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“DESTINO” Castiel pasaba lentamente una de sus manos por esa piel que lo trastornaba, blanca y con un ligero tinte rosáceo. Movía la mano del cuello al inicio de la espalda, o el final según la perspectiva de cada quien. Le encantaba acariciar esa parte un poco cóncava en que la espalda y las caderas se unían. -¿E-en verdad m-me quieres, Castiel?- preguntó una trémula voz. El pelirrojo sólo sonrió, quería torturar lo más posible a esa persona, así que su respuesta fue un roce de sus labios en ese cuello que tenía frente a él. Continuó el roce por toda la línea hacia el hombro izquierdo, al llegar a él, dio un pequeño mordisco. Al mismo tiempo sus manos tomaban aquella cintura y tiraban de ella hacia él,

Destino -Castiel x Nath

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El destino está en contra de los chicos que se desprecian, o quizá a su favor.

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  • DESTINO

    Castiel pasaba lentamente una de sus manos por esa piel que lo

    trastornaba, blanca y con un ligero tinte rosceo. Mova la mano del

    cuello al inicio de la espalda, o el final segn la perspectiva de cada

    quien. Le encantaba acariciar esa parte un poco cncava en que la

    espalda y las caderas se unan.

    -E-en verdad m-me quieres, Castiel?- pregunt una trmula voz.

    El pelirrojo slo sonri, quera torturar lo ms posible a esa persona,

    as que su respuesta fue un roce de sus labios en ese cuello que

    tena frente a l. Continu el roce por toda la lnea hacia el hombro

    izquierdo, al llegar a l, dio un pequeo mordisco. Al mismo tiempo

    sus manos tomaban aquella cintura y tiraban de ella hacia l,

  • necesitaba urgentemente el contacto de las pieles. Sinti que su

    miembro era alcanzado por la mano de

    -Diablos!- exclam Castiel, al tiempo que se incorporaba de forma

    brusca en la cama.

    Su cuerpo estaba empapado en sudor, su palpitante miembro

    mostraba una alegre ereccin que lo incomodaba bastante. El odioso

    sonido del despertador que haba interrumpido aquel desconcertante

    sueo, se dejaba escuchar por toda la habitacin. Demonio, que

    dorma al pie de la cama, tena una pata sobre su hocico cubriendo

    parcialmente sus ojos al tiempo que gimoteaba, como si el animalito

    se quejara por aquel barullo.

    Castiel pestae varias veces y cuando comprob que se encontraba

    en su cuarto, gru para s mismo, estir la mano y puso fin al

    escndalo que su mvil protagonizaba. Fulmin con la vista el

    aparato electrnico, al darse cuenta que el celular permaneca

    impvido, sin dejarse amedrentar, decidi ponerse de pie y darse una

  • refrescante y saludable ducha con agua fra. El mejor remedio para

    mitigar cualquier rastro de la pesadilla que acaba de tener. Segn l.

    Sali de la ducha y busc su ropa, se visti sin gana alguna y luego

    se dej caer en su silln favorito, agarrando su tesoro ms preciado,

    la guitarra que con tantos sacrificios haba comprado. Sus padres

    haban dicho que ellos la pagaran si Castiel consegua no faltar a

    clases y obtener notas aceptables. As que el chico haba decidido

    que un trabajo de medio tiempo era el mejor camino a seguir. Y con

    ese trabajo haba empezado el suplicio. l jams lo aceptara, saba

    que sus amigos lo comprenderan, sin dar importancia al asunto. Pero

    simplemente l no poda. Punto.

    Los acordes que salan de la guitarra eran melodiosos y algo

    nostlgicos, para luego convertirse en extensiones de la ira que

    empezaba a hacer mella en el chico de ojos acerados. Suspir y puso

    la guitarra en su funda. Tom jugo y luego se mir en un espejo,

    revisando las races de su cabello, para asegurarse que no

  • necesitaba retoque todava. Puso comida y agua en los platos de

    Demonio, tom su mochila y sali rumbo al instituto Sweet Amoris.

    Al entrar al patio del instituto, observ a lo lejos dos figuras

    conocidas. La alta y fuerte de Lysandro, su mejor amigo; junto a la

    menuda pero curvilnea (aunque jams lo aceptara), de Honey

    Sucrette, la chica que en secreto le gustaba. El gran problema era

    que Lysandro estaba enamorado de esa chica, y l saba

    perfectamente que Honey no saba si preferir a uno sobre otro o

    continuar con la amistad solamente. Lysandro era tan despistado,

    que seguramente no se haba percatado de nada. Ni de lo que

    despertaba en la chica, ni de que el mismo Castiel gustaba de ella

    tambin.

    -Hola tablita, hola Lysandro, recuerda que tenemos ensayo en mi

    casa esta tarde- haba comentado Castiel al pasar junto a ellos.

    Meti sus libros en su casillero y se dedic a observar a la pareja por

    una ventana. Al contrario de lo que se pudiera suponer, el ver a la

    chica con su amigo, no le haca sentir mal. l pensaba que mientras

  • escogiera a Lysandro, no le supondra ningn problema. Estimaba a

    ambos y verlos felices le hara feliz a l tambin. Pero si Honey lo

    eligiera a l, no saba si Lysandro lo tomara bien.

    Contempl la llegada de los nuevos alumnos, unos hermanos

    gemelos que al parecer ya haban entablado amistad con la chica. Se

    pregunt si alguno de ellos quedara hechizado por esa revoltosa.

    Escuch ruido a su espalda, se trataba de Nathaniel, que al salir de la

    sala de delegados haba dejado caer unos documentos que traa en

    las manos. Castiel no quiso ni pensar lo diferente que sera la

    situacin si en lugar de Lys, uno de los favoritos de Sucrette resultara

    ser el delegado.

    Odiaba a ese chico con todo su ser. Era capaz de molerlo a golpes si

    fuese necesario y tuviera la oportunidad. Saba que era

    correspondido con la misma intensidad por parte del rubito.

    Supo cuando Nathaniel se percat de su presencia, sostuvieron la

    mirada uno del otro cuando sus ojos se encontraron. Nathaniel desvi

  • la mirada primero con el pretexto de seguir acomodando los

    documentos. Castiel sonri en seal de triunfo.

    Las clases daran comienzo en pocos minutos, as que se dirigi al

    aula A, ocup uno de los lugares junto al muro del fondo y esper a

    que llegara el profesor. Vio que los gemelos se detenan en la puerta

    y revisaban sus horarios, para despus despedirse. Alexy entr y lo

    mir de forma extraa, como si quisiera recordar algo.

    Castiel le dirigi una fra mirada, esa con la que lograba que nadie se

    acercara, pero lo nico que consigui fue una sincera sonrisa de

    Alexy y que ste tomara el lugar vaco junto a l.

    Las clases concluyeron con la novedad que cada uno de los alumnos

    llevaba consigo un formulario que deba ser firmado y llenado por los

    padres o tutores para que los alumnos asistieran a una carrera de

    orientacin que el instituto haba preparado. Castiel recordaba

    cuando Honey arm un alboroto al enterarse de esa actividad. Al

    estar emancipado nadie tena que firmar este tipo de cosas.

    Lleg molesto a su casa por dos razones.

  • a) La directora le advirti que tena que participar en la carrera sin

    pretexto ni excusa, y

    b) Tena la sensacin de ser observado por Alexy en todo

    momento.

    Comenz a recoger un poco el desorden que permaneca desde

    varios das atrs. No le gustaba tener la casa sucia, pero su mente se

    encontraba en caos constante desde que esos sueos, mejor dicho

    pesadillas, se presentaran. Saba que Lysandro no tardara en llegar,

    llam a una pizzera y encarg dos grandes, junto con un par de

    refrescos. Volvi a tratar de poner un poco de orden, al levantar una

    revista de rock, de ella cay una fotografa que mostraba a Castiel

    vestido con la ropa que usaba en su trabajo de los fines de semana.

    Detrs de l se vean varias cabezas.

    La tom entre sus manos, contemplndola con una mirada fija, acto

    seguido la rompi en pedazos y la barri junto a la dems basura. Su

    mente comenz a dar vueltas, considerando su situacin desde todos

    los puntos de vista posibles. Ese trabajo era bueno, su sueldo no

  • sera la gran cosa, pero las propinas siempre eran abundantes y

    generosas. Varias veces se haba planteado el abandonarlo, pero

    necesitaba el dinero. Sus padres depositaban en su cuenta lo

    necesario y un poco ms, pero no entraba en su forma de ser y

    pensar el pedirles para todo lo que se quisiera comprar. Estaba

    bastante crecidito como para solventar sus gastos o gustos por s

    mismo.

    Decidi que la casa estaba lo bastante presentable para su amigo

    Lysandro, as que tom asiento en su silln favorito y con Demonio a

    un lado, comenz a tocar la guitarra. Instantes despus lleg el albino

    y el ensayo comenz, tambin el intercambio de ideas y ajustes a

    algunas letras y msica de sus canciones.

    Las pizzas llegaron, no se caracterizaban por su puntualidad en la

    entrega, pero s por el sabor y calidad de los ingredientes. Detuvieron

    el ensayo por un momento y se dedicaron a saborear cada trozo del

    alimento que tomaban en sus manos. A Castiel siempre le haca

    gracia la elegante manera de comer que ostentaba el chico con

  • gustos victorianos. Mientras Castiel tomaba el refresco directo del

    envase, el de ojos bicolor lo haca de una copa.

    Cuando estuvieron satisfechos, metieron las sobras en el refrigerador

    y comenzaron a platicar de trivialidades, como las clases y tareas, los

    alumnos nuevos y Honey, por supuesto.

    -Puedo apostar a que se pierde en el bosque- asegur el pelirrojo.

    -Espero que no, porque si tengo que ir a buscarla, seguramente

    terminar extraviado y no con ella precisamente- coment de forma

    seria el albino.

    Castiel encendi un cigarrillo y se par junto a la ventana,

    contemplando los carros que circulaban por la calle. Dio una gran

    bocanada y trag el humo, para luego expulsar lo que quedaba.

    -Por qu no le dices lo que sientes por ella?- cuestion Castiel sin

    quitar la mirada de la calle.

    -Decir qu a quin- fue la respuesta de Lysandro.

  • -Has contemplado que existe la posibilidad de que otro se

    adelante?- insisti el pelirrojo.

    -No entiendo de qu hablas, y en todo caso tambin t deberas

    pensar en ello ser como tenga que ser- con esto Lysandro puso

    fin al tema.

    El comentario de Lysandro tom por sorpresa a Castiel, estaba

    seguro que nadie haba notado que Honey le gustaba, ya que se

    esmeraba por ser bastante molesto con ella. Permaneci en silencio

    un momento, luego avent el cigarrillo por la ventana, vio como caa

    en la banqueta y unas personas pasaban, pisotendolo.

    -Bien, sigamos con el maldito ensayo- dijo Castiel y tom su guitarra.

    El da siguiente fue realmente malo para Castiel, dieron la noticia de

    que la carrera de orientacin tendra que ser en parejas,

    obligatoriamente. Pensaba que Lysandro y l formaran el equipo

    ms fuerte de todos, la suerte no estaba de su lado Honey haba

    elegido al albino como compaero y este haba aceptado. La chica

    por fin se haba decidido.

  • Castiel extraamente sinti como si un gran peso fuera quitado de l.

    Una sensacin de que algo le preocupaba y no lo saba, hasta que

    esa inquietud desapareci fue que supo que se encontraba ah. No

    lograba entender muy bien qu era lo que pasaba con l. Sin

    embargo esperaba que Lysandro no demorara mucho en demostrar

    lo que senta realmente por aquella chica.

    Pens en Iris, pero su enfado se acrecent al saber que ya estaba

    con Melody. Kim era demasiado como l y no quera estar

    discutiendo durante la carrera. Violeta necesitaba ms una nana que

    un compaero. Y ni loco le pedira a Amber o a alguna de sus amigas

    que fuera su compaera.

    Las cosas empeoraron cuando el Sr. Farrs le dijo que la directora lo

    esperaba en la sala de profesores. Se perturb un poco al

    encontrarse con la directora y Nathaniel. El asunto era que ya

    todos los alumnos estaban registrados con sus respectivos

    compaeros, excepto ellos dos, as que por orden de la directora

    formaran equipo. Castiel y Nath se dirigan miradas amenazadoras,

  • con promesas de torturas innombrables y sufrimientos inacabables.

    En la cabeza del pelirrojo se escuch una frase que haba aprendido

    de una vieja pelcula: Del odio al amor, slo hay un paso. Castiel

    quera ahorcar al chico de ojos color mbar y cambiar la frase a: Del

    odio a la muerte, slo hay un paso y una expulsin de por medio.

    Peor no poda ser, la directora no entenda, no saba que aquello era

    un maldito error, pensaba Castiel. Pero la terquedad de l no era

    comparable con la de la abuela. As que no dijo nada y sali hecho

    una furia del lugar. Esperaba que nadie se enterara hasta el da de la

    carrera. No podra soportar las burlas y habladuras sobre el tema.

    Era jueves, el sbado sera la carrera y l podra soportar pasar un

    par de horas con el rubio. Simplemente lo ignorara e ira cada quien

    por su lado.

    El estado alterado en el que se encontraba le obsequi una noche

    plagada de hermosos y abundantes sueos con la misma persona.

    Castiel despert en la madrugada queriendo matar a alguien, o por lo

  • menos destruir algo. Esos sueos terminaran por llevarlo directo al

    manicomio. Se levant, dirigindose a la cocina para beber un poco

    de agua fresca; esperando que la cabeza se le despejara un poco

    lav su rostro, cuando se observaba en el espejo, su mente registr

    el destello de un recuerdo. Dur una fraccin de segundo, pero era

    suficiente para alertar a Castiel, que no tard nada en estar junto al

    cesto de la basura tratando de encontrar todos los trozos de la

    fotografa que haba destruido. Algo alert al chico, algo que tena

    conexin con esa foto. El pelirrojo se dio una patada mental cuando

    record que esa maana haba sacado la basura para que el

    recolector se la llevara.

    Castiel estaba de malas y trataba de evitar a todo mundo en el

    instituto, no haba entrado a casi ninguna clase y slo deseaba estar

    en casa con su guitarra y Demonio. Se senta observado, los cabellos

    de su nuca se erizaban constantemente y para l era seal de que

    alguien lo miraba con insistencia. Estaba sentado a la sombra de un

    rbol, con los ojos cerrados; su agudo odo capt suaves pisadas

    sobre el csped, alertndolo sobre la cercana de alguien. Abri los

  • ojos para encontrarse con la escudriadora mirada de Alexy, que lo

    contemplaba pensativo.

    Una chispa en los ojos de Alexy le indic a Castiel el momento exacto

    en que el chico de azules cabellos record algo que lo inquietaba; el

    gemelo le dedic una sonrisa de triunfo, comprensin y complicidad,

    que Castiel no supo entender en ese momento. Alexy iba a decir

    algo, pero su hermano, Armin, lleg reclamando su completa

    atencin; algo sobre que su consola porttil haba sido requisada por

    un profesor.

    Armin y Alexy se alejaron, el primero quejndose y el segundo

    tratando de consolar a su hermano. Alexy se gir para sonrer de

    nuevo a un confundido Castiel. Al trmino del horario escolar, el chico

    fue el primero en salir. No soportaba estar por ms tiempo en el

    instituto.

    Al ser viernes, Castiel tena que presentarse a trabajar, y una vez

    ms se planteaba el renunciar, trataba de convencerse de que podra

    encontrar otro trabajo de fin de semana que le otorgara los mismos

  • beneficios que este. Sin embargo, una parte de Castiel, esa que

    negaba y no dejaba salir jams, saba que no lo haca por el dinero;

    esa mima parte, se preguntaba hasta cundo Castiel aceptara la

    verdad. Su verdad, para de una vez por todas dejarse de mentiras, a

    l y a los dems.

    Con algo de desgana tom la mochila que usaba para ir al trabajo,

    acarici a Demonio, dio un vistazo a la guitarra que se encontraba

    recargada contra un muro y sali de su casa con paso firme.

    La msica, como siempre, estaba al mayor volumen posible; Castiel,

    peinado como siempre, de media coleta y enfundado en su uniforme

    (que constaba de un pantaln negro entallado, un pequeo chaleco

    negro tambin y nada ms), reparta bebidas, cervezas y refrescos

    al por mayor. Era uno de los chicos ms solicitados de los que

    trabajaban ah. En ocasiones, los clientes esperaban un buen rato a

    que se desocupara para que pudiese atenderlos.

    Castiel era de los ms solicitados por una razn, siempre rechazaba

    cualquier tipo de invitacin, propuesta o insinuacin. Era popular

  • entre los clientes por ser considerado algo as como el premio mayor.

    Lo consideraban un trofeo, haba apuestas de todo tipo. Una vez,

    unos tipos apostaron a que podran convencerlo de ir con ellos si lo

    esperaban hasta la hora del cierre. El resultado fue, dos ojos

    morados, un labio roto e hinchado y varios traseros pateados.

    Castiel siempre tena que salir sin ser visto, encima dar vueltas y

    vueltas por todas partes, seguir diferentes rutas y tomar atajos para

    llegar a su casa sin que nadie lo siguiera.

    El antro llevaba por nombre Sweet Reality, y Castiel haba llegado a

    l por un anuncio en internet donde solicitaban personal. Cuando

    supo que se trataba de un lugar gay, dio las gracias y se retir, pero

    el dueo que estaba ese da presente, sali detrs de l para

    convencerlo de aceptar el trabajo. Se trataba slo de ser mesero, sin

    compromiso de nada. Castiel no hara nada que no quisiera. Si los

    clientes pagaban bebidas a Castiel, como este no ingera alcohol, se

    guardara el dinero. El dueo estaba de acuerdo con eso, aparte

    prometer a Castiel todo el apoyo del cuerpo de seguridad en caso de

  • que alguien quisiera pasarse de listo con l. Lo que logr causar

    gracia al pelirrojo, pues era consiente de poder defenderse bastante

    bien l solo.

    De eso haca varios meses, justo una semana despus de su

    cumpleaos 18; cada fin se semana se deca que era el ltimo, sin

    cumplirlo por encontrar una u otra excusa para seguir ah.

    -Castiel, tienes un pedido en el privado 3- dijo gritando para poder ser

    escuchado uno sus compaeros, mientras pona una charola con una

    gaseosa y un platito con botanas.

    El pelirrojo resopl, coloc la charola en su mano y fue a entregar el

    pedido. Odiaba acudir a los privados, porque era donde los chicos y

    uno que otro hombre maduro, se ponan ms difciles.

    La iluminacin de todo el antro era a base de luz negra y luces de

    colores repartidas en lugares estratgicos. La pista de baile se

    iluminaba con un delicado tono azul en el piso, y la clsica

    iluminacin parpadeante proveniente del techo, tanto del centro como

    de las partes laterales.

  • Castiel caminaba esquivando chicos por todos lados, entr en el

    privado dejando la bebida y el plato en una pequea mesita.

    -Hola Castiel, qu sorpresa encontrarte aqu- dijo una voz conocida.

    El chico de ojos color acero, sinti que su cuerpo se enfriaba,

    escuch y sinti los latidos de su corazn acelerarse y casi

    detenerse. No era posible, no poda ser.

    Levant la cara para encontrarse frente a frente con Nathaniel. No

    poda articular palabra.

    -Hoy en la tarde sostuve una interesante pltica con Alexy- empez a

    decir el de cabello dorado Desde su llegada al instituto not que te

    observaba con insistencia, hoy me percat de que record por qu te

    le hacas tan familiar. De alguna forma saqu el tema, debo decir que

    sin trabajo alguno gracias a que Alexy es transparente e inocente;

    termin confesndome que es gay, y que uno de sus amigos celebr

    en este lugar, hace un par de meses, su cumpleaos. Alexy no

    estaba seguro de dnde te recordaba, hasta que su memoria lo llev

    a ese da, y puedo decirte que slo piensa que te pareces a uno de

  • los sexys meseros de ese lugar es decir de este lugar. Como

    habrs deducido, quise comprobar por m mismo si se trataba de ti, o

    no. Sorpresa con esa palabra termin su discurso Nathaniel.

    -Eres como una astilla en el trasero- las palabras de Castiel salieron

    arrastradas y en un tono ms fro que el hielo mismo.

    -Si soy una astilla, t eres un tronco en dem lugar- dijo

    sarcsticamente el rubio muchacho.

    -Y eso te gustara realmente, verdad Nathaniel- los ojos de Castiel

    miraban entrecerrados a su compaero de instituto, mientras se

    preguntaba qu era lo que realmente quera ese chico.

    -Te recuerdo que ambos estamos aqu. Quizs en mi caso, slo haya

    sido la curiosidad de comprobar algo, pero en tu caso no lo s-

    Nathaniel sonrea con suficiencia.

    Castiel agarraba con tanta fuerza la charola que ya le dolan las

    manos. Estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no romperle

    la cara a Nathaniel.

  • Nath se puso de pie, y fue lo suficientemente inteligente como para

    no dejar propina. Se retir en silencio. Castiel tuvo que salir del antro

    para que su respiracin y corazn pudiesen recuperar su ritmo

    normal, pero sobre todo para no ir por Nathaniel y que las cosas

    llegaran a mayores.

    Castiel regres a su casa observ el pants que Boris le haba

    entregado. No poda creer que olvidara que maana, es decir hoy, en

    un rato, se llevara a cabo la carrera de orientacin. El destino no

    poda jugrsela peor.

    Durmi un poco y luego sali rumbo al instituto, esperando que al

    final del da no hubiera un muerto en su conciencia.

    Subi al autobs que los llevara al bosque y eligi el lugar ms

    alejado para sentarse, observ cuando Lysandro y Honey subieron y

    se sentaron juntos, entablando una amena pltica. Cerr los ojos y

    fingi dormir durante el tiempo que dur el viaje. Cuando llegaron a

    su destino, fue a pararse junto un rbol, y ah estuvo hasta que

  • Nathaniel se acerc a l. Castiel camin un poco pero fue alcanzado

    por el rubio, para su buena suerte coincidieron con Lysandro y

    Honey, que se mostraron asombrados y un tanto divertidos al saber

    que los dos que ms se aborrecan formaban equipo.

    Despus de eso la directora los llam para proporcionar todas las

    indicaciones necesarias y con ello dar inicio a la carrera. El plan de

    Castiel era separarse de Nath en cuanto tuviese oportunidad, pero al

    parecer eso no resultara, ya que tenan que estar juntos hasta el final

    del evento. El chico de melena rub senta la mirada de Nathaniel

    sobre l todo el tiempo, y eso lo estaba fastidiando cada vez ms. No

    se dirigan la palabra si no era necesario, y muy a su pesar, estaba

    logrando divertirse un poco, ya que se pusieron a la cabeza en poco

    tiempo.

    En la recta final, se toparon con el equipo de Sucrette y Lysandro,

    que prcticamente les pisaban los talones. Grande fue la decepcin,

    tanto de l como de Nath, cuando supieron que otro equipo haba

  • llegado en primer lugar. Lo que a nadie le import, pues Sucrette y

    Lysandro no aparecan por ningn lado.

    El Sr. Farrs organiz una intensa bsqueda, cada equipo tendra

    que cubrir una zona del bosque, y comunicarse con los dems en

    caso de localizarlos. Castiel saba perfectamente que mientras

    Lysandro no se percatar de que estaban perdidos y se quedaran

    quietos en un lugar, sera demasiado difcil encontrarlos. O

    simplemente no estaban perdidos, quizs ellos quisieron perderse.

    Este ltimo pensamiento caus gracia en Castiel.

    -Vaya, pens que seguiras enfadado por toda la eternidad- coment

    Nathaniel.

    A ellos se les haba asignado la parte ms alejada del bosque, era ya

    muy tarde, el cielo no tardara en oscurecer.

    Castiel no saba si contestar e iniciar una pelea o simplemente

    ignorar al delegado. Se inclinaba por la pelea, pero con los chicos

    extraviados era demasiado para la directora, una reyerta entre ellos

  • tal vez provocara un ataque a la pobre vieja. As que se propuso

    ignorar todo lo concerniente a Nathaniel.

    Las primeras estrellas comenzaron a brillar en el cielo, la

    preocupacin de Castiel por sus amigos comenzaba a hacerse

    presente. Un olvidadizo con nula orientacin y una torpe, buena la

    haban hecho.

    Castiel sinti que una mano lo jalaba del brazo, obligando a frenar su

    avance. De pronto Nathaniel se encontraba frente a l. Quera

    descifrar lo que la mirada de Nath le deca, pero no poda, o ms

    bien, tema hacerlo.

    Y entonces Nathaniel lo bes. Castiel perdi la respiracin, todos los

    sentimientos llegaron de golpe, abrumndolo por completo. Ira,

    miedo, frustracin, sorpresa y deseo. Quera golpear a Nathaniel,

    sin embargo su cuerpo no responda. Estaba en shock, paralizado

    totalmente.

    Castiel reaccion al sentir que su cuerpo chocaba contra algo, se

    trataba de un gran rbol; el pelirrojo trat de separar al rubio un poco,

  • para poder propinarle un buen golpe, pero Nathaniel a pesar de ser

    muy delgado tena mucha fuerza, lo que desconcert al chico de roja

    cabellera.

    La lengua de Nathaniel intentaba forzar abrirse a la boca de Castiel,

    la furia del pelirrojo se increment y logr empujar a Nathaniel para

    luego golpearlo con toda su fuerza.

    Nathaniel casi pierde el equilibrio pero logr estabilizarse.

    -Ya basta, Castiel!- grit Nathaniel -Sincrate por un momento

    contigo mismo, s honesto y busca en tu interior la razn de tu odio

    hacia m- suplic el delegado al tiempo que retroceda un poco.

    Castiel senta un nudo en la garganta, quin diablos pensaba que era

    ese cretino para hablarle de esa forma.

    Castiel avanz hacia Nath, sujetndolo por la chamarra, sus miradas

    se encontraron, pero esta vez fue Castiel quien la desvi primero.

    Senta que sus ojos ardan, el cuerpo entero le temblaba, y entonces

  • lgrimas brotaron de sus ojos. Solt a Nathaniel, dejando caer los

    brazos a los costados, los senta flojos y sin vida. Haba luchado tanto

    por no sentir aquello, crea que era una equivocacin.

    -Te amo- Castiel pronunci esas palabras como si le estuvieran

    haciendo dao y deseara alejarla lo ms posible de l En el

    momento que empec a odiarte, tambin surgi mi amor por ti.

    Cuando te vi con Debrah, enloquec, los celos me consuman como si

    fuera un pedazo de papel en medio de una inmensa hoguera.

    Primero cre que era por ella, al poco tiempo comprend que era por

    ti, y entonces te odie ms, por despertar estos sentimientos en m. Te

    am por hacerme ver quien realmente soy, pero te odie porque no

    quera serlo. Yo no saba que se poda amar tan intensamente a

    alguien, tampoco que se poda odiar con tanta fuerza. Te odiaba cada

    vez ms, porque eras la nica persona a quien he amado realmente,

    y la nica persona a quien cre no poder tener jams a mi lado.

    Castiel se acerc a un sonrojado Nathaniel y se abraz a l. Nath

    correspondi al abrazo. El pelirrojo senta las manos de Nath en su

  • espalda, subiendo y bajando, reconfortndolo. Pero en algn

    momento esas tiernas caricias se convirtieron en algo ms. La nariz

    de Nath haca cosquillas en el cuello a Castiel, luego no era la nariz,

    sino los labios del rubio los que recorran en apenas un roce el cuello

    de Castiel. Subiendo lentamente por l para luego recorrer la lnea de

    la mandbula.

    Los labios de Castiel palpitaban por el esperado encuentro con los de

    Nath, el chico senta su cuerpo vibrar, emocionado y enternecido. Los

    labios que acariciaban su rostro, ahora se encontraban en la

    comisura de su boca, y as rozando apenas fueron cubriendo los de

    Castiel, hasta que quedaron totalmente sobre ellos.

    El beso fue largo, lento, sincero y entregado. La lengua de Nathaniel

    no tuvo que implorar esta vez porque la dejaran entrar. La lengua de

    Castiel la esperaba ansiosa, se probaron, deleitndose en su sabor

    una en la otra; se acariciaban, enroscndose para luego soltarse y

    explorar hasta donde su alcance les permitiera, y entonces volver a

    enredarse, as una y otra vez. Un hilillo de saliva mezclada de los

  • dos, escurra entre ellos, prueba de lo entregados que estaban en

    aquel beso.

    Sus ropas fueron cayendo una a una, les estorbaban, resultndoles

    odiosas e incmodas. Las blancas pieles de ambos resplandecan a

    la luz de las estrellas. La luna, como queriendo darles privacidad, se

    mantena oculta detrs de una pequea nube.

    Castiel pasaba lentamente una de sus manos por esa piel que lo

    trastornaba, blanca y con un ligero tinte rosceo. Mova la mano del

    cuello al inicio de la espalda, o el final segn la perspectiva de cada

    quien. Le encantaba acariciar esa parte un poco cncava en que la

    espalda y las caderas se unan. Sonri al recordar sus sueos.

    Slo que en esta ocasin no permiti que Nath preguntara nada,

    Castiel se acerc a su odo para susurrarle Te amo, creo que

    siempre lo he hecho.

    Ahora era Nathaniel el que se encontraba recargado en el rbol,

    Castiel lo gir para que quedara de espaldas a l. Presion su cuerpo

    sobre el de Nath, pasaba su miembro erecto por las caderas del chico

  • de ojos acaramelados. Nathaniel suspiraba, mientras Castiel

    alcanzaba una de sus tetillas y jugueteaba con ella.

    Sin pronunciar palabra, Nathaniel se gir y comenz a besar a

    Castiel, eran besos que pedan, no, exigan ms cada vez. Las

    manos de ambos se encontraban acariciando el miembro del otro.

    Poco a poco fueron bajando hasta llegar al suelo, con torpeza

    acomodaron las ropas para poder acostarse en ellas. Nathaniel

    recost a Castiel, para poder acariciarlo a su antojo, manos, boca,

    lengua, labios, cuerpo entero se dio a la tarea de dar placer al

    pelirrojo. Hasta que la boca de Nath lleg al lugar que ansiaba y

    buscaba desde el principio. La clida y hmeda boca de Nath recibi

    gustosa y golosa al miembro de Castiel, para lamerlo, chupar y

    succionar.

    Castiel jadeaba, gruesas gotas de sudor resbalaban por su cuerpo, el

    placer que senta era intenso, y quiso compartirlo con su amado. Jal,

    arrastr y acomod el cuerpo de Nathaniel, para quedar en esa

  • maravillosas posicin en la que ambos podran darse placer

    mutuamente. El vello de Nathaniel haca cosquillas en la nariz de

    Castiel, este agarr un puado con los dientes para dar un ligero

    tirn. Auch dijo Nath, ambos rieron y prosiguieron con su ertico

    jugueteo.

    El bosque era el mudo y feliz testigo de la muestra de amor, ms real

    y sincera que poda haber. Porque qu puede ser ms real que un

    amor entre dos jvenes corazones, que palpitan al mismo tiempo,

    qu puede ser ms sincero que dos chicos aceptando su destino y

    sus ms puros sentimientos.

    Nathaniel chup uno de sus dedos y lo llev al orificio de Castiel sin

    llegar a introducirlo, slo dej que vagara por el lugar. Castiel quiso

    poner algo de resistencia, entonces Nath lo gir para que quedara

    boca abajo, reteniendo los brazos del pelirrojo sobre la cabeza de

    este, y se puso encima de l. El rubio chup ahora dos de sus dedos

    y esta vez los introdujo un poco. Castiel se revolva bajo su cuerpo,

    pero Nath se mantuvo firme, dilatando lo ms posible a Castiel.

  • Castiel no saba qu pensar, Nath era tan dulce y tierno, pero a la vez

    tan apasionado y brusco. Senta los dedos del rubio explorando y eso

    le daba aprensin pero tambin lo excitaba. Castiel lograba relajarse

    cada vez ms.

    Cuando Nathaniel sinti que Castiel estaba listo, enclav su miembro

    por el orificio de este. Al principio slo la punta, esperaba que la

    incomodidad pasara rpido, y luego empujaba un poco ms. Ambos

    temblaban de placer. Castiel se acostumbraba cada vez ms rpido

    al miembro de Nathaniel, pronto lo tuvo completamente dentro. El

    dolor era intenso, pero soportable. Nathaniel lo acariciaba y besaba,

    logrando que el dolor pasara ms rpido.

    Por puro instinto Castiel comenz a mover la cadera en un vaivn

    lento. Nath senta que pronto llegara al clmax, as que comenz a

    bombear un poco, metiendo y sacando su miembro del trasero de

    Castiel. El pelirrojo sinti cmo el rgano de Nath creca e hinchaba

    an ms. Nath tena entre sus manos el miembro de Castiel, lo

    recorra por completo, mojaba sus manos con saliva y las pasaba

  • cubriendo la cabecita totalmente. Sinti cuando Castiel estaba a

    punto de explotar y aceler las caricias. Castiel gru, jadeo, gimi y

    grit un poco mientras convulsiones se adueaban de su cuerpo. Un

    lquido espeso y blanquecino se esparca por las manos de Nath.

    Las embestidas del rubio se hicieron ms fuertes, rpidas y

    profundas, haciendo que Castiel se quejara un poco. Castiel sinti

    que algo caliente y espeso lo llenaba y luego escurra fuera de l.

    Nathaniel se aferraba a su espalda jalando aire, y con la respiracin

    entrecortada.

    Castiel descansaba con Nathaniel sobre l. Los besos y caricias

    siguieron por unos momentos. Hasta que recordaron que sus amigos

    estaban perdidos. Corrieron a baarse al ro, con la esperanza de

    que nadie los estuviera buscando a ellos. Despus de vestirse, luego

    de cmicas confusiones sobre la ropa, llegaron hasta donde se

    encontraba el Sr. Farrs y descubrir que acaban de localizar a

    Lysandro y a Sucrette, que al parecer estaban en compaa de un

    animal.

  • El regreso al instituto fue, para los dems, repleto de especulaciones

    sobre lo que habra sucedido a los chicos que se extraviaron.

    Para Castiel y Nath, el regreso significaba el inicio de todo, su cita

    con el destino que se empeaba en mantenerlos juntos.

    FIN.