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indispensable de la vida intelectual y social' Cuando un crítico norreamerrcano orce ¿l il;i;;entálismo que toma a las ideas ñ;';;;;;-'t*t."t"';;;;;;*"á"é" "t ¿xito en la vida' no hace más oue reacctonar l#eflLxivamente a las asociaciones verbales ;# Jñ' il;;á;;; ü p¿|¿f ¡¿. « instrumental''. igual que otros ;;;h;; hán reaccionadL parecidamente ante el uso de la pala- hra ooráctico». De -u""rá similaq un escritor italiano reciente' ;r^ á;;;" .t ptág*atismo y el instrumentalismo son pro- ductos característi.oi Jái p""sámiento norteamericano' añade oue estos sistemas «consideran la inteligencia un mero m-eca- lf,'-ü; l" .r""".1", y traran por tanto áe restablecer la digni- á;;';J ;";¿;-haciJndo de élla una máquila pa.ra.P'99I:i' ü""".-irt ¿iiGt . la moral y a la sociedad'' Semejante critrca no se sostiene' De "iú;;'-utlttu es la producción de ffe-en- ;ár;ttl"r-;la moral ía la sociedad lo-que tales sistemas per- sisuen. Es la [ormr;iá; A;;; fe en inteligencia como_ la ¿'ñ#: ñái'd;;;ü;';;;""'á necesaria parala moral v la vida social. Cuanto tnat upi".iá uno el intrÍnséco valor estético e in- -.ái.t" á"Lpensamiento y de la.ciencia' cuanto más en cuenta tiene lo que la propiá intáligencia ap-orta al goce y.la dignidad á.-iá "iaá, tanrb mai ñá de"sublevaile.una situación en la que ;i.j;;; I aitft"t" dela razón está limitado a un grupo so- .iaireducidb, .errudt y especializado' y tanto más deberá pre- ;;;*d;;i'.i -"á" á" h;;; partícipes a todos los hombres áe esa inestimable riqueza' -80- -81- CepÍruro III Qué entiende el pragmatismo por «práctico» (1908). El pragmatismo, según James, es un talante mental, una acti- t"¿l.r't riUién una teJría sobre la naturaleza de- Ias ideas y de 1a iréiá"á; v.por último, es una teorÍa de la realidad. En el subtítulo d" r". .óni.rer.ias, «Un nombre nuevo para algunas üejas formas de pensarro'k, lo que se enfatiza, a mi e-ntende4 es. el pragmatismo ;; -Ád qr. -etódo. Este aspeclo es el que imagino que ocupa el Iusar preferencial en la mente del propio James; uno tiene a me- "ía" ü impresión de que para é! la diséusión de los otros dos pun- tos constitüye rr, -..ó --at"rial ilustrativo, más o merlos hipoté- tico, del -étodo. Su formulación más breve, y u l? vez rnás io-pr.h"rrriva, es ésta: «La actitud de apartar la üsta de las cosas priÁ'át, los principios, las "categorías", las pretendidas necesida- á"r, y mirar hacia lás últimas cosas, los frutos, las consecue¡rcias, l* há.hot" (págs. 54-55). Y como quigra que la actitud de Ia que s. "áp"rt" la'vlsia" es 1a racionalistá el principSl^objetivo de estas conferencias tal vez sea ejemplificar algunas üferencias caracte- ústicas que resultan de adbptár uno u otro punto de üsta' Pero «pragmatismo, también se «usa con un sentido toda- via *át .rirplío, dando a entender que significa además una de- x .what Pragmatism Means by Practical,, Th3 Middle works of John_De- -"r. .d. jo Anñ Boydsron. Carbondale y Edwardsülle, Southern lllin.ojs_Uni- r.íi¡t, p..l téil , "á1.4, págs. 98-1 15. Éublicado originalmente en^The^Jour- "ifái ilr¡totoohv, PsvcholoÁvánd Scientific Me¡hods. 5 (1908)' pá-gs' 85-99' con "i-ifiú1" á. .f,üt ái oó.s pri[matism Mean by Practical?,. Revilado y reimpreso iL, .l n.r.ro título en Essafs in Experimenñl Logic, Chicago, University of Chi- cago Press, 1916, págs. 303-329. [N. del E.]. --'--*i wilii.- Íimés, Pragmatiim: A New Name for Some old ways of Thin- /cirzp. Lonsmans, Green & éo., Nueva York, 1907. Dewey cita en el texto profu- ;;.ñ;á;i-iib;;'d" ¡.-"t; las páginas entre paréntesis corresponden a esta edi- ;i¿;-;;*i"ri- Hav traducciá" á"".i.,." de las ocho conferenciás en l¿cciones de li.i*ií¡tii:, tiáá. f"tr Rodríguez Aranda, rev. R. del Castillo. Madrid, Santi- Itui", tgst. tN. del E.l.

Dewey - Cap III. Qué entiende el pragmatismo por práctico

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Page 1: Dewey - Cap III. Qué entiende el pragmatismo por práctico

indispensable de la vida intelectual y social' Cuando un crítico

norreamerrcano orce ¿l il;i;;entálismo que toma a las ideas

ñ;';;;;;-'t*t."t"';;;;;;*"á"é" "t ¿xito en la vida' no hace

más oue reacctonar l#eflLxivamente a las asociaciones verbales

;# Jñ' il;;á;;; ü p¿|¿f ¡¿. « instrumental''. igual que otros

;;;h;; hán reaccionadL parecidamente ante el uso de la pala-

hra ooráctico». De -u""rá similaq un escritor italiano reciente'

;r^ á;;;" .t ptág*atismo y el instrumentalismo son pro-

ductos característi.oi Jái p""sámiento norteamericano' añade

oue estos sistemas «consideran la inteligencia un mero m-eca-

lf,'-ü; l" .r""".1", y traran por tanto áe restablecer la digni-

á;;';J ;";¿;-haciJndo de élla una máquila pa.ra.P'99I:i'ü""".-irt ¿iiGt . la moral y a la sociedad'' Semejante critrca

no se sostiene' De "iú;;'-utlttu es la producción de ffe-en-

;ár;ttl"r-;la moral ía la sociedad lo-que tales sistemas per-

sisuen. Es la [ormr;iá; A;;; fe en lá inteligencia como_ la

¿'ñ#: ñái'd;;;ü;';;;""'á necesaria parala moral v la vida

social. Cuanto tnat upi".iá uno el intrÍnséco valor estético e in-

-.ái.t" á"Lpensamiento y de la.ciencia' cuanto más en cuenta

tiene lo que la propiá intáligencia ap-orta al goce y.la dignidad

á.-iá "iaá,

tanrb mai ñá de"sublevaile.una situación en la que

;i.j;;; I aitft"t" dela razón está limitado a un grupo so-

.iaireducidb, .errudt y especializado' y tanto más deberá pre-

;;;*d;;i'.i -"á" á" h;;; partícipes a todos los hombres

áe esa inestimable riqueza'

-80- -81-

CepÍruro III

Qué entiende el pragmatismopor «práctico» (1908).

El pragmatismo, según James, es un talante mental, una acti-

t"¿l.r't riUién una teJría sobre la naturaleza de- Ias ideas y de 1a

iréiá"á; v.por último, es una teorÍa de la realidad. En el subtítulod" r". .óni.rer.ias, «Un nombre nuevo para algunas üejas formasde pensarro'k, lo que se enfatiza, a mi e-ntende4 es. el pragmatismo;; -Ád qr. -etódo. Este aspeclo es el que imagino que ocupa el

Iusar preferencial en la mente del propio James; uno tiene a me-

"ía" ü impresión de que para é! la diséusión de los otros dos pun-tos constitüye rr, -..ó --at"rial ilustrativo, más o merlos hipoté-tico, del -étodo. Su formulación más breve, y u l? vez rnásio-pr.h"rrriva, es ésta: «La actitud de apartar la üsta de las cosas

priÁ'át, los principios, las "categorías", las pretendidas necesida-

á"r, y mirar hacia lás últimas cosas, los frutos, las consecue¡rcias,

l* há.hot" (págs. 54-55). Y como quigra que la actitud de Ia que

s. "áp"rt" la'vlsia" es 1a racionalistá el principSl^objetivo de estas

conferencias tal vez sea ejemplificar algunas üferencias caracte-

ústicas que resultan de adbptár uno u otro punto de üsta'Pero «pragmatismo, también se «usa con un sentido toda-

via *át .rirplío, dando a entender que significa además una de-

x .what Pragmatism Means by Practical,, Th3 Middle works of John_De-

-"r. .d. dá jo Anñ Boydsron. Carbondale y Edwardsülle, Southern lllin.ojs_Uni-

r.íi¡t, p..l téil , "á1.4, págs. 98-1 15. Éublicado originalmente en^The^Jour-

"ifái ilr¡totoohv, PsvcholoÁvánd Scientific Me¡hods. 5 (1908)' pá-gs' 85-99' con

"i-ifiú1" á. .f,üt ái oó.s pri[matism Mean by Practical?,. Revilado y reimpreso

iL, .l n.r.ro título en Essafs in Experimenñl Logic, Chicago, University of Chi-

cago Press, 1916, págs. 303-329. [N. del E.].--'--*i wilii.- Íimés, Pragmatiim: A New Name for Some old ways of Thin-

/cirzp. Lonsmans, Green & éo., Nueva York, 1907. Dewey cita en el texto profu-;;.ñ;á;i-iib;;'d" ¡.-"t; las páginas entre paréntesis corresponden a esta edi-;i¿;-;;*i"ri- Hav traducciá" á"".i.,." de las ocho conferenciás en l¿cciones de

li.i*ií¡tii:, tiáá. f"tr Rodríguez Aranda, rev. R. del Castillo. Madrid, Santi-

Itui", tgst. tN. del E.l.

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tcrn'rinada teoría de la verdad, (pág. SS); .J"r.,a teoría gené-

tica de Io que se quiere decir con lá palabra nverdad" (pág' 65)'nVerdad, significá, eso está claro, acuerdo, correspondencia en-

tre la idea y el hecho (pág. 198), mas-¿qué significan, a suvez,«correspo;dencia,, "aluérdo,? En el-rácionalismo significan«una réIación inerte, estática», que de tan última nada máspuede decirse sobre ella. En el prágmati-smo significal el poderáirectivo o conductor que tien-en las ideas, en virtrrd del cual«nos sumergimos de nuevo en los particulares de la experien-cia, y, si co-n su ay, ;da establecemos aquella -disposición y

-co-nexiOí entre objetós experimentados que la idea pretende, éstaqueda verificadá; es deóil se corresponde con las cosas con lasque pretende cuadrar (págs. 205-206). Verdadera es la idea quef.,riio.,u a la hora dé conducirnos a lo que intenta decir(pág. 80)1. O también: ncualquier idea que nos transpofte feliz-,ir"ñt. desde cualquier parte

^de nuestra experiencia a cualquier

otra, vinculando átre éí.otrs satisfactoriarnerrte, operando de

-odo seguro, simplificando, ahorrando trabajo, es verdaderajustamenie por esó, verdadera en esa medida' (pág. 58)' Estatoncepción

-p..srpon" que las ideas son esencialmente inten-

cioneé (planés y metodos; y que lo que en última instancia pre-tenden,'-en cuañto que ideas, tiene un carácter prospectivo: cier-tos caábios en las

^cor.s previamente existentes. Esto 'u.uelve a

contraponerse al racionaliimo y su teoría de la copia, do¡rde lasideas, 'en cuanto que ideas, son-ineficaces e impotentes desde el

momento en que-sólo tratan de reflejar como-en un espejo unarealidad (pág.-69) que ya está compléta sin ellas. De este modollegamos'ál i.rc"t áspécto del pragmatismo. La alternafiva en-

tre"racionalismo y pragmatismb oóoncierne a la estructura deluniverso mismo, (^pag. ZSS). nEl contraste esencial reside enque Ia realidad [...] para el pragmatismo está aún en construc-ción, (pág. 257). Y én otro lugar ha dicho también J¿¡¡s5; «De

lo qr're'-Jocupaba principalliente en mis conferencias era dc.ori.upon"r ]a creeñcia de que el mundo aún está en procesode conitrucción con la de qué existe ya una edición «eterna» de

é1, prefabri cada y comPleta,2.' tr.o qr. t"güi-os-el ejemplo de James sj tomamos aquí el

pragmadimo piincipalmente como un métolo-y nos ocupamosáe É explic..iótt taito de las ideas y su- verdad como de la rea-lidad de manera un poco incidental, en la medida en que su dis-

1 Omito aquí intencionadamente determinados aspectos de esta doctrina,oue nos saldrán al encuenlro más adelante.'-- , .,ft

" absolute and the strenuous life", The Journal of Philosophy, vol.lY,

núm. 20 (19O7), pág. 547.

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cu_sión nos sirva para ejemplificar o respaldar el método. Al con-siderar esa actitud de orientar la miraáa hacia los ,"rultáL, ylas consecuencias, al instante se percibe, como el propio Íá-.,señala, que mantiene puntos de tonhcto con el émp'irismá, elnominalismo y el utilitarismo históricos. Dicha actitud i..át.uque,las nociones generales han de ncobrarse, como objetos ycualidades particulares de Ia experiencia; que los «prinÉipios»se subsumen en última instanciá en los heciros, más'bián {ue ala inversa; que el factor que garantiza y sanciona no es tantá labase a priori -como las cónsécuencias empÍricas. No obitante,todas estas ideas adquie_ren un rnatiz rué.,ro y se transfoiÁanmerced a la influencia dominante de la cienóia experimental,esto es, el método de tratar los conceptos, las teorías, etc., cámohipótesis operativas, como directricei para determi""dáÁ á*p.rimentos. y observaciones experimentales. El pragmatismo,como actitud, representa lo qué peirce ha denominaáo, en felizexpresión, el nhábito mental del laboratorio» extenclido a todaárea en donde pueda llevarse a cabo de modo ftrrctífero una in-vestigación. En mi opinión, a un científico no le somrenderíatanto este método cuanto latardanza de la filosofiu -ód".rr..,convertirse, a lo que ha hecho a la ciencia moderna ser lo quees. Con todo, es impo-.sills prever el cambio intelectual que ses-eguiría de trasladar el método sinceramente y sin reseruai a to-dos los campos de la investigación. Sin contár la filosofíá, ¡quécambios se operarían en las óiencias históricas y sociales, ár'lo,conceptos de la política, el derecho y la

".orroiníu pohtícal Ja_

mes-no aspira a tanto cuando dice: «El centro de §ravedad dela filosofía debe cambiar

"de lugar. Las cosas terrénas, larga_

mente arrojadas a las.tinieblas a mayor gloria del éter rrp..io.,deben recuperar sus derechos. [...] Será un cambio en el-"sitiaide la autori$-d-'. que a uno casi le recuerda la Reforma práies_tante» (pá9. 123).

-., Pu^gdo imaginar que muchos no acepten este método en lanlosorra_por muy diversas razones, entre las cuales una de lasmás poderosas quizá sea la falta de fe en la capacidad áe loselementos y procesos de Ia experiencia para garántizar su oro-pia seguridad y prosperidad; es deci¡ por el séntimiento de queel mundo de la expeiiencia es tan ineitable, errado , f.un-ér_tario que necesita contar con un suelo absolutameirte p"".-u-nente, verdadero y completo. No puedo imagina4 en cámbi<_,,que surja tanta incertidumbre y controversiicomo hoy existeen torno al contenido y significádo de la doctrina sobre"la basede su formulación genéral. Es al aplicar el método u p.r"i"r

"tpecíficos cuando afloran las preguntas. James nos retuerda ensu prefacio que el movimiento pragmático ha hallado

""p."_sión ndesde tantos puntos de vi§ta áiferentes que el resulüdo

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h¿r sido una multitud de declaraciones sin concierto". Y, refiriéndose a las conferencias, prosigue: «He tratado de unificarel cuadro tal como se presenta a mis propios ojos, a base degrandes pinceladas., Lbs "diferentes puntos de vista, de queáquÍ se hábla se han ocupado de enfocar pragmáticamente un.rú-"ro de cosas diversas. Y es, creo yo, el esfuerzo de Jamespor combinarlos tal como están_lo que provoca confusiones en-t." rrrs lectores. Así, por ejemplo, James mismo aplicó el mé-todo en 1898 a controversias filosóficas para indicar lo que és-

tas significaban en términos de las cuestio-nes prácticas enjuego.-Antes, el propio Peirce (en 1878) lo había aplicado paraéstáblecer la máneia adecuada de concebir y definir obietos'".Luego ha sido aplicado a ideas con el fin de averiguar lo quesignifican en términos de lo que pretenden hacel así como-quédJben pretender hacer, y cómo, para ser verdaderas. Tambiénse ha aplica do a creencias, alo qrte las personas de hecho acep-tan, 1o que afirman y aquello a lo que se atienen. F,s cierto queestá en la naturaleza misma del pragmatismo el buscar unaaplicación lo más amplia posible y sobre cosas tan diversas en-trt sí como controversias, creencias, verdades, ideas y objetos.Mas, con todo, las situaciones y los problernas son diferentes;tanto más por cuanto que, si bien el significado de cada uno deellos se puéde discernii sobre la base de «cosas últimas,, nftu-tosr, ncónsecuenciasr, nhechosr, es absolutamente seguro que

ese instinto suyo para lo concreto qLle nunca le abandona. To-Teryoi en primer lugar la cuestión del significado de un objeto:el significado que débería propiamente estar conteniclo en suconcepción o definición. nPará alcanzar perfecta claridal ennuestros pensamientos de un objeto. pues, únicamente necesi-t,uTgr considerar qué electos concebibles de Índole prlctica po_d.a rnvolucrar el ob.jero; qué sensaciones debenros esperar dá ély qué reacciones debemoi preparar, (págs. 46_47). O U1.", Áa,brevemente y en frase que^citá d. osiwid; "todíslrs ;;lrd"_oes rniluencran nuestra práctica, y [al influencia es su signifi_cad-o para nosotros».(páÉ. 4S)'.. Sé observará que aquí ." frrt.de. los objetos ya dadós ó presentados empíric^a-.rit", ..á .r,existencialmente atestiguaáos, y lo que r. plu.rt"u

"r lu'.r"rtio,

de su correcta concepcior, qr" ,igr-rfoi.ur, ár", oi¡itoi. i1ár.ignificado consiste en los efecios qíe procruc"" i¡iiái"iuj"iár"aádos- Se puede dgdar del acierto á. "it. teoría, mas no veo cOÁopodría dudarse de su senrido o acusárseU a","Uját1;;rr;; id".lismo, toda vez-que en ella se da por sentado .l áUi"ál"rrt" .t"su capacidad de producir electos. El significa.l"'q".áá á*o.._samenle distinguido de los objetos, nJconfundiáo con ellos(como en el idealismo), afirmándose que consiste en las reac_ciones prácticas que éstos pueden ,r.ár.u. a" ""r"t.t, "

l-_ponernos.,Así pues, cuando de lo que se trata es de un ob jeto,«srgnrhcado» quiere decir las respuestcts f'uturas que un ob¡rroexige de nosotros o a las que nos bompromete.

.Pgro.p.odemos par-tir iambién de üna idea dada y pregunrarque-srgnrtica esa idea. pl pragmatismo mirará, por súpLesTo, ha_cia las consecuencias futura"s, pero es de todo'pu"iJ.üi"'qL"éstas serán de diferente tipo cuándo partimos dé una idea coirotal ideay.cuando partimbs de.un ob¡"to. r"", l,o q". iliá;"como tal idea significa es precisamente que un

"bjÉ6 i"^.rtadado. AquÍ el modo de proceder pragmático consis"l.e en Donera la idea na trabajar dentro de lá córriente de t. .*p.ri!".i..Aparece no tanto como una solución cuanto como un ir.ág.Áupa-ra un ulterior trabajo, y en parlicular como una indióacionsobre el modo en que 3e podríán rrodificar las realiááde;;i,tentes. De esta forma, las teorías se convierlen en instrumentos.[...] No nos recostamos en ellas, sino que con,"

"y"á;;;;;;_mos y, llegado el caso, rehacemos la naturaleza" (pa§.!¡j.-E,"otras palabras, una idea es un pagaré que extendé-"o, .á.rt .

tales cosas últimas y hechos serán muy diferentes en cada caso,t¡ oue lo.s .sisnificadós aue saldrtín a la iuz serán de tipos muy di-y que los significados que saldrán a la luz se tipos muy di-u"tsot. La propia palábra nsignificado" significará a-lgo total-versos. La propra palabra «srgnlrlcaoo>> stgnt[rcarQ a-rBo tota.r-

mente diferente eh el caso de nobjetos» que en el caso denideasr, y en éste algo distinto que en -el caso de overdades,.Por tanto, la explicación a la he visto arrastrado enPor tanto, la explrcaclon a la que me ne vrslo arlaslraqu err

torno al insatisfáctorio estado del debate pragmático actual es

que, al componer estos odiferentes-puntos de vista, en unúnico cuadro total, no se ha enfatizadolo suficiente eldistintc¡tipo de consecuencias, y por tanto de significa-d65 de «prác-tióor, que resultan apropiados en cada uno de ellos.

Cuahdo considerámos por separado los temas a los que elmétodo pragmático ha sidb aplicado, hallamos que James hasuministradó para cada uno de ellos la necesaria fórmula, con

'* Dewey alude, respectivamente, al ensayo de James "Conceptos filosófic-osy resultadoiprácticos, (hay traducción al castellano en Paul Kurtz [comp.], Fl-iosofíanorteámericana en ei siglo veinte, trad. Francisco J. Perea, México, Fondrrde Cultura Económica, 1972,págs. 11,4-128), y al artículo de Peirce uCómo es-

clarecer nuestras ideas, [tradücido en Charles S. Peirce, El hombre, un signo(El pragmatismo de Peircel, edición de José Vericat. Barcelona, Crítica, 1988,págs.200-223). IN. del E.l.

" Friedrich wilhelm ostwald (1B53-1932), quimico ruso-alemán conside-rado uno de los f,ndadores de ra moderna fís'iiá química y premio ñáüelde 1909. Filosóficamente estuvo influido por .t tpáiuiionatismo .1. M;.h. p;,fesor de la universidad de I.sirri*, visit¿ áurantá'un ano Ia de Harvará.-iu .ituprocede de una carra privadaá Jámes. [N. det E.].

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ITI

l¿rs cos¿rs existentes, una intención de actuar para disponerlasclc cleterminada manera. De donde se sigue que, si el pagaré se

h¿rce efectivo, si, como consecuencia de las acciones, lo exis-l-ente se redispone o se reajusta en la forma que la idea pretende,ésta es verdaáera. Por tanio, cuando de lo que se trata es de unaidea, es la idea misma la que es práctica (por ser una intención)y su significado reside err las realidades modificadas a las qrreápuntal NÁientras que el significado de un- objeto consiste en loscámbios que éste

"^ig. "t áuestra actitud3, e[significado-de una

idea consiste en los óambios que en t&nto que actitud ella efec-túa en los objetos.

Disponemos además de otra fórmula, aplicable esta vez noa objet-os o ideas en tanto que tales objetos o ideas, sino a ver'dadis: es deci4 a situaciones en las que eI significado del objetoy de la idea se supone que ha sido ya co¡gprobado. La fórmuladice: n¿Qué diferencia habría en la prácticá para alguien sif ueraverdadéra esta noción en lugar de esta otra? Si no puede detec-tarse diferencia práctica alguna, entonces las alternativas signi-fican lo mismo en la práctiCa y toda disputa es ociosa, (pág. a5)'No puede existir «una diferencia en la verdad abstracta que nose eiprese en una diferencia en los hechos concretos, así comoen la conducta que, consecuentemente con esos hechos, se leimpone a alguien, (pág. 50)a. Es el caso que, cuando-partimosde-algo q.reés ya una verdad (o que se toma por verdadero), ypreguntamos por su significado en términos de sus consecuen-iias, se sobreéntiende que la concepción o significació-n con-ceptual ya está clara y que las realidades a las -que se refiere yase-han óbtenido. EI sigñificado, pues, no puede ser aquí la re-ferencia ni denotativa ni connotativa de una expresión, ya queambas quedan cubietlas por las dos fórmr,rlas anteriores. Aquíel significado es valor, irnportancia' El factor -práctico, portanto-, Io constituye la naturaleza valiosa o no de esas conse-cuencias: son buénas o son malas, deseables o indeseables, obien son nad(l, indíferentes, en cuyo caso la creencia es ociosay la controversia vana y convencional, meramente verbal.-

Los términos "signlficado» y «prácticor, tomados aislada-mente y sin una defiñición explícita desde eI contexto y el pro-

blema concretos en que se enmarcan, resultan triplemente am-biguos. El significado puede ser la connotación conceptual o de-finición de un objeto; puede ser la referencia existencial deno-tativa de una idea; o puede ser valor o importancia real. Delmismo modo, y en los tres casos respectivamente, "pr'áctico"puede significar las actitudes y conductas que provoca en nos-otros un objeto, o la capacidad y la tendencia de una idea a efec-tuar cambios en 1o previamente existente, o la cualidad de de-seable o indeseable de determinados fines. No obstante, entodos los casos es la actitud pragmática general Io que se estáaplicando.

Si se tiene presente la diversidad de problemas y la corres-pondiente diversidad de sentidos de los términos "significado,y «práctico», no todo el mundo se hará pragmatista, pero sí creoque se minimizarán las actuales inceftidumbres respecto a quées el pragmatismo y los "malentendidos, de que continuamentese queja uno y otro bando. En todo caso, he llegado a la con-clusión de que lo que el movimiento pragmático necesita preci-samente hoy es tener presente de manera clara y consecuentela diferencia entre estos problemas y lo que en cada uno quieredecirse con «práctico". Así pues, el resto de este ensayo será unesfuerzo por dilucida4 desde la perspectiva del método prag-mático, la importancia de recalcar todas estas distinciones.

En primer luga¡ dice James respecto de los problemas de Iafilosofía enfocados pragmáticamente: otoda Ia función de la fi-losofía debe consistir en avcriguar qué diferencia precisa habríapara ti y para mí, en momentos determinados de nuestras vi-das, si esta o aquella descripción del universo fuera la verda-dera" (pág. 50). Aquí la descripción del mundo se supone yadada; está ahí, definida y constituida, y la cuestión es qué valortendría si fuera creída. Pero, desde el segundo punto de vista,el de la idea como hipótesis de trabajo, la principal función dela filosofía no es averiguar qué diferencia suponen ciertas des-cripciones prefabricadas en caso de ser verdaderas, sino alcan-zar y clarificar su significado en cuanto que programas de con-ducta para la modificación del mundo existente. Desde estaperspectiva, el significado de una descripción del mundo espráctico y moral, no meramente respecto de las consecuenciasque se siguen de aceptar como verdadero un determinado con-tenido conceptual, sino respecto del contenido mismo. Y es asícomo ya desde el principio nos vemos obligados a encarar la si-guiente pregunta: ¿emplea James el método pragmático paradescubrir d. valor, en términos de consecuencias para Ia vida,de una descripción cuyo contenido, cuyo significado lógico, estáya fijado, o para criticar y revisa4 y, en última instancia, paraconstifuir el significado intelectual adecuado de esa descrip-

3 únicamente aquellas personas ya extraviadas por la-confusión idealistaentre existencia y significad-o interpretarán esto como la afirmación de que elobieto es esos cambios en nueslres reac('iones." a Supongo al lector lo suficientemente familiarizado con el libro de James.o-o p.iu ,ó ,..." llevado a pensar erróneamente que e1 propio James di^stin-gr.

"nt.. sí estos tres tipos de problemas de la forrna el que yo lo hago. No es

ásí, pero, pcse a todo, las otras fórmulas para las tres diferentes situaciones es-

tán allí.

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I'1ción? Si lo primero, existe el peligro de que el método pragmá-ti."

"oVu aLmplearse únicanienté para ieavivar, si no,convali-

áur do.t.irrut qr" en sí mismas son parte de la metafísica ra-cionalista, y no^inherentemente p-ragmáticas. Si Io segundo, se

corre el riésgo de que algunos lectores piensen que,.s5 9sfááá"á" confiráación a viejás nociones cuando, en realidad, loque se hace es traducirlas a otras nuevas e inconsistentes conaquéllas.-

Considérese el caso del designio. James empieza Por acep-

tar una noción prefabricada, ala que luego Ie aplica^el criteriopragmático. liiha noción tradicional es Ia de nuna fuerza cla-ii"láá"t" que dirige las cosas,. Esto sería algo vacÍo desde unaconsideraciión rac-ionalista y retrospectiva: el que dicha fuerzaesté ahí no supone diferencia alguna- (Aquí parece,pasarse poralto el hecho á. qr. podría ser qre el,mundo pasado Fuera pre-

cisamente lo que'es en virtud de la diterencia que una luerzaciesa o una fuierza clarividente ha supuesto ya en él' Tanto elpra"gmatista como el racionalista podrÍan replicar que la.noción,ro írpor" ninguna diferencia retrospectivamente tan sólo por-q"" d.i"-ot fñ".^ la diferencia retrospectiva más importante')§itr "-bu.go,

oal regresar a la expe rien-cia con esa, noción, ga-

namos univisión más confiada sobre eI futuro. Si las cosas es-

tán airigiaas por una fuerza clarividente, podemos razonable-Áente ."rp.r^i mejores frutos Qyq si'se tratara de una fuerzaciega. Esia vaga cbnfianza nn il futuro. es el único

"signific.adopralgmdtico qué po, ei momento puede discet nirse en las palabrasr'i"7ignio" y "disenador", (pág. 115, l^as cursivas son mías)'Ah"rá bien, ¿se pretende qué eite significado sustituya al significado de .ñreria clarividente que dirige las cosas'? ¿O más

bien que sobreañada un valor y una c_onvalidación pragmáticosu .s" tot...pto de una fuerza clarividente? ¿O lo q.Lre se quieredecir es que^, independientemente de la existencia de semejanteobjeto, ui.La creenéiq en él tiene ese valor? Un pragmatismo es-

trióto parecería exigir la primera interpretación, pero no creooue sea esto lo que quiere decir James.

Las mismas dificultades se plantean en la discusión entre teís-

mo espiritualista y materialismo. c_ompárense los dos enuncia-áár ri§"i""tes: nLá noción de Dios [...] garantiza un orden idealque sErá preserwado de manera Perrnanente' (pág'.106)' *Fsáqri, pr.é, en estas diferentes apélaciones emocionales y prác-tióas, en estos ajustes de nuestras actitudes de esperanza y ex-

o"itáti"u, y en tádas las sutiles consecuencias que se s-iguen de

Ius difereácias, donde reside el verdadero significado del mate-,iit¡t*" y el espiritualismo,, (pág. lO7 , las ctrrsivas. son mías)',9. IU 1,

determi

concepción de él como «poder sobrehumano» encargado de laeterna preservación de algo -es decir, define a Dios, apofia eIcontenido de nuestra noción de Dios-? ¿O bien meramente so-breañade unvalor a un significado ya fijado? Y, en este segundocaso, ¿es el objeto, Dios en tanto que definido, o la noción, o lacreencia (la aceptación de la noción), 1o que produce tales va-lores subsiguientes? En cualquiera de estas alternativas, las con-secuencias buenas o valiosas no pueden clarificar el signi'ficadoo la concepción de Dios, pues, de acuerdo con el argumento,proceden de una definición previa de Dios. No pueden demos-tra4 o hacer más probable, la existencia de semejante seq por-que, según el razonamiento, tales consecuencias deseables de-penden de la aceptación de dicha existencia; y ni siquiera elpragmatismo es capaz de demostrar Llna existencia a par-tir deunas consecuencias deseables que sólo existirían ellas mismassi, y en tanto que, esa otra existencia se diera. Por otro lado, siel método pragmático no se aplica simplemente para discernirel valor de una creencia o una controversia, sino para fijar elsignificado de los términos involucrados en ella, entonces lasconsecuencias resultantes ser-virán para constituir el entero sig-nificado, tanto intelectual como práctico, de los términos; demanera que el método pragmático sencillamente abolirá el sig-nificado de un poder antecedente que perpetúa eternamente de-terminada realidad. Pues esa consecuencia no surge de la creen-cia o idea, sino de la existencia, del poder. No es pragmática enabsoluto.

Por consiguiente, cuando James dice: nA no ser esta signifi-caciónpráctica,las palabras "Dios", "libre albedrío" y "designio"no tienen ninguna. Y por oscuras que puedan ser en sí mismas,o cuando se las toma de forma intelectualista, al adentrarnoscon ellas en la espesura de la vida la oscuridad se torna a nues-tro alrededor luz" (pág. l2l ,las cursivas son mías), ¿qué es loque se quiere decir? ¿Se quiere decir que, cuando tomamos lanoción intelectualista y la empleamos, adquiere valor por vía desus resultados y por ende tiene algún valor propio?, ¿o que elcontenido intelectual mismo debe ser determinado en términosde los cambios que efectúa en el ordenamiento de la espesurade la vida? En mi opinión, una declaración explícita en torno aeste punto no sólo serviría para aclarar una cuestión que resultainteresante por sí misma, sino que es además esencial a la horade determinar en qué consiste el método pragmático. En lo quea mí respecta, no dudo en afirmar que parecería poco pragmá-tico que el pragmatismo se contentara con descubrir el valor deuna concepción cuyo significado intelectual inherente no hu-biera é1 determinaclo antes tratándolo, no como una verda.d,sino como hipótesis y método de trabajo. Además, en este caso

,R.uro.rt. últi-o método paia áeterminar el significado de unbioi espiritual, por ejempio, suministra un sustituto para 7a

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('()ncrcto resulta difícil ver cómo podría aplicarse el método¡rragr-nír.tico a la noción de «perpetuación eterna», la cr,ral, porsu r-nisma naturaleza, nunca puede verificarse empírica-nrente ni hacerse efectiva o cobrarse en ningún caso par-ticular.

E,sto nos conduce a la cuestión de la verdad. También aquíel problema resulta ambiguo cuando se aborda sin contar conuna definición previa. ¿El problema de qué es la verdad se re-fiere al descubrimiento del nverdadero significado, de algo, o aldescubrimiento de lo que una idea tiene que hacen y cómo, paraser verdadera, o al descubrimiento de qué valor tiene la verdadcuando es ya un hecho existente y cumplido? (1) Naturalmenteque podemos hallar el «verdadero significado, de algo, por opo-sición a sus interpretaciones erróneas, sin que ello signifique es-tablecer la verdad de ese «verdadero significado" (como cuandodiscutimos sobre el "ver"dadero significado, de un pasaje clá-sico referido a los centauros, sin que Ia determinación de su ver-dadero sentido establezca la verdad de la idea de que existencentauros). En ocasiones parece que es este «verdadero signifi-cado» lo que James tiene en mente, como cuando, tras el pásajeya citado acerca del designio, continúa: .Pero si la confianzacósmica está bien, y no mal, si es mejor, y no peol entoncesaquella fvaga confianza en el futuro] es un significado de la ma-yor importancia. Pues, en ese caso, los términos albergarán ensí al menos esa medida de posible «verdad»» (pág. 115). nVer-dad».parece significar aquí quq el designio tiene un significadogenuino, y no meramente convbncional o verbal, parece quererdecir que hay algo en juego. Y son frecuentes los momentos enlos que overdad" parece referirse justamente a un significadoque es genuino, por oposición a uno vacío o verbal. (2) Pero elproblema del significado de la verdad puede referirse tambiénal significado o valor de las verdades que ya existen como ver-dades. Las tenemos; existen; ahora bien, ¿qué significan? La res-puesta es: «Las ideas verdaderas nos introducen en regiones ver-bales y conceptuales útiles, y nos guían directamente haciadesenlaces sensibles igualmente útiles. Conducen a la consis-tencia, a la estabilidad y a un intercambio humano fluido, (pá-gina 215). Esto, referido a lo que ya es verdadero, no creo que1o ponga en duda ni el racionalista más encallecido; e incluso sicuestionara la tesis pragmática de que tales consecuencias de-finen el significado de Iá verdad, al-menos debería vcr que nohay aquí una explicación de qué significa para una idea el ha-cerse verdqdera, sino únicamente de lo que significa después dehaberse rrrelto verdadera, de la verdad como fait accompli. Esel significado de la verdad como fait accompli lo que aquí se de-fine.

, Teniendo esto presente, no veo por qué un racionalisla rno_oeraclo obrer.aria a ra doclrina de que la verdad es valiosa no perse, sino porque, cuando se da, conduc, a consecuencias desea-btes. «EI pensamiento verdadero es útil aquí porque el deslinog]," .r su,objero resulta útil. por tanto, el

"alái piá.ti." á. f",rdeas verdaderas deriva primariamente de ra importancia prác-

tica que- rienen sus objetós para nosotr"., ipag. iOJi. y ,;ri;"chos, además de los p.agmárisras prob;d"r _ñ"i

"iá-ri", .r"rquier utilitarisla- los que .rrr.íun disp"error'á á!."i'.'qr"nuestro deber de buscar "la verdad, está'cánáici""u¿lp"i ahecho de que_conduce.a.objetos que, án conjunto, l..rr,l,án uu_liosos. "Es a los beneficios".or..'.to. q"" "Ét"rr";;;;l;'q".nos referimos al llamar un deber u "rá

U.rrqr.áá,"tplg. j:1,compárese con la pág.76t. (3) Las dificulracles h;; ,;;;iá;r"_bre todo porque a James se le ha acusado de darle la,"tr"elta sinmás,a Ia proposición anterior, arguyendo ."t"n.L, o"., orlr,"que las ideas verdaderas son b,r.eñus, ."ulq;i.; i.l-;o';;" !J, a.alguna manera buena es verdaderu. rr-.i"ito q"; i;i..^i.i¿"de una a otra de esras.concep_ciones se ve faciiit;á; ;;;i'h.cho de que la validez de ras i2r.u, .. ."-pr.r.uu -"aL'"t"^"r"determinoda bondad suya, a saber: si son buenas pctra.u-óri.lo que pr^etenden, aquelio para lo q";;;;1";;;-r".'ü"I""t'i-r.es, modificar de cierlos modos lai realidad", ;;"il;;;;;;.das. En [al caso, es la idea la que

"; p.;;;;;,"ri,.r'.rá".Lr-","19. un intento y un plan paia alteiar la realidad pi."iu'a"una srrtración concreta, la cual el p-ropio hecho de que necesiteo sugiera una modificación .specifi.á indica q"á

"É i"r"1irr..

toria._I_o que ahora tenemos es la teoría d. qrré tá, ia..r, .áá,tales- ideas, son siempre hipótesis de trabaio puru ul.iirá..iro,resultados empíricos parriculares, v t"-úi¿í p-;;;;;i#,tivos (o esbozos de método) pr.. ilég..

" .ll"rlsi-"";;;;";;;,de un modo coherente a esta concépción d" ú, iá;;;-;-"ir"_mente aquellas consecuencias que ,"o, d" t

"rt i ir"Aiiii"'r'J",la opera.ción de la idea en colaborc¡.r¡¿"iá",-á;pi;;;;;;';-",i",

re,alidades previas son buenas ,orrrrrnrrias, ei el senticlá'is'oe-ctltco. de «buenas» que es relevante paru establecer la verclacl'deuna tdea. L,sto es also que James a veces reconoce inequÍvoca_mente. (Véase, por

"¡"-pt", i; ;;];.;;;; i; *ri¡;r.,*i,'."r'r,p.ag.4U l;o s.u aceptación de la idea de que verificación sieni_hca et advenimiento del objeto pretendidó, en la pás. 20-5.i"_,^

,:Io: otras.veces, cua,lquier lri.r qu. brote Je jr?."piá.i¿"oe una creencra es lralado como si tuera una evidencia, en esumedida, de Ia verdad de la idea. Esto

"ulá "r., parlicular ."á"á"

I:_,y^",::_,n en juego.son nociones teolOgicas. S'e arrojaiia;lil;"

ruz soDre como entiende James esta cueslión si se pron.-rnóiarusobre puntos como los siguientes: si una idea d.;;;t*";;;r,

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bucnas consecuencias, y sin embargo esa bondad de las conse-cuencias no formaba parte de la intención de la idea, ¿tiene di-cha bondad alguna fuerzaverificadora? Si la bondad de las con-secuencias surge del contexto de la idea dentro de la creencia,más que de la idea misma, ¿tiene alguna fserza verificadora?sSi una idea conduce a consecuencias que son buenas única-mente en el aspecto de cumplir lo que pretende (como cuandouno bebe un líquido para comprobar la idea de que se trata deun veneno), ¿la maldad de sus consecuencias en todos los de-más aspectos va en detrimento de la fuerza verificadora de lasprimeras?

Dado que James me ha atribuido la tesis de que "la verdades lo que da satisfacción, (pág. 234), puedo decir que (aparte deque no creo haber afirmado jamás que la verdad sea lo que dasatisfacción) nunca he identificado ninguna satisfacción con laverdad de una idea salvo aquella que surge cuando la idea, entanto que hipótesis de trabajo o método tentativo, se aplica a rea-lidades previas de tal forma que cumple lo que pretende.

Mi impresión final (aunque no puedo propiamente pro-barla) es que, en conjunto, lo que más le preocupa a James essubraya4 en contra del racionalismo, dos conclusiones en tornoal carácter de las verdades corno faits accomplis: que éstas sonconstruidas, es deci4 no son a priori ni existen eternamente6, yque su valor o imporlancia no es estática, sino dinámica y prác-tica. La cuestión concrbta de cómo se construyen las verdadesno tiene especial relevancia en esta cntzada antirracionalista, sibien resulta ser la que tiene un interés principal para muchosque no son racionalistas. Debido a este conflicto entre proble-mas, lo que James dice sobre el valor de la verdad cuando es al-canzada tiende a ser inLerpretado por algunos como un cri teriopara las ideas en tanto que ideas; mientras que, por otro lado,el propio James tiende a pasar a la ligera de las consecuencias

s La idea de Ia inmortalidad o Ia idea teísta tradicional de Dios, por ejem-plo, podrÍan tener sus consecuencias buenas, no en ürtud de la idea como idea,sino debido al carácter de la persona que tiene la creencia; o podría ser la ideadelvalor supremo delas consideraciones ideales, más que la de su duración tem-poral, Io que funcionara.

6 uVerdad eterna» es una de las expresiones más ambiguas en las que seenredan los filósofos. Puede significar que existe eternamente: o que un énun-ciado que alguna vez es verdadero lo es siempre (si es verdad que hay una moscarevoloteando, es verdad eternamente que justo ahora una mosca revoloteó); opuede significar que algunas verdades, en la medida en que son por completoconceptuales, son irrelevantes respecto de cualquier determinación temporalconcreta al carecer de contenido existencial -por ejemplo, las verdades de lageometría tomadas dialécticamente (esto es, sin preguntar si algúrn existenteparticular las ejemplifica).

que determinan el valor de una crcencia a las que deciden el va-lor de una idea. Cuando_ James dice que la función de propor-cionar osatisfacción mediante el maridaje de partes previai dela experiencia con otras nuevas» es neceéaria para esiablecer laverdad, la doctrina resulta inequívoca. El carácter satisfactoriode las consecuencias viene medido y definido é1 mismo por lascondiciones que condujeron a él; la óualidad inherentemeote sa-tisfactoria de los resultados no se toma como una validación delas operaciones intelectuales que la anteceden. Mas cuando dice(no de su propia posición, sino de la de un oponente)7: la ideade algo absoluto, oen la medida en que propoiciona ese bienes-taq ciertamente no es estéril, tiene ese grado de valo6 cumpleuna función concreta. Como buen pra§matista, por tanto, yomismo debo llamar al absoluto "verdadero" en esi medida: y Áovacilo en hacerlo así ahora» (pág.73),la doctrina no parece"me-nos inequívoca, pero en la dirección contraria: que cualquierbien que se siga de la aceptación de una creencia .i, en .sá me-dida8, una garantí¡" de verdad. En pasajes como los siguientes(muy- comunes a lo largo del libro), ambas nociones -parecenmezclarse: nLas ideas se hacen verdaderas justamente .., la me-dida en que nos ayudan a establecer relaciones satisfactoriascon otras pafies de nuestra experiencia" (pág. 58); o también,

7 Tales afirmaciones, justo es decirlo, aparecen por lo general cuando Ja-mes está hablando de una doctrina en la que él mismo no óree, y a mi enten-der nacen de esa franqueza y falta de malicia de James tan poco hábitual en iosfilósofos y que le hace ,plegarse en exceso al otro (de modb poco pragmático,rne parece a mí). Cuando se trata de formuiar su propia doctiina, si aliene co-herentemente a sus palabras: .Viendose como se ve á sÍ mismo ei pragmatista,ryás -qu-e ningú! otro, encajonado entre todo el cuerpo solidario de verdadesdestiladas por el pasado y las coerciones del mundo sins<¡rial que 1e circunda,¿quién senlirá tan claramente como él la inmensa presión del óontrol objetivobajo el cqal nuestras mentes ejecutan sus operacioines? Si alguien se imáginaque esta ley es laxa, que intente seguir sus mandamientos un solo día, décíaEmerson, (pág. 233).

. u Pol supuesto, James sostiene que esa .medida, es muy pequeña. Véanse1as págs. 77-79.Pero, en mi opinión, incluso ia más ligera concesión resulta no-pragmática a menos que la satisfacción sea relevante para la idea en tanlo queintención. Ahora bien, la satisfacción en cuestión no deri,"a de la idea en taitoque idea, sino de su aceptación_ como yerdadera. ¿Acaso puede ser relevante paracomprobar la verdad de una idea una satisfaccién que áepende del supuestb deque la_idea es ya verdadera? ¿Y puede una idea como la de absoluto, ia cual, sjes terdodera, cancela oabsolutamente" toda apelación a las consecuencias comotest de verdad, confirmarse mediante el test piagmático sin incurrir en flagranteautocontradicción? Dicho de otro modo, eslamos confundiendo el test d.-" l,r*idea en r_anto que idea con el del valor de una creencia en tanto que creencia.Por otro l.adg, es perfectamente posible que todo lo que quiera decii James aquícon «verdad» sea que ha¡ un verdadero (esto es. genuino) sipniFicado en iueg.rdentro de la disputa; veidadero por oposición, ná a falso, slno a rerbal"o c'a-rente de significado.

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en Ia misma págiÍ7a:. oCualquier idea que nos transporte feliz.-mente desde cualquier parte de nuestra experiencia a cualquierotra, conectando cosas entre sí satisfactoriamente, operando demodo seguro, simplificando, ahorrando trabajo, es verdaderajustamente por eso» (las cursivas son mías). Estoy seguro deque una declaración explícita sobre si la función transporta-dora, la conexión entre cosas, es satisfactoria y feliz, y por endeverdadera, en la medida en que ejecuta la intención de una idea,o si más bien la satisfacción y la felicidad residen en las conse-cuencias materiales por su propia cuenta y en ese sentido ha-cen a la idea verdadera, aludaría alocalizar eI punto en discu-sión y haría menos prolijas y más fructíferas las futurasdiscusiones. En la actualidad, el pragmatismo es aceptado poraquellos cuyas ideas tienen una configuración totalmente ra-cionalista como un medio paÍa reÍnoza4, pulir y justificar esasmismas ideas. Es rechazado por los no racionalistas (los empi-ristas y los idealistas naturalistas) porque lo identifican con latesis de que para el pragmatismo la deseabilidad de determina-das creencias está por encima de la cuestión del significado delas ideas que implican y de la existencia de los objetos que de-notan. Otros (como yo mismo), que creemos plenamente en elpragmatismo como método para orientarse, según la definiciónde James, y que estamos dispuestos a aplicarlo a la determina-ción del significado de los objetos, de la intención y el valor delas ideas en tánto que ideas y del valor humano y moral de lascreencias, siempre que estos diversos problemas se distingancuidadosamente entre sí, no sabemos si somos o no pragmatis-tas, pues no estamos seguros de si lo «práctico», en el sentidode los hechos deseables que definen el valor de una creencia, seconfunde con lo práctico en tanto que actitud impuesta por losobjetos, y con lo práctico como la capacidad y la función de lasideas de producir cambios en lo previamente existente. De ahíla importancia de saber qué entiende el pragmatismo por «prác-tico". Y como quiera que fue James el primero en poner el tér-mino en letra impresa, y el principal responsable de su circula-ción, es éI quien puede hablar con más autoridad que ningúnotro.

Sería, empero, una injusticia para con James el detenerseaquí. En mi opinión, su auténtica doctrina es que una creenciaes verdadera si satisface tanto necesidades personales como lasexigencias de las cosas objetivas. Hablando del pragmatismo,dice: "Su único test de que algo es probablemente verdaderoconsiste en ver qué funciona mejor corto guía nuestra, qué eslo que hace encajar mejor cada parte de la vida y se coniuga conel coniunto de las demandas de la experiencia, sín omitir nada"(pág. 80, las cursivas son mías). O también: "De entre las ideas

nuewas, la más vcrdadera es la que cur-nple con mejor fortunasu función de satisfacer nue;tro doble apremio" (pá§.64). Aun-que. lo queda totalmente claro a partir del coniexJo que este"doble apremio, sea el de las exigéncias personarles y lis obje-tivas., probabl.emente es así (véasé también Ia pág. ZtZ, do,ld.se dice que- nla coherencia con las verdades piev'ias y con losnuevos hechos, es «siempre Ia demanda más imperiósa"). So-bre esta base, el «en esa medida, referido a la veidad del ábso_luto por mor del bienestar que reporta significa que una de lasdos condiciones.que deben'satislacerse r? .r-pi", de maneraque, si la idea del absoluto cumpliera también lá otra, entoncessería completamente verdadera. No me cabe duda de que estoes -lo que James quiere deciq y ello le pone suficientemente acubierto de Ia acusación de que el pragmatismo significa quecualquier cosa agradable es vérdadeia. Éero, al misñ-ro tiempo,no creo que en puridad lógica pueda decirse que el satisfa-ceruno solo de entre dos test, cuando se piden am-bos, hace a unacreencia verdadera ni siquiera «en esámedidar.- En todo caso, esto suscita una cuestión que hasta ahora nohemos tocado: el lugar de lo personal en la d?terrninación de laverdacl. James,.por ejeap-lo, pone el énfasis en la doctrina que su-gieren las siguientes palabras: nDecimos que esta teoría ráuelvemás satisfactoriamente [el problema] que-aquella otra; pero esosignifica más satisfactoriamente para nosotios, y los ináividuosponderarán de modo diferente süs puntos de sátisfacción, (pá-gina 61, las cursivas son mías). Aquinos asomamos a un asuntoque, en.sus rasgos_ más-amnlios

-el lugar del factor personal enla constitución de la realidad y de los sistemas de conocimiente ,no.puedo abordar aquí, salvopara decir queunpragmatismo sin-tético cot,,o el que James aventura tomará forrnaJmuv diferen-tes.según el pun-to de vista que se adopte

-el que él áenominade la "Escuela de Chicago"t o el del ñumanismo- como basep-ara interpretar la naturaleza de lo "personalr. De acuerdo conel segrrndo, 1o personal parece ser algb último e inanalizable, lometafísicamente real. Además, sus aJociaciones con el idearismole confieren un giro idealista, convirliéndolo de hecho en una tra-ducción del idealismo intelectualista monista a un idealismo plu-ralista y_ voluntarista. -En cambio, de acuerdo con el primeró, lopg{so.nai no es algo último, sino que ha de ser analiiado y defi-nido biológicamente en su vertienie genética, y éticamente en suvertiente prospectiva y funcional.

. -, '*_ El gr,¡po encabezado por el propio Dewe¡ y por George Herbert Meacl en

la universidad d-e chicago. de donáe surgiria eJ ""f"q"" psiósociar para eI aná-lisis del suieto. [N. del E.l.

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II

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Hay, no obstante, un aspecto de la doctrina sugerida por lacita anterior que resulta diiectamente relevante aquí. Debido aque James reóonoce que el elemento personal interviene en I¿r

cbnsideración de si un problema ha sido o no resuelto satisfac-toriamente, se le acusa de subjetivismo extremo, de fomentar el

que las preferencias personales apisonen -todo control objetivo'Áhora bien, lo que iuscitan aquellas palabras es primordial-mente una cuestfun de hecho, no de doctrina' ¿Hay o no hay unfactor personal en la evaluación de lo que es verdadero? Si krhay, el pragmatismo no es responsable de haberlo introducido.Si no ló háy, entonces tiene que ser posible refutar el pr-agmatismo apelándo a hechos empíricos, eL vez de maldecirlo porsubjetiüsta. Ahora, es más que sabido que los filósofos, como losteólbgos y los teóricos sociales, están tan seguros {e que hábitose interesés personales condicionan las doctrinas de su-s lPonen-tes, como dé que sus propias creencias son de una cualidad nabsolutamente, universál y objetiva. De aquí nace esa deshonestidad, esa insinceridad característica de la discusión filosófic¿r.Como dice James (pág. 8), nla más poderosa de nuestras premi-sas nunca se mencionar. Por eso, el día en que se reconozca dt'manera plena, franca y general la complicidad del factor perstrnal en nuestras valoraciones filosóficas, ese día comenzará un¿t

nueva era para la filosofía. Tendremos que descubrir los factcrres p.rsonáles que ahora influyen inconscientemente sobre nosotros, y habremos de empezar a aceptar-una nueva responsabilidad áe tip6 moral poi ellos, juzgándolos y poniéndolos a

prrreba porius consecuencias. Mientras sigamos ignorando eslt'iactor, sus efectos serán perniciosos, no porque él mismo lo s*r,sino porque, al germinai en Ia sombra, carece de-responsabilidad y de controles. El único modo de controlarlo es recon()ciénáolo. Y así como no me atrevo aprofetizar eI futuro del pragmatismo, sí diré que este elemento, que de modo tan general hovse condena por intelectualmente deshonesto (taLvez porqrre instintivamenté se reconoce con incomodidad el examen de col'rciencias que su aceptación traería consigo), en el-futuro le set:,demandado a la filosofía en nombre de la rectitud.

Todo esto sea dicho en general. En casos parliculares, es p()

sible que el modo en que James se expresa dé a veces la imprcsión dé que la inevitab-le implicación del factor personal en toclrcreencif apolla una sanción especial a algunas creencias-e.s7-rr'

ciales. Dic¿ él que su ensayo sobre el derecho a creer recibió ,'ldesafor-tunado [ítulo delavoluntad de creer (pá9.258). Bien, irrcluso la palabra oderecho, es desafortunada si el factor pers,,nal o creéncial resulta inevitable, porque parece indicar un pr'lvilegio que puede ejercerse en casos especiales como la religi<irr,por eiempló, pero no en la ciencia; o porque a algunos les ttr

gerirá que esa complicidad de lo personal que está involucradaen la creencia es garantía de esta o aquella actitud personal es-pecial, en lugar de ser una advertencia para que la localicemosy la definamos, y para que aceptemos nuestra responsabilidadmoral por ella. Si por .voluntad, entendemos, no algo delibe-rado y conscientemente intencional (mucho menos aún algo in-sincero), sino una participación personal activa, entonces la ex-presión más acertada no sería ni el derecho ni Ia voluntad decreer:, sino la creencia como voluntad.

No era mi propósito reseñar el libro de James, sino más bienla actual situación del movimiento pragmático tal como en élqueda expresada; y he seleccionado sólo aquellos puntos queparecen afectar directamente a cuestiones que hoy son objetode controversia. Aun circunscritas a ese limitado horizonte, es-tas páginas serían injustas con James si no reconocieran que lassuyas son unas .conferencias populares", como se nos avisa enla poftada. No podemos esperar de ellas la claridad y explicitudqué satisfarían los intereses profesionales y técnicos que haniñspirado este comentario. Más aún, es inevitable que el intentode combinar diferentes puntos de vista hasta ahora descoordi-nados en un todo único haga surgir problemas que son ajenosa cualquiera de los factores de esa síntesis tomados por sepa-rado. Tanto la necesidad como la posibilidad de separar dife-rentes elementos en el significado pragmático de «práctico»,que es 1o que aquí he intentado hace4 difícilmente se me ha-brían hecho patentes de no ser por los efectos laterales, en laf orma de perplejidades y confusiones, que ha surtido la combi-nación ensayada por James. James ha dado tantas pruebas dela sinceridad de sus fines intelectuales que confío en que meperdone por la injusticia que eI tenor de mi comentario hayapodido cometer con é1, a cuenta del eventual servicio que sehaya prestado con ello a la clarificación del problema al que élse ha consagrado.

Por lo que hace al libro en sí, de todos modos se encuentrarnás allá de cualquier alabanza o condena crítica. Tiene más¡rrobabilidades de quedar como un clásico de la filosofía quecualquier otro texto publicado en nuestros días. El crítico que

¡rretendiera evaluarlo posiblemente no haría sino demostrarlrna vez más la esterilidad de toda crítica en comparación conl¿r fertilidad del genio creativo. Incluso aquellos a quienes no lest'omplace el pragmatismo difícilmente dejarán de sacar prove-cho de la exhibición que hace James de su instinto para los he-t'hos concretos y de la amplitud de sus simpatías, así como desrrs iluminadoras intuiciones. Una franqueza sin reservas, unairrraginación lúcida, una variedad de contactos con la vida realrcsueltos en sumarias e incisivas conclusiones, una aguda per-

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cepción de la naturaleza humana en su realidad concreta, elsentido constante de subordinación de la filosofia a la vida, unuso del idioma capaz de proyectar las ideas en el espacio cualsi fueran cuerpos hasta convertirlas en algo sólido que unopuede rodear e inspeccionar desde distintos ángulos... Estas co-sas no son tan frecuentes en la filosofía como para que no nossepan a gloria incluso cuando se presentan bajo Ia etiqueta delpragmatismo.

Por lo que hace al pragmatismo, en fin, James ha combi-nado distintos elementos en un único todo pictórico o arlísticode forma tan singular que, en un futuro inmediato, posible-mente los progresos deberán venir de una aclaración y des-arrollo más analíticos de esos elementos singulares. Será en-tonces posible combinarlos lógica y coherentemente, pasandopor encima de sus notas distintivas. Tras un período de absor-ciones y fusiones, la tendencia es siempre a retornar a las ven-tajas del esfuerzo y la responsabilidad individual. Quizá e\«pragmatismo», como multinacional de intereses y problemasaliados entre sí pero distintos, pueda entonces disolverse y re-vertir a sus componentes originales.

CepÍruro IV

El concepto de arco refleioen psicología (1896)*

Es natural que la necesidad de un principio unificador parala psicología y de una hipótesis de trabajo que controle sus acti-vidades se haga más patente justo en el momento en el quetodas las generalizaciones y clasificaciones se han r,rrelto máscuestionables y más cuestionadas. Es la propia acumulación dehechos discretos, y la consiguiente demanda de unificación, loque quiebra las directrices de clasificación existentes. La masade material es demasiado grande y su estilo demasiado variadocomo para encal'ar en los nichos ya creados, y así los comparti-mentos de la ciencia se rompen bajo eI efecto de su propio peso.En términos generales, la idea del arco reflejo es la que más seha acercado a esa función de hipótesis global de trabajo. Unavez admitido que el aparato sensorio-motor representaba tantola unidad estmctural como el prototipo de función nerviosa, laimagen de esa relación pasó a la psicología y se convirtió enprincipio organizador para mantener unida la multiplicidad deIos hechos.

AI criticar esa idea, no pretendo hacer un alegato en favor deIos principios explicativos y de clasificación que la noción dearco reflejo vino a sustitui4 sino, por el contrario, mostrar queno han sido suficientemente sustituidos y que dentro de la ideade circuito sensorio-motor aún siguen imperando concepcionessobre la naturaleza de la sensación y de la acción que derivan dela psicología nominalmente sustituida.

* uThe Reflex Arc Concept in Psychology ", The Eally Works of John Dewey,ed. de Jo Ann Boydston. Carbondale y Edwardsvilie, Southern IllinoisUniversity Press / Londres y Amsterdam, Feffer & Simons Inc., 1972; vol..5,págs. 96-i09. Publicado originalmente ert The Psychological Review, III (uliode 1896), págs. 357-370; reimpreso iuego con algunas revisiones y bajo el títulode uThe Unit of Behavior, en Philosophy and Civilizatiorz, Nueva York, Minton,Balch and Co., 1.934, págs.233-248. [N. del E.].

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