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Distopia: Análisis Ideológico de nuestros tiempos De Huxley a Orwell La Actualidad La Verdad Algunos de ustedes quizás recuerden dos de las novelas distópicas mas aclamadas del siglo XX “1984” de George Orwell y “Mundo Feliz” de Aldous Huxley. A pesar de las críticas de Huxley a su pupilo Orwell, ambas novelas nos dan puntos precisos por donde abordar el funcionamiento de la ideología actualmente, y su carácter profético y devastador nos da a pensar que tanto la realidad supera la ficción. Por empezar, ambas novelas remarcan los imperativos que se deben seguir, y para ser más precisos, demuestran como toda sociedad oculta un totalitarismo, ya que se edifican mediante imperativos que la gente tiene que obedecer. Por un lado, tenemos “1984” con el imperativo de amar al “Gran Hermano”. Aquí vemos la identificación horizontal con el líder, característica de todo totalitarismo explicito, los partidos populistas, los partidos opositores al kirchnerismo en Argentina, el “tío Sam” en Estados Unidos, etc. La importancia que debemos rescatar de estas identificaciones, es la que le da Freud en su “Psicología de las Masas”. Un líder necesariamente no tiene que ser un líder real, ni siquiera un líder en lo absoluto, puede ser una idea directora. En la novela orwelliana, el “Gran Hermano” nunca se nos presenta en su entidad real, siempre es una figura, un cuadro en una pared con la mirada fija, como si en esa mirada de vigilancia

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Reseña psicoanalitica sobre "1984" y "Un mundo feliz" con referencias a la actualidad y el funcionamiento ideologico capitalista.

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Distopia: Análisis Ideológico de nuestros tiempos

De Huxley a OrwellLa Actualidad

La Verdad

Algunos de ustedes quizás recuerden dos de las novelas distópicas mas aclamadas del siglo

XX “1984” de George Orwell y “Mundo Feliz” de Aldous Huxley. A pesar de las críticas de Huxley a

su pupilo Orwell, ambas novelas nos dan puntos precisos por donde abordar el funcionamiento de

la ideología actualmente, y su carácter profético y devastador nos da a pensar que tanto la

realidad supera la ficción.

Por empezar, ambas novelas remarcan los imperativos que se deben seguir, y para ser más

precisos, demuestran como toda sociedad oculta un totalitarismo, ya que se edifican mediante

imperativos que la gente tiene que obedecer. Por un lado, tenemos “1984” con el imperativo de

amar al “Gran Hermano”. Aquí vemos la identificación horizontal con el líder, característica de

todo totalitarismo explicito, los partidos populistas, los partidos opositores al kirchnerismo en

Argentina, el “tío Sam” en Estados Unidos, etc. La importancia que debemos rescatar de estas

identificaciones, es la que le da Freud en su “Psicología de las Masas”. Un líder necesariamente no

tiene que ser un líder real, ni siquiera un líder en lo absoluto, puede ser una idea directora.

En la novela orwelliana, el “Gran Hermano” nunca se nos presenta en su entidad real,

siempre es una figura, un cuadro en una pared con la mirada fija, como si en esa mirada de

vigilancia constante (Big brother is watching you -el gran hermano te observa-) pudiéramos sentir

realmente su presencia omnipotente ¿Qué acaso no el súper yo, mediante un ideal se nos

presenta así? ¿Cómo una instancia critica y vigilante constante? Lo curioso es como el

protagonista, al empezar a desobedecer en sus pensamientos (diremos empieza a hacer

consciente su propia obediencia) a las máximas del partido, empieza a sentir culpa, pero solo es

por no poder obedecer, ya que cuando se encuentra con otra persona que le otorga la posibilidad

de compartir momentos fuera de la vida totalitaria, se permite salir de ese aparato burocrático y

vigilante para poder reconocerse como sujeto. Inclusive, lo interesante es que a medida que

empieza a escribir, empieza a recuperar su estatuto de sujeto deseante.

Vamos ahora a “Mundo Feliz”. El imperativo que nos presenta Huxley, debemos

reconocérselo, es prácticamente exacto, al del imperativo capitalista actual: ¡GOZA! Aquí el súper

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yo no exige ningún ideal para con ningún líder, más bien todo gira en torno a la idea directora de

que por lo único que tiene que preocuparse el individuo común es por ser feliz, ya que la ciencia y

la tecnología han avanzado lo suficiente como para resolver las nimiedades y dificultades que

aquejaban al hombre en los viejos tiempos: La familia, la política, las responsabilidades, la filosofía,

las artes, etc. Huxley da una visión muy precisa de lo que nos impone el capitalismo actualmente,

evitar todo sufrimiento, cada instante de angustia, siempre hay que estar bien, siempre hay que

ser feliz, hay que gozar. De nuevo aquí, vemos como se borra (se forcluye, se rechaza) la idea del

sujeto deseante.

Sin embargo, surgen tres sujetos los cuales empiezan a cuestionarse el modo en el que se da

la sociedad. El primero, Bernard Marx, es un ser inferior (con respecto a los estándares de mundo

feliz) que busca constantemente la aprobación de los demás para sobrellevar su propia deficiencia,

(que no es más que la que se rumorea, que él fue un intento fallido de un feto in vitro), haciendo

pequeñas críticas a la sociedad, o resaltando en ella mediante la exposición de su más grande

descubrimiento “El Salvaje”.

John “El Salvaje”, es el único que no nació en “Mundo Feliz, por lo tanto, tiene la posibilidad

de poner en juego su deseo, ya que el no rechaza su posición histérica, se vuelve cada vez más

violenta, por el aparato represor “invisible” de mundo feliz. Simplemente se demuestra subversivo

con todo lo que pasa ahí, no quiere acostarse con su amada Lenina, por que primero quiere

casarse con ella, rechaza la idea de una relación casual por que eso va en contra de su moral y sus

leyes. El conflicto llega hasta el punto violento en el cual (inauditamente) intervienen las fuerzas

armadas, colocando bombas de soma, para que la gente se tranquilice y los llevan ante (el

Interventor Mundial) Mustafá Mond. Tanto el cómo O’ Brien de “1984” representan al soporte

ideológico por excelencia. Ellos explican sus mundos tan cruda y siniestramente hasta el punto de

que se puede leer un solo mensaje: Este es el mundo en el que te toco vivir, puedes hacerlo por las

buenas o por las malas, pero terminaras convirtiéndote uno de nosotros.

Son cínicos al explicar su ideología, y esto es lo que tenemos que tener en cuenta, ya que es

así es como la defienden actualmente, de manera cínica. No tiene ningún problema en reconocer

sus falencias, sus contradicciones, sus consecuencias, o lo nefasto que suena pensar y actuar de

esa manera (no tienen problemas con reconocer su síntoma, están complacidos de hacerlo) pero

lo que no cae de su discurso es la “fantasía”. Si decimos con Freud que es un imposible

“gobernar”, es decir, hay algo allí de lo que no tenemos ningún saber, por que no hay, no existe,

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hay que inventarlo, en ambas novelas se tapa esta misma imposibilidad mediante la fantasía de

ser feliz o ser amado por el “Gran Hermano”.

Si bien la fantasía es, una manera de responder a que es lo que me quiere el otro, una

escenificación de nuestro propio deseo realizado (el sueño), lo que nos permite construir nuestro

deseo (el deseo siempre es falta de algo, de algo que no existe, que se debe inventar), sino

atravesamos esa fantasía que construimos, caemos en la búsqueda incesante de un objeto que no

existe, del cual nos convencemos de que si está ahí. En el momento en que nos damos cuenta de

que no hay objeto para nuestro deseo, surge la angustia. Y esto nos sirve para abordar una

cuestión crucial en las novelas: ¿Qué pasa con la angustia?

Por un lado, en “Mundo Feliz”, la pastilla de soma sirve, como dice la canción: “Soma it’s

what people take when hard times open their eyes”-The Strokes- (Soma es lo que toman cuando

los tiempos difíciles les hacen abrir los ojos). En el momento, en que los sujetos se angustiaban por

no poder ser felices, la pastilla les permitía olvidarse de eso, y por lo tanto ser felices en su

ignorancia. Nada más distante de lo que pasa actualmente en los consultorios de los psiquiatras,

cuando alguno llega con alguna patología inventada de depresión, ansiedad, nerviosismo, etc.

Como el “Gran Otro” quiere que gocemos y que seamos felices, la angustia surge cuando no

podemos serlo, y surgen este tipo de manifestaciones, que son simplemente evidencia de que

“algo cojea”, y que el deseo del sujeto de ser reconocido se simboliza mediante la somatizacion

subversiva de la histeria.

Por otro lado, “1984”, tiene un aparato burocrático de creencia religiosa que es lo que

permite no llegar al punto crítico del Che Vuoi (que quiere el Otro), por que de alguna manera

delirante, ya lo saben. El “Gran Hermano” quiere que lo amen, y a su vez el ama a los seguidores

del partido. Mediante el miedo y el amor es como se mantiene el Partido. Miedo a pensar distinto,

puesto que a uno podían perseguirlo y Amor para canalizar toda la pulsión sexual del sujeto, para

evitar que este tenga deseos de tener amoríos o algún acto infiel para con el partido.

Prácticamente es como una paranoia dirigida, a diferencia de lo que Jacques Lacan quiso decir con

el análisis. Si en un análisis hablamos de una paranoia dirigida, es para que el sujeto pueda hablar

de sus agresiones y pulsión de muerte contra el analista, quien va a hacer dar cuenta al sujeto que

todas esas agresiones no estaban más que dirigidos hacia sí mismo. En “1984” la paranoia se dirige

para ligar las pulsiones de muerte a las amenazas del partido (la resistencia, los enemigos del

estado, soldados extranjeros, miembros del partido subversivos), y las pulsiones de vida o sexuales

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para con el “Gran Hermano” (de esta manera, desviar la libido de un destino distinto del sexual).

En ambos casos las imágenes (Gran Hermano, la resistencia, la oposición) impuestas funcionan

como fantasías, para obturar el deseo y borrar las contradicciones del partido. Mientras que la

constante vigilancia superyoica asegura la estabilidad del partido, ya que, recordemos la formula,

tras la renuncia pulsional surge un superyó más agresivo (Freud, El Yo y el Ello).

Así es como de lo general, descubrimos el mecanismo de cada sujeto en las diferentes

novelas, lo que los hace comunes.

Sin ir más lejos los drones, PRISM (es un sistema que tiene almacenado toda nuestra

información digital), las mejoras a los sistemas de represión policial, los vecinos que se juntan a

defender los barrios, las redes sociales… ¿No son maneras de eliminar lo que es la vida pública y

estar en un control constante y total de nuestras actividades y pensamientos? La gente que piensa

que hoy se es más libre que antes, o que piensa que puede alcanzar la libertad, realmente no

tienen en cuenta que hoy más que nunca obedecen un mandato.

¿Y acaso ser feliz no es también este mandato? ¿Por qué tenemos que ser felices? ¿Qué

felicidad nos están ofreciendo? ¿Realmente queremos eso? ¿Felicidad es acaso que a uno lo

diagnostiquen con depresión, le den pastillas para bajar la ansiedad y se deje de molestar, sea lo

que sea que le esté pasando?

Es importante tener en cuentas las visiones devastadoras de la realidad orwelliana y

huxleyliana. En este punto, la ficción soporta la realidad (Zizek). No es que la realidad pueda

superar la ficción, la misma realidad necesita de estas fantasías para edificarse, de que uno tiene

que ser feliz, o que uno tiene que amar a un líder, para que eso “funcione”.

¿Por qué tenemos que buscar una Verdad para darle sentido a nuestras vidas? ¿Se puede

vivir sabiendo que no hay un sentido? ¿Y si eso significara que ahora podemos inventar uno?