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DISTRACCIÓN OSTEOGÉNICA DE LA BÓVEDA CRANEAL POSTERIOR. REVISIÓN DE LA LITERATURA Dra Martha Lucía Peñarredonda Franco Universidad Nacional De Colombia Facultad De Medicina Departamento De Cirugía Unidad De Cirugía Plástica Bogotá 2018

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DISTRACCIÓN OSTEOGÉNICA DE

LA BÓVEDA CRANEAL

POSTERIOR. REVISIÓN DE LA

LITERATURA

Dra Martha Lucía Peñarredonda Franco

Universidad Nacional De Colombia

Facultad De Medicina

Departamento De Cirugía

Unidad De Cirugía Plástica

Bogotá 2018

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DISTRACCIÓN OSTEOGÉNICA DE

LA BÓVEDA CRANEAL

POSTERIOR. REVISIÓN DE LA

LITERATURA

Martha Lucía Peñarredonda Franco

Trabajo de investigación presentado como requisito para optar al título de:

Cirujana Plástica

Tutor: Doctor Oswaldo Javir Gómez Díaz

Coordinador De La Unidad De Cirugía Plástica

Departamento De Cirugía - Universidad Nacional De Colombia.

Universidad Nacional De Colombia

Facultad De Medicina

Departamento De Cirugía

Unidad De Cirugía Plástica

Bogotá 2018

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Resumen— En diversos centros de cirugía craneofacial al rededor del mundo, ña distracción osteogénica

de la bóveda craneal posterior (PVDO) se ha instaurado como la primera línea en el manejo inicial de

pacientes con craneosinostosis sindrómicas.

Este trabajo pretende realizar una revisión de la literatura publicada acerca de la PVDO, resumiendo

aspectos importantes de sus indicaciones, la técnica quirúrgica y sus modificaciones, ventajas,

desventajas, y complicaciones.

Palabras clave—Distracción osteogénica, bóveda posterior, craneosinostosis, turricefalia, hipertensión

endocraneana.

POSTERIOR VAULT DISTRACTION

OSTEOGENESIS. A LITERATURE

REVIEW.

Abstract- In many craniofacial surgery centers around the world, posterior vault distraction

osteogenesis (PVDO) has been established as the first line in the initial management of patients with

syndromic craniosynostosis.

This work intends a review of the published literature about PVDO, summarizing important aspects of

its indications, the surgical technique and its modifications, advantages, disadvantages, and

complications.

Keywords-Osteogenic distraction, posterior vault, craniosynostosis, turricephaly, intracranial hypertension

DISTRACCIÓN OSTEOGÉNICA DE LA

BÓVEDA CRANEAL POSTERIOR.

REVISIÓN DE LA LITERATURA

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INTRODUCCIÓN

a craneosinostosis (CS), definida como la fusión prematura de las suturas craneales, afecta 1 de cada

2500 niños. El 20% son sindrómicas. La más común de éstas es la braquicefalia1

La prevalencia prequirúrgica de hipertensión endocraneana (RICP) es de 40-50% en pacientes con síndrome de

Apert, 50-70% con síndrome de Crouzon o Pfeiffer y 35-45% en síndrome de Saethre-Chotzen. Esta genera

profundos detrimentos en el desarrollo comportamental y cognitivo que han sido ampliamente descritos.2,3 Su

explicación no solo se fundamenta en la disminución del volumen intracraneano. También se asocia a

hidrocefalia, hipertensión venosa intracraneal, la retrusión del tercio medio facial, entre otras.3,4 El tratamiento

de estas condiciones durante la infancia temprana se centra en el manejo de la desproporción craneocerebral5 y

la hidrocefalia.4

Los objetivos de tratamiento de la CS son: prevenir y tratar la RICP, normalizar la forma67 y la trayectoria de

crecimiento de la cabeza8, preservar la función cerebral, ocular y oclusal y obtener una adecuada apariencia de

la unidad craneofacial.9,10

Los tratamientos iniciales se basaron en suturectomías. Luego, diferentes estrategias de craneoplastia

procuraban segmentos óseos completamente separados de la duramadre, reorganizados y fijados en una

configuración expandida pero limitada por la capacidad de cierre del cuero cabelludo11–14, resultando en técnicas

mórbidas e insuficientes para muchos pacientes12,15, acompañadas de una alta tasa de reintervenciones,

considerada por algunos como inaceptable8,11,13,16,17

Las técnicas convencionales de expansión de la bóveda posterior tampoco estuvieron exentas de

complicaciones. La presencia de {Shunt} dificultaba la expansión cerebral postquirúrgica, lo cual, junto a las

técnicas de segmentos flotantes18,19 y la posición en supino, promovían las resinostosis1,7–9,13,15,19,20. Ello suscitó

la búsqueda de nuevas alternativas.

La distracción osteogénica de la bóveda craneal posterior (PVDO) fue diseñada para tratar la desproporción

cefalocranana al aumentar el volumen intracraneal, tratar la RICP y al mismo tiempo redirigir la expansión

cerebral hacia posterior, con el objetivo de mejorar el contorno cefálico.19,21

En diversos centros de cirugía craneofacial al rededor del mundo se ha instaurado como la primera línea en el

manejo inicial de pacientes con craneosinostosis sindrómicas1,6,11,14,22,23.

Este trabajo pretende realizar una revisión de la literatura publicada acerca de la PVDO, resumiendo aspectos

importantes de sus indicaciones, la técnica quirúrgica y sus modificaciones, ventajas, desventajas, y

complicaciones.

MATERIALES Y MÉTODOS

Se usaron los motores de búsqueda PubMed/MEDLINE, EMBASE, Google Scholar, Cochrane Database con

los siguientes términos: “craniosynostoses” OR “craniosynostosis” OR “craniofacial abnormality” OR

Syndromic craniosynsotosis OR Cranial vault OR Cranioplasty OR Intracranial pressure AND “distraction

osteogénesis”. Se encontraron un total de XX artículos en inglés y español, que se consideraron pertinentes y

de los cuales se extrajo la información para la presente revisión. Ver tabla 1.

Tipo de artículo n

Estudios prospectivos 13

Estudios retrospectivos 21

Review 7

Reportes de caso 12

Abstracts de conferencia 17

L

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Nota técnica 4

Guia de manejo 1

CME 2

RESULTADOS

INDICACIONES

La PVDO se ha indicado en pacientes con:

m

CS sindromáticas, especialmente aquellas con RICP1,15,20,23–26, turribraquicefalia1,8,11,19,27–29, pansinostosis27,30,

hidrocefalia30, aplanamiento o constreñimiento de la fosa posterior,12 malforación de Chiari I (CMI),

sinringomielia30 y alteraciones tan severas como el cráneo en trébol {cloverleaf skull}31

Igualmente pacientes con: CS no sindromáticas de múltiples patrones,19,24,31,27 síndrome de sobredrenaje de

shunt 10,33,34, microdeleción p12 asociado a microcefalia, hipofosfatasia10.

Serlo et al, incluso la aplicaron en pacientes con escafocefalia no tratada o recurrente33, priorizando el

tratamiento del déficit de volumen intracraneal, por encima de la consideración cosmética10,13, con resultados

adecuados.

De esta técnica también se benefician pacientes que requieren de aumento del volumen intracraneal, con un

contorno frontal aceptable en quienes no se desea una modificación a este nivel. 20,35

Permite ser ejecutada como tratamiento o medida de salvamiento en pacientes con intervenciones previas como

el AFO o remodelaciones craneanas, inclusive de la misma bóveda posterior 1,8,10,16,33,35–38

Si bien, una revisión de la literatura de 2009 a 2013 arrojo que el promedio de edad de niños llevados a PVDO

era de 16 meses, la tendencia actual es hacerlo antes del primer año9–12, en especial si existe RICP. De hecho,

se había planteado esperar a los 6 meses para realizarla, 6,39, sin embargo ha sido reportada con éxito en niños

de 3 meses con tasas de complicaciones similares a niños mayores1,5.

También se ha reportado su uso en escolares, adolescentes y adultos16

En contravía de lo que se puede esperar en pacientes reintervenidos, al comprar niños de mayor edad (promedio

de edad 9.2 años) con niños menores ( promedio 0.7 años), encontraron que los mayores tenían menor pérdida

de sangre (weight-based blood loss) (promedio 58.6 +/- 38.8 versus 14.6 +/- 7.0 cc/kg, control versus más

viejos p = 0.0092) y menores volúmenes transfusionales, ajustados por peso - en comparación con los más

jóvenes, con tasas de complicaciones similares. 22,40

PLANEAMIENTO PREQUIRÚRGICO

Las imágenes prequirúrgicas en especial la tomografía computarizada (CT) y la resonancia magnética (MR)

dan información acerca del patrón de sinostosis, el grosor de la calota, los signos de RICP, la presencia de

defectos óseos, la CM, hidrocefalia, entre otros detalles importantes para el planeamiento. Sin embargo, se debe

llamar la atención que los pacientes con CS, en especial los sindromáticos, pueden presentar anomalías en la

anatomía y fisiología del sistema venoso.

Los síndromes que más se relacionan con anomalías venosas son: Pfieffer (100%) y Crouzon (84%). En

pacientes con Apert (64%) y Saethre-Chotzen (33%) la prevalencia es menor41 pero no despreciable.

Dentro de las posibles alteraciones, se pueden encontrar: estenosis de los senos durales42, estenosis del foramen

yugular, persistencia de los senos venosos fetales41, atresias yugulares, entre otras43. Ello lleva a la formación

de drenaje venoso colateral y venas emisarias transóseas ingurgitadas (hasta un 63% de los pacientes), que de

ser lesionadas puede llevar a sangrado intraoperatorio masivo. Es importante establecer que el drenaje venoso

cerebral no dependa en gran medida de éstas, pues al ser ligadas pueden generar hipertensión venosa e

intracraneal intratable y por lo tanto pueden ser mortales35,41,42,44.

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Copeland et al. encontraron que las emisarias occipitales y mastoideas son las más frecuentes, poniendo en

especial riesgo a los pacientes de PVDO.43

Es altamente recomendable estudiar el sistema de drenaje venoso de todos los pacientes con CS, en especial en

el contexto de RICP. Existen técnicas con venografía por TC(CTV), o RM (MRV) y secuencias especiales en

angio MR, como métodos no invasivos. 3,10,21,42,43 Con esta información es posible modificar e incluso abortar

el plan quirúrgico con el fin de disminuir la morbimortalidad.

Se debe estar atento a pacientes previamente intervenidos. Si bien hay reportes de que no hay relación entre

intervenciones previas y la presencia de drenaje venoso colateral, una intervención previa ha podido sacrificar

las venas emisarias y con ello empeorar la presión intracraneana y la hidrocefalia.41

TÉCNICA

La técnica se lleva a cabo en decúbito prono, mediante un abordaje bicoronal13,45.

Se deben aplicar todas las estrategias posibles encaminadas a disminuir el sangrado durante las incisiones y el

abordaje, tales como: suturas bloqueadas peri-incisionales, Raney clips, puntas de Colorado e infiltración con

soluciones de epinefrina46, teniendo especial cuidado con la hemostasia de las emisarias transóseas.

La osteotomía vertical debe situarse en el nivel que represente la mayor circunferencia vertical12,19,21. Aunque

teóricamente la osteotomía horizontal debe ser tan baja como sea posible para una mayor ganancia

volumétrica,19,47ello ha sido objeto de debate. Inicialmente se describió por debajo de la tórcula48, lo cual ha

sido ampliamente adoptado1,14,19,21,44,47, buscando mejores resultados estéticos y una expansión simultánea del

compartimento infratentorial. Sin embargo, la disección y el riesgo de lesión de los senos venosos ha hecho

que exista una tendencia a realizarlo por encima de este punto,6,49–52 con recientes estudios que aseguran que

la extensión inferior a la tórcula no incrementa la ganancia de volumen10 y además que la expansión

supratentorial genera efectos a nivel infratentorial.23 Esto insinúa que es un paso del cual puede prescindirse

sin afectar el resultado.

Los agujeros de craneotomía {burr-holes} en general son realizados por el neurocirujano, con una consecuente

disección limitada de la duramadre, estrictamente bajo el recorrido de las osteotomías y los sitios de colocación

de los distractores2,11,14. Esta disección limitada genera que la tensión de la distracción se distribuya en una

mayor área de duramadre, disminuyendo el riesgo de lesión.21 En las osteotomías se ha usado el bisturí

ultrasónico a fin de disminuir el riesgo de lesión dural y sangrado 45,53

En la porción occipital inferior, con frecuencia se llevan a cabo osteotomías en barril que son fracturadas en

lecho verde hacia afuera {outfracture} para expandir la porción infratentorial de la bóveda posterior, además de

evitar deformidades en escalón entre el hueso remanente occipital y el segmento osteotomizado. 6,11,12,14,21,32,37,44,49,53,54 Johns et al, las describe de 2 cms de ancho y 4 cms de alto, aplicadas en la bóveda posterior

y lateral.5 Algunos proponen la fijación de estas osteotomías con suturas35,53 o placas reabsorbibles12,54 al

segmento a distraer, de tal suerte que puedan migrar posteriormente conforme avanza la distracción.

Excepto series específicas13, en general se preserva la unión del segmento osteotomizado a la duramadre

subyaciente.2,5,15 Hay 2 situaciones en la que Wiberg et al sugieren considerar la separación completa del hueso

de la duramadre: I) Si hay lesión dural, para efectuar la reparación. II) Si hay insuficiente hueso en la bóveda

posterior y las suturas lambdoideas están abiertas. En este caso, puede que el segmento a distraer se pivotee a

nivel de las suturas, reduciendo el área distraída.1 En un escenario contrario, Nowinski reportó cómo las suturas

lambdoideas cedieron durante la distracción, permitiendo que el segmento remanente de la bóveda occipital

acompañara el hueso osteotomizado19

Antes de la colocación de los distractores, se debe verificar que las osteotomías han sido de espesor completo.

El fragmento a distraer debe tolerar una compresión suave, para corroborar que se encuentra completamente

liberado del hueso circundante29

La selección del vector de distracción es variable. La mayoría de los grupos lo realiza en sentido estrictamente

posterior, en especial si la cabeza tiene una forma global aceptable. Por otro lado se recomienda dirigirlo en

sentido postero-inferior en casos de turribraquicefalia13,20,31,42, removiendo una cuña ósea si es necesario, en

caso de anticipar interferencia ósea durante el movimiento6. Así mismo, se ha descrito el avance en sentido

ligeramente superior20 y vertical55.

La colocación de los distractores debe ser cuidadosa para evitar conflictos entre los vectores. Con este fin,

Salokorpi et al diseñaron guias removibles adatables al distractor, que ayudan a establecer visualmente las trayectorias.56

La fijación de los distractores requiere un adecuado sustrato óseo. Se debe tener cuidado al seleccionar el

tamaño de los tornillos, dado que, si bien los cortos disminuyen el riesgo de lesión dural, también restan

estabilidad. Para ello se han planteado varias soluciones:

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I)Protección de la dura con retractores maleables al taladrar y colocar los tornillos21

II)La interposición de material reabsorbible como Spongostan (Ferrosan A/S,Soeborg, Denmark)471 o Gelfoam

(Pharmacia and Upjohn Company, Kalamazoo, Mich)8,29entre los tornillos y la duramadre.

III)Evitar el uso de tornillos auto-perforantes, y usar tornillos solo auto-roscantes8 o modificados con punta

roma21,29

IV) Uso de placas reabsorbibles interpuestas entre el distractor y el cráneo (técnica GETA: Guard the

Encephalon against the Tips of the screws by using an Absorbable plate). Dado el costo del material, podría

aplicarse la misma técnica con material autólogo como injertos óseos o pericráneo49.

V) Uso de distractores reabsorbibles, que además evitan una segunda intervención quirúrgica14,57

VI) Fijación de los distractores con alambres58

Posterior a fijar los distractores, se deben abrir una distancia suficiente para verificar que no existe interferencia

entre los vectores. Se devuelven y se permite el contacto entre los bordes del hueso o se deja un gap

variable.13,14,20 En este punto es recomendable verificar que no haya lesiones en la duramadre.29 La salida de los

vástagos por la parte posterior del cuero cabelludo aumenta el riesgo de ruptura y de trauma sobre el distractor,

por lo que se prefieren en la porción anterior.5,11,50

Se han descrito varias modificaciones a la técnica convencional.

Komuro et al24, aplicaron distractores internos a un paciente sometido a un procedimiento pi modificado.

Lao & Denny plantearon la distracción transversa asimétrica. En ella, se realizan osteotomías a nivel de la sutura

coronal y sagital y especialmente para casos de escafocefalia, una craneotomía de las suturas lambdoideas con

una corticotomía en su base de tal suerte que el segmento posterior pueda inclinarse hacia adelante, acortando

el diámetro AP. En la base de los huesos parietales se realiza una corticotomia, conectando las osteotomías

coronales con las lambdoideas. El distractor se coloca de forma transversa, entre los dos huesos parietales,

permitiendo la expansión transversa, la cual se limitaba solo al cráneo posterior, dado la colocación de una

placa en el segmento más anterior de la craneotomía sagital y coronal para limitar la expansión en esta zona2

Por su lado, Wiberg et al 1 describen la {hinge-technique} en la que el segmento de la osteotomía es fijado en

su porción inferior a nivel de la línea media, con el fin de rotarlo posterior e inferiormente, abriéndose en forma

de almeja {clam Shell}, reduciendo la altura del vértex en pacientes con turribraquicefalia. Además, la técnica

push-back con un vector exclusivamente posterior, que indicaban en casos de braquicefalia con altura craneal

normal o en donde se requería expansión principalmente de la bóveda posterior, ej, CMI47

El procedimiento de doble puerta descrito por Sakamoto et al. implica la división del segmento osteotomizado,

colocando el distractor de forma transversa entre los dos páneles óseos creados, cada uno de los cuales es fijando

en su porción basal como punto de pivote. Esta técnica implica una osteotomía sobre el seno sagital, lo cual

aumenta el riesgo de sangrado, sin beneficios claros respecto a la ganancia de volumen al ser comparada con la

técnica convencional de PVDO. Además, se debe tener mayor cuidado con la posición en supino, puesto que

los distractores pueden generar zonas de presión al estar ubicados en la región parieto-occipital.

La versatilidad de la PVDO ha permitido combinarla con otros procedimientos craneofacales. Goldstein et al

describieron la realización simultánea de PVDO y avance del tercio medio facial. Aprovechando la existencia

de suturas faciales aún abiertas, un pin de Steinman de 2mm era conducido a través de los huesos faciales, con

ayuda de un sistema de navegación. Los resultados muestran una morbilidad aceptable, incluso en pacientes

muy jóvenes53

Consideraciones especiales

En niños muy pequeños cuyo cráneo es demasiado delgado para alojar dispositivos de distracción o aquellos

con adelgazamiento significativo y/o lagunas óseas extensas dada la RICP, se ha recomendado un abordaje por

etapas, en el que inicialmente se realiza una craneoplastia descompresiva 15,19 para permitir un descenso en la

RICP y con ello la formación de hueso que permita una distracción osteogénica en una segunda etapa.21,44

Otra estrategia posible en este escenario, es el uso de distractores modificados, como el de Shimizu et al. Este

presenta sus bases en forma de U, sin placas para fijación, resultado ventajoso en huesos adelgazados, según

los autores. 12,15,54

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Distractor Usado.

La cantidad de distractores ha sido motivo de controversia. 30

El uso de cuatro dispositivos13,31,50,52se ha sustentado en un constructo más estable durante la distracción,

optimizando las condiciones para la osificación y reduciendo la carga para cada uno de ellos, con el fin de

disminuir el riesgo de ruptura. Además, un mayor respaldo para continuar con la distracción en caso de falla de

alguno. 10,33,48,51 Sin embargo, hay mayores dificultades para coordinar todos los vectores y cada uno de ellos

representa un punto de entrada para infecciones y generación de úlceras por presión19,44,51

Eventualmente el número de distractores se ha reducido. Varios grupos sugieren que 2 distractores6,12,48,54 son

ideales puesto que: hay más control del vector al haber menos trayectorias que controlar, el régimen de

distracción es más simple para padres y enfermeras, menor riesgo de falla de dispositivos, costo y tiempo

quirúrgico.11 En resumen, presentan el balance óptimo entre facilidad de uso, estabilidad y la habilidad para

mantener el vector planeado21 con bajas tasas de complicaciones.52 Incluso la presencia de dos permite que si

uno falla, la distracción pueda continuar con el remanente.47

La aplicación de un único distractor se ha asociado a distracciones asimétricas, producto de fuerzas rotacionales

sobre el segmento de la osteotomía.1

Técnica con resortes

Fue descrita por Lauritzen et al59. El abordaje quirúrgico es el mismo que para los distractores. Han sido usados

en craneotomías, así como en suturas aún abiertas, especialmente en las lambdoideas en el contexto de

PVDO7,60,61.

Este último escenario implica que el tamaño del segmento a distraer dependerá de la posición éstas, de tal suerte

que si se encuentran bajas en el cráneo, el segmento a distraer resultará más pequeño19.

Ventajas: I) A diferencia de los distractores, los springs quedan completamente cubiertos por tejido blando, lo

cual reduce el riesgo de infección. II) No requieren una larga etapa de consolidación, debido a que el crecimiento

cerebral progresivo acompaña la expansión evitando el colapso62. III) Los distractores internos necesitan un

sustrato óseo sólido para ser fijados. Los resortes por su parte pueden ser colocados en huesos adelgazados e

incluso con grandes lagunas óseas63

En este sentido, hay grupos que consideran que los distractores internos deben ser reservados para pacientes

mayores, quienes dependen de una distracción osteogénica para la formación ósea, colaboran más con la

presencia de los distractores externos y tienen un mejor sustrato óseo para la fijación 63

Desventajas: I) La distracción no es controlada7. Los resortes dan la máxima fuerza de distracción al principio

y esta se reduce a medida que se expande el dispositivo. Esto puede implicar un riesgo de osificación

incompleta, aunque ello en realidad puede estar relacionado con una mayor edad del paciente. II) Debe evitarse

el supino. III) Se ha relacionado con complicaciones tales como: desplazamiento o exposición del resorte60,

dificultad para su remoción, asimetría craneal, entre otros59 . IV) Al igual que los distractores internos, requieren

una segunda intervención para retirarlos.

PROTOCOLO DE DISTRACCIÓN

Latencia:

El periodo de latencia varía entre 2 y 5 días en la mayoría de grupos. Ver tabla 2. Para disminuir el riesgo de

ruptura del distractor se han planteado periodos más cortos11 o por el contrario, más largos en caso de haber

tenido lesión dural29 o cierre tenso de los tejidos blandos47

De forma muy interesante, Wiberg et al1 describen que el término osteogénesis por distracción puede resultar

equívoco al representar lo que ocurre en el cráneo. El método descrito por Illizarov concibe el periodo de

latencia para permitir la formación del callo que secunda una osteotomía y sobre el cual se aplicarán fuerzas

tensionales. Sin embargo, a diferencia de los huesos largos que se regeneran desde los bordes de la osteotomía,

el cráneo cuenta con un potencial de osificación dependiente de la duramadre. Teniendo en cuenta que la

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osificación del gap de la distracción toma varios meses, se podría considerar que la distracción del cráneo, más

que una osteogénesis por distracción, en realidad puede concebirse como un proceso de distracción seguido por

uno de osificación. Ello implica que el periodo de latencia puede que no genere ningún beneficio en la

osteogénesis.1

Distracción:

En general se distrae 1mm/día buscando disminuir el riesgo de consolidación prematura11, sin embargo, algunos

grupos la adaptan a la edad del paciente haciéndola más lenta a medida que el paciente es mayor.21 Es llamativo

el enfoque propuesto por Nowinski et al, de un protocolo de menor tiempo de latencia y consolidación, asociado

a una tasa más rápida de distracción,50 fundamentado en que en niños menores a 1 año, el potencial osteogénico

de la duramadre y el crecimiento rápido del cerebro que ha sido liberado estabilizan el espacio distraído. Este

esquema no ha mostrado mayor incidencia de recaídas, al menos a los 6 meses de seguimiento.52

Consolidación:

Ciertos autores consideran que debe durar el doble del periodo de activación,8,16 sin embargo la literatura

revisada presenta grandes variaciones y algunas consideraciones. I) De acuerdo a los argumentado por

Nowinsky et al52, una consolidación acortada es posible. Ello reduce los riesgos de complicaciones asociadas a

la presencia de los distractores así como la carga del paciente y sus padres con la presencia de éstos11,19,35. Sin

embargo, en niños más grandes puede plantearse una mayor duración de este periodo, para lo cual los

distractores de vástagos removibles representan una buena alternativa10,52 II) Se ha planteado que la presencia

de distractores en este periodo mejora la estabilidad y por lo tanto disminuye las tasas de recidiva,5,31no obstante

tal información debe contrastarse con la relación entre, la presencia prolongada de distractores y la aparición

de complicaciones como necrosis o ruptura de la piel, trauma o aflojamiento del distractor e infecciones,47,52

que incluso han obligado a retirarlos prematuramente y reemplazarlos por osteosíntesis reabsorbible.10,47,48,64.

Por lo anterior, algunos han sugerido el retiro temprano de los distractores (1 mes después de terminar la

distracción)47 lo cual no se ha asociado a mayores tasas de recidiva o complicaciones. 1,19

¿Cuánto distraer?

Hace algunos años, la distracción que podía obtenerse estaba limitada por el dispositivo. En un principio ello

se restringía a 20 mm lo cual ocasionalmente resultaba insuficiente. 47,52 Posteriormente, mediante distractores

mandibulares y craneofaciales con mayor capacidad de avance (25-40mm) se lograron desplazamientos

adaptados a las reales necesidades del paciente 6,11,16,37,50

Hoy en día, la respuesta a esta pregunta sigue teniendo un fondo subjetivo, dependiente de cada paciente y de

la experiencia del grupo tratante. Clínicamente, el aspecto más importante que guia la magnitud de la distracción

son los signos y síntomas de RICP. A medida que éste parámetro mejora, los padres notan disminución en la

irritabilidad, mejoría en la capacidad de alimentación e interacción social. Ello se asocia a disminución en la

turribraquicefalia, la proptosis, las venas dilatadas del cuero cabelludo y el papiledema. Imagenológicamente

se observa mejoría en el {thumbprinting}21

En pacientes sin signos de RICP, la cantidad de distracción se establece de acuerdo a la forma global de la

cabeza21,54. En casos de braquicefalia se ha puntualizado llevar hasta una leve sobrecorrección8. Sin embargo

ello debe ser cuidadosamente vigilando para evitar aspecto de escafocefalia23o distorsiones del contorno

cefálico.

La distracción máxima encontrada fue de 43mm10

VENTAJAS

MEJORÍA EN BÓVEDA ANTERIOR y DIFERIMIENTO DE AFO

En casos de exorbitismo severo no susceptible de terapias conservadoras para la protección de la córnea6,12, así

como en el contexto de obstrucciones severas de la vía aérea dado hipoplasia mediofacial14 el AFO sería

considerado como la primera intervención quirúrgica en un paciente con CS. 6,7,12 Sin embargo, el escenario

clínico más frecuente amerita darle prioridad al tratamiento de la hipertensión endocraneana. El dilema se ha

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encontrado entre una intervención temprana para tratar la RICP versus una más tardía para obtener resultados

más duraderos9,65.

Varios estudios han publicado evidencia objetiva10,21,66,67 y subjetiva10,54 de la mejoría a nivel de la bóveda

anterior con la PVDO, reduciendo la tendencia a la turribraquiceralia6,21,35 y mejorando la morfología de la

región frontal8, con mejores beneficios en pacientes más jóvenes cuyo crecimiento compensatorio ha sido menor 66 y con un efecto que pareciera continuar en el tiempo53. Tales cambios han sido evidentes incluso con

procedimientos de remodelación de la bóveda posterior sin distracción osteogénica66. También se han

identificado mejorías en la base del cráneo por mecanismos aún no bien conocidos10,46pero que son más

evidentes en pacientes menores a 1 año68

Se ha observado una disminución en la necesidad de intervenciones craneofaciales mayores en pacientes

inicialmente sometidos a PVDO, 1,9,16,69,70 (1.8 versus 2.7; p = 0.2087), especialmente en los primeros 5 años de

vida4.

Con lo anterior, se logra el diferimiento de intervenciones a nivel fronto-orbitario, 8,9,11,14,19,52,68,69,71,72 hasta una

edad en la que la calidad ósea sea mejor14 y las recaídas menores1,21. Con ello se puede esperar mayor duración

de los resultados 8,14,19,69.

Además, el AFO, el avance del tercio medio y la bipartición facial, procedimientos que necesitará un gran

porcentaje de los pacientes con CS, pueden llevarse a cabo en un campo quirúrgico que no ha sido intervenido

previamente. 13,63

En consecuencia, se ha planteado que el enfoque de los pacientes de CS implique “expandir primero” la bóveda

posterior6,8,11,19,35,51,54,71,73 llevándolo a cabo entre 3 y 6 meses de edad, esperando disminución de la PIC,

mejoría del contorno de la cabeza, minimizando el crecimiento compensatorio68 y luego hacer el AFO19 que

será requerido por una menor cantidad de pacientes47,51. Incluso, los resultados obtenidos en algunos casos

(especialmente de afectación leve), permiten prescindir completamente del AFO810, consintiendo el avance de

monobloque o lefort III como segunda etapa quirúrgica 7,8,68,72

CAMBIOS EN VOLUMEN INTRACRANEAL

De forma teórica13 y clínica se ha estudiado el cambio en el volumen intracraneal que puede ser obtenido con

la PVDO.

Se ha demostrado que por cada milímetro de avance en la bóveda posterior se logra una ganancia volumétrica

mayor que la obtenida con el mismo avance en la bóveda anterior. 8,11,14,23,35,68,74 Tal ganancia oscila entre 17%-

47%4,8,10,21,33,53,72

Al comparar la ganancia volumétrica alcanzada con 3 técnicas, Nowinski encontró mayores beneficios con la

PVDO: técnicas de hueso flotante posterior (13 - 24 %), springs translambdoideos (18-25%) y distracción

osteogénica (22-29%)19

Choi et al, llaman la atención de dos escenarios en los cuales

la PVDO sigue aportando una mayor ganancia volumétrica, pero en menor proporción respecto a la bóveda

anterior: I) En grandes turricefalias, dado una menor diferencia en las alturas entre la bóveda anterior y posterior

y II) Si hay aumento en el eje bitemporal, la dimensión transversa puede ser mayor en el compartimento anterior

que en el posterior4

MANEJO SIMULTÁNEO DEL CHIARI

La CMI es adquirida. Se desarrolla tempranamente secundaria a desproporción entre el cerebro y la fosa

posterior, produciendo herniación del {hindbrain} 23. La incidencia es alta en CS sindromáticas, encontrándola

en 70% de pacientes con Crouzon, 82% Sd. Pfeiffer y 100% de los Kleeblattshadel6

Para el tratamiento de la CMI asociada11,21,47,54,75 se ha descrito que las osteotomías de la PVDO pueden ser

extendidas para una descompresón simultánea del FM. Sin embargo, varios estudios8,12,19,25,30,35,53,76 demuestran

la mejoría de la herniación amigdalina, sin necesidad de descompresión occipital o laminectomías de C151 , en

Page 11: DISTRACCIÓN OSTEOGÉNICA DE LA BÓVEDA CRANEAL …

pacientes con CS sindromáticas 1,55,77 y no sindromáticas10 llevados a PVDO. Ello resulta llamativo dado que

la mejoría se ha visto incluso en descompresiones supratorculares de la bóveda posterior51.

Aún no se sabe si la resolución del Chiari es un fenómeno agudo o si toma tiempo en presentarse. Algunos

reportes hablan de 5 meses1, otros de 12-20 meses.23

La fisiopatología de la correlación entre sinringomielia y CM aún no se comprende del todo, pero puede que el

bloqueo mecánico del flujo del CSF en la transición cráneo-espinal tenga un papel en la patogénesis. Se ha

observado que los pacientes llevados a PVDO no desarrollaron siringomelia y otras, incluso con regresión de

esta entidad 23,27,30,75,78

OTRAS VENTAJAS

La técnica permite un cierre sin tensión del cuero cabelludo, admitiendo una mejor acomodación de los tejidos

blandos sobre el segmento a distraer, con menores tasas de dehiscencia. 2,11,14,21,44

La bóveda posterior presenta una anatomía menos compleja que su contraparte anterior. Además, se encuentra

oculta por el cabello y por lo tanto su aporte cosmético es menor que el de la región fronto-orbitaria. Ello

permite el camulflaje de ciertas irregularidades o asimetrías.6,10,11,13,20,68

Si bien se ha reportado menor sangrado intraquirúrgico2129,39,44,50 ello debe analizarse con cuidado, puesto que

una buena parte de la pérdida de sangre se presenta durante las incisión, la exposición de la calota46 y al realizar

las osteotomías, pasos también inherentes a una craneoplasia convencional. La diferencia radica principalmente

en la disección extradural del segmento osteotomizado. Según algunas publicaciones ello solo representa una

disminución de un 8 a 10% en la pérdida sanguínea.

Al mantener el contacto entre la duramadre y la superficie endocraneana, se preserva la vascularización del

hueso, disminuyendo el riesgo de: reabsorción o pérdida de éste, infección, sangrado, lesión dural y alteraciones

del crecimiento óseo.1,2,6,9,11,14,47

Elimina el espacio muerto, dado que el cerebro y las meninges acompañan la distracción ósea,2,11,14,47 como ya

ha sido corroborado con seguimientos ecográficos19. La obliteración de este espacio disminuye los riesgos de

infección6.

Las tasas de recidiva son menores30,32,36. Ello puede explicarse por varios mecanismos:

I)La estabilidad generada por la expansión progresiva del cerebro subyaciente, evidente en los pacientes más

jóvenes19,52,62 II) La formación ósea en el gap de la osteotomía 11,52 y III) Una menor resistencia de los tejidos

blandos circundantes al ser sujetos también de distracción9,29.

A diferencia de la técnica con springs y segmentos flotantes, esta alternativa permite que el cuidado del niño se

lleva a cabo en supino21,31,47

En teoría esta técnica evita el uso de injertos óseos. Representa una ventaja en niños mayores de 1 a 2 años,

quienes además de tener un bajo potencial osteogénico de la duramadre, pueden tener un cráneo adelgazado

producto de la RICP21, lo cual, sumado a un diploe subdesarrollado, representa dificultades técnicas a la hora

de la toma de injertos de calota, 14,24. Sin embargo, en caso de defectos óseos, la consideración de la ubicación

y tamaño de éstos, así como el riesgo de lesión cerebral, determinarán la necesidad de injertos21,24

En general se acepta que la técnica implica menor tiempo quirúrgico2,21,29,36,39,44,47,50, no obstante al compararse

con técnicas convencionales de craneoplastias, el tiempo invertido en moldear, reposicionar y fijar el hueso,

puede que sea similar al requerido para ensamblar, determinar la orientación y realizar la fijación de los

distractores. Además, las osteotomías en barril y descompresiones del FM también ameritan tiempo, haciendo

que en algunas situaciones la disminución de éste no sea estadísticamente significativa11,37

Los reportes en cuanto a necesidades de transfusión2,3637, estancia de hospitalización general47112921 y en

uci2363929son divergentes, aunque la mayoría apoya beneficios en estos aspectos.

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Taylor et al no encontraron diferencias significativas en el tiempo quirúrgico, la pérdida de sangre, la necesidad

de transfusiones, la estancia en uci u hospitalaria. Tampoco diferencias en la incidencia de infección

perioperatoria, fístula de CSF o lesión de senos venosos, dejando como única ventaja de la PVDO sobre las

osteotomías convencionales una reducción no cuantificada en la tensión del cierre del cuero cabelludo y los

mejores resultados a largo plazo tales como menores defectos óseos, recaídas y mejor estabilidad ósea. 37

DESVENTAJAS

Las principales encontradas son:

Necesidad de un segundo tiempo quirúrgico para el retiro de los distractores35,44. Sin embargo, dependiendo del

escenario clínico, esta misma intervención puede ser aprovechada para realizar otros procedimientos tales como

AFO. 12,1528

Representa un tiempo prolongado de tratamiento11,44,58 en el cual debe haber un alto compromiso por parte de

los padres11,35 y del paciente, dependiendo de su edad.

Implica uno o dos vectores de tratamiento que pueden generar dificultades a la hora de tratar asimetrías o

deformidades específicas de la superficie ósea (abultamientos compensatorios, aplanamientos, etc). 11,44,58

La distracción requiere un sustrato óseo en el cual anclar los distractores. Ello puede ser difícil ante pacientes

muy jóvenes y generar complicaciones al usarlo en este grupo58

Los distractores generan un costo extra al sistema de salud y pueden generar mayores riesgos de infección

asociada a dispositivo 11,39,58

COMPLICACIONES

La PVDO representa una alternativa quirúrgica con un perfil de morbilidad aceptable, sin embargo, algunas

complicaciones menores generan la necesidad de revisar pacientes con cierta frecuencia33. De acuerdo a Greives

et al quienes analizaron una cohorte de 86 pacientes, la tasa de complicación es del 30%. Otros grupos han

reportado tasas similares5,30. Dependiendo la serie, las más frecuente son: Infecciones locales (29.0%),12,47

fístula de CSF (10%),5,19,27,29,78 y las dehiscencia (6,9%)10,29.

Las infecciones en general mejoran con curaciones locales y permiten que el proceso se complete5,12. Rara vez

han propiciado reintervención quirúrgica o el retiro del distractor, lo cual podría considerarse de haber descarga

francamente purulenta29.

La fístula de LCR en general se presenta durante la cirugía, aunque se ha reportado hasta 14 días después de

iniciar la distracción48. Si no fue reparada durante el procedimiento, se ha recomendado el uso de catéter

espinal10, la detención de la distracción de forma temporal48 o definitiva5 como parte del manejo.

Desde la publicación de White 48 las complicaciones asociadas al uso de los distractores19,21,27,78 han

acompañado la técnica, dentro de las cuales se describen: aflojamiento del distractor, 48 trauma directo, fractura

del vástago (que obliga es uso de porta agujas o alicates para continuar la distracción) 10,11,29, necesidad de

cambios en el vector10. La necrosis o ruptura de la piel se ha reportado hasta en un 22.6%47. Para ello, se han

diseñado dispositivos miniaturizados, de menor perfil, con vástagos flexibles y removibles13,20.

Otras complicaciones reportadas son: osteotomías incompletas que llevan a fallas del dispositivo27,29,

reincidencia de RICP incluso 2 o más años después de la cirugía.47

Tahiri et al reportaron una tasa de new-onset sinostosis de 89,5%, principalmente de las suturas lambdoideas y

la sagital en menor medida, ambas aún sin impacto clínico evidente y cuyo significado es desconocido.16 En

ese mismo sentido, Chu reportó un caso de pansinostosis posquirúrgica, aunque sin una relación causal clara

con el procedimiento.79

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DISCUSIÓN

Desde su descripción inicial por White et al, la PVDO ha mostrado eficiencia y versatilidad, de tal suerte que

hoy en día se considera el tratamiento de primera línea en un amplio espectro de malformaciones craneales,

principalmente CS sindrómicas.

Su capacidad para generar mayores aumentos de volumen respecto a las técnicas de craneoplastia

convencionales (incluyendo el AFO con distracción osteogénica), la coloca en un lugar hasta ahora imbatible,

con resultados más estables en el largo plazo y menores tasas de recidivas.

Indiscutiblemente ha ganado terreno al mostrar la llamativa mejoría que genera en zonas no intervenidas tales

como la base del cráneo, la región frontal y el compartimiento subtentorial. Las razones para ello aún no han

sido completamente elucidadas. Sin embargo, éstas generan un profundo impacto en los pacientes, siendo

capaces de diferir e incluso obviar intervenciones de otra manera consideradas obligatorias.

En este sentido, ha sido ampliamente descrita la posibilidad de diferir el avance fronto-orbitario hasta una etapa

con mejor perfil de resultados, duración y menores complicaciones. Además, la mejoría de la CM ha sido

evidenciada, incluso con osteotomías supratorculares, con beneficios que también impactan en la hidrocefalia,

la dinámica de drenaje venoso y de flujo de LCR a nivel del cráneo.

Un mejor entendimiento de la fisiología subyaciente ha permitido cambios en protocolo de distracción y cuyos

resultados se han asociado a menor morbilidad sin detrimento del éxito.

Sus principales complicaciones se relacionan con lesiones en la duramadre y eventos relacionados con los

distractores, las cuales abren espacio para innovaciones en la técnica y los dispositivos que permitan un aplicarla

bajo un mejor perfil de morbilidad.

CONCLUSIÓN

En muchos centros de referencia, la PVDO representa hoy en día la primera línea de manejo de pacientes con

desproporción craneocerebral. Hasta ahora se acompaña de un atractivo radio ventajas: desventajas. Sin

embargo, como todas las técnicas, requiere la optimización de varios procesos inherentes a ella, y solo el tiempo

y el seguimiento estricto de los pacientes, logrará consolidar su verdadero potencial.

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