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DIMECRES 23 DE GENER DEL 2013 553 Escriptures La intimitat d’Estelrich L’edició dels seus ‘Dietaris’ ens permet comprendre millor la vida política i sentimental del principal executor cultural del noucentisme Pàgina 14 Exposat Barcelona irreverent Una exposició al Museu Marès mostra les formes de l’escarni popular amb què els ciutadans del segle XIX tractaven el poder Pàgina 18 Com mirar el museu Calen noves estratègies per modificar la relació disciplinada que l’espectador manté davant de l’art Pàgines 2 a 5 i Documental Reciclatge El país de ‘Mongolia’ Neix i es consolida una nova revista mensual satírica, amb un llenguatge provocador i carnavalesc, a prova de segrestos, per ara Pàgina 30

Disney al otro lado del espejo

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Artículo de Ferran Mateo sobre el estreno mundial en el Teatro Real de Madrid de la ópera de Philip Glass a partir de un retrato, entre real y ficticio, del "padre" de Mickey Mouse.

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DIMECRES23

DEGENER

DEL2013

553EscripturesLa intimitat d’EstelrichL’edició dels seus‘Dietaris’ ens permetcomprendre millor lavida política i sentimentaldel principal executorcultural del noucentismePàgina 14

ExposatBarcelona irreverentUna exposició al MuseuMarès mostra les formesde l’escarni popularamb què els ciutadansdel segle XIX tractavenel poderPàgina 18

Com mirarel museuCalen novesestratègies permodificar larelació disciplinadaque l’espectador mantédavant de l’artPàgines 2 a 5 i Documental

ReciclatgeEl país de ‘Mongolia’Neix i es consolida unanova revista mensualsatírica, amb unllenguatge provocador icarnavalesc, a prova desegrestos, per araPàgina 30

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Cultura|sLa

Vanguardia

Miércoles,23enero2013

ENDIRECTO

FERRAN MATEONiEl americano perfecto, del escri-tor Peter S. Jungk, es una biografíade Walt Disney ni Philip Glass es(ya) minimalista. Del primero, Ge-rard Mortier ha cogido su tramapara el acontecimiento que se hasacado de la manga: el estrenomundial en Madrid de una obramusical que se había quedado enproyecto durante su paso fugazpor laÓpera deNueva York. Sobrelo segundo,Glass dice haber tiradola toalla, no piensa invertir mástiempo en quitarse la etiqueta deencima, la de minimalista, que noresiste a la variedad de trabajos ycolaboraciones en los que ha esta-do y está enfrascado y tampoco deestilos que ha cultivado, del barro-coal posromanticismo.El composi-tor dice que enterró dicha etiquetacon las sutiles variaciones de Mu-sic in twelve parts, el ciclo musicalparaonce instrumentos desarrolla-do hace casi cuarenta años.A pocos días de cumplir los 76,

el músico de Baltimore estrena suúltima ópera mientras reponen suobra seminal Einstein on the beachen Ámsterdam. Dos ejemplos queson una ínfima parte de la galeríade retratosmusicales de su prolífi-ca producción operística: Kepler,Galileo, Vasco de Gama, Hawking,Gandhi, Tolstói, Akenatón, Colóno Tagore. Ahora se enfrenta a suprimer personaje estadounidense,aunque hijo de la inmigración,WaltDisney, del que Jungknos re-cuerda en su novela, basada en he-chos reales, lamanera enque se va-loraba a símismo: “Yo estoy hechode la misma madera que Edison yFord, soy un hijo de mi tierra, ungenio en la tradición de la naciónmásgrande,más rica ymáshermo-sa de la tierra”. Ford, McDonald’s,Disney: la santísima trinidad esta-dounidense, nombres ya despren-didos de su rostro humano peroomnipresentes. Han moldeado lasciudades, la dieta, el entretenimien-to. Disney, obsesionado por su in-mortalidad y trascendencia, pidióque congelaran su cuerpo, pero sufamilia lo convirtió en cenizas. Loque no pudo la criogénesis –revi-

virlo– lo hace ahora un libro con-trovertido y una partitura musical.Los personajes visionarios

atraen especialmentenuestra aten-ciónpor tener una sabiduría antici-pativa que escapa a nuestro enten-dimiento. Como los científicos, vi-vendentrode la realidadde su sue-ño. Incluso si no realizan con suspropiasmanos el producto o inven-to en cuestión, sino que impulsan aotros a ir más allá en el proyectoque dirigen. Jungk estampa estaidea en multitud de pasajes de sulibro. Por ejemplo, cuando Disneyfirma autógrafos, la gente “se que-da asombrada de lo poco que la fir-ma se parece a las letras redondasasociadas a su nombre en las quetodos creen reconocerlo”. Disney,de alguna manera, fue el SteveJobs del siglo pasado: insatisfac-ción comomotor de originalidad einnovación, potenciando y llevan-do al límite las capacidades del

equipo creativo. Pero, para que elretrato no quede plano, necesita-mos sombras y para eso aparecen,como telónde fondo, algunasmise-rias del Estados Unidos de la pri-mera mitad del siglo XX.Para Glass, músico de curiosi-

dad omnívora, no hay intermediosni pausas que se precien, así quecompagina y simultanea estrenos,reposiciones, encargos, grabacio-nes, festivales. Cuenta el libro deJungk que cuando Roy O. Disneyrecibió la noticia del cáncerde pul-món que sufría su hermano, estereplicó que no podía ser, que aWalt le quedaban demasiados pro-yectos por realizar. Esa obsesiónpor el trabajo es uno de los puntosen común entre estas dos relevan-tes figuras de la cultura estadouni-dense, Disney y Glass, que, des-pués de Madrid, visitarán la En-glish National Opera. En una clase

Endirecto ÓperaEstrenomundial enelTeatroReal deuna

óperadePhilipGlass a partir deun retrato, entrereal y ficticio, del ‘padre’ deMickeyMouse

Disneyal otro ladodel espejo

Philip GlassThe perfectamerican

TEATRO REALMADRID

Libreto de RudyWurlitzer basado enla novela ‘Theperfect american’de Peter StephanJungk. Direcciónmusical: DennisRussell Davis. Direc-ción de escena:Phelim McDermott.Estreno mundial.Hasta el 6 de febre-ro. www.teatro-real.com

En las imágenes,bocetos con vestua-rio para algunos delos personajes de‘The perfect ameri-can’ en el montajeoriginal que seestrena en el Tea-tro Real. En lafotografía en blan-co y negro, elcompositor de laópera, Philip GlassFOTO: MARTA REBÓN /

FERRAN MATEO

Basado en el libro ‘Elamericano perfecto’,el Disney de Glass seinterroga sobre lamuerte y la posteridad

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Miércoles,23enero2013

ENDIRECTOmagistral celebrada en Quito hace

dos años, durante los ensayos parala grabación de su Concierto parachelo y orquesta, a Glass le pregun-taron qué hace cuando no le llegala inspiración. “No me puedo per-mitir quedarme en blanco, tengotoda una infraestructura detrásque depende de mí. Trabajo cadadía, esa es la inspiración”. Luegoapuntó otro rasgo en común conDisney, algo más prosaico: el con-trol de la obra y la diversificación.Y continuando con el juego de

los parecidos, encontramos unoparticularmente interesante y es lavoluntad de ambos de llegar a unpúblico amplio. De la capacidaddel productor por acompañar la in-fancia a escala global y moldearnuestra mentalidad hay poco queno sepamos. Incluso se ha acuña-do un término, disneyficación, parareferirse a la transformación deuna sociedad o un espacio en unparque temático como el de Flori-da o París, y que popularizó AlanBryman. A Glass se le tilda tam-biénde excesivo. La aparente reite-ración de patrones compositivos,además, le pone en el punto demi-ra de las críticas. No obstante, elambiente que se vivió en NuevaYork en la década de 1960 empuja-baprecisamente a romper las fron-teras de géneros, a abrirse al públi-co, a la calle, a no ver las mismascaras entre los asistentes a los es-pectáculos, romper la endogamia.

Respeto y comprensiónEn la rueda de prensa de presenta-ción,Glass insistió enqueEl ameri-cano perfecto tiene como temacen-tral las preguntas que se hace cual-quier ser humano ante la muerte yla posteridad. No es un retrato fieldeDisney, algo que, por otra parte,tampoco ha buscado nunca la ópe-ra a la hora de abordar cualquierpersonaje real, contemporáneo ohistórico. Glass expresó su respetopor el hombre quehabía hechoha-blar a los animales y su compren-sión por una figura que le resulta-ba próxima, en cuanto al parecidode sus postulados ético-políticoscon los de su padre, con los de él ytoda la generación hija de su tiem-po. “EnMaryland, donde crecí, nose abolió la segregación racial has-ta 1962”, comentó el compositor.La factoría Disney ha preferido

mantenerse al margen de cual-quier polémica y ya guardó silen-cio cuando se publicó el libro deJungk en EE.UU. consciente deque cualquiermedida legal le daríapublicidad. La única acción em-prendida contra Jungk fue recla-maruna compensaciónpor la utili-zación de unas orejas de Mickeyen la cubierta de la edición alema-na. Por supuesto, en la producciónno aparecerá nada que evoque di-rectamente el mundo Disney. Laúnica arma arrojadiza serán las lu-ces y sombras de un soñador quequiso imponer unmundo embelle-cido. Un ser humano, al fin y al ca-bo, sencillamente (im)perfecto. |

F.M.“Entendí mucho mejor a WaltDisney cuando fui a Marceli-ne, Missouri, donde nació”, mecomenta el escritor Peter S.Jungk en el Instituto Alemánde Madrid. Nació en Los Ánge-les, pero poco después su fami-lia se trasladó a Viena. Analizasu objeto de estudio desde laproximidad del compatriota,pero también con la extrañezadel europeo. Antes de visitar elpueblecito del Middle West,donde publicitan orgullosos lacasa museo de su (único) ciu-dadano de fama mundial,Jungk guardaba ya en el cajónuna primera tentativa deaproximación, en formato tea-tral, al creador de MickeyMouse. Se acercaba el 2001, el

centenario de su nacimiento, ytodavía no había aparecido labiografía canónica de Disney,icono cultural incuestionabledel siglo XX: Neal Gabler lapublicaría en el 2007, fue elprimero en tener acceso a losarchivos personales del produc-tor estadounidense. “Le dije ami editor alemán que queríaescribir un libro sobre la vidade Disney aprovechando elaniversario. ¿Llegarás a tiem-po?, me preguntó. No sabíaque llevaba casi dos décadasdándole vueltas al tema. Miobra de teatro estaba llena declichés y por eso no funciona-ba. Con el tiempo, mis senti-mientos por Disney fueroncambiando para bien, y penséque la prosa me daría máslibertad”, explica Jungk, recu-perando los detalles de la géne-sis de un libro publicado haceya doce años. Libertad que setraduce, por ejemplo, en un

encuentro ficticio con AndyWarhol, un diálogo hilaranteentre Disney y un Lincoln autó-mata o una aparición fantasma-górica en el día de Halloweencomo premonición de su enfer-medad mortal. Pero, en espe-cial, esa libertad se advierte enel narrador inventado, Wil-helm Dantine (mismas siglasque el biografiado), antiguodibujante de Disney obsesiona-do con su exjefe, la personaque le dio los años más felicesal contratarlo para su equipode animadores, pero tambiénquien lo despidió de un modoaparentemente aleatorio. Wil-hem sigue a Disney por todo elpaís, estudiándolo “como losexégetas indagan en la Biblia”.“No sé si esta mezcla de fic-ción y realidad es muy correc-ta, pero no me importa, medivierte. Pensé que al ser Dis-ney un contador de cuentos,de alguna manera, me legitima-ba a utilizar su vida como ma-terial literario. Casi todo loque hay en el libro es cierto, yame habría gustado firmar mu-chas de las réplicas y situacio-nes de Disney. Como cuandodice, al ver la parte de Fanta-sía animada con música de laPastoral, que con eso haráfamoso a Beethoven, o la visitaa Estados Unidos de Jruschov,que quiso ir a Disneyland y laCIA no se lo permitió.”Disney “arrastra consigo

todos los clichés de la derecha–explica Jungk–: no poníamujeres en puestos creativos,regían normas racistas para elacceso al parque de atraccio-nes, colaboró en la Caza deBrujas, apoyó una resoluciónrápida de la guerra de Vietnama cualquier precio, despreciabael papel de los sindicatos...Tampoco se sentía acompleja-do por construir un pasatiem-po para todos los públicos yabrirse a todas las audiencias:‘No hacemos filosofía, sino

entretenimiento’, declaraba”.“Me sorprendió –remata el

autor del libro en el que se habasado la ópera– que, a pesarde toda su energía y ambición,al final de su vida fuera unapersona más bien triste. Se diocuenta de que ya no le pertene-cía su nombre”.

Un retrato (casi de ficción) de uncontador de cuentos

Buscaba alcanzartodas las audiencias:“No hacemosfilosofía, sinoentretenimiento”