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1 DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS ESPECÍFICAS DE COLOMBIA DISTRIBUTION OF ILLEGAL TRAFFICKING IN REPTILES IN SPECIFIC AREAS OF COLOMBIA María Paula Bernal Restrepo 1 , Angélica Arenas-Rodríguez 2 , Jhon Briter Ramírez-Herrera 3 Pontificia Universidad Javeriana (PUJ), Facultad de ciencias (FC), Estudiante de Biología 1 PUJ-FC, Unidad de Ecología y Sistemática (UNESIS), Departamento de Biología 2 , Dirección de Antinarcóticos, Oficial Policía Nacional de Colombia 3 Resumen El estado actual del tráfico ilegal de fauna silvestre en áreas específicas de Colombia genera gran preocupación debido al declive de las poblaciones en especial de reptiles por el desconocimiento de la problemática que existe. Se realizó una recopilación de los registros de distribución desde bases de datos (Reptil data base, IUCN y GBIF) de las 39 especies de reptiles registradas en CITES y con categoría de riesgo en IUCN. Se obtuvo los registros georreferenciados de la incautación de especies de reptiles realizada por la Policía Nacional de Colombia (PNC), entre enero del 2020 y marzo del 2021. Se sobrepusieron los 16.158 registros de incautaciones del tráfico ilegal aportados por la PNC junto con los registros geográficos de cada especie, mediante un análisis descriptivo de las áreas de intersección basado en la teoría de conjuntos. Dentro de los reptiles amenazados con tráfico ilegal se encuentran 4 caimanes, 2 cocodrilos, 10 lagartos, 61 serpientes y 23 tortugas. El orden con mayor número de especímenes reportados con tráfico de fauna fueron los Testudines de especies pertenecientes a las familias Cheloniidae, Emydidae y Podocnemididae. El género Trachemys presentó la mayor cantidad de registros, seguido por Chelonia, Podocnemis, Eretmochelys y Lepidochelys. Se encontraron datos reportados por la PNC de especies de reptiles que no están reportadas en CITES, como Basiliscus basiliscus y Corallus blombergi. Por otro lado, se visualizaron en mapas la presencia de reptiles en áreas por fuera de la distribución de las especies, indicando el traslado de las especies en el tráfico ilegal en Colombia a sitios donde no son sus hábitats naturales. A pesar de la legislación colombiana e internacional, frente al aprovechamiento de fauna silvestre con fines comerciales la regulación podría estar facilitando la actividad ilícita como algo cotidiano y se convierte en una fuente de amenaza que afecta gran parte de la diversidad colombiana. Palabras clave: Decomisos, distribución, tortugas, amenazas, actividad ilícita, diversidad. Abstract The current state of illegal wildlife trafficking in specific areas of Colombia raises great concern due to the decline in populations, especially reptiles, due to the lack of awareness of the problems that exist. A compilation of distribution records was made from databases (Reptil data base, IUCN and GBIF) of the 39 reptile species registered in CITES, and with a risk category in IUCN. Georeferenced records of the seizure of reptile species made by the National Police of Colombia (PNC), between January 2020 and March 2021, were obtained. The 16,158 records of seizures of illegal traffic provided by the PNC were overlaid along with the geographical records of each species, through a descriptive analysis of the intersection areas based on set theory. Among the reptiles threatened with illegal trafficking are 4 alligators, 2 crocodiles, 10 lizards, 61 snakes, and 23 turtles. The order with the highest number of specimens reported with wildlife trafficking was the Testudines of species belonging to the families Cheloniidae, Emydidae and Podocnemididae. The genus Trachemys presented the highest number of records, followed by Chelonia, Podocnemis, Eretmochelys, and Lepidochelys. We found data reported by the PNC of reptile species that are not reported in CITES, such as Basiliscus basiliscus and Corallus blombergi. On the other hand, the presence of reptiles in areas outside the distribution of the species will be visualized on maps, indicating the transfer of species in illegal traffic in Colombia to places where they are not their natural habitats. Despite Colombian and international legislation, in the face of the use of wildlife for commercial purposes, regulation could be facilitating illicit activity as a daily occurrence and becoming a source of threat that affects a large part of Colombian diversity. Keywords: Seizures, distribution, turtles, threats, illegal activity, diversity.

DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS

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Page 1: DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS

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DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS ESPECÍFICAS DE

COLOMBIA

DISTRIBUTION OF ILLEGAL TRAFFICKING IN REPTILES IN SPECIFIC AREAS OF

COLOMBIA María Paula Bernal Restrepo1, Angélica Arenas-Rodríguez2, Jhon Briter Ramírez-Herrera3

Pontificia Universidad Javeriana (PUJ), Facultad de ciencias (FC), Estudiante de Biología1 PUJ-FC, Unidad de Ecología y

Sistemática (UNESIS), Departamento de Biología2, Dirección de Antinarcóticos, Oficial Policía Nacional de Colombia3

Resumen

El estado actual del tráfico ilegal de fauna silvestre en áreas específicas de Colombia genera gran

preocupación debido al declive de las poblaciones en especial de reptiles por el desconocimiento de la

problemática que existe. Se realizó una recopilación de los registros de distribución desde bases de

datos (Reptil data base, IUCN y GBIF) de las 39 especies de reptiles registradas en CITES y con

categoría de riesgo en IUCN. Se obtuvo los registros georreferenciados de la incautación de especies

de reptiles realizada por la Policía Nacional de Colombia (PNC), entre enero del 2020 y marzo del 2021.

Se sobrepusieron los 16.158 registros de incautaciones del tráfico ilegal aportados por la PNC junto con

los registros geográficos de cada especie, mediante un análisis descriptivo de las áreas de intersección

basado en la teoría de conjuntos. Dentro de los reptiles amenazados con tráfico ilegal se encuentran 4

caimanes, 2 cocodrilos, 10 lagartos, 61 serpientes y 23 tortugas. El orden con mayor número de

especímenes reportados con tráfico de fauna fueron los Testudines de especies pertenecientes a las

familias Cheloniidae, Emydidae y Podocnemididae. El género Trachemys presentó la mayor cantidad

de registros, seguido por Chelonia, Podocnemis, Eretmochelys y Lepidochelys. Se encontraron datos

reportados por la PNC de especies de reptiles que no están reportadas en CITES, como Basiliscus

basiliscus y Corallus blombergi. Por otro lado, se visualizaron en mapas la presencia de reptiles en

áreas por fuera de la distribución de las especies, indicando el traslado de las especies en el tráfico ilegal

en Colombia a sitios donde no son sus hábitats naturales. A pesar de la legislación colombiana e

internacional, frente al aprovechamiento de fauna silvestre con fines comerciales la regulación podría

estar facilitando la actividad ilícita como algo cotidiano y se convierte en una fuente de amenaza que

afecta gran parte de la diversidad colombiana.

Palabras clave: Decomisos, distribución, tortugas, amenazas, actividad ilícita, diversidad.

Abstract

The current state of illegal wildlife trafficking in specific areas of Colombia raises great concern due to

the decline in populations, especially reptiles, due to the lack of awareness of the problems that exist.

A compilation of distribution records was made from databases (Reptil data base, IUCN and GBIF) of

the 39 reptile species registered in CITES, and with a risk category in IUCN. Georeferenced records of

the seizure of reptile species made by the National Police of Colombia (PNC), between January 2020

and March 2021, were obtained. The 16,158 records of seizures of illegal traffic provided by the PNC

were overlaid along with the geographical records of each species, through a descriptive analysis of the

intersection areas based on set theory. Among the reptiles threatened with illegal trafficking are 4

alligators, 2 crocodiles, 10 lizards, 61 snakes, and 23 turtles. The order with the highest number of

specimens reported with wildlife trafficking was the Testudines of species belonging to the families

Cheloniidae, Emydidae and Podocnemididae. The genus Trachemys presented the highest number of

records, followed by Chelonia, Podocnemis, Eretmochelys, and Lepidochelys. We found data reported

by the PNC of reptile species that are not reported in CITES, such as Basiliscus basiliscus and Corallus

blombergi. On the other hand, the presence of reptiles in areas outside the distribution of the species

will be visualized on maps, indicating the transfer of species in illegal traffic in Colombia to places

where they are not their natural habitats. Despite Colombian and international legislation, in the face of

the use of wildlife for commercial purposes, regulation could be facilitating illicit activity as a daily

occurrence and becoming a source of threat that affects a large part of Colombian diversity.

Keywords: Seizures, distribution, turtles, threats, illegal activity, diversity.

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Introducción

Colombia es uno de los países con mayor biodiversidad en el mundo, su ubicación geográfica dentro

del Trópico, la gran variedad de climas, la formación y el constante desarrollo de diversos ecosistemas,

le conceden el primer lugar en número de especies de aves y anfibios, el segundo en mariposas y flora

y el tercero en reptiles y mamíferos (SiB, 2019). La gran variedad de especies presentes en el territorio

colombiano ha convertido al país en un área de gran importancia para los promotores del tráfico ilegal

de especies silvestres debido a la gran oferta que presenta (Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo

Sostenible, 2019). Entre los grupos de animales que se encuentran en los ecosistemas colombianos las

aves, mamíferos y reptiles se han visto mayormente amenazados por el tráfico ilegal de fauna silvestre.

A nivel mundial los grupos taxonómicos enfrentan serios problemas de conservación a causa de

diferentes actividades humanas, relacionadas con los efectos de la explotación no sostenible,

fragmentación de las poblaciones, la contaminación ambiental (Stork, 2003). Entre las principales

causas del declive de las poblaciones de reptiles en Colombia se encuentra el tráfico ilegal de especies

silvestres (TIES), esta actividad se define como la extracción, transporte y comercialización de especies

de fauna y/o flora silvestre mediante la captura de estas en violación de las normas vigentes establecidas

(Chopena, 2008). A su vez, la fauna silvestre colombiana es definida como el conjunto de especies de

fauna de todos los taxones, nativas o migratorias, cuyo origen y evolución se encuentran dentro del

territorio nacional y no han sido objeto de mejoramiento genético y mantuvieron al menos una población

viable de existencia libre (no en cautiverio) en sus hábitats naturales formando parte integral de procesos

evolutivos y ecológicos (Chopena, 2008).

La presión ejercida por actividades antrópicas tanto ilegales como legales (TIES, minería, explotación

maderera, expansión de la frontera agrícola, etc.) ha causado una disminución de la abundancia de

reptiles en Colombia. A su vez, el vacío de información acerca de estas especies, su ecología,

distribución y amenazas, en donde se incluyen los efectos del TIES, desvían los proyectos de

conservación para este grupo taxonómico. A raíz de toda esta problemática nace como iniciativa el

Libro Rojo de reptiles de Colombia, liderada por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos

Alexander von Humboldt y la Universidad de Antioquia, con el apoyo técnico de la IUCN

(International Union of Conservation of Nature), para conocer y actualizar la evaluación del riesgo de

extinción de los reptiles de nuestro país y de otras especies (Cáceres-Martínez, et al., 2017). Aun así, la

imposibilidad de explorar regiones geográficas a causa de los problemas de orden público y para

cuantificar rápidamente el declive de la biodiversidad impide establecer de forma objetiva y adecuada

las prioridades de conservación con acciones que reduzcan el colapso de las poblaciones, por lo cual la

información del tráfico ilegal a nivel universal de los diferentes grupos al encontrarse desactualizada

contribuye a aumentar esta problemática.

El TIES es una problemática económica, social, biológica y política que refleja las condiciones

sociopolíticas de los países de origen de los especímenes a comerciar, los principales países en donde

se desarrollan estas actividades son los más pobres y en vía de desarrollo, pues muchas regiones de

estos países presentan índices de pobreza y desigualdad muy altos, como Colombia, Brasil, Argentina,

Chile entre otros, los cuales sobreexplotan sus recursos, para cubrir la demanda exterior y de esta forma

generan un sustento para las familias (Castaño-Mora, 2002), convirtiendo esta actividad en fuentes de

subsistencia para gran parte de la población que habita en esas áreas (Carmona, Arango, 2011). Esta

problemática afecta más de 35.000 millones de especies entre flora y fauna a nivel mundial anualmente,

arrojando ganancias por arriba de los 20 mil millones de dólares (MMA 2002; Carmona y Arango,

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2011). Dicha actividad ilícita involucra diferentes actores durante las tres etapas en las que se desarrolla

(extracción, transporte y comercialización) ya que muchos de los animales extradidos son exportados a

otros países o regiones lejanas, siendo las comunidades rurales y vecinas conocedores de los sitios en

los que se encuentran las especies y posiblemente sean quienes principalmente extraen el recurso a

cambio de un beneficio económico. Una vez extraídas las especies de su hábitat los grupos criminales

se encargan de transportarlos, donde posteriormente los habitantes de zonas urbanas o periurbanas

compran los bienes derivados de la fauna, uno de los factores más importantes para que se de esta

actividad es la falta de vigilancia en las áreas naturales donde se comercializan de manera ilícita las

especies (Bonilla et al., 2012).

A pesar de la legislación internacional y colombiana, junto con las medidas adoptadas por las entidades

encargadas de garantizar su protección, esta actividad sigue siendo una gran amenaza para la

biodiversidad. La Policía Nacional de Colombia (PNC) es una de las entidades que tiene entre sus

funciones vigilar que esta actividad ilícita no se dé (García, Suarez, 2000). Actualmente el TIES se

considera como el tercer negocio ilícito más grande y lucrativo del mundo después de las armas y las

drogas y es el tercero que más afecta negativamente a la vida silvestre después del cambio climático y

la deforestación (Mendivelso y Montenegro 2007, Antía y Gómez 2011, Agarwal 2015). Este comercio

sobrepasa las fronteras entre los países, por ello su reglamentación requiere la cooperación internacional

a fin de proteger a ciertas especies de la sobreexplotación como lo es la Convención sobre el Comercio

Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, 2021).

El Estado colombiano establece en el artículo 8 de la Constitución Nacional de Colombia la obligación

que tiene de proteger las riquezas culturales y naturales de la Nación, en conjunto con los artículos 70

y 80 los cuales, disponen que también debe proteger la diversidad y la integridad del ambiente,

conservar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la educación; además el Estado

planificará el manejo y el aprovechamiento de los recursos naturales para garantizar su desarrollo

sostenible, su conservación, restauración o sustitución. En consecuencia, a las diferentes problemáticas

sociales como lo es el Tráfico ilegal de fauna silvestre, Colombia ha establecido 5 leyes (Ley 2811 de

1974, Ley 17 de 1981, Ley 99 de 1993, Ley 1333 de 2009 y Ley 1801 de 2016). Sin embargo, la falta

de información actualizada sobre la biología de los reptiles, en comparación con otros grupos de

vertebrados que habitan en el territorio colombiano, en algunos casos debido al acceso restringido de

algunos ecosistemas, por factores como el conflicto armado y la poca disponibilidad de recursos para

proyectos de identificación de fauna, obstruyen la capacidad de establecer los impactos que presenta

esta actividad sobre las especies, lo que impide desarrollar acciones de manejo sobre esta problemática.

Actualmente se registran 633 especies de reptiles en todo el territorio colombiano, distribuidas

taxonómicamente en tres órdenes: Crocodylia (Cocodrilos y Babillas), Squamata (Lagartos y

Serpientes) y Testudines (Tortugas). De las cuales, 50 especies de reptiles son endémicas y se

encuentran ubicadas en todas las zonas biogeográficas, región Andina, llanura del Pacifico, Amazonia

y Orinoco (Castaño- Mora 2002, Valencia-Aguilar et al., 2012). 71 de las 633 especies registradas para

Colombia se encuentran bajo la categoría Datos insuficientes (DD) en la IUCN, por lo cual se sugiere

realizar más investigaciones que permitan conocer el grado poblacional de estas y así establecer planes

de conservación de ser necesario y posteriormente clasificarlas bajo alguna de las categorías que

permitan visualizar el estado actual de la población. 119 especies están bajo la categoría de no evaluado

(NE), generando gran preocupación debido a la falta de información y de recursos destinados para

investigaciones que permitan obtener estadísticas del estado actual de las especies y así de decisiones

para reducir el número de especies en peligro de ser necesario.

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La mayoría de los reptiles viven en ecosistemas terrestres donde juegan un papel importante en la

funcionalidad de estos, incluyendo los recursos aprovechados por las comunidades rurales y los

servicios ecosistémicos que estos brindan, los cuales tienen diferentes connotaciones culturales y una

amplia utilidad económica. Este grupo animal contribuye al menos con cinco categorías ecológicas

funcionales tales como el ciclaje de nutrientes, bioturbación, polinización, dispersión de semillas y flujo

de energía a través de los ecosistemas (Ceballos, 1995). Muchas de estas funciones proveen servicios

ecosistémicos claves para el bienestar humano, como el control biológico de plagas, dispersión de

semillas y calidad del agua (Valencia-Aguilar et al., 2012).

Este grupo es una de las clases más traficadas en Colombia y a nivel internacional debido a sus

características físicas y biológicas, ya que además de su gran resistencia en condiciones extremas los

ejemplares son sencillos de transportar, difíciles de rastrear y por ende de rescatar, particularmente los

Testudines (Castaño-Mora, 2002). De acuerdo con lo reportado por diferentes autores (Coutinho 1868;

Jong, 1961), los reptiles son un grupo ampliamente explotado en Latinoamérica, incluso desde el

periodo colonial, para la utilización de su carne y de sus huevos, además del uso en el mercado de pieles

(Castaño-Mora, 2002).

En este trabajo se pretende dar a conocer la problemática y el estado actual del tráfico ilegal de reptiles

en áreas específicas de Colombia y el grado de desconocimiento de especies de reptiles del territorio

colombiano en incautaciones georreferenciadas, para que sirva de base para establecer planes de

conservación en los departamentos donde el tráfico ilegal de especies silvestre es el foco principal y de

esta manera el gobierno nacional en conjunto con las incautaciones realizadas por la policía nacional de

Colombia visualice la importancia de destinar recursos económicos para estas investigaciones,

favoreciendo la vida silvestre de especies colombianas.

Metodología

La diversidad y distribución de los reptiles fue recopilada mediante la base de datos de reptiles del

mundo (EMBL Reptil Database), la cual cuenta con registros actualizados de las especies a nivel

mundial, esta información también fue consultada en el Libro Rojo de Reptiles de Colombia (Castaño-

Mora 2002) y de la IUCN. Posteriormente se filtraron aquellas especies que se encuentran en las listas

de CITES. Se descargaron los registros georreferenciados de las especies de reptiles traficados en

Colombia desde la plataforma de biodiversidad mundial GBIF (Global Biodiversity Information

Facility). Se obtuvo la información biológica, la categoría de riesgo y el área de distribución de las

especies filtradas desde la plataforma IUCN. Se elaboró una ficha biológica en Canva

(https://www.canva.com) por cada especie amenazada por el tráfico ilegal, el rango de distribución de

la especie, la categoría de amenaza y las amenazas que presenta cada especie, su hábitat y alimentación.

Se obtuvieron los registros de incautaciones del tráfico ilegal de los años 2020 (enero-diciembre) y 2021

(enero – marzo) aportados por la PNC junto con los registros y áreas de distribución de cada especie

importados desde GBIF en QGIS (V. 3.14), indicando las áreas de distribución que no han sido

registradas en las bases de datos. Se realizaron análisis descriptivos de las zonas de intersección entre

las áreas de presencia de reptiles y de las áreas con registros de tráfico ilegal de especies, basado en la

teoría de conjuntos, para identificar si las especies se ven afectadas por la problemática social del tráfico

ilegal. Se realizaron gráficas interactivas en Flourish estudio (https://flourish.studio/) de las familias de

reptiles más afectadas con el número de especies correspondientes, y del número de especies

distribuidas en las diferentes categorías de IUCN.

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Resultados y Discusión

La importancia de la historia de vida de los reptiles están intrínsecamente relacionados con en el entorno

de las personas que habitan sus mismas áreas de distribución, este orden fue adorado y representado

como dioses, el veneno y la grasa de la serpiente cascabel ha sido usada como medicina tradicional,

sus pieles son claves para la fabricación de artesanías (cinturones, zapatos, botas, aretes, ropa) y sin

duda también han sido usados como una pieza gastronómica relevante para muchas culturas en

mercados regionales e incluso en épocas importantes del año como semana santa, también son usados

en ceremonias mágico-religiosas por algunos sectores de la población (Rangel, 1998). Las especies de

importancia económica son los cocodrilos, saurios, ofidios y algunos testudíneos (Semarnap-Profepa,

1998).

Los reptiles presentan diversos riesgos que amenazan su existencia como la captura y destrucción

accidental o intencional debido a la actividad humana, como el tráfico de especies silvestres, la

contaminación ambiental en especial de los ecosistemas acuáticos entre otras (Rodríguez, Reyes, 2008).

A raíz de esto se creó la CITES, el cual empezó a regir desde 1975, siendo un acuerdo internacional

entre 80 países, uniéndose otros países a lo largo de los años. Colombia es parte del CITES a partir de

1981 mediante la ley 17 de 1981 entrando en vigor para el país el 28 de noviembre de 1981 con el

objetivo de velar por la conservación y el uso sostenible de las especies de flora y fauna silvestre que

son objeto de comercio (Rodríguez, Reyes, 2008). En conjunto con otras entidades como la IUCN que

tiene como misión influenciar, alentar y ayudar a las sociedades de todo el mundo a conservar la

integridad y diversidad de la naturaleza y asegurar que todo uso de los recursos naturales sea equitativo

y ecológicamente sostenible han permitido establecer los niveles poblacionales de las especies

amenazadas e implementar marcos legales para su comercialización.

Durante los últimos años se ha incrementado el interés en la conservación de especies amenazadas en

Colombia por el tráfico ilegal de especies silvestres, ya que la extinción de algunas poblaciones no deja

de alarmar a las entidades reguladoras. El Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible dio a

conocer que para el 2019 se encontraban 1204 especies amenazadas por esta actividad ilícita de las

cuales 407 son animales y 797 son plantas, generando la necesidad de clasificar en categorías según la

condición de amenaza en la que se encuentra la especie, En peligro crítico (CR), En peligro (EN),

Vulnerable (VU), Casi Amenazado (NT), Preocupación menor (LC) y Datos insuficientes (DD). De

estas especies amenazadas 173 especies están en peligro crítico, 390 especies en peligro y 640 especies

se encuentran en condición de vulnerabilidad (Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible,

2019).

La categorización de las especies amenazadas en Colombia sigue los lineamientos de la IUCN (2021),

quienes han definido una serie de categorías y criterios. De las 633 especies de reptiles registradas para

Colombia: 41 especies se encuentran bajo las cuatro categorías de amenaza más preocupantes (12 en

CR, 12 en EN, 17 en VU); el resto distribuido así 22 en NT; 380 en LC; 71 en DD y 119 en EN. Las 39

especies citadas en CITES y que se encuentran clasificadas bajo una de las categorías establecidas por

la IUCN, se encontró que en CR se presentan 4 especies, EN (1), VU (7), LC (15), DD (2) y NE (10)

(Figura 1). Dicha información muestra la necesidad de fortalecer e implementar nuevas investigaciones

que permitan conocer los estados poblacionales del resto de especies que no cuentan con información

suficiente para ser evaluadas y de ser necesario establecer acciones de conservación y manejo para las

especies amenazadas.

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Figura 1. Total de especies de reptiles en Colombia categorizados en IUCN y CITES (Enlace

interactivo)

De los 633 reptiles registrados para Colombia 39 se encuentran citadas en los apéndices de CITES y

categorizadas por la IUCN, estas especies se encuentran distribuidas taxonómicamente en tres

órdenes y 13 familias. Las especies identificadas en el tráfico ilegal pertenecen al orden:

Squamata, pertenecientes a siete familias (Boidae, Teiidae, Iguanidae, Colubridae, Crotalidae,

Elapidae y Tropidophiidae). De las cuales, Boidae es la familia con mayor número de especies

con amenazas por TIES (9 especies). También se encuentran Crocodylia con dos familias

Alligatoridae y Crocodilydae, por último, los Testudines conformados por cuatro familias

Chelonidae, Testudinidae, Desmochelydae, Podocnemididae, siendo uno de los grupos con

mayor número de incautaciones 14.313 registros (Figura 2).

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Figura 2. Especies de reptiles de Colombia por familia registrados en CITES. (Enlace interactivo)

El tráfico de Reptiles en Colombia es una de las amenazas más constantes para las especies del territorio

colombiano evidenciado a través de las bases de datos CITES, IUCN y de los registros de decomisos

aportados por la Policía Nacional de Colombia. Para el año 2020 se registraron 11.926 incautaciones y

para el 2021 durante el periodo de enero a marzo 4.232, para un total de16.158 registros. Los registros

suministrados por la PNC muestran la información a nivel de género y no de especie por lo que se hace

necesario tener acceso a la información de manera más específica incluso a nivel molecular o registros

fotográficos que permitan hacer una identificación hasta especie y así realizar estadísticas de cuál o

cuáles de las especies incautadas son las más traficadas. Se debe tener en cuenta que existen zonas en

Colombia donde se espera encontrar especies de reptiles, las cuales deberían estar registradas en las

bases de datos, pero muchas de estas áreas son de difícil acceso debido al narcotráfico y otras actividades

que dificultan la exploración de estas (Zimmerman, 2003).

Las especies más traficadas fueron las tortugas, iguanas, boas y cocodrilos pertenecientes a las familias,

Cheloniidae, Emydidae, Podocnemididae, Testudinidae, Boidae y Alligatoridae según los registros de

incautación. Los Testudines (Tortugas) representaron el 73,82 % de los decomisos, seguidos del orden

Squamata (Serpientes y Lagartos) con un 15,04% y finalizando con un 11,13 % del orden Crocodylia

(Tabla 1). El género que mayor número de decomisos registró fue Trachemys con 3572 en el 2020 y

2843 en el periodo de enero a marzo del 2021. También se observó la clasificación de las especies bajo

los tres niveles de restricción que establece CITES, llamados Apéndices los cuales cobija solo a las

especies previamente listadas con un nivel de amenaza en las cuales sus poblaciones naturales se

encuentran en peligro o amenaza de extinción por causa del comercio. Los resultados encontrados

fueron que 6 especies se encuentran citadas en el apéndice I, en el que se incluyen todas las especies en

peligro de extinción, 26 en el apéndice II que son especies que no se encuentran necesariamente en

peligro de extinción, pero cuyo comercio debe controlarse a fin de evitar una utilización incompatible

con su supervivencia y 5 en el apéndice I y II, de las cuales solo dos especies Crotalus durisus y

Micrurus nigrocinctus se encuentran citadas en el apéndice III y presentan asistencia de otros países

para controlar el comercio internacional de especímenes de ciertas especies dentro de su jurisdicción y

64 no se encuentran en ningún apéndice.

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1. CROCODYLIA

1.1. Cocodrilos y Caimanes

En Colombia se registran dos familias de cocodrilos afectados por el tráfico ilegal de especies silvestres,

Alligatoridae y Crocodylidae. La familia Alligatoridae reporta para Colombia posee tres géneros

incautados por la Policía Nacional de Colombia, Caimán, Melanosuchus y Paleosuchus. Para el año

2020, Caiman crocodilus fue la única especie de este género reportada para Colombia en CITES, se

registraron 1082 incautaciones y 77 para el 2021. En IUCN es reportada como una especie de baja

preocupación, lo cual genera varios interrogantes, ya que posiblemente se deba a una falta de

actualización de la información de IUCN y CITES, por lo cual se sugiere realizar nuevas investigaciones

para esta especie y así descartar si el número de incautaciones no es una amenaza representativa para la

población. El área de distribución del Caiman crocodilus abarca gran vastedad del territorio colombiano

siendo Arauca, Casanare, Vichada, Meta los departamentos con mayores registros de distribución, para

esta especie de observaron gran cantidad de incautaciones en Córdoba, Sucre, Magdalena y Atlántico,

como se muestra en el Anexo 1. Los decomisos son reportados en el noreste del territorio colombiano,

esto puede evidenciar que las especies han sido transportadas desde su territorio de origen hasta la zona

donde finalmente son incautadas por la PNC.

Durante la mitad de siglo XX, Melanosuchus niger, Crocodylus intermedius y Crocodylus acutus, han

sido sometidos de manera desmedida al comercio ilegal de pieles, actividad derivada del tráfico ilegal

de especies silvestres, a tal punto de que sus poblaciones han llegado a disminuir en un gran porcentaje

e inclusive a desaparecer en algunas zonas (Medem, 1981). El tamaño y las características de su piel

presentan un mayor valor comercial que la de otros cocodrilos. Melanosuchus niger es la única especie

reportada en CITES para Colombia del género Melanosuchus (Ver Tabla 1), la cual no presentó

registros de incautaciones por parte de la PNC, se encuentra categorizada bajo la categoría de menor

preocupación (LC). Para esta especie se podría hacer un seguimiento de los niveles poblacionales y así

actualizar la información establecida en las bases de datos ya que los artículos científicos citados a lo

largo del documento consideran que es una especie que se encuentran en Peligro Crítico (CR) por tener

poblaciones pequeñas (menores de 250 individuos maduros) y en disminución continua, de acuerdo con

Castaño-Mora (2002), con cierta recuperación en algunos sectores (Medem 1981). Las dos especies del

género Paleosuchus registradas como traficadas para Colombia son Paleosuchus palpebrosus y

Paleosuchus trigonatus. Estas dos especies no presentan registros de incautaciones por la PNC y se

encuentran en la categoría de baja preocupación (LC) en la IUCN.

En los registros de incautaciones de la Policía Nacional se evidencia que para la familia Crocodylidae

solo se identificaron los especímenes hasta género, por lo que Crocodylus acutus y Crocodylus

intermedius, al ser las únicas dos especies de este género registradas para Colombia se toman los datos

de incautación de cada año en conjunto siendo 627 para el 2020 y 13 para el 2021. Cundinamarca es el

departamento con mayor número de registros con 580, cabe resaltar que Crocodylus acutus no se

encuentra reportado en GBIF, pero aparece en IUCN bajo la categoría de VU. Esta especie fue cazada

y sobreexplotada por sus pieles en la década de los setenta, hasta que fue protegida a partir de esa misma

década, no obstante, la caza ilegal se sigue presentando, sobre todo para consumos locales, otras de las

amenazas que presenta son la degradación del hábitat debido al desarrollo costero, a la destrucción de

zonas de anidación (OEA, 1973). Crocodylus intermedius se encuentra reportado en CITES, GBIF Y

IUCN (Ver Tabla 1). Se encuentra catalogado bajo la categoría de CR debido a una rápida reducción en el

tamaño poblacional por debajo del 70% (IUCN, 2021). Para las dos especies de cocodrilos se podrían

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establecer planes de conservación debido que se encuentran en dos de las categorías de amenaza más

preocupantes y presentan un alto número de incautaciones registradas por la entidad competente.

Crocodilurus amazonicus presenta una distribución en seis departamentos de Colombia, Amazonas,

Vaupés, Caquetá, Putumayo Guaviare, Guainía, no presenta registros de incautaciones por parte de la

Policía Nacional, se encuentra categorizada como una especie de baja preocupación (LC). Sin embargo,

Crocodilus acutus se encuentra bajo la categoría (VU) lo que genera mayor preocupación ya que dentro

del mapa de distribución de la especie de encuentran incautaciones dentro y fuera de las áreas de los

registros de distribución (Ver Figura 3). Otra de las especies de este género es Crocodylus intermedius

especie categorizada como CR, distribuida en los departamentos de Vichada, Casanare, Meta, mientras

que las incautaciones se registran en los departamentos de La Guajira, Magdalena, Atlántico, Bolívar,

Choco, Santander y Putumayo (Ver Figura 3).

La distribución de las incautaciones muestra la amenaza de estas dos especies por el tráfico ilegal en

Colombia, siendo una posible causa del deterioro de las especies llevándolas a una posible extinción.

Se debe tener en cuenta que no todas las áreas de distribución se encuentran en IUCN, mostrando cómo se hace

urgente la actualización o generación de la información de la distribución de las especies. También es

necesario actualizar los datos de las bases de datos, ya que había especies que mostraban distribución

en Colombia pero que no se evidenciaba dicha distribución en los mapas, como es el caso de Micrurus

tikuna (IUCN, 2021).

Figura 3. Registros de cocodrilos y caimanes encontrados en GBIF y en incautaciones amenazadas por

tráfico ilegal aportados por la Policía Nacional de Colombia.

Page 12: DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS

12

2.SQUAMATA

1.1 Lagartos

Se reportan dos familias de lagartos traficadas en Colombia, Teiidae e Iguanidae, la primera agrupa

cuatro géneros Cnemidophorus, Crocodilurus, Dracena y Tupinambis. De los cuales solo

Cnemidophorus y Tupinambis presenta información de decomisos por parte de la Policía Nacional de

Colombia (Ver Figura 4). Para los lagartos del género Chenidophorus se reportan para Colombia seis

especies Chenidophorus arenivagus, C. espeuti, C. gaigei, C. gramivagus, C.clemniscatus, C.

gramivagus, C. lemniscatus y C. Splendidus (Reptiledatabase,2021). Se registraron cuatro incautaciones

del género Chenidophorus en Norte de Santander, Bogotá, Quindío, Valle del Cauca, para el año 2020

y 54 para el 2021 (Ver Tabla 1).

El comercio de cuero del género Tupinambis es de gran importancia en la economía del país sin dejar a

un lado el consumo de su carne y la utilización de su grasa como propiedad medicinal en especial

Tupinambis teguixin (Gallardo, 1973). El valor de explotación de estos reptiles equivale a millones de

dólares anuales (Donadío et al., 1993). 180.000 cueros es la cantidad de exportación anual autorizada

sin embargo para el periodo de (1932 a 1937) se exportaron un millón, por lo cual no se tiene control

de la explotación de las especies y la información se encuentra desactualizada (Gallardo,1973). El

género Tupinambis ingresó a la lista de especies de comercio regulado en 1977 bajo un marco legal que

permitiera controlar su comercio, fue citado en el apéndice II del CITES, en donde se permitió la caza

comercial delimitando la cantidad y el tamaño de piel (Gallardo,1973). La información que resulta de

la base de datos creada por este convenio ha permitido que se publiquen las estadísticas del comercio

internacional legal de pieles de reptiles como lo documenta Mancera y Reyes (2008). En la los datos

reportados por Rodríguez y Reyes (2008) se visualiza la cantidad de ejemplares o productos derivados

de la fauna silvestre colombiana exportados en el marco de la convención CITES, siendo para

Tupinambis teguixin (Lobo pollero) 3.786 especímenes vivos anualmente.

Actualmente la PNC registran nueve incautaciones para el género Tupinambis, tres registros en el 2020

y seis en el 2021. Reptil Database reporta dos especies en el territorio colombiano, T. cryptus y T.

teguixin, de las cuales CITES solo reporta Tupinambis spp, sin embrago IUCN reporta a T. teguixin con

una categoría de amenaza de baja preocupación. Por lo cual se recomienda hacer monitoreo de las

poblaciones y así lograr unificar la información de las plataformas con lo registrado en investigaciones

y así llegar a un consenso de ser necesario establecer planes de conservación.

La familia Iguanidae posee tres géneros (Basiliscus, Corytophanes y Laemanctus) de las cuales solo

Basiliscus presenta registros en Colombia, abarcando tres especies: B. basiliscus, B. galeritus, y B.

vittatus. Estas especies no se encuentran reportadas en CITES (Ver tabla 1), pero si en IUCN bajo la

categoría de menor preocupación (LC). La Policía Nacional presenta solo un registro de incautación en

el año 2020 al igual que en el 2021. El género Iguana de la familia Iguanidae, presenta dos especies

para Colombia, la primera es Iguana iguana la cual esta reportada en CITES y en IUCN bajo la categoría

de LC, esta especie presentó 1219 incautaciones para el 2020 y 289 para el 2021. Estos datos sugieren

que, debido al alto número de registros de la PNC, se propone realizar nuevas investigaciones y así

actualizar el estado poblacional actual de las especies. Por último, el género Ctenosauria presenta una

especie reportada en CITES, GBIF y en UICN, la segunda especie es Ctenosauria similis la cual no

presenta incautaciones y solo muestra un registro de distribución en el departamento de Cundinamarca,

no se ha hecho monitoreo o actualización de la distribución de la especie. Sin embrago la carne de

Page 13: DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS

13

lagarto es catalogada como un alimento exótico y con alto contenido de proteínas (18,68%), bajo

contenido de colesterol y grasas saturadas (0,57%) (Vargas y López, 2011).

Figura 4. Registros de lagartos encontrados en GBIF y en incautaciones amenazadas por tráfico ilegal

aportados por la Policía Nacional de Colombia

1.2. Serpientes

Colombia con sólo el 1% de la superficie de la tierra, posee un poco más del 10% de la biodiversidad

del planeta, de allí, han sido registradas alrededor de 270 especies de serpientes, correspondientes a

cerca del 8% de la diversidad mundial de este grupo, colocando al país entre los 10 con mayor cantidad

de ofidios (Carmona y Arango, 2011). En Colombia los ofidios, son, tal vez, de los animales que

presentan las mayores amenazas, debido a la pérdida de hábitat, tráfico ilegal, uso no sostenible y falta

de conocimiento, gran cantidad de ofidios son destruidos por ignorancia, siendo catalogados como

especies peligrosas, otra de las amenazas a las que se enfrenta este orden es al comercio de su cuero

para la industria textil (Carmona y Arango, 2011). El territorio colombiano reporta seis familias de

serpientes amenazadas por el tráfico ilegal de fauna silvestre, Boidae, Colubridae, Crotalidae, Elapidae,

Tropidophiidae y Viperidae. La familia Boidae está compuesta por cinco géneros, Boa, Corallus,

Eunectes, Epicrates y Ungaliophis. Las dos especies de Boa reportadas para Colombia son Boa

constrictor y Boa imperator, con 648 incautaciones para el género Boa para el año 2020 y 141 para el

2021 por parte de la PNC.

El área de distribución de la Boa imperator, según la IUCN, abarca 13 de los 32 departamentos de

Colombia, los principales son Antioquia, Chocó, Valle del cauca, Meta, Santander, Bolívar, Magdalena

Page 14: DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS

14

(Figura 5). De los cuales Antioquia presenta la mayor cantidad de registros (color verde) en la figura 4,

por otro lado, se observan las incautaciones (color rojo) registradas por la Policita Nacional, cabe aclarar

que en los registros aportados por dicha entidad solo han sido identificados taxonómicamente hasta

género, en Cauca, Valle del Cauca Choco, Antioquia, Córdoba, Sucre, Bolívar y Atlántico. Al

superponer las capas de área de distribución y registros de incautación por parte de la Policía Nacional,

se encontró que las incautaciones se realizan en los departamentos en dónde se distribuye dicha especie

gracias a la teoría de conjuntos donde se puede evidenciar la intersección de ambos registros. A pesar

de las altas incautaciones registradas, IUCN, muestra a Boa imperator en categoría LC, es decir en baja

preocupación por lo cual no se han implementado investigaciones biológicas o planes de conservación

en esta especie.

La reducción de poblaciones de serpientes debido al TIES se basa principalmente en dos elementos: (a)

la captura y (b) la mortalidad de serpientes mal cuidadas en espera de ser comercializadas. La

disponibilidad de guíos (Boa constrictor) en mercados probablemente representa una respuesta

artesanal a la exportación legal de esta especie, mientras la presencia del cascabel (Crotalus durrisus)

y (Bothrops asper) se puede derivar por las actividades de los “culebreros” y de la medicina artesanal

(Vargas y López, 2011). A nivel nacional, este factor probablemente está eliminando entre 1000 a 5000

serpientes al año (Vargas y López, 2011)

El género Corallus de la familia Boidae, abarca cuatro especies (C. batesi, C. anulatus, C.

ruschenbergeri y C. hortulanus las cuales no reportaron ningún registro de incautación por parte de la

Policía Nacional de Colombia entre el 2020 y 2021. Corallus batesi, no presenta registros de

distribución en GBIF, aunque no es una especie que presente alguna amenaza, ha sido incautada por la

policía, esto puede deberse a la poca demanda de esta especie en el mercado, su área de distribución es

reportada en ocho departamentos de Colombia, Vichada, Guaviare, Guainía, Vaupés, Amazonas,

Putumayo, Meta y Caquetá. Mientras que las incautaciones fueron reportadas en los departamentos de

Antioquia, Santander, Amazonas y Caquetá. Corallus anulatus es una especie de baja preocupación,

presenta áreas y registros de distribución ubicándose en los mismos departamentos, Antioquia, Chocó,

Caldas, Valle del Cauca y Boyacá, no presenta incautaciones por parte de la Policía Nacional. Corallus

ruschenbergeri presenta una distribución mucho más amplia a diferencia de Corallus anulatus,

abarcando 12 de los departamentos de Colombia, Vichada, Meta, Casanare, Santander, Cesar, La

Guajira, Magdalena, Atlántico Bolívar, Sucre Córdoba y Chocó, sin embargo, ninguna de estas dos

especies presenta amenazas, ni incautaciones por la Policía Nacional. Corallus hortulanus presenta un

área opuesta a la especie anterior abarcando los departamentos de Amazonas, Putumayo, Caquetá, Meta,

Guaviare, Vaupés, Guainía y Casanare (Ver Figura 5).

Eunethes murinus presentó para el 2020, 12 incautaciones mientras que, seis en el 2021, registradas en

los departamentos de Amazonas, Casanare, Cundinamarca, Guaviare, Meta y Putumayo (Tabla 1).

Eunectes murinus, se distribuye principalmente en cuatro departamentos de Colombia Amazonas, Meta,

Casanare, Guainía, Arauca, de los cuales ha sido incautada en tres de estos Casanare, Meta y Putumayo.

Otro de los géneros de la familia Boidae es Epicrates, el cual reporta únicamente dos especies para

Colombia, E. cechria y E. maurus, las cuales no presentan incautaciones en ninguno de los dos años, se

encuentran registradas en IUCN y en GBIF. El género Ungaliophis con una sola especie reportada en

CITES para Colombia, Ungaliophis panamensis no presenta incautaciones por la PNC y se encuentra

reportada en GBIF, UICN.

Clelia clelia es una especie de la familia Colubridae, que se encuentra reportada en CITES en el

Apéndice II, no se registraron incautaciones, presenta áreas y registros de distribución en la mayoría

Page 15: DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS

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del territorio colombiano, siendo Antioquia y Valle del Cauca los departamentos con más registros, esta

especie se encuentra categorizada como bajo nivel de preocupación. Esta especie consume especies

venenosas, por lo que al ser traficadas aumentarían los casos por mordedura de serpientes venenosas

(Restrepo y Wright, 1987).

De las 10 especies de Chironius reportadas para Colombia categorizadas bajo la familia Colubridae

presentan incautaciones en los departamentos de Antioquia y Meta sin especificar las especies por parte

de la PNC. En Colombia existen las siguientes especies: C. carinatus, C. exoletus, C. flavopitus, C.

cuscus, C. gandisquamis, C. monticula, C.multidentrix, C.quadricarinatus, C.scurrulus y C. spixii por

lo cual los seis registros de incautaciones para el 2020 se toman a nivel de género. Del género Oxibelis

se encuentran cuatro especies en Colombia, O. aeneus, O. brevirostris, O. fulgidus y O. vittatus. Los

registros de incautaciones muestran que para el 2020 solo se presentó una sola incautación con ocho

especímenes y en el 2021 no se evidenciaron registros por parte de la PNC. Esta especie coloquialmente

la denominan la nariguda para poder realizar una determinación con ayuda de biólogos se recomienda

la recopilación de información con registros fotográficos y escala, junto con material genético. Spilotes

(granadilla) tiene dos especies en Colombia S. pullatus y S. sulphureus, se registran tres incautaciones

en el 2020, en Cundinamarca (Ver Tabla 1), esta especie no se encuentra citada en CITES.

Las áreas de distribución de la especie Bothriechis schelegelii perteneciente a la familia Viperidae

guardan relación con los registros de distribución de CITES, no se evidencian incautaciones por parte

de la Policía, la especie se encuentra bajo la categoría de menor preocupación. Colombia posee 24

especies del género Micrurus pertenecientes a la familia Elapidae. Solo Micrurus nigrocintus esta

reportada en CITES y con registros de incautación, siendo Antioquia el departamento que mayor

cantidad de reportes presenta. Las serpientes del género Crotalus son venenosas posiblemente están

asociados con santería, este género solo reporta una especie para Colombia, Crotalus durisus (serpiente

cascabel) con cinco registros de incautaciones en el 2020 (Ver Tabla 1). Crotalus durisus presenta

cuatro incautaciones por parte de la PNC en dos de los departamentos donde no tiene área de

distribución, Antioquia, Cundinamarca y Huila, excepto en La Guajira que hace parte del área de

distribución de dicha especie.

Page 16: DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS

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Figura 5. Registros de serpientes encontrados en GBIF y en incautaciones amenazadas por tráfico ilegal

aportados por la Policía Nacional de Colombia.

Page 17: DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS

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3. TESTUDINES

3.1. Tortugas

En Colombia el tráfico de tortugas tiene una alta repercusión debido a la magnitud del número de

ejemplares capturados para su comercialización y a la importancia cultural que tienen para las

comunidades Moncada (2001). Estas especies cumplen funciones fundamentales en los ecosistemas

marinos como su papel en la cadena alimenticia, que influyen en la estructura de otras comunidades con

las que comparten el hábitat Moncada Gavilán, F. (2001). A través del análisis realizado se encontró

que los géneros de testudíneos más traficados son Cheloinidis (Citado por la PNC como Geochelone),

Trachemys, Podocnemis y Chelus. Las tortugas que presentan incautaciones no registran información

en CITES, GBIF, IUCN fueron Chelus fimbriata y Chelus orinocensis, no han sido reportadas en IUCN

como especies amenazadas, tampoco presentan registros de incautación. El generó Chelus reporta dos

especies, Chelus imbricata y Chelus orinocensis las cuales no presentan registros en CITES, pero si se

encuentran registras en la base de datos Reptil data base. Estas especies conocidas comúnmente como

mata mata, tuvieron 2.421 incautaciones en el 2020 y hasta marzo del 2021, con 170 especímenes (Ver

Tabla 1), siendo esta una de las especies con mayor preocupación a lo largo de este estudio ya que

presentó elevadas incautaciones y no se han efectuado planes de conservación.

Las tortugas morrocoy pertenecen al género Chelonoidis, reportaron 518 incautaciones en el 2020 y

158 en el 2021 (Ver Tabla 1). Dentro de la información suministrada por la PNC, no se evidencia a cuál

de las dos especies reportadas para Colombia pertenece. C. carbonatus, no se encuentra registrada en

IUCN mientras que C. dendriculatus si, bajo la categoría de vulnerabilidad, siendo su mayor amenaza

el tráfico para el consumo de su carne y sus huevos. C. denticulatus se encuentra distribuida únicamente

en dos departamentos Vichada y Meta, mientras que C. carbonarius se distribuye en casi todos los

departamentos con mayor abundancia de registros en Meta, Antioquia, Magdalena y Córdoba, siendo

los mismos departamentos en los que se registran las incautaciones. Estas dos especies se encuentran

reportadas como vulnerables por la IUCN, es importante resaltar que se han venido haciendo esfuerzos

para conservar las distintas poblaciones de tortugas que habitan en el continente americano a través de

la participación de entidades gubernamentales como no gubernamentales (Moncada, 2001).

Trachemys reporta tres especies en Colombia: T. medemi, T. venusta y T. scripta, de las cuales esta

última se encuentra reportada en CITES y en IUCN bajo la categoría LC. Ninguna de las tres presentan

incautaciones por parte de la PNC. En Colombia hay tres especies del género Kinosternon, Kinosternon

dunni, Kinosternon leucostomum y Kinosternon scorpioides, se evidenciaron tres registros de

incautación por parte de la Policía Nacional, es otra de las especies que no se encuentra registrada en

CITES. El género Podocnemis presenta gran cantidad de incautaciones por parte de la Policía Nacional,

de las seis especies reportadas para Colombia P. erythrocephala, P. expansa, P. lewyana, P.

sextuberculata, P. unifilis y P. vogli, cinco se encuentran registradas en CITES excluyendo P. vogli. Se

reportaron para el género 1678 incautaciones en el 2020 y 479 en el 2021 (Ver Tabla 1). P. expansa se

encuentra categorizada como especie en peligro crítico de extinción para la Orinoquia y amenazada

(EN) para la Amazonia (Resolución 383 de febrero de 2010). Por su parte, P. unifilis, conocida como

terecay, terecaya o taricaya, se encuentra bajo la categoría de vulnerable dentro de la lista roja de UICN,

lo que conlleva a considerarla como una especie amenazada por los elevados números en las

incautaciones, en departamentos alejados de su origen. La distribución de P. unifilis tiene registros en

los departamentos de Amazonas, Vichada, Meta, Casanare, Arauca, Córdoba, Sucre, Bolívar, mientras

que las incautaciones se reportan en los departamentos de Huila, Tolima, Santander, Antioquia, Nariño,

La Guajira, Cesar, Choco (IUCN, 2021).

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18

De las tortugas marinas Caretta caretta, Chelonia mydas y Demochelys coriácea, las cuales también

son especies migratorias se encontraron con alguna amenaza. Caretta caretta es la especie de tortuga

marina más común en la costa de la isla de San Andrés y Providencia. Se considera una especie

vulnerable según la Unión internacional para la Conservación de la naturaleza (UICN), se encuentra en

el apéndice I del CITES. Actualmente, presenta múltiples amenazas causadas por el ser humano, la caza

excesiva para consumo y comercialización de los huevos impide la restauración de las comunidades

(Moncada & Gavilán,2001). Existen convenios internacionales como el protocolo de SPAW (Convenio

para la Protección y el Desarrollo del Medio Marino en la Región del Gran Caribe) y la Conversión

Interamericana para la Protección y Conservación de Tortugas marinas, entre otros, que establecen

planes de conservación para la restauración de las especies afectadas (Moncada, 2001). Las áreas de

distribución de Caretta caretta en Colombia y los registros de esta son muy pocos como se evidencia

en el mapa (Figura 6), esto puede deberse a que las poblaciones han reducido su tamaño debido a las

múltiples amenazas o a la falta de monitoreo de las entidades, las ONG y las instituciones académicas

y de investigación encargadas de proteger y velar por el bienestar de las especies. La Policía Nacional

en los años 2020- 2021 ha reportado 27 especímenes en los departamentos de Cundinamarca, Cauca,

Huila y Bolívar, en los cuales no hay distribución de esta especie por ser una especie marina, dentro de

las incautaciones no se menciona si es material de los caparazones, los cuales son comúnmente usados

para objetos artesanales (Moncada Gavilán, 2001).

Demochelys coriacea presentó cuatro incautaciones en cuatro departamentos de Colombia, de los cuales

La Guajira, Nariño y Chocó presentaron registros de distribución, siendo Chocó con el mayor número

de observaciones y por último Cundinamarca, en el cual no hay mar y se asume es desplazada para ser

comercializada en la ciudad de Bogotá (Ver Figura 6). Chelonia mydas es otra de las especies de

tortugas clasificadas como una especie en Peligro de Extinción, lo que significa que tiene un alto riesgo

de desaparecer en el futuro cercano. Una de las amenazas más significativas es la caza intencional de

los adultos y la recolección de sus huevos en las playas de anidación, cabe mencionar que esta especie

también hace parte de los convenios mencionados anteriormente para establecer planes de conservación

para esta especie (Marín et al., 2004; MAVDT-UNAL, 2009). En comparación con Caretta caretta,

esta especie presenta mayor número de incautaciones por parte de la Policía Nacional en los

departamentos de Cundinamarca, Antioquia, Boyacá, Cauca, Nariño, Putumayo, Arauca y La Guajira,

mientras que sus puntos de distribución se encuentran en departamentos como el Chocó, Bolívar,

Magdalena y Meta, pudiendo ocurrir exactamente lo mismo que con Caiman crocodilus en cuanto a el

desplazamiento de la especie debido al tráfico ilegal (Anexo 1).

Los resultados observados en la Figura 5 y en el Anexo 1 muestran que el tráfico ilegal de tortugas se

lleva acabó en gran parte del Territorio Nacional, enfocado principalmente en tres zonas de distribución,

la Costa caribe, la Orinoquia y la Amazonia Colombiana. Cabe resaltar que Hernández y Linares (2005)

señalan que la problemática tiene incidencia a nivel internacional ya que Colombia resulta ser

consumidor de productos derivados de fauna, y este también actúa como intermediario del mercado

internacional de testudíneos (Hernández y Linares, 2005). En los últimos años las poblaciones de tortugas

marinas declinaron dramáticamente como consecuencia de una explotación intensa y prolongada de huevos,

carne y derivados para consumo y comercio. Actualmente, una amenaza adicional a la sobrevivencia de estas

especies ha sido la captura incidental por artes de pesca no dirigidos a tortugas marinas como las redes de

arrastre, palangre y redes agalleras (Marín et al., 2004; MAVDT-UNAL, 2009). El transporte y la

comercialización ilegal está enfocado en abastecer los mercados del interior del país o localizados en la

región Andina, principalmente en Semana santa que es una de las épocas en las cuales se intensifica el

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tráfico ilegal de especies debido a las fechas y connotaciones culturales que representan las especies

como la hicotea (Trachemys callirrostris y Trachemys venusta), la charapa (Podocnemis expansa), la

taricaya (Podocnemis unifilis) y la tortuga de río (Podocnemis lewyana) debido a su alta demanda como

“carne blanca” para las celebraciones de esta época (Marín et al., 2004; MAVDT-UNAL, 2009).

Actualmente la mayoría de las especies de tortugas reportadas para Colombia se encuentran incluidas

en el I Apéndice de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna

y Flora Silvestre (CITES), donde el comercio entre los países está prohibido. Sin embargo, a nivel local

se reporta la venta ilegal y el saqueo de los nidos, el comercio de los productos y subproductos de las

tortugas marinas, lo que genera gran preocupación (Moncada & Gavilán, F, 2001) Pese a las

prohibiciones locales, la carne de tortuga todavía constituye un platillo muy apetecido. De los escudos

de la tortuga carey extraídos del caparazón, se fabrican numerosos artículos, incluyendo anteojos,

peines, anillos, pulseras entre otros (Iacseaturtle, 2021).

Page 20: DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS

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Figura 6. Registros de tortugas encontrados en GBIF y en incautaciones amenazadas por tráfico ilegal

aportados por la Policía Nacional de Colombia

La relación entre la distribución de las especies de reptiles en Colombia y el número de decomisos

reportados por la Policía Nacional entre los años 2020 y 2021 muestran (Anexo1) que los departamentos

del Putumayo, Guaviare y Nariño presentan pocos decomisos, mientras que en los departamentos

Antioquia, Bolívar, Meta, Casanare y La Guajira, fueron en los que se presentó mayor cantidad de

decomisos a raíz del Tráfico ilegal de especies silvestres. Dicha relación nos permite entender y

evidenciar si existe una relación directa o inversa entre los lugares de distribución de las especies con

las incautaciones de estos, cabe resaltar que La Guajira ha sido uno de los departamentos donde los

pueblos indígenas se enfrentan a mayores dificultades sociales a pesar de que constituyen la mayoría de

la población en el departamento con un 42,41% (Hernández y Linares, 2005). La corrupción política,

el desplazamiento forzoso, los grupos armados ilegales, la falta de oportunidades, el contrabando, la

falta de acceso a servicios básicos vitales, la crisis migratoria y el cambio climático son algunas de las

problemáticas sociales y políticas, que incrementan el tráfico ilegal de fauna silvestre en estas

poblaciones, la situación de los guajiros y de los Wayuu se complica aún más debido a la propagación

del COVID-19, convirtiendo esta actividad en una solución económica para el sustento de sus familias

(Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas, 2020).

Page 21: DISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO ILEGAL DE REPTILES EN ÁREAS

21

En este sentido, las motivaciones que pueden tener las personas que hacen parte de esta red ilegal son

diversas y están mediadas por sus realidades. Al igual que otros fenómenos asociados a la explotación

y el uso de los recursos naturales renovables, el TIES va más allá de los actores y de su posible

condicionalidad (Frank, 2011). La sobreexplotación o aprovechamiento no sostenible de especies

silvestres de fauna para el consumo doméstico o la comercialización, tiene graves efectos sobre la

biodiversidad, como la erosión genética, la reducción de los tamaños de poblaciones y la vulnerabilidad

frente a procesos de extinción (MMA et al. 1995). Sin embargo, Colombia posee un alto potencial para

el comercio de bienes y servicios provenientes de la vida silvestre a partir de estrategias de

aprovechamiento sostenible como proyectos de cría y cultivo en cautiverio (Amorcho y Barreto, 2004).

Con el objeto de conservar los reptiles en Colombia, la primera tarea es la de identificar las amenazas

existentes en su contra. Las amenazas son los factores que reducen la densidad y la diversidad de las

especies. Una de las acciones de gran relevancia es la reducción de la oferta y la demanda de bienes

derivados de la naturaleza, favorecerá las poblaciones de las especies y consecuentemente se convierte

en una estrategia de conservación ya que gran parte de los testudíneos traficados se encuentran en alguna

categoría de amenaza de los libros rojos (Castaño-Mora, 2002) o en los apéndices CITES (CITES,

2021), donde el tráfico ilegal es uno de los factores extrínsecos que promueven el grado de amenaza

(Rueda-Almonacid et al., 2007). Actualmente se evidencia que el género más traficado debido a las

altas incautaciones son las tortugas. El comercio ilegal de fauna silvestre de observa si la importación

de las especies viola la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna

y Flora silvestre (CITES) o si incumple las leyes nacionales e internacionales que regulan el comercio

de los animales. Los esfuerzos por controlar el TIES, están relacionados con una mejor aplicación de

las normas de CITES, lo cual se debe enfocar en fortalecer las capacidades de los fiscales para hacer

frente a los delitos ambientales

Conclusión

La desactualización del estado actual de las poblaciones de reptiles amenazados por el tráfico ilegal

impide establecer protocolos de conservación para las especies más afectadas, las tortugas son el grupo

que presenta mayor reducción de poblaciones, debido a las connotaciones culturales y comerciales que

presenta, por lo cual se debe hacer una actualización en la información que permita visualizar el estado

actual de las poblaciones, la relación con las comunidades en donde se encuentran las especies

amenazadas y así contribuir al conocimiento de aspectos biológicos que estarían asociados al entorno

en el que se encuentran.

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ANEXO

Anexo 1. Incautaciones de la Policía Nacional de Colombia de reptiles en Colombia por tráfico ilegal

(Enlace interactivo)