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Razones ideológicas del ultimátum de Fernando el Católico sobre sus derechos al reino de Navarra: 31-VII-1512 Estudiar los fundamentos ideológicos de la Incorporación de Navarra a Castilla en 1515, es querer dilucidar en pocas líneas la inmensa problemática nacional, religiosa y de relaciones internacionales que conlleva. Sin embargo se necesita llegar a situar de nuevo un problema siempre parcialmente plan- teado y decidido. Sin proponer como meta del histórico el conocimiento matemático y neu- tro de una máquina calculadora o de una reproductora fotográfica, sin em- bargo, es necesario recoger los encuadres ideológicos que de alguna manera condicionan los hechos más triviales de la vida, como pueden ser los acon- tecimientos bélicos. El tema de la invasión vasco-castellana de Navarra en 1512 y de su in- corporación a Castilla en 1515 tiene unas coordenadas cronológicas no di- fíciles de situar. Sin embargo estos datos nada esclarecerían el tema, para nuestros días. Dicífilmente puede contentarse a uno de nuestros lectores con decirle la fecha exacta y el modo fáctico en el que se realizaron los aconteci- mientos. Quiere una explicación coherente. Y esta tendrá que llegar hasta la mentalidad de nuestros días. No se escribe la historia para puntualizar una ficha del proceso de cálculo, sino para sacar consecuencias actuales. La historia no es sólo una ciencia del pasado, sino del presente y del futuro. SITUACION BELICA La batalla de Rávena del domingo 11 de abril de 1512 supone un cam- bio diplomático de gran envergadura en la política europea. La batalla fue sangrienta y ha sido objeto de estudios estratégicos 1 . Fue ganada por las tropas francesas contra las de la Liga Santísima, pero los franceses perdieron 1 C. MARTÍNEZ DE CAMPOS, España bélico. £1 siglo XVI. Aguilar. Madrid, 1966. [1] 207

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Historia

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  • Razones ideolgicas del ultimtum deFernando el Catlico sobre sus derechos

    al reino de Navarra: 31-VII-1512

    Estudiar los fundamentos ideolgicos de la Incorporacin de Navarra aCastilla en 1515, es querer dilucidar en pocas lneas la inmensa problemticanacional, religiosa y de relaciones internacionales que conlleva. Sin embargose necesita llegar a situar de nuevo un problema siempre parcialmente plan-teado y decidido.

    Sin proponer como meta del histrico el conocimiento matemtico y neu-tro de una mquina calculadora o de una reproductora fotogrfica, sin em-bargo, es necesario recoger los encuadres ideolgicos que de alguna maneracondicionan los hechos ms triviales de la vida, como pueden ser los acon-tecimientos blicos.

    El tema de la invasin vasco-castellana de Navarra en 1512 y de su in-corporacin a Castilla en 1515 tiene unas coordenadas cronolgicas no di-fciles de situar. Sin embargo estos datos nada esclareceran el tema, paranuestros das. Dicfilmente puede contentarse a uno de nuestros lectores condecirle la fecha exacta y el modo fctico en el que se realizaron los aconteci-mientos. Quiere una explicacin coherente. Y esta tendr que llegar hastala mentalidad de nuestros das. No se escribe la historia para puntualizaruna ficha del proceso de clculo, sino para sacar consecuencias actuales. Lahistoria no es slo una ciencia del pasado, sino del presente y del futuro.

    SITUACION BELICA

    La batalla de Rvena del domingo 11 de abril de 1512 supone un cam-bio diplomtico de gran envergadura en la poltica europea. La batalla fuesangrienta y ha sido objeto de estudios estratgicos 1. Fue ganada por lastropas francesas contra las de la Liga Santsima, pero los franceses perdieron

    1 C. MARTNEZ DE CAMPOS, Espaa blico. 1 siglo XVI. Aguilar. Madrid, 1966.

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    a su ms alto genio militar, Gastn de Foix, hermano de Germana de Foix,esposa de Fernando el Catlico.

    Con esta muerte Fernando el Catlico se converta en el pretendientems directo al condado de Foix, con derechos al Bearne, y con pretensionesal reino de Navarra. Una vez ms le acompaaba la suerte hereditaria.Porque Carlos, prncipe de Viana, era el hijo heredero de Blanca de Navarray de Juan II de Aragn. A l se le deba tanto el reino de Navarra por lineamaterna, como el reino de Aragn al suceder a Alfonso V su hermano Juan II.Y una vez muerto el prncipe de Viana en 1461, esta herencia le correspondaa los hijos legtimos del primer matrimonio a Blanca ( 1464), a Leonor reinade Navarra ( 1479), y a los hijos de esta. Sin embargo el reino de Aragnqued en manos de Fernando el Catlico, hijo de Juan II de Aragn y de susegunda esposa Juana Henriquez.

    Fernando el Catlico con su matrimonio con Germana de Foix recoga laherencia restante de su hermanastra Leonor. En efecto por su matrimonio en150.5, Fernando el Catlico ratificaba el Tratado de Tours con Luis XII, yse casaba con Germana de Foix, hija de Mara, hermana del rey francs y deJuan, Vizconde de Narbona, hijo de Leonor reina de Navarra y por lo tantopretendiente a su herencia.

    La batalla de Rvena opone por primera vez las fuerzas entre Francia y laLiga Santsima. Las tropas de la liga eran primordialmente espaolas conRamn de Cardona, virrey de Npoles, con Zamudio y con Pedro Navarro.Las tropas ordenadas bajo Gastn de Foix, duque de Nemours, derrotarona las espaolas, pero pagaron el tributo de la muerte de su jefe. Las circuns-tancias favorecian los planes de Fernando. Se realiza el gran viraje inter-nacional de Luis XII. El rey francs ya no puede apoyar las pretensiones delvizconde de Narbona, pues es entregar Navarra y el Bearne a su enemigo, ydesde este momento se acerca a los reyes de Navarra.

    Navarra quera seguir su poltica de neutralidad. No era, como afirmaJos Mara Doussinague espaola por su tituacin geogrfica y por su idioma,as como por su antigua tradicin y por el alma de su pueblo. Pero sobre estefondo de espaolismo general e indudable, sobre esta nacin que hablabacastellano, se haba superpuesto la estructura de los rganos de gobierno y dela realeza, que no miraban sino a Francia y no pensaban sino en francs. Y enel escudo y en las monedas de Navarra, al lado de las cadenas, figuraban loslirios o flores de lis de la Casa de Francia 2. Navarra era un reino indepen-diente, ni francs, ni castellano, ni aragons, con su nacionalidad propia con

    2 J . M. DOUSSINAGUE, Fernando el Catlico y el cisma de Pisa. Espasa-Calpe. Madrid,1946, p. 324.

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    sus partidos polticos, con sus lenguas nacionales, con sus aspiraciones a crearun gran estado nacional pirenico.

    Adems por otra parte la alianza con Navarra era un objetivo muy ape-tecible para ambos contendientes: Francia y Fernando el Catlico.

    La poltica de los reyes Catlicos, nos dice L. Surez Fernndez, consisteen hacer una triple alianza que por el norte una los intereses de Inglatera,Espaa y Flandes, cerrando el camino a Francia en sus posibles franjas de ex-pansin que eran Bretaa y Navarra. Desde haca ms de un siglo Nantes enBretaa y Brujas en Flandes eran puntos de apoyo comerciales para la eco-noma exportadora de Castilla. Si a este tringulo norteo se aade el trianguloactual formado por Aragn, Italia y los suizos, se puede comprender que lasataduras econmicas y expansivas de Francia quedaban atenazadas y que elrey cristiansimo deba buscar una salida comercial y de poltica internacionala toda costa 3. En la ruptura de este tringulo internacional habr que insistira la hora de querer explicar con cierta coherencia el cisma anglicano deEnrique VIII, superando, de una vez, condicionantes simplistas y puramentedogmticos.

    Francia, que siente resquebrajarse su amistad con Maximiliano I y conel Imperio, busca ahora las paces con Navarra, para defender sus costas oc-cidentales contra la invasin castellano-inglesa de la Guyena.

    Con este entendimiento franco-navarro se liquidaba de modo definitivola ansiada independencia del Bearne, as como el reconocimiento legtimo delducado de Nemours. Navarra pensaba poder mantenerse en una neutralidadganada con un doble pacto o concierto internacional.

    Durante los meses de abril y mayo se prepara el tratado de Blois, queaunque en el objetivo navarro era alianza puramente defensiva, que asegurasela neutralidad navarra, y la no ruptura con Fernando el Catlico y con la LigaSantsima, sin embargo a los ojos de Castilla y de Aragn, supuso la no in-condicional sumisin que daba pie y justificaba la invasin. Los reyes de Na-varra ni en los preparativos ni en el mismo texto del tratado, de ningunade las maneras piensan en atacar a Fernando ni en dejar hacerlo a travs delterritorio navaro. Bien es verdad que dejan a salvo la ayuda que deben alrey francs como vasallos que son, por sus territorios-feudo de Francia, per-maneciendo neutrales por Navarra y el Bearne.

    Las primeras conferencias de Blois de 9 y 19 de junio de 1512, tuvieroncomo puntos de frotamiento la soberana del Bearne y el mantenimiento de laalianza navarro-castellana, que Francia se negaba a admitir. Mientras, los in-

    3 L. SUREZ FERNNDEZ, Poltica internacional de Isabel la catlica. Estudios y Do-cumentos. Valladolid, 1965 ss.

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    gleses desembarcaban en Pasajes de Guipzcoa el 8 de junio, y el 13 de juniollegaba a Salvatierra de Alava para ponerse al frente de las tropas, el duquede Alba.

    Las ltimas conferencias de Blois se celebraron en la segunda quincena dejunio, y se vieron alargadas por la multitud de consejeros que intervenan, ascomo por la disparidad de opiniones entre Andrs de Burgo, embajador deMaximiliano I en Francia y Salvador de Berrio, diplomtico navarro en lacorte imperial.

    Los acontecimientos italianos hicieron precipitar las indecisiones: el 20de junio pierde Francia el Milanesado, y Fernando el Catlico enva a Navarrasu ultimtum, mientras que por parte francesa llega a Pamplona la acepta-cin de las condiciones navarras para llegar a un tratado con el rey cristian-simo. Las cortes navarras recelosas votan 300 mesnaderos y 4.000 infantespara la defensa del reino.

    El proseguir con las conversaciones franco-navarras ya fue consideradopor Fernando el Catlico como una agresin y el 28 de junio el duque deAlba anuncia a Dorset, jefe de las tropas inglesas, su propsito de invadir aNavarra. La embajada navarra en Burgos, aunque ofrece la adhesin a laSanta Sede y el negar el paso de tropas francesas por Navarra, se ve manipu-lada y abocada al fracaso, por las exigencias castellanas que quieren hacer im-posible el entendimiento.

    El 15 de julio, el Real Consejo de Castilla propone a los reyes navarroscomo condiciones definitivas, el libre paso por Navarra, y la entrega de lasfortalezas de la ruta a la Baja Navarra. El 17 de julio se firma en Blois el tra-tado franco-navarro, y Fernando el Catlico rompe las relaciones con Navarra,mientras hace publicar un pseudo-tratado de Blois. El da 19 de julio elejrcito del duque de Alba sale de Salvatierra, el 21 viola la frontera navarra,y el 25 de julio se posesiona de Pamplona.

    De este tratado de Blois, los reyes de Navarra consiguieron el recono-cimiento de la soberana independiente del Bearne, as como la revisin de unaserie de anteriores sentencias del parlamento de Toulouse, la concesin de unaserie de plazas del condado de Foix, el condado de Nemours, la libre circula-cin de moneda navarra y bearnesa en Francia. En compensacin los reyesnavarros deban cerrar los pasos pirenicos a las tropas castellanas, deberantomar las armas no contra Fernando el Catlico, pero s contra los ingleses.

    Para Fernando el Catlico, le bastaba ver que los reyes navarros no eransus aliados, para considerarlos, no como neutrales, sino como enemigos. Losnavarros y los franceses se juraban ser amigos de amigos y enemigos de ene-migos, se prometan socorrerse mutuamente respecto de todos y contra todos,y firmaban la decisin de declarar la guerra a los ingleses y a los otros enemigosdel rey de Francia que fuesen en su compaa. Estas clusulas anulaban todas

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    las otras promesas de neutralidad y de respeto a los tratados acordados conFernando el Catlico.

    La redaccin de este tratado, nos dice P. Boissonnade, incoherente a sa-biendas, comprometa a los reyes navarros en una alianza ofensiva, cuandocrean de buena fe concertarla solamente defensiva, haciendo con ello pocomenos que imposible el mantenimiento de la neutralidad tan deseada porellos4.

    EL ULTIMATUM DEL 31 DE JULIO

    Ante la consumada invasin, el rey navarro pretendi salvar, al menos,la independencia del reino, y as desde Lumbier envi una embajada compuestapor el protonotario Martn de Jaureguizar, el bachiller Sarria y el alcalde deCorte Don Pedro de Nabaz, al duque de Alba en Pamplona. Ambas partesconcertaron el 29 de julio un articulado que servira de base a un convenio.

    El 31 de julio responda Fernando el Catlico desde Burgos con esteultimtum que ahora estudiamos, en donde queda reflejada su mentalidad, ylo que en lo sucesivo iba a suceder con el reino de Navarra.

    El documento tiene varias partes bien marcadas:

    a) origen de la contienda: Franciaocupacin del Patrimonio de S. Pedro por Franciacisma eclesial

    b) reaccin de Fernando el Catlico: contra Franciaacudir al requerimiento papalagotar los caminos de la negociacinPactar la Liga Santsima

    fines:defensa de la Iglesiahonra de Diosrecobrar el patrimoniodestruccin del cisma

    medios:defensa de Italiaataque a la Guyena

    4 P. BOISSONNADE, La conquista de Nabarra por el duque de Alba. Edit. Ekin. BuenosAires, 1958, III, 113.

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    c) origen de la contienda: Navarrahacer una Liga con Franciaayudar con fortificaciones a la Guyena

    d) reaccin de Fernando el Catlico: contra Navarraocupar Navarra

    motivos:efecto de la Liga Santsimajusticia y deberpara llevar a cabo la empresa de Guyenacon derecho a retener el reinopor haber dejado los RR. de Navarra todo en sus manos

    efectos:

    hasta terminar la empresa de Guyena:poseer el reino de Navarrarecibir de los RR. navarros ciudades, villas y fortalezasposeer a los sbditos y naturalesser depositario de la coronarecibir rehenesdevolver tierras a los amigos

    despus de terminar la empresa:impedir que se ataque a Aragndevolver el reino, decidiendo l cundo, forma y manera.

    Si reasumimos los motivos que Fernando el Catlico aduce en este do-cumento para legitimar la ocupacin del reino de Navarra estos son los si-guientes: 1) La Liga Santsima. 2) Ocupacin de un territorio enemigo.3) Resolucin del Cisma. 4) La entrega voluntaria de la resolucin finalpor parte de los reyes navarros.

    Pasemos a un estudio detallado de estas motivaciones.

    1) LA LIGA SANTISIMA

    La liga de Cambrai del 10 de diciembre de 1508 que haba reunido comoconfederados contra Venecia al Papa junto con los monarcas de Espaa, deFrancia y al emperador Maximiliano I, se termin tras la batalla de Agnadeloel 14 de mayo de 1509, con la restitucin veneciana de todas las tierras con-quistadas.

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    La ocasin de la ruptura de hostilidades la di el Papa Julio II al cam-biar de poltica. De aliado de Luis XII y de Maximiliano I contra Venecia,cambia ahora de orientacin y presta unilateralmente apoyo a los venecianospara echar a los extranjeros de Italia.

    Comenzara con Luis XII. Con este motivo se llega a la firma de la LigaSantsima entre el Papa, Venecia y Fernando el Catlico el 5 de octubre de1511. Esta Liga viene preparada por el embajador de Fernando V en Roma,Jernimo de Vich, y por el embajador de Venecia, Jernimo Donato. Se nombracomo capitan de la Liga a Ramn Cardona, y se pone como objetivo de lamisma: la recuperacin de la ciudad y territorio de Bolonia, la seguridad delPapa, la libertad de la Silla Apostlica 55.

    La Liga pretende atraerse confederados. As poco despus el papaJulio II nombra al cardenal Schimner legado suyo ante los suizos, con el objeti-vo de hacerles entrar en la Liga. Del mismo modo se atraer a Enrique VIII atomar parte de la Liga, prometindole el 20 de marzo de 1512 la investiduradel reino de Francia, llegndose por fin a firmarse la adhesin inglesa elprimero de abril de 1512. Acompaando esta adhesin, firman tambin Es-paa y Enrique VIII una liga por la que Fernando el Catlico se comprometaa ayudarle a Inglaterra en la conquista de Aquitania.

    Fernando el Catlico no se mova puramente por motivos espiritualesen su ayuda al pontificado. Como condicin haba exigido la investidura delreino de Npoles (julio de 1510). Adems pretenda controlar el Milanesado,expulsando a los franceses, y reinstaurando a los Sforza despojados porFrancia.

    El Imperio, unido en un primer momento a Francia, pronto hace laspaces con Venecia el 9 de abril de 1512 instaurando una tregua hasta enerode 1513.

    Unicamente quedaban los reyes de Navarra, que no slo podan quedarneutrales, sino que en el momento en que todos se volvan hacia la Liga, seunen con Francia por el tratado de Blois. No vea Navarra que las negociacio-nes de Toblach entre la corte imperial de Maximiliano I y Margarita, y el em-bajador navarro ante el Imperio, Salvador de Berrio (nov. 1511), habanquedado muy atrs, sobre todo desde que el Imperio habase pasado de partede la liga.

    La Liga Santsima se propone como fines: la recuperacin y defensa delestado, dignidad, autoridad y dominio de Su Santidad y de la Santa IglesiaRomana, la recuperacin de la ciudad de Bolonia, de su condado y de su distrito,

    5 Original latino en Simancas. Patronato, Leg. 16, fol. 112. Traducida al castellano enJ . M. DOUSSINAGUE, Fernando el Catlico y el Cisma de Pisa. Apndice 27.

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    evitar la ocasin de un cisma; adems acuerdan las condiciones y la participa-cin en la guerra de cada una de las partes.

    Pasemos ahora al prrafo firmado en la Liga, y al que aludir Fernando Ven su ultimtum.

    Item, que si algn rey, prncipe o potentado, pueblo o cualquiera otrose opusiere a esta liga y alianza para que nuestro santsimo padre nopueda recuperar a Bolonia y su condado y distrito y otras ciudades...en tal caso todos los confederados quedan estrictamente obligados aproceder, por derecho de esta liga y alianza, contra el que as se opongay resista, con todas sus fuerzas y en guerra abierta, para apoderarse detolas las ciudades' tierras, fortalezas y lugares, estados y dominios queen Italia tuviese el que as se oponga... pueda dicho confederado, si lasrecuperase, retenerlas y poseerlas lcitamente...Item, que si ocurriese que alguno de los confederados se apoderase dealgo fuera de Italia, pueda retenerlo por derecho de guerra, pero, noobstante, nuestro santsimo padre no est obligado a prestar ningnauxilio fuera de Italia sino con las armas espirituales como queda dicho 6.

    Por todo el tenor de la Liga se ve que el objetivo guerrero de la mismaes la expulsin de los franceses del territorio italiano. Ms an, el segundoprrafo ahora citado, tiene como condicionante, el que el rey, prncipe o pue-blo se oponga a esta liga para que nuestro santsimo padre no pueda recu-perar a Bolonia y su condado. Ambos prrafos no son ms que el desarrollode las dos hiptesis viables: la guerra defensiva y la ofensiva, pera siempredentro de esta condicin: que el enemigo se oponga a que Julio II no re-cupere a Bolonia.

    Por todo esto, aducir, como hace Fernando V, el texto de la Liga Sant-sima, para justificar la invasin de Navarra es olvidar la condicin principal,que Navarra nunca se opuso, ni con el tratado de Blois, a que Julio II recu-perase sus estados de la Romaa. Ms an, cuando Navarra es invadida, la Ro-maa est en manos papales pues Francia se haba ya retirado, Pava cay enmanos aliadas el 14 de junio, y el da anterior lo haba hecho Bolonia. El 28 dejunio haba salido el general La Palice con todo el ejrcito francs del te-rritorio italiano.

    Por lo tanto el argumento usado por Fernando V que pretende justificarla invasin de Navarra por la clusula de la Liga Santsima no tiene respaldohistrico.

    6 J . M. DOUSSINAGUE, Fernando el Catlico y el Cisma de Pisa. Apndice nm. 27.

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    Fernando V extrapola el texto de la Liga cuando dice:

    y en la capitulacin de la dicha nuestra santsima liga fue firmado porsu santidad por ser assi necessario paral remedio de la Yglesia y de laChristiandad que lo que por alguno de nos los dichos confererados fuessetomado fuera de Italia de los que en cualquier manera se opusiessen a laempresa dela dicha santissima liga ahunque fuessen Reyes lo pudiessemosretener

    El sentido y la condicional de esta afirmacin estriba en que el adver-sario pretenda atacar a la Liga y adems oponerse al dominio papal de laRomagna; ambos trminos no se dieron en la situacin navarra.

    2) OCUPACION DE UN TERRITORIO ENEMIGO

    Fernando el Catlico afirma repetidas veces que el duque de Alba y suejrcito han ocupado un territorio enemigo, un reino que no se le deba, unanacionalidad limtrofe. Ms an especificar su postura: hasta terminar laempresa de la Guyena, se posesionar del reino de Navarra; una vez terminadala empresa de conquistar Guyena para Inglaterra devolver el reino decidiendol mismo cundo, lo mismo que la forma y la manera.

    En primer lugar es digno de notificarse y subrayarse el que los ingleses noquisieran colaborar en la conquista de Navarra. El duque de Alba, nos diceBoissonnade, no pudo convencer al generalsimo ingls, marqus de Dorset,de que tomase parte en la conquista de Navarra. Negse el ingls en redondoa participar en tal empresa alegando, en cierta entrevista que tuvo en Vitoriacon el duque de Alba, que l no haba sido enviado por su gobierno a invadirNavarra, cosa que siempre le repugn a su caballerosidad por tratarse de unpas indefenso y neutral, sino a atacar a Luis XII en la Guyena 7.

    El tema de la conquista ha sido tratado por casi todos los autores quehablan de Navarra. Arturo Campin recoge en su Euskariana los calificativosque han merecido a los escritores navarros anteriores a l las circunstancias dela conquista. Cita a Alesn, Yanguas, Olave y Diez, Marqus de Montesa,Joaqun Mara Mzquiz, Anacleto Garca Abada, Hermilio de Olriz, Ga-mazo, Mariano Arigita, Lino Munrriz. A esta lista se poda confeccionar otrasemejante de autores no navarros, y de historiadores extranjeros. Todos coin-ciden en afirmar que la invasin de navarra fue la ocupacin de un territorioenemigo. Ms an en el pensamiento de Fernando V ante la poltica interna-cional fue una ocupacin temporal.

    7 BOISSONNADE, III, p. 130.

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    Por eso llama la atencin las apreciaciones de J. M. Doussinague:

    Navarra, con su interna divisin antes sealada y sus dos partidos, fran-cs el uno y espaol el otro, no poda subsistir: tena que ser necesaria-mente francesa o espaola, sobre todo reinando en Francia Luis XII,cuya ambicin de conquistas territoriales haba dado lugar a tantas guerrasy cuyo deseo de aduearse de los destinos de Navarra era evidente. Enestas condiciones no poda pensar Fernando V un solo momento en laposibilidad de que Francia viniera a asomar su frontera con Espaa a lasaguas del Ebro, constituyendo as una cua clavada en la carne espaola.Navarra tena necesariamente que ser espaola polticamente, como lo eraya su pueblo, su sangre, su lengua, su situacin, sus costumbres y su vidatoda. Por lo tanto, tena que pensar Fernando V en la incorporacin deNavarra a su Corona 8.

    Afirmar con rigidez este fatalismo histrico no implica olvidar queNavarra era un estado independiente, que fue invadido unilateralmente,injustamente ocupado, y anticonstitucionalmente incorporado a la Corona deCastilla.

    A esto se une que, con anterioridad a la firma del tratado de Blois,Fernando V est pensando en la ocupacin de un territorio que consideraenemigo. Ocupacin que l piensa provisional.

    En junio escribir repetidamente a su embajador en Roma para que con-siga bulas papales para que pueda tomar Navarra en vistas a la seguridadpara devolverla despus con tanto que despus de acabada la empresa deGuiayna gela devuelva. Tambin insiste en que se den bulas que excomulguena los reyes navarros con conminacin de privarles de aquellos estados comosi, dicho es, fuessen contra la Iglesia, aunque concluye no he de sperar lassusodichas bullas 9.

    J. M. Lacarra sintetiza el pensamiento de Fernando V con estas palabras:

    Entonces se afirmara en l la idea de la incorporacin de Navarra, bienaprovechando las fuerzas concentradas en la frontera con vistas a la guerracon Francia, o bien con un reparto amistoso con Luis XII de los interesesde la Casa Foix 10.

    8 J. M. DOUSSINAGUE, Fernando el Catlico y el Cisma de Pisa. p. 329.9 Barn de TERRATEIG, Poltica en Italia del Rey Catlico (1507-1516). Madrid, 1963,

    nms. 81, 82, 84, etc.10 J. M. LACARRA, Historia poltica del reino de Navarra. Ed. Aranzadi. Pamplona,

    1973. III, 425.

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    Queda pues bien esclarecido por las mismas cartas del rey Catlico que suobjetivo concreto es apoderarse de Navarra, pas independiente pero molesto,pues aunque posee en l la influencia beamontesa, y ejerce en l un protec-torado, sin embargo no es la pieza sumisa de su poltica antifrancesa. Fer-nando V planea la divisin de los territorios de !a casa Foix, entre Francia yEspaa, precisamente por que tiene una idea determinada de estado nacionalque coincida con las fronteras geogrficas.

    Solamente ms tarde, ya a finales de julio se acordar unir ambas mo-tivaciones y dir a su embajador el da 22 de julio: que siendo esto de accosa que tanto ha aprovechado y ha de aprovechar para lo de alla. Y asuniendo sus deseos de ocupacin de Navarra con sus aspiraciones de la SantaLiga, llegar a pedir las bulas de excomunin contra los reyes navarros 11.

    3) RESOLUCION DEL CISMA

    Las complicadas relaciones de poder existentes en el siglo XVI nos im-piden valorar este motivo con una escueta alusin. No podemos olvidar queen el siglo XVI an no se haban aclarado con la lgica actual, la separacinde los poderes civiles y eclesisticos, ni se haban asentado las bases delDerecho Internacional. Ser precisamente en el Concilio de Letrn que ahorase celebra el momento de volver a afirmar y definir la bula de Bonifacio VIIIUnam sanctam en la que queda consignada a la autoridad eclesistica elpoder de las dos espadas. Ser luego Francisco de Vitoria el que, aleccionadopor estas polmicas de la Liga Santsima, nos d las bases de separacin deestas dos potestades. Slamente hay que apuntar, como ya lo he hecho antescon respecto a Inglaterra, que la valoracin total del cisma ingls de Enri-que VIII o de Isabel I, lo mismo que la adhesin de Juana III de Navarraal calvinismo en 1563, no puede olvidar que era el nico camino viable de in-dependencia econmica y nacional que les quedaba ante un pontificado miopey aferrado a pactos polticos demasiado unilaterales. Como regla de tendenciauniversalizadora hay que afirmar que las reformas del siglo XVI cuajaronprecisamente en aquellos estados nacionales a los que polticas internacionalesy tambin pontificias les haban impedido formar a tiempo sus iglesias nacio-nales. Si la regla es vlida para Inglaterra y los estados centroeuropeos, lo estambin para Navarra en su extensin de Foix-Albret, totalmente mediatizadaen el nombramiento de sus sedes episcopales y abadiales, controlada en su

    11 Fernando V no se intitul rey de Navarra hasta que lleg la bula "Pastor illecaelestis" de 21 de julio, publicada en la iglesia de Calahorra el 22 de agosto, por la quelos RR. de Navarra eran excomulgados.

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    vida eclesistica por la Inquisicin de Aragn, y a la que se le neg una divisindiocesana coherente con sus exigencias nacionales.

    Pero comencemos por explicar los antecedentes ideolgicos y el encuadreeclesial del Cisma de Pisa.

    Para poder entender la coherencia de la convocacin cardenalicia del con-cilio de Pisa, habra que insinuar, al menos, la evolucin y el desarrollo de lasideologias y de los partidos polticos existentes en la iglesia durante el primerRenacimiento. Esto ya lo he hecho en otro lugar. Baste ahora con indicar laexistencia y a veces con pujanza de la corriente oligrquico-cardenalicia quellega a su pujanza durante el cisma de Occidente; la corriente oligrquico-episcopal que se asentar entre los obispos sobre todo espaoles y que se harviva en el mismo concilio V de Letrn de estos aos, y ms an durante elconcilio de Trento en la persona del obispo espaol Pedro Guerrero; la co-rriente democrtica, insinuada y tematizada por Marsilio de Padua y Guillermode Ockham a mediados del siglo XIV, culminar en el desarrollo del conciliode Basilea, hasta que quede desacreditado por la convocatoria del conciliopapal de Ferrara-Florencia-Roma; del mismo modo la corriente universitariacomo fuerza intraeclesial cobrar auge durante el cisma de Occidente, porla intervencin de la Universidad de la Sorbona en la resolucin del cisma,y por la masiva participacin de maestros y letrados en el concilio de Basilea;por fin la corriente conciliarista, derivada de la antigua corriente conciliarcannica, se escindir en dos grandes partidos: el conciliarismo extremo y elmitigado que ver definidas sus premisas en la sesin 5.a y 39.a del conciliode Constanza.

    Que estas corrientes ideolgicas anticentralistas no se haban apagado enla Iglesia, lo demuestra el hecho de que una pequea chispa de oposicin aJulio II, levantar un torbellino de agitacin.

    Aunque se pueden sealar ocasiones concretas de ruptura, es, sin embargo,un ambiente antipontificio el responsable. A lo largo de la segunda mitad delsiglo XV, y en la medida que el pontificado cobra fuerza y se convierte enel mecenas del Renacimiento italiano, el colegio cardenalicio se haba venidodistanciando de la poltica absolutista y nepotista de los papas. No bastaban lascapitulaciones electorales pontificias, tan prodigadas en la poca, era necesariauna lucha constante y aun cotidiana en los consistorios. A veces se llegaba asituaciones de violencia. Once cardenales se abstuvieron de apoyar la primeragran promocin cardenalicia de Alejandro VI el 20 de septiembre de 1493, ysiguieron afirmando que los tales elegidos, sin el consentimiento de la mayora,no haban recibido vlidamente el grado.

    La capitulacin electoral a la muerte del papa Borja fue un primer in-tento de recuperar la antigua participacin en el gobierno de la Iglesia. As losantiguos cardenales negarn a los recien elegidos su derecho a voto en temas

    218 [12]

  • RAZONES IDEOLGICAS DEL ULTIMTUM...

    como la creacin de nuevos cardenales, la donacin de posesiones de la iglesiaromana, la ejecucin de la capitulacin electoral 12.

    Estos tres puntos repetidos en la capitulacin electoral de Julio II nopodan cumplirse y menos ante el enrgico absolutismo del nuevo papa.

    El colegio cardenalicio intent varias veces la ejecucin de sus propsitos,haciendo leer la capitulacin en sucesivos consistorios del 4, 8 y 11 de noviem-bre de 1504, y aun amenazando con unir sus fuerzas a la de los prncipescristianos.

    Julio II con el respaldo intelectual del cardenal San Giorgio que le li-beraba, acogindose al parecer hierocrtico, de su ligamen moral a la capitula-cin electoral, pudo actuar libremente, aun en contra de la opinin carde-nalicia.

    En la eleccin capitular del 31 de octubre de 1503 en la que fue elegidoJulian de la Rovere como pontfice romano se firm la capitulacin electoral,en la que tras urgir la guerra contra los turcos y la reforma de las costumbresen la iglesia, se obligaba al nuevo Papa a convocar el concilio en el trmino dedos aos 13.

    Este documento firmado el primero de noviembre de 1503 por 38 car-denales y por cuatro notarios, sirvi de base legal a los cardenales contra elnuevo papa que haba refrendado su legitimidad a! suscribirlo con el nombrede Julio II.

    A esta corriente cardenalicia, se van a sumar en breve las aspiracionesdel conciliarismo y del regalismo francs, ya que todos tres se aunaron en laconvocacin del concilio de Pisa.

    En junio de 1510, y dentro de estas aspiraciones, reuni Luis XII deFrancia a jueces y presidentes de cortes que preparen una ordenacin de ambospoderes, del papal y riego. Los 17 artculos de esta declaracin reasumen losprincipios de la Pragmtica Sancin y del concilio de Basilea.

    El 29 de julio del mismo ao el rey cristiansimo escriba al parlamentode Grenoble que se vea en la necesidad de tomar medidas antipapales y deconvocar a los prelados de su reino en la asamblea de Tours. Esta asambleareuni a 5 arzobispos, 57 obispos y 50 doctores junto con la representacinde varias universidades y parlamentos.

    Cuando el 22 de septiembre de 1510 se votan las proposiciones conclu-sivas, Luis XII ve junto a s a todo el clero francs en resoluciones tan tajantescomo convocar un concilio o declarar la guerra al papa. Le recomiendan enviar

    12 Cfr. BAV. Vat. Lat. 12343, fol. 58 v.13 RAYNALDI, Annales, a.1503, nm. 3.

    [13] 219

  • JOS LUIS DE ORELLA Y UNZU

    diputados que le hagan la correccin fraterna al papa, de modo que, caso deno ser odos, se pueda proceder, segn los cnones, a la convocacin de unconcilio.

    En ese mismo otoo de 1510, cinco cardenales (dos franceses, dos espa-oles y un italiano) se ponen en comunicacin con el rey francs y se pasana su campo. El concilio se vislumbra.

    Al igual que en tiempos de la polmica entre Felipe el Hermoso y Boni-facio VIII, el actual rey prohibi toda salida de numerario y cerr a sussubditos cualquier comunicacin con Roma.

    Para hacer los preparativos del concilio convoc una segunda asambleadel clero en Lyon el 2 de abril de 1511, donde apareci, siempre con msnitidez, el deseo de convocar un concilio correctivo del papa.

    Francia intenta ganarse a las cortes europeas y consigue el apoyo delemperador, que da un edicto relativo a la convocacin de un concilio general.

    El colegio cardenalicio ve como nica salida para llevar adelante susreivindicaciones, unirse al conciliarismo y al regalismo, sabiendo que muchoscanonistas les concedan el juicio decisivo sobre la oportunidad de convocarel concilio y les prestaban la autoridad para hacerlo.

    As en la segunda asamblea de Lyon se llega a designar tres procuradores,que en unin con los cardenales, convoquen el concilio.

    El acto decisivo fue puesto por los cardenales el 16 de mayo de 1511que convocan el concilio para el primero de septiembre en la ciudad de Pisa.El mismo da se unen a esta convocacin el emperador Maximiliano I y el reyfrancs.

    En el documento convocatorio se aducen como argumentos fundamentan-tes la reforma de la Iglesia, el decreto Frequens de Constanza, la promesa con-tenida en la capitulacin electoral de Julio II, la negligencia del mismo papa.Acogindose al testimonio de los Padres, lo mismo que del concilio de Cons-tanza se afirma que es en los cardenales en quienes revierte la obligacin deconvocar el concilio pues el papa es negligente en esta su obligacin.

    La actuacin conjunta de Francia y el Imperio, obligaron a la reunin deMantua del 15 de febrero de 1511, y a que de modo inesperado y precipita-damente convocara Julio II el 18 de julio de 1511 el concilio quinto de Letrn.

    Comienzan las discusiones teolgicas sobre la validez de ambos concilios.Once cardenales sobre 38 se suman al concilio de Pisa. El gran canonistaDecio afirmaba que la minora de los cardenales era autoridad suficiente,sobre todo si el resto del colegio cardenalicio no era libre por estar sometidoy controlado por el papa, para convocar el concilio universal.

    Julio II se reafirma unindose a Fernando V y a Venecia con la firmade la Liga Santsima. Poco despus, a finales de octubre, en consistorio pblico

    220 [14]

  • RAZONES IDEOLGICAS DEL ULTIMTUM...

    depuso a los cardenales rebeldes, y amenaza con el entredicho a los pueblos queprotejan a los insurrectos. La Universidad de Pars que ha estado represen-tada en la asamblea de Tours y en el concilio de Pisa, va a constituirse prontoen la mediadera de paz con Roma.

    Con la guerra contra el Papa haba decado en el interior el galicanismoconciliar, mientras en el exterior se haban confabulado todas las fuerzas an-tifrancesas so color de lucha contra el cisma en la Iglesia.

    Los aos 1511 y 1512 estn llenos de abundante literatura centrada enel tema conciliar. Respaldaron el movimiento conciliar de Pisa, un serie defolletos muchos de ellos annimos, tales como el Julius Exclusus atribuidopor algunos a Erasmo. Sern, sin embargo, canonistas de la poca como FilippoDecio, Jernimo Buticella, Zacharias Ferreri, Lemaire de Belges, Nicole Ber-trand, Johannes Maior, Jacques Almain, etc. los que justifican, desde el puntode vista cannico, la convocacin y el desarrollo del concilio de Pisa.

    Julio II no poda permanecer inactivo ante la convocacin conciliar de loscardenales. Desde Rmini escribe el 18 de julio su bula Sacrosanctae que esuna exposicin fiel de la tesis hierocrtica, a la vez que manifiesta una conde-nacin expresa de los cardenales y una benevolente acogida a la teora con-ciliar. Reafirma que el concilio general slo puede ser convocado por el Ro-mano pontfice, por lo que la convocacin conciliar es invlida.

    El Papa busc aliados polticos y los encontr. Firm con ellos la LigaSantsima. Con esta ayuda poltica comenz Julio II su reaccin eclesistica:el 24 de octubre depuso a los cardenales rebeldes, lanz la excomunin contralos idelogos de Pisa y el entredicho contra las ciudades de Pisa y Miln, yen la primavera (10 marzo 1512) cre, contra el parecer del colegio, otrosnueve cardenales.

    Fernando el Catlico pretendi apoyar al Papa en toda la lnea: en lapoltica, en lo militar y en lo religioso. Su objetivo era aislar a Francia. En oc-tubre mismo enva a Pedro de Urrea, su embajador ante el emperador, a lacorte de Innsbruck: a cambio de Miln se le ofrece entrar en la Liga, apoyaral concilio de Letrn. El 7 de noviembre ya escribe Pedro de Urrea que el em-perador ha enviado a su embajador Jernimo de Vich, poderes para hacertregua con Venecia, para entrar en la Liga, revocando el concilio de Pisa.El 13 de noviembre entra en la Liga Santsima y el 17 se firma una alianzahispano-inglesa, por la que Inglaterra se compromete a la guerra contra Francia.

    El ataque a Francia puede realizarse tambin por medio del concilio. Seamenaza al rey francs con los temas que pueden ser objeto del concilio: quela reina Ana de Bretaa no era legtima esposa suya, por haberlo sido de supredecesor, lo cual poda originar el que Bretaa se separara del resto deFrancia; que el papa poda absolver del juramento de fidelidad a las poblaciones

    [15] 221

  • JOS LUIS DE ORELLA Y UNZU

    de Guyena y Normanda a fin de que estas pudieran reconocer como rey aEnrique VIII, etc.

    Fernando toma tan a pechos el trabajo militar como el religioso. As el16 de noviembre de 1511 se celebra en la catedral de Burgos la ceremonia deadhesin espaola al concilio romano. Poco despus el 17 de diciembre se tieneen Burgos la primera sesin preparatoria del concilio.

    El concilio pudo abrirse el 3 de mayo de 1512, tras la batalla de Ravena,la muerte de Gastn de Foix, la entrada en escena de los suizos, y la retiradapaulatina de los franceses de tierras italianas. Dentro de este mismo ao elpapa poda contar con la adhesin de casi todos los estados cristianos.

    Las mismas bulas conciliares como los autores que se adhirieron alconcilio reflejan una unicidad extremada en rechazar la tendencia oligrquicade los cardenales, as como en afirmar la ideologa hierocrtica. No slo de-clararn invlida y nula la Pragmtica Sancin, sino que reasumirn la bulaUnam Sanctam de Bonifacio VIII, documento que supone el punto de infle-xin ms agudo de la curva hierocrtica. Esta parcialidad que pasaba por altodos siglos de la historia eclesial ha merecido el siguiente juicio severo de H.Jedin:

    El Concilio de Letrn fue un buen golpe poltico, pero su inmadurez,insinceridad religiosa, parcialidad de participantes y miedo papal de queresultase una reforma demasiado radical in capite et in membris restanimportancia ecumnica a este concilio que no la tuvo ni para su gene-racin 14.

    Ms an fueron los padres tridentinos, principalmente espaoles, los quese opusieron a la aprobacin del concilio de Letrn por falta de sinceridad, delibertad, y por haber colaborado ms a la deformacin que a la reforma de laIglesia.

    Una vez introducido el cisma de Pisa, pasemos a valorarlo.Ni an hoy da queda tajantemente resuelto que el concilio no pueda ser

    convocado por otra persona que no sea el papa. En la historia de la Iglesia sehan dado muchas y muy diversas formas de reunin y convocacin conciliar.Afirmar que slo el papa es capaz de una convocacin vlida del concilio esaceptar como nicamente vlida la teora hierocrtica del poder eclesial.

    Si esto hay que afirmar hoy de la convocacin conciliar con mucha msrazn hay que creerlo del siglo XVI. Sobre todo cuando existan corrientes ca-nnicas e ideolgicas que reafirmaban la posibilidad de que los cardenales,aun en minora, convocasen el concilio. Si a esto se suma la antigua tradicin

    14 H. JEDIN, Manual de Historia de la Iglesia. Barcelona, 1973. IV, pp. 854 ss.

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  • RAZONES IDEOLGICAS DEL ULTIMTUM...

    que afirmaba que el emperador poda convocar el concilio, podremos valorarla certeza que muchos cristianos podan tener de la legitimidad del concilio dePisa, al haber sido convocado tambin por Maximiliano I.

    Ni para los contemporneos, ni para nosotros, la pugna entre el conciliode Pisa y el de Letrn, poda quedar resuelto de otra manera que en la bsquedade una frmula poltica intermedia. As como el concilio de Basilea fue ganadopara la ortodoxia por la sana poltica de Nicolas V, del mismo modo intenthacerlo Len X, en la segunda convocatoria del concilio quinto de Letrn.

    La adhesin castellano-aragonesa y las derrotas francesas dieron la raznal concilio papa!, pero esto no quita el que ambos fueron exclusivamente ar-mas polticas usadas por bandos contrarios.

    Querer dar ms peso a las afirmaciones de Fernando el Catlico cuandotilda a los reyes navarros de favorecer el cisma, es no ver la realidad histricadel momento y la instrumentalizacin de los medios eclesiales por los inte-reses polticos.

    Adems tras la rehabilitacin de los cardenales disidentes el 27 deabril de 1513, o tras la reintegracin del reino de Francia en el concilio el 19de diciembre de 1513, o finalmente tras la entrevista de Bolonia del 11 dediciembre de 1515 entre Leon X y Francisco I, se poda decir que se hababorrado el cisma de la iglesia, y que no quedaba motivo para retener ya ms elreino de Navarra. Sin embargo es por estas fechas cuando Fernando el Catlico,dando por vlida la poltica de los hechos consumados, ratifica la incorporacinde Navarra a Castilla, basndose en un cisma que nunca existi sino comoarma poltica, y que de haber existido alguna vez, ya estaba superado por lareconciliacin de las partes litigantes. La incorporacin de Navarra a Castillafue un golpe de fuerza, basado en una razn religiosa, realizado para perpetuarno un proceso histrico, sino un momento de confusin nacional navarra.

    4) LA ENTREGA VOLUNTARIA DE LOS REYES NAVARROS

    La embajada que desde Lumbier envi el rey de Navarra al duque deAlba en Pamplona, despus de manifestar sus poderes declar que el reyDon Juan se pona a disposicin del rey catlico respecto a las condiciones deltratado que le plugiese admitir para que su Alteza ordenase lo que mejor lepareciese: y que aquello se cumplira por los reyes Don Juan y Doa Ca-talina 15.

    Estas palabras fueron recogidas por Fernando V en su ultimatum cuandoafirma: Y visto que el dicho duque de Alba... ha asentado con el dicho rey

    15 AGS. Patronato real. Capit. con Navarra. Leg. 2, fol. 53.

    17] 223

  • JOS LUIS DE ORELLA Y UNZU

    nuestro sobrino en nombre del y de la dicha Reyna nuestra sobrina una capi-tulacin en la qual en sustancia se contiene que toda la empresa, causa e ne-gocio que el dicho nuestro capitan general prosseguia contra los dichos Reye Reyna nuestros sobrinos e su Reyno, los dichos Rey e Reyna la remiten en-teramente a nuestra voluntad y dispusicin para que nos podamos disponer yordenar segun meior nos paresciere y que aquello se cumplira e terna por losdichos Rey e Reyna nuestros sobrinos sin contravenimiento alguno.

    Los Reyes de Navarra ante los hechos consumados pensaron ser mejorremitirse a la voluntad de Fernando V a quien crean condicionado por lasformas de decencia internacionalmente vigentes. Y as lo pens tambin en unprimer momento el mismo Fernando el Catlico.

    Sin embargo una vez que lleg la bula Pastor ille caelestis fechadael 21 de julio y proclamada el 22 de agosto, el rey catlico se intitul rey deNavarra.

    Fue precisamente en este momento cuando los reyes de Navarra dejaronde confiar en otros argumentos que no fueran los de las armas.

    El uso de este argumento en el ultimatum de finales de julio y las pro-mesas de una ocupacin temporal, le dieron al Catlico un mes de tiempopara asegurar y terminar su conquista.

    Esta conquista no qued asentada, pues el primero Juan III Albret, enoctubre de 1512, intent recuperar su territorio una vez convencido de lavoluntad definitiva del Catlico.

    Navarra ya no poda confiar en los pactos internacionales, ni en la buenavoluntad de los reyes de Castilla. As muerto Fernando el Catlico, Juan IIIy Catalina de Navarra, intentan recuperar Navarra en marzo de 1516. En estetiempo est de regente de Castilla el cardenal Cisneros. El fiel cardenal quesiguiendo las orientaciones polticas y las motivaciones religiosas asegur paraCastilla las posesiones africanas desde Orn a Trpoli, reaccion enrgicamentedesmochando las esperanzas y las torres de las fortalezas navarras.

    Varias veces ms los reyes navarros intentaron reconquistar sus tierraspor las armas. Ya no podan afirmar ni Fernando V ni sus sucesores que losreyes navarros haban dejado en sus manos el futuro poltico del reino deNavarra.

    CONCLUSION

    Hemos estudiado las razones que aduce Fernando V el Catlico, as comolas circunstancias histricas que condicionan el ultimtum dado a los reyesde Navarra el 31 de julio de 1512 y que pasamos ahora a transcribir en elapndice.

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  • RAZONES IDEOLGICAS DEL ULTIMTUM...

    De este documento se concluye que Fernando nunca pens en una ocu-pacin temporal de Navarra, sino que desde el comienzo de las hostilidades seaugur una conquista de todo el reino. Slo como segunda hiptesis aceptarala divisin de las posesiones de los Foix-Albret juntamente con Francia.

    De las razones aducidas eran vlidas para cualquier persona inteligentede la poca, como era Fernando V, nicamente el derecho de conquista paraasegurar una realidad de estado nacional asentado en la seguridad de las fron-teras geogrficas.

    A Fernando el Catlico le molestaba Navarra por ser un estado indepen-diente, dbil, voluble, no manipulable con exclusividad, cua entre Franciay Espaa, con pretensiones de reino pirenico. Adems Fernando V buscabasituar junto a Francia un cerco rgido y tenaz, gracias al doble tringulo: el delNorte: Castilla-Inglaterra-Flandes; y el del Sur: Aragn-Milanesado-Imperio.El cierre de este cerco dejaba un punto vulnerable, por el que Francia podaentrar rpidamente en el corazn de Castilla y de Aragn. Este punto vul-nerable era Navarra, y con la guerra de conquista de 1512 resolvi de una vezpara siempre la dificultad y asent las bases polticas que seguir el emperadorCarlos V: cercar y atenazar a Francia.

    Jos Luis DE ORELLA Y UNZUEstudios Universitarios y Tcnicos

    de Guipzcoa.

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  • JOS LUIS DE ORELLA Y UNZU

    APENDICE DOCUMENTAL

    Mandamiento del Seor Rey Don Fernando en lo de Navarra

    Original, en pergamino, con sello.Archivo de los Bajos Pirineos. E.-554

    Nos el Rev de Aragn, de las dos Sicilias, de Hierusalem, etc. Fazemos sabera todos los que la presente vieren que como a todo el mundo es notorio estos diaspassados viendo nos la empresa que el Rey de Francia tomo de ocupar el patrimoniode la Santa Iglesia Romana nuestra madre y de dividir la unidad della con cismaen tanta offensa de Dios nuestro seor y dao universal de toda la religin chris-tiana, luego que supimos esta nueva que fue estando para passar nos en personacon nuestro exercito a prosseguir la empresa contra los infieles enemigos de nuestrasanta fe catholica sentimos della muy grave pesar y dolor como era razon de serestorvar el dao de los Infieles y poner tal fuego y guerra en la christiandad eimpiedad en nuestra santa fe catholica y como esto no pudimos remediar por nin-guna via de negociacin requeridos por nuestro muy santo padre que quisiessemostornar por la defensin y remedio de la Iglesia, conociendo que esta es la mayorobligacin que todos los principes christianos tenemos, fezimoslo assi, y assentamoscon nuestro muy santo padre y con el serenissimo Rey de Inglaterra nuestro her-mano e fijo y con otros principes christianos una santissima liga para defensin dela Yglesia y para recobrar el patrimonio que por el dicho Rey de Francia y susadherentes le havia sido ocupado y para destrucion de la dicha cisma, y porqueparecio que para acabar lo susodicho con el ayuda de Dios nuestro Seor y paradivertir de Italia donde la Yglesia tiene su principal silla las fuerzas de los ene-migos, era necessario que los exercitos del dicho serenissimo Rey de Inglaterranuestro fijo y nuestro rompiessen por Guiayna contra el dicho Rey de Francia ypara ello fuymos requeridos por nuestro muy santo padre y su santidad otorgoindulgencia plenaria a todos los que en dichos nuestros exercitos fuessen a serviren la dicha empresa, y queriendola poner por obra los exercitos del dicho se-renissimo Rey de Inglaterra nuestro fijo y nuestro por la parte de Bayona, fueronpor via indirecta impedidos por el Rey y Reyna de Navarra nuestros sobrinos assicon la liga que han fecho y assentado con el dicho Rey de Francia en peruiyziodela dicha nuestra santissima liga y dela dicha santa empresa y nuestro, como enlas ayudas que del dicho Reyno de Navarra y del Seorio de Bearne han permitidoy prometido para la fortificacin y defensin de Bayona y Guiayna. Por lo qualsiguiendo el effecto de lo assentado en la dicha nuestra santissima liga y para quela dicha santa empresa no se pudiesse estorvar por los dichos Rey e Reyna nuestrossobrinos fue necessario que mandassemos al Duque dalva nuestro capitan generalque entrasse con nuestro exercito por el Reyno de Navarra como iustamente lo po-damos y deviamos fazer pues de la manera susodicha, los dichos Rey e Reynanuestros sobrinos se oponan a la dicha empresa y en la capitulacin de la dichanuestra santissima liga fue firmado por su santidad por ser assi necesario paralremedio de la Yglesia y de la Christiandad que lo que por alguno de nos los

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  • RAZONES IDEOLGICAS DEL ULTIMTUM...

    dichos confederados fuesse tomado fuera de Italia de los que en qualquiera manerase opusiessen a la empresa dela dicha santissima liga ahunque fuessen Reyes lopudiessemos retener. Y visto que el dicho Duque de Alva nuestro capitan generalprossiguiendo la dicha empresa, despues de haverse nos rendido la ciudad dePamplona, cabeca del dicho Reyno de Navarra y otros lugares de aquel Reyno yestar todo el dicho Reyno en dispusicin de fazer lo mismo, ha assentado con eldicho rey nuestro sobrino en nombre del y de la dicha Reyna nuestra sobrinauna capitulacin en la qual en sustancia se contiene que toda la empresa, causae negocio que el dicho nuestro capitan general prosseguia contra los dichos Rey eReyna nuestros sobrinos e su Reyno, los dichos Rey e Reyna la remiten entera-mente a nuestra voluntad y dispusicion para que nos podamos disponer y ordenarsegun meior nos pareciere y que aquello se cumplira e terna por los dichos Reye Reyna nuestros sobrinos sin contravenimiento alguno. Nos consideradas todaslas cosas susodichas y lo que va e importa al bien y remedio de la Yglesia y detoda la religin christiana que la dicha santa empresa que havemos tomado contralos que offenden a la Yglesia con el ayuda de Dios nuestro seor passe adelantefasta que la dicha cisma sea del todo destruyda y la Yglesia y la christiandad reme-diada y la honrra de Dios nuestro seor y de su Yglesia satisfecha y porque co-nocemos que para seguridad de la dicha empresa es muy necessario e convinienteque el dicho Reyno de Navarra y las fortalezas del, esten en nuestro poder fastaque toda la dicha santa empresa con el ayuda de Dios nuestro Seor sea del todoacabada. Declarando nuestra intincin cerca de lo contenido en la susodicha ca-pitulacin que como dicho es, fue remitido a nuestra voluntad, por la presentedezimos que nuestra voluntad es que los dichos Rey e Reyna nuestros sobrinosnos entreguen y fagan entregar luego todas las ciudades y villas y lugares y for-talezas del dicho Reyno de Navarra y que las reciba por nos el dicho nuestro capitangeneral o las personas que l embiare a recebirlas, para que todas las dichas ciu-dades y villas y lugares y fortalezas y todos los subditos y naturales del dichoReyno de qualquier estado y condicin sean, esten en nuestro poder y a nuestragovernacion y obediencia todo el tiempo que nos vieremos que convenga para elbien y seguridad de la dicha santa empresa en la manera susodicha y que despuesquede a nuestra voluntad y dispusicion el quando y la forma y manera como ha-yamos de dexar el dicho Reyno para que del, ni por el, no se pueda seguir daoa lo que se hobiere fecho en beneficio de la dicha santa empresa ni a ningunastierras y subditos de las coronas de Castilla y Aragn ni a los subditos y naturalesdel dicho Reyno de Navarra ni a alguno dellos. E que fasta que nos de nuestravoluntad fagamos dexacion del dicho Reyno de Navarra en la manera susodichatodos los subditos y naturales del, sean obligados de nos obedecer enteramentecomo a depositario de la corona y Reyno de Navarra y del Seoro y mando del,so pena de caher en caso de traycion e so las otras penas en que incurren los quevienen contra la corona real.

    Otrosi declarando mas la dicha nuestra voluntad por virtud de la dicha ca-pitulacin, dezimos que nuestra voluntad es que los dichos Rey e Reyna nuestrossobrinos embien luego al marichal de Navarra y al Conde de Santistevan y a donJuan de Beamonte y a sus fijos al dicho Reyno de Navarra para que bivan en ely tengan sus tierras y bienes porque estando a la parte de Francia no sean necessita-dos de servir y ayudar a los cismaticos contra la dicha santa empresa y que porla misma causa los dichos Rey e Reyna nuestros sobrinos sean obligados de dexarvenir a bivir al dicho Reyno de Navarra a todos los otros navarros que estuvierende aquella parte de Francia que quisieren venir a bivir en el dicho Reyno.

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  • JOS LUIS DE ORELLA Y UNZU

    Otros declarando mas la dicha nuestra voluntad por virtud de la dicha ca-pitulacin porque los dichos Rey e Reyna nuestros sobrinos teniendo de la partede Francia al Principe su fijo no sean costreidos so color de casamiento o otroqualquiera color ponerlo en manos del Rey de Francia, queremos que los dichosRey y Reyna nuestros sobrinos nos entreguen al dicho Principe su fijo para queeste en nuestra casa Real fasta que todo lo que toca a la dicha empresa en la ma-nera susodicha sea del todo acabado con el ayuda de Dios nuestro Seor.

    Otros declarando mas la dicha nuestra voluntad por virtud de la dicha ca-pitulacin. Dezimos que los dichos Rey y Reyna nuestros sobrinos sean obligadosde no consentir ni dar lugar que por el Seorio de Bearne se faga guerra ni daodirecta ni indirectamente en los Reynos nuestros de Aragon ni den passo paraque por alli se pueda fazer dao alguno a los dichos nuestros Reynos. Y para quea todos sea notoria nuestra voluntad cerca de las cosas susodichas mandamos fazerla presente firmada de nuestra mano y sellada con nuestro sello. Data en la Ciudadde Burgos a XXXI das del mes de Julio. Ao del nacimiento de nuestro seorJesuchristo de mil y quinientos y doze. Yo el Rey. Almaa Secretario.

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