assets/derrotando-al-miedo.pdf · Lo que corresponde entonces es que podamos sustituir el miedo, por el temor reverente

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Dice la Biblia que el Señor Jesucristo fue hecho semejante a nosotros en todo, pero sin pecado, ni siquiera pecado ancestral por la forma en que fue concebido. Ahora bien, en su alma tenía sentimientos que expresó a lo largo de su vida, uno de ellos fue el enojo; sin embargo no pecó, de allí podemos concluir que el enojo no es pecado; pero hizo un látigo y con él sacó a los cambistas del templo y les hizo ver que Su casa, era casa de oración y ellos la habían convertido en una cueva de ladrones. Otro sentimiento que nuestro Señor expresó fue la tristeza, se entristeció hasta la muerte; la cual podríamos decir que fue una gran depresión, pero no pecó; tal fue la tristeza que sintió que le pidió a sus discípulos que oraran con Él, pero la tristeza fue tan profunda y fuerte que los discípulos se durmieron, cosa que comúnmente le sucede a aquellos que padecen depresiones severas. Otro sentimiento que expresó fue la frustración, pues dijo “hasta cuando estaré con esta generación…” también manifestó alegría y agradecimiento, pues dijo: “te alabo Padre porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y se las revelaste a estos pequeñitos…” Mencionamos esto para que tengamos la capacidad de hacer la distinción entre el pecado y el peso, y comprender que estos sentimientos no son pecado. Sin embargo, hemos analizado que en ninguno de los evangelios se menciona que el Señor haya tenido miedo. Por ejemplo, cuando le dicen que lo quieren matar, le envió una respuesta a Herodes diciéndole “zorra” sin tenerle miedo a aquel que lo quería matar. Estando frente al gobernante, quien lo quiso amedrentar, le dice que “ninguna autoridad tendría sobre El, si no le hubiera sido dada de los cielos”. Lo quisieron matar un día y pasando en medio de ellos, desapareció, pudo haber sido traspuesto a otro lugar o hacerse no visible para ellos, pero el hecho fue que no tuvo miedo. Entonces podemos concluir que el miedo es un sentimiento que está íntimamente ligado al pecado. Sabemos que hemos sido perdonados, pero la Palabra dice que si decimos que no pecamos, lo hacemos a Él mentiroso, por lo cual, al pecar de alguna manera, es una puerta que le abrimos al miedo. Otra forma de manifestar miedo es en algún indicio de tener una enfermedad terminal, derivado de síntomas, aunque no tengamos el diagnóstico de un especialista, puede darnos miedo saber que posiblemente tengamos una de las tantas enfermedades mortales que hoy existen. Pero entonces resulta que todo en la vida puede causarnos miedo y muchas cosas en este mundo se alimentan del miedo. Por eso el enemigo se encarga de propagar el miedo para poder alimentarse de él. Algo que recientemente ha tenido un aumento, es el miedo por racismo; lo hemos visto en el país del norte, derivado de los últimos acontecimientos en ese país; pero no solamente ahí, sino en muchos otros lugares alrededor del mundo. Por eso vemos que el enemigo ha utilizado el miedo para tener esclava a la humanidad. En la mitología se habla de un dios llamado Fobos que se aparecía antes de alguna batalla para amedrentar a los combatientes, esto con el propósito de hacerlos huir de la batalla. Por eso debemos entonces pelear contra el miedo porque no es normal, pero para vencer el miedo existen muchas herramientas en la Palabra, por ejemplo: las promesas escritas. Se dice que en la Biblia se pueden encontrar aproximadamente 360 veces la frese “no temas”; una vez debería ser suficiente para no tener miedo pues el Señor está con nosotros. En Mateo 10:28 dice también que no debemos temer al que puede matar el cuerpo pero no pueden matar el alma, sino debemos temer a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.

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Lo que corresponde entonces es que podamos sustituir el miedo, por el temor reverente a Dios, es decir, que lo amemos y respetemos para no tener miedo a cualquier artimaña del enemigo. Sin embargo, podemos ver que ahora muchas personas padecen paranoia pensando que los persigue el mal. Pero si tememos a Dios, no le temeremos a los hombres, podemos hacer nuestras las bendiciones que están en la Biblia, que dice que el hombre que teme a Jehová, será bendecido, su esposa será como una vid fructífera, sus hijos serán como olivos alrededor de su mesa, y el ángel de Jehová acampa alrededor de él para defenderlo. Ahora bien, las Escrituras dicen que el temor a Jehová se aprende, Dios le dijo a su pueblo: 1. Traigan sus diezmos, para que aprendan a temerme. 2. Lean la palabra, para que aprendan a temerme. 3. No dejen de congregarse, para que aprendan a temerme. La lectura y estudio de las Escrituras es algo fundamental, pues ellas nos indican cómo deben hacerse las cosas, no debemos caer en hacer las cosas como creemos que se hacen, pues puede tener graves consecuencias, por ejemplo: cuando David llevó el arca del pacto de regreso a Jerusalén, no había leído cómo debía hacerse y utilizó carros con bueyes, cuando lo correcto era llevarla sobre los hombros de los levitas, y por ignorar lo que decían las Escrituras un hombre perdió la vida al tocar el arca para que no se cayera del carro. Hebreos 2:15 LBLA …y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida. Una forma de ser libertados del miedo, es que el Hijo nos liberte, lo dice la Biblia: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Una de las cosas de las que nos liberta al conocerle, es del miedo a la muerte. El enemigo sabe que podemos temer a esta entidad, lo dice el libro de Job: “piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida…”, sin embargo, el Señor nos puede libertar de este miedo. Debemos decir “no al miedo”, pues nuestro Señor venció en la cruz del Calvario al que tenía el imperio de la muerte y del temor. 1 Juan 4:18 LBLA En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor. Nuestro trabajo debe ser enamorarnos del Señor, cuyo amor es práctico pues nos indica que si le amamos debemos cumplir sus mandamientos. También debemos amar aquellas cosas inherentes al perfeccionamiento que está haciendo en nosotros, por ejemplo dice la Biblia: “has amado la justicia”, eso significa que amar a Dios es un proceso de perfeccionamiento constante. Algo muy importante es que como padres, no debemos ministrar miedo a nuestros hijos para que no sean presas de esta entidad. Los ministros del evangelio tampoco debemos enseñar o ministrar miedo desde los púlpitos pretendiendo tener sojuzgadas a las ovejas, el amor que manifiesten a las ovejas es lo que hace que sean seguidos; tal como le sucedió a Bartimeo que después de ser sano, quería seguir al Señor, aunque Él no lo permitió y lo envió a compartirle a los suyos lo que le había sucedido.

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Sacando a luz el miedo Las tinieblas tienen el poder de mantener ocultas las cosas, y la forma de vencer las tinieblas es con luz, y al haber luz, se pueden ver las cosas que estaban ocultas, entonces las tinieblas pierden su poder, por ejemplo: un hombre que engañó a su esposa cayendo en adulterio, pero se arrepiente y quiere dejar a la mujer extraña, pero ella no lo quiere permitir y consecuentemente lo está chantajeando; desde el momento en que el Espíritu Santo lo convence de pecado y de que confiese lo que hizo, entonces podría buscar a su esposa para confesarle aquella situación; claro que esto puede tener consecuencias donde se necesita de un proceso de ministración para ese matrimonio y que haya disposición de continuar adelante para restaurar su familia y arrebatarle al enemigo su matrimonio. La acción de confesión, enciende una lámpara cuya luz impide que las tinieblas sigan teniendo poder, y aunque la mujer extraña siga amenazando al hombre que haya adulterado; su confesión anuló el poder del miedo y la acusación, hizo que huyeran las tinieblas. Génesis 3:10 LBLA Y él respondió: Te oí en el huerto, y tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí. Adán no estaba cubierto y la falta de cobertura le abrió una puerta al miedo. Esto significa, que si no estamos cubiertos tendremos miedo y este miedo provocará que nos escondamos. Muchas personas tienen problema al no reconocer autoridad, pues quieren tener la autoridad como a ellos les parece mejor y no bajo la dirección del Espíritu Santo. Dice la Biblia que cuando José envió por su padre para que viviera con él en Egipto, le dijo “Dios me ha bendecido y me ha puesto por padre de Faraón”, podemos ver en este ejemplo dos cosas: la asimilación que debió tener José sobre el tema de cobertura y la humildad del Faraón al darle la autoridad a José. Esto significa que una persona puede tener una posición alta, por ejemplo en el gobierno, pero puede tener un padre espiritual sencillo y sujetarse a él pero eso tiene lugar solamente por revelación del Señor Jesucristo. El Señor quitará todo temor de nuestras vidas si así lo creemos, confiando en que Él es más poderoso y que su amor perfecto, echará fuera todo temor (1 Juan 4:18).