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DIRECTORIO RAMA DE MISIONERAS INSTRUMENTUM LABORIS: Parte II

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DIRECTORIO

RAMA DE MISIONERAS

INSTRUMENTUM LABORIS: Parte II

1

INDICE

RESEÑA HISTÓRICA DE LA RAMA DE MISIONERAS ............................................................................ 3

CAPÍTULO I. IDENTIDAD .................................................................................................................... 5

CAPÍTULO II. MISIÓN Y ESPIRITUALIDAD ........................................................................................... 6

1. EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO ........................................................................................................... 6 2. MEDIOS ESPECÍFICOS ........................................................................................................................ 7

2.1 Desde la oración ........................................................................................................................ 7 2.2 Ministerio de la Palabra ............................................................................................................ 9 2.3 Misión como testimonio de vida ............................................................................................... 9

CAPÍTULO IV. CONSAGRACIÓN Y CONSEJOS EVANGÉLICOS ............................................................ 11

1. POBREZA .................................................................................................................................... 12 2. CASTIDAD .................................................................................................................................. 13 3. OBEDIENCIA ............................................................................................................................... 13

CAPÍTULO V. VIDA FRATERNA ......................................................................................................... 15

1. LA COMUNIDAD LOCAL INSERTA EN LA FMVD, EN LA FAMVD Y EN LA IGLESIA LOCAL ............. 15 2. LA VIDA FRATERNA EN LA COMUNIDAD LOCAL ......................................................................... 16 3. EN LA ENFERMEDAD Y ANCIANIDAD ......................................................................................... 20 4. RELACIONES CON LAS FAMILIAS DE LAS MISIONERAS ............................................................... 22 5. AUSENCIA DE LA COMUNIDAD LOCAL ....................................................................................... 23

CAPÍTULO VI. FORMACIÓN .............................................................................................................. 25

CAPÍTULO VII. SERVICIO DE LA AUTORIDAD .................................................................................... 27

1. GOBIERNO GENERAL DE RAMA ................................................................................................. 27 1.1 Responsable general ............................................................................................................... 27 1.2 Consejo general ....................................................................................................................... 29

2. INSTANCIAS INTERMEDIAS DE ORGANIZACIÓN POR RAMA ...................................................... 30 2.1 Responsable de A/RZ ............................................................................................................... 31 2.2 Consejo del A/RZ ...................................................................................................................... 35

3. COMUNIDAD LOCAL .................................................................................................................. 36 3.1 Responsable local .................................................................................................................... 36 3.2 Consejo local ............................................................................................................................ 38 3.3 Supresión de una comunidad local .......................................................................................... 38

CAPÍTULO VIII. ADMINISTRACIÓN ................................................................................................... 38

CAPÍTULO IX. SEPARACIÓN DE LA FMVD ......................................................................................... 40

1. INDULTO DE EXCLAUSTRACIÓN ................................................................................................. 40 2. INDULTO DE SALIDA .................................................................................................................. 41 3. EXPULSIÓN DE UN MIEMBRO DE VOTOS PERPETUOS ............................................................... 42 4. LA RAMA ANTE LAS MISIONERAS QUE DEJAN DE PERTENECER A LA FRATERNIDAD ................. 44

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ESPERAN LAS SEMENTERAS

Poesía de Jaime Bonet dedicada a las misioneras

1964

Esperan las sementeras la semilla del Amor, ¡a sembrarla, misioneras de la Palabra de Dios! Toma, Señor, nuestras vidas como un puñado de trigo, ¡siémbralas junto contigo hasta que queden podridas! Verás los campos en flor, sonreirán las praderas, ¡a sembrarnos misioneras de la Palabra de Dios! Baje el rocío del cielo, germine doquier la tierra; por los valles y la sierra se transforme en gloria el suelo. Nacerá tu Salvador, mundo que su Amor esperas, cantas con las misioneras de la Palabra de Dios. ¡Ya vibra el nuevo cantar por todos los horizontes, de los valles a los montes, su eco va a resonar! Todo un concierto de amor de coros cascabeleros que entonan las misioneras de la Palabra de Dios. He visto andar a los cojos y a los mudos hablar vi a los muertos resucitar y a los ciegos abrir sus ojos, a los sordos oír su voz desde todas las riberas.

¡Qué feliz ser misionera de la Palabra de Dios! “Mayores cosas veréis si estáis firmes en la fe: Yo vuestra fuerza seré, los montes trasladaréis, iréis a donde Yo voy, traspasaréis las fronteras. ¡Seréis fuertes, misioneras de la Palabra de Dios!” Como uvas de tu vid queremos ser exprimidas y con tu sangre fundidas. ¡Abrid, lagares, abrid: y ser de tu cáliz, licor, y en divinas borracheras ser, contigo, misioneras de la Palabra de Dios! Si con tu Amor solo, amamos, nuestro vivir será solo Amor: formar del mundo un Hogar con todos nuestros hermanos. Cuando ha prendido el amor se suceden las hogueras. ¡Prended fuego, misioneras de la Palabra de Dios! De tu gracia, Madre amada, danos el dulce sabor; da a nuestro querer, tu Amor, a los ojos, tu mirada, a nuestro Fiat, tu voz; pon tu huella en las carreras por do van las misioneras de la Palabra de Dios.

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RESEÑA HISTÓRICA DE LA RAMA DE MISIONERAS

La rama de misioneras de la Fraternidad Misionera Verbum Dei tiene su origen en Mallorca (España) a finales de los años cincuenta del pasado siglo XX. A partir de la actividad apostólica del P. Jaime Bonet surgió el Movimiento de Convivencias para chicas. El citado movimiento, germen de nuestra identidad, representaba un gran impacto para la época, pues eran las mismas jóvenes quienes predicaban las Convivencias, formándose para ello en las Escuelas de profesoras1 actualmente llamadas Escuelas de apóstoles. De entre estas mujeres jóvenes algunas se consagraban a Dios con total disponibilidad para la evangelización, incluso en secreto, desde sus propias casas, llegándose a formar un grupo de mujeres consagradas.

El 17 de enero de 1963, el obispo de Mallorca, Monseñor Jesús Enciso Viana, bendecía la primera casa y oratorio, dando así inicio a la vida en común en nuestra rama de misioneras. El 25 de marzo del mismo año les confería una primera aprobación como Asociación apostólica laical de "Misioneras Diocesanas".

Posteriormente un grupo de misioneras iniciaron el primer Curso de formación en 1965 en el Santuario de Santa Lucía de Mancor del Valle (Mallorca). El P. Jaime Bonet daba en este lugar, ejercicios espirituales y retiros para sacerdotes y laicos y continuaba el movimiento de convivencias con la ayuda de las entonces llamadas misioneras diocesanas. Se daban convivencias constantemente y se concretaba la perseverancia a través de reuniones de grupo (revisiones de vida) y Escuelas de profesoras.

La mayor eficacia apostólica iba configurando su vivencia personal y comunitaria, dando lugar a un estilo de mujeres consagradas a la predicación de la Palabra de Dios, con una clara inserción en la sociedad de su tiempo para que su apostolado pudiera llegar al mayor número posible de personas. Su radicalidad evangélica, su pobreza alegre y descomplicada, su entusiasmo por la evangelización a través de la Palabra, estimulaban el deseo de vivir el mismo estilo de vida y predicación. De esta manera, junto con la predicación y testimonio de vida del P. Jaime Bonet surgieron las otras dos ramas de la Fraternidad2.

Nuestro fundador deseaba que fuéramos mujeres consagradas, lo mejor formadas posible, para dedicarnos al ministerio de la Palabra.

A este fin, desde el principio el P. Jaime Bonet impulsó la formación teológica para las misioneras. Con este objetivo fueron enviadas las primeras misioneras a Roma, en octubre de 1966 para formarse en el Pontificio Instituto Regina Mundi, que ofrecía estudios teológicos para religiosas. Corrían los vientos nuevos del Concilio Vaticano II y al año siguiente se abrían las puertas a las mujeres en la Pontificia Universidad de Comillas en Madrid (España) y dos misioneras empezaron a estudiar teología, figurando así entre las primeras mujeres que realizaron estudios teológicos universitarios3.

Desde los primeros años se apuntó a la disponibilidad misionera para cualquier parte del mundo. Con este fin salió de la Isla el primer grupo de misioneras rumbo a Perú, iniciando la primera fundación en Piura en el año 1966.

1 Cf. Temario de Convivencias de 1959. Llamábamos Escuela de Profesoras o más adelante Escuela de charlas a lo que hoy llamamos Escuela de Apóstoles, en donde mujeres jóvenes interiorizaban el espíritu de las Convivencias y se preparaban para colaborar en ellas, tanto en la predicación de las charlas, como responsables de los grupos o con otros servicios que hacían posible la Convivencia. 2 Cf. Reseña histórica de las Constituciones. 3 Este deseo del fundador queda expresado en el número 160 de las Constituciones y en el Breve Ideario números 2 y 18.

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En años sucesivos, movidas por la necesidad de la formación teológica y de una mayor expansión misionera, se formaron los primeros equipos, actualmente llamados comunidades, que se repartieron primero por la geografía española y más tarde por el mundo. La dinámica fundacional, en las diferentes etapas, muestra un aspecto importante de nuestra identidad como mujeres emprendedoras y creativas, que llevadas por el Espíritu y desde la confianza en el Dios que las envía, iban a cualquier parte del mundo desprovistas de seguridades humanas y económicas, en algunos casos corriendo riesgos, conscientes de que este mismo Dios las acompañaba y conducía sus pasos.

Con el paso del tiempo, vamos creciendo y madurando al ritmo del Espíritu, como rama de misioneras en la Fraternidad, sembrando la Palabra de Dios en muchos pueblos y culturas, viviendo nuestra misión con toda la Familia Misionera Verbum Dei esparcida ya por los cinco continentes.

A lo largo de la historia se nos ha ensanchado el corazón y nos hemos enriquecido en los distintos procesos de inculturación forjando una rama con identidad universal. También pasamos momentos difíciles de criba y purificación, en los que hemos sentido la ayuda inestimable de nuestra Madre la Iglesia y el poder de Dios en nuestras vasijas de barro4. Apoyadas en la gracia, queremos seguir perseverando, abriéndonos al futuro con esperanza y fidelidad creativa.

4 Cf. 2 Cor 4,7.

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CAPÍTULO I. IDENTIDAD 1. Nuestra identidad como misioneras Verbum Dei se entiende plenamente a la luz de la identidad de la FMVD a la cual pertenecemos, en la que todos estamos llamados por Dios a formar apóstoles de Cristo por medio de la oración, del ministerio de la Palabra y del testimonio de vida5.

2. Las misioneras, desde el inicio de la Fraternidad, acogiendo y valorando lo específico de cada una de las ramas, como don y necesaria complementariedad6, contribuimos a la riqueza del Verbum Dei, desde nuestra identidad de mujeres consagradas al servicio del carisma común de formar apóstoles por medio de la oración y ministerio de la Palabra7, acompañado del testimonio de vida.

3. La identidad específica de las misioneras Verbum Dei se enraíza en las intuiciones primigenias de nuestro fundador, en el estilo de vida plasmado por las primeras misioneras y en la eclesialidad que se iba configurando. Dicha identidad también se caracteriza por la consagración total a Dios vivida como relación de intimidad amorosa con Él; por nuestra promoción como mujeres desde nuestro carisma y misión; y por la inserción en la sociedad y en la Iglesia con un espíritu de intrepidez, creatividad y total disponibilidad misionera.

4. En continuidad con la corriente bíblica en la que tantas mujeres tuvieron un papel fundamental en la historia de la salvación, y siguiendo los pasos de muchas otras que en la Iglesia y en la sociedad han sido profetas y han abierto caminos, nos sentimos llamadas a aportar toda nuestra sensibilidad y talentos al servicio de la misión, de la Teología y del quehacer pastoral. Con humildad queremos llevar a cabo el ministerio recibido, de acompañar y guiar al pueblo de Dios, tratando de adaptarnos a distintas culturas y atentas a los signos de los tiempos.

5. El amor y la consagración total a Dios con el corazón indiviso es para nosotras un dinamismo vital, fuente de la misión. Nos capacita para expresar el amor materno de Dios, con sus entrañas de ternura y misericordia. Deseamos poner al servicio del carisma nuestras capacidades de escucha y adaptación, de delicadeza y firmeza, en la formación y el cuidado paciente de las personas, desde la radicalidad de la vida consagrada.

6. Conscientes de que Dios nos llama a ser reflejo e imagen de su amor y revelación de su rostro materno, la virginidad consagrada será siempre para nosotras capacidad de amor que se traduce en acogida del otro, sentido y respeto por lo concreto, fortaleza en el sufrimiento y acompañamiento de las personas en el camino de la vida para que sean seguidoras de Jesús.

7. Consecuentes con esta alta misión que el Señor nos confía, viviremos con fidelidad el carisma y nos formaremos para promocionarnos en nuestra misión específica, de acuerdo con los deseos de nuestro fundador, el P. Jaime Bonet. Una formación que incluye estudios teológicos, pastorales y otros, que nos capaciten para ejercer el ministerio de la Palabra en todas las formas posibles para la mujer en la Iglesia y en la sociedad, y así realizar la función profética propia de la vida consagrada, abriendo caminos novedosos y de vanguardia.

5 Cf. CFMVD 2; 3. 6 Cf. CFMVD 2; 130. 7 Cf. Hech 6,4.

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CAPÍTULO II. MISIÓN Y ESPIRITUALIDAD

1. EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO

8. Dios nos llama a vivir nuestra vocación misionera en un mundo lleno de desafíos y oportunidades para la evangelización como son: la globalización, los cambios – sociales, políticos, culturales, científico-técnicos y económicos entre otros – que se dan de manera acelerada, las guerras, las migraciones y desplazamientos, la convivencia de distintas culturas y religiones, el diálogo interreligioso y ecuménico. Ante esta realidad, guiadas por el Espíritu, viviremos una fidelidad creativa a nuestro carisma, para hacer asequible el anuncio explícito de la Buena Nueva de Jesús a todas las personas, adaptándonos a los nuevos paradigmas y actualizándonos continuamente8.

9. La “mayor eficacia apostólica”9 es algo constitutivo del carisma y presente ya desde los primeros escritos del fundador. Fieles a las Constituciones, no confundiremos su significado con el éxito humano, para no dejarnos llevar por el espíritu del mundo, sino siempre por la fecundidad evangélica10.

10. Nuestra dedicación a la predicación del Reino de Dios tiene como consecuencia la formación de comunidades de vida evangélica y evangelizadoras. Seguiremos el ejemplo de San Pablo, quien iba fundando comunidades y dejaba al frente a discípulos que les daban continuidad, colaborando en su crecimiento, madurez, organización y fecundidad apostólica. Así, la intención de nuestra misión es lograr una evangelización estable en el mayor número posible de lugares. Para ello, será necesaria una labor conjunta entre las Ramas de la Fraternidad y las personas del lugar, que vamos formando y ayudando en su capacitación misionera.

11. Discerniremos, a la luz del Espíritu, en comunidad y en diálogo con la Iglesia local, nuestra colaboración en la misión de la Iglesia, desde nuestro carisma. Estaremos atentas las orientaciones pastorales de la diócesis, procuraremos un diálogo frecuente con el obispo y ofreceremos la riqueza de nuestro carisma a la Iglesia sobre todo a través de la creación y consolidación de la Familia Misionera Verbum Dei y de muchas otras maneras.

12. En comunidad, buscaremos que la responsabilidad pastoral, oficio eclesiástico o servicio remunerado que asumamos en la Iglesia, sea discernido con atención y quede plenamente integrado en el proyecto personal y comunitario.

8 1 Co 9,22-23. 9 Cf. CFMVD 5; 15; 19; 133; 142. 10 Cf. Jn 15,5.16.

La intención de la comisión del directorio era expresar la identidad de las misioneras no solo a través del capítulo de identidad, sino también a través de la reseña histórica. Algunos aportes de la Fraternidad dicen que este capítulo es muy pequeño en comparación con otros capítulos. Por eso planteamos las siguientes preguntas: Reflexión: ¿Te parece suficiente el contenido de este capítulo para expresar nuestra identidad?, ¿Tienes alguna luz para enriquecerlo? ¿Crees que en la Asamblea se tendría que elaborar algo más?

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13. La incidencia social11 que conlleva nuestra dedicación a la oración y al ministerio de la Palabra nos compromete con las personas de diferentes contextos sociales y culturales, en la diversidad de países donde estamos presentes. Buscaremos que cada persona viva coherentemente su compromiso social y cristiano y pondremos todo nuestro empeño en que “sean, se sepan y se sientan hermanos, hijos e hijas de un mismo Padre”12.

14. Celebraremos anualmente la fiesta del Verbum Dei, Anunciación a nuestra Madre y Encarnación del Hijo de Dios, el 25 de marzo13, así como el aniversario de la fundación de la FMVD, el 17 de enero14.

2. MEDIOS ESPECÍFICOS

2.1 Desde la oración

15. “Una vida de fe viva y de oración supone necesariamente, un ejercicio recogido, sereno y prolongado de oración todos los días; un ambiente habitual de fraternidad, de caridad y silencio, que favorezca la gradual y profunda asimilación de la verdad y Amor de Dios; y que toda la jornada discurra apacible, llena y fecunda, de la presencia íntima del Señor”15.

16. Desde las primeras misioneras ha estado presente la tradición de despertar por la mañana recordando el “Fiat” de María a la voluntad del Padre, recitar el Ángelus y rezar la oración de Charles de Foucauld: “Padre, me pongo en tus manos”16.

17. Diariamente, el tiempo de tres horas de ejercicio de oración incluye el rezo de Laudes o Vísperas, las pautas de oración, si las hubiera, un tiempo prolongado de oración en silencio y otros posibles momentos de oración durante el día. Estos y otros medios17, junto con la Eucaristía y el Rosario, serán vividos personal o comunitariamente según el proyecto de la comunidad local.

18. Para favorecer el crecimiento espiritual, las misioneras practicaremos la lectura espiritual asidua.

19. En los lugares donde estén presentes más ramas, algunos medios de espiritualidad los viviremos en eclesialidad, según el proyecto eclesial local.

20. Puede ocurrir que en ciertas ocasiones a causa de actividades apostólicas, trabajo o estudio, no podamos dedicar a los medios de espiritualidad el tiempo que se nos pide en las Constituciones. En este caso discerniremos, comunitariamente y con libertad de espíritu, cómo vivir estos medios salvaguardando la vivencia contemplativa propia de nuestra consagración y misión.

11 Cf. EN 18: “Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad: "He aquí que hago nuevas todas las cosas". Pero la verdad es que no hay humanidad nueva si no hay en primer lugar hombres nuevos con la novedad del bautismo y de la vida según el Evangelio.” 12 CFMVD 16; EFaMVD 8. 13 Cf. CFMVD 20. 14 Cf. CFMVD 1. 15 EFMVD 87. 16 “Padre, yo me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras, sea lo que sea te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo con tal de que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre, te confío mi alma, te la doy con todo el amor de que soy capaz. Porque te amo necesito darme, ponerme en tus manos sin medida, con una infinita confianza, porque tú eres mi Padre.” 17 Cf. CFMVD 29.

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Acompañamiento espiritual

21. A lo largo de nuestra vida es necesario vivir una adecuada y asidua dirección o acompañamiento espiritual. Respetada la libertad de conciencia de cada misionera, el acompañamiento espiritual se realizará con personas idóneas que muestren una integridad espiritual, capacidad de acompañar, sabiduría de vida y los recursos y formación adecuada para acompañar un proceso espiritual creciente, escogidas en diálogo con las responsables correspondientes18.

a. En el Curso de formación, la acompañante espiritual podrá ser, una de las formadoras o una misionera que esté en el lugar, designada por la responsable general de rama19.

b. En la etapa de votos temporales es conveniente que la acompañante espiritual sea distinta de las formadoras y que no tenga otros cargos incompatibles con esta tarea. Es deseable que sea miembro de nuestra rama, y, para una mayor libertad de ambas, que no viva con la persona que acompaña.20

c. Cada misionera de votos perpetuos, con responsabilidad y libertad, elegirá una persona de su confianza. El acompañamiento espiritual no será asumido por las responsables respectivas21.

22. En fidelidad a la propia vocación y para mayor libertad interior, mantendremos la distancia debida entre las ramas. Según el espíritu del fundador y en continuidad con la costumbre recibida de él no haremos acompañamiento espiritual con los misioneros de la Fraternidad, como tampoco recibiremos el sacramento de la reconciliación de los misioneros sacerdotes de la Fraternidad, salvo en situaciones excepcionales o permisos especiales.

23. Para que el acompañamiento espiritual sea adecuado se necesita estabilidad y perseverancia tanto del acompañante como de la misionera que es acompañada. No obstante, la persona con responsabilidad y libertad, podrá cambiar de acompañante espiritual cuando lo vea necesario, ya que según las etapas de la vida espiritual este cambio puede ser conveniente.

24. La misionera elegida como acompañante podrá, con libertad y delicadeza de conciencia, aceptar o no acompañar el proceso espiritual de la misionera que se lo ha solicitado, así como concluirlo si a lo largo del proceso de acompañamiento se dan razones que lo hagan necesario.

25. 1) Las acompañantes espirituales están obligadas a guardar siempre sigilo del fuero interno de las personas que acompañan y no darán informes sobre ellas.

2) Si en la materia que el confidente expresa ante la acompañante existe grave peligro

inminente contra la misma persona o contra terceros suicidio, homicidio y abuso de menores o

de personas vulnerables, el acompañante deberá buscar todos los medios adecuados para que se evite el daño. Y podría quebrar el sigilo si lo ve necesario, pero nunca lo deberá hacer sin justificación ni fuera de estos casos y sin haber informado previamente al confidente, en la medida de lo posible.

26. La revisión de vida es un medio habitual de discernimiento espiritual en comunidad y es complementario del acompañamiento espiritual personal, por lo que no se sustituyen ni excluyen mutuamente.

18 Cf. CFMVD 30. 19 Cf. Ratio Formationis FMVD, 118. 20 Cf. Ratio Formationis FMVD, 235. 21 Cf. Directorio, Cap. VII. 158 b.

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Ejercicios espirituales

27. En la práctica de los ejercicios espirituales de mes, siguiendo diversas temáticas y pedagogía, se tendrá en cuenta el proceso de crecimiento humano y espiritual de los participantes y las diferentes necesidades y desafíos de la vida misionera.

28. Los ejercicios espirituales han de ser vividos en ambientes de silencio y serenidad, que faciliten el “a solas con Dios”, evitando todo tipo de circunstancias que nos puedan distraer.

29. Las misioneras, de acuerdo con lo prescrito en las Constituciones para la realización de los ejercicios espirituales de mes22, acogerán, preferentemente, las propuestas de la Fraternidad y elegirán dónde y cuándo hacerlos, en diálogo con la comunidad local; informando a la responsable correspondiente para efectos de organización. Además, también pueden dar propuestas de realización de ejercicios espirituales a la responsable de área o zona para que lo presente a la Junta.

30. Cuando una misionera no pueda realizar lo previsto en las Constituciones en lo referente a los ejercicios espirituales de mes, discernirá la situación con su responsable inmediata.

31. Cada comunidad local procurará contribuir económicamente, con un espíritu solidario y fraterno, a los gastos de sus ejercicios espirituales. Ninguna misionera dejará de participar en los ejercicios por razones económicas.

32. Dada la trascendencia, a nivel personal y comunitario, de los ejercicios espirituales de mes en nuestras vidas, promocionaremos a las misioneras para que los prediquen y acompañen.

2.2 Ministerio de la Palabra

33. Conscientes de que nuestra dedicación, como mujeres, al ministerio de la Palabra es valiosa y todavía nueva en la Iglesia, pondremos todo nuestro corazón, mente y fuerzas en la misión que se nos confía, abriendo siempre con intrepidez nuevos caminos para la evangelización. Por ello, nos dedicaremos a formar apóstoles de Cristo de entre todas las gentes, creando, acompañando, orientando y coordinando comunidades dinámicas que evangelicen23.

34. Concretaremos nuestra dedicación al ministerio de la Palabra a través de distintos medios, convivencias, escuelas de apóstoles, ejercicios espirituales a laicos, consagrados, sacerdotes, retiros, pautas de oración, escuelas de la Palabra, acompañamiento espiritual, revisiones de vida, clases de teología e investigación teológica, pastoral universitaria y capellanías, conferencias, formaciones, catequesis y otras formas de incidir en la vida de la Iglesia.

35. Abiertas a los signos de los tiempos y a los distintos desafíos, buscaremos también con creatividad vivir el ministerio de la Palabra y la transmisión del mensaje del Evangelio a través de diferentes plataformas: medios de comunicación social, publicaciones, colaboración en proyectos sociales de desarrollo integral y diferentes campos del arte24 como la música, escultura, pintura y literatura, entre otros.

2.3 Misión como testimonio de vida

36. Nuestro estilo de vida, marcado por la sencillez, alegría y desprendimiento que nos da la vivencia de nuestra consagración, nos hace ser testigos ante el mundo de que quien conoce y tiene a Dios nada le falta y que este amor nos une en fraternidad25. Procuraremos que nuestra predicación

22 Cf. CFMVD 31; 32. 23 Cf. CFMVD 142. 24 Cf. EG 167. 25 Cf. CFMVD 53; 57.

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vaya siempre acompañada de un claro testimonio de vida evangélica, que ya de por sí es una proclamación silenciosa que despierta en los otros fuertes interrogantes26.

37. Nuestra vida apostólica y abundantemente contemplativa27 mantiene dentro de nosotras el fuego que Jesús ha venido a prender a la tierra28 y, apoyadas en su fuerza, nos disponemos con generosidad a acoger la misión que Él nos confía en cualquier lugar del mundo.

Disponibilidad misionera

38. Fomentaremos entre nosotras la disponibilidad misionera universal y ofreceremos nuestro carisma en toda la variedad de países y culturas, valorándolas y discerniendo a la luz del Evangelio lo que en ellas hay de auténticamente humano y divino. Viviremos una verdadera inculturación en el lugar donde somos enviadas, esmerándonos en aprender el idioma local, esforzándonos por conocer la idiosincrasia, la historia y la cultura del pueblo para amarlo desde el corazón del Padre, aceptando el dinamismo propio de la encarnación del Hijo de Dios29 y del diálogo sincero, paciente y fecundo con cada cultura30.

39. La disponibilidad misionera en toda nuestra vida se compaginará con la estabilidad necesaria de las comunidades que permita los procesos personales y comunitarios, así como la consolidación de la FaMVD local con su apostolado, sin caer en comunidades cerradas sobre sí mismas.

40. Es sano y enriquecedor que una misionera se relacione con alguna cultura diferente a la suya a través de intercambios, experiencias pastorales o nuevos destinos que le ayuden a potenciar y desarrollar la capacidad de adaptación a nuevas culturas y situaciones diversas31.

41. Un destino es el envío de una misionera a una comunidad local en la que se integrará y donde vivirá su consagración misionera para realizar la misión, estudios, algún servicio en la Fraternidad o para algún otro cometido que se nos encargue según Constituciones. Será regulado por decreto otorgado por la responsable general, en el que se especifica lugar y tiempo.

42. Según el sentir de nuestro fundador y su transmisión del carisma a lo largo de toda su andadura con nosotros32, la vida comunitaria nunca será un fin en sí misma33, sino que estará abierta a la misión, buscando la mayor eficacia apostólica. Por lo cual, una misionera puede ser enviada por la responsable general para realizar una determinada misión, aunque suponga dejar de vivir temporalmente en comunidad. En el decreto de envío se regulará el tiempo y otras disposiciones necesarias.

26 Cf. CFMVD 52; 59; EFMVD 172; 185; EN 21. 27 Cf. CFMVD 18. 28 Cf. Lc 12, 49. 29 Cf. CFMVD 136. 30 Cf. EG 116; 117; Cf. AG 11. 31 Cf. CFMVD 145.5. 32 BI 23: “Así los miembros del Verbum Dei, viviendo en medio del mundo, individualmente o en comunidad se irán renovando y creciendo constantemente al ritmo vital de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo. Animados y guiados por el Espíritu de Jesús no tendrán ciudad ni medio de vida permanentes, sino más bien se encarnarán al modo de vivir y expresarse de las distintas Iglesias o grupos de gentes con el deseo único de que Cristo crezca, que todos los hombres le conozcan, vivan de El y tengan vida abundante hasta llegar a ser todos UNO en Jesús”; BI 83: “Los miembros de la Obra después de los Cursos de Formación, se distribuirán en comunidades siempre que no exija otra forma de vida la mayor eficacia apostólica a juicio de los superiores.”; CFMVD del 2000. 113: “Viviremos en la casa propia de la comunidad local a la cual hemos sido asignados, en comunidades formadas según las exigencias de nuestro apostolado. En casos particulares, cuando, por motivos de apostolado u otros reconocidos por el responsable respectivo, un Misionero o una Misionera Verbum Dei tenga que vivir solo y no pueda practicar la vida comunitaria, deberá mantener un contacto regular con la comunidad más cercana”. 33 CFMVD 142.

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43. Es aconsejable que la misionera, después de permanecer destinada en una comunidad local por un período de ocho a diez años, salga de ese lugar o ciudad al menos un año para hacer algún tiempo sabático, prestar algún servicio a la Fraternidad o para alguna misión que la responsable general le confíe. Estaremos siempre abiertas a un nuevo destino.

La misión compromiso comunitario

44. En las comunidades locales, viviremos la misión como eje integrador y punto de mira del proyecto comunitario34. Profundamente agradecidas por la comunidad, nos esforzaremos en caminar juntas, trabajando en equipo y valorando la aportación de cada una, de manera que todas sintamos como propio el apostolado de las demás. Evitaremos rivalidades, partidismos o apropiarnos de las personas o grupos35. Sabemos que somos colaboradoras de Dios y que es Él quien hace crecer lo sembrado36.

45. Movidas por el “sueño misionero de llegar a todos”37, favoreceremos el descubrimiento, despliegue y formación de los talentos38 de cada una como dones personales que enriquecen el carisma, siempre en diálogo, discernimiento y obediencia para apoyar el proyecto comunitario.

46. Todos los servicios prestados a los hermanos de la Fraternidad – como el servicio de la autoridad, administración, búsqueda de recursos económicos, secretaría, gestión de centros de Espiritualidad, trabajos de infraestructura, acompañamiento espiritual y formación, docencia y otros trabajos en el ITVD, cuidado de las misioneras enfermas o ancianas – están al servicio de la misión, por lo que serán valorados y respetados de la misma manera por todas nosotras.

47. Nuestra disponibilidad misionera se enriquece y concreta también cuando nos ofrecemos o aceptamos por un tiempo alguno de estos servicios y necesidades de la Fraternidad.

CAPÍTULO IV. CONSAGRACIÓN Y CONSEJOS EVANGÉLICOS 48. Nuestra consagración total a Dios, por la misma dinámica de su encarnación, nos pide acoger e integrar las distintas experiencias y situaciones de nuestra realidad humana en el seguimiento de Jesús. Con amor, libertad y delicadeza nos ayudaremos a vivir una espiritualidad encarnada que sea testimonio feliz de nuestra entrega.

34 Cf. Directorio 109. 35 Cf. Faciem Tuam 25.c. 36 Cf. 1 Cor 3,7-8.23. 37 EG 31. 38 Cf. CFMVD 139.

Este capítulo lo hemos llamado: MISIÓN Y ESPIRITUALIDAD: La razón de integrar en un solo capítulo estos dos aspectos ha sido para ir en concordancia con las constituciones, en las que los medios de espiritualidad están incluidos en el capítulo de misión, y también porque no se veía que era necesario decir algo sobre las fuentes de espiritualidad que es el contenido del capítulo de espiritualidad en las Constituciones. Sin embargo, a la luz de los directorios de las otras ramas que si tienen un capítulo de espiritualidad, se nos sugiere que lo volvamos a reflexionar: Reflexión: ¿Piensas que tendría que haber un capítulo de espiritualidad? ¿Piensas que este capítulo se tiene que dividir en dos: capítulo II: de misión y capítulo III de espiritualidad?

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1. POBREZA

49. Por la vivencia del voto de pobreza reconocemos como gracia el sentir necesidad de Dios, sin pretender abarcarlo o limitarlo comprendiéndole con nuestras reflexiones, sino más bien aprendiendo a amarle y contemplarle con asombro.

50. Viviremos nuestro voto de pobreza con espíritu de agradecimiento y generosidad, valorando nuestra riqueza y talentos personales, alegrándonos igualmente de los talentos de los demás, reconociendo sus cualidades y éxitos. Reconoceremos y aceptaremos sin complejos las propias limitaciones y las de los otros.

51. Con la confianza en el amor de Dios, acogeremos y aprenderemos a vivir como experiencias de auténtica pobreza, las situaciones de limitación que la vida nos depara, tales como la enfermedad, fracasos personales o comunitarios, situaciones familiares adversas, dolor o muerte. Estas experiencias, desde un sentido evangélico, acompañarán nuestro proceso de identificación con Jesús.

52. Como misioneras consagradas, viviremos desprendidas de las cosas y poniendo al servicio de la Fraternidad y de la misión no sólo nuestros bienes materiales, sino también nuestros dones y talentos.

53. En la etapa de formación inicial ayudaremos a las misioneras a conocer y comprender las implicaciones económicas que tiene el voto de pobreza, tanto en lo referente a sus propiedades o bienes, como al estilo de vida propio de las misioneras y de las comunidades de la rama. En nuestra formación permanente velaremos por seguir creciendo en la dimensión administrativa y económica como un elemento importante de nuestro voto de pobreza.

54. Los distintos contextos socio-económicos donde se insertan nuestras comunidades no pueden hacernos descuidar la equidad y justicia comunitaria. Por ello, aun teniendo en cuenta que las necesidades y posibilidades de cada lugar son diferentes, evitaremos una desigualdad económica y de estilo de vida entre nuestras ramas comunidades, y misioneras, ayudándonos a vivir en una auténtica solidaridad que favorezca la promoción integral de toda la Fraternidad.

55. Desde el estilo de vida sencillo que nos es propio, discerniremos en comunidad aquellos bienes y medios que nos ayuden a vivir mejor la mayor eficacia apostólica en el mundo de hoy, haremos uso responsable de los mismos y cuidaremos de su adecuado mantenimiento.

56. La compra de aparatos electrónicos, ya sean personales, comunitarios o apostólicos irá precedido de un discernimiento comunitario, desde el que nos dejaremos ayudar y edificar en la vivencia auténtica del voto de pobreza.

57. En solidaridad con los pueblos con los que compartimos el Evangelio, viviremos nuestra pobreza en un estilo de vida sencillo que evita gastos superfluos e innecesarios. Con este mismo espíritu y voluntad de una mayor coherencia con el Evangelio, tendremos especial cuidado con el medio ambiente, favoreciendo en nuestras comunidades la conciencia ecológica.

58. Nuestra vivienda será acogedora, sencilla y práctica, que nos ayude a vivir en un espíritu de pobreza evangélica y de solidaridad universal, sin perder la referencia a los pobres de la tierra, teniendo en cuenta el estilo y arte que nos caracteriza como Verbum Dei. A la vez, deberá ser funcional para que responda a las necesidades comunitarias y apostólicas.

59. De acuerdo con nuestra consagración misionera, vestiremos de manera sencilla como las personas del lugar, siendo signos de solidaridad con los pobres39.

39 Cf. CFMVD del año 2000, 55.

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2. CASTIDAD

60. Viviremos el voto de castidad como experiencia creciente de amor, que nos lleva a vivir con plenitud y gozo nuestra vocación. Para ello, buscaremos espacios y tiempo de silencio y contemplación que favorezcan la vivencia profunda del “a solas con Dios”.

61. Viviremos nuestra consagración total a Dios como proceso de maduración e integración en el amor a través de las distintas etapas de la vida.

62. La vivencia de la castidad como entrega y capacidad de amor, nos invita a vivir la disponibilidad misionera en el encuentro con cada persona, cultura, país, idioma, donde desarrollamos nuestra misión; acogeremos la riqueza de la diversidad compartida y viviremos abiertas a discernir los signos de los tiempos.

63. La castidad como capacidad de amar nos impulsa a vivir nuestro amor fraterno creando relaciones sanas y libres, tanto en la comunidad como con las personas con las que compartimos en distintos ámbitos de nuestra vida y misión. En una actitud de delicadeza y limpieza de corazón, favoreceremos ambientes de confianza y diálogo evitando dependencias afectivas. Con la libertad de corazón del amor forjado, acogeremos y valoraremos a cada persona respetando profundamente su diferencia por encima de cualquier discriminación ideológica, de género, social, generacional, religiosa, intelectual, racial o cultural.

64. En el acompañamiento espiritual pondremos especial delicadeza y limpieza de corazón, tanto al acompañar como al ser acompañadas. Evitaremos crear apego o sumisión, ayudando a que cada persona crezca en libertad, teniendo incluso la valentía de renunciar a un acompañamiento cuando esa libertad de corazón está condicionada por una u otra parte.

65. Conscientes de la complejidad de nuestra vida afectiva y de nuestra consagración célibe, cuando estemos en una encrucijada o con falta de claridad en la integración de nuestra afectividad o sexualidad, procuraremos una apertura sincera con una persona con experiencia y preparación que nos ayude a discernir. Así mismo, aceptaremos humildemente los medios de ayuda que la comunidad nos ofrezca para superar estas situaciones.

66. En la vida comunitaria respetaremos la privacidad de las misioneras teniendo especial cuidado y respeto con las informaciones, valoraciones y comentarios que hacemos de las personas con terceros, tanto respecto a las misioneras, a los miembros de la Fraternidad como a las personas de nuestro apostolado.

67. Valoramos el gran beneficio de los medios de comunicación y redes sociales40 y nos ayudaremos a vivir una cultura sana en el uso de los mismos. Pondremos especial atención al tiempo que dedicamos a su uso41 de manera que, sirviéndonos de ellos, no quedemos atrapadas descuidando el espíritu contemplativo de nuestra vida y obstaculizando también nuestras relaciones inter personales42.

3. OBEDIENCIA

68. La práctica del voto de obediencia supone una gran libertad de nosotras mismas para poder entregar libremente a Dios nuestra propia voluntad. Requiere ir madurando progresivamente en la libertad interior y en el amor incondicional a Dios, uniendo nuestra voluntad a su querer, a través de

40 Cf. EG 87. 41 Cf. Can 666. 42 Cf. CFMVD 51.

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personas, circunstancias e instituciones, que sabemos que no son perfectas, ni responden algunas veces a nuestras expectativas.

69. Conscientes de los condicionamientos históricos y culturales que han pesado y pueden pesar sobre la mujer, buscaremos una formación y vivencia de la obediencia en la libertad, valoración y respeto de nuestra identidad. Nos ayudaremos a lograr nuestro mayor desarrollo en la vocación y llamada personal desde una respuesta obediente al estilo de Jesús.

70. Para vivir la consagración con fidelidad creativa y desde una respuesta libre y personal, nos ayudaremos a discernir y acoger las iniciativas y proyectos que, desde los carismas y talentos personales, promueven nuevos campos de inserción para la evangelización y propagación del Evangelio de acuerdo al carisma Verbum Dei como aporte a la Iglesia y al mundo.

71. La vivencia del voto de obediencia interna y externa, activa, responsable y total supone, en primer lugar, un diálogo sincero y respetuoso que ayude a la búsqueda de la voluntad de Dios. En este diálogo se considerarán tanto las razones de las responsables como aquellas que la misionera exprese, dándose tiempo para comprender y discernir. Tras el adecuado discernimiento, la misionera, desde una actitud orante y obediente, aceptará lo que se le pide.

72. Hay momentos en que la obediencia se experimenta con dolor, porque nos exige salir de nosotras mismas y doblegar nuestra voluntad, en situaciones que quizá no entendemos o en las cuales no nos sentimos comprendidas. Esta obediencia, para ser auténtica, requiere discernimiento a la vez que una gran madurez humana y espiritual y deseos de unión amorosa con Cristo43, haciendo de nuestra entrega una expresión inequívoca de la sinceridad de nuestra vida consagrada y de nuestra identificación con Cristo, quien siendo totalmente libre, da su vida porque la posee44.

Objeción de conciencia45

73. Podría darse el caso de que una misionera al recibir una disposición46 de su responsable, considerara que en conciencia tiene razones graves para no obedecer. Siendo una situación delicada, se deben tener en cuenta los siguientes criterios:

a. La misionera deberá reflexionar con calma antes de concluir que la voluntad de Dios la expresa mejor su propia conciencia que la disposición recibida y distinguir cuándo la resistencia a doblegar la voluntad se debe a que lo que se le pide va contra su criterio, que a una verdadera causa de objeción de conciencia.

b. Recordará también que la ley de la mediación rige en todos los casos y, consecuentemente, deberá abstenerse de tomar decisiones graves sin contraste ni comprobación alguna. Afirmar que lo que cuenta es la voluntad de Dios y no las mediaciones, y rechazar éstas o aceptarlas sólo a conveniencia, puede quitar significado al voto y vaciar la propia vida consagrada de una de sus características esenciales.

c. Las decisiones de la responsable normalmente se refieren a un campo donde la valoración del mayor bien puede variar según los puntos de vista, sin ignorar la oscuridad y la ambigüedad de no pocas realidades humanas que empañan las decisiones. Sabemos que los responsables son mediaciones humanas y, como tales imperfectas, pero vinculantes en virtud de nuestro voto de obediencia siempre que manden algo según constituciones47.

43 Cf. Fil 2,7; Hb. 5,8-9. 44 Cf. Jn 10,17-18. 45 Cf. Faciam tuam, 27. 46 Cf. CFMVD 123. 47 Cf. CFMVD 123.

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74. Para mejor discernir la voluntad de Dios en estas situaciones que pueden provocar gran sufrimiento en la responsable y en la misionera, será oportuno seguir estos pasos:

a. La misionera orará ante Dios y su Palabra para discernir su voluntad y ver si se trata realmente de un impedimento moral cierto, realizando, si fuera el caso, las consultas oportunas y exponiendo las razones de su conciencia a la responsable, quedando siempre abierto el recurso a la responsable inmediata superior.

b. Si el conflicto no se resuelve ni por el diálogo, ni por el camino del recurso, podrán acudir, de mutuo acuerdo, en privado y sin publicidad, a otras personas, incluso de fuera de la Fraternidad. Esta mediación es totalmente voluntaria y amistosa, y no es más que un nuevo intento para encontrar juntas la voluntad de Dios. La opinión de tales personas no tiene fuerza jurídica sobre la autoridad del responsable, sino que se mantiene en calidad de consejo.

c. Si la misionera considera, una vez puestos todos los medios para la objetivación de su objeción de conciencia, que debe seguir la voz de su conciencia, asumirá la responsabilidad consciente de que el rehusar la obediencia puede traer consigo un daño, a veces grave, para el bien común.

Mandato de obediencia

75. Un mandato de obediencia, competencia exclusiva de la responsable general, es un precepto formal48 escrito por medio del cual se impone a una misionera una determinada obligación. Debe ser claro y tiene que explicitar que por el mandato de obediencia queda obligada a cumplir lo que se le pide.

76. El mandato de obediencia se da en situaciones extremas de conducta, tanto en relación a los votos como a la misión u otros aspectos de la vida comunitaria, y solamente cuando se hayan agotado todas las vías de diálogo y corrección fraterna. Queda siempre abierta la posibilidad del recurso al presidente y no suspende la obediencia al mandato requerido hasta que se obtenga la respuesta.

CAPÍTULO V. VIDA FRATERNA

1. LA COMUNIDAD LOCAL INSERTA EN LA FMVD, EN LA FAMVD Y EN LA IGLESIA LOCAL

77. La Fraternidad Verbum Dei es una realidad universal y misionera. En ella las comunidades locales, además de ser el rostro y concreción de la Fraternidad en un determinado lugar, la enriquecen en la medida en que se insertan en las Iglesias locales encarnando en ellas el carisma Verbum Dei en medio de las distintas culturas, realidades o religiones.

78. Desde la comunidad local nos sentimos llamadas a hacer discípulos, creando lazos de comunión con los demás miembros de la FMVD, de la FaMVD y de la Iglesia local.

79. Desde nuestra identidad de rama, viviremos una relación fraterna con los miembros de las otras ramas, con quienes nos une un mismo carisma, misión y vínculo jurídico.

80. En nuestras relaciones eclesiales acogeremos la complementariedad y el aporte específico de cada rama, desde una actitud de comunión, ofreciendo cada una lo mejor de sí misma. Somos conscientes de que la eclesialidad de la FMVD depende de nuestra comunión fraterna, tanto en las comunidades locales

48 Cf. Can. 49.

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eclesiales o de una sola rama, como a todos los niveles en nuestra relación con los miembros y comunidades de las demás ramas.

81. Con espíritu fraterno, nos interesaremos por las otras dos ramas. Procuraremos poner los medios necesarios para que la ayuda mutua entre las tres ramas sea real y concreta, de manera que se propicien encuentros formativos, apostólicos, de convivencia y festivos, promoviendo el ejercicio de amor fraterno eclesial.

82. La eclesialidad nos configura y conforma nuestras opciones y proyectos comunitarios, de manera especial en aquellos lugares donde está presente alguna otra rama. Sin embargo, la eclesialidad de la comunidad local subsiste aunque estuviera presente una sola rama y se reflejará siempre en su apostolado creando FaMVD en la Iglesia.

83. La FaMVD local es el ámbito propio donde nos enriquecemos mutuamente de nuestra fe y vida, apoyándonos y llevándonos a un crecimiento mutuo. Por esta razón, pondremos especial interés en su desarrollo y consolidación.

84. Para mantener los lazos fraternos y el sentido de familia en la rama, favoreceremos la comunicación y relación entre las comunidades locales, especialmente dentro de la misma área o zona.

85. Viviremos la “radicalidad afín”49, como nuestro compromiso personal, comunitario y como rama, de vivir y anunciar el Reino con un corazón indiviso, totalmente para el Señor, dando lo mejor de nosotras mismas junto con los misioneros y los matrimonios misioneros en el carisma propio de la FMVD de oración, testimonio de vida y ministerio de la Palabra, desde las peculiaridades propias de nuestra rama.

2. LA VIDA FRATERNA EN LA COMUNIDAD LOCAL

86. La comunidad local constituye el núcleo familiar evangélico de apoyo mutuo en donde y desde donde vivimos nuestra consagración e identidad apostólico-misionera. Es el hogar en el cual crecemos, maduramos y perseveramos en nuestra vocación y misión50.

87. En la medida de lo posible, las comunidades estarán formadas por un mínimo de tres miembros. En función de la mayor eficacia apostólica, procuraremos que haya misioneras tanto del propio país como de otros, siendo reflejo de la universalidad que caracteriza nuestro ser misionero.

49 Cf. CFMVD 127. 50 Cf. CFMVD 131; 132.

Algunos aportes dicen que la siguiente frase puede generar confusión o relativizar la eclesialidad entendida como la pertenencia a una Fraternidad con 3 ramas:

“Sin embargo, la eclesialidad de la comunidad local subsiste aunque estuviera presente una sola rama y se reflejará siempre en su apostolado creando FaMVD en la Iglesia.”

Por ello en la propuesta siguiente se deja solo la primera parte del número 82 para elegir en la asamblea:

Propuesta 82.1:

82.1. La eclesialidad nos configura y conforma nuestras opciones y proyectos comunitarios, de manera especial en aquellos lugares donde está presente alguna otra rama.

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88. La intencionalidad misionera y el ser signo del Reino ha de marcar el ritmo de la vivencia personal y comunitaria. Es esta intencionalidad la que da color, sabor y sentido a la vida comunitaria. La misión tiene una mayor fuerza de credibilidad cuando se vive en comunidad, sin olvidar que el amor fraterno generoso y desinteresado entre nosotras ya es misión51.

Riqueza en la diferencia

89. La diversidad es riqueza y complementariedad que nos une en una misma realidad y nos orienta hacia el misterio eucarístico, expresión de la unión en la diversidad. En la comunión todos recibimos el mismo Cuerpo de Cristo y decimos con voces únicas y particulares el mismo “amén”52.

90. Las capacidades de apertura, escucha y diálogo son esenciales en toda misionera. Nuestro compromiso comunitario buscará la riqueza de asumir el desafío de integrar las diferencias de edad, cultura, formación o pensamiento, acogiéndonos en la diversidad, creando ambientes comunitarios abiertos, descomplicados y felices, posibilitando una confianza creciente entre nosotras.

Ayuda mutua

91. Nos ayudaremos mutuamente53 al crecimiento de cada misionera desde nuestras propias capacidades, dones y límites, de manera que podamos crecer como mujeres consagradas en la vivencia del carisma misionero Verbum Dei e integrarnos en el proyecto comunitario, aportando cada una lo mejor de nosotras mismas y formándonos lo mejor posible para ello.

92. En comunidad nos ayudaremos a salvaguardar la vida de oración y la práctica de los medios de vida espiritual. Pondremos especial interés en la revisión de vida, como contagio de fe y ayuda mutua, y en las pautas de oración predicadas entre nosotras. La oración en comunidad fortalece los vínculos fraternos y de comunión entre nosotras.

a. La revisión de vida semanal es un lugar privilegiado donde podemos escucharnos y escuchar juntas al Espíritu, quien lleva el proceso de cada una y de la comunidad entera, configurando nuestra vida y proyección misionera.

b. Las pautas de oración son un elemento específico del Verbum Dei que, como transmisión de la fe existencial y personal, deben ser siempre un medio importante en nuestra vida. Las tendremos el día del retiro semanal y en otros momentos de la semana según las situaciones y posibilidades de las comunidades locales54.

c. El retiro semanal y mensual serán normalmente en comunidad.

Siendo corresponsables

93. En comunidad vamos madurando los procesos de discernimiento que configuran nuestra vida personal, comunitaria y apostólica. El discernimiento comunitario forma parte de la dinámica de la vida comunitaria y supone una actitud orante, desinteresada, humilde y abierta. En comunidad escuchamos juntas al Espíritu que habla a través de cada misionera y que puede sugerirnos una respuesta que va más allá de nuestras convicciones y criterios personales, buscando espacios de diálogo comunitario.

94. La confianza mutua desde el diálogo y la comunicación, junto con un íntegro sentido de la obediencia, son necesarios para vivir una auténtica corresponsabilidad en la comunidad.

51 Cf. CFMVD 84. 52 Cf. 1 Co 10, 16-17; Cf. EFMVD 57. 53 Cf. CFMVD 129; 131. 54 En ciudades donde esté presente también alguna de las otras dos ramas de la Fraternidad, se podrán tener pautas eclesiales según el proyecto eclesial local.

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95. En la comunidad local procuraremos no caer en los siguientes extremos, que dañan la vida comunitaria:

a. Una estructura comunitaria rígida que ahogue las iniciativas, tiempos de descanso y autonomía necesarios para la madurez humana y espiritual.

b. Una estructura comunitaria laxa, desorganizada o inexistente que favorece el individualismo, que puede enmascararse entre otros en un activismo apostólico, una espiritualidad individualista o una independencia económica55.

Madurar en el Amor

96. Desde la mirada de Dios, nos descubrimos las unas a las otras como don de Dios, sabiendo acoger y potenciar lo positivo de cada una y ayudándonos mutuamente a llevar nuestras cargas y fragilidades.

97. Nuestras comunidades estarán siempre en función de vivir y potenciar la misión, procurando que las desavenencias que puedan surgir entre nosotras nunca bloqueen o impidan la vivencia fraterna, ni la dinámica apostólica.

98. En comunidad aprendemos una y otra vez a vivir y asumir los conflictos, desde una actitud abierta y sincera, con paciencia, sano optimismo y valorando positivamente la diversidad entre nosotras.

99. Nuestras relaciones fraternas tendrán siempre como base la sinceridad y la confianza, sin dejarnos condicionar por prejuicios, críticas o comentarios con terceros, que minan la comunión fraterna, dándonos una y otra vez una credibilidad renovada y abierta.

55 Cf. Asamblea de rama del 27 de septiembre de 2012, número 21: En la comunidad local se procurará no caer en los siguientes extremos:

a) Una estructura comunitaria rígida y controlada que:

ahoga la iniciativa y creatividad personal y apostólica.

impone criterios personales en la vivencia de la consagración.

impide el espacio personal necesario para la madurez humana, la libertad personal y el crecimiento espiritual.

crea núcleos comunitarios aislados del resto de la rama o de la Fraternidad.

dificulta la integración de personas provenientes de otros contextos.

incapacita para una vida comunitaria en otros contextos. b) Una estructura comunitaria laxa, desorganizada o inexistente (por no tener vida comunitaria) que:

favorece un individualismo excesivo.

relativiza criterios fundamentales de la vida consagrada como se entiende en la FMVD.

absolutiza de forma excesiva las necesidades y los criterios personales.

crea núcleos personales aislados de la propia comunidad.

impide el crecimiento personal que se da a través de la confrontación comunitaria.

incapacita para una vida comunitaria en otros contextos.

puede enmascararse en activismo apostólico o laboral.

favorece una espiritualidad individualista.

favorece la independencia económica.

Recogiendo los ecos de algunos aportes, se hace la siguiente propuesta para decidirla en la asamblea: Propuesta: Incluir la nota 55 no como pie de página sino en el texto del directorio.

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100. En comunidad aprendemos a madurar y a vivir en una actitud de reconciliación, de perdón y de acogida. Esto entraña el perdón dado, pedido y recibido, en actitud de misericordia, lo que supone tomar la iniciativa de acercarnos con sinceridad y corregirnos mutuamente con amor fraterno, con las mismas actitudes de amor misericordioso con que Jesús se acerca a nosotros, nos perdona y reconcilia con Él.

101. Nuestra ayuda y corrección fraternas serán constructivas y discernidas en la oración, buscando apoyarnos entre nosotras. Siempre nos dirigiremos en primer lugar a la misionera implicada56 con amor fraterno sincero y misericordioso, para que, desde el diálogo, ésta pueda expresarse y hacerse consciente de su actitud para vivir mejor la consagración y misión a la que todas hemos sido llamadas.

102. La vida comunitaria supone en cada una de nosotras un amor entrañable y una aceptación que va más allá de las fragilidades y fallos personales y ajenos. Aprender a amarnos así es el auténtico testimonio de vida evangélica que el mundo necesita y el primer anuncio del Reino de Dios, como dice Jesús: “en esto conocerán todos que sois mis discípulos”57.

103. Si en la vida comunitaria se presentaran faltas graves contra la caridad, como pueden ser abuso de autoridad, maltrato sicológico, emocional, verbal o físico, una vez agotadas las vías de dialogo por las instancias locales e intermedias, se acudirá a la responsable general previamente informada, quien procederá, según el derecho propio, con justicia y caridad, buscando que la verdad brille y que se reparen los daños, en su caso.

Momentos de descanso

104. En la vida comunitaria es necesario ser creativas y flexibles en la búsqueda de tiempos de descanso y recreación. Los momentos lúdicos y de expansión, comunitarios o personales, además de procurarnos el necesario descanso y la distancia de las situaciones intensas que vivimos, nos renuevan como personas y misioneras. Cuando estas actividades se realizan en común, fortalecen los lazos comunitarios y el conocimiento mutuo entre nosotras.

105. La vivencia de nuestra vida misionera apostólica puede provocar cansancio, desgaste o desmotivación. Cuando esto ocurra, propiciaremos entre nosotras el tiempo necesario, personal o comunitariamente, para renovar y revitalizar la esencia de la vocación, de la misión y de la vida en comunidad.

Nuestras viviendas

106. La vida consagrada en comunidad implica el necesario respeto a la intimidad personal y espacios adecuados en los que las misioneras puedan vivir la consagración con dignidad, sin estrecheces que lleguen a obstaculizar un sano equilibrio físico y emocional.58 En la medida de lo posible, procuraremos que cada misionera tenga su habitación personal para favorecer la vida interior, el trabajo intelectual y el descanso, evitando, no obstante, el aislamiento y el individualismo.

107. Nuestras comunidades podrán acoger a algunas personas para un proyecto de misión o por otros motivos, por tiempos definidos, de acuerdo con la estructura de la casa y guardando siempre los espacios y tiempos comunitarios. Deberemos conocer previamente a las personas y establecer las condiciones de su estancia. Sin embargo, evitaremos que en nuestras casas convivan personas ajenas a la comunidad de forma indefinida y permanente.

108. Los espacios dedicados a la vida comunitaria diferenciados de los apostólicos, se discernirán en la comunidad local y se definirán en su proyecto comunitario.

56 Cf. Mt. 18, 15-17. 57 Jn. 13,35. 58 Cf. CFMVD 134.

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Proyecto comunitario

109. Cada comunidad elaborará anualmente su proyecto comunitario59 en el cual tendremos en cuenta los diferentes aspectos de nuestra vida misionera, sin subestimar ninguno, así como su viabilidad, tanto en el aspecto económico como de recursos personales. En él quedarán integrados los diferentes aspectos que atañen la vida de la comunidad, los objetivos planteados y los medios para realizarlos:

a. En lo referente a la vida espiritual, los momentos de oración en común, pautas, tiempos de revisión y de retiro, así como los ejercicios espirituales de mes de cada una de las misioneras.

b. En lo referente a la vida comunitaria, la armonización de las diversas necesidades personales, de trabajo, estudio y apostolado de las misioneras, así como los tiempos y lugares destinados al silencio, la oración y el estudio, los momentos comunitarios de formación permanente, compartir fraterno, descanso y las visitas regulares a las familias, entre otros.

c. La dimensión apostólica de la comunidad, tanto en relación a la FaMVD como a otros compromisos apostólicos y eclesiales de las misioneras de la comunidad, de manera que todas podamos participar corresponsablemente aunque de manera diferenciada en tiempo y dedicación.

d. Otros servicios comunitarios que se requieran para el buen funcionamiento de la comunidad o de la vida de la Fraternidad, de acuerdo con aquello en lo cual se nos ha pedido colaborar.

e. El presupuesto anual de manera que se asegure la estabilidad de la comunidad. En él se debe prever el digno sustento de las misioneras que la componen, atendiendo especialmente sus necesidades básicas, como son vivienda digna, manutención, salud, y pensión. Además de poder financiar otros gastos de nuestra vida misionera como el ejercicio de la misión, ejercicios espirituales, formación, visitas familiares, tiempos sabáticos, recreación y necesidades personales, e incluir la contribución solidaria a la economía de la FMVD en sus diferentes instancias. Asumiremos responsablemente entre todas la generación suficiente de recursos económicos, con equilibrio, equidad y espíritu fraterno.

f. Cuando en la comunidad se requiera la realización de trabajos remunerados,60 intentaremos que éstos, en la medida de lo posible, sean acordes a la misión. Estos trabajos deberán discernirse y evaluarse periódicamente para que no pongan en peligro la vivencia de los medios de espiritualidad, la vida comunitaria y apostólica y la dedicación a la FaMVD.

110. El proyecto comunitario se enriquece en la medida en que cada una aporta sus capacidades, formación y talentos, procurando ser creativas y buscando lo mejor para cada una y el conjunto.

3. EN LA ENFERMEDAD Y ANCIANIDAD

111. Conscientes de que la ancianidad es un don y un regalo del Señor para toda la Fraternidad, reconoceremos en las misioneras mayores la sabiduría que nace de la experiencia misionera bregada en las dificultades, la fidelidad y el gozo de la consagración al Señor en las etapas finales de la vida.

112. Cuando en una comunidad haya misioneras enfermas o con cualquier tipo de fragilidad personal, las atenderemos con afecto y respeto, ayudándoles a aceptar sus propias limitaciones y a asumir el sufrimiento poniendo los medios a nuestro alcance. Estas situaciones nos exigen ahondar en una nueva calidad de amor y pueden hacer brotar en nuestras comunidades un auténtico sabor de Evangelio.

59 En comunión con el proyecto de área/zona y del gobierno general. 60 Cf. CFMVD. 103.

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Fecundidad en esta etapa de la vida

113. En el transcurso de nuestra vida aprenderemos a vivir desde una actitud agradecida a Dios por todos los bienes recibidos y a acoger las situaciones de enfermedad, duelo, vejez o deterioro, propios de la condición humana, asumiendo nuestra limitación y pobreza, con naturalidad, como una realidad que nos purifica y nos hace solidarias con nuestros hermanos.

114. Procuraremos envejecer con agradecimiento por el paso y la fecundidad de Dios a través de nuestra vida y su presencia vivificante en esta nueva etapa, en la cual, a la par que nuestro cuerpo se va deteriorando, nuestro espíritu se fortalece en el Señor61.

115. En la formación permanente tendremos en cuenta esta realidad de la vida y buscaremos prepararnos para acompañar, vivir y asumir estos momentos de fragilidad y enfermedad, tanto en las demás como en nosotras mismas.

116. Nuestra vida espiritual tiende a desarrollarse de manera nueva y más intensa cuando atravesamos situaciones de fragilidad aguda o enfermedad. La consagración puede adquirir entonces un sentido y una hondura desconocidos, en nuestra unión con Cristo sufriente. Unidos a Él en el dolor, experimentamos la fuerza de Dios en la debilidad y nuestra misión puede alcanzar, paradójicamente, su mayor eficacia en la inactividad propia de la enfermedad y vejez62. Nuestro espíritu misionero se aquilata y nos impulsa a vivir estas circunstancias en unión con tantos hermanos enfermos y ancianos, alentándolos y estimulándolos con nuestro testimonio, nuestra empatía y nuestra palabra.

117. A medida que vamos avanzando en edad entramos en una etapa nueva de nuestra vida, en la cual, conscientes del desgaste natural de nuestro proceso vital, nos alegraremos de dejar los puestos de responsabilidad a otras misioneras o, en su caso a otros miembros de la Fraternidad. Nuestra ayuda y colaboración con la Fraternidad y con la rama se interiorizan adquiriendo una profundidad y fecundidad hasta entonces nunca imaginadas, desde la oración apostólica, la serenidad, la alegría y el amor generoso y gratuito que brotan del corazón agradecido y pacificado en el Señor.

118. A los 75 años pondremos nuestros cargos de responsabilidad a disposición de la responsable general, para que ésta provea convenientemente la confirmación del cargo o la sustitución del mismo.

119. Las misioneras enfermas y mayores vivirán los medios de espiritualidad de manera adaptada a su situación, en diálogo con la responsable local.

Desde la vida comunitaria y fraterna

120. Acogeremos fraternalmente a las misioneras enfermas en nuestras propias comunidades, en la medida de lo posible. Procuraremos, con los medios a nuestro alcance, proporcionarles lo necesario para curar o, al menos, aliviar su situación. La responsable local garantizará que la misionera enferma tenga acceso a la atención médica necesaria y a todo lo que precise para su manutención personal. La misionera enferma, por su parte, se dejará ayudar, aceptando los cuidados que se le ofrecen, facilitando el diálogo con los médicos y la comunidad.

121. En caso de enfermedades psíquicas es fundamental que la misionera se deje conducir por medio del diálogo y la obediencia, sobre todo en lo que concierne al seguimiento del diagnóstico y tratamiento, depositando toda su confianza en la comunidad que la sostiene y la anima, desde una actitud de confianza en la responsable, para que pueda encontrar la mejor manera de superar o sobrellevar la enfermedad.

61 Cf. 2 Co 4,16. 62 Cf. Col 1,24.

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122. En el caso de enfermedades psíquicas o físicas graves, después de una valoración profesional que ayude a determinar el grado de enfermedad y prescripciones necesarias, se hará un discernimiento comunitario objetivo, desde la caridad, la discreción y el compromiso evangélico, para valorar si la comunidad local puede asumir a la misionera en sus estructuras propias. Este discernimiento corre a cargo de la responsable local, de la responsable de área o rama en la zona (A/RZ)63 con su Consejo y de la responsable general.

123. Dispondremos de casas para atender a misioneras ancianas o enfermas que así lo requieran o lo soliciten, de forma que puedan ser cuidadas con la mejor dedicación y atención posible.

124. El cambio de destino de una misionera enferma corresponde a la responsable general de rama, en diálogo con la interesada y su responsable local. Deberá además escuchar el parecer de su Consejo, de las responsables de A/RZ correspondientes y de la responsable local de la comunidad a la que es destinada.

125. Puede haber casos en que, después de considerar el grado de gravedad o la naturaleza específica de una enfermedad, desde criterios médicos objetivos y buscando siempre el mayor bien de la misionera enferma, se consideren más adecuados los cuidados en una estructura especializada o una casa independiente de la casa comunitaria. Tal decisión es competencia de la responsable general de rama con el consentimiento de su Consejo, oyendo el parecer de la responsable local y de la de A/RZ donde está la misionera, y si su condición lo permite, en diálogo con la propia interesada, ayudándole a acoger la decisión y a integrar y vivir su nueva situación.

Hacia el encuentro definitivo con el Señor

126. Es aconsejable que cada misionera haga su testamento vital, en el cual deberá expresar su voluntad acerca de los últimos momentos de su vida, de acuerdo con el derecho propio.

127. En el caso de que una misionera pueda encontrarse en una situación de enfermedad que comporte decisiones importantes, nos regiremos por los siguientes criterios y disposiciones:

a. Cuando una misionera está en fase terminal e irreversible, la acompañaremos con nuestra presencia y oración para ayudarle a vivir la muerte con serenidad y confianza en el Señor, que la llama para el encuentro esponsalicio definitivo.

b. A la vez pondremos los medios ordinarios a nuestro alcance para paliar su dolor, de acuerdo con los criterios morales de la Iglesia. En caso de tener que tomar una decisión acerca de los últimos momentos, nos regiremos por los criterios de la Iglesia acerca del final natural de la vida, así como por la equidad entre los diferentes miembros de la Fraternidad en el uso de los tratamientos.

c. Si la misionera no tuviere el uso de sus facultades, se deberá tener en cuenta su testamento vital. La decisión corre a cargo de los responsables legítimos de la FMVD64.

4. RELACIONES CON LAS FAMILIAS DE LAS MISIONERAS

128. La FMVD adquiere con las familias de las misioneras un vínculo especial, que hemos de cuidar y fomentar, como miembros de una gran familia unida en la misión de dar a conocer al Señor; misión a la que nuestros familiares se unen de manera especial por el don y ofrecimiento de la propia hija o hermana.

63 A partir de estos números, abreviaremos “área o rama en la zona” como “A/RZ”. 64 Si hubiera discrepancias con los familiares directos acerca de la decisión, buscaremos el diálogo y evitaremos la confrontación, teniendo en cuenta la legislación civil sobre el particular.

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129. Para favorecer la relación con las familias, en las comunidades locales en donde haya familiares de alguna misionera o algún otro miembro de la Fraternidad, haremos lo posible por mantener una buena relación con los mismos.

130. Las misioneras podrán visitar a su familia directa cada tres años con una duración de un mes de estancia. Si la misionera vive relativamente cerca de su núcleo familiar y teniendo en cuenta que será la comunidad local o el área quienes asumirán el costo del viaje, podrá, en discernimiento con su responsable local, determinar la distribución de ese mes de tiempo a lo largo de los tres años.

131. Tendremos la máxima delicadeza y trato posibles con nuestros padres ancianos o enfermos, a quienes visitaremos con mayor frecuencia, procurando que no se encuentren desamparados en las etapas finales de su vida.

132. En el caso de que el núcleo familiar de una misionera atraviese una situación económica difícil la misionera presentará la situación a su comunidad, la cual discernirá como buscar creativa y comunitariamente formas de poder responder a esta necesidad. Es competencia de la responsable general oído el parecer de su Consejo y de las responsables correspondientes, cualquier permiso especial en este terreno.

133. Procurando mantener siempre muy vivos los vínculos con nuestras familias de origen, pondremos esmero en no perder de vista la equidad y solidaridad con las otras misioneras que viven más alejadas de sus familias o cuyas comunidades o familias disponen de menos medios económicos.

134. En el caso de que una misionera deba ayudar a su familia por enfermedad o alguna otra necesidad apremiante, buscaremos en comunidad la forma de apoyarla y acompañarla.

a. Cuando esta situación conlleve una mayor presencia en el núcleo familiar, la misionera pedirá un permiso de atención especial a la familia, que le puede ser concedido si las circunstancias permiten la presencia asidua de la misionera en la comunidad local, combinando ambas realidades. El permiso de atención especial a la familia será otorgado por la responsable general de rama, oído el parecer de la responsable de A/RZ y de la responsable de la comunidad local en la que se incorpore. En el decreto se concretará la relación que ha de tener con la comunidad local.

b. Si la situación familiar requiere la ausencia de la comunidad local, se deberá pedir el correspondiente permiso de ausencia de acuerdo con lo establecido en las Constituciones y en este directorio.

5. AUSENCIA DE LA COMUNIDAD LOCAL

Permiso de Ausencia

135. El permiso de ausencia de la comunidad local es una concesión que se da a para vivir fuera del núcleo comunitario. Las causas por las que puede ser otorgado pueden ser enfermedad de la persona, estudios, apostolado, situaciones familiares, un tiempo de discernimiento u otras.

136. La misionera que considere necesario ausentarse de la comunidad local deberá solicitar por escrito el correspondiente permiso, haciendo constar los motivos:

a. Si es por más de un mes y menos de un año, lo solicitará a la responsable de A/RZ, quien podrá concederlo con el consentimiento de su Consejo y la confirmación del responsable general, oído el parecer de la responsable local cuando es dentro de una misma zona o área.

b. Si es por más de un mes y menos de un año en una zona o área distinta de la que está destinada, lo solicitará a la responsable general de rama. Ésta podrá conceder el permiso,

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con el consentimiento de su Consejo, oído el parecer de las respectivas responsables locales y de A/RZ.

c. Si es por un año o un tiempo superior, lo solicitará a la responsable general de rama. Ésta podrá conceder el permiso con el consentimiento de su Consejo, oído el parecer de las respectivas responsables locales y de A/RZ. En el decreto deberá especificarse el tiempo de duración de su ausencia comunitaria y otras disposiciones para su situación particular.

137. Durante el permiso legítimo de ausencia, la misionera continúa formando parte de la Fraternidad. Velaremos para que se sienta integrada con sentido de pertenencia.

138. En consonancia con el modo habitual de vida de las misioneras y comunidades de la rama, la misionera con permiso de ausencia intentará buscar medios de autoabastecimiento (vivienda, manutención, salud y pensión). Cuando sea necesario, la responsable local, o en su defecto la responsable de A/RZ, en diálogo con la misionera en ausencia, discernirá cómo ayudarle en aquellas necesidades espirituales y materiales que puedan surgir de su situación particular. Los gastos extraordinarios que devengan de esta situación son gestionados por el gobierno general de rama, directamente o a través de las instancias intermedias o locales.

139. La responsable general de rama o A/RZ en su caso, en diálogo con la interesada, le asignará una misionera de referencia, de su confianza, distinta de su acompañante espiritual, quien asumirá las competencias de una responsable local. Le asignará, si fuera oportuno, una comunidad de referencia.

140. En el decreto deberán figurar los siguientes aspectos, adaptados a su situación particular:

a. Comunicación regular al menos una vez al mes con la misionera de referencia, en la cual se hará la evaluación periódica de la vida consagrada y de la evolución del proceso.

b. De acuerdo al voto de obediencia, con la misionera de referencia discernirá y acogerá las decisiones más importantes, así como aquellos compromisos que su situación particular le llevara a asumir.

c. En virtud del voto de pobreza vivirá la pobreza evangélica y la solidaridad propia de una misionera consagrada y presentará a la misionera de referencia con claridad y transparencia su situación económica. En diálogo con ella elaborará el presupuesto de sus gastos. Al final del año le entregará su estado de ingresos y gastos.

d. Relación asidua con la comunidad asignada, si la hubiere.

e. Colaboración, en la medida que su situación particular le permita, en la misión propia de la Fraternidad, en diálogo y obediencia a sus responsables.

f. La misionera con permiso de ausencia no está autorizada a contraer deudas en nombre propio o de la Fraternidad, teniendo en cuenta las disposiciones del derecho universal y propio sobre adquisición y posesión de bienes65.

g. Si por una situación particular, necesitara hacer determinadas gestiones legales o económicas extraordinarias, tras discernirlo con la responsable general de rama, ésta, si procede, le otorgará por escrito el correspondiente permiso definiendo el marco dentro del que puede proceder. La interesada deberá a su vez asumir por escrito toda la responsabilidad, dejando constancia de que la Fraternidad no asume ninguna obligación legal.

h. De acuerdo con el derecho universal66 y propio67, la aceptación de compromisos pastorales o laborales de más de un año y menos de dos se discernirán en obediencia con la responsable

65 CFMVD 104; 107; Cf. Cann. 668.5; 672; 285; 286. 66 Cf. Can. 671. 67 Directorio, Cap. VII, 184,e.1.

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de A/RZ donde se encuentra. Si el compromiso excede dos años, se necesita el consentimiento escrito de la responsable general de rama.

141. Cuando la situación particular de la misionera con permiso de ausencia así lo exija, la responsable general, con el consentimiento de su Consejo, puede eximir de alguna de estas disposiciones.

142. La misionera de referencia, así como los diferentes miembros de la comunidad de referencia y la responsable de A/RZ, ayudarán a la misionera con permiso de ausencia, con responsabilidad, acogida y amor fraterno, a que pueda vivir la vocación y misión desde su situación particular.

143. En los casos de ausencia de la vida comunitaria por las razones que fueren, se deberá guardar la confidencialidad necesaria y el respeto a la misionera en todos los ámbitos de actuación.

Ausencias irregulares

144. En caso de ausencia irregular por más de seis meses, descuido habitual de las obligaciones de la vida consagrada, y mínimos de vinculación a la comunidad asignada, la responsable de A/RZ, o en su defecto la responsable general de rama, iniciará un diálogo de discernimiento. Si en dicho diálogo no se alcanza un acuerdo positivo, la responsable general de rama iniciará el proceso de separación jurídica de la Fraternidad68.

145. Toda situación irregular, por las razones que fueren, exige mucho diálogo fraterno para ayudar a la misionera de votos perpetuos a encontrar el cauce y camino de su reinserción y reincorporación comunitaria. La actitud de cualquier responsable, al nivel que fuere, con la misionera que por alguna razón estuviera más alejada, será la de Jesús, siempre sensible a la debilidad y vulnerabilidad humana y saliendo al encuentro del más necesitado.

CAPÍTULO VI. FORMACIÓN

146. En lo referente a la formación, nos regiremos por la Ratio Formationis de la Fraternidad. Las siguientes disposiciones iluminan aspectos de la formación que no están contemplados en la Ratio Formationis.

Tiempo de discernimiento vocacional

147. Para propiciar la experiencia comunitaria a alguna joven dentro del tiempo de discernimiento vocacional, la responsable de A/RZ con su Consejo, en diálogo con las misioneras de la comunidad local correspondiente, determinará una comunidad donde estas personas puedan ser acogidas y acompañadas.

148. En algunas ocasiones puede ser conveniente juntar a varias personas de distintas áreas o zonas para la experiencia comunitaria dentro de este tiempo de discernimiento. Para fomentar el sentido de corresponsabilidad entre las instancias intermedias y las responsables locales, es importante que haya comunicación, ayuda mutua y unión de fuerzas con respecto a las jóvenes en discernimiento vocacional. De mutuo acuerdo decidirán las responsables respectivas en qué comunidad local se realizaría dicha experiencia, en diálogo con las misioneras que acompañan los procesos.

68 Cf. Cann. 696; 697.

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Etapa de votos temporales

149. El periodo de votos temporales será normalmente de siete años. La responsable general de rama puede modificar, por causas justificadas, el tiempo de la profesión temporal, a petición de la responsable de Formación, o de la interesada, teniendo en cuenta que este periodo no puede ser inferior a los cuatro años ni superar los nueve años.

150. En la etapa de votos temporales es conveniente pasar un tiempo en los orígenes del VD, en sus lugares más representativos para consolidar el sentido de pertenencia a la FMVD, al contacto con sus raíces.

151. Antes de la última renovación de votos temporales, las formadoras pondrán especial interés en dialogar con la misionera los aspectos importantes que deba tener en cuenta para orientar la preparación próxima a los votos perpetuos.

152. Entendemos por preparación inmediata a los votos perpetuos el tiempo que oscila entre la admisión para ellos y el tiempo en que se profesan. La preparación próxima es la preparación anterior a los votos perpetuos desde la última profesión de votos temporales69.

153. Las misioneras antes de pronunciar la profesión perpetua, harán una declaración notarial de que todo bien material, mueble o inmueble, que le sobrevenga después de los votos perpetuos, incluidas las herencias pasarán a pertenecer a la Fraternidad.

154. Cada Centro de formación tendrá un equipo formativo que acompañará a las misioneras en formación. Las misioneras de votos temporales que se encuentren en comunidades de estudio o apostólicas tendrán una misionera encargada de su formación que será designada por la responsable general en diálogo con la responsable de A/RZ correspondiente.

Formación Permanente

155. En los programas de formación permanente, ya sea organizados por la responsable de la comunidad local, por los responsables de las instancias intermedias o del gobierno general70, las misioneras de votos perpetuos tendrán parte activa en esos programas impulsando iniciativas, propuestas y sugerencias, puesto que la primera responsable de la propia formación permanente es la misma misionera71. En estos programas se incluirá en la medida de lo posible la atención de las etapas significativas de la formación permanente:

a. En los cinco primeros años de votos perpetuos, se les acompañará con reuniones periódicas, momentos de formación y profundización en aspectos específicos que ayuden a la integración de las diferentes dimensiones de nuestra vida consagrada. Siendo conscientes que en esta nueva etapa nos adentramos a la formación permanente como fidelidad creativa a Dios; en el apostolado, en las nuevas responsabilidades adquiridas y en el compromiso de la vida fraterna desde un marco eclesial.

b. Hacia los diez años de votos perpetuos72 es necesario impulsar y promover en la formación permanente la integración de la donación de nosotras mismas en nuestras labores apostólicas con la vida espiritual intensa y una consagración profunda para que el trabajo apostólico no se viva de manera absorbente y nos dejemos arrastrar por un activismo febril73. Frente a los diversos retos en la formación permanente74 es necesario que en los proyectos tanto personales como comunitarios se ponga especial atención a esos aspectos.

69 Cf. Ratio Formationis FMVD, 209-212. 70 Cf. Ratio Formationis FMVD 430-435. 71 Cf. Ratio Formationis FMVD 426. 72 Cf. CIVCSVA, Orientaciones sobre la Formación en los Institutos Religiosos 42. 73 Cf. Breve Ideario, 47. 74 Cf. Ratio Formationis FMVD, 404-405.

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c. En los siguientes años de nuestra formación permanente es importante que busquemos elementos que nos ayuden a seguir asumiendo las responsabilidades que recibimos dentro de la comunidad y en la misión porque estas son cada vez mayores y nos exigen una capacidad de resiliencia más profunda.

d. Prestaremos especial atención a las diversas etapas de nuestra formación permanente en momentos donde experimentemos cansancio profundo, crisis, dificultades personales, comunitarias y apostólicas. Con humildad nos dejaremos ayudar, buscando renovarnos espiritualmente y cuando sea necesario acudiremos a alguna ayuda psicológica o médica.

Estudios

156. En la medida de lo posible las misioneras cursaremos estudios teológicos de post-grado u otras disciplinas75. Pondremos toda nuestra inteligencia y creatividad, para capacitarnos al servicio de la misión y así atender las necesidades de nuestro entorno y responder a los interrogantes más acuciantes de nuestro mundo.

157. Para definir la especialidad de estudio, se tendrá en cuenta, en diálogo con las misioneras interesadas, los dones personales de las mismas, los desafíos de la misión, la necesidad de la rama y de la FMVD.

CAPÍTULO VII. SERVICIO DE LA AUTORIDAD

158. El servicio de autoridad en la rama se vivirá desde los principios que se establecen en las Constituciones76 y, además, se tendrá en cuenta lo siguiente:

a. Respetará los ámbitos de competencia de cada instancia de gobierno en comunión fraterna.

b. Respetará la libertad de conciencia de los miembros de la rama; por ello, las responsables de cualquier instancia no asumirán el acompañamiento espiritual de las misioneras que estén bajo su tutela de gobierno.

c. En todas las instancias de gobierno las responsables y consejeras deberán asumir un compromiso de confidencialidad y discreción al aceptar el cargo correspondiente.

d. Estarán libres de compromisos incompatibles para ejercer bien su responsabilidad.

159. Las misioneras acudiremos con confianza a nuestras responsables con quienes podremos compartir libre y espontáneamente y por quienes seremos escuchadas con aprecio. Con ellas discerniremos los aspectos esenciales de la vida misionera consagrada. Las responsables en ningún momento inducirán a las misioneras a que revelen su fuero interno77.

1. GOBIERNO GENERAL DE RAMA

1.1 Responsable general

160. La misión de la responsable general en su servicio de autoridad, de acuerdo a las Constituciones y a un buen espíritu de gobierno, es:

75 Cf. CFMVD 160. 76 Cf. CFMVD 186. 77 Cf. Can. 630.5.

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a. Animar la vida espiritual de las misioneras, ayudando a potenciar su vocación, consagración, vida comunitaria y misión en fidelidad al carisma78.

b. Ser signo de comunión en la rama, amar a cada misionera y ser expresión del amor de Dios por cada una, conduciéndolas a la práctica de la caridad79.

c. Vivir e impulsar en la rama la comunión con las otras ramas de la FMVD y con la FaMVD, con el presidente y la Junta general.

d. Buscar y discernir la voluntad de Dios escuchando con solicitud a las misioneras, ayudando a crear climas de diálogo, participación, corresponsabilidad y trabajo en equipo.

e. Enviar a las misioneras en misión.

f. Mantener vivo en la rama el sentir con la Iglesia80.

g. Infundir ánimo en las dificultades y estar atenta a las necesidades de la rama y de cada misionera81.

h. Visitar las comunidades y misioneras, personalmente o a través de sus delegados82 y favorecer la comunicación asidua, especialmente con las comunidades más aisladas.

i. Tomar las oportunas decisiones y garantizar que se pongan en práctica.

Competencias de la responsable general

161. La responsable general asumirá las competencias establecidas en las Constituciones83 y en el derecho propio. Además le corresponde:

a. Velar por el crecimiento y la promoción de la rama como mujeres consagradas en la Fraternidad, en la Iglesia y para el mundo.

b. Elaborar con su Consejo el proyecto de gobierno para el sexenio y comunicarlo antes de concluir el primer año de su gobierno para que corresponsablemente sea asumido por las misioneras de la rama.

c. Enviar a las misioneras en misión designándoles la comunidad local en donde deben integrarse84. Para llevar a cabo esta competencia, pedirá el parecer a su Consejo y dialogará con la interesada, previa consulta a las responsables locales y de A/RZ correspondientes.

d. Reunir de forma periódica a las responsables de A/RZ para evaluar juntas la marcha de la rama con su Consejo por medios virtuales u otros.

e. Convocar85 a mitad del sexenio de su gobierno una reunión general de rama para evaluar, proyectar y estudiar temas de interés de la rama, con miembros representativos de la misma. El objetivo, la temática, la forma de elección de los representantes y el número de participantes se determinará en la carta convocatoria, con el consentimiento del Consejo de rama y confirmación del presidente.

f. Informar periódicamente a la rama de la marcha de la misma.

78 Cf. CFMVD 218; Vida fraterna en comunidad 50a. 79 Cf. CFMVD 219. 80 Cf. CFMVD 11. 81 Cf. CFMVD 209. 82 Cf. CFMVD 218. 83 CFMVD 135;218; 220. 84 CFMVD 218. 85 No será obligatorio convocar esta reunión si hubiera una Asamblea extraordinaria durante el sexenio. Cf. CFMVD 211.3.

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162. La responsable general no tomará decisiones significativas que afecten la marcha de la rama tres meses antes de la finalización de su mandato, como son erección o supresión de comunidades y destinos de aquellas misioneras con un cargo de responsabilidad.

Término del mandato

163. Al terminar el mandato, la responsable general saliente contará con un tiempo prudente para hacer entrega actualizada de su gestión de gobierno con la información necesaria y documentación de la Secretaría de rama a la siguiente responsable general de rama.

164. Terminado su periodo de servicio como responsable general, se procurará que pueda tener un periodo de descanso adecuado antes de asumir un nuevo destino. Respetará la gestión del nuevo gobierno siendo recomendable y prudente que tome cierta distancia del gobierno general.

165. Se considera incapacidad temporal de la responsable general cuando por un cierto periodo menor a los cuatro meses no puede asumir sus funciones por motivos de enfermedad, familiares u otras circunstancias. En ese caso se tomarán los siguientes pasos86:

a. La vice responsable en el momento que surge la dificultad asumirá las funciones con la ayuda del Consejo general, pero no tomará decisiones concernientes a la rama con repercusiones relevantes en la marcha de la misma.

b. Si a los 4 meses de la incapacidad no puede asumir su cargo se considerará vacante el puesto.

c. Se convocará asamblea en tres meses para elegir la nueva responsable general.

166. Se entenderá como causa grave para remoción del cargo por “grave perturbación”87 aquellas actitudes que provoquen divisiones, falta de comunión, acepción de personas o abuso de autoridad intimidando la conciencia de las personas.

1.2 Consejo general

167. El Consejo general de las misioneras estará formado por tres consejeras. Según las necesidades de la rama, la responsable general, con el consentimiento de su Consejo y del presidente, podrá nombrar una cuarta consejera con voz y voto en las deliberaciones del Consejo general. Esta cuarta consejera no es miembro de la Junta general de la FMVD88.

168. La responsable general con su Consejo, se reunirá como mínimo una vez al mes de forma presencial o por otros medios. Mantendrán siempre una constante comunicación y búsqueda conjunta de discernimiento y consenso para las distintas situaciones que se presenten.

169. Las misioneras del Consejo general con la responsable general preferentemente formarán una comunidad. En ella vivirán los medios necesarios para crecer en su consagración al servicio de la Fraternidad.

Funciones del Consejo general

170. El Consejo general, como órgano consultivo y deliberativo, trata y colabora estrechamente con la responsable general89.

86 Cf. CFMVD 224. 87 Cf. CFMVD 243,1. 88 Cf. CFMVD 226. 89 Cf. CFMVD 225.

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171. Las consejeras asumirán encargos o responsabilidades específicos que la responsable general o el presidente les designe.

172. La responsable general requerirá el consentimiento del Consejo general90 para:

a. Erigir, suprimir o modificar: instancias intermedias de rama, comunidades locales y Cursos de Formación.

b. Nombrar a las responsables de rama de las instancias intermedias y las responsables de formación.

c. Admitir a la profesión perpetua.

d. Iniciar el procedimiento de: readmisión de un exmiembro a la Fraternidad; o incorporación de un consagrado de otro instituto de vida consagrada a la Fraternidad.

e. Conceder: el permiso de ausencia de un año; el tránsito de una misionera de votos perpetuos a otro instituto de vida consagrada91; o el indulto de salida de un miembro de la rama.

173. La responsable general requerirá el parecer del Consejo general92 para:

a. Admitir a una candidata al Curso de formación inicial y a la profesión temporal o renovación de la misma.

b. Nombrar responsables locales y formadoras auxiliares.

c. Dar el consentimiento al nombramiento de las consejeras de A/RZ.

d. Destinar una misionera a una comunidad local.

e. Conceder permisos para estudios de licencias y doctorados y para asumir compromisos pastorales o laborales por más de dos años.

2. INSTANCIAS INTERMEDIAS DE ORGANIZACIÓN POR RAMA

174. Siguiendo el espíritu de las Constituciones, donde se juzgue conveniente podrán existir instancias intermedias por rama93, denominadas “áreas”, que mantendrán la identidad eclesial y universal de la Fraternidad. Las competencias de las responsables de área son equivalentes a las competencias de la responsable de rama en la zona.

175. Las áreas serán constituidas, modificadas o suprimidas por la responsable general, con el consentimiento de su Consejo, la confirmación del presidente, y oído el parecer de las misioneras del lugar.

176. Antes de su constitución, cada comunidad del lugar elaborará y presentará al gobierno de rama un informe escrito con la trayectoria de las comunidades y la evaluación de los criterios para su constitución.

177. Podrá ser constituida o por petición de las misioneras de votos perpetuos de las comunidades que formarán el área o por iniciativa del gobierno de rama, previa consulta a las misioneras del lugar.

178. El gobierno de área estará formado por la responsable de área y su Consejo. La secretaria y la ecónoma podrán ser parte del Consejo.

90 Cf. CFMVD 220, 1-2. 91 Cf. Can 684.1. 92 Cf. CFMVD 220.3. 93 Cf. CFMVD 235.

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179. Además podrán existir áreas de coordinación que se entenderán como una agrupación de comunidades sin potestad de gobierno, que podrán ser constituidas para coordinar aspectos de formación permanente, espiritualidad y apostolado.

Criterios para constituir un área de gobierno

180. Los criterios para constituir un área de gobierno son:

a. Que cuente con un número suficiente de comunidades y misioneras de votos perpetuos para garantizar la estabilidad y continuidad del área.

b. Madurez y estabilidad de las comunidades y de sus misioneras, y experiencia apostólica de la misión de la FMVD, así como la debida comprensión de lo que implica un área de gobierno dentro del conjunto de la FMVD, desde una actitud abierta a la colaboración y al apoyo de las necesidades generales.

c. Existencia de una estructura básica que garantice el desarrollo de la misión propia del Verbum Dei, atención al proceso y crecimiento de vocaciones y una cierta estabilidad económica que asegure la gestión de gobierno y administración del área.

2.1 Responsable de A/RZ

181. El nombramiento de la responsable de A/RZ podrá hacerse de una de las siguientes formas, que elegirá la Asamblea de A/RZ por mayoría.

a. Consulta no vinculante: cada misionera de votos perpetuos presenta por escrito tres nombres a la responsable general. La responsable general, teniendo presentes las preferencias del A/RZ, nombrará a la misionera que considere más conveniente, con el consentimiento de su Consejo y la confirmación del presidente, oído también el parecer del responsable eclesial de zona, en su caso.

b. Sistema mixto: cada misionera de votos perpetuos presenta por escrito dos nombres a la responsable general. La responsable general, de entre los cinco nombres más votados, elige tres nombres, que presenta a su Consejo para el consentimiento y al presidente para su confirmación, oído también el parecer del responsable eclesial de zona, en su caso; una vez obtenido esto, presenta estos tres nombres, de entre los cuales la Asamblea elegirá uno. La persona que resulte elegida con una mayoría de dos tercios, será nombrada por la responsable general como responsable de A/RZ94.

182. Para el procedimiento del nombramiento se tendrá en cuenta lo siguiente:

a. La Asamblea estará formada por todas las misioneras de votos perpetuos del área o zona que deberán ser convocadas.

b. En la sesión de la Asamblea deberán estar presentes al menos dos tercios de las misioneras de votos perpetuos convocadas.

c. La Asamblea se hará desde un espíritu de oración y fraternidad, observando la máxima discreción sobre todo aquello que ocurre y sobre lo que se trata. Hay obligación de completo secreto respecto a votaciones y nombres de personas que han expresado opiniones.

d. Se requerirán dos escrutadores para el sistema mixto. Los escrutadores serán escogidos entre aquellas misioneras de la Asamblea que no puedan ser votadas o personas externas a la Asamblea, pero aceptadas por ella.

94 En caso de que en el primer escrutinio no salgan los dos tercios, seguiremos el procedimiento de las CFMVD 216.3.

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e. Aquellas misioneras del área o zona que han sido destinadas a un área o zona diferente, a la que se deben integrar en el plazo de tres meses, quedan excluidas de la votación.

f. Aquellas misioneras de votos perpetuos que se encuentren temporalmente residiendo fuera de su comunidad de destino, por distintos motivos, podrán participar como invitadas a las reuniones del A/RZ donde se encuentran, pero sin derecho a voto. Estas misioneras continuarán vinculadas para efectos de votación, a la comunidad local donde está vigente su destino y por lo tanto a la respectiva A/RZ.

g. Aquellas misioneras, que siendo convocadas no pueden asistir a la Asamblea de A/RZ, pierden su derecho a voto, pero pueden ser elegidas.

183. El periodo del cargo de la responsable de A/RZ es de tres años. Después de dos mandatos consecutivos no podrá ser nombrada para un tercer mandato sucesivo.

Competencias de la responsable de A/RZ

184. En lo referente al gobierno:

a. Salvaguardar la comunión y custodiar la comunicación entre los órganos de gobierno: local, intermedio y general.

b. Representar a la rama de misioneras y, en su caso, a la responsable general de la rama cuando lo requieran asuntos del A/RZ, ante las autoridades eclesiásticas y civiles.

c. Velar para que las responsables locales mantengan la relación e informes necesarios con la jerarquía de las diócesis donde trabajan.

d. Visitar regularmente las comunidades del área o zona con la debida atención, escucha y diálogo con la responsable local y con cada misionera y velando para que en cada comunidad se viva un adecuado ambiente de serenidad, consagración y apostolado. Además, velará de que cada misionera del A/RZ tenga la atención médica necesaria y la seguridad social (pensión).

e. Conceder permisos con el consentimiento de su Consejo, teniendo en cuenta la vigencia del decreto de destino, para:

1) Compromisos pastorales, laborales o económicos de más de un año y menos de dos años con el visto bueno de la responsable general. Aquellos compromisos que obliguen a las personas a una permanencia superior a este periodo, necesitan el consentimiento de la responsable general.

2) Hacer cursos de formación permanente en el área o zona con una duración de más de un año y menos de dos años que no comprometan excesivamente el tiempo de la misionera; salvaguardando que postgrados como maestrías, licencias, doctorados entre otros son competencia de la responsable general. Se tendrán en cuenta las implicaciones que a un nivel de estabilidad y de economía tienen para el A/RZ, la comunidad local y la persona. Y asegurará la equidad de oportunidades para que las misioneras del A/RZ tengan acceso a formación y estudios.

3) Permiso de ausencia de la comunidad local por más de un mes y menos de un año dentro del área o zona, con la confirmación de la responsable general.

f. Convocar las reuniones del Consejo de A/RZ, al menos cada dos meses, y con las responsables de las comunidades locales dos veces al año.

g. Presentar al gobierno general de rama los informes anuales en coordinación con las responsables locales acerca de la marcha y los proyectos del A/RZ.

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h. Informar de las dificultades e irregularidades en el A/RZ a la responsable general y su Consejo para su discernimiento.

i. Mantener un diálogo frecuente con la responsable general o la consejera correspondiente.

j. Proponer a la responsable general la erección o supresión de una comunidad local o de un Curso de formación dentro del área o zona, previo consentimiento de su Consejo y discernimiento del gobierno de zona, en su caso.

k. Formar parte de la Junta de zona si la hubiera.

l. Garantizar el diálogo entre la rama y la eclesialidad en el área, en aquellos lugares en los que no exista un gobierno eclesial.

m. Favoreciendo el espíritu de corresponsabilidad, podrá enviar, con el consentimiento de su Consejo y confirmación de la responsable general, a una misionera que esté en una comunidad local de su área o zona, a otra comunidad de la misma, mientras su decreto de

destino esté vigente exceptuando a las responsables locales, formadoras y misioneras de

VT95.

n. Proponer y velar por la formación permanente.

o. Convocar periódicamente reuniones de las misioneras de su A/RZ.

185. En lo referente a la misión Verbum Dei:

a. Interesarse por la marcha apostólica y formativa de cada comunidad del A/RZ y de cada misionera.

b. Mantener el diálogo con los responsables de los Centros de formación y Centros de espiritualidad, donde los haya.

c. Velar por la realización de la misión en las comunidades del A/RZ, en comunión con la FMVD y los demás grupos y personas de la FaMVD.

d. Acoger y apoyar iniciativas apostólicas y formativas propuestas por la Junta general, cuidando que todas las misioneras del A/RZ estén informadas.

e. Promover y ayudar para que cada misionera pueda vivir y desarrollar las propias capacidades en función de la misión y el carisma.

186. En lo referente a la vida espiritual y vida fraterna:

95 Esta medida sólo entrará en vigor en las A/RZ en las que las misioneras de votos perpetuos del área o zona la

aprueben en votación.

La nota del pie de página de la competencia “m” dice: “Esta medida sólo entrará en vigor en las A/RZ en las que las misioneras de votos perpetuos del área o zona la aprueben en votación” En el caminar de estos años, se han despertado preguntas:

- Si la medida es aprobada por el área, ¿qué vigencia tiene esa medida? - Cada vez que se nombra nueva responsable de A/RZ ¿hay que hacer votación para ver si se acoge

esta medida? Por eso sería más sencillo que la competencia “m” rija siempre. Propuesta: Que la competencia “m” rija para todas las A/RZ y por lo tanto eliminar la nota a pie de página no.95.

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a. Mantener una relación cercana y fraterna con cada misionera ayudándola a potenciar su vocación, acogiendo y atendiendo sus necesidades y encauzando sus inquietudes.

b. Colaborar subsidiariamente con las responsables de las comunidades locales del área o zona, animando a la práctica de la caridad y procurando que vivan el espíritu y carisma de la Fraternidad.

c. Impulsar la comunión fraterna entre todas las comunidades y misioneras del área o zona, garantizando una buena comunicación.

d. Velar para que cada comunidad viva fielmente lo establecido en las Constituciones, especialmente lo concerniente a los medios de vida espiritual.

e. Estar atenta y visitar a las misioneras del área o zona en situaciones especiales, tales como enfermedad, ausencias de la comunidad u otras, como son situaciones difíciles o conflictivas que pueda haber en las comunidades.

f. Proponer a la responsable general misioneras del área o zona para un tiempo sabático, estudios superiores de postgrado o formación específica para determinados servicios en la Fraternidad.

g. Proponer al presidente, en coordinación con las otras ramas, cuando no haya un responsable eclesial, las fechas de los ejercicios espirituales de mes, los predicadores, la temática, así como el lugar y modo de hacerlos, sea por ramas o eclesiales, previa consulta a cada comunidad.

187. En lo referente a la administración:

a. Se seguirá el Reglamento de administración.

b. En las áreas en que las comunidades estén en países distintos y muy separadas geográficamente, la responsable de área podrá ser eximida de las responsabilidades que en el campo administrativo se le piden. Su procedimiento administrativo quedará regulado en el decreto de nombramiento, y será en consonancia al Reglamento de Administración. Tal excepción la da la responsable general, con consentimiento de su consejo y confirmación del presidente, habiendo escuchado el parecer de la gestora de rama y del área.

188. En lo referente a la Secretaría:

a. Impulsar el buen funcionamiento de la Secretaría del A/RZ.

b. Establecer y velar por la organización del archivo del A/RZ y de las comunidades locales, para que estén actualizados y en coordinación con las orientaciones de la Secretaría general de rama.

c. Tener al día los registros y base de datos tanto de las comunidades del área o zona como de las misioneras de la misma, con las informaciones correspondientes de cada una de ellas.

Término del mandato

189. El término del mandato del cargo de la responsable de A/RZ podrá ser por diversas causas:

a. Por cumplimiento del periodo para el que fue elegido.

b. Por incapacidad temporal: cuando por un periodo superior a tres meses no pueda asumir sus funciones, por motivos de enfermedad, familiares u otras circunstancias. Se convocará la Asamblea del A/RZ en un plazo de un mes para el nombramiento de una nueva responsable.

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c. Por un modo de actuar que provocara grave perturbación en el área o falta de comunión con la responsable general y graves desacuerdos con la Junta general96.

d. Por dimisión o renuncia justificada. Si la responsable de A/RZ tras madura reflexión, diálogo y justa causa considera que debe dimitir de su cargo, lo hará por escrito a la responsable general, exponiendo sus motivaciones. Si se aceptara la renuncia, la responsable general informará a su Consejo, al A/RZ y a la Junta general lo más pronto que le sea posible para subsanar la vacante.

e. Por la disponibilidad misionera u otras causas justificadas, la responsable general, en diálogo con la interesada, con el consentimiento de su Consejo, confirmación del presidente y oído el parecer de las responsables locales del A/RZ, puede cambiar una responsable de A/RZ antes del término de su mandato97.

2.2 Consejo del A/RZ

190. El Consejo de A/RZ se constituye como un órgano consultivo y deliberativo de carácter permanente, que colabora estrechamente con la responsable de A/RZ y le corresponde principalmente mantener la comunión en la rama y defender los vínculos de unidad eclesial.

191. La responsable de A/RZ nombrará a las consejeras de A/RZ como también a la ecónoma y a la secretaria que podrán ser miembros del consejo, previa consulta a las comunidades del A/RZ y con el consentimiento de la responsable general.

192. El Consejo de A/RZ se reunirá como mínimo cada dos meses de forma presencial o por otros medios.

Funciones del Consejo de A/RZ

193. Las consejeras de A/RZ tienen como función específica asesorar a la responsable de A/RZ en su labor, tratando con ella todos los asuntos concernientes al funcionamiento del A/RZ. Cuando sea necesario, también podrán participar en las reuniones de la Junta de zona, en su caso.

194. Las consejeras del A/RZ pueden asumir encargos o responsabilidades específicas recibidas de la responsable de A/RZ.

195. Se requiere el consentimiento del Consejo del A/RZ para:

a. Conceder permisos para compromisos pastorales, laborales o económicos superiores a un periodo de un año y menos de dos.

b. Hacer cursos de formación permanente en el mismo lugar o área o zona con una duración de más de un año y menos de dos años.

c. Ausencias de la comunidad local por más de un mes y menos de un año dentro del área o zona.

d. Proponer a la responsable general la erección, traslado o supresión de una comunidad local o de un Curso de formación dentro del área o zona.

e. Realizar cambios en las comunidades locales o de las misioneras en el área o zona, exceptuando a responsables locales, formadoras y misioneras en formación inicial, lo cual corresponde a la responsable general.

196. La responsable de A/RZ deberá contar con el parecer de su Consejo para:

96 Cf. CFMVD 243. 97 Cf. Can. 184.1.

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a. Proponer a la responsable general misioneras del área o zona para un tiempo sabático, estudios superiores de postgrado o formación específica para determinados servicios en la Fraternidad.

b. Nombrar la ecónoma98.

3. COMUNIDAD LOCAL

197. Las comunidades locales serán erigidas por la responsable general de acuerdo a lo establecido en las Constituciones99.

3.1 Responsable local

198. La responsable local será nombrada por la responsable general, oído el parecer de su Consejo, de la responsable de A/RZ y de la comunidad local100.

199. El periodo del cargo será por cuatro años. La responsable local que haya desempeñado el cargo en esa comunidad local durante dos mandatos consecutivos no podrá ser nombrada para un tercer mandato sucesivo.

200. En situaciones extraordinarias, la responsable general podrá nombrar a una misionera para que asuma la responsabilidad de la comunidad local hasta que se provea de otra manera, “Ad aliter provideatur”, sin que exceda el tiempo estipulado para una responsable local.

201. Por la disponibilidad misionera u otras causas justificadas, la responsable general, oído el parecer de su Consejo, de la comunidad local y de la responsable de A/RZ, puede cambiar una responsable local antes del término de su mandato101.

202. La responsable local ejercerá el servicio de la autoridad directa sobre las misioneras de la comunidad102, teniendo siempre como primer deber el ayudar a todas y cada una de las misioneras de su comunidad a vivir con gozo la vida fraterna y la vocación contemplativa y apostólica.

203. Se esforzará para que se establezca una comunidad de vida evangélica, dinámica, fraterna y comprometida, que viva una fidelidad creativa al Evangelio y al carisma misionero Verbum Dei.

204. Procurará que cada misionera de la comunidad llegue a vivir una auténtica comunión en la identidad y misión de la FMVD.

Competencias de la responsable local

205. A la responsable local le compete, además de lo establecido en la Constituciones103, en lo referente al gobierno:

a. Promover y favorecer la comunión y corresponsabilidad de la comunidad local en el A/RZ y con la eclesialidad.

b. Mantener la relación con la jerarquía eclesiástica donde la comunidad está inserta y representarla ante las autoridades civiles y eclesiásticas.

c. Conceder permisos, teniendo en cuenta la vigencia del decreto de destino para:

- Ausencias pedidas por un periodo inferior a un mes por causa justificada.

98 Cf. Reglamento de Administración 60.2; 83.3. 99 Cf. CFMVD 237. 100 Cf. CFMVD 238. 101 Cf. Can. 184,1. 102 Cf. CFMVD 240. 103 CFMVD 239; 240.

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- Visitas extraordinarias a la familia.

- Realizar cursos de postgrados o formación permanente con una duración de menos de un año.

- Compromisos pastorales o laborales de menos de un año.

d. Coordinar las visitas regulares a las familias.

e. Realizar y entregar el informe del apostolado de su comunidad requerido por la responsable de A/RZ, elaborado en la comunidad local.

f. Participar en reuniones convocadas para los responsables locales sea de ámbito de rama o eclesial.

g. Proponer a la responsable general, en diálogo y comunión con la responsable de A/RZ, las candidatas para el Curso de formación, de acuerdo con la Ratio Formationis de la FMVD.

206. En lo referente a la vida espiritual y fraterna:

a. Dinamizar la vida fraterna, comunitaria, espiritual y apostólica de las misioneras de la comunidad, favoreciendo la corresponsabilidad y participación de todas en ello. Velará también por la vivencia de los medios de espiritualidad.

b. Promover la comunión, trabajando en comunidad, favoreciendo un ambiente de trato y diálogo sereno, escuchando a todas, con amor de promoción y libertad evangélicas que permita la vivencia de la misión específica y del apostolado.

c. Poner su empeño en acoger y ayudar a las misioneras de la comunidad, desde un espíritu de obediencia y comunión, a recibir las normas de la Fraternidad y las directrices emitidas por la Junta general.

d. Cuidar de que las misioneras de su comunidad cuenten con un adecuado acompañamiento espiritual.

e. Velar por las misioneras de su comunidad ancianas, enfermas o en los últimos momentos de su vida para que tengan el acompañamiento y cuidados necesarios, en diálogo con la responsable del A/RZ y la responsable general.

f. Elaborar en comunidad el proyecto comunitario anual.

207. En lo referente a la misión:

a. Asumir el cargo de responsable de la Familia Verbum Dei donde solo está la rama, y buscar su consolidación104.

b. Acompañar y velar por la plasmación de los proyectos de la Fraternidad y de la Familia Misionera en su comunidad apostólica.

c. Coordinar la programación de las actividades comunitarias y apostólicas, y favorecer la corresponsabilidad y participación de todas las misioneras de la comunidad en lo referente a la misión.

d. Promover y fortalecer el trabajo vocacional.

e. Asumir el cargo de responsable de los laicos misioneros consagrados donde solo está la rama105.

208. En lo referente a la administración se seguirá el Reglamento de administración de la Fraternidad.

104 Cf. EFaMVD, 86. 105 Cf. ELMCVD, 49.4

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3.2 Consejo local

209. El Consejo local106 trata aquellos asuntos que afecten a todas las misioneras de la comunidad o a la marcha de la misma, siendo cauce propio para el ejercicio corresponsable de la autoridad107. El Consejo local se reunirá normalmente cada quince días.

3.3 Supresión de una comunidad local

210. En el caso de que se decrete la supresión de una comunidad local108, la ejecución corre a cargo de la responsable de A/RZ, si la hubiera, y si no de la responsable general. Todo el proceso se llevará a término en estrecha colaboración con la responsable local.

Deberán cuidar de:

a. Seguir el procedimiento requerido según la normativa eclesiástica, en diálogo con la jerarquía del lugar.

b. Custodiar el destino de los bienes de la FMVD que existan en el lugar.

c. No dejar compromisos económicos sin cubrir por parte de la FMVD.

d. Prever el acompañamiento de la FaMVD en el lugar.

CAPÍTULO VIII. ADMINISTRACIÓN 211. Los bienes muebles e inmuebles de que se sirve la Rama de misioneras son de titularidad de la Fraternidad Misionera Verbum Dei. En cuanto bienes de la Fraternidad Verbum Dei son bienes eclesiásticos y se rigen por las disposiciones canónicas correspondientes y por el derecho propio.

212. En lo referente a la administración, nos regiremos por las Constituciones y el Reglamento de administración de la FMVD. Las siguientes disposiciones iluminan aspectos de nuestra vivencia en la comunidad local según lo expresado en dicho Reglamento.

Aspectos de administración en la comunidad local

213. Cada comunidad local generará e impulsará una economía de comunión109, expresada en el uso compartido de los bienes y recursos, desde la cual se atenderá a las necesidades propias de la Fraternidad para que nadie pase necesidad.

214. En las comunidades locales viviremos con responsabilidad la gestión económica cotidiana, colaborando, dentro de nuestras posibilidades, de manera activa y responsable, en la generación y gestión de los recursos.

215. La vivencia de nuestra consagración y voto de pobreza, se expresarán poniendo en común los bienes recibidos y adquiridos. La responsable local nombrará una ecónoma, oído el parecer de su Consejo, del ecónomo de la instancia superior y la confirmación de la responsable de rama de la instancia inmediatamente superior110.

106 Cf. CFMVD 241. 107 Cf. CFMVD 242. 108 Cf. CFMVD 237, 2. 109 Cf. Hech. 4,32. 110 Cf. Reglamento de administración 96.4.

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216. Las donaciones111, pensiones, remuneraciones y sueldos recibidos por los servicios apostólicos o el trabajo realizado lo entregaremos a la ecónoma112 de la comunidad local. Esta lo pondrá a disposición de todas y asegurará una buena gestión para cubrir las necesidades de cada una y la contribución al conjunto de la Fraternidad.

217. Viviremos para la misión, conscientes de que si buscamos el Reino de Dios, todo lo demás se nos dará por añadidura. El despliegue de todas nuestras capacidades al servicio de la misión, incluyendo el trabajo remunerado cuando sea necesario, nos permitirá no ser gravosas a nadie y anunciar gratuitamente el Evangelio, haciéndolo creíble con el testimonio de nuestra vida113. Los trabajos remunerados se discernirán en diálogo con las responsables correspondientes.

218. Sensibilizaremos a la FaMVD y a todas las personas de nuestro apostolado para que colaboren con nuestro generoso trabajo misionero, en la medida de sus posibilidades, y con ellos buscaremos con creatividad posibles soluciones económicas.

219. La responsable local junto con la ecónoma local informará con la periodicidad que se estipule en el proyecto comunitario y en todo caso, al menos tres veces al año, a la propia comunidad, del estado de la gestión económica. Las misioneras conoceremos la situación financiera en cualquier momento para poder vivir con corresponsabilidad y transparencia, y ajustar los gastos, si fuere necesario.

220. Colaboraremos con la ecónoma local proporcionándole toda la información contable personal y comunitaria, incluyendo la información de la posible cuenta bancaria que esté a nombre de alguna misionera.

221. La ecónoma local realizará el estado de ingresos y gastos mensualmente con la información que le proporcionemos; hará el consolidado anual y lo enviará a la Administración general a través de la instancia administrativa correspondiente y en los tiempos establecidos114.

222. La comunidad local elaborará el presupuesto anual de acuerdo al proyecto comunitario. Periódicamente, confrontaremos el presupuesto con el estado de ingresos y gastos para tomar conciencia de las variaciones sobre lo previsto115.

223. Para lograr una estabilidad económica, cada comunidad local podrá disponer de una provisión monetaria de un capital equivalente a un máximo de cuatro meses de su presupuesto anual, y así disponer de una reserva moderada para afrontar imprevistos116.

224. La misionera no está autorizada a contraer deudas en nombre propio o de la Fraternidad, teniendo en cuenta las disposiciones del derecho universal y propio sobre adquisición y posesión de bienes117.

225. Si por una situación particular, la misionera necesitara hacer determinadas gestiones legales o económicas extraordinarias, tras discernirlo con la responsable general de rama, esta, si procede, le otorgará por escrito el correspondiente permiso definiendo el marco dentro del que puede proceder. La interesada deberá, a su vez, asumir por escrito toda la responsabilidad, dejando constancia de que la Fraternidad no asume ninguna obligación legal.

111 Respetando la intención del donante. 112 Cf. Reglamento de administración 100.1. 113 Cf. CFMVD 103; BI 55. 114 Cf. Reglamento de administración 114; 117-120. 115 Cf. Reglamento de administración 124-134. 116 Cf. Reglamento de administración 164-168. 117 Cf. CFMVD 104, 107; Cann. 668.5, 672; 285; 286.

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CAPÍTULO IX. SEPARACIÓN DE LA FMVD 226. La rama de misioneras, a través de sus responsables, así como la propia interesada, antes de tomar una decisión que lleve a la exclaustración o desvinculación pondrá todos los medios a su alcance para un claro discernimiento desde una actitud de oración y de fidelidad a la voluntad de Dios118.

1. INDULTO DE EXCLAUSTRACIÓN

227. Por el indulto de exclaustración la misionera toma distancia de la comunidad por causas graves, quedando limitados sus derechos y deberes en relación con la Fraternidad119. Es concedido por la responsable general de rama con el consentimiento de su Consejo y confirmación del presidente, y a petición de la interesada. Solo puede concederlo por un máximo de tres años a partir de los cuales es la Santa Sede quien debe concederlo120.

228. En diálogo con la interesada, la responsable general designará una misionera para acompañar el proceso durante el tiempo de exclaustración.

229. La misionera que acompaña el proceso, concluido el tiempo de la exclaustración, entregará un informe a la responsable general con copia a la interesada en el que se evalúe el proceso y las causas por las que se ha pedido la exclaustración.

230. Cuando se acaba el tiempo de exclaustración, la misionera puede, en diálogo con la responsable general, solicitar reintegrarse a la comunidad que se le asigne, pedir prórroga del mismo o el indulto de salida.

231. La responsable general con su Consejo evaluará la situación teniendo en cuenta el informe de la misionera que acompaña el proceso. La responsable general tiene que concluir el proceso. En el caso de que la misionera pida reincorporarse a la comunidad:

a. Si no hubiera causas que impiden la vivencia comunitaria, la responsable general con el consentimiento de su Consejo la destinará a una comunidad.

b. Si, a juicio de la responsable general y de su Consejo, se considera que no procede la reincorporación, se le puede proponer una prórroga de la exclaustración.

c. Si en el diálogo no hubiera un acuerdo y persisten razones graves para no reintegrarse a una comunidad, la responsable general puede recurrir a la exclaustración impuesta si hay causas suficientes para ello.

232. Durante el tiempo de exclaustración la misionera intentará buscar los medios necesarios para autoabastecerse. En los casos en los que no sea posible el autoabastecimiento, la responsable general, con justicia y equidad, en diálogo con la misionera discernirá el tipo de ayuda solidaria para apoyarla durante un tiempo determinado. Esta ayuda será gestionada por el gobierno general de rama directamente o a través de las instancias intermedias o locales.

233. En la medida que la misionera lo desee y siempre que se vea conveniente, se le ofrecerá participar de los medios de espiritualidad.

118 Cf. CFMVD 266. 119 Cf. Can. 687. 120 Cf. Can. 686.1.

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Exclaustración impuesta

234. Antes de iniciar el proceso de exclaustración impuesta, en diálogo fraterno con la misionera, se le expondrán con claridad las consecuencias de su conducta y se le ofrecerán medios para que reflexione y pueda rectificar. Si en el diálogo no se consigue un resultado favorable, se entablaría el proceso de exclaustración impuesta121.

235. Las causas de la exclaustración impuesta deben ser graves, externas y jurídicamente comprobables, contempladas en el número 246 de este capítulo en lo referente a las causas de expulsión, apartados c al h.

236. El procedimiento para la exclaustración impuesta sigue el mismo proceso establecido en el número 248 para la expulsión.

Situación jurídica de los Miembros exclaustrados

237. En todos los casos de exclaustración, la misionera exclaustrada sigue comprometida con su consagración y la vivencia de los consejos evangélicos, desde su nueva situación; carece de voz activa y pasiva y no se le asignará ninguna comunidad concreta, quedando bajo el cuidado y la dependencia de la responsable general122 o de la persona que ésta asigne.

2. INDULTO DE SALIDA

Durante los votos temporales

238. Durante los votos temporales una misionera puede abandonar la Fraternidad durante o después de transcurrir el tiempo de profesión temporal, a tenor de nuestras Constituciones123 y del Código de Derecho Canónico124. También puede no ser admitida a la profesión subsiguiente125.

239. Antes de solicitar la desvinculación de la FMVD, la misionera de votos temporales pondrá los medios posibles para hacer un buen discernimiento y acoger la ayuda que se le ofrezca para encontrar su propia vocación.

Durante los votos perpetuos

240. Para solicitar el indulto de salida de la Fraternidad se seguirá el procedimiento indicado en nuestras Constituciones126. El indulto de salida supone la dispensa de los votos127 que hemos contraído delante de Dios. La misionera no lo pedirá si no es después de un discernimiento serio y ponderado delante de Dios y con un adecuado acompañamiento espiritual.

241. La FMVD ayudará, en lo posible, a que la misionera reoriente su vida desde su nueva situación. En caso de necesidad, la responsable general, con justicia y equidad, en diálogo con la persona discernirá la ayuda solidaria para apoyarla por un tiempo determinado. Esta ayuda será gestionada por el gobierno general de rama directamente o a través de las instancias intermedias o locales.

121 Cf. Can. 686.3; La exclaustración puede ser impuesta por la Santa Sede, a petición de la responsable general de rama con el consentimiento de su Consejo. 122 Cf. Can. 687. 123 Cf. CFMVD.267.1.

124 Cf. Can. 688.1. 125 Cf. Can. 689.1. 126 Cf. CFMVD 268.1. 127 Cf. Can. 692.

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242. Cuidaremos que los procesos de desvinculación sean fraternos y claros y pondremos todo de nuestra parte para mantener las mejores relaciones con los que ya no forman parte de la Fraternidad, facilitando que los que así lo deseen, puedan encontrar su lugar, dentro de la Familia Verbum Dei128.

3. EXPULSIÓN DE UN MIEMBRO DE VOTOS PERPETUOS

243. Antes de iniciar el proceso de expulsión129 pondremos todos los medios a nuestro alcance para la recuperación humana y espiritual de la misionera. En diálogo fraterno, se le expondrá con claridad las consecuencias de su conducta, incluida la expulsión.

244. Una vez que se hayan agotado los cauces de diálogo sin que la misionera manifieste cambios, se iniciará el proceso de expulsión130. La causa debe ser grave, externa, imputable y jurídicamente comprobada131. Teniendo en cuenta que se trata de una aplicación del derecho penal, su aplicación será siempre restrictiva132 y referida a los supuestos tipificados por el derecho general aplicable, por las Constituciones133 y por este Directorio.

Causas para la expulsión

245. Se consideran causas suficientes para la expulsión de una misionera de votos perpetuos, las previstas en los cánones 694-696 y en las Constituciones en los números 270 y 274. En todos los casos de escándalo externo o daño gravísimo para la FMVD se aplicará lo establecido en el canon 703134.

246. Además de las anteriores, se considerarán causas suficientes en aplicación del núm. 274 de las Constituciones:

a. Escándalo grave causado por la conducta culpable135.

b. Abusos sexuales, en cuyo caso se aplicará la legislación eclesiástica y civil vigente.

c. Ausencia ilegítima de la comunidad local por más de seis meses, una vez agotadas las vías de diálogo.

d. En relación a la vida espiritual y a los votos de pobreza, castidad y obediencia, descuido de las obligaciones como consagrada, de manera habitual, constatable y persistente, sin que dé muestras de cambio en su conducta.

e. En relación al voto de pobreza,

La malversación o uso indebido de los fondos o provisiones de la FMVD.

La adquisición o enajenación de bienes inmuebles sin el correspondiente permiso.

128 Cf. CFMVD 277. 129 Cf. CFMVD 271. 130 Cf. CFMVD 272. 131 Cf. Cann. 696;1321.

132 Cf. Cann. 1313; 1321. 133 CFMVD 270; 274. 134 Can. 703 En caso de grave escándalo externo o de daño gravísimo que amenace al instituto, un miembro

puede ser expulsado inmediatamente de la casa religiosa por el Superior mayor o, si hay peligro en la demora, por el Superior local con el consentimiento de su Consejo. Si es necesario, el Superior mayor cuidará de que se instruya el proceso de expulsión conforme a la norma del derecho, o remitirá el asunto a la Sede Apostólica.

135 Cf. Can. 703.

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La gestión de fondos ajenos sin el permiso de la FMVD136.

f. En relación al voto de castidad,

Mantener relaciones sexuales.

La orientación homosexual declarada, que perturbe la vida comunitaria.

Crear dependencias afectivas que coaccionan la libertad de las otras personas, en materia grave y verificable, que crean lazos malsanos en la comunidad o en el apostolado.

g. En relación al voto de obediencia, la desobediencia pertinaz a los mandatos legítimos de la responsable general en materia grave. Se considera desobediencia pertinaz a partir de tres mandatos de obediencia legítimos de la responsable general137.

h. En relación a la ruptura de la comunión con la Fraternidad:

Crear facciones aparte y grupos ideológicos en materia grave y externamente imputable.

Hacer proselitismo en contra de la Fraternidad de manera externa, grave e imputable.

Divulgar públicamente orientaciones contrarias al espíritu y carisma de la Fraternidad o a la comunión fraterna.

Atentar contra la integridad de las personas con difamaciones o calumnias de forma pertinaz y maliciosa, rompiendo la comunión en la Fraternidad en materia grave y externa.

Perturbar profunda y constantemente la vida comunitaria, provocando tensiones graves en la convivencia, de forma continuada e irreversible durante un largo periodo, en la medida que sean el resultado de conductas culpables.

Procedimiento para la exclaustración impuesta o el proceso de expulsión

247. Se procederá de acuerdo con lo establecido en nuestras Constituciones138 y a tenor de los cánones correspondientes139. El decreto de expulsión no entra en vigor hasta su confirmación por la Santa Sede. En el decreto se debe indicar el derecho a recurrir en el plazo de diez días hábiles140.

248. El procedimiento para la exclaustración impuesta o la expulsión será el siguiente:

a. Una vez agotadas las vías de diálogo, la responsable general, con el consentimiento de su Consejo, reunirá y completará las pruebas adjuntando las declaraciones pertinentes, así como los documentos de testigos, peritos y otras pruebas que den la certeza legal de los hechos y perjuicios de los mismos.

b. La responsable general con el consentimiento de su Consejo hará una admonición por escrito a la misionera con explícita advertencia de que se procederá a su expulsión si no se corrige, indicándole claramente la causa y dándole libertad plena para que se defienda; si la amonestación quedase sin efecto, transcurridos por lo menos quince días, le hará una segunda amonestación141.

136 CFMVD 104; 107; Cann. 668.5; 672, 285; 286. 137 Cf. Directorio, Cap. IV, 75.76 138 Cf. CFMVD 271-272. 139 Cf. Cann. 694-700. 140 Can. 700. 141 Can. 697.2.

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c. La misionera tendrá un plazo de quince días hábiles para presentar su defensa, preferentemente por escrito. Si lo hiciera oralmente se pondrá por escrito con la firma de la interesada y dos testigos. Si no hace uso del derecho de defensa, se hará constar en el dosier. Las actas de la defensa se adjuntan a la solicitud a la Santa Sede.

d. Pasado el plazo, la responsable general con el consentimiento de su Consejo142 remitirá las actas y documentación, junto con el informe y valoración de su Consejo, al presidente de la Fraternidad.

e. El presidente de la Fraternidad, la responsable general y tres de sus consejeras formarán el colegio para decidir la solicitud a la Santa Sede de la expulsión/exclaustración impuesta143. En todos los casos el voto es secreto.

f. Una vez reunidas la pruebas y elaborado el dosier, la responsable general solicitará a la Santa Sede la expulsión/exclaustración impuesta.

g. Una vez que la misionera recibe el decreto de expulsión/exclaustración impuesta de la Santa Sede, tiene diez días hábiles para recurrir ante la misma.

4. LA RAMA ANTE LAS MISIONERAS QUE DEJAN DE PERTENECER A LA FRATERNIDAD

249. En todos estos procesos mantendremos siempre con la misionera que ha pedido la exclaustración o el indulto de salida un trato respetuoso y delicado, guardando la confidencialidad necesaria y el respeto a la dignidad de la persona en todos los ámbitos de actuación.

250. La rama conservará siempre un gran aprecio y reconocimiento hacia aquellas misioneras que han recorrido con nosotras una parte del camino. Reconocemos con humildad que no siempre sabemos responder ante las dificultades que a veces encontramos, y deseamos acoger nuevas oportunidades que puedan presentarse para colaborar juntas en un mismo espíritu.

142 Cf. CFMVD 271. 143 Cf. CFMVD 272.