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Situada a medio camino entre Barcelona y Tarragona, la pequeña comarca costera del Garraf, con 25 kilómetros de litoral, es una gran desconocida para la inmensa mayoría de buceadores, incluso para aquellos que residen en ella. ¿Son los fondos de esta zona un páramo o, en contra del convencimiento popular, esconderán sorpresas insospechadas? Buceadores se sumerge en estas aguas para poner fin a esta incertidumbre.

Por Joel Ingalaturre

LA LLAMADA DE LO DESCONOCIDOLos que llevan el buceo en la sangre compartirán conmigo que esta afición despierta en nosotros una fuerte curiosidad hacia las masas de agua que nos rodean. Una curiosidad avivada por el hecho -que todo buceador conoce bien- de que el mar es un genio del desconcierto, un habilidoso ilusionista capaz de maravillar a los más ceñudos haciendo de la nada, y en los sitios menos esperados, un motivo

de estupefacción. Cuando pensamos en esas masas de agua poco exploradas, sean continentales o mari-nas, la imaginación se dispará. Nos inundan imágenes de pecios ignorados, de pequeñas aflora-ciones rocosas como oasis de vida o incluso de exci-tantes aventuras submarinas. El “morbillo” de lo desconocido, ¿no es así? Todo esto lo llevo viviendo en mis propias carnes desde que empecé a bucear, y el sujeto de mi inquie-tud eran los fondos de la comarca del Garraf, mi hogar. Lo que más me atraía era la idea, el desafío, de verificar o desmitificar lo que el Vox Populi mani-fiesta sobre estos fondos, que podría sintetizarse en los titulares “paisaje lunar ”, “fondos lodosos y poco interesantes” y “escasez de vida”. Busqué, escudriñé e investigué por todos lados, pero la información sobre el buceo en estas aguas es muy limitada, y la infraestructura para irse de inmersión es casi inexistente... ¡o así lo creía yo en ese mo-mento! Hace unos meses aprendí que, de hecho, sí existía una posibilidad de bucear en estos fondos: a través de la sección de submarinismo del Club Náutico del Garraf, localizado en la diminuta población del mismo nombre. No es un centro de buceo per se, pero la cuestión era irse al agua, y en eso me podían ayudar.

DESCUBRIENDO LOS FONDOS DEL GARRAF

GARRAF

Dos grandes sepias en el conjunto de diez bloques. Estos cefalópodos son comunes en las aguas del Garraf.

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BUCEAR CON EL CLUB NÁUTIC GARRAF Semanas después me encontraba con Paco Fernández, director técnico de la sección de subma-rinismo del Club Náutico del Garraf, enfrente de las instalaciones que comparten con otros deportes acuáticos. Me acompañaba mi hermano Norman, que es mi sufrido pero paciente modelo subacuático; él también tenía las mismas ansias por explorar estos fondos. Al rato se nos unía el cuarto mosquetero: Nico, un biólogo marino francés aficando temporal-mente en esta población marinera. Nada más salir del puerto, y aprovechando que el mar estaba muy calmado, Paco arrimó la semirrígida a los impresionantes acantilados del macizo kárstico del Garraf, que en puntos se alzan más de 100 me-tros por encima del mar. Lo hacía justo delante de los restos de un antiguo embarcadero que, se dice, era usado para el contrabando. Pero eso no era lo que Paco quería mostrarnos: justo debajo del mismo, en la penumbra, se podía distinguir la entrada de la misteriosa cueva La Falconera, una gruta repleta de misterios y leyendas que tiempo ha exploró nuestro querido pionero del buceo Eduard Admetlla. A renglón seguido pusimos rumbo a nuestro punto de buceo, el cual alcanzamos en menos de diez minu-tos de plácida navegación.

INMERSIÓN EN LOS BIOTOPOSLa inmersión que Paco eligió para nosotros fue la que nos llevaría a conocer los biotopos del Garraf. Este arrecife artifical fue creado en el verano del 2010 en el marco de un proyecto para la restauración de los fondos marinos de esta área, muy castigados a causa de la construcción de los numerosos puertos colindantes, la pesca de arrastre ilegal y del desar-rollo costero, o en otras palabras: a causa de las actividades humanas. Para ello se hundieron 24 bloques de cemento con la misma forma (ver recua-dro a la derecha) a unas dos millas de la costa de la turística población de Sitges, prácticamente en línea perpendicular al conocido hotel Terramar, al final del paseo marítimo de dicha villa.Tras un breve briefing, nos lanzamos al agua con los mejores ánimos. La visibilidad no era excepcional -rondaría los 5 metros-, pero sí suficiente para disfru-tar del buceo. “Solemos tener entre 5 y 8 metros de visibilidad, y excepcionalmente hasta 15 metros”, comentó Paco después del buceo. El fondeo ha sido perfecto. Nada más alcanzar los 20-21 metros de fondo podemos distinguir los dos primeros módulos, y más allá otro par. Todos ellos están cubiertos de algas pardas como la Cystoceira, algas calcáreas y esponjas, así como otras formas de vida incrustante que aportan un bonito surtido de color al desangelado gris del cemento. Un poco más adelante damos con la atracción principal del buceo: la estructura pentagonal y de dos plantas formada por 10 módulos, que ocupa gran parte del tiempo de

El arrecife artificial del Garraf está compuesto por 24 módulos tipo geoda con un diseño innovador. Son de forma elíptica, con numerosos orificios de pequeño tamaño y uno muy amplio, situado en el centro, que atraviesa el módulo de lado a lado. Cada uno de los módulos pesa 8,8 toneladas, de forma que en el momento del hundimiento, el 17 de junio de 2010, se tuvieron que trasladar de a dos mediante un remol-cador asistido por globos aerostáticos. La estructura central del arrecife artifi-cial está compuesta por 10 bloques que forman un pentágono cerrado de dos niveles en un total de 4 metros de altura del fondo. Los restantes se encuentran alrededor de esta estructura, bastante próximos los unos con los otros. Los objetivos específicos del arrecife son los que siguen (según Acción Natu-ra, promotor del arrecife):n Promover la puesta, el refugio, la alimentación, el reclutamiento y la reproducción de especies marinas y de interés pesquero.n Experimentar la instalación del Parque de Arrecifes Artificiales como método de recuperación de espacios marinos degradados.n Hacer un seguimiento científico del efecto de los arrecifes artificiales en la biodiversidad marina.

EL ARRECIFE ARTIFICIAL AL DETALLE

fondo por todos los rincones ensombrecidos, reco-vecos y esquinas que ofrece.En el transcurso de la inmersión pudimos ver cas-tañuelas, sargos, cabrillas, camarones, dos sepias, aunque también son comunes las tembladeras, los pulpos (encontramos una puesta escondida en los orificios de un módulo), servias, dentones, bonitos y, con algo de suerte, peces luna y águilas (o milanas, según se las conoce aquí). No obstante, el papel de protagonista se lo repartieron dos especies muy dis-pares: los rascacios y los nudibranquios. Los prime-

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ros se concentraban en la estructura principal del arrecife en números desorbitados, tanto era así que, en casos, de un solo vistazo se podían contar más de media docena; ¡los había muy grandes! Los segun-dos se repartían entre todos los bloques, pero uno de los más próximos al cabo de fondeo estaba prác-ticamente colonizado por ellos, con más de una trein-tena de ejemplares, aunque eran diminutos, algunos casi microscópicos. En el buceo dimos con pequeñas flabelinas, varios Hypselodoris villafranca, incon-tables planarias Prostheceraeus roseus y un desco-munal Hypselodoris picta. El fondo de la zona es detrítico de arena fangosa, con restos de las estructuras calcáreas de algas, espon-jas, moluscos, equinodermos y demás. No es espe-cialmente atractivo, y se enturbia fácilmente, pero con paciencia y buena vista podremos encontrar en él distintos organismos bentónicos como estrellas de mar, moluscos y crustáceos.

MÁS ZONAS DE INMERSIÓN Todavía no hemos tenido la oportunidad de bucear en otros puntos, pero ahora, impelidos por el éxito de nuestra primera intentona, procuraremos explorar más a fondo estas aguas, ya que existen otras inmer-siones que se presentan interesantes.“Tenemos entre 6 y 8 buceos interesantes además de estos biotopos, aunque seguimos buscando nue-vos puntos tan a menudo como podemos”, explica Paco. “También hemos encontrado barras a bastante profundidad con pequeñas gorgonias y sabemos que hay muchos pecios, pero solo accesibles para los buceadores técnicos, ya que están a 80 metros”. El Pa Rossat, muy cerca de “nuestro” arrecife artifi-cial, es otro de los puntos de buceo destacados en la zona. Consiste en un afloramiento rocoso situado entre los 9 y los 14 metros, profundidades que hacen este punto especialmente conveniente para aficiona-dos con poca experiencia y para la práctica de buceos nocturnos. Aquí podremos ver gorgonias, morenas, congrios, sargos, pequeños meros, nudibranquios y langostas, e incluso la madrépora mediterránea (Cladocora caespitosa), un coral pétreo no muy común, en parte porque está amenazado por la alga invasora Caulerpa taxifolia. Los biotopos del Garraf es otra de las imprescin-dibles. Consiste en otro grupo de biotopos hundidos muy cerca del puerto deportivo del Garraf, compuesto por módulos de dos tipos: los de producción, consistentes en estructuras de 3 metros de altura, y los de protección, que son módulos de hormigón atravesados por bigas de hierro, diseñados para impedir la pesca de arrastre.

UN POCO DE ESPERANZA “Ayer estuve buceando en una barra no muy lejos del espigón de Vallcarca, a poco fondo, y me encontré con dos langostas y un congrio, entre otras cosas.

Era un punto que no conocíamos y que me sorprendió gratamente”, nos contó Nico, dando a entender que todavía queda mucha piedra por picar y mucho por descubrir en estos fondos. Está claro que el Garraf nunca será la Costa Brava, ni Cabo de Palos. Su buceo no puede compararse al de otras zonas de nuestro litoral por muchas razones (tipología de fondo, batimetría, etc), pero en especial por el daño que el hombre ha causado a lo largo de los años en estas aguas, que es solo reparable en cierta medida. No obstante, iniciativas como la crea-ción de parques de arrecifes articiales como estos, además de su valor ecológico, permiten que zonas tan despreciadas puedan sorprender a aquellos lo suficientemente insistentes. Y esto es algo extrapo-lable a todos aquellos fondos castigados o despre-ciados de nuestro litoral. Yo, por mi parte, creía que con esta inmersión iba a saciar mi curiosidad, pero como me sorprendió posi-tivamente lo que vi, no ha hecho más que alimen-tarla... Ahora queda por ver si el Garraf tiene algo más por ofrecernos fuera de los biotopos que pue-blan sus fondos. + Info: www.clubnauticgarraf.com (sección subma-rinismo). Allí podréis ver un video sobre la inmersión referenciada. n

Arriba izquierda: los espirógrafos abundan en estos biotopos. Algunos de los ejemplares son extra-ordinariamente grandes. Arriba derecha: rascacio en lo más alto de uno de los módulos. Abajo: en estos fondos encontraremos muchas flabelinas diminutas.