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¿Qué es desarrollo?: diferentes respuestas a una misma pregunta
Rigoberto Solano Salinas
En el presente texto, abordaremos la pregunta ¿qué es desarrollo? considerando que, como se
afirmaba en el texto anterior, es fundamental aproximarse a la comprensión humana, desde la
complejidad de las diferentes versiones del mundo, es decir desde la diferentes racionalidades e
intencionalidades. Así, resulta clave entender el desarrollo como un “orden social deseado”; no
obstante queda la pregunta ¿por quién o quiénes?; existen diferentes respuestas y justamente de eso
se trata la primera parte del presente texto: intentaremos comprender diferentes nociones de lo que
es desarrollo; en la segunda parte, intentaremos establecer unos puntos de encuentro mínimos entre
esas múltiples versiones, con el propósito de entender esta cuestión de una forma compleja y
multidimensional.
Los fundamentos éticos-‐ideológicos del desarrollo
Verdad, s. Ingeniosa mixtura de lo que es deseable y lo que es aparente. El descubrimiento de la verdad es el único propósito de la filosofía, que es
la más antigua ocupación de la mente humana y tiene buenas perspectivas de seguir existiendo, cada vez más activa, hasta el fin de los
tiempos. Ambrose Bierce, (1998)
¿Cuantas canciones, libros, audios, artículos, graffittis, reportajes, stencils, caricaturas, poemas,
videos, y demás vestigios de la cultura humana se habrán creado para abordar el tema del desarrollo?
Se ha pensado, escrito y hecho tanto...
Y cuando decides emprender la búsqueda para entender de qué se trata, de repente puedes
encontrarte transitando por caminos algo peligrosos en donde hay muchos fanáticos notables que
afirman con miradas de fuego tener la “verdad verdadera”. Digamos que puede ser una palabra de la
misma categoría que “libertad”, “amor”, “justicia”, “democracia”: todos creemos saber en qué
Desarrollo Social Contemporáneo
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consisten, pero a la hora de negociar con otros y otras los sentidos y significaciones, tenemos
problemas, serios problemas. ¿Por qué? ¿No es razonable procurar condiciones de bienestar
generalizado en donde todos y todas tengamos la oportunidad de ser nuestra mejor versión?
Para hacer un análisis de los fundamentos éticos del desarrollo es importante situarlas en un “campo
de juego institucional”. Y ¿qué es una institución? Por ello entiendo, básicamente, un conjunto de
normas, reglas, valores y/o costumbres;1 en este caso, Estado, Mercado y Sociedad son instituciones
que cumplen con estas características. Veámoslo desde sus definiciones básicas:
• El Estado es la institucionalización política y jurídica de la sociedad. Según Kelsen “el Estado
tiene como elementos constitutivos esenciales el poder público, el territorio y el pueblo". En
nuestro caso el poder público del Estado se divide en ejecutivo, legislativo y judicial.
• El Mercado es el lugar creado por los seres humanos en donde asisten las fuerzas de la oferta y
la demanda para realizar las transacciones de bienes y servicios a determinados precios o por
la vía del intercambio.
• La Sociedad es una entidad poblacional, que considera a los habitantes y su entorno,
interrelacionados con un proyecto común que les da identidad y pertenencia. Asimismo, el
término significa un grupo con lazos económicos, ideológicos y políticos.
Insisto: en los tres casos existen normas, reglas, valores y/o costumbres. Creo que a estas alturas, al
menos para lo que respecta a este análisis, hemos podido crear un campo de juego “neutral” pues,
básicamente, cualquier sociedad humana, cualquier país o comunidad podrían ser analizados a la luz
de estas tres instituciones. En términos generales, propongo asociar los valores “Igualdad” con Estado
(en virtud de que casi todo Estado moderno pretende generar reglas de juego en donde todos tengan
las mismas oportunidades ante la ley), el de “Libertad” con Mercado (puesto que uno de los principios
básicos de esta institución es la posibilidad de ofrecer y demandar bienes y servicios sin ninguna
1 Para esta definición se tienen en cuenta definiciones de autores como Douglas North, Oliver Williamson y Robert Putnam (ver bibliografía).
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restricción) y el de “Justicia” con Sociedad (dado que, según teóricos como John Rawls, este es un
valor que procura establecer un balance entre libertad e igualdad, por la vía de generar condiciones
de equidad). No obstante, si existe algo abiertamente parcial son las ideologías2, pues éstas
pretenden orientar las creencias de las personas hacia modelos de sociedad basados en cierto tipo de
valores.
Para comenzar, el conservatismo en sus inicios no era considerado una ideología en el sentido en que
se consideraba que “el hombre era sólo un actor más dentro del orden del universo, y como tal, era
sujeto a una ley superior. Desde su punto de vista, las proposiciones de las ideologías modernas eran
monumentos mentales que no tenían la más mínima correlación con la Realidad (...). Por Realidad se
2 El concepto de “ideología” se viene discutiendo desde hace ya varios siglos. Para efectos de este texto, téngase en cuenta la definición de Norberto Bobbio (“Diccionario de la Política”, 1982) quien considera la ideología como “un conjunto de ideas y valores concernientes al orden político cuya función es guiar los comportamientos políticos colectivos”. De otra parte, algunos sociólogos como Abercrombie, Hill y Turner (“Diccionario de Sociología”, 1988) indican que el término se ha utilizado de tres formas: en primer lugar como sistemas específicos de creencias; por su parte, los marxistas lo asumen como una creencia falsa o distorsionada que permite soportar en lo conceptual un sistema de dominación de una clase sobre otra, y en tercer, como un conjunto de creencias que son transversales a la ciencia, la religión y lo que socialmente se consideran conductas apropiadas.
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entiende en este caso el orden natural de las cosas, o el orden instaurado por Dios” (BLAA, 2005).
Todo lo anterior quiere decir que para esta ideología –entendida como sistema de creencias– es
importante reforzar el statu quo, el estado de las cosas; de lo anterior se deriva la idea de mantener
las normas “que han regido con éxito el orden social, tales como la tradición y la ética” (BLAA, 2005). A
todo lo anterior, podríamos acotar la estrecha relación e injerencia de las iglesias mayoritarias
(Católica, Islam, Judaísmo, Budismo, entre otros) en los asuntos del Estado. En materia económica hay
rasgos de identidad con la propiedad de grandes extensiones de tierra y medios de producción en
manos de unos pocos privilegiados, razón por la que una a esta ideología se le suele acusar de
“plutócrata” y “oligárquica”. Otra crítica es que se podría afirmar que el conservatismo no se
preocupa por resolver las desigualdades, exclusiones o pobrezas históricamente construidas, pues
pareciera considerarlas como algo inherente al sistema; por ende, su tratamiento no va más allá del
propuesto por la tradición moral y/o religiosa.
La ubicación del conservatismo entre Estado y Mercado la argumento desde las prácticas de los
gobiernos conservadores en varios lugares, momentos y sociedades humanas fuertemente
comprometidas con la persistencia histórica de privilegios políticos, sociales, económicos y culturales
de un grupo reducido de sus miembros; en donde se precisa de un Estado y unas instituciones
sociales como las religiones comprometidas con la salvaguarda de las normas de diverso orden que
mantienen a ese grupo privilegiado en posiciones de poder. Todo lo anterior tiene una de sus
máximas expresiones en el Mercado, en donde estos grupos suelen poseer más información que
otros, por ende, tienen más posibilidades de éxito.
De otro lado, la propuesta del liberalismo, está claramente comprometida con el valor de la libertad,
pero con énfasis en el Mercado; de allí se derivan diversos enfoques de igualdad de derechos
expresados en la Revolución Francesa; inicialmente éstos buscaban lograr para los burgueses
(propietarios de negocios, artesanos, entre otras personas libres, pero que no hacían parte de la
nobleza) “la igualdad formal frente al poder jerárquico y hereditario. Su bandera de lucha fue la de la
igualdad de oportunidades para todos, de tal suerte que las riquezas se incrementasen con base en la
libre circulación de capital. (...)Gracias al liberalismo, la sociedad civil ya no estaría más regulada por
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el |statu quo sino por contratos que facilitaran la libre circulación de mercancías y de propiedades,
pues fundamentaba su acción en la posibilidad de construir una sociedad libre en donde ésta fuera el
resultado de la construcción de individuos libres que se relacionaran entre sí por sus propias
capacidades y por lo que habían adquirido con dichas capacidades; estas relaciones sociales deberían
estar guiadas por el intercambio entre propietarios y la política sería el mejor medio para mantener la
protección a la propiedad y mantener el orden en las relaciones de cambio” (BLAA, 2005).
En relación al liberalismo moderno, es importante considerar que entiende como misión suprema del
Estado proteger la vida, la libertad y la propiedad privada de los ciudadanos y ciudadanas. Sin
embargo, cualquier forma de intervención del Estado diferente a las antes enunciadas se consideraría
un agravio a los derechos individuales de las personas: “La igualdad se entiende de manera formal; es
decir, ante el Estado, todos los hombres son iguales, así esto no quiera decir que como personas
individuales lo sean; la igualdad se establece ante la ley y ayuda a facilitar el desarrollo de la
personalidad y de la propiedad, lo que hace que el Estado tenga límites en su capacidad de
intervención de dichas libertades” (BLAA, 2005). Lo anterior puede interpretarse en términos
axiológicos de la siguiente manera: la exacerbación del sentido de la libertad en esta ideología puede
implicar una afectación clara a las posibilidades de igualdad real en cuanto a las oportunidades y
posibilidades de la personas; un ejemplo: en una carrera, aunque todos tengan igualdad en cuanto a
las reglas de juego, es posible que unos no tengan la mejor nutrición o no tengan el calzado deportivo
o el entrenamiento más adecuado, por ende, es obvio quiénes pueden ganar la carrera.
En términos generales el neoliberalismo es la maximización de las ideas liberales en el ámbito de la
globalización. Así, se pretende la reducción progresiva de los Estados-‐Nación en virtud de que, según
sus principales pensadores, esta institución no debe ser benefactora3 sino, simplemente, garante de
los derechos básicos (un Estado más reducido y eficiente) para que el mercado regule las relaciones
entre los seres humanos. Además se pretende que exista, a nivel mundial, libre competencia
3 Desde las filas de esta apuesta ideológica se hace una crítica constante al Estado de Bienestar (Wellfare State), modelo que se implementó con éxito en Europa y EUA durante algunas décadas, pero que en los años setenta, debido a la crisis mundial que se vivía y a las conductas oportunistas y “holgazanas” de algunos ciudadanos y ciudadanas, se reemplazó por otra esquema estatal de administración pública: el Estado Neoliberal.
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económica y eliminación de aranceles, lo que redundaría en procesos de comercio internacional
(importaciones y exportaciones) más fluidos.
Podría decirse que el socialismo, como asume la historia de la humanidad en términos del relato de la
lucha entre las clases burguesa (que posee el capital y los medios de producción así como una
superestructura simbólica para someter) y proletaria (obreros y campesinos), en donde el comunismo
sería la eliminación de las clases por la vía de la dictadura del proletariado, es una ideología que
pretende ser igualitaria en el sentido de que, contraria a las tesis liberales y neoliberales, busca
concentrar en el Estado el poder económico, político, cultural y ambiental, de modo que se constituya
en un todo que regula, vigila y pone en cintura a quienes atenten contra el bienestar colectivo. No
obstante una de las críticas al marxismo es que, en la práctica, implica la creación de aparatos
burocráticos gigantescos e ineficientes que dan pie a la corrupción y los privilegios contra los cuales es
creado; además, la apuesta por lograr la igualdad de las personas, necesariamente afecta las
libertades y los derechos a la propiedad privada de los individuos, razón por la que se enfrenta
abiertamente con otras ideologías.
Probablemente el anarquismo es una de la ideologías consideradas más radicales, pero esto es más
por ciertos episodios históricos (crímenes, atentados, entre otros) que por su fundamentación teórica.
En términos generales, los y las anarquistas, después de observaciones y análisis de diferentes formas
de organización social a lo largo de la historia, concluyen que cualquier forma de gobierno
jerarquizada entre seres humanos es un atentado grave contra la libertad individual y contra la
justicia social. Por ello, uno de los principales objetivos del anarquismo es destruir el Estado como
institución social, por considerarlo restrictivo e instrumento de la injusticia de unos pocos sobre
muchos. Es importante tener en cuenta que: “Socialismo y anarquismo están emparentados y al
mismo tiempo separados. Ambos critican al Estado, pero se apartan en la concepción de cómo
reconstruir la vida social. El anarquismo se desencanta de un estado injusto y decide abandonarlo. El
socialismo sabe que el Estado despoja al hombre de su esencia y busca el modo de reformularlo” (Aguiar, 2000).
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Y entonces ¿qué proponen los anarquistas? “(...) encarar el absoluto rechazo del Estado, la reconstrucción de la
Sociedad en términos extra-‐estatales” (Aguiar, 2000), de hecho allí, en el cómo, se encuentra una de las
principales críticas a esta doctrina, pues basada en la autonomía individual, por ende en el egoísmo, ¿cómo se
garantizaría un orden social? Mijail Bakunin, un célebre anarquista del siglo XIX afirma: “Sólo en la sociedad y
por acción común de ella, es como el hombre llegará a ser verdaderamente hombre y alcanzará la conciencia y
la realización de su cualidad de ser humano. Únicamente por el trabajo común, o sea social, podrá liberarse del
yugo de la naturaleza externa. El trabajo social podrá apropiarse de la superficie de la tierra, para contribuir a la
evolución humana, y si no se da esa liberación exterior, no será posible la liberación intelectual, ni la moral. Por
otra parte, el hombre tiene que liberarse del yugo de su propia naturaleza, algo que sólo alcanzará mediante la
educación y la instrucción. Ellas lo colocarán en condiciones de dominar sus instintos y conducir los
movimientos de su cuerpo en dirección de su espíritu, cada vez más culto y desarrollado” (Aguiar, 2000). Por
ende, es obvio que el anarquismo hace una apuesta por el desarrollo individual que, eventualmente, revertirá
en la construcción de relaciones libres, justas e igualitarias entre los seres humanos.
A estas alturas cabe la pregunta: “Y este resumen de una clase de ciencia política ¿para qué?”. Existe una razón
básica: como ciudadano o ciudadana sabemos que cualquier mensaje lleva dentro de sí una carga intencional
(persuadir, exhortar, negar, entre otros); así también, los discursos del desarrollo también traen
intencionalidades que les subyacen, concepciones de los mejores modelos de sociedad.
Así que cuando sugerí el símil de “transitar por caminos peligrosos”, considero que mi responsabilidad como
guía asignado es procurar un mapa –eso sí, a mano alzada, es decir, desde mi versión de los hechos– para que
el lector no se pierda demasiado, o si decide perderse o ser víctima es su opción, sus razones tendrá, porque
probablemente el conocimiento es lo único que nos puede dar luces respecto a en qué estamos, en qué nos
vamos a involucrar o cómo podemos transformarlo... Lo cierto es que este texto minúsculo pretende recordar,
como se podrá confirmar en el segundo apartado, que existen diversas propuestas, modelos y estilos de
desarrollo u otro tanto de sus negaciones... Lo realmente importante de este viaje es lo que el lector decida
creer y hacer como ciudadano, pero ante todo como ser humano, en consecuencia.
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¿Qué es desarrollo?: algunos puntos de encuentro
La complejidad asume el conocimiento como multidimensional, es decir, no lo limita a la noción de lo extremadamente simple o complejo; propende al
análisis relacional teniendo siempre como aliados al azar, a la incertidumbre, al caos: la aceptación de la complejidad es la aceptación de la contradicción, es la idea de que no podemos escamotear las contradicciones de una visión eufórica
del mundo.
Edgar Morín (1985)
Para pensar en términos de desarrollo, al menos desde la intencionalidad de este texto, es importante
hacer una pregunta inicial, a la vez de orden epistemológico y ontológico: ¿Qué entendemos por
realidad? En un mundo de caos, contradicciones y paradojas, no es fácil responder a esta pregunta.
No obstante, hay que reconocer que las interacciones que tenemos con el entramado de relaciones
que constituyen lo social, inciden en la manera que cada persona tiene de ver y actuar sobre el
mundo y las cosas. Tanto el conjunto de lógicas y racionalidades, como las concepciones que tenemos
de espacio y tiempo, configuran esa mirada particular que se ha denominado marco de interpretación
mental; de allí se infiere que lo que un individuo considera como la realidad, es ciertamente su
realidad.
Al no poder abarcar todas las miradas posibles del mundo, precisamos de “algo” que nos permita
construir una versión coherente del océano de complejidad que se desborda de nuestra capacidad de
comprensión. El marco de interpretación mental, "filtra" los aspectos que consideramos relevantes. A
partir de esas selecciones se da vida a lo que Niklas Luhmann ha llamado "complejidades
reducidas"(1997), que son, precisamente, esas versiones coherentes de la realidad construidas desde
nuestra perspectiva, los referentes a partir de los cuales interpretamos y actuamos en el mundo.
Del mismo modo ocurre con el concepto de desarrollo: hay tantas definiciones como miradas sobre la
realidad. Así, los modelos, enfoques y estilos de desarrollo tienen una suerte de tamiz que simplifica
la realidad para asumirla desde un horizonte de comprensión. Pero como este es un texto
introductorio, se precisa una manera de abordar que procure incluir varias miradas.
¿Qué es desarrollo? Antes de comenzar, podemos decir que existen diversas definiciones, algunas
contradictorias entre sí, pues están sesgadas por los principios éticos e ideológicos que las sustentan.
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Incluso hay tendencias que proponen eliminar como tal el concepto, por considerarlo parte de un
proceso de dominación ideológica de los países hegemónicos sobre los demás.
Sin embargo, considerando que la palabra “desarrollo” es lo que alienta esta reflexión propongo,
inicialmente, hallar puntos de convergencia, entre los cuales tenemos que este concepto:
• Implica cambio de un estado inicial hacia otras condiciones que sean consideradas como
sustancialmente mejores por el grupo humano implicado.
• Está relacionado con lo social, con grupos de seres humanos. No es para unos pocos, debe
darse una apropiación colectiva/pública del bienestar que generen las acciones
transformadoras.
• Es un proceso que precisa de un desencadenamiento ordenado que tiene, como mínimo, fases
de planeación, acción-‐ejecución y evaluación.
• Se realiza en términos de espacio-‐tiempo, por ello la importancia de los contextos
territoriales, históricos y culturales, pues todo ello configura la noción de tiempo y espacio de
las personas implicadas.
Además, la mayor parte de teorías, modelos, enfoques y estilos de desarrollo coinciden en asumir
diversas dimensiones del desarrollo como:
• Político-‐Administrativa, consiste en el ordenamiento socio-‐jurídico de una sociedad, en donde
cobran relevancia los mecanismos y procesos por medio de los que se administra el capital
físico y social de un territorio. También en esta dimensión entran en juego las diversas
tensiones de grupos de interés por hacerse al poder y desarrollar propuestas de organización
social de un determinado grupo humano (comunidad, región, país, entre otros).
• Económica, relacionada con los procesos y factores de producción, intercambio y apropiación
de bienes y servicios.
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• Ambiental, en donde se construyen las relaciones entre seres humanos, y entre humanos y no
humanos en sus procesos de subsistencia alrededor de la subsistencia y la interdependencia.
• Cultural, alude a las prácticas sociales, a los valores, tradiciones y a los saberes aprendidos,
construidos y creados que configuran las identidades de las personas, los grupos e incluso las
instituciones.
• Geográfica, en donde es clave entender cómo las personas configuran sus nociones de
espacio-‐tiempo, en los territorio en los que viven.
A continuación exploraremos algunos de los principales conceptos de desarrollo de una manera
elemental, a fin de analizar en clase los fundamentos que le dan vida a cada propuesta:
• Desarrollo Económico. Se relaciona con el incremento de la riqueza económica de países o
regiones para el bienestar de sus habitantes. A su estudio se le conoce como economía de
desarrollo. Surgió como práctica de la economía, porque después de la Segunda Guerra
Mundial ante la devastación generalizada de Europa Occidental, los economistas más
prestigiosos del mundo procuraron implementar estrategias orientadas a incrementar la
productividad. Posteriormente, modelos similares fueron aplicados en países pobres de África,
Asia y Latinoamérica, con resultados poco satisfactorios. Una de las principales críticas que se
le hace a esta propuesta es su centralidad en el factor económico e industrial, dejando de lado
los aspectos culturales y humanos del desarrollo, sumados al tema de la desigualdad. De allí
que hay quienes afirman que “crecimiento no es igual a desarrollo”; un país puede crecer en
cuanto a su riqueza, pero conservando profundos niveles de desigualdad en la distribución del
ingreso de sus habitantes.
• Desarrollo a Escala Humana. El postulado básico del Desarrollo a Escala Humana es que éste
se refiere a las personas y no a los objetos. En palabras de Manfred Max-‐Neef y Martín
Hopenhaym: “¿Cómo puede establecerse que un determinado proceso de desarrollo es mejor
que otro? Dentro del paradigma tradicional, se tienen indicadores tales como el Producto
Bruto de un país (PIB) o de una región, que es (caricaturizándolo un poco) un indicador del
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crecimiento cuantitativo de los objetos producidos en ese país o región. Necesitamos ahora un
indicador del crecimiento cualitativo de las personas. ¿Cuál podría ser?”. Así, quienes
proponen el Desarrollo a Escala Humana plantean que la calidad de vida dependerá de las
posibilidades que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas
fundamentales. Tal afirmación, según sus autores, no excluye metas convencionales como
crecimiento económico para que todas las personas puedan tener un acceso digno a bienes y
servicios: “Sin embargo, la diferencia respecto de los estilos dominantes radica en concentrar
las metas del desarrollo en el proceso mismo del desarrollo. En otras palabras, que las
necesidades humanas fundamentales pueden comenzar a realizarse desde el comienzo y
durante todo el proceso de desarrollo; o sea, que la realización de las necesidades no sea la
meta, sino el motor del desarrollo mismo. Ello se logra en la medida en que la estrategia de
desarrollo sea capaz de estimular permanentemente la generación de satisfactores sinérgicos.
Integrar la realización armónica de necesidades humanas en el proceso de desarrollo significa
la oportunidad de que las personas puedan vivir ese desarrollo desde sus comienzos, dando
origen así a un desarrollo sano, autodependiente y participativo, capaz de crear los
fundamentos para un orden en el que se pueda conciliar el crecimiento económico, la
solidaridad social y el crecimiento de las personas y de toda la persona” Max-‐Neef (1986, p.
82).
• Desarrollo Humano. Liderada por el profesor Amartya Sen, premio Nobel de economía, esta
propuesta aboga por la ampliación de las opciones de la gente y el nivel de bienestar. Esas
opciones no son ni finitas ni estáticas. Sin embargo, independiente del nivel de desarrollo, las
tres opciones esenciales de la gente son: vivir una vida larga y saludable, adquirir
conocimientos y tener acceso a los recursos necesarios para tener un nivel de vida decente, de
donde se deriva el reconocido Índice de Desarrollo Humano (IDH). Es preciso anotar que “(…)
el desarrollo humano no concluye ahí. Otras opciones, a las que muchas personas asignan gran
valor, van desde la libertad política, económica y social hasta las oportunidades para tener una
vida creativa y productiva y disfrutar del respeto por sí mismo y de la garantía de los derechos
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humanos”4. Sin embargo, que: “El desarrollo humano ha sido un concepto en evolución. Todos
los años, teniendo en cuenta las críticas, se ha reexaminado el Informe de Desarrollo Humano
o se lo ha analizado en mayor detalle. Esta labor ha incluido extensos debates sobre
cuestiones como la participación, la sustentabilidad y la equidad de género”5.
• Desarrollo Humano Sostenible. La primera definición internacionalmente reconocida de
desarrollo sostenible o perdurable (porque se ha dicho que no sostiene ni sustenta nada,
según algunos críticos) se encuentra en el documento conocido como Informe Brundtland
(1987), que se origina desde la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas,
creada en Asamblea de las Naciones Unidas en 1983. Dicha definición se asumiría en el
Principio 3º de la Declaración de Río (1992): "Aquel desarrollo que satisface las necesidades de
las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para
atender sus propias necesidades" (1992). De este modo tenemos que las necesidades
humanas deben entenderse como un sistema en el que éstas se interrelacionan e interactúan
de manera simultánea, complementaria y autorregulada. En términos generales, el desarrollo
sostenible hace referencia al uso de forma racional (es decir, pensando en el beneficio
presente y futuro de la humanidad) de los recursos naturales de un lugar, cuidando que sean
apropiados y usados de modo tal que las generaciones futuras puedan hacer uso de ellos igual
que hemos hecho nosotros, es decir, sin que nuestras prácticas, imposibiliten el futuro de la
vida humana en la tierra. “Por tanto, el concepto de desarrollo sostenible o perdurable, si bien
procede de la preocupación por el medio ambiente, no responde a temas fundamentalmente
ambientalistas, sino que trata de superar la visión del medio ambiente como un aspecto
aparte de la actividad humana que hay que preservar. El medio ambiente está implicado con la
actividad humana y la mejor manera de protegerlo es tenerlo en cuenta en todas las
decisiones que se adopten”6.
4 http://www.revistadesarrollohumano.org/quees.asp 5 Ídem. 6 Anarcopedia. “Sostenibilidad”. Recuperado en: http://spa.anarchopedia.org/Desarrollo_sostenible
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• No-‐Desarrollo. En palabras de Oswaldo de Rivero, quien hizo uno de los principales
planteamientos al respecto: “El desarrollo económico es uno de los grandes mitos del siglo XX.
En los años setenta se consideraba una verdad revelada que Brasil iba a convertirse en una de
las potencias mundiales del futuro. Lo mismo se dijo de la India, de México... y de tantos otros.
El hecho es que, a un paso del siglo XXI, más de cien países siguen sin desarrollarse, y hay
únicamente tres que han logrado hacerlo: Corea del Sur, Taiwán y Singapur, con una población
que representa menos del 2% del llamado mundo en desarrollo. El desarrollo, que se intentó
por vía socialista, y se intenta ahora por vía capitalista, no se produce. Para los países pobres la
opción hoy no es tanto desarrollarse sino sencillamente sobrevivir a los retos de la revolución
tecnológica y a una competencia darwinista global, que elimina a las naciones
económicamente no aptas” (Ortíz e Iglesias, 1999). Como puede entenderse, en buena medida
esta propuesta, de fuerte raigambre ambientalista, da una voz de alerta sobre varios
problemas mundiales: la ineficiencia de los programas de desarrollo, el excesivo consumo –
afirma que si los países en vías de desarrollo lograran su cometido, sería una catástrofe
ecológica– y las desigualdades no resueltas precisan de un acuerdo mundial que procure otras
dinámicas sociales que permitan una mejor calidad de vida para la humanidad entera.
Para finalizar, es preciso recordar que el desarrollo es ante todo un concepto en construcción
permanente, que se ha nutrido de diversas propuestas –por tanto son interminables los debates,
criticas y reevaluaciones, algunas de ellas con profundos antagonismos ideológicos–; no obstante,
“más allá del bien y del mal”, puede considerársele como un imperativo ético de la humanidad, es
decir, como un deber moral que tenemos las personas con el resto de los seres humanos, como parte
de nuestro ejercicio personal y colectivo de responsabilidad social.
El considerar el desarrollo como un imperativo ético implica creer que las acciones transformadoras
no deben estar focalizadas únicamente en personas consideradas “pobres” a menos que ampliemos
la mirada que tenemos de la pobreza. Apostarle al desarrollo, en últimas, es reconocer que los otros y
otras –con sus diferencias a cuestas– son fundamentales para nuestra propia existencia.
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En lo personal, creo que el desarrollo es un proceso dinámico de conocimiento y aplicación de
acciones socialmente negociadas sobre un territorio, que puede tener múltiples escalas, dimensiones
y espacio-‐tiempos simultáneos, todos tan diversos como personas existen. La consideración del
territorio como un campo de conocimientos y acciones en construcción resulta de considerar la
importancia suprema de la interacción, del conflicto y el consenso de perspectivas y sentidos de los
diversos sujetos.
Se infiere de lo anterior que el desarrollo es multidimensional y no existe una parte que deba
privilegiarse respecto a otra o al todo; más bien, la tarea fundamental de quienes emprenden
acciones de desarrollo territorializadas es hacer ejercicios de diseño, ejecución, evaluación,
seguimiento y ajuste que integren el conocimiento humano que está disperso para hacer de él algo
más que la simple suma de sus componentes.
Con ello se incluyen saberes diversos y, acaso contradictorios, como los científicos, populares,
ancestrales y/o religiosos. Para ello debemos transformar a menudo la manera en la que vemos la
realidad:
Un sujeto experimental que se pone anteojos ajustados con lentes inversos verá inicialmente todo el mundo cabeza abajo. Al principio, este cuadro de percepción funciona como si hubiera sido preparado para que funcionara a falta de lentes y el resultado es una gran desorientación y una crisis personal aguda. Pero después de que el sujeto ha comenzado a aprender a conducirse en su nuevo mundo, todo su campo visual se transforma, habitualmente después de un periodo intermedio en el que la visión resulta simplemente confusa. Después, los objetos pueden nuevamente verse como antes de utilizar los lentes. La asimilación de un campo de visión previamente anómalo ha reaccionado sobre el campo mismo, haciéndolo cambiar. Tanto literal como metafóricamente, el hombre acostumbrado a los lentes inversos habrá sufrido una transformación revolucionaria de la visión (Stratton, 1992).
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16
www.pnud.org.co www.revistadesarrollohumano.org/quees.asp