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DIPLOMADO EN NUTRICIÓN INFANTIL
“Generalidades en el paciente pediátrico con alergia a la proteína de
leche de vaca”
LN. AMÉRICA GUADARRAMA BERNAL
LN Y ED. KARLA MARÍA FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ.
LNG. KARLA ESTEVEZ CASTRO.
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INTRODUCCION
La real academia española define el concepto de alergia como: Respuesta inmunitaria
excesiva provocada en individuos hipersensibles por la acción de determinadas sustancias,
especialmente ambientales; existen 4 tipos de formas de iniciar un cuadro alérgico; dermatitis de
contacto, ingestión, inyección e inhalación.
En las reacciones alérgicas a alimentos participan mecanismos inmunológicos como anticuerpos
IgE específicos o linfocitos T, el alérgeno es reconocido por anticuerpos IgE, produciéndose
histamina y otros mediadores. La inmunoglobulina E (IgE) es una clase de anticuerpo que se
encuentra en la sangre, con la concentración más baja de todas las clases de inmunoglobulinas. A
pesar de ello, resulta ser el anticuerpo más importante en la resistencia y lucha contra las
enfermedades parasitarias, esta posee la capacidad de activar unas células que contienen en su
interior productos muy tóxicos y sustancias letales, capaces de eliminar a tales parásitos. Hoy en
día gracias a los avances en salud e higiene, las enfermedades infecciosas producidas por
parásitos han disminuido notablemente, pero nos encontramos con la curiosa situación de tener
un sistema inmunitario capaz de sintetizar anticuerpos IgE sin enemigos naturales que combatir.
Por el contrario, existen sustancias inofensivas o inocuas para la mayoría de las personas, como
la leche, sin embargo, el sistema inmunitario sintetiza IgE específica frente a ellas. Esta respuesta
enérgica del sistema inmunitario no sólo es innecesaria, sino lo que puede resultar peligrosa para
el individuo, pues puede terminar en una anafilaxia causando la muerte. La concentración de IgE
en la sangre circulante se eleva notablemente cuando se desarrollan las enfermedades alérgicas.
(Zubeldia M, Baeza M, 2012)
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Durante los últimos años se ha observado un incremento en la prevalencia de alergias
alimentarias en todo el mundo, mismas que suelen manifestarse durante los primeros años de
vida. Conforme avanza la edad, algunas veces desparecen (las alergias al huevo, leche y la soya):
en cambio, otras por lo general permanecen (cacahuate, nuez, pescado y mariscos).
La alergia alimentaria se define como una reacción adversa secundaria, provocada por una
respuesta inmune anormal a un alimento en específico, el sistema inmune responde al consumo
de una proteína particular de un alimento y puede estar medida por la IgE, las proteínas que se
han identificado como los principales alérgenos son la caseína y el suero de la leche de vaca, la
ovoalbúmina de la clara del huevo y la tropomiosina de los mársicos. Por lo general, los síntomas
se presentan desde segundos hasta 72 horas después de haber estado expuesto al alérgeno, aun
cuando sea en pequeñas cantidades. (Kaufer-Hortiz, 2015)
La proteína de la leche de vaca es el alimento que más se relaciona con hipersensibilidad a
alimentos en lactantes. La sensibilización puede ocurrir en el útero o a través de la lactancia
materna, porque se han identificado esas proteínas en la dieta de la madre o tras la
administración de sucedáneos de la leche.
En México no se tienen cifras exactas de su incidencia, pero su prevalencia en la población
pediátrica es de 6 a 8%, durante el primer año de vida es aproximadamente 2.5%; pero 80% de
los niños desarrolla tolerancia clínica a los cinco años de edad. (Audiffred-González, 2013)
La alergia a la proteína de leche de vaca se puede encontrar también en lactantes alimentados
exclusivamente con leche materna, aunque la incidencia en este grupo es baja (0,5%) y la
presentación clínica no es tan severa ya que la concentración de la proteína de leche de vaca en la
leche materna es cien mil veces menor que en la leche de vaca. (Fernando, Ch, & V, 2013)
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El objetivo de esta monografía es informar y actualizar a quienes deseen profundizar en un tema
que hoy en día es una problemática que se busca prevenir, puesto que la leche de vaca es un
alimento básico dentro de la dieta familiar mexicana y una fuente segura de calcio para niños en
etapa de crecimiento, a lo cual el paciente pediátrico que sufra de una alergia a la proteína de
leche de vaca (APVL) pueden verse afectado sino hay un adecuado asesoramiento nutricional
para cubrir las necesidades requeridas la leche asegura.
MANIFESTACIONES CLINICAS / SIGNOS Y SÍNTOMAS
Los síntomas y signos relacionados con APLV según la clasificación propuesta por la
Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI por sus siglas en inglés)
incluyen síntomas gastrointestinales, respiratorios, cutáneos y generales.
Entre los síntomas digestivos se encuentran la disfagia, regurgitaciones frecuentes, cólicos,
anorexia, diarrea con pérdida de proteínas o de sangre y estreñimiento; entre los respiratorios:
rinorrea, sibilancias y tos crónica; las manifestaciones cutáneas pueden ser urticaria, dermatitis
atópica y angioedema; la sintomatología general viene dada por: anafilaxia, shock con acidosis
metabólica, vómitos y diarrea por enterocolitis sensible a proteínas de leche de vaca.
(Laurrabaquio-miranda, Rodríguez-santos, & Celio-murillo, 2016)
Las manifestaciones clínicas de la APLV se producen principalmente a nivel del tracto
digestivo (50%-60%), la piel (50%-60%), y el tracto respiratorio (20%-30%) y varían de
intensidad de leve - moderada a grave.
Adicionalmente el riesgo de APVL se incrementa cinco veces al tener una madre atópica, tres
veces al tener una madre mayor de 30 años de edad, tres veces al nacer por cesárea, esta
probabilidad se intensifica diez veces al nacer por cesárea y tener una madre atópica; tres veces
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al recibir fórmula a base de proteínas de leche de vaca (PLV) tempranamente y dos veces al
haber recibido lactancia por corto tiempo.(Fernando et al., 2013)
Las manifestaciones clínicas (dermatitis atópica, asma, rinitis alérgica, urticaria, angioedema,
anafilaxia) pueden deberse a un mecanismo mediado por IgE que se caracteriza por reacciones
inmediatas, esto es durante las primeras dos horas posteriores al consumo de la leche, o
mecanismos no mediados por IgE esta reacción se debe a la activación celular.(Sánchez,
Restrepo, Mopan, Chinchilla, & Cardona, 2014)
Las manifestaciones gastrointestinales y cutáneas son las más frecuentes tanto en forma aguda
como crónica; los síntomas respiratorios son menos frecuentes. La mayoría de las reacciones
alérgicas a los alimentos son relativamente leves, excepto en el caso de anafilaxia.
En lactantes la sintomatología puede variar, desde choque anafiláctico, hasta alteraciones
gastrointestinales, angioedema, urticaria, eccema, rinitis y asma. En adolescentes y adultos esto
se expresa como urticaria aguda y crónica, dermatitis herpetiforme, dermatitis atópica,
rinoconjuntivitis, asma, gastritis alérgica, migraña, intolerancia al gluten. La exploración física
debe dirigirse a evaluar datos específicos como el estado nutricio y los órganos blanco
relacionados en los diferentes aparatos y sistemas. (Navarro et al., 2005)
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DIAGNOSTICO
El primer paso del proceso diagnóstico es establecer la sospecha clínica. Dentro de los
antecedentes es importante investigar sobre la historia personal y familiar de atopia. El riego de
atopia en un paciente aumenta si uno de los padres (20-40%) o hermano tienen enfermedad
atópica (25-35%). El riesgo incrementa si ambos padres son atópicos (40-60%). (Miquel &
Arancibia, n.d.)
El diagnóstico de alergia a las proteínas de la leche de vaca no es sencillo, cuando se sospecha
que la reacción es mediada por IgE, las pruebas cutáneas tienen sensibilidad de 69% y
especificidad de 91%; la prueba del parche tiene sensibilidad de 76% y especificidad de 93 a
95%, mientras que la prueba de provocación oral es el patrón de referencia para el diagnóstico
de alergia a las proteínas de la leche de vaca, tiene sensibilidad y especificidad de 95%.
(Robles-vargas, Sienra-monge, Río-navarro, Reyes-lópez, & Río-chivardi, 2014)
El diagnóstico de APLV solamente se puede lograr con certeza luego de la observación directa
de eventos clínicos después de la ingestión de leche.
La provocación oral alimentaria (POA) se considera actualmente el “estándar de referencia”
para el diagnóstico de alergias alimentarias capaz de minimizar los diagnósticos positivos
falsos. (Fiocchi et al., n.d.)
En la práctica clínica cotidiana, excepto casos muy específicos asociados a cuadros graves, el
diagnostico se realiza como provocación abierta, esto es que tanto el paciente (o su familia)
como el médico tratante están al tanto de la reintroducción de la proteína alergénica. Es
recomendable que en los cuadros moderados-graves, o en aquellos con sospecha de posible
reacción anafiláctica (síndrome de alergia oral por ejemplo), las pruebas se realicen en forma
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hospitalaria y con reintroducción progresiva y controlada del alérgeno, mientras que en los
cuadros leves la provocación se suele realizar en forma ambulatoria y con dosificación más
rápidamente progresiva.(Marchisone, 2009).
Otra alternativa exitosa es la prueba de parche atópica (APT por sus siglas en ingles atopy
patch test) se puede realizar en pacientes con dermatitis atópica o síntomas gastrointestinales
que carecen de IgE específica, pero también en pacientes con reacciones tardías después del
consumo de leche de vaca. Para este propósito se aplican alérgenos, normalmente en la parte
posterior de los pacientes hasta 48 h en un parche sellado y las reacciones cutáneas se
documentan después de la eliminación de los parches después de otras 24-48 h. Además, esta
prueba se recomienda para el diagnóstico de esofagitis eosinofílica en adultos y niños y para el
diagnóstico precoz de síntomas gastrointestinales después del consumo de leche de vaca en
recién nacidos prematuros. APT podría ser también beneficioso en la predicción de la
tolerancia oral en niños con síntomas gastrointestinales que sufren APVL no mediada por IgE.
Lamentablemente, los reactivos, los métodos de aplicación o las pautas para la interpretación
no han sido normalizados hasta ahora. Por esta razón varios estudios analizando el valor
diagnóstico de APT aún recomiendan el uso paralelo de múltiples pruebas para el diagnóstico
de APLV (Hochwallner, Schulmeister, Swoboda, Spitzauer, & Valenta, 2014).
TRATAMIENTO
El tratamiento actual de la alergia a la proteína de leche de vaca es la eliminación de dicha
proteína de la dieta. La leche de vaca necesita ser excluida de la dieta bajo supervisión médica,
algunos pacientes que sufren de alergia a la proteína de leche de vaca pueden tolerar pequeñas
cantidades de leche cocinada extensamente, una reciente publicación mostro que la tolerancia de
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productos cocinados de leche es un indicador del desarrollo de la tolerancia a la leche de vaca y
la inclusión de leche de vaca cocinada tiene un efecto positivo en el desarrollo de la tolerancia.
Es necesario que los médicos lleven vigilancia en las mejoras de los síntomas, las deficiencias
nutricionales, el costo y el tiempo apropiados para la dieta seleccionada.(Hochwallner et al.,
2014).
Una vez diagnosticado, el tratamiento es simple y efectivo, se basa en evitar el alérgeno,
sustituyendo la leche por una proteína hidrolizada.
El pronóstico es excelente con un 85 a un 90% de los niños recuperados antes de los 33 años
permitiendo la reintroducción de la leche de vaca.(Marchisone, 2009)
Durante la lactancia y en niños de dos años o mayores puede no ser necesaria una fórmula de
sustitución, en lactantes que no son alimentados a pecho y en niños menores de dos años es
obligatorio sustituir con formula, en este caso la elección de la formula debe tomar en cuenta una
serie de consideraciones:
1.-La dieta de eliminación debe ser efectiva y completa algunos niños pueden tolerar algunos
alimentos cocidos
2.-Se debe prevenir el contacto por piel e inhalación
3.-Los derechos de los consumidores en cuanto al conocimiento de los ingredientes, se debe
reflejar en una legislación adecuada para los rótulos.
4.- En la mayoría de los casos la alergia a la carne implica alergia a la leche, pero lo contrario no
siempre es verdadero.
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5.-Todas las dietas de eliminación deben ser nutricionalmente seguras, particularmente en el
primer y segundo semestre de vida.
6.- Siempre se debe de monitorear cuidadosamente la adhesión a la dieta.
7.- Se debe efectuar la revisión periódica a través de la provocación diagnostica, para prevenir
dietas de eliminación innecesariamente prolongadas.(Fiocchi et al., n.d.)
DIETA DE ELIMINACION
En la mayoría de los casos, una fase de eliminación de la leche es un paso integral hacia el
diagnóstico de la alergia la proteína de leche de vaca. Si genera una mejoría definida en los
síntomas sin recurrir a la medicación, sustenta el diagnostico hasta que se alcanza la
confirmación mediante la evaluación por provocación, corroborar el vínculo alegado entre la
leche de vaca y los síntomas, mejorar los mismos cuando son relevantes para la afección y
generalmente minimizar los efectos de confusión a fin de realizar provocación para diagnostico
deberían ser los objetivos a alcanzar cuando se planifica una dieta de eliminación.
La duración de la eliminación debería ser al menos la misma que el intervalo libre de síntomas
que el paciente ha experimentado por más tiempo. Puede durar de pocas a varias semanas en los
casos de síntomas gastrointestinales crónicos o severos, o dermatitis atópica. Cuanto más estricto
es el grado de eliminación, mas utilidad posiblemente tiene en la toma de decisiones. Además de
evitar la ingesta, puede ser necesario que los sujetos extremadamente sensibles eviten la
exposición mediante el contacto con la piel o por inhalación, particularmente del vapor de la
leche. En los niños pequeños con síntomas severos o bajo sospecha de exposición a múltiples
alimentos dañinos, la dieta puede ser muy restrictiva al principio hasta que los síntomas mejores
y se alcance un diagnóstico definitivo. Una formula hipoalergénica puede ser la única dieta hasta
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que se lleve a cabo la evaluación por provocación. En el caso de neonatos exclusivamente
alimentados con leche materna, el ensayo de eliminación se puede aplicar a la dieta de la madre.
En la práctica, se debe tener cuidado con todas las dietas de eliminación a los efectos del
tratamiento o diagnóstico, e incluir medidas cuidadosas, bien pensadas, para evitar la ingesta, el
contacto o la inhalación por accidente de los alimentos incriminados.
El medico también debería advertir a los pacientes sobre posibles reacciones cruzadas por
ejemplo con leches de cabra u oveja y al mismo tiempo asegurar la suficiencia nutricional y
promover el cumplimiento a través del asesoramiento.(Fiocchi et al., n.d.)
MANEJO DEL NIÑO CON DIAGNOSTICO DE APLV EN EL LACTANTE
AMAMANTADO
Ante signos de alergia en un niño amamantado, se sugiere realizar una cuidadosa exclusión en la
dieta materna de productos lácteos que contengan PLV durante 2-4 semanas.
Si los síntomas mejoran sustancialmente o desaparecen, se reintroducirá PLV en la dieta materna
cumplidas las 4 semanas; la no reaparición de los síntomas descarta APLV y la dieta de
eliminación debe ser suspendida.
El diagnóstico de ALPV se confirma con la reaparición de los síntomas, será necesario suprimir
la PLV en la dieta materna mientras dure la lactancia y en la alimentación complementaria del
lactante no se incluirá PLV hasta los doce meses de edad o hasta los 6 meses posteriores al
diagnóstico (lo que ocurra primero).
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Durante la dieta de exclusión deben considerarse otros alimentos que pueden causar reacciones
alérgicas con menor frecuencia que la PLV, como maní, huevos, soja, pescado, mariscos, y
frutos secos.
Si los síntomas no desaparecen con la exclusión de la PLV a la madre, se deberá revisar la
adherencia a la dieta, considerar otros alérgenos y derivar a un especialista.
Cuando se haya confirmado el diagnostico de APLV la madre deberá recibir adecuado
asesoramiento para realizar una dieta balanceada con suplementación de calcio (1.000 mg/día).
(Marchisone, 2009)
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MANEJO DEL NIÑO ALIMENTADO CON FORMULA Y CON DIAGNOSTICO DE
ALPV
Ante la sospecha de APLV en un niño alimentado con formula, el algoritmo difiere según la
gravedad de los síntomas; en los niños que presentan síntomas leves o moderados se debe indicar
una dieta de eliminación de PLV con la administración de una formula hipoalergénica durante 2-
4 semanas.
Si mejoran o desaparecen los síntomas se realiza una provocación abierta: reintroducción de
PLV a las 4 semanas.
Cuando los síntomas reaparecen se confirma el diagnostico de APLV y el lactante deberá recibir
hidrolizado extenso de proteínas por 12 meses. Cuando los síntomas no reaparecen se descarta
APLV.
En los niños que presentan síntomas graves, al igual que en los que no mejoran con formula con
hidrolizado extenso de proteína, deberá considerarse el uso de formula en base a aminoácidos y
realizar una interconsulta con un especialista.
En pacientes con síntomas graves está contraindicada la provocación.
Formulas hipo alergénicas
Fórmulas alternativas: a base de proteína de soya (no recomendada) (Marchisone, 2009).
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CONSIDERACIONES NUTRICIONALES EN EL TRATAMIENTO DE APVL
Se ha reportado que la terapia dietética por largo tiempo de la APLV conlleva a riesgos
nutricionales, uno de ellos y el principal, es el raquitismo, se ha encontrado un crecimiento
deficiente en niños con APLV, posiblemente relacionado con la eficiencia nutricional de la
formula sustituta. Algunos aspectos nutricionales del uso de hidrolizados de leche de vaca y (en
menor medida) de soya en el primer semestre han sido evaluados nutricionalmente en estudios de
prevención, donde los primeros se han encontrado asociados con el crecimiento normal. Pocos
datos están disponibles para la fórmula de aminoácidos y no hay datos para los hidrolizados de
arroz durante los primeros meses, pero su uso en el segundo semestre en adelante parece
nutricionalmente justificado.
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Los niños con APLV han sido descritos con deficiencia de vitamina D provocando raquitismo
como consecuencia de dieta y todo el equilibrio nutricional de estos niños es un problema. Un
crecimiento lento ha sido encontrado en estos pacientes junto con dermatitis atópica durante los
primeros años.
Las fórmulas infantiles diseñadas para la nutrición infantil cuando la leche humana no está
disponible deberían lograr una tasa de crecimiento aceptable y proteínas de la sangre y perfil de
aminoácidos que se aproximen a un estándar de referencia basados en los datos metabólicos de
los niños lactados.
Estudios anteriores indicaron valores inferiores de índice de masa corporal y valores elevados de
nitrógeno ureico en la sangre de bebés alimentados con fórmula extensamente hidrolizada(eHF),
con diferencias en aminoacidogramas plasmáticos mostrando elevación en aminoácidos
esenciales, alimentados con fórmula de soya(SF) o formula extensamente hidrolizada en
comparación con los lactantes alimentados con leche materna. Recientemente, los ensayos
clínicos han investigado el crecimiento en lactantes con APLV alimentados con diferentes
fórmulas (eHF o SF), hasta los 48 meses de edad, lo que sugiere que en general la adecuación
nutricional está garantizada por estas fórmulas. Se han encontrado diferencias en el aumento de
los índices de crecimiento estandarizados (peso por edad, talla por edad y peso por talla) en
lactantes con APLV que sugieren que los lactantes alimentados con productos hidrolizados (eHF,
HRF) muestran una tendencia a mayores incrementos del puntaje z del peso por edad que los
niños alimentados con SF en el período de 6 a 12 meses. No sólo la cantidad total, sino la calidad
de la proteína parece ser importante tanto para el tratamiento sintomático como para el
crecimiento.
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Por lo tanto, el uso de leche de vaca o hidrolizados de arroz no se ha explorado durante los
primeros meses, cuando la leche materna o de fórmula representa la única fuente de alimento
Pero su uso en el segundo semestre en adelante puede haber disminuido las respuestas
inflamatorias locales, lo que afecta positivamente la absorción de nutrientes de los otros
alimentos sólidos. Esto es sólo un ejemplo de los efectos potencialmente complejos de la fórmula
sustituta en la nutrición de los niños con APLV. (Lifschitz & Szajewska, 2015)
Es necesario proporcionar información suficiente a familiares para la correcta eliminación del
alérgeno y poder seleccionar las fuentes alternas de nutrientes, que aseguren el adecuado
crecimiento y desarrollo, por esta razón es importante considerar la suplementación de calcio en
la dieta.(Navarro et al., 2005).
Valores nutrimentales de referencia.
Edad Calcio
0-6 meses 210mg
7-12 meses 270mg
1-3 años 500mg
4-8 años 800mg
(Ladino Melendez L, 2010)
Duración de la dieta de exclusión de leche
Una vez que se diagnostica la APLV se debe realizar una reevaluación cada 6 meses si el niño es
menor de 1 año de edad y cada 6-12 meses a partir de primer año de edad, para determinar si el
niño es un candidato para la reintroducción de la leche de vaca. La Sociedad Britanica de alergia
e inmunología clínica (sus siglas en inglés, BSACI) ha sugerido escala de productos, llamada
"milk ladder", comenzando con productos lácteos horneados, ya que el procesamiento térmico
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reduce la alergenicidad Si se toleran bien, los alimentos más alergénicos pueden reintroducirse
progresivamente dejando para el final el quesos crudos y la leche de vaca fresca, que sólo se
debe introducir en niños con tolerancia total demostrada a los productos lácteos horneados. (Luyt
et al., 2014)
Probióticos
Un ensayo clínico controlado aleatorizado (ECCA) publicado posteriormente por la WAO
encontró que la adición de Lactobacillus rhamnosus GG (LGG) a la fórmula terapéutica tiene un
impacto en la adquisición de tolerancia. En este ensayo, los participantes fueron asignados
aleatoriamente para recibir una de las siguientes fórmulas: fórmula de caseína extensamente
hidrolizada, caseína altamente hidrolizada con LGG, arroz hidrolizado, soya o basada en
aminoácidos. La tasa de tolerancia oral después de un año de tratamiento, determinada por el
desafío alimenticio, fue significativamente mayor en los grupos que recibieron fórmula de
caseína extensamente hidrolizada, ya sea con LGG (78,9%) o sin (43,6%) en comparación con
los otros grupos: (32,6%), formula de soya (23,6%) y fórmula basada en aminoácidos (18,2%).
(Berni CR, 2013)
Prevención de la alergia a la leche de vaca
Las directrices para Europa y América recomiendan la lactancia materna exclusiva durante 4 a 6
meses y la introducción tardía de componentes sólidos en los lactantes con riesgo atópico. Sin
embargo, los ensayos más recientes han demostrado que una introducción temprana de posibles
alérgenos alimentarios es beneficiosa y que esos niños sufren menos frecuentemente de alergia a
la leche de vaca. Esto permitiría diseñar diferentes estrategias de prevención en el futuro. Uno
podría ser la administración de fórmulas hidrolizadas que contienen péptidos tolerogénicos y
probar si esto induce tolerancia que puede ser detectable como falta de respuestas inmunes
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humorales y celulares específicas del alérgeno. Otra opción podría ser la alimentación de
lactantes con fórmulas basadas en leche de vaca complementadas con prebióticos que han
mostrado un efecto beneficioso en la reducción de la dermatitis atópica. (Hochwallner et al.,
2014)
Reintroducción de la leche a la dieta del paciente
Los niños con APLV no mediada por IgE tienden a desarrollar tolerancia a una edad más
temprana en porcentaje más alto en comparación con aquellos con la mediada por IgE. En los
pacientes con síntomas severos, la APLV puede persistir por más tiempo. Aunque, la mayoría de
los niños superará su alergia, la adquisición de la tolerancia, es en gran parte desconocida. La
mayoría de las directrices actuales sobre el diagnóstico y el manejo de la APLV, sugieren la
reevaluación de la alergia cada 6-12 meses, y la reintroducción de leche de vaca después de un
resultado negativo en una prueba de provocación. Sin embargo las pruebas de provocación
consumen mucho tiempo, son costosas y no están exentas a riesgos.
Las variables clínicas y las mediciones de los niveles sIgE y los tamaños de la pápula al realizar
el prick test para la proteína de la leche y los componentes individuales de la proteína de la leche
pueden proporcionar alguna información de pronóstico útil en el curso de la APLV. Sin
embargo, no existen criterios clínicos o de laboratorio claros para predecir cuáles son los niños y
en qué edad es más probable que toleren una reintroducción.
La identificación de factores que podrían predecir con precisión el resultado de la reintroducción
y el momento del desarrollo de la tolerancia, serían extremadamente útiles en la práctica clínica
diaria. Hasta hace poco tiempo, la reintroducción de leche de vaca se intenta comúnmente
cuando los niños con APLV son más probables haber llegado a ser tolerantes. En los últimos
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años, un enfoque diferente en el manejo de la leche ha surgido con la inducción de tolerancia
para alimentos (SOTI) como un método prometedor para el tratamiento de alergias alimentarias.
Además, varios estudios han demostrado que la introducción de leche pasada por un proceso de
horneado y proteínas de huevo en la dieta de pacientes alérgicos puede inducir la adquisición de
tolerancia. Aun así, la cuestión de cuándo y cómo reintroducir la leche de vaca en niños alérgicos
a la leche sigue siendo un desafío y es necesario realizar nuevas investigaciones en este
importante campo para proporcionar a los médicos ya los padres ansiosos la respuesta
deseable.(Nicolaou, Tsabouri, & Priftis, 2014)
INDUCCIÓN DE TOLERANCIA PARA ALIMENTOS O SPECIFIC ORAL
TOLERANCE INDUCTION (SOTI )
Este tratamiento consiste en la administración oral del alérgeno alimentario causa de los
síntomas comenzando por cantidades mínimas y progresivamente crecientes hasta alcanzar la
ración normal para la edad o la máxima dosis umbral tolerada. Se trata de establecer una
tolerancia inmunológica, reeducando el complejo mecanismo celular y serológico, para corregir
una reacción inadecuada a través de un proceso de aumento progresivo de la cantidad umbral
tolerada. Este procedimiento no está exento de riesgos y su uso está limitado a profesionales
expertos en el reconocimiento y tratamiento de reacciones alérgicas graves. En relación a alergia
a leche de vaca, se ha demostrado la eficacia de este tratamiento con porcentajes que oscilan
entre el 71% y el 90% respecto a alcanzar tolerancia total. Estas cifras se amplían si se considera
tolerancia parcial a cantidades que permitan una dieta no restrictiva respecto a alimentos que
contienen leche sin presentar clínica. Incluso para pacientes con alta sensibilización los
resultados son muy alentadores alcanzándose cifras(39) del 36% del total de pacientes sin
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restricción ninguna y 54% más alcanzando cantidades limitadas que permiten una dieta amplia
sin reacciones adversas.(Alonso Lebrero, Fuentes Aparicio, & Zapatero Remón, 2010)
CONCLUSIÓN
La alergia a leche de vaca (ALPV) es un padecimiento del cual se debe tener la atención
necesaria, puesto que los primeros años de vida son fundamentales para el crecimiento y
desarrollo del niño, es fundamental tener presente que en cualquier caso de sospecha de ALPV se
debe acudir inmediatamente con el médico pediatra del niño.
Al ser un trastorno autoinmune, no se tiene bien establecido como evitar desarrollarla más que
con el estándar de oro de una lactancia materna exclusiva y una ablactación adecuada, aunque
estudios recientes sugieren que una introducción temprana a los posibles alimentos alérgenos
resulta ser beneficiosa, ya que los lactantes redujeron la frecuencia de sufrir ALPV, esto nos
permitiría diseñar diferentes estrategias de prevención en el futuro. Afortunadamente el
diagnóstico de APLV se ha mejorado en los últimos años debido a la producción de materiales
de prueba estandarizados tales como alérgenos naturales purificados y proteínas recombinantes.
Actualmente en México no se tiene una cifra exacta de cuantos niños padecen este trastorno, se
estima que la incidencia varía entre el 5-7%. Los síntomas más frecuentes encontrados en los
pacientes, son los gastrointestinales, seguidos de los respiratorios y cutáneos. Un diagnóstico
correcto definirá el éxito de tratamiento, pues según la causa de la alergia será definido el
tratamiento a segur, es por esto que se sugiere un seguimiento adecuado junto con el pediatra y
un nutriólogo para evitar deficiencias en la dieta y desarrollo del niño puesto que la exclusión de
la leche de vaca conlleva a restringir uno de los alimentos básicos más importantes por su alta
fuente de proteínas y calcio, así como lograr un balance no afectando en ningún momento la
calidad de vida del paciente.
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